capítulo iii: relato histórico · 2010. 12. 23. · de acuerdo a lo que es la historiografía...

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63 Introducción En este capitulo se abordara principalmente lo relacionado, por un lado con la corriente historiográfica, y por otro con el contenido histórico que abarca la unidad trabajada. Con respecto a la corriente historiográfica se podrá evidenciar como esta fue abordada para la construcción del relato histórico, es decir, cuales fueron los autores y sus respectivas tendencias a la hora de investigar. Es así que quedara de manifiesto que dentro de las principales corrientes utilizadas y analizadas van de acuerdo a lo que es la historiografía marxista, por un lado, y a la historiografía urbana, por otro. Con esto se trabajaran los contenidos correspondientes a lo que son los movimientos sociales, principalmente el movimiento obrero, y la llamada “cuestión social” con sus consecuencias, como lo son la crisis de hacinamiento de la población obrera, destacado en el estudio de los conventillos. Así también con los principales autores contemporáneos a la época abordada, que si bien es cierto no estarían ligados a una determinada corriente, su respectivo análisis nos puede llevar a esa interpretación. “La época del salitre y los grandes cambios de fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX” Capítulo III: Relato Histórico.

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Page 1: Capítulo III: Relato Histórico · 2010. 12. 23. · de acuerdo a lo que es la historiografía marxista, por un lado, y a la historiografía urbana, por otro. Con esto se trabajaran

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Introducción

En este capitulo se abordara principalmente lo relacionado, por un lado con

la corriente historiográfica, y por otro con el contenido histórico que abarca la

unidad trabajada.

Con respecto a la corriente historiográfica se podrá evidenciar como esta

fue abordada para la construcción del relato histórico, es decir, cuales fueron los

autores y sus respectivas tendencias a la hora de investigar. Es así que quedara

de manifiesto que dentro de las principales corrientes utilizadas y analizadas van

de acuerdo a lo que es la historiografía marxista, por un lado, y a la historiografía

urbana, por otro. Con esto se trabajaran los contenidos correspondientes a lo que

son los movimientos sociales, principalmente el movimiento obrero, y la llamada

“cuestión social” con sus consecuencias, como lo son la crisis de hacinamiento de

la población obrera, destacado en el estudio de los conventillos. Así también con

los principales autores contemporáneos a la época abordada, que si bien es cierto

no estarían ligados a una determinada corriente, su respectivo análisis nos puede

llevar a esa interpretación.

“La época del salitre y los grandes cambios de fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX”

Capítulo III: Relato Histórico .

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Avanzando en el capítulo se podrá encontrar con el relato histórico

correspondiente a los contenidos de la unidad trabajada, en este caso, la que

corresponde al “balance del Chile decimonónico”, como es trabajado en los textos

escolares licitados por el Ministerio de Educación.

Acá se podrá ir evidenciando como esta unidad comienza, o tiene como

antecedente la Guerra Civil de 1891, donde se acaba con el régimen

presidencialista que predomina en los años anteriores, pasando a un régimen

“parlamentario”, donde el poder predominante era el legislativo.

Por otro lado se vera como durante el transcurso de esta época se van

sucediendo notorios cambios sociales, relacionados en si con la llamada “cuestión

social”, que afecto a las clases más pobres dentro de la sociedad. Así también

como el grupo obrero fue alcanzando mayor notoriedad y alcanzando mayor

concientización. Además se ven los cambios culturales evidenciados en el cambio

de siglo, y como se pasó de un siglo a otro con problemas dentro de la clase

política y la clase obrera.

Para finalizar con los contenidos referidos a la celebración del centenario de

la República de Chile, con sus preparativos, y todo el proceso que se llevo a cabo,

considerando a quienes criticaban el énfasis que se le dio a dicha conmemoración.

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Podemos decir que, entre otras cosas, la historiografía marxista fue la

primera escuela en romper con los criterios de producción netamente académica,

planteando la necesidad de la ligazón entre la generación de conocimiento

historiográfico y la lucha por el cambio social, este ultimo punto fue uno de sus

preocupaciones a la hora de desarrollar la historia, por parte de los historiadores

marxista.

“Entre las décadas 50 y 70, la escuela historiográfica marxista desarrolló una serie

de características que la identificaron como corriente y que le dieron su fortaleza.

Esta corriente, que tomó cuerpo al calor de los importantes procesos de ascenso

de la lucha obrera y popular del periodo, y que se gestó junto a una cada vez

mayor influencia de los partidos y organizaciones marxistas en la realidad

nacional, significó para la historiografía tradicional una serie de importantes

rupturas”.1

La historiografía marxista sin lugar a duda ha hecho importantes

contribuciones a la historia, desde sus inicios en el siglo XIX y en su desarrollo a lo

largo del siglo XX. Pero principalmente la historiografía marxista ha realizado

aportes históricos a la clase obrera, las naciones oprimidas y a la metodología que

esta utiliza en los estudios de los acontecimientos es una mirada desde abajo. El

principal aspecto característico de esta corriente se ha basado en la tesis del

carácter determinado de la historia, bajo el prisma de la lucha de clases, resumida

en el choque de una clase dominante y una clase oprimida, la cual según Marx es

una historia que se repetirá a lo largo de los tiempos, y su fin llegara solo cuando

el pueblo sea uno solo y no exista la elite opresiva.

1 Fuentes, Miguel. “Gabriel Salazar y la nueva historia, elementos para una polémica desde el marxismo clásico (exposición y debate). Universidad de Chile, Facultada de Filosofía y Humanidades Departamento de Ciencias Históricas. Año 2007.

1. CORRIENTE HISTORIOGRAFICA

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Esta renovación teórica generó un valioso aporte al conocimiento histórico,

proponiendo otros enfoques como por ejemplo, la historia “desde abajo”

convirtiéndose, junto a la Escuela de los Annales , en una de las corrientes más

significativas de la historiografía del siglo XX.

La escuela marxista alentó un interés creciente por el estudio de la historia

del artesanado y del movimiento obrero, fundando en los hechos el primer

desarrollo sistemático de la historia social en el mundo y particular en nuestro

país.

Dentro de la investigación realizada podemos encontrar dos tendencias

historiográficas principalmente marcadas, a continuación encontraremos los

principales textos los cuales han dado el respaldo necesario a la investigación

realizado a lo largo del semestre e identificaremos sus corrientes historiográficas,

para luego analizar las principales y de mayor influencia.

Sin lugar a duda que el texto a nivel mundial que vino a despertar a la clase

trabajadora, no tan solo a nivel nacional, sino que a nivel mundial es el libro de

Marx, Karl & Engels. Conocido como el “Manifiesto Comunista”. Claramente este

libro se identifica con la historiografía marxista, además este libro es escrito por el

inspirador de esta historiografía el filósofo alemán Karl Marx.

En el libro de Garcés, Mario & Milos Pedro, “las centrales unitarias en la

historia del socialismo chileno” Ed. Eco, educación y comunicación. Santiago de

Chile, agosto de 1988. En este libro podemos encontrar de igual manera la línea

historiográfica marxista, a la hora de revisar su análisis, en este libro podemos

identificar, los orígenes de las centrales unitarias, y como el socialismo y su

política, se hicieron participe del origen y fortalecimiento de los movimientos

sociales, pero principalmente del movimiento obrero.

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El libro de Mandel, Ernest, “Introducción al Marxismo”, Ed. Revolta global,

año edición 1977. Este es un autor mencionado por ejemplo por Gabriel Salazar

como un gran influyente de la corriente marxista, principalmente en contexto de la

economía. Este libro corresponde a la historiografía marxista, en donde podemos

encontrar por ejemplo el origen del marxismo y sus ideales, además de mencionar

en que consiste el materialismo histórico y la dialéctica histórica conceptos

tratados por Marx. Para poder comprender de mejor manera el materialismo y la

lucha de las clases sociales.

El libro del historiador chileno Sergio Grez. “La cuestión social en Chile

ideas y debates precursores (1804-1902). Ed. Dirección de bibliotecas, archivos y

museos, Santiago de Chile 1995. Es un verdadero aporte para la historia chilena y

principalmente para contextualizar un concepto tan importante como lo fue la

cuestión social en nuestro país. Este autor verdaderamente no tiene un enfoque

marxista, más bien tiene una tendencia historiográfica de la nueva historia social,

donde podemos destacar en este libro el análisis de uno de los conceptos más

importantes dentro de lo que fue el movimiento obrero, y movimiento social, nos

referimos a la denominada cuestión social. Además con este texto se logró

relacionar las distintas temáticas que se abordaron, es decir, los movimientos

obreros, los conventillos, y lo que corresponde al centenario de Chile.

Siguiendo con el mismo historiador en su obra “De la regeneración del

pueblo a la huelga general. Este libro es realmente una síntesis de una gran

cantidad de trabajos del historiador chileno, en este libro encontramos

básicamente los inicios del movimiento obrero chileno, hasta la huelga general que

tuvo lugar en 1890. Y que denominada como la primera gran huelga de la historia

de nuestro país. Además este libro desde el punto de vista historiográfico tiene

principalmente una tendencia historiográfica social.

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Otro texto en la cual podemos encontrar fuentes primarias de gran

importancia es el del historiador Escobedo Arias, Osvaldo.” La prensa obrera”,

colección: convenio cultural CUT-U n°. Universidad de Chile, Chile-Chillan. Este es

un libro en donde destacan los relatos de trabajadores, como fuentes primarias,

además del análisis del autor en alguno de estos relatos, la línea historiográfica en

la cual este texto se basa es marxista.

Blanco, Arturo. “importancia de las sociedades de socorro mutuo, sus

beneficios materiales y morales. IMP. Y ENC. La universal. Santiago 1911. En

este texto podemos encontrar el origen de las sociedades de socorro mutuo, con

la presencia de Fermín Vivaceta y explicando cual es el origen el despertar del

trabajador nacional.

Se puede decir que la historiografía urbana tiene la particularidad de

distinguir la historia de la cultura urbana en diversos estudios de casos, a partir de

períodos específicos de las diversas ciudades de Latinoamérica.

La historiografía urbana se orienta en considerar los estudios históricos de

los imaginarios urbanos y las formas y modos de vida que se representan a partir

de la literatura nacional de cada caso específico. Esto último tiene vital importancia

en lo que se refiere a un modo de conocer la vida cotidiana de las realidades

urbanas. La importancia de la historiografía urbana tiende a considerar la

necesidad de entender cómo se han estructurado y ubicado las diversas

realidades sociales que se han asentado en un determinado espacio urbano a

través del tiempo, lo cual ha provocado y ha tendido formar un determinado orden

social.

“Por historia urbana generalmente se entiende aquella que se centra en la ciudad

y el proceso de urbanización; por extensión, también se suele designar así a la

historia de las disciplinas que se han ocupado del diseño y administración de la

ciudad, especialmente del urbanismo técnico que surgió a raíz de los problemas

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de la ciudad industrial. La distinción entre historia urbana y urbanística resulta útil

de mantener al aproximarse, como pretende este texto hacerlo, a aspectos

historiográficos y metodológicos de este campo en las últimas décadas, en medio

de una creciente literatura internacional de obras generales y estudios de casos.”2

La historiografía urbana ha sido muy importante en el estudio de la

composición, las tipologías, y las condiciones de vida de los sectores populares

que habitaban en los conventillos y habitaciones urbanas durante los periodos

comprendidos entre el siglo XIX y comienzos del siglo XX.

“A pesar de esta genealogía que la entronca con el siglo XIX, puede decirse que la

historia urbana en tanto campo epistemológico es de constitución relativamente

reciente, lo cual puede ser visto en parte como consecuencia del lento y tardío

desarrollo que la historia social tuvo, a mediados del siglo XX, bajo el influjo de la

escuela de los Annales y otras vertientes de inspiración weberiana o marxista”.3

Sin embargo, pese a la reciente incorporación de la historiografía urbana en

el estudio de la realidad latinoamericana esta se puede considerar enormemente

relevante ya se han iniciado estudios de temáticas de carácter social a partir de

períodos específicos de la historia.

Para hablar acerca de la situación que se vive en Chile durante la segunda

mitad del siglo XIX y comienzos del XX, se pueden encontrar estudios referidos

acerca de la precariedad del tipo viviendas, que pertenecían principalmente a la

clase obrera, como así también de las condiciones de vida que se llevaban en los

“conventillos” de las ciudades, teniendo como ejemplos concretos, las ciudades de

Santiago y Valparaíso.

2 Almandoz, Arturo. Historiografía Urbana en Latinoamérica: del positivismo al postmodernismo. Articulo Revista Diálogos- índice volumen 3”. 3 La sociedad (siglos XVIII-XIX). Balance de la historiografía”. En V. Vásquez de Prada e Ignacio Labarri (eds.), Balance de la Historiografía sobre Iberoamérica (1945-1988). Pamplona: Ediciones Universidad de Navarra, 1989, pp. 557-591.

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En lo que respecta a la conformación de la historiografía urbana, se puede

establecer que en la mayoría de los casos los diversos documentos que se

presentan como resultado de estudios y relatos, serán presentados por personas

que se encuentran muy preparadas en el campo académico, a partir de obras que

han influido de manera trascendental en Latinoamérica.

A continuación se presentan algunos de los autores que han seguido la

línea historiográfica del urbanismo, las cuales han sido utilizadas en la

investigación “Las condiciones de vida de los sectores populares en los

conventillos de Santiago a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX”.

El libro de Urbina C., María Ximena. "Los conventillos de Valparaíso, 1880-

1920: Percepción de barrios y viviendas marginales", en: Revista de Urbanismo,

N° 5, Santiago de Chile, publicación electrónica ed itada por el Departamento de

Urbanismo, F.A.U. de la Universidad de Chile, enero de 2002, sigue la línea de la

historiografía del urbanismo. En este libro se puede apreciar de manera muy clara

la composición, la fisonomía, la estructuración, y la caracterización del

componente humano que existe en los conventillos de Valparaíso.

Continuando con la revisión de los trabajos correspondientes al estudio del

urbanismo se destaca el trabajo de Loreto López, Rosalva, coordinadora. “Perfiles

Habitacionales y condiciones ambientales historia urbana de Latinoamérica siglos

XVII- XX. Pág. 380. En este libro se reúnen doce trabajos con temáticas sobre

distintas aristas de la reciente temática de la Historia Ambiental el urbanismo, la

geografía urbana, la ecología, la historia, la sociología y la arquitectura. A partir de

esto se puede establecer que este libro corresponde a la historiografía urbana.

Uno de los autores mas reconocidos en el ámbito de la historia urbana es

Ramón, Armando. “Santiago de Chile (1850-1900) Límites urbanos y segregación

espacial según estratos. Revista Paraguaya de Sociología Publicación de ciencias

sociales para America Latina Centro paraguayo de estudios sociológicos. Pág.

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258. En esta publicación se sigue la línea de la historiografía urbana, a partir de

estudios realizados en Chile a partir de la segunda mitad del siglo XIX.

Otro de los trabajos de Ramón, Armando: Estudio de una periferia urbana,

Santiago de Chile 1850- 1900. Este documento es un articulo que es producto de

un estudio realizado por el historiador Armando de Ramón que se presenta como

un avance de una investigación mucho mas amplia, en donde intenta describir la

dinámica del avance de los bordes de la ciudad de Santiago entre el periodo que

abarca de los años 1850 hasta 1900. El objetivo de este trabajo es estudiar el

proceso en el cual se forman las llamadas poblaciones, tanto aquellas que se

levantaron en los sectores mas pobres, como aquellas que se ofrecían a los

sectores mas acomodados. En este libro se puede establecer que corresponde a

la historiografía urbana ya que se estudian los procesos de transformaciones de la

ciudad de Santiago de Chile en la segunda mitad del siglo XIX.

Una vez que se han revisado algunos autores que han estudiado la

temática del urbanismo, se conocerá la obra de Luis Alberto Romero: ¿Qué hacer

con los pobres? Elite y sectores populares en Santiago de Chile 1840- 1895. Este

documento corresponde a una descripción acerca de los diversos aspectos que

rodean la vida de los grupos más bajos de la sociedad, y aquellos que

corresponden a la elite criolla de nuestro país durante el siglo XIX. Este libro sigue

la tendencia de la historiografía social, lo que permite conocer la composición

social de la población existente en Santiago durante la segunda mitad del siglo

XIX

El estudio que realiza Luis Alberto Romero: Condiciones de vida de los

sectores populares en Santiago de Chile 1840-1895 vivienda y salud, se puede

considerar como un documento muy relevante ya que permite conocer las

condiciones de vida que se generaban en las viviendas de los sectores populares

durante la segunda mitad del siglo XIX, a partir de esto se puede considerar que

este libro sigue la historiografía social.

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La investigación realizada la podemos incluir en lo que se denomina “Nueva

Historia Social”, la cual tiene bastante tendencia a seguir de la historiografía

marxista si tomamos en cuenta que el estudio fue acerca del Centenario de la

Republica de Chile, viéndolo desde el punto de vista de una crítica a la celebración

considerando la crisis social en la que estaba envuelta el proletariado, dentro de

un proceso denominado “Cuestión social”, por lo que se abordo como fuentes

primarias los discursos y relatos de quienes criticaban dicha celebración. Además

se enfocó en lo que se considera como la crisis política del periodo comprendido.

Para esto se tomó como referencia bibliográfica lo siguiente: Cruzat,

Ximena, et al. El pensamiento frente a la cuestión social en Chile. Este texto nos

entrega un análisis de acuerdo a personajes que influyeron en el pensamiento

frente a un problema que estaba en boga tanto en Chile como en el mundo, a

finales del siglo XIX y comienzos del XX. Por ejemplo palabras de Luis Emilio

Recabarren, Valdés Canje, Nicolás Palacios, etc.

Aylwin, Mariana. Et al. Chile en el siglo XX. Editorial Planeta. Décimo

tercera edición. Santiago, Chile. 2008. En este texto vemos como se aborda la

temática del centenario y la cuestión social, bajo la mirada de la historia general de

Chile. Estos autores pueden considerarse dentro de las tendencias actuales que

tienden a coexistir dentro de las corrientes marxistas, estructuralistas, revisionista

conservadora y liberal.

Góngora, Mario. Ensayo histórico sobre la noción de Estado en Chile en los

siglos XIX y XX. Editorial Universitaria. Novena edición. Santiago, Chile. 2006.

Acá podemos ver la perspectiva de acuerdo al análisis del Estado de Chile.

Además de que nos entrega fuentes primarias como son los discursos de

intelectuales de la época. Hay que considerar que la corriente historiográfica a la

cual se adscribe el autor es de carácter “Estructuralista”, que se dio a mediados

del siglo XX.

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También encontramos libros que abordan la temática del Centenario de la

República: Calderón, Alfonso. Cuando Chile cumplió cien años. Este texto nos

entrega una revisión acerca de los festejos del centenario, detalladamente, desde

la mirada de la “cuestión social” hasta “los aguafiestas del centenario” como lo

fueron los intelectuales que criticaron los festejos.

Otro autor es Carlos Morla. El año del centenario. Acá nos entrega sus

memorias con respecto a lo que vivió personalmente en los festejos del centenario

de la República.

Por otro lado encontramos la recopilación de testimonios realizada por

Cristian Gazmuri. Testimonios de una crisis. Chile: 1900 – 1925. Editorial

Universitaria. Santiago, Chile. 1979. Este texto nos presenta un análisis de los

distintos discursos que abordaron diferentes personajes, que se refirieron a la

crisis acaecida en Chile en los periodos que el autor aborda. Este autor se

encuentra dentro de lo que se considera “Historia de la vida privada”, un punto

más de la “Nueva Historia Social”.

Desde el punto de vista económico se toma en cuenta la obra de Agustín

Ross, Chile: 1851-1910: sesenta años de cuestiones monetarias y financieras y de

problemas bancarios. Este texto nos entrega un balance de lo que corresponde al

momento vivido en la economía, la cual se consideraba que estaba en crisis.

Finalmente se utilizaron las cartas del Dr. J. Valdés Canje. Sinceridad. Chile

Íntimo en 1910. De este texto extraíamos la carta que le envía al Presidente

Ramón Barros Luco, luego de finalizadas las celebraciones del Centenario. Donde

critica las actividades y le da su punto de vista con respecto al actuar de los

gobernantes.

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Tras el fin de la Guerra del Pacífico, Chile vivió un proceso de expansión

territorial, anexándose los territorios bolivianos de Antofagasta y los territorios

peruanos de Tarapacá. Ambos con extensas zonas ricas en minerales para

explotar. Entre estos se encuentra en primer lugar el salitre, que fue el recurso

económico de finales del siglo XIX y comienzos del XX; y el cobre con el que se

sostiene la economía chilena en la actualidad. La explotación del salitre se

sustento principalmente por el manejo de los privados, particularmente por los

ingleses, quienes dominaban el comercio durante el siglo XIX. Efectivamente, las

inversiones británicas en América Latina comenzaron con un fuerte ímpetu en la

década de 1820, después disminuyeron en los próximos veinticinco años, se

expandieron lentamente durante la década de 1850, aumentaron más rápidamente

durante los doce años que siguieron al año de 1860, disminuyeron durante la

depresión de 1873 – 1879, nuevamente lograron un fuerte ímpetu por segunda

vez en la década siguiente, y, finalmente, recuperaron su fuerza en los primeros

años del siglo XX, cuando se hicieron fuertes inversiones no sólo en la minería,

sino también en otras empresas.4 Es así que se demuestra la participación de los

capitales extranjeros, precisamente británicos, no solo en Chile sino que también

en gran parte de América Latina. Al Estado solo le correspondía cobrar elevados

impuestos para fortalecer la economía chilena, con lo que se realizaron una serie

de obras públicas. Dentro de esos grupos de empresarios aparece la figura de un

personaje particular, John Thomas North, denominado el “rey del salitre”.

Dentro de los fenómenos demográficos que se produjeron con el auge de la

economía del salitre fue el considerable aumento de la población en la zona norte

de Chile, ya sea en las zonas donde se trabajaba el salitre o también en la zona

4 Rippy J. Fred, British Investments in Latin America, 1822 – 1949: a Case Study in the Operation of Private Enterprise in Retarded Regions (Minnepolis, 1959), p. 66. Citado en: Soto Cárdenas, Alejandro. Influencia británica en el salitre. Origen, naturaleza y decadencia. Editorial Universidad de Santiago. Santiago, Chile. 1998. p. 32.

2. EL AUGE Y DECADENCIA DEL SALITRE

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de la costa. Entre 1895 y 1899, se registro la existencia de 48 oficinas salitreras,

en las cuales trabajaban más de 18.685 operarios; entre 1910 y 1914 esta cifra se

triplicó, ascendiendo a 118 oficinas y 46.470 trabajadores.5 Por otro lado se

comenzaron a crear extensas vías ferroviarias que unieran la zona de explotación

con los puertos de la región.

La economía sustentada en el salitre fue aumentando gradualmente a

medida que comenzaba el nuevo siglo, siendo Chile uno de los principales países

productores de esta materia prima, que era utilizado tanto como abono como

también en la pólvora. Este último punto es importante, considerando que mientras

estaba en desarrollo la Primera Guerra Mundial la exportación creció

considerablemente. Como contrapunto esta la creación del salitre sintético en

Alemania, lo que hizo disminuir la producción comenzando la década del 20. Así

encontramos diferentes factores para la decadencia del ciclo salitrero. “El año

1919 señaló el comienzo de la decadencia de la influencia británica en la actividad

salitrera de Chile. Varios factores se diversa naturaleza explican esta situación. En

primer lugar, hay que mencionar la decadencia de esta actividad como tal, debido

al agotamiento de los caliches de alta ley y a la invención del salitre sintético por

los alemanes en la Primera Guerra Mundial. En segundo lugar, hay que referirse al

desarrollo de los sentimientos nacionalistas en Chile que ya no toleraban el

predominio extranjero en una actividad económica que era tan vital para este país.

En tercer término, tenemos la presión ejercida por inversionistas yugoslavos y

norteamericanos que disputaron a los británicos la hegemonía que hasta entonces

habían tenido es esta actividad minera y que terminaron por suplantarlos a pesar

del nacionalismo chileno. Finalmente, hay que recordar el movimiento obrero

chileno que dejó en claro ante la opinión pública y el gobierno de Chile los

aspectos odiosos del dominio británico en la minería salitrera.6 Siendo finalmente

5 La vida cotidiana en la pampa salitrera (1830 – 1930). Extraído de: http://www.memoriachilena.cl/temas/index.asp?id_ut=lavidacotidianaenlapampasalitrera. Visto el 10 de octubre de 2010. 6 Soto Cárdenas, Alejandro. Influencia británica en el salitre. Origen, naturaleza y decadencia. Editorial Universidad de Santiago. Santiago, Chile. 1998. p. 159.

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la crisis económica mundial del 29 la que estancó la producción, terminando así

con un período de auge económico.

Una vez finalizada la Guerra Civil de 1981 y con el término del gobierno de

José Manuel Balmaceda se instala en Chile un sistema de gobierno muy parecido

al Parlamentarismo ingles. Este periodo comprendido entre 1891 y 1925 es

llamado como la “Republica Parlamentaria”, la que se sustenta en la Constitución

de 1833 que le otorga amplias facultades al Ejecutivo. “La Constitución de 1833

pretendió institucionalizar el autoritarismo portaliano, que desde 1829 se ejercía de

hecho. El ambiente de confianza colectiva y la sugestión que produjo el éxito del

gobierno dictatorial del ministro Portales, determinaron una reacción doctrinaria en

sentido autoritario que condujo a nuestra clase alta a aceptar la idea de un

gobierno fuerte”. 7 Sin embargo, también le entregaba amplias facultades al

Legislativo. “Entre las más importantes atribuciones del Congreso estampadas en

el Código Político que sirvieron de base a la interpretación parlamentarista de la

Constitución de 1833, destacaremos las siguientes:

1. Aprobar o reprobar anualmente la cuenta de inversión de los fondos

destinados a los gastos de la administración pública que debe presentar el

gobierno (art. 36, Nº 1). Esta importante atribución traduce admirablemente

el pensamiento de los constituyentes del 33 que se empeñaron en dar al

poder legislativo un verdadero tutelaje sobre el ejecutivo. Este precepto

forma parte de un conjunto de facultades fiscalizadoras e inspectivas que la

Carta fundamental entregó a los Cuerpos Legislativos para vigilar al

Presidente de la República en el ejercicio de sus atribuciones, para juzgar

7 Heise, Julio. Historia de Chile. El período parlamentario. 1861 – 1925. Tomo I. Editorial Andrés Bello. Santiago. Chile. 1974. Pág. 22.

3. TIEMPO DE “PARLAMENTARISMO”

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sus actos, para contenerlo en el camino de las ilegalidades, y para corregir

el rumbo político que eventualmente siguiera el jefe del Estado o sus

ministros. La supervigilancia sobre todos los ramos de la administración

pública y sobre la observancia de la Constitución conferían al Parlamento

una influencia muy directa y muy eficaz sobre la vida pública y constituyente

un rasgo esencial del sistema político establecido por la Constitución de

1833”.8

Es así como esta oligarquía parlamentaria podía trabar al Ejecutivo si

consideraba que las políticas atentaban contra sus intereses. Por lo que durante

este periodo se sucedieron numerosos gabinetes en los distintos gobiernos, es

decir, el Congreso llamaba a los ministros a interpelación, donde se interrogaban a

los funcionarios del gabinete. Sin embargo, estas prácticas comenzaron mucho

tiempo antes. “La interpelaciones, los votos de censura y las comisiones

investigadoras permitieron dilucidar y fijar los principios teóricos que sirvieron de

fundamento al régimen parlamentario y a la función fiscalizadora del Congreso. En

el cumplimiento de esta tarea destacaron los diputados Manuel A. Matta, Domingo

Santa María, José M. Balmaceda, Antonio Varas, Domingo Arteaga, Enrique

Cood, Manuel Recabarren, José Eugenio Vergara y muy especialmente el

diputado por Chillán y Ministro Manuel Antonio Tocornal. Este hombre público

estudió en Francia donde pudo observar el ejercicio práctico del

parlamentarismo”.9 Por un lado, si las declaraciones no les parecían suficientes a

los miembros de la oligarquía se declaraba un “voto de censura”, lo que terminaba

con la clausura del debate y se terminaban las labores del ministro, estas prácticas

parlamentarias hicieron que se produjera una “rotativa ministerial” que entorpecía

las labores del Ejecutivo. Y por otro, si el Congreso aceptaba las palabras del

interpelado se declaraba un “voto de confianza”, siguiendo el Ministro con su

cargo.

8 Ídem. Pág. 23. 9 Heise, Julio. Historia de Chile. El período parlamentario. 1861 – 1925. Tomo II. Editorial Universitaria. Santiago. Chile. 1982. Pág. 32.

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Por otro lado, se hacía necesaria una forma de limpiar el sistema electoral,

que carecía de un instrumento fiscalizador que garantizara el verdadero ejercicio

de elección, es decir, en 1891 se crea la “ley de comuna autónoma”, que dividía al

país en 267 comunas, lo que le quitaba la responsabilidad al Ejecutivo de designar

alcaldes y regidores, por lo tanto eran las comunas las que se encargaban de

designar mediante elecciones a sus representantes. “Desde entonces la comuna

autónoma se erigió en uno de los estandartes en la lucha contra el centralismo, la

omnipotencia presidencial y, sobre todo, contra la intervención electoral manejada

desde La Moneda”.10 Sin embargo, esta práctica llevo a que, como no existían

fiscalizadores, se produjera un mal ejercicio democrático, basado en el “cohecho”

y el “fraude electoral”.

Mediante se sucedían los gobiernos, las practicas parlamentarias se hacían

bastante periódicas, lo que hacia que creciera un descontento dentro de la

población, más cuando se desestimo un conflicto social gatillado por el auge del

salitre, es decir, el fenómeno de la “Cuestión Social”, que afectaba a la clase

obrera, principalmente a la que se desenvolvía en las zonas salitreras. Mientras

que en la sociedad se respiraba un ambiente de democratización. “Alessandri

debió librar apasionada lucha antioligárquica. Desde el punto de vista político, el

estadista había llegado al convencimiento de que el sistema parlamentario,

perfectamente ajustado a las exigencias de la Democracia burguesa del siglo XIX,

resultaba incompatible con la creciente democratización. La concentración de

grandes masas de trabajadores en los centros industriales, la gratuidad de la

enseñanza elemental y el sufragio universal permitieron el acceso a la vida pública

de círculos cada vez más amplios. No es ciudadano sólo el burgués contribuyente

y propietario; también llegan a participar en la vida pública las clases media y

trabajadora sin patrimonio material alguno. El problema de la igualdad en su

dimensión económica – social se plantea con aspereza”.11 Así también, el escaso

aporte que realizaba el Congreso a nivel legislativo hizo que este descontento se

10 Castedo, Leopoldo. Chile: vida y muerte de la República parlamentaria. Editorial Sudamericana. Santiago. Chile. 1999. p. 39. 11 Ídem. Pág. 180 – 181.

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materializara en grupos dentro del ejercito, es decir, era tanta la desidia de los

parlamentarios que en el gobierno de Arturo Alessandri Palma apareció un grupo

de militares liderados por Carlos Ibáñez del Campo, quienes al ver que el

Congreso tenía una gran cantidad de proyectos de ley acumulados y sin

intenciones de debatir se acomete el suceso conocido como el “Ruido de Sables”,

donde los militares irrumpen en el Congreso mientras se debatía un ajuste en la

dieta parlamentaria, haciendo sonar sus sables y obligando a los parlamentarios a

legislar una mejora en los sueldos y una serie de proyectos sociales donde se

cuentan la ley de accidentes del trabajo y seguro obrero, jornada laboral de ocho

horas, reglamentación del contrato colectivo, supresión del trabajo infantil, entre

otras.

Tras este suceso el Presidente Alessandri renuncia a su cargo como

mandatario, lo que fue rechazado por el Congreso, por lo que se le otorgó un

permiso especial para que se ausentara de sus labores. En la medianía del año

1925 Alessandri retoma el cargo y se inicia el proceso para la promulgación de

una nueva carta constitucional, la Constitución de 1925, la que le entrega amplias

facultades al Ejecutivo, poniendo fin al periodo parlamentario.

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En la historiografía nacional surge el debate en la década de 1880, sobre la

existencia de la cuestión social. Este es uno de los factores que no se puede

olvidar a la hora de hablar del surgimiento del movimiento obrero, en tanto que la

“Cuestión Social” alude a las “…consecuencias sociales, laborales e ideológicas

de la industrialización y urbanización nacientes: una nueva forma de trabajo

dependiente del sistema de salarios , la aparición de problemas cada vez más

complejos pertinentes a la vivienda obrera, atención medica y salubridad: la

constitución de organizaciones destinadas a defender los intereses de la nueva

“clase trabajadora” huelgas y demostraciones callejeras, tal vez choques armados

entre trabajadores y policía o militares, y ciertas popularidades de las ideas

extremistas, con una consiguiente influencia sobre los dirigentes de los

trabajadores.12

Uno de los antecedentes directos del movimiento obrera proviene de la

conformación de la primera sociedad de tipógrafos, la que se fundó el 18 de

Septiembre de 1853, donde se reunieron obreros y algunos dueños de imprenta

de la capital. Este es un gran impulso para lo que vendría más adelante, por el

resto de los obreros chilenos. Podemos considerar en estos acontecimientos que

su principal promotor fue el tipógrafo peruano Victorino Laínez, el mismo que en

1829 había animado la efímera Sociedad de artesanos del país. Luego los

tipógrafos fueron seguidos por los artesanos y campesinos, siendo los primeros

en comenzar a movilizarse a favor del movimiento obrero, ya que gestaron sus

propias organizaciones: las mutuales de socorro mutuo, con Don Fermín Vivaceta

a la cabeza en 1862. Este personaje es considerado como el padre del

mutualismo chileno ya que “reunía cualidades de probidad, modestia,

perseverancia y entrega a la causa de los trabajadores, que lo convirtieron en un

12 Grez, Sergio. “la cuestión social en Chile ideas y debates precursores (1804-1902). Ed. Dirección de bibliotecas, archivos y museos, Santiago de Chile 1995. Pág.9.

4. EL MOVIMIENTO OBRERO, LA “CUESTIÓN SOCIAL” Y LA

CONCIENTIZACIÓN DEL PROLETARIADO.

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modelo para varias generaciones de militantes obreros”13. Vivaceta pudo, por fin,

concretar su proyecto mutualista como se mencionaba anteriormente en 1862,

pero este ya había tenido dos incursiones en esta creación, había generado su

primer ensayo previo en 1847, en donde ya era un personaje relativamente

conocido. Su segundo intento en consolidar el mutualismo fue en 1857, donde

comunico: “en nuestras manos tenemos todos los obreros un tesoro inagotable

que podemos usarlo aisladamente pero no adoptando el sistema de asociación

obtendremos un cambio que produzca asombrosos resultados”14

Vivaceta puso en práctica sus ideales y el 12 de enero de 1862 fundó en

Santiago, la sociedad de socorros mutuos de artesano, la que llevaba como

nombre “La Unión” de Santiago, la más importante de las instituciones de socorros

mutuos chilenas del siglo XIX, siendo su primer presidente. “El mutualismo u otras

formas de organización popular iban cobrando una importancia progresiva. La

crisis económica, que alcanzo su apogeo entre 1876 y el estallido de la Guerra de

Pacifico, puso en movimiento a los artesanos y obreros urbanos. Los meetings,

manifestaciones de protesta y demandas a las autoridades (incluyendo una

petición de los obreros de Chile al presidente de la republica) para la adaptación

de medidas proteccionistas a la industria nacional, constituían un elemento nuevo

de la situación política”15.

Hacia fines del siglo XIX, la clase obrera chilena había crecido en las

minas, los puertos, el transporte, los servicios y en las mayorías de las industrias

nacionales. “Los problemas sociales, a estas alturas, se habían hecho también

más agudos, y comprometían variados ámbitos, como por ejemplo, la calidad de

vida, vivienda, alimentación, seguridad laboral y por supuesto entre ellos, el de las

condiciones de trabajo: no existía a la fecha ninguna legislación social que

protegiera al trabajador de los abusos del capital; los dueños de las minas

13 Grez, Sergio. “De la regeneración del pueblo a la huelga general. Ed. RIL editores. 14 Blanco, Arturo. “importancia de las sociedades de socorro mutuo, sus beneficios materiales y morales. IMP. Y ENC. La universal. Santiago 1911. Pág. 6. 15 Grez, Sergio. “La cuestión social en Chile ideas y debates precursores (1804-1902). Ed. Dirección de bibliotecas, archivos y museos, Santiago de Chile 1995.Pág.22.

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especulaban con los salarios a través del sistema de fichas, eran frecuentes el

atraso en los pagos y los despidos arbitrarios”16.

El movimiento obrero cobraba cada vez más fuerza y más adherentes y se

hacía sentir en todo el país, ya no solamente eran los artesanos y los campesinos,

como por ejemplo lo fue en la creación de la sociedad de socorro mutuo, sino que

ya estaban vinculados los mineros, los trabajadores del puerto, transporte, etc.

Este movimiento ya no constaba con algunas organizaciones individuales por lo

que faltaba una organización que uniera a todo el país. Luego de diversos

ensayos y movimientos de protestas a lo largo del país, surgiría una organización,

principalmente por trabajadores ferroviarios, pero que luego logró ampliarse como

el mundo obrero esperaba, y logró transformar el pensamiento obrero en uno solo,

y lo que pretendía era formar una organización sindical revolucionaria. Esto lo

conseguiría la FOCH fundación de la federación obrera de Chile, creada el 18 de

septiembre de 1909.

Durante los primeros años del 1900 se sucedieron una serie de huelgas, lo

que ayudo a tener una mayor organización dentro del movimiento obrero. Es así

que se realiza la huelga portuaria de Valparaíso en 1903; la huelga de la carne en

Santiago en 1905; y la huelga de los trabajadores del salitre, con su tragedia en la

Matanza de la Escuela Santa María de Iquique en Diciembre de 1907. Este último

suceso estancó en parte los movimientos sociales. Sin embargo, dio paso a una

serie de reformas laborales, como la ley de descanso dominical, mejoras en las

viviendas obreras, y la ley de accidentes del trabajo.

La conformación de la FOCH dio paso a que su Presidente, Luís Emilio

Recabarren, tras dejar el Partido Demócrata, fundara el Partido Obrero Socialista

el año 1912, con marcadas tendencias de Marx y Engels. Siendo finalmente un

16 Garcés, Mario & Milos Pedro, “las centrales unitarias en la historia del socialismo chileno” Ed. Eco, educación y comunicación. Santiago de Chile, agosto de 1988. Pág. 15.

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Congreso realizado en Rancagua donde pasa a conformarse el Partido Comunista

de Chile el año 1922, adhiriéndose a la Tercera Internacional Comunista.

Sin lugar a dudas el suceso acaecido en Iquique marca un antes y un

después en lo que respecta al movimiento obrero, la organización de los obreros

del salitre fue tan intensa y llamativa que comenzando en una oficina, pasaron a

sumarse más y más. La primera de estas oficinas fue San Lorenzo. La decisión

fue caminar hasta Iquique desde la pampa salitrera, más de dos mil obreros junto

a sus familias comenzaban, sin saber, el camino hacia la muerte. Buscaban

mejoras salariales, laborales y sociales, entre ellas cambiar el modo de pago de

fichas a moneda corriente, y acabar con el monopolio comercial de las oficinas, es

decir, el sistema de fichas solo se podía cambiar dentro de una misma oficina,

donde generalmente el dueño de los negocios o pulperías era el mismo dueño de

la oficina. Más específicamente, el petitorio realizado el día 16 de diciembre consta

de la siguiente manera. “Hacia las 15 horas los trabajadores presentaron el

solicitado memorial y que abarcaba los siguientes puntos:

1. Pago de jornales a 18 d.

2. Supresión del sistema de fichas.

3. Libre comercio al interior de las oficinas.

4. Cubrir las bateas (cachuchos) en prevención de accidentes.

5. Balanza y vara para verificar pesos y medidas en las pulperías.

6. Locales para escuelas.

7. Prohibición de arrojar caliche sin antes pagarlo.

8. Permanencia en sus puestos de los que han participado en la huelga o de

indemnización entre 300 y 500 pesos en caso de despido.

9. Indemnización de 10 a 15 días de sueldo en caso de despido.

4.1 LA MATANZA DE LA ESCUELA SANTA MARÍA DE IQUIQUE .

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10. El acuerdo deberá ser firmado públicamente”.17

La intención generalizada era permanecer en Iquique hasta que los dueños

de las empresas dieran soluciones a sus peticiones, mientras en la ciudad se les

sumaban más adherentes, independiente del trabajo que realizaran. “Estas

acciones y peticiones de solidaridad fueron, al parecer, bastante bien recibidas por

los trabajadores iquiqueños. El Tarapacá señaló justamente como muestra de

simpatía hacia los obreros pampinos, los trabajadores de la ribera, los carreteros y

los cocheros del ferrocarril urbano, coches públicos y obreros de diversas

empresas suspendieron todas sus operaciones. Sin embargo, como ha de

recordarse, algunos de estos gremios estaban en huelga y otros la habían

declarado parcialmente; es decir, la petición de los pampinos no llegaba en un

momento de calma sino que era un elemento más que venía a completar un

cuadro general de protesta y reivindicación en que estaban embarcados los

trabajadores iquiqueños, como ha podido visualizarse en esta crónica. Lo que de

seguro ocurrió es que este movimiento se acentuó y fortaleció con las peticiones y

la fuerza demostrada por los pampinos. El comercio cerró también sus puertas,

en parte por solidaridad y muy posiblemente en mayor medida por temor de

saqueos y destrucciones”.18

Para evitar el caos, desde la intendencia regional decidieron alojarlos en la

Escuela Domingo Santa María, mientras que desde el ministerio del Interior se dio

la orden de restringir las libertades de reunión, negando el acceso de más

huelguistas que se sumaban a la causa. La nueva orden del gobierno fue que

tenían que desalojar la ciudad el 21 de Diciembre, para eso se mando un ejército a

cargo del General Roberto Silva Renard, quien tras varios intentos de persuadir a

los huelguistas ordenó un ataque, que según el mismo general lo documenta así:

“Ordene a las 5:45, pasado meridiano, una descarga por un piquete del regimiento

O´Higgins hacia la azotea ya mencionada y por un piquete de marinería situado en

17 Devés, Eduardo. Los que van a morir te saludan. Historia de una masacre. Escuela Santa María, Iquique. 1907. Ediciones Documenta. Chile. 1988. Pág. 94. 18 Ídem. Pág. 97 – 98.

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la calle Latorre hacia la puerta de salida de la escuela, en donde estaban los

huelguistas más rebeldes. A esta descarga se respondió con tiros de revolver y

aún de rifles que hirieron a tres soldados y dos marineros, matando dos caballos

de los granaderos. Entonces ordené dos descargas más y fuego a las

ametralladoras. Hechas las descargas y ante el fuego de las ametralladoras, que

no duraría sino treinta segundos, la muchedumbre se rindió”.19 Cifras oficiales

hablan de entre doscientos y trescientos muertos, es más, el mismo general

señala en el parte: “Esta es la relación exacta de los luctuosos sucesos ocurridos

ayer, en los cuales han perdido la vida y salido heridos cerca de ciento cuarenta

ciudadanos”.20 Pero también está la versión de que fueron más de dos mil las

victimas de aquella masacre. “Murieron tres mil seiscientos, uno tras otro. Tres mil

seiscientos mataron, uno tras otro. La Escuela Santa María vio sangre obrera, la

sangre que conocía sólo miseria. Serían tres mil seiscientos ensordecidos. Y

fueron tres mil seiscientos enmudecidos. La Escuela Santa María fue el

exterminio, de vida que se moría sólo alarido. Tres mil seiscientas miradas que se

apagaron. Tres mil seiscientos obreros asesinados. Un niño juega en la Escuela

Santa María. ¿Si juega a buscar tesoros qué encontraría?”.21

Este hecho tuvo una rápida respuesta que trajo consecuencias para el

movimiento obrero, ya que se informó de forma masiva a través de la prensa,

poniendo el tema de la “Cuestión Social” en el debate público, haciendo que desde

intelectuales y políticos, entre ellos Arturo Alessandri, alzaran la voz a los sucesos

cometidos. Por otro lado Luis Emilio Recabarren señala:” Uno de los factores que

ha impulsado a la burguesía a proceder tan cruelmente, en la destrucción de este

movimiento obrero que pedía justicia, es el gran temor que tienen de ver

extenderse una agitación obrera, en estos instantes en que carece de fuerzas

armadas suficientes a causa del fracaso de las leyes militares. Emplear la

19 Parte del general Roberto Silva Renard. Citado en: Ljubetic, Iván. La masacre de la Escuela Santa María. Pág. 8. En: http://www.luisemiliorecabarren.cl/files/la_roja_historia.pdf. Visto el 15 de octubre de 2010. 20 Ídem. 21 Luis Advis. Canción Letanía. Cantata de Santa María de Iquique. En: http://www.archivochile.com/Historia_de_Chile/sta-ma2/5/stamamusic00002.pdf. Visto el 15 de octubre de 2010.

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crueldad extrema, infundir el terror en el menor tiempo posible, desbaratar toda

organización que pueda resistir, he ahí el plan de hoy de los burgueses

chilenos”.22

A mediados del siglo XIX la ciudad de Santiago comienza a experimentar

una serie de cambios en lo que se refiere a su composición y estructura. “Santiago

de Chile, entre los años 1872 y 1915, vio duplicar su espacio urbano. Este

fenómeno debió su impulso en forma decisiva al empuje de las diversas

poblaciones que se levantaron en los bordes mismos o en las cercanías de los

límites urbanos y fue claramente perceptible para sus contemporáneos”.23 Los

cambios experimentados en las ciudades y en lo que respecta principalmente al

aumento del espacio urbano, puede explicarse a partir de las transformaciones

urbanísticas que comienzan a gestarse a partir de este período.

Para poder comprender las diversas transformaciones que se produjeron en

la ciudad de Santiago durante la segunda mitad del siglo XIX, es necesario

remontarse específicamente al aspecto relacionado a las políticas públicas que

fueron emitidas por la autoridad de este período. A raíz de esto es preciso

destacar que la transformación realizada en esta época tiene su origen en el

Intendente de la ciudad Don Benjamín Vicuña Mackenna designado el año 1872,

como el principal referente del pensamiento urbanístico. Durante esta época

Vicuña Mackenna se plantea renovar el carácter urbano de la ciudad, de manera

que se ordene el plano y el trazado de la capital. El proyecto que se comienza a

realizar pretende modernizar el modelo de vida urbano. Para esto se implementan

una serie de programas que tienen como objetivo mejorar los servicios de la

22 Recabarren Luis Emilio. En Chile la barbarie burguesa en acción. En: http://www.luisemiliorecabarren.cl/?q=node/702. Visto el 15 de octubre de 2010. 23 Ramón, Armando: “Estudio de una periferia urbana: Santiago de Chile 1850-1900”. Instituto de Historia (20) Pontificia Universidad Católica de Chile. 1985.

4.2 LOS CONVENTILLOS.

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capital, así como también reformar los hábitos y las conductas de los ciudadanos.

Sin embargo existe un plan que se refiere principalmente a crear un plan de

segregación urbana.

No obstante ello y debido a que estos programas no contemplaban grandes

cambios en los sectores más periféricos de la ciudad, comienzan a producirse

ciertos grados de segregación que se observan dentro de un radio urbano, como

es el caso del “camino de cintura” el que dividía a la ciudad de los llamados

arrabales, lo que en afectaba directamente a uno o dos grupos sociales. Por otro

lado si se toman en cuenta también las clasificaciones y descripciones hechas por

la autoridad de la época y específicamente las dadas por el señor Benjamín

Vicuña Mackenna pueden dar cuenta de un cierto grado de rechazo a los sectores

adyacentes de la ciudad. “Con su característica franqueza y rudeza, siendo

intendente de Santiago, se refirió a lo que el entendía por ciudad propiamente tal y

la otra, la segregada, que albergaba la mano de obra disponible en la zona

urbana, tanto trabajadora como cesante, a los mendigos, y muchas veces, a

empleados modestos que no tenían medios para obtener mejor vivienda. Dice

aquel autor a propósito de la ciudad propiamente tal: “Santiago propio, la ciudad

ilustrada, opulenta, cristiana”. El resto, para él, no era otra cosa que “una inmensa

cloaca de infección y de vicio, de crimen y de peste, un verdadero potrero de la

muerte” 24

Dentro de los períodos mencionados anteriormente comienzan a realizarse

una serie de procesos dentro del país que como consecuencia tienden a producir

algunos fenómenos muy particulares. Podemos mencionar el proceso migratorio

interno, en donde las personas tienden a movilizarse para dirigirse especialmente

a los principales centros productivos del país, como por ejemplo Santiago y

Valparaíso. “La industrialización cumplida en los últimos cuarenta años del siglo

24 Ramón, Armando. “Santiago de Chile (1850-1900) Límites urbanos y segregación espacial según estratos. Revista Paraguaya de Sociología Publicación de ciencias sociales para América Latina Centro paraguayo de estudios sociológicos. Pág. 258

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XIX, hizo proliferar en Valparaíso y en Santiago un sinnúmero de talleres y

establecimientos fabriles. Las migraciones hacia esos polos, producto de la

búsqueda de mejores remuneraciones, tuvo una expresión urbana característica:

la multiplicación de barrios obreros formados por ranchos y conventillos, viviendas

miserables que se alzaban de preferencia al sur de la Alameda, en las

proximidades de la estación del ferrocarril y al norte del Mapocho, en Santiago, y

en los sectores altos de Valparaíso. En habitaciones insalubres y obscuras, sin

agua potable ni desagües, se hacinaban hombres, mujeres y niños, fáciles

victimas, en especial los últimos, del tifus exantemático, de la difteria, de la

neumonía y de las enfermedades intestinales.25” En los barrios marginales de las

ciudades nombradas anteriormente se produce una tendencia de exclusión, lo que

sumado a las políticas de segregación urbana provoca en los sectores populares

pésimas condiciones de vida.

El espacio urbano que se refiere principalmente al sector periférico de la

ciudad, pertenecía de manera primordial a empresarios de la época, los que se

encargaban de construir “conventillos” y “rancheríos” que eran arrendados a las

familias pobres de la ciudad. Los conventillos se definieron como “la propiedad

destinada a arrendamiento, por piezas o por secciones, a la gente proletaria, y que

en varias piezas o cuerpos de edificios arrendados a distintas personas tengan

patio o zaguán común”26. El concepto conventillo ocupa, por lo tanto, un lugar en

el imaginario porteño como la representación mental de un tipo de vivienda

colectiva que existió en el pasado, identificada con los grupos sociales más

pobres, con la estrechez del espacio y el hacinamiento de personas27.Las

personas pobres excluidas de los beneficios de la modernización económica que

se producía en el país producto de las riquezas del salitre, comienzan a formar

25 Sergio Villalobos R, Osvaldo Silva G, Fernando Silva V, Patricio Estelle M: “Historia de Chile”. Editorial Universitaria. Santiago de Chile. 1995; Pág. 679. 26 “Reglamento de Conventillos”. Revista de Higiene, tomo VII, Santiago, 1901. 27 Urbina C., María Ximena. "Los conventillos de Valparaíso, 1880-1920: Percepción de barrios y viviendas marginales", en: Revista de Urbanismo, N°5.

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parte de un fenómeno que venía produciéndose en Europa, lo que también tiene

cabida en nuestro país, esto ultimo se refiere esencialmente a la “Cuestión Social”.

Pese al claro contraste que existe entre el lujo y riqueza de los barrios y

sectores aristocráticos de la ciudad, frente a la imagen de carencia y miseria que

presentaban los sectores periféricos de las ciudades, comienzan a presentarse

diferencias cada vez más notorias, lo que tiene como resultado un debate dentro

de la propia elite. Por otro lado es necesario destacar el surgimiento de los

movimientos sociales de carácter obrero, los cuales demandan un reparto más

justo de los excedentes económicos, además de protestar por las pésimas

condiciones de vida que presentan los sectores populares del país.

A raíz de esto es necesario destacar la opinión de un personaje ligado a la

izquierda, como también a los movimientos obreros que se produjeron en Chile.

Este personaje es otro crítico, no menos duro, y también muy bien informado, Luís

Emilio Recabarren, en una de sus obras hacía un crudo análisis de varios

aspectos concretos de la realidad urbana de los sectores más modestos,

centrando sus comentarios en la vivienda popular. “La vida del conventillo y de los

suburbios, son la escuela primaria obligada del vicio y del crimen. Los niños se

deleitan en su iniciación viciosa empujados por el delictuoso ejemplo de sus

padres cargados de vicios y defectos. El conventillo y los suburbios son la

antesala del prostíbulo y de la taberna”. Y agregaba: “El conventillo y los suburbios

han crecido quizá en mayor proporción que el desarrollo de la población. Y aún

cuando se alegara que el aumento de los conventillos ha sido en relación con el

aumento de la población, no sería este un argumento justificativo ni de razón. El

conventillo es una ignominia. Su mantenimiento o su conservación constituyen un

delito”28.

28 Ramón, Armando, Gross, Patricio. “Algunos testimonios de las condiciones de vida en Santiago de Chile; 1888- 1918”. Revista EURE Nº 31. Pág. 70.

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Dentro de las consideraciones que podemos destacar por parte de Luís

Emilio Recabarren, se puede apreciar esa visión negativa hacia el mundo de los

sectores populares y de la vivienda popular, sin embargo considera que el

aumento de las personas que viven en este tipo de viviendas, no puede ser una

razón que justifique su existencia. A partir de esto se puede inferir que la intención

por parte de la autoridad, no es acabar con este tipo de viviendas, sino que

demuestra su indiferencia ante esta situación, provocándose esta gran cantidad de

problemas en los sectores periféricos de la ciudad de Santiago a finales del siglo

XIX y comienzos del siglo XX.

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La celebración de los cien años de vida republicana que cumplía Chile,

(donde se conmemora el inicio del proceso de Independencia, tras la Primera

Junta de Gobierno que se formo el 18 de septiembre de 1810, luego de que las

tropas napoleónicas tomaran cautivo al rey de España Fernando VII) fueron

preparadas con tal magnitud, que ya al comienzo de la década de 1900 se

comenzaron a programar las festividades. Sin embargo, durante esa década hubo

un desastre de proporciones tras el terremoto de 1906 que afecto a la ciudad de

Valparaíso, lo que pudo haber cambiado las pretensiones que tenía el Presidente

de la Republica Pedro Montt, a quien le tocaba guiar y dirigir al país en las

celebraciones del Centenario.

Pero lamentablemente las noticias catastróficas no pararían durante la

década. Poco antes de la fecha estipulada para los inicios de las celebraciones

otra tragedia afecta al país, esta vez se trata de la muerte del Presidente Pedro

Montt, quien viajo a Alemania para tratarse de mejor manera una enfermedad que

lo aquejaba, lo que trágicamente no pudo llevarse a cabo. Mientras el Presidente

Pedro Montt se encontraba en Alemania asumió como Vicepresidente el Ministro

del Interior Elías Fernández Albano, que tras la muerte del primer mandatario

quedo a cargo de presidir las celebraciones. Sin embargo, otra vez más la tragedia

se asoma. Iniciado el mes de septiembre de 1910, precisamente el día seis fallece

el Vicepresidente, y el país queda sin un líder para dirigir las fiestas.

Por otro lado se tuvo que llegar a un consenso en el Congreso para

nombrar a un representante que dirigiera al país durante las celebraciones, lo que

llevo al nombramiento del ministro de más antigüedad en el gabinete que había

conformado Pedro Montt. Por lo tanto se nombra al Ministro Emiliano Figueroa

5. EL CENTENARIO DE CHILE. 1910.

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Larraín como Vicepresidente de la República, y las próximas elecciones se

pospondrían para finales de 1910.

Es así como llegado el día 12 de septiembre se da inicio a las celebraciones

del Centenario de la República de Chile, donde se llevaran a cabo una serie de

actividades para lo que se invito a delegaciones de diferentes países con quien

Chile mantenía relaciones. Entre las actividades que estaban agendadas

correspondía una serie de inauguraciones de Obras Publicas, como el Palacio de

Bellas Artes o la Estación Mapocho o como se señala a continuación:

� Una de las primeras actividades fue el abanderamiento de la ciudad.

� La llegada de las comitivas extranjeras, entre ellas la de los militares y

cadetes argentinos.

� Funciones de gala en el Teatro Municipal en honor a las delegaciones

extranjeras.

� Torneos de esgrima.

� Almuerzos a la carta en los restoranes Valparaíso y Llardy.

� Torneo hípico militar en el Club Hípico.

� Considerando para la población obrera una serie de concursos que se

realizarían en la carpa de Mapocho.29

Sin embargo, estas celebraciones no estuvieron exentas de polémicas o de

críticas. Por un lado se critico el haber seguido con las ideas de celebración luego

de la catástrofe de Valparaíso; por otro lado con la existencia de las condiciones

sociales en que se encontraba la población más vulnerable, en este caso la clase

obrera, condición que se conoce con el concepto de “Cuestión Social”, que sin

embargo, era algo que había comenzado en el siglo anterior; y por ultimo con la

crisis del sistema político.

29 Programa oficial de las fiestas patrias. En: www.memoriachilena.cl

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Cabe mencionar también que la principal crítica que se hacía al sistema

político, que generalmente estaba dominado por una elite oligárquica, era que se

negada la existencia de una crisis social en la clase obrera. Por lo tanto diversos

intelectuales de la época alzaron la voz para dar a conocer su opinión con respecto

a las condiciones del bajo pueblo. Entre ellos se destacan las palabras de Luís

Emilio Recabarren, quien señala lo siguiente: “Quiero trazar con expresiones

sinceras los pensamientos que en mí se albergan sobre el siglo transcurrido bajo el

régimen de la República, y procuraré que estas expresiones sean el retrato de la

verdad, es decir, de la verdad como yo la comprendo, como yo la siento, ya que

desgraciadamente existen diferencias para apreciar la verdad”.30 Con esto hace

referencia a la poca importancia que la elite gobernante le da a la “Cuestión Social”.

Desde otra perspectiva, se miraba el acontecer en el país como una mala forma de

malgastar un dinero que simplemente podía estar destinada a otras cuestiones más

significativas, tomando en cuenta que el país pasaba por una crisis económica que

lamentablemente afectaba a la clase obrera.

Además de la crisis moral que afectaba a la clase política, la cual fue

bastante criticada con el tiempo, sobre todo con la crítica acida y pesimista que

realizó el poeta Vicente Huidobro en su “Balance Patriótico”, cuando señala que

“Un país que apenas a los cien años de vida está viejo y carcomido, lleno de

tumores y de supuraciones de cáncer como un pueblo que hubiera vivido dos mil

años y se hubiera desangrado en heroísmos y conquistas.”31 Con estas palabras

el poeta quiso expresar de manera confrontacional lo que se estaba viviendo en la

época a comienzos del siglo XX, donde se jactaban de tener una República bien

consolidada, cuando en la realidad no era más que un país elitista y oligárquico,

donde la clase trabajadora era relegada a situaciones paupérrimas de miseria

absoluta, mientras la oligarquía vivía de las riquezas.

30 Recabarren, Luís Emilio. El pensamiento de Luís Emilio Recabarren. Santiago: Austral, 1971. 31 Huidobro, Vicente. Balance Patriótico. En: Góngora, Mario. Ensayo Histórico sobre la noción de Estado en Chile. Editorial Universitaria. Santiago. Chile. 2006.

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Así también, Alejandro Venegas (cuyo seudónimo es Julio Valdés Cange)

aborda este periodo, planteándolo de la siguiente manera: “Hasta ahora se ha

trabajado por empujar al país y se ha conseguido darle una mano de barniz con

que se alcanza a sorprender a los extranjeros de espíritu vulgar (…) pero,

entretanto el pueblo, que es lo principal, permanece en un abandono deplorable:

tenemos ejércitos, buques y fortalezas, ciudades y puertos, teatro e hipódromos,

clubes, hoteles, edificios y paseos públicos, monumentos y ( lo que más

engreídos nos tiene) magnates opulentos dueños de verdaderos dominios, que

viven en palacios regios, con un fausto que dejó pasmado a don Carlos de

Borbón; pero no a mucha distancia de los teatros, jardines y residencias

señoriales, vive el pueblo, es decir las nueve décimas partes de la población de

Chile, sumido en la más espantosa miseria económica, fisiológica y moral,

degenerando rápidamente bajo el influjo del trabajo excesivo, la mala

alimentación, la falta de hábitos de higiene, la ignorancia extrema y los vicios más

groseros”.32 Quizás las palabras de Valdés Canje tienen un dejo de asertividad, al

considerar que es la gran mayoría de la población la que se encuentra en

condiciones paupérrimas, mientras que una minoría es la que goza de las

riquezas que ha logrado solventar el Estado chileno. Sin embargo es esta misma

minoría la que se jacta de tener una nación rica en aspectos considerados lúdicos

por decirlo de alguna manera, ya que se trabaja en obtener entretención para la

elite, ya sea con clubes, hipódromos, etc. Dejando al pueblo sumido en el olvido.

Finalmente las celebraciones fueron todo un éxito según las autoridades de

la época. Pero las críticas continuaron, es así como el Dr. Julio Valdés Canje

expresa en una carta destinada al Presidente electo Ramón Barros Luco lo

siguiente: “Acabamos de celebrar nuestro Centenario y hemos quedado

satisfechos, complacidísimos de nosotros mismos. No hemos esperado que

nuestros visitantes regresen a su patria y den su opinión, sino que nuestra prensa

se ha calado la sotana y el roquete, ha empuñado el incensario, y entre

32 Gazmuri, Cristian. Testimonios de una crisis. Chile: 1900 – 1925. Editorial Universitaria. Santiago, Chile. 1979. Pág. 42 – 43.

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reverencia y reverencia, nos ha proclamado pueblo cultísimo y sobrio, ejemplo de

civismo, de esfuerzo gigante, admirablemente preparado para la vida

democrática, respetuoso de sus instituciones y de los sabios e integérrimos

políticos que lo dirigen, en una palabra, espejo milagroso de virtudes en que

deben mirarse todos los pueblos que aspiren a ser grandes. Con una petulancia

rayana en la imbecilidad, hemos ido a preguntar a los delegados extranjeros:

“¿Qué les parece a Uds. nuestro ejército? ¿Y nuestra marina? ¿Y nuestros

ferrocarriles? ¿Y nuestras industrias? ¿Y nuestra capital? ¿Y nuestra instrucción

pública? ¿Y nuestra administración? ¿Y nuestros políticos?... y ¡qué habrán

podido contestar ellos, que vienen con carácter diplomático y han podido aquilatar

nuestra fatuidad sin límites! Nosotros, sin embargo, con gravedad cómica hemos

estado publicando los imparciales y encomiásticos juicios que de nuestros

huéspedes hemos merecido”.33

33 Dr. J. Valdés Canje. Sinceridad. Chile Íntimo en 1910. Universitaria. Santiago. 1910. Pág. 7 – 8.