cuento un paseo con mangos

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Un Paseo con Mangos Rosa Gómez

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Cuento Un paseo con mangos de Rosa Gómez

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Page 1: Cuento Un paseo con Mangos

Un Paseo con Mangos   

Rosa Gómez

Page 2: Cuento Un paseo con Mangos

Un Paseo con Mangos

Cierta vez, Emilia y Roberto, dos niños de 8 y 9 años, deciden dar un paseo a un campo cercano a sus respectivas casas.

Caminan y caminan… Ya cansados, se sientan frente a un pequeño bosque

Rosa Gómez

Page 3: Cuento Un paseo con Mangos

-Mira- dice Emilia: -ahí hay una mata de mangos y está cargada.

-Si- contesta Roberto, vamos a alcanzar algunos. -Espera- responde Emilia: -Fíjate que varios pajaritos están comiendo los mangos. Dejemos que se alimenten un rato.

Un Paseo con Mangos

Page 4: Cuento Un paseo con Mangos

Las avecillas se dan un banquete y luego salen en bandada.

-Vamos Emilia- dice Roberto.

Y comienzan a recoger, especialmente los más maduros.

De pronto, escuchan pasos, observan que se acerca la señora Carmen que reside por ese lugar.

Un Paseo con Mangos

Page 5: Cuento Un paseo con Mangos

-Con que comiendo mangos, ¿no?

-Si- dice Roberto y están dulcitos.

¿Sabían de la importancia de este árbol?

Fíjense que además de sus sabrosos frutos, nos ofrece sombra

y hasta sus hojas se usan para remedio.

Un Paseo con Mangos

Page 6: Cuento Un paseo con Mangos

Emilia y Roberto comen y escuchan a la señora Carmen, mientras ella continúa diciendo:

-¡Ah! Y con las semillas de estos frutos se pueden elaborar interesantes juguetes.

¿De verdad? Acota Emilia.

Explíquenos eso.

Un Paseo con Mangos

Page 7: Cuento Un paseo con Mangos

¡Pongan atención!

Después que comemos los mangos, lavamos bien la semilla y las colocamos al sol, para que sequen.

Tomamos una de ellas y la perforamos por un extremo. Le sacamos lo de adentro: el cotiledón, Luego se pega la abertura.

Un Paseo con Mangos

Page 8: Cuento Un paseo con Mangos

A la otra semilla también le abrimos un huequito en una de las caras, pero sin sacarle nada.

Allí le pegamos un palito ligeramente más largo que el tamaño de la semilla.

Un Paseo con Mangos

Page 9: Cuento Un paseo con Mangos

A la otra semilla le abrimos dos agujeros: uno en la la parte central y otro en uno de los extremos.

Luego se introduce un pabilo por el centro de la semilla y se saca por la parte superior con ayuda de un alambrito.

Un Paseo con Mangos

Page 10: Cuento Un paseo con Mangos

El pabilo que salió por la parte superior se amarra al palito largo que pegamos en la primera semilla.

Y se amarra un pedazo de palito al otro extremo del pabilo.

Un Paseo con Mangos

Page 11: Cuento Un paseo con Mangos

Finalmente damos vuelta a la semilla con el palito, para enrollar el pabilo y halamos el pabilo hacia fuera para hacer girar la semilla.

Con el mismo movimiento el pabilo se enrollará y desenrollará.

Un Paseo con Mangos

Page 12: Cuento Un paseo con Mangos

Un Paseo con Mangos

Ese juguete es lo que se conoce con el nombre de “Gurrumango” y con él jugaron nuestros antepasados aquí en Venezuela, después del año 1900

-Me gustaría tener uno-

dice Roberto. -Y a mí también-, dice Emilia.

Page 13: Cuento Un paseo con Mangos

-Bueno, el domingo pueden venir a mi casa, que es aquella y se ve allá, donde hay muchas gallinas.

-Traigan las semillas ya secas, un palito y el pabilo- dice la señora Carmen.

-Allá los espero niños, ¡Ya verán que divertido va a resultar!

Un Paseo con Mangos

Page 14: Cuento Un paseo con Mangos

Fin