bibliotecas publicas y ciudadanía en chile

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Estudio

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  • Claudia Bravo C.

    Serie Bibliotecologa y Gestin de Informacin N 69, Septiembre - Diciembre 2011

    Bibliotecas pblicas y ciudadana en Chile:

    Perodo 1993-2010

    ISSN 0719-0832

  • Serie Bibliotecologa y Gestin de Informacin N 69, Septiembre - Diciembre 2011

    Bibliotecas pblicas y ciudadana en Chile: Perodo 1993 - 2010

    2

    Serie Bibliotecologa y Gestin de Informacin es publicada desdeOctubre de 2005 por el Departamento de Gestin de Informacin de laUniversidad Tecnolgica Metropolitana. Dr. Hernn Alessandri, 722, 6 piso,Providencia, Santiago, Chile, www.utem.cl

    Sus artculos estn disponibles en versin electrnica en E-prints in Libraryand Information Science: http://eprints.rclis.org y estn indizados e integradosen la base de datos Fuente Acadmica de EBSCO Information Services.

    Est registrada en el Sistema Regional de Informacin en Lnea paraRevistas Cientficas de Amrica Latina, El Caribe, Espaa y Portugal(LATINDEX) y en Dialnet, portal de difusin de la produccin cientficahispana.

    Sitio Web: http://www.bibliotecarios.cl/servicios/serie-bibliotecologia-y-gestion-de-informacion/

    Direccin Editorial Hctor Gmez Fuentes, Director Departamento de Gestin de la

    Informacin Carmen Prez Ormeo, Directora Escuela de Bibliotecologa

    Editor Jefe Hctor Gmez Fuentes

    Consejo Editorial Acadmicos del Departamento de Gestin de Informacin

    - Mariela Ferrada Cubillos- Hayde Gutirrez Vilches- Guillermo Toro Araneda

    Presidenta del Colegio de Bibliotecarios de Chile A. G. Gabriela Pradenas Bobadilla

    Representante Legal Luis Pinto Faverio

    Decano Facultad de Administracin y Economa Enrique Maturana Lizardi

    Diseo y Diagramacin Programa de Comunicacin y Cultura

    Autorizada su reproduccin con mencin de la fuente.LAS IDEAS Y OPINIONES CONTENIDAS EN LOS TRABAJOS Y ARTCULOS SONDE RESPONSABILIDAD EXCLUSIVA DE LOS AUTORES Y NO EXPRESANNECESARIAMENTE EL PUNTO DE VISTA DE LA UNIVERSIDAD TECNOLGICAMETROPOLITANA

  • Serie Bibliotecologa y Gestin de Informacin N 69, Septiembre - Diciembre 20113

    TABLA DE CONTENIDO

    Bibliotecas Pblicas y Ciudadana en Chile 4

    Introduccin 6

    1. Las bibliotecas pblicas en Chile 8

    2. Antecedentes al perodo 1993-2010 12

    3. La biblioteca pblica se abre a la comunidad 143.1 Mecanismos de Gestin Participativa en Bibliotecas Pblicas 153.2 Convenios DIBAM municipios 18

    4. La biblioteca pblica sale a buscar a sus lectores 224.1 Servicios mviles 224.2 Bibliometro 234.3 Casero del Libro 244.4 Maletn Literario 25

    5. Infraestructura bibliotecaria 275.1 Biblioteca de Santiago 275.2 Programa Nacional de Construccin de Bibliotecas Pblicas 285.3 BiblioRedes 29

    6. Proyeccin de las bibliotecas pblicas en Chile 32

    Conclusiones 34

    Bibliografa 40

    Normas de publicacin 44

  • Serie Bibliotecologa y Gestin de Informacin N 69, Septiembre - Diciembre 20114

    Bibliotecas pblicas y ciudadana en Chile:

    Perodo 1993-2010

    Claudia Bravo C.Licenciada en Bibliotecologa y Gestin de Informacin

    Universidad Tecnolgica [email protected]

    ResumenEl siguiente trabajo de investigacin busca relatar el proceso de crecimientoy proyeccin que han desarrollado las bibliotecas pblicas en Chile desde lavuelta a la democracia en el pas. Basado en revisin de literatura y entrevistasa los protagonistas del trabajo realizado por las bibliotecas pblicas en losltimos veinte aos, la idea central del estudio es establecer una relacinexistente entre los procesos sociales y polticos de las naciones y el desarrollode una institucionalidad cultural para profundizar los valores democrticosy republicanos mediante las bibliotecas pblicas.Palabras Claves: .

    Abstract:The following research seeks to describe the process of growth and projectionthat public libraries have been developed in Chile since the return todemocracy in the country. Based on literature review and interviews withthose involved in the work of public libraries in the last twenty years, thethrust of the study is to establish a relationship between social and politicalprocesses of nations and the development of cultural institutions deepeningthe democratic and republican values through public libraries.Keywords: .

  • Serie Bibliotecologa y Gestin de Informacin N 69, Septiembre - Diciembre 20115

    Claudia Bravo C.

    Si las generaciones futuras pueden aprender algo del examende la historia de las bibliotecas, es que los objetivos de labiblioteca pblica dependen directamente de los objetivosde la propia sociedad. El verdadero marco de referencia parala biblioteca se encuentra en su cultura contempornea.Ningn bibliotecario puede ver con claridad los fines que debebuscar, cuando su pas est confundido acerca de la direccinen la que se est moviendo. Cuando las personas tienen lacerteza de los objetivos que persiguen, la funcin de labiblioteca pblica puede definirse de manera ms precisa.

    Jesse H. Shera Foundations of the Public Library: Origins ofthe Public Library Movement in New England 1629-1855.

  • Serie Bibliotecologa y Gestin de Informacin N 69, Septiembre - Diciembre 20116

    INTRODUCCIN

    El advenimiento de las bibliotecas pblicas en occidente surge de la manocon los estados nacionales durante los siglos XVIII y XIX, que dejaban atrssiglos de dominio monrquico para establecer las bases de las sociedadesdemocrticas actuales.

    La biblioteca pblica moderna sostenida por los contribuyentes, surgejunto al ideal ilustrado de la Repblica y la toma de conciencia de lasresponsabilidades del Estado para con sus ciudadanos y su educacin. Esuna institucin que se ha conformado como centro de reunin para unacomunidad interesada en informarse y aprender, ampliar sus horizontesculturales e intelectuales y acceder en forma gratuita, libre y sin censura a ladiversidad de puntos de vista que pueden converger frente a un mismo temade discusin.

    Las bibliotecas pblicas, como instituciones estatales insertas encomunidades organizadas de la sociedad, son entidades con sello poltico ydeben cumplir un rol importante en ese aspecto. La biblioteca pblica es unespacio poltico en la medida que es sostenida por los contribuyentes delEstado y se inscribe dentro de las estrategias y planes gubernamentales parala educacin y el desarrollo de las comunidades en que se inserta. No debenser territorios de ingenuidad poltica a este respecto ni arriesgarse a lautilizacin sectaria de su espacio.

    Esta estrecha relacin entre democracia y bibliotecas, evidente ymanifiesta en los albores del orden republicano, parece estar pasando porun perodo de aletargamiento en la actualidad que necesita ser reinyectadade significado y motivacin. En el concierto internacional, han surgido vocesdesde la actividad bibliotecolgica que llaman la atencin sobre estefenmeno. No slo es importante revalorar el rol poltico de la biblioteca,sino que tambin es necesario activar los servicios y la profesin para lograrincorporar a la biblioteca pblica en el centro del imaginario de unaciudadana activa que inyecte vitalidad a las democracias modernas.

    Chile en este contexto recin est escribiendo la historia de las bibliotecaspblicas como entes articuladores de cultura ciudadana. Con la recuperacinde la democracia en 1990 comienza un proceso de renovacin profunda dela sociedad chilena en su totalidad, del aparato estatal y de las bibliotecas enlo particular. Se hace necesario despertar entre la ciudadana valoresdemocrticos y de participacin, los que estuvieron vetados de laorganizacin de la cultura y el trabajo cotidianos de funcionarios del Estado

  • Serie Bibliotecologa y Gestin de Informacin N 69, Septiembre - Diciembre 20117

    Claudia Bravo C.

    chileno durante 17 aos de dictadura militar, as como entre las comunidadesde usuarios reales y potenciales del sistema bibliotecario pblico.

    No todos los usuarios de bibliotecas pblicas son necesariamenteciudadanos, o para precisar lo dicho, no todos se consideran a s mismoscomo ciudadanos. Ser ciudadano es una identificacin artificial y articuladasocialmente de la que no todos son participantes o siquiera conscientes deello. Por eso es importante apuntar a la renovacin de la misin de lasbibliotecas pblicas como la de formacin de audiencias para la ciudadana.Si bien el paso del tiempo y la evolucin de las sociedades pueden y deben-influir en la reformulacin de los objetivos de las organizaciones, existenpreceptos que son nobles en su origen y la fortaleza de su conviccin es laque debe superar la prueba del tiempo y los fenmenos pasajeros algunosde ellos nefastos- a los que se someten los valores de un servicio que persiguesiempre el bien comn por sobre intereses corporativos o filosofasindividualistas. Lo que vamos a encontrar es que la democracia, la educacincvica y el bien pblico son los tres pilares que sostienen la biblioteca pblica(DAngelo, 2006: 4).

    Es por lo anterior que rescatar el sentido original de las bibliotecas pblicas,reformulando su impronta pblica, pluralista y abierta, se hace una necesidadcada da ms urgente. Las bibliotecas no debieran avanzar a la postre de losacontecimientos histricos y sociales, sino todo lo contrario, deben serlugares de vanguardia para el desarrollo de nuevas interrelaciones socialesy del acceso en igualdad de la ciudadana a la informacin y el conocimiento.

    MetodologaEl siguiente trabajo de investigacin se compone de una revisin de

    literatura de y sobre bibliotecas pblicas, textos de historia general de lasbibliotecas y ensayos e informes sociolgicos. Tambin se realizaronentrevistas en profundidad a actores relevantes del desarrollo de lasbibliotecas pblicas en Chile en los ltimos veinte aos y que se perfilancomo fuentes primarias de informacin para la investigacin realizada.

    Es una investigacin que aplica una aproximacin cualitativa descriptivaa su cometido, pues pretende hacer una transcripcin de los principaleseventos y percepciones de los protagonistas de la historia reciente de lasbibliotecas pblicas y analizar el rol de stas para construir ciudadana enChile.

  • Serie Bibliotecologa y Gestin de Informacin N 69, Septiembre - Diciembre 20118

    BIBLIOTECAS PBLICAS Y CIUDADANA EN CHILE

    1. Las bibliotecas pblicas en Chile

    En Chile, las primeras bibliotecas que se formaron fueron coleccionesprivadas de intelectuales y religiosos que respondan a las inquietudes delectura caractersticas de la sociedad colonial. Conformadas en su granmayora por textos religiosos, filosficos y novelas, las bibliotecas del perodoestaban conformadas por pequeas compilaciones de libros importadosprincipalmente de Espaa y Francia (Martnez, 1982).

    Las primeras bibliotecas que pasaron a ser de acceso pblico fuerondonaciones hechas por religiosos a la sociedad del momento.

    La primera biblioteca de esta naturaleza fue la dejada en herencia,el ao 1788, por el obispo Manuel de Alday al Cabildo Eclesistico,contemplando la renta necesaria para pagar un bibliotecario ysolventar los gastos de tiles de escritorio con el fin de atender alpblico dos das a la semana, pudindose consultar las obras ytomar notas. (Martnez, 1982, p.47)

    Con la llegada del pensamiento ilustrado y el proceso de independenciade la corona espaola, el nacimiento de la repblica chilena vendraacompasada de muchas instituciones encargadas de promover y solventarel nuevo orden poltico y social, siendo el aparato de educacin pblicaaltamente considerado por sus impulsores para la construccin deciudadana en Chile.

    El concepto de ciudadano y ciudadana surge constantementeen el debate sobre la educacin pblica. El ideal ilustrado exigaextender la categora de ciudadano hacia otros sectores de lapoblacin, lo que al mismo tiempo permita legitimar larevolucin independentista y a la lite que la comandaba. []Es as como se crea en 1813 el Instituto Nacional para la formacinacadmica de los futuros ciudadanos de Chile.

    [] El ciudadano es definido aqu [por Manuel de Salas] comoun hombre nuevo, virtuoso, comprometido con el futuro de unanueva sociedad en formacin. La educacin pblica es vista comola herramienta que le permitir dejar atrs el pasado y compartirlos nuevos valores patrios. (Grate, 2009: 229).

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    Claudia Bravo C.

    El mismo ao de la formacin del Instituto Nacional, se inaugura la primerabiblioteca pblica chilena, la Biblioteca Nacional. Su coleccin primera estabacompuesta bsicamente de libros religiosos de los jesuitas expulsados por lacorona, que haban pasado a ser patrimonio de la Real Universidad de SanFelipe y de ah pasaron a formar la coleccin original de la Biblioteca Nacional(Martnez, 1982: 54). La especificidad temtica de la coleccin, conmin asus fundadores a hacer un llamado a los ciudadanos ilustres de Chile parahacer donaciones y as nutrir la coleccin con toda la diversidad delconocimiento que deba tener una biblioteca de carcter laico y nacional.En la proclama publicada el 13 de agosto de 1813 en el Monitor Araucano, seseala:

    Ciudadanos de Chile: al presentarse un extranjero en el Pas quele es desconocido, forma la idea de su ilustracin por lasBibliotecas, y dems institutos literarios que contiene; y el primerpaso que dan los pueblos para ser sabios, es proporcionarsegrandes Bibliotecas. Por esto el Gobierno no omite gasto, nirecurso para la Biblioteca Nacional; y el da diez habis odo lacoleccin que os tiene preparada. Pero aun todava no es estaBiblioteca digna del Pueblo que marcha protegido de laProvidencia por todas las sendas de la gloria; y es tambin precisoque conozca a todo el Mundo el inters que tiene cada Ciudadanoen la beneficencia de los dems, y que Chile compone una solafamilia.

    Para esto se abre una suscripcin patritica de libros, y modelosde Mquinas para las artes en donde cada uno al ofrecer un objetoo dinero para su compra, pueda decir con verdad He aqu laparte con que contribuyo a la opinin y a la felicidad presente yfutura de mi pas. Todo libro ser un don precioso, porque detodos son tiles. (Egaa, Eyzaguirre y Prez, 1813)

    Sin embargo, el crecimiento exponencial y la alta valoracin patrimonialde la coleccin de la biblioteca, terminaron por cambiar su carcter inicial depblica y abierta, convirtindola con los aos en el gran depsito nacionalde libros valiosos y patrimoniales pero difcilmente accesibles para el pblicogeneral. La falta por ms de una centuria de bibliotecas pblicas en Chile,obliga a la Biblioteca Nacional a abrir una sala de lectura infantil durante unbreve perodo en la dcada de 1920, dejando un tiempo sus funciones debiblioteca patrimonial y retomando su origen pblico (Valds, 2010: 6). Perola toma de conciencia estatal de la necesidad de crear una red nacional debibliotecas comenzaba a tomar cuerpo y la Biblioteca Nacional se convierteas en la primera biblioteca de una red que, recin dos siglos despus de su

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    fundacin; se extendera hasta lograr hoy da la cobertura nacional alproyectarse la construccin de una biblioteca pblica por comuna en Chiley alcanzando un nmero aproximado de 450 edificios bibliotecarios erigidos.

    El valor simblico de la formacin de bibliotecas de uso pblico, generadasa partir de la expropiacin de los instrumentos de cultura de las lites sociales,polticas y religiosas, fue una idea poderosa y urgente en el perodo de lasrevoluciones independentistas. De hecho, el acto emblemtico y de orgullonacional para la revolucin francesa y las incipientes repblicaslatinoamericanas de crear bibliotecas nacionales, fue obviamente msimperativo que la preocupacin real y pragmtica por la implementacin,circulacin y mantencin de las colecciones. Muchas bibliotecas formadasen estos perodos se convirtieron en grandes colecciones guardadas bajollave o pobremente administradas para el pblico (Harris, 1999). As,apropiarse de los libros de las lites y crear bibliotecas para uso pblico, seentendi como un acto poltico de rebelda contra el viejo rgimen y deconstruccin de una nueva sociedad de ciudadanos lectores, no de sbditossometidos en la ignorancia.

    Sesenta aos despus de la creacin de la Biblioteca Nacional, en 1873 yen Valparaso, el filntropo porteo Santiago Severn aporta al pas unanutrida coleccin de libros para crear la primera biblioteca pblica fuera deSantiago. Slo en 1921 se forma la primera Direccin General de Bibliotecasque en 1929 dar paso a la Direccin de Bibliotecas, Archivos y Museos(DIBAM). La precariedad de la institucionalidad cultural y bibliotecaria semantiene por dcadas en Chile. En 1977 se crea la Coordinacin Nacional deBibliotecas Pblicas que a partir de 1993 se convierte en la Subdireccin deBibliotecas Pblicas (Lpez, 2005: 2-3) y que ahora pasa a ser el SistemaNacional de Bibliotecas Pblicas. As como va cambiando de nombres yestatutos, la institucionalidad de la biblioteca pblica ha ido ganando terrenoe importancia dentro del aparato cultural del Estado y presencia en suscomunidades.

    Aparte del desarrollo de una institucionalidad precaria en infraestructuray personal, se infiere que hasta 1993 las bibliotecas pblicas no desarrollaronuna lnea estratgica de posicionamiento y crecimiento hacia lascomunidades y la sociedad en general. La inexistencia de documentacinhistrica respecto de las bibliotecas pblicas no permite ms que unadescripcin cronolgica de algunos eventos de conocimiento pblico, comoson la inauguracin de bibliotecas y creacin de instituciones afines.

    Sin embargo, el historiador y ex Subdirector de Bibliotecas Pblicas,Ricardo Lpez (2005) se aventura a presentar una perspectiva poltica del

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    Claudia Bravo C.

    desarrollo de bibliotecas pblicas en Chile, enmarcndolas dentro de unmayor plan civilizador del Estado para la educacin y la salud pblicas delas clases pobres y marginadas en el Chile del centenario. Esta visinpaternalista y tutelar de la autoridad poltica hacia las clases desfavorecidas,se conforma como una constante en los planes sociales de los gobiernoschilenos durante el siglo XX e incluso hasta nuestros das. Pero ms que criticarel paternalismo denunciado por Lpez, ste se debiera asumir como unacaracterstica nacional inducida por todos los sectores sociales involucradosy que se podra lograr cambiar si se quiere y existe voluntad poltica paraello- introduciendo cambios culturales a lo largo de los aos. stos sonprocesos prolongados donde hasta el espritu ms liberal se ha visto sometidoa las endmicas costumbres paternalistas: la frase acuada por el gobiernoactual de que no hay que entregar pescado a la gente, sino que hay queensear a pescar; ha mutado en que no basta con ensear a pescar, hay queentregar pescado tambin, por lo menos mientras se aprende a pescar bien.

    El paternalismo y el tutelaje, como todas las relaciones de poder, nuncason producto exclusivo del que entrega las ddivas, sino tambin del que lasrecibe y espera. Esta costumbre tutelar no slo se da en las relaciones de tipocaritativo entre ricos y pobres, sino que atraviesa todas las esferas deldesarrollo humano y social en Chile, afectando el normal crecimientocualitativo de una fortalecida sociedad civil.

    Un fenmeno significativo que diferencia la modernidad chilenade otras modernidades, es la falta de autonoma y desarrollo dela sociedad civil. En Chile la sociedad civil [...] es dbil,insuficientemente desarrollada y muy dependiente de losdictados del estado y la poltica. Esta es una de las consecuenciasde la inexistencia de una clase burguesa fuerte y autnoma quehaya desarrollado la economa y la cultura con independenciadel apoyo estatal y de la poltica (Larran, 2001: 220).

    Es asumiendo esta caracterstica social chilena que el Estado ha focalizadosu trabajado en bibliotecas pblicas por aos. Pero es tambin asumiendoque la falta de una sociedad civil fortalecida slo debilita la institucionalidaddemocrtica, en los ltimos veinte aos las bibliotecas pblicas se handedicado a establecer estos nichos comunitarios como fuentes de desarrollolocal para la ciudadana en su total diversidad.

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    2. Antecedentes al perodo 1993-2010

    Cuando el 11 de marzo de 1990, Patricio Aylwin es investido por AugustoPinochet como presidente de Chile, comienza un perodo de transicin parael pas que, entre otras cosas, buscar el cambio de algunos arquetiposautoritarios que la dictadura se encarg de instaurar y fortalecer en lamentalidad de los chilenos. El primer gobierno elegido por votacin popularen veinte aos de la historia de Chile, que llega con una improntaextremadamente cuidadosa y an traumada por la violencia militar; decideir despacio con las reformas necesarias para fortalecer y democratizar elsistema poltico heredado. Incluso para autores crticos como Rafael Otano(2006), la Concertacin juega el juego del sistema poltico y econmicoimplantado por la dictadura, debilitando incluso ciertas organizacionesciviles que podran poner en peligro la transicin sin turbulencias a la que seaspiraba.

    Una de las decisiones tomadas en este cuadro contradictorio decontingencia poltica, es nombrar al historiador Sergio Villalobos comodirector de la DIBAM. Villalobos haba simpatizado con el golpe militar de1973, aunque tiempo despus se desliga de las filas golpistas y en 1990 aceptala designacin de Aylwin ponindose a la cabeza de la nica institucincultural del Estado en esos aos. La gestin de Villalobos fue opaca y terminacon graves casos de malversacin de fondos entre funcionarios de losmandos medios de la DIBAM. Villalobos se retira asumiendo laresponsabilidad poltica de las acusaciones y deja el puesto de la direccinen manos de Marta Cruz-Coke1.

    Con la llegada de Cruz-Coke en agosto de 1993, quien a su vez contrataen el puesto de Subdirectora de Bibliotecas Pblicas a Clara Budnik, comienzauna nueva etapa de trabajo para la DIBAM y las bibliotecas pblicas. Tantopara Cruz-Coke como para Budnik, el eje fundamental de su gestin serasembrar las ideas necesarias para generar en Chile un cambio de mentalidadhacia la cultura y el patrimonio en general y las bibliotecas pblicas enparticular.

    Antes de la administracin de Cruz-Coke, a la institucionalidad culturalen Chile se la identificaba, desde la ciudadana y tambin desde sus propiosgestores, con criterios academicistas, elitistas y de alta cultura2. Para ClaraBudnik, en Chile no existe un concepto claro ni una cultura de biblioteca

    1 Entrevista a Marta Cruz-Coke (30-05-2011).2 Ibid.

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    pblica3. Algo ha cambiado en estos aos, pero queda an mucho porhacer.

    3 Entrevista a Clara Budnik (25-05-2011).

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    3. La biblioteca pblica se abre a la comunidad

    Hasta 1993, las bibliotecas pblicas en Chile haban presentado undesarrollo disparejo tanto en el tiempo como en el espacio institucional dela infraestructura cultural del pas. Haban pasado sesenta aos entre lafundacin de la Biblioteca Nacional y el nacimiento de la Santiago Severnel ao 1873 en Valparaso; producindose despus otro salto temporal hastael ao 1921 en que se instituye la Direccin General de Bibliotecas que mstarde dara paso a la Direccin de Bibliotecas, Archivos y Museos en 1929(Lpez, 2005). Para el ao 1978, existan 97 bibliotecas bajo el alero de laCoordinacin Nacional de Bibliotecas Pblicas (Subdireccin de BibliotecasPblicas, 2000); ms una cantidad indeterminada de centros dedocumentacin municipales sin relacin con la DIBAM.

    La relacin de la biblioteca pblica con un gobierno democrtico resultavital para ambos sistemas, los que se retroalimentan positivamente paraseguir creciendo y fortaleciendo sus propias organizaciones. Al entregaracceso libre y garantizado a todo tipo de informacin pblica, la bibliotecase convierte en un pilar social del sistema democrtico en que se inserta ycontribuye a su profundizacin al darle a entender mediante su trabajocotidiano, que la ciudadana est tanto necesitada de informarse comoansiosa de aportar con sus conocimientos y experiencias a la construccindel destino de su comunidad y, por qu no, de la nacin. La bibliotecacontribuye a la formacin ciudadana y a construir as una democracia madura,que necesita de lectores crticos de la realidad pero con el elemento creativoy propositivo sobre el que se cimienta una democracia dialogante, sustantivay real.

    el poder de las bibliotecas y los impresos es mucho mssignificativo y positivo en el mbito del Estado democrtico queen cualquier otra formacin social, pues el poder de estossistemas/instrumentos logran penetrar en todos los sectores dela realidad social y poltica en comparacin, por ejemplo, con elEstado fascista o la dictadura militar, que controla con particularcelo y temor el uso de estos recintos documentales y, por ende, laprctica de la lectura (Meneses, 2007: 399).

    El primer criterio que marca la gestin conjunta de Cruz-Coke y Budniksera el de abrir las bibliotecas pblicas a la comunidad y dar acceso real a loslibros para sus usuarios. Las bibliotecas pblicas haban funcionado hastaese momento como depsitos de libros que deban custodiarse antes deprestarse y la dictadura militar haba acentuado ese carcter secretista,opresor y lejano propio de las bibliotecas ms retrgradas. Cambiar la

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    mentalidad autoritaria y segregadora frente a la cultura y los libros tanto defuncionarios como de usuarios de la biblioteca, sera primordial en el proyectodemocratizador que se pretenda infundir desde la DIBAM.

    Al interior de las bibliotecas, su desarrollo se orienta a laparticipacin ciudadana, a la calidad de los servicios y a lamodernizacin y creacin de servicios novedosos e integrados,lo cual se expresar en proyectos orientados a incorporar a lacomunidad en su gestin y a llevar el libro y la lectura ms all desus espacios fsicos. (Lpez, 2005: 3)

    3.1 Mecanismos de Gestin Participativa en Bibliotecas Pblicas

    La biblioteca pblica tiene un rol poltico para el ejercicio y consolidacinde la democracia en nuestra sociedad, incentivando la construccin de capitalsocial en este espacio de interaccin comunitaria y aportando as a mejorarla calidad de vida de las personas y a superar la pobreza econmica, culturaly/o social en que se encuentren. El socilogo estadounidense Robert Putnamdeclara que ser difcil construir capital social, pero es la clave para hacerfuncionar la democracia (Lechner, 1997: 28) y es precisamente ese el rolcatalizador que debe cumplir una biblioteca pblica dentro de su comunidad,constituyndose en un centro de reunin y contacto de los individuosinteresados en conocer y afirmar sus derechos ciudadanos y aportar aldesarrollo de la comunidad, convirtiendo la biblioteca en un espacio pblicode relevancia.

    La reintegracin de Chile a la comunidad internacional marcara laimpronta del perodo presidencial de Eduardo Frei Ruiz-Tagle (1994-2000),as como la rehabilitacin de diversos estamentos e instituciones del Estadocon la ciudadana. Con la dictadura militar el aparato estatal se habaapartado de la comunidad y sus actividades, y reestablecer los nexos decomunicacin y participacin con las personas sera una de las tareasmandantes del perodo.

    La DIBAM entonces adopta como un eje estratgico central de su polticade apertura, la incorporacin de las comunidades en el trabajo cotidiano delas bibliotecas pblicas hacia la ciudadana, y en 1996 introduce el programade Mecanismos de Gestin Participativa que marcara el principio de loscambios necesarios para democratizar las mecnicas de trabajo y de relacinde las bibliotecas con su entorno y en su dominio interno. El modelo fueincorporado por Clara Budnik, Subdirectora de Bibliotecas Pblicas delperodo, y corresponde a la rplica de una modalidad de trabajo que ella

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    Bibliotecas pblicas y ciudadana en Chile: Perodo 1993 - 2010

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    presenci y en el que particip durante su exilio en Venezuela4. La idea centralde los Mecanismos de Gestin Participativa fue inducir en los directores yfuncionarios de bibliotecas pblicas el trabajo con la comunidad para ladefinicin de la biblioteca y de actividades culturales que representaran losintereses colectivos. As, usuarios reales y potenciales de las bibliotecaspblicas, no seran solamente espectadores de la gestin de las bibliotecas,sino que participaran en la gestin, desarrollo e iniciativa del proyectobibliotecario5.

    La tarea de induccin y formalizacin de los mecanismos estuvo a cargode un equipo multidisciplinario de socilogos y antroplogos sociales acargo del historiador Ricardo Lpez6 quienes trabajaron, durante tres aos7

    aproximadamente, en terreno con las comunidades y los funcionarios de lasbibliotecas. La labor realizada se plasm en el texto de trabajo y consultaGestin Participativa en Bibliotecas Pblicas: los desafos de trabajar con lacomunidad, publicado el 2000 por la DIBAM y que se convertira en la guabasal para el trabajo en bibliotecas pblicas del perodo, como expresa ClaraBudnik en la introduccin de dicho manual:

    En adelante, este texto formar parte de la capacitacin regularde todos los funcionarios que se integren a la red bibliotecaria.La experiencia nos indica que no existe una sola forma de vinculara las bibliotecas con sus comunidades, por lo cual este Manual,ms que un libro de recetas acerca de la Gestin CulturalComunitaria, es una invitacin a plantearse nuevas preguntas ydesafos respecto al quehacer cultural. Los siguientes captulosdelinean estos desafos, y confirman que transformar estilos detrabajo e iniciar el camino de un efectivo liderazgo, implica unaprendizaje personal y colectivo a la vez (Lpez et al., 2000: 9).

    Los Mecanismos de Gestin Participativa tenan un orden metodolgicode aplicacin en el tiempo que fomentaron la formacin de Grupos de Amigosde la Biblioteca, los que funcionaban como comits organizadores deactividades culturales y de involucramiento ciudadano en las problemticascomunitarias que podan discutirse en el espacio bibliotecario.

    Sin embargo, la valoracin de la biblioteca como espacio social traeraconflictividad en algunos establecimientos. Conflictividad inherente al

    4 Entrevista a Clara Budnik (25-05-2011).5 Entrevista a Ricardo Lpez (26-05-2011).6 Entrevista a Clara Budnik (25-05-2011).7 Entrevista a Ricardo Lpez (26-05-2011).

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    proceso de apertura democrtica y que deba ser liderado por bibliotecariosque supieran manejar la biblioteca como lugar de reunin y discusincomunitaria ms que visualizarla como un mero espacio tcnico8. La falta deexperiencia de la mayora de los encargados de las bibliotecas en estas lidessociales, haca necesaria la intervencin de los guas de las metodologasparticipativas, los que induciran los programas bsicos de fomento a lacolaboracin ciudadana en la toma de decisiones dentro de las bibliotecaspblicas.

    Los mecanismos para este fin eran los siguientes:- Un sencillo diseo de investigacin para que cada bibliotecaexplorara los intereses culturales, educativos e informativos,presentes en su comunidad. Se denominaron instrumentos demonitoreo del entorno.- Una metodologa para la convocatoria y coordinacin de unaAsamblea de autodiagnstico y planificacin, en donde sepudieran concordar los elementos fundamentales de un plan deaccin concertado de la labor de la biblioteca junto con agentessociales de sus comunidades.- En paralelo con estos procedimientos, se capacit a los jefes debibliotecas en estrategias relacionadas con liderazgo, mtodosde negociacin y marketing cultural (Lpez, 2005: 3-4).

    Luego, los Mecanismos de Gestin Participativa se implementaran enmuseos y en la organizacin interior de la DIBAM, pasando a ser una polticay filosofa interna de la institucin arraigada hasta nuestros das (DIBAM,2009: 101), aunque sin la aplicacin explcita de los mecanismos ymetodologas expuestos.

    Aunque lo logrado con la gestin participativa es notable, para ClaraBudnik respondi a un perodo histrico definido9 y no se sigue aplicandohoy en da, no obstante se trata de establecer la metodologa colaborativacomo una forma de trabajo cotidiano en la DIBAM.

    En el pas, durante los ltimos aos, se ha incorporado en laspolticas pblicas la idea de la participacin social como unrequerimiento primordial, especficamente en cuanto a lageneracin de las condiciones para el desarrollo. Esto, en muchoscasos, se ha reducido al uso de tcnicas de visualizacin mediante

    8 Entrevista a Ricardo Lpez (26-05-2011).9 Entrevista a Clara Budnik (25-05-2011).

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    las cuales se logran identificar algunos de los problemas de unalocalidad (metodologa del diagnstico participativo). Laidentificacin colectiva de las demandas ampla el espacio departicipacin, pero lo hace de manera formal y circunstancial yno garantiza que las demandas provengan de la mayora de lacomunidad, ni menos an que correspondan a estrategiascolectivas para construir una opcin de cambio sociocultural(Palacios, Gonzlez y Toledo, 2005: 21).

    Debido a la falta de continuidad de la aplicacin de metodologasparticipativas en bibliotecas pblicas, muchas veces tiende a confundirse elconcepto de participacin con hacer encuestas de satisfaccin y depreferencias de lecturas para guiar las adquisiciones de libros; pero comomecanismo que promueva la integracin ciudadana y el involucramientode la comunidad en la labor bibliotecaria, hoy ya no se aplica el modelo deGestin Participativa en la misma escala que antes. Como no se siguefomentando el uso del manual ni de las tcnicas ah presentadas, es difcilmedir si las bibliotecas pblicas estn teniendo la misma injerencia en lavida comunitaria como lo hicieron en la dcada del 90 cuando el trabajo delequipo de Gestin Participativa se desarrollaba en terreno y donde se hicieronalgunos estudios de seguimiento10.

    3.2 Convenios DIBAM - municipios

    En 1976 haba slo 51 bibliotecas pblicas dependientes de la DIBAM(Valds, 2010: 6). Con el objetivo de formar un sistema integrado de bibliotecaspblicas en Chile, la DIBAM crea en la dcada del 90 la firma de un conveniode colaboracin con diferentes municipios para administrar, en conjuntocon los gobiernos locales, las bibliotecas existentes en las comunas pero queen su mayora se encontraban desatendidas por las autoridades edilicias.

    A travs de este acuerdo, la DIBAM compromete asesora,capacitacin y remesas de material bibliogrfico en gran parteproveniente de Depsito Legal, y la Municipalidad aporta lainfraestructura, el personal y asume los gastos operacionales delos servicios bibliotecarios dentro de su comuna (Glvez, 2004:2).

    Este convenio permiti un rpido crecimiento numrico de las bibliotecaspblicas en co-dependencia de la DIBAM y de los municipios, aunque

    10 Entrevista a Ricardo Lpez (26-05-2011).

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    contribuy a una disminucin notable de las bibliotecas directamentedependientes de la DIBAM, que pasaron a manos municipales y que a finesde la dcada del 70 haban alcanzado a ser ms de 70 (Glvez, 2004: 1). Paradiciembre de 1999, la DIBAM contaba con una dotacin de 258 bibliotecaspblicas, concentrando la mayor cantidad de stas en las comunas delcentro-sur del pas (Subdireccin de Bibliotecas Pblicas, 2000). El catastroms reciente que se ha hecho de las bibliotecas pblicas tanto municipalescomo regionales y otras de dependencia directa de la DIBAM suma un totalde 450 instituciones funcionando (DIBAM, 2011b) y se proyecta un sostenidocrecimiento de las edificaciones a travs del Programa Nacional deConstruccin de Bibliotecas Pblicas y la implementacin de nuevasbibliotecas regionales.

    Como la firma del convenio es voluntario, todava existen bibliotecasmunicipales que no firman el acuerdo con la DIBAM, marginndose deformar parte de la red de bibliotecas pblicas del Estado. Principalmente sonbibliotecas de comunas con mayores recursos financieros, que no percibenbeneficios importantes para su gestin en la firma de dicho convenio y queprefieren seguir administrando su sistema bibliotecario en independenciade lo que pueda significar en burocratizacin y centralismo una co-dependencia del municipio y del Sistema Nacional de Bibliotecas Pblicas(ex Subdireccin de Bibliotecas Pblicas).

    Adems de los proyectos e iniciativas propias de la Dibam, laSubdireccin de Bibliotecas Pblicas asesora y coordinatcnicamente la labor de las bibliotecas pblicas comunales (quedependen administrativamente de los gobiernos locales) con elfin de contribuir al desarrollo del capital cultural de la poblacin,de calidad y en equidad, generando iguales oportunidades deacceso y difusin del patrimonio cultural de la nacin (DIBAM,2009: 112).

    Aunque la premisa anterior se lee prometedora, la firma del convenio conla DIBAM y la co-dependencia de las bibliotecas pblicas municipales paracon las Coordinaciones Regionales y los gobiernos locales son factores quepresentan varias aristas problemticas.

    La asuncin de responsabilidades y obligaciones hacia las bibliotecaspor parte de los municipios es tan variable como el nmero de alcaldes enejercicio. Las prioridades son marcadas por la autoridad edilicia de acuerdoa sus propios prejuicios y promesas electorales. Legalmente no existe ningunaobligatoriedad para los municipios de mantener y reforzar un sistema debibliotecas pblicas, como s lo es para otros servicios comunitarios como las

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    escuelas y los consultorios de salud, para los cuales cuentan adems con unpresupuesto designado por ley11. En un pas con una incipiente, sino muypoca, apreciacin por la cultura en general y por la actividad bibliotecaria enparticular, resulta muy difcil obtener inters y financiamiento por parte delos municipios para el desarrollo de las bibliotecas locales.

    Las bibliotecas pblicas, como instituciones estatales insertas encomunidades organizadas de la sociedad, son entidades con sello poltico ydeben cumplir un rol importante en ese aspecto. La biblioteca pblica es unespacio poltico en la medida que es sostenida por los contribuyentes delEstado y se inscribe dentro de las estrategias y planes gubernamentales parala educacin y el desarrollo de las comunidades en que se inserta. No debenser territorios de ingenuidad poltica a este respecto ni arriesgarse a lautilizacin sectaria de su espacio. Por lo tanto es importante explicitar yafirmar el carcter poltico de las bibliotecas pblicas para la totalidad pluralde la comunidad, as como contar con encargados con una fuerte formacincvica para evitar una politizacin dogmtica del espacio bibliotecario.

    La norma en Chile es que los alcaldes interesados y concientes de laimportancia y potencial del desarrollo bibliotecario para sus comunidades,son excepciones a la regla. Y cuando existe una conciencia del potencialsocial y poltico de las bibliotecas, muchas veces se tiende a caer en lapolitizacin partidista de la biblioteca pblica, ejercindose un veto explcitoa miembros de la comunidad que no coinciden con la autoridad electa12. Espoco lo que pueden hacer los bibliotecarios, dependientes econmicamentedel alcalde para el ejercicio de sus funciones y con una formacin insuficienterespecto del tema, cuando se manejan las instalaciones pblicas comopropiedad de los intereses particulares del edil ms que como un servicio ala comunidad en toda su diversidad.

    Aunque se ha anunciado frecuentemente el proceso de descentralizacindel actual Sistema Nacional de Bibliotecas Pblicas y sus CoordinacionesRegionales (DIBAM, 2009: 113), lo cierto es que en la prctica todava existenprocedimientos bsicos como adquisicin y catalogacin de libros que sesiguen realizando de forma centralizada13. En Santiago de Chile se conformanel grueso de los listados de compra de libros para la red en su totalidad y semantiene una desinformacin general de los intereses y necesidades deinformacin y lectura de cada zona. Si bien, la provisin de las coleccioneslocales cuenta con un modesto presupuesto propio, ste se prioriza para

    11 Entrevista a Sabina Glvez (01-06-2011).12 Entrevista a Gladys Caldern (26-05-2011).13 Entrevista a Virginia Gonzlez (24-05-2011).

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    comprar novedades editoriales para que las regiones no aparezcan comorezagadas de las modas literarias14. Con estos criterios, se dificulta an ms lamisin ciudadana de la biblioteca pblica, as como su conexin real con lascomunidades a las que debiera servir.

    Aunque no existen datos para comprobarlo, se puede adivinar que granparte de las dificultades del funcionamiento idneo de las bibliotecaspblicas son causadas por la ausencia de profesionales del rea:biblioteclogos que sepan manejar con cierto conocimiento de causa lasproblemticas cotidianas y excepcionales a las que se ven enfrentadas lasbibliotecas. El documento tipo del convenio entre la DIBAM y los municipiosno establece claridad respecto de qu se entiende por personal idneopara el funcionamiento de la biblioteca y que es deber de la municipalidadproveer. Si el convenio se percibe como laxo y permisivo respecto de cmoadministra la municipalidad los recursos humanos y financieros para elfuncionamiento de la biblioteca; tambin se percibe una poltica de laissezfaire por parte de la DIBAM, responsabilizando al municipio del devenir de labiblioteca una vez entregados los recursos. Tambin se percibe que lascapacitaciones no son ordenadas ni benefician a los funcionarios locales que son municipales, al fin y al cabo- sino que se prioriza una fuerteformacin entre los funcionarios DIBAM antes que los municipales15.

    Si bien el crecimiento de las bibliotecas pblicas ha sido exponencial enlos ltimos veinte aos, se confirma que la llegada de biblioteclogos no hasido proporcional y la presencia de profesionales bibliotecarios en el sectorpblico sigue siendo muy baja. En el ao 2001, se contaba con biblioteclogosen solamente el 40% del total de las bibliotecas pblicas, lo que da unaproyeccin de crecimiento muy lenta y para el ao 2030 la presencia deprofesionales biblioteclogos en bibliotecas pblicas sera recin en un 50%del total de las instituciones funcionando (Rementera, 2008: 268).

    14 Entrevista a Gladys Caldern (26-05-2011).15 Entrevista con Sabina Glvez (01-06-2011).

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    4. La biblioteca pblica sale a buscar a sus lectores

    Abrir las bibliotecas pblicas a la comunidad sera la mitad del proceso deconexin y retroalimentacin de stas con la sociedad. La otra mitad serasalir a buscar a los usuarios tanto reales como potenciales y saber crear lasoportunidades y la necesidad en las personas de acudir a las bibliotecas. Nobast con la apertura de puertas y estanteras de las bibliotecas esperandoque la gente llegara espontneamente. Gran parte del trabajo de fomento ala lectura, as como de socializacin de las bibliotecas se ha realizado en unespacio pblico diferente al de la biblioteca: la calle, las ferias, el trensubterrneo, las plazas, los colegios, los hogares de acogida, los hospitales,etctera.

    Para fomentar la lectura, las Bibliotecas Pblicas han establecidouna serie de convenios con distintas entidades como el Institutode Normalizacin Previsional (INP) y la Junta Nacional deJardines Infantiles (Junji) para trabajar en conjunto con gruposespecficos de lectores. Por otra parte, se ha continuado con lalnea de potenciar programas emblemticos como BiblioRedesy BiblioMetro (DIBAM, 2009: 115).

    Muchos de estos proyectos habran sido imposibles de financiarse yrealizarse sin los aportes del Fondo Nacional de Fomento del Libro y laLectura, creado en 1993 desde la plataforma del Consejo Nacional del Libroy la Lectura (Valds, 2010: 9).

    Las estrategias de abrir las bibliotecas a la comunidad y de salir a buscar alos usuarios, convergieron tambin en una fuerte estrategia comunicacionalde la DIBAM, que supo poner a la institucin y sus museos, bibliotecas yarchivos en el mapa del imaginario colectivo chileno. Durante los gobiernosde la Concertacin, las directoras de la DIBAM y de la Subdireccin deBibliotecas Pblicas particularmente Marta Cruz-Coke, Clara Budnik y NiviaPalma- supieron promover el crecimiento de la infraestructura cultural ypatrimonial de Chile, as como capitalizar esos logros con una mayorinjerencia de la DIBAM en las polticas culturales y una presencia peridicaen los principales medios de comunicacin del pas.

    4.1 Servicios mviles

    La capacidad de salida y movimiento de la biblioteca pblica dentro delas comunas, y sobre todo en zonas rurales, ha sido fundamental parapromover su propia existencia y acordar actividades culturales con lascomunidades. En la actualidad, todas las semanas se realiza un trabajo

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    annimo y cotidiano de acercar la lectura y las bibliotecas a las personas quedescubren un servicio con la potencialidad de desarrollo humano necesariopara salir de la pobreza y el subdesarrollo.

    As nacen proyectos y programas pilotos que consolidan lapromocin del libro infantil: bibliobuses, cajas viajeras,bibliometros, triciclos, bibliotecas para no videntes, bibliofono,biblioaviones, bibliolanchas y tantos otros. (Valds, 2010: 9).

    La masificacin del recurso mvil de las bibliotecas pblicas, afirma losesfuerzos espordicos que desde mediados del siglo pasado haban existidopara expandir la biblioteca ms all de sus fronteras espaciales y poderalcanzar a sus usuarios en sus propios lugares de habitacin y circulacin.As, se puede entender a la biblioteca pblica como un espacio social deintegracin e interaccin comunitaria que se desenvuelve no slo en unlugar determinado, sino tambin en otros mbitos pblicos igualmentevlidos para el acceso a la informacin, el conocimiento y la cultura.

    4.2 BiblioMetro

    En 1995 se establece como programa uno de los proyectos ms exitososde la Subdireccin de Bibliotecas Pblicas y la DIBAM: el BiblioMetro.

    Dentro de las estrategias de acercar la lectura y las bibliotecas a laciudadana, Clara Budnik concibi la idea de crear un espacio dentro de lasestaciones del tren subterrneo de Santiago para el prstamo y recepcin delibros16. No sin enfrentar problemas de escepticismo y pesimismo por eldestino del proyecto por parte de ejecutivos del Metro de Santiago17, al aosiguiente se lograron establecer tres mdulos de atencin al pblico.

    Finalmente, en junio de 1996 el Programa Bibliometro inicia susservicios, con tres puntos de prstamo ubicados estratgicamenteen las estaciones Cal y Canto, Los Hroes y Tobalaba (Valds, 2010:10).

    El programa mostr ser un xito inmediato de aceptacin masivaalcanzando a tener ms de 90.000 usuarios registrados (Educacontic), 32.000de los cuales estn actualmente activos (El Mercurio, 2011a). Al da de hoy,BiblioMetro funciona en 17 estaciones del tren subterrneo y proyecta su

    16 Entrevista a Clara Budnik (25-05-2011).17 Entrevista a Marta Cruz-Coke (30-05-2011).

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    crecimiento sostenido en la medida en que la red se extienda por la ciudad;tambin ha ampliado sus horarios de atencin hasta las nueve de la noche yproporciona servicio de Internet gratuito a travs de BiblioRedes(BiblioMetro).

    La idea central del proyecto era y es acercar las personas a la lectura y poreso se ha enfocado en desarrollar colecciones de literatura recreativabsicamente, aunque sin descuidar una secundaria lnea de desarrollo endiversas reas de conocimientos generales (BiblioMetro). Sin embargo,nuevamente la falta de integracin y coordinacin entre programas delSistema no permite tener por ejemplo- una medicin de cuntos nuevosusuarios habra podido captar el sistema de bibliotecas pblicas gracias alincentivo a la lectura que pudiera haberse originado en el BiblioMetro.

    4.3 Casero del libro

    Actualmente los espacios comerciales como los malls se presentan comolas nuevas plazas pblicas de interaccin ciudadana a travs del consumo;pero es en las ferias libres donde, para el historiador Gabriel Salazar, se percibeun espritu ms colaborativo que individualista del consumo, pues sonespacios de sobrevivencia popular mediante el comercio. A travs de unaintervencin en un espacio pblico abierto y sin restricciones como puedeser un mall, la feria libre del Casero del Libro permite una interaccincotidiana con el consumidor quien tiene la potencialidad de convertirse enlector y ciudadano crtico mediante el ejercicio de acceder a la informaciny el conocimiento (Lpez, 2005: 5).

    La idea de llevar libros al espacio comercial de las ferias libres surge el ao2000 desde la Subdireccin de Bibliotecas Pblicas. El proyecto inicialimplicaba involucrar a los mismos feriantes en la tarea de prestar y recibirlibros de la biblioteca local, pero eso mut a que finalmente el programa sereplicara en varias comunas con financiamiento, coleccin, infraestructura ycolaboradores propios18.

    El acceso a las bibliotecas y al consumo de bienes culturalesespecficos, como son los libros, es el objetivo al cual planteacontribuir El Casero del Libro, partiendo de la premisa que estaaccin contribuye a generar e impulsar un conjunto de procesosculturales participativos (Palacios, Gonzlez y Toledo, 2005: 13).

    18 Entrevista a Flor Toledo (10-06-2011).

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    Durante el ao 2001, en su momento de mayor actividad, se lograronestablecer 18 puestos de prstamos de libros en ferias y mercados a lo largode Chile. Hubo proyectos que postularon y ganaron financiamiento delFondo del Libro y la Lectura y aunque su cifra de operaciones no es muy alto,ha sido un programa que ha demostrado cierta continuidad y perdurabilidaden el tiempo. El ao 2008, el Casero del Libro se logr implementar en 15comunas de todo el pas (DIBAM, 2009: 124).

    4.4 Maletn Literario

    De los numerosos y variados programas de fomento a la lectura que sehicieron en veinte aos de administracin concertacionista, el MaletnLiterario fue sin duda el ms controversial y por lo mismo el ms conocido ydiscutido por la opinin pblica. Fue un plan ideado e impulsado por lapropia presidenta Bachelet, sin hacer previas consultas tcnicas ni pedirasesora poltica para su implementacin19.

    El plan consisti en entregar 400 mil cajas con 14 a 16 libros de lectura yconsulta fundamental para cada hogar en condiciones socioeconmicasvulnerables y con hijos en edad escolar bsica (DIBAM, 2009: 29); haciendouna adquisicin de 4,5 millones de libros (DIBAM, 2009: 52) lo que significun costo de 7.042 millones de pesos (El Mercurio, 2011). En su etapa 2008el Programa contempl 133 mil unidades, mientras que en 2009 el totalalcanz 267 mil (DIBAM, 2009: 74).

    Las crticas al proyecto van desde su carcter de poltica asistencialistahasta la falta de evaluacin de un programa tan oneroso para el Estado. ParaGonzalo Oyarzn, actual subdirector del Sistema Nacional de BibliotecasPblicas, con esa cantidad de dinero se pudo haber efectuado unarenovacin sustancial de la infraestructura de BiblioRedes o se podran haberconstruido e implementado el equivalente a dos Bibliotecas de Santiago,pero se prefiri beneficiar a individuos antes que al sistema pblico debibliotecas20. Para la bibliotecloga Flor Toledo la idea inicial de entregar losmaletines mediante las bibliotecas pblicas, aunque agreg una carga detrabajo enorme a los centros de documentacin, correspondi plenamentecon el espritu del proyecto de acercar las personas a sus bibliotecas locales.Despus, las cajas se fueron entregando a travs de los colegios e incluso seentregaron 25 mil maletines adicionales a travs del Ministerio de Vivienda yUrbanismo a familias beneficiadas con el Fondo Solidario de Vivienda

    19 Entrevistas a Gonzalo Oyarzn (23-05-2011) y Nivia Palma (06-06-2011).20 Entrevista a Gonzalo Oyarzn (23-05-2011).

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    (DIBAM, 2009: 74). Con esta mecnica de entregar el material sin hacer unseguimiento serio del impacto del programa y sin integrar ya a las bibliotecaspblicas en el proceso, la idea perdi su sentido original y se desvirtu elobjetivo del programa21.

    Sin embargo para Nivia Palma, directora de la DIBAM durante el perodode implementacin del Maletn Literario, el anlisis global que hace delproyecto es positivo ya que se instaura la discusin pblica acerca del valordel libro como objeto y derecho cultural.

    Lo cierto es que la falta de una evaluacin del impacto que ha tenido elprograma y su creciente impopularidad como idea y programa en la opininpblica y expertos, permite adivinar una rotunda no repeticin de laexperiencia, quedando siempre la duda del real efecto que tuvo dichoproyecto entre los beneficiados y en las bibliotecas. El experimento delMaletn Literario se suma as a la lista de proyectos no replicables que hafraguado la crtica de activismo cultural que hace Enrique Ramos a la DIBAM22.Este espritu cosista, que fue parte de una estrategia explcita de inducir elespritu ciudadano entre los chilenos a travs de la cultura, ha derivado enuna mirada cortoplacista, populista incluso, y sin objetivos ni claridadrespecto del potencial impacto que podra tener la actividad cultural en eldesarrollo humano del pas.

    21 Entrevista a Flor Toledo (10-06-2011).22 Entrevista a Enrique Ramos (03-06-2011).

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    5. Infraestructura bibliotecaria

    Para lograr edificar el concepto de bibliotecas pblicas en Chile, se hizonecesaria la construccin de una infraestructura acorde con el proyectoglobal de lograr constituir un Sistema Nacional de Bibliotecas Pblicas.

    Se puede decir que hasta el ao 2000, la prioridad del trabajo estuvo en elmbito de las ideas, generando programas que tendieron a forjar un cambiocultural en la interaccin de las bibliotecas con los usuarios y en instaurar enel pblico una nueva visin de biblioteca pblica participativa y abierta a laciudadana. Programas como los Mecanismos de Gestin Participativa y lafirma de convenios con municipios que ya contaban con edificacionesbibliotecarias son la caracterstica de esta primera etapa de trabajo.

    A partir de la fuerte impronta cultural del gobierno de Ricardo Lagos(2000-2006)23, ex ministro de Educacin y de Obras Pblicas, se produce unnuevo paso para palpar la concrecin de las ideas de biblioteca pblicaabierta e integrada que se venan trabajando desde la dcada anterior. As,el concepto de biblioteca pblica moderna en Chile deja de ser idea y teora,y se comienzan a concretar los proyectos de construccin de la plataformafsica para cimentar y perpetuar el proyecto bibliotecario pblico chileno.

    5.1 Biblioteca de Santiago

    En el ao 2005 se inaugura la que ser la biblioteca pblica ms grandede Chile, la Biblioteca de Santiago (Valds, 2010: 12). Gestionada de formapersonal por Clara Budnik con el presidente Lagos, este centro presentaba laoportunidad de aplicar los principios de la biblioteca pblica moderna yexperimentar desde cero la Gestin Participativa de la comunidad en eldiseo, carcter e implementacin de dicho espacio pblico24.

    Diseada con una impronta arquitectnica y de mobiliario abiertos, lascaractersticas espaciales y administrativas de la Biblioteca de Santiago haninfluido en la posterior construccin e implementacin de las nuevasbibliotecas pblicas municipales y regionales. En una entrevista publicadaen la Memoria DIBAM 2008-2009 el arquitecto de la entonces Subdireccinde Bibliotecas Pblicas, Claudio Iglesias explica en lneas generales laorientacin esttica y poltica del proyecto.

    23 Entrevista a Gonzalo Oyarzn (23-05-2011).24 Ibid.

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    Iglesias explica que todo comenz con la construccine implementacin de la Biblioteca de Santiago, inaugurada en2005: Este es un punto de inflexin en la construccin debibliotecas; ya no slo importa el edificio, sino el diseo interior,sus espacios, el mobiliario, las estanteras abiertas al pblico. Setrata de generar un lugar abierto a la comunidad,donde los usuarios se sientan cmodos y a gusto.

    Este nuevo enfoque se vio plenamente reflejado en el mandatode la Presidenta Bachelet respecto de las nuevas bibliotecascomunales. Tambin en las regionales que han construido losgobiernos de regiones con el apoyo del MOP y, en forma paralela,en los nuevos Bibliometros (DIBAM, 2009: 138).

    La Biblioteca de Santiago se ha perfilado as como el modelo a seguir porparte de las otras bibliotecas pblicas de la regin y del pas. Sin embargo,cuando los dems centros de documentacin estn sujetos a presupuestos,estatutos administrativos y prioridades municipales, la rplica del modeloparece perder sustentabilidad como plan. Las bibliotecas regionalesresponden administrativamente a la DIBAM y por supuesto que gozan definanciamiento y ventajas administrativas mayores que las municipales25. Esaqu donde nuevamente aparece la escisin entre DIBAM y municipios queel convenio y la falta de una legislacin vigente no han sabido subsanarpara el progreso de las bibliotecas pblicas chilenas en su totalidad.

    5.2 Programa Nacional de Construccin de Bibliotecas Pblicas

    Este plan fue anunciado por la presidenta Bachelet (2006-2010) a principiosde su mandato26 y tiene contemplado la construccin de 21 nuevasbibliotecas pblicas para las nicas comunas de Chile que a la fecha todavano contaban con un edificio que cumpliera las funciones de centro dedocumentacin de su comunidad (DIBAM, 2009: 135). Retomando losconceptos estticos de apertura y participacin propios de las bibliotecaspblicas actuales, el arquitecto de la Subdireccin actual Sistema Nacionalde Bibliotecas Pblicas- Claudio Iglesias:

    Explica que el concepto central es cmo generar edificios pblicosabiertos a los usuarios, pero manteniendo la seguridad; lograrespacios lo ms abiertos posible y con mucha luz, y con un

    25 Entrevista a Sabina Glvez (01-06-2011).26 Entrevista a Nivia Palma (06-06-2011).

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    mobiliario flexible, de buena calidad, que permita su usoininterrumpido por un perodo de 10 aos a lo menos.

    Claudio Iglesias indica que su equipo se preocupa de todos losdetalles, desde lo prctico a la intervencin de los espaciosurbanos: Este nuevo enfoque entrega tambin educacin, lagente ve espacios cuidados, trabajados especialmente para ellosy esto va creando un sentimiento de propiedad que generaeducacin y responsabilidad frente a los objetos; son pocoslos libros que se pierden y casi no hay rayados ni destruccin demobiliario (DIBAM, 2009: 138).

    Si bien el programa ha avanzado con paso seguro, tampoco ha estadoexento de crticas. Para el actual subdirector del Sistema Nacional deBibliotecas Pblicas27, entregar estos edificios a comunidades que nuncademostraron la necesidad ni el aprecio por tener una biblioteca era un riesgo.Riesgo que ya se ha demostrado en experiencias fracasadas en algunascomunas donde no se tomaron con la debida seriedad la contratacin depersonal idneo, ni la implementacin de polticas de difusin e integracincon la comunidad. Por otro lado, para la bibliotecloga de la Biblioteca deSantiago Flor Toledo, haber implementado el Programa Nacional deConstruccin de Bibliotecas Pblicas dio la oportunidad a comunidades quedesconocan el valor de tener una biblioteca pblica, para apreciarla y sacarprovecho de ella, como se ha demostrado en otras experiencias exitosas encomunas principalmente rurales28.

    5.3 BiblioRedes

    Este fue un programa gestionado por Clara Budnik, quien recibe unainvitacin de la Fundacin Bill & Melinda Gates para proyectar laimplementacin de una red de computadores de uso pblico en todas lasbibliotecas pblicas de Chile29. Con la mitad del financiamiento aportadopor la fundacin y la otra por el Gobierno de Chile, en 2002 se inaugur elprograma con 368 bibliotecas conectadas a Internet (Valds, 2010: 11).

    As, se implement un modelo que a travs de las BibliotecasPblicas, aportara al desarrollo del capital social y culturalmediante la disminucin de la brecha digital, especialmente en

    27 Entrevista a Gonzalo Oyarzn (23-05-2011).28 Entrevista a Flor Toledo (10-06-2011).29 Entrevista a Gonzalo Oyarzn (23-05-2011).

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    la poblacin con dificultades de acceso a Internet por factoressocioeconmicos o ubicacin geogrfica, contribuyendo a quelas Bibliotecas acentuaran su funcin como espacio de encuentrode la comunidad con la informacin, el conocimiento, larecreacin y la cultura. (Valds, 2010: 11).

    Actualmente BiblioRedes cuenta con ms de 2.200 computadoresconectados a Internet y en una de cada tres comunas en Chile, la bibliotecapblica es el nico lugar de acceso comunitario a Internet (Valds, 2010: 11).

    El Programa BiblioRedes de la Direccin de Bibliotecas, Archivosy Museos, ha puesto en activo mas de 2000 computadoresequipados con conexin a Internet a lo largo de todo el pas, enun total de 378 bibliotecas situadas en 291 comunas de las 15regiones del pas, cubriendo con ello un 86% del territorionacional (DIBAM, 2011: 4).

    BiblioRedes ha probado ser un programa exitoso, cuyo objetivo principales el de estrechar la brecha digital en Chile otorgando acceso a las Tecnologasde la Informacin y el Conocimiento (TICs) a los grupos socioeconmicosms desfavorecidos de Chile y fortalecer a la biblioteca pblica como lugarde encuentro de la comunidad (Centro de Investigacin y Desarrollo de laEducacin, 2005: 5). Dicha misin se ha cumplido, pues entre los ndices deasistencia del programa, los mayores usuarios de BiblioRedes son jvenes yadultos mayores pertenecientes a los estratos ms pobres, acumulando unaproporcin del 61,3% (DIBAM, 2011: 98, 100). Tambin se increment de formaimportante la afluencia de pblico a las bibliotecas pblicas una vez iniciadoel programa, lo que ha favorecido la insercin de stas entre sus comunidades(Centro de Investigacin y Desarrollo de la Educacin, 2005: 98).

    BiblioRedes no es slo un programa de infoalfabetiozacin para la era delas TICs, para Enrique Ramos se perfila como un programa continuador delos Mecanismos de Gestin Participativa en el aspecto de las posibilidadesque abre a la creacin de contenidos locales y autogestin30. Sin embargo,son los estratos medios los que mejor aprecian el carcter participativo delprograma y la creacin de contenidos locales mediante las plataformasvirtuales y redes sociales (DIBAM, 2011: 92). De lo anterior se puede confirmarque la capacidad de creacin de capital social es mayor en los estratos mediosy con mayor capital cultural. Es la posibilidad de integrar a los sectores msempobrecidos y marginados en actividades de interaccin social en un

    30 Entrevista a Enrique Ramos (03-06-2011).

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    espacio pblico y plural, lo que muestra la potencialidad de BiblioRedescomo un programa para la creacin de capital social, cultural y econmico, yconsecuentemente para el desarrollo de las comunidades en que se hadesenvuelto.

    En el presente, se ha abaratado exponencialmente el precio delos libros y se ha multiplicado la cantidad de textos, medios decomunicacin y fuentes informativas disponibles en relacin conla poca en que naci la biblioteca pblica. Por eso, y aunquedar acceso gratuito a la informacin y a los documentos siguesiendo una misin fundamental de la biblioteca, se asumen otrosretos: apoyar la integracin social y la participacin ciudadana,promover la accin cultural, posibilitar el aprendizajepermanente, y contribuir globalmente a lo que hoy se prefieredenominar inclusin social, que a su vez tiene en la inclusindigital una de sus dimensiones relevantes (Gmez, 2007: 344).

    Putnam (1995) postula el crculo virtuoso entre capital social y democracia,lo que permite dilucidar la potencialidad de las bibliotecas pblicas paracrear ciudadana. Una potencialidad que en Chile recin se est percibiendoy que puede significar un avance cualitativo en la caracterizacin cvica delos chilenos, que en general est muy empobrecida31.

    Combatir la extensin de la brecha digital mediante la infoalfabetizacines tambin combatir las brechas sociales que genera el acceso desigual a lainformacin y el conocimiento que muchas veces define el destino demuchos compatriotas. La biblioteca pblica por lo tanto puede y debe sabercrear una relacin democrtica, abierta e igualitaria de todos sus usuarioscon la informacin y el conocimiento. El uso de las redes sociales comoconstructores de capital social y econmico es un paso importante que hadado el programa en este sentido. Los Contenidos Locales de BiblioRedesson instancias de formacin de identidad y como tales, conformanciudadana32 mediante las plataformas virtuales de difusin de las culturaslocales y han generado instancias de contacto, interaccin e inclusoempleabilidad entre sus usuarios.

    31 Entrevista a Enzo Abaggliati (25-05-2011).32 Ibid.

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    6. Proyeccin de las bibliotecas pblicas en Chile

    A la fecha, el crecimiento cualitativo y cuantitativo de las bibliotecaspblicas en Chile ha sido enorme. Se ha logrado una cobertura total en cuantoa lograr la presencia de por lo menos una biblioteca en cada una de lasadministraciones comunales del Estado.

    Actualmente existen 449 bibliotecas pblicas, las que hancambiado en sus aos de servicio su cara al usuario, hanimplementado proyectos pilotos que incorporan servicios notradicionales a travs de la integracin de la comunidad, hansido pioneras en el fomento de la lectura y muchas se hanconvertido en el pilar cultural fundamental de las comunidadesdonde estn insertas (Valds, 2010: 14).

    Aunque la firma de convenios entre la DIBAM y los municipios sigueaportando nmeros de bibliotecas al Sistema Nacional, si a los gobiernoslocales no se les entrega el suficiente financiamiento central ni experimentanuna supervisin consistente por parte de la DIBAM, no estarn en condicionesen los prximos aos de entregar servicios de calidad a la ciudadana.

    Hace aos que existe la promesa de lograr una intervencin en la ley demunicipios para proteger el funcionamiento de las bibliotecas pblicas, perohay que recordar que establecer en la ley orgnica de municipios elmantenimiento de bibliotecas pblicas como una obligacin de losgobiernos locales, no es equivalente a hacer una promesa de calidad. Talcomo ha sucedido con el sistema de educacin pblica, una municipalizacinsin recursos y sin la supervisin peridica y necesaria de un ente estatalresponsable, parece ser una operacin sin destino; dependiente solamentede voluntades individuales ms que de sistemas administrativos.

    Mientras la relacin de la DIBAM con los municipios siga siendomeramente instrumental para ambos lados, se percibe que la institucinestatal se ocupar en los prximos aos del funcionamiento y promocin delas bibliotecas pblicas de su propia administracin, que son las que msdestacan en la opinin pblica y los medios de comunicacin33.

    Los prximos aos se perfilan con un carcter tcnico y estableciendoobjetivos cuantitativos en la gestin del recientemente creado Sistema

    33 Segn conteo de noticias con trmino de bsqueda biblioteca en diario electrnico La Tercera,destacan las Bibliotecas Nacional y de Santiago.

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    Nacional de Bibliotecas Pblicas34. El 27 de octubre de este ao se lanz elcatlogo en lnea del Sistema Nacional y que pretende tener automatizadaspara fines del ao 2012 a las 450 bibliotecas pblicas adheridas al programa(DIBAM, 2011a). Gracias a este avance tecnolgico, se comenzar a contarcon cifras confiables de prstamo y circulacin de libros, lo que permitirconocer mejor las realidades del proyecto lector en Chile y enfocar mejor losesfuerzos a ese fin. Pero se puede decir que debido al carcter tcnico que hatomado la gestin de bibliotecas pblicas, tambin se ha percibido unanotoria baja del fuerte perfil comunicacional que tuvo la DIBAM en generaly las bibliotecas pblicas en particular durante las gestiones de los gobiernosconcertacionistas.

    La infraestructura bibliotecaria seguir creciendo hasta por lo menos lafinalizacin del Programa Nacional de Construccin de Bibliotecas Pblicas,junto con lo cual se ampliar la cadena de centros de documentacinconectados a Internet mediante BiblioRedes. Los servicios mviles seguirnmantenindose y el programa del BiblioMetro espera ampliarse tanto enSantiago, como iniciar una pronta expansin a regiones (El Mercurio, 2011a).

    Cuadro de Directores DIBAM, Subdirectores de Bibliotecas Pblicas yprincipales planes y programas bibliotecarios, ordenados de acuerdo a losperodos presidenciales 1990 2014:

    34 Entrevista a Gonzalo Oyarzn (23-05-2011).

    PERODO DIRECTOR / SUBDIRECTOR / PRINCIPALESPRESIDENTE / DIRECTORA SUBDIRECTORA DE PLANES Y PROGRAMASPRESIDENTA DIBAM BIBLIOTECAS BIBLIOTECARIOS

    PBLICAS1990 1994 1990 1993Patricio Aylwin Sergio Villalobos

    1993: Consejo Nacionaldel Libro y la Lectura

    1994 2000 1993 2000 Clara Budnik 1996: Gestin Participati-Eduardo Frei Ruiz- Marta Cruz-Coke va de Bibliotecas PblicasTagle 1996: Bibliometro

    Mara Victoria Peni 2000: Casero del Libro2000 2006 2000 2006 Mara Teresa Corts 2002: BiblioredesRicardo Lagos Clara Budnick Ricardo Lpez 2005: Biblioteca de Stgo.

    Ricardo Lpez 2006: Programa Nacional2006 2010 2006 2010 Enzo Abbagliati de Construccin de BBPPMichelle Bachelet Nivia Palma Raquel Flores 2008: Maletn literario

    2010 2014 2010 2011: AutomatizacinSebastin Piera Magdalena Krebs Gonzalo Oyarzn del SNBP

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    CONCLUSIONES

    Resulta innegable el hecho de que en los ltimos veinte aos se hanproducido avances sustanciosos en el mbito de las bibliotecas pblicas enChile. Tanto a nivel cualitativo como cuantitativo, las bibliotecas pblicaschilenas han crecido mucho ms en las ltimas dos dcadas aos de lo quelo hicieron en los ciento ochenta aos anteriores de vida republicana.

    Finalmente, despus de doscientos aos de la creacin de la BibliotecaNacional, Chile logra una cobertura nacional total constituyendo la cuotamnima de tener una biblioteca pblica por comuna. Obviamente, la relacindebiera ser mayor y falta an mucho por avanzar en cifras cuantitativas: enla Regin Metropolitana existe una relacin de 104.503 habitantes porbiblioteca pblica, mientras que en Espaa es de 15.000 y en Mxico es de8.615 personas por biblioteca; estas cifras tambin inciden en los bajos ndicesde libros disponibles y de hbitos de lectura por habitante (Oyarzn, 2005:2).

    Sin embargo en el mbito cualitativo de la historia reciente de lasbibliotecas en Chile, se percibe un patrn repetitivo de insuflar los proyectoscon ideas fundacionales que al correr del tiempo se van desinflando en vezde buscar fuentes para una inspirada renovacin o reformulacin, si se quiere.Sucedi con la entusiasta fundacin de la Biblioteca Nacional que no supoincluirse en un plan estratgico mayor y est pasando con los principios degestin participativa presente en la dcada del noventa en la DIBAM. Y sucedeque el proyecto bibliotecario comienza a perder la perspectiva histrica eimpronta social de sus inicios para convertirse en una serie de hitoscuantitativos que, superficialmente suenan a exitosos pero los que sin unanecesaria contraparte crtica y de fundamentacin, poco pueden llegar atener de sustanciosos y convertirse en motores de procesos de cambiosculturales y sociales.

    Una impronta participativa y democratizadora del trabajo cotidiano conbibliotecas pblicas es el pilar fundamental que puede llevar a estasinstituciones a su fortalecimiento e injerencia en la vida de las comunidadesdel siglo XXI. Este concepto de participacin debe estar necesariamenteunido a las ideas de empoderamiento, delegacin y descentralizacin deltrabajo y la toma de decisiones.

    Entender descentralizacin como participacin e injerencia de lasregiones en las decisiones centrales es expandir el concepto de gestinparticipativa y democratizacin de la sociedad. La problemtica de ladescentralizacin de Chile y todos los beneficios que puede acarrear para el

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    desarrollo del pas, es una discusin que abarca horizontes mucho msamplios que las propias bibliotecas pblicas, pero que las afecta igualmente.Descentralizar el sistema es la tarea primordial para que el resto de las tareasse den con mayor fluidez.

    Hace un tiempo ya que se estableci en el discurso pblico el que lasCoordinaciones Regionales del Sistema Nacional de Bibliotecas Pblicasestn en proceso de descentralizacin (DIBAM, 2009: 113), pero se ha hechoevidente que hace falta una mayor participacin de las bibliotecas pblicasmunicipales en el diseo y la toma de decisiones centrales que se hacen anivel nacional desde la DIBAM. Se hace necesario poner en prcticamecanismos efectivos para escuchar ms opiniones y aportes de las regiones,propiciando una paulatina eliminacin de las prcticas de toma de decisionescentralizada y fortaleciendo la idea de un sistema interrelacionado debibliotecas pblicas en igualdad de condiciones.

    El sistema de municipalizacin de las bibliotecas favorece el manejo localde los recursos; pero con la pobreza general de medios y la baja prioridad delas bibliotecas en las polticas municipales, se est dando como resultado unsistema disparejo en sus resultados y dependiente de un solo personajecentral, el alcalde y su inters personal por solventar o no un sistema debibliotecas pblicas en la comuna. Cuando la municipalizacin de laeducacin pblica est siendo hoy en da unnimemente considerada comoun fracaso administrativo y de gestin, habr que preguntarse si el sistemade bibliotecas pblicas podr seguir dependiendo en parte importante degobiernos locales que resultan ser tan inequitativos como las diferenciassociales en Chile.

    La descentralizacin es importante como herramienta para la motivacinde la participacin de las regiones, comunas y localidades, pero se debetener cuidado de caer en el dogma individualista de creer que la autonomaadministrativa puede permitir cualquier tipo de prctica bibliotecaria, comosucede actualmente con la utilizacin o subutilizacin que algunosmunicipios hacen de sus centros de documentacin. Hace falta unaconciencia transversal y un discurso unificado de la importancia yconsecuencias del servicio entregado, as como la afirmacin de una misinpblica comn a todas las bibliotecas dentro de un sistema nico nacional.

    Muchos parecen coincidir en la necesidad de una legislacin que rija elfuncionamiento interno y el compromiso del Estado y gobiernos locales conlas bibliotecas pblicas. Si bien un marco legal puede sentar las bases paranormalizar el financiamiento de un sistema de bibliotecas, parece igualmenteimportante y podra llegar a ser incluso ms efectiva que una ley- la

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    estandarizacin organizacional y funcional de estas instituciones que intentaelaborar la DIBAM35. Es de esperar que si se logra redactar una ley general debibliotecas pblicas o un inciso a la ley orgnica de municipios, sta notermine siendo letra muerta como tantas otras obligaciones legales yconstitucionales que son diariamente incumplidas en Chile. En todo caso,est claro que una normativa bsica de financiamiento y organizacin paralas bibliotecas pblicas chilenas se hace cada da ms urgente, en la medidaque el nmero de estas instituciones sigue creciendo y la importancia destas entre sus comunidades se hace da a da una necesidad social bsica.

    Gran parte de lo anteriormente descrito requiere de una significativainyeccin de recursos humanos al sistema para lograrse, por lo que laformacin profesional orientada al trabajo y liderazgo en bibliotecas pblicases esencial en las universidades para hacer un aporte sustancial al desarrollodel pas. En general, y revisando las mallas de las carreras de bibliotecologaen las universidades36, se percibe una falta de ramos y de debate estudiantilrespecto de la misin de la biblioteca pblica y de su actividad en general.

    Para fortalecer la actividad bibliotecaria pblica hace falta que lacomunidad profesional tenga mayor peso y presencia en el mbito pblico.Cuando vemos que los bibliotecarios interesados en la funcin pblica de laprofesin son slo algunos pocos de cada generacin que sale de lasuniversidades, se hace difcil pensar en articular algn objetivo de alcancenacional para la puesta en marcha efectiva de un Sistema Nacional deBibliotecas Pblicas.

    Falta incentivar el conocimiento e inters por la funcin social y pblicade las bibliotecas en las escuelas del rubro, ya que el desarrollo depensamiento crtico en los profesionales es lo que impulsa el prestigio de lascarreras ms que el conformismo acrtico de la tecnocracia. Virtudesintelectuales como la capacidad de reflexin o la creatividad estratgica hancedido su vital desarrollo profesional por una coyuntural instruccin enconocimientos tcnicos que estarn obsoletos para el prximo lustro. Cabepreguntarse para qu se est educando a los futuros bibliotecarios de Chiley por qu se hace desde una perspectiva simplista y cortoplacista como es laenseanza tcnica.

    Tambin es importante recalcar la necesaria descentralizacin de lasescuelas de formacin profesional bibliotecolgica y la reduccin de los

    35 Entrevista a Gonzalo Oyarzn (23-05-2011).36 UTEM, Bolivariana, Playa Ancha y de la Santsima Concepcin.

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    aos de formacin37. Hay bibliotecas pblicas a lo largo de todo Chile y sinembargo, la mayora de las escuelas se concentran en el territorio centro-surdel pas, dejando vastas regiones sin acceso efectivo a una formacin demanejo bsico de los centros de documentacin.

    Ya que es muy difcil lograr que citadinos emigren a las comunidadesrurales a entregar servicios de informacin, mediante las plataformas virtualesde hoy en da es posible dar una formacin va Internet a algunos encargadosde bibliotecas que demuestran inters y habilidades; pero tambin esimportante seguir fomentando un mayor contacto cotidiano entre lascomunidades profesionales y encargados de bibliotecas como parte de unaeducacin permanente para todos los funcionarios de un servicio pblicode informacin a la ciudadana.

    La biblioteca pblica debe retomar con fuerza y decisin su rol educativodentro de un sistema cultural implementado por el Estado. Cuando losbibliotecarios se limitan a entregar informacin requerida a los usuarios noestn llamados a liderar las bibliotecas para la ciudadana. Al customizarservicios bibliotecarios a la demanda de cada usuario individualizado, labiblioteca pblica convierte sus servicios en un producto de consumo y pierdesu impronta original de ser un lugar y momento para construir sociedad ybien comn.

    En el rea de los servicios de informacin, el enfoque parece estar bastantedesorientado y se hace necesario reforzar el servicio de informacin a lacomunidad en la era digital; utilizando las herramientas de las redes socialespara expandir las comunicaciones a algo ms que promover las actividadesde la biblioteca de una localidad determinada, incluyendo informacinrelevante en el amplio espectro de intereses de los usuarios de las bibliotecaspblicas como ciudadanos.

    Una mejor conexin de cada biblioteca pblica con su comunidad se hacenecesaria en algo tan evidente como mejorar los horarios de atencin,adaptndolos a las necesidades y disponibilidades horarias de los usuariospor sobre la normalizacin de la atencin de los establecimientos en horariosde oficina.

    Hace falta una medicin efectiva de los programas a realizarse. Ya no sepodr medir los efectos y el impacto que tuvieron programas queintuitivamente fueron significativos como el de Gestin Participativa. Pero

    37 Entrevista a Gonzalo Oyarzn (23-05-2011).

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    si se quiere establecer estrategias serias y proyectadas de desarrollobibliotecario, se debe comenzar a estudiar la incidencia de algunosprogramas y ver las posibilidades de reproducirlos38. El Sistema Nacional deBibliotecas Pblicas acaba de abrir este ao un Departamento de Estudiosque se espera pueda entregar ms datos duros a la hora de analizar y revisarla historia y desarrollo de las bibliotecas pblicas en Chile a partir de ahora39.

    La penetracin de la ideologa del mercado en el acceso a la informaciny el conocimiento, as como en la actividad bibliotecaria en general, es unfenmeno que todo servicio pblico debiera plantearse de forma peridicacomo una problemtica a solucionar y replantearse con fuerza los principiosaltruistas del servicio pblico. Cuando la respuesta a la pregunta de paraqu estamos trabajando en bibliotecas es simplemente para obtener unsueldo o para cumplir con una cuota, la ideologa del mercado y lamediocridad han ganado. Por eso es importante preguntarseconstantemente para qu se trabaja en bibliotecas en general y en pblicasen particular. Cada vez las respuestas pueden variar, y eso es muestra de laevolucin social que contextualiza el trabajo, pero lo fundamental es hacerel ejercicio de preguntarse y responderse ticamente cules son los objetivossociales de nuestro trabajo.

    Por eso es importante apuntar a la renovacin de la misin de lasbibliotecas pblicas como la de formacin de audiencias para la ciudadana.Si bien el paso del tiempo y la evolucin de las sociedades pueden y deben-influir en la reformulacin de los objetivos de las organizaciones, existenpreceptos que son nobles en su origen y la fortaleza de su conviccin es laque debe superar la prueba del tiempo y los fenmenos pasajeros algunosde ellos nefastos- a los que se someten los valores de un servicio que persiguesiempre el bien comn por sobre intereses corporativos o filosofasindividualistas. Lo que vamos a encontrar es que la democracia, la educacincvica y el bien pblico son los tres pilares que sostienen la biblioteca pblica(DAngelo, 2006: 4).

    Sera significativo poder impulsar un verdadero y profundo movimientobibliotecario en Chile, sustentado desde las escuelas de bibliotecologa y losbibliotecarios comprometidos con el desarrollo del pas. Proyectar labiblioteca pblica como espacio de desarrollo comunitario y aumentar lainfluencia de la profesin bibliotecaria en el devenir social, poltico y culturaldel pas es una tarea que recin comienza y que necesita un impulso

    38 Entrevista a Enrique Ramos (03-06-2011).39 Entrevista a Gonzalo Oyarzn (23-05-2011).

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    comprometido de todas las reas del trabajo bibliotecario si queremoscontribuir como profesin y gremio al desarrollo de Chile como nacin.

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