antropología en sentido pragmático

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    OS

    OF

    A

    Revis Laura Esponda

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    Antropologaen sentido pragmtico

    Immanuel Kant

    edicin bilinge alemn-espaol

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    tic

    o

    Redactada en 1796-1797, basada en las Lecciones impartidas por Kant desde

    1772-1773 hasta 1795-1796 y publicada en el ao de 1798, la Antropologa

    en sentido pragmtico no se orienta tanto a ofrecer una elucidacin trascen-

    dental de estructuras a priori para el conocimiento del ser humano. Localizada

    ms bien en un plano emprico, la Antropologa de Kant comprende al hombre

    como un ser que se realiza a lo largo de la historia, aunque no como indi-

    viduo, sino como una especie en proyeccin histrica que est destinada a

    realizar su autonoma en el marco jurdico-legal ofrecido por un Estado de

    Derecho. Para Kant esta realizacin de la especie humana considerada como

    una unidad en el horizonte temporal se realiza en el horizonte ofrecido por la

    tierra y ello abre el camino para considerar a las Lecciones kantianas sobre

    geografa fsica como el complemento de la Antropologa.

    A lo largo de esta obra se ofrece al lector una verdadera Enciclopedia

    de la filosofa kantiana sobre un plano emprico (Reinhard Brandt), orien-

    tada a analizar lo que el hombre hace y debe hacer de s mismo. Con ello

    esta obra establece, por un lado, un puente de mediacin con los anlisis

    ofrecidos tanto en la Crtica de la razn prctica como en la Metafsica de

    las costumbres e incluso en los escritos sobre filosofa de la historia, y, por

    el otro, abre la posibilidad de colocar la reflexin prctica de Kant en un fas-

    cinante dilogo tanto con el proyecto de una ciencia del hombre presentado

    anteriormente por David Hume en su Tratado de la naturaleza humana, al

    igual que con propuestas posteriores como las de Herder y aun con el pro-

    yecto antropolgico esbozado por Ludwig Feuerbach en sus Principios de la

    filosofa delfuturo (1843) o, incluso, con reflexiones contemporneas como

    las de Michel Foucault.

    La Biblioteca Immanuel Kant es una

    iniciativa acadmica y editorial de la

    Universidad Autnoma Metropolitana,

    la Univer sidad Nacional Autnoma de

    Mxico y el Fondo de Cultura Econmica.

    Esta coleccin ofrece versiones crticas

    bilinges de las principales obras del gran

    fi lsofo alemn, as como estudios que

    contribuyen a la mejor interpretacin y

    difusin de su pensamiento.

    Los volmenes incluyen amplios

    ensayos introductorios redactados por

    especialistas y estn complementados

    por notas de comentario al texto, tablas cro-

    nolgicas, tablas de correspondencias de

    trminos e ndices analticos y temticos.

    Durante ms de dos siglos las obras de

    Kant han sido objeto de numero sas edi-

    ciones, traducciones e interpre ta cio nes.

    La Biblioteca Immanuel Kant no ignora

    esos antecedentes; al contrario, los toma

    en cuenta para procesarlos conforme a cri-

    terios acadmicos y proporcionar al lector

    versiones actualizadas que se apoyan

    en un slido aparato crtico. Se aspira a

    esclarecer al mximo posible lo que Kant

    realmente expres y, as, facilitar a las

    personas interesadas el acceso a uno de

    los sistemas fi losfi cos ms importantes

    y profundos de todos los tiempos.

    A fi n de garantizar la calidad acad-

    mica necesaria, esta coleccin cuenta

    con un comit especializado de docentes

    e investigadores; sin embargo, el impulso

    de tan magno proyecto slo se cumplir

    cabalmente si cuenta con la colaboracin

    directa e indirecta de todas las personas

    que aprecian el pensamiento kantiano

    o sienten una genuina curiosidad por

    l; es decir, si se incorporan a esta ini-

    ciativa como estudiosos de los problemas

    y temas abordados por el gran fi lsofo

    de Knigsberg o como lectores crticos de

    las pginas que contienen su fi losofa.

    De reciente publicacin

    en la Biblioteca Immanuel Kant:

    Crtica de la razn pura

    Los progresos de la metafsica

    Crtica de la razn prctica

    Observaciones sobre el sentimiento

    de lo bello y lo sublime

    De prxima aparicin:

    Crtica de la facultad de juzgar contina en la otra solapa

    Re ne: 16 x 22 cmISBN: 978-607-28-0130-1752 pp, lomo 3.4 cm (papel cultural)

    ISBN: 978-607-28-0130-1

    9786072801301-kant-antropologa.indd 19786072801301-kant-antropologa.indd 1 4/7/14 10:05 AM4/7/14 10:05 AM

  • Antropologa (preliminares).indd A-IIAntropologa (preliminares).indd A-II 21/03/14 14:5321/03/14 14:53

  • ANTROPOLOGA EN SENTIDO PRAGMTICO

    Antropologa (preliminares).indd A-IIIAntropologa (preliminares).indd A-III 21/03/14 14:5321/03/14 14:53

  • Fondo de Cultura Econmica

    Universidad Autnoma MetropolitanaCoordinacin General de Difusin

    Direccin General de Publicaciones y Promocin Editorial

    Universidad Nacional Autnoma de MxicoCoordinacin de Difusin Cultural

    Direccin General de Publicaciones y Fomento Editorial

    CONSEJO ACADMICO

    AlemaniaReinhard Brandt, profesor emrito, Universitt Marburg

    Rdiger Bubner, Universitt HeidelbergNorbert Hinske, profesor emrito, Universitt Trier

    Otfried Hffe, Universitt TbingenManfred Kuehn, Boston University

    Matthias Lutz-Bachmann, Universitt Frankfurt am MainWerner Stark, Kant-Archiv, Universitt MarburgJrgen Stolzenberg, Universitt Halle-Wittenberg

    IberoamricaMario Caimi, Universidad de Buenos Aires, ArgentinaFrancisco Corts, Universidad de Antioquia, ColombiaJorge Dotti, Universidad de Buenos Aires, Argentina

    Miguel Giusti, Pontifi cia Universidad Catlica del PerDulce Mara Granja, Universidad Autnoma Metropolitana, Mxico

    Gustavo Leyva, Universidad Autnoma Metropolitana, MxicoAlberto Rosales, Universidad Simn Bolivar, Venezuela

    Gustavo Sarmiento, Universidad Simn Bolivar, VenezuelaRoberto Torretti, profesor emrito, Universidad de Puerto Rico

    Mara Xess Vzquez, Universidad de Santiago de Compostela, EspaaJulio del Valle, Pontifi cia Universidad Catlica del Per Jos Luis Villacaas, Universidad de Valencia, Espaa

    CONSEJO DIRECTIVO

    Dulce Mara Granja, Universidad Autnoma Metropolitana, MxicoJosu Landa, Universidad Nacional Autnoma de Mxico

    Mara Pa Lara, Universidad Autnoma Metropolitana, MxicoGustavo Leyva, Universidad Autnoma Metropolitana, Mxico

    Miriam Mesquita Sampaio de Madureira, Universidad Autnoma Metropolitana, MxicoTeresa Santiago, Universidad Autnoma Metropolitana, Mxico

    Biblioteca Immanuel Kant

    Antropologa (preliminares).indd A-IVAntropologa (preliminares).indd A-IV 21/03/14 14:5321/03/14 14:53

  • ANTROPOLOGA EN SENTIDO PRAGMTICO

    Immanuel Kant

    PrlogoReinhard Brandt

    TraduccinDulce Mara Granja, Gustavo Leyva y Peter Storandt

    (sobre la versin al espaol realizada porJOS GAOS)

    Revisin de estiloJulio del Valle

    Notas a la traduccin, tabla de correspondencias de trminos y bibliografa

    Dulce Mara Granja

    Universidad NacionalAutnoma de Mxico

    Antropologa (preliminares).indd A-VAntropologa (preliminares).indd A-V 03/04/14 15:3603/04/14 15:36

  • Agradecemos al Kant-Archiv de la Phillips-Universitt de Marburgo el respaldo acadmico brindado a este proyecto.

    Primera edicin: 2014

    Se prohbe la reproduccin total o parcial de esta obra, sea cual fuere el medio, sin la anuencia por escrito del titular de los derechos.

    D.R. Fondo de Cultura EconmicaCarretera Picacho-Ajusco 227, Bosques del Pedregal,Tlalpan, 14738, Mxico, D. F.

    D.R. Universidad Autnoma MetropolitanaProlongacin Canal de Miramontes 3855, col. Ex Hacienda San Juan de Dios,Tlalpan, 14387, Mxico, D. F.

    D.R. Universidad Nacional Autnoma de MxicoCiudad Universitaria, Coyoacn, 04510, Mxico, D. F.

    ISBN FCE: 978-607-16-1813-9ISBN UAM: 978-607-28-0130-1ISBN UNAM: 978-607-02-5044-6

    Impreso en Mxico Printed in Mexico

    Kant, Immanuel Antropologa en sentido pragmtico / Immanuel Kant ; prl. de Reinhard Brandt ; trad. de Dulce Mara Granja, Gustavo Leyva, Peter Storandt ; rev. de estilo Julio del Valle ; notas, tabla de correspondencias de trminos y bibliografi a de Dulce Mara Granja. Mxico : FCE, UAM, UNAM, 2014. 750 p. ; 22 16 cm (Colec. Biblioteca Immanuel Kant) Ttulo original: Anthropologie in pragmatischer Hinsicht Nota: traduccin sobre la versin al espaol realizada por Jos Gaos Edicin bilinge alemn espaol

    ISBN 978-607-16-1813-9 (FCE) ISBN 978-607-28-0130-1 (UAM) ISBN 978-607-02-5044-6 (UNAM)

    1. Seres humanos 2. Psicologa Trabajos antes de 1850 3. Conocimiento, Teora del 4. Antropologa Filosofa I. Brandt, Reinhard, prl. II. Granja, Dulce Mara, tr. III. Leyva, Gustavo, tr. IV. Storandt, Peter, tr. V. Valle, Julio del, rev. VI. Ser. VII. t.

    LC B2794 Dewey 128 K127a

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  • Prlogo

    La Antropologa en sentido pragmtico de Kant

    Kant recoge en sus lecciones, primero acerca de la antropologa, poste-riormente, de la antropologa pragmtica (de 1772-1773 a 1795-1796), y en la publicacin fi nal en forma de libro (1798), tres tendencias de su poca. Por una parte, existe la consigna de relevar por fi n a la metafsica escolstica con una nueva psicologa emprica. En este aspecto el pe-riodismo acadmico alemn, mas tambin el periodismo independiente, sigue las innovaciones procedentes de Inglaterra y, ms tarde, tambin de Francia. Los autores fi losfi cos de stas no tienen a su cargo ctedras de lgica y metafsica con sus obligados rituales en latn, sino que viven fuera de las universidades, en parte incluso ya como escritores independientes. John Locke y David Hume, Voltaire y Rousseau son los que determinan la vida intelectual, mientras que durante la segunda mitad del siglo XVIII Christian Wolff y sus discpulos se vuelven obsoletos. Locke y Hume con sus obras sobre el entendimiento humano (1690) y la naturaleza huma-na (1739-1740) son los verdaderos autores gua, en torno a cuyos temas escriben sus variaciones muchos autores franceses y, ms tarde, tambin alemanes. La antropologa kantiana desliga la psychologia empirica de Alexander Baumgarten de su inmersin metafsica en la Metaphysica y la abre a los conocimientos empricos de la literatura y la historia. Se sobre-entiende que esta ctedra privada del nuevo profesor titular ya no se lleva a cabo en un idioma distinto del alemn. Kant cita miles de observaciones hechas en las literaturas antigua y moderna para caracterizar al hombre. Recoge los impulsos de la cultura de la atencin de los griegos y romanos, de Montaigne y del Spectator, de los ltimos reportajes de viaje y de las novelas y los dramas, introduciendo al pblico a las actividades humanas y sus motivos. En un principio estn presentes todos los contemporneos:

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  • Prlogo

    VIII

    Hume y Rousseau, Lichtenberg y Voltaire, Lavater y Home, Richardson, Gellert; la ctedra se convierte en espejo literario de las publicaciones en curso. La publicacin de 1798 vive todava de aquella gran poca de los aos setenta; pero los intereses de los contemporneos han cambiado, pues stos se lanzan hacia las cimas de las ostentosas edifi caciones del idealismo sin ocuparse del bathos de la experiencia que Kant exhibe ante sus ojos (la Antropologa se vendi bien, mas no produjo ningn eco nota-ble ni ningn debate entre la gente erudita ).

    La segunda tendencia va estrechamente ligada a la primera. Es la orientacin de la escuela y la universidad hacia la vida futura en la so-ciedad burguesa, de la teora hacia la praxis. El hombre no est creado para la especulacin, sino para una vida activa, para la praxis dentro de la sociedad. Kant transforma la psicologa emprica con la que inicia la cte-dra sobre antropologa dictada en 1772-1773, todava durante la primera mitad de esa dcada en una disciplina pragmtica, capaz de brindar a los estudiantes una orientacin bsica hacia el trato futuro con los hombres. Kant les proporcion de este modo un fundado tratado prctico, encontran-do un agradecido auditorio para las ingeniosas, divagantes y abismales, juguetonas y serias enseanzas anticipadas sobre la futura experiencia del mundo. En el libro dice: Joven, rehsate a la satisfaccin (de la diversin, de la gula, del amor, etc.), si bien no con la intencin estoica de prescindir en absoluto de ella, sino con la refi nada intencin epicrea, para tener en perspectiva un goce siempre creciente (25). Y ms adelante, de nuevo: Joven [] acostmbrate a amar el trabajo!, rehsate deleites, no para renunciar a ellos, sino para mantenerlos todo lo posible exclusivamente en perspectiva! (63). Kant es decididamente neo-estoico, pero en un caso de necesidad sigue tambin a Epicuro al defender el goce mximo de pos-poner el goce y por lo pronto de trabajar.

    A estas dos tendencias de la poca, a saber, la psicologa y la praxis, se ana una tercera. Es la pregunta, no por la esencia sino por el destino

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  • IX

    Prlogo

    del hombre, por el fi n de su existencia; esta pregunta se convierte en un tema central de los debates durante la segunda poca de la Ilustracin en Alemania, que es delimitada por las obras Betrachtungen ber die Be-stimmung des Menschen (Observaciones en torno al destino del hombre, 1748) de Johann Joachim Spalding y Die Bestimmung des Menschen (El destino del hombre, 1800) de Fichte. Kant adopta la cuestin del destino fi nal y la resuelve de tal modo que el destino del hombre consiste en la autodeterminacin moral; a sta le corresponde la primaca en la vida del hombre y en la fi losofa; y Kant pregunta, adems, a partir de mediados de los aos setenta por el destino del gnero humano en su totalidad. Esta pregunta no enfoca ni la perfeccin o el perfeccionamiento la perfectio de la creacin en su conjunto (Christian Wolff) ni la cuestin del destino del individuo (Spalding), sino el destino del gnero humano. Rousseau haba apostado, en su segundo discurso Sobre la desigualdad entre los hombres (1755), por la perfectibilit del genre humain, encontrando un amplsimo eco con esta elevacin del gnero humano sobre el resto del reino de la naturaleza o del mundo en su conjunto. Qu fi nalidad tiene la historia humana? Existe un progreso del gnero humano hacia lo mejor en los aspectos moral y jurdico? Y cmo me encuentro yo incorporado en esa historia y ese destino del gnero humano? A este tema se dedica el ltimo captulo de la Antropologa: E) El carcter del gnero. De esta refl exin surge un nuevo concepto de historia que incluye, por un lado, el gnero humano en su conjunto y, por otro lado, el pasado, el presente y tambin (paradjicamente) el futuro. Es, al mismo tiempo, la historia de la naturaleza y la de la razn del gnero humano.

    Kant es neo-estoico y comparte la idea de que en el mundo impera una normatividad ininterrumpida, tanto de la causa effi ciens como de las causas fi nales. En la antropologa pragmtica no se refl exiona sobre ello, pero se presupone la conviccin correspondiente, soportada por las tres crticas. Debemos suponer que a fi n de cuentas todo lo que ocurre, tanto

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  • Prlogo

    X

    en la naturaleza como en la historia de la cultura humana, ocurre por voluntad de la providencia como medio para alcanzar el fi n ltimo de la historia humana, que es la moralidad. Todo est enfocado a esta autonoma que fi nalmente habr de conseguirse. En el campo previo de las relacio-nes individuales de fi nes, el ingenioso fi lsofo se distingue de los dems hombres por detectar la razn y la providencia incluso all donde aqullos parecen desesperarse. El lector va conociendo, lleno de admiracin, los fi nes a los que sirve todo aquello: la simulacin de los hombres, el dolor de la vida y, sobre todo, el mal mismo, que es una herramienta indispensa-ble de la providencia para generar el fi n ltimo. Es alto el precio que Kant paga por esta conformidad a fi nes que penetra todo. Por una parte, se da previamente un saber en el que el pesimista (y no slo ste) con justa ra-zn no confa. Por otra parte, el fi nalismo estoico se opone implcitamente al concepto de telos platnico-aristotlico, segn el cual una cosa es buena en s misma, en su esencia, que muchas veces somos capaces de conocer de manera aproximativa. Por el contrario, para Kant lo nico en el mundo e incluso fuera de l que puede tomarse por bueno, es la voluntad humana. La buena voluntad, por su parte, es buena por su esfuerzo her-cleo de llegar a ser buena; el llegar a serlo es algo que quedar negado a la voluntad humana. De este modo, todo tiene su fi nalidad en algo que ello mismo no es o an no es. Tambin los organismos de la Crtica de la facultad de juzgar son organizaciones al servicio de algo y la conversa-cin en la serena mesa que al fi nal de la Facultad de apetecer (88) se rene en la casa de Kant o en algn otro lugar (pero no entre la nobleza superior ni entre los obreros), sirve a la mano invisible de la naturale za pa ra sus propios fi nes sin que los participantes lo sepan: al menos no a los contenidos proposicionales, como suponen ingenuamente los bromistas y risueos oradores.

    La Antropologa culmina con el destino del gnero humano un fi nal que se asemeja a aquel de las otras grandes obras de Kant: es la idea de

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  • XI

    Prlogo

    la razn a la que fi nalmente conduce todo. El destino del hombre penetra su naturaleza y su historia y la trasciende; as concluye esta obra: de modo sobrio y, al mismo tiempo, enigmtico.

    Nota editorial

    La primera edicin de la Antropologa en sentido pragmtico se public en 1798 (A1), la segunda en 1800 (A2). La segunda edicin se imprimi, al igual que supuestamente la primera, por Christian Gottfried Schtz en Jena; con una probabilidad que colinda con la seguridad podemos descar-tar que Kant haya participado de alguna forma en las aadiduras y correc-ciones que distinguen A2 de A1 (cfr. la carta de Schtz del 22 de mayo de 1800, en I. Kant, Smmtliche Werke, XII, 307, 24-26).1 Se trata, a grandes rasgos, de intervenciones en el texto sin mayor importancia, que tuvieron el fi n de hacerlo ms amigable para el lector. Para dar un ejemplo: bajo el ttulo La novedad Kant menciona de manera sorpresiva objetos de la Antigedad, que verlos o incluso tocarlos despierta nuestra atencin; se hace presente algo que segn el curso natural de las cosas se hubiese de-bido presumir que la fuerza del tiempo lo habra aniquilado mucho antes (25). En cambio, en el manuscrito H y, modernizado ortogrfi camente, en A1 encontramos sin ninguna elegancia: [...] algo que segn el curso natural de las cosas se presume hallarse consumido mucho antes por los estragos del tiempo. En A2 se eliminan las expresiones toscas y se le ayuda al lector remitindolo a pasajes anteriores y posteriores.

    Cul es la situacin de A1? Igual que en el caso de A2 debe excluir-se que Kant haya revisado las galeras. Para estas revisiones aplicaba lo

    1 Por lo tanto, es infundado el supuesto de Friedrich Wilhelm Schubert de que el mismo Kant corrigi el texto. Escribe Schubert: [Kant] se limit en esa poca a revisar algunos de sus obras que requeran una reedicin, como fue el caso incluso con la Antropologa que, pese a sus 2000 ejemplares (ninguna obra anterior de Kant se haba publicado con un tiraje tan grande), tuvo que reimprimirse ya para la feria de pascua de 1800 (I. Kant, Smmtliche Werke, XI, 2, 154).

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  • Prlogo

    XII

    que Ludwig Ernst Borowski escribi en su Descripcin de la vida y del carcter de Immanuel Kant: No tena por qu ocuparse tampoco de la tan laboriosa y tardada correccin de sus obras impresas, porque en sus aos de ms joven sus entregados discpulos se encargaban gustosamente de esta labor, mientras que todas las obras posteriores y mayores se im-primieron sin excepcin en el extranjero.2 Es decir, las galeras no fueron enviadas a Knigsberg, sino revisadas en el mismo lugar de impresin. Pero cul era el manuscrito que se envi al lugar de impresin en el extranjero? El problema de evaluar la primera impresin se presenta, visto con mayor detalle, de la siguiente manera: contamos con una copia en limpio de Kant,3 la cual sirvi de modelo para la primera edicin por va de una copia redactada. A1, por su parte, difi ere en muchos detalles del manuscrito de Kant, pudindose clasifi car estas variantes en tres cla-ses. Primero, A1 completa la copia en limpio en aquellas partes que ya estaban previstas en H precisamente para ello; por ejemplo, nmeros faltantes de pargrafos. Luego, hay razonables correcciones de negligen-cias que cualquier redactor deba realizar tcitamente. Por ejemplo, la numeracin de pargrafos en H va como sigue: 20, 21, 20, 21. En este caso, el copiador y redactor de H tuvo que intervenir para pro-ducir un orden consistente. El libro I termina en H con un prrafo que empieza con 1.) La ms importante revolucin [...], pero no siguen ms nmeros. Se deba eliminar la referencia 1.). Es, por lo tanto, evidente que el manuscrito de Kant requera un trabajo de redaccin en estas dos reas antes de pasar a la impresin. En tercer lugar, empero, hay inter-venciones que difcilmente habran sido aprobadas por el autor. Veamos dos ejemplos: Kant expone bajo el ttulo De la inclinacin a la libertad como pasin el impulso de libertad de los pueblos cazadores. As, no despierta slo el concepto de la libertad bajo leyes morales un afecto que

    2 L. E. Borowski, Darstellung des Lebens und Charakters Immanuel Kants, p. 80.3 Biblioteca Universitaria de Rostock, Mss. Var. 32.

    Antropologa (preliminares).indd A-XIIAntropologa (preliminares).indd A-XII 21/03/14 14:5321/03/14 14:53

  • XIII

    Prlogo

    se llama entusiasmo [comprese VII, 85-86 con respecto a la Revolucin francesa], sino que la mera representacin sensible de la libertad externa eleva la inclinacin a perseverar en ella o a ampliarla hasta llegar a una vehemente pasin (AA269). El hbito pertenece al mecanismo psicol-gico de la libertad externa y meramente sensible. No obstante, el culto redactor remplaza hbito por analoga con el concepto del derecho y destruye as la lgica de esa idea. Cmo puede una analoga actuar psicolgicamente? Otro ejemplo: Kant describe la mente rgida de los ingleses que simulan contar con principios (AA315); este principio seu-doestoico del tenax propositi no importando cul sea el principio fun-damental da a un varn la importancia de que se sepa seguro lo que se ha de esperar de l. El redactor, de alguna manera no entendiendo esta relacin, escribe: lo que se ha de esperar de l y l de los otros, pero por qu su fi jacin en un principio ser la garanta del comportamiento de los otros? Todas las ediciones siguieron ciegamente a ese redactor que crea haber mejorado el texto original. Hay muchas aadiduras que podran haber provenido del autor mismo; por ejemplo, en el siguiente pasaje donde se dice que en el hombre la naturaleza pasa de la cultura a la moralidad y no, como lo prescribe la razn, de la moralidad a la cul-tura (lo cual da inevitablemente por resultado una tendencia inversa y contraria al fi n), A1 contina: por ejemplo, cuando la enseanza de la religin, que deba ser necesariamente una cultura moral, empieza con la cultura histrica, que es meramente una de la memoria, y se empea vanamente en deducir de ella una moralidad (El carcter del gnero). La aadidura corresponde al pensar del autor (cfr., por ejemplo, VII 66-76), pero en este contexto parece fuera de lugar y no es de Kant.

    El tipo de intervenciones en el texto excluye que provengan ya sea del impresor o del corrector de las galeras, se realizaron en Knigsberg por el redactor del manuscrito H. Todos los indicios nos llevan al supuesto de que Kant hizo slo aadiduras y correcciones superfi ciales a la versin

    Antropologa (preliminares).indd A-XIIIAntropologa (preliminares).indd A-XIII 21/03/14 14:5321/03/14 14:53

  • Prlogo

    XIV

    redactada de su copia en limpio, la cual se enviara a la editorial. Fue slo durante una maana?, la del 1 de junio 1798?

    Johann Friedrich Abegg anota en su Diario de viajes de 1798 con fecha del 1 de junio acerca de Kant: Hoy en la maana corrigi su Antropolo-ga porque ahora sta tambin se va a imprimir.4 Hoy en la maana el prrafo en que Abegg lo relata comienza con las frases: 1 de junio. Hoy a las 10 de la maana el inspector municipal superior Brahl, un compaero de confi anza de Kant, me llev a verlo [...].5 La expresin de Abegg invita a suponer que Kant se ocup de la correccin precisamente en esa maana hasta poco despus de las diez, no antes ni tampoco despus. Sin embargo, no sabemos en qu informacin (por parte de Kant?) se basa exactamente la frase de Abegg Hoy en la maana corrigi su Antropologa.

    En el caso de los pasajes de texto que pertenecen al tercer tipo las correcciones en A1 que empeoran H obligan al editor de la Antropologa a revertir las modifi caciones y a restablecer, si es posible, el texto original de Kant. A esta labor ya se enfrent Schndrffer en la edicin de Cassirer. Tambin Karl Vorlnder se dio cuenta de que H contiene muchas veces un mejor texto que A1: Este manuscrito original (que en nuestra edicin se llama H) ofrece en varios casos la mejor versin en comparacin con la impresa. All donde, segn nuestro juicio, es ste decididamente el caso, no tuvimos reparos puesto que la ltima correccin, tambin antes de la primera impresin, se realiz por un discpulo de Kant o incluso un corrector (pero no por l mismo) en insertar el texto de H en una serie de otros pasajes ms, divergiendo del procedimiento ms conservador que sigui la edicin de la Academia. Naturalmente se anot en estos casos tambin la versin divergente de la edicin impresa, de modo que el lector mismo podr decidir.

    4 J. F. Abegg, Reisetagebuch von 1798, p. 146.5 Ibid., p. 143.

    Antropologa (preliminares).indd A-XIVAntropologa (preliminares).indd A-XIV 21/03/14 14:5321/03/14 14:53

  • XV

    Prlogo

    Ediciones en otras lenguas

    Anthropologie du point de vue pragmatique, introd., trad.y notas de Michel Foucault, Pars, 1961 [2a ed. 1964, 3a ed. 1970, 4a ed. 1994].

    Anthropologia pragmatica, trad. de Giovanni Vidari, rev. de la trad. (de la la ed. de 1921) e introd. de Augusto Guerra, Bari, 1969.

    Scritti morali. Fondazione della metafi sica dei costumi. Critica della ra-gion pratica. La religione nei limiti della semplice ragione. Antropologia, ed. de Pietro Chiodi, Turn, 1970.

    Anthropology from a Pragmatic Point of View, trad., introd. y notas de Mary J. Gregor, La Haya, 1974.

    Anthropology from a Pragmatic Point of View, trad. de Victor Lyle Dowdell, rev. y ed. de Hans H. Rudnick, introd. de Frederick P. van de Pitte, Carbondale / Edwardsville / Londres / Amsterdam 1978 [2a ed. 1996].

    Anthropologie du point de vue pragmatique, trad. de Pierre Jalabert, en Kant, Emmanuel, uvres philosophiques, vol. III: Les derniers crits, ed. de Ferdinand Alqui, Pars, 1986, pp. 939-1144.

    Anthropologie du point de vue pragmatique, trad., pres., bibliografa y cronologa de Alain Renaut, Pars, 1993.

    Anthropologie dun point de vue pragmatique; De la facult dimaginer [Auszge], nva. trad. y comentario de Alexandra Makowiak, Pars, 1999.

    Antropologia din perspectiva pragmatica, trad. y dir. de Rodica Croitu-re, Oradea, 2001.

    Reinhardt Brandt

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  • Advertencia editorial

    La Antropologa en sentido pragmtico [Anthropologie in pragmatischer Hinsicht] fue escrita por Kant en 1796-1797 y publicada por l mismo en el ao de 1798 (una segunda edicin apareci, aun en vida de Kant, dos aos ms tarde). La base de este escrito est formada por las leccio-nes sobre antropologa que Kant impartiera a lo largo de un periodo de ms de veinte aos en la Albertus-Universitt Knigsberg desde el semes-tre de invierno de 1772-1773 hasta el de 1795-1796.

    Conforme al proyecto original de la Biblioteca Immanuel Kant hemos tomado como base para esta edicin el texto establecido de esta obra por la edicin de la Academia (en adelante Ed. Acad.): Kants Gesammelte Schrif-ten Akademieausgabe, Kniglich Preuische Akademie der Wissenschaf-ten, vol VII, Berln, 1907, pp. 117-333. La Antropologa es, sin embargo, una de las pocas obras de Kant de la que se dispone del manuscrito original, localizado en la Biblioteca de la Universidad de Rostock y cuyo propietario era muy probablemente J. S. Beck quien era un profesor de orientacin kan-tiana adscrito a esa misma universidad. Mayores detalles sobre el proceso de edicin de esta obra y sobre la compleja relacin entre sus diversas variantes pueden ser encontrados en el vol. xxv de la Ed. Acad. y en el monumental Kritischer Kommentar zu Kants Anthropologie in pragmatischer Hinsicht (Comentario crtico acerca de la Antropologa en sentido pragmtico de Kant) escrito por Reinhard Brandt (vase la bibliografa, ms adelante).

    En la presente traduccin al espaol se han incorporado algunas de las modifi caciones propuestas especfi camente por Reinhard Brandt cuando ellas le dan mayor coherencia sintctica, semntica, conceptual y argu-mentativa al texto, sea en la composicin interna entre las diversas partes de esta obra, o sea en la relacin externa que mantiene el texto de la An-tropologa como un todo con otros textos de la obra kantiana considerada en su conjunto.

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  • Advertencia editorial

    XVIII

    Deseamos agradecer a las autoridades de la Universidad Autnoma Metropolitana, en especial a su rector, Dr. Enrique Fernndez Fassnacht y a los Mtros. Carlos Ortega y Bernardo Ruiz. Del Fondo de Cultura Econ-mica, especialmente a Joaqun Dez-Canedo, Jos Carreo Carln, Mart Soler, Toms Granados Salinas, Miguel ngel Palma y Rodrigo Bengochea por el apoyo irrestricto que han ofrecido a la Biblioteca Immanuel Kant. Tambin a la Mtra. Laura Gonzlez Durn, por su cuidadoso trabajo edi-torial. Sin la generosa colaboracin de las instituciones y personas men-cionadas, no habramos podido presentar al lector la obra que ahora tiene en sus manos.

    Dulce Mara Granja CastroGustavo Leyva Martnez

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  • Anthropologie in pragmatischer Hinsicht

    abgefat von Immanuel Kant.

    1798.

    Zweite verbesserte Aufl age.1800.

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  • Antropologaen sentido pragmtico

    por Immanuel Kant.

    1798.

    Segunda edicin, corregida.1800.

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  • | Vorrede

    Alle Fortschritte in der Cultur, wodurch der Mensch seine Schule macht, haben das Ziel, diese erworbenen Kenntnisse und Geschicklichkeiten zum Gebrauch fr die Welt anzuwenden; aber der wichtigste Gegenstand in derselben, auf den er jene verwenden kann, ist der Mensch: weil er sein eigener letzter Zweck ist. Ihn also seiner Species nach als mit Vernunft begabtes Erdwesen zu erkennen, verdient besonders Welt-kenntni genannt zu werden, ob er gleich nur einen Theil der Erdge-schpfe ausmacht.

    Eine Lehre von der Kenntni des Menschen, systematisch abgefat (An-thropologie), kann es entweder in physiologischer oder in pragmatischer Hinsicht sein. Die physiologische Menschenkenntni geht auf die Erfor-schung dessen, was die Natur aus dem Menschen macht, die pragmatische auf das, was er als freihandelndes Wesen aus sich selber macht, oder machen kann und soll. Wer den Naturursachen nachgrbelt, worauf z.B. das Erin-nerungsvermgen beruhen mge, kann ber die im Gehirn zurckbleibenden Spuren von Eindrcken, welche die erlittenen Empfi ndungen hinterlassen, hin und her (nach dem Cartesius) vernnfteln; mu aber dabei gestehen: da er in diesem Spiel seiner Vorstellungen bloer Zuschauer sei und die Natur machen lassen mu, indem er die Gehirnnerven und Fasern nicht kennt, noch sich auf die Handhabung derselben zu seiner Absicht versteht, mithin alles theoretische Vernnfteln hierber reiner Verlust ist. Wenn er aber die Wahrnehmungen ber das, was dem Gedchtni hinderlich oder befrderlich befunden worden, dazu benutzt, um es zu erweitern oder ge-wandt zu machen, und hiezu die Kenntni des Menschen braucht, so wrde dieses einen Theil der Anthropologie in pragmatischer Absicht ausmachen, und das ist eben die, mit welcher wir uns hier beschftigen.

    | Eine solche Anthropologie, als Weltkenntni, welche auf die Schule folgen mu, betrachtet, wird eigentlich alsdann noch nicht pragmatisch

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  • | Prlogo

    Todos los progresos de la cultura a travs de los cuales se educa el hombre tienen el fi n de aplicar los conocimientos y habilidades adquiridas para emplearlos en el mundo; pero el objeto ms importante del mundo a que el hombre puede aplicarlos es el hombre mismo: porque l es su propio fi n ltimo.1 El conocerle, pues, en cuanto a su especie como un ser terre-nal dotado de razn, merece llamarse particularmente un conocimiento del mundo aun cuando el hombre slo constituya una parte de las criaturas terrenales.

    Una doctrina del conocimiento del hombre sistemticamente desa-rrollada (Antropologa) puede hacerse en sentido fi siolgico o en sentido pragmtico. El conocimiento fi siolgico del hombre se orienta hacia la investigacin de lo que la naturaleza hace del hombre; el pragmtico, ha-cia lo que l, como ser que obra libremente, hace, o puede y debe hacer, de s mismo. Quien cavile sobre las causas naturales en que pueda descansar, por ejemplo, la facultad de recordar, discurrir acaso (al modo de Cartesio)2 sobre las huellas dejadas en el cerebro por las impresiones que producen las sensaciones experimentadas; pero tendr que confesar que en este juego de sus representaciones es un mero espectador y que tiene que dejar hacer a la naturaleza, puesto que no conoce las fi bras ni los nervios enceflicos, ni sabe manejarlos para su propsito, o sea, que todo argir terico sobre este asunto es pura prdida. Pero si utiliza las percepciones hechas sobre lo que resulta molesto o favorable a la memoria, para ampliarla o hacerla hbil, y a este fi n se sirve del conocimiento del hombre, esto constituir una parte de la antropologa en sentido pragmtico, y sta es precisamente aquella con que aqu nos ocupamos.

    | Una antropologa semejante, considerada como un conocimiento del mundo que debe seguir la Academia, no se llama todava propiamente prag-

    [119]

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  • Vorrede

    4

    genannt, wenn sie ein ausgebreitetes Erkenntni der Sachen in der Welt, z.B. der Thiere, Pfl anzen und Mineralien in verschiedenen Lndern und Klimaten, sondern wenn sie Erkenntni des Menschen als Weltbrgers enthlt. Daher wird selbst die Kenntni der Menschenrassen als zum Spiel der Natur gehrender Producte noch nicht zur pragmatischen, son-dern nur zur theoretischen Weltkenntni gezhlt.

    Noch sind die Ausdrcke: die Welt kennen und Welt haben in ihrer Bedeutung ziemlich weit auseinander: indem der Eine nur das Spiel ver-steht, dem er zugesehen hat, der Andere aber mitgespielt hat. Die sogenannte groe Welt aber, den Stand der Vornehmen, zu beurtheilen, befi ndet sich der Anthropologe in einem sehr ungnstigen Standpunkte, weil diese sich unter einander zu nahe, von Anderen aber zu weit be-fi nden.

    Zu den Mitteln der Erweiterung der Anthropologie im Umfange ge-hrt das Reisen, sei es auch nur das Lesen der Reisebeschreibungen. Man mu aber doch vorher zu Hause durch Umgang mit seinen Stadt- oder Landesgenossen* sich Menschenkenntni erworben haben, wenn man wissen will, wornach man auswrts suchen solle, um sie in gre-rem Umfange zu erweitern. Ohne einen solchen Plan (der schon Men-schenkenntni voraussetzt) bleibt der Weltbrger in Ansehung seiner Anthropologie immer sehr eingeschrnkt. Die Generalkenntni geht hierin immer vor der Localkenntni voraus, wenn jene durch Philo-sophie geordnet und geleitet werden soll: ohne welche alles erworbene Erkenntni nichts als fragmentarisches Herumtappen und keine Wis-senschaft abgeben kann.

    * Eine groe Stadt, der Mittelpunkt eines Reichs, in welchem sich die Landescollegia der Regierung desselben befi nden, die eine Universitt (zur Cultur der Wissenschaften) und dabei noch die Lage zum Seehandel hat, welche durch Flsse aus dem Inneren des Landes sowohl, als auch mit angrn-zenden entlegenen Lndern von verschiedenen Sprachen und Sitten einen Verkehr begnstigt, eine solche Stadt, wie etwa Knigsberg am Pregelfl usse, kann schon fr einen schicklichen Platz zu Erweiterung sowohl der Menschenkenntni als auch der Weltkenntni genommen werden, wo diese, auch ohne zu reisen, erworben werden kann.

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  • Prlogo

    4

    mtica cuando encierra extensos conocimientos sobre las cosas del mundo, por ejemplo, sobre los animales, las plantas y los minerales de los diversos pases y climas, sino cuando encierra un conocimiento del hombre como ciudadano del mundo. De aqu que no se cuente ni siquiera el conoci-miento de las razas humanas, como productos pertenecientes al juego de la naturaleza, entre el conocimiento pragmtico del mundo, sino slo el terico.

    Las expresiones: conocer el mundo y tener mundo difi eren an bastante en su signifi cacin: pues el que conoce el mundo se limita a comprender el juego que ha presenciado, mientras que el que tiene mundo ha entrado en juego en l. Mas para juzgar al llamado gran mundo, al estamento de las personas distinguidas, el antroplogo se halla en una posicin muy desfavorable, porque dichas personas se encuentran demasiado cerca en-tre s, pero demasiado lejos de los dems.

    Entre los medios para ensanchar la antropologa en su dimensin est el viajar, aun cuando slo consista en la lectura de descripciones de viajes. Pero s es menester haber adquirido un conocimiento del hombre antes, en la propia casa, mediante el trato con los conciudadanos o paisanos,* si se quiere saber qu es lo que se debe buscar fuera para ampliar ese conocimiento en mayor dimensin. Sin un plan semejante (que supone ya un conocimiento del hombre), el ciudadano del mundo siempre resultar muy limitado respecto de su Antropologa. Los conocimientos generales preceden aqu siempre a los conocimientos locales, si se pretende ordenar y dirigir esta Antropologa por la fi losofa: sin la cual todos los conoci-mientos adquiridos no pueden dar nada ms que un fragmentario tantear y no una ciencia.

    * Una gran ciudad, que es el centro de un reino en el que se encuentran los cuerpos territoriales del gobierno de ste, que tiene una universidad (para el cultivo de las ciencias) y, adems, una situacin propicia a la navegacin, que favorece las relaciones por medio de los ros procedentes del interior del pas al igual que con los alejados pases colindantes de diversas lenguas y costumbres, una ciudad semejante, por ejemplo Knigsberg a orillas del ro Pregel, puede considerarse como un lugar adecuado para ampliar tanto el conocimiento del hombre como el conocimiento del mundo, donde ste puede adquirirse incluso sin viajar.

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  • Vorrede

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    * * *

    Allen Versuchen aber, zu einer solchen Wissenschaft mit Grndlichkeit zu gelangen, stehen erhebliche, der menschlichen Natur selber anhngende Schwierigkeiten entgegen.

    | 1. Der Mensch, der es bemerkt, da man ihn beobachtet und zu er-forschen sucht, wird entweder verlegen (genirt) erscheinen, und da kann er sich nicht zeigen, wie er ist; oder er verstellt sich, und da will er nicht gekannt sein, wie er ist.

    2. Will er auch nur sich selbst erforschen, so kommt er, vornehmlich was seinen Zustand im Affect betrifft, der alsdann gewhnlich keine Ver-stellung zult, in eine kritische Lage: nmlich da, wenn die Triebfedern in Action sind, er sich nicht beobachtet, und wenn er sich beobachtet, die Triebfedern ruhen.

    3. Ort und Zeitumstnde bewirken, wenn sie anhaltend sind, Ange-whnungen, die, wie man sagt, eine andere Natur sind und dem Men-schen das Urtheil ber sich selbst erschweren, wofr er sich halten, vielmehr aber noch, was er aus dem Anderen, mit dem er im Verkehr ist, sich fr einen Begriff machen soll; denn die Vernderung der Lage, worein der Mensch durch sein Schicksal gesetzt ist, oder in die er sich auch als Abenteurer selbst setzt, erschweren es der Anthropologie sehr, sie zum Rang einer frmlichen Wissenschaft zu erheben.

    Endlich sind zwar eben nicht Quellen, aber doch Hlfsmittel zur An-thropologie: Weltgeschichte, Biographien, ja Schauspiele und Romane. Denn obzwar beiden letzteren eigentlich nicht Erfahrung und Wahrheit, sondern nur Erdichtung untergelegt wird, und bertreibung der Cha-raktere und Situationen, worein Menschen gesetzt werden, gleich als im Traumbilde aufzustellen, hier erlaubt ist, jene also nichts fr die Men-schenkenntni zu lehren scheinen, so haben doch jene Charaktere, so wie sie etwa ein Richardson oder Molire entwarf, ihren Grundzgen nach

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  • Prlogo

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    * * *

    Pero a todos los ensayos que se hagan para llegar con fundamento slido a una ciencia semejante se oponen considerables difi cultades, inherentes a la propia naturaleza humana.

    | 1) La persona que nota que se le observa y se le trata de estudiar, o aparecer como desconcertada (avergonzada), y entonces no puede mos-trarse como es; o disimula, y entonces no quiere que se la conozca como es.

    2) Aun cuando slo quiera estudiarse a s misma, se colocar en una situacin crtica, principalmente por lo que se refi ere a su estado regido por la emocin, que no admite, por lo comn, disimulacin; pues cuando estn en accin los mviles, la persona no se observa, y cuando se observa, los mviles reposan.

    3) El lugar y las circunstancias de tiempo producen, cuando son per-sistentes, hbitos que constituyen una segunda naturaleza, como suele decirse, y difi cultan a la persona formarse un juicio sobre s misma, sobre aquello por lo que deba tenerse, pero ms an sobre el concepto que deba hacerse del prjimo con quien se encuentra en relacin; pues el cambio de la situacin en que el hombre resulta colocado por su destino, o en que se coloca tambin l mismo en un plan de aventurero, difi cultan en grande a la antropologa elevarla al rango de una ciencia formal.

    Finalmente, son no precisamente fuentes, pero s recursos auxiliares de la antropologa: la historia universal, las biografas y hasta las obras de teatro y las novelas. Pues si bien estos dos ltimos gneros propiamente se fundan no en la experiencia y la verdad, sino slo en la invencin, y en ellos est permitido plantear, igual que en los sueos, la exageracin de los caracteres y las situaciones en que se ubican las personas, de suer-te que no parecen ensear nada aprovechable para el conocimiento del hombre, lo cierto es que caracteres como los trazados por un Richardson3

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  • Vorrede

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    aus der Beobachtung des wirklichen Thun und Lassens der Menschen genommen werden mssen: weil sie zwar im Grade bertrieben, der Qua-litt nach aber doch mit der menschlichen Natur bereinstimmend sein mssen.

    Eine systematisch entworfene und doch populr (durch Beziehung auf Beispiele, die sich dazu von jedem Leser auffi nden lassen) in pragmati-scher Hinsicht abgefate Anthropologie fhrt den Vortheil fr das lesende Publicum bei sich: da durch die Vollstndigkeit der Titel, unter welche diese oder jene menschliche, ins Praktische einschlagende beobachtete Eigen|schaft gebracht werden kann, so viel Veranlassungen und Auffor-derungen demselben hiemit gegeben werden, jede besondere zu einem eigenen Thema zu machen, um sie in das ihr zugehrende Fach zu stellen; wodurch die Arbeiten in derselben sich von selbst unter die Liebhaber dieses Studiums vertheilen und durch die Einheit des Plans nachgerade zu einem Ganzen vereinigt werden; wodurch dann der Wachsthum der gemeinntzigen Wissenschaft befrdert und beschleunigt wird.*

    * In meinem anfnglich frei bernommenen, spterhin mir als Lehramt aufgetragenen Geschfte der reinen Philosophie habe ich einige dreiig Jahre hindurch zwei auf Weltkenntni abzweckende Vorlesungen, nmlich (im Winter-) Anthropologie und (im Sommerhalbenjahre) physische Geogra-phie gehalten, welchen als populren Vortrgen beizuwohnen, auch andere Stnde gerathen fanden; von deren ersterer dies das gegenwrtige Handbuch ist, von der zweiten aber ein solches aus meiner zum Text gebrauchten, wohl keinem Anderen als mir leserlichen Handschrift zu liefern mir jetzt fr mein Alter kaum noch mglich sein drfte.

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  • Prlogo

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    o un Molire4 han de estar tomados en sus rasgos fundamentales de la ob-servacin del obrar y omitir reales de los hombres; porque si bien tienen que ser exagerados en cuanto al grado, en cuanto a la cualidad deben ser concordantes con la naturaleza humana.

    Una antropologa sistemticamente proyectada y, sin embargo, po-pularmente (haciendo referencia a ejemplos que cualquier lector pueda encontrar al respecto) desarrollada en sentido pragmtico lleva consigo la ventaja para el pblico lector de que gracias a la completitud de los ttulos bajo los cuales puede colocarse esta o aquella cualidad humana observada y concerniente a la prctica, | se le proporciona a este pblico el mismo nmero de ocasiones e incitaciones para hacer de cada cualidad en particular un tema propio, para colocarla en el departamento que le corresponda; con lo cual los trabajos en esta antropologa se repartirn por s mismos entre los amantes de su estudio y se reunirn poco a poco en un todo, por obra de la unidad del plan: con lo cual, a su vez, se fomentar y acelerar el crecimiento de esta ciencia de utilidad comn.*

    * En mis actividades de la fi losofa pura, emprendidas inicialmente de manera libre y, ms tarde, asignadas a m como enseanza ofi cial, he impartido, a lo largo de unos treinta aos, dos lecciones que tienen como fi n el conocimiento del mundo, a saber: Antropologa (en el semestre de invierno) y Geogra-fa Fsica (en el semestre de verano), a las cuales, como conferencias populares, tambin personas pro-venientes de otros estamentos encontraron oportuno asistir. De la primera leccin procede el presente manual; pero publicar, de la segunda leccin, algo semejante a partir del manuscrito usado por m como texto e ilegible para cualquier otro adems de m, difcilmente me ser posible ahora por mi edad.5

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  • | INHALT

    ERSTER THEIL ANTHROPOLOGISCHE DIDAKTIK

    Erstes Buch. Vom ErkenntnivermgenVom Bewutsein seiner selbstVom EgoismVom willkrlichen Bewutsein seiner VorstellungenVom Beobachten seiner selbstVon den Vorstellungen, die wir haben, ohne uns ihrer bewut zu seinVon der Deutlichkeit und Undeutlichkeit im Bewutsein seiner VorstellungenVon der Sinnlichkeit im Gegensatz mit dem VerstandeApologie der SinnlichkeitVom Knnen in Ansehung des Erkenntnivermgens berhauptVon dem knstlichen Spiel mit dem SinnenscheinVon dem erlaubten moralischen ScheinVon den fnf uern SinnenVom inneren SinnVon den Ursachen der Vermehrung oder Verminderung der Sinnenempfi n dungen dem Grade nachVon der Hemmung, Schwchung und dem gnzlichen Verluste des SinnenvermgensVon dem sinnlichen Dichtungsvermgen nach seinen verschiedenen ArtenVon dem Vermgen der Vergegenwrtigung des Vergangenen und Knftigen durch die EinbildungskraftVon der unwillkrlichen Dichtung im gesunden Zustande, d.i. vom Traume Vom Bezeichnungsvermgen| Vom Erkenntnivermgen, so fern es auf Verstand gegrndet wird

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  • | CONTENIDO

    PRIMERA PARTEDIDCTICA ANTROPOLGICA

    Libro primero. De la facultad de conocerDe la conciencia de s mismoDel egosmoDe la conciencia voluntaria de las propias representacionesDel observarse a s mismoDe las representaciones que tenemos sin ser conscientes de ellasDe la distincin e indistincin en la conciencia de sus propias representacionesDe la sensibilidad en oposicin al entendimientoApologa de la sensibilidadDel poder en cuanto a la facultad de conocer en generalDel jugar artifi ciosamente con la apariencia sensibleDe la apariencia moral permitidaDe los cinco sentidosDel sentido internoDe las causas del aumento o disminucin de las sensaciones en cuanto al gradoDe la inhibicin, la debilitacin y la prdida total de la facultad de los sentidosDe la facultad sensible de imaginar en sus distintas especiesDe la facultad de representarse lo pasado y lo futuro por medio de la facultad de imaginacinDe la fi ccin involuntaria en estado de salud, esto es, de los sueosDe la facultad de designar| De la facultad de conocer en cuanto fundada en el entendimiento

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  • Inhalt

    8

    Von den Schwchen und Krankheiten der Seele in Ansehung ihres Erkenntni vermgensVon den Talenten im Erkenntnivermgen, dem Witze, der Sagacitt und der Originalitt oder dem Genie

    Zweites Buch. Vom Gefhl der Lust und UnlustVon der sinnlichen LustA. Vom Gefhl fr das Angenehme, oder der sinnlichen Lust in der Empfi ndung eines GegenstandesB. Vom Gefhl fr das Schne, oder dem Geschmack Drittes Buch. Vom BegehrungsvermgenVon den AffectenVon den LeidenschaftenVon dem hchsten physischen GutVon dem hchsten moralisch-physischen Gut

    ZWEITER THEILANTHROPOLOGISCHE CHARAKTERISTIK

    A. Vom Charakter der Person 1. Vom Naturell 2. Vom Temperament 3. Vom Charakter als der Denkungsart Von der PhysiognomikB. Vom Charakter des GeschlechtsC. Vom Charakter des VolksD. Vom Charakter der RasseE. Vom Charakter der Gattung Schilderung des Charakters der Menschengattung

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  • Contenido

    8

    De las debilidades y enfermedades del alma respecto a su facultad de conocerDe los talentos en la facultad de conocer, el ingenio, la sagacidad y la originalidad o el genio

    Libro segundo. Del sentimiento de placer y displacerDel placer sensibleA) Del sentimiento de lo agradable o del placer sensible en la sensacin de un objetoB) Del sentimiento de lo bello, o el gusto

    Libro tercero. De la facultad de apetecerDe los afectosDe las pasionesDel sumo bien fsicoDel sumo bien fsico-moral

    SEGUNDA PARTELA CARACTERSTICA ANTROPOLGICA

    A) El carcter de la persona 1) Del natural 2) Del temperamento 3) Del carcter como modo de pensar De la fi siognomaB) El carcter del sexoC) El carcter del puebloD) El carcter de la razaE) El carcter de la especie Descripcin del carcter de la especie humana

    Antropologa (principal).indd B-15Antropologa (principal).indd B-15 21/03/14 14:5321/03/14 14:53

  • | DER ANTHROPOLOGIEERSTER THEIL

    ANTHROPOLOGISCHE DIDAKTIK

    Von der Art, das Innere sowohl als das uere des Menschen

    zu erkennen|

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    [126]

    Antropologa (principal).indd B-16Antropologa (principal).indd B-16 21/03/14 14:5321/03/14 14:53

  • | PRIMERA PARTEDE LA ANTROPOLOGA

    DIDCTICA ANTROPOLGICA

    De la manera de conocerel interior as como el exterior

    del hombre|

    [125]

    [126]

    Antropologa (principal).indd B-17Antropologa (principal).indd B-17 21/03/14 14:5321/03/14 14:53

  • | Erstes BuchVom Erkenntnivermgen

    Vom Bewutsein seiner selbst

    1. Da der Mensch in seiner Vorstellung das Ich haben kann, erhebt ihn unendlich ber alle andere auf Erden lebende Wesen. Dadurch ist er eine Person und vermge der Einheit des Bewutseins bei allen Ver-nderungen, die ihm zustoen mgen, eine und dieselbe Person, d.i. ein von Sachen, dergleichen die vernunftlosen Thiere sind, mit denen man nach Belieben schalten und walten kann, durch Rang und Wrde ganz unterschiedenes Wesen, selbst wenn er das Ich noch nicht sprechen kann, weil er es doch in Gedanken hat: wie es alle Sprachen, wenn sie in der ersten Person reden, doch denken mssen, ob sie zwar diese Ichheit nicht durch ein besonderes Wort ausdrcken. Denn dieses Vermgen (nmlich zu denken) ist der Verstand.

    Es ist aber merkwrdig: da das Kind, was schon ziemlich fertig spre-chen kann, doch ziemlich spt (vielleicht wohl ein Jahr nachher) allererst anfngt durch Ich zu reden, so lange aber von sich in der dritten Person sprach (Karl will essen, gehen u.s.w.), und da ihm gleichsam ein Licht aufgegangen zu sein scheint, wenn es den Anfang macht durch Ich zu spre-chen: von welchem Tage an es niemals mehr in jene Sprechart zurckkehrt. Vorher fhlte es blo sich selbst, jetzt denkt es sich selbst. Die Erkl-rung dieses Phnomens mchte dem Anthropologen ziemlich schwer fallen.

    Die Bemerkung, da ein Kind vor dem ersten Vierteljahr nach seiner Geburt weder Weinen noch Lcheln uert, scheint gleichfalls auf Entwik-kelung gewisser Vorstellungen von Beleidigung und Unrechtthun, welche gar zur Vernunft hindeuten, zu beruhen. Da es den in diesem Zeit-raum ihm vorgehaltenen glnzenden Gegenstnden mit Augen zu folgen anhebt, | ist der rohe Anfang des Fortschreitens von Wahrnehmungen

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  • | Libro primeroDe la facultad de conocer

    De la conciencia de s mismo

    1. El hecho de que el hombre pueda tener en su representacin el yo le realza infi nitamente por encima de todos los dems seres que viven sobre la tierra. Gracias a ello es el hombre una persona, y por virtud de la unidad de la conciencia en medio de todos los cambios que puedan sucederle es una y la misma persona, esto es, un ser totalmente distinto, por su rango y dig-nidad, de las cosas, como son los animales carentes de razn, con los que se puede hacer y deshacer a capricho.6 Y es as, incluso cuando no es capaz to-dava de expresar el yo, porque, sin embargo, lo tiene en sus pensamientos; como tienen que pensarlo, en efecto, todas las lenguas, cuando hablan en la primera persona, aunque no expresen esta yoidad por medio de una palabra especial. Pues esta facultad (a saber, la de pensar) es el entendimiento.

    Es notable, empero, que el nio que ya sabe hablar bastante bien, em-piece slo bastante tarde (quiz alrededor de un ao despus) a decir yo, pero que todo ese tiempo haya hablado de s en tercera persona (Carlos quiere comer, andar, etc.), y que parezca, por as decirlo, habrsele encen-dido una luz cuando empieza a expresarse diciendo yo: pues desde ese da ya no vuelve nunca a hablar de aquella otra manera. Antes nicamente se senta a s mismo, ahora se piensa a s mismo.7 La explicacin de este fenmeno puede resultarle bastante difcil al antroplogo.

    La observacin de que el nio no expresa ni llanto ni risa antes del cuarto mes de su vida parece descansar igualmente en el desarrollo de ciertas representaciones de ofensa y agravio, las cuales incluso indican ya la razn. El hecho de que en este perodo empiece a seguir con los ojos los objetos brillantes que se le ponen delante | es el tosco inicio del progreso a partir de las percepciones (aprehensin de la representacin de

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    (Apprehension der Empfi ndungsvorstellung), um sie zum Erkenntni der Gegenstnde der Sinne, d.i. der Erfahrung, zu erweitern.

    Da ferner, wenn es nun zu sprechen versucht, das Radbrechen der Wr-ter es fr Mtter und Ammen so liebenswrdig und diese geneigt macht, es bestndig zu herzen und zu kssen, es auch wohl durch Erfllung jedes Wun-sches und Willens zum kleinen Befehlshaber zu verziehen: diese Liebens-wrdigkeit des Geschpfs im Zeitraum seiner Entwickelung zur Menschheit mu wohl auf Rechnung seiner Unschuld und Offenheit aller seiner noch fehlerhaften uerungen, wobei noch kein Hehl und nichts Arges ist, einer-seits, andrerseits aber auf den natrlichen Hang der Ammen zum Wohlthun an einem Geschpf, welches einschmeichelnd sich des andern Willkr gnz-lich berlt, geschrieben werden, da ihm eine Spielzeit eingewilligt wird, die glcklichste unter allen, wobei der Erzieher dadurch, da er sich selber gleichsam zum Kinde macht, diese Annehmlichkeit nochmals geniet.

    Die Erinnerung seiner Kinderjahre reicht aber bei weitem nicht bis an jene Zeit, weil sie nicht die Zeit der Erfahrungen, sondern blos zer-streuter, unter den Begriff des Objects noch nicht vereinigter Wahrneh-mungen war.

    Vom Egoism

    2. Von dem Tage an, da der Mensch anfngt, durch Ich zu sprechen, bringt er sein geliebtes Selbst, wo er nur darf, zum Vorschein, und der Egoism schreitet unaufhaltsam fort; wenn nicht offenbar (denn da wi-dersteht ihm der Egoism Anderer), doch verdeckt, um mit scheinbarer Selbstverleugnung und vorgeblicher Bescheidenheit sich desto sicherer im Urtheil Anderer einen vorzglichen Werth zu geben.

    Der Egoism kann dreierlei Anmaungen enthalten: die des Verstan-des, des Geschmacks und des praktischen Interesse, d.i. er kann logisch oder sthetisch oder praktisch sein.

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    sensaciones) para ampliarlas hasta llegar al conocimiento de los objetos de los sentidos, esto es, a la experiencia.

    El hecho, adems, de que, en cuanto intenta hablar, su chapurrear las palabras le haga tan gracioso para las madres y nodrizas y a stas tan in-clinadas a abrazarle y besarle constantemente, e incluso a convertirle en un pequeo tirano por dar satisfaccin a todas las manifestaciones de su deseo y voluntad: esta gracia de la criatura en el perodo en que se desa-rrolla hasta llegar a la humanidad, debe ponerse a cuenta de su inocencia y de la franqueza de todas sus todava defectuosas expresiones, en que an no hay disimulo ni nada de malicia, por un lado; mas, por otro lado, debe ponerse a cuenta de la natural propensin de las nodrizas a hacer bien a una criatura que de modo enternecedor se abandona totalmente al arbitrio del prjimo; pues se le concede una edad del juego, la ms feliz de todas, en la cual el educador, al hacerse l mismo como un nio, goza una vez ms de este placer.

    Pero este recuerdo de los propios aos infantiles no llega, ni remotamen-te, hasta esa edad; porque no fue la edad de las experiencias, sino de per-cepciones solamente dispersas y no reunidas bajo el concepto del objeto.8

    Del egosmo

    2. Desde el da en que el hombre empieza a expresarse diciendo yo, saca a relucir su querido s mismo all donde se le permite, y el egosmo progresa inconteniblemente; si bien no de modo patente (pues entonces se le opone el egosmo de otros), al menos encubierto bajo una simulada negacin de s mismo y una pretendida modestia, para hacerse valer de preferencia con tanto mayor seguridad en el juicio ajeno.

    El egosmo puede encerrar tres clases de arrogancia: la del entendi-miento, la del gusto y la del inters prctico; esto es, puede ser lgico o esttico o prctico.

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    Der logische Egoist hlt es fr unnthig, sein Urtheil auch am Ver-stande Anderer zu prfen; gleich als ob er dieses Probirsteins (criterium veritatis externum) gar nicht bedrfe. Es ist aber so gewi, da wir dieses Mittel, uns der Wahrheit unseres Urtheils zu versichern, nicht entbeh-ren knnen, da es vielleicht der wichtigste Grund ist, warum das ge-lehrte Volk so dringend nach der Freiheit der Feder schreit; weil, wenn diese ver|weigert wird, uns zugleich ein groes Mittel entzogen wird, die Richtigkeit unserer eigenen Urtheile zu prfen, und wir dem Irrthum preis gegeben werden. Man sage ja nicht, da wenigstens die Mathe-matik privilegirt sei, aus eigener Machtvollkommenheit abzusprechen; denn wre nicht die wahrgenommene durchgngige bereinstimmung der Urtheile des Meknstlers mit dem Urtheile aller Anderen, die sich diesem Fache mit Talent und Flei widmeten, vorhergegangen, so wur-de sie selbst der Besorgni, irgendwo in Irrthum zu fallen, nicht ent-nommen sein. Giebt es doch auch manche Flle, wo wir sogar dem Urtheil unserer eigenen Sinne allein nicht trauen, z.B. ob ein Geklingel blos in unseren Ohren, oder ob es das Hren wirklich gezogener Glok-ken sei, sondern noch andere zu befragen nthig fi nden, ob es sie nicht auch so dnke. Und ob wir gleich im Philosophiren wohl eben nicht, wie die Juristen sich auf Urtheile der Rechtserfahrenen, uns auf andrer Urtheile zu Besttigung unserer eigenen berufen drfen, so wrde doch ein jeder Schriftsteller, der keinen Anhang fi ndet, mit seiner ffentlich erklrten Meinung, die sonst von Wichtigkeit ist, in Verdacht des Irrt-hums kommen.

    Eben darum ist es ein Wagestck: eine der allgemeinen Meinung, selbst der Verstndigen, widerstreitende Behauptung ins Publicum zu spielen. Dieser Anschein des Egoisms heit die Paradoxie. Es ist nicht eine Khnheit, etwas auf die Gefahr, da es unwahr sei, sondern nur da es bei wenigen Eingang fi nden mchte, zu wagen. Vorliebe frs Para-doxe ist zwar logischer Eigensinn, nicht Nachahmer von Anderen sein zu

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    El egosta lgico tiene por innecesario verifi car el propio juicio con el entendimiento de los dems, como si no necesitase para nada de esta piedra de toque (criterium veritatis externum). Pero es tan cierto que no podemos prescindir de este medio para asegurarnos de la verdad de nuestro propio juicio, que acaso es sta la razn ms importante por la que el pblico docto clama tan insistentemente por la libertad de im-prenta;9 porque cuando no se concede | sta, se nos sustrae a la par un gran medio de contrastar la rectitud de nuestros propios juicios, y que-damos entregados al error. No se diga que al menos la matemtica tiene el privilegio de sentenciar por su propia autoridad soberana; porque si no hubiese precedido la universal concordancia percibida de los juicios del matemtico con el juicio de todos los dems que se han dedicado con talento y solicitud a esa disciplina, no se habra sustrado esta misma a la inquietud de incurrir en algn punto en el error. Pues hay incluso casos en que no confi amos en el juicio aislado de nuestros propios sen-tidos, por ejemplo, cuando dudamos si un tintineo existe meramente en nuestros odos o es la audicin de campanas tocadas en realidad, sino que encontramos necesario preguntar, adems, a otras personas si no les parece tambin as. Y si bien al fi losofar no debemos precisamente apelar al juicio de los dems en confi rmacin del propio, como hacen los juristas con los juicios de los peritos en Derecho, todo escritor que no encontrase partidarios y se quedase solo con su opinin pblicamente declarada (de importancia, en otros casos) vendra a ser sospechoso de error10 por este mero hecho.

    Justamente por esto es un atrevimiento hacer en pblico una afi rma-cin que pugne con la opinin general, incluso de los inteligentes. Esta apariencia del egosmo es lo que se llama la paradoja. No es una audacia osar algo con peligro de que no sea verdadero, sino slo con el de que pudiera encontrar acogida por parte de pocos. La predileccin por lo paradjico es la obstinacin lgica de no querer ser imitador de los dems,

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    wollen, sondern als ein seltener Mensch zu erscheinen, statt dessen ein solcher oft nur den Seltsamen macht. Weil aber doch ein jeder seinen ei-genen Sinn haben und behaupten mu (Si omnes patres sic, at ego non sic. Abaelard): so ist der Vorwurf der Paradoxie, wenn sie nicht auf Eitelkeit, sich blos unterscheiden zu wollen, gegrndet ist, von keiner schlimmen Bedeutung. Dem Paradoxen ist das Alltgige entgegengesetzt, was die gemeine Meinung auf seiner Seite hat. Aber bei diesem ist eben so wenig Sicherheit, wo nicht noch weniger, weil es einschlfert; statt dessen das Paradoxon das Gemth zur Aufmerksamkeit und Nachforschung erweckt, die oft zu Entdeckungen fhrt.

    Der sthetische Egoist ist derjenige, dem sein eigener Geschmack schon gngt; es mgen nun andere seine Verse, Malereien, Musik u.d.g. noch so schlecht fi nden, tadeln oder gar verlachen. Er beraubt sich selbst des Fortschritts zum Besseren, wenn er sich mit seinem Urtheil isolirt, sich | selbst Beifall klatscht und den Probirstein des Schnen der Kunst nur in sich allein sucht.

    Endlich ist der moralische Egoist der, welcher alle Zwecke auf sich selbst einschrnkt, der keinen Nutzen worin sieht, als in dem, was ihm ntzt, auch wohl als Eudmonist blos im Nutzen und der eigenen Glck-seligkeit, nicht in der Pfl ichtvorstellung den obersten Bestimmungs-grund seines Willens setzt. Denn weil jeder andere Mensch sich auch andere Begriffe von dem macht, was er zur Glckseligkeit rechnet, so ists gerade der Egoism, der es so weit bringt, gar keinen Probirstein des chten Pfl ichtbegriffs zu haben, als welcher durchaus ein allgemein gel-tendes Princip sein mu. Alle Eudmonisten sind daher praktische Egoisten.

    Dem Egoism kann nur der Pluralism entgegengesetzt werden, d.i. die Denkungsart: sich nicht als die ganze Welt in seinem Selbst befassend, sondern als einen bloen Weltbrger zu betrachten und zu verhalten. So viel gehrt davon zur Anthropologie. Denn was diesen Unterschied

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    sino de aparecer como un hombre extraordinario, aunque en lugar de esto slo se hace, con frecuencia, el extravagante.11 Pero, dado que cada cual ha de tener y sostener su propio parecer (si omnes patres sic, at ego non sic, Abelardo),12 el reproche de paradoja, cuando sta no se funda en la vanidad de querer meramente diferenciarse, no implica nada malo. A lo paradjico se opone lo cotidiano, que tiene a su lado la opinin gene-ral. Pero en lo cotidiano hay tan poca seguridad como en lo paradjico, si no todava menos, porque adormece, mientras que la paradoja despierta el nimo y lo hace atender e indagar, lo cual conduce frecuentemente a descubrimientos.

    El egosta esttico es aquel al que le basta su propio gusto, por malo que los dems puedan encontrarlo o por mucho que puedan censurar o hasta burlarse de sus versos, cuadros, msica, etc. Este egosta se priva a s mismo de progresar y mejorar aislndose con su propio juicio, | aplau-dindose a s mismo y buscando slo en s la piedra de toque de lo bello en el arte.

    Finalmente, el egosta moral es aquel que reduce todos los fi nes a s mismo, que no ve ms utilidad que la que hay en lo que le es til, y que incluso como eudemonista pone meramente en la utilidad y en la propia felicidad, no en la representacin del deber, el supremo fundamento deter-minante de su voluntad. Pues como cada hombre se hace conceptos distin-tos de lo que incluye en la felicidad, es justamente el egosmo quien llega a no tener ninguna piedra de toque del verdadero concepto del deber, el cual ha de ser absolutamente un principio de validez universal. Todos los eudemonistas son, por ende, egostas prcticos.13

    Al egosmo slo puede oponrsele el pluralismo, esto es, aquel modo de pensar que consiste en no considerarse ni conducirse como encerrando en el propio s mismo el mundo entero, sino como un simple ciudadano del mundo. Esto es lo que pertenece sobre este asunto a la antropologa. Pues por lo que concierne a esta distincin desde el punto de vista de

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    nach metaphysischen Begriffen betrifft, so liegt er ganz auer dem Fel-de der hier abzuhandelnden Wissenschaft. Wenn nmlich blos die Frage wre, ob ich als denkendes Wesen auer meinem Dasein noch das Dasein eines Ganzen anderer, mit mir in Gemeinschaft stehender Wesen (Welt genannt) anzunehmen Ursache habe, so ist sie nicht anthropologisch, son-dern blos metaphysisch.

    ANMERKUNGBER DIE FRMLICHKEIT DER EGOISTISCHEN SPRACHE

    Die Sprache des Staatsoberhaupts zum Volk ist in unseren Zeiten ge-whnlich pluralistisch (Wir N. von Gottes Gnaden u.s.w.). Es frgt sich, ob der Sinn hiebei nicht vielmehr egoistisch, d.i. eigene Machtvollkom-menheit anzeigend, und eben dasselbe bedeuten solle, was der Knig von Spanien mit seinem Io, el Rey (Ich, der Knig) sagt. Es scheint aber doch: da jene Frmlichkeit der hchsten Autoritt ursprnglich habe Herab-lassung (Wir, der Knig und sein Rath oder die Stnde) andeuten sollen. Wie ist es aber zugegangen, da die wechselseitige Anrede, welche in den alten, classischen Sprachen durch Du, mithin unitarisch aus-gedrckt wurde, von verschiedenen, vornehmlich germanischen Vlkern pluralistisch durch Ihr bezeichnet worden? wozu die Deutschen noch zwei, eine grere Auszeichnung der Person, mit der man spricht, | an-deutende Ausdrcke, nmlich den des Er und des Sie (gleich als wenn es gar keine Anrede, sondern Erzhlung von Abwesenden und zwar ent-weder Einem oder Mehrern wre), erfunden haben; worauf endlich zu Vollendung aller Ungereimtheiten der vorgeblichen Demthigung unter dem Angeredeten und Erhebung des Anderen ber sich statt der Person das Abstractum der Qualitt des Standes des Angeredeten (Ew. Gnaden, Hochgeb., Hoch- und Wohledl. u.d.g.) in Gebrauch gekommen. Alles vermuthlich durch das Feudalwesen, nach welchem dafr gesorgt wurde,

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    los conceptos metafsicos, cae totalmente fuera del campo de la ciencia a tratar aqu. Si la cuestin fuese meramente de si yo, como ser pensante, tengo motivos para admitir, adems de mi existencia, la de un todo de seres distintos de m que se hallan en relacin de comunidad conmigo (un todo llamado mundo), no se tratara de una cuestin antropolgica, sino puramente metafsica.

    NOTASOBRE LA FORMALIDAD DEL LENGUAJE EGOSTA

    El lenguaje en que el jefe del Estado se dirige al pueblo es, en nuestros tiempos, habitualmente pluralista (Nos, N., por la gracia de Dios, etc.). Cabe preguntar si el sentido no es, empero, ms bien egosta, esto es, si no seala la propia autoridad soberana y no signifi ca exactamente lo mis-mo que el rey de Espaa dice con su Io, el Rey. Parece, sin embargo, que aquella formalidad de la autoridad suprema indicaba originariamente una condescendencia (Nos, el Rey y su Consejo, o los Estamentos). Pero cmo ha sucedido que el tratamiento mutuo que en las antiguas len-guas clsicas se expresaba por medio del t, o sea, de un modo unitario, haya llegado a hacerse en diversos pueblos, principalmente germnicos, de un modo pluralista, por medio del vos?, sobre lo cual han inventado los alemanes otras dos expresiones que indican una mayor distincin de la persona con quien se habla, | a saber, las del Er y el Sie,14 como si no se estuviese dando un tratamiento, sino refi rindose a ausentes y stos fuesen ya uno, ya varios; y encima ha venido a emplearse, fi nalmente, y para colmo de los absurdos con que se expresa la pretendida humillacin ante la persona a quien se habla y su exaltacin por encima de s propio, en lugar de la persona a quien se habla el abstracto de la cualidad de su posicin social (Vuestra Gracia, Vuestra Alteza, Vuestra Seora, etc.). Todo ello tiene, probablemente, su origen en el feudalismo, que procuraba

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    da von der kniglichen Wrde an durch alle Abstufungen bis dahin, wo die Menschenwrde gar aufhrt, und blos der Mensch bleibt, d.i. bis zu dem Stande des Leibeigenen, der allein von seinem Oberen durch Du an-geredet werden, oder eines Kindes, was noch nicht einen eigenen Willen haben darf, der Grad der Achtung, der dem Vornehmeren gebhrt, ja nicht verfehlt wrde.

    Von dem willkrlichen Bewutsein seiner Vorstellungen

    3. Das Bestreben, sich seiner Vorstellungen bewut zu werden, ist ent-weder das Aufmerken (attentio), oder das Absehen von einer Vorstellung, deren ich mir bewut bin (abstractio). Das letztere ist nicht etwa bloe Unterlassung und Verabsumung des ersteren (denn das wre Zerstreuung (distractio), sondern ein wirklicher Act des Erkenntnivermgens, eine Vorstellung, deren ich mir bewut bin, von der Verbindung mit anderen in einem Bewutsein abzuhalten. Man sagt daher nicht, etwas abstra-hiren (absondern), sondern von etwas, d.i. einer Bestimmung des Gegen-standes meiner Vorstellung, abstrahiren, wodurch diese die Allgemeinheit eines Begriffs erhlt und so in den Verstand aufgenommen wird.

    Von einer Vorstellung abstrahiren zu knnen, selbst wenn sie sich dem Menschen durch den Sinn aufdringt, ist ein weit greres Vermgen als das, zu attendiren: weil es eine Freiheit des Denkungsvermgens und die Eigenmacht des Gemths beweist, den Zustand seiner Vorstellungen in seiner Gewalt zu haben (animus sui compos). In dieser Rcksicht ist nun das Abstractionsvermgen viel schwerer, aber auch wichtiger als das der Attention, wenn es Vorstellungen der Sinne betrifft.

    Viele Menschen sind unglcklich, weil sie nicht abstrahiren knnen. Der Freier knnte eine gute Heurath machen, wenn er nur ber eine War-ze | im Gesicht oder eine Zahnlcke seiner Geliebten wegsehen knnte. Es ist aber eine besondere Unart unseres Attentionsvermgens gerade darauf,

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    que desde la dignidad real, pasando por todos los grados intermedios, hasta el punto en que desaparece del todo la dignidad humana y slo que-da el ser humano, esto es, hasta la condicin del siervo, nico que puede ser interpelado por su superior con un t, o del nio, que no puede tener todava una voluntad propia, no hubiese el menor error en el grado del respeto debido al ms encumbrado.

    De la conciencia voluntaria de las propias representaciones

    3. El afn por llegar a ser consciente de las propias representaciones es, ya atencin (atentio), ya abstraccin (abstractio) de una representa-cin de que soy consciente. Esta ltima no es acaso un mero aban-dono y omisin de la primera (pues esto sera distraccin, distractio), sino un acto efectivo de la facultad de conocer que impide a una repre-sentacin de la que se es consciente enlazarse con otras en una misma conciencia. De donde que no se diga abstraer algo, sino abstraer de algo, esto es, de una determinacin del objeto de la representacin, con lo que sta recibe la universalidad de un concepto y es recibida en el entendimiento.

    El poder de abstraer de una representacin, incluso cuando se le impo-ne al hombre por los sentidos, es una facultad mucho ms importante que la de atender, porque demuestra la libertad de la facultad de pensar y la autarqua del nimo de tener bajo su dominio sus representaciones (animus sui compos).15 Ahora bien, en este respecto es la facultad de abstraer mucho ms difcil, pero tambin ms importante, que la de atender, en lo concerniente a las representaciones de los sentidos.

    Muchas personas son desgraciadas porque no pueden abstraer. El sol-tero podra casarse favorablemente slo con que pudiese no hacer caso de una verruga | en el rostro o de una mella en los dientes de su amada. Pero es un particular vicio de nuestra facultad de atender el fi jar la atencin,

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    was fehlerhaft an anderen ist, auch unwillkrlich seine Aufmerksamkeit zu heften: seine Augen auf einen dem Gesicht gerade gegenber am Rock fehlenden Knopf oder die Zahnlcke oder einen angewohnten Sprachfeh-ler zu richten und den Anderen dadurch zu verwirren, sich selbst aber auch im Umgange das Spiel zu verderben. Wenn das Hauptschliche gut ist, so ist es nicht allein billig, sondern auch klglich gehandelt, ber das ble an Anderen, ja selbst unseres eigenen Glckszustandes wegzu-sehen; aber dieses Vermgen zu abstrahiren ist eine Gemthstrke, wel-che nur durch bung erworben werden kann.

    Von dem Beobachten seiner selbst

    4. Das Bemerken (animadvertere) ist noch nicht ein Beobachten (obser-vare) seiner selbst. Das letztere ist eine methodische Zusammenstellung der an uns selbst gemachten Wahrnehmungen, welche den Stoff zum Tage-buch eines Beobachters seiner selbst abgiebt und leichtlich zu Schwr-merei und Wahnsinn hinfhrt.

    Das Aufmerken (attentio) auf sich selbst, wenn man mit Menschen zu thun hat, ist zwar nothwendig, mu aber im Umgange nicht sichtbar werden; denn da macht es entweder genirt (verlegen) oder affectirt (ge-schroben). Das Gegentheil von beiden ist die Ungezwungenheit (das air dgag): ein Vertrauen zu sich selbst, von Andern in seinem Anstande nicht nachtheilig beurtheilt zu werden. Der, welcher sich so stellt, als ob er sich vor dem Spiegel beurtheilen wolle, wie es ihm lasse, oder so spricht, als ob er sich (nicht blos als ob ein Anderer ihn) sprechen hre, ist eine Art von Schauspieler. Er will reprsentiren und erknstelt einen Schein von seiner eigenen Person; wodurch, wenn man diese Bemhung an ihm wahrnimmt, er im Urtheil Anderer einbt, weil sie den Verdacht einer Absicht zu betrgen erregt. Man nennt die Freimthigkeit in der Manier sich uerlich zu zeigen, die zu keinem solchen Verdacht Anla

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    incluso de un modo involuntario, justamente en lo que hay de defectuoso en los dems; dirigir los ojos a un botn que falta en la chaqueta justa-mente enfrente de nuestra cara, o a la mella, o a un defecto de articula-cin habitual, confundiendo al prjimo con ello, pero echando tambin a perder nuestro juego en el trato social. Cuando lo principal est bien, no es slo justo, sino tambin prudente no hacer caso de lo malo de los dems, e incluso de nuestro propio estado de felicidad; pero esta facultad de abstraer es una fortaleza del nimo que slo se logra adquirir mediante el ejercicio.

    Del observarse a s mismo

    4. Darse cuenta (animadvertere) de s mismo no es todava un observarse (observare) a s mismo. Esto ltimo es una sntesis metdica de las per-cepciones adquiridas de nosotros mismos, que suministra el material para el diario de un observador de s mismo y conduce fcilmente al fanatismo y a la demencia.

    La atencin (attentio) hacia s mismo, cuando uno trata con los dems, es, sin duda, necesaria, pero no debe hacerse visible en el trato, pues en-tonces hace parecer tmido (apocado) o afectado (excntrico). Lo contrario de ambas cosas es el desembarazo (lair dgag), un confi ar en s mismo de que su conducta no sea juzgada desfavorablemente por los dems. El que se coloca cual si quisiera juzgar, mirndose al espejo, qu tal se ve, o habla oyndose hablar (no slo como si otra persona lo oyera), es una especie de actor. Quiere representar un papel y fi nge cierta apariencia de su propia persona; con lo cual, si otros perciben este esfuerzo en l, pier-de en el juicio de ellos, porque suscita la sospecha de una intencin de engaar. La franqueza en la manera de mostrarse exteriormente, que no da motivo ninguno a semejante sospecha, es lo que se llama un compor-tamiento natural (que no por serlo excluye todo arte bello y educacin del

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    Revis Laura Esponda

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    Antropologaen sentido pragmtico

    Immanuel Kant

    edicin bilinge alemn-espaol

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    Redactada en 1796-1797, basada en las Lecciones impartidas por Kant desde

    1772-1773 hasta 1795-1796 y publicada en el ao de 1798, la Antropologa

    en sentido pragmtico no se orienta tanto a ofrecer una elucidacin trascen-

    dental de estructuras a priori para el conocimiento del ser humano. Localizada

    ms bien en un plano emprico, la Antropologa de Kant comprende al hombre

    como un ser que se realiza a lo largo de la historia, aunque no como indi-

    viduo, sino como una especie en proyeccin histrica que est destinada a

    realizar su autonoma en el marco jurdico-legal ofrecido por un Estado de

    Derecho. Para Kant esta realizacin de la especie humana considerada como

    una unidad en el horizonte temporal se realiza en el horizonte ofrecido por la

    tierra y ello abre el camino para considerar a las Lecciones kantianas sobre

    geografa fsica como el complemento de la Antropologa.

    A lo largo de esta obra se ofrece al lector una verdadera Enciclopedia

    de la filosofa kantiana sobre un plano emprico (Reinhard Brandt), orien-

    tada a analizar lo que el hombre hace y debe hacer de s mismo. Con ello

    esta obra establece, por un lado, un puente de mediacin con los anlisis

    ofrecidos tanto en la Crtica de la razn prctica como en la Metafsica de

    las costumbres e incluso en los escritos sobre filosofa de la historia, y, por

    el otro, abre la posibilidad de colocar la reflexin prctica de Kant en un fas-

    cinante dilogo tanto con el proyecto de una ciencia del hombre presentado

    anteriormente por David Hume en su Tratado de la naturaleza humana, al

    igual que con propuestas posteriores como las de Herder y aun con el pro-

    yecto antropolgico esbozado por Ludwig Feuerbach en sus Principios de la

    filosofa delfuturo (1843) o, incluso, con reflexiones contemporneas como

    las de Michel Foucault.

    La Biblioteca Immanuel Kant es una

    iniciativa acadmica y editorial de la

    Universidad Autnoma Metropolitana,

    la Univer sidad Nacional Autnoma de

    Mxico y el Fondo de Cultura Econmica.

    Esta coleccin ofrece versiones crticas

    bilinges de las principales obras del gran

    fi lsofo alemn, as como estudios que

    contribuyen a la mejor interpretacin y

    difusin de su pensamiento.

    Los volmenes incluyen amplios

    ensayos introductorios redactados por

    especialistas y estn complementados

    por notas de comentario al texto, tablas cro-

    nolgicas, tablas de correspondencias de

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    Durante ms de dos siglos las obras de

    Kant han sido objeto de numero sas edi-

    ciones, traducciones e interpre ta cio nes.

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    esos antecedentes; al contrario, los toma

    en cuenta para procesarlos conforme a cri-

    terios acadmicos y proporcionar al lector

    versiones actualizadas que se apoyan

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    esclarecer al mximo posible lo que Kant

    realmente expres y, as, facilitar a las

    personas interesadas el acceso a uno de

    los sistemas fi losfi cos ms importantes

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    directa e indirecta de todas las personas

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    las pginas que contienen su fi losofa.

    De reciente publicacin

    en la Biblioteca Immanuel Kant:

    Crtica de la razn pura

    Los progresos de la metafsica

    Crtica de la razn prctica

    Observaciones sobre el sentimiento

    de lo bello y lo sublime

    De prxima aparicin:

    Crtica de la facultad de juzgar contina en la otra solapa

    Re ne: 16 x 22 cmISBN: 978-607-28-0130-1752 pp, lomo 3.4 cm (papel cultural)

    ISBN: 978-607-28-0130-1

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    Antropologia (preliminares)Antropologia (principal)Antropologia (aparato critico)

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