autor/es carlos sanz mínguez, fernando romero carnicero

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●Autor/es Carlos Sanz Mínguez, Fernando Romero Carnicero, Roberto de Pablo Martínez, Cristina Górriz Gañán ●Título «Campaña XX 2009 de excavaciones arqueológicas en Pintia (Padilla de Duero/Peñafiel)» ●N.º Vaccea Anuario 3 ●Año 2010 ●Páginas 6-12 ●ISBN 978-84-7359-651-0 ●URL https://pintiavaccea.es/download.php?file=023.pdf

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Page 1: Autor/es Carlos Sanz Mínguez, Fernando Romero Carnicero

●Autor/es Carlos Sanz Mínguez, Fernando Romero Carnicero, Roberto de Pablo Martínez, Cristina Górriz Gañán

●Título «Campaña XX 2009 de excavaciones arqueológicas en Pintia (Padilla de Duero/Peñafiel)»

●N.º Vaccea Anuario 3

●Año 2010

●Páginas 6-12

●ISBN 978-84-7359-651-0

●URL https://pintiavaccea.es/download.php?file=023.pdf

Page 2: Autor/es Carlos Sanz Mínguez, Fernando Romero Carnicero

1 €

www.pintiavaccea.es

PINTIA - CAMPAÑA XX UNA CAMPAÑA EXCEPCIONAL EN LA NECRÓPOLIS DE LAS RUEDAS LAS DEFENSAS DE PINTIA

EXCAVACIONES DE URGENCIAS

LOS CELTÍBEROSNUESTROS ANCESTROS

LUIS GRAUFIRMA INVITADA

PAREDES DE NAVACIUDADES VACCEAS

HOMENAJE A F. WATTENBERGREUNIÓN CIENTÍFICA: DE LA REGIÓN VACCEAA LA ARQUEOLOGÍA VACCEA

Page 3: Autor/es Carlos Sanz Mínguez, Fernando Romero Carnicero

EDITACentro de Estudios Vacceos “Federico Wattenberg”de la Universidad de Valladolid

DIRECTORESCarlos Sanz MínguezFernando Romero Carnicero

COLABORADORESCristina Górriz GañánRoberto de Pablo Martínez

ILUSTRACIONESCentro de Estudios Vacceos “Federico Wattenberg” yautores de los trabajos respectivos, salvo indicaciónexpresa.

DISEÑOCentro de Estudios Vacceos “Federico Wattenberg”

MAQUETACIÓNEva Laguna Escudero

PORTADATumba 183 in situ de la necrópolis de Las Ruedas,Pintia.

CONTRAPORTADAMontaje sobre fotografía de Rémy Gindroz. La Croixsur Lutry (Le Vin. Nectar des Dieux. Genie des Hom-mes. Infolio, 2004)

REDACCIÓN, ADMINISTRACIÓN Y PUBLICIDADCentro de Estudios Vacceos “Federico Wattenberg”y Asociación Cultural Pintia

IMPRESIÓNOchoa Impresores. 975 23 38 27

TIRADA20.000 ejemplares

DEPÓSITO LEGAL: VA-528/2010

ISBN: 978-84-7359-651-0

Page 4: Autor/es Carlos Sanz Mínguez, Fernando Romero Carnicero

Directores:Prof. Dr. D. Carlos Sanz Mínguez, Profesor Titular de Prehistoria, Universidad de ValladolidProf. Dr. D. Fernando Romero Carnicero, Catedrático de Prehistoria, Universidad de Valladolid

Codirectores Excavación Arqueológica:Ana Isabel Garrido BlázquezRoberto de Pablo MartínezCristina Górriz Gañán

CoordinadoraMaría Luisa García Mínguez, Presidenta de la Asociación Cultural Pintia

Becarios adscritos al Proyecto Pintia:Catherine Moon Cristina Martínez LagunaPatricia González HernándezÁlvaro Sanz García

Personal contratadoEva Laguna EscuderoFrancisca Maldonado RequenaTeodora Olteanu Luis Pascual RepisoDiego Revilla Seco

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Alumnos participantes en la campaña de excavación XX:

Colaboradores

Ignacio Represa BermejoCarlos SantamaríaCarlos Jimeno Velasco

0101 Excavaciones en Pintia. Campaña XX de excavaciones arqueológicas en Pintia (Padilla de Duero/Peñafiel)

02 Los sistemas defensivos de Pintia

03 Nuestros ancestros. Los celtíberos

04 Ciudades vacceas. “La Ciudad” de Paredes de Nava

05 Firma invitada: Luis Grau Lobo

06 A debate. Puesta en valor del Parimonio Arqueológico de la Edadde Hierro en Castilla y León

07 Pintia proyecto docente

08 La adaptación a Bolonia

09 Proyecto Pintia de innovación educativa. Colegio Grial

10 Exposición. El vino y el banquete / VacceArte

11 De la Región Vaccea a la Arqueología Vaccea

12 Premios recibidos

13 Pieza del año. Cerámicas torneadas negras de superficie y deco-ración bruñida

14 Entrevista. Pablo Álvarez Mezquíriz

15 La otra mirada. Marco Temprano y Belén Artuñedo

16 Noticiario Vacceo

17 Programa 2010. Todas las actividades en la Zona Arqueológica Pintia

18 Humor Sansón

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03

06

0908

11 12

14

13

Isabel Arenas García Liouis-Marie Boylet Helena Bucle Stephanie Bullard Irene Calderón Pastor Donald Cantú Isabelle Chaize Henry Clarke Emily ClelandJorge Corral Acero Brenna Donnelly Jeff Eamon Elena Frías Migueláñez Sandra Gammon Irene García Hernández Elena García Hernández Amador García Rivas

Katie Heil Ignacio Hernández García Conchi Hernández ManchaJulie Howk Amanda Hunt Matthew Irish Laura Lalana Encinas Hailey Latour Raquel León Asensio Thomas Lobrichon Karine Longpré Martín Lyubenov Amalur Martínez de Murguía Catherine Millar Daniel Morales Alberto Pérez Hernández Landon Perlett

Ian Powell Karen Price Mario Rabanillo Herrero Lauren Roberts Surey Rodríguez Cortes Ana Rodríguez CubinoElvira Rodríguez Gutiérrez Raquel Santa Clara Angélica Santa Cruz Mª Luz Sanz LarricheMaeva Serieys Harrison Sless Rebecca Taylor Perryman Aileen Tierney Suzanne Weld Michelle Whip Rachel Whittington Amina Zeghar

PROYECTO PINTIA

Equipo de investigación 2009

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C a m p a ñ a XXDE EXCAVACIONESARQUEOLÓGICAS

EN PINTIA (PADILLA DE DUERO/PEÑAFIEL)

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01 Excavaciones en Pintia

La cronología de los conjuntos recu-perados parece bastante homogé-nea y remite a fechas comprendidas

entre mediados-finales del siglo II y losinicios del siglo I a.C.

Como queda dicho, cabe desta-car que, al contrario de lo sucedido enaños anteriores, cuando la mayor partede las tumbas aparecían con serias defi-ciencias de conservación como resul-tado de las tareas agrícolas, en el sectorintervenido dos tercios corresponden atumbas de conservación buena o muybuena, proporción que duplica lo obser-vado para otras zonas de la necrópolis.

Esta situación se debe tanto a la apari-ción de casi un centenar de estelas depiedra caliza, que actuaron como cu-bierta protectora, como a la profundidada la que se hallaron los conjuntos fune-rarios, estando algunos a casi dos me-tros. Además, una docena de ellosaparecieron cubiertos parcial o total-mente por lajas calizas de mediano ta-maño que cumplieron funcionesespecíficas de sellado.

En total se han documentado 608piezas, cuyas asociaciones y concentra-ción en este espacio del cementerio, conuna media de más de doce objetos por

tumba, vienen a confirmar la existenciade áreas reservadas a las élites. No de-bemos olvidar, sin embargo, la compa-recencia de sepulturas que únicamentealbergaban los huesos del difunto, casode las 182 y 196, que vienen a sumarseal limitado repertorio de tumbas “po-bres” conocidas hasta ahora en el ce-menterio de Las Ruedas.

Continúa sorprendiendo la grancantidad y variedad tipológica de los re-pertorios vasculares, amén de la pre-sencia de piezas cerámicas ciertamentesingulares, tales como la lucerna en mi-niatura de la tumba 207 o las plaquitas

Un año más, y son treinta desde el inicio en 1979,las excavaciones arqueológicas se han centrado, durante2009, en la necrópolis de Las Ruedas. Como en edicionesanteriores, la actividad se desarrolló en el marco de los tres Cursos Internacionales Teórico-Prácticos deArqueología, durante los meses de junio a agosto, en la Zona Arqueológica Pintia, con la participación de45 alumnos. La intervención sobre una superficie de 192 m2, en un total de doce sectores de 4x4 m, conuna potencia media de 1,5 m, ha representado el movimiento de cerca de 300 m3 de tierra. Pero sinduda, la singularidad de la intervención en este sector del yacimiento ha venido dada por la alta densi-dad de grandes estelas pétreas halladas, llegando a crear una especie de coraza que preservó de los ara-dos, como en ningún otro lugar habíamos documentado, un conjunto de enterramientos en un estadode conservación espléndido. Un total de 44 tumbas fueron exhumadas, contabilizándose más de seis-cientas piezas contextualizadas. Un volumen de información que, sin duda, enriquece sustancialmentelas bases para ensayar un estudio social desde la perspectiva de la Arqueología de la Muerte.

Reposición de algunas de las tumbas exhumadas, una vez restauradossus materiales, en los hoyos donde fueron descubiertas.

La alta densidad de grandes estelas calizas localizadas en este sector de la ne-crópolis propició una conservación inusualmente favorable de las tumbas.

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de cerámica con decoración excisa queformaban parte de los conjuntos 207 y218, que se suman a la ya conocida de latumba 153. En total se han recuperado378 vasijas cerámicas, de las cuales 91están hechas a mano y 287 son tornea-das; entre estas últimas son mayoría lasproducciones pintadas, con 177 vasos, alos que se unen los 97 recipientes ela-borados en pasta tosca y los 13 realiza-dos en cerámica negra bruñida. Destaca

la variedad tipológica que de este últimogrupo se ha documentado en la pre-sente campaña, con cuencos, copas, bo-tellas y jarras, y asimismo una presenciainusitadamente alta, con cinco ejempla-res, en la tumba 215, lo que proporcionacarta de naturaleza a este tipo de pro-ducción en Pintia.

Por otra parte, se han contabili-zado 163 objetos metálicos, correspon-dientes a panoplia –puñales, puntas y

regatones de lanza y escudos–, ban-quete –parrillas, cuchillos y pinzas parael fuego–, objetos funcionales –punzo-nes, espátulas–, aseo personal –navajasde afeitar, tijeras y pinzas de depilar–,adornos –fíbulas, broches y colgantes–y, finalmente, una pieza de hierro desta-cable: un báculo de autoridad presenteen la tumba 216, el único hallado por elmomento en la necrópolis que nosocupa, similar a los documentados enNumancia, aunque correspondiente, eneste caso, a la tipología más simple, con-formado por un enmangue tubular queremata en dos brazos a modo de hor-quilla describiendo un semicírculo y decuyos extremos penden dos arandelas.

En este sentido, los elementos dela panoplia han sido muy abundantes yvariados; debe tenerse en cuenta que,frente a los ya conocidos puñales MonteBernorio, seña de identidad de la necró-polis de Las Ruedas durante años, hahecho aparición, sobre todo en esta úl-

de p

ieza

s

Tumbas

MasculinasFemeninasGénero indeterminado

BuenoMalo

ESTADO DECONSERVACIÓN

Plaquita excisa con anillas colgantes de la tumba infantil 218, necrópolis de Las Ruedas, siglos II-I a.C.

Vasito hecho a mano, con decoración impresay plástica, de borde reentrante, de la tumba218 de Las Ruedas, siglos II-I a.C.

Botella torneada negra de superficie y decoración bruñidaprocedente de la tumba 215 de Las Ruedas, siglos II-I a.C.

Fíbula de apéndice vertical con botón terminal,en bronce, de la tumba 197, necrópolis de LasRuedas, siglos II-I a.C.

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tima campaña y en siete tumbas –185,187, 195, 201, 205, 210 y 211–, unnuevo tipo denominado puñal de filoscurvos o también de tipo Villanueva deTeba y La Osera, muy común en yaci-mientos autrigones y en menor medidavettones, que presenta una cronología

coherente con la de las tumbas exhu-madas. Esto viene a reafirmar la perso-nalidad de la cultura material vacceadiferenciándola de lo que se observapara la Celtiberia en las postrimerías dela Edad del Hierro, matizando el pensa-miento tradicional de la expansión deltipo biglobular desde la meseta oriental.

A estos objetos cabe añadir lacomparecencia de medio centenar deproducciones singulares de cerámicaque incluyen veintidós canicas, catorcefusayolas, diez cajitas zoomorfas y unabalorio, además de las placas y la lu-cerna previamente mencionadas. Por suparte, el repertorio de materia orgánicaincluye cinco mangos de hueso, sietehuevos, tres esferas carbonosas o la im-pronta de una bellota en unas tijeras dehierro de la tumba 205.

Por lo que atañe a los restosóseos cremados, se reitera el uso comourna cineraria más frecuente de las ce-rámicas comunes, las que llamamosollas toscas torneadas, con funciónsobre todo de almacenaje en los con-textos habitacionales. Hasta veintiséisde ellas se contabilizaron, siendo otras

dos de elaboración manual —tumbas185 y 203— y una tercera en cerámicanegra bruñida —tumba 217—. Única-mente dos enterramientos carecían derestos óseos —tumbas 191 y 212—,probablemente resultado de la altera-ción de los conjuntos más que de la ex-presión de cenotafios. Las “tumbaspobres” 182 y 196 mostraban el paquetede huesos humanos agrupado y dis-puesto directamente sobre el suelo. Enel resto de los enterramientos, comoconsecuencia de ciertas alteraciones in-ternas, no fue posible establecer el con-tenedor preciso en el que fuerondepositados los difuntos. Llama la aten-ción que seis de las 44 tumbas exhuma-das tengan más de trescientos gramosde hueso cremado, sin superar en nin-gún caso el medio kilo, lo cual ofrececierto contraste con la reducción obser-vada para este material en cronologíasavanzadas.

Pese a carecer aún de los perti-nentes análisis antropológicos que defi-nan, cuando es posible, sexo y edad delos individuos enterrados, podemosaproximarnos a estos aspectos a partir

Pareja de cajitas zoomorfas, ejecutadas en técnica incisa y excisa, recién exhumadas, procedentes de la tumba 199 de Las Ruedas, siglos II-I a.C.

Una de las participantes excavando un conjuntofunerario en la necrópolis de Las Ruedas.

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de la comparecencia de determinadotipo de elementos en los ajuares. Así, laaparición de panoplia y objetos de aseopersonal permitirían definir identidadesmasculinas; precisamente, en esta cam-paña ha sido muy significativa la presen-cia de tumbas con armamento —184,185, 187, 195, 197, 201, 205, 209, 210,211, 212 y 223— las cuales, en su ma-yoría, cuentan con una punta de lanza.También podrían incluirse en el grupo devarones los conjuntos 198 y 220, quecontienen pinzas y navaja, en el caso delprimero, y navaja, en el segundo.

Por otro lado, de los diez conjun-tos que incluyen fusayolas, uno —tumba211— se asocia a una completa pano-plia, pudiéndose interpretar tal vez aquíeste elemento, vinculado a la actividadtextil, como ofrenda de una mujer haciael difunto; las otras nueve tumbas —186,190, 199, 208, 214, 215, 217, 218 y222— resultan concordantes en su cons-titución fundamentalmente cerámica,incluyendo también algún elemento me-tálico de banquete y adorno, por lo quepodrían adscribirse al sexo femenino.Con todo, sorprende la ausencia de agu-jas de coser en el sector de la necrópolisintervenido.

Por último, son veintidós las se-pulturas que no contienen entre su ajuarningún elemento relacionado a prioricon el enterramiento de individuos fe-meninos o masculinos; algunas de estastumbas se caracterizan por la escasa en-

tidad de los conjuntos aunque en otras,las menos, parece producirse una deli-berada ambigüedad en los marcadoresde género.

En otro orden de cosas, son vein-titrés los conjuntos que han ofrecido al-guna evidencia relacionada con elbanquete; en ellos aparecen copas, ca-tinos y cráteras, así como elementos me-tálicos miniaturizados vinculados a lapreparación de la carne, entre los quedestacan por su abundancia las parrillas,las pinzas y los cuchillos de hierro. Estoselementos vendrían a definir la celebra-ción de ágapes en los que el consumo devino y de carne formaría parte de los ri-tuales funerarios. Se confirma que estosservicios de bebida y comida no son ex-clusivos de las élites guerreras masculi-nas sino que comparecen, además, entumbas femeninas e incluso en algunastumbas infantiles. En relación con estepunto cabe destacar que el 80% de lastumbas contaban con algún tipo deofrenda animal; en total han podido serdocumentados ciento cincuenta y ungrupos de restos óseos animales, más de3,7 kg de peso, en las sepulturas excava-das, destacando la abundancia de faunarepresentada en las tumbas 195, 209,211 y 215, sobre todo esta última conuna veintena de conjuntos.

Finalmente, dentro de los aspec-tos rituales observables a partir del re-gistro arqueológico debemos tener encuenta la aparición de manchas de com-

bustión, probablemente resultado de laquema de resinas, testimoniadas en lassepulturas 190, 195, 205, 208 y 213, queaportan un valor añadido a la riquezamaterial de las mismas. No obstante,debe llamarse la atención sobre el hechode que un número elevado de estelascalizas presentaran en su superficie decontacto con los hoyos de las tumbas se-ñales muy claras de rubefacción. Tal cir-cunstancia podría ponerse en relacióncon el ritual arriba indicado, con lo quenos encontraríamos ante un sistema decierre de la tumba mediante grandes es-telas concebidas, por tanto, no para servistas en superficie, sino para el selladodel conjunto —proceder excepcionalobservado hace tiempo en conjuntoscomo el 54—. Otra posibilidad de inter-pretación pasaría por considerar que di-chas estelas hubieran estado inicial-

Mancha de quema ritual (?) bajo una piedra ca-liza, necrópolis de Las Ruedas.

Tumba 183 in situ de la necrópolis de Las Ruedas, siglos II-I a.C.

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mente enhiestas, señalando externa-mente la ubicación de las tumbas y que,habida cuenta la riqueza de esta zona,hubieran sido objeto de una “profana-ción o destrucción simbólica o ejempla-rizante” vinculada a un episodio de crisisque bien pudiera haber coincidido con

las campañas sertorianas. La disposiciónen ese momento de una contracircun-valatio frente a las murallas de Pintia ais-laría a la ciudad de su necrópolis; losasediantes podrían haber pretendidocon dicha profanación humillar a los pin-tianos que, del otro lado de sus mura-

llas, asistirían impotentes a esta afrentaa la memoria de sus antepasados.

NO SÓLO PUÑALES MONTE BERNORIO…Hasta 2008 el modelo de puñal

de la necrópolis de Las Ruedas no eraotro, salvo alguna excepción, que el detipo Monte Bernorio; un modelo cuyapeculiar morfología presenta, ademásde un probable origen vacceo, un arraigoespecial en estas tierras del DueroMedio. Sin embargo, en las dos últimascampañas de excavación, pero sobretodo durante 2009, ha irrumpido confuerza en el registro armamentístico deeste cementerio un nuevo modelo: lospuñales de filos curvos también conoci-dos como tipo Villanueva de Teba y LaOsera, cuya cronología en Las Ruedasnos remite a los siglos II-I a.C.

Hasta el momento tan sólo se ha-bían documentado dos ejemplares encontexto cerrado: uno completo en latumba 150 y restos de otro en la 142,amén de algunos elementos sueltos enposición secundaria. A estos han venidoa sumarse los cinco puñales completosy los restos de otros dos de la presentecampaña, que ratifican el tipo en el yaci-miento. Sus características, netamentediferenciadas de los modelos bernoria-nos, les otorgan carta de naturaleza,como ocurre con otros modelos dearmas protohistóricas con una historio-grafía más consolidada.

Presentan hojas de forma pistili-forme, con el nervio central marcado yfinas acanaladuras paralelas a los filos—aunque no siempre es fácil determi-nar este aspecto debido a la oxidación,resulta perfectamente observable en el

Tumba 195 de la necrópolis de Las Ruedas, también con un puñal de filoscurvos entre sus ajuares, siglos II-I a.C.

Puñal de filos curvos, con su correspondiente broche, de la tumba 150 de la necrópolis de Las Ruedas,siglos II-I a.C.

Excavando una de las tumbas (187) que rindió un ejemplar de puñal de filoscurvos, necrópolis de Las Ruedas, siglos II-I a.C.

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caso del ejemplar de la tumba 195—, ylos hombros de la hoja levantados for-mando ángulo recto con la espiga, desección rectangular. Sobre ésta se mon-taría la empuñadura compuesta por treselementos claramente diferenciados:guarda, puño y pomo que remataría enuna pequeña virola de forma variable—de cuerpo cónico, semicircular, esfé-rica, con casquete semiesférico, etc.—.Estos tres elementos, cuando no hechosen material orgánico, están realizadoscon láminas metálicas en bronce —an-verso— y en hierro —reverso—, unidaspor pernos fijados a la espiga mediantepresión, ayudados por un material denaturaleza orgánica, ya sea madera ohueso.

Las vainas, por su parte, estánconstituidas por un armazón de canto-neras unidas mediante láminas enterizasque ocultan la hoja, rematando en lacontera en un disco que queda hueco ensu interior. Las láminas del anverso, rea-lizadas igualmente en bronce al contra-rio que las del reverso hechas en hierro,suelen mostrar una sencilla decoraciónincisa a base de líneas paralelas hori-zontales y verticales, mientras que eldisco tiene una decoración de círculosconcéntricos de perlitas y líneas incisas.

Estas dagas, colocadas en el cos-tado izquierdo, irían suspendidas del cin-turón constituido normalmente a partirde un gran broche de forma rectangular,perfil curvado y decoración chapada enbronce, al que se sucederían dos o tresplacas articuladas mediante bisagras ocharnelas, igualmente chapadas enbronce, que en casos excepcionales lle-garían a constituir un verdadero cintu-rón metálico. La unión al cinturón sehace mediante dos pequeños tahalíesmetálicos enganchados a alturas dife-rentes en la vaina, con lo que ésta que-daría inclinada cuarenta y cinco gradosfacilitando el desenfunde del puñal.

Estos ejemplares aparte de regis-trarlos en el yacimiento pintiano, comodecíamos antes, han sido documentadosen la zona autrigona, donde destaca lanecrópolis de La Cascajera (Villanuevade Teba, Burgos) con una treintena deellos, asimismo en el área vettona conotros dos en el cementerio abulense de

La Osera (Chamartín de la Sierra), ade-más de algunas piezas sueltas entre loscántabros. Distribución que afecta, portanto, a la cuenca media del Duero y elAlto Ebro, reproduciendo el área de dis-persión de los puñales Monte Bernoriode la fase de expansión aunque con unacronología ligeramente posterior.

En suma, los ejemplares de filoscurvos hallados en Las Ruedas, testimo-nian un cambio en la imagen de los gue-rreros vacceos durante las dos últimascenturias antes de la Era, conviviendo eincluso tal vez sustituyendo a los osten-tosos, pero poco funcionales desde unpunto de vista militar, puñales MonteBernorio. Estos nuevos, más eficaces alcontar con una hoja de mayores dimen-siones, y una vaina y un pomo de ta-maño mucho más reducido, constituyenuna interesante alternativa a la profu-sión, en estos momentos y en otros am-bientes, de los puñales bidiscoidalespuestos en relación con los movimientosceltibéricos hacia occidente.

Carlos Sanz MínguezFernando Romero Carnicero

Roberto de Pablo MartínezCristina Górriz Gañán

Tumba 185, necrópolis de Las Ruedas, siglos II-I a.C., con diversas producciones cerámicas; en primer plano, un puñal de filos curvos todavía por restaurar.

El repertorio formal de las cerámicas vacceas seenriquece año tras año, con tipos nuevos comoel presente procedente de la tumba 184.