antropologo, mascriticas

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Revista Iberoamericana. Vol. LXIII. Num. 181, Octubre-Diciembre 1997; 697-709 EL SEXTO DE JOSE MARIA ARGUEDAS: ESPACIO ENTROPICO DE HERVORES METATESTIMONIALES POR CIRO A. SANDOVAL Michigan Technological University Queremos la tecnica, el desarrollo de la ciencia, el dominio del universo, pero al servicio del ser humano, no para enfrentar mortalmente a unos contra otros ni para uniformar sus cuerpos y almas, para que nazcan y crezcan peor que los perros y los gusanos, porque a6n los gusanos y los perros tienen cada cual su diferencia, su voz, su zumbido, o su color y su tamaflo distintos Jose M. Arguedas.' Si la narrativa posmoderna se nutre de fuentes miltiples, y Si las ciencias sociales en Latinoamerica han asumido la problemAtica del posmodemismo como lo sefalan John Beverley y Jose Oviedo (6), Jose Maria Arguedas, como etnografo, antropologo, folciorista, poeta y narrador literario, se encuentra ciertamente en una posicion legitima desde la cual interrogar criticamente lacambiante interrelacion entre lasesferas mascriticas de lamodemidad -cultura, etica y politica. En primer lugar, por la forma en que su trabajo se encuentra ligado a la dinamica de cambio entre la cultura indigena local y la cultura global tecnologizante y modernizante en cuyo seno su proyecto estetico, ideol6gico y cultural asume un carActer contra-colonizante y contra-asimilante. En segundo lugar, porque decide quedarse en los sitios de interseccion o nodos, donde las culturas y comunidades confluyen, se traslapan e influyen mutua y constantemente. Pensemos, por ejemplo en la intertextualidad cultural que se da entre el cuarto mundo (mundo indigenista) y el primer y tercer mundos; entre lo arcaico y lo modemno, lo proletario ylto intelectual, lo privado y lo publico, lo rural y lo urbano, lo subaltemno ylto oficial. Es mAs, las dificultades, como tambidn los privilegios que Arguedas encuentra al moverse como testigo y escritor entre estos mundos en proceso de constante comunicacion e incomunicacion, le presentan una perspectiva multifacetica desde la cual puede vislumbrar una sintesis cultural nueva, tejida con elementos poeticos, estdticos y sobre todo dticos. Dentro de las limitaciones impuestaspar esta misma perspectivapolifacetica, enfocaremos nuestra atencitin en la "textura" etnopodtica de El Sexto72 el cual tomamos aqui como un corpus Tornado de El Sexto 88-89. 2 Al referimnos aqui a una "textura etnopodtica" de ElSexto queremos poner de relieve que la etnografia no puede separarse tajantemente de la produccibn literaria y del texto como produccion lingilistica, es decir, como escritura (segun Jacques Derrida, Roland Barthes, Julia Kristeva principalmente). Ver, por ejemplo, el prefacio de James Clifford, "Introduction: Partial Truth" en Wrtng Culture: the Poetics and Politics of Ethnography.

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Revista Iberoamericana. Vol. LXIII. Num. 181, Octubre-Diciembre 1997; 697-709

EL SEXTO DE JOSE MARIA ARGUEDAS:ESPACIO ENTROPICO DE HERVORES METATESTIMONIALES

POR

CIRO A. SANDOVALMichigan Technological University

Queremos la tecnica, el desarrollo de la ciencia, el dominio deluniverso, pero al servicio del ser humano, no para enfrentarmortalmente a unos contra otros ni para uniformar sus cuerpos yalmas, para que nazcan y crezcan peor que los perros y los gusanos,porque a6n los gusanos y los perros tienen cada cual su diferencia, suvoz, su zumbido, o su color y su tamaflo distintos

Jose M. Arguedas.'

Si la narrativa posmoderna se nutre de fuentes miltiples, y Si las ciencias sociales enLatinoamerica han asumido la problemAtica del posmodemismo como lo sefalan John

Beverley y Jose Oviedo (6), Jose Maria Arguedas, como etnografo, antropologo, folciorista,

poeta y narrador literario, se encuentra ciertamente en una posicion legitima desde la cualinterrogar criticamente lacambiante interrelacion entre lasesferas mascriticas de lamodemidad

-cultura, etica y politica. En primer lugar, por la forma en que su trabajo se encuentra ligadoa la dinamica de cambio entre la cultura indigena local y la cultura global tecnologizante ymodernizante en cuyo seno su proyecto estetico, ideol6gico y cultural asume un carActercontra-colonizante y contra-asimilante. En segundo lugar, porque decide quedarse en los sitiosde interseccion o nodos, donde las culturas y comunidades confluyen, se traslapan e influyen

mutua y constantemente. Pensemos, por ejemplo en la intertextualidad cultural que se da entreel cuarto mundo (mundo indigenista) y el primer y tercer mundos; entre lo arcaico y lomodemno, lo proletario ylto intelectual, lo privado y lo publico, lo rural y lo urbano, lo subaltemnoylto oficial. Es mAs, las dificultades, como tambidn los privilegios que Arguedas encuentra almoverse como testigo y escritor entre estos mundos en proceso de constante comunicacion eincomunicacion, le presentan una perspectiva multifacetica desde la cual puede vislumbrar unasintesis cultural nueva, tejida con elementos poeticos, estdticos y sobre todo dticos.

Dentro de las limitaciones impuestaspar esta misma perspectivapolifacetica, enfocaremos

nuestra atencitin en la "textura" etnopodtica de El Sexto72 el cual tomamos aqui como un corpus

Tornado de El Sexto 88-89.2 Al referimnos aqui a una "textura etnopodtica" de ElSexto queremos poner de relieve que la etnografia

no puede separarse tajantemente de la produccibn literaria y del texto como produccion lingilistica,es decir, como escritura (segun Jacques Derrida, Roland Barthes, Julia Kristeva principalmente). Ver,por ejemplo, el prefacio de James Clifford, "Introduction: Partial Truth" en Wrtng Culture: thePoetics and Politics of Ethnography.

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social etnogrdfico, un trabajo significante, aunque poco conocido en este sentido y al quesorprendentemente los criticos y estudiosos de Arguedas le han prestado escasa atencion, apesar de que como corpus sociopoetico y socioideol6gico invita a la reflexion de paradigmasvisionarios alternativos de redenci6n humana, es decir de liberacion individual y culturaldentro de la agitaci6n e incertidumbre que desencadenan los proyectos de ingreso a unaanhelada QLimpuesta?) modernidad.

Nuestro prop6sito es el de elucidar c6mo este texto refleja las circunstancias fortuitas quelanzan a Arguedas a la busqueda de una respuesta estetica, etica e ideologica al avasallante"centrismo" ideol6gico positivista y a la fragmentaci6n cultural que dste acarrea. Como elmismo Gabriel dice de "El Sexto", "Este lugar no es sino para descubrir lo que crejamos queno existe" (Arguedas, El Sexto 141). Dentro de este marco, este proyecto arguediano adquiereuna visi6n "trans-modernista"(Enrique Dussel), es decir de bisquedadeparadigmashibridizantesde reivindicaei6n y de continuidad cultural e hist6rica, paradigmas informados por elementosdel marxismo tradicional, de la escatologia cristiana y de la memoria popular indigena(aut6ctona).

Al abordar esta problemAtica, Arguedas se situa necesariamente dentro de las esferas deIa subjetividad/identidad desde las cuales su paradigma adquiere matices utopicos, vale decir,de autoafirmaci6n, comprensi6n y tolerancia de la heterogeneidad cultural, religiosa y dtnica,tanto en Latinoamerica como fuera de ella.3 Resulta por ello comprensible que El Sexto/texto4

hable con una voz que Ilamaremos "metatestimonial", la cual se adapta mejor para hablar de

esta problemAtica y para denunciar a la vez la entropia social resultante de las praxisideol6gicas, eurocentristas y hegem6nicas que subyacen en la avalancha modemista y

posmodernista y cuya presi6n sobre el mundo andino es motivo constante de preocupacionpara Arguedas. Al hablar de El Sexto como texto "metatestimonial", nos referimos en primerainstancia al hecho de que este condensa una vision pluralista de voces que representan diversosniveles y estamentos sociales. Para decirlo con palabras de Beverley y Oviedo, el anheladoparadigma arguediano equivaldria a un "registro te6rico e historieo totalmente diferente" queposibilita construir "[oltro/modo de pensar y de sentir" (10), como esperamos explicar en loque sigue.

Al decir que este paradigma adquiere matices utopicos, nos referimos a dste como un modelomediante el cual comparamos una realidad dada (no deseada) con la mejor alternativa social posiblea este estado no deseado que podamos imaginar y pensamos, de acuerdo, en las posibilidades dematerializareste deseo y estos pensamientos utopicos. Como tal, este metodo utopico de comparacionimplica tambien la critica de un estado social y de sus instituciones (Andre Lalande, Vocabulairetechnique et critique de la philosophie 1180). Expandimos ei sentido en que tomamos el terminoutopico con respecto a la narrativa de Arguedas, para decir que esta es "abierta" en cuanto no pretendedefinir en forma definitiva un estado social. Por esta misma razon, esta no puede secuestrarse parapropositos ideologicos y/o hegemonicos, es decir, no puede ideologizarse (Vease "The Utopianismof Roland Barthes" en Geoffrey Strickland 127-144) y Ia distincion que Karl Mannheim hace deutopia e ideologia (193).4De aquf en adelante usaremos la distincion El Sexto/texto para referirnos a Ia novela y "El Sexto"/

institucion para referirnos a la prision, ya que ambas Ilevan el nombre de "El Sexto".

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METATESTIMONIO: ENTRE LA AUTO/ETNOGRAFIA Y LA LITERATURA

La narrativa de Arguedas es una narrativametatestimonial urgente, de compromiso sociale individual, entretejida con elementos literarios, autobiogrfficos y no literarios (etnogrtficos,hist6ricos, antropol6gicos y otros). Con el distintivo de "metatestimonial" queremos resaltarIa intertextualidad del texto con el discurso institucional acaddmico que surge de la praxis deArguedas como escritor y traductor de visiones etnoculturales e ideologicas. En otras palabras,destacamos el hecho de que el texto producido por Arguedas es el resultado de una reflexiony una traducci6n posterior a la experiencia vivida y observada, como sujeto, como testigo,como critico y como escritor, ma's que la sola comunicacion oral directa e inmediata de quienha sido testigo de los hechos, como se entiende generalmente el testimonio en el sentidotradicional y como puede entenderse, por ejemplo, en los casos ya chisicos de los testimoniosde Rigoberta Mench6 y Domitila Barrios de Chungara. Como metatestimonio, ElSexto/textoes una traducci6n y una transcripci6n de una faceta social real al terreno estetico-narrativo.Parafraseando a Herbert Marcuse, ElSexto/texto responde como formade arte alarepresentacionde una faceta de la realidad a la cual acusa a Ia vez (8).

Basado en una experiencia de supervivencia -significativamente la de un afo deconfinamiento en "El Sexto", una de las prisiones ma's infames de Lima y cuyo nombre sirvede titulo a la novela- este texto representa un intento de atisbar con intencion criticareevaluativa y denunciante el terreno de lo individual y lo colectivo y sus multifacdticasrelaciones. Como tal, atisba una coyuntura historica de ruptura social y cultural que refleja,como recreaci6n imaginaria y como instrumento retorico y testimonial, una manera de pensarno reconocida o desoida dentro de los paradigmas de la modernidad y ma's aun, de laposmodernidad.

Resulta interesante notar que ya desde el comienzo del capitulo que abre esta novela,Arguedas nos llama Ia atenci6n hacia su prolongada gestacibn: "Comencd a redactar estanovela en 1957; decidi escribirla en 1939".5 Esta prolongada meditacion que surge desde lainstitucion penal se condensa luego en una vision hibrida, metatestimonial, ideologica ycompleja que instiga a Arguedas a reflexionar sobre sus vivencias como testigo, sujeto yescritor, y a rearticular con las mismas un discurso altemnativo y contrabalanceante de laracionalidad cegadora, ubicua y hegemonica que se arroga el derecho de definir culturas y detransformar sus 6rdenes existentes segiin sus propios paraimetros, todo en nombre de lamodemnidad y el progreso. De aqui que el vocablo "atestiguar" cobre gran significacion paraArguedas quien realiza incontables jomnadas por el panorama historico, social y culturalperuano entre la sierra y la costa, desde su niikz misma. Estas jomadas le permiten hablar demanera paralela a lo que Clifford Geertz llama "ventri-loquia", estrategia mediante la cualArguedas, etnografo y viajero, escribe de otras formas de vida y de culturas desde adentro delas mismas (145).

5La novela, desde luego, no fue publicada hasta 1961, unos 24 afios despues de la experiencia deencarcelamiento en la cual se basa. Con respecto a esta experiencia carcelaria, Arguedas mismocoment6 que "[Suin exagerar, estuve meditando en ese tema (politico, social, moral) tan complicado,algo miis de quince aflos" (conversacion con Tomais G. Escajadillo, Ariel Dorfman, y AlfonsoCalderon, publicada en la revista chilena Portal y en la recopilacion de Juan Larco, 28-29).

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Por esta suerte de "ventriloquia" etnograflca y estdtica nos informamos mas directamentede la lucha de Arguedas por captar y representar larealidad en formaglobalizante, es decir, porretratarla en su esencia multifacetica mediante una narrativa metatestimonial abierta y utopica(ver nota 3). De aqui el sentido de la inteligente observacion de Comejo-Polar de que elrealismo se impone para Arguedas coma unanecesidad primariay esencial. Sin embargo, cabeanotar que este realismo noes un pretendido realismo objetivo, es decir, pensado y estructuradosegin mtodos cientificos rigurosos y, por to tanto, legitimizado solo en estos trrninos. Esterealismo constituye m.s bien un realismo relativizador en el cual se reconoce at observadorcomo parte de la misma realidad observaday representada. Como Comejo-Polarbien to anota,en la estrategia arguediana el observador [y escritor Arguedas], "al describir Ia reatidad, alrevelarla, se describe y [se] revela [simultaneamente] a si mismo", es decir, se mezcla y sefunde, en un todo, "visi6n e introspeccion ... que asume, entonces, to interno y to extemo, tosubjetivo y to objetivo, la materia fisica y la energia psiquica, Ia razon y la magia, el individuoy la sociedad, el hombre y el mundo" ("El sentido de ta narrativa de Arguedas" 54-55). Estaaspiracidn arguediana de captar Ia realidad en forma globalizante y de plasmarla en su discursorefleja una estrategia que Atberto Escobar ltama "reatismo habtante", un reatismo en et cuatta reatidad det hablante, "no necesariamente coincide, ni tiene razon para coincidir con ta detautor o escritor de textos titerarios" (66).

Lavotuntad arguediana de sintesis de to plural trasciende, entonces, las fronteras titerariasideol6gicas e interculturates. Este trascender se realiza en El Sexto/texto mediante la creacionde una voz simuttaneamente narrativa, participante, real y ficcional que asume el papel de un"yo" personal, etnogrfico y escudrillador y cuya movitidad te permite tomar la posicion deletnografo como voyerista social (Clifford y Marcus). Asi este "yo" ye y habla desde diversasposiciones, como voz metatestimonial, autoriat y a Ia vez como ta voz subalterna/subversivadel Otro que habla en una primera persona colectiva, es decir como un "nosotros". No es tantoque mediante esta estrategia Arguedas decida esconderse detr.s de un sujeto discursivo, sinoque prefiere asumir et papel de un puente sinecdoquico para hablar desde otras posicionesnarrativas imaginarias o figurativas (mitologicas, por ejemplo). Podriamos imaginar esteproceso como una tdcnica "holografica" mediante Ia cual el sujeto adquiere tanto formastridimensionales y reales como virtuales, segdn el angulo desde el cuat se ilumine y se proyecte.

El Sexto/texto representa en este aspecto un locus de confluencia geograifica, social,cultural e historica: de ciudades serranas y costeras; de razas indigenas, blancas y negras; declases, de gdnero y de formaciones ideologicas. Como Arguedas mismo apunta: "... en lasprisiones estaba to peor y to mejor del Peru: estaban las gentes ma's depravadas, las ma'scastigadas por la maquinaria de opresion social, por la miseria y tambidn por las torturas de tipopolicial; pero tambidn estaban los lideres de los movimientos obreros, de los movimientospoliticos, las personas mas puras que yo he conocido en este mundo" ("La narrativa en el Perucontempora.neo" 420). Alli, en ese ambiente, Arguedas se percata de que no le era posibledescribir para una audiencia particular (indigena, mestiza o transculturada) la poblacionindigena -que el amaba profundamente y de la cual se sentia parte integral- sin incorporartambidn aquellos otros grupos sociales y dtnicos con los cuales su destino se entrecruzairremediablemente. Arguedas se propone, en efecto, demostrar este hecho en todos sus escritosficcionates y no ficcionates.

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UN DESENCANTO (POS)MODERNO CON LA POLITICA "RACIONAL"

El Sexto/texto deja traslucir una agitaci6n social que permite equipararlo a un subsistemaentropico social resultante de una transformaci6n impuesta hegemonicamente desde afuera.Bajo esta luz, esta novela puede verse como un mecanismo termodimimico social dentro delcual la imaginacion y sensibilidad de Arguedas buscan una apertura hacia un mundo exterior,bisqueda cuyas huellas se iran haciendo luego ma's visibles, por ejemplo en Todas las sangres(1964) y en el p6stumo El zorro de arriba y el zorro de abajo (1971).

Una somera descripci6n de esta prisi6n nos permitecontextualizarmejorel espacio fisicoy el ambiente social dentro del cual hierve esta visi6n e inquietud arguedianas. Alli se alojanen sendos pisos tres grupos sociales econ6mica y culturalmente bien diferenciados, aunquepermanente y libremente interconectados por puentes y escaleras. En el tercer y ultimo pisose encuentran los prisioneros de diferentes denominaciones politicas, incluyendo a comunistasy apristas. Gabriel (la voz narrativa metatestimonial de Arguedas) tambien ocupa una celdaen este mismo piso, a pesar de ser tildado de "apolitico", aunque con simpatias marxistas, lascuales deja traslucir en sus dilogos con los lideres de las otras afiliaciones politicas. Asi, porejemplo, por Luis, el lider aprista, nos informamos de Ia opinion que la mayor parte de losreclusos tiene de Gabriel: esencialmente un "soniador" burgues e intelectual. "Que sabe Ud.de politica?" -lo interpela Luis-"Bien veo que es Ud. un pobre estudiante, un comunistoide"(74).

Descendiendo en Ia escala social y fisica de "El Sexto"/institucion, ilegamos al segundopi-so donde se aloja el grupo de los criminales ma's consumados, el de los transvestistas,asesinos y proxenetas que se benefician de la misma degradacion institucional carcelaria. Estees el sector mas severamente sancionado cultural, etica y socialmente en la novela. Desde estepiso, por ejemplo, Puialada, el desalmado asesino y proxeneta negro, lanza sus mas didbolicasy perversas operaciones de comercio humano.

Finalmente, se ilega al primer piso y al estrato social mas bajo, el de los llamados "vagos",los miembros ma's insignificantes social y humanamente en el Perui modemno y quienes

contribuyen mas visiblemente al ambiente de nausea social y entropia institucional que se vivealli. Adem6.s de ser completamente ninguneados, en el sentido ma's absoluto del verbo"ningunear" acufiado por Octavio Paz, estos seres se yen forzados a servir de mensajeros,patinadores "paqueteros" como se les llama alli (25, 98), contribuyendo con ello a perpetraraun mfis su pro-pio ambiente de destitucion. Este piso sefiala, en forma por demfis ostensible,el corte transversal/excremental de la sociedad, como Cfirac, el compaflero de celda de Gabriely de ideas comunistas mas Ificidas nos da a entender cuando dice: "Estamos viviendo sobre

el crimen, amigo estudiante; aqui estA abajo y nosotros encima; en Morococha y Serro es alrevds; ellos encima, la chupa sangre, abajo los trabajadores: ya sea debajo de Ia tierra, en lamina, o en los barrios de lata ..." (12).Ma's ally de la alegorizacion de "El Sexto"/institucion como entidad monstruosa einfernal, de ambiente entropico social que hace que Gabriel experimente ese mundo como unanausea que trataba de ahogarlo (29), El Sexto/texto es un discurso metatestimonial que condenaclaramente las estructuras politicas y socioeconomicas modemnizantes que mantienen la

division de clases y la explotacion del hombre por el hombre. De hecho, no es casual que lanovela abracon la entonacion de himnos politicos por parte de los reclusos, en un "contrapunteo

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de competencia" (5). De alli captamos ya la diseminaci6n infecciosadeideologias racionalizantesy procedimientos formalmente alienantes. Asi, parad6jicamente, Pedro el lider comunistapredica en su retorica politizante que los tres pisos de "El Sexto" deben mantenerse separadospara que exista el orden dentro de la prisi6n, orden sin el cual, dice el, "no podemos mantenernuestro propio orden" (65). Lamentablemente, su posicion retorica e ideologica replica elenmascaramiento de la divisi6n, de los privilegios politicos y de la imposibilidad deentendimiento, comunicaci6n y solidaridad humanas, dentro y fuera de este microcosmossocial peruano.

Gabriel, sin embargo, encuentra la logica de esta retorica dificil de comprender y asimilar.Tanto el como su ego-figura Camac, cuestionan el problema del Ilamado orden democrftico

en terminos de un compromiso moral, etico y social. De este cuestionamiento surgeprecisamente su preocupaci6n mutua por el reestablecimiento de los derechos a la dignidadhumana, pisoteados y silenciados dentro de la institucion carcelaria por una racionalidaddeshumanizante que contrastatajantemente con la sabiduria natural y practica de Canac. Por

esta clase de sabiduria es posible comprender, como nos dice Csmac, que "No hay que confiartanto en el cerebro", que "[H]ay veces en que Ia adivinacion del animo tambicn es segura" yque, [a]histA [sic] la diferencia entre el serrano y el criollo" (69). Es mss, CAmac nos recuerdaque la capacidad de subsistir tambien hace parte de "la adivinacion del alma" y que esta iltimaes tan vlida como la de la racionalizaci6n misma. Por esta adivinacion del alma, de la que,no s6lo lideres como Pedro carecen, sino que tambien fallan en entender, CAmac y Gabrielpueden vislumbrar que "la pelea mss grande", la del "mundo de afuera" (152-153), lade sufutura redencion, debe empezar, no desde una representacion racionalizante y abstracta hechapor instituciones hegem6nicas, sino desde el abismo mismo de destitucion causado por estasmismas. "El Sexto"/institucion y Ia maldad que esta aloja se toman por eso para Gabriel yCamac en un referente analogo de Ia lucha colectiva para transformar al mundo.

De hecho, el aspecto que mss claramente se refleja en el discurso metatestimonial queemerge de "El Sexto"/instituci6n es precisamente el de la pedida de fe en el Estado, en supolitica y en su retorica racionalizante. Conviene aclarar, sin embargo, siguiendo a NorbertLechner, que no se trata aqui "de un desencanto con la politica como tal, sino msbien con unmodo especifico de hacerpolitica" (132, traduccion mia), es decir, con el uso de lapolitica comoinstrumento ideologico para mantener un statu quo que atenta contra la identidad individualy colectiva. Por ello, la lucha por una reivindicacion debe empezar para Gabriel y Camac conun sancionamiento de esta misma ideologia y con el rescate de la decencia y la dignidadhumanas, empezando por la prision misma.

Aquf, entonces, la percepcion del mal y de su persistencia bajo diferentes formas deopresion motiva Ia busqueda de un paradigma altemnativo de reivindicacion de una cultura queha sido subyugada, asimilada y/o desplazada y silenciada como consecuencia de sudescubrimiento, colonizacion y subsecuente estampida de modemnizacion. "El Sexto"!institucion puede verse dentro de este contexto como uno de los productos entropicos de estedesplazamiento y a la vez como una problemAtica heideggeriana que plantea-la buisqueda deun paradigma o cosmovision de redencion. En este caso la buisqueda de este paradigma seperfila como una nueva metaforizacion utopica de las instituciones sociales andinas originales

y de sus formas de pensamiento dentro de un contexto modernizante. Sin embargo, no se quieredecir con ello que la bu~squeda de este paradigma neoutopico de redencion obedezca

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simplemente a una empresa nostlgica de recuperaci6n del paradigma de una cultura andinadesplazada y/o no valorada dentro de los sistemas racionalistas modemos. Se trata mis biende la buisqueda de una forma de redefinir y de rcinsertar sus valores andinos dentro del mismoproceso de racionalizaci6n modemista, es decir, de conjugar con dste to mitico. to religioso.to tico y to racionat. Para decirlo de otra manera, esta recreacion neoutopica apunta at deseode recuperar el sentido primordial de comunidad, y de "intersubjetividad gozosa" (Quijano142)6 que tanto impresion6 a Arguedas y que tanto se empefi en registrar desde sus primerosescritos de ficci6n, como Agua y Yawarfiesta y que varios criticos han percibido como partedel mito de salvaci6n por la cultura.

Parte de esta metaforizaci6n ut6pica se replica en el sentido de hermandad que comparteGabriel con su compafiero indigena de celda, Caumac (en quechua "ei quecea"), el minero-carpintero de la regi6n alta de Morococha, y mas tarde eon Don Policarpo, el piurano, otroserrano apotitico, que asumiri tambien parte de ta lucha de Gabriel. Aparte de un origengeogrifico compartido, la hermandad de Gabriel, Cmac y Don Policarpo se cimenta encompartir estructuras culturales isomorfas (geogrificas y etnogrtficas) en las que rezuma labelleza y el sentimiento de to bueno, en contraste con la entropia que existe en ese microcosmossocial de "El Sexto"/instituci6n. Una tectura retorica sinecdoquica de este aspecto contrastivopuede hacerse en los ojos de Camac, en el sentido de que dstos reflejan esta oposicion en unasuerte de anentiomorfismo figurativo, (asimetria bilateral morfotogica y funcionat),7 ya queuno de ellos es sano, claro y sereno mientras que el otro esta enfermo y continuamente inundadode lgrimas. Insistiendo en esta figuraci6n tropol6gica, este ultimo seria espejo del aspectoentr6pico/contraut6pico; mientras que el ojo sano reflejaria el aspecto htopico luminoso, nos6o de ta belleza natural de las tierras altas de los Andes, sino tambien de ta "claridad de [sus]ideas, brillantes como estrellas" (13).

De aqui que el desddn y el resentimiento que Ctmac deja traslucir a veces en sus palabrasno sean motivados por una ret6rica de sentido deliberativo, sino ma's bien de sentido judicialy apodictico. Sus palabras denuncian profdticamente la injusticia social y la opresion de lostrabajadores por parte de capitalistas extranjeros e inversionistas que solo buscan ventajaseconomicas a costa de la vida misma de las comunidades indigenas descutturizadas por losprocesos de industriatizacion y/o modemnizacion. Es por esto que, a pesar de haber sidotraicionado por los mineros afiliados at partido aprista, Camac mantiene firme sus principios,entereza y sabiduria naturales por encima de distingos de partidismos politicos.

La posicion que tanto Gabriel como Caimac adoptan, busca trascender et campo de la merateoria potitica racionalizante, echando mano para ello a raices naturales, historicas y culturatesmais autoctonas, tales como las del paisaje, el lenguaje, la mu~sica y la danza andinos.8 Un

6 Segiuh Quijano esta "intersubjetividad gozosa" se caracteriza por Ia "reciprocidad, solidaridad,control del azar y la intersubjetividad gozosa de un trabajo colectivo y comunion con el mundo" (142).

'El termino "anentiomorfismo," segi'n el diccionario Le Petit Robert, se refiere a una simetriabilateral en Ia cual existen partes iguales en orden invertido. Por ejemplo, los pies humanos izquierdoy derecho son anentiomorfos.8 " ,Que ideal hermano Camac, inspira a nuestros dominadores y tiranos que consideran a cholos eindios de lacostay de lasierracomo abestias, y mirany oyen, aveces, desde lejos y con asco, su musicay sus danzas en la que nuestra patria se expresa tal cual es en su grandeza y su ternura?" preguntaGabriel. "'Si no han sido capaces de entender ese lenguaje del Peru como patria antigua y Onica, no

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ejemplo que ilustra esta posturaes la promesa de Qimac de construiruna guitarraPara su amigopara poder asi cantar y celebrar su amistad y cultura. Tristemente con lamuerte de Qimac quedatrunca esta promesa y esta celebraci6n de la vida, la amistad y la cultura. No queda trunca, sinembargo, su influencia de "fantasma protector" (69) el cual despierta en Gabriel y el resto delos protagonistas politicos de la prisi6n una conciencia social mas profunda. Gracias a estedespertar, Gabriel asume ahora una posici6n de militante comprometido en Ia cual suscontradicciones anteriores se funden en nuevas significaciones y exploraciones. Estas seencarnan en una nueva bisqueda de contactos de solidaridad humana, etica y moral dentro delmicrocosmos de "El Sexto"/instituci6n, subvirtiendo asi lospostuladospoliticosyprogramAticosde Pedro de mantener las clases y estructuras culturales artificial e ideologicamente separadas.Es por esto tambien que Gabriel rehisa afiliaciones politicas partidarias, optando en su lugarpor una postura hibridizante en la cual "rezuman" 9 vivamente las visiones del pasado miticocultural.

El cardicter de esta postura hibridizante exige un pensamiento y una praxis analecticascomo los medios mas viables para trascender los de la racionalidad dialectica cientificista yunifor-mante.' 0 Como tales, este pensamiento y esta praxis analecticos solo pueden realizarsea traves de un paradigma y un programa de lucha solidaria enriquecidos por la fe, ia compasiony el compromiso moral. En este sentido, estas ideas hacen parte de un pensamiento isomorfouniversal que aui subsiste en culturas que luchan por su liberacion y reclaman una posiciony reconocimiento dentro de un contexto asediante de modemizacion hegemonica. A manerade ejemplo podemos citar aqui el ensayo "Creando un espacio para que cien fibres florezean:la riqueza de una cultura global comith" del poeta, novelista y dramaturgo de Kenya, NgugiWa'Thiong'o (12-24), en el cual se pone de manifiesto que solo en el espacio de unjardin tales posible forjar una comunidad de intersubjetividad y de supervivencia multicultural, en la

merecen sin duda dirigir este pais. Y creo que lo han sospechado o comprendido. Se empetlan ahoraen corromper al indio, en infundirle el veneno del lucro y arrancarle su idioma, sus cantos y sus bailes,su modo de ser, y convertirlo en miserable imitador, en infeliz gente sin lenguay sin costumbres" (88-89).

9Parafraseamos aqufila vision del filosofo-poeta y critico frances Michel Serres, segun la cual eitiempo no fluye en forma lineal o vectorial, es decir en una sola direccimn y sentido y como si estuvierahecho de segmentos continuos, como se pensaba dentro de la fisica cldsica newtoniana. Segun estefilosofo, el tiempo es laminar, fluye y se pliega de manera turbulenta y caimtica y "rezuma" tambien.De alli, como Serres ilustra, surgen todas nuestras dificultades con las teorias de Ia historia, es decir,con nuestra manera chisica de pensar el tiempo, insuficiente y caindida (90-91).10 Lo "analdctico," segumn Dussel, se refiere al "hecho real humano por medio del cual toda persona,todo grupo o pueblo se situza siempre miis ally del horizonte de Ia totalidad". El momento analectico"es el fundamento de nuevos desdoblamientos.. abre para nosotros Ia esfera metafisica (que no esIa esfera 6ntica de las ciencias actuales o de la ciencia ontologica de Ia dialictica negativa)relacionimndonos con el otro [...] La totalidad yace abierta a cuestionamiento por una atraccibnprovocativa (apocaliptica) del otro. Saber cimmo escuchar la palabra del otro es tener una conciencias tica; [...] Saber cimmo arriesgar su propia vida con el objeto de cumplir con las demandas de protestadel oprimido y lanzarse uno mismo a Ia praxis por ellos es parte del momento analdctico. La teorfano es suficiente en la analictica [.1. El momento analictico es asi una critica y un sobrepasar el merometodo negativo dial~ctico" (158-159, traduccimn mia).

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cual se reconozcan y ejerciten los derechos humanos universales y en la cual florezcatambienuna comunicaci6n pluralista basada en una traducci6n intercultural.

De manera anloga, el discurso de El Sexto/texto puede verse como el intento de destilaruna visi6n de coexistencia pluralista de racionalidades o maneras de ver el mundo, tradicionalesy modernas; alternativa que surge al percatarse de que ni el capitalismo, ni el socialismo, ni laizquierda, ni la derecha, son en si mismos paradigmas autosuficientes y representativos de unconsenso globalizador, ya que ninguno representa las aspiraciones de la mayoria. Camac yGabriel comprenden y captan este desfase entre la realidad y los paradigmas que pretendenrepresentarla, como podemos entender cuando Gabriel le dice a Camac en uno de sus dialogosque, "... muchos otros participan de los ideales de justicia y libertad, acaso mejor que loscomunistas" (90). Esta visi6n da cabida, a la vez, al mundo imaginario de otros reclusos comoPacasmayo que aunque "no tienen una fe politica" (80) al igual que Gabriel, si tienen fe en suhistoria y sus tradiciones culturales. Asi, por ejemplo, Pacasmayo habla en un momento dadode "peruanizar el ajedrez", con lo cual propone insertar en este juego figuras del universoperuano: el "inca" en lugar del rey, la "coya" en lugar de la reina, los "torreones de PucarA"en lugar de las torres, y el "puma" en lugar del caballo (76-77). Resulta interesante que estavisi6n recurra a Ia historia, no solamente como referente instigador de esta propuesta, sinotambien de un proceso creativo de adaptaci6n y de mestizacion de culturas, ala vez subversivodel orden hegem6nico aculturante venido desde afuera.

Por otra parte, conviene ainadir que una liberaci6n, cualquiera que dsta sea, presupone unproceso, no s6lo creador, sino desencadenador de acciones quehagan factible la implementacionde paradigmasaltemativos a los de la modernidad tecnol6gicay objetivizante. Aqui, denuevo,la sabiduria natural y prActica de Ctmac se pone de manifiesto cuando dice: "ZPara que sirveel que suefa desde sentado ... [e]l que no precisa y entra candela en mano contra ci opresor?"(94), con lo cual nos da a entender que un idealismo, aunque puedajustificarse desde su puntode vista tradicional, no es tampoco suficiente como paradigma en estos tiempos de forzadarodernizacion para sostener, ni la vida individual ni la vida colectiva de "intersubjetividadgozosa" a quehemos aludido previamente. Se requiere de unapraxis surgida del cuestionamientode estructuras y de las relaciones a las cuales estas dan lugar, tal como se insintua a travds deEl Sexto/texto. En otras palabras, se requiere de una praxis de busqueda de alternativas capacesde equilibrar desde adentro de la cultura misma las fuerzas modemnizadoras que tratan deasimilarla y allanarla. Ante esta perspectiva, se plantea entonces, la necesidad de una filosoflade liberacion, en ci sentido en que Ia postula Enrique Dussel y para quien dsta solo puedeforjarse dentro de una posicion de opresion y sufrimiento. Al referimos a una filosofla tal, nosreferimos a una filosofla generada por las culturas marginadas y oprimidas, capaz dedesenmascarar y contrarrestar los procesos de definicion impuestos desde afuera por lafilosofia e ideologia hegemonicas emanadas de un centro de poder (capitalista, comunista,totalitario, etc.) que se arroga ei privilegio de definir e imponer un orden uniforme yglobalizador.

TRASCENDIENDO LA RACIONALIZACION: LA BUSQUEDA DE UN PARADIGMA ALTERNATIVO DE REDENCION

Mientras que criticos tales como Jose Luis Rouillon y Arrospide y Mario Vargas Llosahan comentado sobre ci simbolismo religioso y el tono moral apocaliptico de El Sextn/texto,

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pocos han comentado sobre su vision teleol6gica-metafisica, es decir, de su posibilidad comoinstigador de una btsqueda de redenci6n. El paradigma politico que pretende tomar controldel ambiente social de "El Sexto" no ofrece esta visi6n, pues ste no se basa en una visionmistica sagrada y de imagen del mundo, ni tampoco de apocalipsis. Al contrario, el paradigmapolitico de ideologias racionalizadora, como lo ha experimentado Gabriel (Arguedas) arrastratambidn al mundo andino hacia un abismo heideggeriano de destitucion que opaca todaesperanza de salvaci6n dentro del mismo. Sin embargo, como Heidegger intuy6, este mismoabismo de destitucion puede tomarse como parte de un mecanismo que insta a Gabriel a pensaren una alternativa de salida del mismo." Por ello, Gabriel asume tambien frente a este, el papelque Heidegger le asigna al poeta en su ensayo "What Are Poets For?" (Para que sirven lospoetas?): el de penetrar y comprender este mundo de destitucion y desde alli mismo encontrary mostrar el camino hacia la redenci6n.

De hecho, "El Sexto"/instituci6n alegorizaun infiemo, un mundo sin Dios donde la afasiateosofica y aun la locura adquieren una significacion escatoldgica y de imagen de "culturaexcremental" (Kroker/Cook). El Sextoltexto alegoriza un cosmos dantesco en sus nuevecapitulos fragmentarios y en sus seis puentes, mtltiplos del numero tres, el numero de pisosde esta prisi6n. Desde el fondo de este cosmos de destitucion el espiritu de Camac asume enGabriel el papel dantesco del poeta Virgilio. De acuerdo, obedeciendo al llamado de su vozpoetica y profetica, Arguedas se da a la tarea de reflexionar en un paradigma teleologico de

reivindicacion en el cual confluyen el pasado, el presente y el futuro y en el que la memoriacultural se recupera y se proyecta a partir del presente hacia un futuro cargado de esperanzaredentora.

Por esta razon, las lineas concluyentes de la novela apuntan a un espacio existencialambivalente donde se mezclan lo imaginario y lo empirico, lo ideal y lo real, lo mistico y lomitologico. A todas luces, la visi6n que Gabriel y Camac abrigan en "El Sexto"/institucion esneout6pica-revolucionaria'2 y genuinamente latinoamericanaen cuantocontienenecesariamente"ecos y fragmentos de utopias pasadas cuyo presente solo podemos percibir como unacontinuacrisis" (Brunner 53). Es ms.s, como los discursos utopicos a partir de Toma.s More tambienponen de manifiesto, es el desencanto con un orden existente el que despierta la conciencia yel deseo de un orden mss justo. La implicacion social de esta postura utopica, sin embargo,no es lade que una transformacion hacia un mundo mejor pueda venir por sus propios medios,como desencadenamiento de un proceso natural latente en las fuerzas de la Historia y lamaterializacion teleologica de las mismas en un programa politico, como algunos marxistas

1Al hablar de un abismo de destitucion, Heidegger se refiere al abismo creado por la razon cientificay tecnologica, su metodo y su tecnica al suplantar la naturaleza que nos ha sido dada y sobre la cualhemos erigido nuestra civilizacion y nuestra existencia por una naturaleza de construcciones,monumentos y objetos artificiales (erzatzs).2 Al referimnos a la vision de Cismac y de Gabriel como una vision "neoutopica y revolucionaria"

aludimos: I) a Ia rearticulacion de una vision utopica que responde a los tiempos modernos, es decir,a una vision que sin dejar de ser utopica en el sentido imaginario o ficcional, como se entiende en elterreno clasico y humanistico, recurre tambien al sancionamineto de los procesos de la razon comose entiende dentro del marco de lo cientifico ylto tecnico; 2) al concepto de utopia en cuanto esta buscareemplazar y trascender un orden que no es aceptable socialmente, por uno ms~s equitativo y justo,segtun lo expone Karl Mannheim en Ideology and Utopia.

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utopistas, tal como Ernst Bloch ha creido e intentado elaborar, por ejemplo en su Principle of

Hope. La implicaci6n es mas bien que el deseo y la imaginacion utopicas encuentran tambien

asidero en la memoria y en la experiencia del presente para relacionarse con otros mundos,imaginarios y reales, presentes y por venir (ver nota 3).

Recalcando, es el desencanto con los paradigmas modernos yposmodernos?) racionalistasy materializadores, el que aviva la narrativa arguediana y su relacion con los impulsos utopicosdentro de lacosmologia latinoamericana (incluida una visi6n andinaneoutopicao modernista).Como Anibal Quijano y XavierAlb6 anotan, estos impulsos utopicos se redefinen en latensionde la incertidumbre que se abre ante un futuro por venir para Latinoamdrica: entre lapotencialidad de ser, presentida y deseada por Arguedas, y lo que se es actualmente.

En este sentido, El Sexto/texto es ma's un cuestionamiento que unarespuesta simplementeut6pica. Es mas bien un pretexto para cuestionar nuestras identidades frente al percatarnos deque ya no somos lo que queriamos ser. Es asi mismo un ensayo de bisqueda de coexistenciaen la cual se respete y se alterne con otros, peleando contra lo que nos oprime, oblig.ndonosa aceptarnos como somos, pero sin dejar de sonar. Despuds de todo, cabe recordar las palabrasde Albert Einstein de que la imaginacion es ma's importante que los hechos mismos, para decir

con ello que las alternativas de otros 6rdenes deseados s6lo pueden empezar libremente en la

imaginacion. Es aqui, entonces, donde se postula la visi6n de El Sexto/texto como semillerode posibilidades estticas liberadoras conjugadas en un pensamiento analdctico liberador en el

cual recurren las visiones de identidades pasadas condensadas en nuevas maneras de pensar,de viviry de actuar. Consecuentemente, estavisi6n se cargade unasignificacion globalizadoray trascendente en cuanto se desliga de la visi6n cartesiana que lanza el proyecto modemo decorte iluminista en el que la fe en la razon cientifica, abstracta, tecnologica y calculadora sevuelve ciega. Por oposici6n a esta (itlima vision, se trata de buscar, a traves de una razonanaldctica, los significantes de una realidad excesivamente fragmentada para reconstruir conellos una visi6n significativamente ma's holistica capaz de contrarrestar el sentido artificial yabstracto de historicidad nueva que ha querido imponerse con el advenimiento del iluminismoy los comienzos arbitrarios de Ia supuesta modernidad que dste instala. Para decirlo a la manerade Dussel, se trata de proyectarse al momento anterior al establecimiento de relacionesarbitrarias entre significantes y significados apropiados por una filosofia cientificista, paradesde alli volver a reconstruir un paradigma liberador de este apropiamiento.

Con lo anterior queremos enfatizar el hecho de que las crisis generadas por la modemnidad

forzada no pueden resolverse ignorando las relaciones de otras formas representacionales yotras pdtcticas sociales y metafisicas. La posicion estratdgica desde la cual Arguedas escribe,

desde los margenes y los intersticios sociales, entre lo literario ylto autoetnograifico, tanto comoactor, escritor y testigo, le permite cuestionar estas perspectivas sociales a la luz de valoresmiticos, ticosy culturales amenazados porunarazon instrumental tecnologizaday diseminadapor un lenguaje tecnicista (tecnolecto, al decir de Michel Serres). Para Arguedas, la religiony otros dominios metafisicos trascendentales (artisticos, misticos y mitologicos), continiiandesempefiando un papel tan poderoso en la elaboracion de una cosmovision y en la lucha porla liberacion cultural latinoamericanas como el de la misma razon instrumental. De aqui queesta vision arguediana incluya necesariamente no solo la razon del Otro sino tambidn suinalienable otredad.

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OBRAS CITADAS

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