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v!

Al trasluz de la ayahuascaAntropologia cognitiva, oniromancia y consciencias alternativas

Josep Ma FericQlocroi

Ediciones Abya - Yala 1998

AL TRASLUZ DE LA AYAHUASCAJosef) Mg Ferigla I a. Edicin en Espaa: la.Edicin en Ecuador: Los Libros de la Liebre de Marzo, S. L. Ediciones A B Y A - Y A L A 12 de Octubre 14-30 y W i l s o n Casilla: 17-12-719 Telfono: 562 633 - 506 247 Fax: (593-2) 506 255 E-mail: [email protected]. [email protected] [email protected] Quito-Ecuador Autoedlctn: Abya- Yala Editing Quito - Ecuador Docutech Quito Ecuador 9978-04-426-4

Impresin:

ISBN:

Impreso en Quito-Ecuador, 1998 I 997 Josep M> Ferigla

Me complace dedicar este libro a todas aquellas personas con las que lucho codo a codo para dejar constancia de que hay mltiples miradas viables sobre las realidades de nuestro mundo, y que tambin hay una posibilidad de aproximacin cientfica a ello. Se lo dedico tanto si se trata de amigos leales como de desconocidos lejanos. Aceptar tal multiplicidad complementaria de realidades es donde parece residir el nico camino hacia la comprensin, la paz y la evolucin armnica como especie. Sin ello, estamos condenados a la esclavitud mecanizada, a la uniformizacin y a la desaparicin Ni la fantasa sin trabajo, ni el esfuerzo :in imaginacin conducen a ninguna parte.

]. M. F.

NDICE GENERAL

Agradecimientos 1. Sobre el tema y la forma 2. Etnografia y efectos de la ayahuasca I Etnografa de la ayahuasca II Efectos del entegeno Ilustraciones 3. Oniromancia y sentido de los sueos entre los shuar I El contexto del discernimiento II Terminologa shuar referida a la interpretacin de los sueos, y tipologa del analista III Literalidad de los sueos y oposicin simblica IV La importancia de los Grandes Sueos 4. Etnopsiquiatra y entegenos I Estadstica y datos etnopsiquitricos II Registros de EEG bajo el efecto de la ayahuasca III El orden cultural sistmico Ilustraciones 5. Cultura, teora y aplicaciones de la imaginera generada por la ayahuasca I Teora cognitiva general II Entre Apolo y Dionisos, pasando por Orfeo y Marsias Ilustraciones 6. Picha etnogrfica de la etnia Shuar I Datos de etnografa general II Notas sobre el proceso adaptativo shuar, a final del siglo XX Bibliografa citada

15 17 27 27 32 42 43 43 49 64 70 81 83 99 107 110

111 111 122 126 127 129 137 147

NDICE DE GRFICOS E ILUSTRACIONES

Algunos Componentes de la ayahuasca Figura del Jurijri Edades de la muestra Sexo de la muestra Consumo de Brugmansia Consumo de Brugmansia en relacin al sexo

42 74 85 85 86 86 88 89

Consumo de ayahuasca en relacin al sexo en relacin a la edad

Consumo de ayahuasca en relacin a la edad Anlisis multifactorial de algunos elementos significativos del mundo shuar, incluyendo el consumo de entegenos Consumo de ayahuasca en relacin a las respuestas afirmativas al SRQ Consumo femenino de ayahuasca en relacin a las respuestas al SRQ Consumo masculino de ayahuasca en relacin a las respuestas al SRQ EEG bajo los efectos de la ayahuasca Diversas ilustraciones del mundo shuar Diversas imgenes de shuar Ubicacin tnica actual de los shuar y achuara

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95 98 98 102 110 126 131

AGRADECIMIENTOS

En primer lugar, quiero manifestar mi agradecimiento al amigo y colaborador Dr. Joan Obiols, psiquiatra senior del Hospital Clnico de Barcelona y profesor de la Universitt de Barcelona. Nunca olvidar las noches compartidas en la selva amaznica, tratando de desmadejar los electroencefalogramas (EEG) realizados a chamanes o brujos shuar bajo el efecto de la ayahuasca, su pcima sagrada (de tales EEG reproduzco una muestra ilustrativa en el Cap. 4). A Pablo Casanova debo la correccin minuciosa del texto original, y el que me haya alertado sobre algunos pasajes oscuros que necesitaban un mayor esponjamiento estilstico, especialmente al inicio del libro. Tambin debo citar, de nuevo, a mi colega y amigo Pep Bernades, crtico antroplogo, a quien adeudo y agradezco profundamente el haber realizado una revisin del manuscrito original, y la sugerencia del ttulo que finalmente he puesto al libro, Al trasluz de la ayahuasca. Otros colaboradores con los que me siento profundamente agradecido son Jos Manuel Berenguer, mdico, experto en informtica y artista compositor, quien dedic largas horas a buscar nuevas formas de anlisis estadstico de los resultados de los EEG, dado que la metodologa estndar de trabajo en este campo no era til en una labor experimental como la que se presenta. Tambin estoy en deuda de gratitud con Blanca Treig, especialista en antropologa y en explotacin estadstica de datos: gracias a ella se han podido aprovechar datos cualitativos bajo una forma de anlisis matemtico. En tercer lugar cabe citar al Dr. Manuel Jos Barbanoj, amabilsimo y reputado neurlogo y farmaclogo del Hospital de St. Pau de Barcelona, quien, sin conocerme aun, me atendi e ilumin el sentido de parte del material etnopsiquitrico que le mostr cuando el autor estaba ya desesperanzado despus de consultar otros especialistas sin obtener ninguna pista vlida. Tambin quiero manifestar mi deuda de gratitud con Carme Huera, antigua directora del Museu Etnoldgic de Barcelona. En el ao 1994 y por invitacin suya, impart un ciclo de conferencias en la acogedora biblioteca-sala de actos del Museo, las cuales y en cierta forma, dieron pie al presente libro. En el mismo sentido, me siento en deuda con la Dra. Carme Faura, actual directora del citado Museo Etnolgico barcelons, ya que sin su tenaz persistencia nunca habra reunido los nimos para redactar parte de lo que sigue. De ah tambin que una primera y relativa edicin de algn captulo del material que sigue (los Cap. 3, 5 y 6) fuera realizada en junio de 1996 por el propio Museo, con el titulo de Cognicin y psicologa de los shuar (jbaros), (Institu deIS

Al trasluz, (lo la ayaliuasca

Cultura, Ayuntamiento de Barcelona); posteriormente he revisado todo aquel material para la presente edicin. En este mismo sentido, me siento agradecido a todas las personas que entonces participaron en el ciclo de conferencias, por la atencin, inters y por la simpata que mostraron a lo largo de las sesiones. Otra parte del material que sigue (el Cap. 4) fue tambin publicado en una primera y recortada versin en las Actas del II Congreso Internacional para el estudio de los Estados Modificados de Consciencia (publicadas en edicin limitada por el Institu de Prospectiva Antropolgica, Barcelona 1996). Tambin debo manifestar mi agradecimiento por la autorizacin para editar este material de nuevo, una vez revisado. Estoy en deuda de gratitud con mis editores ecuatorianos Juan Botasso y Jos Juncosa, directores de la editorial Abya-Yala, por el inters y apoyo en publicar y distribuir mis textos antropolgicos, y por la velocidad con que realizaron la primera edicin sudamericana del presente libro. En el mismo sentido, quiero mostrar igualmente mi agradecimiento a los editores espaoles Fernando Pardo, Xavier Vidal y Enric Ms, por el inters que manifiestan desde su editorial Los Libros de la Liebre de Marzo en publicar temas hacia los que tambin siento predisposicin, y por la celeridad en distribuir mis textos antropolgicos (por cierto, yo no pude aguantar la tentacin de preguntarles por el origen del tan curioso nombre editorial: se debe a la liebre que aparece en Alicia en el Pas de las Maravillas, cuyo nombre es Liebre de Marzo, y que anima a la protagonista a ver el mundo que hay "al otro lado del espejo"). No puedo olvidar a los autnticos protagonistas del texto, el pueblo shuar, entre el cual hoy cuento con muy buenos amigos y colaboradores: Carlos Picham8, su hijo Galo Picham", su hija Roxana y el resto de la familia Picham. Especialmente aunque no tan solo es con ellos con quien me siento profundamente en deuda y agradecido en diversos sentidos. Tambin debo manifestar la magnifica atencin recibida por el Dr. Carlos Tovar, mdico y amigo que atiende a la poblacin shuar desde su consulta de Macas y en sus entradas a la selva. Sin l hubiera costado mucho ms, o hubiera sido imposible, la recoleccin de cierto material etnogrfico. Quiero mostrar mi intelectual y efusivo agradecimiento al Dr. Jorge Atala (psiquiatra) y a Mirella Recasens (psicloga) por su colaboracin en la realizacin de los tests cuyos resultados aparecen tambin en el Cap. 4. No quisiera olvidar ningn nombre en el tintero ya que me siento endeudado de agradecimiento con muchas otras personas que de alguna forma han colaborado directa o indirectamente en la existencia de este libro, especialmente con Aurora Morera y Aridane lamo, con la Dra. Catalina Sosa y el antroplogo ecuatoriano Juan Martnez. A todos ellos y ellas, y a los que no cito pero que estn de alguna forma aqu, mis ms sinceras gracias. Sin su colaboracin, estos trabajos de investigacin nunca hubieran llegado a ningn puerto. /. M' Fericgla noviembre de 1996, Barcelona

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CAPTULO I

SOBRE EL TEMA Y LA FORMAEl texto presente el hombre de ciencia para abarcar emplea trata de una partida de con ciertas pueden en la que explicacin lgicas y contienen. sagrada. mente) extenderse sus principios dt conformidad la vasta oscuridad reglas

ver si esos principios de las realidades

que nos

(G. Bateson, Una unidad Pasos ulteriores hacia una ecologa de la

El libro que el lector o la lectora tiene en sus manos ha de ser ledo desde determinadas perspectivas. Unas son de orden metodolgico y terico, y otras de carcter ms descriptivo y etnogrfico. Para exponer el sentido de las descripciones y efectos de la ayahuasca en general, ligeras de leer con toda la profundidad que deseo, a trechos me veo obligado a presentar con cierto detalle los marcos tericos y metodolgicos que han de sostener tales formas de entender la realidad y que, contrariamente, a menudo son ms densos de leer. Por ello, lector o lectora, me atrevo a animarle para que, a pesar de la aparente complejidad de las cuatro o cinco pginas introductorias que siguen, no desfallezca en la lectura y siga. Al Trasluz de la ayahuasca es un intento de: a) describir detalladamente y desde diversos puntos de mira el efecto de este conocida mixtura psictropa de origen amaznico, la ayahuasca; b) analizar su uso y funcin entre los indgenas de la selva tropical y entre los occidentales; c) estudiar la interrelacin que existe entre el efecto de esta substancia psicoactiva y el entorno cultural que se genera a su alrededor; y d) exponer un marco terico que permita movernos con seguridad en el mbito de la cognicin y de la antropologa psicolgica. Y ello con qu objeto?: para responder algunos interrogantes que me planteo desde hace aos y que se pueden condensar en uno: cmo "conocemos" los seres humanos?17

Al trasluz, (lo la ayaliuasca

1.a antropologa es la disciplina cientfica que tiene por finalidad descubrir las leyes que rigen nuestra capacidad para crear cultura, y dentro de este empeo parece claro que son nuestros mecanismos cognitivos los que guan tal accin. Si acercamos ms el microscopio, debemos reconocer que nuestra forma occidental predominante de elaborar conocimientos en ltimo trmino, la esencia de la cultura est basada en el discurso cientfico lgica racional, filosofa positivista y todo lo dems, pero que ste es slo un camino de los mltiples que llevan a la Roma del conocimiento de la realidad. El ser humano ha buscado desde sus albores frmulas que le permitan interpretar su entorno, el remedio al dolor, el sentido de la vida, saber lo que le depara el porvenir... y gracias a esta ansia ha descubierto diversos mtodos para elaborar conocimiento. El estudio de estos mtodos que permiten aumentar la consciencia sobre el mundo es el objeto de investigacin de la antropologa cognitiva, y el uso de plantas y pcimas psictropas ha sido uno de los medios ms recurridos a lo largo de nuestra historia, hasta el punto de que incluso en medios cientficos actuales ya se habla del "conocimiento revelado" como de algo no esotrico y que merece un planteamiento riguroso por parte de nuestra manera de elaborar sapiencia, el pensamiento cientfico (WAGENSBERG, 1993; 87-95). Esto, creo, enmarca el sentido ltimo del libro que el lector o lectora tiene en sus manos. Para entrar ya en materia, debo realizar algunas aclaraciones metodolgicas importantes: a pesar de mi gran inters y predisposicin por el tema, las hiptesis que planteo sobre las relaciones entre el consumo de entegenos [') y el proceso de creacin cultural son aun tan vagas que ser necesario realizar un trabajo extraordinario y mucho ms profundo antes de exponer claramente las leyes referentes a tal asunto. Con todo, creo que se pueden aportar dos enfoques tiles: a) no aventurarse en lanzar hiptesis rigurosas como ciertas, antes de que la ciencia est preparada para ello; y b) en cambio, sugerir el tipo de preguntas que deberamos formularnos e intentar acotar las categoras de hiptesis a las que debemos apuntar. Aqu voy a tratar de exponer material emprico y razonarlo desde una esfera estrecha el mundo interno del individuo y su experiencia exttica a raz del consumo de ayahuasca apuntando hacia una esfera ms amplia que abarca el total de la conducta humana y del ambiente cultural. Todos sabemos que esos cambios de una esfera de relevancia estrecha a otra ms amplia estn preados de dificultades ya que, de entrada, podemos suponer que cualquier pequeo cambio que suceda en la esfera estrecha se habr de reflejar1. Enlegeno: neologismo qiic libremente traducido viene a significar "que genera dio^dendios, y del sufijo gen. Se utiliza en medios espetro de nosotros", acuado a partir de la raz griega entheos.

cializados desde hace dos dcadas para referirse a aquellas substancias de uso milenario, y casi siempre de proveniencia vegetal, q u e el ser h u m a n o ha c o n s u m i d o desde los orgenes de la prehistoria conocida y de los cuales ha nacido su concepto de divinidad, sea el que fuere; para experimentar aquello q u e se entiende bajo la idea primordial de divinidad. Hasta hace unas dcadas se usaba el trmino "psicodlicos" o "alucingenos" para referirse a tales substancias, pero se trata de categoras lingisticas absolutamente errneas dado su sentido literal (no es correcto decir que "un c h a m n amaznico c o n s u m e alucingenos") y porque, adems, "alucingeno" e.. una palabra que ha sido cargada con un contenido negativo totalmente alejado de la finalidad sagrada con que los h u m a n o s han c o n s u m i d o tales substancias psicoactivas durante milenios. Desde el ao 1995 ya se habla incluso de "enteologla" y "enteobotnica". Para una discusin actual y detallada de la etimologa y sentido de este neologismo, ver OTT, 1996 b y C A I . I A W A Y 1996.

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Sobre el tema y la forma

en cambios geomtricamente ms complejos en la esfera amplia. En este sentido, si hasta una cuestin tan simple como la diferencia de color de los ojos puede determinar complejas diferencias en una sociedad, ms arriesgado ser realizar hiptesis sobre el uso e importancia de los psictropos en relacin a la totalidad de las culturas. Por todo ello, tratar de actuar respondiendo a preguntas del estilo de: qu clase de hiptesis se puede construir o sugerir a partir de los datos probados sobre el tema que nos ocupa? Cmo se puede enfocar una investigacin antropolgica rigurosa sobre el consumo de substancias visionarias y su relacin con el sistema cultural? Hay forma de pasar de la experiencia subjetiva a las leyes objetivas sin caer en falacias respecto de las categoras lgicas del pensamiento? Las respuestas han de provenir del propio material etnogrfico y experiment.il que se ir desgranando, y sin olvidar que toda ciencia es un intento de cubrir con ai lificios explicativos la vasta oscuridad del asunto considerado.

I Para tratar de comprender los mecanismos internos, sutiles hasta la invisibilidad y la estupefaccin, y cambiantes que nos regulan como Homo sapiens sapiens en nuestro proceso universal de adaptacin y evolucin, es preciso estudiar nuestra capacidad de creacin cultural, en definitiva lo que nos define como seres humanos. Cualquiera que sea la forma que adquiera la Cultura de un colectivo humano, siempre se trata de un sistema hollstico, interactuante y complejsimo: es un reflejo de nuestra misma esencia cognitiva. Despus de dar mil y una vueltas estudiando los procesos de creacin y cambio cultural, uno debe reconocer que al final siempre queda agazapada, como mnimo, una gran incgnita a desvelar: la forma de funcionar de nuestro complejo cerebro-mente (el cerebro entendido como el rgano fisiolgico que albergamos dentro del crneo y la mente entendida como su funcin de creacin simblica). Al mismo tiempo, debemos aceptar paradjicamente que el nico modelo para tratar de entenderlo probablemente sea el propio complejo cerebro-mente, con las diversas racionalidades y niveles de funcionamiento de que potencialmente dispone: la racionalidad lgica, la emocional, la musical, la reflexiva, la intuitiva... y el nivel de procesamiento de la informacin ms bajo, que consiste en la recepcin y respuesta a los mensajes pulsionales internos, y en la defensa del mundo externo. Despus tenemos otro nivel desde el cual digerir la informacin relacionada con la respuesta consciente a tales estmulos y pulsiones ms simples; disponemos de otro nivel aun superior, que nos permite pensar sobre la relacin que hay entre los mensajes recibidos y la respuesta emitida; y finalmente, un nivel todava superior de procesamiento de la informacin que acta elaborando metamensajes sobre el anterior, y que trata de la relacin entre grupos de mensajes I2).

2. I'or "metamensajes" debe entenderse la capacidad para elaborar mensajes sobre los propios mensajes.

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Al trasluz, (lo la ayaliuasca

El complejo cerebro-mente es, pues, problema y modelo a la vez que solo puede analizarse desde dentro de si mismo al contrario de tantos otros fenmenos objeto de estudio de la ciencia, y para ello debemos disear modelos en los cuales nos podamos reflejar. Sin duda, es la Cultura Humana con su sistema de valores y creencias, el ethos y el eidos, y los sistemas simblicos y mticos, el espejo o modelo que ms informacin nos ofrece del funcionamiento de nuestra propia mente (por qu creamos sistemas simblicos como el habla o las religiones? por qu tienen la forma que tienen y no otra? por qu creemos unas cosas y no otras disponiendo, a menudo, de las mismas "pruebas" de veracidad de unas y otras? por qu lo que para unos es obvio, para otros carece de sentido?, etc.). Sin embargo, hay un metanivel respecto de la formas culturales (la cultura referida a la propia cultura): es el acto creativo que permite al ser humano elaborar cultura a base de reorientar conscientemente las estrategias adaptativas por el proceso universal de pensarse a s mismo, y, no hay que olvidarlo, la mente se piensa a s misma, habitualmente en forma de consciencia dialgica |3). Dentro del campo de accin de la antropologa cognitiva, los antroplogos trabajamos compartiendo ciertos pasos con los lingistas (y no es extrao, ya que el habla, el logos, es la ms sofisticada manifestacin de nuestra mente), con bilogos, con los cibernticos, ahora con la ingeniera de soft y con la inteligencia artificial... pero sea como fuere, siempre bregamos por entender las leyes que regulan nuestra capacidad de creacin y transmisin cultural, y constantemente acabamos regresando al complejo mente-cerebro. Ix>s bilogos y farmaclogos avanzan arduamente en el descubrimiento de los largusimos y exasperantes procesos bioqumicos que afectan el comportamiento y, por ende, la produccin cultural, con lo que en algn momento acaparan campos propios de la etnologa, y a menudo de forma brillante (por ejemplo, G. Bateson y R. Evans-Schultes). Hasta el punto que ya se habla de la etnofarmacognosia (neologismo acuado por J. Ott) como de una nueva subdisciplina cientfica que combina el estudio botnico y bioqumico de las diversas plantas psictropas usadas por la humanidad a lo largo y ancho de su historia, el uso de dichas plantas visionarias y sus efectos desde el punto de vista psicolgico, y los valores culturales que envuelven tal uso en las distintas tradiciones ancestrales y modernas, y que constituyen un elemento central para entender los pueblos no occidentales. En muchas de las sociedades exticas descritas por la etnografa, la cultura reconoce los estados extticos alcanzados con el consumo de entegenos pero tambin es el propio sistema cultural el que se ve acrecentado y peridicamente reajustado gracias a estos mismos estados de consciencia modificada (de ella surgen sistemas simblicos sagrados, mitologa^ formas de relacin social, etc.). El texto que sigue, pues, debera ser ordenado bajo la eti3. expresin "consciencia dialgica" aparecer frecuentemente a lo largo del texto q u e sigue. Con ello

m e refiero a q u e nuestra mente est integrada por m u c h o s "personajes" (un principio masculino que toma decisiones e i m p o n e normas; uno femenino creativo, canbal y afectivo; otro libidinoso y pulsional; otro narcisista, etc.), y a que disponemos de la capacidad para observar (es decir, para auto-observar) c o m o estos personajes dialogan entre ellos: por ejemplo, al callar unos m i n u t o s y aislarse del m u n d o exterior cualquier persona puede oir el ronroneo de diversos pensamientos, a m e n u d o contradictorios, q u e parecen surgir de "alguna parte d " dentro" y q u e no permiten aquietar fcilmente la mente. Los entegenos son propulsores de este dialogismo c o m o forma de consciencia despierta, con lo cual facilitan q u e estos |>ersonajes interiores que usualmente estn en permanente guerra civil, lleguen a acuerdos o a aceptaciones mutuas.

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Sobre el tema y la forma

queta de etnocognicin, ya que aspira a establecer y aclarar algunas de las relaciones universales existentes entre los procesos cognitivos alternativos o dialgicos, y las distintas formas de ver el rostro del mundo. Estudiosos de los fenmenos cognitivos, como Dan Sperber o ms recientemente P. Boyer y C. Severi (SPERBER, 1984; BOYER, 1989; SEVERI, 1996: 231 y ss.) han puesto de relieve, por ejemplo, que algo tan propio de la antropologa clsica como es el estudio de la tradicin hasta ahora entendida de forma bastante difusa como transmisin de conocimientos, y como la visin del mundo o el sistema de pensamiento atribuido y definitorio de determinado guipo social en buena parte es el resultado de un cmulo de conocimientos organizados segn criterios que fundamentalmente son tpicos de la propia memoria, por lanto con una estructura innata, y no de un sistema de pensamiento o filosofa indgena, especifica y extica. De todo ello, se extrae que la antropologa de vanguardia debe envalentonarse y avanzar hacia nuevas cotas de investigacin: justamente las que se refieren a los procesos que permiten al ser humano elaborar cultura y conocimientos a partir de los parmetros que fuere, incluso aunque nos puedan parecer extravagantes como es el caso del conocimiento revelado por medio del consumo consensuado de entegenos. El presente trabajo tambin debe ser incluido en este nuevo movimiento. El uso de plantas psicoactivas ha sido una constante a lo largo de nuestra evolucin como especie; han estado y estn en el centro de la mayor parte de rituales de paso, ceremonias extticas, sistemas de curaciones y credos mistricos que ha elaborado la humanidad. Y son, precisamente, estos complejos culturales los que se sitan en el centro de los sistemas de valores que organizan y orientan la conducta individual y las relaciones sociales fundamentales. El que este tema, con excepciones, no se haya estudiado hasta ahora en profundidad es una cuestin de triste desviacin etnocntrica. No obstante si, por ejemplo, observamos a cualquiera de los jvenes shuar (de la gran Nacin Jbaro) que han decidido abandonar la vida al estilo selvtico para tratar de hacerse un pequeo hueco en la maquinaria occidental, veremos que este joven ha abandonado su sistema familiar, su hbitat ecolgico, su sistema de jerarquas sociales, su forma tradicional de subsistencia... pero mantiene una cosa viva, a veces la nica, de su mundo originario: el consumo de ayahuasca y de maikwa , ambas (pcima y planta) con un fuerte potencial visionario. El joven shuar desarraigado y deculturado consume estos psictropos como forma de contactar con su imaginario mtico, y sigue buscando e ingiriendo plantas entegenas como forma de hallar respuestas y salidas a los interrogantes y problemas que le plantea su nueva vida. As mismo, usa estos especmenes vegetales visionarios cada vez que est enfermo y busca curarse: a fin de cuentas curarse es otra necesidad de adaptacin, entre los shuar amaznicos resuelta por el camino de autoinducirse una profunda excursin psquica por los campos propios del imaginario humano. Asi, la tesis que defiendo es la necesidad de entender el uso humano de entegenos como recurso destinado a activar los procesos cognitivos necesarios para una mejor adaptacin al medio cambiante. Por ello, y aunque la mayor parte de veces tal consumo se enmarque en un mbito de carcter religioso, me gusta llamarla.. substancias adaptgenas inespecficas, o entegenos con funcin adaptgena.21

Al trasluz, (lo la ayaliuasca

No voy a extenderme en el hecho obvio de que casi cada sociedad dispone de uno o varios entegenos reconocidos por sus tradiciones, cuyo consumo constituye una parte importante de sus formas culturales (peyote entre los huicholes; ayahuasca entre los indgenas de la Alta Amazonia; setas psiloclbicas entre algunas etnias mesoamericanas; el cactus San Pedro entre los quichuas andinos; el hongo Amonita muscaria entre los pueblos siberianos e himalaicos; bebidas alcohlicas en el mundo cristiano; Atropa Belladona y las diversas Daturas en el mundo europeo pagano; harmal entre los rabes y berberes, y un largo etctera que abarca ms de doscientas variedades de embriagantes de origen vegetal), sino que defender mi convencimiento de que el proceso acta en sentido contrario; es alrededor de cada psictropo descubierto por la humanidad que se genera un sistema de valores y, a la larga, un nuevo ncleo cultural (que despus triunfe y se instale en la historia o no, depende ya de elementos ms o menos transitorios). Los estados de consciencia dialgica que genera el consumo codificado y ordenado de entegenos, son autnticos metasistemas de pensamiento que permiten al ser humano pensarse a si mismo y reprogramarse de acuerdo a "conocimientos" que actan desde fuera del propio sistema de pensamiento cotidiano adquirido. El nivel de percepcin a que induce el consumo de entegenos genera metamensajes (mensajes sobre los mensajes) desde un estrato lgico superior (en el sentido que da G. Bateson a estos trminos dentro del contexto de la Teora de la Comunicacin: BATESON, 1993). Estos "mensajes sobre mensajes" constituyen la parte ms elevada del pensamiento y la etapa ms refinada de la cultura. Tales metamensajes deben ser correctamente difundidos, ya que de ellos depende en buena parte la recodificacin de los patrones de pensamiento y de comportamiento, y para ello es preciso un aprendizaje previo sobre el nuevo orden cognitivo que se despierta con el consumo de psictropos, lo que G. Bateson denomin deuteroaprendizaje (ibid: 92-95): aprender a aprender. Es as como surge la necesidad de generar un sistema simblico que sea capaz d transmitir tales metamensajes, o mensajes culturales sobre los mensajes culturales. Por ello, cada colectivo que comparte el uso de un determinado entegeno crea su sistema simblico mitopoytico ("creador de mitos"), que a la vez es lenguaje de transmisin cultural y fijacin en el tiempo del sistema de valores que despierta el pensarse a s mismo de acuerdo a las coordenadas cognitivas especficas que despierta cada psictropo en cuestin (peyote, ayahuasca, psilocibes, Kava, LSD, vino, Daturas...). De aqu, que un mismo chamn o especialista en el transitar por tales estados mentales generalmente sabr usar distintos entegenos, o distintas tcnicas extticas, de acuerdo a la finalidad con que se autoinduzca el estado modificado de la consciencia y a los recursos que le ofrece su medio ecolgico. No se debe confundir brbaramente este postulado con una propuesta causal simplista y de origen biolgico ("tal substancia genera tal forma cultural"), sino que el esquema debe ser entendido como un sistema vivo y dinmico, en el cual el elemento A (el entegeno) por medio de un canal bioqumico acta sobre el elemento B (la capacidad cognitiva y el imaginario del ser humano) que a la vez acta sobre el elemento C (el entorno ecolgico) que a la vez acta sobre los elementos A, B y D (la historia cultural del individuo/grupo), que a la vez condiciona los elementos A, B y C, etc.22

Sobre el tema y la forma

II Cabe afirmar que el pasmoso fenmeno de la telencefalizacin, caracterstico del proceso evolutivo del cerebro desde organismos tales como los insectos y an ms simples hasta el Homo sapiens sapiens, ha consistido en ir agregando nuevos circuitos a los que ya existan. Gracias a la ciberntica y a la biologa, ahora sabemos que para que el agregado de nuevos circuitos a los antiguos tenga una funcin adaptativa, en realidad debe tratarse de nuevos sistemas de control sobre las disposiciones ms antiguas. Es decir, no son circuitos de nueva compostura y finalidad, sino que se trata de una adicin de metacontroles aadida a los circuitos anteriores. Los nuevos circuitos deben estar en una metarrelacin respecto de los antiguos. l a nueva informacin que entra en conocimiento de un sujeto que consume entegenos de forma regulada, es informacin acerca de lo que est ocurriendo en los antiguos circuitos del pensamiento;; y la forma de actuar de estos nuevos circuitos es, o bien modificando lo que est ocurriendo en los antiguos circuitos o bien modificando la propia salida de esos antiguos circuitos (ibid: 82 y ss.). Esta es exactamente la forma de procesar las experiencias extticas, y sta es tambin la forma de evolucin de todo sistema cultural. Al tomar entegenos sucede algo infrecuente en la vida cotidiana ya que el punto de observacin ego est en el interior mismo del sistema que intenta observar a s mismo y a sus pautas de comportamiento y de reaccin: la cultura adquirida e interiorizada. Casi toda la ciencia se ha dedicado a tratar de explicar lo que sucede en el interior de sus mltiples objetos de estudio forjando hiptesis a partir de las caractersticas externas de tales objetos de investigacin,^)ero era inevitable que tarde o temprano tuviramos que afrontar el problema de estudiar nuestros sistema cognitivos, y ello no se puede abordar desde el exterior. La vida se ha dicho es el arte de sacar conclusiones suficientes a partir de evidencias insuficientes. Por otro lado, 1 0 se trata de un trabajo psicolgico como podra creerse, sino cla1 ramente antropolgico que se centra, entre otras cosas, en la capacidad de desarrollar una conducta emocionalmente intensa y el alcance que ello tiene, lo cual es una variable que depende del medio cultural (los metamensajes relacionados con el consumo de entegenos siempre tienen una fuertsima carga emocional culturalmente codificada, como ms adelante detallo y explico en el Cap. 2). Otros trabajos en esta misma direccin son los realizados para tratar de relacionar la variable "personalidad", de gran dificultad de definicin, con la cultura, ya que es cada sistema cultural el que premia o castiga determinadas aptitudes de personalidad tildndolas de deseables o de indeseables (un interesante comentario sobre ello aparece en BATESON, 1993:3061). El primer trabajo realizado en esta direccin fue el de Seligman (1931), quien se adhiri a las tipologas propuestas por C.G. Jung, el cual diferenciaba el tipo de personalidad del introvertido de la del extrovertido. C.G. Seligman trat de describir las culturas segn la estructura de personalidad predominante en los individuos que ellas producan: ms introvertidos o ms extrovertidos (SELIGMAN, 1931). El siguiente intento importante de describir un patrn cultural a partir de los tipos de personalidad predominantes fue el que realiz Ruth Benedict (BENEDICT: 1934), y ya esta conocida antroploga atendi al consumo de entege23

Al trasluz de la ayaluiasca

nos como factor clave en la formacin de las personalidades. R. Benedict recibi la influencia de la escuela de historiadores de Dilthey y Spengler, y trat de aplicar la dicotoma nietzschiana entre "apolneos" y "dionisacos" al contraste existente entre los Zui, una etnia apolnea altamente formal perteneciente a los Pueblo del sudoeste, y dos grupos violentamente dionisacos : los indios de los llanos y los Penitentes mexicanos, ambos consumidores regulares de peyote. A pesar de esta clasificacin de las culturas entre apolneas y dionisacas, R. Benedict 1 0 sigui literalmente la propuesta 1 de F. Nietzsche, sino que las defini de la siguiente forma: "El dionisaco persigue los valores de la existencia aniquilando las cadenas y los lmites de la existencia; en sus momentos ms valiosos, ste trata de escapar de los lmites que le imponen sus cinco sentido, intenta penetrar en otro orden de la experiencia (...). El apolneo desconfa de todo eso, y con frecuencia sabe muy poco de la naturaleza de tales experiencias. Encuentra los medios de proscribirlas de su consciencia" (ibtd: 60). A pesar de ello, R. Benedict no se dio cuenta de que, tal y como se ha verificado con posterioridad, los Zui tambin consuman entegenos, tan solo que lo restringan a una minora selecta de individuos: sus chamanes o hechiceros, los cuales, en definitiva, modulaban el sistema colectivo de valores . Bien, hasta aqu he dicho lo que, a mi juicio, era necesario aclarar desde el punto de vista del marco terico en que me voy a mover. Con este bagaje conceptual, podemos ahora navegar con ms suavidad hacia las dulces llanuras literarias de la descripcin de los hechos.

III El trabajo de campo etnogrfico al que se alude en repetidas ocasiones a lo largo del texto que sigue fue realizado entre los shuar del Ecuador. Lo que se expone de ello constituye una parte del cuantioso material recogido a lo largo de las campaas de investigacin antropolgica y etnopsiquitrica realizadas entre los aos 1991 y 1996 (para ms informacin general o especfica de aquellas campaas de trabajo de campo y de sus diversos resultados etnogrficos y tericos, consultar: FERICGLA 1993 a, 1993 b, 1994 a, 1994 b, 1994 c y 1996). Los shuar son extensamente conocidos entre nosotros como "jbaros", aunque son slo uno de los cinco grupos tnicos que, juntos, constituyen la gran Nacin^baro, tambin llamada "familia lingstica jibaroana". Se les ha imputado un carcter irreductible y brbaro. En 1860 se inici en Europa la fiebre de las tsantsa o cabezas reducidas, inters macabro que pona los pelos de punta y despertaba un aureola de misterio sobre esta etnia porque eran belicosos como ningn otro pueblo selvtico, se mostraban ateos militantes hasta acabar con la paciencia (o con la vida) de los misioneros ms perseverantes, abnegados y convencidos de su verdad eterna, y adems los shuar mostraban y muestran una repugnancia moral hacia cualquier forma de jerarqua y de sistema de creencias que no puedan comprobar directamente.

Sobre el tema y la forma

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Por ello y para cerrar el libro, he decidido incluir un generoso captulo final dedicado nicamente a la descripcin etnogrfica de este magnifico y descredo pueblo, lino de los que forman la gran Nacin Jbaro. Con ello quiero tambin decir que el lector solo interesado en el contenido referido al uso de la ayahuasca y a los aspectos cognitivos del tema, puede saltar sigilosamente por encima de este etnogrfico y descriptivo captulo final (aunque para una mejor comprensin de todo lo que sigue, cabe sugerir su lectura: la etnografa es la base de la antropologa, 1 0 solo un apndice ex1 tico). A pesar de ello, 1 0 hay que deducir que esta investigacin versa sobre los shuar, 1 sino que en parte ha sido realizada entre ellos. lil tenia es el uso y funcin de las substancias entegenas entre los humanos, y su importancia en la produccin y modificacin de las culturas. Como expone C. Geertz en el estilo tan brillante que le caracteriza, los antroplogos no "trabajamos sobre" tal o cual sociedad, sino que "trabajamos en" este o el otro pueblo, al que solemos escoger por mil avatares de la vida, pero a menudo porque ejemplifica de forma ms clara que otros algn fenmeno propio del ser humano que nos interesa investigar. Fui a trabajar entre los shuar amaznicos porque hasta donde yo s, es el o uno de los pueblos de la Tierra que ms substancias embriagantes consumen en variedad y en periodicidad (conocen y consumen regularmente hasta seis variedades locales de Brugmansia, tabaco silvestre, ayahuasca a la que aaden hasta cinco tipos de plantas psicoactivas distintas, y alcohol en forma de chicha fermentada o de bebidas destiladas que les llega va intercambio). As mismo, los shuar son uno de los pueblos que ms integrado tiene el consumo de entegenos en la vida cotidiana y en sus formas culturales y sociales; y, finalmente, hasta donde yo conozco es una de las etnias que estn aferradas a menos parafernalias religiosas y complejas ceremonias tradicionales, con lo que permite observar ms ntidamente la interaccin entre el efecto de los psictropos y el orden sistmico y pragmtico de sus pautas culturales simblicas, sistema de toma de decisiones, formas que adquieren las relaciones sociales, construccin de los patrones de personalidad, proceso de enculturacin... Para acabar, el presente libro est parcialmente constituido por el contenido de tres conferencias que impart en distintos momentos y en distintos lugares, por lo que la estructura interna del texto puede sufrir de una cierta disgregacin aparente. No obstante, no creo que ello pese sobre el resultado total de la obra ya que se trata de aportaciones sobre el mismo tema: un estudio del proceso que existe entre el consumo de entegenos y los valores culturales, cognitivos y psicolgicos que configuran la existencia humana.

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CAPTULO 2

ETNOGRAFA Y EFECTOS DE LA AYAHUASCA"Qu quitar y qu poner? Ese es el problema." ( H u g h Lofting, Doctor DolitUe's Zoo.)

I

Etnografa de la ayahuascaEl sustantivo "ayahuasca" es de origen quichua. Desde la poca colonial que ya fue castellanizado dado que el quichua era la lingua franca hablada en todo el territorio andino y en una buena parte de la Amazonia occidental (4). Por este trmino se conoce, en primer lugar, una mixtura vegetal de poderosos efectos entegenos, y al mismo tiempo es tambin el nombre popular de uno de los componentes vegetales que entran en la composicin de la pcima, la conocida liana Banisteriopsis caapi. Suele darse un error bastante generalizado que consiste en que, al haber un nico trmino para referirse a uno de los componentes y al resultado de la ebullicin, muchas personas creen que la ayahuasca entegena es el liquido resultante de hervir directamente la liana, pero no es asi. I>a Banisteriopsis caapi sola no produce ningn efecto entegeno. Habitualmente la pcima se realiza a base de la citada liana, que contiene un potente 1MAO (inhibidor de la monoaminooxidasa), y otro espcimen vegetal que4. Ayahuasca: proviene de los trminos q u i c h u a s aya, "cuerpo muerto" o simplemente "muerto", y de Lengua Qquichua huasca

que significa "cordel gordo" y "soga". S e g n el Diccionario chua es Aya liuauk vccu, y "muerte" es Huauy,

del P. Diego Gon^alvez,

publicado en 1952 por el Instituto de Historia de Lima (Per), la expresin literal "cuerpo muerto" en quipor lo q u e Aya Huasca, viene a significar "la soga (liana) que permite ir al lugar de los muertos".

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Al trasluz, (lo la ayaliuasca

ha de contener DMT (dimetiltriptamina) en cantidades suficientes para que d el resultado psicoactivo buscado. No hablar de los diversos especmenes vegetales que contienen DM T (hay extensos estudios etnobotnicos sobre ello: OTT, 1996), pero s quiero apuntar que actualmente se conocen ms de 90 especies vegetales diferentes repartidas en 38 familias (de las que una cuarta parte son plantas por s mismas entegenas), utilizadas como aditivo a la Banisteriopsis caapi para producir la ayahuasca. Algunos de los vegetales aadidos causan sensacin de fro u otros efectos fsicos o psquicos complementarios tambin buscados para apoyar de alguna forma el efecto visionario. As por ejemplo, entre los shuar y achuara amaznicos ms conocidos entre nosotros como "jbaros", repito, aunque para ellos es un trmino peyorativo, la liana propiamente conocida como ayahuasca se mezcla con Diplopterys Cabrerana (en shuar ygi) que aporta la DMT visionaria a la mixtura, con Rinorea Viridiflora (en shuar parpra) para conseguir visiones ms duraderas, con zumo de tabaco silvestre para potenciar el efecto entegeno y con el arbusto chiriquisip orque: "...el estado de ayahuasca, o mnikiwui ( B m g i n a n s i a ) o tabaco es c o m o conseguir el poder que brinda la planta hacia uno m i s m o . Las plants tienen su poder natural q u e pueden transmitirlo. Entonces es c o m o ponerse a disposicin de ellas para tener un sufrimiento, porque cuando tomas ayahuasca o tabaco no es q u e sea una cosita buena q u e tu vas a ponerte contento, sino q u e casi es un martirio. T m a t e la ayahuasca y tal vez te desesperars, con maihiw lo m i s m o , te desesperars. Entonces te encuentras, tal vez, la misericordia, te encuentras el regalo que te dan por el sufrimiento. Y a veces tal vez alguien podr recibir un regalo despus de tanto haber sufrido. Porque los sueos de pap tenidos en estado asi normal, es porque pap sufri m u c h o , tal vez a la edad de los diez, doce aos c o m e n z a sufrir la muerte de su pap que lo haban asesinado. Entonces sufra y c o m e n z a trabajar en esa edad que era cosa de sufrimientos. Yo d i g o asi, tal vez en sus interiores l deca: 'bueno, p o n e r m e a esta edad a trabajar c o m o adulto qu mal hice yo, no?' Para sus adentros y l consigui el poder de sus mayores.". Fragmento extrado de la entrevista con G a l o Pichama, en agosto de 1996.

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Oniromancia y sentiilu le los sueos entre los simar

II

Terminologa shuar referida a la interpretacin de los sueos y tipologa del analista"El dios cerca est, pero Mas la salvacin crece junio inaccesible. a los peligros. " parte II).

(J.W. Goethe, Fausto,

Kkarain: "fuerza", "valor" s excrementosaiue aparecen en sueos son un ejemplo de kuit tambin para los shuar, indican una prxima llegada de comida abundante, fruta, de algn amigo con regalos. Tambin el arroz en los sueos es kuit para los shuar. A pesar de ello, cabe decir que (obviamente) no hay una normativa rgida sobre las smbolos onricos kuit, sino que cada cual los interpreta siguiendo contenidos aceptados por el colectivo y la tradicin, pero a menudo tambin con una buena dosis de su propia cosecha personal. Mesk: "sueo malo", en el sentido de que el contenido onrico est indicando (prefigurando) algn prximo evento nefasto.

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Mcskar: "nial sueo dirigido a otro>". Meskram: "soar", en forma verbal. Meskranam tsuiiuirniaj: "en el sueo me cur"; expresin de carcter causal, en el sentido de alguien que estaba enfermo y que despus de tener un episodio onrico cuyo contenido le indica un pronta sanacin, se cura. Entonces explica lo sucedido con esta frase. Mesmak: " lo que yo sueo de malo". Mesmakma: "soar mal ". Mesmakjai: "he soado mal o c u a n d o va a haber un muerto; tengo sueos que veo una m u c h e d u m b r e de gente reunida, de gente que est contenta, alegre, escucho msica, cantos, veo dores, todo es alegra, entonces m e despierto y le d i g o a m i esposa: 'mujer, tuve este sueo, va a haber llanto, va a haber muerte', porque es lo contrario ele lo q u e se suea, lista ltima vez yo estaba haciendo mis trabajos en mi propiedad ersonas de color. Yo m e quedo estu|)efacto ya que crea cazar animales pero veo que se lala de |K?rsonas negras. Todava aturdido, les pido disculpas y ellas, medio enojadas, las aceptan y m e increpan a que nunca m s las vuelva a confundir con animales de la selva." (El sueo sigue, pero acabo aqu la transcripcin).

A partir de este episodio, reproduzco literalmente una secuencia del comentario interpretativo que realiz C. Picham por su inters intrnseco: Picliam': TuAutor. SI. le preguntas... para q u he soado esto?

- Para qu soaras esto...? lodo esto fuiste capaz de meter en la jaula! no? A todo esto, nosotros, nuestra raza dice que estos tigres y animales, cuando tu los coges es q u e atrapaste el alma de lodos estos, y los metiste presos. Y como 110 te hicieron nada, esto significa que ellos estn ya presos y a u n q u e ellos piensan en hacerte algo ya no pueden. - Pal vez, pero los animales ahora estn libres |>oi(|ue al abril' el len las jaulas se vio que son |>ersonas, 110 animales. - Ud. ha querido hacer esto! |>ero entonces alguien los hizo salvar para que no murieran todos. Alguien ha visto que estabas enojado y los ha salvado |>orque tu 110 puedes matar as, sin m s no? pero tu espritu castiga al de ellos. Por eso has soado asi. M e imagino que tu piensas as, pero tu espritu, tu luiianch, dando lodo, l sabe quien te est queriendo hacer algo, l conoce. Cada persona tiene su wiancli. est guarPor ejem-

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Al trasluz (le la ayaliuasca

po, J u a u k te dio

I-os hechiceros tienen su defensa, pero nosotros, todos los d e m s , 110 sabemos c m o ,

q u e r e m o s hacer esto m i s m o pero... no hay c m o . Tu m i s m o , tu sueo no deja que te moleste esta gente. C u a n d o tomas ayahuasca es c o m o lo ves y te defiendes. K11 tu imaginacin, cuando tomas ayahuasca, ya no eres una persona, eres otra forma que te permite conocer todo. Tu espritu te protege cuando duermes. A u n q u e otro brujo quiera atacarte, tu Iwianch tras q u e l miendo, los Isnlsak te protege. Tu te asustas, ests d u r m i e n d o y te asustas mienm a n d a d o s por otro hechi.1 los ataques, cortan a los Isnltrabaja. M u c h o s alainas |1S| m e han rutilado q u e mientras estn dur-

se le clavan pero la defensa que tienen, dicen, aj>;

sak que atacan. Entonces ellos se despiertan asustados pero salvos. Esto debes haber soado tu, porque veo q u e tu tambin ests estudiando a todos, esto lo sabe todo el m u n d o aqu. Entonces sucede que otros quieren saber c m o ests estudiando, por q u quieres saber y te atacan. - Pichan!* dnde aprendiste a entender los sueos? - M i pap m e sabia contar, mi m a m no. C u a n d o yo era chiquito, mi pap m e explicaba 'yo he soado para poder estar asi c o m o estoy hoy'. C u a n d o hacia tempestad, truenos, relmpagos, de noche... M e hacia salir para ir a buscar el poder del sueo, del demonio. Yo iba y n u n c a encontraba, yo iba, iba... en la oscuridad. M i pap m e deca 'si vas a crecer valiente has de ir, si has de crecer cobarde no vas a ir'.

A pesar de la simpleza de lo expuesto por este informante shuar, se verifica que hay una similitud substancial con la interpretacin analtica occidental. Los animales de este episodio onrico descrito son interpretados por un hombre shuar como enemigos pertenecientes a lo que llamaramos la dimensin mgica de la realidad, enemigos a los que el soante occidental habla enjaulado pero que luego han sido liberados por algn otro ser que les ayuda, y aunque el sujeto soante no sabe de quien se trata, su espritu, el uiianch, s sabe quin es el posible enemigo y le despierta para evitar los ataques fatales. Al margen del contenido formal que hace referencia exclusiva a su cosmovisin en lo referente a la existencia de flechas mgicas proyectadas, que slo son visibles durante los sueos o bajo el efecto de la ayahuasca, se puede observar que los animales salvajes son tratados como enemigos, 1 0 como seres malignos. 1 Si ahora dirigimos nuestra atencin hacia la multiplicidad de contenidos simblicos endgenos que burbujean en nuestro imaginario bajo la figura de animales salvajes [l6J, observaremos que en trminps generales se podran entender como si se tratara de energa psquica indiferenciada, aun no racionalizada ni sometida a la voluntad consciente del propio sujeto (como aparecen representados en el clebre cuadro de Ftlsli). Para los defensores de la psicologa analtica, pues, los animales representan la parte de la psique no enteramente humana en el sentido de lo instintivo, lo no controlado por la accin voluble y consciente.

14. M i interlocutor se est refiriendo aqu a P. J u a n k , un wishn

o c h a m n shuar con el que el autor estuvo

trabajando durante aos anteriores, y a quien debe el haberle introducido en algunos de los secretos que forman parte del m u n d o c h a m n i c o de los shuar, en su s i m b o l i s m o y en sus procesos iniciticos. Para m s detalle sobre el proceso inicitico y la relacin del autor con P. J u a n k , ver E E R I C G I A 1994, Los cazadores de sueos. jbaros,

15. l/)s Alamas son una rama tnica de los q u e c h u a s que habitan en la ceja de selva, m u y cercanos al territorio shuar. 16. En el prestigioso diccionario de smbolos de J.E. Cirlot se dedican cinco pginas a enumerar la simbologia genrica de los animales, al margen de las entradas por cada animal especfico; a la mayora de los d e m s conceptos no se les dedica m s de quince o veinte lneas.

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TOniromancia y sentiilu le los sueos entre los simar

,

t

Teniendo presente que para la mayora de pueblos con culturas no influenciadas por el cristianismo no existe una moral dualista que lo juzgue todo en base a bien o mal, los animales, como impulsos del inconsciente, son magnificados y entendidos como proyecciones constituidas en realidades externas. No obstante, hay abundante material emprico psicoanaltico que permite afirmar que el hecho de soar con animales es una representacin que elabora el propio inconsciente del soante para expresar algo de su naturaleza emocional o pasional (y ello, simplificando muchsimo tal afirmacin ya que los sueos donde aparecen animales tienen abundantes excepciones). Ampliando la informacin, cabe decir que cuando el autor tuvo este sueo se hallaba en proceso de anlisis en un grupo de interpretacin onrica. Ello le ayud a reconocer, diferenciar y controlar mejor algunos impulsos emocionales que formaban parte de su forma habitual de actuar en el mundo, y le sirvi tambin para verificar ciertos procesos cognitivos que a la sazn se hallaba investigando (de aqu, que las cuerdas de las jaulas estuvieran amarradas a buzones, smbolo de la comunicacin intelectiva y de las noticias refrescantes; para ms informacin sobre este aspecto especfico: FERICGI A, 1989). Al final, el autor acab con tales prcticas analticas por un asunto de orgullo (que, naturalmente, entonces no se lo pareci) y de ah que fuera el len, smbolo de tal sentimiento, quien soltara las ligaduras y le pona de nuevo ante el peligro de que su propio inconsciente Oos "personajes negros" en que se transforman los animales) engullera nuevamente aquellos aspectos psquicos que haba logrado reconocer y tal vez educar. Muy, muy sucintamente, esta sera la interpretacin occidental, que no se halla lejos de la que realiz el anciano Picham3, con todas la traducciones culturales pertinentes para el caso. Al hablar de "los poderes que te dio Juank", el informante se est refiriendo a las herramientas de autocontrol que son las primeras que debe afilar todo adulto y, muy en especial, todo novicio de chamn. El poder de los hechiceros de cualquier pueblo animista es, en primer lugar, poder sobre s mismos: capacidad de autoexploracin, autocontrol, prestancia y fra ecuanimidad en la valoracin del mundo exgeno y endgeno, e incluso, aunque parezca un contrasentido, poder en el sentido de lucidez y frialdad en analizar las propias emociones a las que otorgan un sentido objetual de reflejo del mundo exterior (y ello, al margen de cualquier otra capacidad factual, anlisis que nos llevara demasiado lejos de nuestros objetivos aqu; ver entre otros: ELIADE, 1976 y 1982; SEVERI, 1996). Efectivamente, cual analista psicolgico que transfiere sus propios instrumentos de anlisis convertidos en medios de auto-observacin, el chamn P. Juank haba transmitido al autor "poder", entendido bajo la amplia acepcin de kkaram: valor, fuerza sobre uno mismo, mecanismos de autocontrol... Por otro lado, Picham" quita peso al acontecer de los animales en el episodio onrico y se centra en dos aspectos para l importantes: la finalidad de haber tenido este sueo ("te preguntas para qu he soado esto?") y la figura del wianch, espritu, que no aparece en el sueo pero que para Picham3 es el verdadero conocedor de la finalidad del mensaje onrico y de quin es el causante del mal. Si traducimos estos dos elementos de la interpretacin shuar observaremos que, tomando las herramientas propias de una ptica analtica, los mensajes simblicos del inconsciente tampoco aqu son considerados absurdos o carentes de sentido sino que tienen una direccin finalista, no61

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causal. Pichama to s interroga sobre el "por qu" del sueo sino que se pregunta el "para qu", del mismo modo que lo hara un psiclogo analista. En ambos casos se pone de relieve la orientacin adaptativa que parecen tener los mensajes originados en el inconsciente, o metamensajes respecto del sistema de pensamiento cotidiano. En cierta forma, no tiene demasiado caso preguntar a un paciente neurtico por qu ha tenido tal o cual sueo (sin duda porque tal o tales elementos simblicos han sido tomados por el inconsciente para expresarse, pero de ello 1 0 se saca nada ms), en 1 cambio s tiene sentido preguntar la finalidad, para qu se suea con tal cosa. La parte inconsciente del ser humano probablemente debera ser entendida como una cocina donde se hallan almacenadas las supervivencias psquicas de los millones de aos de evolucin del ser humano (la filognesis en su vertiente psquica) y los restos de la propia biografa individual (la ontognesis), cocina donde se cuecen las estrategias adaptativas que mejor servirn al sujeto para su supervivencia y evolucin, cocina desde donde se generan los valores culturales que han de permitir actuar en esta direccin y desde donde se avisa al sujeto de los peligros de prdida de contacto consigo mismo o con el entorno, ms las consecuencias que derivan de ello desde el punto de vista tambin adaptativo. Creo que no es demasiado arriesgado entender que el wianch de los shuar equivale a una proyeccin externa del propio inconsciente individual. Para los shuar, el wianch es un personaje central en su panten mitolgico, especie de diablo que tiene la imagen del propio individuo (animal, planta o persona) pero es incorpreo, serla como su espritu o parte inmaterial pero con determinacin formal: la imagen fsica del propio sujeto. As por ejemplo, los shuar tampoco suelen dejarse fotografiar porque creen que con cada retrato les es robada una liarte de su wianch. El wianch sabe todo del sujeto, y cada ser vivo tiene uno. Si lo traducimos por algo equivalente a nuestro concepto de inconsciente, se comprender entonces que lo guarda todo y sabe quin te est queriendo hacer algo, ya que en ltimo trmino los seres que aparecen en los sueos de cualquiera son personajes componentes de su propia complejidad psquica inconsciente. Siempre soamos con nosotros mismos, y la psicologa analtica ha puesto de relieve la enorme importancia del fenmeno de la proyeccin: ha permitido verificar que la proyeccin de los contenidos psquicos hacia el mundo exgeno puede llegar incluso hasta la identificacin total del objeto con las fantasas del propio sujeto (fenmeno observable en los pueblos animistas y en los nios). Tambin es as comprensible la funcin protectora del wianch ("cuando tomas ayahuasca lo ves... aunque otro brujo quiera atacarte, tu wianch te protege"; remito al lector especialmente a la teora cognitiva expuesta en el Cap. 5): el inconsciente es autoreinunerativo y se autoregula en tanto puede. Realiza las compensaciones pertinentes (regulaciones) de las frustraciones cotidianas, indica donde estn los peligros en la evolucin del individuo, seala caminos de acceso y se autocompensa. Es decir, protege al propio sujeto de la destruccin que significara un caudal sin tabiques de energa o material inconsciente: la locura. De aqu tambin que el consumo de entegenos, propio del 89% de los pueblos exticos y de muchas pequeas comunidades occidentales, sea literalmente un jugar con la locura, lo cual justamente protege de caer bajo ella.

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Por otro lado, habiendo contado el mismo sueo anterior a una mujer, hija adulta del anciano que hizo la interpretacin que acabo de comentar, realiz el comentario que sigue:"El sueo q u e Uil. tenia de los negros, era una conscicncla negra que no iiodia aguantar: tena una ira onente. Para tener una opinin personal hay que reflexionar y la reflexin siempre suele tener partes dolorosas porque cuestiona al propio pensante, por ello la gente simplemente no piensa. \J\ diferencia res|>ecto de los shuar es q u e los parmetros culturales occidentales estimulan la expresin individual, en tanto q u e los pueblos amaznicos incitan la expresin colectiva por encima de la individual.

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I

una activacin de la fuente de fuerza vital que tanto puede tener un sentido positivo como destructivo, pero siempre en grado extremo. A ello no se contrapone la dea ms biologista de que tal efervescencia del imaginario se debe a movimientos fisiolgicos de los neurotransmisores, lo cual serla la cara bioqumica de los sueos. Por otro lado, para los shuar actuales, la envidia es una de las pulsiones psicolgicas ms destructoras, si no la que ms, origen de disputas familiares y grupales que llegan al incendio de cabaas y al asesinato. Tradicionalmente, no exista la envidia entre los indgenas de esta etnia, ni tan solo hay una categora lingistica para expresarla: para referirse a esta alteracin emocional usan la misma palabra castellana "envidia" (en sentido opuesto, si conocan los celos amorosos, aksmamu). Hasta la segunda dcada del siglo XX todos los shuar posean lo mismo (cabaa, cerbatana, telas tejidas en algodn para vestirse, huerta, etc.) y lo que cada uno tena era el producto directo de su esfuerzo cotidiano. Si alguien posea ms que otro no era algo envidiable, ya que cualquiera poda ponerse a su nivel con ser ms trabajador, ms arrojado o ms sociable. No obstante, con la llegada de los misioneros cristianos primero, y de los organismos de cooperacin internacional posteriormente, se han ido produciendo nuevas situaciones cotidianas en las que de pronto alguien reciba algo (ropa, un buen machete de acero, una escopeta, vacas, frmacos y, ltimamente, algn proyecto dotado econmicamente, con una ONG o con algn gobierno cooperante) que le ayudaba a mejorar substancialmente la vida pero era inaccesible a los dems, ya que muchos de estos bienes se consiguen como favores recibidos de los occidentales a cambio de una aceptacin de sus imposiciones culturales. Tambin se pueden obtener "las maravillas" de Occidente por medio de eventos accidentales, como por ejemplo vivir cerca de los lmites de la selva y estar geogrficamente cerca de los poblados de colonos de donde provienen tales objetos y bienes anhelados. Estas desigualdades, irresolubles por el camino tradicional de ser ms trabajador o ms arrojado en las peleas, han ido fomentando un vivo, irrefrenable y destructivo sentimiento de envidia entre los shuar. Probablemente esta sea la pulsin psicolgica o la pasin ms fuerte que los mueve hoy (ms adelante se describe con detalle la actitud con que son recibidos los obsequios, especialmente si provienen de un occidental: se esconden inmediatamente, nunca se mencionan, etc. Cap. 6.II). En este sentido, si algo definira desde un punto de vista de la antropologa psicolgica al pueblo shuar actual, es justamente su exacerbada, acuciante y mordiente envidia, freno y motor a la vez de muchas de sus pautas de conducta. Se trata de una pulsin subjetiva histricamente nueva para este pueblo, de manera que se puede afirmar que no lian desarrollado mecanismos para combatirla o controlarla ni en el mbito individual de lo psicolgico, ni en el mbito de las normas culturales que regulan la convivencia social. Podra decirse que es el equivalente psicolgico a las nuevas epidemias vricas llevadas por los occidentales en lo orgnico. De ah que la envidia sea una fuerza de carcter endgeno aunque originada por elementos venidos de fuera de la propia cultura shuar, terriblemente destructiva, y muy importante entre los indgenas para explicar diversas de sus formas de comportamiento social. Expuestos estos antecedentes, se podr comprender mejor el sentido original y el paralelismo entre la interpretacin que realizan los shuar de la serpiente como sm67

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bolo onrico y la que realiza la psicologa analtica. Soar con una culebra pequea para los shuar significa, en primer lugar, envidia: "he soado con ella, alguien no me quiere, alguien piensa mal de m..."; "si ves que una culebrita viene y te muerde, sabes que estn pensando mal de ti, te preguntas quin estar pensando mal de m?". As mismo, los wishn o chamanes afirman ver serpientes al tomar ayahuasca, pero en este caso las culebras representan sus poderes mgicos y su poder personal (efectivamente, esta imaginera visual aparece a menudo al consumir el entegeno, tanto a los chamanes shuar como entre los occidentales que prueban la pcima amaznica). Si se suea con culebras de gran tamao, como la anaconda, es interpretado como una representacin del propio poder personal, kkaram. Este galimatas ordenado de culebras onricas es traducible a nuestra terminologa occidental como una sublimacin plstica de la fuerza vital o psquica, como la terrible fuerza del inconsciente. Las culebras simbolizan pues, para los shuar, y de forma paralela, la ms destructiva de las pulsiones (la envidia) y la ms apreciada de las fuerzas salvadoras o curativas (los poderes atribuidos a los brujos). Esta dualidad del simbolismo de las culebras aparecidas en sueos o bajo los efectos de la pcima visionaria, es exactamente equivalente a la ambivalencia que nuestros psicoanalistas atribuyen a la activacin del propio inconsciente: puede ser altamente creativo si se maneja adecuadamente dndole un lenguaje para ser expresado, o puede convertirse en una fuerza desintegradora del propio sujeto. En el plano antropolgico, se vislumbra una doble carga simblica equivalente, ya que la envidia ha sido generada entre los shuar por accin de los apachi, los blancos: ellos representan el mal, la destruccin del mundo cultural shuar, de sus mitos y de su cosmovisin; as es como asumen tambin simblicamente la accin destructiva de un inconsciente desbocado identificando la locura, la serpiente que muerde, con los blancos. Por otro lado, la misma imagen aumentada (la anaconda u otra serpiente de gran tamao) representa las fuerzas curativas, la energa del chamn y, en resumen, la esencia vital del pueblo shuar en su lucha contra la prdida de identidad que supone este desigual contacto intertnico (es decir, el aprovechamiento beneficioso de mismo inconsciente y de su contenido energtico). Nuevamente, aparece con claridad cmo la memoria oral y colectiva referida a la interpretacin personal de los sueos, enmarca una experiencia viva e individual dentro de los valores del grupo. Es as como cada experiencia personal real conserva las huellas mitolgicas de la cultura shuar y al mismo tiempo las readapta constantemente a las nuevas situaciones. Adems de ello la interpenetracin de la mitologa colectiva y de los sueos individuales, se pone tambin de relieve la tan discutida existencia de parmetros psicolgicos universales, parmetros que vienen de un "espacio liminar" en referencia a las estructuras, procesos y formas culturales que cada sociedad ha ido tejiendo a lo largo de su historia nica e irrepetible: son los metamensajes sobre los mensajes que da la propia cultura. Nos hallamos de nuevo ante el postulado que defiende la existencia de arquetipos cognitivos universales o ideas primordiales, de carcter dinmico, producto de la propia historia del ser humano que ha ido dejando imprentas indelebles, y de la propia plasticidad de las neuronas que reproduce formas y significados similares adaptados a las variables culturales e histricas de cada pueblo, no tan solo estructuras vacias.68

Oniromancia y sentido de los sueos entre los shuar

lin un sentido contrario, y como se ha comentado ms arriba, los shuar interpretan algunos sueos como anuncios literales de algo que est sucediendo, respecto de lo cual no hay engao posible de acuerdo a su cosmovisin. Incluyo, para acabar, una nueva ilustracin etnogrfica de decisiones concretas tomadas a partir de la informacin obtenida por decodiftcacin de material onrico:"No es por hacerle quedar mal a mi es|>so osicin y tensiones dentro del centro shuar donde viva; entonces la Federacin Indgena intent echar al yerno de Picliam" del territorio indgena donde se haba instalado, dicen que acusndolo a la polica de colaborar con bandas armadas . Yo les dije: 'vern, tengo sueo l e s dije m e da compasin Sevilla n o m b r e castellano del centro shuar d o n d e habita el informante. Si tocan a mi yerno... yo solito voy a acabar con Sevilla! porque tengo sueo. M i poder tengo, voy a hacer desaparecer Sevilla. Yo solo vern! Despus vino coronel apachi y le dije: 'shuar soy y no tengo miedo, yo solito voy a tumbar todito si hace falta', asi le dije al coronel, cuando mandaron coger a mi yerno. Despus no pas nada. Se tranquilizaron, se fueron y vinieron ellos m i s m o s a conversarme, a tranquilizarme. Nada pas. Pero yo m e deca: 'pero entonces por qu? para q u soara asi? algo ha de pasar, algo suceder algn da'. listos sueos nunca mienten. FI rato m e n o s pensado caos despus vino un seor avisando q u e ya estn molestando los del Peni, ya est disparando P e n i contra nosotros. Ya andan molestando. Despus ya comenzaron a declarar la guerra. All, el Diputado vino y m e dijo: 'mi provincia ya est en guerra |>or q u 110 quiere ayudarnos?' All comenzaron a llegar aviones, aviones volaban! aviones de guerra comenzaron a aterrizar cerca. Pchica! m e digoeste 110 seria el sueo? Al ralo nos dijeron q u e ya eslaba comenzando el tiroteo contra enem i g o s de Per. Ya estn |>eleando en el ro Tiwinza, hay c o m b a l e . "

Cuanto se iniciaron los conflictos armados entre Ecuador y Per, como he comentado anteriormente y se repite en esta transcripcin, Picham8 fue llamado para arengar a los soldados shuar. El anciano cont pblicamente y ante los batallones formados, este sueo del Jurijri blanco, y les conmin a que fueran valientes en la lucha; les explic que por ese sueo que habla tenido no les sucedera nada y que todos regresaran a casa; que todo hombre debe luchar y no ser 1111 cobarde, menos todava un shuar. A continuacin hizo distribuir jugo de tabaco silvestre macerado para todos, incluidos los mandos regulares del ejrcito all presentes, y les conmin a inhalar el jugo entegeno de tabaco para que tuvieran el valor necesario en la lucha: es decir, para que "participaran del sueo que l haba tenido" por medio de la modificacin de la consciencia inducida bajo los efectos de los alcaloides del tabaco. A raz de ello, los soldados shuar lucharon con energa durante todo el conflicto y lo cierto es que oficial y oficiosamente, slo muri un muchacho shuar, y adems no fue directamente en el conflicto armado sino en un accidente de camin durante el transporte (a lo largo del conflicto hubo un nmero declarado de bajas que se aproximaron a las 1.500 por el lado peruano y nicamente a 40 en el bando ecuatoriano; no obstante, ya es sabido que en todas las guerras se debe desconfiar del nmero de bajas que confiesan los portavoces de uno y otro bando) [*'] A partir de esta ilustracin pues, es ms fcil acercarse a la forma sistmica que adopta el pensamiento mgico de los shuar, representativo del estilo cognitivo folklrico y propio de los pueblos no industrializados, en el cual realidad endgena y realidad exgena se mezclan en una nica comprensin de mundo. Si se pregunta a cualquier shuar sobre sus aconteceres biogrficos, la mayora de ellos afirman haber visto21. Indico estas cifras pero 110 tengo la menor intencin de darlas por buenas. Consultados |>erodstas y I>oi1avoces de a m b d o s bandos contendientes, m e facilitaron cifras absolumente... contrarias. IjO nico q u e m e parece bastante fiable es la baja shuar nica, ya que m u y probablemente a lo largo del trabajo de c a m p o hubiera sabido de otras bajas indgenas de haberlas habido.

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1Al trasluz ile la ayahuasca

en sueos y con anterioridad aquello que les sucedi (enviudar, resultar heridos o ganadores de una vendetta, recibir buenos regalos...), con lo cual sueos, visiones producto del consumo de entegenos y realidad fsica o concreta se tornan tan solo caras de una misma y nica moneda que es su vivencia concreta del mundo. Para acabar, quiero recordar que no es mi intencin en este capitulo proponer una teora total que permita acercarnos a la comprensin de los sueos, ya que en las ltimas dcadas la simbologia analtica (que no el psicoanlisis) nos ha pertrechado de un magnfico y consistente marco terico y de una slida acumulacin de material emprico perfectamente aprovechable por la antropologa cognitiva y psicolgica (y ello, a pesar de las muchas renuencias que las escuelas conductistas y cognitivistas norteamericanas tienen a aceptarlo). No lo explica todo, pero este esqueleto terico es aprovechable. A las propuestas de la psicologa analtica cabe aadir, desde la antropologia cognitiva, la interpenetracin que se observa entre la dimensin concreta histrica y mitolgica de los sueos (la cultural y colectiva) y su inters privado y personal (la dimensin psicolgica). Hace algunos aos hubo un predecesor en tal linea de investigacin etnocognitiva, Un anciano profesor norteamericano de la Universidad de California, Paul Radin, que desde la antropologa intent tal aproximacin terica a la relacin entre la decodjficacin onrica, la existencia de ideas primordiales y los procesos de cambio cultural: tambin l haba realizado trabajo de campo entre indgenas norteamericanos, cuyo entegeno tradicional y ms extendido es el cactus del peyote. Aunque actualmente sus textos se hallan olvidados por los canales de difusin especializados y por el pblico en general, y hasta donde yo s nunca han sido traducidos al castellano, no dejan de ser interesantes (por ejemplo: RADIN, 1962, en la edicin francesa). Finalmente repetir que, para los shuar, lo ms complicado es saber cundo los sueos se van a cumplir, y 110 se puede saber su sentido concreto con certeza antes de que se cumpla un sueo. Por ello, mantienen una atencin despierta constante sobre los eventos que les envuelven a lo largo de la vida cotidiana, en una bsqueda permanente de signos a los que atribuir sentido. El ltimo consejo que dio el anciano Picham" al autor, y con el cual quiero acabar este captulo, fue: "salga lo que salga en un sueo, y especialmente si se trata de caballos o de cosas vivas, pjaros, serpientes u otros animales... hay que ser valiente y tumbarlos de una patada ipum! Vencerlos de alguna forma, y entonces el animal que sea en el sueo se convierte en persona y te entrega el poder que ella tiene. Cada animal tiene 1111 poder, debes quitrselo si te viene en tus sueos". No es preciso extenderme en el anlisis de este consejo pero, dicho todo lo anterior ser sencillo captar su importancia tanto dentro del sistema de valores shuar como en un contexto de psicologa analtica o de terapia sistmica occidental: el caballo es un smbolo de muy compleja interpretacin pero hay un cierto acuerdo en atribuirle la representacin de la parte intuitiva de ego (de aqu las tradiciones que hablan de la suerte que conlleva encontrar una herradura usada, la funcin simblica que le han atribuido diversos sistemas chamnicos asiticos y amerindios al hablar del caballo como elemento que permite al chamn viajar a las dimensiones de la alteridad,78

Oniromancia y sentido de los sueos entre los simar

etc.); los dems animales, en el mismo sentido ya comentado, suelen representar las pasiones y pulsiones instintivas o "bajas" del propio sujeto soante, y el hecho de "quedarse con sus poderes" implica lo que en trminos occidentales probablemente llamaramos recuperar la vida psquica inutilizada en los bloqueos neurticos. Cambian las formas culturales pero sin lugar a dudas existen, y se verifican en cada trabajo de campo adecuadamente orientado, aquellas ideas primordiales postuladas por M. Mauss, E. Durkheim, 1'. Radin y otros antroplogos clsicos que estn en la base de los sistemas de valores nucleares, culturalmente ordenados y formalizados. Se puede preguntar: es la propia experiencia subjetiva de estas ideas primordiales o arquetipos simblicos lo que mantiene unidas las sociedades humanas? Sin duda, este interrogante es refinadamente pertinente a los estudios que nos ocupan.

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CAPTULO 4

ETNOPSIQUIATRA Y ENTEGENOSPodemos aceptar que si alguna variable diferencia "esencialmente" al ser humano de nuestros primos biolgicos y de nuestros vecinos de evolucin filogentica y valga por el momento este trmino, a pesar de la discutida existencia de una esencialidad en el ser humano es nuestra potencial capacidad de autorreflexin, y con ello nuestra posibilidad real de generar estados y procesos cognitivos de disociacin mental en un sentido no patolgico (|por desgracia tan poco utilizados!). A partir de tal posibilidad, somos tambin capaces de observar nuestra propia disposicin para elaborar consciencias dialgicas (o estados modificados de consciencia) que permiten el dilogo reflexivo, con uno mismo, a menudo vivido en forma de revelacin y de catarsis emocional. 1.a capacidad de que dispone el ser humano para pensarse a si mismo, para salir del sistema ordinario de procesuamiento cognitivo (el que slo reacciona a estmulos endgenos o exgenos sin mayor esfuerzo de introspeccin) nos permite reflexionar sobre el propio pensamiento y reconfigurarlo, revisar los orgenes de un sentimiento, de una percepcin o reaccin, investigar las posibilidades de autoprogramacin, actuar una autopoyesis... es justamente esta aptitud y disposicin reflexivas lo que permite a los seres humanos a la vez ser objetos de la cultura que hemos recibido y sujetos de transformacin de la cultura que vivimos, receptores pasivos y creadores conscientes de mensajes culturales a partir de los metamensajes que nos permite tal capacidad dialgica. 1.a forma etnogrficamente ms extendida de impulsar y manipular este dialogismo mental ha sido por medio del uso de plantas y pcimas entegenas. En los ambientes cientficos ms vanguardistas se ha aceptado que cada sociedad o cada patrn cultural [2Z], dispone de "su" tcnica para sumergirse en dichos estados modificados respecto de la consciencia cotidiana. En este sentido, podramos realizar una larga enu22. T a m p o c o aqu q u i e r o entrar en las a r d u a s discusiones tericas sobre la definicin d e "sociedad" y de "patrn cultural", hasta d n d e alcanza su sentido, etc. N o obstante, q u i e r o llamar la atencin sobre estas d i s c u s i o n e s q u e a c t u a l m e n t e tienen u n g r a n inters dada la universal mezcla de culturas, etnias, razas, leng u a s y d e m s a q u e n o s lia llevado la m o d e r n a civilizacin d e las c o m u n i c a c i o n e s . Sin d u d a , la t a x o n o m a antropolgica necesita u n a puesta al dia para ser a m p l i a m e n t e aplicada a los trabajos e investigaciones sobre las m o d e r n a s sociedades complejas.

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Al trasluz (II- la ayaliuasca

meracin que se resumira en que los pueblos mediterrneos septentrionales, con claras similitudes caracteriolgicas, tradicionalmente disponen de plantas Solanceas, del hongo Amonita muscaria y de los brebajes alcohlicos derivados de la vid [Z31 para zambullirse en excursiones psquicas de carcter mistrico o visionario; los europeos meridionales disponen de las cervezas y de los hongos A. muscaria y Psilocybes semilanceata, entre otros; los musulmanes y pueblos del Magreb, de la Cannabis y de los diversos usos de la Pcganum Harmala; las etnias amaznicas, disponen de la ayahuasca, tabaco y Hrugmansias; los mesoamericanos, de los hongos psilocbicos y el cactus del peyote, y un muy, muy largo etctera que alcanza a ms de 200 mixturas o vegetales simples utilizados por distintas tradiciones culturales, y sin contar los modernos psictropos sintticos. No obstante esta propuesta fcilmente observable que cada pueblo o cultura dispone de sus entegenos, parece muy probable que la direccin profunda del proceso acte en sentido contrario: no es que cada pueblo disponga de un entegeno o embriagante consensuado, sino que entorno de cada substancia con potencial entegeno surge un ncleo generador de nuevos valores culturales. Esta es la hiptesis que sucintamente voy a defender aqu y en el prximo captulo; en el presente aportar el material emprico y en el Cap. 5 la exposicin terica (que se aposente y cristalice en la historia es cuestin de avatares casi azorosos, del mismo tipo de los que ayudan a que una semilla muera o se desarrolle: el potencial nuclear est en ella). Ix) que sigue son diversas aportaciones extradas de distintos trabajos de campo. Por ello, la forma final del presente captulo se asemejar a una ensalada mixta compuesta por diferentes datos empricos, bsicamente etnogrficos, etnopsiquitricos y estadsticos, que en una primera lectura podra incluso parecer que ni tan solo tienen un slido nexo comn. Aun as, debe hacerse esta exposicin de material experimental y descriptivo primero, como paso previo al siguiente captulo donde se presentar un esqueleto terico de la forma y las leyes que regulan la relacin entre los entegenos, el sistema cognilivo del ser humano y la capacidad de innovacin cultural.

23. No es casualidad q u e el m x i m o lito que actan estos pueblos, la Misa Cristiana, tenga por centro simblico y estructural una bebida alcohlica en si m i s m a , el vino dulce, y el acto de ingerirla sea u n o de los momentos m s dramticos de la ceremonia. A d e m s de ello, diversas investigaciones independientes estn aportando seales cada vez m s definitivas de q u e el vino originariamente usado c o m o sacramento cristiano, no solo proporcionaba la embriaguez sagrada gracias al grado de alcohol alcanzado con la fermentacin de las uvas, sino q u e en l se solan macerar otros vegetales con m u c h o m s poder psictropo. Ver los trabajos de Giorgio Samorini (aun no editados, pero presentados en el congreso mundial Enlheobolany, y del antroplogo alemn Christian Rtscli. realizado en San Francisco, California, entre los das 18 y 20 de octubre de 1996), del etnobotnico Jonathan Ott

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F.tnopsiquiatra y entegenos

III

Estadstica y datos etnopsiquitricosLa muestra a partir de la que se han extrado los datos que siguen es relativamente pequea (113 informantes vlidos, para un universo de cerca de 40.000 individuos dispersos). S que podra ser criticado por ello dada la extendida actitud cuantitativista que domina en la actualidad. No obstante hay dos elementos metodolgicos que debo presentar en mi defensa. Por un lado, los pueblos exticos como los shuar son sociedades tradicionalmente homogneas en extremo, al contrario de nuestras sociedades complejas multitnicas, y sera absurdo pensar que los estndares estadsticos ^ que hemos dado por vlidos a partir de los trabajos de sociologa aplicada a nuestras sociedades occidentales son tambin vlidos respecto de aquellas sociedades. No debe ser asi y, hasta donde yo s, no hay trabajos metodolgicos experimentales en este sentido, que permitan fijar un nivel de confianza y un margen de error en el trabajo estadstico aplicado a pueblos culturalmente homogneos. Adems de ello, la inferencias y deducciones que se realizan no nacen nicamente de las cifras, sino que stas llegan arropadas de abundante material cualitativo, observaciones directas y trabajo mico realizado por el autor. En segundo lugar, y como se ha anunciado al principio de este libro, se trata de un trabajo piloto en el que trato de establecer los interrogantes adecuados para orientar correctamente la investigacin cognitiva relacionada con los entegenos y la produccin de cultura humana, con lo cual toda afirmacin es altamente indicativa pero no se presume definitiva. As pues, las aseveraciones que siguen inferidas de los datos estadsticos tienen validez por s mismas y no tengo la menor duda sobre ello. Aportan informacin nueva y original sobre algunas interactuaciones entre el efecto exttico de la ayahuasca y la Brugmansia, y el sistema cultural shuar, no pretendiendo con ello que se trate de asertos de validez universal. Sobre ello no hay discusin posible.

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Al trasluz (II- la ayaliuasca

lo El material que sigue se recogi exactamente entre los aos 1992 y 1993 por parte del autor y del equipo de investigadores que colaboraron en estas tareas concretas, formado por el Dr. Joan Obiols y Jorge Atala (psiquiatras), y Mireia Recasens (psicloga). l a informacin se refiere a aspectos estadsticos relacionados con el consumo de substancias entegenas dentro del espectro social y cultural de estas etnias amaznicas y a su probable sentido antropolgico y etnopsiquitrico |2rque constituye una dispersin de datos sin demasiado peso.

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Klnopsiquiatrla y cnteRenos

le El siguiente grfico ("Consumo de ayahuasca en relacin a las respuestas afirmativas al SRQ") muestra esta interesante correlacin entre la frecuencia de consumo de ayahuasca y las respuestas afirmativas obtenidas en el SRQ. El test cuyos resultados aparecen en el grfico siguiente en relacin al consumo de ayahuasca, es el SRQ: Self Report Questionnaire. Fue escogido por los psiquiatras del equipo de investigacin (Dr. Joan Obiols y Jorge Atala) por tratarse de una herramienta que permite detectar los desrdenes neurticos y emocionales, y que ya ha sido experimentada en otras investigaciones etnopsiquitricas realizadas en Iatinoamrica. Se compone de 24 items de fcil respuesta, solo hay que marcar un "si" o un "no" detrs de cada pregunta, de las que las primeras 20 detectan sntomas neurticos, y las ltimas 4 detectan manifestaciones psicticas. Las ltimas 4 preguntas fueron eliminadas de nuestro cuestionario ya que en la investigacin se utiliz tambin el PERI (Psychiatric Epidemiology Research Instrument) para la bsqueda de enfermos psicticos. Por ello, las respuestas al SRQ cabe entenderlas en referencia exclusiva al nivel de neurosis (ansiedad, angustia, depresin, etc.) y sobre una puntuacin mxima de 20. En referencia a los procedimientos de evaluacin usados para corregir los resultados del SRQ, se considera que 8 o ms respuestas afirmativas indican la existencia de un desorden psicolgico considerado importante dentro de nuestros parmetros sanitarios. Simplificando, se podra decir que a menor frecuencia de respuestas afirmativas se corresponde un mejor estado de salud mental.

Consumo de AYAHUASCA en relacin a las respuestas afirmativas al SRQ

R s u sa nliimnlivos al SOR ep et s I Mueslio lolol vlido de 113 shunt

1-5nuncu lom oyohuouo

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II 1 5

I4s EEG realizados experimentalmente a lo largo del trabajo de campo en la Amazonia, fueron llevados a cabo por medio de un prototipo de electroencefalgrafo porttil cuya preparacin tcnica nos fue facilitada por medio del Dr. Jordi Soler-Bach, uno de los pioneros en la investigacin de EEG en Espaa; y la realizacin in situ de los EEG fue llevada a cabo por el equipo de investigadores bajo la direccin del Dr. Joan Obiols. Por otro lado, los EEG de voluntarios occidentales fueron realizados en99

Al trasluz de la ayalniasca

un moderno centro hospitalario de Barcelona, con los mejores equipos tcnicos de que se dispone y el mejor personal profesional especializado. Finalmente, el anlisis de los datos cuya expresin grfica resumida es la que sigue (se hicieron 12 grficos distintos por cada registro de EEG) fue realizada en el laboratorio de sonido y matemticas de Josep Manuel Berenguer, mdico y especialista en informtica aplicada, adems de conocido compositor de msica electroacstica. En total, pues, se realizaron 12 registros vlidos de EEG entre informantes shuar (3 chamanes y 9 no-chamanes), y es la primera vez en la historia que se realizan dichos registros a brujos amaznicos bajo los efectos de su pcima sagrada y en su propio contexto ritual y medioambiental. De regreso a Barcelona se realizaron 12 EEG ms a otros tantos voluntarios adultos, cuya nica condicin fue que nunca antes hubieran ingerido esta mixtura entegena, para disponer as de dos grupos claramente opuestos en su entrenamiento previo referido al conocimiento y aprendizaje del uso de la ayahuasca. Desde el punto de vista tcnico, las condiciones de registro fueron mantenidas similares, hasta donde se pudo, en ambos grupos: se hizo un primer EEG a cada uno de los informantes en estado cotidiano, a la misma hora (entre 6 y 7 p.m.) y rogando que recordaran qu alimentos haban ingerido durante el da pero que en el momento de realizar el EEG permanecieran en ayunas desde unas tres horas antes. El segundo EEG se realiz a cada informante aproximadamente una semana despus, tambin entre las 6 y las 7 p.m., en las mismas condiciones de ayuno y rogndoles que antes hubieran ingerido lo mismo que la semana anterior. No obstante, el segundo registro se hizo bajo los efectos de la ayahuasca: 1 hora despus de haber consumido la mixtura en los occidentales y entre los shuar cuando afirmaban que el entegeno les haca efecto. Una observacin: entre los indgenas se registra el efecto a los 10 a 20 minutos, en tanto que entre los occidentales inexpertos suele tardar ms de 45 minutos, lo que indicara tambin la existencia de un aprendizaje biolgico, psicolgico y/o de una influencia directa de la dicta sobre el efecto. En trminos generales, se puede afirmar que no hubo una gran diferencia entre los registros Isoelctricos realizados a unos y otros, de lo que deriva la probable preponderancia del entrenamiento previo por encima de aspectos biolgicos para dirigir los procesos mentales alternativos generados por el consumo del entegeno. Es decir, a nivel biolgico todos los sujetos del experimento han recibido el mismo impacto a raz del consumo de ayahuasca, pero la direccin de la experiencia es bien distinta segn el entrenamiento anterior: en tanto los shuar curan y se curan, se mantienen erguidos, hablan y ren, y dirigen su imaginera mental hacia los fines propuestas con antelacin, los occidentales inexpertos tienen graves problemas para mantener simplemente el equilibrio corporal, son incapaces de mantener un dilogo cotidiano, se sienten presas de las visiones y pulsiones descontroladas que les impulsa el consumo del entegeno, etc. Por tanto, a la vista de las descripciones del efecto de la ayahuasca realizadas por todos los informantes, podemos afirmar que desde el punto de vista puramente fenomenolgico, la imaginera mental generada por este entegeno depende, en parte, de la composicin qumica y de su efecto sobre nuestro sistema nervioso central, pero en100

Klnopsirimatrla y enloRcnos

parte depende de la carga cultural de cada sujeto. As por ejemplo, los shuar afirman que bajo los efectos de la ayahuasca se vislumbran serpientes y, efectivamente, la mayor parte de ellos asi lo describen cuando lian ingerido, pero entre los voluntarios occidentales algunos afirmaron haber tenido visiones de formas alargadas y con elevado cromatismo (equivalentes a las culebras de los indgenas) pero en otros muchos casos jams han visto tal imaginera mental (incluyendo personas que han consumido el entegeno en ms de 100 ocasiones). Por tanto y sobre este punto especfico, si bien la substancia condiciona una tipologa especfica de imaginera mental 110 la determina, es un elemento ms del sistema cognitivo culturalmente condicionado. El resultado de todo ello est todava por explorar a fondo y lo que sigue, repito, es una presentacin simple de una pequea, pero interesante, parte del material obtenido. Los cuatro grficos que presento referidos a cada uno de los casos (dos en estado normal y dos bajo el efecto de la ayahuasca) tienen una distribucin idntica: los dos grficos de la izquierda de cada caso se refieren al EEG realizado en estado normal (el grfico superior indica el estado del lbulo izquierdo y el grfico inferior el del lbulo derecho, designados como "EEG normal izquierdo" y "EEG normal derecho"). En sentido contrario, los dos grficos que aparecen a la derecha de cada caso son la representacin del EEG de la misma persona pero esta vez bajo los efectos de la substancia psicoactiva, y tambin de uno y otro lbulo cerebral. Cada una de las lneas est marcada con un smbolo simple para identificar el tipo de onda bioelctrica a la cual se est representado: += delta; = alfa; 0= theta; x= beta, y su evolucin en relacin a las dems ondas a lo largo de un minuto de registro de EEG. Como puede observarse a simple vista, los cambios habidos en la evolucin de las amplitudes de onda es bastante o muy similar en el Caso I (informante shuar) y en el Caso II (informante occidental). Tambin en ambos casos parece darse