comienzo de la filosofia

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Investigación sobre la cotidianidad como comienzo de la filosofía JORGE UscÁrrseu BARRÓN (C.S.I.C.) Desde sus albores, la filosofía no sólo tiene que plantearse la cuestión por el ser, su tema por excelencia, sino que ha de justificarse ante misma y ante las ciencias o saberes particulares, en la medida en que se deslinda, en primer lugar, del discurso mítico (vt6o;) postulando el discurso del xóyo~; en segundo lugar, de las ciencias positivas propugnando un saber radical y total, y, por último, de lo que ha dado en llamarse sucesivamente óó~a, sentido común, concepto natural de mundo, actitud natural, mundo de la vida o cotidianidad. En este estudio pretendo mostrar que el suelo de la filosofía, donde ésta plantea su cuestión fundamental, lo constituye pre- cisamente aquello que se opone radicalmente a ella misma: la cotidianidad. Si la filosotia es un saber radical, tendrá que obtener lo primariamente pro- puesto, previo a toda teoría o forma específica de saber, y ahí estará su co- mienzo. Pero la filosofía, al plantear explícitamente su problema, habrá de preparar este suelo o fundamento que se encuentra sepultado bajo los es- combros acumulados a lo largo de la historia de la filosofía. En resumen, la tilosofía tiene como tarea previa cuestionar la cotidianidad en cuanto aquello que se opone a ella misma, con el fin de perfilarse más nítidamente y de obtener así el fundamento originario para plantear la cuestión del sen Una vez desarrollado el planteamiento de esta cuestión será posible volver de nuevo sobre ese suelo previamente propuesto. Por consiguiente, la filo- sofía debe buscar el concepto natural primero de mundo en que los entes se nos dan primordialmente. ¿Se ha reconocido esa tarea como tal en la fi- losofía o se trata de un nuevo tema? Revista dc hi/nsolki, 3. época. ~«i. viii (1995). núm. i 3. págs. 25-47, Servicio dc Poblicaciones. Unívcrs<dad Compiotense. Madrid. i 995

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ESPERO LES AYUDE .....

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  • Investigacin sobre la cotidianidadcomo comienzo de la filosofa

    JORGE Uscrrseu BARRN(C.S.I.C.)

    Desde sus albores, la filosofa no slo tiene que plantearse la cuestinpor el ser, su tema por excelencia, sino que ha de justificarse ante s mismay ante las ciencias o saberes particulares, en la medida en que se deslinda,en primer lugar, del discurso mtico (vt6o;) postulando el discurso delxyo~; en segundo lugar, de las ciencias positivas propugnando un saberradical y total, y, por ltimo, de lo que ha dado en llamarse sucesivamente~a, sentido comn, concepto natural de mundo, actitud natural, mundode la vida o cotidianidad. En este estudio pretendo mostrar que el suelo dela filosofa, donde sta plantea su cuestin fundamental, lo constituye pre-cisamente aquello que se opone radicalmente a ella misma: la cotidianidad.Si la filosotia es un saber radical, tendr que obtener lo primariamente pro-puesto, previo a toda teora o forma especfica de saber, y ah estar su co-mienzo. Pero la filosofa, al plantear explcitamente su problema, habr depreparar este suelo o fundamento que se encuentra sepultado bajo los es-combros acumulados a lo largo de la historia de la filosofa. En resumen, latilosofa tiene como tarea previa cuestionar la cotidianidad en cuantoaquello que se opone a ella misma, con el fin de perfilarse ms ntidamentey de obtener as el fundamento originario para plantear la cuestin del senUna vez desarrollado el planteamiento de esta cuestin ser posible volverde nuevo sobre ese suelo previamente propuesto. Por consiguiente, la filo-sofa debe buscar el concepto natural primero de mundo en que los entesse nos dan primordialmente. Se ha reconocido esa tarea como tal en la fi-losofa o se trata de un nuevo tema?

    Revista dc hi/nsolki, 3. poca. ~i. viii (1995). nm. i 3. pgs. 25-47, Servicio dc Poblicaciones.Unvcrs

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    Sin entrar en una historia del concepto de cotidianidad desde los griegoshasta ahora, s conviene ver, al menos someramente, cundo y por qu surgeesa problemtica. Martin Heidegger advierte que el problema aqu por eluci-dar no es muy nuevo: In ihrer Aufgabe liegt ein Desiderat beschlossen, dasseit langem die Philosophie beunruhigt, bei dessen Erfllung, sic immer ver-sagt, die Ausarbeitung der Idee emes natrlichen Weltbegriffes (Sein undZeit (SuZ) 52). Desde Kant a la actualidad puede seguirse la pista de esta ta-rea filosfica, pero es slo en este siglo donde obtiene autntica carta de na-turaleza i~ A mi juicio son dos los motivos histrico-filosficos que ha encen-dido el creciente inters de los filsofos por elaborar el concepto natural demundo. A finales del xviii, con el surgimiento de una impetuosa aproxima-cin a la realidad se va elaborando, por un lado, un concepto de naturalezasustrado a las teoras fsicas que conceban la naturaleza como un todo me-cnic() y objetivo (Schelling), y, por otro, un concepto de visin del mundo, apartir del estudio de la lengua como un organismo vivo de la expresin de unpueblo (Herder, Humboldt). Adems, la paulatina elaboracin de la distin-cin entre ciencias del espritu y ciencias de la naturaleza contribuye decisi-vamente al estudio a fondo de las concepciones del mundo y a la bsquedade una aproximacin preterica o precientfica, en el sentido de las cienciasnaturales, a la propia realidad (Dilthey, Avenarius 2).

    Qu es eso a lo que llamamos cotidianidad? Al preguntar buscamos lo

    En general, vase R. Welter, Ver hegrifflcr I.ehenswel4 Fink 1986. Se trata de un esiudiode a historia de esta idea desde Kant hasta los ltimos tratamientos dei asunto, con ci acentoespeciaimente ptesto en Husserl, mientras que a cotidianidad en Heidegger o el concepto denatn/che Wehanschauuog de Scheier no son abordados,. Sin embargo, en conjunto, es una obraque recoge un abundante material y que con justicia pone (le relieve que dic Subjektivierungdes Wcitbegriffes y>< die.. damit... verbundene Entgengesetzung von vorw,ssenchatllicherWelt(erfahrung) und der Objektivitit wissenschaftlicher Weitertahrung son und zunehmendgewichtige Denkmuster neuer Philosophie (p. 18). Consltese asimismo como compiementoel libro de E Feilmann Erie/nc Phulosoph/e jo Deulsdaud Alber. Miinchen/Freiburg. 983. querastrea ia conceptoalizacin del mundo de ia vida en attores como Simmcl, Eocken. Prever yHabermas.

    Cfr. Wiiheim Diithey, Wehanschauungsle/zre, en Gesammelte Sebrirten Viii. Vandenhoekund Ruprecht. Gttingcn 1962. Para l)iithev la rail de toda concepcin es ia vida (o;. tt. p.78). La concepcin dei mundo es un nexo de experiencias naturaics comunes que traa de re-solver ei enigma de ia vida, que se resume en ci sentido de nacer y morir. Sin embargo, esta no-cin de Weltanschauung, aunque sea lebensoahe no se ia debe equiparar a la de cotidianidadtal y como nosotros vamos a sostener aqu. porque las concepciones dei mundo son productosde ms objetivaciones de todo lo que dei mundo percibe, representa, siente o quiere el hombre(p. 235). No hace falta demoramos en el llamado historicismo o en ios romnticos aicmanes oen los epigonos filosficos del romanticismo filosfico para encontrar a un pensador que pien-se de modo parecido. As en Avenarius, un conspicuo representante fiiosfico del positivismo.bailarnos a alguien que sostiene que a la filosofa le cabe la marca de explicitar el contenido ge-neral de o previamente haltado (des Vorgefundenen, Ir. Ver n,ensd,1/che WeIthegni/f 2. cd.,Leipzig t905. p. 3). es decir, elaborar el concepto natural dc mundo previo a toda te>ra cient-lico, pero que se presupone en todas ellas (p. liS).

  • Jnvestigcu./n sobre la cotidianidad como comienzo de la fllo.soffi 27preguntado, en este caso la cotidianidad. Con ello no ceja la bsqueda inquisi-tiva, puesto que se pone en cuestin tambin aquello que constituye lo que lacotidianidad es. su estructura ontolgica, la cual no debe confundirse con elsentido de la pregunta o aquello que posibilita la inteleccin del ser de la coti-dianidad. elemento fundamental de todo preguntar. Finalmente la preguntainterpela algo, los entes que se dan en la cotidianidad, cuyo anlisis es el pun-to de partida para elucidar lo realmente cuestionado. Sin embargo, a fin depoder fijar qu es un ente dado cotidianamente y de delimitar asimismo elmbito o dominio de lo cotidiano, se precisa poseer una nocin previa de co-tidianidad. Cmo puedo interpelar a un ente cotidianamente dado s no sede alguna manera qu es aquello que constituye tal ente? Sin esta nocin pre-va ni tan siquiera podra encontrarse un ente en su presentarse cotidiano y re-conocerlo en cuanto tal, lo cual es el punto departida de la cuestin.

    Cul es esa nocin previa? Cotidiano es lo que pasa todos los das o ca-da uno de los das. Tan cotidiano es el pavimento que piso como el caminar.cuyo fin es llegar a la casa de un amigo o al lugar cte trabajo. lo cual es tam-bin algo cotidianamente dado. Al dirigir mis pasos a la casa del amigo estoytambin con alguien, la mcta de un esfuerzo, semejante a mi, que me abrir lapuerta y me invitar a pasar; con los otros tambin me encuentro cotidiana-mente en distintas esferas o secciones de la vida cotidiana: en mi trabajo. enmm ocio, entendido como el tiempo que me queda libre despus del trabajo,en mi vida familiar. Cotidiano es eso que hago o percibo o pienso todos losdas desde mi nacimiento hasta mi muerte, incluidos ambos extremos, puestoque. en definitiva, son tambin posibilidades dadas en el mbito de lo cotdiano. Ahora bien, la cotidianidad no es ni algo cotidiano, como el caminar,ni el conjunto de todos los entes que ocurren todos los das, ni tampoco elconjunto de [odas las posibilidades de la existencia ejercidas cotidianamente.sino justamente el ocurrir todos y cada tino de los das, la ndole de lo queacontece todos los das desde el nacimiento a la muerte y del comportarsecon eso que ocurre todos los das. Con esta amplsima definicin previa decotidianidad se abarca a la totalidad de los entes, nada parece escapar al ocu-rrir todos los das, hasta incluso el mismo filosofar parece algo cotidiano,como una posibilidad ms de la vida cotidiana incorporada al mundo del tra-bajo profesional. Que el filosofar sea una posibilidad de la existencia que seejerce de modo cotidiano y que aparece en el modo cotidiano de estar en elmundo no significa que la filosofa slo pueda ejercerse o darse cotidiana-mente, porque la filosofa es tambin un enfrentarse a lo cotidiano comoenigma. como problema, es el hacerse cuestin radical de lo cotidiano, y esoes lo menos cotidiano posible. Lo mismo ocurre con el escribir, que puedeejercerse cotidianamente por ejemplo en el mundo comercial o de las rela-ciones economicas, o bien en la creacin potica, con lo cual el escribir ejer-cido poticamente ya no es algo cotidiano.

    Pero antes de elucidar la cuestin principal de este estudio conviene la-

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    mar la atencin sobre el hecho de que el planteamiento de la pregunta noslo tiene un lado objetivo, sino tambin una dimensin subjetiva, que en-cauza la pregunta de tal modo que algunos aspectos del fenmeno se vernpostergados. La motivacin de esta pregunta no es ni lanzar un alegato en fa-vor de la vida cotidiana, coherente y en la que se est a gusto, frente a la cre-ciente teenificacin de la vida moderna, con claro sesgo romntico, que pasa-ra por alto, entre otras cosas, el hecho de que la cotidianidad como modohabitual de existir no deja de incorporar elementos de la tcnica, aunque sedan en la cotidianidad de un modo diverso a como se dan en el mundo do-minado por la tcnica. Tampoco se trata de cimentar sobre la slida base dela cotidianidad la ciencia positiva, que entra en crisis por alejarse precisa-mente de la vida cotidiana ~, como si la crisis de fundamentos de las cienciasprocediese de la falta de perceptualidado o palpabilidad con respecto a lavida cotidiana de los sentidos, o de la lejana de los problemas cotidianos,cuando la ciencia en general es un modo excelente de estar en el mundo, pordefinicin, radicalmente distinto al estar-ah cotidianamente. En Husserl laprimera motivacin de la pregunta por la Lebenswelt trmino que como ve-remos no equivale a cotidianidad exactamente es la crisis de las cienciasconsistente en no haber dado respuesta a los interrogantes fundamentales delser humano, por haberse ocupado exclusivamente de los hechos. De este mo-do, esta primera motivacin convertira a la cotidianidad en un tema de lafundamentacin de las ciencias: So ist das Problem der Lebenswelt bzw. dieArt, wie sie ftir Wissenschaftler fungiert und fungieren muB, nur ein partiellesThema innerhalb des beziechneten Ganzen der objektiven Wissenschaft(Nmlich im Dienst ihrer vollen Begrndung) o Pero sta sigue siendo lamotivacin fundamental y primera, por ms que eleve a la categora de pro-blema universal la cotidianidad, porque la motivacin misma no es prescin-dible, sino que troquela de modo caracterstico la marcha de la investigacin.

    Tampoco se trata de una pregunta motivada por la elaboracin de una fi-losofa o teora sobre las imgenes o concepciones del mundo (Weltbi/der), taly como pretende Erich Rotliacker en el marco de una antropologa de la cul-tura, si bien es cierto que sera la tarea de una investigacin positivo-cientfi-ca de la cotidianidad ver sus distintas modulaciones histricas ~. La motiva-cin hay que buscarla, antes bien, en pre-parar la donacin o pro-posicinprimordial, esto es, la ms indiferenciada frente a la ciencia o la religin o elarte en general con el fin de elucidar el ser del ente. Por esta razn el anlisisde la cotidianidad no se pone al servicio de las ciencias positivas, guiadas

    Husserl, D/e Kris/s der europ/sclwn FV/ssenschafien md

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    stas por un inters terico, sino que se inscribe en la cuestin acerca de la fi-losofa y se subordina a la cuestin acerca del ser en general.

    Esta elevacin de la cotidianidad al tema previo de la filosofa no impideni ha impedido que las ciencias positivas como la psicologa, la sociologa yla historia se hayan ocupado de ella. As la psicologa tendr como objeto ladisposicin o estado animico del sujeto humano y su conducta en la vida co-tidiana, mientras que a la sociologa le estar encomendada la tarea de estu-diar la vida cotidiana como previamente dada. aceptando los fenmenos queen su seno se originen, sin investigar sus fundamentos . La vida cotidianaesta determinada socialmente, con carcter intersubjetivo, y se desenvuelveen el marco de las instituciones sociales que encauzan el habrselas cotidianocon los entes. En la filosofa no se trata la dimension socal de la vida cotidia-na ni el entramado de instituciones sociales dadas. Adems, la cotidianidadno es el mundo intersubjetivo. lo meramente social, sino que tambin inclu-ye. entre otras cosas, el mundo propio de cada uno en su vida diaria. Por lti-mo. la historia se ocupar de la vida cotidiana de los hombres en su disten-sion en el tiempo. es decir, de aquel conjunto de realidades que engloba lasviviendas, la actividad productiva, las costumbres sociales y las creenciasgenerales. Sin embargo, la cotidianidad ni es el mundo psicolgico de cadauno, ni el inundo intcrsubjetivo en el entramado de instituciones sociales niel mundo de la cultura ni el llamado entorno cultural en su ms amplio senti-do. Las ciencias particulares slo tratan aspectos de la cotidianidad extrapo-lndolos dc modo que el fenmeno queda limitado a un solo aspecto. siendosu conjunto distorsionado. Por eso le incumbe a la filosofa, por ser un sabertotal, dilucidar el todo del fenmeno liberndose de los sesgos caractersticosdc los estudios propios de las ciencias particulares.

    Pero para mostrar lo que en realidad es la cotidianidad no basta con se-alar cules sean las cosas cotidianas ni con referir algunas de las teoras filo-sficas acerca del pensamiento vulgar o del hombre dc la calle, sino que esnecesario desvelar el fenmeno previo a toda teora filosfica, a todo trata-miento de las ciencias positivas y de toda forma de existencia diferenciada.Hasta ahora este fenmeno no haba sido adecuadamente descrito porque selo haba substruido con otros fenmenos como conocimientos procedentes

    Cfr. P. Beige r y 1. 1 .t,ckmann, La ron,strocc/n sor/al de la real/dad, cd. espaola. Amo-rrortu. Buenos Aires. l979, p. 36; Schirz, A. /T. Luckmann, Strukuren lcr Lebensweit, Suhr-kamp. Frankfurt. 1979. Aunque la teora del conocimiento social parta de la fenomenologa, elconcepto de cotidianidad resulta ser equivalente al de sentido comn, que, por otro lado y enun alarde de falta de rigor filosfico, no se define (P. Berger 1. Luckmann. ~. ci,., p.37): elmundo insersubietivo del sentido comn y Unter aIItghehen Leberisweil soil jener Wirk-lichkeitsbereich verstanden werden, den der wache und normale Erwachsene in der Einstellungdes gesunden Menschenverstandes als schiicht gegeben vorfindet (Schtz/Luckmann, op. e/ti25). Es importante sealar que el mundo cotidiano se define como un mundo intersubjetivo, locual agota a rotidianidad. y como un sector de la realidad. Peri, la cotidianidad no es una sec-cin ma.s de la realidad, sino el mundo primordial del hombre en que se vive cada da.

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    de las ciencias positivas o de la religin, dc modo que se ha caracterizado a lacotidianidad como una actitud pseudocientifica, un saber vulgar no funda-mentado, sin haber reparado en dos hechos decisivos: que la cotidianidad nies un saber ni lo pretende ser, al menos aproximativamente como la 6~ay que en ella se intercalan otros saberes fundamentados que, al fundirse y di-solverse en la cotidianidad, pierden su vigor y consistencia propios, fuera yade la cadena de fundamentaciones propia del saber, dando lugar a un sabervulgar u opinin pblica, que por conjugar dos elementos tan dispares comola cotidianidad y el saber cientfico hade distinguirse ntidamente de nuestrofenmeno.

    De ah se sigue que a la filosofa le incumbe la tarea de obtener la cotidia-nidad en su originariedad, por un lado, desplazando a las ciencias positivas,que slo aportan un enfoque parcial o sectorial de la cotidianidad porqueson ciencias que slo tratan de los entes; y, por otro, mostrando cada una delas principales formas de la existencia diferenciadas, que carecen del gradode inmediatez y de indiferenciacin de la cotidianidad. Pues bien, en este re-paso sumario de las principales formas de estar en el mundo han de ir perfi-lndose concomitantemente los contornos del concepto dc cotidianidad paraabrir la va que conduzca a la determinacin positiva no ya del perfil del con-cepto, sino de su torso. En la forma de existencia mtica el hombre vive en lainmediatez de las cosas y de tal forma vertido a ellas que se le presentanque se enajena a si mismo dejndose sobrecoger por la totalidad de los entesen su poderosidad y sintiendo, por consiguiente, la inermidad de su ser. Lascosas en su conjunto se imponen al estar en el mundo deforma sobrecogedo-ra por la sobrepoderosidad en relacin al hombre primitivo que las defi-ne ~ Es tambin decisivo indicar que el mito como historia o narracin, y nocomo forma de estar en el mundo es una historia acerca del surgimiento dealgo o creacin del universo como obra de fuerzas poderosas de carcter so-brenatural o divino 9, que estn todas ellas dotadas de la ndole de sobrepo-derosidad. Aunque al estar-ah se las haya con los entes que en su sobrepode-rosidad le sobrecojan, por ejemplo, cuando en una operacin ritual seofrezca al dios un sacrificio expiatorio para aplacarle o sencillamente paracongraciarse con l, ese estar-ah mitico tendr que habrselas primero con

    Clix Cassirer, Ph/losoph/e da symhol/srhen Formen (1928). Wissenchaftliche Buchgese-llschaft, Darmstadt, 1988; II, 47 ss. Esta inmediatez se caracteriza porque falta el lmite objeti-vante entre lo soado lo percibido en la vigilia, lo imaginado y lo realmente percibido. el signoy lo sealado, la palabra y la cosa...

    Sobre la sobrepoderosodad o mana cfr. Cassirer, op. oit., 74-76 y 96 Ss., as como la re-censin de Heidegger a esta obra GA 3,255-270. No hay que olvidar, si bien en otro contexlo.los anlisis de Zubiri en El honbreyD/os(Alianza, Madrid, 1981). Sobre la imagen del mundomtico comprese Karl Jaspers Psyrhologie der Weilanschauungen (1919). Piper. Miinchen.1985, pp. 160-162, y 190-198: sobre lo demnico).

    (Sfr, Mircea Eliade de Mito y realidad, cd. espaola. Labor, Barcelona, 1991, pp. t 2-13 y25 en especial sobre el mito como narracin cosmognica.

  • Invasugacion sobre la cotidianidad como comienzo de la filosofa 3 1

    un animal cogindolo en las manos y buscando a tientas el lugar ms propi-cio o sealado para proceder a su sacrificio ritual, pero adems tiene que ma-nejar un arma cortante y otros utensilios. Este primer relacionarse con lascosas sufre en la forma mtica una modificacin o modulacin en la que losentes con que se las ha ni son ya meros utensilios ni las fuerzas de la naturale-za se muestran slo en su ser impedimento y ser expedito, sino que la reali-dad total est transfigurada por la sobrepoderosidad. As el brahmn, que vaa ejecutar el ritual del sacrificio del caballo (asvamedha) se las ha con unavctima y no con un animal o ser viviente al introducirle en el bao ritualpara que ste se purifique. El caballo ritual no es un caballo que sirva ya paramontar en l ni un ser viviente, tampoco el agua es aquello de lo que nos ser-vimos para saciar nuestra sed o algo con que nos lavamos. Ni tampoco losmuchachos que se encargan despus de atender y vigilar al caballo duranteun ao se ocupan del equino, sino de una vctima en honor de Indra, en loorde su majestad y potencia (Rigveda-Samhita 1 162-163). Todo lo que inter-viene en el sacrificio ritual aparece en el transfondo de la sobrepoderosidaddc lo divino.

    La forma mtica de estar en el mundo es mucho ms diferenciada que lacotidianidad. Por otro lado, el hombre mtico posee una peculiar forma decotidianidad distinta de la nuestra en cuanto a sus contenidos, no en cuantoa su estructura y que resulta de especial inters para estudiar la cotidianidady el pensar natural, si bien en este respecto ha de guardarse uno de deslizaren el pensar natural elementos propios de un modo mtico de estar en elmundo: oAlltdglicbkeit deJa sich nicht mit Primitivitdt. Alltglichkeit ist vid-mehr cm Seinsmodus des Dascins auch dann und gerade dann, wenn sichDasein in ciner hochentwickelten und differenzierten Kultur bewegt. Ande-rerseits hat auch das primitive l)asein seine Mglichkeiten des unaltglichenSeins, es hat seine spezifische Alltglich-keit>< (SuZ 50-51). En el estar-ahmtico-religioso no se nos aparece un sector de la realidad, distinto (le lo pro-fano, sino el mundo en cuanto horizonte en que se da la totalidad dc losentes: hombres, animales, entes sobrenaturales. En esta totalidad est insertoel hombre en la medida en que tiene un destino que l no ha elegido. Elestar-ah religioso no es un mero contemplar lo divino desentendindose delos dems modos o formas de afanarse con los entes; antes al contrario, nosuspende su trfago con los entes en general, sino lo modula conforme a lavinculacin inmediata con lo sobrepoderoso.

    Menos an caben identificarse con la cotidianidad las ciencias positivasporque en cuanto saberes fundamentados y sistemticos de diversos sectoresde la totalidad de los entes consideran a los entes como objetos meramentefactuales y cuantificables, que, adems, son susceptibles dc insertarse en ca-denas causales y de someterse a leyes. Mientras que en 1a fsica los objetosson electrones, protones o quanta, en nuestra cotidian.dad no se da nadade esto, ya que excede los lmites de la percepcin natural, que slo alcanza a

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    ver minerales, sillas, mesas, pero jams su estructura atmica, a la que se llegaslo a travs de un instrumentario que reemplaza la percepcin natural. Ascomo en el caso del mito el estar-ah mtico poda, en una reflexin subsi-guiente, explicar una accin como una accion sagrada, aunque sta no lo fue-ra dentro de las coordenadas de esa existencia, as tambin el hombre de lacalle de nuestra civilizacin, sin formacin cientfica,

  • Investigacin sobre la cotidianidad como comienzo de la filosofa 33de toda finalidad pragmtica o de ser para algo y todo inters terico-cientfi-co centrado en averiguar si existe el ente en cuestin y cules son sus propie-dades. Lo decisivo del estar-ah esttico no es slo la falta de inters en laexistencia o en el lado pragmtico del objeto, sino la gratuidad con que nosdirigimos al objeto, inmerecedor de nuestra inclinacin hacia l. La merced ogracia es un temple en que nos complacemos libremente en algo sin estarligados a inters alguno. Y es as como no nos comportamos con los entes enla cotidianidad. En resumen, se ha visto lo que no es la cotidianidad o el mo-do primero e indiferenciado en que se ejercen las posibilidades de la existen-cia humana.

    Aunque en el presente estudio siga muy de cerca la investigacin que lle-va a cabo Martin Heidegger en su ontologa fundamental acerca de la cotidia-nidad O. no me limitar a una reproduccin de su pensamiento, porque, porun lado, un anlisis de los textos, por muy somero que sea, deja entrever queen el estudio de la cotidianidad se han deslizado elementos propios de lainautenticidad, hasta tal punto que en muchos pasajes sc tiene la impresinde que la cotidianidad no es otra cosa que inautenticidad; y, por otro. se ha-ce necesaria una serie de puntualizaciones y de roturaciones dc nuevos cam-pos que impiden una ajustada interpretacin textual, que adems no es com-patible ni con la perspectiva e este trabajo ni con la exigencia de nivelfilosfico. Por qu introduce Heidegger el tema de la cotidianidad en laontologa? Si bien este asunto sc acomete porque hay que analizar la estruc-tura del estar-ah (Dasein) basndose en una idea de la existencia que sea n-(liferenciada y habitual, no hay que olvidar que el anlisis del estaren-el-mundo kt,,.a/vui* des Daseins,i no tiene otra finalidad que la de preparar elsuelo o el acceso primero y ms originario a los entes que van a ser interroga-dos para mostrar su ser: la motivacin es de orden ontolgico. No es menoscierto que en este anlisis no se agota el fenmeno de la cotidianidad, por-que slo se destaca lo preciso para plantear la cuestin del ser. Con todo,aqu se va a elaborar, partiendo de Heidegger, un concepto de la cotidiani-dad, por una parte. distinto del de inautenticidad. por otra, ms global, yaque el anlisis de Sein und Zeit parece restringir la cotidianidad al habrselascon los enseres o con los semejantes, cuando en realidad la cotidianidad es laforma de existir, el modo primordial con que el estar ah se enfrenta a losentes en general y en su totalidad. Aqu convertimos la cotidianidad en temaexclusivo de nuestra investigacin.

    En la estructura de la cotidianidad tenemos el comportamiento o habr-noslas con los entes en general, que se compone de una percepcin y de unacomprensin del ser del ente, sin olvidar el elemento afectivo o temple. Es unrasgo decisivo de este fenmeno en el primer ente que se nos da en la coti-

    SuZ 9 y II 71-72; CA 21, 229-30; CiA 20, 18 h; as como las lecciones primeras deFriburgo GA 61,79-155, y (jA 63. 85-105.

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    dianeidad es el enser (Zuhandenesj El habrnoslas con el enser contiene,pues, dos momentos esenciales: la visin o percepcin pragmtica del enser(Umsicht o circunspeccin) y la comprensin del ser del enser en su articula-cin fundamental: enseridad (Zuhandenheit) y conformidad (Bewandtnis). As,cuando recorro con la mirada circunspectiva la habitacin donde estoy y diri-jo mi atencin a la pluma que est sobre mi escritorio, no me las he con unacosa material, que ocupa un lugar en el espacio y que puede ser hecho aicos,ni con un compuesto de molculas con su estructura atmica. Tampoco el en-ser se me propone cirdunspectivamente mostrndome cada uno de sus ladosen escorzos a medida que lo voy rodeando, de tal modo que todos los escor-zos coincidan y lo sean una y la misma cosa preanuncindose los unos a losotros, como Husserl sostiene que ocurre en la percepcin cotidiana . Conce-bir el ente ms prximo, el enser como un ente extendido en el espacio conuna figura geomtrica imperfecta supone distorsionar el fenmeno introdu-ciendo la idea de geometra eucldea. No resulta adecuado ni justo concebir lacosa inmediata o cotidiana tal y como se da en la percepcin natural o pri-mera como un mero cuerpo extendido en el espacio y que dura en el tiempo,por ms que se quiera sealar la diferencia gradual entre el cuerpo emprico yel cuerpo geomtrico, porque de lo que se trata es de hacer ver que el enseroente inmediatamente dado no es ni un cuerpo geomtrico ni un cuerpo geo-mtrico inexacto, o modificacin imperfecta de una figura ideal geomtrica,su lmite, porque de esta forma se estn, en primer lugar, aplicando al ente pri-mero o cosa cotidiana los criterios o medidas de otras regiones ontolgicas y,en segundo lugar, no se descubre la cosa primera sino un mixto entre cosa enel sentido de la geometra y enser. Por otro lado, esta nocin dc cosa cotidianaes un producto de la consideracin fsica, tal y como, por ejemplo, la conce-ban Galileo y Newton, pero tambin otros filsofos: Descartes, Espinosa... 2Igualmente errado es concebir el enser o la percepcin cotidiana como unente o una percepcin de dos pisos: por un lado, el piso material y csico (lacosa natural) y, por otro, el piso con valores que se superponen a la base ma-terial, de modo que as se constituyen los utensilios ji En este caso se trata deuna substruccin de carcter filosfico, porque se concibe el enser como por-tador de valores, aunque stos no sean de orden espiritual.

    (Sfr, especialmente la quinta de las Logsehe LJoersurhungen y Hua VI, p. 16

  • Investigacin sobre la coidianidad como comienzo de la filoso/Ya 35Aun cuando la circunspeccin sea la visin natural o cotidiana, sera

    un modo inadecuado de descubrir la percepcin cotidiana, porque, sobretodo, no slo hay enseres. As como veo enseres me veo ami mismo y a losotros, pero, en vez de ser la circunspeccin la que me proponga a mi mis-mo, y a los otros, es respectivamente la introspeccin ~Durchsicht~ y laconspeccion o mirada hacia el otro. Sin embargo, tanto la visin introspec-tiva como la conspectiva en cuanto que se realizan en el mareo dc la coti-dianidad no presentan sus respectivos entes adecuadamente, sino que seven penetrados por la circunspeccin, de modo que al habrmelas con lapluma como utensilio me veo a m como quien escribe una carta para co-municar algo a otro, pudiendo muy bien ser otro el que hiciera eso, y alotro o bien como aquel al que pertenece la pluma (poseedor de un utensi-lio) o bien como aquel a quien se dirige la carta, como mero receptor (SuZ,

    i 9). Incluso en la percepcin circunspectiva los entes naturales no seoltecen con su propio carctet, sino mediados por la idea de ensetidad, detal modo que. por ejemplo, el ro se me presenta, en primer lugar, comouna corriente que sirve para mover un molino o como lugar donde poderpescar. Lo natural se me propone primariamente como lo que sirve paraalgo. Otro tanto ocurre con los entes ideales como los nmeros y las rea-ciones geomtricas. En la cotidianidad o forma primera de estar en el mun-do la nocin de ser que precede y dirige toda la llamada percepcin natu-ral es la de enseridad o ser-para-qu, que no slo se limita al dominioespecfico y propio de los enseres o instrumentos, sino que se irradia a latotalidad de los entes obscureciendo la diversidad de los modos de ser porconfusin a travs de la difusin circunspectiva de la enseridad a los densmodos de ser. As pues, la percepcin colidiana como subsidiaria y dirigi-da por la nocin de ser cotidiano impregna de su modo particular de pre-sentar el ente a todas las miradas propias de proponer sus respectivosentes.

    En resumen. se debe distinguir la nocin de enseridad o ser-para-qu y lapercepcin o circunspeccin del enser de la nocin cotidiana de ser en gene-ral y de la percepcin cotidiana del ente en general, cuyo origen es, como yase ha indicado, la nocin de enseridad. Conviene, no obstante, hacer unaprecisin capital. Pudiera muy bien extraerse de lo dicho que la nocin deenseridad es la primera nocin de ser que se difunde de tal forma que prima-ramente todos los entes aparecen en su dimensin dc ser para algo, y que nocabra hablar de diversos modos dc ser. Sin embargo, en la propia cotidian-dad la confusin de diversos modos de ser en uno solo oculta y distorsiona eldarse de esos modos de ser, pero no los elimina, por lo que a la filosofa leincumbe la tarea, a partir de un estudio de la estructura de la existencia coti-diana, de ir distinguiendo y elaborando los diversos conceptos de modos deser hasta llegar al concepto de ser en general, contrapuesto al concepto coti-diano de ser por confusin, que slo podr ser objeto de estudio una vez

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    mostrado el concepto de ser en toda su riqueza i4 Aunque la filosofa partade esa forma primera de existir y de lo que en ella se ofrezca, no puede con-sistir en la mera dilucidacin de aqulla. Que la cotidianidad y la nocin deser cotidiano sean primeras, no quiere decir que sean originarias.

    Asimismo se apunta como tarea inscrita en el estudio de la cotidianidadinvestigar cmo y qu es el llamado pensar natural o modo de pensar pre-cientfico con sus juicios pragmticos, las comparaciones, sus inferencias yrazonamientos, as como la imagen del mundo cotidiano ~. Con la nocin deser se descubre un ente cualesquiera, pero los entes o enseres forman grupos,se renen segn aquello que tienen en comun: hay mesas, sillas, abogados...Gracias a las nociones generales vemos varias mesas como enseres que tie-nen algo en comn pese a las diferencias. En la cotidianidad no estamoscircunscritos a la mera percepcin sensible, que slo nos presenta cosas ennuestra individualidad. En nuestra cotidianidad no slo miramos los en-seres y los entes en general ni slo comprendemos su ser, sino que, sobretodo, vemos para obrar, y en ese obrar surgen reflexiones sobre cmo sonesos entes con los que nos las hemos, qu proyectos podemos trazar parael futuro. Asimismo nos comprendemos a nosotros mismos al travs de losutensilios, y de ah se nutre la idea del horno faber, que se inscribe en el

    -

  • investigacin sobre la cotidianidad como comienzo de la filosofa 37

    concepto cotidiano del mundo, que se compone de teoras, de convtcco-nes generales en que se apoya el trfago cotidiano con los entes o creenciasprevias a toda idealizacin procedente de la religin, del arte, en definitiva atoda idea o teora cientfica, en la cual estamos ya siempre, sin que las ponga-mos en duda ni les prestemos nuestro asenso, no son evidenciaso en el senti-do estricto, sino obviedades cotidianas que no emanan genticamente de unaduda ni ponemos como tesis. Se trata de las nociones generales acerca decomo est constituida la realidad primariamente dada, vista por el prismaprimario de la cotidianidad. Pero es tarea de la filosofa rescatar esas nocio-nes primarias acerca de la totalidad de los entes sin mezcla de ideas cientfi-cas o religiosas que distorsionen el torso de esa realidad. En estas nocionesse apoya el trfago integro con cada uno de los entes cotidianamente dados,sin ellas no seria posible, como tampoco sin las nociones de ser o de mundo,afrontar las realidades pragmticas, ocuparse de los asuntos (acontecimien-tos...) o desentenderse de ellos. El pensamiento natural ejecuta juicios prag-mticos e inferencias merced al acervo de nociones generales previas que re-gulan el habrnoslas con los entes y de los que no nos hacemos cuestin. Hayque distinguir la llamada concepcin cotidiana del mundo de la cultura, y noporque el mundo de la cultura sea el mundo de lo en s, objetivado e inde-pendiente de nuestro existir, sino porque el mundo de la cultura rene en slos logros de todas las ciencias positivas tanto de la ciencia de la naturalezacuanto de las ciencias del espritu, e incluso de la filosofa, y, adems, de latcnica y la religin. Por otro lado, el mundo de la cultura vara de un entor-no cultural a otro en lo que al contenido respecta. Pero la cotidianidad esmas elemental, bsica e indiferenciada. que nada sabe de contenidos de cul-tura ni de valores, ya sean ticos, religiosos o estticos.

    Al rasgo de la primordialidad le sigue el de la frecuencia (zumeisO, porqueel estar en el mundo no est siempre ocupado ni en la ciencia ni en la religin,pero incluso el estar ah religioso o cientfico se mueve las ms de las veces,mas no siempre. en la cotidianidad. El cientfico que ejerce la praxis cientfica,por ejemplo, la qumica, cuando est preparando las reacciones no dejar dehabrselas con la probeta en cuanto utensilio ni con la luz solar en cuantofuente iluminadora que sirve para observar mejor el objeto de la qumica nicon el lpiz o instrumento para escribir, al anotar los resultados que arroja laexperimentacin. En estos dos sentidos es la cotidianidad la ms frecuente.

    La cotidianidad se define por la familiaridad con que el estar-ah se mue-ve primariamente en un mundo en que se encuentra con entes conocidoscon los que est principalmente familiarizado de alguna manera. Esa natura-lidad de los entes y de nuestro trfago con ellos no deja de verse interrumpi-do de vez en cuando por distorsiones inherentes al habrnoslas cotidianocon las cosas, las roturas o averas en los enseres, que los hacen inservibles, oincluso la muerte de los semejantes que se aprehende cotidianamente comouna falta o un hueco en el trfago cotidiano con los dems. Tampoco la fami-

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    liaridad se quiebra cuando surge de forma repentina lo extraordinario, loasombroso, con lo que no se contaba en absoluto, o lo simplemente extrao,porque la cotidianidad integra lo absolutamente nuevo igualndolo a lo de-ms conocido 16, de tal modo que nada destaque tanto en el sentido ticocomo esttico. Esta obviedad con que el estar-ah se afana con los enseres olos entes en general y con la que se nos presentan tambin stos no obviatodas las dificultades, sino constituye el ser impediente o ser expedito de losentes en general. Tan sumamente inmerso est el estar-ah en la obviedad ofamiliaridad de las cosas, que apenas repara en este rasgo esencial de su estarcotidiano del mundo y fenomnico de las cosas. Lejos est la realidad prima-ria de presentrsenos en su enigmaticidad; slo el filsofo, que salta por enci-ma de s mismo, puede percatarse y asombrarse de la obviedad, porque elnico enigma y aliento de todo asombro radical es el que haya el ser. Justa-mente en esta naturalidad con que nos afanamos con las cosas, sea ocupn-donos de ellas, sea desocupndonos, descansa la seguridad con que afronta-mos nuestro trato con las cosas mundanas, como si supisemosapodcticamente que todo se desarrollar conforme a unas reglas. As cuan-do el transente, en su paseo diario que le lleva de su casa a la oficina, pisa elsuelo firme de la calle, se sostiene en la creencia cotidiana o seguridad de queno se caer, y aun cuando tropiece y se caiga por un socavon o una irregulari-dad en la accra, esa seguridad en cuanto tal no sc conmover, porque el soca-vn es slo una avera, un defecto, que no desdice, sino confirma la firmezadel suelo que se holla. Con lo que jams contar es con atravesar el suelo fir-me, lo cual es absolutamente concebible en una interpretacin cuntica de larealidad.

    Por esta razn, la cotidianidad se caracteriza por la mediocridad en elsentido genuino de la palabra de poco sobresaliente, adocenado y que no sesale de la media, y no en el sentido de nulidad, que no llega a la media, queno es sino el promedio, lo normal 17, donde hay una indiferencia tanto a las

    1 indiferen-cia a la autenticidad o inautenticidad del existir (Das Dasein sol im Ausgang der Analy.se geradenich in der Differenz emes bestimmtes Existierens interprericrt, sondeen in seinem indilferen-ten Zt,nchst und Zumeis aufgedeckt werdcn. Diese lndifferenz der Altgiichkeii des Daseinsst nicht nkhts, sondern cm psitivcr phinomenaler Chqraktcr dicscs Selenden. Aus dieser

  • Investigacin sobre la cotidianidad como com/enzo de la filoso/la 39

    anteriormente sealadas formas excelentes del existir, cuanto a la autenticidade inautenticidad, que son los modos en que se puede ejercer la existencia coti-diana y los modos excelentes de existir. Pero esta mediocridad tiene tambinuna forma de excelencia o de sobresalir, como muy bien se puede notar en Losllamados hroes de todos los das: el ms rico, el ms fuerte, el atleta conmarcas mundiales. Incluso la obra de arte se valora segn los precios que al-canza en las subastas, sea cual sea la motivacin que subyace a las elevadas pu-jas que por ellas se hacen. Como ya se advirti, la cotidianidad es indiferente atodos los modos determinados de existir que modulan las posibilidades de laexistencia humana ejercindolas de modo diverso y diferenciado, segn el sec-tor de la realidad que abarquen, guiados por la respectiva nocin de ser. As,por ejemplo, el observar cl sol es uno y el mismo tanto en la forma de existir oexistencia cotidiana cuanto en el modo cientfico de estar en el mundo, porejemplo, de la ciencia fsica, pero mientras el sol se da para el hombre que pa-sea por la calle o para el campesino que cultiva la tierra como una fuente deluz que hace posible el caminar o marca el comienzo y el trmino del trabajoagrcola, el trato del que ejerce la ciencia fsica con el sol presenta al sol comouna masa gnea con un volumen mensurable que obedece a determinadas levesastrolisicas. Un asunto que merece ser abordado es la cuestin de hasta qupunto los modos excelentes de estar en el mundo se alejan del modo cotidianode ejercer las posibilidades de la existencia porque la percepcin natural no vela estructura atmica ce la realidad ni los genes de una forma inmediata, sinoslo a travs de instrumentos sumamente complejos. Por consiguiente. ha denotarse que no hay psibilidad de que no se d cotidianamente, aunqtie elnodo de ejercerse no sea siempre el que indque la cotidianidad. Esto quieredecir que en los modos peculiares de extstr no se abandona el niodo de la co-tidianidad. no se realizan posibilidades extraas a la cotid anidad. Con ello nose quiere decir que las posibilidades de la cotidianidad estn en su nmero de-terminadas de una vez para siempre, porque este modo primordial de estar enel mundo vara, en cuanto a sus contenidos, de un momento hislrico a otro,de una cultura a otra, de una de una sociedad a otra.

    La coherencia del mundo cotidiano, su naturalidad hace que en l nosencontremos a gusto, cmodos, porque sabemos a qu atenernos: todo se de-sarrolla regularmente, y cuando algo inslito aparece, la propia tendencia a lanivelacin lo equipara a lo conocido y manejable. Pero adems, el estar ahvive, existe, con la conviccin de la igualdad de lo pasado y lo venidero,puesto que de no ser as, el estar cotidiano se vera sumido en la zozobra porno saber a qu atenerse iS Todo ello hace que la cotidianidad se caracterice

    Seinsart hemos und in sic zurick st ales Existieren. Me es ist. Wir nennen diese altgliche In-dittercnz deo Daseins Durchschnilttlichkelt (SuZ ~ en segundo lugar, como rasgo dcl Manque aplasta y nivela todas las diferencias.

    > SuZ, 370-37i.

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    por la ingenuidad del estar-ah que vive en ella sin darse cuenta de que viveella i9~ Ese estar absolutamente vertido a las cosas (extraversin) permite queel estar-ah se desenvuelva en ella con toda naturalidad, puesto que todo esconsabido, obvio. Esta obviedad de las cosas as como la certeza y certidumbreque aploma todo nuestro trfago con los entes en general en este modo pri-mordial de la cotidianidad no tiene nada que ver con la evidencia apodcticani con un conocimiento terico ni de la existencia de las cosas ni de su esencia.

    Para aquilatar mejor esta naturalidad o ingenuidad es perentorio sometera un anlisis crtico la nocin de natrliche Iz5instellung, que presenta Hus-serl como fenmeno semejante a la cotidianidad y que en el ejercicio de lareduccin ha de ser superado. En la vida natural, en la actitud natural que de-termina nuestro modo primero de enfrentarnos con las cosas previo a todateora estamos vertidos a las cosas, ya sea en la representacin, en el juicio,en el sentimiento o en el querer. Yo me encuentro a m mismo extendido enel espacio y durando en el tiempo como un animal, como un ser psicofsicodotado de cuerpo y alma 2Q Pero adems percibo vindolas. palpndolas,oyndolas en cuanto meramente factuales

  • Investigacin sobre la cotidianidad como comienzo de la filosofa 41

    mientos tericos elaborados en la zoologa, otra ciencia natural. Cmopuede hacerse pasar esta actitud por natural, previa a toda teora, cuando laactitud cientfica late an en su seno? 23

    Pero no slo hay una insercon nadvertida de conocimientos tericos, si-no que incluso las cosas se nos ofrecen en esta actitud en una determinadaambigedad que conjuga dos modos de ser diversos: la factualidad y el valor.Si bien Husserl dice que este mundo natural no es una Sachenwe/4 sino unaWertewelt, en que las cosas valen, sino feas o hermosas, agradables o desagra-dables, la cosa natural es factual, como algo vorhanden, y esto no es compati-ble con la dimensin apuntada. No slo esta inexactitud en la descripcinpresenta dificultades, es, sobre todo, la introduccin de algo como los valoreslo que hace que esta actitud nada tenga de natural: las cosas aparecen dota-das de cualidades estimativas, en cuanto bienes u objetos estticos; por otrolado, se concibe el valor como algo que se superpone a la base factual de lacosa. Estas afirmaciones no son, como mostramos, el modo primero de pre-sentrsenos las cosas.

    En tercer lugar, no parece adecuado hablar de actitud (Einstellung> por-que da pbulo a entenderla como algo que se toma o se puede rechazar,cuando, en realidad, es el suelo cimentador de la filosofa, que siempre estah modulado en las diversas formas de habrnoslas con el mundo. Un puntoesencial es la crtica a la adscripcin de la tesis de la experiencia del mundo ala propia actitud natural. En la actitud natural pongo habitualmente la tesisde que el mundo existe factualmente con independencia de m. Todos loscomportamientos con las cosas llevan impresa esta tesis 24 Ahora bien, decirque el mundo existe, asumir la tesis caracteriza una posicin filosfica deno-minada realismo, y esto no es ya una actitud natural, sino una posicin biendelimitada de la filosofa. Adems, no se puede intercalar una tesis en el pen-samiento natural tal y como lo describe Husserl, porque la actitud naturalse mueve en el mbito antepredicativo y preterico, por tanto ajeno a juicioso valoraciones hay, sin embargo, apreciaciones pragmticas, informes..., quetienen aparentemente la estructura del juicio terico que implica posicin ya doctrinas filosficas 25 Es ms, la tesis realista supone un complejo de tesis

    GA2tl, l55-156.24 Jd.I31.25 Con razn afirma Milln Puelles: Al proceder de este modo interpolando una tesis en

    una mera actitud lleva Husserl a cabo una ~rrj3oot; rl; XXo yvo~ por trasladar al plano de losolo vivido o ejercido lo que es propio del plano de los significado o enunciado. Lo que sucedees que, al vivir en la actitud natural, nuestro mundo lo asumimos de un modo tan espontneo ydirecto, que no llegamos en verdad a hacerlo objeto de ningn tipo de tesis (Teora del objetopuro, Riaip. Madrit, 990). Nicolai Hartmann incurre tambin en un error semejante al deset-brir la visin natural del mundo (natn/che Weltans/ch) ms ac de toda teora, inmersa en la vidaprctica, puesto que le asigna la tesis natural de la existencia del mundo, a la que acompaan

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    suplementarias entrelazadas que no se compagina con la espontaneidad y na-turalidad caractersticas de la cotidianidad, que nada sabe de teoras filos-ficas. Toda esta confusin en la descripcin husserliana de la actitud naturalcon las cientficas es, adems, explcita porque el pensamiento natural abrazatanto a la conciencia espontnea cuanto a las ciencias positivas, que compar-ten la tesis mencionada. Sin entrar en este punto, es menester, sin embargo,destacar que no puede haber una continuidad entre la actitud natural y lasciencias positivas 26, sino un cambio radical.

    El estar-ah cotidiano no elige estar en el mundo, cuenta con los entes engeneral, que son los que se encuentra en su mundo, se hace cargo de ellos ensu trfago. El estar-ah cotidiano vive extravertidamente hacia los entes, ni seplantea la cuestin acerca de la factcidad tanto de los entes en cuanto faetua-les lo cual slo se da en la ciencia fsica ni en cuanto enseres, tampococree en ella a sabiendas de que no puede alcanzar un saber cierto y apodcti-co. La cotidianidad est ms ac de estas cuestiones. Simplemente se cuentacon que los entes estn a la mano incuestionablemente independientes denuestro obrar sobre ellos. Desde luego el estar-ah puede preguntarse cotidia-namente si hay un determinado enser que buscar para hacer algo, puede in-cluso reflexionar sobre un enser que an no ha sido construido o puede tam-bin tener ilusiones que le presenten enseres que en realidad no estn deninguna manera efectivamente a la mano. Pero no se afirma ni se niega el he-cho de que haya entes en general con el primado del enser sencillamente secomprende el ser de los entes articulado en modo de ser (que abarca al he-cho de que es) y ser-qu y se perciban los entes en cuanto que se cuenta conellos. Se trata, sin duda, de un realismo natural irreflexivo, ms ac de ladisputa entre realismo e idealismo, y no asimilable a una creencia como con-traposicin a una certeza apodctica, porque esa certidumbre o creencia noes naturalo.

    Y, sin embargo, hay un elemento o rasgo esencial del estar-ah que se daen la cotidianidad y que resulta ser decisivo para poder acendrar an msese contar con las cosas y su realidad ms ac de toda duda o de toda tesis o

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  • Investigacin sobre la cotidianidad como comienzo de la /dosofu 43

    creencia: la facticidad del estar ah, el hecho de que existe en un mundo en elcual se encuentran los entes. El estar-ah est ya desde siempre existiendo co-tidianamente, no decide primero habrselas o no con los entes, comprendersu ser o no; tampoco decide si ha de darse un mundo a s mismo, antes alcontrario, al estar-ah est ya en el mundo, est ah ya tratando con los entesen general. Ni se ha puesto a s mismo, ni a los entes en general con ello nose niega que no pueda fabricar entes, pero al fabricarlos debe contar concosas que estaban ya a la mano y que no ha fabricado ni al mundo, en quese encuentra primordialmente con los entes. Pues bien, esa facticidad de suexistir muestra como esos entes con los que cuenta son ah y sern, sc las ha-ya o no con ellos. Pero esta tesis no pertenece a la cotidianidad, sino que esde la ontologa.

    En la pregunta por la cotidianidad no slo hay un qu o lo preguntado:la cotidiandad misma, su constitucin ontolgica (modo de ser y su ser-qu), y lo interpelado: los entes primariamente dados, sino lo inquirido,aquello que hace posible que entendamos qu es y cmo es la cotidianidad,su sentido. Ya en el mismo termino cotidianidad se halla una indicacin deltiempo: el todos los das como adverbio de tiempo. Conviene aqu aunqueslo sea a modo de apunte, delmtar el carcter temporal dc la condianidad.No dchc pas irse por alto que este fenmeno mostro ya su carcter temporalen la carachA istica de las ms de las veces y primariamente, puesto quesin ello sc ilude a la frecuencia, que es un modo cuantitativo de darse en eltiempo y a li primarieclad o anterioridad cronolgica. Este ltimo punto esde suma importancia tambin para la delimitacin ce la filosofa, que apare-ce as con toda justicia, como algo no primero en sentido cronolgico, sinoontologco 1 coticliandad es el modo primario de estar en el mundo todoslos cl ias, desde el nacimiento a la muerte; ambas posibilidades cte la existen-ca marcan respectivamente lo pasado y lo porvenir, que encierran al cadacha presente ce nuestro estar cotidiano en el mundo; es. por tanto, la distension del estar ah desde el nacimiento a la muerte. Ademas, en su marcotemporal total izante cue encierra al estarah, se distiende tambin ste entreel da cje ayer y el de maana, que aprehende el propio estar ah como unacontinua regularidad sin saltos. Asimismo ese estarah se distiende entre elpasado inmediato y el futuro tambin inmediato. En la cotidianidad, que semueve, sobre todo, en el hoy, en cl momento actual, los extremos que cienel todo del estar ah: la muerte y el nacimiento, aparecen borrosos, diluidosen os acontecimientos diarios donde la muerte pierde sus perfiles amenaza-dores, pero IiO por ello el primer ayer y el ltimo maana dejan de ser losextremos temporales en que transcurren todos los das normalmente. Detodo lo dicho resulta difano que la cotidianidad es un fenmeno formal yfundarnentalmente temporal

    Su/Vi.

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    En esta temporalidad se funda la historicidd de la cotidianidad misma.Aunque la estructura de la cotidianidad sea tal como se ha descrito aqu, enmodo alguno se transpone a una eternidad atemporal sustrada al cambio his-trico. Se ha advertido que la cotidianidad de un momento histrico se dis-tingue de la del otro, no de tal modo que surjan diferencias ontolgicas nue-vas, sino porque las posibilidades nticas varan de un momento a otro:fabricacin de nuevos enseres, nuevas posibilidades antes desconocidas...Esto slo es concebible si hay una estructura cotidiana que posibilite suacontecer histrico. El hoy cotidiano remite a un ayer cotidiano con unas de-terminadas posibilidades, que sern o no apropiadas, sea de un modo mera-mente reproductivo o de modo creador y configurador de nuevos horizontesdentro de esas posibilidades, pero, a la vez, se proyecta en un futuro, cuyasposibilidades delinea l mismo. De igual modo que la cotidianidad es unadistensin entre el nacimiento y la muerte, es, precisamente, por esta razn,una distensin entre el ayer como herencia y el porvenir histrico. En estemareo se apuntan las configuraciones histricas: generaciones, pueblos,estados, naciones... A cada estar-ah le ha tocado vivir en una determinadamodulacin histrica, con una serie dada de posibilidades, de las que no hadecidido disponer. Se est en una determinada cotidianidad histricamentedestinada.

    Por ltimo, es preciso hacer algunas precisiones sobre la cotidianidad yel concepto de mundo privado y pblico. En ningn caso, la cotidianidadpuede circunseribirse al mundo pblico, a la publicidad, en contraposicin almundo privado de cada cual, cuando, en realidad, lo pblico y lo privado sonespecificaciones del mundo cotidiano, posteriores a este ser ontolgicamen-te. Tampoco debe entenderse que el mundo privado se disuelve en el pbli-co, en lo social. El mundo cotidiano abarca tanto lo privado como lo pblicoo lo social, y no es suficiente caracterizarlo como el mundo intersubjetivo.Menos an cabe decir que es el mundo dc la vigilia en contraposicin almundo de los sueos, porque el sueo ocurre cotidianamente, es una modu-lacin de la cotidianidad en vigilia. Ese mundo de la cotidianidad est pri-mordialmente definido por el mundo circundante (el Umwelt) que se irradiaa las dems modificacionmes del mundo confundindolas en uno solo, y es,por tanto, mas no slo, un mundo compartido con los otros (Mit- Wc/ti Porestas dos razones: la intersubjctividad y la vigilia, el mundo de la vida nopuede ser el equivalente al mundo cotidiano y a la cotidianidad. A modo deconclusin en la comparacin entre mundo de la vida y cotidianidad mencio-nemos otra razn: el mundo de la vida es un mundo de vigencias y de valoresculturales, lo cual es una modificacin de la cotidianidad, como ya vimos. Encuarto lugar, si la actitud natural es la actitud del mundo de la vida, y sta nosc corresponde al modo indiferenciado de estar en el mundo tal como lo des-cribimos con Heidegger, la Lebenswell no puede ser sinnimo de la cotidia-nidad.

  • Intestigw-ion sobre la cotidianidad como comienzo de la filosofa 45

    Retomando el hilo de la indiferencia de la cotidianidad conviene repararen que al estar-ah le incumbe su propio ser, en la medida en que se com-prende a s mismo, ya sea para comprenderse a s mismo en su propia pecu-liaridad y en las posibilidades de su ser ejecutadas autnticamente, mirando asu propio ser, ya sea para comprenderse a s mismo a partir de las cosas conque se las ha cotidianamente. As pues, el ser cada uno mismo (Iemeinigkeit)se da respectivamente en la autenticidad o inautenticidad. La cotidianidadestriba en un modo indiferente a ambas (SuZ 43), porque tanto la autentici-dad como la inautenticidad son modificaciones de ese suelo primordial coti-diano. Sin embargo. pese a esa indiferencia la cotidianidad, en cuanto modoprimero de estar en el mundo con los enseres, dirigido por la nocin dc sercotidiana que se irradia a todos los entes con-fundiendo todos los modos deser, incluido el del propio estar-ah, en uno solo dominado por la enseridad,hace, por un lado, que en la versin total hacia los entes se olvide el ser facili-tando esta di-versin de la vista una dis-persin en los entes, y, llor otro lado,que al verse guiado por esa nocin de ser cotidiana se comprende a si mismoen su ser a partir de los enseres con que ha realizando inautnticamente susposibilidades. Por esta razn, la cotidianidad posee ese relapso en los entesdel mundo 28 La tendencia a ocuparse exclusivamente de los enseres y a eje-cutar las posibilidades en que stos se nos proponen no como exige nuestromodo de estar en el mundo ajustado al nuestro, sino como dietan los propiosenseres es el llamado relapso (Verja/len). En la cotidianidad esa tendenciaesta latente, en la inautenticiclad llega a su completo desarrollo.

    La ontologa entendida como el planteamiento de la cuestin del ser nodebe distraerse de su cuestin central. Por qu tiene como tarea ocuparse dela cotidianidad? Comoquiera que, en primer lugar, haya que proponerse elente en el mundo primordial en que se da ms all de teoras para poder elu-cidar su ser. se hace preciso estudiar justamente ese modo primordial de dar-se el ente en general y en el que el estar-ah existe primariamente. Es una mo-tivacin ontolgica la que piovoca la cuestin de la cotidianidad. Peroadems se busca en la cotidianidad aquella tendencia que hace que la cues-tin sobre el ser tenga que piantearse de nuevo: el olvido del ser. Este relapsoen los entes cotidianamente ofrecidos en el horizonte de las posibilidadespor ellos determinadas no predomina, propiamente, en la cotidianidad. sino.antes bien, en la forma inautntica de ejercerla.

    Esta tarea de la ontologa, la labor primera, la obtencin de la eotidiani-dad, consiste en salvar el fenmeno en un doble sentido: recuperarlo dc laconfusin para presentarlo en su originariedad como suelo de la existencia ydel planteamiento de la cuestin ontolgica, y en segundo lugar, rebasarlopara poder construir precisamente el ser de los entes en general en su estruc-tura, ya que la comprensin cotidiana de ser obscurece la pluralidad de mo-

    Sol. 38~ CiA 20, l9, CiA

  • 46 Jorge Uscatescu Barrn

    dos de ser y las notas del ser en general. Si se partiese de un modo concretode existir y de darse los entes, se estara dando una visin sesgada del ser engeneral basada en un solo sector de la totalidad de los entes. Puesto que laontologa es una ciencia crtica, que distingue y discierne, ha de investigar elser en general en su pluralidad de modos de ser y de ser-qu al travs de laindiferencia primordial de la comprensin cotidiana de ser que confunde enuno los diversos modos de ser. De ah que la filosofa no sea un mero discur-so sobre la cotidianidad, ni una alabanza de la mediocridad, frente a las for-mas excelentes de existir. Obtener, reducir la cotidianidad consiste, pues, enapartar de ella todas las interpretaciones que la distorsionan, y los elementosque en ella se hayan ido depositando de las ciencias positivas y de la filosofamisma, de la cultura en general. Nada ms lejos de una suspensin de la coti-dianidad. El estudio adecuado de este fenmeno slo puede incumbir a la fi-losofa, porque es la ciencia del ser en general de cada uno de los entes en sutotalidad, y es precisamente en la cotidianidad donde se propone el ente engeneral en su ser. Aunque en los dems modos de existir concretos sc d elente en general, cada modo se destaca un sector de la totalidad de los entesmediante una nocin previa de ser, mientras que el resto de los entes se danen funcin de la nocin de ser directriz bien diferenciada.

    La filosofa, al acometer el estudio de la cotidianidad, no la desconecta,sino que la ejerce de modo distinto. La filosofa tampoco se pone en actitudnatural para analizar la cotidianidad. En modo alguno puede tematizarse lacotidianidad en el existir cotidiano, cine es pura versin a las cosas, y las re-flexiones cotidianamente realizadas se refieren siempre a los entes cotidiana-mente dados, no en su estructura ontolgica. Estudiar la cotidianidad delmodo que se acaba de esbozar es el comienzo en la filosofa, su suelo de par-tida La filosofa como saber radical y total no slo debe ver qu es el ser,sino tambin investigar su donacin primaria en la cotidianidad. cumpliendoas la exigencia propia de ser una ciencia acerca de los principios. Sin embar-go, la primariedad de la cotidianidad, su ser principio en tanto que suelo departida para la explicacin filosfica, no agota la primordialidad de la filoso-fa. En toda la investigacin precedente se ha delineado con cierta amplitudlo que es la cotidianidad, y se ha ido destacando, de forma implcita al me-nos, que la cotidianidad en modo alguno puede limitarse a la mera experien-cia sensible, a la mera experiencia a travs de los sentidos, sino que constitu-ye un modo global e integral de una gran complejidad en que se vertebranmuchos elementos que van desde el temple afectivo, pasando por la visin oexperiencia sensible, hasta la comprensin de ser y dems nociones com-plejas dcl pensamiento natural: la riqueza de este modo primario de estar-ahes inmensa. Tanto ms ineludible ser desentraar este fenmeno en toda sucomplejidad Pero la filosofa no es slo un saber principial en cuanto quetiene la tarea de partir de lo inmediatamente dado, sino tambin, y, sobretodo, en cuanto investigacin acerca del origen de las cosas, de sus princi-

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    pios, que aun siendo primordiales, no son los inmediatamente dados. La rea-lidad tal y como se propone inmediatamente en la cotidianidad no es la reali-dad originariamente dada en general, sino una realidad producto de la irra-diacin de la nocin de enseridad y de faeualidad a todas las dems regionesdel ser. Es un fenmeno principial en s, originario en la medida en que re-presenta un fenmeno fundamental del estar-ah, difcil de ser elucidado,como se ha visto aqu; pero tal realidad y la cotidianidad misma no son el te-ma de la lilosofia. no es lo autnticamente originario. Por esta razn hay queseparar primariedad de originariedad. El principio se toma aqu; no es unsentido