burke reflexiones sobre la revolucion fransesa

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    MLr&i

    *

    R E F L E X I O N E S

    S O B R E L A R E V O L U C I O N

    BE FRANCIA

    P O R

    J

    B M U J f J D O B U R K E *

    N U E V A E D I C I O N

    C O R R E G I D A Y R E V I S A D A C O N E S M E R

    ;

    POR J. A.

    C A B A L L E R O D E L A L E G I O N D E H O N O R .

    RADUCID AL CASTELLANO;

    T : - r . i

    MEXI CO:

    fMPRESAS EU LA OFICINA A CARGO RIVERA

    , t v . ' j i ' IV .

    1826

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    U t s o

    8

    st traduccin es propiedad de Mariano alvan Ri-

    vera, y nadie puede reimprimirla sin su consenti-

    miento.

    Se espende e n s ulibrer a , en e lportel ele Agustino*.

    FONDO HISTORICO

    RICARDO COVARRUBW

    1 5 7 6 8

    S O B R E LA R EV O LU C I O N

    DE FRAJYCA

    O e o r m o: (*) vuest ro ardor no se resfr ia y de seis con im-

    paciencia saber m i modo de pensar sobre los l t imos aconteci -

    mientos ocurr idos en Fran cia. Os ruego que r io creis que doy

    *anto valo mis opiniones que p rete nda yo que se busquen. Sor

    1

    de muy poca importancia para que merezca n divulgarse reser .

    varse con tanto cuidado. Si dud mani festar las, cuando me esci -

    tastei s el lo por pr imera vez, fu u efecto de atencin acia vos,

    y "solo acia v os. Ha bri s noad o e n la primera carta , que tuv e el

    honor de escribiros, y que al fin me resolv enviaro s, que mi

    . p luma no era de ningn par t ido. Lo mismo ser en esta. Mis

    errores, s i en algunos incurro , son pu rament e mos: sola mi re-

    putacin debe lastar los.

    No obstante m i 's incero dese o de ver reinar en Francia una

    l iber tad i lust rada; y aunque pienso que segn todas las reglas d

    i ina buena pol t ica, los f ranceses deber ai s deposi tar su esp r i tu , y

    poner sus bases en un cuerpo perma nente, y para Hacer efect iva

    la voluntad de este cuerpo, invest i r un sol rgano con el poder

    de ejecutar la; , mi pr imera car ia os habr probad o :q\ie he tenido

    sin embargo la desgracia de conservar a un ' grandes dudas "sobrb

    inuchos puntos muy importantes de vuest ras l t imas operaciones.

    Dos clubs que se establecieron en Londres, y so

    calificaron

    1

    el

    jx rio de Sociedad Constitucional, y el o t ro de Sociedad de j?evolu-

    cin, sancionaron y autor izaron con sel lo pbl ico y solemne algu-

    nos de los t rabajos de la asamblea nacional ; en vista de esto

    habris pensado que podiais contarme en el nmero de ios que Ic

    "aprueban, y me habis escr i to : ' ' , . '

    [ I ] Esta caria es de 1. de noviembre de 1790.

    *

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    He tenido e l honor de per tenecer 5 m uchos c lubs, en 163

    que se honran con profundo respeto la const i tuc in de este rc inb 4-

    y los princ ipios gloriosos d e nue stra revolucin; y me a trev o

    confesar, que soy uno de los que manifiestan mas ardor por con-

    servar esta const i tuc in y sus princ ipios en su mas a l to grado de

    pure za y de vigor: pon go, pues, demasiada importancia en no _

    come ter e rror a lguno . Tod os los que como yo quieren conservar

    la memoria de nuestra revolucin, y que son adic tos la -const

    tuc ion de este re ino, evi ta rn con gran cuidado que se les con

    funda con aquel la c lase de gentes, que ba jo e l pre testo y coa

    apariencias de ce lo por una y otra , se apartan con mucha fre*

    eencia de sus verdade ros princ ipios, y estn disp uestos apro-

    vech ar las meno res ocasiones, para abandonar aq uel espr i tu f i r-

    me y prud ente , que produ jo la prime ra y preside a l mismo t iem-

    po la conservaci n de la segunda . A ntes de co ntestar lo

    p u n to s m a s imp o r t a n t e s d e v u e s t r a c a r t a , me p e rmi t i r i s c o mu -

    nicaros lo que he pod ido averiguar acerca de estos dos c lu b

    Sj

    que bajo la pre ten dida ca l idad de cuerpos , juzgaron conven iente

    mezclars en los grandes intereses de la Francia , despues de ase-

    guraro s de nuevo que no soy ni he sido jam s miem bro de ningu-

    no de los dos.

    El primero, que se ha dado e l t tu lo de Sociedad de la Cons- f-

    tiucion, de propagan da constitutione, otro semejante , c reo que '

    existe hace sie te ocho aos. Su existencia la debe un motivo

    q u e e s l a u d a b l e e n p ro p o rc io n d e l o q u e l i e n e d e c ar i t a t iv o . Es t e

    inst i tu to se form con e l f in de poner en c irculac in, g ra tui ta -

    mente y espensas de los asociados, c ierto nmero de l ibros que

    pocas personas habrian querido compr ar, y que podriau h aber

    quedado resagados en los a lmacenes de los l ibreros con grave de-

    tr ime nto de una c lase de c iudad anos t i les. N o os dir si la ca-

    ridad d e los comp radores hab r de termina d la de los lec tores.

    Ta l v e z a lg u n a s d e e s t a s o b ra s h a n s id e e sp o r t a d a s F ra n c i a ; f

    sem ejant es las mercan cas que aqu no t ienen va lor, hab rn te -

    nido espendio entre vosotros. H e oido hablar much o de las luce

    q u e d e b e n b ro t a r d e e so s li b ro s e n v i a d o s c o mo e n e sp e d id o ^

    pero no me hal lo en estado de juzgar si con estas produ cciones

    sucede lo que con c iertos l icores, que pasando la mar se bombean;

    v os aseguro que menos pued o juzga r d e l grado de mejora quo

    esto pueda haberle s dado. Lo c ierto es , que jm as he odo ua

    hom bre de juic io regular media name nte instruido, una so la pe-

    fabra en e logio de las obras c irculadas por dicha sociedad, ni que

    Ja fama de las venta jas importantes que e l la procura , haya volado

    entre otras gentes que no sean a lgunos de sus miembros.

    Par ece que vues tra asamblea nacional ha form ado e l mism o

    conc epto que yo de aquel pobre c lu b tan cari ta t ivo. Como na-

    c ional , solo ha mostra do t odo su reconocimiento en favor de la

    socied ad de revolucin, aunque en just ic ia la de const i tuc in t ie -

    ne tamb in a lg n dere cho lo . mismo; p ero ya q ue vosotros ha-

    fee is escoj ido la primera por e l grande obje to de vuestros e lo-

    gios y acc in de grac ias, ha l la re is muy natura l que los l t im os

    procedim ientos de e l la l leguen ser tambin e l asunto de mis

    o b se rv a c io n e s . A d o p ta d a l a so c i e d a d d e e s t e mo d o p o r l a a sa m-

    blea nacional de Francia ha adquirido un grado muy a l to de im-

    portancia . As , pue s, favor por favor; y es tos seores habran sido

    elegidos para componer en Ingla terra una secc in de vuestra

    asam blea nacional , cuya doctrin a pr opagarn con un ce lo supe -

    rior . Seg n esto debem os considerarlos como una c lase de perso-

    nas privi legiadas y de a l to rango en la diplomacia . Entre las re-

    voluciones esta es la que ha t ra ido la luz las t in ieblas, y ha de-

    corado con todo su esplendor a l mri to desconocido. . En ef ec to ,

    hast a este mom ento no me acuerd o haber oido h ablar jam s de

    este c lu b, y pued o aseg uraro s que nunca h a f ijado por un ins-

    tante mi a tencin, y lo ' que creo, ni la de otro a lguno, es cep-

    to la de sus soc ios. H e aqu lo que he pod ido descubrir acerca

    de su origen. E n mem oria de l aniversario de la revolucin acae-

    c ida en 16 88 un c lub de disidentes, cuya sec ta ignoro, habia

    conser vado po r la rgo t iempo la costum bre de reunirse e n una de

    gus capi l las para oir un s ermn, y c onform e a l u so de los otros

    lubs estos seores pasaba n e l resto de l dia en la e mbria guez .

    Ma s yo jam s ha bia oido decir que e l resul tado de estas piad osas

    *euniones hubier a sido a lguna de l iberac in sobre arreg lar los in-

    tereses pbl icos a lgn sistema pol t ico, y mucho m enos sobr los

    art culos mas admirables de la const i tuc in de una nacin estran-

    gera , hasta e l mom ento en que con la mayor sorpresa les h vis-

    to , por una no ta de fe l ic i tac in dir i j ida la asam blea nac ional

    gomo si estuv ieran rev est idos de un carac ter pbl ico, conceder

    esta la sancin de sus t rabajos.

    Na da ve ia yo en los ant iguos princ ipios y conduc ta de es-

    te c lub, a l men os por lo que se ha de jad o t rasluc ir , que pu-

    diese vi tuperarse con razn. Me parec a muy probable que c iertas

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    persef ias l lenas de deseo e le poner por obra a lgwn proyecto l ima-

    ri to habran q u e d a d o mu y c o n t e n t a s a l istndose en esta soc iedad,

    y se habran l isonjeado con escojer la cofrada entera por ic&t

    truniento de sus p i a d o sa s resoluciones, porque sen de l nmero d e

    aquel los honrados crist ianos que gustan de derramar benefic ios y

    ocul tar en la sombra la mano que los hace . Sin emb argo de que

    p o d r a t e n e r b u e n a s r a z o n e s p a ra so spechar de su manejo , no

    dar como c ierto sino lo que es pblico.

    N

    Po r l o qu e m toca me last imara m ucho e l poderse creer

    q u e h a b a t e n id o a lg u n a p a r t e a u n q u e indirec ta en estos ac tos.

    Confieso q u e c o n fo rme a l uso genera l , tom o como p art icular e l

    ma s v iv o n t e re s en t e d a s las especulac iones que produc e la es-,

    cena pol t ica de este mundo, asi en lo pasado como en lo pre-,

    sente , ya en la ant igedad, ya en les t iempos modernos, en l a r e -

    pblica d e R o m a , e n la d e Pa r s . Pe r o n o

    .

    habiendo rec ibido

    tina misin apostl ica , n i siendo mas que un c iu d a d a n o c u y a s ac -

    c iones to d a s e s t n su b o rd in a d a s la v o lu n t a d genera l , c reera

    h a c e r un a c o sain t e mp e s t i v a .-irregular, per lo menos, si abriera una

    c o r re sp o n d e n c i a en forma con el gobierno de una nacin estr;:n

    k

    g e r a sin l a e sp re sa autorizac in de aquel ba jo de l cual vivo. T a n -

    to me n o s q u e r r a me z c l a rme e n se me ja n t e c o r re sp o n d e n c i a , c u a n -

    to q u e b a jo l ad e n o min a c i n d e u nc a ra c t e r ta n e q u v o c o se podra

    h a c e r c re e r m u c h a s g e n t e s qu e no estn famil ia rizadas c o n

    n u e s t ro s u so s , q u e l a fe l ic i tac in de que se t ra a es obra de p e r -

    so n a s r e v e s t i d a s e n r e a l i d a d de un carac ter pbl ico, reconocidas

    por - las leyes de este re ino, y autoriz adas por las mismas p a r a

    o b ra r c o m o su s rg a n o s . Es t a d se g u ro d e q u e la simple vista

    d e e s t e t i tu lo genera l que l leva consigo el c a ra c t e r de a mb i -

    g e d a d n c e r t i d u mb re , ci esta f rmu la d e s i g n a tu ra s la q u e

    se han abierto las puertas todas d e v u e s t r a asamblea nacional , y

    la que s e lian c o n c e d id o los h o n o re s de u n a e n t r a d a t a n na*

    g e s t u o s a y u n o s aplausos tan bri l lantes c o mo si h u b i e ra i s t e n id o

    qu e rec ibir una diputac in solemne d e t o d o s lo s r e p re se n t a n t e s

    de l a G ra n B re t a a ; l a c ma ra de los comunes p o r solo e l moti-

    v o d e l e n g a o q u e : h a c e t e me r , se me ja n t e , denomina cin, m as

    bien que por su formula, habra,r e c h a z a d o , le jos de s la fohcii

    tac ion ma s a d u l a d o ra con e l mo t iv o m e n o s imp o r t a n t e . S i l a n o t a

    q u e e s t a so c i e d a d j u z g o p o r tu n o diri j i ros,h u b i e r a sido un a s im .

    pie disertac in, habra importado poco conocer su s autores-

    p o rq u e su s s o m b re e n o h a t o . a ^ L & o a ' g ^ o s u ^ o gf c

    ones. P ero es cosa muy dist inta ; es lo que o sofros bm amrta

    wsolution and vote, es dec ir : un decreto. Asi su fue rza est en su

    autent ic idad; y como no es obra sino de c ierto nmero d e indivi-

    d u o s , de los que muy pocos se han dado conocer, me par ece

    que todos e l los deban haber p u e s to su f i rma: as todo e l mundo

    habra podido saber cuantos y quienes son; y su apt i tud personal",

    sus conocimientos, su esperiencia y la considerac in que gozaran

    oy e l estado, h abran de termina do e l grado de importan cia qu e

    deba darse sus opiniones. C o mo so y h o mb re q u e n o g a s to ro -

    deos, he ca l i f icado su manejo d e d e ma s i a d o a s tu to . T i e n e mu c h o

    aire de una estra ta gem a pol t ica , cuyo fin es dar, a l abrigo de

    upa ca l i f icac in pomposa , , importancia las dec larac iones p ibl icas

    de este c lub: dec larac iones q ue no pare cen muy dignas cu indo,

    se las exam ina a lgo de cerca . Es te g nero de pol t ica se parece ,

    njucho a l fraud e .

    ,Yo me l isongeo d e amar, tanto com o cualquiera de estos se o-

    res.,sea quienf u e r e ,un a l ibertad varoni l , mora l y bien arreglada: y

    aun de que quiz he dado ta n b u e n a s p ru e b a s , c o mo c u a lq u ie ra d e

    ellos, demi adhesin esta ca usa en todo, e l curso de mi cond ucta

    gblica . Creo que la l ibertad de las dems naciones igualmente que-

    p.araellos, es para m un o b j e tod e e n v id i a ; p e ro n o p u e d o a d e l a n t a r -

    m e, ni repart i r la a labanza 6e l vi tuperi o nada de lo que dice or-

    den las acc ionesh u ma n a s por la simple vista de un obje to despren-

    d id o d e t o d a s su s re lac iones, en toda la desnudez y. en todo e l a is-

    lamien to de una . abstracc in metafsica . Las c ircunstancias que na-

    d a so n p a ra a lg u n a s pprsonas, son no obstante en rea l idad lo q ue

    da todo princ ipio pol t ico su color dist int ivo y su v e rd a d e ro c a ra c -

    ter. Ellasson las que hacen un planc ivi l y pol t ico, ti l daoso a

    g n e ro h u ma n o . En un sent idoa b s t r a c to se p uede decir de l gobier-

    no ig u a lme n te que de la l ibertad, que esb u e n a cosa . Pero ahora diez

    37"oshabra p o d id ofe l ic i ta r rac ionalmente la Francia sobre su go-

    bierno, porque entonces lo tenia , sini n fo rma rme a n t e s d e su n a tu ra *

    loza , yd el mo d ocon que se le administrab a Pue do e l d ia de hoy fe-

    l ic i ta r la misma nacin por su l ibertad? Y porque la l ibertad en su

    sent ido a b s t r a c to d o b e

    c l a s i f i c a r s e

    e n t r e los benefic ios de l

    h u m a n o ir cumplimen tar seriam ente . un loco que se sustra jo-

    de la t raba , p ro t e c to ra ,y de la sa ludable oscuridad de su jaula ,

    po r el r e c o b ro de la luz y de su: l ibertad? Ir cump limentar .

    Un sa l teador de caminos," un asesino que hubier a roto sus ca-

    d e n a s^ p o rq u e h a r e c o b ra d o su s d e re c h o s n a tu ra l e s? Es to se n a

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    renovar la escena de los criminales conden ados S ga leras, y de su

    heroico l ibertador e l de l i rante cabal le ro de la t r iste f igura .

    Cuand o veo obrar en pos de l espr i tu de l ibertad, me siento,

    herido de la fue rza de l princ ipio que se pone en acc in; mas por

    el p ro n to esto es todo lo que pue do con ocer. En e l primer mo-

    m e n t o d e una ferm entac in, en cuyo progre so se desp renden los

    g a se s , p a ra formar juic io es necesario esperar qu e ca lme un poco

    la primera efervescencia , que el licor se clarifique y que se vea

    algo mas c laro que una superfic ie espum osa hirviente As pu es,

    :r.tes d e deter mina rme fe l ic i ta r a l tame nte los hombr es por

    cu Iquiera benefic io , debo asegurarm e bien de que lo han rec i-

    bi ' io . L a l isonja corrompe un t i emp o a l que la rec ibe y a l q"0

    la la: el pueblo y los reyes han esperimentado mas de una vez

    los pe l igros de la adulac in. Po r e s t a s r a z o n e s su sp e n d e r mi s f e -

    l ic i tac iones sobre la nuev a l ibertad de la Francia hasta haber me

    inform ado del mo do con que ha sido combinada con e l gobierno,

    co n la fu erza pbl ica , con la disc ipl ina y obediencia m il i ta r , con

    la ecsac t i tud y dist r ibucin d los pagos efec t ivos, con la mora l y .

    la re l igin, con la seg uridad de las propied ades, con la paz y e l

    orden , con las costum bres pbl icas y privadas: todas estas cosas

    son tamb in bu enas en su especie ; sin e l las la l ibertad no es un

    benefic io mientras dura , y sin e l las no puede d urar la rgo t iempo.

    El e fec to de la l ibertad en los individuos consiste en ha cer todo

    lo que les agrade; lueg o de bere mos ver lo que les agrada ante s

    de aventu rar fe l ic i tac iones r iesgo de verno s obl igados en se-

    guida cambiarlas en cumplimien tos de duelo. As es com o la

    prude ncia nos pres cribir a ob rar con respe cto los homb res con-

    siderad os como individuos separad os. Mas. cuando obran en cuer-

    po, la l ibertad es unapotencia. Lo s h o mb re s p ru d e n t e s n o se de -

    c l a ra r n a n t e s de haber obse rvado e l uso que se ha ga de esta

    potenci a , y part icu larme nte de una co sa ta n su j e t a p ru e b a c o mo

    un nuevo p o d e r e n p e r so n a s nuevas, cuyos princ ipios, carac teres y

    disposic iones son poco nada conocidos, y en c ircunstancias en.

    que aquel los q u e -mu e s t r a n d a r se ma s mo v imie n to n o so n q u i z l e s

    v e rd a d e ro s motores. .

    No obstante , la soc iedad de la . revolucin es superior todas

    e s t a s considerac iones. M ie n t ra s e s tu v e e n e l c a mp o , d e d o n d e

    tuve e l honor de escribiros, no tenia sino una idea imperfec ta de

    s us maniobras. C uando me rest i tu la c iudad me procur una

    coleccion de sus doctrinas publicada por su orden con un dis*.

    a

    Crso de l doctor Tric , una carta de l duque de la EochefoucauT,

    o t r a d e l a rzo b i sp o d e A i s , y o t ro s mu c h o s d o c u me n to s . E l t o d o

    de esta produccin, cuyo obje to manifiesto era establecer una co,

    necsion rea l entre nuestr os asuntos y los de la Franc ia , y arras-

    t ramos imitar la conducta de la asamblea nacional , me causo,

    lo confieso, una afl icc in profund a; po rque la influencia de. es ta

    condu cta sobre e l pod er pbl ico, sobre e l c rdi to , sobre la pros-

    peridad y t ranquil idad de la Francia , hac indose cada da mas sor.

    prnd ente , indica tambin , por la march a de la const i tuc in que

    se establece , cual s er la forma de su gobierno. Est amo s hoy ya

    en disposic in d e poder discernir con bastante ecsac t i tud la verda-

    dera na tura leza de l obje to que se nos propone imitar . Si hay

    circunstancias en que la prudencia , la reserva y c ierta especie de

    dignidad prescrib en e l si lencio, hay otras en q ue una p ruden cia

    de orde n superio r just i f ica e l part ido de publ icar uno sus reflec-

    giones. En tre nosotros los princ ipios de la confusion son muy d-

    bi les, yo os lo aseguro; pero entre vosotros no los l iemos^ visto

    aun mas dbi les en su infancia adquiri r de improviso una fuer za

    a t r e v id a , a c u mu la r mo n ta n a s so b re mo n ta a s , y d e c l a ra r l a g u e r -

    ra a l mismo c ic lo? Cu ando la casa de n uestro vecino se . est in-

    cendiando no se . pued e l levar mal que las bombas derram en a l-

    go sobre la nuestr a . Vale mas ser tenido en menos por temo res

    muy fuertes, que arruinado por una seguridad muy c iega .

    " Como la t ranquil idad de mi pa tr ia es e l princ ipa l obje to de

    mis votos, sin ser no obstante indiferente la de la vuestra , me-

    estend er mas en una correspo ndencia que a l princ ipio no h abia

    oonsagrado sino vuestra propia sa t isfacc in; vos, seor mo,

    cont inuar dr i j indeme, y mis miradas estar n siempre f i jas sobre

    vuestra pa tr ia . C onse rvar e l est i lo epistolar para q ue mis pen-

    samientos sean mas l ibres y pueda espl icarlos medida que vayan

    ocurriendo la mem oria , sin to marm e e l cuidad o de c lasif icarlos

    eon mas mtodo. Com ienzo por la conducta de la soc iedad de la

    revolucin; mas no me l imitar lo que concierne e l la . Y como

    podria hacerlo? Me figuro en e l estado de una gran crisis, y que

    no es la Francia sola, la que corre e l pe l igro, sino la . Euro pa en-

    tera , y aun mas que la Eur opa . Reun iendo todas las c ircunstan -

    c ias de la revolucin de Franc ia se puede decir que es c ierta -

    men te la mas asombrosa que se ha visto hasta ahora en todo e l

    mundo. En muchas ocasiones se han e jecutado las cosas mas.

    sorpr enden tes por los medios mas absurdos y r idculo s, ba jo for

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    a s qu e lo eran ot ro tanto , y por a g e n t e s que no podan ser ivas,

    despreciables. Tod o parece fuera del orden natural en este raro.,

    caos de l i jereza y de ferocidad, y en esta confusion de toda clase

    il c c r men es mezclados con toda esp ec i e de locuras. Fi jando los

    ojos sobre estas monst ruosidades y sobre estas esc enas tragi-c-.

    ruicas se ven su ccederse las pasiones mas op uestas, , y alguna vez.

    se confimden.en la imaginacin: se pasa del . desprecio la indig-.

    nacin, de la risa al llanto, y del desden al horror .

    N o obstante, es necesar io conveni r en que algunas p er so n as

    han contemplado es t a escena b a j o un. punto de v i s t a del todo di-

    verso: no han encont rado en el la s ino mater ia pa.ra arrebatos de.

    g o zo y t ransportes de admiracin; no han visto , en lo s acontec-,

    inientos de F i an c i a sino el esfuerzo valeroso v moderado de la,

    l iber tad: ha n hal lado toda la escena en ta l consonancia co n la

    moral y la religin, que no solo la h an juzg ado digna de l pa-.

    neg r ico de los seculares, de los temerar ios pol t icos maquiave- .

    listas, sino tambin muy propia p ar a se r el asunto de las. piado r

    sas efusiones de la elocuencia en el pulpito.

    l i e aq u el caso. -En la. maana del 4 de octubre filtim

    v

    congregado el club, la cofrada entera, en el punto de reunin,

    de los disidentes, cal le de Ol d r Jewr y , un minist ro muy emi nente

    de lo s no conformistas, el doct or Pric-e, profiri en forma de s er-

    mn las cosas ma cst raordinar ias, en que se notaban alguno?

    b.jcnos sent imientos de moral ,y de rel ig in, que no estaban mal

    expresados, pero que se perdan en cier ta e?pecie de ama lga.

    macion de opiniones y, de ref lexiones pol t icas de todo genero,

    siendo la. revolucin de Francia el ingrediente m as considerable

    d e esta coir.posicion. Yo ju;go la npta que la sociedad de la re*

    volucion d f ji ( i l a asam blea nacional po r conducto del L o t

    Stanho pe, como concebida segn lo s principios, de este sermn,,

    y como corolar io del mismo.. E n l hizo dicho predicador la,

    mocin de tal idea, y los nimos de to dos los oyent es al salir

    de l se r m n ex h a l an d o las.inspi raciones d e su ,elocuencia, la ad o p -

    taron sin modificacin ni censura alguna espl ci ta ni impl ci ta

    K o obstante, si algunos de losse o r es q u i en es se refiere esto,

    quisieran separar el sermn, del resul tado, quien sabe c mo h a ,

    an para aprobar el uao y desaprobar , el o t tp . Ei lqs pueden ha-

    cerlo; pero yo no.

    Considero, pues, este sermn como la declaracin pbl ica dg

    un hombre que est de acuerd co n escritores sediciosos y fil>

    Vi

    sofbs in t r igantes, eon telogos pol t icos y pol t icos t elog o asi

    paisanos como est raugeros. Yo s que han puesto este autor al

    ' f rente como un orculo , porque con la mejor in tencin del mundo

    filipisa

    n a t u r a l m e n t e

    y vier te sus profecas con la misma ecsa ct i tud

    que ellos, sus proyec tos.

    El est i lo de este sermn, creo que no h a te nido ejemp lo en

    ste reino, en ninguno de los pulpi tos en que se to leran se pro-

    tejen estas p iezas, desd e el ao de 1643, en que un predecesor

    del doctor Pr ice, el reverendo Hugo Peters hacia resonar las bo- ,

    veda s de la propia capi l la real, , en el palacio de S. Ja mes, con

    los honores y pr ivi legios de los que tenindose por santos, con las

    alabanzas de Dios en la boca y una espada de dos f i los en la

    man, deban apremiar al pagano y cast igar al pueblo , cargar ele

    cadenas - su s r ey es y de grillos su s n o b l es . " Poqos sermones,

    escep t o lo s del t iempo de la l iga en Francia, , de la poca fa-

    mo sa de nuest ra convencin en Inglate rra, estuvieron m enos l ie

    no s de p esp r i tu de moderacin, que el del club de Cld-Jew ry.

    No obstnte, supongamos que se ha podido hal lar alguna en este

    sermn pol t ico , todava es necesar io conveni r en que la poltica y

    -el .pulpi to no andan juntos. En la ig lesia no debe o rse sino la

    dulce voz de la ca ridad cris tiana. La, causa, de la liberta d y la

    del gob ierno civil , no ganan mas que la de la religin por esta

    confusion de deberes. Los que se desnudan de su propio caracter

    por revest i rse de ot ro que no les per tenec e son por for tuna pogos

    en nmero, y no. son capaces de ejerce r el uno ni el o t ro . Del

    todo est range ros en el mundo, en el que t ienen tanto deseo d e

    presentarse, y enteramente novicios para todos los asuntos, sobre

    los que deciden con tan grande conf ianza, no t ienen de comn,

    con la pol t ic a mas que las pasiones que esci tan. La ig lesia es ua

    lugar en que se debe conceder la t regua de un da la s animo-

    sidades y disensiones del gnero humano.

    He vistQ como una i jo vea d quq est muy lejos de no ser

    pel igrosa, que so haya vuel to emprend er esta predicacin des-

    pues de un tan la rgo si leucio . No por eso. censuro en todas sus

    par tes igualmente este d iscurso: la profanacin que, se h a hecho

    de ua cnt ico divino tenido en gr

    ;

    anjle consideracin por una de

    nuest ras universidades, y la de ot .ros cnt icos divinos, recomenda-

    bles ent re lo s l i teratos, aunque nueva, pued e ser conveniente y ,

    oportuna. Si los nobles ad miradores no pudieran hal lar nada con

    que sat i sfacer sus piadosas fantasas en el ant iguo almacn dq la

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    ig lesia nac ional ni en la r ica varie dad con qne estn perfec tas-

    pente surt idos los a lmacenes de las congregaciones disidentes, e l

    doctor Price les ha adver t ido que pod rn abastece rse en los de

    los no conformistas , y establece rse por cada uno de e l los una asam-

    blea arreglada sus princ ipios part iculares. Es notable que e l re -

    verendo ec lesist ico haya manifestado tanto ardor por eri j i r nue-

    vas iglesias, y una indiferencia tan perfe c ta con respe cto la

    doctrina que pud iera predicars e en e l las. Su ce lo tenia un carc-

    ter singular: no se ocupab a en propag ar sus opiniones propias^

    sino to das las opiniones. No tenia por o bje to difundir la verdad,

    sino sembrar la contradicc in: con ta l que estos nuevo s predica-

    dores dif i r iesen en opinin, no importaba sobre quin ni sobra

    qu . Asegu rado una vez este gran punto, es incontestable que la

    re l igin de e l los es razonable y convenien te los hombres . No.

    s si la re l igin sacar tod as las ven ta jas que pro mete e l c lculo

    d e l o s t e lo g o s c o mo re su l t a d o c i e r t o d e a q u e l l a g ra n c o mp a a

    d e g ra n d e s p re d i c a d o re s . " Es to se r i a se g u ra me n te u n a a d i c i n

    imp ortan t de plantas des conocidas aquel la vasta colecc ion do.

    c lases conocidas, de gnero s y especies que ac tua lm ente emb e-

    l lecen e l hortus siccvs de los disidentes. Los discursos de un no

    ble duque, de un noble marqus, de un noble conde , de un

    o sa d o b a r n , a u me n ta r a n v a r i a r a n l o s p a sa t i e mp o s d e e s t a

    c iudad que empieza cansarse de correr e l c i rculo uniforme de

    sus inspidas disipasiones. Yo est ipularla solamente que estos

    nuev os SS. Jo hns con respe cto los t ra je s y vest idos hic iesen a lgu-

    na escepcio n en los princ ipios de igualdad y democrafc ia que se es-

    pera de sus c tedr as i lustres. Los nuevos evangel is tas, me a trev o

    decir lo , han bu rlado las es peranz as que se haban concebido d e

    el los. No l legarn ser telogos pol t icos propia ni f iguradamen-

    te ; no estarn en disposic ion.de regir sus congregaciones como en

    los t iempos ant iguos y fe lices, n i de predicar su doctr ina regi-

    mien tos d e dragones, y cuerpos de infanteria y art i l le r a . Tal es

    medid as, aunq ue favorables la causa de la l ibertad c ivi l y re l i -

    giosa , no puede n conducir igualm ente la t ranquil idad nacional .

    Esta s l igeras restr icc iones , segn creo , no son g rande s escesos

    de intolerancia , n i grandes ac tos de despot ismo. .

    Ma s yo pued o decir de . nuestr o predicador

    utinam nugis

    tota illa dedsset tmpora sosvitia En aquel la bula fulminante no

    hay una disposic in inocente ; su doctr ina a taca nuestra const i tu--

    c ion en sus bases. La sociedad de la revolucin dice en este dis-

    crso pol t ico, que n uestro rey es casi e l f in eo rey leg al ea e l

    mundo, porque es e l nico que debe su corona la e lecc in do

    feu pueblo ." En c uanto los otros reyes de l universo, quienes

    este supremo pon tf ice de los derech os de l homb re con una f ie-

    re za mas que papal y con un fervor que no tuvo e jemp lo n e l

    iglo doce , despoja de to da la plen i tud de su poder lan zando e l

    - anatema por toda la redondez de l globo; en cuanto los reyes, d igo

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    comprendidos en su bula fulminante , y dec larados usurpadores,

    escepcion de uno, estos p erten ece considerar la acoj ida qu

    debern dar en sus dominios los misioneros apostl icos, que va-

    yan predicar sus vasa l los, que no son e l los los reyes legales:

    estos interesa ve lar sobre este punto. Pero en cuanto noso-

    tros, imp orta nuestr o soberano examinar muy seriamente la so-

    l idez de ese princ ipio, por e l cual estos s eore s reconocen que

    un rey de Ingla terra debe ser obedecido.

    Es ta d octr ina , si se apl ica a l p rinc ipe re inante , es u n

    absurdo, y entonce s no es ni verd ader a ni fa lsa ; establece la

    mas imaginaria y pe l igrosa , la mas i legal inconst i tuc ional de

    toda s las mximas. Seg n este doctor pol t ico espir i tua l , si e l -

    rey no debe su corona la e lecc in de l pueblo, no es rey le -

    ga lmente , Per o es fa lso que e l rey de este pa is obteng a la suya

    por este t tu lo; sin emb argo, si vosotros seguis esta doctr ina , e

    rey de Ingla te rra , que c iert isim amente no ha sido colocado sobre

    fe l t rono por a lgu na form a de e lecc in p opular , va le tan to ba j o

    Cualquiera respe cto como e l resto de esa banda d usur pado res

    que re inan, mas bien, que se han ap odera do del poder sobre

    toda la superfic ie de este pobre globo sin ninguna especie de

    dere cho de t tu lo la sumisin d e sus vasa l los. Es pues

    evi den te la pol t ica de aq uel la doctr ina genera l espl icada ea

    ta les t rminos. Es c laro que los propa gador es de este evan-

    gel io pol t ico esper aban que , scep tuand o a l rey de la Gran Bre -

    ta l la , su princ ipio abs trac to ( saber, e l de la necesidad de una

    elecc in popular para e jercer le galme nte la soberana magistra -

    tura ) causara a l princ ipio menos sensacin; pero que a l mis-

    mo t iempo s e acostu mbrarian gradualm ente los oidos escuchar-

    lo y acabaran por creer lo un princ ipio fu ndam enta l admit ido

    Sin rpl ica . Por e l p ronto no seria m as que una teo ria disc ut ,

    t ida y sostenida con la e locuencia d e una c tedra crist iana;

    pero que .se tendra do reserv a para ponerse en pr c t ica a lgn da

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    (OXDO ET COMPONO QT/GE MOX DEFROMER POSMF

    M i en t r as q u e n u es t r o g o b i e r n o es t ad o r mec i d o co n es t

    * po l t ica, l i so n g eu d o s l e co n u n a cscep c i o n en su f av o r , l a cu a l

    o ha asp i rado , se c r ee a l p a r ece r q u e d i s f r u t a l a s eg u r i d ad

    de que p a r t i c i p a co n l o s d ems , c u a n d o la op in ion est b ien le-

    ios de ser un a segurid ad . .

    As i e s co mo es t o s po l t icos obran cu an d o se p o no p o ca

    a t en c i n en su d o c t r i n a ; p e r o cu an d o se t r a t a d e ex am i n ar mas

    d e ce r ca e l f in d i recto de ella y el sen t ido n a t u r a l d e sus pa- ^

    h b r a s , e n t o n c e s se p r o m e t e n ev ad i r e s t e ex am en h ac i en d o j u g a r

    co n s t r u cc i o n es eq u v o cas y g i r o s capciosos. A si e s q u e , cu an d o

    1 d i c h o m u y p o s i t i v a m e n t e /qe el rey d I n g l a t e r r a d e b e l a - f -

    sen te y en el corazon la que suced i en Ing laterra cuaren ta aos

    an t es , a s i co mo t amb i n l a d e F r an c i a , q u e co n s t an t eme n t e co n -

    f u i d l a s t i . E s aecesa r i o < ue n o so t r o s d i s ti n g amo s lo q u e

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    olios confunden, y es necesario qu e haga mos volver su i rnagi ;

    nac in descarriada las ac tas de la revolucin que nosotros res-

    pe tam os, par a mostrarles los verdade ros princ ipios de esta . Si hay

    un lugar en donde pu edan hal la rse e stos princ ipios de la revo*

    lu c io n d e 1 6 8 8 , e s e n e l e s t a tu to l l a ma d o , D e c l a ra c i n d e d e re -

    chos. N o se ve en esta dec larac in sabia , mod erada y respetuo-

    sa , en esta dec larac in que ha sido reda ctad a por los primero s

    hom bres en la c iencia de la legislac in y de la diplomacia , y

    no por ardientes entusiastas dest i tu idos de esperiencia ; no se v

    aqui , d igo, una sola pa labra , n i aun la menor a lusin un dere-

    cho general de elegir los qne nos gobiernen, de deponerlos por

    mala conducta, y de crear un gobierno por nosotro s mismos. ^

    Es ta declarac in de derec hos (ac ta de l prime r ano del re - ^

    nado de Guil le lmo y de M aria) ha bindo se ac larado, confirma-

    do y ampliado, y f i jdose para siemp re sus princ ipios funda- r

    menta les, ha l legado ser la piedra angular de nuestra const i -

    tuc in. Se int i tu l : Acta para dec larar los derech os y las l iber-

    tad es de los sbditos, y para f i jar e l rdeh de la su ccesion

    la corona:" y notare is que esos derech os y ese orden de succe^

    sion estn en la m isma ac t a , .y l igados de una mane ra indiso-

    luble .

    Po c o s a n o s d e sp u e s d e e s t a p o c a se p re se n t u n a n u e v a

    ocasin de usar este d erech o de e legir nuestr os reyes. No 4 -

    habie ndo tenido Guil le lmo ning n hi jo , n i tampoco la re ina Ana

    que le su ccedi, tuvo e l parlame nto que o cupars e en t ra t ar de

    la succesion la corona , y de los jne dio s de ase gurar m as s-

    l idamente las l ibertades de l pueblo.

    En e s t a se g u n d a o c a s ion

    obr acas o seg n los princ ipios de l Club de Old-J ewry para le -

    ga l izar e l nue vo estab lec imiento de la corona? N o. Se confor-

    m los princ ipies qu e haban prev alec ido en la ac t a de la de-

    c larac in de derechos, como indicando con mas prec isin las per-

    sonas de la l inea prot estan te que eran l lamadas re inar . Se

    nota en toda esta ac ta dic tada por e l mismo princ ipio de po-

    l i t ica , que lo que interesa nuestra l ibertad y mira a l dere cho

    de succesion a l t rono, est incor porado en e l testo form ando

    xina mism a cosa . Lejo s de pensa r en est e d erech o de e legir

    Jos que nos gobiernen, se dec lar que es de absoluta necesi-

    da d para la paz y seguridad de este rein, que la succesion con-

    t n e en esta l nea ( la protestante que descenda de Jacobo 1. )

    y que es de igual importancia para la nacipn mantener en h

    venidero un trden d& succesion positivo, al qve los subditos re-

    curran siempre como su salvagu ardia. Ests dos ac tas, en que

    se hacen escuchar los orculos c laros infa l ibles que han dir i -

    gir lo toda la pol t ica de la revolucin, en vez de p resentar es-

    presines engaosas y enigmticas sobre el derecho de elegir

    los que nos gobiernen, prueban hasta la evidencia cuanto dista-

    ba la sabidura de la nac in de querer formar una ley genera l

    de un caso de necesidad.

    Sin duda en t iempo de la revolucin, y solo por esta vez ,

    se desvi un poco del orden estr ic to y regular de la succesion

    en la persona de l rey Guil le lmo. Per o es contra todos los ver-

    daderos princ ipios de la jurisprudencia tomar por regla una ley

    dada para un solo caso y para un individuo part icular: privi-

    legium non transit in exemplura. Si a lguna vez hub o un t iemp o

    favorab le para estable cer com o princ ipio, que un rey e legido por

    e l pueblo era e l nico rey legal , fue sin disputa e l de la r^vc

    lucion. Si no lo hizo ento nces es una pr ueba de que la nac in

    juz gab a que no deba hacerlo en ningn t iempo. No ha y h omb re

    que ignore nuest ra historia h asta e l punto de no saber, que la

    mayora de cada par t ido en e l par lamen to estaba tan poco dis-

    pues ta a obrar conform e este princ ipio, que an tes bien es-

    taba n determ inado s colocar la corona vacan te , no sobre la

    cabeza de l prnc ipe de Oran ge , sino sobre la de su muger M a-

    ra , primognita de l rey Jacobo, cuyo dere cho reconocan co mo

    inconcuso. Seria record aros una historia bien t r i l lada , poneros

    la vista todas las c ircunstancias que dem uestran qvie e l acon-

    tec imiento de Guil le lmo no fue una e lecc in, hablando con propie-

    dad, sino para todos aquel los que no deseaban efec t ivamente l lamar

    a l rey Jacobo, lo qu.e es lo mismo, inundar e l re in de sangre

    y espo ner la re l igin, las leyes y la l ibertad los mismos p e l igros de '

    que acababan d sa l i r : verda deram ente esta resolucin fue de ne-

    cesidad en toda la estension de l sent ido moral que puede dar-

    se esta pa labra .

    Adem as, es muy digno de observarse en est a ac ta , como

    se comport lord Somers en la de l icada redaccin de esta mi-

    nuta l lamada Declaracicn de derechos, d e q u e e s tu v o e n c rg a d o

    en la cual el parlamen to en un caso part icula r se . apar taba de

    rdfen estr ic to de la succesion en favor de un prnc ipe , que

    aunque no era e l mas inmedia to , no obstante distaba poco de

    fe l nea que tenia der echo la corona antes que e l , T amb in

    2

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    os digna de notarse la destr eza con que se ha enc ubie rtan tos

    ojos de todos aquel la interrupcin acc identa l en e l orden de

    la succesion. En esta ac ta de necesidad se adhirie ron tod o

    lo que podia sosten er la idea de una succesion heredi tar ia y

    aquel hom bre c lebre , y la legisla tura que le succedi no de ja-

    ron de seguir la misma marcha , y encaminar todos los nimo s

    es te princ ipio de la succesion. Aquel hbi l redactor, de jan do

    el est i lo seco imperante de una ac ta de l parlamento , esc i

    a

    en los pares y en los comu nes un piadoso t ransporte . Entonec-s

    se les ve declarar que miran como un efec to maravi l loso de

    }

    . la providencia , como un efec to de la bondad misericordiosa de

    Dios c ia esta nac in, haber conservado las reales personas de

    sus magestad es, haberles hecho reinar felizmente sobre el trono

    de sus antepasado s: que por este beneficio dirijen al cielo desde el

    fondo de sus corazones su humilde accin de gracias y sus ala-

    banzas. " El parla mento sin duda tuv o la vista la ac ta de

    reconocim iento de la re ina Isabel y la de Ja cobo I , amb as tan

    enrgic amente declara torias so bre la na tur a leza heredi taria de la

    corona , com o que los redac tores siguieron en gran part e c oa

    una exact i tud casi l i te ra l , las pa labras y aun la form a de acc in

    de grac ias que se en cuentran en aquel los ant iguos e sta tu tos

    declara torios.

    Las dos cmara s, en la a c ta de l rey G uil le lmo, no dieron

    grac ia s Dios- de que les habia pre sentad o una ocasion tan be-

    l la de hacer va ler e l derech o de e legir los que nos gobier-

    nan y aun meno s de haber pr ocedi do la e lecc in como ni-

    co t tu lo legal la coro na . Por e l contrario , tuvieron com o un

    efec to de la providenc ia haber esca pado , aun en la apariencia , ,

    d e se m e ja n t e c o sa : e c h a ro n u n v e lo p o l t ic o y d ie s t r a me n te t e -

    j ido sobre todas las c ircunstancias que podan debi l i ta r los de-

    rechos que intentaban perpetuar en un orden mejor de succe-

    sion, 6 que podan hab er servido de e jemplo para desviarse ea

    . lo venidero de un plan qu e ac abab an de f i ja r para siempre . E

    b

    consecuen cia las dos cm aras, no querie ndo re la jar ninguno d e

    jos res ortes de nuestra monarqu ia ; queriendo , por e l contrario ,

    prescribir una conformidad muy rigurosa los usos prac t icados -

    por nuestros antepasado^, com o se ve en los esta tuto s dec lara-

    torios de l ' re ina Mara y de la re ina Isabel , reconocen en la

    c lusula siguie nte : que sus m ages tade s estn revest idas de

    toda s las prerrog at ivas legales de la coro na: que las t ienon ea

    , .sS plenam ente por buen derecho, entera men te conci l ladas, in-

    corporadas, reunidas y enlazadas." En la c lusula que sigue , pa-

    ra preven ir toda d eman da que pudiera dimanar de ant iguo s pre-

    tendido s t tu los la corona , se dec lar ( teniend o cuidado tam-

    bin de co nservar e l mismo est i lo , la misma pol t ica t radic ional ,

    y de repet i r como una especie de rbrica las espresion es de

    las ac tas preceden tes de Isabel y de Jaco bo) que de la es-

    tab i l id ad d e l orden de succesion dependen, ba jo la protecc in de

    , ,Dics la unidad y la paz de esta nac in."

    Las dos cm aras reco nocieron que un t tu lo dudoso de suc-

    cesion se p arecera mucho una e lecc in, y que una e lecc in

    seria enteramen te des truc t iva d e la unidad y de la paz de es-

    ta nac in, cosas que m iraban como de gra n importancia . Pa ra pro-

    curarnos esta ve nta ja , y por consiguiente desviar para siem pre

    la doctr ina de l Club de Old-Jewry,

    (el derecho de elegir los

    t/ue nos gobiernen) aadiero n una c lusula estrac ta da de la ac-

    ta prece dente de la re ina Isabel , en qu e se encuentra la p ren-

    da mas solemne en favor de la succesion heredi taria y la re-

    nuncia mas formal que pudiera hacers e de los princ ipios qu e

    sta sociedad les imputab a . L os lores espir i tua les y te mpora -

    l e s y los comunes, nombre de todo e l pueblo susodicho, se

    someten f ie l y hum ildeme nte , asi como tambin sus he reder os

    , ,y su posteridad para siempre , y pro meten f ie lmente sostene r,

    mante ner y defender sus mag estad es, igualmente e l orden

    de succesion la corona que aqui se especif ica y se cont ieno

    >,con toda la fuerza de su poder &c . &c ."

    Dista tanto de la verd ad que nosotros hubiram os adquiri -

    do po r la revolucin e l derecho de e legir nuestros reyes, que

    aunqu e ant es lo hubis emos pose ido, la nac in inglesa lo renun-

    c i entonces solemne mente , y lo abdic par a siempre por s y

    p o r su p o s t e r i d a d . E s to s se o re s p u e d e n e s t a r t a n u fa n o s c o mo

    gusten con sus princ ipios repu blican os; mas por lo que m

    toca no deseo pasar por mejor Whi g (

    :

    ) que lord Somers , n i

    entender los princ ipios de la revolucin mejor que aquel los que

    la dir igieron y te rminaron, ni leer en la dec larac in d e los d e-

    rechos a lgunos misterios desconocidos de aquel los, cuyo est i los

    [*] Con este nombre se designan en Inglaterra los partidarios

    del gobierno republicano ,

  • 7/26/2019 Burke reflexiones sobre la revolucion fransesa

    14/133

    penetrante ha grabado on nuestros reglamentos y en uestrdK

    corazon es las pa lab ras y e l espr i tu de esta ley inmorta l .

    Es ve rdad que favor de los poderes que dimanab an de

    la fu erza y de la ocasin, la nac in era enton ces en c ierto mo-

    do l ibre en e legir e l part ido que le agrad ara para l lenar e l

    t ro no; m as no era l ibre para obr ar de esta mane ra , sino por

    las mismas ra zones que lo habra sido para destruir la monar-

    qua y todas las dem s partes de la const i tuc in. No obstan te ,

    los legisladores no pens aron que un a mutac in tan a trev ida es-

    tuvie se en sus a tr ibuciones. Es c iertam ente m uy difc i l , y ta l

    vez imposible , sealar los l mites de las facul tades abstrac tas

    del poder sup remo , ta l como se e jerc an -entonces por e l par-

    lamento. P ero en cuanto la comp etencia mora l , aquel la que

    en e l e jerc ic io mism o del poder mas incontes tablem ente sobera-

    no somete la voluntad de l momento la razn permanente ,

    las mximas constantes de la f ide l idad, de la just ic ia y de una

    p o l t i c a fu n d a me n ta l

    invariable , sus l mites son perfec tamente

    inte l igibles y verd ader ame nte impera t ivo s para aquel los que e jer-

    cen a lguna autorida d en e l estado bajo cualquiera nomb re ,

    cualquiera t tu lo , sea e l que fuere . La cm ara de los pares, p oi 4

    e jemp lo, no es mo ra lme nte comp etente pa ra disolver la cma-

    ra de los comunes, ni para disolverse e l la misma, ni para ab-

    dicar siquiera la par te que le correspond e en la legisla tura de l

    re ino. Aun que un rey con respe cto su persona pued a abdi-

    car, no puede con respe cto la monarqua . Por una razn tan

    poder osa com o esta , mas fue rte , aun la cmara de los

    comu nes no pu ede renunciar la pcrc ion de au toridad que le

    com pete . El comp romiso y e l pac to socia l , l lamados genera lmen-

    te const i tuc in, prohib en ta l invasin abandono. La s partee

    componentes de un estado estn obl igadas aguardarse la fe pbl ica ,

    no solo entre s , sino tambin con respecto todas aquel las

    que t ienen gran de inters en su comprom iso, tanto como e l

    e s t a d o e n t e ro d e b e g u a rd a r l a c o n l a s o tr a s c o mu n id a d e s se p a ,

    ra da s: de otra suert e se confundiran bien pronto la competen-

    c ia y e l poder, y no quedara m as ley qu e la raz n del mas

    fuer te . Co nform e este princ ipio la sccesion la corona siem-

    pre h a sido lo que es hoy, una sccesion heredi taria por la ley

    En la l nea ant igua era ta l por la ley comn; mas hoy lo ee

    en vir tud de una ley establec ida y de un esta tu to arreglado

    & los princip ios de la ley com n, cu ya subs tanci a 110 se ha va

    t i ivlo , aunq ' is se ha regula rizado e l modo, y de un esta tu to en

    que estn definidas las personas. E stas dos espe cies do ley t ie -

    nen una misma fuerza , y se derivan de una autoridad igual , pues-

    to que dimanan del consent imiento genera l y de l pac to d e la

    convencin socia l , communi s])onsione repblica , y como ta les l i -

    gj n igualmente a l rey y a l pueblo, todo e l t iempo que se ob-

    serven sus disposic iones y que r i jan a l mismo cuerpo pol t ico.

    Si no nos de jam os estraviar po r toda s las sut i lezas-de una

    metafs ica sofist ica , es fc i l conci l ia r e l uso de una derog acin

    pasag era con la existencia d e una regla f i ja , y avenir e l princ ipio

    sagra do de la sccesion heredi taria con e l poder de variar su

    apl icac in cuando se presente e l caso de una necesidad imperio-

    sa , y aun en este estremo (si se quiere va luar la estension de .

    nuestros derech os por e l uso que hic imos de e l los en t iemp o

    de la revoluci n) esta a l te rac in no pued e tener lugar sino ni-

    cam ente en cuanto la parte vic iosa , en cu anto aquel la que

    prod ujo la necesidad de separar se de la regla , y aun en ton-

    ces debe efec tu arse sin descomp oner la masa ente ra de l cuer-

    po c ivi l y pol t ico, s pre te sto de crear con los primeros e le-

    mentos de la soc iedad un orden n uevo de cosas.

    Un estad o que se ha l la ra priv ado de hacer va riac iones en

    su const i tuc in, lo estara tambin de los medios de conse rvars e :

    sin estos medios pu ede corre r r iesgo de perder aun la parte de

    su const i tuc in que deseara guarda r mas re l igiosamente . Est os

    dos princ ipios de conservacin y de refo rma obraron fuertem en-

    te en aquel las dos e 'pocas cr t icas de la restaurac in y de la

    revolucin cuando la Ingla terra se encontr sin rey. En dichas

    pocas la nac in haba perdid o los apoyos de su ant iguo edi-

    f icio; sin emba rgo no quiso destruir lo todo ente ro; por e l con-

    trari o , solo refo rm enton ces la part e defec tuosa de la ant igu a

    const i tuc in conserva ndo e l resto sin a l te rac in, de m odo que

    este se ad apta ra bien la parte reforma da. La nacin obr por

    medio de las masas organizada s de nuestra ant igua for ma de

    gobierno, v no por e l de molculas orgnicas de un pue blo de l

    todo descom puesto. T al vez en ningn t iempo la legisla tura

    soberan a ha mo strado un inters mas t ie rno por aquel princ ipio

    funda men ta l de la cons t i tuc in inglesa , que en la poca de

    la rev olucin en que se desvi de la l nea rec ta de la

    sccesion heredi taria . La corona se l lev un poco mas a l l de

    la l nea que habia corrido hasta entonces; mas esta nueva l i -

  • 7/26/2019 Burke reflexiones sobre la revolucion fransesa

    15/133

    B

    ea part a de l mismo tronco, e ra una rarf ia l lamada tamb in,

    t a h e re n c i a ; u n a r a ma d l a m i sma sa n g re , d i s t i ng u id a so l ame n -

    te con e l nombre de rama -protestante. La legisla tura a l te rando

    la direcc in y conservando e l princ ipio , d i una prueb a de qu e

    lo miraba como inviolable .

    Seg n este princ ipio, la ley de succesion haba sufrido ya

    ciertas correcc iones antes de la poca de la revo lucin ; a lgn

    t iempo despues de la conquista se susc i ta ron grandes-^cuest io-

    nes sobre e l princ ipio legal de la succesion, y se puso en duda

    si debia preferi rse la succesion per capiia, per stirpes. Pe ro

    sea que se es c luyese e l here dero por cabez a , para colocar

    en su lug ar a l hered ero por origen, a l contrario : sea qu e e l

    here der o protes tante se prefi r iese a l ca tl ico, e l princ ipio de la

    succesion heredi taria sobrevivi siempre con una especie de in-

    morta l id ad pesar de toda s estas a l te rac iones.

    Multosque per annos

    stat fortuna domus, et avi numeran lur avorum.

    Tal es e l espr i tu de nuestra const i tuc in, no solo en e l

    curso ordinario de las cosas, sino aun en todas nuestras re-

    voluciones. De cualquiera manera que un princ ipo haya subido

    al t rono, sea que haya de l j ido su corona la ley, sea que la

    haya conquistado por la fuer za , e l princ ipio de la succesion se

    h a c o n t in u a d o , a d o p ta d o s i e mp re .

    Los miem bros de la soc ied ad de la revolucin no han

    visto en la de 1688 mas que un desvio de la const i tuc in, y

    han to mado este desvio de l princ ipio por e l princ ipio mismo.

    Han considerado poco las consecuencias evidentes de su doctrina , de-

    biendo haber observado que no de jaba una autoridad c ierta sino un

    peq ue o nme ro de inst i tuc iones posi t ivas d e este re ino. Una

    vez establec ida una mxima tan incapaz de defenderse como

    est a de que e l t rono no se ocupa legalmente sino por e lecc in"

    ninguno de los decre tos sancionados por los prnc ip es que han

    re ina do antes de la poca imaginaria de la e lecc in pue de ser

    vl ido. Q uieren estos teorista s im itar a lgunos de sus prede-

    cesore s que arreb ataron de l reposo d e sus sepulcros los cuer-

    pos de nuestros ant iguos so beranos? Se proponen condenar y ta -

    char de nul idad todos los soberan os que han r e ina do ' a ri tos

    de la revolucin, y en con secuencia deshon rar y mancha r el t ro-

    no de Ingla ter ra con la infern nota de una usurpacin cont i-

    nuada? F re tead cn que caduqu en, que ge anulen, vuelvan po

    erss en duda los t tu los do nu estros rey es y a quel gran cue*

    no de nuestros esta tutos que han tenido fuerza de ley en los

    re inados succesivos de aquel los quienes m iran como usurpa-

    dores? Hacer nulas las

    l e y e s

    de un va lor inaprec iable para ne s.

    t a l ibertad , de un va lor tan gr ande como no lo es e l de nin-

    guna de las que se han promulg ado en la revolucin desp us

    de esa poca? Si los reyes que no deben su coron a a l a e f e .

    ion de s us pueblos no tuvieran t i tu lo para dar leyes, qu se ha-

    a n u e s t ro e s t a tu to d e Tallagio non eoncedendo [l e y d e Ed u a rd o ] .

    -.El de Pelition of Right [de Carlos I] , la ac ta de Babeas corpus

    fd e C a r lo s l l ? Es to s n u e v o s d o c to re s d e l o s d e re c h o s d e l h o mb re

    p re t e n d e n a f i rma r q u e Ja c o b o I I, q u e r e in c o mo p a r i e n t e m u

    ercano conforme las reglas de una succesion que no esta-

    ba ordenada entonces como lo ha sido despues, no le de he-

    cho y en rea l idad muy leg t ima mente rey de I ngla terra antes

    de aquel los ac tos de l mismo, que se han re putad o jus tam ente

    por una abdicac in de la corona? S i no lo hubiera sido cuan-

    tas turbulencias ocurridas entonces en e l parlamen to se habran

    ovitado Per o Jaco bo no era un usurpado r, aunque era un rey

    ma lo r e v e s t id o d e u n b u e n t t u lo . Lo s p r n c ip e s q u e l e s u c e -

    dieron, en vir tud de la ac ta de l parlamento que coloc la corona so-

    ir la cabeza d l a e lcc tr iz Sofa y de sus descendien tes, fueron re -

    ves lo mismo que l por d erecho d e herencia . Jacob o fue rey

    segn la ley, com o se Confirm con su advenim iento a l t ron o,

    Y los pr nc ipes de la c asa de Brunsw ick fuero n l lamados a l mis-

    m 0

    no po r e lecc in, sino por la ley confirmada de nuevo con

    lo s ' d iv e r so s a d v e n imie n to s d e l o s p r n c ip e s p ro t e s t a n t e s q u e o

    han ocupado en lo succe sivo: y asi m e l isonjeo de haberlo

    d e mo s t ra d o . su f i c i e n te me n te . La a c t a d e l o s a o s d u o d c imo

    V decimoterc io de l re inado de Guil le lmo, es la ley por la cual es-

    ta famil ia rea l ha sido especia lmente , l lamada la succesio n.

    Noso tros estamos l igados por las esp res 'ones de e l la : Nos y

    nuestro s heredero s y nuestra posteridad para con e l los, sus

    h e re d e ro s y su p o s t e r i d a d " mie n t ra s q u e fu e re n p ro t e s t a n t e s ,

    en los mismos t rm inos que en la dec larac in de los derechos

    os l igaban los herede ros de Guil le lmo y de Ma na. Po r es-

    to se han h echo inviolables un t iempo la succesion a la co-

    roa y la f ide l idad este derecho. Y qu otro motivo, sino

    este de de terminar conforme a l es p r i t u pol t ico de nuestra

    eonst i tuc ion un mtodo qu e f i jas esto gnero de succes.on

  • 7/26/2019 Burke reflexiones sobre la revolucion fransesa

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    gularm entfj dest inad o esc luir para siemp re la idea de una

    elfecc ion popular , habra hech o que e l p i r tu nent o d esde ase las

    e lecc iones bri l lantes y numeros as que podia verif icar en su pro-

    pio pa is, y buscar en e l estrangero una princesa , de quien de-

    ba sa li r la raza de nuestros rey es, con e l derech o de gober-

    nar mil lones de hom bres dura nte una la rg-, serie de siglos

    La princesa Sofia en la ac ta de los a os duod cimo y de-

    c imoterc io de l rey Guil le lmo fue declarada e l origen y t ro nco

    de que dimana ra e l orden de sccesion de nuestro s reyes; y no,

    se a tendi para esto sus mri tos personales en la administra-

    c in de l pode r, porque no lo habra podido e je rcer, y de he-

    cho no lo e jerc i jams. El la fu e adoptada por una sola razn,

    y solo por est a , sab er: porqu e , dice e l ac ta , la exm a. prin-

    c e s a So f i a , e l e c t r iz y d u q u e sa v iu d a d e I l a n n o v e r , e s h ij a d e

    , , la exm a. p rincesa Isabel , re ina que fue de Bohem ia hi ja de l

    difun to nuestr o soberan o y seor Jacob o I de fe l iz mem oria , y

    ' ,por esta razn es dec larada la mas prxim a en orden de sc-

    c e s i o n e n l a l n e a p ro t e s t a n te , &c . ; y l a c o ro n a p a sa r su s

    here dero s pro testan tes." El parlamen to 110 solo de termin que

    la l nea futura de nuestros reyes t ra jera su origen de la prin-

    cesa Sofia ( lo que vi como un punto muy im portan te); sino

    que ademas , Como notare is, cuid de subir por e l la a l ant iguo

    orige n d e la sccesion en la persona de Jaco bo I , f in de que

    la monarqua pud iera conserv ar en tod as las eda des una unidad

    sin interrupcin, y sostene rse (d e acuerd o con nuestra re l igion)

    en es te ant ig uo m odo d e sccesion, en e l que si nuestras l iber-

    tades haban corrido pe l igro a lguna vez , haban sido lo me-

    n o s p re se rv a d a s mu c h a s v e c e s e n me d io d e l a s t e mp e s t a d e s y

    tu rb u l e n c i a s su sc i t a d a s c o n mo t iv o d e d if e re n t e s p re r ro g a t i v a s y

    privi legios. E l parlam ento hizo bien, y la esperiencia nos ha ense ado

    q u e n u e s t r a s l i b e r t a d e s n o p o dr a n h a b e r se p e rp e tu a d o y c o n se rv a -

    do, como nues tro derech o heredi tario , en ninguna o tra form a

    mt odo que e l de una sccesion he redi taria . Par a esp eler una

    enfermedad i rregular v convulsiva puede ser necesaria una cri ,

    sis i rregular y convu lsiva ; mas e l orden de sccesion es e l es-

    tad o habi tua l de sa lud de la const i tuc in inglesa . Es cre ible que e l

    parlam ento cuando fi j la corona en la rama hanno veriana , que por

    la l inea de mu gere s venia de Jacobo I , no hubiera previsto los

    inconvenientes que podan resul ta r de l pe l igro de tener ta l vez

    dos, t res mas estrangeros l lamados a l t rono de la Gran Bre-

    /

    tsia l No: l conocia todos los m i les que podan provenir de ah ,

    y hac ia a lgo mas que sent i r los. Per o no se pue de . dar pru eba

    mas fuer te de l pleno convencim iento en que esta ba la Gran Bre-

    taa , de que los princ ipios de la revolucin no la autorizaban

    para e legir reye s su antojo sin considerac in a lguna los prin-

    c ipios funnd amen ta les de nues tro gobierno, que verla seguir adop -

    tand o un plan de sccesio n heredi tario en la l nea protestante , sin

    emb argo de que tenia la vista y obraban sobre su es pr i tu con la

    mayor fuerza los inconvenientes de una l nea estrangera .

    Yo ma habra a vergo nzado , hace a lgunos aos , de insist i r

    tanto sobre un asunto tan evide nte por s mismo y que ex je

    tan pocas espcaciones: mas lo he hecho, porque en e l d ia es-

    ta nueva doctrina sedic iosa inconst i tuc ional publ icam ente se

    profesa y se imprime. La aversin que tengo las revolucio-

    nes, cuyo primer gri to de a larm a se h a dado casi siempre en

    el pulpi to ; e l espr i tu de mudan za que se manifiesta , e l despr e-

    c io tota l de las ant igu as inst i tuc iones que os domina , y que po .

    dra >muy bien introd ucirse entre nosotros lue go que se pongan

    n oposic ion con la conveniencia de l mom ento presen te , con

    el a trac t ivo de la propensin de l dia ; tedas estas considerac io-

    nes pru eban en mi juic io , que dista m ucho de ser una impr u-

    dencia volver c ia a tr as nuestra a tencin y f i ja rla sobre los ver-

    dader os princ ipios de nuestr as leyes domst icas que vosotro s,

    ni i que rido fra ncs, de bera is e mpe zar conocer, y nosotros ser

    guir amando. ""Ni unos ni otros, sobre ninguna de las dos ori l las

    del canal de la Mancha, deberamos de jarnos chasquear con mer

    T

    eancias contrah echas que a lgunas personas doblem ente fraudulenr

    tas espertan pri meram ente para vosotros con miras perversas- ,

    orno materias primer as proce dentes d e nuestro suelo, au nqu e

    al l sean tota lmente estrangeras, f in de hacerlas volver les-

    pues dolos amente su pro pia pa tr ia , fabricadas segn la nu t a

    mo da y la nueva per fecc in de la l iber tad la parisiense .

    El pueblo ingls no imitar modas que antes n o haya pro-

    bado, ni torna r a l uso de aquel las cuya prueb a le fue tan des-

    grac iada . El ve la sccesion legal heredi taria a l t rono como una

    de los derecho s de la nac in, y no como una desv enta ja , como

    un apoyo de su l iber tad, y no co mo un med io de servidum bre

    Ve e l complex o d e . su gobierno ta l cual es , como de un va-

    lor inest imable ; y est persuadido de que la t ranquila sccesion

    la coron a es una de las pren das de la esta bilida d y perp.e*

    tuidad de toda s las partes de nuestra const i tuc in.

  • 7/26/2019 Burke reflexiones sobre la revolucion fransesa

    17/133

    Ante s de pasar otra cosa , me permit i r is de tenprr ee en

    uno de los miserables art i l ic ios, que los pa tron os de la doctr i -

    na de la e lecc in la corona estn siempre dispuesto s em-

    plear para des acredi tar los que sost ienen los verda deros prin-

    c ipios de nuestra const i tuc in. Cuand o defienden la causa de la

    succesio n h eredi tari a , a l instante supo nen estos sofistas motivo s

    intereses part iculares, pre tendiend o que se obra en favor de

    e l los. Es muy comn verlos manejar las disputas , co mo si lae

    sostu viera n contra a lguno s de aquel lo s fant icos de la esc lavi-

    tud que hoy dia se ven co n desprec io, y que en otro t iem po

    afirmab an ser la coro na de derecho divino heredi ta rio invio-

    lable , cosa que ya n adie querr defender. E stos ant iguos fan-

    t i c o s d e u n so lo p o d e r a rb i t r a r i o , c o mo s i l a ma je s t a d h e re -

    di ta ria fue ra e l nico gob ierno legal en e l mundo, dogm a-

    t izaban del mismo modo que los fant icos modernos de l poder

    arbi t rario de l pueblo sost ienen, que la e lecc in popular es e l

    nico medio de conferir autoridad leg t ima. Aquel los ant iguos

    entusias tas de la prerrog at iva rea l es taban locos, y ta l vez eran

    imp os en su doctrina , como si la monarqua hubiera rec ibido la

    sancin divina de un modo mas part icular que ninguna otra es-

    pecie de gobierno, y como si e l derec ho d e gobernar por he-

    rencia fuera absolutamente i rrevocable en cada persona y en

    tod o evento Irrevocabi l idad que no est en la esencia de nin-

    gn de rech o c ivi l pol t ico. Pero una opinion ^absurda sob re

    e l derecho here di tario de l rey la corona no pued e perjudi-

    car a la que es ra zonable y se funda sobre princ ipios sl idos

    de legislac in y de pol t ica . Si todos los publ ic istas y todos los

    t e lo g o s c o r ro mp ie ra n c o n s i s t e ma s a b su rd o s t o d a s l a s ma te r i a s

    que t ra tan, ya no habra ley ni re ligin en e l mundo. Mas los

    sistem as absurd os que se puede n estable cer sobre una cuest in,

    bo

    just i f ican aquel los que son sus contrarios por e l est remo

    opue sto, y no autorizan nadie para inventar hec hos ca lum-

    aiosos, n i publ icar mx imas pe l igrosas.

    La segun da pre tensin de la soc iedad de revolucin es e l de-

    sech o de depon er los que nos gobiernen, por mala condu cta ." Ta l

    ve z e l temor que tuvieron nuestros antepas ados de dar ta l e jem -

    plo de deponer por mala con ducta" ha sido la causa de que en

    la dec larac in de la ac ta que esta blece la abdicac in de l rey

    Jaco bo hayan sido muy mirados y minuciosos, como si esto pu.

    diera ca l i f icarse de un de lec to . Mas todas esta6 precaucionas

    y la reunin de todas esas c ircunstancias hacen Ver e l esp-

    r i tu de prudencia que re inab a en los conse jos de la nac in, sia

    embar go de que eran dir igidos por homb res quienes haba ir-

    r i tado la opresion de que acababan de l ibrarse , cuyo t r iunfo loa

    haba ecsa l tado, y su si tuac in los tenia na tura lmente dis puestos

    part idos estrem os y violen tos: estas precau ciones dan co-

    nocer e l emp eo con que estos grandes hombres que influan

    sobre la conducta de los negocios en esa poca , se esforzaron

    en hacer que de l seno de la revolucin naciera una paz dur a-

    dera , y no de jar para lo futuro un manantia l de revoluciones.

    No hay gobierno que pueda subsist i r un solo instante , si

    es permit ido t rastornarlo po r una cosa tan vaga y tan indefini-

    da como la idea que se t iene de la mala co nducta . Los que

    dirigan la revolucin no fundaro n la abdicac in vir tua l de l rey

    Jacob o sobre un princ ipio tan l igero y tan inc ierto . Lo acu-

    saban nada men os que d e un proyecto prob ado por una mul-

    t i tud de ac tos man ifiesto s; de t rastornar la ig lesia pro test ante

    y e l estado, sus leyes fundame nta les y sus l ibertades incontes-

    tables, y de haber roto e l pac to primordia l entre e l rey y e l

    pue blo: y esto es mas que mala co nducta . Una necesidad de

    las mas urgentes y superior la ley los de termin dar es-

    te paso y lo dieron con aquel la especie de repugn ancia que

    se siente a l obrar es trech ado por la mas r iguro sa de todas las

    leyes. Para asegurar la const i tuc in no ponian su confianza en

    la perspe ct iva de n uevas revolucion es. Po r e l contrario , e l ob-

    je to pol t ico de todas sus de terminacion es era poner los so-

    beranos futuros casi en la imposibi l idad de obl igar de nuevo

    al re ino la necesidad d e ocurri r remedios tan violentos. D e-

    jaro n la corona , en e l est ado que ha tenido siem pre los ojos

    y en e l espr i tu de la ley, esenta de toda responsabi l idad; y para ha-

    cerla aun m as independ iente , reunieron todo e l peso de la res-

    ponsabi l idad sobre los ministros de l estado. En e l esta t uto de l

    rey Guil le lmo, l lamado: Jeta declaratoria de los derechos y li-

    bertades de los subdito s, y para Jijar la succesion la corona,

    establec ieron que los ministros si rvieran la corona confo rme

    al tenor de esta ac ta . Poco despues pro veyeron sobre la fre-

    cuencia de las asambleas de l parlamento , por cyo**medio de-

    b a estar toda la administrac in ba jo la constante inspeccin y

    vigi lante censura de lo s re p re se n t a n t e s d el p u e b lo y ma g n a t e s

    d e l r e in a En l a g ra n d e a c t a c o n s t i t u cio n a l q u e s i g u i d e sp u e s .

  • 7/26/2019 Burke reflexiones sobre la revolucion fransesa

    18/133

    es decir , en la ac ta de los aos duod cimo y dcimoterc io de l

    re in ado de Guil le lmo, nuestros ma yore s para l imitar aun mas-la

    coron a y asegurar mejor los der ech os y l ibertad es d e los sub-

    di tos establec ieron que ningn perdn autorizado con e l se l lo

    , 'ma y o r d e In g l a t e r r a p o d r i a o p o n e r se c o mo e sc e p c io n c o n t ra

    acusacin inten tada por los com unes reunido s en parlam ento."

    De este modo las reglas de adminis trac in consignadas en la

    declarac in de los derechos, la inspeccin cons tante de los par-

    lamento s, y e l uso de hac er comp arec er en juic io , p arec ieron

    medio s mu cho mejores, no solo para aseg ura r la const i tuc in y la l i -

    bertad , sino aun para prevenir los vic ios de la administrac in; que

    esa reserva de un derech o tan di tic i l en la prc t ica , tan inc ierto en

    su e jecucin y por lo comn tan pernic ioso en sus consecueu*

    cias como es e l de deponer los que nos gobiernan."

    El Dr. Pric , en este mismo serm n, prescribe e l uso de

    hacer los reyes cumplidos l lenos de l isonja y de una i rr i -

    tante adulac in; y en eso t iene razn. En lugar de este des-

    agrad able est i lo para las ocasiones en que se haya de fe l ic i ta r

    a l rey, propon e que se le diga : Su magosta d deb e conside-

    ra r s e ma s b ie n c o mo u n se rv id o r q u e c o mo so b e ra n o d e su

    pueb lo." Esta nueva frmula no p arec e muy l isongera para

    un cumplido. Aun aquel los que son sirvien tes no solo en e l

    nom bre sino en rea l idad, no gustan de que se les recu erde asi

    su si tuac in, deb er y obl igac iones. En una comedia ant igua

    (Te renc . ac t . 1 esc . 1) dice e l esc l avo su seor: . ,esta men -

    c in es casi un vi tuperio ,

    hcec commemoratio est quasi exproba-

    tio." E sto no pued e ser agrada ble corno un cumplido, ni sa lu-

    dable como instruccin.

    Des pues de todo, si e l rey consint ie ra en hacer se e l eco

    de esta nueva frm ula de mensaje , si la adop tara en los mis-

    mos t rminos y escoj icra por for mulario de su est i lo rea l la de -

    nominacin de servidor de l pueblo, no imagi no cmo l no-

    sotros podriam os ganar en eso a lguna cosa . Yo he visto car-

    tas muy orgul losas en cuya conclusin no obstante se ponia :

    Vuestro muy humilde y muy obediente servidor. . La d o min a c i n

    mas a l t iva que se ha sufrido jam as sobre la t ie rra , tom aba un

    t tulo mucfio mas humilde que e l que ahora se h a propu esto

    los soberano s po r este apostol do la l ibertad Los reyes y las

    naciones han sido hol ladas ba jo los pi es d e un homb re que se

    hacia l lamar siervo de los skrvus, y las bulas esp edidas pa ra

    depon er los reyes, iban se l ladas con e l ani l lo de un pescador .

    To do e sto no lo habra yo visto sino como una e specie

    de discurso vano y fut , en e l que la manera de un humo

    fast idioso toleran a lgunas personas que se evapore e l espr i tu

    de l ibertad, si e l d ec ir esto no ten diera seriame nte apoyar ia

    idea y e l sistema de deponer los reyes por mala conducta . '

    1

    Bajo este aspecto merec e esto a lgunas observaciones.

    En c ierto sent ido los reyes son sin disputa los servidores

    del pueblo, p orque su peder no t iene otro obje to que e l de l

    provecho genera l . Mas no es c ierto que en e l sent ido ordinario

    ( lo menos por n uestra const i tuc in) te ngan nada que se pa-

    rezca lo que son los si rvientes, cuya condic ion esencia l es

    obedece r las rden es de otro , y ser movidos a l a rbi t r io de es-

    te . El rey de la Gran Bre taa nadie obed ece: todos los in-

    dividuos, en part icular colec t ivamen te , estn b a jo su man do v

    le deben una obediencia legal . La ley, que no sabe ad ular ni in-

    sul ta r , no l lama este a l to magistrado nuestro servidor, como lo ha-

    ce este humilde telogo, sino nues tro soberano y se ior R e ey" y

    nosotros no hemos aprendido hablar otro lenguage que e l pri -

    mit ivo de la ley, y no la gerigonza confusa de los pulpi tos de

    B a b i lo n i a

    Com o e l rey no deb e obedecern os, y s nosotro s la ley

    en la persona de l , nuestra const i tuc in uo ha tom ado provi-

    dencia a lguna para hacerle responsable de ningn modo, como

    Un servidor: nuestra const i tuc in no cont iene la idea de un

    magistrad o comc e l just ic ia de Arag n, ni de ninguna cor te le -

    ga lm ente establec ida , para suje ta r a l rey la responsabi l idad

    que es comn tod os los servidores. En esto su m agostad no

    se dist ingue de la cmara de los comun es ni de la de los pa-

    res, las cuales en su carac ter pbl ico independiente no pue-

    den

    ser obl igadas dar cuenta de su conducta ; por mas que

    afirme la soc iedad de revo lucin, direc t amen te contra lo mas sa-

    bio y be l lo de nues tra const i tuc in que e l rey no es mas que

    el servidor de l pbl ico, c reado po r este y responsable l ."

    Muy mal habran merecid o nuestro s mayores la reputac i n

    4e sabios en la poca de la revolucin, si no hubieran ha l la -

    do otro medio de asegur ar su l ibertad que debi l i tando su go-

    bierno y haciendo su t tu lo precario; sino hubieran descub ierto

    contra e l poder arbi t rario un remedio mejor que la confusion

    vil . Adem as, dennos conocer estos seo res ese represen-

  • 7/26/2019 Burke reflexiones sobre la revolucion fransesa

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    so

    t -nte de l p l i ce , ante quien, segn afi rman, e l rey debe ^

    respons able lo m ismo que un servidor, y solo entonces sera t .em-

    po de qu e yo mues tre la ley qu e afi rma lo contrario .

    1

    La c e re mo n ia d e d e p o n e r u n r e y , d e la q u e h a b l a n e ^

    so b re s c o mo d e u n a c o sa t a n f c i l , r a ra v e z p u e d e t e n e r u -

    o- ,

    r S

    i a lguna vez se puede , sin recurri r la fuerza . Enon-

    : . ser esto asunto de una

    g u e r r a

    y no e una cons-

    t i tuc in Las armas man dan las leyes y las redu cen a l s ,

    lencio: caen por t ie rra los t r ibunales a l mismo t iempo q ue

    paz que va no les es posible sostener. La revolucin de 168 ,

    I T l o T p o r u n a g u e r ra j u s t a , e n e l n i co c a so en q u e p u e d o

    serlo una guer ra , y especia lme nte una guerra c ivi l : justa bella, +

    Z L Z S Z a . L a L s t i o n d e d es tr on ar * lo s r ey es , o s e-

    gn e l len^uag e de estos seor es, deponer, siempre sera le

    h

    do, una cuest in muy estraordinaria y tota lm ente fu -

    ra de lcTley; una cuest in que como todas las cuest iones de

    ostado rue da sobre c iertas disposic iones de los nimos, sobre

    estado , rued a consecuencias probables, mas bien

    6 i e r t

    o s m e d . s y A si c o mo e s t a s c l a se s d e a b u -

    q a e

    s o b r e d e r e c h s P O ^

    a s t a m p o C

    o toca lo s

    s o s

    no p ue de n s er d e g ^ ^ ^ ^

    q u e

    .

    " ' T y r o r n t o e n q ue la o be die nc ia d eb e c es ar y e m pe -

    se a l a e l mo me n to q

    d u d o s a

    ,

    rauy

    difcil de

    t m r

    y

    - lific il aun de fijarse. Un solo acto, 6 un so-

    lo acontec lmiento no puede de terminarla . Antes de, ^

    ocurri r esta idea , es necesario que se

    h a y a

    a b u n d o m u c h o d e l

    ta si tuac in deplorable , la na tura leza misma del mal indica e l

    em d b aquel los hom bres quienes la na tura le za ha dotado

    de las cual idades necesarias para administrar esta me dia na de-

    t X d ud os a y a ma rg a I u n e st ad o e nt re ga do i l a s

    cas E l t iempo, las ocasiones, las prov ocaciones les daran en

    tonces las lecc iones necesarias. El sabio se de term inar por a

    gra ved ad del caso: e l hombre i rr i table , por su sensibihdad a la

    L e s i n : e l de espr i tu e levado, por e l despre c io y la indignacin

    oue le causa ver e l poder co nfiado en manos indignas: e l u -

    T u t e y e l temerario , por aquel honroso amor los pe l igros ea

    u n a c a u sa g e n io sa . Pe ro c o n r a

    Z

    on, * ella, la revoluc in

    3 1

    S fc r s i e m p r e e l l t i m o r e c u r s o p a r a e l h o m b r e q u e p i e n s a y

    . ama e l b i en .

    El te rc er punto de d erecho establec ido en e l pulpi to de l

    Club de Old-Jcw ry e l derecho de fabricar un gobierno por no-

    sotros mis mos" t iene , por lo menos, tan poca re lac in con lo

    que pas en e l t iemp o de nuestra revo lucin, sea de h echo

    sea de d erecho , como los dos primeros. La revolucin tuv o per-

    obje to conserva r nuestras a ; e jas incontestables leyes y l iber

    tades , y esta ant igua const i tuc in que es su sa lvaguard ia . Si de-

    se is conocer e l espr i tu de esta , y la pol t ica que re in en aque-

    l la grande p oca que nos la ha cons ervado intac ta , os rue go

    consul t is nuestra historia , nuestros archivos, las ac tas de nues-

    tro parlament o, y nuestr os diarios; pero no los discu rsos de Od.

    Jezvry, ni los brindis que se dicen en los banquetes de la soc iedad de

    la revolucin, en los primeros ha l la re is unas ideas y unlenguage de l

    t o d o d i f e re n t e s . Ta l p re t e n s i n e s t t a n to m a s d e s t i t u id a d e fu n d a -

    ment os de toda apariencia de autorid ad, cuanto menos con-

    venie nte nos parece , y por lo mismo menos apetec ib le . La sim-

    ple idea de la formacin de un gobierno nuevo es bastante pa-

    ra l lenarnos de disgus to y horror. Noso tros des ebamo s en la

    poca de la revolucin, y a l presen te tambin deseamo s, no te -

    ner todo lo q ue poseemo s sino como una herencia de nuestr os

    a n t e p a sa d o s . H e mo s t e n id o g ra n c u id a d o d e n o e n j e r t a r e n su

    tronco ningn ren uevo que no fuese de la na tu ra leza de la

    planta origina l . Todas las reformas que hemos hechos hasta e l

    dia han proven ido de la re lac in de lo presen te con lo que ha

    habid o en otro t iem po; y yo espero, y aun estoy persuad ido de

    que to do lo que pu eda hacers e en lo succesivo se dir igir cui-

    dado same nte conforme las mismas analogas, las mismas au

    toridades, y los mismos e jemplos.

    La mas ant igua de nuestras reform as es la de la gran cari '

    ta . C onsul tad a l sr . Eduar do Colee , y vere is como ete i lustre

    orculo de nuestras leyes, y todos los hom bres c lebres que le

    succedieron ha sta Blackstone , reunieron sus esfuerzos para de-

    mostrar la genealoga de nuestras l ibertades; se empearon en

    proba r que la gran carta y la de l rey J uan tenan re lac in con

    otra de Hen rique 1 , y que ambas no eran mas que una nu eva

    confirmacin de otra ley de l re ino mas ant igua todava . Estos

    autore s en lo genera l son bastante ecsac tos sob re los hechos; y

    si se sue len en guuar sobr o a lgunas part icularid ades, su error mis-

  • 7/26/2019 Burke reflexiones sobre la revolucion fransesa

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    mo p ru e b a c o n ma s fu e rz a l o q u e y o a t e n g o , d e mu e s t r a l a

    podero sa prevencin en {l ivor de la ant ige dad que ha ocupa-

    do siempre los nimos de nuestros legisladores y jurisconsul-

    tos, y de todos los que e l los dir igen por su influjo; v la pol -

    t ica constante de este re ino en ver com o una herenc ia nes-

    tras franqu ic ias y nuestros mas sagrado s der echos.

    En la famosa ley de l te rcer ao de l re inad o de C rlos I

    l l a ma d a Th e petition of rights (Pe t i c i n d e d e re c h o s ) e l p a r l a -

    mento dice a l rey: Vuestros subditos han heredado esta l iber-

    tad" no fundando e l rec lamo de s us franquic ias sobre princ i-

    pios abstrac tos como los. derech os d e l ho mbr e , sino so bre los

    derech os de los ingleses y un pa tr im onio que proced e d e su

    mayores . Se ld en y los otros sabios profu ndos que redact aron es-

    ta pe t ic in de los derecho s, conocan todas las teo ras genera-

    les concernientes los derechos de l hombre tan bien como cual-

    quiera orador de nuestros pa lpi tos de vue stra t r ibun a , tan

    bien segur amen te como e l Dr. Price , e l Ab ad Syeyes . Mas

    por razones dignas de una sabidu ra p rc t ica superior a las teo-

    ras de estos, prefi r ie ron este t i tu lo posi t ivo, autnt ico y here-

    di ta rio todo lo que pued e s er caro a l hom bre y a l c iudada-

    n o , u n d e re c h o v a g o y e sp e c u l a ti v o q u e h a b r a e sp u e s to u n a

    herencia segura a l desperdic io y plage de tod os los es pr i tus

    estravagantes y l i t ig iosos.

    La mism a pol t ica ha o brado en tod as las leyes que se han

    hecho despues para la conservacin de nuestras l ibertades. En

    el famoso e sta tu to de l primer ar .o d e Guil le lmo y de Maria , Ha- ^

    ma d o : The declaration of rights ( la dec larac in de derecho s)

    no profir ie ron las dos cmaras ni una sola pa lab ra so bre e l

    derech o d e fabricar un gobierno por nosot ros mismo s:" advert - A

    re is que todo su cuidado ha sido asegurar la re l igin, las leyes y las

    l i b e r t a d e s d e q u e h a b a n e s t a d o e