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560 orden. Una comprensión del principio de caridad que quizás reduzca a la nada o a la trivialidad las tesis indeter- ministas quineanas que, no obstante, Davidson dice asumir. También se le ha preguntado a Qui- ne más de una vez si su concepción indeterminista de la traducción no vie- ne a decir a la postre sino que la con- ducta lingüística de un hablante siem- pre puede explicarse por una multipli- cidad de diferentes teorías lingüísticas, de modo que no vendría a ser, aplica- da al campo de la lingüística, sino el equivalente de la tesis epistemológica general, igualmente asumida por Qui- ne, de la infradeterminación empírica de las teorías. Quine ha negado esta interpretación de su pensamiento afir- mando que no hay hechos materiales con respecto a los que la traducción resulte indeterminada, a diferencia de lo que suponemos que ocurre en el caso de las teorías científicas empíri- cas. Lo cual, lejos de inmunizar sus puntos de vista, posiblemente no haga sino presentar un flanco por el que estos resultarían especialmente vulne- rables, y es que su concepción indeter- minista de la traducción parece ahora ligada en su suerte a una filosofía de la psicología tan discutida como la del conductismo, o a una tesis ontológica general tan discutible como es el fisi- calismo. ACERO, J. J. y CALVO, T. (eds.), Actas del Simposhtm Internacional sobre el pensamiento filosófico de W. v. O. Qui- ne, Servicio de Publicaciones de la Uni- versidad de Granada, 1987; BARRETT, B. G. y GIBSON, R. (eds.), Perspectives on Qttine, Oxford, Blackwell, 1990; DAVID- SON, D., De la verdad y de la interpreta- . ción, Barcelona, Gedisa, 1990; DAVID- SON, D. y HINTIKKA, J. (eds.), \Vords and Objections, Dordrecht, Reidel, 1969; QUINE, W. v. O., Palabra y objeto, Bar- celona, Labor, 1968; QUINE, W. v. O, La búsqueda de la verdad, Barcelona, tica, 1992. Nicolás Sánchez Durá Vicente Sanfélix Transcendental El término «transcendental» lo usó filosofía escolástica para designar un · tipo de predicados del ente. En gene -:: ./\ ral, los predicados acotan la referencia ·.· ·· ·.· del sujeto-ente atribuyéndole una pro:- . \( piedad que posee una parte (un subS< conjunto) del total de la extensión del sujeto y no el resto; p.e., «animal» un predicado que poseen un tipo · de Pero hay un tipo de predicados convienen a toda la extensión del sU. 2 jeto-ente, es decir, que cumplen todo.s ª los entes: a estos predicados la filosdD' fía escolástica les llamó «transcenden- ,., tales». · .. . ·· ·• :>Dl'0 Son predicados que no acotan el ámbito del sujeto, sino que son tesivos con él. Por esta razón están encima (o más allá) de los supremos, ya que estas, las categorfas,<i 0J dividen diversos tipos de entes, míen- ; tras que los predicados que mos no subdividen la universal refe- ''" rencia del ente. Así pues, los géneros supremos y quizá por ésa ' 1 razón se les llamó transcendentales/Ya :0 Aristóteles había afirmado que « lo· es, en tanto que algo que es, posee ciertas propiedades, y estas son Has cuya verdad corresponde al filóso- 0 fo examinar» (Met.,. IV, 1004b), y ha querido ver en este texto una fbr: ''! mulación de las propiedades dentales, que además objeto de estudio de la filosofía. ·. .. . . Los cinco transcendentales son res (cosa), unüm (uno), verum (ver-

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orden. Una comprensión del principio de caridad que quizás reduzca a la nada o a la trivialidad las tesis indeter­ministas quineanas que, no obstante, Davidson dice asumir.

También se le ha preguntado a Qui­ne más de una vez si su concepción indeterminista de la traducción no vie­ne a decir a la postre sino que la con­ducta lingüística de un hablante siem­pre puede explicarse por una multipli­cidad de diferentes teorías lingüísticas, de modo que no vendría a ser, aplica­da al campo de la lingüística, sino el equivalente de la tesis epistemológica general, igualmente asumida por Qui­ne, de la infradeterminación empírica de las teorías. Quine ha negado esta interpretación de su pensamiento afir­mando que no hay hechos materiales con respecto a los que la traducción resulte indeterminada, a diferencia de lo que suponemos que ocurre en el caso de las teorías científicas empíri­cas. Lo cual, lejos de inmunizar sus puntos de vista, posiblemente no haga sino presentar un flanco por el que estos resultarían especialmente vulne­rables, y es que su concepción indeter­minista de la traducción parece ahora ligada en su suerte a una filosofía de la psicología tan discutida como la del conductismo, o a una tesis ontológica general tan discutible como es el fisi­calismo.

ACERO, J. J. y CALVO, T. (eds.), Actas del Simposhtm Internacional sobre el pensamiento filosófico de W. v. O. Qui­ne, Servicio de Publicaciones de la Uni­versidad de Granada, 1987; BARRETT, B. G. y GIBSON, R. (eds.), Perspectives on Qttine, Oxford, Blackwell, 1990; DAVID­SON, D., De la verdad y de la interpreta- . ción, Barcelona, Gedisa, 1990; DAVID­SON, D. y HINTIKKA, J. (eds.), \Vords and Objections, Dordrecht, Reidel, 1969; QUINE, W. v. O., Palabra y objeto, Bar­celona, Labor, 1968; QUINE, W. v. O,

La búsqueda de la verdad, Barcelona, tica, 1992.

Nicolás Sánchez Durá Vicente Sanfélix Vidart~

Transcendental

El término «transcendental» lo usó filosofía escolástica para designar un .··· tipo de predicados del ente. En gene-:: ./\ ral, los predicados acotan la referencia ·.··· ·.·· del sujeto-ente atribuyéndole una pro:-. \( piedad que posee una parte (un subS< conjunto) del total de la extensión del sujeto y no el resto; p.e., «animal» un predicado que poseen un tipo ·de

:~~:al~l~s n;~etr~:{~~~:ceeg:t:tes:e;:~~ ;~ Pero hay un tipo de predicados qu~ convienen a toda la extensión del sU.2 : ¡~ jeto-ente, es decir, que cumplen todo.s ª los entes: a estos predicados la filosdD' :~f fía escolástica les llamó «transcenden- ,., tales». · ... ···• :>Dl'0

Son predicados que no acotan el ~ ámbito del sujeto, sino que son coe~~ i1~ tesivos con él. Por esta razón están pcir>:~ encima (o más allá) de los géner?~t·'~ supremos, ya que estas, las categorfas,<i0J dividen diversos tipos de entes, míen- ; tras que los predicados que considel'.~~ ·j~ mos no subdividen la universal refe- ''" rencia del ente. Así pues, «trasciende1'1~~/ 'B los géneros supremos y quizá por ésa '1

razón se les llamó transcendentales/Ya :0

Aristóteles había afirmado que «lo· qÜé"l!~ es, en tanto que algo que es, posee .~ ciertas propiedades, y estas son aC}ú~~;[~ Has cuya verdad corresponde al filóso- 0

fo examinar» (Met.,. IV, 1004b), y ~~<\·'· ha querido ver en este texto una fbr:''! mulación de las propiedades transc~g~ ,::; dentales, que además constituiríarl'~ objeto de estudio de la filosofía. ·. .. . ..

Los cinco transcendentales clásic:OsD~l son res (cosa), unüm (uno), verum (ver-

TRANSCENDENTAL

dadero), bonum (bueno) y aliquid (algo). Algún otro transcendental se ha pretendido incluir a lo largo de la his­toria (como el pulchrum, bello), pero no vamos a entrar en ello. Todas estas propiedades del ente en tanto que son coextensivas gozan de la misma gene­ralidad que el concepto de «ente» que, como es sabido es el más general de todos los conceptos ya que de todo se puede decir que es ente, en consecuen­cia de todo se puede decir también que es verdadero, bueno , etc. Esta doctrina se formulaba con el dictum clásico «e ns, unum, bonum, verum ... convertuntur».

De todos los transcendentales que hemos enumerado el más relevante desde el punto de vista epistemológi­co es sin duda el vemm (así como el bonum lo será desde el punto de vista ético), ya que considerar ,el predicado «verdadero» como un predicado de todo lo que es implica tanto un espe­cial concepto de verdad como del fun­damento de la verdad.

Por lo que respecta al concepto de «verdad», si se parte de la definición clásica que la concibe como «adaequa­tio rei et intellectus», decir que el ser es verdadero quiere decir que el ser (todo lo que es) es «adecuado» a un entendimiento y ese entendimiento ha de ser necesariamente el entendimien­to divino: todo lo que es es adecuado a la idea en la mente divina. A su vez, esta característica universal del ser deviene fundamento de verdad (fun­damentum veritatis) y hace posible que el entendimiento humano pueda for­mular juicios verdaderos ya que es propiedad de los entes el ser dado~ a la verdad.

En el pensamiento moderno el tér­mino «transcendental» está directa­mente vinculado con la filosofía kan­tiana a la que el propio Kant denomi~ nó «filosofía transcendental». Este uso

del término poco o nada tiene que ver con la doctrina medieval a la que an­tes nos hemos referido (aunque Kant se ocupó de dicha doctrina, dándole una peculiar interpretación, en KrV, B 113-117): Kant no se sitúa en el reino de las propiedades del ente, sino en el ámbito de las condiciones de posibili­dad del conocimiento objetivo, pre­guntándose por su fundamento (su constitución), estructura y límites.

Para entender el significado de «transcendental» en su uso kantiano hay que distinguir dos tipos de cono­cimiento: por un lado, el conocimien­to propiamente dicho o conocimiento de objetos y, por otro, el conocimien­to transcendental. El primero tiene su origen en la experiencia y se refiere siempre a objetos que se nos dan en la experiencia tanto externa -los objetos del mundo físico- como interna -las afecciones del yo o estados de con­ciencia-; solo este tipo constituye co­nocimiento objetivo. A mi juicio, tam­bién puede incluirse aquí el conoci­miento matemático como un conoci­miento de objetos no dados a través de los sentidos, sino construidos por la imaginación transcendental y el en­tendimiento desde la espacialidad y temporalidad a priori; de ser esto así, este tipo de conocimiento de objetos no seria empírico sino a priori.

El segundo de los tipos menciona­dos, el transcendental, es de más difí­cil conceptualización. La mejor mane­ra de precisarlo es acudir a textos del propio Kant: «Llamo transcendental todo conocimiento que se ocupa no tanto de los objetos, cuanto de nues­tro modo de conocerlos, en cuanto. que tal modo ha de ser posible a prioi ri. Un sistema de semejantes concep-.\ tos se llamaría filosofía transcenden+ tal» (KrV, B 25). Y unas páginas rila~ ' adelante añade: «Haré ahora una Ob12

servación que debe tenerse present~,;~~~: •X:,,I@

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cuya influencia se extiende a todas las consideraciones que siguen: no todo conocimiento a priori debe llamarse transcendental (lo que equivale a la ·posibilidad del conocimiento o al uso de este a priori), sino solo aquel me­diante el cual conocemos que determi­nadas representaciones (intuiciones o conceptos) son posibles o son emplea­das puramente a priori y cómo lo son» (KrV, A 56, B 80) .

Según el primero de los textos el término «transcendental» califica aquel tipo de conocimiento que versa sobre el modo o manera (la forma) que tene­mos de conocer los objetos, en tanto que se trate de una manera o forma a priori. Así, p.e., el conocimiento de los mecanismos psico-fisiológicos del co­nocimiento de objetos del mundo ex­terno (los mecanismos de la percepción sensorial, o las leyes psicológicas aso­ciacionistas que formuló Hume, etc.) no constituyen conocimiento transcen­dental. El problema central consiste en dilucidar qué quiere decir «nuestro modo de conocer los objetos [ ... ] en tanto que a priori», y esto lo especifica Kant afirmando que si bien es verdad que todo nuestro conocimiento co­mienza con la experiencia, no todo procede de ella. Hay «elementos» («con­tenidos formales», si se quiere) del co­nocimiento de objetos que no los apor­ta la sensibilidad sino el entendimiento mismo, ya que el entendimiento tiene sus propias reglas de conocer, que son las reglas mediante las cuales el enten­dimiento humano puede convertir una formulación subjetiva de juicios (los lla­mados por Kant, en los Prolegómenos, «juicios de percepción») en una formu­lación objetiva (los juicios llamados «de experiencia»).

El resultado de la experiencia sen­sorial, sea del sentido externo como del sentido interno, se podría formu­lar, más o menos, así: «Cuando el sol

TRANSCENDENTA

toca la piedra, esta se calienta», el ejemplo es del propio Kant (Prolegó- ) menos, § 20, nota). Otros ejemplos < más intuitivos podrían ser del siguien2\ te tenor: «el vino me produce una sen- :; sación agradable», «noto que la habi-:-.· tación está caliente» ... : estos juicios ha- / cen referencia a sensaciones respecto < del mundo exterior, y tienen validez .. ::: meramente subjetiva, para el sujetó<!; que las percibe. El primer ejemplo, <

aunque parezca que se trate de l1P.} ii: juicio objetivo, sin embargo, corrió >;~ advierte Kant, no tiene más fundamen- •j to que el haber experimentado es.ª ·\l observación. Para que haya objetivii<J1' dad, el juicio ha de adquirir la forma- ·· lidad de referirse a un evento del mundo. de forma que ese referirse s~~· universalmente válido, y eso acontece en una formulación como «el soLqa lienta la piedra», La primera, que e fruto de las impresiones sensoriales se convierte en esta segunda media1tf una función del entendimiento qu consiste en enlazar las percepciones según el concepto de «causa»,

En los juicios de percepción en lace entre percepciones se efectúa so bre la base de la conciencia percipieff te que las percibe simultánea o sucesi vamente; mientras que en el juid() ~ experiencia el enlace se fundamenta > una «forma » universal que tiene el entendimiento humano de conóce17J, ~ realidad. A esa autoconciencia delért'" tendimiento humano es a la que Kant_ llamó «apercepción transcendentah~. P «yo transcendental». .. . . ·

Después de lo dicho puede enten derse el significado de la defini<;i9 kantiana de «transcendental» comO\<f manera de conocer objetos en fant que esta es posible a priori». Pero . f!J .~e gundo de los textos anteriormente cita dos advierte que no todo conocimient a priori es transcendental. En efecto;Jo juicios matemáticos, como es sabido1

TRANSCENDENTAL

son para Kant juicios sintéticos a priori. Sin embargo, no constituyen conoci­miento transcendental, ya que estos juicios a priori no se refieren a la mane­ra de conocer objetos, sino que consti­tuyen una ciencia en sí mismos, la lla­mada matemática o, si se prefiere, la aritmética y la geometría. El conoci­miento de las estructuras transcenden­tales del conocer (conocimiento al que Kant llama «transcendental») «es aquel mediante el cual conocemos que deter­minadas representaciones (intuiciones o conceptos) son posibles o son aplica­das puramente a priori y cómo lo son». Así evidentemente la matemática no es un conocimiento transcendental, pero saber que la síntesis geométrica tiene su base en la aprioridad del espacio sí que constituye un conocimiento transcen­dental; igualmente, los juicios de la fí­sica son empíricos, pero saber que la condición de posibilidad de su valor objetivo, como «juicios de experien­cia», radica en las estructuras transcen­dentales del entendimiento (el concep­to de «causa», p.e.) sí que es conoci­miento transcendental. Por ello Kant llama «filosofía transcendental» .al sis­tema de conceptos a priori que hacen posible el conocimiento objetivo.

A partir de Kant, el concepto de transcendental se ha convertido en moneda corriente, aunque se · 10 use en sentidos diversos. A Husserl, p.e., la lógica transcendental le sirve como vía para desembarazarse del psicolo­gismo de la subjetividad de cada uno y abrir la universalidad de la conciencia como única vía para fundamentar las ciencias y constituir la ciencia última que es la tarea de la filosofía: « [ ... ] solo una lógica transcendental puede ser una teoría última de la ciencia; teoría de las normas y principios de todas las ciencias, que sea la última, la más profunda y la más universal» (Husserl, 1962, 19), y esa lógica trans-

cendental da lugar a una subjeJivi~a .\. transcendental que como conciencia >\ constituyente fundamenta el mundo · . constituido al que pertenece el entra­mado de subjetividades de los indivi­duos que forman parte de él. Aunque sea distinto el modo en que Husserl concibe ese proceso constituyente, el término «transcendental» conserva en Husserl algunas dimensiones del senti-do kantiano, pese a introducir Husserl un concepto de mundo ajeno al pen­samiento kantiano.

La teoría psicologista del conoci­miento tiene para Husserl un «sentido justo» cuando se comprende el cono­cimiento como función de la vida aní­mica del hombre, pero «se convierte en un contrasentido cuando se le con­fieren tareas transcendentales», es de­cir, tareas de fundamentación y cons­titución de un mundo lleno de datos, de contenidos de conciencias.

Recientemente, en los últimos vein­te o veinticinco años la noción de «transcendental» vuelve a adquirir re­lieve en los estudios epistemológicos sobre los llamados «argumentos trans­cendentales». La epistemología de la segunda mitad del siglo XX se da cuen­ta de que la reconstrucción de los es­quemas conceptuales que empleamos no aporta suficiente justificación epis­témica a nuestras creencias sobre el mundo; por otra parte, la naturaliza­ción de la epistemología no resiste el embate escéptico ni el vicio circular, y en consecuencia algunos epistemólo­gos propugnan volver a la noción kan­tiana de «argumentos transcendenta­les» para mostrar que ciertos esque­mas conceptuales tienen prioridad y constituyen una condición necesaria para hablar de «conocimiento», de «experiencia» ... En definitiva, se trata de volver a argumentar sobre las «con­diciones de posibilidad» del conoci­miento, lo que constituye el hilo argu-

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mentativo fundamental de la episte­mología kantiana. La filosofía analíti­ca clásica trató de argumentar lógica­mente para clarificar y fundamentar el conocimiento científico y rechazó todo contenido a priori, reduciendo el a priori a la analiticidad formal de la lógica. El naturalismo que se ha desa­rrollado a partir de las propuestas de Quine no resuelve los problemas del relativismo y la circularidad. La vuelta a los argumentos transcendentales im­plica la formulación de algún «Concep­to» de ciencia invariante a lo largo de la historia. Se trata de ensayar si por

TRANSCENDENT

esta vía puede fundamentarse la matividad epistemológica, que sería una normatividad transcendental.

CABRERA, l. (ed.), Argumentos dentales, UNAM, México, 1998; P., HORTSTMANN, R.-P. y Transcendental Arguments and Dordrecht, Reidel, 1979; Lógica formal y lógica México, UNAM, 1962; PHILLIPS, Modern thomistic Philosophy, Burns & Dates.

Josep LI. Blasco

Compendio de epistemología

Edición a cargo de Jacobo Muñoz y Julián Velarde

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E D I T O R A L T R O

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D.Áoc!;;-522' L . A Al>q4~ '1

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COLECCIÓN ESTRUCTURAS Y PROCESOS Serie Fllosofio

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© Ediloriol Trolla, S.A., 2000 Sogosto, 33. 28004 Madrid

Teléfono: 91 593 90 40 Fax: 91 593 91 11

E·moil: [email protected] hllp://www.trollo.es

© Jocobo Muñoz y Julián Velorde, 2000

© De los autores, poro sus colaboraciones, 2000

Diseño Joaquín Gallego

ISBN: 84-8164-327-0 Depósito Legal: P-282/2000

Impresión Simancos Ediciones, S.A.

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CONTENIDO

Prefacio. ... ... ....... ... .. .. .............. .. .. ................................... .......... .. ....... 9 Abreviaturas ............ ......................... .. ......... ... ... ... .... ...... ... .. ..... .... ... .. 11

COMPENDIO........ .. ..................... .. ... ... .. ..... ...... .. ..... ...... ..... .. ... ....... 13

Nota biográfica de los colaboradores..... .. ............... .. ................... ....... 595 Índice general de conceptos .. .. .... .. ............... .. .. ................................ .. 607 Índice de autores y conceptos .... .. .. .............. .. ......... ~............. .. ........... 613 Índice analítico. .... ............. ... ....... ... .. ............................... ........... ...... 617 Índice de autores citados ..... .. .......... ....... ... ........................................ 627

ÍNDICE DE AUTORES Y CONCEPTOS

Andoni Alonso Puelles: Sentido común o conocimiento ordinario Juan Ramón Álvarez: Dilema, Falacia, Juicio, Logicismo, Paradoja, Prueba,

Silogismo Ángel Álvarez G6mez: Abstracción, Anamnesis, Cogito, Incorregibilidad,

Indubitabilidad Eva Álvarez Martino: Ignorancia, Irracionalismo Juan Arana Cañedo-Argüe/les: A priori / a posteriori, Apodíctico, Aporía,

Concepto ]osé Luis Arce Carrascoso: Evidencia, Inmediatez, Justificación Luis Arenas L/opis: Certeza, Infalibilidad, Relativismo, Subjetivismo-

objetivismo, Sujeto-objeto Ignacio Ayestarán Uriz: Naturalismo Cipriano Barrio Alonso: Hipótesis, Teoría julio Bayón Cerddn: Innatismo Fina Birulés Bertrán: Ilusión, Imaginación, Memoria Carlos Javier Blanco Martín: Cognitivismo, Conexionismo, Constructivismo ]osep Ll. Blasco Estellés: Empirismo, Racionalismo, Realismo, Transcendental Fernando Broncano Rodríguez: Enunciados protocolares, Formalismo, Validez,

Verificación Tomás Calvo Martínez: Ataraxia, Pirronismo, Platonismo / neoplatonismo Camilo ]. Cela Conde: Epistemología evolutiva, Epistemología naturalizada Pedro Chacón: Consciencia Román G. · Cuartango: Historicismo Antoni Defez Martín: Cartesianismo, Coherentismo, Corroboración, Dogma -

dogmatismo, Fe / fideísmo, Virtudes epistémicas José A. Díez Calzada: Estructuralismo Javier Echeverrfa: Axiologfa de la ciencia, Explicación científica Ángel Manuel Faerna García-Bermejo: Pragmatismo Manuel Fernández Lorenzo: Contexto, Fundamentalismo, Fundamento,

Gnosticismo, Positivismo

614 INDICE DE AUTORES Y CONCEPTOS

juan B. Fuentes Ortega: Antropológico, Biológico (El conocimiento como hecho biológico), Mundo externo, problema del

Alfonso García Suárez: Lenguaje privado, argumento del; Otras mentes, Solipsismo

Manuel García-Carpintero: Información, Pensamiento Marta l. González García: Conductismo, Irtteligencia, Sensación / percepción Carmen Gonzdlez del Tejo: Comprensión, Nomotético / idiográfico,

Perspecti vismo Tobies Grima/tos Mascarás: Autoevidencia, Gettier, problema de ]osé Luis Guijarro Morales: Cognición Ignacio Izuzquiza Otero: Diálogo, Esencialismo, Inmanente/transcendente,

Necesario / contingente Manuel ]iménez: Acción comunicativa / Acción instrumental María Isabel Lafuente Guantes: Fenomenalismo, Fenómeno, Fenomenología,

Nóesis / Nóema Pablo López Álvarez: Dialéctica, Sociología del conocimiento José Antonio López Cerezo: Ciencia, Infradeterminación (de las teorías),

Observación, carácter teórico de la · Antonio M. López Malina: Autorreflexión, Ciencias de la natur~leza /ciencias

del espíritu, Intereses (del conocimiento), Reflexión Ignacio Loy Madera: Aprendizaje, Disposición, Estímulo , , . José Luis Lujdn López: Reconstrucción racional, Reducción / Reduccionismo Manuel Medina Gómez: Técnica . . Mary Sol de Mora Charles: Bayesianismo, Probabilidad Carlos J. Moya Bspí: Autoconocimiento, Autoconsciencia, Intencionalidad,

MeI].te, Razones / caus.as, Representación Eugenio Moya: Objetividad, Verosimilitud ]acobo Muñoz: Conocimiento / saber, Creencia, Ética creencia!~ Ideología,

Opinión, Razón / racionalidad ]osé Luis Pardo: Cuerpo, Signo, Símbolo María del Carmen Paredes Martín: Analogía, Intuición Concepción Paredes O.lay: Aprendizaje, Disposición, Estímulo Eulalia Pérez Sedeño: Ciencia / Género, Convencionalismo, Metáfora Ángeles]. Perona: Epistemología feminista, Falibilismo, Falsación, Holismo jorge Rodríguez Marqueze: Externismo / internismo, Proposición Nicolás Sánchez Durá: Interpretación, Traducción. Indeterminación de la

traducción ]osé Carlos Sánche~ González: Aprendizaje, Disposición, Estímulo Vicente Sanfélix Vidarte: Datos sensibles (Sepse-data), Iden.tidad / .identidad

personal, Interpretación, .Traducción. Indeterminación de la traducción Sergio Sevilla Segura: Prax.is · Josefa Toribio Mateas: Semántica, Semiótica Nicanor Urstta Lezaun: Epistemología teórico-informacional Luis MI. Valdés Villanueva: Criterio / canon, Definición

INDICE DE AUTORES Y CONCEPTOS

Luis Vega Reñón: Abducción, Argumentación /Argumento, Axioma¡ Axiomatización, Deducción, Inducción, Inferencia, Inferencia de la mejor explicación, Postulado, Razonamiento, Regreso al infinito (argumento del)

Serafín Vegas Gonzdlez: Entendimiento

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fttlidn Ve/arde Lonibraña: Agnosticismo, Análisis / Síntesis. Analítico / Sintético, Apercepción, Difuso (teoría de lo), Epistemología, Error, Experiencia, Falsedad, Función, Idea, Límites del conocimiento humano, Método / Metodología, Posibilidad (teoría de la), Sistema / modelo, Sistemas expertos, Verdad

Stella Villarmea Reqttejo: Escepticismo