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ANTROPOLOGÍA – El Sentido de la muerte – Los seres vivos mueren y, sin embargo, no parece que casi ninguno muestre demasiada angustia por ello. Bacterias, plantas o animales pasan por la vida y mueren, pero no parece que sean conscientes de la muerte. Sin embargo, la gran mayoría de los seres humanos, antes o después, se preguntan por la muerte, a menudo al encontrarse con ella a través de la pérdida de un ser querido o al ir dándose cuenta de la propia vejez. La muerte es una fuente de preocupación para el ser humano porque es una posibilidad real de la que somos conscientes. Hasta donde sabemos, ninguno somos inmortales y, por lo tanto, tenemos que ir por la vida cuidándonos de la muerte. Además, es un problema filosófico. ¿Qué sabemos de la muerte? ¿Cómo la entendemos? ¿Qué esperamos de ella? ¿Tiene sentido buscarla? Platón, entre otros, estableció una peculiar relación entre la muerte y la filosofía. La filosofía es la disciplina que más y mejor puede contribuir a la tarea de prepararse para la muerte. Porque la misión de la filosofía es contribuir a que los seres humanos vivamos de forma plena nuestra existencia, de modo que cuanto más plenamente vivamos, más humanamente afrontaremos nuestra muerte. En este tema, vamos a intentar revisar algunas de las respuestas que se han dado al respecto. ¿QUÉ ES LA MUERTE? De entrada, podríamos decir que la muerte es algo personal e íntimo en el sentido de que nuestra muerte nos pertenece, nadie puede morir por nosotros , al igual que nadie puede vivir por nosotros. Pero, a pesar de ser algo personal, no podemos tener experiencia de la nuestra propia muerte, no podemos sentirla, está más allá de la vida biológica, lo que nos queda es la posibilidad de experimentarla a través de la muerte de otros. Así lo expresa Epicuro, cuando afirma que “mientras vivimos, la muerte no existe, y cuando la muerte existe, nosotros ya no somos” .La percepción de la muerte propia es por definición imposible, por tanto la experiencia de la muerte se

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Page 1: ANTROPOLOGÍA – El Sentido de la muerte...ANTROPOLOGÍA – El Sentido de la muerte – Los seres vivos mueren y, sin embargo, no parece que casi ninguno muestre demasiada angustia

ANTROPOLOGÍA

– El Sentido de la muerte –

Los seres vivos mueren y, sin embargo, no parece que casi ninguno muestre demasiada angustia porello. Bacterias, plantas o animales pasan por la vida y mueren, pero no parece que sean conscientesde la muerte. Sin embargo, la gran mayoría de los seres humanos, antes o después, se preguntan porla muerte, a menudo al encontrarse con ella a través de la pérdida de un ser querido o al ir dándosecuenta de la propia vejez. La muerte es una fuente de preocupación para el ser humano porque esuna posibilidad real de la que somos conscientes. Hasta donde sabemos, ninguno somos inmortalesy, por lo tanto, tenemos que ir por la vida cuidándonos de la muerte. Además, es un problemafilosófico. ¿Qué sabemos de la muerte? ¿Cómo la entendemos? ¿Qué esperamos de ella? ¿Tienesentido buscarla?

Platón, entre otros, estableció una peculiar relación entre la muerte y la filosofía. La filosofía es ladisciplina que más y mejor puede contribuir a la tarea de prepararse para la muerte. Porque lamisión de la filosofía es contribuir a que los seres humanos vivamos de forma plena nuestraexistencia, de modo que cuanto más plenamente vivamos, más humanamente afrontaremos nuestramuerte.

En este tema, vamos a intentar revisar algunas de las respuestas que se han dado al respecto.

¿QUÉ ES LA MUERTE?

De entrada, podríamos decir que la muerte es algo personal e íntimo en el sentido de que nuestramuerte nos pertenece, nadie puede morir por nosotros, al igual que nadie puede vivir pornosotros. Pero, a pesar de ser algo personal, no podemos tener experiencia de la nuestra propiamuerte, no podemos sentirla, está más allá de la vida biológica, lo que nos queda es la posibilidadde experimentarla a través de la muerte de otros. Así lo expresa Epicuro, cuando afirma que“mientras vivimos, la muerte no existe, y cuando la muerte existe, nosotros ya no somos”.Lapercepción de la muerte propia es por definición imposible, por tanto la experiencia de la muerte se

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deriva de los sentimientos de soledad y abandono que emergen a partir del fallecimiento de nuestrosseres queridos.

Esa imposibilidad de experimentar la muerte no ha evitado que los seres humanos se pregunten porla muerte y traten de responder a, al menos, dos características de la muerte.

¿Necesaria o contingente?

La primera pregunta podría ser: ¿Es la muerte parte esencial de la vida o es simplemente unaccidente de la misma? ¿Es obligatorio que morir? Parece una pregunta sin mucho sentido, ya quela respuesta parece obvia y forma parte de nuestro vocabulario pensar en la muerte como algoineludible. Sin embargo, a la vez, consideramos la muerte, siempre, como un accidente que se podíahaber evitado. Es decir, tenemos la sensación genérica de que el acontecimiento es obligatorio, perosiempre, cada vez que se presenta, nos parece que no tenía por qué haber ocurrido. Vamos a explicarestas dos ideas, pero antes, necesitamos entender los conceptos de sustancia y accidente.

Una de las nociones filosóficas que introdujo Aristóteles en la filosofía fue la distinción entre lonecesario y lo contingente que a menudo es muy útil para hablar de cuestiones filosóficas.Necesidad y contingencia son términos opuestos y la diferencia consiste en lo siguiente:

Lo necesario1 en filosofía se define como "lo que es, y no puede no ser", o bien "lo que no puedeno ser". También es necesario todo aquello que es y no podría ser de otra forma que como es.

Lo contingente es todo aquello que puede ser o no ser, dependiendo del caso (algo que no esnecesario, pero sí es posible). También es contingente todo lo que es de una forma pero podría serde otra distinta.

– Seguro que lo has entendido, pero, ¿podrías explicar esta frase?

“La relación entre necesidad, posibilidad y contingencia es fácil de malentender. Todo loque es contingente es posible, pero no todo lo que es posible es contingente, pues aquelloque es necesario también es posible, pero no es contingente. Por otra parte, no todo lo queno es necesario es contingente, pues lo que es imposible no es ni necesario ni contingente.”

– Preguntas para pensar: ¿Podría ser que todo lo que ocurre es necesario? ¿El determinismoimplica que no existe nada contingente?

Pues bien, ¿es la muerte un elemento necesario de la vida o es algo contingente? O, dicho de otraforma, ¿es la muerte una condición esencial de la vida o tan solo un accidente que ocurre en ella ypodríamos esquivar? Al respecto de estas preguntas, hay dos respuestas enfrentadas y extrañamente,como hemos mencionado antes, la gente a menudo piensa ambas simultáneamente:

La muerte es necesaria

La mayor parte de personas que han reflexionado sobre la muerte han llegado a la conclusión deque es una parte necesaria de la vida. Quizá, uno de los que más trató este tema fue Heidegger, unfilósofo existencialista alemán del siglo XX. La mayor parte de su obra Ser y Tiempo es unainvestigación filosófica sobre el ser humano y en ella va analizando las características de nuestraexistencia. Una de las que menciona llama mucho la atención suena muy extraña: el ser humano es

1 Cuando hablamos de algo necesario, en filosofía, tenemos que olvidarnos del significado cotidiano de algo que noshace falta o que nos es útil. No es eso lo que significa.

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un ser-para-la-muerte2. Además, dice que entender esto es lo único que nos lleva a unaexistencia auténtica.

Heidegger reflexiona sobre la muerte, pero no de forma morbosa o para llegar a conclusiones quenos empujen a la deseseperación. Al contrario, él afirma que pensarla y entenderla es la llave parala verdadera libertad durante nuestra vida. Y no se trata tampoco de pensar sobre las formas en lasque llega la muerte o si hay vida después, ni tampoco sobre lo que hay que pensar en los instantesprevios, no, Heidegger reflexiona sobre el significado de la muerte para nuestras vidascompletas. Pues bien, ¿qué pensaba sobre la muerte y cómo nos puede llevar a una vida mejorpensarlo?

A Heidegger le gustaba citar un dicho medieval: “Tan pronto como nace un ser humano, ya es losuficientemente viejo para morir”. Y en sus propias palabras:

“Esta certeza, la de que yo mismo soy y de que moriré, es la certeza básica del serhumano. El ser humano existe, ya que ha nacido, y como ha nacido, ya está muriendo.En ese sentido, somos un ser-para-la-muerte”

Para Heidegger, es cierto que nos vamos a morir, la muerte es una posibilidad que pende sobrecada cosa que hacemos en cualquier momento. En general, cuando optamos por algo, excluimosotras posibilidades de nuestra vida. Si elijo trabajar en verano para hacer dinero no puedo irme devacaciones, por ejemplo. Muchas de las posibilidades están abiertas a hacerlas con otros o incluso, aveces, otros pueden hacerlas por nosotros. Además, en general, todas las posibilidades sonpotencialmente evitables, pero no la muerte. Mi muerte me pertenece exclusivamente a mi y nose puede esquivar. Nadie puede morir por mi y ninguna opción que tome en la vida acaba con laposibilidad de que me muera. La muerte podrá fin a todas mis posibilidades, interrumpirá todas misrelaciones con los otros y completará la historia de mi vida.

Mientras vivimos, los seres humanos somos una amalgama de asuntos inacabados, posibilidadesque existen en nosotros que podemos realizar o no. Solo con la muerte concluyen lasposibilidades. La muerte, es por ello, la evaluación definitiva, ya que no podré hacer nada despuésde muerto. Durante nuestra vida, siempre será demasiado pronto o demasiado tarde para ver laimagen completa de nuestra existencia. O bien aún no ha terminado y quedan posibilidades o bienhemos muerto y no podemos ver la totalidad de nuestra vida. Por eso, dice Heidegger, los sereshumanos vivimos con una constante “falta de totalidad”. Nunca podemos entender nuestra vidacompletamente mientras la vivimos.

Entender todo esto, entender que los seres humanos somos, entre otras cosas, un ser-para-la-muerte,significa vivir siendo conscientes de ese límite. Cuando experimentamos lo que significaentendernos como seres-para-la-muerte, nos colocamos en una posición desde la que podemosempezar a considerar nuestra vida como un todo y, a la luz de esta conciencia de nuestramortalidad, podemos ver clara nuestra situación en el mundo, en la vida, y las posibilidadesque nos ofrece. Podemos descartar las pérdidas de tiempo y afrontar los proyectos queverdaderamente queremos hacer. Además, nos libera de las ataduras a las que nos someten losotros (al fin y al cabo, ni van a morir por mi ni podrían hacerlo) de forma que podemos elegirnuestra propia ruta en la vida. Nos libera de la mezquindad y de las tensiones de la vida que losdemás esperan que vivamos. Por ponerlo con palabras más sencillas: ¿Qué harías si fuera tu últimodía? ¿Qué harías si fuera tu última semana de vida? ¿Perderías el tiempo con las cosas que lopierdes? ¿Y si fuera el último año? ¿Qué cosas no querrías dejar de hacer, de intentar? ¿Quéposibilidades no querrías dejar incompletas? Al final, Heidegger podría preguntarte... pues bien,

2 Heidegger escribía en alemán y en las traducciones de términos que se inventaba se optó por usar guiones. Otras delas características del ser humano, según él, es que somos un ser-ahí, un ser-con-los-otros, un ser-en-el-mundo...

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¿qué harías si fuera tu última vida? Entender el ser-para-la-muerte no es simplemente saber quenos moriremos, es vivir siendo conscientes de ello, vivir sin desperdiciar las posibilidades que senos ofrecen. Vivir entendiendo esto nos ayuda a vivir una vida auténtica.Por el contrario, hay una forma inauténtica de vivir: la de quienes viven ignorando su propiamortalidad, escondiéndose de esa idea y dejándose absorber por las minucias del mundocotidiano3. Esta actitud es la de quienes niegan la posibilidad de la muerte o, como mucho, laconsideran una remota posibilidad en un futuro distante y que, de momento, solo le ocurre a losotros. El que vive de forma inauténtica tiende a estar completamente absorto en el pasado, presentey futuro inmediatos; mientras que quienes tienen una auténtica conciencia de que somos un ser-para-la-muerte pueden mirar hacia adelante, hacia su muerte, hacia atrás hasta su nacimiento oincluso más allá, a su pasado histórico y tratar de vivir su vida como un todo.

La muerte es contingente

Esta concepción es mucho más moderna y parte, principalmente, de los enormes avances de lamedicina. La muerte es contingente porque no es más que un error corregible. La muerte puedeocurrir por causas externas que se podían haber evitado (una guerra, un choque entre coches, unasesinato) o por causas internas que se podrían haber corregido (un corazón débil, una bacteria, unórgano que falla). Las causas externas nos parecen evitables mediante la aplicación de mejorespolíticas para conseguir la paz o mejores medidas de seguridad para evitar los accidentes oasesinatos. Las causas internas nos parecen corregibles mediante la medicina que trata, corrige osustituye las partes de nuestro cuerpo que no funcionan o mediante vacunas o fármacos que nosayudan a combatir las invasiones de agentes externos. Es decir, la muerte, así entendida, es tansolo un problema que se puede solucionar.

Esta concepción se entiende muy bien en el siguiente texto:

“A lo largo de la historia, las religiones y las ideologías no sacralizaron la vida.Siempre sacralizaron algo situado por encima o más allá de la existencia terrenal y, enconsecuencia, fueron muy tolerantes con la muerte. De hecho, algunas de ellasdirectamente profesaron afecto a la Parca. Debido a que el cristianismo, el islamismo yel hinduismo insistían en que el sentido de nuestra existencia dependía de nuestrodestino en la otra vida, consideraban la muerte una parte vital y positiva del mundo.Los humanos morían porque Dios así lo decretaba, y el momento de la muerte era unaexperiencia metafísica sagrada que rebosaba de sentido. Cuando un humano estaba apunto de exhalar su último aliento, había llegado la hora de avisar a sacerdotes,rabinos y chamanes, hacer balance de la vida y aceptar el verdadero papel de uno en eluniverso. Intente siquiera el lector imaginar el cristianismo, el islamismo o elhinduismo en un mundo sin la muerte…, que es también un mundo sin cielo, infierno oreencarnación.La ciencia y la cultura modernas difieren totalmente en su opinión sobre la vida y lamuerte. No piensan en la muerte como un misterio metafísico, y desde luego noconsideran que sea el origen del sentido de la vida. Más bien, para las personasmodernas, la muerte es un problema técnico que podemos y deberíamos resolver.¿Cómo mueren exactamente los humanos? Los cuentos de hadas medievales retratabanla Muerte como una figura vestida con capa y capucha negras, y empuñando una granguadaña. Un hombre va viviendo, preocupado por esto y aquello, corriendo de aquípara allá, y de repente ante él aparece la Parca, le da un golpecito en el hombro conlos huesos de un dedo y le dice: «¡Ven!». Y el hombre implora: «¡No, por favor!

3 Aunque Heidegger también diría que pensar de forma obsesiva y morbosa sobre la muerte es una forma inauténtica de vivir, ya que no conduce a una vida de elecciones libres, sino a un miedo paralizador y absurdo que limita nuestras posibilidades y proyectos.

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¡Espera solo un año, un mes, un día!». Pero la figura encapuchada sisea: «¡No!,¡tienes que venir AHORA!». Y así es como morimos.En la realidad, sin embargo, los humanos no morimos porque una figura enfundada enuna capa negra nos dé un golpecito en el hombro o porque Dios así lo decrete, nitampoco porque la mortalidad sea una parte esencial de algún gran plan cósmico. Loshumanos siempre mueren debido a algún fallo técnico. El corazón deja de bombearsangre. La arteria principal se obtura con depósitos grasos. Células cancerosas seextienden por el hígado. Gérmenes se multiplican en los pulmones. ¿Y qué esresponsable de todos estos problemas técnicos? Otros problemas técnicos. El corazóndeja de bombear sangre porque no llega suficiente oxígeno al músculo cardíaco. Lascélulas cancerosas se extienden porque una mutación genética aleatoria reescribió susinstrucciones. Los gérmenes se instalaron en mis pulmones porque alguien estornudó.No hay nada metafísico en esto. Todo son problemas técnicos. Y cada problematécnico tiene una solución técnica.[...]Incluso las personas que no se dedican a la investigación científica se hanacostumbrado a pensar en la muerte como un problema técnico. Cuando una mujer vaa su médico y le pregunta: «Doctor, ¿qué me pasa?», es probable que el médico le diga:«Bueno, tiene usted la gripe» o «Tiene tuberculosis» o «Tiene cáncer». Pero el médiconunca le dirá: «Tiene usted la muerte». Y todos tenemos la impresión de que la gripe, latuberculosis y el cáncer son problemas técnicos para los que algún día encontraremosuna solución técnica.Hasta cuando alguien muere debido a un huracán, a un accidente de automóvil o a unaguerra, tendemos a considerarlo un fallo técnico que podía y debía haberse evitado. Siel gobierno hubiera adoptado una política mejor, si el Ayuntamiento hubiera hechoadecuadamente su tarea y si el jefe militar hubiera tomado una decisión más sensata, sehabría evitado la muerte. La muerte se ha convertido en una razón casi automáticapara pleitos e investigaciones. «¿Cómo es que han muerto? Alguien, en algún lugar,metió la pata.”

Yuval Noah Harari, Homo Deus

Pero, ¿podríamos ir más allá? ¿Podríamos abolir la muerte y no tan solo esquivarla? Existennumerosas iniciativas que se están intentando con esta finalidad. Por ejemplo, Calico es unaempresa que pertenece a Google cuyo objetivo es “resolver la muerte”. Pero si esta empresa ocualquier otra solucionase todos los problemas biológicos y pudiéramos ser jóvenes para siempre,aún no seríamos inmortales, porque podríamos morir de un accidente. Seríamos amortales, es decir,seres que no se mueren por si mismos. Sin embargo, hay una posibilidad más allá. Se trabaja sobrela idea de poder exportar nuestra mente: nuestra identidad, nuestros recuerdos, nuestrascapacidades, etc. Si tan solo somos un conjunto de neuronas con una cierta organización,¿podríamos transferir eso a otro cerebro? ¿Podríamos transferirlo a un entorno digital? Sipudiéramos hacer lo primero, significaría que podríamos crear nuevos cuerpos con nuestro cerebroy seguir viviendo en ellos. Si pudiéramos hacer lo segundo, sería incluso más fascinante, ya quepodríamos vivir eternamente en entornos digitales (como en San Junípero, de Black Mirror4) opoder hacer copias de seguridad de nosotros por si sufrimos accidentes (como en Altered Carbon5) yquizá, en ambas posibilidades, experimentar múltiples vidas con múltiples cuerpos diferentes.

Aunque todo ello quede aún lejos de nuestras capacidades tecnológicas actuales, ¿podría serposible? ¿Quiere decir ello que toda muerte es contingente?

4 San Junípero: https://www.imdb.com/title/tt4538072/ 5 Altered Carbon: https://www.imdb.com/title/tt2261227/ y el libro https://en.wikipedia.org/wiki/Altered_Carbon

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– Preguntas para pensar: ¿Qué significaría eso para el ser humano? ¿Cambiaría la forma en laque vivimos? ¿Habría mayor o menor desigualdad entre humanos? ¿Cambiaría la política?¿Podríamos tener dictadores en países durante siglos? ¿Habría terroristas que sabotearían losservidores donde estuvieran almacenadas las mentes digitales de la gente? ¿Serían objetivosmilitares durante las guerras? ¿Habría gente que renunciase a la vida eterna? ¿Por qué?

¿Final definitivo o tránsito?

La muerte supone un fin para la vida, pero, ¿qué tipo de fin? Frente a esta pregunta, se hanconsiderado al menos dos tipos de respuestas:

La muerte definitiva

Según las teorías científicas contemporáneas de la conciencia, el cerebro es la base de la experienciasubjetiva, la autoconciencia y la conciencia del mundo natural circundante. Cuando ocurre lamuerte cerebral, toda función cerebral cesa de forma permanente. Por lo tanto, con la muerte delcerebro, el individuo desaparece de forma definitiva. No existe nada más allá. La muerte es eterna ysería como todo el periodo transcurrido antes de nacer, un periodo enorme que para nosotros nosignifica nada. La historia del tiempo del universo transcurre antes y después de nuestra vida ynuestra vida sería todo el intervalo de tiempo, ínfimo, en que hemos sido conscientes. La muerte esfinal definitivo de ese tiempo de conciencia y, si nos transformamos en otra forma de materia oenergía (el cuerpo se pudre y pasa a formar parte de la tierra, por ejemplo), ello no tiene ningúnsignificado para nuestra conciencia actual, ni lo percibiremos de ningún modo. Simplementedejaremos de existir para siempre. A menudo, esta teoría está relacionada con el ateísmo.

Frente a ello, muchos filósofos clásicos sostenían que esto hacía más fácil la aceptación de lamuerte. Rechazaban cualquier temor o rebelión ante la posibilidad de morir ya que una reflexióndetenida acerca de su carácter nos ayudará a comprender lo absurdo que resulta temer algo quenunca vamos a sentir. La muerte la podemos experimentar los seres humanos, como vimos antes,“mientras vivimos no estamos muertos, y cuando estemos muertos ya no existiremos”. Por tanto, loúnico que de verdad existe para nosotros es el vivir, ya que solo de la vida tenemos experiencia.

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Epicuro en la Carta a Meneceo dice “Acostúmbrate a considerar que la muerte no es nada paranosotros, puesto que todo bien y todo mal está en la sensación, y la muerte es pérdida desensación”. También Cicerón o Sócrates pensaron cosas similares sobre la muerte cuandovaloraban la posibilidad de que fuera un final definitivo.

La muerte como tránsito

Es la creencia de que la parte esencial de la identidad de un individuo o al menos su concienciacontinúa después de la muerte del cuerpo físico. Según diversas ideas sobre el más allá, el aspectoesencial del individuo que vive después de la muerte puede ser algún elemento parcial, el alma oespíritu de un individuo, que lleva consigo mantiene su identidad personal. Es decir, la muerte no esel final, sino un tránsito a otra forma de vida, una puerta a una realidad diferente y se puede dar devarias formas.

En algunos puntos de vista, esta continuación de la existencia a menudo tiene lugar en un ámbitoespiritual, y en otros puntos de vista populares, el individuo puede renacer en este mundo ycomenzar el ciclo de vida nuevamente, probablemente sin recordar lo que han hecho en el pasado.En este último punto de vista, tales renacimientos y muertes pueden tener lugar una y otra vezeternamente o hasta que el individuo ingrese a un reino espiritual u otro mundo. Las principalesopiniones sobre el más allá derivan de la religión, el esoterismo y la metafísica.

Algunos sistemas de creencias, como los de la tradición abrahámica (judaísmo, cristianismo, islam),sostienen que los muertos van a un plano específico de existencia después de la muerte, según lodetermine Dios u otro juicio divino, en función de sus acciones o creencias durante la vida. En lossistemas de reencarnación, como los de las religiones indias, también los ciclos de reencarnaciónestán determinados directamente por las acciones del individuo en vida.

A menudo esta respuesta está relacionada con las creencias religiosas.

– Preguntas para pensar: ¿En cuál de las dos versiones crees tú? ¿Por qué crees que crees enesa respuesta? ¿Es la respuesta en la que te han educado o que te gustaría que ocurriese?¿Tienes buenos argumentos para ello? ¿Qué has investigado al respecto?

¿SEGUIR VIVIENDO UNA VIDA SIN SENTIDO6?

6 La mayor parte de esta sección está sacada casi literalmente del libro Filosofía en la calle de Eduardo Infante, querecomiendo encarecidamente. Este es el capítulo 6 ¿Podría ser el suicidio la solución a alguno de tus problemas? Heaplicado algunas modificaciones y añadido partes pero, en lo sustancial, el texto es suyo.

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Como vimos anteriormente con el existencialismo, una posibilidad es que al universo no leimportes, que no haya Dios para crear los valores para nosotros y no haya una vida futura querecompense nuestras acciones en esta. La vida es absurda, caótica y sin sentido, venimos de la naday nos dirigimos hacia la nada. No hay un significado oculto en la vida, ningún propósito. Todosnuestros proyectos, planes y sueños morirán con nosotros cuando muramos. Así que una preguntalegítima sería, si la vida carece de sentido ¿por qué no suicidarse?

El suicidio merece reflexión filosófica porque ocurre. Lo vemos en películas o novelas, en lasnoticias o, a veces, desgraciadamente, en gente que conocemos. Se en forma de ideas, de intentos ode realidades y, cuando el suicidio no es ficción, sino que ocurre cerca de nosotros, nos perturbaprofundamente, porque parece que no hay una respuesta suficientemente buena para esa pregunta.

El filósofo francés Albert Camus (1913-1960) consideró que el suicidio era el único problemafilosófico verdaderamente serio. Camus fue un hombre preocupado por la lucha contra la opresión,la injusticia, la violencia y la desigualdad, y también por el fútbol. Lo que más le gustaba a Camusde este deporte era la igualdad que se vivía en el terreno de juego. Este filósofo nació en uno de losbarrios más humildes de Argel y pudo estudiar gracias a una beca concedida a los hijos de lossoldados que habían caído sirviendo a Francia. Era un niño pobre en un colegio de ricos, perocuando comenzó a jugar en el equipo de fútbol se dio cuenta de que las diferencias socialesdesaparecían en el terreno de juego. Durante el partido da igual si eres rico o pobre, negro o blanco;sólo importa el fútbol.

Albert Camus tenía unos quince años cuando se declaró ateo. Mientras paseaba con un amigo,presenció cómo un autobús atropellaba y mataba a un niño. Vio a la madre del pequeño gritandodesgarrada. El futuro premio Nobel de Literatura contempló el cadáver, luego volvió la vista haciaarriba y le dijo a su amigo: «Mira, el cielo no responde». Si Dios existiera, esa tragedia no deberíahaber ocurrido. No hay ningún Dios que pueda socorrernos, ni tampoco esperanza; toda ilusión esinútil y carece de sentido. No hay ningún más allá que pueda compensar los sufrimientos queexperimentamos. Nos guste o no, este mundo en el que vivimos es el único que tenemos.

Camus, existencialista, consideraba que la vida es absurda, caótica y carente de sentido. Venimos deuna nada y nos encaminamos hacia otra nada. La vida y cada uno de los acontecimientos que laintegran no poseen ningún significado oculto. No existe ningún propósito. No hay respuesta para lapregunta del sentido de la vida. La inevitable muerte es el final que destruirá todos los proyectos,planes y sueños. No te lo tomes como algo personal: todos sufrimos un choque tremendo entrenuestras expectativas sobre la vida y la realidad, entre lo que deseamos que ocurra y lo que terminasucediendo. El Universo manifiesta continuamente una absoluta indiferencia hacia nuestras metaspersonales. De hecho, no le importa lo más mínimo que sufras o que goces. Esta indolencia de larealidad es lo que Camus llamaba «el absurdo» y, para ilustrarlo, utilizó el antiguo mito griego deSísifo: el poeta Homero nos cuenta que Sísifo, rey de la antigua ciudad de Corinto, fue condenadopor los dioses a empujar una enorme piedra por la ladera de una montaña. Momentos antes dealcanzar la cima, la roca rodaba hacia abajo y Sísifo debía comenzar de nuevo el mismo trabajodesde el principio, una y otra vez, por toda la eternidad. Su castigo era repetir una y otra vez unfrustrante y absurdo proceso. Daba igual el empeño y el esfuerzo que Sísifo pusiese en su tarea: laroca siempre terminaba cayendo.

Algunas personas dirían que Sísifo es su padre o su madre. Personas que madrugan todas lasmañanas para ir a trabajar a una fábrica, oficina o lo que sea, donde hacen la misma tarea rutinariatodos los días, para cobrar un salario con el que poder pagar una casa donde descansar y una comidacon la que recuperar las fuerzas, y así levantarse al día siguiente a realizar exactamente la mismalabor. Personas que cada día limpian la ropa, la casa, cocinan, tan solo para tener que hacerlo denuevo al día siguiente.

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Así que, ¿por qué lidiar con el absurdo de la vida?

Tres respuestas filosóficas

Camus

Camus te diría que tienes tres maneras de combatir el absurdo: la fe, el suicidio o tu conversión enun héroe trágico.

Exploremos el primer camino. Puedes buscar consuelo en la fe. Hay gente que intenta ver la manode Dios en todo lo que le ocurre para afrontar el absurdo de la vida. Si eliges este camino deberáshacer un esfuerzo por creer que tu vida, aunque parezca no tener ningún sentido, forma parte de unplan mayor, porque Dios escribe recto con renglones torcidos. Los acontecimientos que nocomprendemos son pruebas que Dios nos pone para crecer y ganarnos el cielo. Para Camus, la fe noes una solución válida porque hace que nos evadamos del mundo en que vivimos. La religión esuna huida hacia delante para no tener que afrontar el problema de vivir con el absurdo. Si elmundo no tiene sentido, pues yo me lo invento. El cielo y Dios son un autoengaño que fabricamospara poder soportar el terrible absurdo que nos asola.

¿Y el segundo camino? Podrías suicidarte porque, en el fondo, hacerlo sería tan sólo adelantar elinevitable final. Pero, para Camus, el suicidio no es una solución porque, en lugar de resolver elproblema, lo que hace es negarlo. Suicidarse es no tener la valentía de responder a la preguntaque la vida nos plantea, es no presentarse a un examen por miedo a suspenderlo, romper elcrucigrama porque no sabemos la solución; es tirar la toalla antes de comenzar el combate, mirarpara otro lado, salir corriendo. Suicidarse es confesar que hemos sido sobrepasados por elproblema de la vida. Suicidarse es confesar que no hemos sido capaces de responder a la pregunta«¿por qué estoy aquí?».

Queda la tercera vía: La solución es convertirte en Sísifo, un héroe trágico. Para ello deberásaceptar heroicamente que la vida es absurda y que estás condenado a morir y, a pesar de ello,aprender a ser feliz. La vida no tiene sentido, pero tú puedes dárselo a tu existencia. El héroetrágico no deposita sus esperanzas en Dios ni busca la felicidad en el cielo. Sísifo es plenamenteconsciente de su situación y no alberga ninguna esperanza de que vaya a cambiar. No sueña con unavida mejor, no pide perdón a ningún Dios, no se siente culpable y no pide ayuda a fuerzassuperiores. El héroe trágico no espera ser feliz en una vida futura, sino que lucha por serlo enésta. Puede que te imaginases a Sísifo como un pobre desdichado, pero Camus te invita a que lovisualices alegre. Tras caer la roca, Sísifo comete el mayor acto de rebeldía: niega a Dios, vuelve acargar la piedra y decide ser feliz en esta existencia absurda. Si la vida es un castigo que nopodemos eludir, no hay mayor acto de rebeldía que disfrutarlo. No eres dueño de tu destino final,pero sí de tus días.

Gabriel Marcel

Gabriel Marcel (1889-1973) no habría elegido la tercera solución al problema de la existencia, sinola primera. Para este filósofo francés no tenemos que crear el sentido de la vida, como propusoAlbert Camus, sino descubrirlo. La fe no es una tonta ilusión, sino el verdadero camino quepodría colmar tu vida de sentido y de plenitud. Para Gabriel Marcel, la pregunta por el sentido de lavida es ineludible. La vida es como una obra de teatro en la que tú eres uno de los actores. Cuandote preguntas por su sentido es como si interrogases sobre cuál es tu personaje dentro de la función yqué tienes que hacer en ella. El sentido de tu vida depende del que tiene la obra. Si «la vida» tuvieseun sentido, «tu vida» también lo tendría, de la misma forma que si la pieza teatral tuviese un

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argumento, es decir, un significado, también lo tendrían todas las palabras y las acciones que se vana representar en ella. El problema es que vivir no se parece en nada a tener que interpretar un papelescrito en un libreto, sino que es más bien una improvisación. Es como si el director hubieraolvidado darte las instrucciones para desempeñar el papel que se te confió. La pregunta por elsentido de nuestras existencias es saber si, a pesar de no conocer el libreto, puedes darle a tu papelen la obra algún sentido, porque se acaba de levantar el telón, los focos te alumbran y el públicoestá esperando a que hagas algo.

Según Gabriel Marcel, para encontrar el sentido de la vida debes buscar en tu interior y recogerte,es decir, volverte sobre ti mismo sin abandonar nada. Vivir es una especie de camino que vamosrecorriendo, y tenemos la posibilidad de mirar hacia atrás y contemplar nuestro pasado. Alhacerlo descubrimos qué es lo valioso en la vida y, en función de ello, proyectamos el futuro.En ese proceso de búsqueda surgirán preguntas que te llevarán a encontrarte a ti mismo, a saber quées lo que te motiva y lo que realmente deseas.

La vida no es sólo lo que te dieron al nacer, ni el esfuerzo que hacemos cada día por sobrevivir; lavida son las experiencias que vamos teniendo y, sobre todo, esa búsqueda continua porencontrarle un sentido. Lo que Gabriel Marcel descubrió en ese proceso es que era un ser creadopor otro Ser. «No soy nada y no puedo nada por mí mismo sino en tanto soy, no sólo asistido, sinopromovido al ser por aquel que es todo y lo puede todo.» Nuestra existencia únicamente se sostienepor la presencia de un ser trascendente. Yo existo porque Él existe. Gabriel Marcel, al encontrar aDios, cree haber llegado al final de su búsqueda y reconoce: «Sólo Tú en verdad me conoces y mejuzgas; dudar de Ti no es liberarme, es aniquilarme». Muchas personas no encuentran el sentidode la vida porque confunden el ser con el tener. En lugar de emplear la vida en descubrir qué sony por qué, se afanan por tener cosas y terminan convirtiéndose en una cosa. En nuestra épocaestamos tan acostumbrados a vivir entre máquinas que nos hemos confundido con una de ellas.

Cómo si fuésemos un aparato mecánico, hemos terminado definiéndonos por el conjunto defunciones que somos capaces de hacer: puedo producir, puedo consumir, puedo votar, etcétera.Observa como la mayoría de la gente, cuando tiene que presentarse y definirse a los demás, lo hacealudiendo a su trabajo. ¿Quién soy? Profesor, estudiante, médico, etcétera. ¿Qué ocurriría si nossoltasen en una isla desierta? ¿Cómo responderías ahora a esa misma pregunta? ¿Cuál seríaahora tu identidad? No somos cosas ni máquinas, somos «personas». Pero, cuando nossumergimos en el mundo del tener, nos olvidamos de lo que somos y desaparecemos comoindividuos. Vivir no es producir cosas ni poseerlas. No eres tu coche ni tu casa ni tu móvil, nitampoco tu cuerpo. Posees un cuerpo, pero no eres sólo éste, sino una persona. Muchas personasson esclavas de sus cuerpos y malgastan su existencia intentando poseer el cuerpo que desean o quelos demás se lo alaben. Deja de contemplar el mundo como un conjunto de cosas que puedes poseer,incluidas las personas que conviven contigo, y comienza a empezar a ser. Vivir no es «tener», sino«ser». Ser es existir con otros y convivir con ellos. Dejar de ver al otro como una cosa yencontrarte con él en una relación de igualdad, en la que no buscas ningún beneficio material.Vivir es descubrir que existe un nosotros que es compatible con tu existencia personal. La vidacomienza a tener sentido cuando amamos, somos fieles a otras personas y compartimos con ellasuna esperanza de futuro. La vida, para Marcel, merece la pena por lo que descubrimos a través de lafe en Dios.

Emil Cioran

El filósofo Emil Cioran (1911-1995) estaba obsesionado con la muerte. Aunque tuvo una infanciamuy feliz, el paso a la adolescencia lo llenó de pesimismo ante la vida. La culpa de este desasosiegofue su insomnio:

Page 11: ANTROPOLOGÍA – El Sentido de la muerte...ANTROPOLOGÍA – El Sentido de la muerte – Los seres vivos mueren y, sin embargo, no parece que casi ninguno muestre demasiada angustia

Llegué a pasar semanas sin pegar ojo […] Me di cuenta de que la vida es soportablegracias al sueño; cada mañana, tras una interrupción, comienza una nueva aventura.El insomnio, sin embargo, suprime la inconsciencia, obliga a 24 horas diarias delucidez. […] La vida sólo es posible si hay olvido.

Para este filósofo rumano, el suicida no está ni loco ni equivocado. El suicidio es una opción libreque puede tomar cualquier persona. Cioran nos cuenta que un día se encontró con un señor quequería suicidarse. Estuvieron dando vueltas y vueltas, horas y horas. Al final, Cioran le dijo que lomejor era que aplazara el suicidio, que en el fondo ésa era una idea muy vital que había queaprovechar. Vivir con la posibilidad del suicidio es una idea interesante porque nos permitereplantearnos la vida continuamente: nuestros proyectos, relaciones, esperanzas, valores,etcétera7. La posibilidad del suicidio nos obliga a aprovechar cada instante que la vida nosofrece. Si al comer uno de nuestros platos favoritos tuviésemos presente que podría ser la últimavez que lo disfrutáramos, lo degustaríamos con mayor intensidad. Lo que propone Cioran es queel suicidio sea la culminación de nuestra vida, fruto de haber concluido nuestro proyectopersonal. El único argumento válido contra el suicidio para él es éste:

No es natural poner fin a tus días antes de haberte demostrado hasta dónde puedesllegar, en qué medida puedes realizarte. Los suicidas consuman un acto antes de haberalcanzado una madurez efectiva, antes de estar maduros para una extinción aceptada.El hecho de que un hombre quiera acabar con su vida es fácil de entender. Pero ¿porqué no elegir el punto culminante, el momento más favorable de su desarrollo? Lossuicidios son horribles porque no se llevan a cabo a su debido tiempo, porquetronchan un destino en lugar de coronarlo. Un final tiene que cultivarse como si fueraun huerto. Para los antiguos, el suicidio era una pedagogía; el fin brotaba y florecía enellos. Y cuando se extinguían por su propia voluntad, la muerte era un final sincrepúsculo. A los modernos les falta la cultura interior del suicidio, la estética del fin.Ninguno muere como debería y todos se extinguen por obra del azar: neófitos en elsuicidio, unos amargados de la muerte.

Deberíamos suicidarnos cuando hayamos completado la película de nuestra vida; pero no en elmomento en que ya no nos quede nada más que contar, sino cuando hayamos encontrado un granfinal. ¿Concluyó Cioran su vida con un suicidio? No. En este punto, Cioran no fue nada coherentecon su pensamiento. Murió con alzhéimer, a los ochenta y cuatro años, en un hospital de París. Enuna de sus últimas entrevistas confesó: «Jamás he trabajado. He preferido ser un parásito a ejercerun oficio. He accedido a sufrir una relativa miseria con tal de preservar mi libertad».

– Para pensar: Participa del debate en https://twitter.com/eledututor/status/1081528758643888128

7 En cierto sentido, vivir con esa posibilidad es casi como vivir asumiendo el ser-para-la-muerte de Heidegger.