En verano el panorama parece ideal para los más pequeños de la casa, pero puede convertirse en un infierno si no toman todas

las precauciones necesarias a la hora de dejar que sus regalones disfruten del agua.

En los últimos años las cifras en Chile muestran que se producen alrededor de dos mil quinientos casos de asfixias por inmer-

sión al año, no sólo en piscinas. El grupo etáreo más afectado son los niños entre uno y nueve años, concentrándose la mayoría

de los accidentes a los cuatro años de edad.

Cuando un niño cae a la piscina, los padres o adultos responsables deben centrar sus esfuerzos en dos puntos paralelos:

Retirar al paciente del agua a la brevedad e iniciar maniobras de reanimación cardiopulmonar básicas en caso de que el paciente no reaccione o no respire.

A la vez, pedir que alguien más llame a un servicio de rescate médico domiciliario con el fin de trasladar a la brevedad al paciente a un centro asistencial.

En el caso de los niños pequeños que aún

no logran un adecuado control motriz de su

cuerpo, basta que esté en una piscina con pocos centímetros de agua para que pueda ahog-

arse, ya que se quedan en decúbito dorsal (de espaldas)

sin poder sentarse, entonces el agua puede ocluir su vía aérea y causar asfixia por inmersión.

Lo mismo puede ocurrir en baldes o tambores

con agua donde el niño por mirar el contenido

cae en su interior y luego no es capaz de

incorporarse produciéndose nuevamente

una asfixia por inmersión.

De ser todo negativo iniciamos dos ventilaciones boca a boca seguidas de 30 compresiones toráxicos administradas en el centro del pecho bajo la línea ínter mamaria con la base de la palma de la mano, es fundamental que estas compresiones sean rápidas y fuertes, así continuamos en forma alternada dos respiraciones y 30 compresiones hasta que el paciente responda o un equipo de rescate nos releve en las funciones, es básico no detenernos, incluso si no sabemos realizarlo o nos sentimos inseguros es preferible intentarlo a no hacer nada.

Jamás debemos tratar de realizar maniobras para extraer agua de la vía aérea, éstas sólo empeoran la situación. De hecho, la cantidad de agua que ingresa a la vía aérea en casos de asfixia por inmersión es mínima y no es la responsable de la catástrofe metabólica que este accidente genera en el organismo de los afectados.

Si un niño llegase a caer por accidente a una piscina o lugar con agua el proceso de reanimación que debe hacer es:

Sacar al menor del agua a la brevedad mientras otra persona pide ayuda.

Colocarlo sobre una superficie dura (suelo).

Rápidamente verificar si responde o no a estímulos (habla, se mueve). En caso de no haber respuesta,

extender la cabeza, elevar el mentón y verificar si hay algún tipo de

respuesta o si el paciente respira.

Una de las mejores protecciones son las rejas alrededor de

la piscina, lo que no significa que los adultos se confíen ciegamente

que sus niños estarán a salvo. Hay que saber que ninguna medida

de seguridad reemplaza la supervisión directa de un adulto

responsable. Las rejas que rodean todo el perímetro de la piscina

han demostrado ser una ayuda importante a la hora de prevenir

estos accidentes.

Las protecciones deben tener algunas características como: altura

mínima de 1.20 metros, con una distancia entre barrotes máxima de

10 centímetros, también debe tener una puerta única con cierre

automático controlada con chapa y llave. Otros métodos como

los cobertores para piscina o alarmas en caso que alguien

caiga al agua, no reemplazan la presencia de una reja.

Otra regla inquebrantable es que jamás se debe ingresar a una piscina bajo efectos del alcohol o drogas. Así como también evitar juegos peligrosos como correr en torno a la piscina, tirarse bombitas, lanzarse piqueros o hacer “chinitas” (hundir sorpresivamente la cabeza de algún amigo).Finalmente, para no lamentar un accidente durante las vacaciones debe revisar y mantener todo el sistema de filtros en optimas condiciones con sus respectivas mantenciones.