alternativas a politica social neoliberal unidad 3

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  • Jos Luis CoraggioEs posible pensar alternativas a la poltica social neoliberal?

    Artculo aparecido en Nueva Sociedad 164, noviembre-diciembre 1999 pp. 95-105.

    Nueva SociedadSeparatas

    NUEVA SOCIEDADApartado 61.712, Caracas 1060-A, Venezuela.

    Telfs.: (58-212) 267.3189 / 265.0593, Fax: 267.3397Correo E: [email protected]

    Web: www.nuevasoc.org.ve

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  • 95NUEVA SOCIEDAD 164Es posible pensar alternativas ala poltica social neoliberal?

    Jos Luis Coraggio

    Palabras clave: neoliberalismo, sistemas econmicos, poltica social.

    Para deslindar el campo democrtico del neoconservador en el te-rreno de la poltica social, condicin para poder pensar alternati-vas al programa neoliberal, es necesario analizar crticamente dis-cursos y prcticas de los distintos actores interesados. Uno de losobstculos epistemolgicos principales es la aceptacin de la eco-noma como segunda naturaleza. Superar este supuesto puede pro-piciar polticas pblicas socioeconmicas articuladas desde el Es-tado y la sociedad y as generar otras estructuras econmicas quecontrarresten la fuerza del mercado capitalista y sus consecuenciassociales.

    Ante el agravamiento de la problemtica social se comienzan a or vocesque hablan de una crisis del paradigma neoliberal. Nos parece ms ade-cuado reconocer que est vivito y coleando, y que prueba de ello es la difi-cultad para pensar alternativas a las polticas sociales hoy predominantes.Sin embargo, la cuestin social dista mucho de estar bajo control. Una carac-terstica dramtica de la crisis de reproduccin social por la que atravesa-mos es la incompatibilidad entre la libertad global de acumulacin del capi-tal y el derecho a una vida digna de los ciudadanos en cada lugar del mundo.Como insumo del capital, la poblacin trabajadora resulta estructuralmenteexcedente en magnitudes masivas, generndose as una nueva cuestin so-cial. La respuesta desde el poder son las nuevas polticas sociales, asisten-cialistas y focalizadas en mitigar la pobreza extrema. Ms all de las in-tenciones de los que las aplican y del alivio temporal que en efecto puedanproducir, su funcin estructural es remendar la legitimidad maltrecha de unsistema que no brinda igualdad de logros ni de oportunidades.

    JOS LUIS CORAGGIO: economista argentino; investigador docente de Sistemas EconmicosUrbanos en el Instituto del Conurbano de la Universidad Nacional de General Sarmiento,Provincia de Buenos Aires, de la cual es actualmente rector. Sus trabajos ms recientesversan sobre las nuevas polticas sociales, en particular poltica educativa, y sobre economapopular urbana. Agradece comentarios a .

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    La supuesta crisis del paradigma neoliberal

    Ante la imposibilidad de que la combinacin de mercado libre, nuevas polti-cas sociales y el espontanesmo social resuelvan la exclusin, se requierenpolticas socioeconmicas integrales y sostenidas que coordinen las accionesdel Estado con las de la sociedad. Surge una duda: pueden pensarse e im-pulsarse polticas sociales participativas desde el centro estatal de una de-mocracia delegativa que vera amenazada su propia reproduccin? Si no pue-de esperarse de las elites polticas que ejercen el poder por delegacin, ni desus tecnocracias, que piensen e impulsen tales polticas, la transformacinde la poltica social estar ntimamente asociada a la del sistema poltico endireccin a una democracia participativa y liberada del clientelismo. Existeentonces un fuerte condicionamiento de lo poltico sobre los alcances de laaccin social considerada viable. Pero hay tambin un fuerte componenteideolgico que obstaculiza que tales alternativas surjan desde la sociedad. Loque llamamos la cuestin social no deja de ser una caracterizacin cons-truida del ncleo fundamental de contradicciones de un sistema social, ca-racterizacin que vara histricamente con la realidad pero tambin con lasmatrices cognitivas predominantes. Hoy el sentido comn est marcado porla historia reciente de represin de las dictaduras, las experiencias renova-das de forma cotidiana del poder hegemnico, el bombardeo meditico delpensamiento nico, la desilusin por el fin que tuvo el socialismo real y elmiedo instalado ante la precariedad del trabajo y la inseguridad personal ysocial.

    En el nivel del pensamiento ms formalizado, se dan algunas coincidenciasacerca de los datos de la realidad social que otorgan un grado de objetividad(intersubjetividad) a la descripcin de varios fenmenos sociales recientes ysus tendencias empricas: creciente empobrecimiento por ingresos absolu-to, pero sobre todo relativo de la mayora de la poblacin; concentracin ma-siva de la pobreza en las ciudades, con peso creciente de los nuevos pobres;exclusin de las posibilidades de obtener un trabajo asalariado en una mag-nitud comparable a las peores crisis coyunturales, pero ahora de maneraprolongada y, para algunos, permanente; disolucin de las formas de agrega-cin que eran la base de actores colectivos propia del sistema industrialistae incluso de la esperanza en el papel de los nuevos movimientos sociales.

    A esto se agregan acuerdos sobre algunas caracterizaciones ms profundas yde tendencias estructurales que muestran la dificultad para realizar predic-ciones no catastrofistas: dado el carcter de la revolucin tecno-organizativadel capital, se comienza a aceptar la imposibilidad de que la exclusin se re-suelva de manera generalizada por medio de la misma inversin capitalista;tendencias persistentes a la dualizacin, desintegracin social y prdida deexpectativas de ascenso social para un amplio sector; creciente anomia yprdida de condiciones de convivencia, en contextos de inseguridad generali-zada; dificultad poltica creciente para revertir la polarizacin en la distribu-cin de la riqueza y los ingresos; incapacidad financiera de los Estados para

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    atender a la crisis social, por la crisis fiscal derivada de la tenaza de la deudaexterna y los nuevos arreglos impuestos por el ajuste estructural que des-financian adicionalmente los sistemas de seguridad social; dificultades cre-cientes para asegurar la gobernabilidad en un sistema formalmente de-mocrtico; prdida de credibilidad de los partidos polticos y del sistema dejusticia. Todo parece conducir a una catstrofe. Y aun falta agregar un pro-blema para el que no se avizora solucin sin un fortalecimiento del Estadodemocrtico y la construccin de una voluntad internacional para atacarlo:la proliferacin de sistemas mafiosos ligados a megacorrupciones con recur-sos pblicos o la economa delictiva (trfico de blancas, drogas, armas, etc.)que en algunos pases llegan a constituir Estados paralelos y en otros hanpenetrado los sistemas polticos, de justicia y seguridad. Pero la problemati-zacin de la realidad social no se agota en esas coincidencias sobre fenme-nos observables y medibles o sobre algunas caracterizaciones del nivel msprofundo de la sociedad, sino que incluye el imaginario sobre lo que puede odebe hacerse para modificar esa realidad. La epistemologa nos ha demos-trado que no hay prcticamente ningn dato ni prediccin cuyo significado

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    no sea una construccin. En lo referido a la caracterizacin de la cuestinsocial y su posible evolucin, sta depende no solo de los datos de la reali-dad, sino de su interpretacin y de las explicaciones que se construyen yproyectan en el discurso pblico, as como de las utopas sociales, valores, in-tereses, temores y esperanzas desde las cuales se interroga, juzga y percibela realidad.

    En particular, depender de las afirmaciones volitivas de orden poltico ocientfico acerca de lo que es posible cambiar a travs de las llamadas polti-cas sociales. Esa proyeccin de lo posible guarda una relacin ambigua con elcientificismo positivista, pues depende no solo de la observacin y proyeccinde variables y de la explicacin de los mecanismos que las determinan, sinode la existencia de programas verosmiles de accin y de la voluntad paraefectivizarlos. Y no es fcil pensar programas de accin mientras se admitaque cualquier intento de modificacin estructural contrario al inters delcapital financiero golondrina generar seguras corridas y represalias delmercado de capitales de consecuencias impredecibles. A pesar de que ya sedieron situaciones comparables (los reajustes del Asia y del Brasil, por ejem-plo) y se recompusieron sus economas, se sigue afirmando la imposibilidadde tocar ciertos parmetros del sistema econmico sin caer en el caos.

    Es posible pensar otra poltica social?

    No ayuda en absoluto que el pensamiento mecanicista predomine sobre eldialctico. El anlisis de las contradicciones profundas y las leyes del cambiode un sistema social dan lugar a la proyeccin mecnica de sus movimientosempricamente verificables. A lo sumo se incorpora otro elemento de incerti-dumbre: la seguridad de que tarde o temprano devendr alguna crisis social-mente dolorosa del sistema financiero global, sin prediccin de las conse-cuencias que tendr una vez recompuesto el capital global. Crisis sin fecha,deseada y temida a la vez. Ser tarea de intelectuales iluminados, redescu-bridores de la dialctica, mostrar otras posibilidades y elaborar y ofrecer losprogramas de accin alternativa para hacerlas efectivas? Si los programasde accin van a ser democrticos, no pueden ser meras construcciones tcni-camente iluminadas que se disputan el voto del pblico pasivo o que se impo-nen de manera vertical, sino que deben avanzar junto con la constitucin desujetos sociopolticos que participen dialgicamente en el diagnstico y en lavaloracin de la realidad, desde la elaboracin de sus propios intereses par-ticulares como parte de un sistema interdependiente, de modo que asumancomo propios los objetivos y medios del programa, as como sus eventualeslogros y fracasos. Se trata entonces de una tarea poltica como de un progra-ma de investigacin.

    Sin embargo, al emprender esta tarea de dar otro contenido a la democraciapara encarar la cuestin social, es fundamental reconocer que se enfrentanobstculos epistemolgicos, tanto en la cerrada concepcin de la verdad quetiene la intelligentzia guiada por la lgica instrumental, como en el sentido

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    comn que, en un campo de necesidades extremas y despliegues de poder in-ducidores de un fuerte pragmatismo, ha incorporado introyecciones del mundode la poltica y del mercado que, junto con los efectos disuasores de la repre-sin y la corrupcin impunes, cumplen un papel como legitimadores del r-gimen socioeconmico. Obviamente, en esto juegan un rol las experienciastraumticas recientemente sufridas (que por supuesto varan mucho entresectores), pero tambin las sistematizaciones o interpretaciones que se gene-ralizan a travs del discurso pblico construido o proyectado como informa-cin veraz por los medios de comunicacin sobre los aspectos problemticosde dichas experiencias. Si para reencarar la cuestin social se requieren ac-ciones sinrgicas y perseverantes desde Estado y sociedad, dada la imposibi-lidad de planificar y ordenar instrumentalmente un campo complejo de ac-cin con mltiples actores, lograr la deseada sinergia requiere que al menosexista un paradigma de accin sobre lo social que no solo se acepte discursi-vamente, sino que se encarne en las prcticas de dichos actores, pblicos yprivados, y en los discursos mediticos. En todo caso, ms all de que haya ono propuestas pretendidamente paradigmticas, lo real es que el espacio deprcticas no est vaco. Sea porque es asumido como propio, porque se in-troyecta de manera inadvertida o porque se acta de manera reactiva antesus manifestaciones, est vigente, implcita o explcitamente, un sistema depensamiento que ha mostrado una tremenda eficacia para modificar la rea-lidad apoyado en la nocin de inevitabilidad del fin del Estado de bienestar:la concepcin neoliberal de la poltica social.

    Podemos ubicar muy fcil a sus principales intelectuales y organizaciones, alas capas de tcnicos e intelectuales conversos que lo profesan abiertamentedesde organismos internacionales, nacionales gubernamentales o no guber-namentales; podemos establecer los intereses concretos que ayuda a legiti-mar; podemos establecer los mantos de cientificidad que tejen un crculo deproteccin alrededor de sus propuestas ante otros intereses o ante la crticasocial y poltica. Pero la eficacia de esta concepcin no deviene de su validezterica ni solo del poder que la sustenta sino de haber adquirido carcter pa-radigmtico. Es decir, no porque se la proponga como tal, sino porque operacomo visin subyacente organizadora de un sistema de prcticas, incluso lasreactivas, que se encuadran dentro del campo problemtico que ella define.El neoliberalismo no est ah afuera, ni es atributo del otro, sino que est in-cluso incorporado en las prcticas de agentes que pretenden contraponerseal poder neoconservador. Juega como argamasa ideolgica que pretende darunidad a una sociedad que se fragmenta materialmente. De ah su eficacia.

    Obstculos al pensamiento alternativo en poltica social

    La eficacia del programa neoliberal se debe en buena medida al poder que losustenta, al punto de imponerlo mediante amenazas, extorsiones y el ejerci-cio efectivo de presiones y represalias econmicas y polticas. Pero se debetambin a que ha logrado introyectar sus valores y criterios en el terreno de-mocrtico. Existe una confusin en el campo de fuerzas de la poltica social

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    con la consiguiente dificultad para plantear alternativas viables a la polticasocial neoliberal. Un ejemplo dramtico es el de una propuesta pretendida-mente paradigmtica como la del Desarrollo Humano. Uno de los problemasde los anlisis del PNUD, que no escatima indicadores para mostrar las mons-truosas consecuencias de la globalizacin del capital, es que no atina a plan-tear una poltica econmica global, entre otras cosas porque es un organismoque asesora a gobiernos, y no hay un gobierno global. Puede, y lo hace, mos-trar cmo algunas de las nuevas instituciones de regulacin econmica a ni-vel global terminan negando sus propios principios justificadores y son ins-trumentadas en favor del capital y los Estados ms poderosos. Pero esto esinsuficiente. Los paradigmas necesitan fuerzas polticas o sociales que lossostengan. El paradigma neoliberal cuenta con fuerzas poderosas, pero ade-ms el campo del Desarrollo Humano est no solo fragmentado sino con-fundido. Admitiendo la diferencia entre organismos que controlan directa oindirectamente el acceso a recursos, como son el FMI, el BM o el BID, y agen-cias que aunque tienen otras agendas no tienen capacidad para incidir sobrelos gobiernos, de todas formas hay que explicar por qu sus propuestas ope-rativas en materia de poltica social terminan por acoplarse al BM comopalanca de influencia y, al hacerlo, imperceptiblemente se mimetizan con suprograma.

    As, a pesar de estar planteada por las agencias de la ONU con recursos yfuerza como para hacerla llegar a gobiernos y sociedades de todo el mundo,la propuesta del Desarrollo Humano puede terminar refuncionalizada, consus trminos y apotegmas distintivos (capital humano, invertir en la gente,igualdad de oportunidades, equidad, participacin) incorporados a la jerganeoliberal, concluyendo operativamente en polticas pblicas coincidentescon las derivadas de ese modelo (p. ej., la prioridad a los mismos indicadoresde educacin y salud bsicas, focalizadas y descentralizadas), o compartien-do el descubrimiento de nuevos actores para la poltica social (p. ej.: las ONGsy las organizaciones sociales autogestionarias).

    Al incorporarse al discurso neoliberal, los trminos son resignificados. Hayun principio que orienta ese discurso y da nuevo contenido a los mismostrminos que constituyen el discurso de la democracia: el principio del mer-cado total: el mercado como encuentro libre de los proyectos particulares seerige en la institucin universal para resolver instrumentalmente todos losproblemas de la diversidad de intereses de cualquier naturaleza que sean,que a su vez son reducidos a su dimensin econmica en cuanto tales proyec-tos compiten por apropiarse medios escasos para realizar sus fines. En esediscurso, cuando el Estado introduce una lgica diversa en la resolucin deesas contradicciones, la sociedad como un todo pierde porque se pierde laeficiencia, erigida asimismo en criterio universal. Por ello, el papel del Esta-do debe ser minimizado y limitado a intervenir supletoriamente en situacio-nes en que el mercado libre, la competencia de agentes privados no puedenan operar bien segn los criterios de la teora neoclsica. Sin embargo, elneoconservadurismo no solo utiliza al Estado, sino que lo hace intervenir de

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    modo activo para instaurar un sistema de mercado que conduce inevitable-mente a la centralizacin del poder monoplico y que subordina la reproduc-cin de la vida humana y de la naturaleza a la acumulacin del capital priva-do. Y lo hace no mediante la consulta democrtica a la ciudadana concientede las consecuencias de ese cambio de sistema, sino mediante traumticosgolpes de mano que impulsan la autorreforma del Estado y sus relacionescon la sociedad, justificados por una pretendida necesidad de las cosas. Yaqu constatamos la eficacia ideolgica del paradigma neoliberal: la mismacontraposicin entre Estado y sociedad se diluye cuando los principios delmercado se introyectan en los mecanismos estatales, creando cuasi-merca-dos en las reas de su competencia residual: la salud, la educacin, la seguri-dad, la cultura, etc.

    Otro principio del esquema neoliberal es celebrar y dejar operar a la compe-tencia en el mercado, minimizando las regulaciones estatales. Seaconcurrencial, oligoplica o monoplica, la competencia es vista como la ni-ca garanta de que los beneficios del desarrollo tecnolgico sern pasados alos consumidores y las ganancias tendern a niveles normales, suficientespara la reproduccin del capital. Esta afirmacin ideolgica, negada por lahistoria real del capitalismo, se afirma como principio de fe, a pesar de que lacompetencia libre siempre ha llevado al monopolio. Al admitir que la lgicadel Estado debe apenas completar sin contradecir al mecanismo de mercado,la batalla ya est perdida, y sucesivas oleadas de privatizacin terminarnreduciendo al Estado a su mnima expresin. Se aceptar despolitizar lasrelaciones econmicas, afirmando que la lucha de clases ha terminado y que

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    la economa tiene una lgica objetiva que debe ser respetada. Solo restargestionar los encuadres nacionales e internacionales para poder competir enel mercado libre, aunque se pierda y con ello se degrade la vida. Aceptar todoesto equivale a aceptar la derrota definitiva de una masa creciente de traba-jadores precarizados o excluidos, y la prdida de sus derechos como ciudada-nos, derechos que quedan de hecho erradicados del sistema legal. Esta pro-clama promonoplica y antidemocrtica es tan evidente que debera suscitaruna reaccin en extensin y calidad que, sin embargo, no advertimos. Unacausa posible, que se suma a la fuerza econmica y poltica que la sustenta,son los mecanismos ideolgicos a los que ya nos referimos. Como en todo otro

    Trmino

    DesarrolloHumano

    Participacin

    Descentraliza-cin

    Priorizarla pobreza

    Bsico

    Visin democrtica

    Poner en marcha un proceso integral,autosostenido y sustentable, de desa-rrollo dinmico de las capacidades hu-manas de todos los ciudadanos, en unasociedad heterognea pero integrada,sin excluidos, contrarrestando y limi-tando el desarrollo del capital global yrestituyendo la soberana a los pueblos.

    Forma conjunta de gestin de lo pbli-co, donde el poder tecnocrtico y polti-co encuentra balances en el poder delas organizaciones sociales.

    Redistribucin del poder concentradoen todas sus formas: estatal, econmi-co, ideolgico, cultural, etc., y genera-cin de nuevos poderes desde la basede la sociedad, constituyendo una nue-va base para refundar la democracia,superando sus formas delegativas.

    Erradicar la pobreza absoluta y cerrarcrecientemente la brecha de pobrezarelativa, incorporando a los hoy pobrescomo sujetos con los dems sectoressociales en programas de desarrollointegral, evitando su segregacin y es-tigmatizacin.

    Esencial, comn para todos: acceso abienes o servicios como derecho ina-lienable de la persona, ejercido efecti-vamente por todos los ciudadanos: de-recho a una vida digna, educacin decalidad a lo largo de la vida, nfasis enla salud primaria y acceso de todos atodos los servicios en igualdad de con-diciones para evitar reforzar la estig-matizacin y segregacin de los exclui-dos.

    Visin neoliberal

    Invertir en la gente: concentrar el gas-to en programas asistencialistas paraincidir a nivel global sobre los indicado-res de indigencia por nutricin, acceso ala educacin y servicios de salud bsicos,etc., de modo de mejorar los Indices deDesarrollo Humano.

    Forma de reducir los costos de prestacinde servicios a travs del cost-sharing,cuya prioridad y magnitud ya est defi-nida por razones tcnicas o polticas.

    Forma de gestin de la oferta de los re-cursos pblicos cercana a las demandasy situaciones particulares, condicin paraconcitar la participacin, focalizar y evi-tar distribuir recursos pblicos entrequienes no responden a la definicin ofi-cial de pobreza o indigencia.

    Focalizar los programas, identificando alos sectores ms pobres como nicos des-tinatarios de los recursos sociales. Sepa-rarlos y segregarlos para una aplicacinms eficiente de los programas, condu-ciendo a la institucionalizacin de la po-breza estructural.

    Paquete elemental diferenciado de ser-vicios para la sobrevivencia (paqueteselementales de alimentos, refugio, salud,educacin primaria...) focalizados en losindigentes y otras capas de pobreza ex-trema.

    Tipologa de ofertas de desarrollo

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    campo, la visin neoliberal estructura su propuesta de poltica pblica en elcampo social jerarquizando los conceptos desde un concepto que domina todoel sistema: la eficiencia. La eficiencia medida como obtencin al mnimo cos-to posible en trminos de recursos pblicos de mltiples metas socialesque compiten entre s. Su receta institucional es imitar al mercado. Aceptadoese encuadre, los conceptos democrticos adquieren un significado funciona-lista: devienen formas de reducir los costos de prestacin de servicios. Laambigedad de significado de las palabras clave que se comparten formal-mente refuerza los efectos de anomia entre los agentes descentralizados delas nuevas polticas sociales. La prdida de sentido se acenta ante la difi-

    Desarrollo de la autonoma, capacidadde diagnstico y comprensin de la pro-pia situacin, capacidad para generaralternativas estratgicas y proyectos deaccin para resolver los problemas, ac-cediendo a recursos, pblicos o priva-dos.

    Asegurar las condiciones iniciales y deacompaamiento de toda persona, com-pensando las deficiencias heredadaso sufridas por catstrofes naturales oso-ciales de capital social y cultural,as como el acceso equitativo a recur-sos para que las oportunidades deven-gan posibilidades efectivas de desarro-llo personal, comunitario y social a lolargo de su vida.

    Campo de la accin pblica donde ml-tiples actores sociales, econmicos ypolticos plantean sus intereses, diri-men sus conflictos, deciden sobre el usode los recursos pblicos dentro de re-glas democrticas, y atendiendo a cri-terios sistmicos y de solidaridad, defi-nen polticas integrales que superen lanecesidad del asistencialismo al promo-ver un desarrollo integrador autosus-tentado.

    Agentes histricos del campo popular,que florecieron sobre todo bajo las dic-taduras militares, con una fuerte vo-cacin por servir de manera altruistaa los intereses de los sectores pobres,la defensa de los derechos humanos, lasustentabilidad del planeta, etc.

    Atender a las demandas de la gente enlugar de sustituir su voluntad median-te ofertas definidas por delegacin enel centro estatal. En el proceso, supe-rar el esquema demanda-oferta, propi-ciando un espacio de definicin estra-tgica del desarrollo conjunto, incluyen-do las necesidades particulares priori-zadas por consenso.

    Forma de gestin en que los carenciados,junto con voluntarios sociales, adminis-tran la distribucin de los recursos p-blicos que les tocan inicialmente y sehacen crecientemente responsables desatisfacer sus propias carencias.

    Proveer un paquete de servicios bsicospara ubicarse con alguna probabilidadde competir en la lnea de largada de unmercado competitivo, sin ms solidari-dad adicional que el apoyo a quienes sedestaquen o pasen pruebas meritocrti-cas (con base en los resultados o even-tualmente en informacin gentica) o ala caridad compensatoria.

    Definida sectorialmente, con base en cri-terios de gobernabilidad, como polticaestatal con metas sociales fijas que de-ben lograrse al menor costo posible.

    Representantes de la sociedad civil lo-cal o global. Formas autnomas de orga-nizacin y administracin de recursos,utilizadas para tercerizar los programassociales por su bajo costo, flexibilidad ypequeo tamao, conocedores y dispues-tos a trabajar en los ghettos de pobres.

    Cuando sea estrictamente necesario sus-tituir al mercado privado, subsidiar lademanda y no la oferta (vouchers, etc.)de modo que los ciudadanos devenganclientes de empresas proveedoras de ser-vicios sociales y compitan por el merca-do.

    Autogestin

    Igualdad deoportunidades

    Poltica social

    Organismos noGubernamenta-les (ONGs)

    Desplazamien-to de la ofertaa la demanda

    Trmino Visin democrtica Visin neoliberal

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    cultad para reflexionar cuando la gravedad de las carencias que experimen-tan los pobres llevan a un activismo continuo, entrando en una sucesin sin-fn de ciclos cortos de identificacin-alivio de problemas. No parece quedarlugar para otra cosa que ser operador de los programas focalizados, con oca-sionales intercambios superficiales de experiencias, con encuentros solida-rios pero sin sistematizacin ni dedicacin de las energas y voluntad querequiere el pensamiento estratgico.

    Lo que vendr

    Podemos anticipar que en general en Amrica Latina la legitimidad de unsistema econmico y poltico excluyente no podr sostenerse dinmicamentecon las polticas sociales neoliberales sin entrar en conflicto con la viabilidadde las restricciones macroeconmicas que exige el capital global. Sin embar-go, es difcil advertir la crisis anunciada de un sistema de pensamiento yaccin que hoy se siente con fuerza para dar otra vuelta de tuerca: en ausen-cia de propuestas alternativas sustentadas por poderes sociales y polticossignificativos, dada la imposibilidad de seguir reduciendo el gasto social y ala vez mantener un mnimo de gobernabilidad, lo que cabe esperar ahora esuna etapa de eficientizacin, de consolidacin e integracin de las estructu-ras estatales de poltica social bajo el lema de la gerencia social, de ahorrode costos mediante tercerizaciones adicionales (a empresas o a asociacionessin fines de lucro), de convocatorias a la filantropa y al voluntariado, y deprofundizacin o creacin de otros cuasi-mercados en el campo social.

    En presencia de gobiernos democrticos, estas reformas de segunda gene-racin pueden incluir algo muy importante: la reduccin significativa de loscostos de la corrupcin en la administracin de los recursos. Sin embargo,mientras se mantenga la naturaleza clientelar del rgimen poltico, ser di-fcil para la clase poltica pensar alternativas a la versin neoliberal de la po-ltica social. Igualmente, mientras los gobiernos democrticos y el sentidocomn sigan asumiendo que las reglas globales de la economa neoliberal nopueden tocarse sin el riesgo de un caos financiero (usado para infundir te-mor, ocultando que un caos de la vida cotidiana ya existe), la cuestin socialquedar sin resolver y el asistencialismo subsistir como imperativo de lagobernabilidad. Movilizar voluntades para cambiar ese rumbo requiere re-conocer que las tendencias negativas que pronostican una catstrofe para lavida en el planeta no son resultado de una actitud pesimista, sino que sonpredicciones reales si no se acta para evitarlo. Que aunque nadie se pro-ponga llevar al mundo en esa direccin, ese es el efecto predecible del merca-do global liberado de restricciones sociales y polticas. Que el pragmatismoslo realimenta esas tendencias al desastre y que su reversin requiere lasubordinacin del mercado a la sociedad y la poltica democrticas.

    Para reestructurar el campo cognitivo a fin de repensar la poltica socialfalta un eslabn que se ha perdido por la eficacia del paradigma neoliberal:el derecho a pensar la posibilidad de incidir directamente sobre las estructu-

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    ras econmicas. Es preciso que los gobiernos democrticos sean capaces deconvocar a la sociedad a examinar el rumbo de economas y sociedades paraacordar, conjuntamente, una estrategia distinta. Anticipamos que las actua-les polticas sociales, meras compensadoras de los efectos del proceso demercado libre, debern ser transformadas en polticas socioeconmicas, cuyoobjetivo sea facilitar y promover activamente desde Estado y sociedad otrodesarrollo a partir de la economa popular1. El cumplimiento de los derechoshumanos requiere el desarrollo de nuevas estructuras socioeconmicas condinmica propia, basadas en el trabajo, que sean por s mismas equitativas ycontrarrestantes de la reestructuracin capitalista. Imaginar esas estructu-ras requerir superar, como principal obstculo epistemolgico, la acepta-cin de que lo social y lo econmico son separables, y de que mientras losocial es an materia de accin volitiva, lo econmico no tiene responsablesni puede ser modificado. Por el contrario, habr que tocar la economa, nopara volverla vulnerable e inestable, sino para corregir desde adentro lascausas de la polarizacin y la exclusin social. Para poder hacerlo con res-ponsabilidad ser indispensable una cabal comprensin de los procesos queexperimentamos a fin de siglo, pero tambin realizar una crtica profunda delas prcticas asistencialistas que hoy predominan, y democratizar la defini-cin de la poltica econmica, liberndola de la tecnocracia e involucrando atoda la ciudadana de manera activa en el diseo y defensa de otra trayecto-ria de pas.

    Bibliografa de referencia

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    PNUD: Informe sobre Desarrollo Humano 1998, Mundi Prensa, 1998.

    1. Una poltica socioeconmica parte del reconocimiento de que los modelos econmicosson representaciones muy parciales y abstractas de la economa real, y que los valores yotros rasgos culturales, as como la calidad de vida, incluidas las relaciones sociales y comu-nicativas, integran esa economa real.