año iv - nº 8

Upload: cee-historia-uv

Post on 05-Apr-2018

220 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

  • 7/31/2019 Ao IV - N 8

    1/47

  • 7/31/2019 Ao IV - N 8

    2/47

  • 7/31/2019 Ao IV - N 8

    3/47

    EDITORIAL

    Los mismo hechos pueden

    ser tratados de modos muy distintos.

    Los usos de la memoria pueden

    justiicar la repeticin del pasadocomo legitimar la transformacin del presente.

    Pero los diferentes usos

    se guan por una misma brjula: el futuro1

    (Norbert Lechner)

    Esta nueva versin de la Revista Voces, busca retomar la senda

    abierta un par de aos atrs. El necesario debate sobre lo que su-

    cede en nuestra disciplina, se hace ms indispensable en el marco

    del Bicentenario de Chile. Tan divulgada conmemoracin de la primeraJunta de Gobierno, ha marcado la tnica de la discusin disciplinaria na-

    cional este ao. Ante ello, como estudiantes de historia no podemos que-

    dar fuera. Nuestra responsabilidad como historiadores-constructores de

    memoria colectiva, provoca que nos comprometamos a dar una lectura de

    esta conmemoracin.

    Sin embargo, el Comit Editorial de Voces, no entiende esta fecha como lacelebracin de un hecho naturalizado. Dicha concepcin, parte de la tradi-

    cional historiograa decimonnica, la cual por medio de este tipo de hitos,

    buscaba construir una visin teleolgica del devenir histrico suponiendo

    un orden natural de las cosas, uso por el cual legitimaban un presente de-

    terminado. Por el contrario, la senda en la que se propagan estas nuevas

    Voces, pretende hacerse cargo de las continuidades, rupturas, avances yretrocesos en la historia del Chile nacional. Es decir, busca dar cuenta de

    los hechos pasados que condujeron a su realidad presente. Pero a la vez,

    tiene como brjula su futuro.

    1 Lechner, Norbert. Las sombras del Maana. LOM. 2002.

  • 7/31/2019 Ao IV - N 8

    4/47

    4 EditorialVoces

    Esa es la impronta de la nueva savia historiogrica que se promueve y

    difunde en las siguientes pginas. Entendiendo la historia y la disciplina

    que la analiza, como devenir. En sntesis, en trminos tericos, se hace car-

    go de la susceptibilidad hermenutica de los hechos histricos, dotando a

    la disciplina de un rol social.

    La nueva etapa de Voces, se plantea el siempre complejo objetivo de anali-

    zar la polidrica realidad social, para colaborar en la senda de la totalidad

    histrica. Sin embargo, la complejidad inherente a la magnitud de dicha

    tarea, hace que la construccin intelectual se emprenda aportando con

    algunas piezas del puzle social.

    Este nmero se compone de dos artculos de compaeros de nuestra ca-

    rrera, que desmenuzan desde distintos ngulos temticos y temporales

    la historia de Chile. Indagando desde aspectos culturales a polticos, y por

    las tan similares experiencias latinoamericanas. Un aspecto importante

    en comn de ambos artculos, es que son obras colectivas, mostrando lo

    provechoso del trabajo en equipo en nuestra disciplina. El primer art-

    culo de Nelson Aracena y Leslie Henrquez, denominado La Universidad

    Mercantil del Siglo XXI, nos lleva por aqul cercano pero poco conocido

    mundo de la educacin superior actual. Establece cuales son los puntos

    de contacto y las limitantes que genera la formacin econmico-social

    capitalista al mundo educacional. Lo que termina develando el carcter

    funcional de la educacin terciaria al mercantil mundo actual.

    A su vez el artculo de Giorgio Cossio y Claudio Berros, Maritegui y

    Amauta: Entre la ilosoa y la praxis, busca dar cuenta de dos fenmenos.

    Primero establecer la realidad latinoamericana como un fenmeno de vi-

    tal relevancia como campo de estudio. Pero tambin, da cuenta de cmo

    este revolucionario peruano produjo sin calco ni copia, sino que con una

    formidable capacidad creadora una particular concepcin marxista de la

    realidad social. Cabe sealar, que la pluma con que escriben, no deja de

    ser jams una persuasin enrgica a las nuevas generaciones para cristali-

    zar una praxis poltica acompaada de un potente anlisis social, tal como

    pretendiera aquella tradicin iniciada por Marx y continuada por tantos

  • 7/31/2019 Ao IV - N 8

    5/47

    5[CEE Historia UV][Revista Voces, Ao IV, n8]

    otros, dentro de los que destaca Jos Carlos Maritegui.

    Adems de ellos, este nmero de Voces cuenta con dos documentos his-

    tricos conmemorativos del bicentenario de Chile. Por un lado, incluimosla primera publicacin de la Aurora de Chile, diario salido al calor de la

    lucha independentista de 1810. Asimismo, en el centro de este nmero

    se incluye el mural Muerte al invasor pintado por David Alfaro Siqueiros

    como relejo de la hermandad latinoamericana.

    El cierre de este nmero se realiza con la resea y recomendacin de los

    dos tomos de la obra realizada por Rolando lvarez Vallejo, Julio Pinto Va-llejos, Sebastin Leiva, Karen Donoso y encabezada por Vernica Valdivia:

    Su revolucin contra nuestra revolucin.

    Con esta amplia gama de temas historiogricos relativos a la historia de

    Chile y Latinoamrica, buscamos darle una vuelta de tuerca a la concep-

    cin tradicional de conmemoracin de acontecimientos signiicativos en

    la historia. Buscando imprimir un concepto de devenir, tanto a la historiacon mayscula y con minscula. As se retoma el esfuerzo de esta etapa de

    Voces, escudriando en distintas dimensiones de la sociedad.

    COMIT EDITORIAL2Septiembre 2010

    2 COMIT EDITORIAL REVISTA VOCES: Jos Ignacio Ponce, Kim Lpez, Edison Go-doy, Benito Villaln, Giorgio Cossio, Sebasn Farfn, Francisco Arancibia, Crisn Ca-rrasco, Claudio Berros.

  • 7/31/2019 Ao IV - N 8

    6/47

    LA UNIVERSIDAD MERCANTIL DEL SIGLO XXI:LOS LMITES AL CONOCIMIENTO.

    Por Nelson Aracena Riquelme1 y Leslie Henrquez2

    Resumen

    La Globalizacin; comienzo de un cambio drstico dentro de todos los

    regmenes cotidianos y epistemolgicos, productora del innumera-

    blemente aludido: modelo neoliberal, smbolo claro de un cambio

    radical dentro de todas las formas de desarrollo social, econmico e inte-

    lectual. Fenmenos que pusieron en jaque y transformaron la Universidad

    como nunca antes otro fenmeno lo haba hecho, mermando la posibilidad

    de un desarrollo real en la produccin de conocimiento y erradicando lo

    que histricamente haban hecho disciplinas puras. Profesionalizacin e

    instrumentalizacin sern trminos recurrentes bajo este contexto que no

    hacen ms que utilizar las formas de hacer universidad en pro de un pti-

    mo desarrollo econmico mercantil, olvidando las condiciones prstinas que

    motivaron a generar pensamientos crticos desde la universidad y no elimi-

    nndolos de ella.

    1 Estudiante de Pedagoga en Historia y Ciencias Sociales, Facultad de Humanida-des, Universidad de Valparaso.2 Estudiante de Pedagoga en Historia y Ciencias Sociales, Facultad de Humanida-des, Universidad de Valparaso. A cargo de la edicin del arculo.

  • 7/31/2019 Ao IV - N 8

    7/47

    7[CEE Historia UV][Revista Voces, Ao IV, n8]

    1. Introduccin

    El modelo econmico neoliberal (capitalismo) exige, por principio, altos

    niveles de consumo y exacerbados ndices de productividad, por ello esque siempre se encuentra en bsqueda de nuevos e innovadores mer-

    cados con un potencial de ganancia signiicativo y a una mnima inver-

    sin real. En este sentido, la educacin toma vida como un instrumento

    conceptual y, a la vez, como un mercado educacional que se transfor-

    ma y adecua gradualmente, dependiendo de la realidad histrica de cada

    pas, en un gran y lucrativo negocio, siempre por la va institucional y le-gal (aspectos histricos que toman sentido); formando los ms complejos

    conlictos. A continuacin se tratar especicamente el problema que se

    origina en la educacin terciaria, especicamente entre la Universidad,

    como creadora y productora de conocimiento vlidamente reconocido, y

    el Modelo globalizado universitario, que trajo consigo la Estandarizacin

    del conocimiento en todos los mbitos de la academia.

    2. Algunos acontecimientos

    Sin lugar a dudas, la dictadura militar de Augusto Pinochet fue un germen

    de esta llamada educacin mercantil, pues bajo sus formas dominantes

    mostr al pas, a la par de la represin fctica sobre la sociedad y el sis -

    tema poltico en general, cambios estructurales que ni la misma demo-cracia liberal post-portaliana entre los aos 1925 y 1973 pudo cambiar,

    ni con las reformas constitucionales de ese entonces ni tampoco con los

    movimientos sociales emergentes a lo largo de este periodo. Al respecto

    Salazar airma que La democracia liberal chilena no poda darse el lujo

    de ser plenamente liberal y, smithianamente, dejar hacer y dejar pasar las

    fuerzas automticas que regan no el desarrollo, sino la crisis del capita-lismo chileno3.

    Es por eso que, aprovechando la coyuntura de ese entonces, el Golpe de

    3 Salazar Vergara, Gabriel. La violencia polca popular en las grandes alamedas.

    La violencia en Chile 1947-1987 (Una perspecva histrico popular). Editorial LOM.

    2006. Pg. 77.

  • 7/31/2019 Ao IV - N 8

    8/47

    8

    Estado y la dictadura militar signiicaron el terreno propicio para imponer

    de forma dramtica la teora que en ese entonces se estaba aplicando en

    todo Latino Amrica. Su instrumentalizacin llev a cabo un cambio es-

    tructural del sistema econmico en Chile, un modelo ideolgico basado en

    la libre competencia y en donde el Estado tiene por misin garantizar a un

    penetrante mercado ptimas condiciones para los principios que la fun-

    damentan (vase ms, sobre la doctrina del Shock de Naomi Klein). No es

    de temer que cada vez ms el rol del Estado se vaya acercando a un mera

    iscalizacin y el mercado sea el gigante pujante y controlador no slo de

    las economas, sino tambin de todos lo mbito de la vida. En cuanto a

    la creacin de este modelo, sabemos que no fue exclusiva de los libera-

    les gremialistas de ese entonces (o de quienes actualmente deienden el

    modelo), sino ms bien surgi a travs de elementos externos correspon-

    dientes a un proceso de ajuste entre La Globalizacin y su economa de

    libre mercado (neoliberalismo), junto con las condiciones particulares

    chilenas, de ah que la llegada de los denominados Chicago boys a nues-

    tro pas durante el rgimen del General Pinochet haya sido un impulso al

    sustento terico-prctico del modelo neoliberal que en ese entonces es-

    taba proclamando EEUU al mundo, bajo el contexto de una impredecible

    guerra fra.

    Bajo estas condiciones y sucesos es que la educacin superior fue desa-

    rrollado un cierto acomodamiento o ajuste, dejando en claro que cuando

    se habla de estos conceptos, nos referimos a la resistencia que tienen has-

    ta hoy en da las Universidades Pblicas en su afn, en algunos aspectos,

    por desligarse de este modelo universitario economicista y productivita.

    Fundamentalmente este es el rol histrico que han mantenido los movi-

    mientos estudiantiles hasta la fecha y que no es tan solo la expresin de un

    modelo, sino que la inconformidad con el mismo.

    3. El problema

    En consecuencia la Universidad chilena bajo el amparo poltico de la

    La Universidad Mercanl del Siglo XIXLos Lmites al Conocimiento

  • 7/31/2019 Ao IV - N 8

    9/47

    9[CEE Historia UV][Revista Voces, Ao IV, n8]

    instauracin de un modelo econmico neoliberal, surge aqu como una

    consecuencia de los planes ideolgicos que traen consigo los organismos

    internacionales para los pases Tercermundistas el Banco Mundial, el

    Fondo Monetario Internacional y en el caso de Latino Amrica; el Banco

    Interamericano de Desarrollo. Esta denominada Banca Multilateral con-

    lleva un paradigma fundamental: la economa del conocimiento, al res-

    pecto seala el Banco mundial que su fundamento se centra en el uso de

    ideas ms que en las capacidades sicas, as como en la aplicacin de la

    tecnologa ms que en la transformacin de materias primas4. Cabe con-

    cluir, por lo tanto, que toda rea del conocimiento se debe adecuar hacia

    y por el mercado, y en tanto, la competitividad debe dirigirse hacia la pro-

    ductividad econmica y no en su desmedro. Fuesen cuales sean las carac-

    tersticas de esta economa global del conocimiento (de ahora en adelante

    Estandarizacin del conocimiento: EC), no cabe la menor duda que trans-

    forma en su esencia la actividad autnoma que posean las Universidades

    hasta ese entonces. El problema, por ende, surge de la siguiente forma:

    La teora de la EC limita toda productividad de las disciplinas en cuanto

    sta est ligada a un pensamiento crtico y con ello transformador de la

    sociedad, entonces, las disciplinas que no estn atadas ms bien a tales

    principios o chocan con sus lmites son innecesarias, o ms bien impro-

    ductivas a este mercado de las ideas, si las pautas acadmicas no estn

    en sintona con este modelo, simple y llanamente no le es til.

    La Constitucin del 80 fue la ms clara y concreta expresin que se llev

    a cabo en Chile en cuanto el modelo de Universidad Mercantil se deba

    cumplir a cabalidad. Y no es casualidad que bajo este matiz surja una de

    las consecuencias ms tangibles de esta nueva forma de concebir la edu-

    cacin superior: el boom de las universidades privadas, temtica que no

    ser abordada aqu, pero que sin duda fue (y es) parte sustancial de dicho

    modelo. Por todo esto es que los planes de la banca multilateral vislum-

    4 Banco Internacional de Reconstruccin y Fomento/ Banco Mundial. Construir

    Sociedades de Conocimiento: Nuevos desaos para la Educacin Terciaria. 2003. Pg.

    XVII.

  • 7/31/2019 Ao IV - N 8

    10/47

    10

    braron en Chile tierra frtil para poder concretar sus astutas polticas y

    hacer de su negocio un fructfero paisaje.

    4. El da relevante para la educacin superior

    Un hecho relevante cambia el panorama inanciero al interior de las

    Universidades en el ao 1977, panorama que sin lugar a dudas sera el

    comienzo de una lucha incesante. Al inaugurar el ao acadmico en la

    UTFSM, el ministro de Educacin, contralmirante Luis Niemman, anunci

    el cambio en el inanciamiento universitario, argumentado a travs de la

    Odeplan (Oicina de planiicacin Nacional, actualmente Mideplan) y es-

    grimiendo lo siguiente: La casi total gratuidad de la enseanza, as como

    de otros servicios prestados a la comunidad, ha trado como consecuencia

    que ms del 80 por ciento de los ingresos universitarios tenga su origen en

    aportes del Estado5. En consecuencia, y sumado a lo anterior, el terreno

    era propicio y oportuno para que intervinieran entidades otorgadoras decrditos, y con ello sembraran el germen que ms tarde dara forma y vida

    a la Universidad Mercantil, as como tambin a los fenmenos epistemo-

    lgicos ms graves entre la EC y la academia. Por otro lado se argumenta

    a favor, en tanto las instituciones privadas pueden reaccionar ms rpi-

    da y eicientemente en cuanto a la demanda educativa, junto con ampliar

    las oportunidades de educacin, a un costo relativamente menor para el

    ya mermado Estado. Es en este contexto de crisis (1980 en adelante) en

    donde la Banca Multilateral entra a inanciar a las Universidades pblicas

    (acompaadas de los procesos de descentralizacin y colocando in a la-

    bor reguladora que a nivel central e histricamente el Estado tena con sus

    Universidades) en general por la va legal que ms tarde se expresar en la

    constitucin neo-liberal aprobada en 1980.

    5 Monckeberg, Mara Olivia. La privazacin de las Universidades. Una historia de

    dinero, poder e inuencias. Editorial Copa rota S.A. 2005. Pg. 152.

    La Universidad Mercanl del Siglo XIXLos Lmites al Conocimiento

  • 7/31/2019 Ao IV - N 8

    11/47

    11[CEE Historia UV][Revista Voces, Ao IV, n8]

    5. La banca y su perfil de educacin superior

    Para poder encontrar acertadamente los planteamientos actuales de la

    educacin universitaria, fundamentalmente del Banco Mundial, es pe-rentorio buscar en sus orgenes algunos esbozos generales. Desde su

    creacin, el Banco Mundial, nace en 1944 producto de la Conferencia de

    Bretn Woods (el conocido sistema inanciero Bretn Woods) de donde

    toma forma el nuevo orden econmico internacional pos-blico, en donde

    actualmente lo componen 5 instituciones:

    El Banco Internacional de Reconstruccin y Desarrollo (BIRD)

    de 1944, la ms relevante en trminos inancieros; la Corpora-

    cin inanciera Internacional (CFI), con el objetivo de ayudar

    a los pases subdesarrollados; la Asociacin Internacional de

    Desarrollo (AID) para establecer fondos de crditos a bajo inte-

    rs para estos pases en desarrollo; El Centro Internacional de

    Arreglo de Disputas relacionadas con Inversiones (CIADI) conel objetivo de arbitrar disputas entre distintos Estados y sus in-

    versionistas; y inalmente la Agencia Multilateral de Garanta de

    Inversiones (AMGI) para dar garantas a inversores extranjeros

    en los pases subdesarrollados6.

    Sus objetivos generales, a simple vista, se basan en ayuda a los pases de-

    vastados por la segunda guerra mundial en Europa, pero a medida que

    fueron pasando los aos sus funciones y atribuciones fueron creciendo,

    como se ve en sus distintas instituciones creadas posteriormente. En la

    actualidad, segn la informacin oicial su ayuda es principalmente otor-

    gar crditos a los pases en vas de desarrollo con el objetivo de erradicar

    la pobreza a nivel mundial.

    Paralelamente, aunque con una discutida autonoma, el Fondo Monetario

    Internacional, tambin creado en la misma fecha que el Banco Mundial,

    6 Maestro, Yarza Irene. El Banco Mundial: Origen, Funciones, Mecanismos de fun-cionamiento y polcas de desarrollo. Red de estudios de la economa Mundial, Edito-rial Barcelona. En: hp://www.redem.buap.mx/acrobat/irene1.pdf. 2001. Pgs. 2 - 5.

  • 7/31/2019 Ao IV - N 8

    12/47

    12

    funciona ms bien como un organismo de instrumentalizacin e imple-

    mentacin tcnica de los objetivos generales planteados, ya sean de la Or-

    ganizacin de Naciones Unidas o del mismo Banco. A pesar que muchos de

    los altos cargos de la Junta directiva del Banco Mundial, como el Profesor

    de Economa Joseph E. Stiglitz, atribuyan su fracaso de las polticas inan-

    cieras y nieguen a esta Institucin por su ineiciencia, fundamentalmente,

    segn argumenta este autor porque sus decisiones eran adoptadas sobre

    la base de una curiosa mezcla de ideologa y maa economa7, lo cierto

    es que ambas constituyen la lgica del mercado de capital por sobre otra

    alternativa ya sea poltica o social. Sus artimaas se ven de igual forma

    estandarizadas en todos los rincones a las cuales han llegado. Entonces,

    erradicacin de la pobreza o instrumentalizacin de los medios econ-

    micos en pro de una mecanizacin intelectual?

    6. El perfil de la educacin terciaria

    Antes de referirnos y encontrar as una relacin entre este problema

    epistemolgico y Educacin superior, debemos centrarnos en primer lu-

    gar por deinir algunos aspectos que son relevantes en post de una com-

    prensin global de estas instituciones que conieren aparentemente des-

    interesadamente crditos. En primer lugar debemos preguntarnos qu

    es lo que se entiende por Universidad Mercantil, este concepto, viene

    simplemente de la idea de aquellas Universidades que se beneician de

    programas cuyos resultados sean: ganar dinero, atraer dinero y en ltima

    instancia estudiar el dinero (y con ello crear conocimientos en funcin

    DEL dinero)8, el orden en que se denominan estos tres parmetros se en-

    cuentran en trminos de prioridad, ganar, atraer y por ltimo estudiar el

    dinero dentro del Mercado de las Ideas, siendo dicho anteriormente, reas

    7 Sglitz, E. Joseph. Globalizaon and its Discontents. El malestar de la Globaliza-cin. Sanllana Ediciones Generales. 2002. Pg. 16.

    8 Denominacin que realiza James Engell y Antony Dangereld al referirse a The

    Three Criteria: A Promise of Money; A Knowledge of Money y A Source of Mo-ney. En Engell J., Dangereld A. Ther Market-Model University: Humanes in the Age

    of Money. Harvard Review. 1998.

    La Universidad Mercanl del Siglo XIXLos Lmites al Conocimiento

  • 7/31/2019 Ao IV - N 8

    13/47

    13[CEE Historia UV][Revista Voces, Ao IV, n8]

    del conocimiento como la farmacologa, medicina, la tecnologa de la in-

    formacin, o reas relacionadas con el comercio son las ms beneiciadas

    dentro del nuevo paradigma epistemolgico, ya que, responden a la lgica

    de este modelo de Universidad.

    Reconocidos son los ejemplos de muchas de las Universidades en alian-

    zas con empresas, sus ventajas son demostradas, por ejemplo en la cons-

    truccin progresiva de modernos laboratorios, inanciamiento de inves-

    tigaciones avanzadas (cuyos productos seran comercializados de forma

    inmediata), etc. (vase ms en el libro: No logos, de la periodista Noami

    Klein). El sector estatal y el pblico en general veran las nuevas ventajas

    de este modelo mucho ms eiciente en pos del crecimiento econmico.

    Todo campo del conocimiento que no le es til (prctico, inmediato), no

    slo no servir a la Universidad mercantil, sino que, ayudar a que muchas

    reas del conocimiento, entre ellas las humanidades o la educacin en s,

    replanteen sus fundamentos epistemolgicos, y ms all de quitarles sus

    principios de produccin de conocimiento crtico se acondicionarn pro-

    gresivamente a la EC mundial.

    Lo ms importante de esta Universidad Mercantil, ms all de cuestio-

    namientos ticos, es que justamente este modelo plantea preguntas de

    orden poltico-ideolgico: la universidad se plantea ahora sin una autono-

    ma, el Estado por su parte se encuentra en una progresivo declive en su

    participacin, y los llamados expertos en Universidad se apoyan de este

    nuevo paradigma porque adems, meramente les rinde frutos, resultados

    de grandes capitales que en Chile desde los aos 80 hasta la fecha mueven

    este tormentoso mercado universitario. (Su aumento, el lucrativo negocio

    a derivado a que en Chile existan 34 Universidades privadas desde 1980

    hasta la fecha9).

    La Universidad Mercantil (UM), que es un producto terico de la Banca

    Mundial y sus asociados, provoca en la EC algunas normas epistemolgi-

    cas que se han podido ver, por ejemplo en el campo de las humanidades

    9 Monckeberg, Mara Olivia. El negocio de las Universidades en Chile. EditorialRandom House Mondadori S.A. 2007. Pg. 574.

  • 7/31/2019 Ao IV - N 8

    14/47

    14

    en su afn por el multiculturalismo, en la educacin por sus ltimas mo-

    das pedaggicas, en las ciencias sociales en general en torno a las grandes

    abstracciones o los debates metodolgicos y la cuantiicacin, etc. As las

    escuelas de Negocios siguen siendo las ms favorecidas en todas las esfe-

    ras del conocimiento.

    En este sentido la EC exigir ahora a todas las disciplinas sumidas en la UM

    a demostrar su utilizabilidad hacia el trabajo y a su deinitiva profesio-

    nalizacin. Los diversos textos que el Banco Mundial pone a disposicin,

    proponen lo que ellos denominan como el aprendizaje permanente, un

    modelo de formacin que permite cumplir con las exigencias del mercado

    laboral, este esquema es un factor crucial en la preparacin de la fuerza

    laboral para que sta pueda competir en la economa mundial10, no exis-

    te una autonoma en lo que se estudia, sino que esta va siendo moldeada

    paulatinamente hacia los intereses del mercado y su lujo monetario.

    En la economa del conocimiento los trabajadores deben adquirir cons-

    tantemente nuevas destrezas. As pues, las empresas ya no pueden depen-

    der nicamente de los nuevos egresados, ni de los nuevos empleados que

    ingresan al mercado laboral Por el contrario requieren trabajadores que

    estn dispuestos a actualizar sus destrezas en el transcurso de su vida11,

    quedando de maniiesto la utilizabilidad que debe desempear el cono-

    cimiento en esta lnea. Ms an en los pases en vas de desarrollo en don-

    de necesitan por una lgica econmica, una mano de obra especializada al

    instante, rpida y sin cuestionamientos.

    7. Transformacin reveladora: el conocimiento en funcin del

    Mercado de las Ideas

    Cabe preguntarse en esta lnea, y que a nuestro juicio resulta fundamental,

    10 Informe del Banco Mundial. Lifelong Learning in the Global Knowledge Eco-nomy. Challengesfor Developing Countries. Al espaol como Aprendizaje permanente

    en la economa global del conocimiento. Desaos para los pases en desarrollo. Edicio-nes Banco mundial en coedicin con Alfaomega Colombiana S.A. 2003 Pg. XVII.

    11 Ibd. Pg. XVIII.

    La Universidad Mercanl del Siglo XIXLos Lmites al Conocimiento

  • 7/31/2019 Ao IV - N 8

    15/47

    15[CEE Historia UV][Revista Voces, Ao IV, n8]

    qu se entiende por conocimiento, o qu tipo de conocimiento es fomen-

    tado, o mejor expresado an, en qu contexto mundial este conocimiento

    puede ser til para que as esta Banca Multilateral pueda sembrar en la

    educacin terciaria todo su inters y con ello fomentarla notablemente.

    En su resumen ejecutivo el Banco Mundial, al referirse a las sociedades

    del Conocimiento, seala:

    La importancia creciente del conocimiento como principal mo-

    tor del crecimiento econmico y la revolucin de la informacin

    y de la comunicacin. La acumulacin del conocimiento y suaplicacin que se han convertido en factores preponderantes del

    desarrollo econmico, determinan cada vez ms la ventaja com-

    petitiva de un pas en la economa mundial12.

    Dos conceptos claves caben dentro de este paradigma: aplicacin y acu-

    mulacin del conocimiento, siguiendo con nuestra tesis nuevamente

    encontramos la utilizabilidad que tiene el conocimiento en especico,

    siendo una obligacin mnima para poder entrar a competir en el mer-

    cado de las ideas. Ms an, en l mismo se seala que el progreso social y

    econmico se logra primordialmente mediante el desarrollo y aplicacin

    (se subraya esta parte) del conocimiento13. La pregunta es clara y que-

    da expresada en este sentido: Qu tipo de conocimiento es aplicable?,

    la respuesta resulta an ms fcil esclarecerla. El hecho de que la BancaMultilateral inancie siempre programas relacionados con el campo de la

    salud, tecnologa, e informacin, as como tambin programas, dichos an-

    teriormente, que tengan como propsito atraer, ganar o pensar el

    dinero, no es casualidad, no slo le ser til, segn ellos, a un pas en vas

    de desarrollo, sino que ayudar en todos los mbitos al progreso social as

    como tambin a erradicar en deinitiva la pobreza. En estos trminos el

    Informe nos seala:

    El acceso a la educacin terciaria puede abrir mejores oportu-

    12 Ibd. Pg. XIX.

    13 Ibd. Pg. XIX.

  • 7/31/2019 Ao IV - N 8

    16/47

    16

    nidades de empleo e ingresos a los estudiantes con menos recur-

    sos y contribuir as a reducir los niveles de desigualdad social. La

    tica, los valores, conocimientos, normas y actitudes que las ins-

    tituciones de educacin terciaria pueden transmitir a los estu-

    diantes son parte del capital social necesario para construir so-

    ciedades civiles saludables y culturas socialmente cohesivas14.

    8. Conclusin

    Finalmente desde la implementacin de un modelo de libre mercado anivel global, y en Chile especicamente a travs de la doctrina del Shock,

    el conocimiento pas a gestarse a travs de los intereses concretos de una

    clase dominante de tipo liberal, perdiendo con ello pluralismo y autono-

    ma acadmica la Universidad, dejando de ser en esencia una academia de

    conocimiento, transformndose en productora de profesionales compe-

    tentes en funcin de un mercado no regulado. Esto, en concreto, signiicque muchas disciplinas al interior de la Universidad (epistemolgicamen-

    te hablando), se replantearan ciertos paradigmas epistemolgicos en todo

    sentido, muchos de los programas que se impartan cambiaran sus con-

    tenidos curriculares, pedaggicos e investigativos para ceirse ya sea de

    forma directa o indirecta al Mercado de las Ideas, provocando con ello la

    denominacin EC a escala global. Todo este relato ha sido acompaado de

    hechos polticos concretos sin los cuales no hubiese sido posible tal mode-

    lo. En este sentido la Globalizacin de la economa como sustento terico

    a dejado ver tambin un principio contradictorio, en el caso universitario

    ha sido la resistencia en donde los replanteamientos entre la Universidad

    como reproduccin ideolgica de un Estado netamente liberal y la crtica

    (ejemplo con este artculo) de quienes creen que la educacin no puede

    pensarse exclusivamente al servicio de los requerimientos del sistema

    productivo.

    Cuando vemos tambin a uno de los presidentes del Banco Mundial, Jose-

    14 Ibd. Pg. XXI.

    La Universidad Mercanl del Siglo XIXLos Lmites al Conocimiento

  • 7/31/2019 Ao IV - N 8

    17/47

    17[CEE Historia UV][Revista Voces, Ao IV, n8]

    ph Stiglitz, reconocer que efectivamente este modelo trae consigo errores

    innatos y que adems el FMI (su organismo ejecutor) no ha sabido hacer

    bien su trabajo a nivel mundial, ya que sus objetivos sobre la erradicacin

    de la pobreza simplemente no se han cumplido, sino que todo lo contra-

    rio, y mientras que Latino-Amrica ve resistentemente las polticas que

    se llevan a cabo inluenciadas (o atadas) por estos organismos Multilate-

    rales, de esta manera la situacin se torna cada vez ms insostenible, an

    cuando se generen propuestas y planes en pro de un erradicacin de la

    pobreza y mejoramiento de las condiciones de vida, es imposible conce-

    birlas comprometiendo un valor fundamental y totalmente olvidado por

    aquel modelo: la autonoma al generar algn tipo de conocimiento. De ah

    que el panorama resulte ser an ms desalentador. El juicio no recae, sin

    embargo, en las disciplinas en s mismas, (slo es el panorama general de

    la Universidad como creadora de conocimientos) cada una se amoldar o

    responder ante estas nuevas exigencias, simplemente se analiza el de-

    sarrollo que gira en torno al conocimiento, y no al conocimiento deinido

    por la banca (acumulativo, informativo, cuantitativo), sino que ms bien

    crtico, social y democrtico. La pregunta queda planteada, y deja de ma-

    niiesto la impotencia al anhelar un concreto desarrollo intelectual, mani-

    festado no slo por la cantidad de profesionales que un pas llegue a po-

    seer, sino que tambin a las oportunidad de gestar espacios en los cuales

    la crtica y el razonamiento propio lleguen a ser un realidad y no tan slo

    una esperanza.

  • 7/31/2019 Ao IV - N 8

    18/47

    18

    DOCUMENTO N 1

    Prlogo

    E

    n el contexto del proceso independentista desatado en su mximo

    punto entre 1810 y 1818, su contenido esencial fue la necesidad

    de la Aristocracia criolla por liberarse de los lmites polticos, eco-

    nmicos, sociales y culturales que le impona la Corona espaola. En efec-to, al verlo desde el prisma del presente, no sera ms que una revolucin

    poltica, puesto que slo cambi las bases de un rgimen institucional y no

    de las relaciones sociales en su totalidad1.

    Con ese teln de fondo, se desato la vorgine de acontecimiento que con-

    dujo a la independencia de la capitana General de Chile. Sin embargo, el

    proceso en su conjunto no estuvo marcado por una trama teleolgica, li-neal y progresiva, sino que por el contrario, su sello fueron las rupturas

    y saltos. Todo condicionado por un sin in de causas coyunturales, dentro

    de las que destacan las directrices polticas que seguirn ambos bandos

    en disputa. Eso fue lo que hizo tan ardua y extensa la emancipacin pol-

    tica de la Aristocracia criolla, y fue lo que dot al proceso de una serie de

    etapas.El documento que se entrega a continuacin, es el primer peridico que

    reivindic a Chile como una emergente nacin: La Aurora de Chile. Impul-

    sada baj el mandato de Jos Miguel Carrera, esta publicacin nos entrega

    una serie de percepciones sobre el momento ms radical y decidido de la

    Aristocracia criolla por independizarse de la corona. Camilo Henrquez

    fue el encargado de impulsar este peridico. Su importancia, en trminosestrictamente historiogricos, radica en cmo este medio informativo se

    utiliz como una trinchera poltica ms para difundir las ideas sobre las

    1 Vitale, Luis. Interpretacin Marxista de la Historia de Chile. Tomo III. Los dece-nios de la Burguesa comercial y terrateniente 1830-1861.

    Documento n 1Aurora de Chile

  • 7/31/2019 Ao IV - N 8

    19/47

    19[CEE Historia UV][Revista Voces, Ao IV, n8]

    cuales pretendan construir el nuevo Estado-Nacin chileno. A travs del

    escrito las Nociones fundamentales sobre a los derechos de los pueblos,

    se trasluce la elucubracin terica de Rousseau y de John Locke. Asimis-

    mo, en las noticias de la poca podemos ver el inters que concitaba para

    la Aristocracia criolla, los vaivenes del mercado mundial, como tambin lo

    tenan los hechos poltico-religioso que se sucedan en esos aos.

    Para todos aquellos que quieran profundizar sobre el desarrollo de la

    independencia de Chile, tan celebrada este ao, es que dejamos a libre

    disposicin lo ms idedignamente posible, la primera publicacin de la

    Aurora de Chile.

  • 7/31/2019 Ao IV - N 8

    20/47

    20 Documento n 1Aurora de Chile

  • 7/31/2019 Ao IV - N 8

    21/47

    21[CEE Historia UV][Revista Voces, Ao IV, n8]

  • 7/31/2019 Ao IV - N 8

    22/47

    22 Documento n 1Aurora de Chile

  • 7/31/2019 Ao IV - N 8

    23/47

    23[CEE Historia UV][Revista Voces, Ao IV, n8]

  • 7/31/2019 Ao IV - N 8

    24/47

    24 Documento n 1Aurora de Chile

  • 7/31/2019 Ao IV - N 8

    25/47

    25[CEE Historia UV][Revista Voces, Ao IV, n8]

  • 7/31/2019 Ao IV - N 8

    26/47

    26 Documento n 1Aurora de Chile

  • 7/31/2019 Ao IV - N 8

    27/47

    27[CEE Historia UV][Revista Voces, Ao IV, n8]

  • 7/31/2019 Ao IV - N 8

    28/47

    28 Documento n 1Aurora de Chile

  • 7/31/2019 Ao IV - N 8

    29/47

    DOCUMENTO N 2

    Prlogo

    H

    ombres y mujeres pueden hacer que las paredes hablen. Es lo

    que podemos extraer como gran enseanza del segundo docu-

    mento que se presenta en este nmero de Voces. Escudriando

    en el mundo de las fuentes no tradicionales de la historiograa, encontra-mos en la pared de la escuela Mxico de Chilln, una cristalizacin magni-

    ica de la injerencia histrica de una artista.

    Muerte al invasor realizado por el muralista mexicano David Alfaro Si-

    queiros en 1942, nos deja en claro como una obra artstica puede plasmar

    una visin historiogrica de la realidad de un hecho particular, en este

    caso, de la lucha librada por los pueblos y los personajes autctonos, en elterritorio de lo que actual conocemos como Chile, contra los invasores es-

    paoles. Esta obra, perteneciente a uno de los artistas ms destacados de

    la tcnica muralista, que adems de ello, destac por sus radicales ideas

    en el proceso de la Revolucin Mexicana en la dcada de 1910, contexto

    en el cual esta tcnica adquiri una enorme importancia, por su objetivo

    concientizador, es un regalo al pueblo de Chile.En las hojas que prosiguen, Siqueiros nos muestra la lucha de los persona-

    jes considerados chilenos contra la Corona Espaola. Con Galvarino mu-

    tilado y ensangrentado como personaje central, acompaado por Lautaro

    empuando un cuerno y un montn de lechas (ngulo izquierdo), al igual

    que Caupolcan, se simboliza la lucha del pueblo Mapuche en el inicio de

    la batalla contra el imperio del viejo mundo. A su vez, Bernardo OHigginsempuando la primera bandera de Chile junto con la actual, conmemora

    la batalla independentista. Asimismo, la batalla de ideas librada por Fran-

    cisco Bilbao contra las ideas conservadoras de su poca, son simbolizadas

    con la cara de l y su arma de guerra: la pluma. Al frente de todos ellos, se

  • 7/31/2019 Ao IV - N 8

    30/47

    30 Documento n 2Muerte al Invasor

    encuentran los espaoles fuertemente apertrechados pero derrotados

    ante la fuerza

    imponente de los personajes histricos antes mencionados.La importancia de rescatar este mural, radica en cmo a travs de trabajos

    de este tipo se construyen imgenes historiogricas mticas, que pue-

    den repercutir fuertemente en la memoria colectiva de un pas. Por otro

    lado, se releja en este acto artstico la actividad poltica de Siqueiros en

    Chile en los aos 40, buscando sembrarle la semilla activista a diversos

    grupos artsticos e intelectuales de matriz socialista y comunista. Esas sonalgunas consecuencias de Muerte al invasor.

  • 7/31/2019 Ao IV - N 8

    31/47

    31[CEE Historia UV][Revista Voces, Ao IV, n8]

    Muerte al Invasor - David Alfaro SiqueirosAv. Bdo. O'Higgins, Escuela Mxico, Chilln, VIII Regin.

  • 7/31/2019 Ao IV - N 8

    32/47

    32

    MARIATEGUI Y AMAUTA:ENTRE LA FILOSOFA Y LA PRAXIS.

    Por Giorgio Cossio1 y Claudio Berrios2

    As como nadie puede ser indiferente

    al espectculo de una tempestad,

    nadie tampoco puede ser indiferenteal espectculo de una revolucin3

    (Jos Carlos Maritegui)

    Resumen

    El presente trabajo tiene como inalidad la de internarse en el pen-

    samiento y actuar poltico en la vida de Jos Carlos Maritegui, en

    razn a su condicin como periodista aicionado y su concepcin

    marxista de la realidad, la cual se ve marcada por una fuerte inluencia del

    humanismo italiano, que lo llevar a entender la sociedad bajo los ejes de

    ilosoa y praxis, siendo estos unidos a travs de un estudio histrico de larealidad. La creacin de la revista Amauta representa un ejemplo signiica-

    tivo de estos tpicos en el momento de ver que estudios lo llevaran a aden-

    trase en la situacin poltica, econmica y social de la sociedad peruana, en

    donde problemticas tales como la del indgena, lo harn aplicar dicha lnea

    marxista, estableciendo un nuevo bloque de lucha para Per y el mundo.

    1 Estudiante de Pedagoga en Historia y Ciencias Sociales, Facultad de Humanida-des, Universidad de Valparaso.2 Estudiante de Pedagoga en Historia y Ciencias Sociales, Facultad de Humanida-des, Universidad de Valparaso.3 Maritegui, Jos Carlos. Obras completas populares. Tomo VII, editorial Amauta,

    1959.

    Maritegui y AmautaEntre la Filosoa y la Praxis

  • 7/31/2019 Ao IV - N 8

    33/47

    33[CEE Historia UV][Revista Voces, Ao IV, n8]

    1. Introduccin

    Dentro del marco del bicentenario, el repensar y relexionar sobre los pro-

    cesos vividos durante el siglo XX en Amrica Latina son centrales. En estesentido re-mirar las obras y los trabajos realizados por pensadores y acto-

    res marxistas es de valioso inters para plantearnos nuevas perspectivas

    historiogricas y polticas.

    Para nosotros, el acercamiento a Maritegui no ha sido en base a una nece-

    sidad primordial de reinterpretacin de un marxismo ortodoxo, apriors-

    tico, que no vea ni tiempo ni espacio, cuyas teoras se encierren en marcosuniversales. Sin excluirlo a su vez, nuestra necesidad radica en repensar

    nuestra realidad y nuestra Historia con las herramientas de un Marxis-

    mo en continua reinterpretacin creadora y constructiva, en donde, ad-

    hirindonos a lo sealado por Jos Aric, La universalidad del marxis-

    mo () no residira entonces en su aplicabilidad, sino en su capacidad de

    emerger como expresin propia de la totalidad de la vida de una sociedaddeterminada4. Dicha necesidad se encierra en la relacin Trabajo-reali-

    dad, que en esta exposicin se enfocar bajo los mrgenes de Historia y

    quehacer poltico en la sociedad, elementos que para Maritegui conluan

    conjuntamente.

    La llamada a esta relexin parte desde la problemtica acerca de qu

    tipo de instituto de Humanidades poseemos y cul es su peso efectivo ennuestro contexto Histrico-Poltico. Hoy nos percatamos de una aberran-

    te distancia entre el trabajo intelectual y el trabajo poltico de muchos de

    nuestros acadmicos, lo cual consideramos incorrectos. Son estas, nues-

    tras inquietudes que nos motivan al acercamiento a Maritegui, en espe-

    cial a la creacin de la revista Amauta como punto de unin entre lo que es

    ilosoa y praxis, no en un sentido rido e intelectualista, sino constructor

    y dinmico, partcipe de las necesidades polticas de su sociedad.

    Vale la pena mencionar que no nos proponemos hacer una simple pues-

    ta en prctica de una supuesta teora mariateguiana, sino muy por el

    4 Aric, Jos. Maritegui y los orgenes del Marxismo. Prlogo, Pg. xxiii.

  • 7/31/2019 Ao IV - N 8

    34/47

    34

    contrario, la intensin de analizar nuestro contexto y producir una inter-

    pretacin nueva, original y enriquecedora, que sea capaz de dar cuenta de

    nuestras propias necesidades tanto como estudiantes de Historia y como

    sujetos polticos consientes y crticos del contexto en el cual estamos in-

    mersos.

    2. Maritegui y la prensa

    Siguiendo esta lnea de anlisis, y los parmetros de estudios establecidos,

    es necesario mostrar momentos precisos de la vida de Jos Carlos Mari-tegui, no como una revisin completa de este autor, sino principalmente

    en su quehacer poltico e intelectual.

    Muchos autores encuentran el punto de construccin del pensamiento

    socialista en Maritegui en su viaje a Italia, entre 1919 a 1923, donde la

    concepcin humanista de sta desarrolla un marxismo que deja su estela

    de relexin en la unin de la ilosoa y la poltica. Como seala Aric:

    Si Maritegui pudo dar de la doctrina de Marx una interpretacin

    tendencialmente antieconomicista y antidogmtica, () solo fue

    posible merced al peso decisivo que tuvo en su formacin la

    tradicin idealista italiana en su etapa de disolucin provocada

    por la quiebra del Estado liberal y el surgimiento de corrientes

    crocianas de izquierda y marxistas revolucionarias. Maritegui

    ley a Marx con el iltro del historicismo italiano5.

    Si bien reconocemos dicha tesis, y est claro a la luz de sus trabajos, que

    la mayor produccin intelectual de este autor se encuentra entre 1923 y

    su muerte, no deja de ser signiicativo el trabajo poltico e intelectual de

    Maritegui antes de su viaje. En este sentido, su trabajo lo podemos verdesde los catorce aos, cuando ingresa al diario La Prensa, cuya labor con-

    sista en llevar a la imprenta los trabajos de escritores y reporteros. Como

    destaca Oscar Tern, en su biograa sobre Maritegui, all, los maestros

    5 Ibd. Pg. xiv.

    Maritegui y AmautaEntre la Filosoa y la Praxis

  • 7/31/2019 Ao IV - N 8

    35/47

    35[CEE Historia UV][Revista Voces, Ao IV, n8]

    son sus compaeros de trabajos, en especial los periodistas6.

    No es hasta 1914 cuando comienza a escribir, entrando a travs de la li-

    teratura y las artes plsticas, artculos publicados en el sealado diarioLa Prensa. Contina esta prctica hasta 1916, en donde se aleja de dicho

    peridico, trabajando junto a Cesar Falcn, Ruiz Bravo y Luis Ulloa, en la

    redaccin de El Tiempo, donde comenta y analiza la situacin poltica7.

    Ya en 1918, junto a Falcn y Flix del Valle, participa en la publicacin del

    diario Nuestra poca. En donde, luego el mismo Maritegui se referir a

    ese proceso, en donde desde 1918, nauseado de poltica criolla, me orien-te resueltamente en el socialismo, rompiendo con mis primeros tanteos

    de literato inicionado de decadentismo y bizantismos iniseculares, en

    pleno apogeo8. En una carta a Samuel Glusberg, en respuesta a su pedido

    de una breve resea autobiogrica en 1927. Al tercer nmero es cerrada

    la revista. En 1919 se aleja de El Tiempo, comenzando a editar el diario

    La Razn. Es ah, en ese mismo ao, cuando se produce un paro general

    en Lima, que dura ocho das, y el cual est organizado por campesinos y

    obreros. Maritegui, en su labor en el peridico, apoya constantemente

    la huelga, durante los das en que se produce. Como resultado, y a modo

    de resumen, se termina con una represin a los huelguistas y un golpe

    de Estado al gobierno de Jos Pardo por parte del ex presidente Legua.

    Los trabajadores agradecen la labor del diario, por su apoyo a la huelga.

    Al poco tiempo es cerrada La Razn, y a Maritegui se le ofrece una invi-

    tacin obligada, por parte del nuevo presidente Legua para mejorar su

    condicin sica por especialistas en Europa.

    Con esta pequea mirada del trabajo realizado por Maritegui antes de su

    viaje a Europa, podemos sealar la notable importancia que para l tom

    la creacin y articulacin de medios de comunicacin desde un punto de

    vista de su implicancia poltica y orgnica, la cual se ver relejada con

    6 Tern, Oscar. Jos Carlos Maritegui. Un marxismo indgena. La estacin del pe-riodismo. Pg. 30.

    7 Idem.8 Ibd, Pg. 62.

  • 7/31/2019 Ao IV - N 8

    36/47

    36

    fuerza en su regreso a Lima y la publicacin de la revista ms importante

    en la vida de este pensador: Amauta.

    3. Maritegui y el Marxismo

    Pero para entender el desarrollo y proyeccin de la revista, es menester

    enfocarnos en ciertos puntos importantes, a nuestro juicio, de su relexin

    y el desarrollo de esta misma. Nos preocupa en especial su interpretacin

    de la obra de Marx y del socialismo, as como tambin la inluencia y re-

    interpretacin del mito soreliano, y su concepcin del carcter que deba

    desarrollar el proletariado.

    Tal como seala Aric, Maritegui se esforz por traducir el marxismo

    aprendido en Europa en trminos de peruanizacin9. Es el mismo Ma-

    ritegui quien seala, frente a las crticas que catalogaban su pensamiento

    como europeizante, fuera de contexto a la realidad peruana, por su parte

    l, contra-argumentaba que no era sino bajo un anlisis desde su aprendi-zaje de la ciencia europea y occidental, en este sentido marxista, que Per

    poda salir de su crisis en la que se encontraba:

    Toda esta labor no es sino una contribucin a la critica socialis-

    ta de los problemas y la historia del Per. No faltan quienes me

    suponen un europeizante, ajeno a los hechos y a las cuestiones

    de mi pas. Que mi obra se encargue de justiicarme () He he-

    cho en Europa mi mejor aprendizaje. Y creo que no hay salvacin

    para Indo-Amrica sin la ciencia y el pensamiento europeos u

    occidentales10.

    Maritegui sin duda alguna entiende el marxismo, no como una doctrina

    cerrada bajo mrgenes tericos universales de la realidad social que se ex-tienden al ininito, sino mas bien, lo toma como un mtodo de anlisis, en

    el cual, el proceso de historizacin de la realidad, que tambin se observa

    9 Op. Cit. Aric, Jos. Pg. xix.

    10 Maritegui, Jos Carlos. Siete ensayos sobre la realidad Peruana. Editorial

    Amauta. Per. 1980. Pg. 11.

    Maritegui y AmautaEntre la Filosoa y la Praxis

  • 7/31/2019 Ao IV - N 8

    37/47

    37[CEE Historia UV][Revista Voces, Ao IV, n8]

    en Gramsci, es necesaria para llevar a cabo transformaciones dentro de las

    sociedades. Maritegui observ claramente que Marx, como seala Jaime

    Massardo, fue, ante todo, simple y concretamente, un historiador; un his-

    toriador crtico11. Pero nos podramos preguntar Cul es la necesidad de

    historizar? Ante esto, la Historia nos muestra la conluencia de la teora y

    la poltica, es decir de la ilosoa y la praxis. En otras palabras, encontrar

    las razones por las cuales se ha dado nuestra realidad actual, a in de po-

    der, parafraseando la tesis 11 sobre Feurbach, no solo interpretarla, sino

    tambin, cambiarla.

    La igura de un Per analizado desde perspectivas marxista, hacen que

    Maritegui tome el mtodo nacido en Europa, para estudios de la realidad,

    en donde toman relevancia las iguras de actores sociales que estaban es-

    condidos, o por lo menos a los que la burguesa peruana daba la espalda.

    Nos referimos a la igura del indio. Maritegui siempre estuvo cerca de

    los movimientos pro-indigenistas, y nutrido de autores tales como Castro

    Pozo, Uriel Garca, Luis Valcrcel, entre otros. A travs de sus Siete Ensa-

    yos, logra enfrentarse al problema del indio a travs de un mtodo marxis-

    ta, en donde seala que dicho problema se encuentra fundado en el tema

    de la tierra, es decir, con respecto a la estructura de produccin existente

    en la sociedad rural peruana. En este sentido, la revista Amauta tuvo una

    fuerte posicin frente al llamado problema del indio, el cual lo vio como

    un problema de carcter poltico-social, y acercando este a una uniica-

    cin con los conlictos obreros costeo, a in de representar la fuerza de

    una sola clase. Es as como lo airma Aric: la publicacin de Amauta per-

    miti el establecimiento de un nexo orgnico entre la intelectualidad cos-

    tea, inluida por el movimiento obrero urbano, el socialismo marxista y

    las nuevas corrientes de la cultura europea, y la intelectualidad cusquea,

    expresiva del movimiento indigenista12.

    11 Massardo, Jaime. Aspectos metodolgicos de la recepcin del pensamiento deKarl Marx en Amrica Lana. Observaciones introductorias. Revista Estudios Lanoa-mericanos. Centro de estudios Lanoamericanos CEL. Ao 3. Nmero 4. 2007. Pg.

    72.12 Op. Cit. Aric, Jos. Pg. xlviii.

  • 7/31/2019 Ao IV - N 8

    38/47

    38

    Maritegui por otro lado, amolda toda una concepcin en que juega el ma-

    terialismo y el idealismo, como seala Aric, a raz del peso signiicativo

    que tuvo en l la tradicin idealista italiana. Su concepcin del mito so-

    reliano es fundamental para entender la construccin heroica que para

    nuestro autor debe tener el marxismo.

    En ese sentido, Gramsci nos acerca de esta idea del mito, como una crea-

    cin de fantasa concreta que opera sobre un pueblo disperso y pulveri-

    zado para suscitar organizar su voluntad colectiva13. Es decir, se articu-

    la un ideal a partir de las condiciones materiales en la cual se debe dar

    una lucha social. Bajo este aspecto es donde Maritegui, paralelamente

    al escritor italiano en cautiverio, ve el concepto de mito: el mito mueve

    al hombre en la Historia. Sin un mito la existencia del hombre no tiene

    ningn sentido histrico. La historia la hacen los hombres posedos e ilu-

    minados por una creencia superior, por una experiencia sper-humana14.

    Ah es donde se muestra esa unin entre lo material y lo ideal, propio del

    desarrollo del pensamiento italiano, sobre todo, en el estudio que se tuvo

    del marxismo, y su introduccin en el movimiento obrero y campesino la-

    tino. Maritegui, probablemente de manera inconsciente, se acerca a una

    idea que claramente manifest aos atrs el profesor Antonio Labriola, al

    sealar que:

    La doctrina realista reirindose el materialismo histrico nofue ni quiere ser la rebelin del hombre material contra el hom-

    bre ideal. Ha sido y es, en cambio, el hallazgo de los verdaderos

    y propios principios y motores de cualquier desarrollo huma-

    no, incluso el de todo esto que llamamos ideal, en determinadas

    condiciones positivas de hecho, las cuales llevan consigo las ra-

    zones, las leyes y el ritmo de su propio formarse15.

    13 Gramsci, Antonio, Notas sobre Maquiavelo. Editorial siglo XXI. Mxico. 1981.

    Pg. 4.

    14 Mariategui, Jos Carlos. En defensa del Marxismo. Pg. 24.

    15 Labriola, Antonio. Del materialismo Histrico. Editorial Grijalbo. Mxico. 1971.

    Pg. 18.

    Maritegui y AmautaEntre la Filosoa y la Praxis

  • 7/31/2019 Ao IV - N 8

    39/47

    39[CEE Historia UV][Revista Voces, Ao IV, n8]

    En este sentido, existe en Maritegui un entender la Historia como una

    construccin de elementos materiales e ideales, que trabajan como mo-

    tores de esta.

    Otro punto principal en el planteamiento de Maritegui, es sobre la moral

    de productores, tema tratado en detalle en el texto En Defensa del Mar-

    xismo, en el captulo VIII titulado Sentido Heroico y Creador del Socialis-

    mo. El tema central es la contraposicin de una moral de esclavos y un

    moral de productores. La primera corresponde a una concepcin ilan-

    trpica, humanitaria y piadosa sobre el socialismo, la que incumbir a una

    amorfa masa de parias y oprimidos guiada por evanglicos predicadores

    del bien () un mundo de ilotas y de miserables, sin ms ttulo ni ms ap-

    titud que su ilotismo y su miseria16, una masa sin tiempo ni espacio, con

    reivindicaciones polticas del mismo tono, que son completamente distin-

    tas a las del proletariado moderno, y su reivindicacin genrica no es la

    reivindicacin revolucionaria y socialista17, el cual surge de una moral

    de productores, como una clase social, en este sentido el proletariado

    suceda a la burguesa en la empresa civilizadora18. Con estas palabras,

    nuestro autor, se aleja de cualquier interpretacin paternalista de la his-

    toria y, por lo tanto, de cualquier prctica poltica del mismo tono. Es en

    este concreto sentido, junto con su concepcin del mito soreliano, es que

    se puede entender su praxis poltica y cultural.

    4. Amauta

    Tras la vuelta de Europa, Maritegui viene con una idea muy clara con

    respecto a su visin y anlisis de la realidad realizando as el trabajo de

    estudiar la sociedad peruana, conforme al mtodo marxista,19 como el

    mismo sealaba. Pero no tan solo se detiene en su estudio e interpreta-

    cin, sino que tambin desarrolla una prctica poltica relacionada con su

    16 Op. Cit. Maritegui, Jos Carlos. En Defensa del Marxismo. Pg. 35.

    17 Ibd. Pg. 36.

    18 Ibd. Pg. 35.

    19 Ibd.

  • 7/31/2019 Ao IV - N 8

    40/47

    40

    trabajo intelectual, siempre inluenciada por su delicado estado de salud.

    En 1923 al regreso de su viaje, comienza el trabajo con Haya de la To-

    rre, haciendo clases libres en la Universidad Popular Gonzlez Prada. Esta

    experiencia inalizar con la deportacin de Haya de la Torre, en donde

    Maritegui asumir la direccin de la revista Claridad, perteneciente a la

    Universidad.

    Toda esta concepcin de unin entre ilosoa y praxis que hemos desa-

    rrollado a lo largo de la presente investigacin Maritegui la hizo con-

    creta desde su trinchera ms conocida por l: el periodismo y la creacin

    de revistas. Es ac donde podemos sealar el ejemplo ms vivo de dicha

    unin entre teora y praxis, como lo es la creacin y difusin de la revista

    Amauta en 1926. Con el objeto de plantear, esclarecer y conocer los pro-

    blemas peruanos desde puntos de vista doctrinarios y cienticos20. Es

    decir, se promueve un estudio de la situacin, de la Historia peruana con

    un in claro: dar una identidad nacional y continental a Per y a Amrica,

    respectivamente. De esta forma seala Aric sobre este grupo creadores

    de Amauta que trataban de marchar hacia el pueblo:

    Maritegui y el grupo que se constituy en torno a la revista

    Amauta, representaron indudablemente la parte ms lcida de

    ese proceso, tan lcida como para liberarse de la frrea envoltu-

    ra de una funcin intelectual que por el hecho mismo de ejercer-la los apartaba del pueblo, () se puede hablar con propiedad de

    un verdadero redescubrimiento de Amrica, de un acuciante

    proceso de bsqueda de la identidad nacional y continental a

    partir del reconocimiento, de la comprensin y de la adhesin

    a la luchas de las clases populares. Y este es un hecho totalmen-

    te nuevo, por lo menos en la historia de los intelectuales perua-

    nos21.

    Por otro lado, podemos percibir una perspectiva clara y concreta, expuesta

    20 Maritegui, Jos Carlos. Amauta Ao I, No 1. Lima, seembre de 1926.

    21 Op. Cit. Aric, Jos. Pg. xliii.

    Maritegui y AmautaEntre la Filosoa y la Praxis

  • 7/31/2019 Ao IV - N 8

    41/47

    41[CEE Historia UV][Revista Voces, Ao IV, n8]

    en el mismo primer nmero de sta, donde dice que el movimiento in-

    telectual y espiritual adquiere poco a poco organicidad. Con la aparicin

    de Amauta entra en una fase de deinicin22. Es pues, este punto central

    para entender el papel que se busca darle a este proyecto en gestacin,

    uno poltico y orgnico, relejado tambin en la declaracin de no ser:

    Una tribuna libre, abierta a todos los vientos del espritu. Los

    que fundamos esta revista no concebimos una cultura y un arte

    agnstico. Nos sentimos una fuerza beligerante, polmica. No

    hacemos ninguna concesin al criterio generalmente falaz de latolerancia de las ideas23.

    A modo metodolgico, a lo poltico y orgnico se le suma lo polmico y

    beligerante. Es esta una organizacin poltica o una obra simplemente

    cultural?, es ms bien ambos.

    5. Conclusiones

    Dejaremos hasta aqu el estudio sobre la obra de Maritegui, ya que como

    expusimos en un principio, el acercamiento a ste es en base a necesida-

    des concretas de nuestro presente. Adems, que paradjico sera escribir

    solo acadmicamente sobre alguien que luch, vivi, pens y escribi en

    base a las problemticas de su realidad con objetivos y metas especicas!En este sentido, como estudiantes de Historia de la Universidad de Valpa-

    raso, nuestras preocupaciones polticas son claras: la continua privatiza-

    cin de la totalidad de la educacin superior, as como tambin la presente

    separacin entre el campo acadmico y el quehacer pedaggico, referente

    a propuestas de interpretacin educacional en base a un anlisis histori-

    cista y revolucionario. Pero, a nuestro entender, es de mayor urgencia las

    continuas diicultades entre el trabajo poltico estudiantil y el trabajo po-

    ltico de nuestros profesores. Ya que la mancomunacin de ambos puede

    abrir mayores oportunidades a la superacin de estos problemas.

    22 Op. Cit. Maritegui, Jos Carlos. 1926.

    23 Ibd.

  • 7/31/2019 Ao IV - N 8

    42/47

    42 Maritegui y AmautaEntre la Filosoa y la Praxis

    Desafortunadamente, las experiencias recogidas en paros y movilizacio-

    nes nos muestran un cuadro negativo. Debido principalmente, a la limi-

    tada participacin activa y constructiva, como tambin a las diicultades

    de comunicacin entre ellos. Si bien hay que ser justos, tanto en los estu-

    diantes como en los profesores, existen quienes no participan y quienes

    s lo hacen, los acercamientos de los sectores activos de ambos sujetos

    histrico-polticos han demostrado ser completamente fructferos y enri-

    quecedores a la experiencia universitaria.

    Por otro lado, como nos muestra la experiencia de Maritegui, la poltica

    no se resume en su ambiente clsico, sino tambin en otros espacios. Que

    hoy comienzan a abrirse, como en seminarios, foros y debates, adems

    de talleres. Pero, cuntas revistas Amautas no hemos hecho an?, cu-

    les son nuestros medios de contacto con las problemticas referentes al

    trabajo y a la organizacin poltica de los trabajadores?, en otras palabras,

    que relacin real y concreta tenemos, no ya como estudiantes y profeso-

    res, sino como instituto en general, con la vida, la poltica, la cultura y la

    generacin de opiniones. Hacemos real uso de nuestra autoridad univer-

    sitaria? La respuesta, es a nuestro entender simple y directa: ninguna.

    Lejos de plantear una solucin absoluta al problema, queremos entender

    nuestro papel poltico desde esta perspectiva prctica y constructiva. La

    propuesta entonces es sencilla, asumir de una vez por todas, nuestra mo-

    ral de productores y crear desde la trinchera del conocimiento histrico y

    la pedagoga de la Historia, un nuevo Mito, traducido y re-entendido para

    nuestra sociedad, que sea capaz de hacer frente a un capitalismo rapaz,

    antisocial y antiecolgico, pero para peor de males, popular.

  • 7/31/2019 Ao IV - N 8

    43/47

    EL RECOMENDADO

    Valdivia, Vernica; Pinto, Julio; lvarez, Rolando. Su revolucin contra nues-tra revolucin. Tomos I y II. LOM, Santiago. 2006-2008.

    Durante el ltimo tiempo, la Universidad de Santiago de Chile ha

    sido el foco historiogrico ms innovador a nivel nacional. Esto,

    por cuanto han podido caminar por senderos investigativos pre-

    cisos, basados en un trabajo colectivo de sus acadmicos. Lo cual se ha

    entremezclado con los ms novedosos enfoques analticos. Una cristali-

    zacin de dicha senda es, la que quizs sea una de las obras ms relevan-

    tes de la historia poltica reciente de Chile: Su revolucin contra nuestra

    revolucin. En esta pequea saga de dos tomos, se publica parte de unainvestigacin que abarc el ciclo revolucionario iniciado en 1965 y ina-

    lizado en 1989. As, se busca llenar el vaco historiogrico sobre lo suce-

    dido en Chile con posterioridad al Golpe de Estado del 11 de septiembre

    de 1973. El problema que dilucida es la relacin inversa existente entre la

  • 7/31/2019 Ao IV - N 8

    44/47

    44 El RecomendadoSu revolucin contra nuestra revolucin

    Derecha e Izquierda en estos aos. Tomando la conceptualizacin ideo-

    lgico-clasista que deini a esta dualidad en el siglo XX, es vista desde

    el prisma de una modernizada Derecha que condujo al golpe de Estado,

    el Partido Nacional con el movimiento Gremial, y a la Izquierda Marxista,

    encarnada en el PC y el MIR.

    En su primera parte, se interna en la segunda etapa del ciclo revolucio-

    nario, vale decir, del albor del rgimen militar hasta la instauracin de

    la Constitucin en 1980. En este perodo, la izquierda es crecientemente

    arrinconada e intenta sobrevivir a la persecucin Estatal, mientras la de-

    recha contina su modernizacin, pasando a la ofensiva poltica acercan-

    do su trabajo a los nuevos sujetos sociales del mundo popular, copando el

    rol cercenado de la reprimida izquierda.

    A su vez, la tercera etapa del ciclo revolucionario que va desde 1980 a

    1989, es tratado en el segundo tomo de la saga. Por un lado, desmenuza

    como se dio la transformacin proyectual e ideolgica de la izquierda co-

    munista y mirista, y como todo ese proceso desemboc en la marginalidad

    poltica de este sector. En la otra cara de la medalla, ve como se dan los

    conlictos al interior de la Derecha, como el Partido UDI se sobrepone a

    dichos embates y como empez a iltrar su trabajo hacia el mundo po-

    pular, que lo transformara en la colectividad ms importante derechista.

    Finalmente, buscando indagar nuevos caminos, se interna en la dimen-

    sin cultural de los tiempos dictatoriales, viendo tambin aqu relejado el

    conlicto entre Derecha e Izquierda.

    Como se dijo, los enfoques, la metodologa de trabajo y las conclusiones

    a las que arriban los autores, impulsan el trabajo a consolidarse en un

    indispensable para cualquier investigador en la historia contempornea

    de Chile.

  • 7/31/2019 Ao IV - N 8

    45/47

    AGENDA ACADMICA

    Seminario Interdisciplinario de Estudios Indgenas

    Saln V Centenario Casa central PUCV

    30 de Sepembre - 01 de Octubre

    III Jornadas de Estudiantes de Historia UAHC

    Bicentenario: Algo que celebrar?

    Condell 343, Providencia, Sanago

    05 - 06 - 07 de Octubre

    Charla Magistral

    Sergio Grez Toso: "El proyecto educavo Anarquista"

    Taller Historia Social de la Educacin - UVInstuto de Historia y Ciencias Sociales UV, Montaa 885.

    06 - Octubre

    III Jornadas de Estudiantes de Pre-grado en Humanidades

    Actores Sociales en Chile: 200 aos de Desigualdad

    Auditorio Instuto de Sociologa de PUC.14 - 15 de Octubre

    IV Jornadas de Historia Polca

    Taller de Historia Polca - UV

    19 - 20 de Octubre

    I Encuentro Regional de Estudiantes de Historia

    CEE Historia UV - Historia y Geograa UPLA

    Fin recepcin de ponencias: 11 de Octubre

    26 - 27 de Octubre

  • 7/31/2019 Ao IV - N 8

    46/47

    TABLA DE CONTENIDOS

    EDITORIAL 3

    LA UNIVERSIDAD MERCANTIL DEL SIGLO XXI: 6

    Los Lmites al Conocimiento

    DOCUMENTO N 1 18La Aurora de Chile

    DOCUMENTO N 2 29

    Muerte al Invasor

    MARIATEGUI Y AMAUTA: 32Entre la Filosoa y la Praxis

    EL RECOMENDADO 43

    Su Revolucin Contra Nuestra Revolucin

    AGENDA ACADMICA 45

  • 7/31/2019 Ao IV - N 8

    47/47

    47[CEE Historia UV][Revista Voces, Ao IV, n8]