barbera e 1997, marco coceptual e investifacion de la motivacion humana

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    VOLUMEN: 2 NMERO: 1MARCO CONCEPTUAL E

    INVESTIGACION DE LA

    MOTIVACION HUMANA

    Ester Barber HerediaUniversitat de Valencia

    Spain

    En el estudio del comportamiento humano, pocos conceptos han suscitado

    ms inters y despertado tantas expectativas como los vinculados con los

    procesos motivacionales. Los psiclogos, sin embargo, no se muestran

    unnimes respecto del papel que la motivacin desempea en el anlisis

    explicativo de la conducta. Mientras para algunos se concibe como un tema

    psicolgico preferente, otros lo interpretan como una nocin superflua,

    destinada a desaparecer del vocabulario de la investigacin experimental.La relevancia de la motivacin se pone de manifiesto al afirmar que 'una

    psicologa que no concede a la motivacin un lugar central en sus

    preocupaciones no merece calificarse de ciencia de la conducta'

    (Siguan,1979). Sin ella no hay movimiento, ni actividad psquica, ni es posible

    el comportamiento. Pero tambin es cierto que, en ocasiones, la motivacin ha

    sido etiquetada de 'tapadera' de la Psicologa, cuya funcin bsica es ocultar

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    aquellas cuestiones que la investigacin experimental an no ha conseguido

    descifrar. Esta disparidad de opiniones ejemplifica el estatus confuso,

    ambiguo y divergente que han tenido y continan teniendo las nociones

    motivacionales en Psicologa.Las definiciones ms compartidas de lo que es la motivacin implican al

    conjunto de procesos que se interesan por las causas de que se hagan o se

    dejen de hacer determinadas cosas, o de qu se hagan de una forma y no de

    otra. Se trata, por tanto, de un constructo terico no slo bsico para la

    Psicologa, sino, adems, 'ambicioso en cuanto al alcance, atractivo por las

    metas planteadas y tremendamente complejo por la diversidad de

    componentes que conlleva' (Fernndez-Abascal, 1997. p. 11).Aunque la idea de motivacin remite siempre a los factores causales del

    comportamiento, es muy frecuente su utilizacin con un sentido meramente

    descriptivo. Cuando se afirma, por ejemplo, que alguien est muy motivado

    por el estudio, se suele argumentar esta afirmacin describiendo

    minuciosamente el comportamiento de la persona en cuestin (i.e. nmero de

    horas que ha estado sentada ante los libros en actitud de concentracin).

    No obstante, la descripcin, por minuciosa y detallada que sea, nunca puedesustituir a los argumentos explicativos. Las conductas slo proporcionan

    indicios, ms o menos fiables y ms o menos asentados, de la estructura

    procesual que subyace a la actividad psquica. Pero nunca encierran en s

    mismas una explicacin cabal de los motivos comportamentales (Snchez

    Cnovas y Snchez, 1994). En el ejemplo anterior, la inferencia realizada

    sobre el inters de la persona por el estudio puede ser errnea y su conducta

    obedecer a otras causas (i.e. impresionar a un amigo).La complejidad inherente a la motivacin humana y las dificultades de

    acceso directo al conocimiento de los motivos explican, al menos

    parcialmente, el tratamiento experimental deficitario que los procesos

    motivacionales han recibido en Psicologa, sobre todo si se los compara con la

    experimentacin llevada a cabo en inteligencia, pensamiento, resolucin de

    problemas o razonamiento, por no citar ms que algunos ejemplos bien

    conocidos. Brown (1979) ve 'en la falta de seguras fundamentaciones

    cientficas la causa de la confusin actual en el campo de la motivacin.

    Argumenta que este concepto no fue forjado por una necesidad de explicacin

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    de la experimentacin, y que su uso parece deberse, ms bien, a su

    correspondencia con las concepciones de sentido comn'.Revisando las mltiples consideraciones de que han sido objeto los temas

    motivacionales en la disciplina psicolgica, se detecta cierta fascinacin por

    unos procesos que, al mismo tiempo que atraen, producen asombro. Por un

    lado, se juzgan bsicos y necesarios pero, por otro, no son susceptibles de

    tratamiento experimental o son tachados de tapadera psicolgica. Todo ello ha

    favorecido la representacin de la motivacin como 'la caja de los truenos',

    respecto de la cual se intuye que encierra tesoros importantes, pero no se sabe

    nunca, a ciencia cierta, que puede salir de ella.En mltiples situaciones de la vida cotidiana se observa esta referencia a lo

    motivacional como un principio psicolgico necesario, pero con el que no se

    sabe muy bien qu hacer ni cmo intervenir. En el mbito educativo, la falta

    de motivacin suele mencionarse cuando algo falla en el proceso de

    aprendizaje. Muchos profesores, universitarios y no universitarios, se quejan

    del poco aliciente que despierta en ellos la actividad docente que ejercitan a

    diario, atribuyendo su falta de inters al bajo nivel motivacional de los

    estudiantes. 'Parece que no les interesa nada de lo que se dice en clase, que su

    cabeza est en otro lugar'. Y, a menudo, suele ser as, por lo que luegoconfirman los propios estudiantes. Lo que est implcito en frases como esta

    es que si estuvieran motivados o si se les consiguiera motivar hacia el estudio,

    aprenderan ms y obtendran mejores resultados acadmicos.En tales casos, se suele mencionar la importancia de los procesos

    motivacionales en sentido negativo. Se obtienen bajas calificaciones porque no

    hay inters (haciendo caso omiso de la capacidad) o no se presta atencin en

    clase por falta de motivacin hacia lo que se ense?a, sin pensar en otrasposibles razones, por ejemplo las preocupaciones personales. Es curioso,

    adems, observar como padres, profesores y estudiantes suelen exculparse a s

    mismos, atribuyendo a los dems la responsabilidad por la falta de

    motivacin. Los padres suelen pensar que los profesores no saben motivar a

    sus hijos y, a su vez, los profesores se quejan del bajo estmulo motivacional

    que reciben de los estudiantes. Los alumnos piensan que las clases son

    aburridas, que no saben despertar su curiosidad (Barber, 1994).

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    Estas reflexiones, que con toda seguridad no resultan ajenas a ningun

    docente, me llevan a sintetizar que, si bien resulta indiscutible la implicacin

    de factores motivacionales en las explicaciones psicolgicas, a menudo, a la

    motivacin se le ha atribuido un poder excesivo. Como Nuttin (1980)

    reconociera hace ya algunos a?os, la comprensin de una conducta

    exclusivamente en trminos motivacionales es muy parcial. Hay otros factores,

    fsicos y fisiolgicos, personales y situacionales, que intervienen no slo en el

    cmo del proceso, sino tambin en su determinacin. La motivacin, por

    tanto, no es el nico origen del comportamiento. En tanto docentes implicados

    en la accin educativa, casi todos hemos tenido experiencias negativas

    consiguientes a la atribucin de poder omnmoro a la motivacin, al creer que

    las capacidades no cuentan o al asumir que todos las tienen y que el xito o

    fracaso slo depende del inters personal.La Psicologa se ha aproximado al estudio de la motivacin humana desde

    perspectivas muy diversas. Mientras el psicoanlisis, por ejemplo, sostiene

    que las motivaciones bsicas son de carcter inconsciente aunque producen

    efectos en la conducta, gran parte de la psicologa experimental y, en

    particular, los enfoques cognitivo y socio-cognitivo se han interesado por el

    anlisis motivacional de las actividades voluntarias, tal y como se plantean en

    el momento de optar por una profesin, elegir un piso o renunciar a vivir en

    un determinado pas.Analizar el estatus psicolgico de la motivacin conlleva inevitablemente

    una cierta perspectiva histrica y una revisin, por somera que sea, de los

    sucesivos marcos conceptuales. El anlisis que aquse presenta se focaliza, en

    particular, en conductas voluntarias vinculadas con el logro de metas

    planificadas y en las estrategias que intervienen en los proyectos de accin. Se

    especifican algunas de las consecuencias sociales, ascomo posibles mbitosde aplicacin derivados de las diversas teoras.MARCOS CONCEPTUALES DE LA PSICOLOGA

    MOTIVACIONALA lo largo del tiempo, la Psicologa ha proporcionado respuestas parciales a

    la pregunta sobre los motivos de la actividad psquica humana. Los conceptos

    de 'voluntad', de 'instinto', de 'pulsin', de 'impulso', de 'incentivo', de 'auto-

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    realizacin personal', de 'expectativas' o de 'atribuciones causales' han sido

    esgrimidos como argumentos capitales en el anlisis de la motivacin. La

    primera conclusin ante conceptos tan dispares como los que se acaba de

    nombrar es que los motivos son muchos y muy variados, por lo que la

    motivacin se define como un proceso multideterminado (Barber y Molero,

    1996; Fernndez-Abascal, 1997; Garrido, 1996).La tradicin occidental de la teora motivacional hunde sus races en la

    polmica filosfica entre razn e instinto, ejemplificada a travs de la

    clsica divisin entre animales racionales e irracionales. Mientras los seres

    humanos parecen regir sus vidas y sus acciones movidos por la razn, por el

    esfuerzo y la voluntad, el mvil comportamental de los dems organismos

    animales, a los que no se les supone capacidad de raciocinio, se localiza en los

    instintos. El instinto representa para los animales irracionales lo mismo que la

    voluntad para los seres racionales, es decir el factor explicativo causal de sus

    comportamientos.Una polmica similar se reproduce, desde principios de siglo, en la

    disciplina psicolgica a travs del binomio instinto-aprendizaje, siendo

    McDougall (1908) el exponente ms caracterstico de las posiciones

    instintivistas. La teora de McDougall resuelve el estatus del potencialmotivador postulando que los instintos no slo impulsan la actividad humana

    sino que tambin fijan las metas hacia las que la actividad se dirige. El instinto

    se define como una tendencia genticamente programada, de carcter innato y

    universal. Una teorizacin de estas caractersticas crea bastantes problemas,

    siendo uno de los ms cuestionados el tratar de explicar la enorme diversidad

    de conductas humanas con un nmero reducido de instintos.

    A partir de la segunda dcada del siglo XX, las tesis instintivistas chocancon algunos obstculos importantes. El primero fue la enorme fuerza con la

    que entr en la psicologa experimental el conductismo de Watson (1924) que,

    aunque comparta los postulados evolucionistas centrales, daba gran

    importancia al aprendizaje y se negaba a aceptar que la conducta humana

    estuviese predeterminada por factores genticos. Uno de los principios bsicos

    de las tesis conductistas era que no slo los motivos influyen en el

    aprendizaje, sino que los motivos tambin pueden aprenderse, tal y como

    haba demostrado la experiencia pionera de Watson con el ni?o Alberto, a

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    quien infundi miedo a una rata por medio de un proceso de

    condicionamiento.Pero ser, sin duda, la teora de Hull (1943, 1952), con todas las

    aportaciones posteriores de la escuela hulliana, la que va a proporcionar un

    modelo explicativo de la conducta humana, que va a desempe?ar un papel

    dominante en la historia de la psicologa acadmica hasta finales de la dcada

    de los cincuenta. Dicho modelo explica el comportamiento a partir de dos

    conceptos motivacionales activadores: el impulso (drive) y el incentivo y uno

    de aprendizaje asociativo: el hbito que marcar la direccin de la conducta

    (Todt, 1982). Motivacin y aprendizaje representan para el modelo

    neoconductista los ejes fundamentales explicativos de la conducta. En el

    reparto de tareas, a la motivacin se le asigna la activacin o energetizacin

    del comportamiento, mientras que los principios de aprendizaje asociativo se

    responsabilizan de marcar el rumbo o direcin hacia la consecucin de las

    metas establecidas.Otro obstculo para las tesis instintivistas provino de la teora psicoanaltica

    y en concreto del concepto motivacional de pulsin (trieb), en cuanto

    alternativa al instinto clsico, que S. Freud (1915) desarroll al analizar la

    sexualidad humana. La sexualidad entendida como pulsin se inicia,prcticamente desde el nacimiento, vinculada con una necesidad de tipo

    orgnico: hambre, defecacin, miccin, etc; de ahel nombre de las fases del

    desarrollo libidinal que Freud propone: oral, anal, flica o genital.Pero, la pulsin se independiza pronto de lo biolgico, diferencindose del

    instinto tanto en la finalidad como en el objeto. As, la bsqueda del placer y

    no la reproduccin de la especie se convierte en la meta pulsional de la

    sexualidad, no existiendo para satisfacer esa finalidad tan poco biolgicaningn objeto propio. El concepto psicoanaltico de falo hace referencia,

    precisamente, a aquello que ocupa el lugar de la falta de especificidad. El

    modo como cada persona resuelve sus conflictos libidinales para adaptar el

    principio del placer inicial a las restricciones sociales impuestas -principio de

    la realidad- va a depender de las relaciones familiares concretas, que son

    especficas para cada persona, y va a ser determinante en la estructura

    caracterial de la personalidad humana, que ser distinta para las nias y para

    los nios (Barber, 1982).

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    Para Freud, por tanto, la independencia del concepto de pulsin con

    respecto al de instinto ser slo relativa, ya que su origen se inicia en estrecha

    vinculacin con la satisfaccin de necesidades instintivas bsicas, aunque ms

    adelante la lbido se separe de lo biolgico y se ponga al servicio de

    necesidades estrictamente psicolgicas, como la bsqueda del placer o el

    equilibrio entre principio del placer y principio de la realidad.Conductismo y psicoanlisis representan, en muchos sentidos, enfoques

    contrapuestos en la interpretacin del comportamiento y de los motivos que

    sobre l actan. Pero comparten el carcter determinista de la psique humana

    y la visin deficitaria y negativa de los procesos motivacionales. Para Watson

    la conducta se puede determinar desde fuera mediante la adecuacin de

    estmulos especficos. Aspronuncia la famosa frase de dadme veinte ni?os y

    dejadme que los eduque a mi manera y har de ellos lo que queris:

    ingenieros, mdicos, arquitectos, etc.. Para Freud, sin embargo, son las

    pulsiones internas, que nunca desaparecen, las que actan como mviles

    determinantes de nuestras acciones. El psicoanlisis define al sujeto humano

    como la serie de identificaciones que realiza a lo largo de toda su vida.Los enfoques sociolgicos y antropolgicos representaron otro obstculo

    importante al ofrecer datos transculturales que cuestionaban el supuesto de unncleo motivacional comn a toda la humanidad, tal y como defenda

    McDougall. Tres argumentos fundamentales esgrimen las investigaciones

    sociolgicas y antropolgicas para rechazar los supuestos instintivistas

    basados en predisposiciones genticas heredadas de forma universal.En primer lugar, los estudios llevados a cabo desde la antropologa social

    demuestran que la estructura de los motivos fundamentales vara

    enormemente de unas culturas a otras. En segundo lugar, socilogos yantroplogos consideran que si el concepto de instinto es algo orgnico, debe

    tener una localizacin fisiolgica, localizacin que ha sido infructuosa

    respecto de algunos motivos bsicos tales como el hambre, la sed o el sue?o, y

    totalmente inapropiada en relacin con motivaciones especficamente

    humanas, como el afn de poder o la motivacin de logro. La tercera razn

    argumentada es la enorme complejidad de los motivos sociales, que parecen

    encajar mejor con una explicacin relativa a las situaciones sociales a las que

    cotidianamente se enfrentan los seres humanos, que en base a estructurasbiolgicamente determinadas del organismo (Morales, 1988).

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    Finalmente, la psicologa humanista incorpora los motivos de crecimiento y

    desarrollo a la tipologa motivacional humana. De acuerdo con la perspectiva

    holstica, algunos psiclogos se representan al ser humano como un sistema

    unitario, de manera que cualquier motivo que afecta a una parte del sistema

    afecta a toda la persona.Para Maslow (1943) la base comprensiva de la motivacin humana radica

    en la idea de que las personas poseen necesidades bsicas a nivel organsmico

    que actan de forma discreta pero segura. Sin embargo, estaba poco interesado

    en elaborar listas cuantitativas de necesidades bsicas por lo que, a diferencia

    de Murray y como buen humanista, propuso una estructura piramidal de

    necesidades jerarquizadas, estableciendo una distincin entre necesidades

    deficitarias o de carencia, por un lado, y necesidades de crecimiento y

    desarrollo, por otro. Dentro de las necesidades de carencia Maslow engloba

    las necesidades fisiolgicas y los motivos de seguridad, pertenencia y

    valoracin. Cuando las necesidades de carencia estn satisfechas, comienzan a

    emerger las orientadas hacia el crecimiento. Una vez que el ser humano deja

    de sentirse hambriento, inseguro, no-amado, ni inferior, puede sentir la

    necesidad de cumplir con su destino como persona.Ninguno de los enfoques psicolgicos mencionados niega el componente

    biolgico impulsivo de la motivacin humana. Sin embargo, aunque todos

    ellos lo consideran imprescindible, juzgan incompleta cualquier explicacin

    motivacional que quede reducida a las bases orgnicas. Las crticas

    conductistas y neoconductistas destacan el papel capital que desempe?an los

    factores de aprendizaje en la conducta y los factores estimulares externos en la

    motivacin. El cuestionamiento del psicoanlisis se dirige, por el contrario, a

    la concepcin homeosttica clsica, segn la cual los componentes hednicos

    se subordinan por completo al servicio de las necesidades biolgicas. Comoalternativa, la bsqueda del placer y la bsqueda del goce van a constituir los

    fines primordiales a los que sirve la pulsin analtica.Adems, gran parte de las motivaciones del comportamiento humano

    presentan un origen social, que socilogos y antroplogos estn interesados en

    conocer, ascomo una tendencia hacia la realizacin personal, tendencia que

    constituye lo ms especfico y caracterstico de la motivacin humana, tal y

    como han destacado los psiclogos humanistas. Pero, sin duda, sern losenfoques cognitivo y socio-cognitivo los que van a ejercer un influjo ms

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    poderoso sobre el desarrollo de la psicologa motivacional durante la segunda

    mitad del siglo que ahora finaliza.Al tratar de recapitular las sucesivas explicaciones parciales de la

    motivacin humana, se observa que la mayor parte de psiclogos interesados

    en su estudio la conciben, o bien como un impulso interno, que se concreta en

    un estado de necesidad o en un deseo, o bien como una atraccin externa

    derivada de los estmulos ambientales, que acta con ms o menos fuerza

    sobre las personas. La teora de McDougall, el planteamiento freudiano o la

    concepcin motivacional de Hull, tal y como se plantea en 1943, se incluiran

    en el primer grupo. Por el contrario, la teora de los incentivos y la mayor

    parte de planteamientos sociolgicos se corresponden con el segundo enfoque.

    La perspectiva sistmica (Bertalanffy, 1968) sostiene, sin embargo, una

    concepcin relacional de la motivacin, segn la cual el punto de partida no

    son ni los impulsos intraorgnicos ni, tampoco, los estmulos ambientales,

    sino las relaciones interactivas que, de forma continua, se generan entre un

    individuo y su entorno. En el caso humano, la complejidad que caracteriza a

    tales interacciones hace que algunas de las necesidades se transformen en

    metas y planes de accin, y que el entorno se defina como un mundo

    percibido y pensado (Nuttin, 1980, 1985).Es evidente que no toda conducta humana puede considerarse voluntaria. Es

    ms, tal y como Sigmund Freud se ocup de poner de manifiesto, ni siquiera

    podemos afirmar que los humanos seamos conscientes de las motivaciones

    bsicas de nuestro comportamiento. Pero, sin duda, una parte considerable de

    la investigacin psicolgica experimental ha avanzado en el conocimiento de

    los procesos que intervienen en los comportamientos planificados y dirigidos

    hacia determinados logros (Heider, 1958; Lewin, 1938; Weiner, 1974). Sonestos avances los que se van a describir en el siguiente apartado.

    MOTIVACIONES EN LAS CONDUCTAS

    DIRIGIDAS A LA CONSECUCIN DE METAS

    Entre las consecuencias motivacionales derivadas del auge de la psicologacognitiva cabe destacar para el propsito que ahora nos ocupa las siguientes:

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    i) el inters por analizar las motivaciones conscientes

    vinculadas a las conductas voluntarias y de conocer los

    motivos que subyacen a los comportamientos

    encaminados a la consecucin de metas, siguiendo planes

    de accin especficos (Weiner, 1982).ii) La proliferacin de conceptos motivacionales de

    carcter cognitivo, tales como 'las expectativas' o 'las

    atribuciones causales', que remiten directamente a factores

    de anticipacin mental o de reflexin sobre las acciones

    comportamentales (Mayor y Barber, 1987).iii) El auge de miniteoras explicativas de aspectosmotivacionales parciales, consiguiente al avance

    progresivo de la investigacin experimental, en contraste

    con las teoras clsicas que intentaban dar cuenta de toda

    la motivacin humana desde un concepto nico, fuera ste

    el instinto, la pulsin o el impulso (Reeve, 1994).

    Modelos de Expectativa/ValenciaEn el anlisis motivacional de la conducta dirigida a la consecucin de

    metas, los modelos de expectativa/valencia (E/V) han dominado el escenario

    psicolgico, al menos durante las tres ltimas dcadas (Feather, 1982).

    Aunque dentro del rtulo general de E/V se incluyen planteamientos tericos

    diversos, todos ellos comparten entre sla consideracin de que el componente

    motivacional clave para conseguir un logro es la intencionalidad, o lo que es

    lo mismo el grado de compromiso personal con respecto al objetivo propuesto.

    De acuerdo con estos modelos, cuando hay una intencin clara, concreta ydefinida por conseguir una meta, aumenta la probabilidad de lograr el

    objetivo.Aspor ejemplo, aunque muchas personas explicitan el deseo de dejar de

    fumar, slo unas pocas se lo plantean seriamente como una meta a lograr, es

    decir tienen intencin clara de dejarlo. Ahora bien, las personas que se lo

    proponen seriamente y que adquieren un compromiso intencional, casi

    siempre lo consiguen.

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    Un planteamiento de este tipo centra toda la carga motivacional en la

    determinacin clara y precisa de intenciones, asumiendo, de forma implcita,

    que el paso de la intencin a la consecucin de la meta, una vez que quella ha

    sido firmemente establecida, es un proceso directo, inmediato y casi

    automtico. Siguiendo con el ejemplo anterior, una vez que la voluntad ha

    tomado la decisin de dejar de fumar, se asume como altamente probable el

    logro del resultado.Puesto que a la intencin se le atribuye un papel esencial respecto al logro

    de resultados, estos modelos han dedicado muchas pginas de su trabajo al

    anlisis terico y emprico de los determinantes de la intencionalidad, que

    cifran bsicamente en dos conceptos cognitivos, como son 'expectativas', por

    un lado, y 'valencias', por otro. El concepto de expectativa se define como la

    probabilidad percibida que anticipa una persona acerca de que una

    determinada accin llevar a la consecucin de un resultado. El concepto de

    valencia alude al valor que la persona anticipa al logro de dicho resultado

    (Mayor y Barber, 1987).En el ejemplo del tabaco, la intencin de dejar de fumar va a estar

    bsicamente determinada por la probabilidad que un individuo subjetivamente

    cree que tiene de lograrlo ascomo por el valor que para esa persona tiene suconsecucin, bien sea por razones de salud, de dominio de la voluntad o por

    complacer al otro/os. En cualquier caso, el valor se anticipa, es decir el

    individuo asume que cuando consiga dejar de fumar su salud mejorar o

    sentir orgullo y satisfaccin por el logro conseguido. Pero todos estos

    pensamientos motivan y afectan a la intencin con anterioridad al logro de los

    resultados.

    Desde estos dos parmetros cognitivos anticipatorios, los tericos de E/Vexplican tanto el proceso de toma de decisiones como la mayor o menor

    persistencia en las tendencias motivacionales (Atkinson y Feather, 1966). Esta

    idea bsica va a estar presente en teoras tan dispares e influyentes para la

    historia de la psicologa motivacional como la de Rotter (1954) sobre el

    aprendizaje social, la de Edwards (1954) sobre la utilidad subjetivamente

    esperada, la de Atkinson (1957) sobre la conducta de logro, la teora de

    Feather (1959) sobre preferencia de objeto o la teora laboral de Vroom (1964).

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    La investigacin experimental se ha ocupado de estudiar los factores que

    intervienen en el desarrollo de las expectativas y de las valencias. Rasgos

    individuales de personalidad referidos al carcter optimista o pesimista

    (McFarlin y Blascovich, 1981), ascomo experiencias vitales directas y de tipo

    vicario (Bandura, 1986; Kazdin, 1979) han sido valorados como elementos

    decisivos. Pero tambin componentes externos al individuo, tales como las

    caractersticas concretas de las actividades propuestas o su nivel de dificultad

    (Atkinson, 1964), se consideran determinantes importantes. Los tericos de la

    comparacin social (Festinger, 1954) han hecho hincapi en los procesos de

    comparacin interpresonal, de manera que es ms probable esperar conseguir

    un resultado previamente logrado por personas prximas que otro que no lo ha

    sido.El anlisis motivacional de estos modelos no se interesa tanto por los

    resultados obtenidos como por el estudio de los factores psicolgicos que

    determinan el compromiso personal con la meta. Esquemticamente, el

    modelo se podra resumir mediante el siguiente diagrama:

    FIGURA 1Representacin de la Teora de Expectativa/Valencia

    Como puede verse, la intencionalidad, entendida como el compromiso

    personal con la accin, constituye el componente motivacional nico que se

    representa en el anlisis de los comportamientos voluntarios dirigidos al logrode metas planeadas. El modelo asume que una vez establecida firmemente la

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    intencin, el trnsito del propsito a la accin es directo y suele darse sin

    dificultades. Por este motivo, estas teoras se focalizan en el estudio de los

    componentes que intervienen en la determinacin de intenciones, ocupando

    los conceptos cognitivo-valorativos de expectativa y valencia una posicin

    dominante.

    Teoras del Control de la AccinCon un marco conceptual similar, los tericos del control de la accin

    (Halisch y Kuhl, 1987; Kuhl, 1986, 1987; Kuhl y Beckman, 1985, 1992)

    amplian la propuesta de los modelos de E/V estableciendo una distincin entrecompromiso personal con la accin (intencin) y consecucin de la meta

    (logro). De acuerdo con este nuevo enfoque, la intencin es condicin

    necesaria para iniciar una accin voluntaria, pero su intervencin no es

    suficiente para garantizar el resultado. La formulacin clara y definida de una

    intencin no implica automticamente la consecucin del resultado.Los conceptos de expectativa y valencia permiten dar cuenta parcial de lo

    que las personas se comprometen a cumplir, pero en el camino hacia elcumplimiento de la meta muchas intenciones no llegan a buen trmino.

    Volviendo al ejemplo previamente comentado, se podra decir que, segn la

    teora del control de la accin sin una intencin clara y precisa de dejar de

    fumar difcilmente se consiga modificar la conducta de un fumador, pero el

    compromiso formal no basta para garantizar el resultado, como todos sabemos

    por propia experiencia.Dos cuestiones diferencian claramente a las teoras del control de la accin

    con respecto a los modelos de E/V, a saber: i) el paso de la intencin a la

    accin no es automtico, ni directo, ni inmediato, sino que conlleva procesos

    interactivos de naturaleza compleja y ii) son precisamente los procesos y

    estructuras psicolgicas que median entre la intencin y el resultado, los que

    preferentemente interesa analizar (Kuhl, 1986).En la transformacin de una intencin en logro intervienen diversos

    parmetros y variables que conviene tomar en consideracin para pronosticar

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    la probabilidad de lograr la meta. Las teoras del control de la accin analizan

    las siguientes:1) el grado de compatibilidad existente entre la intencin formulada y las

    demandas sociales, que siempre son variables externas de tipo contextual.Por ejemplo, hace unos cuantos a?os, fumar era una moda y estaba bien

    visto. Haba un reclamo social hacia el tabaco. Hoy en da, sin embargo, el

    contexto ha cambiado drsticamente, sobre todo en determinados ambientes,

    de modo que muchos fumadores se perciben a smismos como un grupo

    marginado, que debe recluirse en determinados ghetos para practicar el ritual

    de los fumadores.2) Las tendencias de accin competidoras, que pueden ser tanto factores

    internos como componentes de tipo externo. Pero, en ambos casos, se trata de

    parmetros que pueden interferir el cumplimiento de la intencin.En el ejemplo de dejar de fumar, una persona puede tener diversas

    tendencias de accin que afecten a la intencin propuesta, tales como vivir en

    un entorno ms o menos proclive al tabaco, haber interiorizado el hbito de

    fumar o la adicin a la nicotina en mayor o menor grado.3) Los modos de control personal que preservan el llevar a trmino la

    intencin con respecto a las posibles tendencias alternativas. Conceptualmente

    estos modos de control se representan como procesos meta-cognitivos o

    mecanismos de auto-regulacin que actan para facilitar la ejecucin de una

    propuesta.Kuhl (1985) prioriza dos tipos de mecanismos auto-regulatorios para

    proteger la intencin frente a presiones alternativas. En primer lugar, losprocesos de atencin que facilitan el procesamiento de la informacin relativa

    a la intencin. Por ejemplo, centrar la atencin en la resolucin de un

    problema, de manera que ste acapare durante un tiempo toda nuestra atencin

    y esfuerzo olvidando en ese momento otras cuestiones.En segundo lugar, la intervencin de diversas estrategias psicolgicas sobre

    la voluntad. Dichas estrategias resultan bastante flexibles y pueden actuar o

    bien inhibiendo los estados emocionales (tristeza, excitacin excesiva) quepuedan suponer un obstculo en la ejecucin de una intencin, o, por el

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    contrario, pueden ser utilizadas como argumentos motivacionales que

    favorezcan el cumplimiento de la intencin. Aspor ejemplo, puedo

    convencerme de que si ahora no hago algo que no me apetece, luego ser peor

    y ms costoso, como modo de motivarme para realizarlo.Los modos de control personal asumen dos funciones bsicas. Por un lado,

    organizan y controlan determinados mecanismos cognitivos con el propsito

    de optimizar la ejecucin de la intencin propuesta. Por otro lado, utilizan la

    informacin disponible sobre la efectividad de diversas operaciones cognitivas

    para alcanzar la meta. Si intentamos ejemplificar estas funciones en el caso de

    la persona que ha decidido dejar de fumar, vemos que, por un lado, dicha

    persona puede tratar de organizar su vida de manera que evite, en la medida de

    lo posible, a las personas fumadoras o, al menos, los ambientes ms proclives

    a seguir fumando. Adems, cada vez que la tentacin de fumar se presente

    pensar y se repertir a smisma las ventajas que tiene el no fumar: sentirse

    mejor, tener ms dinero disponible, la casa ms limpia y aireada, etc.Cabe distinguir dos orientaciones bsicas en el funcionamiento de los

    mecanismos de control de la accin, que se denominan orientacin de accin

    (OA) y orientacin de estado (OE). La OA se define como una focalizacin de

    la atencin y la voluntad sobre la meta que se quiere lograr, de forma quecualquier informacin que llega se procesa de acuerdo con este objetivo. En la

    OE, sin embargo, los procesos atencionales se dispersan con informaciones

    plurales y la voluntad flucta con los diversos procesamientos.Las orientaciones en los modos de control han sido evaluadas

    empricamente mediante un cuestionario desarrollado por Kuhl (1985), con

    referencia a actividades de resolucin de problemas, a modos de reaccin

    frente a situaciones de fracaso o a modalidades de actuacin ante tareascomplejas. Los resultados obtenidos permiten concluir que en la resolucin de

    problemas las personas con OA tienen ms facilidad que las de OE para tomar

    decisiones rpidas, sin darle muchas vueltas. Respecto de las reacciones frente

    al fracaso, aparece como tendencia dominante en las personas con OA la

    estrategia de 'pasar pgina' sin analizar demasiado los motivos que llevaron al

    fracaso. En la ejecucin de tareas complejas, los OA habitualmente focalizan

    la atencin en estrategias instrumentales para alcanzar la meta (pensar qu

    debo hacer para realizar la tarea con eficacia), mientras que los OE desarrollanestrategias atributivas referidas a las capacidades o al esfuerzo realizado

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    (reflexionar sobre si se posee o no capacidad suficiente para realizar la tarea o

    si el esfuerzo y dedicacin ha sido suficiente).El desarrollo de estas orientaciones de control de la accin depende tanto de

    factores dispositivos de personalidad -determinantes distales- como de una

    serie de componentes proximales relativos al medio ambiente, o al uso de

    estrategias de control diversas. Las caractersticas bsicas de estos modelos se

    recogen en el siguiente diagrama.

    FIGURA 2Representacin de la Teora del Control de la Accin

    Aunque se asume implcitamente que expectativas y valencias intervienen

    en la determinacin de las intenciones, el inters, como se observa en el

    diagrama, se focaliza en los procesos que condicionan el cumplimiento de las

    intenciones. Diversos mecanismos auto-regulatorios tratan de proteger la

    intencin frente a posibles tendencias competidoras, tanto de tipo interno

    como externo. El modelo incorpora, asimismo, las demandas sociales, que

    pueden facilitar o dificultar la consecucin de metas.

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    Enfoques AtributivosLos enfoques basados en la atribucin causal (Heider, 1958; Kelley, 1967;

    Weiner, 1974, 1980) se interesan por conocer la fuerza motivacional de lareflexin mental que sigue a un evento. Los humanos tendemos a buscar las

    causas explicativas de la conducta, de manera especial cuando los resultados

    obtenidos no coinciden con las expectativas previas (Weiner, 1982).Al igual que los dos modelos anteriores, los tericos de la atribucin

    inciden en los aspectos cognitivos y racionales de la conducta voluntaria, pero

    el inters no se centra ni en la determinacin de intenciones ni en su

    cumplimiento, sino que se localiza especficamente en los argumentos

    explicativos que dan las personas acerca del por qu de los resultados

    obtenidos, tanto si stos son percibidos como xitos o, por el contrario, como

    fracasos (Weiner, 1978).Se parte de dos supuestos bsicos: i) que cualquier atribucin humana

    obedece a unas determinadas reglas y ii) que las atribuciones causales

    establecidas van a influir sobre el desarrollo de nuevos comportamientos y

    futuras expectativas, repercutiendo, en definitiva, en el establecimiento y

    seleccin de metas futuras (Weiner, 1986). La atribucin, por ejemplo, de un

    buen resultado a componentes de azar no favorece la expectativa de un nuevo

    logro, del mismo modo que puede favorecerla la atribucin causal vinculada al

    esfuerzo o a la capacidad personal.En este sentido, el modelo atributivo no se trata de una alternativa a la

    teora de E/V sino de un planteamiento complementario, ya que las

    atribuciones causales de los resultados van a afectar al establecimiento de

    expectativas y valencias futuras, al desarrollo emocional y a las nuevastendencias a la accin. El diagrama que se presenta a continuacin trata de

    ilustrar el sentido complementario del modelo de la atribucin causal respecto

    de los enfoques anteriores.

    FIGURA 3Representacin Integradora de los Modelos de E/V, Control de la Accin y

    Atribucin Causal

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    A pesar de las innovaciones que las teoras atributivas y las del control de la

    accin incorporan en los esquemas tradicionales de E/V, todos estos modelos

    coinciden en la representacin excesivamente individualista y racional de la

    motivacin humana. La descripcin someramente esbozada de cada uno de

    ellos permite inferir, no obstante, el papel de la influencia social en la

    dinmica motivacional.En el caso particular de las teoras de E/V, el influjo se localiza en la

    percepcin y la normativa social, en tanto factores que afectan al desarrollo de

    expectativas y valencias. En las teoras del control de la accin, la

    explicitacin de la influencia social todava se hace ms patente a travs de los

    conceptos de 'demanda social' y de 'factores contextuales competidores'. Se ha

    visto, adems, que estos ltimos modelos incorporan diversas estrategias

    emocionales que intervienen sobre la voluntad, pudiendo favorecer o, por el

    contrario, perjudicar el cumplimiento de una intencin.Pero, tanto el papel de las emociones como la influencia social quedan

    limitados a meros componentes aadidos, que intervienen desde dentro, en el

    caso de las emociones, o desde fuera, en el caso del influjo social, sumando o

    restando fuerza a la motivacin, cooperando o compitiendo con los

    mecanismos auto-regulatorios de control de la accin. Sin embargo, desde la

    concepcin relacional de la motivacin previamente comentada (Nuttin,

    1980), lo fundamental en la determinacin de la conducta voluntaria no son nilos parmetros internos del individuo (compromiso personal, tendencias de

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    logro o atribuciones causales) ni tampoco las variables moduladoras

    ambientales (influenciabilidad social, distractores externos, valencias), sino

    las relaciones interactivas que se establecen, de manera continuada, entre los

    procesos psicolgicos y los fenmenos sociales, como modo de entender la

    planificacin de determinados comportamientos voluntarios.Siguiendo un enfoque sistmico, Kuhl (1986) presenta un modelo con tres

    subsistemas, estrechamente vinculados entre s, que se corresponden con los

    procesos psicolgicos bsicos -cognoscitivos, emocionales y motivacionales-.

    La interaccin entre los tres subsistemas es continua y ninguno de ellos se

    explica con independencia de los dems, de manera que cualquier

    pensamiento conlleva siempre una carga afectiva que influir, en mayor o

    menor grado, sobre las percepciones y representaciones mentales, pero

    tambin sobre la fuerza motivacional del comportamiento.Los tres subsistemas del individuo se consideran especficos en la medida

    en que cada uno establece con el entorno -el mundo de objetos y hechos en

    terminologa de Kuhl- un tipo de relacin prioritaria, siendo representacional

    en los procesos cognoscitivos, valorativa en los procesos emocionales y

    accional en los procesos motivacionales. Lo que define al subsistema

    cognitivo y lo distingue de los otros dos es la relacin bsicamenterepresentativa que establece con el entorno. Cuando se percibe, se piensa o se

    trata de resolver un problema, lo que habitualmente hacemos es elaborar una

    representacin mental y a partir de ahse interviene de una u otra forma.El subsistema emocional, aunque est ampliamente influenciado por el

    cognitivo (nos emocionamos con ms facilidad cuando entendemos las cosas y

    nos las podemos representar), establece con el entorno un tipo de relacin

    especfica, que, a diferencia de la representacional, se define como valorativa.Los acontecimientos que nos afectan personalmente conllevan una valoracin,

    por elemental que sta sea, que se explicita mediante niveles variables de

    aceptacin o de rechazo.A diferencia de los procesos cognitivos y emocionales, la relacin que

    establece el subsistema motivacional con el entorno se define en funcin del

    grado de compromiso que la persona establece con determinadas acciones. Tal

    y como se ha visto en los apartados anteriores, diversos componentes

    cognitivos y afectivos (expectativas, atribuciones causales, emociones)

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    influyen sobre la determinacin del nivel de compromiso. Pero, lo que define

    especficamente al subsistema motivacional y lo diferencia de los otros dos es

    precisamente la relacin accional que un individuo establece con el entorno

    (Barber,1991, 1995).La propuesta relacional de Kuhl, a travs de un sistema integrador que

    abarca los procesos interactivos que acontecen entre un sujeto humano y su

    entorno configurando las actividades psicolgicas bsicas, se resume a travs

    del siguiente diagrama.

    FIGURA 4Representacin del Modelo Sistmico de Kuhl

    APLICABILIDAD SOCIAL Y PROPUESTAS

    ALTERNATIVASLa evolucin paradigmtica registrada en la Psicologa a lo largo del siglo

    XX se refleja, de modo difano, en la sucesin de modelos propuestos para

    explicar la motivacin humana. La impronta histrica del evolucionismo

    aparece como teln de fondo en la teora clsica del instinto, ascomo en el

    predominio de la concepcin homeosttica de la motivacin, que se

    prolongar como hiptesis prioritaria durante la primera mitad del siglo.

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    La proliferacin de escuelas y la pretensin generalista de muchas de ellas

    de explicar la totalidad del psiquismo desde la intervencin de procesos

    particulares -aprendizaje asociativo, percepcin, memoria- se particulariza en

    el anlisis de la motivacin a travs de dos concepciones diametralmente

    opuestas, que desarrollan explicaciones alternativas al planteamiento

    instintivo. La pulsin psicoanaltica y la teora de la conducta de la escuela

    hulliana representan dos desafos importantes cuyo influjo motivacional, tanto

    a nivel terico como aplicado, se prolonga hasta nuestros das.No obstante, y de manera especial desde mediados de la dcada de los

    cincuenta, los modelos cognitivos y socio-cognitivos van ganando terreno, al

    menos en el mbito acadmico. La psicologa intenta recuperar, de este modo,

    los aspectos especficos de la naturaleza humana al reivindicar el papel crucial

    que desempe?a el conocimiento sobre la motivacin. Por influencia de la

    psicologa cognitiva, una parte considerable de la investigacin experimental

    se interesa por analizar los procesos psicolgicos que intervienen en la

    conducta encaminada al logro de metas.Dentro del marco conceptual del cognitivismo, las teorias de E/V se

    ocupan, de manera prioritaria, del papel motivacional determinante del

    compromiso personal con la accin en las conductas voluntarias. El desarrollode expectativas y valencias, en cuanto determinantes bsicos de la

    intencionalidad, est influenciado tanto por componentes ambientales como

    por factores personales. Los tericos de la accin priorizan el estudio de los

    mecanismos auto-regulatorios que favorecen el cumplimiento real de las

    intenciones. Diversos factores distractores, tanto de tipo externo como interno,

    pueden interferir y tendrn que ser salvados en el proceso hacia la meta. Las

    teoras de la atribucin causal se ocupan de analizar el papel motivacional que

    ejerce la interpretacin razonada sobre los resultados conseguidos. El influjode las atribuciones parece afectar tanto al comportamiento como al desarrollo

    de nuevas expectativas, interviniendo igualmente en los componentes afectivo-

    emocionales y de auto-estima.La revisin de los principales modelos revela el carcter complementario y

    no excluyente que todos ellos presentan entre s, a pesar de las diferentes

    prioridades establecidas y la diversidad de miradas que cada teora en

    particular proyecta. Un intento por integrar las diversas aportaciones de losmodelos anteriores, tomando como marco conceptual la perspectiva sistmica,

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    se sintetiza en el diagrama que se presenta a continuacin.

    FIGURA 5

    Esquema Integrador de los modelos previos

    La consecucin de un objetivo se representa como el momento final de un

    laborioso periplo en el que intervienen procesos psicolgicos diversos, que

    interaccionan de forma dinmica mediante diversos parmetros y variables.

    Algunos parmetros son de tipo interno y resultan difciles aunque no

    imposibles de modificar, tal y como ocurre con los modos de control personal

    de las acciones. Otros componentes de tipo interno, sin embargo, fluctan

    fcilmente dependiendo de las situaciones, po lo que se les denomina

    variables. Un ejemplo de variable de tipo interno es el compromiso personal

    con la accin, que para una misma persona en unos casos se da y en otros no.

    Por ltimo, la figura representa parmetros y variables de tipo externo,

    relativos a la informacin medioambiental o a los resultados previamente

    obtenidos, que interaccionan con los componentes internos estableciendo

    relaciones complejas entre los distintos componentes que configuran el

    sistema como un todo integrado. Aspor ejemplo, las percepciones sociales

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    proceden del exterior pero su influencia depende de la diversidad de la

    representacin subjetiva. Son las relaciones interactivas que, de forma

    continua, se establecen entre los parmetros y las variables que intervienen en

    el sistema las que permiten entender la complejidad de los procesos ps quicos.

    Una de las ventajas de modelar un sistema es poder establecer una

    representacin ntida y consistente de los procesos implicados. Pero el inters

    por desarrollar modelos no slo es terico sino que su formalizacin permite

    establecer predicciones con aplicacin en diversos mbitos psico-sociales. Los

    modelos comportamentales encaminados a la consecucin de objetivos han

    tenido dos campos de aplicacin preferentes, el educativo y el socio-laboral.

    Diversas propuestas han sido evaluadas en relacin con cada uno de ellos.

    Mencionamos a modo de ejemplos ilustrativos, las siguientes:1) evaluar la adecuacin de modos personales de control en

    relacin con trabajos o actividades profesionales especficos2) diversas manipulaciones experimentales para favorecer la

    direccin de los mecanismos auto-regulatorios hacia la

    consecucin de los logros planificados3) establecer predicciones respecto de la rapidez y ajuste tanto en

    la toma de decisiones como en la resolucin de situaciones

    problemticas4) predecir la probabilidad de que una determinada persona

    utilice estrategias instrumentales o atributivas al tener que

    afrontar actividades que implican un cierto nivel de complejidad.

    Es posible, como plante Jung, que la voluntad incorpore a su propioencanto la paradoja de hacernos sentir libres y de aspirar a serlo. En cualquier

    caso, la psicologa motivacional debe tratar de recuperar el concepto de

    voluntad e intentar dar cuenta de las relaciones interactivas que intervienen en

    su funcionamiento.

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