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Mundo Agrario, vol. 1, nº 1, segundo semestre de 2000. ISSN 1515-5994 http://www.mundoagrario.unlp.edu.ar/ Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Centro de Estudios Histórico Rurales Esta obra está bajo licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 2.5 Argentina ARTICULOS Cuando disciplinar fue ocupar (Santa Fe, 1850-90) Marta Bonaudo Elida Sonzogni Universidad Nacional de Rosario "La precarización hace que la gente en última instancia vaya siendo preparada para vivir sin empleo" (Castel, 1996) En el reactualizado debate acerca de las formas de desarrollo capitalista en los países latinoamericanos, una hipótesis es reiteradamente puesta a prueba. Ella se refiere a las particulares relaciones que se traban entre el Estado en vías de unificación y el mercado en sus momentos constitutivos, definiendo aquéllas ya por su antagonismo, ya por su complementariedad. En tal contexto, nuestro propósito es analizarlas desde un área de la región pampeana argentina y particularmente en el proceso de conformación del mercado de trabajo rural durante la segunda mitad del siglo XIX. La elección no es de ninguna manera casual dado que intenta recuperar la centralidad del sector agrario en una sociedad que, a diferencia de los modelos clásicos, no potencia en las etapas iniciales las actividades industriales. A su vez el caso santafesino se distingue de otros espacios pampeanos por cuanto el eje agroexportador exhibe como rasgo distintivo el peso de su producción cerealera y las particulares formas que adopta el proceso de apropiación de la tierra. La construcción histórica de este mercado implicó -sin duda- la necesidad de producir cambios profundos en las relaciones sociales y entre el Estado y la sociedad que afectaban concomitantemente al mundo de las mercancías en general y a la propiedad en particular. Mercantilizar la fuerza de trabajo escasa, obligándola a abandonar circuitos marginales de sustento, a formalizar relaciones laborales hasta entonces esporádicas y precarias, a identificar y asociar el trabajo asalariado con reglas de juego claras y definidas, se convierte en una prioridad.

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Mundo Agrario, vol. 1, n 1, segundosemestrede 2000. ISSN 1515-5994 http://www.mundoagrario.unlp.edu.ar/ Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educacin. Centro de Estudios Histrico Rurales Esta obra est bajo licencia Creative Commons Atribucin-NoComercial-SinDerivadas 2.5 Argentina ARTICULOS Cuando disciplinar fue ocupar (Santa Fe, 1850-90) Marta Bonaudo Elida Sonzogni Universidad Nacional de Rosario "La precarizacin hace que la gente en ltima instancia vaya siendo preparada para vivir sin empleo" (Castel, 1996) Enelreactualizadodebateacercadelasformasdedesarrollocapitalistaenlospases latinoamericanos,unahiptesisesreiteradamentepuestaaprueba.Ellaserefierealas particulares relaciones que se traban entre el Estado en vas de unificacin y el mercado en sus momentosconstitutivos,definiendoaqullasyaporsuantagonismo,yaporsu complementariedad. En tal contexto, nuestro propsito es analizarlas desde un rea de la regin pampeanaargentinayparticularmenteenelprocesodeconformacindelmercadodetrabajo rural durante la segunda mitad del siglo XIX. La eleccin no es de ninguna manera casual dado que intenta recuperar la centralidad del sector agrario en una sociedad que, a diferencia de los modelos clsicos, no potencia en las etapas iniciales las actividades industriales. A su vez el caso santafesino se distingue de otros espacios pampeanos por cuanto el eje agroexportador exhibe como rasgo distintivo el peso de su produccin cerealera y las particulares formas que adopta el proceso de apropiacin de la tierra.Laconstruccinhistricadeestemercadoimplic-sinduda-lanecesidaddeproducircambios profundosenlasrelacionessocialesyentreelEstadoylasociedadqueafectaban concomitantementealmundodelasmercancasengeneralyalapropiedadenparticular. Mercantilizarlafuerzadetrabajoescasa,obligndolaaabandonarcircuitosmarginalesde sustento, a formalizar relaciones laborales hasta entonces espordicas y precarias, a identificar y asociar el trabajo asalariado con reglas de juego claras y definidas, se convierte en una prioridad. Mundo Agrario, vol. 1, n 1, segundosemestrede 2000. ISSN 1515-5994 El Estado Confederal primero y luego el Estado-Nacin as como las administraciones provinciales se enfrentarn rpidamente al desafo de la construccin de un orden burgus donde el capital y la fuerza de trabajo son los grandes ausentes. Superar los lmites de estas carencias provoca, en posdelaconcrecindelmodelodedesarrolloagroexportador,suconversincomoobjetivos privilegiados para la administracin central y para las provinciales. El presente artculo pretende, en consecuencia, examinar cmo pensaron y llevaron a la prctica lasgestionesquedefinieronlaspolticassantafesinas,ellemarectordelordenposrosista: gobernarespoblar y cual fue el rol jugado por los grupos empresariales, ya en el interior de la sociedadcivil,yasobreelEstado,paragarantizarunafuerzadetrabajosuficiente,aptay disciplinada.Finalmente,nuestroobjetivoesanalizarelimpactoquelainstitucionalizacinde nuevas pautas y valores en el mundo del trabajo- proceso en el que el Estado Provincial cumple un activo papel- tuvo sobre los derechos civiles y sociales de los ciudadanos. 1. El espacio santafesino y sus transformaciones Si bien la cada de Rosas no significa el fin de los enfrentamientos que todava debern esperar otrostreintaaosparaeliminarse,ssealaelprimerintentosistemticocontinuadode reorganizacin social y de unificacin estatal.Bajo la consigna de vencer el desierto y sentar las bases de un orden burgus acorde a las demandas de la nueva coyuntura mundial, el gobierno de Urquizaelaboralosprimerosproyectosenesadireccin.Porunaparte,adquiereprioridadel garantizarunaverdaderasoberanaterritorialquesuperelosnivelesdeatomizaciny fragmentacin existentes y d respuestas eficaces a la cuestin indgena. No son ajenos a este objetivolosesfuerzosquesedesplieganparareactivaryasegurareltrnsitofluvial concurrentemente con el esbozo de los primeros diseos para potenciar el traslado de bienes y personas a travs de las mensajeras y del ferrocarril. Los smbolos de la modernizacin son la contracaradelasconstantesavanzadasmilitaresdestinadasalaapropiacindelespaciode dominioindgena. A ello se articula la bsqueda deliberada en el Viejo Mundo de dos elementos indispensables para impulsar los niveles de acumulacin: capital y fuerza de trabajo. Los lmites de la propuesta urquicista sern superados por las tres gestiones que suceden al conflicto dirimido enl862conPavn,quemarcaelfindelasecesindelEstadodeBuenosAiresyla Confederacin. SantaFenohabaescapadoaladesolacinyelaislamientoquecaracterizalasituacinde muchas jurisdicciones durante la primera mitad del siglo XIX. Del grupo de provincias del entonces Litoral,ellaofrecelasvisionesmsnegativasdeestancamientoeconmico,despoblacin, amenaza indgena, que marcan fuertes obstculos para un verdadero despegue. Hasta Caseros, conoscilacionescclicas,lospilareseconmicosdelaprovinciaseasientansobrelaactividad Mundo Agrario, vol. 1, n 1, segundosemestrede 2000. ISSN 1515-5994 mercantilylaganadera,afectadosemperoporlapersistenciadelasguerrascivilessobresu suelo y la irrupcin sorpresiva de los malones. A ello se suman los condicionamientos externos desde el sur (Buenos Aires) y desde el norte (Paraguay) para un aprovechamiento integral de su principal va de navegacin, el ro Paran (1) El triunfo urquicista y la organizacin de la Confederacin influyen fuertemente sobre el destino de laprovincia.Dosdecisiones,unadecarctergeopolticoyotrajurdica,leabrennuevas perspectivas. En el primer caso, la elevacin del oscuro Pago de los Arroyos (Rosario) al rango de principalpuertodelaConfederacin.Enelsegundo,lasancindelaleydeDerechos Diferenciales procura menguar la competencia con el puerto de Buenos Aires. Ello permite una primerareactivacincomercial-particularmenteenlaciudaddelsur-queirpotencindose conjuntamenteconotrosemprendimientosalentadosdesdeelpropioEstadoProvincialyque tipificar de manera singular la especializacin productiva de la provincia. Estosprimerosintentosdedarrespuestaaunverdaderodesafoplanteadoporlarealidad provincialdelossesentasevuelvenmscomplejosyambiciososalolargodelasdcadas siguientes y en el horizonte de los noventa es otra la sociedad que se ha plasmado. El acelerado crecimiento demogrfico que exhibe Santa Fe ya desde los sesenta, motivado por el aportedelainmigracineuropea,revitalizalasdbilestasasdecrecimientovegetativo.La informacincensalindicaconclaridadelincrementodelaparticipacinextranjeraenla composicin demogrfica. A lo largo de casi cuarenta aos, los inmigrantes pasan de un 10% en 1858al42%en1895respectodelapoblacintotal(verBlanc-Blocquel,Bonaudo, Sonzogni,Yensina,1986-87:275).Perosuimpactonoesslonumricosinoquemodifica tambinotrasvariablesdemogrficas:seamplanlossegmentosetarioscorrespondientesa edadesproductivasyserefuerzanlosndicesdemasculinidad.Asuvezlaprovincia, tradicionalmentereceptorademigrantesinternosqueprocedendeunarcodiversode representacinprovincial,sepotenciaatravsdelosaos,conquienesprovienendeestados limtrofes. Cordobeses y bonaerenses se localizan en el sur santafesino, mientras que correntinos, en mayor escala, pero tambin entrerrianos se ubican en el norte y en las zonas ribereas. De este modo, el paisaje provincial abandona su chata y rida fisonoma de la primera mitad del siglopasado.Latenazdifusindelacolonizacinagrcolabasadaenlapequeaymediana propiedadhasembradodencleospobladoselcentro-oestesantafesino,perotambinotras reas:lasqueconformanelhinterlandrosarinoylasque,contendenciasmsdbilesse desarrollan en el norte y en la costa. Mundo Agrario, vol. 1, n 1, segundosemestrede 2000. ISSN 1515-5994 El fenmeno de urbanizacin - estrechamente vinculado al aumento de la poblacin- muestra por una parte, la ms alta concentracin demogrfica en la capital provincial- la ciudad de Santa Fe- aunqueconmayorpujanzaenRosario,elpuertodelsur.Porotra,esaprimacanoimpidela formacindeotrosespaciosurbanos,engeneralcabecerasdelosdepartamentosenquese divide el territorio, cuyos procesos formativos se articulan al proyecto de colonizacin agrcola. El crecimiento demogrficoylaurbanizacinque registraelreacorrenparalelosa suexpansin productiva. Esta se desarrolla no slo en un espacio constantemente ampliado, sino que obliga a una verdadera modificacin del eje dinmico de la produccin. Las antiguas estancias del centro- este y las del sur comienzan a sufrir un paulatino proceso de subdivisin, al tiempo que la chacra -unidadproductivapresenteenetapasmstempranas-seredefineenelinteriordelnuevo escenario. En el marco de tales condiciones, sta puede adoptar diferentes apariencias en cuanto a la relacin entre propiedad y tenencia. Pero es sin duda, la responsable de la evolucin agrcola santafesina que convierte a la provincia en el principal centro exportador de cereales en la ltima dcada del siglo (Corts Conde,1979: 64). Esta particular configuracin social asentada sobre el presupuesto de la agricultura como vehculo deunprocesoderedencinsocial,cuyasbasessevinculanconlaacertadaconjuncinde agricultura,propiedadytrabajofamiliar,alllegaralosnoventaymsalldelaprosperidad alcanzadarevelasuslmites.Albloquearse,enesacoyuntura,elaccesoalapropiedad,el capitalismoagrariosantafesinosesostendrenunaestructuradeestanciaqueapelaala pequea unidad, ahora de tenentes, como estrategia de potenciacin de cultivos combinados.( ver Gallo,1983; Halperin Donghi, l987; Bonaudo y Sonzogni, 1990) 2. En busca de trabajadores para un orden nuevo Las condiciones previas y la magnitud de la empresa que los santafesinos debieron acometer para construir un verdadero mercado de trabajo rural dan cuenta de las dimensiones de los obstculos asortear.Variossonlosfactoresqueincidieronenello:porunlado,unacorrelacinnegativa entre la vastedad del territorio y su densidad demogrfica, agravada por la falta de control y ms an,dedominiosobreaqul.Ensegundolugar,laheterogeneidaddecondicionesenlasque operaesapoblacinpotencialmenteactivaquevadesdequienesarrastranunaacendrada tradicindemovilidadgeogrficayunarecurrenciaespordicaavnculoslaboralesorgnicos hastaquienessemanejanenlosmbitoscomunitariostribalesconescasosnivelesde sedentarizacin. Entre ambos extremos se ubican las experiencias residuales de una agricultura cuasi de subsistencia que alcanza a colocar sus excedentes en los circuitos locales. El imperativo de la nueva etapa es entonces, penetrar y desestructurar las relaciones preexistentes e imponer las pautas bsicas del capitalismo. Quines van a generar estas modificaciones? Sin duda, los dos grandes demandantes de esa fuerza de trabajo: el Estado y los sectores empresariales. Ellos Mundo Agrario, vol. 1, n 1, segundosemestrede 2000. ISSN 1515-5994 perfilandistintasestrategiasaseraplicadassobrelamasayaexistentedepotenciales trabajadores.Noobstante,irnapelando,frentealaclaracarenciadebrazos,afomentarel ingreso de otros nuevos. 2.1.El estado en la disyuntiva:coaccin o civilizacin? Esindudablequeenlainstanciadereorganizacinquesucedealasancindelaconstitucin provincial, cobran proyeccin las medidas destinadas a incorporar y retener la fuerza de trabajo existente.Dossonlossectoreshacialosqueseorientanprincipalmentelaspolticasde disciplinamiento: las tribus indgenas y el mundo del bandidismo y la vagancia. En esa direccin, el tratamiento elegido conlleva una fuerte carga de coercin. a) Polticas hacia el mundo indgena Lasadministraciones,msalldelasdiferencias,planteanidnticasposicionesencuantoalos criteriosdeaplicabilidaddelacoaccinylosobjetivosdedisciplinamientocomoadecuados forjadores de nuevas conductas y valores. Es por esto que, a lo largo de las dcadas del 60 y 70, procuran viabilizar diversas metodologas frente a la cuestin indgena. Una de ellas la constituye las campaas militares para expandir las fronteras norte y sur que se inician en l858 y culminan en la dcada del 80.Estas tienen como finalidad el exterminio de los caciques y la chusma rebelde y la integracin paulatina de las comunidades al sistema de reducciones (2). Calchines, San J avier, Sauce,SanPedrosonlasexperienciaspilotosobrelasquesepretendeejercerlaaccin transformadora de la escuela y la iglesia intentando recuperarlas para lacivilizacin. Los indios reducidossonsometidosalaaccineducativayevangelizadora,estimulandoelcambiode hbitos y la internalizacin de rudimentarios conocimientos de una agricultura de subsistencia y de otrasdestrezasdomsticas.Enl859,elGobernadorRosendoFragaseenorgullecedelos avancesdelareduccindelSauce,dondelosindiosabiponesreciben"losadelantosdela escuelaestablecidaylostrabajos benefactoresdelacomunidadde misioneros..."(Mensajesde Gobernadores, l972: 84) Cuando el xito alcanza esa tarea de resocializacin del aborigen- en el contextonormativoeurocntrico-seinstrumentaunasegundavadeintegracin.Ennopocos casos,lasiemprecarentefuerzademilicianosaportadosporelEstadoNacionaloporlos gobiernos provinciales en defensa de los cantones es auxiliada con lanceros provenientes de las propiasreducciones(3).Unaterceralternativaquecombinalasanterioresconsisteenla erradicacindelasparcialidadesdesuslugaresdeasentamientonatural,trasladndolosalas ciudades de Santa Fe y Rosario. En l866, el Gobierno dispone que "estandoenestacapitallosindgenasquehanresultadoprisionerosdelaexpedicindelChaco que ha tenido lugar en el presente mes y deseando el gobierno proveer con solicitud a su educacin como personas libres..." Mundo Agrario, vol. 1, n 1, segundosemestrede 2000. ISSN 1515-5994 se nombren sendas comisiones de gente de honorable reputacin, en ambas ciudades, a fin de distribuirencadaunadeellasalosindgenas,cuidandodequeefectivamentestossean debidamente educados (Registro Oficial de la Provincia de Santa Fe, l886). Elreconocimientodelosderechosbsicosconstitucionales,reputandoalosbrbaros depredadorescomopersonaslibres,esfundamentadodemaneratodavamsconsistentecon otras lgicas similares. La preocupacin por fundar pueblos para que en ellos habiten las tribus sometidas expresan la confianza en dos elementos centrales del orden a establecer: la propiedad y la familia. Nuevamente es el Gobernador Fraga, protagonista de las primeras expediciones, su vocero: "lacausadeladisolucindelasantiguasreducciones,hasidolaausenciadeesosprincipios constitutivosdelauninyeladelanto.Nohabiendopropiedadprivadaysiendotodoslosbienes comunessinelestmuloqueproduceelincrementodeloquenospertenece...eralgicoque...los indioscorrieranabuscarlalibertaddelosbosquesylosalagos(sic)delavidaindependientedel salvaje"(Mensajes de Gobernadores,1972: 103) LasreflexionesdeljefedelEjecutivoseorientan,enunsentido,acontraponerdosmodelos societales:elquepareceteneruncarcterancestralparalosindios,cuyabasedepropiedad comunitaria tiene como contracara el retornar al estado de naturaleza y el que se propone desde la civilizacin, donde la propiedad privada asegura la unin y el adelanto. El enunciado discursivo tiene,noobstante,tremendoscondicionamientosensuejecucin.Apesardeladecisin gubernamentaldeimplementarestapolticaderadicacinconrepartodeprediosenpropiedad como estrategia de afincamiento, la carencia crnica de recursos obliga a reclamar - tambin en estaesfera-elaportedelosparticulares.Loscostosdelprogresoexcedenlargamentela capacidadeconmicadeeseEstado,reiterndose,enconsecuencia,duranteesasprimeras dcadaslaconsecucindelogrosabsolutamentelimitadosenesadireccin.(Mensajesde Gobernadores, 1972:164,235) b) Bandolerismo y vagancia Paralelamentecomienzanadesplegarselasaccionesdestinadasaterminarconcuatrerosy bandidos, con vagos y malentretenidos. Si bien todo el espacio rural carece de seguridades es el rea reactivada del Rosario la que muestra las mayores preocupaciones por las condiciones de su campaa. En ella se reiteran las demandas orientadas a la persecucin y desarraigo definitivo de estos grupos marginales, particularmente de los vagos. Sin embargo, las circulares de los J efes de Polica a los Comisarios de Campaa resultan poco precisas inicialmente en la identificacin del sujeto que debe ser retenido y disciplinado cuando de vagos de habla. No pocas veces, en la percepcindealgunosdirigentes,elvagoseasimilaalpobre,perspectivaquecrea Mundo Agrario, vol. 1, n 1, segundosemestrede 2000. ISSN 1515-5994 inconvenientesymalentendidosenelcontrol.As,enl855,aparecenvariassolicitudesdelos Comisarios dirigidas al J efe Poltico del Rosario, reclamando mayores precisiones: "...ruegoaUd.medigaquhombresdebenconsiderarsevagos...yaqueeneldistritohay solamentefamiliaspobresquenocuentanconmsdeuncaballooalgunosconnadaperoviven honradamente y sin causar dao alguno" Estas vendrn de la mano de Nicasio Oroo, a cargo desde el 55 de la J efatura Poltica de aquel departamento (Archivo de la J efatura Poltica, 1855). Oroo, elaborando el primer Reglamento de Campaadelperodo,pretendeponerpuntofinalalosperjuiciosqueoriginanvagosy malentretenidos sobre la propiedad y la seguridad de la vida rural (Archivo de la J efatura Poltica, 1856). Para alcanzar tal objetivo, el funcionario sabe que es preciso articular los criterios coactivos con una legislacin complementaria que ordene y garanta la propiedad rural, tanto como el control y la eliminacin de los circuitos marginales que obran como espacios potenciales de reproduccin de esa fuerza de trabajo. Desde la funcin que ejerce, no resulta posible incidir en la regulacin de lapropiedadterritorial,perosestencondicionesdebloquearlallegadadeestossujetosa mercados informales de intercambio de frutos de la tierra o productos robados. Es por eso que al tiempo que ordena el conchavo obligatorio para " todo individuo que no tenga profesin ni oficio ni ocupacinconocida"ylaportacindelapapeleta,documentodecontrolantepropietariosy comisarios;prohibelainstalacindepulperasvolanteseimponelaexigenciadeguasy pasaportes para ganados, venta de cueros y acarreo de animales salvajes (Archivo de J efatura Poltica, l855). Tantoparalainstanciadepartamentalcomoprovincialresultaimperativoretenerestamanode obra que se muestra tan reticente a aceptar las reglas que un mercado en construccin pretende imponerle. En realidad, cada administracin sale a competir por ella con los empresarios rurales a medidaqueseacrecientalademandadehombresparalasfronterasyparalosdiferentes emprendimientos pblicos que comienzan a materializarse. Es por eso que quien viola las leyes de conchavo o atenta contra la propiedad en sus diferentes planos o altera el orden, es obligado a engancharseenlasGuardiasNacionalesoarealizartrabajospblicos(ArchivodeJ efatura Poltica,l857). El tema de la frontera es, tericamente, una responsabilidad del Estado Central, pero el costo del esfuerzo,lainsuficienciayfragilidaddelosrecursosmilitares,generanunaccionarcompartido entre las fuerzas nacionales y las guardias provinciales. A ellos, tarde o temprano, se suman los particulares en la medida que las operaciones militares exigen ms recursos de los que pueden disponer ambas entidades. Para unos y otros, la frontera aparece explcitamente operando en dos frentes:comobarreraantelabarbarieycomocatalizadordelamarginalidadylapobreza Mundo Agrario, vol. 1, n 1, segundosemestrede 2000. ISSN 1515-5994 (Halpern Donghi, 1987: 193) (4). El planteo de La Confederacin, el diario editado por Federico de la Barra, muestra claramente la opinin de ciertos sectores de la sociedad: (refirindosealoscampos)"...notamosquelosrecorreninfinidaddevagosycriminalesfamosos, que se asilan huyendo y perseguidos quizs por sus crmenes en otras provincias...Esos individuos desconocidoshallanseguroalbergue,techoyalimento,abusandodelahospitalidadgenialenlas campaas de nuestro pas. Tienen carne abundante, tienen un cuero para dormir, tienen un lazo y el cuchillo para procurarse medios con que satisfacer sus vicios-Para qu han de trabajar? Nadie los persigue, nadie inquiere de donde son, de dnde vienen, de qu se ocupan ni adonde van...Hay otro vicio radical, que es necesario estirpar(sic) de una vez. Existen innumerables familias desheredadas ymiserablesquenadaposeenabsolutamente,quenotrabajan,quenosiembran;quenose molestan ni an en cubrir sus taperas con pasto; pero esas gentes viven, casi a la intemperie, con unacongregacindearrimados,conunenjambredemuchachosquecrecenenelocio, absorbiendoelmeasma(sic)delosmalosejemplosydeldelito...Yqucomenyquvistenesas familias?Lapropiedadajenaindudablementeessupatrimonio...Bienpues,laautoridaddebe fiscalizaresamaneradeexistircondaodelosdems;ydebeaveriguarloprecisamentepara correjirlo(sic);precisamentepara correjir(sic)elvicio mejorandolacondicinsalvajedeesosseres olvidados;procurndolestrabajo,prosperidad,educacin,bienestar,felicidadenfin...Hacetiempo quehayelpensamientodereunirtodasesasfamiliasenunpueblofronteriso(sic);darlesall terrenos,elementosdelabranza;ponerlasbajoelcuestodiodeunaautoridad,dotarlasdemedios deeducarasushijosyproveerlasdelosrecursosespiritualesqueconsuelanyregeneranel alma"(14 de abril, 1865) Mientras la frontera sea til para neutralizar a los indeseables, el accionar gubernamental tendr consensoyapoyo.Sinembargo,resultaimprescindibledefinir,enrelacinconellayconla seguridadengeneral,tantolafuncindelaslevasenesteprocesocomoelsentidodela incorporacin de los infractores al espacio fronterizo (5) La prctica del reclutamiento forzoso no ha desaparecido con la crisis del rosismo(Ver Salvatore, l992). Contrariamente a ello, las gestiones provinciales acuden a sta intentando reproducir en el imaginariosocialyenlacotidianeidadsuvisinreformadoraydisciplinadoraenunasociedad convulsionadaanporloslevantamientosmilitares,laguerra,losmalonesyelcuatrerismo (6). Esta perspectiva es compartida, sin duda, por algunos sectores: "...Ladisminucindegentevagaymalentretenida,queantespululabaennuestroscampos,se explicafavorablementeporunhechoquenadiepuedenegar.Loscontingentesquesehan mandadoalegrcito(sic)eradejusticiaynecesidadqueseengrosaranconesagenteholgazana, que,lomismoaququeentodaspartes,vivedelapropiedadagena(sic)...Haresultado,pues,de aqu, como era natural, que la vagancia ha tenido, o que someterse al trabajo, o que salir fuera de la Mundo Agrario, vol. 1, n 1, segundosemestrede 2000. ISSN 1515-5994 provinciacongranbiendevidasyhaciendasdenuestracampaa"(ElFerrocarril,27deenero, l866) Perotambinaparecennivelesdedisensoenlaopininpblicaointentosdereplanteodelos alcances de la leva desde el propio mbito gubernamental. La Capital, el peridico rosarino que a partir de su creacin viene sealando el impacto que sobre la ganadera tiene la escasez de trabajadores nativos "diezmados por el plomo paraguayo o en contnuocuartel"(20dejunio,l868),despliegacrticoseditorialesentornodeunserviciomilitar que permanentemente viola las condiciones de pago y el tiempo de retencin de unos recursos humanos escasos y no fcilmente reemplazables por los europeos: "Pero, la ms terrible, cuyo vencimiento no se conoce, la que hace temblar al campesino argentino, lalevaenmasa,subsiste,yelreclutadorpuedepasarmaana.Lascargasmilitaresdelos campesinosson:l)elserviciodegendarmeralocal2)elserviciodefronteras3)elservicioen campaasindesignacin...Elcampesinonosembrar,nosecasar,noemprendernadaserio, mientras sepa que an existe la leva en masa..."(La Capital, 9 de febrero, 1870) Para el peridico, esos enclaves de trabajo forzado que son el resultado del servicio de armas, operancomounarmoradisruptivaenelproyectodeconstruccindeunnuevoorden.En definitiva,estesupuestolugarcivilizadorimpactanegativamentesobreelmercadodetrabajo, tantoenelmbitoruralcomoenelurbanoyalteralascondicionesenlasquesepresentala oferta. Su escasez facilita los reclamos de jornales ms altos estimulando asimismo, demandas referidasalaprcticalaboral.Alanalizarelserviciodepeonesdemandadoporelmercado rosarino, el diario afirma: "...eselpeorquepuedeverseenunaplazacomercial.Escaro,ylospocosquehay,sehacenrogar y pagar lo que el capricho de la imaginacin le sugiere; y para ello agregan, si es muy lejos, si loquevanahaceresmspesado,ysiacabarntardeotemprano,paraconcluirdespuspor declarar que no les conviene. Gustan ms la generalidad de nuestros paisanos, de estar al lado del fogn del rancho miserable, tomando mate, echados de barriga que ganar un fuerte en dos horas" (La Capital, 22 de julio, 1868)A los efectos perturbadores sobre el mercado, se suma la brutal incidencia que la coaccin tiene sobre el goce de las garantas constitucionales: "...Echemos ahora una mirada sobre el habitante de la campaa. Para stos, las garantas son una quimera. Estos son vctimas de los comisarios, de los jueces de paz, de los tenientes alcaldes, y por fin del ltimo bandido que ha logrado prenderse el sable de vijilante(sic) de partida. He ah todos los tutores que los gobiernos nombran para el pobre pastor o labrador. Una respuesta poco atenta dada Mundo Agrario, vol. 1, n 1, segundosemestrede 2000. ISSN 1515-5994 aunjuezdepazporunodenuestroshombresdecampaacuandoasteselecitaparauna eleccin o para servicios de patrulla, es una sentencia de persecucin que acaba por destinarlo a la frontera o a un cuerpo de lnea"(La Capital, 10 de abril, 1870) El editorialista deja al descubierto no slo el desenlace del acto coactivo, sino tambin la fuerte articulacin que se establece entre autoridades civiles y militares para concretarlo. En los hechos, estavinculacindelpoderjudicialylafuerzapolicial,delaqueparticipanfrecuentementelos comandantes de campaa, otorga a las autoridades un alto margende discrecionalidad en sus procedimientos.TalsituacininduceaGuillermoPerkins,uninteresadoobservadordelas estrategiasmodernizadoras,areclamaren1863,lasancinlegislativadelreglamentode campaa, elaborado por el entonces diputado Oroo: "...Hoy,enmritoalaseca,yacomienzanlasquejasyreclamosdelosestancierosquevendrn luegoaponeralaautoridadenconflicto,entrelanecesidaddetomarmedidasarbitrariasbajola denominacin de policiales, o dejar que todo se vuelva en la campaa un verdadero laberinto; que cada uno ande como quiera andar; que los vagos crucen y huelguen en todas direcciones; que los campos sean invadidos con millares de animales de los que no teniendo terrenos propios, cran en los ajenos" (El Ferrocarril, 6 de agosto,1863) Sin duda, este empresario es el vocero de quienes requieren respuesta a otra cuestin bsica: la formalizacin de reglas claras para el espacio rural. c) El camino hacia la codificacin Un primer paso en esta direccin es, sin duda, llevar a cabo un verdadero reordenamiento de la policadecampaaparahacerfrenteala"relajacindelasmazas(sic)"(Mensajesde Gobernadores, l972: 99). Ms all de elaborar estrategias destinadas a favorecer la creacin de puestospolicialesylamultiplicacindelaspartidasvolantes,sedetectaunaenormedificultad tanto para aprovisionarlas adecuadamente, asegurndoles su paga, como para encontrar en esos recursoshumanosgarantasdeidoneidad,educacinycondicionesmorales (7).Frenteaestos condicionamientos,losgobiernosacudenasectoresrepresentativosdelacampaayapelana mecanismosparainvolucrarlosdirectamentecomoeldeladesignacindeComisariosentre "ciudadanos domiciliados y con intereses rurales, que no pueden menos de tener vigilancia hasta por sus propias conveniencias"(Mensajes de Gobernadores, 1972: 99). Otro, la conformacin de unarepresentacindehacendados"paraasistiralaautoridadenlasbuenasobrasde reglamentar la campaa y garantizar la propiedad"(La Confederacin, 7 de abril, l860). El gobierno responde as a quienes pretenden recrear una experiencia exitosa en el mbito bonaerense de la dcada del 50 por medio de la cual, los propios interesados convenan reglas para la contratacin Mundo Agrario, vol. 1, n 1, segundosemestrede 2000. ISSN 1515-5994 de peones, la persecucin de vagos, la fijacin de criterios y costumbres de trabajo, etc. (Fradkin, l997) Un segundo nivel de decisiones a adoptar se refiere a la elaboracin de normativas en torno a lo queseconsideranlasaristaspolicialesdelproblemarural,ascomoaaqullasatinentesala regulacindeltrabajo,losintercambiosyelafianzamientodelprincipiodepropiedad.Las respuestas a tales inquietudes se plasman en el Reglamento de Polica Urbana y Rural (l864) y el CdigoRural(l867),rplicadelyaexistenteenBuenosAires.Losdosinstrumentosplantean prioridadestantoenelmbitodelapropiedadcomoenelcampolaboral.Enelprimero,la intencinexplcitaesmodificarlasprcticas consuetudinariasconfirmandounnicoyexclusivo derecho de propiedad asentado sobre parmetros de privacidad y plenitud. En lo que al mercado detrabajoruralserefiere,establecencriterioshomogneosparalacaptacindelafuerzade trabajoremisa,legitimandolacoercin.Asimismo,universalizanlasreglasque,enadelante, regirn las relaciones laborales entre peones y patrones. Las instancias policiales (J efes de Polica y Comisarios Generales) asociados a la J usticia de Paz se encargan de la fuerza de trabajo en trnsito o incapaz de comprobar su condicin laboral. La polica es reponsable del registro actualizado de peonesysirvientesajornal. proporcionndoles sus respectivas papeletas de ocupacin(Reglamento de Polica Urbana y Rural de la Provincia de Santa Fe, l882:20). Esta herramienta es, en realidad, el parteaguas en el mundo del trabajo, entre lalegalidadylailegalidad.Todoindividuoquecirculaotransita,escolocadobajosospecha, debiendo presentar obligatoriamente el contrato o boleto de conchavo, so pena de ser catalogado ydemsulterioridades,comovago.Igualcriterioseaplicaenelcasodequeelpersonajeque deambula intente acreditar su pertenencia a tropas de lnea o milicias, sin portar las licencias o pases pertinentes (Reglamento, 1882: 43). En el Reglamento se advierte una ms lograda definicin de la vagancia, reputndose como la condicin de quienes se ubican en algunas de estas situaciones: "Primero:losquenotenganoficio,jornalnimedioslcitoscomovivir.Segundo:losqueteniendo algnoficiooindustrianolosejercitenhabitualmentecareciendodeotrosmedioslcitosparasu subsistencia.Tercero:losqueconmediosdesubsistencia,peroinsuficientes,nosedediquena algn trabajo honesto y que frecuenten casas de juego y otros parajes sospechosos. Cuarto: los que sinimpedimentoparadedicarsealtrabajo,seejerciteneneloficiodemendigo..."(Reglamento, 1882:21) Aestascategorassesumaunaquintaqueimputaigualcalificacinalpenosirvienteque deserte de su trabajo, sin causa justificada (Reglamento, 1882:20). Mundo Agrario, vol. 1, n 1, segundosemestrede 2000. ISSN 1515-5994 LaposteriorsancindelCdigoRuralexhibealgunasnovedadesconrespectoalprecedente. MientrasenelReglamentodePolicaelconceptodevaganciaapareceprcticamentecomola contrafigura del valor que se pretende internalizar, el trabajo,el Cdigo refuerza el prejuzgamiento, al asociar la carencia de aquel valor con una inevitable predisposicin delictiva. Quien no posee domicilio fijo y medios conocidos de subsistencia, se inclinar naturalmente hacia el vicio (Cdigo Rural de la Provincia de Santa Fe, 1886:53). Esta condicin coloca al margen de la legalidad a estossujetosquesehacenpasiblesinmediatamentedelestigmadesupeligrosidad.Enestas tempranasetapasdeinstalacindelmodelocapitalista,enlasquetodavanohapenetradoel discurso y la prctica higienista ni el desarrollo de la criminologa positivista, el recurso al que se apela es simplemente el punitivo (Ver Ruibal, l990). Sin embargo, en la medida en que lo que se pretende afianzar es aquella concepcin, las condenas remiten como va de recuperacin a una integracin compulsiva en la esfera laboral, ya sea destinndolos al servicio de armas, ya a los trabajopblicos,yaaconcentrarlosenlascoloniasfronterizasenlasquearticularnlosroles defensivos con los productivos. Otros matices diferenciales se observan en la consideracin del universo del trabajo. Mientras en ladefinicindelarelacinlaboralelReglamentohaceprivarelcostadopunitivo,enelCdigo Rural prevalece el criterio de contractualidad, asentando el vnculo sobre bases ms racionales en laclavedeunintercambioentreiguales.Contalesobjetivosnosolamenteestndefinidoslos roles de patrones y peones, sino que se estipulan las pautas que debe reunir el contrato escrito indicando el tipo de trabajo al que se lo destina, el tiempo, las remuneraciones y los intervalos de descanso. Una excepcin a la regla parece ser la del agregado cuyo status, si bien es legitimado, loubicaenunacondicindeinferioridadyaqueelpropietarioaparececomosubsidiariamente responsable en el plano civil de delitos o causas en que aqul se vea involucrado. Evidentemente aquelEstado-atravsdelosfuncionariosjudicialesypoliciales-intervieneclaramenteenlas relaciones privadas. Dicha intervencin se hace notoria en el articulado referido a la regulacin del control de la mano de obra, especialmente aqulla de carcter itinerante; a las garantas que se otorganparaelmantenimientodelvnculocontractual,particularmenteenpocasdemayor demanda,comolacosechaolaesquila;yalrelacionadoconlaconflictividadentrepatroneso entre stos y sus peones. Respecto de esto ltimo, dos conflictos parecen ser los habituales en el mundo rural: el que enfrenta, dada la escasez crnica de mano de obra, a unos empleadores con otros,generandosituacionesdecompetenciadeslealyelquesedesataentrelostrabajadores conchavados o a destajo con el patrn, ya sea por incumplimiento de las clusulas contractuales, ya por su transgresin, ya, en fin, por su desconocimiento de los valores bsicos que se suponen vigentes en esa sociedad: obediencia, laboriosidad y virtud(Cdigo Rural, 1886:44). El afn disciplinador y su propsito moralizante no deja fuera de su preocupacin el tiempo libre, sealandoloslmitesadmisiblesycontrolandolosespaciosenlosquedebedesarrollarse.El Mundo Agrario, vol. 1, n 1, segundosemestrede 2000. ISSN 1515-5994 ReglamentodePolicaabordaestosproblemaslegislandosobrelasactividadesoprcticas insumidas en el tiempo de ocio, en tanto el Cdigo Rural sienta jurisprudencia sobre el contexto espacial de su ocurrencia, fundamentalmente definido como las pulperas volantes. En lo referido alasdiversioneslcitaseilcitas,elReglamentoexpresacontundentementelaprohibicindel juegodelpato,deporteevidentementeligadoalastradicionesculturalesdelostrabajadores criollosyponebajocontrolotrasprcticas,vinculadastambinaesemismolegado,comolas carreras de caballos, los reideros de gallos o los bailes y festejos que clausuran una actividad estacional de envergadura como la yerra o la cosecha (Reglamento, 1882: 53,54) Elfundamentoideolgicoquesubyaceaestasformulacioneseseldeseodedesestructurarla simbiosis entre el trabajo y la vida, tpica de las comunidades campesinas donde el capitalismo an no ha estampado su impronta. El objetivo es desalojar la nocin de un tiempo que pasa sin apremios,entronizandolaconcepcindequeaqulequivaleadineroyporlotanto,debeser gastado productivamente (Thompson, l979: 245).El lugar prototpico donde se dilapida es, sin duda, la pulpera, multiplicada en todo el territorio, a travsdelastiendasobolichesmovibles.Estaesvistadesdelaautoridadcomoelmbito potenciadordeduelos,pendencias,embriaguezydesordenyenconsecuenciaseintenta reglamentarlascondicionesyhorariosdesufuncionamiento.Enrealidad,estosrecintos constituyen un doble peligro para la moral burguesa que se insiste en imponer: en su calidad de mbitosdeesparcimientopuedenpropiciareldesenfreno;entantosedesdetransacciones, puedenfavorecerlosintercambiosclandestinos,coadyuvandoalaperduracindecircuitos marginales. TantoelReglamentocomoelCdigo,enlabsquedadelapreservacindelderechode propiedad de tierras y haciendas, estipulan con mayor rigurosidad la prohibicin de la caza furtiva, suventa,ascomoladelosproductosespontneosdel suelo(CdigoRural,l886:47).Enotro orden de cosas, imponen a los pulperos la obligacin de justificar la procedencia de cueros por compraopermuta,conlos correspondientes certificadosoguas(CdigoRural,1886:56).Enla mismadireccin,figuranlasdisposicionesquepenanelabijeato(CdigoRural,1886:39), ordenando la permanente realizacin de rodeos para dirimir la propiedad del ganado, asentando la obligacin de marcas, contramarcas y seales(Cdigo Rural, 1886: 8,9). Finalmente, como complemento a esta defensa de la propiedad pero tambin como eje articulador delmodelodedesarrollo,enesastresdcadassepromulganleyesquelegitimanlas apropiacionesprecedentesdetierrasyestablecenloscriteriosparagenerarlaprivatizacin definitivadelfondoterritorialpblico (8).Laconsolidacindeestosderechosestorientada,sin duda, a potenciar la eficacia de las normativas referidas al mercado de trabajo. Mundo Agrario, vol. 1, n 1, segundosemestrede 2000. ISSN 1515-5994 d) Adaptaciones y resistencias. Estrategias de una fuerza de trabajo remisa Losdestinatariosdetaljurisprudencianoaparecencomosujetospasivoseinermesfrenteal poder, como se desprende de la crnica periodstica, los informes policiales o de los jueces de paz. Por el contrario, elaboran diferentes estrategias facilitadas por los instersticios que les dejan lasinstanciasdecoaccinascomoporlasoportunidadesquelesbrindaelmercado.Los protagonistas son diversos actores que conservan todava mrgenes de autonoma: el pen que abandona el trabajo, el miliciano que deserta del servicio de armas, el deliberadamente ocioso que selassigueingeniandoparasobrevivir.Enelprimercasonopocasveceselabandonodeun trabajo es el resultado del influjo del mercado. En realidad, estas situaciones estn reflejando una contradiccinentrelasprevisionestericasqueseadoptanparaengrosaryfijarlafuerzade trabajo y los mecanismos propios del mercado capitalista, basados en el libre juego de la oferta y la demanda. Un representativo funcionario de las dcadas del 70 y 80, Gabriel Carrasco, destaca el anacronismo de cierto articulado del Reglamento de Polica, que penaliza a todos los que estn seduciendo o sonsacando peones. Claramente imbudo de la lgica mercantil, se interroga sobre el sentido de esa seduccin: "... ofrecerles mayor jornal u otras ventajas para que cambien de patrn? Esto podr ser una falta de cortesa o una mala accin social, contra el patrn primitivo, pero de ninguna manera puede ser un delito. Todo el mundo tiene derecho de procurarse trabajadores ofreciendo el precio que quiera, y la ley no debe castigar sino lo que es punible..."(Reglamento, 1882: 44) Unaalternativatambinfrecuentequepuedeconduciralabandonodelconchavosecontina encontrando hasta avanzada la dcada del 80, en un mercado de mercancas que deja todava flancos por los que pueden introducirse los que reiteran su intencin de mantenerse al margen de las imposiciones de un contrato. Uno de esos flancos lo ofrece la comercializacin de haciendas ajenas, ya sea porque se arrea el ganado a otra jurisdiccin o porque es muy difcil recuperar el cuerpodeldelito,enlamedidaenquenopocosdeesosanimalessonconsumidossobrela marcha(LaCapital,8dejulio,l870;4deagosto,1874).Enestoscasos,noslosetratade peones sin conchavo o de indios, sino tambin de desertores o de soldados dados de baja de las filas del ejrcito, que utilizan su entrenamiento y sus pertrechos en beneficio propio(La Capital, 8 de julio, l870). Las argucias de la supervivencia pueden adoptar variadas formas, algunas de las cualespretendensacarrditoinclusodelaspropiasfalenciasdeloscontroladores,comose desprende del siguiente episodio: "Unpatrullantedetuvoensutrnsitoaunodeesosmuchostransentes,interrogndolesobresu papeleta.Elinterrogado,queporlovistoestabamuyacostumbradoalosgolpesmaestrosde evasiva,sacconcuidadoytodagravedaduncartelderemate,quelehabanespetadopocos momentosantes,encuentadeboletn,yquelguardparadarelmismochascoaalgnotro Mundo Agrario, vol. 1, n 1, segundosemestrede 2000. ISSN 1515-5994 curioso; le present el susodicho cartel al oficial, ste lo tom, y acercndolo a la luz del farol hizo que lo lea, en seguida se lo present y le dijo, Vaya con Dios. Un minuto despus como arrepentido lo llama, preguntndole de qu cuerpo era. - Pero que no ha visto usted mi papeleta? le responde el individuo-Siganoms,yasdequcuerpoes....Ycomomuysatisfechocontinusutareade apretar al pobre que no llevara papeleta"(La Capital, 23 de abril, l870) Ms all de las normativas y prescripciones puestas en prctica en procura del disciplinamiento laboral y ms all de las resistencias que ellas generan en la poblacin afectada, es indudable que hayopinincompartidaporfuncionariosdegobierno,empresariosypublicistasparareclamar otraspolticasdestinadasaaumentarnumricamentelamanodeobraymodificarsucalidad. Ellas se encontrarn en la convocatoria a la inmigracin extranjera. 2.2. Los colonos, entre el paradigma civilizador y las exigencias del mercado a) La visin desde el Estado En la bsqueda de la superacin del estancamiento que caracteriz la sociedad santafesina en la primera mitad del siglo XIX y simultneamente a las medidas tendientes al disciplinamiento social, las administraciones provinciales colocan en el aporte inmigratorio todas sus expectativas: el ser enprimertrmino,elprotagonistadeunaverdaderatransformacinproductiva,elfondode reserva de fuerza de trabajo y fundamentalmente, el portador del ideal civilizatorio que venza la barbarie. Tal vez la figura que resume con mayor claridad los sustentos del modelo fuertemente ligado a la inmigracin es la de Nicasio Oroo. Desde su visin de estadista, aun avanzados los 70, reconoce que el Estado santafesino tiene todava asignaturas pendientes(justicia, paz, educacin, etc.). Sin embargo, considera que las sucesivas gestiones, ms all de los matices, admitieron la premisa fundamental del valor de la inmigracin como vehculo de desarrollo y de renovacin cultural. Este anlisis est fuertemente vinculado a una concepcin que encuentra en la tierra y en la orientacin agrcoladesuexplotacinunaverdaderafuncincivilizatoria(Halpern,l987:192,193).Enesta direccin, ve al Estado como el gran artfice de los procesos de enajenacin de la tierra pblica, otorgada en parcelas pequeas o medianas, a precios fijos, mdicos y a largo plazo. El objetivo es transformarleenunaverdaderamercancaynosimplementeenunfactorparaincrementarlas arcas fiscales: "Latierrainculta,sinelauxiliodelcapitalydeltrabajodelhombre,esunvalormuerto,esuna materiaprimaque nadavaleaunquepueda valer...Latierra valeporloqueproduce, por elcapital que representa"(Mensajes de Gobernadores, 1972: 40) Mundo Agrario, vol. 1, n 1, segundosemestrede 2000. ISSN 1515-5994 Desde su perspectiva, la accin civilizadora del arado no debe excluir al gaucho pobre, motivo por el cual propugna en l865, la sancin de una ley de tierras que garantice un acceso posible a la propiedadvalacompraoladonacin,suprimiendolossistemasdesubastaqueencarecen artificialmenteelvalordelosprediosolasmercedesquecreancondicionesdeespeculaciny clientelismo poltico (Mensajes de Gobernadores, 1972: 38, 42). En definitiva, en Oroo aparece muy presente la visin sarmientina de asignar al protagonismo estatal las funciones de subdivisin y entrega de la tierra pblica, el desarrollo cerealero y la conformacin de una burguesa agraria en la que adquieran fuerte representatividad los pequeos y medianos propietarios, proyecto que no discrimina a los productores criollos. Desde otros agentes gubernamentales, as como desde ciertos grupos empresariales, se pretende atemperar el protagonismo del Estado. No pocos consideran que ste debe reducir su accin a la de proveedor de una tierra barata, estimulando su uso agrcola. La mayor divergencia se detecta en las vas de instrumentacin del propio proceso colonizador. Algunos funcionarios nacionales y ciertospublicistasreconocenlanecesidaddeuntrabajoeficientedelEstadoatravsdesus legaciones consulares en Europa, como herramienta fundamental para promover la inmigracin y garantizar a los recin llegados - a travs de organismos especiales- los apoyos imprescindibles parasuinstalacindefinitiva.ElaccionardelasComisionesdeInmigracin,delMinisteriode Gobiernoenlasdcadasdel60y70vaasersistematizadoconlasancindelaLeyde Inmigracin(1876).PerolamayordiscusinsecentraentornoasielEstadodebeono comprometersedirectamentecon"elnegociodelainmigracinocolonizacinporcuenta propia"(Wilcken, 1873: 318). LaexperienciadedosdcadasimpulsaaalgunoslegisladorescomoEstanislaoZeballos,a desestimarloquedenominacolonizacinoficialporqueelEstadonoslocarecederecursos humanos y administrativos idneos, sino que adems no tiene la capacidad para: "elejir(sic)losinmigrantes,paralapreferenciadelastierrasydesuposicin,paraladireccin sucesiva de los colonos y para el manejo de los caudales aplicados a su fomento"(Zeballos, 1883: 242) Diezaosantes,elInspectordeColoniasGuillermoWilckennoslohabaalertadoentornoa estaslimitaciones,sinoqueapuntabaaotropeligromayorqueresidaenlasobligacionesy responsabilidadesqueelEstadonacionalolosprovincialesasumiranenestascircunstancias, quedando sujetos a potenciales controversias internacionales cuando no lograran hacerles frente. En cambio, Wilcken comparta con Oroo la visin de una Estado promotor y supervisor que no dejara en manos exclusivas de los particulares el problema de la inmigracin. Mientras en Oroo priva la preocupacin por las desviaciones que la sujecin del colono a las empresas producira Mundo Agrario, vol. 1, n 1, segundosemestrede 2000. ISSN 1515-5994 sobreelparadigmafarmer(Oroo,1920:34),elInspectorNacionaldeColoniasenfatizasus prevencionessobrelasdistorsionesqueenelfenmenocolonizadorpuedengenerarotras prcticas del mercado. Para Wilcken, ni los armadores de buques que buscan pasajeros para el Ro de la Plata, ni las agencias vinculadas a las empresas colonizadoras estn interesados "en el origen, naturaleza y condiciones" de los emigrantes. Estos rasgos resultan relevantes si de lo que se trata es el fomento de una poblacin agrcola con aptitudes y conocimientos cuyos cimientos se dan en el ncleo familiar. El funcionario se muestra partidario de combinar criterios en cuanto a la conformacindelosdosmercadosdetrabajo,elruralyelurbano.Paraesteltimo,considera operativa la llamada inmigracin espontnea, que trae generalmente hombres solos, escasamente capacitados y cuya condicin " los habilita para cualquier ocupacin de peonaje"(Wilcken, 1873: 316).Paraelprimero,encambio,proponelavadelainmigracinartificial,limitandoel compromisobsicodelEstadoagarantizarelaccesoalapropiedad.Conmayornfasisque Zeballos,vuelveareafirmarselapretensindepotenciarunflujomigratorioqueasegureel surgimiento y la expansin de las capas medias rurales. b) El paradigma civilizatorio subordinado al inters empresario El ideario estatal se redefine desde la ptica empresarial, particularmente en las experiencias que sematerializanentrelos50ylos70.Enprimerlugar,comobienlosealaGuillermoPerkins, posteriormente vinculado a la Compaa de Tierras del Central Argentino, la colonizacin debe ser entendidacomounnuevombitodeespeculacincomercialy,porende,permitiruna maximizacin de los beneficios. En virtud de ello, la preocupacin de los inversores no reside en promoverexclusivamentelaemergenciadeunapequeaymedianaburguesaagraria(Ver Bonaudo,Sonzogni,Cragnolino,Albaizeta,l993:53,54).Estaparecesersolounadelas estrategias a desarrollar, particularmente al calor de las presiones gubernamentales o de ciertos sectoresdelaopininpblica,peropuedecoexistirsincontradiccionesconlagranpropiedad, generadora de otras relaciones sociales como el peonazgo, el arrendamiento y/ o la mediera, o bien sus combinaciones. Tampoco son ajenas a esta realidad, los intentos de retener a la fuerza de trabajo, utilizando los mecanismos del endeudamiento. Sobre este diseo de los inversionistas, se sobreimprime la propia realidad de los inmigrantes. En elcontextodeunaconvocatoriaafamiliasagricultorasquerenandetresacincomiembros adultos, se despliegan diversas modalidades cuando el propio grupo no puede dar respuesta a la consigna. De este modo, junto al cabeza de familia, el contrato incluye la presencia de asociados en paridad de condiciones o con participaciones proporcionales. En otros casos, los colonos con ciertopatrimonioinicial,cubrenlosgastosdeviajedeconnacionalesalosqueincorporanen calidad de peones. Este acuerdo implica, a veces, una relacin salarial corriente; otras, un vnculo atrminoqueconcluyealsaldarladeudaperoqueobligaalpatrneneselapso,ala Mundo Agrario, vol. 1, n 1, segundosemestrede 2000. ISSN 1515-5994 manutencin y alojamiento. El lugar del pen puede ser ocupado por hombres o mujeres en edad activa que trabajan en el servicio domstico (Gori,1947: 69,87). En los convenios que los empresarios suscriben con el Estado, ste se obliga a la cesin gratuita o a bajo precio del fondo territorial sobre el que se disear la colonia. (9) En oportunidades exige a las compaas, como en el caso de San Carlos, poblar con familias "escogidas escrupulosamente en Europa" (10). Las otras responsabilidades a cargo de las empresas, se limitan a solventar los gastosdepasaje,instalacinymantenimientodeloscolonosduranteunlapsoquepuede extenderse hasta el ao. Esta deuda se salda en diversos plazos segn los contratos; en cambio, lasobligacionesrelativasala adquisicindel predio,seamortizanconintereses enunperodo que puede alcanzar hasta los cinco aos desde la instalacin (11). Entre todos los ensayos de colonizacin que se reproducen hasta entrada la ltima dcada del siglo,lapropuestadeBeckyHerzogparaSanCarlospareceexhibirunmayorgradode organicidad. En este caso, la Empresa asocia el nivel de rentabilidad a su capacidad de retener a la fuerza de trabajo e incrementar la productividad de las concesiones, obteniendo en el plazo ms breve,larecuperacin delcapitalylosbeneficiosesperadosdetamaainversin.Paraello,la sociedad parte de una seleccin previa de las familias a las cuales se aplicar una normativa clara yestricta.ElReglamentoqueacompaaelcontratoquesuscribenloscolonos,convierteel emprendimiento en una gran propiedad puesta en produccin por una mano de obra extranjera sobrelaqueseejerce unafuerte dosisde adscripcinpersonal.De estemodo,elconjunto de clusulas genera una tutela restrictiva: se coarta la libre movilidad, se impide el acceso directo al mercado para vender los excedentes y an la posibilidad de disponer sin controles de la cosecha; sesupervisalacapacidadparaestablecervnculoscontractualesconpeones;sesujetaalos colonosalaejecucinde"trabajospblicos"quepuedeninsumirhastaveintedasporao, etc.(Archivo de la Colonizacin de San Carlos,s/f). Pero la injerencia de la Administracin excede laesferaestrictadelasrelacionesdeproduccinyderealizacindelasmercancas,para extenderse a un conjunto de libertades individuales y al goce del tiempo libre. Sus atribuciones alcanzanlasprcticasreligiosas,laconsagracindelmatrimoniocivil,latutelayasistenciade hurfanosyviudas,ladefinicinycastigodelosdelitos,laaplicacindeleyesdevagancia, llegando incluso a la expresa prohibicin de la actividad poltica. Estabaseorganizativasecumpleatravsdelequipodeadministradorespermanentemente atentos a los ritmos de trabajo, las prcticas societales e incluso los avatares en la vida privada de los colonos. El celo y la marcada supervisin que se desprende de esta operatoria no alcanza, sin embargo, a garantizar la supervivencia de la especulacincomercial. Cinco aos despus de la fundacin de la Colonia, la Beck y Herzog entra en un proceso de liquidacin, siendo sustituda porunanuevasociedadporaccionesdelmismoorigen,queafrontalaconclusindela Mundo Agrario, vol. 1, n 1, segundosemestrede 2000. ISSN 1515-5994 experienciaconotrasperspectivas.Sucampodeaccinseinscribeeneldetodonegocio inmobiliario rural, subdividiendo y vendiendo las parcelas a plazos y con el inters corriente en el mercado.Tantolasnuevasfundacionesquestaconcreta-HumboldtyLasTunas-comolas llevadasacaboenotrasreas,sealejantotalmentedeloscriteriosadscriptivosauncuando tambin deben resolver problemas tales como el de la retencin, de la fuerza de trabajo o el del endeudamiento.Losmecanismosalosqueseapelaresultanmscoherentesconlaspautas normales del capitalismo, actuando como incentivos de la competencia interempresarial a travs de ofertas ms atractivas para los potenciales compradores. En esta direccin, la Beck y Herzog habasufridolosmayoresembatesdesusrivalesenlacostaestesantafesinaoenlavecina provinciadeEntreRos.Haciaallhuanosedesplazabanfamiliasdecolonosenprocurade mejorescondicioneslaboralesyde unmsfcilaccesoalapropiedad (12)De igualmanera,la cuestindeladeudaseresuelvesustituyendolospagosenespecie,modalidadvigenteen EsperanzaySanCarlos,porcuotasendinero(ElFerrocarril,17dediciembre,1863). Paralelamente,seacudeaotrasprcticascuandopersistenlasdificultadesdepago:la reconsideracindelostrminoscontractuales,larenovacindelosplazosreguladosconuna nueva escala de intereses, el embargo y la retroventa. La universalizacin de estos criterios que pretenden favorecer el horizonte de la propiedad, no quita que an avanzada la dcada del 80, perduren ciertos resabios de discrecionalidad por parte de algunas empresas, en las que, como en elcasodeLehmann,losempresarioscombinanelrolespecficodeinversoresconelcontrol estratgico de funciones pblicas, particularmente la justicia de paz. (Sonzogni, l996: 277). Unsegundocuerpodecuestionesemanadasdelensayocolonizadorserefierealimaginario forjado respecto de la poblacin convocada. La visin de estos nuevos actores como partcipes de un proceso de regeneracin social a travs de la agricultura, comienza a ser matizada, a medida quesedetectanciertosdesajustes.Elprimigenioarquetipoquepresentabaalinmigrantecomo portadordenuevasfuerzasmorales,hbitosdelaboriosidadyahorro,mejoresformasde sociabilidad,valorestodosquellegaranatransformarlasatvicascostumbresdelapoblacin nativaesrediscutido.Estarectificacinderivafundamentalmentedelascaractersticasque ostenta la masa humana que ingresa al pas. Para Perkins, por ejemplo: "Casitodasestasfamiliasfueronindijentes(sic)ensuspases,peones,soldadosyunaclasean peor,criminales.Estosnuncapodranhaberabrigadolaesperanzadelevantarsemsarribade simples jornaleros en Europa"(El Ferrocarril, 15 de diciembre, 1863) Esta descalificacin es compartida por el funcionario Wilcken, quien supone que las condiciones previasdevida,dondetodoelesfuerzohasidopuestoenelobjetivodegarantizarla supervivencia, afectan a estos colonos en su capacitacin y en el despliegue de su sociabilidad. Mundo Agrario, vol. 1, n 1, segundosemestrede 2000. ISSN 1515-5994 Desde temprano es puesto en cuestin el grado de adiestramiento que para la prctica agrcola poseen estos trabajadores. Contrariamente a la percepcin que rige el mundo ganadero, en donde lamanodeobra,fundamentalmentecriolla,aparecedotadaconhabilidadesnaturalesparalas actividades especficas, el escenario agrcola presupone estrategias formalizadas de capacitacin yentrenamiento.Estapresuncinsurgedeciertodiagnsticodelasituacin.Porunaparte, porque un sector considerable de los supuestos agricultores, no es tal, y, en segundo lugar, an sindolo, las dificultades emanan del desconocimiento del habitat, de sus condiciones climticas y delosparticularesritmosdelcicloagrcolaenelhemisferio(ElFerrocarril,19denoviembre, 1863).Losaosposterioresmodificanescasamenteelbalance.Enl872,evaluandoelestado general de las colonias en el pas, el Inspector Wilcken afirma: "Diminuto es el nmero de los que entre nuestros colonos puede llamarse un agricultor de profesin antes de llegar al pas; y muchos de los que hoy dedican sus esfuerzos e inteligencia a esta noble industria,no conocieronalprincipioni siquieraelmododemanejarlapalay servirsedelaazada, cuantomenosdelarado;deestoresulta,que,elmododecultivarlatierraapesar(sic)dela perfeccindelosinstrumentosconqueseinician,esrudo,atrasadoyprimitivo"(Wilcken,1873: 276) A estas prevenciones circunscriptas a la esfera laboral, se aaden aqullas vinculadas a la escala devaloresdelacualselossuponaportadores.Losobservadoresdestacanlaescasa recuperacin, por parte de los ncleos familiares, de sus propias tradiciones y la fragilidad de sus orientaciones valorativas. Estas tendencias le sirven a su vez, para explicar el acriollamiento y la propensin a frecuentar "la sociedad de la pulpera, la embriaguez y la pendencia"(Wilcken, 1873: 307). Parasuperarlastrabasqueplanteanambassituaciones,elempresariadoylosfuncionarios elaborandiferentesestrategias.Losprimerosacudenalainstalacindegranjasmodelosque cumplenundoblecometido:serunlaboratoriodeexperimentacinyconsecuentementede adquisicindeconocimientosy,almismotiempo,unreferentetestigoparaelcontroldela productividad(Gori,1947:119).Encuantoalagestinpoltica,laspropuestasvandesdela elaboracindematerialesdeasesoramiento(cartillas,manualesdeagricultura)hastauna formacin ms especfica de los estudios elementales, proyectando escuelas de agricultura. As, en l885, el Gobernador Zavalla reclama al Congreso que arbitre los recursos necesarios a fin de concretar establecimientos de este tipo en Esperanza, San Carlos y Caada de Gmez, para que en el futuro los hijos de los agricultores no reproduzcan "las mismas huellas y aejas prcticas de sus padres en la preparacin y cultivo de la tierra"(Mensajes de Gobernadores, 1972: 189)Concomitantemente,avanzandoenelterrenodelaresocializacin,desdeambossectoresse estimulantodasaquellasiniciativasymbitosinstitucionalesqueasegurenlaconsolidacinde Mundo Agrario, vol. 1, n 1, segundosemestrede 2000. ISSN 1515-5994 una visin eurocntrica de la cultura y su consecuente proyeccin.De este modo, se arraigan en las colonias las asociaciones de ayuda mutua, las escuelas tnicas, las iglesias de culto catlico y protestante, las sociedades de canto, de tiro al blanco, etc. c) La contestacin social de los nuevos trabajadores. LosesfuerzosnormativosyorganizativosllevadosacaboporelEstadoprovincialen concordanciaconlasdirectivasnacionales,sumadosalosrealizadosporlascompaas colonizadoras, no encontraron - tampoco aqu- un sujeto totalmente pasivo y sumiso. Empero, las condiciones y medios a los que apela, diferencian sus marcos de autonoma de los del trabajador criollo o indgena. En primer lugar, se trata de una fuerza de trabajo que - por lo menos hasta la dcadadel80-tienecomohorizonteposibleconvertirselmismoenunproductorpropietario independiente. Por otra parte, sus estrategias no evaden el mercado, sino que por el contrario, estnfuertementemarcadasporl.Porltimo,aquelobjetivoyestosinstrumentoslopueden llevar incluso a transformarse a su vez, en extractor del excedente de otra fuerza de trabajo. Unaseriedecondicionespuedefacilitarlaresistenciadeestosgruposalaspresiones empresariales.Unadeellases,sinduda,laexistenciadeunafronteraagrcolatodavamvil hastalaprimeradcadadelsigloXXyquepermite,enunaprimeraetapa,accederala proopiedadendistintasreas.Unavezclausurada,anpuedeinsertarsebajolashabituales formasdetenencia(arriendo,mediera,aparcera,tantera).Sibienlasdossituacionesson dismiles,resultandolaprimerafuertementeatractiva,ambasposterganhaciaadelanteel fantasma de la proletarizacin. Elcorrimientodelreaproductivaylaemergenciadenuevosemprendimientos,tantolosque continan ligados a la colonizacin como los vinculados a los procesos de modernizacin de las comunicaciones y los transportes, dan espacio para la competencia entre compaas o entre stas y el Estado para atraer a la fuerza de trabajo inmigrante (13). Dicha puja provoca desplazamientos y cambios de asentamiento que no pocas veces marcan los peldaos de un proceso de ascenso social. Otras movilidades significan lisa y llanamente la huda de las formas adscriptivas impuestas porunaempresa,apesardelaspropiaspresionesodesuconnivenciaconlosfuncionarios locales (14). A los intentos de bsqueda de mejores condiciones laborales en otros sitios, se agregan aqullos que en el mismo lugar, les posibilitan poner coto a las exigencias de las compaas, tanto en el procesodeproduccincomodecomercializacin.Peseaquelasempresastienencomo parmetro de la productividad los rendimientos alcanzados en las granjas de las Administraciones, stossuelendistardelosresultadosquecadacolonoobtieneensuparcela,especialmente Mundo Agrario, vol. 1, n 1, segundosemestrede 2000. ISSN 1515-5994 cuando se lo obliga a saldar sus deudas en especie (El Ferrocarril, 17 de diciembre, 1863), razn porlacualalgunosempresariospostulanlauniversalizacindepautasmonetarias. Paralelamente,ladefensadeloscriterioscontractualessirveaalgunosdeestoscolonospara limitar las arbitrariedades de la Administracin. Un episodio que refleja esta situacin es el que en noviembre de l863 protagoniza un miembro de la familia Stetler de San Carlos a quien se pretende obligaralaentregadelterciodelacosechadeporotos,encontravencinconlaclusulaque exclua las legumbres del pago anual(Gori, 1947 :82,83) En oportunidades, el eje del conflicto no est ni en la productividad ni en el tipo de produccin sobrelaquepesalarenta,sinoenlasfrmulasdeevasininstrumentadasenelciclodela cosecha. Este es el caso de colono Kappeler, quien cosech batatas sin dar el aviso obligatorio y pagconellasalasfamiliasquetrabajaronparal.Elartilugiolesignificelembargodela cosecha, la prisin y la posterior expulsin. Estosconflictosindividualessuelen,envirtuddelasdificultadescomunesqueenfrentanlos colonos para salir del endeudamiento, trasladarse a instancias colectivas. En l863, en San Carlos, se presenta una peticin masiva a la Empresa solicitando la rebaja de los intereses de la deuda. La Administracin se compromete a planificar una escala menor de intereses concomitantemente con otros ajustes: los peones- a cargo de los trabajos necesarios para la iglesia, la escuela y el dispensario-sondespedidos,transfiriendosusfuncionesalasfamiliasagricultoras.Pasadoun tiempo, la persistencia de las tensiones conduce al abandono de las estrategias de negociacin, ingresandoenlaesferadelaaccindirecta.As,dosaosdespus,seconsumanhechosde violencia que culminan con la quema de los archivos de la Administracin. Si bien se logra acordar una nueva rebaja de intereses, la firma decide expulsar a doce familias. En los aos sucesivos prosiguen las expulsiones, fenmeno que no es exclusivo de San Carlos, sino que aparece como solucin frecuente para los inversores en otros espacios, ya que a travs de ella se liberan no slo detrabajadoresdscolossinotambindedeudoresinsolventes(Wilcken,1873:161;Memorias Anuales de la Schweizerische Gesellshaft Santa Fe, 1865-67,1874), que irn a engrosar el ejrcito de reserva ya en reas rurales, ya en las urbanas. Conclusin Elanlisisprecedentepermiteabrirunconjuntodereflexionessobreelparticularprocesode construccin de un orden burgus en un espacio que va a incorporarse a las prcticas capitalistas apartirdeunmodeloagroexportadorsinhaberexperimentadoniunainstanciaderevolucin industrial ni tampoco de revolucin agraria. De tal contexto deviene la alta significacin que se le asignaalaconformacinyconsolidacindeunmercadodetrabajorural.Durantelastres dcadas que se abren a partir de los 50, los esfuerzos en los que se empean tanto el Estado Mundo Agrario, vol. 1, n 1, segundosemestrede 2000. ISSN 1515-5994 comolasfraccionesburguesasvanagenerar-poniendoenjuegodistintasestrategias-una peculiar formacin de clases sociales en el mbito rural provincial. En esta etapa, la provincia se vesometidaacondicionesdefuertemovilidadsocial,encuyointeriorsevanredefiniendolos mecanismosdeapropiacindelatierrayconsolidandonuevasrelacionessociales.Estos fenmenos se materializan en un escenario donde la tierra, factor potencial pero esencial para el proceso productivo, es recuperada del dominio indgena por la accin mancomunada del Estado y los particulares y reasignada luego al sector privado. Talcomolohemossealadoenotrostrabajos(VerBonaudo-Sonzogni,l993,l996)existeuna masa significativa de tierra en manos del Estado como resultado de la conquista, las ocupaciones precarias y la labilidad de ttulos de propiedad. De tal modo que la paulatina transferencia incide fuertementesobrelosintercambios.Sieldiscursoygranpartedelasnormasjurdicas sancionadas en relacin a ella conducen a pensar en el afianzamiento de condiciones de igualdad enelaccesoalatierra,elprivilegiooladesigualdadaparecenrpidamentecomomarcas significativas,endistintasgradacionesquevandesdelascesioneshonorficasaprohombres hastalasqueseconcretanaempresasdecolonizacin,detransporteterrestreofluvial,de infraestructura urbana, etc. Paralelamente se perfila otra preocupacin central en las diversas administraciones referida a la necesidad de definir con claridad los contenidos y lmites de una propiedad privada que tiende a imponersedesestructurandoantiguaslegalidadesconsuetudinarias.Desdeestaperspectiva tambinsepretendeavanzarsobreprcticasytradicionesdeusufructo,particularmentedelos denominados productosespontneosdelsuelo, reafirmando la preeminencia de los propietarios ensumercantilizacin,desestimandoelusodomsticotradicionalybloqueandointercambios marginales. En lo que respecta a las relaciones sociales varias son las innovaciones que se registran en el perodo.Porunaparte,sibiensedifundelasalarizacintendiendoaestablecerrelacionesde equivalenciaentreempresariosytrabajadoresyauniversalizarpautascontractualistas,stas coexistenconformasadscriptivaspreviasyunaseriedecombinacionesquemuchasveces expresanestadiosdetransitoriedadquevandesdeladomesticidadalpeonazgoodesdela tenencia a la propiedad. Losdosgrandespromotoresdeesaingenierasocialqueoperandesdeunaperspectiva verdaderamente simbitica - Estado y empresarios - actan dentro de una lgica que se desplaza entre la pulsin del disciplinamiento y la necesidad econmica. Mundo Agrario, vol. 1, n 1, segundosemestrede 2000. ISSN 1515-5994 Lajurisprudenciaquesesancionapararegularlasrelacionesenelmundodeltrabajorural- emanadadelprincipiodelalibertadindividual-destaca,sinembargo,laspreocupacionesporla fijacin, aun cuando sta no exhibe en el espacio pampeano santafesino las estrategias tpicas empleadasenregionesextrapampeanasdelpasoenotrasreasdeLatinoamrica.Con frecuencia,esteparmetroantagonizaconelfuncionamientodelademandaenelinteriordel mercado. J ustamente, en los momentos en que ste requiere imprescindiblemente de una fuerza de trabajo abundante, la papeleta de conchavo o las prohibiciones sobre la disolucin del vnculo laboral entran en colisin con el libre juego de la oferta y la demanda. Enlaltimadcadadenuestroanlisis,cuandosehaavanzadoenlaconsolidacindelas relacionescapitalistas,resultanmsevidentesaquellosdesajustes.Desdelaretricaliberal, aparecenentoncesalgunasvocesqueapelanafundamentosemanadosdelderechocivilpara cuestionarelanacronismodeciertanormativapresenteenlosreglamentospolicialesyenla codificacinruralquecolocanencalidaddedelitoelincumplimientodecontratosciviles,tales comolosqueseestablecenentrepatrnypen.(Reglamento,1882:43,44)ElpropioCdigo Civil,querigedesde1871,alinstalarestetipodecontratosenelmarcodelalocacinde servicios, refuerza el carcter consensual de un intercambio entre sujetos equivalentes. Porotraparte,lacontradiccinformuladadesdeestaperspectivageneraladquiere,finalmente, especificidad en los proyectos de colonizacin agrcola. Frente a la heterogeneidad de los actores -nativos o extranjeros - destinatarios de las polticas y de las prcticas, una visin manifiesta un consenso generalizado: la de afianzar en el conjunto de la sociedad, dos valores primordiales del nuevoorden,lapropiedadyeltrabajo.Adiferenciadeloquepareceplantearseenelmundo urbanoendondelagestinpolticacombinadaconlaaccindelosparticularesdesarrolla prcticas de asistencialidad pasiva hacia pobres y mendigos, en el mbito rural en el cual resulta imprescindible erradicar la inactividad voluntaria se planifican formas operativas de insercin por el trabajo.Lascoloniasindgenasydefronteras,enlasquecompartenelespaciovagos, malentretenidosymenesterosos,expresanelafndisciplinadorconunadoblefinalidad:la internalizacin de valores y la retencin forzada de los sujetos.Sin que est ausente la arista disciplinadora - como ya se ha visto - las experiencias que tienen comoprotagonistasalosgruposinmigrantesenfatizanloscriterioseconmicos.Elempresario promotoresuninversorcapitalistaenbsquedaderentabilidad,entantoelcolonoesun trabajador en bsqueda de la propiedad. Una parte sustancial de estos productores extranjeros en el rea centro-oeste e incluso en el sur de la provincia accede al horizonte deseado. Desde esa instancia,nopocosmultiplicanlasexperienciascolonizadoras,desplazandoalgunossus inversioneshacialaesferadelaproduccinmanufactureraodelacomercializacinylos servicios,yparticipandoprotagnicamenteenlaaceleracindeladinmicaurbanizadora.El Mundo Agrario, vol. 1, n 1, segundosemestrede 2000. ISSN 1515-5994 fracaso, en cambio, parece acompaar a la mayora de las experiencias destinadas a la poblacin nativa, indgena o criolla. En los ochenta, los grupos indgenas del norte alternan en su mayora lasactividadesdesubsistenciaenelinteriordelareduccinconconchavosespordicosen ingenios y obrajes de la costa noreste; en el sur, un mundo de trabajadores criollos que no logr retener la propiedad de la tierra, ya sea en la colonia fronteriza o en la cedida como premio militar, seinsertaenlasestancias-avecesconsunicapertenencia,lamajada-comocapataces, puesteros, pastores o personal temporario. Los restantes engrosan la fuerza de trabajo urbana no calificada. Todoesteconjuntodeactoresensucontactoconelmercadohasufrido,enmayoromenor medida,ladesestructuracindesusformasdeorganizacinsocialyculturalprevias.Aqul,a partir de las necesidades de la demanda, pretendi rearticularlos en funcin de su propia lgica. Ahora bien, el mercado al que estamos haciendo referencia, necesita garantizar la existencia de unejrcitodereserva,peroensudinmicanoloreclamapermanentementeporcuantola produccin agraria, que es su motor, presenta caractersticas cclicas o estacionales que generan amplios perodos de inactividad . A esto se suma el bloqueo, avanzados los 90, del acceso a la tierra para el productor con escasos recursos. Mientraselparadigmadelproductorpropietariocomienzaadesdibujarsesindesaparecer,los otros dos trabajadores emergentes de esta nueva realidad presentan rasgos peculiares. Por una parte,nosenfrentamosaunasalariadoruralaltamentemvil,coninsercionesespordicasy escasos niveles de calificacin, aunque con una gran capacidad de adaptacin a las condiciones de transitoriedad. Este trabajador combina la experiencia del mercado rural con el urbano y, en los momentos crticos, no desestima el acudir a las prcticas tradicionales. Por otra, a un tenente que resume distintos recorridos laborales en el mundo rural: el que perdi su calidad de propietario, los que llegaron en pleno proceso de valorizacin de la tierra y no pudieron acceder a ella, y quienes habiendocomenzadocomopeonesrurales,venenlasformasdearrendamiento,medierao tanteraquelesproponelaestanciadecultivoscombinados,laoportunidaddeascenso econmico y social. Endefinitiva,elmercadoqueemergeenelreapampeanasantafesinacomoensupar bonaerense ( Sbato,1989)utiliza funcionalmente los criterios de esporadicidad, transformando en un dato estructural de la demanda, una condicin tradicionalmente inherente de la oferta a la que la legislacin punitiva pretenda eliminar. Finalmente, la lgica de libertad e igualdad impuesta por la experiencia del mercado en el marco deunanuevaorganizacinsocial,tampocogarantizdeporslaautonomadeestos productores.La pervivencia de las formas transicionales que afectan al mercado de tierras y al de Mundo Agrario, vol. 1, n 1, segundosemestrede 2000. ISSN 1515-5994 trabajosereflejan,ennopocasoportunidades,encomportamientosheternomosquese expresan tanto en la conflictividad social como en las prcticas polticas. El correlato de ambos postuladosenloeconmico(eltrabajadorlibreyconcapacidaddecontratarenigualdadde condiciones) y en lo poltico(el ciudadano universal) da pie, en lo cotidiano, a la desigualdad y la subordinacin.La tensin generada entre los postulados tericos y las prcticas sociales concretas, obligan al Estado,entreelfindesigloylaprimeraguerramundial,areplantearsurol.Estosdiferentes actores van generando- a travs de sus demandas- la necesidad de rediscutir el papel punitivo de ste o su desempeo slo como garante del orden en trminos de legalidad. En esta etapa , se comienza a colocar en el primer plano de la discusin la importancia de reformular sus niveles de injerencia operando ms ampliamente como regulador y rbitro de las relaciones sociales. Pero esa es otra historia...Notas (1) Los dos obstculos estn referidos a la fuerte primaca de la Aduana de Buenos Aires y a la guerra de la Triple Alianza. (2) La modalidad de reducir a los indios est fuertemente arraigada en la tradicin colonial. (3) El gobernador Fraga transmite a la Legislatura Provincial en l860 que "el Gobierno ha podido remontar la guarnicin de las fronteras... con 300 tiradores de a caballo...sin incluir en la cifra los lanceros de Sauce y San Pedro"(Mensajes de Gobernadores, l972: 101) (4) El autor remarca la fuerte presencia, en esta poltica de fronteras, de la tradicin borbnica. (5)ElgobernadorCabaldudadelaconstitucionalidaddelalevaorientadaalserviciodelasGuardias Nacionales (Mensajes de Gobernadores, 1972: 235) (6)Apartirdel80,elRoquismo(1880-l886)producerealmentelaclausuradeestasfuertestensionese inaugura una etapa conocida histricamente como de Paz y Administracin. (7) Se suspende "el rancho y los vicios de entretenimiento"(Registro Oficial,1863: 3l) (8) Tales disposiciones, inauguradas durante la gestin oroista, no excluyen como destinatarios a quienes han servido a la Patria, generando en consecuencia, una deuda, la que a travs de la entrega de tierras por premios militares, se supone saldada. Esta poltica de retribucin se debilita hasta su completa desaparicin a lo largo de la dcada del ochenta. (9) En no pocos casos, se suma a esta cesin, una sustanciosa entrega de tierras pblicas a los mismos inversores. (10) Ms que una actitud hostil, esto revela expectativas colocadas en la poblacin extranjera y explica la prohibicin de vender los predios a los habitantes del pas. (11) Para hacer frente a la deuda, miembros de la familia entran en servicio en las administraciones de las empresas;otrosseconchavanencalidaddeasalariadosconotrosproductores;algunosalternan actividades rurales con artesanales, etc. Mundo Agrario, vol. 1, n 1, segundosemestrede 2000. ISSN 1515-5994 (12) Entre los principales competidores se encuentran Alejo Peyret, colonizador en Entre Ros y el mdico Tefilo Romang de Esperanza, quien sustrae buena parte de los colonos hacia Helvecia. (13) La injerencia del Estado con este grupo particular de trabajadores se diferencia de su intervencin con la mano de obra indgena o criolla. No existen aqu procedimientos coactivos directos. Su participacin, a veces, puede admitir acciones de retencin forzada de trabajadores, pero en general se abre al juego de la oferta y la demanda. (14) El juez Trombert de Esperanza prohibe la salida hacia Cayast de los colonos morosos( Archivo de Gobierno , J uzgado de Paz de Esperanza, 1868 :00029) Fuentes Archivo de Gobierno 1868 Archivo de Gobierno, Santa Fe, J uzgado de Paz de Esperanza(1857-76), folio 00029, 1ro. de Enero.Archivo de la Colonizacin s/f .Archivo de la Colonizacin , San Carlos Centro(Santa Fe), Facsmil del Reglamento de la Colonia.Archivo de la J efatura Poltica 1855. Archivo de la J efatura Poltica , Rosario, Volumen A 1856. Archivo de la J efatura Poltica , Rosario, Volumen B 1857. Archivo de la J efatura Poltica , Rosario, Volumen CMemorias Anuales 1865-67,1874. Memorias Anuales de la Schweizerische Gesellshaft Santa FeBibliografa BLANCBLOCQUEL,Adriana;et.al.1986-87."Conformacindelmercadodetrabajoenla provinciadeSantaFe(1870-1900).Algunasaproximaciones".Anuario.Rosario:Escuelade Historia. Nmero 12.BONAUDO,Marta;SONZOGNI,Elida.1990."Viejosynuevoscolonos.Suconvergenciaenun mundo en transicin". Ruralia. 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