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Marzo, 2011. Bilbao Núm. 15 D.L.: 1278-07 · ISSN: 1886-5437 de la Sociedad Filarmónica de Bilbao El oletín b

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Page 1: Boleti?n Filarmo?nica 15 Maquetación 1 · 2018. 2. 13. · EN PORTADA: Fotografía del Cuarteto Crickboomformado por: el notable violinista y musicólogo Mathieu Crickboom, José

Marzo, 2011. Bilbao Núm. 15D.L.: 1278-07 · ISSN: 1886-5437

de la Sociedad Filarmónica de Bilbao

El oletínb

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EN PORTADA:

Fotografía del Cuarteto Crickboom formado por: el notable violinista y musicólogo Mathieu Crickboom, José Rocabruna segundo violín,

Rafael Gálvez, viola y Pablo Casals violonchelo.El Cuarteto Crickboom, con la nueva denominación Artistas de la Sociedad Filarmónica de Barcelona,

actuaron en tres ocasiones en la Filarmónica durante la temporada 1897/98. En todas ellas les acompañó el pianista y compositor Enrique Granados.

Desde sus inicios, la Sociedad Filarmónica estuvo vinculada a la música de cámara en su programación, especialmente a los cuartetos de cuerda.

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Sociedad Filarmónica de Bilbao

presentación

LLEGAMOS AL DÉCIMO QUINTO NÚMERO de nuestro Boletín con más entusias-mo, si cabe, que en anteriores ocasiones. Nos toca vivir momentos de incer-

tidumbre y de pesimismo ante el cúmulo de adversidades que llena nuestra vida hu -mana, social y económica. Por todo ello creo que la música nos ayudará, sino a evi-tar estas situaciones, sí a paliar en gran medida todo esto por su gratificante poderde satisfacción y renovación.

Este número comienza con un trabajo de opinión sobre la respuesta crítica antela música. Escuchar buena música debe ser ante todo una experiencia personal, debeabarcar a todo tipo de personas y su percepción, aún partiendo de principios musi-cales objetivos, no tiene por qué ser la misma para todos, como muy bien expresasu autora.

Ante la ópera en concierto, Orlando Furioso, que en abril realizará el Ensemble Ma -theus dirigido por Jean Christophe Spinosi, otro escrito nos da cuenta del Vivaldiope rista.

Scriabin sigue siendo todavía un compositor enigmático, a él va dedicado otro ar -tí culo con motivo de las Sonatas cuarta y quinta que tocará Stephen Hough en elcon cierto que clausura la temporada.

La salida al mercado del libro sobre Isasi –Andrés Isasi y su entorno– nos permite atra vés de su autor conocer en un análisis todo lo relativo a sus cuartetos con unasúl timas aportaciones muy recientes que no han tenido cabida en el libro escrito an -te riormente.

En el mundo detrás de la cortina se nos narra los recuerdos de un agente de con-ciertos en sus viajes a la Filarmónica, dándonos a conocer unas divertidas anécdotas.

La entrevista está dedicada a ese fenómeno violinístico como es la alemana JuliaFis cher, que además también es concertista de piano.

La programación del último trimestre de la temporada, esperamos anime a nues-tros socios a no faltar a la cita con los conciertos. Con unas notas informativas fi -nales, que les pueden interesar, concluye este número que confiamos les agrade.

Asís de AznarPresidente de la Sociedad Filarmónica de Bilbao

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Respuesta crítica ante la música

LA SOCIEDAD Filarmónica de Bilbaoes tá muy orgullosa de sus socios y

de su fidelidad. Temporada tras tempo-rada, la inmensa mayoría de nosotrosacu dimos sin falta a los conciertos pro-gramados, así caigan chuzos de punta,true ne o coincida con el acto más inelu-dible de nuestra ciudad. Está claro quesin ellos el “milagro” de programar —sin mecenazgo ni subvenciones— du -ran te ciento quince años una temporadade conciertos como la nuestra no hu -biera sido posible. Podemos presumir decontar con unos socios entusiastas queconocen el valor de la buena mú sica.Pero si, como dice Quino, pu diéramosdar la vuelta a nuestras vidas invirtiendoel proceso -de forma que primero fuéra-mos mayores y luego ni ños, y no al revés-muchos de nosotros optaríamos porcam biar parte de la edu cación recibida yenriquecer y am pliar los conocimientosmusicales. Qui zá por eso, desde haceaños, muchas uni versidades y asociacio-nes culturales de todo el mundo impar-ten cursos y cla ses de formación parapersonas ma yores en las que no suelenfaltar las clases de música.

Nosotros, además, hemos decidido for-mar parte de la Sociedad Filarmónicade nuestra ciudad asegurándonos asímás de una treintena de maravillososcon ciertos cada año. Nuestras tempora-

das se desarrollan como una clase ma -gis tral de música clásica, el viaje en elque los socios se embarcan cada año pa -ra realizar un recorrido por la historiade la música clásica de la mano de las fi -gu ras más destacadas del panorama in -ter nacional. Pero, a pesar de la forma-ción continua que se recibe durante esteviaje, las impresiones y satisfaccionesque los conciertos producen en los filar-mónicos –como se denominaba a los so -cios de la Filarmónica en los tiemposde Juan Carlos Gortázar– son muy di -ver sas y no siempre tienen relación conuna respuesta crítica y objetiva ante lamú sica escuchada.

Llegar a desarrollar una respuesta críticapersonal ante lo que nos rodea no esfácil. Tampoco lo es ante la música queescuchamos en un concierto. Si bien escierto que las influencias externas actú-an en menor medida cuanto mayor es laformación del oyente, la información re -cibida por parte de los medios de co mu -nicación, de nuestro Boletín, la lecturadel currículum del intérprete, las no tasal programa, la efusividad de los bra vos ylos aplausos e incluso los co men tariosrealizados por otros asistentes al con-cierto, nos suelen afectar tanto que, enocasiones, olvidamos nuestra pro piapercepción del concierto. Oír loscomentarios del eterno insatisfecho que

opinión

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siempre tiene un “pero” y que nun ca hadisfrutado de la maravillosa experienciaque supone salir renovado de un con-cierto puede hacer tambalear nuestragrata impresión. Tampoco la efusividadabrumadora que en algunas personasdespierta, por ejemplo, un chorro devoz incontrolado, es buena consejera.

Escuchar buena música debe ser ante to -do una experiencia profundamente per -so nal. El nivel de satisfacción recibidono tiene porqué ser el mismo para todos.La música clásica, al igual que el resto delas artes, no sólo está pensada y destina-da a una elite intelectual. Por el contra-rio, su inmensa diversidad debería abar-car a todo tipo de personas, indepen-dientemente de su formación y sensibili-dad. Al margen del acierto de la inter-

pretación, de la calidad de la partitura,del nivel musical de los intérpretes…deberían situarse siempre el grado desatisfacción que cada oyente experimen-ta y el interés generado por la escucha.

Desde la Filarmónica, nos gustaría in -cen tivar a nuestros socios a tratar de de -sa rrollar y compartir sus impresionesan te lo que sucede en nuestra sala en ca -da concierto. Lejos de impartir un cur -so academicista al uso sobre historia dela música, se trata más bien de crear unfo ro de música entre nuestros socios,unas sesiones que, tomando como basenues tra propia temporada de concier-tos, ayuden a generar y defender un cri-terio propio. Nos interesan todos losco mentarios y opiniones.

¿Quién se anima?

P. S.

Manuel LOSADA (1865-1949): Las Walkirias, ca. 1894. Óleo sobre lienzo. 191x362 cm

Procedencia: Sociedad Filarmónica de Bilbao

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POR EXTRAÑO QUE PAREZCA, An to -nio Vi valdi, tan admirado hoy, tras

de su muerte estuvo poco menos queol vidado, desconocido durante casi dossi glos. Poco se conocía sobre su prime-ra ac tividad creadora, menos aun cualesfue ron sus primeras influencias, noexis tiendo tampoco referencias de quie-nes fueron sus primeros maestros. Cabepensar que mucho tuvo que ver su pa -dre, Giovanni Battista Vivaldi, un hu -mil de barbero de Brescia que debió co -no cer bien la técnica violinística ya quea partir de 1685 llegó a pertenecer a laorquesta de la basílica de San Marcos.De su hijo Antonio tampoco se conocí-an muchos detalles de sus numerososvia jes y residencias fuera de su Veneciana tal. De modo oficial su nombre apa-reció registrado por última vez en elCon servatorio del Hospital de la Pie -dad en Venecia el 12 de mayo de 1740.A partir de entonces, más o menos sepierde su pista hasta 1938, año en elque se descubrió que había muerto el27 ó 28 de julio en Viena, siendo ente-rrado en la catedral de San Esteban dela capital austriaca.

Pelirrojo al igual que su padre, AntonioVivaldi fue conocido como el cura peli-rrojo, (Prete rosso) ya que de 1693 a1703 se dedicó a los estudios reguladospara el sacerdocio. Débil de salud pron-

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VIVALDI

to dejó de celebrar misa. Este hecho yotros varios relacionados con su condi-ción de compositor, y más concreta-mente de empresario de ópera, dieronpie a una serie de comentarios poco ele-gantes sobre su vida privada, a pesar deque para el músico y entusiasta vivaldia-no Claudio Scimone, que así ha dejadoescrito: “la relación de Vivaldi con elteatro ha sido posteriormente consa-grada por la unión del Prete Rosso inclu-so en el ámbito de una relación declara-damente amigable y casta con la cantan-te Anna Giró, famosa soprano de ori-gen francés Anna Giraud, normalmentetrascrito por sus contemporáneos comoGiró y popularmente conocida como“la Annina del cura pelirrojo”. Su vozparecía endeble pero poseía do tes deactriz poco comunes. Entre 1726 y1739 apareció en más de treinta pro-ducciones de ópera de Vivaldi.

Al de diez años de haber sido nombradopro fesor de violín del Pio Ospedale dellaPietá, una de las instituciones característi-cas de Venecia especializadas en el estu-dio, principalmente musical, de las muje-res que convivían en ellas, Vivaldi iniciósu relación con la música vocal a partirde 1713, supliendo a Francesco Gas -parini en el cometido de obras sa cras,coincidiendo con el nacimiento de suprimera ópera Ottone in villa estrenada en

OPERISTA

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mayo del mismo año. Gracias a un per -miso especial de un mes, el compositorpudo dedicarse plenamente a su re pre -sentación en el teatro veneciano “de llaGar zerie”. En noviembre del año si guien - te estrenó en el teatro San Angelo Or lan -do finto pazzo (Orlando supuestamente lo -co). En esta obra Vivaldi conjuga con ta -len to e imaginación la música ve necianade entonces con el colorido tí pico delau tor. No se conocen da tos de la reac-ción que obtuvo la ópera pero re sul tacla ra su importancia para la reputaciónde Vivaldi como músico dra má ti co.

El teatro San Angelo fue importante enla vida del músico ya que mantuvo unaextensa relación como compositor yem presario, así como con el teatro SanMoi sé donde muchas de sus nuevasóperas alcanzaron grandes triunfos.

Contando algunas nuevas versiones yotras presentadas con ciertos cambios ydi ferentes títulos, práctica bastante ha -bi tual entonces, la producción teatralde Vivaldi de la que se tiene constancia

se compone de unas cincuenta obras,aun que esto no coincide con un escritode 1739 del propio músico que, dosaños antes de su muerte declaraba habercom puesto 94 óperas.

Orlando Furioso, la ópera que tendremosla suerte de disfrutar en nuestra sala el18 de abril de este año en versión deconcierto es una obra extensa. Un co -men tario de C. Scimone señala que lamú sica daba para una representación deseis horas. Parece lógico en nuestrosdías que la ópera haya tenido que ser re -cor tada. Para este mismo maestro queen 1978 descubrió discográficamente almundo la ópera Orlando Furioso, “ocupauna posición central, de gran relieve.To da la música de la ópera da testimo-nio de la plena madurez creativa del au -tor, destacando —según el mismo co -men tarista— la extraordinaria belleza yel interés musical de los recitativos y,por tanto, el equilibrio expresivo entrelas diferentes partes del discurso dra-mático-musical.

K. E.

Perspectiva del interior del Teatro de Verona

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SCRIABIN,noche sin sueño

Alexander Nikolayevich Scriabin

NOCHE. Altas horas de la madruga-da. Silencio total. Es el momento

en que los objetos de nuestra vida coti-diana, en su silente quietud, se diría quecobran vida de repente, que nos obser-van. Si el piano, que reposa en su rincónde siempre, cobrase también esa vidanocturna y se pusiese a sonar por símismo, seguro que de su interior saldríaalgo muy parecido a cualquiera de laspiezas que pueblan el catálogo de madu-rez de Alexander Scriabin; esas mismasde las que el extraordinario pianistaArcadi Volodos nos ofreciera una selec-ción hace algunos años en recital en laFilarmónica, ¿recuerdan? Porque esta

música alucinada, febril e insomne noparece guiada por dedos ni intelectoalguno, sino por el capricho del instru-mento que se ha convertido de pronto enser animado.

Una música convulsa, que nunca descan-sa por mucho que en ocasiones puedatener la apariencia de inmóvil. Unamúsica que puede parecer agitada hastalo salvaje o sosegada hasta el estatismo,pero que nunca, nunca descansa. Y esecarácter inquieto se transmite al oyenteno avisado y lo espanta. Es así porque talvez se trate del primer ejemplo de la his-toria (después vendría el lenguaje serialavanzado) que prescinde de las transicio-

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nes, de los puntos muertos a que nostiene acostumbrados la tradición clásica-romántica, esas estaciones en donde laatención de la escucha puede relajarse,respirar, tomar aliento. El discurso deScriabin se acelera, se retarda, se intensi-fica, se atenúa, se hace más denso, sediluye, pero la música sigue siendo unmismo chorro de energía, que pormucho que varíe, jamás se para. Y nosagota como una noche sin sueño.

Scriabin es un compositor que nuncaha estado de moda, y que sufre, si no elolvido, sí una ausencia injustificada delos escenarios. La mayor parte de losintérpretes no se aventuran más allá desus chopiniana-lisztianas obras juveni-les, porque de las posteriores, tan rabio-samente personales, no entienden unamaldita nota de su extravagante perora-ta sonora, indagando a toda costa enuna lógica que no es la suya (StephenHough, como antes Volodos, es unafeliz excepción: ha programado lasSonatas 4ª y 5ª para el concierto de clau-sura de la temporada, que, si bien noson sus aportaciones más definitivas, nodejan de ser páginas tan valiosas y her-mosas como poco frecuentadas). Y amuchos oyentes les abruma su universocerrado, visionario y enfermizo. Perolos más injustos con él, quienes le con-finaron definitivamente a la sección deraros y curiosos de la historia en queyace, fueron paradójicamente los defen-sores de las tendencias y las teorías másrenovadoras de aquellos tiempos, queno supieron descubrir en sus pentagra-mas la arrolladora fuerza innovadoraque encerraban. Ese ciclón que, dehaber sido más espabilados, les habríaabierto de par en par el pozo sin fondo

de posibilidades formales, técnicas yexpresivas que tan obsesivamente anda-ban buscando candil en mano. Y quiénsabe si tirando de ese hilo la evolucióndel arte musical hubiese sido otra.

Las hojas les impidieron ver el bosque.Creyeron encontrar en él, ofuscados porese tufo misticoide que acompaña a sumúsica –pero que no es su música, delmismo modo que el contenido ideoló-gico masónico no es La flauta mágica, ypuede prescindirse perfectamente de élpara entenderla y disfrutarla–, un luná-tico decadente aferrado a los últimosestertores del romanticismo más decré-pito. Pero no era, no, un decadente, sinoun decadentista, que no es lo mismo por-que entre ambas posturas media unaactitud voluntaria, una militancia éticay estética; y en esas posturas decadentis-tas, paradójicamente, se estaba incuban-do en el arte el germen de la moderni-dad. Un decadentista emparentado másque ningún otro compositor con lascorrientes más avanzadas de la literatu-ra y el pensamiento rusos. Así que nopretendía, según creyeron, vivir tanto delas rentas de un romanticismo mustioque ya no daba para ello, como trascen-derlo, destruirlo desde dentro.

Pero con toda la carga de heterodoxia yde novedad que arrastra consigo, vasiendo hora de reivindicar la figura deAlexander Scriabin, a punto de conme-morarse el centenario de su muerte(que tendrá lugar dentro de cuatroaños), como la de un clásico, cuya ful-gurante originalidad no ha perdido unápice de su carga emocional y expresiva.Porque clásico no es aquel que imita latradición, sino quien la inventa.

C. V.

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Los Cuartetos para Cuerdas de

ANDRÉS ISASI(1890-1940)

análisis

DENTRO DE la obra musical de An -drés Isasi, muy extensa y diversa, y

gran parte de la cual permanece todavíadesconocida –es triste decirlo– a pesarde los setenta años transcurridos desdesu fallecimiento, sus composiciones pa -ra cuarteto de cuerdas ofrecen un parti-cular interés tanto para el simple meló-mano como para el musicólogo. Para elprimero son una fuente abundante depla cer estético musical, y constituyenpa ra el segundo un fértil campo de in -ves tigación. Reflejan, sin duda, la com-plicada y, a veces, desordenada persona-lidad del compositor. Realmente Isasifue un hombre muy complejo y da laimpresión de que no quiso facilitar enabsoluto el trabajo de los futuros estu-diosos de su obra o su biografía.

Nada se sabe, o casi nada, del comien-zo de sus estudios musicales, salvo quesiendo todavía un niño, y antes de in -gre sar en el Instituto Vizcaíno, recibiólecciones del pianista Miguel Unceta,na cido en Amorebieta y educado musi-calmente en el Conservatorio de Ma -drid con Guelbenzu. Pero la prematuramuerte de sus padres, Pilar Linares (en1894) y Andrés Isasi Murgoitio (en1902), y el silencio casi absoluto de suabue lo, el Marqués de Barambio, nos

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han dejado ayunos de información so -bre el despertar de la vocación musicaldel futuro compositor. Debemos su po -ner que esos primeros estudios con Un -ceta se centraban en el piano y el solfeo–Isasi fue siempre un buen pianista–pero no podemos adivinar dónde o có -mo adquirió los conocimientos decom posición y contrapunto para escri-bir sus primeras creaciones, o cómo lle -gó a conocer las posibilidades de losdis tintos instrumentos de cuerda hastael punto de poder ofrecer, en los prime-ros días de diciembre de 1908, el estre-no de un Cuarteto de cuerda en la So -cie dad Filarmónica de Bilbao. En esasfechas la editorial Lazcano y Mar habíaorganizado dos “Conciertos Isasi”, enlos que presentaba por primera vez alpú blico bilbaíno al joven compositor–junto a un grupo de músicos locales–in terpretando sus propias obras, que in -te graban los dos programas.

La Revista Musical (recién fundada en Bil -bao por el incansable melómano JuanCar los Gortázar) se hizo eco de estoscon ciertos en su primer número, de ene -ro 1909, comentando que la temporadamu sical había comenzado “con nuevosbrotes”, y manifestando su asom bro, conbastante razón, ante el he cho de que un

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Andrés Isasi en 1908cuando se presentó en la Sociedad Filarmónica de Bilbao

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joven de dieciocho años, recién cumpli-dos, pudiera presentar un Cuarteto conel número de opus 83. Los programasofrecían varias “mues tras del novel in -genio, –escribía el cronista– números depiano, de piano y flauta, melodías decanto, una sonata para piano y un cuar-teto: obras todas numeradas por encimadel Op.70, lo que demuestra la produc-tividad pasmosa del autor”. El comenta-rista al referirse al Cuarteto Op.83, ha -bla ba de “las deficiencias, tropiezos y va -cilaciones ine vitables en un principian-te”, aunque ad miraba “la gran in tui ciónmusical, abun dancia de ideas y ma ñapara desenvolverlas”, y nosotros nos pre-guntamos si el cronista había ob ser vadoverdaderamente esas vacilaciones y tro-piezos, o los mencionaba porque sabíaque Isasi era un principiante. Ni cetas deTavira, que era el crítico que firmaba lareseña, terminaba diciendo que “sólo elacometer la composición de un cuartetorevela los alientos del au tor y sus aptitu-des el no salir desairado en el empeño...”.

La primera vez que leí esa reseña me sor-prendió que el comentarista no se ex ten -diera algo más en resaltar el valor musicalque objetivamente encierra el CuartetoOp.83, tanto si recordase a Grieg comosi no lo hiciera. Si los bilbaínos de fina-les del siglo diecinueve se asombraron aldescubrir los tres cuartetos escritos porArriaga en París cuando tenía aproxima-damente esta misma edad y llevaba másde dos años trabajando en las clases deFetis, sumergido en el mundo musical delConservatorio parisino, no podía sermenor motivo de admiración la maestríaque ya demostraba Isasi en este cuartetopara cuerda, –probablemente escrito asus diecisiete años– el perfecto ensambla-

je de los instrumentos y el tupido tejidoar mónico, así como la originalidad y elenor me atrac tivo de sus ideas musicales,considerando las enseñanzas forzosa-mente li mitadas que habrían estado a sual cance en su villa natal. Curiosamente,pe se a ser una obra de juventud, esteCuar te to en Mi menor es, quizás, el me -jor es truc turado y el más coherente musi-calmente (junto con el Op.32) de loscuar tetos de Isasi.

En el mes de julio de 2009 tuve la bue nafortuna de escuchar al Novalis Quar tettde Munich, en el Festival de Mú sicaEspañola de León, haciendo una magis-tral lectura de este Cuarteto Op.83, queratificó mi primer juicio so bre esta com-posición. En esa ocasión tu ve también laoportunidad y el placer de conocer per-sonalmente al Profesor Kars ten Dobers,viola del Novalis Quartett e investigadordevotamente en tregado al estudio de lamúsica de An drés Isasi, y a partir de esafecha mi progreso en el conocimiento delos cuar tetos del compositor bilbaino haido parejo con el de mi amistad con elPro fesor Dobers, con quien he comparti-do, casi siempre a distancia, muchashoras de reflexión sobre la obra de Isasi.

Este Cuarteto de cuerda en Mi menor,Op.83 sería el primero de una impor-tante serie de seis que completó entre1910 (Cuarteto nº 1 Op.11, en Solmayor), 1920 (Cuarteto nº2 Op.27, enLa menor) y 1921. (Este año escribiótres: Cuarteto nº3, Op.30, en Mi me -nor, Cuarteto nº4 Op.31, en Re mayor,y Cuarteto nº5 Op.32, en Do menor).Tra tó de componer otros dos, según hades cubierto Karsten Dobers, de los quesólo se conservan partes aisladas. (Paraque exista una coherencia en el orden

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nu mérico de los cuartetos, el ProfesorDobers ha rebautizado al juvenil Op.83como Cuarteto nº0, en Mi menor).

Es bien sabido que Andrés Isasi se tras-ladó a Berlín en octubre de 1909 parapro fundizar sus estudios con el célebrecompositor Engelbert Humperdinck,con quien trabajó, más o menos regular-mente, hasta el comienzo de la GranGuerra europea. Una de las decisionesque Isasi tomó al llegar a Berlín fue co -menzar una nueva numeración para suscom posiciones, con la intención de des -truir la mayor parte de las primerasobras escritas en Bilbao hasta entonces,(algo que realmente hizo, aunque no sa -be mos en qué momento). Por esta ra zónllamó Cuarteto para cuerda nº1, Op.11,al primero que escribió en Ber lín, en latonalidad de Sol mayor, probablementeen los últimos meses de 1910. En enerode 1911 Isasi viajó a Bil bao para asistir ala boda de su herma na Pilar con ManuelAllende y Allen de, y casi podemos ase-gurar que en su equipaje se encontrabasu Cuar te to Op.11. En Bilbao lo dejó enmanos de la Sociedad de Cuartetos, quelo es tre nó en la Sociedad Filarmónica el3 de mayo de 1911.

Sin embargo, un artículo muy confusoque apareció en la Revista Musical en elnú mero de ese mes de mayo, firmadopor Ignacio Zubialde (pseudónimo deJuan Carlos Gortázar), ha causado másde una duda sobre la identidad delCuar teto que en esa fecha de mayo se es -trenó en la Sociedad Filarmónica. Ex -pli carlo aquí in extenso ocuparía un espa-cio del que no disponemos, pero se pue -de decir en síntesis que la confusión seproduce cuando Zubialde menciona ensu escrito la interpretación de “un cuar -

teto de Isasi”, sin indicar la tonalidad, ydiciendo, aparentemente sorprendido,que llevaba el número de opus 86, “apesar de tratarse de una obra juvenil”.Obviamente, el único cuar teto que po -dría ser calificado de “ju venil” es elOp.83 en Mi menor, el Op.86 no exis-te, ni ha existido. Por otra parte, pareceque es fácil trastocar 83 y 86, pero bas-tante difícil confundir 11 con 86. Con -vie ne añadir que el Cuar te to Op.11, enSol mayor, para los oídos bil baínos de1911, debería haber sonado decidida-mente vanguardista. Karsten Doberscom parte esta opinión. En to do caso, lareseña de La Gaceta del Norte del día 4 eraconcluyente. En ella se po día leer “Entrelas obras había dos que nuestro públicooía por primera vez: el Cuarteto en solde Isasi y el Quinteto en la de Gla zou -nov”, y aunque no mencionaba el núme-ro de opus de la obra de Isasi, indicabacla ramente la tonalidad de sol.

Esta crónica de Ignacio Zubialde tendríapoca relevancia si se limitara a producir laconfusión que hemos comentado. Laimportancia se deriva de los términosduramente negativos con los que en juiciala obra de Isasi. “Se trata de una produc-ción juvenil –escribe Zu bial de– aunquelleva el número de obra 86, lo cualdemuestra que su prolífico autor, que nocuenta más que dieciocho años, ha pro-ducido ya muchas obras y también hacatalogado como tales mu chos ensayos.”Todo hace pensar que Zu bialde, poralguna razón que no sabemos explicar,está refiriéndose al estreno del Op.83, en1908, cuando Isasi tenía efectivamentedieciocho años.

(Como suele ocurrir, un error generaotro u otros. Así María Nagore Ferrer,

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de la Universidad Complutense madri-leña, en el artículo que escribió para elDic cionario de la Música Española e Iberoa me -ri cana sobre Andrés Isasi, asegura (sinprecisar la fecha ni los intérpretes) queen Berlín se interpretó el Cuarteto enSol mayor, Op.86).

Isasi dedicó el Cuarteto Op.11, en Solmayor, a Fräulein Edith Humperdinck,la hija mayor del compositor. En 1911Edith era una atractiva joven de dieci-siete años, que participaba con frecuen-cia en las pequeñas fiestas que, de vezen cuando, su padre organizaba con al -gu nos alumnos en su magnífica villa deGru newald. Y la opinión de KarstenDo bers es clara, el Cuarteto en Sol ma -yor es una obra programática con unahis toria amorosa como fuente de inspi-ración. Cuando Andrés Isasi escribía enBerlín este Cuarteto estaba pensando enEdith Humperdinck, a quien después lodedicó. También parece fuera de dudaque Isasi tuvo titubeos y dificultadespa ra la composición de este cuarteto, elmás complejo de la serie, dificultadesque se hacen palpables en la estructurade algunos movimientos y que luego setras ladan a los intérpretes.

Finalmente debemos mencionar la in -ter pretación de este Cuarteto Op.11por el prestigioso Cuarteto Ruthström,de Estocolmo, el 23 de marzo de 1914en la Real Academia de Música. El pro-grama de mano, al indicar que la obra deIsasi se escuchaba “por primera vez”,nos hizo titubear momentáneamente so -bre la fecha y el lugar del estreno. Peroobviamente “primera vez” en Es to col -mo no significaba estreno mundial. Eles treno absoluto tuvo lugar, co mo he -mos dicho, en la Sociedad Fi lar mó nica,

el 3 de mayo de 1911, ante un pú blicore ducido, en la Sala de Juntas de la So -cie dad, que es donde celebraba los con-ciertos la Sociedad de Cuar te tos.

Isasi dejó pasar diez años sin escribir unnuevo cuarteto. Durante ese tiempocom puso y estrenó varios poemas sinfó-nicos en Berlín, y regresó definitiva-mente a Bilbao en 1914. Compró a suabuelo el palacete de Algorta, donde fi -jó su residencia después de su matrimo-nio con Inés de Olascoaga y Amann, en1916, y en 1918 asistió en Madrid alestreno de su grandiosa Segunda Sin fo -nía dirigido por Fernández Arbós, congran éxito de crítica y público. Por fin,en 1920, retomó la composición másintimista de la música de cámara yescribió su Cuarteto nº2 Op.27, en Lamenor, que dedicó a su hermana Pilar,“con amor”, (Meiner Schwester Pilarrecht lieveboll gewidmet). Al final de lapartitura escribió: “Ter minado el 28 deoctubre, 4º aniversario de nuestra boday mi 30 cumpleaños. Algorta 1920.”Curiosamente, Isasi nunca escuchó unainterpretación de su Cuarteto nº2, quetuvo que esperar ¡no ven ta años! para suestreno en junio de 2010.

En el verano de 1909 el Cuarteto No va -lis, para evitar algún problema con el En -semble Novalis, de Suiza, decidió cam -biar su nombre y adoptó el de Cuar tetoIsasi, como homenaje al compositor bil-baíno, a cuyo estudio estaban dedicandogran esfuerzo y mucho tiempo. En esasmismas fechas se modificó la composi-ción del grupo, incorporándose al mismoAnna Bohigas, la encantadora esposa deKarsten Dobers y ex ce lente violinista.Esta nueva agrupación tiene un contratocon la compañía dis cográfica Naxos

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International para grabar en tres CDs laobra completa de Andrés Isasi para cuar-teto de cuerdas, de los cuales ya ha reali-zado la grabación de los dos primeros. Setrata, sin du da, de un trabajo colosal y ungigantesco avance en el conocimiento dela obra de Andrés Isasi. Para ello hancontado, entre otras ayudas, con la gene-rosa hospitalidad de Michel d’Arcangues,Marqués de Iranda, él mismo un apasio-nado melómano, que ha cedido alCuarteto Isasi uno de los salones de suhermoso Château d’Arcangues para eje-cutar las grabaciones.

También fue en este marco incomparable,en el gran salón blanco de los Go be li nos,donde tuvo lugar el estreno mundial delCuarteto nº 2 Op.27, el 3 de ju nio de2010. Un día el poeta bearnés Fran cisJammes escribió: “Le château d’Ar -cangues est flanqué de deux ailes blues, leciel et la mer...” Esa tarde de ju nio, elChâteau y la silenciosa campiña que lorodea estaban envueltos en un azul lim -pio, luminoso, interminable, el es ce na rioideal para un “encuentro” con An drésIsasi; y nuestro presidente, Asís Az nar y elque esto escribe, fuimos testigos fe lices deese memorable estreno en Ar can gues.Más tarde pudimos disfrutar de la exqui-sita hospitalidad del Mar qués de Iran da.

Durante el mismo año, el 13 de no -viem bre, el Cuarteto Isasi realizó otroes treno mundial: el del Cuarteto nº4Op.31, en Re mayor. En esta ocasión elacon tecimiento tuvo como marco la ac -tual Escuela de Música Andrés Isasi, enLas Arenas, Getxo. En opinión de AnnaBo higas este cuarteto es mucho mástrans parente y accesible que los Op.11y Op.27, con un seductor inicio de ca -rác ter pastoral y bucólico. El segundo

mo vimiento tiene un tono religioso querecuerda a J.S.Bach, y el último movi-miento es un Rondo popular y rústico.

El quinto y último cuarteto de la serie, elOp.32 en Do menor, fue compuesto asímismo en 1921. El primer movimientoes un homenaje a Johannes Brahms, aquien Isasi dedicó la obra. Este cuartetoestá muy bien estructurado, bien escritopara las cuerdas y es mu sicalmente cohe-rente. Una vez más, la Sociedad Filar -mó nica, de Bilbao, fue el escenario per-fecto de su estreno por la AgrupaciónNa cional de Música de Cámara, el 2 dedi ciembre de 1942, dos años después dela muerte del compositor, y se escuchóde nuevo en nuestra sala el 22 de diciem-bre de 1965, en un concierto extraordi-nario celebrado como Homenaje a An -drés Isasi en el 75 aniversario de su naci-miento y 25 de su muerte.

El único cuarteto que aún permaneceig norado, el nº3 Op.30, en Mi menor,en el que está trabajando intensamenteel Cuarteto Isasi, será probablementees trenado el próximo mes de mayo, denuevo en el Château d’Arcangues.

Este marcado interés que Andrés Isasimanifestó por la música de cámara, enconcreto la composición de cuartetospa ra instrumentos de cuerda, le distinguenotablemente de la mayoría de sus com-patriotas contemporáneos, que sal vo elprolífico Conrado del Campo, hi cie ronmuy limitadas incursiones en es te terre-no. No hay noticias de que el com po -sitor madrileño y el bilbaíno llegaran aconocerse. La ironía, triste ironía, es queAndrés Isasi sólo pudo escuchar dos delos seis cuartetos que escribió.

R. R.

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LA LUZ palidece y los murmullos,lentamente, se transforman en

silencio. El hombre de negro, el artista,llena de luz el escenario y comienza lamagia del tiempo transformado ensonido. El mundo se detiene y el vir-tuoso escala precipicios, se eleva y sesumerge en un breve universo de ambi-guas consonancias. El público conmo-vido, aplaude. Las luces se apagan denuevo y los hombres, cada uno por sulado, emprenden de nuevo, solitarios, sucamino.

Esta sencilla liturgia, lleva repitiéndosemás de cien años en la Sociedad Fi lar -mó nica de Bilbao. El hombre de ne groha sido Casals, Cortot, Heifetz, Ravel,Rubinstein y se han vivido mu chas no -ches para el recuerdo. Y sin em bar go,cuántos filarmónicos, curtidos en milconciertos, jamás se han preguntadocómo sucede esa combinación de volun-tades que da lugar a un concierto.

He trabajado siete años como agente yhe visitado asiduamente la Sociedad Fi -lar mónica. He vivido noches gloriosas;otras terribles. Quisiera compartir conus tedes algunos de mis recuerdos paraarrojar un poco de luz sobre las cosasque suceden detrás de la cortina y quemuchas veces determinan el éxito o elfracaso de un concierto.

Que el marco condiciona

Y es que no hay otra sala en España conla historia y tradición de la Sociedad

El mundo detrás de la cortina

Filarmónica. Los artistas pasan las ho -ras previas al concierto mirando y co -mentando las fotos; porque todos hansido alumnos de uno o profesores delotro, las paredes de la Sociedad chorre-an recuerdos. Stephen Hough ha dedi-cado un artículo del Daily Telegraph a sucamerino:

http://blogs.telegraph.co.uk/cul-ture/stephenhough/8164469/Rooms_I_have_dressed_in__II/

Sin embargo, la historia más curiosa fuela del gran pianista brasileño NelsonFreire que había estado en la Sociedaden los años sesenta y no había vuelto aofrecer un recital hasta el año 2004(cua renta años después). En su regreso,no recordaba ya, haber tocado en Bil -bao y se quedó sorprendido de ver enme dio del pasillo una foto suya dedica-da, ¿cuándo había estado él allí y porqué no lo recordaba? Más adelante,Nel son nos contaba que en los añossesenta venía a pasar largas temporadasa España con Ricardo de Quesada e ibayendo por todas las salas de conciertoscasi sin previo aviso cruzando Españade punta a punta y todos aquellos sitiosse mezclaban ya en su memoria.

Que la salud también condiciona

Cuando uno va a un concierto, nadiees pera jamás que un artista no esté enlas mejores condiciones posibles cuan-do lo lógico es considerar lo contrario.Los grandes músicos que tocan en la

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Sociedad Filarmónica, muchas vecesofre cen entre ochenta y cientoveintecon ciertos al año – una media de uncon cierto cada tres o cuatro días – sal-vando a veces distancias de miles de ki -ló metros y sin apenas tiempo para des-cansar. Muchas veces no nos damoscuenta de que el agotamiento o la faltade salud pueden convertir una noche aun gran artista en un gran fracaso.

Hace unos años, viajábamos de gira conel Cuarteto Takacs y Stephen Hough. Elpri mer concierto en Valladolid, Stephenes taba con síntomas de gripe. Al día si -guiente viajó a Bilbao y, aunque apenas sepodía mantener el pie, tocó un estupen-do Quinteto de Brahms. Aquella nochese derrumbó físicamente y a la mañanasi guiente tuvo que coger el primer vueloa casa y cancelar el resto de la gira.

Sin embargo, hay artistas que aguantanmuy bien las grandes distancias. Hacepoco, los London Baroque y la granflautista Sharon Bezaly, hicieron unagira por España tocando cinco concier-tos en cinco días y se recorrieron todoel país – de punta a punta – sin un solodía de descanso tocando magistralmen-te cada noche, pero ¿cuánto tiempo sepuede aguantar esto?

Que el País Vasco tiene mucho encanto

… y especialmente Bilbao. Hay más deun artista que viene constantemente a laSociedad porque le encantan los paisa-jes de ensueño de Bilbao, su gastrono-mía y su arquitectura fantástica. Unavez estuve mirando casas porque unartista se quería instalar allí.

El Cuarteto Vogler había ofrecido unconcierto en el Teatro Victoria Eugenia

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Cuarteto Vogler

Tim Vogler (violín), Frank Reinecke (violín), Stefan Fehlandt (viola), Stephan Forck (violonchelo)

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en San Sebastián y al día siguiente teníanque tocar en la Sociedad Filar mó nica.Corría el mes de marzo y, aunque eraun día muy soleado, los días eran toda-vía muy fríos. Sin embargo, estaban tanem briagados por el paisaje que quisie-ron parar a bañarse en la playa de Za -rautz. Pasamos la mañana en la playabañándonos y descansando en plenoinvierno. Aquella noche ofrecieron unconcierto impresionante.

Que un público motivado estimula y un públicodesmotivado no

Aunque el artista sea un gran profesio-nal y esté acostumbrado a lidiar contodo tipo de públicos, cuando el públi-co responde, se siente motivado y mu -chas veces ofrece lo mejor de sí mis mo.Cuando el artista crea una relaciónespecial y continuada con una sala,mucho más. Por eso siempre me ha pa -re cido una política muy acertada de laSociedad el crear esos vínculos tanespeciales con muchos de los mejoresmúsicos de cada tiempo.

Sin embargo, a veces también sucede locontrario. Recuerdo que una noche, unartista estaba especialmente desconcen-trado y no entendía muy bien por qué.Cuando terminó el concierto, le pre-gunté qué pasaba –si había dormidomal, si tenía problemas, si se sentíamal– y me contó que en la primera fila,al guien se había quedado dormido ¡¡yestaba roncando!! Y cada vez que inten-taba pensar en la música sólo podía vera esa bella durmiente…

Que algunos proyectos vienen malditos desde elprincipio y parecen estar condenados al fracaso

Porque hasta ahora sólo hemos vistocasos en los que hemos llegado con el

artista en buen estado a la sala de con-ciertos, pero hay muchas veces que nisiquiera somos capaces de llegar a estepunto. Muchas veces el artista tiene quelidiar con su salud, con volcanes enerupción que cortan los espacios aéreosy huelgas de controladores aéreos.Cuán tas veces hemos tenido que desper-tar a un artista para que coja un avióndesde un rincón apartado del mundo yvenga a tocar al día siguiente. Sin em -bargo, muchas veces este músico quevie ne todavía dormido y con stress ofre-ce un concierto mejor que el que sepudiera esperar del artista enfermo.También ha sucedido algún proyecto decámara en el que han ido cancelandopo co a poco todos sus miembros y en elmomento del concierto, el proyectofinal no tenía nada que ver con el inicial.

A pesar de los pequeños contratiempos,de las divertidas anécdotas, lo cierto esque, detrás de la cortina de terciopelode la Sociedad Filarmónica, cada díasucede una historia diferente que es, asu vez, parte de la gran historia de estegran templo de nuestra cultura.

F. H.

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JULIA FISCHER«El músico es un viajero del tiempo»

entrevista

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EL 1 DE DICIEMBRE la violinista Julia Fischer y el pianistaMartin Helmchen ofrecieron un recital en la Filarmónica con -

me morativo del bicentenario del nacimiento de Robert Schu mann,in ter pre tando la integral de sus Sonatas para violín y piano.

Desde muy niña comenzó a tocar elviolín y el piano. A los nueve añosdio su primer concierto como so -lis ta de violín con orquesta y a losdoce ganó el Premio Me nu hin in -terpretando el Concierto nº3 deSaint-Saëns, ¿cómo recuerda su in -fan cia dedicada a la música?Para mí era normal, agradable, llegardel colegio y ponerme a tocar el vio-lín y el piano. Todas las tardes tocabados ho ras el violín, bebía un vaso deagua, y después estudiaba piano. Porlo demás hacía lo mismo que el restode los niños excepto que no practica-ba deportes con pe lota para no dañarmis manos. Re cuer do que me rompíel índice de la ma no derecha, justocuatro semanas an tes de tocar mi pri-mer concierto con or questa.

¿Qué hizo entonces?Aprendí a coger el arco de otra ma -nera, apoyando ligeramente el índice.

Aunque su carrera se desarrolla co -mo concertista de violín, ustedtam bién es concertista de piano.Res pecto a la relación entre el so -lista y la orquesta ¿hay alguna dife-rencia cuando toca como pianista ycuando toca como violinista?

Sí, muchas. No es que una sea mejorni peor que la otra, simplemente sondiferentes. El violín está dentro de laor questa mientras que el piano estáen fren te. Cuando tocas el violínoyes me jor a la orquesta, hay másco municación, puedes tocar los tut-tis… Sin em bar go, ser solista de pia -no supone ser el único piano de laor questa. Se oye peor a la orquestadesde el piano.

¿Qué supone dominar los dos ins-trumentos?

Físicamente, la combinación de am -bos ins trumentos puede destrozar lasma nos. Sin embargo, musicalmentees muy en riquecedor. Como violinis-ta, cuando to co el piano, pienso deuna forma más me lódica que otrospia nistas. Como pia nista, pienso máspolifónicamente cuan do toco el vio-lín que otros violinistas.

¿Cómo hace para conseguir con elvio lín los efectos polifónicos delpia no?

Cuando la partitura lo permite, conel color.

¿Cómo violinista cuál es su reper-torio favorito?

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Todos. No tengo preferencia por nin-guna época ni compositor especial.

¿Y cómo pianista? Lo mismo, aunque suelo decantar-me por interpretar a los composito-res que no tienen obra para violín,como Grieg y Chopin.

¿Hace música de cámara? Por supuesto. No sólo me gusta lasoledad de ser la solista de una or -questa… Me encanta tocar tríos,cuar tetos etc. De hecho tengo mipro pio festival de mú sica de cámara.Necesito reunirme con otros músi-cos para tocar conjuntamente. Laso ledad del solista pesa así que tam-bién está bien viajar y compartir conotros músicos una gira etc.

¿Sigue poniéndose nerviosa en unescenario?No, ya no, acaba siendo una cos-tumbre cuando se hace todas las tar-des. Es una profesión en la que hayque tener nervios de acero. En el es -ce nario se sienten los tempi de otrama nera. Todo va mu cho más rápidoy la velocidad hay que aprender acon trolarla. Además están las inci-dencias como los retrasos de losavio nes etc… me ha llegado a pasarel descubrir en el ensayo de un con-cierto que la orquesta había ensaya-do una partitura y yo otra.

¿Qué sentido tiene para usted lamú sica y el ser una de las instru-

mentistas que forma ya parte de lahistoria?

Todos los músicos que conozco, en -tre los que me encuentro, poseenuna es piritualidad, creen en algo su -pe rior que ex plique cómo, por ejem-plo, Bach pudo componer se me jan -tes obras. La música, como arte, tie -ne un valor, una continuidad. Elmú sico es un viajero del tiempo.Bach se planteó las mismas pregun-tas que me plan teo yo cuando lo in -ter preto. Cada persona necesita unaforma de arte.

¿Con qué instrumento toca?Con un Guadagnini.

¿Qué le parece nuestra sala de con-ciertos?Me encanta. Es la segunda vez queto co y sigo pensando que tiene unaacústica fantástica. Trato de no to -car en cualquier sitio. Elijo muybien mis giras y normalmente megus ta ir a lugares que ya conozco.

P. S.

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Programación del Tercer trimestre y último

de la temporada 2010/2011

programación

INICIAMOS ESTE TRIMESTRE el vier-nes 1 de abril con un concierto

apla zado: el de Truls Mork, violon-chelo, con Havard Gimse al piano.Este fenomenal chelista noruego quesufrió una lesión por la que no pudocelebrarse el concierto en octubre, noha querido, una vez reestablecido, de -jar de cumplir el compromiso con no -sotros. Respetará el mismo programa.

El jueves 7, vuelve a la Filarmónica, elcolosal pianista ruso Grigory Soko lov.Aunque suele anunciar sus programascon muy poca antelación, en esta oca-sión, ya disponemos del programa queinterpretará en la Fi lar mó nica. La pri-mera parte estará protagonizada por elCon cierto italiano y la Partita nº7 deJ.S. Bach y la segunda la Humoresque,op.20 y los Cuatro Klavierstücke, op.32de R. Schumann.

Trío Parnassus

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Los días 13 y 14 actuará el Trío Par -nassus, ya conocido por nuestros so -cios. Los dos programas que ofreceguardan una gran relación y se com-plementan perfectamente. Quedabapendiente del año Mendelssohn, en elque hicimos casi toda su obra de cá -ma ra, el hacer los dos espléndidosTríos con piano. El Parnassus lospro pone con dos obras representati-vas del siglo XX como son, el Trío deKor ngold, el segundo Trío de Shos ta -ko vich y dentro del clasicismo, condos Tríos de Haydn.Finaliza la programación del mes, el lu -nes 18 justo al principio de la Se manaSanta, con una ópera en concierto. Setrata de Orlando Furioso de Vi val di, unade sus óperas más conocidas, a cargodel renombrado con jun to francés En -sem ble Matheus dirigido por su titularJean-Christophe Spi nosi que nos visi-

Jean-Christophe Spinosi

Ensemble Matheus

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Ingrid Fliter

tan por primera vez. El re par to estáliderado por la contralto So nia Prina,que ya ha estado con nosotros. Se abre Mayo con el recital de cantode la soprano francesa Sandrine Piau,el día 4. Ha programado un bello re -cital con lieder de Mendelssohn, Liszt–estamos en su centenario- Mahler yStrauss. Además, no ha olvidado el repertoriofran cés con mélodies de Chausson, Fau -ré y Poulenc, para finalizar el concier-to con Canciones folklóricas en arre-glos de Britten.El lunes 9, la pianista Ingrid Fliter,que causó una inmejorable impresiónen su presentación hace dos años, to -ca rá dos grandes Sonatas de Beetho -ven –“La Tempestad” y la “Appa ssio -

nata”– además de continuar la con -memoración Chopin con un escogidonúmero de obras que incluyen cuatroValses de los que acaba de grabar laIntegral.El siguiente lunes 16, vuelve la exce-lente orquesta de cámara Deutsche -kam merphilharmonie. En esta oca-sión con Josep Pons como director,actual titular de la Orquesta Nacionalde España. Será solista con el Con -cier to de Beethoven. Frank PeterZimmer mann, un gran violinista queha actuado en varias ocasiones en laFi larmónica. Completa el programala Octava Sinfonía de Dvorak.Por último el martes 24, el CuartetoTa kacs, tantas veces en la Filar mó ni ca,es tará acompañado por la pianista

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Frank Peter Zimmermann

Imo gen Cooper que nos ofreció haceunas temporadas un magnífico Con -cier to de Schumann y el contrabajoGra ham Mitchell para tocar el Quin -teto de Schubert “La trucha”. El Ta -kacs interpreta en la primera parte sen -dos Cuartetos de Haydn y Schu bert.

Ya en junio, la temporada se cierracon dos conciertos: el miércoles 1con el Dúo de violín y piano a cargode las hermanas Skride con un pro-grama de Sonatas de Beethoven,Brahms y Shostakovich. Recordamosa nuestros socios que hi cie ron su pre-

sentación el curso pasado con Sol Ga -betta interpretando bri llan te mente to -dos los Tríos de Schu mann; y el mar-tes 7 con el pianista británico StephenHough que, desde su presentación ha -ce años, ha demostrado su gran clase.El programa con Sonatas de Beetho -ven, Ja na cek, Scria bin y Liszt no puedeser más exigente. Este último compo-sitor abre la puerta a su conmemora-ción en el Bicen te na rio de su muer teque proseguirán otros pianistas a lolar go de la próxima temporada.

A. A.

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Notas

El Cd con la versión del Concierto para violín de Brahms dela Mahler Chamber Orchestra y la violinista Isabelle Faust,dirigidos por Daniel Harding, que fue grabado porHarmonia Mundi en nuestra Sociedad Filarmónica la pasadatemporada, ha recibido el Diapasón d Or de la revista france-sa Diapasón correspondiente al mes de marzo.

·

Nuestro socio, el director de orquesta, Juanjo Mena, acaba deser nombrado titular de la BBC Philarmonic, orquesta con laque ha iniciado una serie de grabaciones. La primera de ellas,dedicada al compositor Gabriel Pierné, ha sido destacada porla revista Gramophone con el Editor Choice del mes de marzo.

·

El libro sobre el compositor bilbaíno Andrés Isasi, Andrés Isasiy su entorno, escrito por nuestro colaborador Ramón Ro da mi -láns, acaba de salir al mercado. Para nuestros socios, dispone-mos de un número de ejemplares a la venta por tiempo limi-tado, que podrán ser adquiridos con un 30% de descuento ennuestra Sociedad.

·

Nuestros socios habrán observado que en el concierto deYuja Wang, la pianista no interpretó Noche en el Monte Pelado deM. Mussorgsky/K. Chernov. Queremos disculparnos, aun-que la pianista no nos comunicó en ningún momento el cam-bio que hizo de esta obra por las Variaciones sobre temas de Carmende G. Bizet que tocó después de la Danse Macabre de C. Saint-Saëns, ambas en arreglo de Vladmir Horowitz, y que el públi-co consideró lógicamente como una propina. Después pro-longó el recital con otros dos encore: un Vals de Chopin y ellied Gretchen am Spinnrade de Schubert/Liszt.

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Colaboradores en este númeroPatricia SOJO

Karmelo ERREKATXO

Carlos VILLASOL

Ramón RODAMILÁNS

Federico HERNÁNDEZ

Diseño y maquetaciónIKEDER, S.L.

El Boletín de la Sociedad Filarmónica de Bilbaoes una publicación cuatrimestral, no venal dirigida a los socios de la misma

de la Sociedad Filarmónica de BilbaobEl oletín