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325 AyTM 8, 2001 * Universidad de Granada. INTRODUCCIÓN El municipio de Alquife es uno de los ocho que componen el Marquesado del Zenete. Esta comarca se sitúa en la cara Norte de Sierra Nevada y se extiende desde sus cumbres, al Sur, hasta las de la Sierra de Baza, al Norte, atravesando el valle del Zalabí. Sus límites Este y Oeste vienen marcados por la provincia de Almería y la Hoya de Guadix. La primera característica que sorprende en su paisaje es la brusquedad del contacto entre las vertientes montañosas de Sierra Nevada y la llanura ligeramente inclinada que se extien- de hacia el Norte. Pero más allá de esa pri- mera impresión, creada por los contrastes de volúmenes, se percibe rápidamente la existen- cia, a lo largo de la linea que separa los dos dominios topográficos, de una banda estrecha y sensiblemente irregular en su trazado, sobre la que se concentran los paisajes más humani- zados. Esta franja, de un kilómetro de ancho tal vez, se dilata, a intervalos, para penetrar en la montaña en busca de los fondos de valle. Hacia el Norte, la transición con el altiplano, a unos 1000-1200 m de altitud, es menos brus- ca por el dominio del cultivo que se prolonga sin solución de continuidad. No obstante, este límite septentrional está jalonado por una serie de cerros desprendidos de la masa principal de la sierra. En efecto, las características del par- Alquife, un castillo con vocación minera en el Zenete (Granada) José Mª Martín Civantos * RESUMEN El castillo de Alquife es uno de los más importantes del Zenete, una zona de intenso poblamiento en época medieval, caracterizado por las grandes vegas de agricultura intensiva de regadío y por la explota- ción minera. Alquife es, en este sentido, el máximo exponente en la extracción de mineral de hierro a partir del s. XI tras un proceso concentración de la producción. Tras la conquista castellana, la implanta- ción del señorío introducirá cambios radicales. PALABRAS CLAVE: Arqueología medieval, pobla- miento rural, castillo, minería y metalúrgia. ABSTRACT The Alquife castle is one of the most importants in the Zenete (Granada), in an area of intense settle- ment during the medieval period caracterized by the intensive irrigated agriculture and the mining explo- tation. Alquife is, in this sense, the principal producer of iron since the XIth century after a process of pro- duction concentration. After the castilian conquest, the creation of a manor will introduce radical changes. KEY WORDS: Medieval Archaeology, rural set- tlement, castle, mining and metalurgy.

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Page 1: Alquife, un castillo con vocación minera en el Zenete ... · plano y, en medio, una estrecha franja de tran-sición, donde se localizan los ocho pueblos que conforman el Zenete y

325AyTM 8, 2001

* Universidad de Granada.

INTRODUCCIÓN

El municipio de Alquife es uno de los ochoque componen el Marquesado del Zenete. Estacomarca se sitúa en la cara Norte de SierraNevada y se extiende desde sus cumbres, alSur, hasta las de la Sierra de Baza, al Norte,atravesando el valle del Zalabí. Sus límites Estey Oeste vienen marcados por la provincia deAlmería y la Hoya de Guadix.

La primera característica que sorprende ensu paisaje es la brusquedad del contacto entrelas vertientes montañosas de Sierra Nevada yla llanura ligeramente inclinada que se extien-de hacia el Norte. Pero más allá de esa pri-

mera impresión, creada por los contrastes devolúmenes, se percibe rápidamente la existen-cia, a lo largo de la linea que separa los dosdominios topográficos, de una banda estrechay sensiblemente irregular en su trazado, sobrela que se concentran los paisajes más humani-zados. Esta franja, de un kilómetro de anchotal vez, se dilata, a intervalos, para penetrar enla montaña en busca de los fondos de valle.Hacia el Norte, la transición con el altiplano, aunos 1000-1200 m de altitud, es menos brus-ca por el dominio del cultivo que se prolongasin solución de continuidad. No obstante, estelímite septentrional está jalonado por una seriede cerros desprendidos de la masa principal dela sierra. En efecto, las características del par-

Alquife, un castillo con vocación mineraen el Zenete (Granada)José Mª Martín Civantos *

RESUMEN

El castillo de Alquife es uno de los más importantesdel Zenete, una zona de intenso poblamiento enépoca medieval, caracterizado por las grandes vegasde agricultura intensiva de regadío y por la explota-ción minera. Alquife es, en este sentido, el máximoexponente en la extracción de mineral de hierro apartir del s. XI tras un proceso concentración de laproducción. Tras la conquista castellana, la implanta-ción del señorío introducirá cambios radicales.

PALABRAS CLAVE: Arqueología medieval, pobla-miento rural, castillo, minería y metalúrgia.

ABSTRACT

The Alquife castle is one of the most importants inthe Zenete (Granada), in an area of intense settle-ment during the medieval period caracterized by theintensive irrigated agriculture and the mining explo-tation. Alquife is, in this sense, the principal producerof iron since the XIth century after a process of pro-duction concentration. After the castilian conquest, thecreation of a manor will introduce radical changes.

KEY WORDS: Medieval Archaeology, rural set-tlement, castle, mining and metalurgy.

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celario se modifican y constatamos que la loca-lización de los últimos pueblos, hacia el Norte,está estrechamente ligada a esa alineación derelieves aislados (HUMBERT, 1988: p. 12).

Así pues, podemos apreciar tres dominiosyuxtapuestos de Sur a Norte: la sierra, el alti-plano y, en medio, una estrecha franja de tran-sición, donde se localizan los ocho pueblos queconforman el Zenete y sus respectivas vegas.

Los términos municipales se organizan per-pendicularmente a esta orientación, en estre-chas franjas que se extienden de Norte a Surocupando prácticamente toda la longitud posi-ble entre la cumbre de Sierra Nevada y la Sie-rra de Baza. Las únicas excepciones son las deAlquife y La Calahorra, que no poseen másque un poco de montaña al Sur y cubren esen-cialmente una fracción del altiplano incluyendoalguno de los cerros aislados que preceden ala sierra. A esto debemos añadir la reciente cre-ación del municipio de Charches, en la falda dela Sierra de Baza, antigua aldea de La Calaho-rra que rompe parte de este esquema perodel que no nos ocuparemos en esta ocasión.Esta estructura municipal, incluyendo la antiguaadscripción de Charches, será fundamental paracomprender la formación del territorio y sudesarrollo.

Dos son los elementos antrópicos que másdestacan del paisaje: las extensas vegas que lle-van los regadíos desde los fondos de valle hastabien entrado el altiplano y la minería, especial-mente sobresaliente en el caso de Alquife. Laextensión del regadío es posible, no sólo porla existencia de unos recursos hídricos abun-dantes procedentes de las nieves de SierraNevada, que cumple una función de “pantanonatural”, sino también gracias al control y orga-nización de esos recursos en una extensa redde infraestructuras hidráulicas compuesta pornumerosas acequias, balsas y aljibes (MARTIN

CIVANTOS, en prensa).

La importancia de la minería en todo elZenete radica en las características de la estruc-tura geológica de la región. Se encuentra estaenclavada en el denominado complejo Neva-do-Filábride, cuya secuencia litoestratigráfica,

de abajo a arriba, esta formada por una seriemetapelítica paleozóica –más antigua–, com-puesta por micasquistos grafitosos y cuarcitas;una serie permotriásica constituida por micas-quistos plateados, cuarcitas, gneises y anfiboli-tas –y episodios de serpentinas como el delBarranco de S. Juan y Cerro del Almirez–; porúltimo, la cobertera triásica está compuestapor rocas carbonatadas, fundamentalmente már-moles (RUIZ MONTES, 1991: p. 187).

Los procesos metalogénicos dan lugar a dostipos de mineralizaciones diferentes:

– De una parte, en la serie paleozóica abun-dan sobre todo las filonianas, que se haninterpretado como resultado del relleno defracturas por soluciones mineralizadoras queremovilizaron elementos dispersos en lasrocas y, eventualmente, mineralizacionesestratoligadas preexistentes. Básicamenteson del mismo tipo que las existentes desdeSierra Nevada hasta Sierra Almagrera: elrelleno fundamental es de siderita acompa-ñada de un cortejo de sulfuros y sulfosalescon hierro, cobre, plomo, antimonio, plata,bismuto y mercurio –también algo de oroy barita–; ha sido la proporción de unas uotras especies minerales, y de sus produc-tos de alteración, lo que condicionó, en sudía, el laboreo prioritario como minas dehierro, cobre, plata... No obstante, su estruc-tura las hace hoy carecer de todo interéseconómico.

– Sin embargo, los más importantes yaci-mientos de hierro de las Béticas son mine-ralizaciones estratoligadas en los mármolespermotriásicos o triásicos. Son concordan-tes y se encuentran en relación espacial y/ogenética con los estratos de la roca que lasaloja, bien sea porque la mineralización fuecoetánea de la sedimentación –mineraliza-ciones sinsedimentarias–; porque se con-centró durante la diagénesis del sedimento–mineralizacinoes sindiagenéticas–, o bienporque soluciones mineralizadoras encon-traron determinados horizontes particular-mente reactivos –mineralizaciones de sus-titución metasomática. Bien entendido quea estos procesos sucedieron otros –meta-

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morfismo, hidrotermalismo, alteración me-teórica– que produjeron rellenos de frac-turas y cavidades y alteraciones que son lasresponsables de la conformación última delas mineralizaciones. A ellas correspondenformaciones del tipo hematites y goethitas–óxidos e hidróxidos de hierro– (RUIZ MON-

TES, 1991: p. 188. Fig. 1).

A este último tipo pertenecen las minera-lizaciones de las imponentes Minas del Mar-quesado, comenzadas a explotar a final del sigloXIX (COHEN, 1987) entre los pueblos de Alqui-fe y La Calahorra, de las que se extrae hierrojunto a mármoles nevado-filábrides. Dentro deeste conjunto encontramos el cerro del casti-llo de Alquife, sobre el actual pueblo y al Nortede este, dominando al mismo tiempo las minaspracticadas en el cerro y la amplia y fertil vegaque se extiende desde el pie de monte haciael valle. Hoy definitivamente clausuradas, el cie-rre de las minas supone para la comarca el finde una larga historia de actividad no sólo extrac-tiva, sino también metalúrgica, dedicada funda-mentalmente al hierro, pero también al cobrey a la plata.

EL POBLAMIENTO

No es este el lugar para analizar en detalleel poblamiento y su relación con la actividadminera del Zenete aunque son escasísimos lostrabajos realizados en la zona hasta el presen-te. Es muy poco lo que sabemos sobre épocaprehistórica, aunque sin duda la presencia huma-na debió de ser significativa y unida a la exis-tencia de mineral. Así parece ser también enel periodo ibérico del que se conoce algo más(GONZÁLEZ ROMÁN et alii, 1997). Según M. BER-TRAND et alii (1996: pp. 182-183), se intensi-ficó la explotación mediante la instalación degrandes centros fortificados como Cerro Zorre-ro, Cardal, el de las minas de Lanteira o elPeñón de Arruta. Estos mismos autores dancomo seguro un descenso de la actividad bajoel dominio romano aunque, dado el actual nivelde conocimientos, tal vez debería matizarseesta afirmación. Así se desprende también dela toponimia, ya que Ferreira y Lanteira son dosdenominaciones de origen latino con una clara

alusión a la actividad minera del hierro y la plata.Durante la Antigüedad tardía y la Alta EdadMedia se produciría una reactivación de la mine-ría con el surgimiento en los ss. V-VI de nue-vos talleres de tamaño relativamente grandejunto a las zonas de explotación pero siempreconcentrados sobre las cimas de altas colinas.

La conquista árabo-beréber marcaría unpunto de inflexión en la evolución y organiza-ción de la producción con la proliferación depequeños centros, dando lugar a una atomiza-ción de las labores de extracción y transfor-mación del mineral de hierro. Así ocurre tam-bién en otras zonas de Europa durante la AltaEdad Media como la Toscana (FRANCOVICH,

1991). Muchos de estos centros serán poste-riormente abandonados con el final de perio-do emiral, aunque algunos mantienen su acti-vidad hasta el siglo XI y principios del XII(BERTRAND et alii, 1996: pp. 184-185 y MARTÍN CIVAN-

TOS, inédito). Efectivamente, esta nueva reorga-nización del espacio y del poblamiento debecoincidir con el establecimiento de una red dealquerías a lo largo del s. X y XI y una nuevaorientación del sistema productivo con la exten-sión de la agricultura de regadío que supondráuna amplia transformación del territorio. Esposible que en época zirí existiera ya una redcastral más o menos configurada puesto quefue lugar de fricción entre la taifa almeriense yla granadina (LÉVI PROVENiAL y GARCÍA GÓMEZ,

1980: p. 131). La campaña de Alfonso I de Ara-gón en 1125-1126 pone igualmente de mani-fiesto la consolidada existencia de núcleos rura-les. Idrisi en el siglo XII menciona Ferreira y Dólarcon sus respectivas vegas en la ruta de Alme-ría a Granada por Fiñana (IDRISI, 1989: p. 90). Sinembargo, el argumento más significativo loencontramos en los documentos árabes publi-cados por González Palencia (GONZÁLEZ PALEN-

CIA, 1940 y 1941). El más antiguo de ellos, copiadel año 1286 del original de 1187, es un plei-to entre las alquerías de Lubros y Bartiliana(seguramente las actuales Lugros y Purullena),por las aguas para el riego. En él se mencio-nan algunas estructuras hidráulicas y, sobre todo,se hace uso de la alusión a derechos adquiri-dos antiguamente y a una organización de usosy riegos consolidada. Igualmente ocurre con elrepartimiento del cercano río Alhama de Gua-

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dix del año 1139 (MOLINA LÓPEZ, 1991 y ESPI-

NAR MORENO, 1987).

La reorganización del poblamiento y delterritorio y, sobre todo, la nueva orientaciónde las estrategias productivas de la zona nosignifican, necesariamente, un descenso de laproducción minera, sino probablemente esomismo: una nueva forma de organización de laactividad extractiva y metalúrgica. Seguramen-te el abandono de asentamientos conllevaráuna concentración de la producción que serealizará no sólo en Alquife, sino también enalgunos otros lugares como Lanteira, para laextracción de plata, en el que se han encon-trado restos cerámicos (MALPICA CUELLO, 1996:

p. 267) o en Jeres, donde se sigue explotandoel cobre en 1330 (GONZÁLEZ PALENCIA, 1940:

p. 331). Ahora bien, a partir de este momento,la siderurgia tendrá un papel definido, impor-tante, pero no hegemónico. Otra cuestión seríaintentar determinar el papel que desempeñóen este proceso cada uno de los agentes: esta-do, comunidades campesinas, clases urbanas...Porahora, sin embargo, no podemos más que enun-ciar muchos de estos interrogantes e hipóte-sis a la espera de reunir más datos.

Lo que si parece más seguro es que Alqui-fe se configura desde ese momento, y sobretodo en época nazarí, en el principal centro pro-ductor de hierro del Zenete. Las huellas de laactividad extractiva son evidentes a pesar delas modificaciones y derrumbes posteriores. Noocurre lo mismo con las de la transformacióndel mineral si bien es posible encontrar algu-nas escorias en el cerro, sobre todo embuti-das en la obra del castillo, como parte del mor-tero o incluso decorando el rejuntado de losmampuestos. El hecho de que no se encuen-tren apenas escorias en relación al volumenextractivo puede deberse a dos razones: por

un lado al posible traslado de parte del mine-ral a la vecina ciudad de Guadix, de la que Ibnal-Jatib dice que “posee minas de hierro” y quesus principales industrias “son las del hierro yla de la seda” (IBN AL-JATIB, 1997: pp130-131). Ade-más, entre 1494-1497 en un documento con-servado en el Archivo Histórico Municipal deGuadix “dize la çibdad, que le haga merçedque los vezinos desta çibdad puedan traer dela tierra del hierro del minar del çenete syn pagarderechos ningunos nin otra cosa, pues que anti-guamente lo solían traer” 1. Por otro lado, esbastante probable la explotación de escom-breras y escoriales por parte de la compañíade minas concesionaria en época contempo-ránea. En cualquier caso hoy no nos es posi-ble calibrar la capacidad de transformación delmineral hasta que no se realice una excavacióny un análisis mucho más detallado.

Sea como fuere, no existe ninguna men-ción escrita en las fuentes medievales a la acti-vidad minera de Alquife, tal vez porque, aun-que importante, ocupaba un lugar secundariorespecto a la orientación agrícola de la alque-ría. Se realiza así una opción por una estrate-gia de desarrollo en un sentido muy concreto:una región montañosa y con grandes recursosminerales opta por la agricultura intensiva deregadío, desarrollando amplias vegas en las quetendrán un papel fundamental los cultivos dedi-cados a la exportación: la seda y los frutossecos. Esto no quiere decir ni mucho menos,que las otras actividades, la minería y la gana-dería, no se encuentren presentes y no gocende importancia. De hecho, es normal que la pro-ducción de las comunidades andalusíes no estédirigida a la explotación de un único recurso 2.

Tras la conquista cristiana en 1489, Guadixsigue siendo un importante centro siderúrgicogracias, en buena medida, al mineral llegado de

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1 Memorial de la ciudad de Guadix. Archivo Histórico Municipal de Guadix. Pieza 5/21. 1494-1497. Ed. por ESPINAR MORENO, M.,ÁLVAREZ DEL CASTILLO, M. A. y GUERRERO LAFUENTE, M.D.: La ciudad de Guadix en los siglos XV y XVI (1490-1515), p. 74.

2 Un claro ejemplo lo encontramos en la alquería de La Malahá, a escasos kilómetros de Granada, que compatibiliza la actividadagrícola con las salinas existentes en la localidad. Ver TRILLO SAN JOSÉ, C.: “Los diferentes aprovechamientos del agua en unaalquería del Reino de Granada: La Malahá, del distrito del Quempe”, en Agricultura y Regadío en al-Andalus. II Coloquio de Historia yMedio Físico. Granada, 1996, pp. 215-228.

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3 Archivo Histórico Nacional. Sección Osuna. Leg. 1870-2, estudiado en el caso de La Calahorra por ESPINAR MORENO et alii,1986.

Alquife. Sin embargo, como veremos más ade-lante, van a aparecer dos centros más en sen-dos pueblos cercanos: uno en Jéres y otro enLugros, provistos de fuelles y martillos hidráu-licos. Esto habría supuesto según M. Bertranduna intensificación de la explotación y una trans-formación del territorio por la cantidad demadera requerida en los trabajos de fundición(BERTRAND et alii, 1996: p. 189).

EL CASTILLO

Casi nada nos puede aportar la toponimia.C. Asenjo Sedano afirma que Alquife provie-ne del latín ciphus, que significa cerro (ASENJO

SEDANO, 1992: p. 54), sin embargo, no hemospodido encontrar este vocablo en ningún dic-cionario latino, ni hay indicios de un asenta-miento o explotación romana en la colina. Sihemos encontrado algún resto de cerámicaibérica que podría significar una explotacióntemporal o aislada, pero que no es suficientecomo para ubicar en él un poblamiento esta-ble. Más probable en cambio podría ser su ori-gen árabe al-kahf, que significa cueva. En elEmpadronamiento que realiza el marqués en1550 aparece con el nombre de al-kihf, comoresultado de la ’imãla típica del dialectal anda-lusí 3. El nombre, a la vista del cerro y de lasminas, parece apropiado, pero puede tener unadoble lectura: si el topónimo se hubiera fijadoen el momento de constitución del castillo yla alquería, querría decir que las cuevas, estoes, las minas, son anteriores, si no es así, quie-re decir que lo habría hecho con posteriori-dad, cuando estas cuevas comenzaran a apa-recer como fruto de la explotación minera.

Los restos del castillo se encuentran, comoya hemos dicho, sobre el cerro situado al Nortedel actual pueblo propiedad de la CompañíaAndaluza de Minas, a 1252 m sobre el nivel delmar. Aunque ya ha sido descrito de forma some-ra (MALPICA CUELLO, 1996: pp. 124-125 y MARTÍN

GARCÍA et alii, 1999: pp. 93-94), merece la pena que

hagamos un repaso para seguidamente entraren más detalles (Figs. 2 y 3). El estado de con-servación es, en general, malo. No obstantepueden observarse buena parte de sus estruc-turas. La fortaleza parece tener una forma pen-tagonal alargada en dirección Este-Oeste. Actual-mente se puede seguir buena parte de superímetro, del que se conservan restos clarosde seis torres. No se aprecian restos de la entra-da, que posiblemente se encontrara en el ladoSur, el más destruido y en el que, como vere-mos, se encontraba la alquería.

Dentro del recinto encontramos, en la zonaNO, un aljibe de pequeñas dimensiones y conuna sola nave que no conserva la bóveda. Susmedidas son de 5,85 m por 3,20, con una pro-fundidad máxima hasta el comienzo del relle-no de 2,50 m. En el centro, en la parte máselevada del recinto, hay restos de muros demampostería enrasados con el terreno y lí-neas de rotura que conforman varios espaciosde habitación de difícil interpretación. Bienpodría tratarse de la distribución interna de lafortaleza o incluso de una torre a modo dehomenaje o algún aljibe más completamenteenterrado.

En la ladera Sur, como ya hemos dicho, seubica la antigua alquería andalusí. Aquí hemosencontrado abundante cerámica y material deconstrucción. Entre este algunas tejas, no dema-siadas, aunque no debe extrañarnos si pensa-mos que los tejados debieran ser planos, estoes, terrazas de cañizo, esquistos y launa comoen la parte antigua del actual pueblo y comoel resto de la arquitectura tradicional de Sie-rra Nevada. Pero sin duda, el hecho más sig-nificativo es la existencia, en los perfiles deja-dos por las minas a cielo abier to y susderrumbes, de muros de mampostería y de unrelleno que en algunos puntos llega a ser con-siderable. Sin embargo, no nos es posible esta-blecer si este poblamiento se encuentra den-tro o fuera de las murallas. La dirección de latorre más oriental del recinto parece indicar que

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sí debía abarcarlo, pero la gran acumulación depiedras a media ladera –probablemente unatorre– y la cercanía de las minas lleva a pen-sar que está extramuros. Tampoco podemossaber nada sobre el entramado urbano o suextensión. Si es posible que llegara hasta elllano donde hoy se localiza el pueblo es difícilde precisar. Aunque la iglesia fue edificada ori-ginalmente sobre el solar de la antigua mezquita,Asenjo Sedano afirma que es posible que sereconstruyera en un lugar distinto a juzgar porel mal estado de conservación que presenta-ba esta en el siglo XVII (ASENJO SEDANO, 1992:

pp. 54-56). El templo se encuentra junto a lacalle Acequia. Esta canalización marcaría la líneade rigidez del área de regadío y, si es que nocambió de sitio, al igual que ocurre en la veci-na Alpujarra, el contacto entre la vega y laalquería a través de la mezquita y su fuente.

En el castillo pueden distinguirse cuatro téc-nicas constructivas y una variante con carác-ter decorativo. La primera es un tapial hormi-gonado que encontramos, como es habitual,en el aljibe. La segunda es un tapial de cal ycantos en el que están construidas las dostorres orientales (Fig. 5) y los paños de mura-lla que las unen entre sí y con la siguiente torreal NO, justo al Norte del punto geodésico.Igualmente son de cal y canto el lienzo entreesta última torre y la siguiente hacia el O demamposteria y, al S, el que hay al E de la torredel ángulo SO. Por último también encontra-mos, como continuación más oriental del ante-rior, un pequeño trozo bajo el resto de unatorre de tapial calicastrado practicamente des-truida por los derrumbes de una de las explo-taciones mineras.

De tapial calicastrado es, además del frag-mento al que nos acabamos de referir, la torreSO (Fig. 8) y la de la esquina NO, la murallaque las une y la que une la última con la torrede mampostería más al E, así como el resto demuralla que parece hacer un quiebro al S delpunto geodésico. El tapial se apoya, como esnormal, sobre una base de mampostería quenivela el terreno para comenzar a encofrar yaisla de la humedad. En el lado O aún son visi-bles algunos palos de mechinales y tablillas,cuerdas y huellas de las agujas en el encofra-

do. Dos aspectos llaman la atención sobre lasestructuras construidas con esta técnica: unaen la muralla O, de la que se conserva un restode altura considerable entre las dos torres delas esquinas. Aquí se conserva la cara del tapialen el interior pero no en el exterior exceptoen el primer cajón de abajo. Sin embargo algu-nos mampuestos de los cajones superioressobresalen de la línea de fachada, lo que pudie-ra indicar que podría haber existido en algúnmomento una torre intermedia. Este hechopodría venir reforzado por la presencia, en esecajón inferior, de la huella de una aguja verti-cal semicircular, de gran grosor, en el interiorel encofrado. Hasta ahora desconocemos su fun-ción, pero se trata indudablemente de un ele-mento para dar mayor rigidez y resistencia alas tablas y está relacionado con el encofradode grandes masas de mortero, es decir, torres.Así encontramos por ejemplo otras tres mar-cas en otras tres torres del mismo castillo. Elsegundo aspecto que llama la atención es quela torre NO (Fig. 6) ha sido claramente repa-rada mediante un forro de mampostería quecubre el relleno del tapial sólo en el lado O.No debe tratarse de una reforma intenciona-da ya que sólo afecta a uno de sus cuatro ladosy no es un simple forro sobre la cara del tapialigual que ocurre en otros castillos del ReinoNazarí de Granada, sino que la torre ha sidocortada irregularmente y sobre ella se adosaun nuevo mortero más claro, más rico y resis-tente que el relleno del calicastrado y de mam-puestos más grandes. Sobre este está el murode mampostería, más alto que la base del mismomaterial para el tapial. La obra presenta, ade-más, una curiosa decoración en el rejuntadode las piedras con incisiones verticales y para-lelas en el mortero y fragmentos de mineral yescoria embutidos. Esta forma decorativa dis-tingue además esta obra de la base de mam-postería del tapial perfectamente conservadaen la torre SO por ejemplo.

Por último encontramos, como ya hemosdicho, algunas partes construidas en mam-postería (Figs. 6 y 7), como la reforma de latorre NO a la que nos acabamos de referir.La siguiente torre hacia el E (TN1) es obra demampostería en su totalidad. Conserva casicompletas las fachadas O y N y una conside-

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rable altura. Está macizada por un relleno rela-tivamente pobre en cal. En su cara S, la queda al interior del recinto, es posible apreciarla unión con la muralla que, recordemos, haciael O es de tapial calicastrado y hacia el E decal y canto. Aunque difícilmente, se observauna esquina de un cajón del tapial calicastra-do a ras del suelo sobre el que se apoya elrelleno de la torre que es, por lo tanto, cla-ramente posterior. A este relleno se le apoya,a su vez, un muro de 0,5 m de ancho por 2m de largo que sale de la misma cara S endirección S-SE, hacia el punto geodésico. Estambién de mampostería sin yagueado y conel mismo relleno. Cabe no obstante señalar unaspecto aún más interesante de esta torre:también presenta la decoración con mineralde hierro y escorias anteriormente descrita,pero sólo en la zona inferior izquierda de lafachada N y no en el resto a pesar de con-servarse buena parte del rejuntado de losmampuestos (Fig. 7). Pudiera tratarse pues,de una nueva reparación aunque no sabemossi anterior o posterior. En esta misma zona, algomás abajo, se puede apreciar claramente laesquina de la fachada rehundida y rejuntada.No parece que pueda ser fruto de un errorconstructivo, ni de un deslizamiento del terre-no, sino más bien de una nueva reparación. Anuestro juicio, podría ser un resto de la basede mampostería de una torre anterior de tapial,igual a la del NO, que, tras ser totalmentedestruida fue rehecha en mampostería. Porúltimo, aún más hacia el E encontramos otratorre. Son sólo algunos mampuestos en líneay parte de un relleno de mortero que no nospermiten decir si estamos ante otra torre demampostería o la base del mismo material deuna de tapial.

Con este primer análisis y los restos decerámica hallados es posible establecer algunascronologías relativas y absolutas y algunas hipó-tesis para una posterior comprobación. Pare-ce obvio que la última fase del castillo, la másimportante quizás, es la nazarí. Estratigráficame,parece también claro que la últmia fase cons-tructiva es la de mampostería, con una subfa-se tal vez, la de la decoración, de la que nonos sería posible decir cual es anterior. Tam-poco hay muchas dudas de que las obras rea-

lizadas en tapial calicastrado son igualmentenazaríes o tal vez almohades por la cerámicaincrustada en el mortero. Son, sin embargo,como hemos dicho, anteriores a la mampos-tería, tal y como ha quedado demostrado estra-tigráficamente. El cal y canto no contiene cerá-mica ni tampoco mineral ni escoria. Debe ser,según queda reflejado también en el análisisestratigráfico, la construcción más antigua, talvez de la época fundacional del castillo. Pero,¿cual sería esta? Hemos encontrado algunosfragmentos cerámicos ibéricos que, por su volu-men, no parecen indicar una ocupación conti-nua del cerro. Tampoco sería este el caso enépoca altomedieval, aunque si hay algo más decerámica adscribible al siglo X. Los vestigiosmás antiguos y lo suficientemente abundantespodemos datarlos en el siglo XI, fecha quecoincide con la época de formación de las vegasy la red de alquerías iniciada, tal vez, duranteel califato. Por otra parte, no debemos olvidarque esta es una zona de fricción con el reinotaifa de Almería que llegó a controlar todo estesector, ni los inicios de la agresión feudal del Ncon Alfonso VI de Castilla y, a comienzos delsiglo XII, con Alfonso el Batallador. Es posibleque el siglo XI fuera el inicio de una explota-ción sistemática del hierro, aunque hubiera habi-do episodios más o menos aislados en la Anti-güedad y la alta Edad Media. La técnica del caly canto no era tampoco desconocida en laépoca. Así, la propia alcazaba de Granada cons-truida por los ziríes está hecha con este mate-rial y esta técnica. ¿Podría entonces respondera un programa estatal de construcción quepudiera incluir la creación de importantes for-talezas y/o villas fortificadas como la de Illoratambién en Granada? ¿Quiere decir esto queexistió un primer recinto de cal y canto másgrande? ¿Por qué se extiende tanto hacia elEste? ¿Porque engloba parte del poblamientotal vez? ¿Para controlar la actividad minera delcerro? ¿Porque dentro se realiza parte del pro-ceso de transformación del mineral? ¿O se tratasimplemente de un refugio? No parece quetenga mucho sentido construir un albacar juntoa la población sin englobarla y sin que el cas-tillo esté en relación con una red de alqueríasmás amplia, al menos hasta donde sabemos.Debería estar por tanto en función de la acti-vidad productiva del hierro o tal vez pudiera

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tratarse de una villa. ¿Tendría entonces una alca-zaba en la parte más alta, la occidental, dondese adivinan los restos de la división interna yse encuentra el aljibe? ¿Sería entonces esa posi-ble alcazaba la restaurada en época nazarí?¿Supondría esto una reducción del espaciodefensivo? Son muchas las incógnitas que que-darán sin respuesta al menos hasta que se rea-lice una excavación arqueológica del yacimien-to. Algunos indicios parecen sin embargo apuntaren el sentido de los interrogantes: el deterio-ro del castillo es mucho más visible en la parteoriental, la de cal y canto, que en la occiden-tal y son, además, destrozos claramente inten-cionados tal y como se ve en la disposición ver-tical de algunos fragmentos de muralla y elsocavamiento de la base de mampostería delas dos torres más orientales.

Lo que está claro es que tras la capitulaciónde 1489 ante los castellanos y la concesión delZenete como señorío al Cardenal Mendoza, lafortaleza debió ser abandonada y seguramen-te desmochada en este momento o tras larebelión de los mudéjares diez años después.Tal vez sea a este momento al que corres-pondan los desmantelamientos a los que aca-bamos de hacer mención, aunque resulta sig-nificativo que sólo se encuentren en la zonaoriental del castillo, en las estructuras de cal ycanto, y no en la occidental.

LA MINERÍA

Es ahora, con la conquista castellana, cuan-do debió de comenzar el proceso de trans-formación del cerro hasta llegar al paisaje quepodemos contemplar hoy. En torno a las rui-nas del castillo que coronan la elevación demármoles y mineral de hierro, encontramosnumerosas cavidades y cortes en la roca, algu-nos de un tamaño verdaderamente considera-ble, otros son simples bocas de galerías y pozos.El largo período de explotación –como míni-mo desde el siglo XI hasta mediados del XX–y las transformaciones causadas por los derrum-bes de galeríasy paredes de cavas hacen muydifícil una interpretación. No obstante, tras unprimer análisis se distinguen con claridad cua-tro tipos de explotación:

a) Un arranque o arañado superficial del mine-ral que aflora y que ni siquiera llega a seruna trinchera muchas veces.

b) Otras veces si llega a hacerse trinchera quepuede convertirse en un pozo más o menosvertical pero, en cualquier caso, se siguesiempre la veta de mineral y es, por tanto,irregular. No parece tener una gran exten-sión en nigún caso y no alcanza una granprofundidad (Fig. 10).

c) La tercera la constituye un sistema de pozosverticales y galerías transversales que nosiguen el filón. Es una explotación regular, aveces solo con un carácter de prospección,realizada desde finales del siglo XIX y a lolargo del XX (Fig. 9).

d) La última son las cavas o rozas a cielo abier-to tan visibles a lo largo de todo el perí-metro del cerro y hoy parcialmente arrui-nadas por los desprendimientos de cornisasy paredes. Pueden seguir una masa de mine-ral o no, lo que determina que su forma sealenticular o pueda llegar a asemejarse a lade una gran trinchera (Figs. 8-10). El ejem-plo más destacado y, sin duda excepcional,es la gran cava comenzada a abrir en elllano en 1931 cuyas escombreras son visi-bles desde todo el Zenete.

No hay restos de escombreras excepto lasya señaladas y las de la explotación de la lade-ra N llamada Cueva de los Ladrones. Proba-blemente, los escombros –pocos por el siste-ma de mineralización y extracción– y losescoriales fueran reaprovechados durante laépoca contemporánea. Es evidente que se hanido sucediendo diversos tipos de explotacióna lo largo de varios siglos hasta culminar conla gran cava a cielo abierto practicada al N delcastillo. Esta rompió parte de las explotacio-nes anteriores o bien las sepultó bajo sus enor-mes escombreras como ocurre en las laderasN y O.

Sin embargo, a pesar de estas transforma-ciones, es posible establecer una primera apro-ximación cronológica. Hemos dicho que la últi-ma fase corresponde a la gran explotación a

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cielo abierto. El auge de la minería del Zenetese produce a comienzos del siglo XX. El 5 deabril de 1884 se dio la primera concesión mine-ra de “La Oportunidad”, en la que se encuen-tra el cerro y que, en 1888, pasa a ser pro-piedad de Hubert Meersmans, un ciudadanobelga. A mediados de 1894, la prensa anunciala construcción de un ferrocarril minero por lacompañía francesa “Portman” y al año siguien-te se constituye la “Sociedad de las minas dehierro del Marquesado”. En los estatutos de lanueva sociedad se afirma que las minas esta-ban en explotación en ese momento pero sinduda su actividad debía ser modestísima. Elcapital con el que se contaba era insuficiente y,de hecho, dos años despues se arrendó laexplotación a la compañía francesa construc-tora del ferrocaril. Entre las clausulas fijadas enel contrato figura una especialmente interesantepara nuestro estudio: La extracción mínima ala que debían ceñirse los pagos a la compañíapropietaria se fijaba en 100.00 Tm anuales inclu-so aunque “durante uno o varios años” no sealcanzase ese umbral, excepto cuando “a jui-cio de peritos” tal producción no fuera factible“al nivel reconocido por los antiguos trabajosó sea á cincuenta metros por bajo de la llanu-ra”. También se establece “el libre goce de losterrenos necesarios para la explotación á cielodescubierto de las minas, en toda la extensiónde la colina de Alquife, situada por cima del nivelde la llanura, salvo en la partes edificadas”(COHEN, 1987: pp. 103-106). No obstante, el decre-to de expropiación no llegará hasta mediadosde 1899, fecha en la cual quedó también ter-minada la linea del ferrocarril. A pesar de esto,a fines del mismo año se rescindió el contratode arriendo mediante un acuerdo en el que seincluía la obligación de la compañía propieta-ria, Minas de hierro del Marquesado, de com-prar “todo el mineral extraido de la mina antesdel 15 de enero de 1900” y que en cualquiercaso no debía exceder de 40.00 Tm. Ese mismodía se firmó un nuevo contrato, esta vez deventa, con una sociedad de origen escocés conla que comenzará el verdadero despegue de laexplotación (COHEN, 1987: pp. 107-108). Comopodemos ver por el volumen de mineral, lostrabajos apenas si habían comenzado. Eso mismose deduce del informe de la nueva empresa en1900, donde se afirma que es “la agricultura el

único modo de vida que tienen las poblacio-nes enclavadas en el Marquesado que en unos10 kilómetros se encuentran...” y que “grannúmero de braceros hoy faltos de recursos tie-nen que salir a buscar trabajo en otras regio-nes” (COHEN, 1987: p. 109).

A partir de este momento, “The AlquifeMines” comenzará un programa intenso depropección y explotación del yacimiento. Losprimeros esfuerzos se encaminaron a comple-tar la prospección iniciada por la filial de “Port-man” mediante un amplio sistema de pozos ygalerías. La extracción se fue realizando median-te una actividad doble: por una parte a roza,en canteras que seguían los afloramientos ycuyas paredes podían llegar a alcanzar los 40m de altura. Este era el único sistema emple-ado para la extracción en 1907 junto con lasgalerías que partían de ellas. La identificaciónaquí de los trabajos contemporáneos es rela-tivamente sencilla por su tamaño y técnicas: lapresencia de huellas cilíndricas de martillos neu-máticos y de marcas en forma cónica de peque-ñas detonaciones de las cargas de explosivo.Además, las cavas grandes que extraen lasenormes masas de mineral completo necesi-tan dejar pilares y estribos de roca para suje-tar bóvedas y paredes. A partir de estas labo-res se realizan también galerías regulares,horizontales, con un carácter prospectivo perodesde de las cuales se explotan las vetas demineral hallado. Tres años más tarde, en 1910,ya funcionaba el pozo S. Pablo como explota-ción subterránea, lo que no supuso el aban-dono de las cavas sino que incluso se abrieronalgunas nuevas. Además de este pozo maes-tro se abrió otro más hasta el nivel de la capafreática a partir de los cuales se realizaba laextracción mediante dos sistemas: para la explo-tación en masas el de “camaras y pilares”, quepoco despues fue abandonado por el de “fran-jas horizontales con relleno” y para la explo-tación de formaciones pseudo-filonianas en“realces”, sin apenas entibación ni relleno (PAS-

TOR MENDIVIL, 1948: pp. 303-306).

Es en esta época, sobre todo con el uso dela polvora y de los medios mecánicos, cuandose produce una mayor transformación del cerro.No obstante, parece que buena parte de estas

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canteras ya existían con anterioridad. Así sedesprende del plano que en 1901 se realiza delas concesiones de la empresa escocesa en lacolina y sus inmediaciones 4. Aquí, un año des-pués de la compra de las minas, además de deta-llar los tajos en los que se está trabajando y laya compleja red de galerías abierta, se obser-van numerosas rozas de gran tamaño. Aún con-tando con que la empresa “Portman” hubieracomenzado las labores de extracción a cieloabierto tres años antes, su numero y su tama-ño son excesivos para una explotación tanbreve y en los comienzos del proceso de meca-nización. Pero, sobre todo, la mayoría de estascavas reciben un nombre, a veces incluso bas-tante significativo. Se denominan, por ejemplo,“Cueva de los Ladrones”, “del tío Torcuato”,“de la Cabeza”, “de las Longueras”, “de la Ceba-da o del Corral”, “del Castillo”, “de Nicolás”,“Bartolo”, “de los Almendros”, “de los Grajos”,“Calera”, etc. El que tengan nombres, y ade-más de estas características, significa que noson nuevas, y que podrían incluso referirse enalgún caso, como el de la “Cueva de las cincobocas”, a las antiguas explotaciones subterrá-neas. En muchas ocasiones pues, y como es nor-mal, las labores contemporáneas no hacen sinocontinuar y aprovechar las precedentes.

Estas parecen estar abandonadas práctica-mente en su totalidad a finales del siglo XIX,la actividad no es rentable sin una fuerte inver-sión de capital que, o bien transforme el mine-ral en la comarca o sea capaz de llevarlo al puer-to de Almería a precios competitivos. Ningunade las dos cosas suceden, y los nombres de lascuevas a los que nos acabamos de referir indi-can en muchos casos su abandono o cambiode uso. ¿Desde cuándo se produce esta situa-ción? P. Madoz, en 1845, dice en su “Diccio-nario” que la colina “se halla llena de minas de

hierro, de cuyo arte se estrae muchisimo”, peroen ningún momento ofrece dato alguno(MADOZ, 1845-1850: p. 33). También afirma queen el vecino pueblo de Jeres “hay una fab. (fábri-ca) de cobre y 2 de hierro, que entre ambasproducen por mitad 1.500 a. (arrobas), la unaque en el día corresponde á la casa de Osuna”y que allí mismo se explotan nuevas minas“ferruginosas con liga de plata” (MADOZ, 1845-

1850: pp. 222-223). El mineral se traía en granmedida o casi exclusivamente de Alquife, peroninguna de estas herrerías parece tener exce-siva entidad (GÓMEZ CRUZ, et alii, 1996).

En época moderna la explotación se orga-nizaba mediante el trabajo asalariado pero obli-gatorio de los vecinos de Alquife y Jeres queextraían y transportaban el mineral y fabrica-ban carbón. Conservamos un extracto de lamerced hecha a los marqueses de los “mine-ros descubiertos o que se descubriesen de oro,plata, estaño, cobre, hierro, alumbres e otros” 5.De 1518 es el primer contrato de arrenda-miento de las herrerías, propiedad del mar-qués, del que sólo se conserva un extracto. En1521 el arriendo se hace a Juan Tirador. En else estipula que “el hierro se habría de labrar ala manera de Vizcaya”. En 1552 hay otro con-trato por cuatro años. En 1685 las herrerías,propiedad de la Duquesa del Infantado, esta-ban arrendadas a Francisco Jil 6. También debí-an funcionar las de la cercana localidad deLugros en el que se fundían 40 quintales demineral en 1568 7 y de la que hay una Cartade Poder fechada en 1580 8. No existen refe-rencias sin embargo a los sistemas de extrac-ción del mineral alquifeño o a otros criaderosde hierros como los de Huéneja, Ferreira, Jérezo el propio Lugros. Tampoco sabemos si seguí-an funcionando en esta época las fundicionesde la ciudad de Guadix, de las que existe un

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4 Agradecemos la copia y la ayuda proporcionada por J. F. ZUBIAUR, geólogo de la Compañía Andaluza de Minas.

5 Archivo Histórico Nacional. Sec. Osuna, leg. 1895.

6 Pleito de Don Pedro Melchor de Miota Romero, con Francisco Jil, vecino de Xerez, arrendador de las herrerías de Xerez, propiedad de laDuquesa del Infantado, 1685. Arch. de la Real Chancillería de Granada, 512-2313-8, citado por BERTRAND, M. et al.: “Mines et...”,p. 191.

7 Archivo de la Chancillería de Granada. 216-D6.

8 Arch. de Protocolos Notariales de Guadix, sin ref. citado por ASENJO SEDANO, C.: Pueblos... p. 213.

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9 Archivo General de Simancas. Registro General del Sello. 1511, Junio, s.f.

10 Archivo de la Chancillería de Granada. 216-D6.

privilegio de 1511 concedido por la reina Juanaa Juan de Ordas, corregidor de Guadix, paraque extrajera todo el hierro que necesitarapara su herrería en Guadix, así de Alquife comode cualquier otro lugar del obispado, de rea-lengo o de señorío 9. De todas formas, la com-petencia del hierro vasco hará inviable la explo-tación a gran escala y la guerra y posteriorexpulsión de los moriscos en 1568 dejó elZenete prácticamente despoblado y con sueconomía gravemente diezmada. Este será unhecho que pesará como una losa sobre el desa-rrollo posterior de la comarca a lo largo de lossiglos XVII y XVIII (ARIAS ABELLÁN, 1984: pp. 37-

46). En el libro de Apeo de 1571 puede leer-se: “El lugar de Alquife está asentado en la faldade un cerro donde está un castillo caído (...).Habitado por 140 moriscos con 140 casas todasquebradas, caídas, sin techumbre, e inhabitablesy en día sin ningún vecino (...) Tiene Alquife unamina de donde se saca hierro para las herre-rías, la una de Jérez y, la otra, de Lubros” 10. Enel Apeo de La Calahorra (folio 3) se dice quela marquesa “tenía en la villa de Jérez unasherrerías que le rentaban entre 800 y 1000ducados anuales y para hacer el hierro teníalos montes y sus arbolados de los cuales losvecinos de Jérez y su barrio de Alcázar esta-ban obligados a trabajar en las herrerías y a ayu-dar a hacer el hierro por un moderado preciocuando trabajan, asimismo, estaban obligadosa ayudar a hacer carbón para las herrerías alprecio de 60 marravedíes por cada carga y lamena que es la materia de hierro se llevaba dela queba de la villa de Alquife, la cual eran obli-gados a la saca y llevar los vecinos de la dichavilla de Alquife y por 30 maravedíes cada cargapuesta en las dichas herrerías”.

La minería de época moderna está desca-pitalizada y es dependiente del marqués. Elhecho de que no haya sistemas de explotacióncomplejos antes de 1900 prueba que la mine-ría debe mantenerse a un nivel muy primario.También es cierto que el tipo de mineraliza-

ción y la topografía permiten, a través de téc-nicas simples, la explotación de grandes masasde mineral poco profundas o incluso superfi-ciales sin problemas de desagüe ni casi de enti-bación. Precisamente ahí radicó gran parte deléxito inicial de “Alquife Mines”. Es casi seguroincluso que ni siquiera se utilizara la pólvora ylos barrenos para la extracción –empleados enEuropa al menos desde el siglo XVII (PIERRE, 1993:

pp. 414-415)– hasta la llegada del sistema deexplotación plenamente capitalista con las com-pañías extranjeras. Pero si hemos dicho que elplano de 1901 y la toponimia de las “cuevas”nos permiten afirmar que existían con ante-rioridad, ¿cuándo comienza esta explotación acielo abierto? Si nos fijamos en la ladera Sur,donde se ubica la alquería medieval, no pare-ce probable la coexistencia de este sistema deexplotación con la presencia del poblamiento,parcialmente destruido por las cavas y susderrumbes.

Por otra parte, hemos documentado unlaboreo subterráneo en estrechas e irregularesgalerías y cámaras al que precede una peque-ña explotación superficial, en forma de trin-chera o no, pero que, en cualquier caso e inex-plicablemente, no llega a agotar las masas demineral aflorante en la superficie. La posibilidadde que se despreciara este mineral para bus-car otro tipo de mineralización distinta quedadescartada ya que toda esta constituida porgoethitas. Es por tanto una estrategia de explo-tación que no sabemos a que criterio respon-de: ¿por la proximidad del poblamiento?, ¿pordesconocimiento del tipo de mineralización?,¿por tradición minera en las explotaciones filo-nianas del pie de monte de Sierra Nevada? Unejemplo claro lo encontramos en la denomi-nada “Cueva de las cinco bocas” que en rea-lidad son varias explotaciones pequeñas conti-guas: tras un arañado superficial de la masa demineral aflorante se practica una galería estre-cha y una camara algo mayor, de unos dosmetros de altura. Toda ella esta llena de hue-

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llas trabajo con puntero de sección cuadradaque, ahora si, ha agotado el mineral subterrá-neo. Gran parte de la cámara está recubiertade una capa negra que no son restos de fuegopara el abatimiento del hierro, tanto por sutextura como porque recubre las trazas delpuntero que por tanto son anteriores. Se tratade una concreción de manganeso filtrado a tra-vés de los mármoles tras el laboreo de la minaque también rellena en parte las cavidades decalcita cristalizada donde ha llegado a precipi-tar a modo de pequeñas estalactitas. Es, portanto, una explotación antigua. Son este tipode explotaciones las que a nuestro juicio podrí-an ponerse en relación espacial con la exis-tencia de la alquería. Es posible que por razo-nes de seguridad, se optase por la explotaciónsubterránea tras ese arañado superficial delmineral aflorante. Solo cuando la alquería se bajeal llano, por debajo de la linea de rigidez mar-cada por la acequia e invadiendo parte de lastierras de regadío y cuando se rompa la anti-gua relación espacial entre el castillo y la pobla-ción, será posible comenzar, a instancias ahoradel marqués, la explotación a cielo abierto delas masas completas de mineral. Así sucedetambién en Italia, donde serán los Medici, afinal del s.XV y en el XVI, los que comenzaránen Toscana la extracción a cielo abierto, des-truyendo parte de las galerias antiguas peropracticando al mismo tiempo otras nuevas másprofundas (FRANCOVICH, sin fecha; pp. 35-38). Nosería de extrañar incluso una influencia en estemismo sentido por la estrecha relación del pri-mer marqués, constructor del renacentista e ita-lianizante castillo-palacio de La Calahorra conItalia.

Sea como fuere, muchas de estas laboressubterráneas están rotas por otras posterioresa cielo abierto o también subterráneas, siem-pre de mayores dimensiones, que dejan gale-rías y cámaras colgadas en sus paredes, corni-sas y bóvedas. Por las razones que hemos dichode proximidad a la alquería y la presencia deotro tipo de explotación bajo tierra que dejaparte del mineral en superficie sin extraer pen-samos que la minería a cielo abierto, más alláde un arañado superficial o una trinchera peque-ña debe corresponder a la época moderna, talvez con la cesión de los criaderos al marqués

en 1526. Esto, sin embargo, no tiene porquésuponer una intensificación de la explotaciónya que, aunque la organización del trabajo nofuera la misma bajo el señorío que en épocanazarí, la orientación agrícola de la economíava a seguir persistiendo. Tampoco tiene por-qué suponer un abandono de las labores sub-terráneas que parecen continuar con la mismatécnica siguiendo el filón de forma irregular yutilizando la maza y el puntero cuyas huellasson visibles a lo largo de numerosas explota-ciones de este tipo. Por estos motivos nos esimposible por ahora, y ante la falta de docu-mentación escrita, una distinción más allá de loexpuesto hasta el momento.

Ya hemos visto también algunos aspectos dela explotación andalusí y la problemática enrelación a la transformación del mineral. Lasminas podrían ser propiedad de los reyesnazaríes. Así se desprende de las fatwas –dic-támenes jurídicos– recopiladas por al-WanSa-risi a finales del siglo XV. Afirma que las minasse otorgan como concesión y que no puedenser constituidas como habiz ya que no formanparte de la herencia del beneficiario, sino quea su muerte son concedidas a otra persona(LAGARDÉRE, 1995: p. 220). En este caso la con-cesión llevaría aparejado un arriendo por elusufructo de la explotación (LAGARDÉRE, 1995:

p. 332). Sin embargo, también se da el caso deque un particular pueda ser propietario de unamina o, en los casos que recoge al-WanSarisi,de una parte de ella junto con otros muchossocios (LAGARDÉRE, 1995: pp. 358 y 415). En Alqui-fe, por la relación entre las explotaciones y elcastillo, no sólo de proximidad, sino tambiénpor la presencia de mineral y escorias en suobra –especialmente como decoración–, pen-samos que las minas deberían pertenecer a losmonarcas. No es de extrañar también si tene-mos en cuentra el nivel de centralización alcan-zado por los nazaríes y la gran cantidad de pro-piedades que estos parecen tener en el Zenete(GONZÁLEZ PALENCIA, 1940). El hecho de quelas minas se encuentren tan cercanas al casti-llo debe responder a la necesidad de un con-trol directo de la producción, aunque no fueraeste el único factor a la hora del estableci-miento de la alquería y el castillo. Este controllo ejercería el alcaide como representante del

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11 Ar.Ch.Gr. 506-1070-4, cita de ESPINAR MORENO, M. et al.: El marquesado del Cenete..., pp.160-162.

12 Ver nota 1.

estado. Ahora bien, no podemos saber si laexplotación se realizaba a través de un arrien-do o no, ni la forma de organizar el trabajo ola capacidad productiva, tanto extractiva comometalúrgica, hasta la realización de un estudiomucho más detallado que incluya la excavaciónsistemática del yacimiento. De todas formas eltrabajo de los campesinos debía ser estacionalo esporádico, como complemento de la acti-vidad agrícola y no de forma especializada. Esposible que hubiera alguna persona con dedi-cación exclusiva, pero la opción por el sistemade agricultura intensiva y el mantenimiento delmismo hace incompatible su existencia con unaespecialización minera. En 1550, el campo y elsecano, que no eran propiedad privada, sonobjeto de fiscalización por los marqueses soloindirectamente a través de un impuesto quegrava la posesión de un animal de labranza lla-mado “renta del campo”. Esta se unía a la gabe-la, impuesta desde 1515 y llamada “pan delcampo”, repartida localmente y expresión delvolumen de tierras roturadas que los campe-sinos aprovechaban 11. De ella nos es posiblededucir que el aprovechamiento no era facil-mente controlable por lo que el impuesto seestablecía por municipios y que no en todoslos pueblos tiene la misma importancia, inclu-so en Alquife no se recoge porque apenas sise explota el campo (MARTIN CIVANTOS, en pren-

sa). El hecho de que no se trabajen apenas lastierras fuera del regadío indica que ese tiem-po y fuerza de trabajo son aprovechados en laexplotación minera, sin duda más rentable quelos secanos. Sin embargo, desconocemos comose organizaba el trabajo que, como en épocamoderna, debía ser asalariado, pero difícilmen-te obligatorio.

En cualquier caso esto no supone que laminería y siderurgia del hierro no gozaran deimportancia. Es una actividad económica estra-tégica, no solo para el propio desarrollo de laagricultura, sino también de cara a la situaciónde guerra con Castilla a partir del siglo XI. Eneste sentido, el hierro es un sector de altísimo

interés, cuya producción es necesario estimu-lar y controlar para garantizar el abastecimien-to. El transporte de parte del hierro a la ciu-dad de Guadix, con el consiguiente esfuerzo dellevar el mineral y el carbón, podría respondera una estrategia de mayor control o de incen-tivación a través de las exenciones tributarias 12,pero en cualquier caso, responde a ese empe-ño por su producción. Son necesariamentemuchos los interrogantes que, como dijimosantes, quedan sin resolver a la espera de pro-ximas investigaciones. Aquí hemos planteadoalgunos de ellos, pero sin duda se hace nece-sario un estudio sistemático, que por supues-to incluya la excavación del yacimiento y el aná-lisis de las zonas de explotación y transformacióndel mineral.

BIBLIOGRAFÍA

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Fig. 4. Detalle de las torres.

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Tapial de cal y cantos

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Fig. 5. Torre E. Detalle de la construcción en cal y cantos.

Fig. 6. Torre NO en primer plano y TN1 en segundo.

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Fig. 7. Torre TN1. Detalle de la reparación(esquina inferior izquierda) y de la decoracióncon escorias.

Fig. 8. Torre SO y explotación a cieloabierto que rompe las antiguas minas.

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Fig. 9. Minas de la ladera S.

Fig. 10. Minas de la ladera NE. Las explotaciones a cielo abierto rompen las galerías antiguas de formas irregulares que quedan colgadas en el perfil.