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  • Copyright 2015 Delegacin de Juventud de la Dicesis de Crdoba

    CASA DE LOS JVENES JUAN PABLO IIJuan de Mena, 3. 14002, CRDOBA

    957 492 726

    [email protected]

    CUADERNO DEL PEREGRINO

    Vamos a Gudalupe!C A R TA D E L O B I S P O

    Obras de Misericordia CorporalC AT E Q U E S I S U N O

    Obras de Misericordia EspiritualC AT E Q U E S I S D O S

    El Sacramento de la MisericordiaC AT E Q U E S I S T R E S

    De las horasL I T U R G I A

    Viernes- Laudes- Vsperas

    Sbado- Laudes

    Domingo- Primeras vsperas- Laudes

    Espiritualidad del Corazn de CristoA C TO D E CO N S A G R A C I N

    Misa de envoC A N TO S

    MisaC A N TO S

    5

    7

    9

    1 0

    1 31 5

    2 0

    2 22 4

    2 7

    2 9

    3 1

  • #Guadalupe204 |

  • Vamos a Guadalupe!C A R T A D E L O B I S P O

    Hace veinte aos los jvenes de Crdoba comenzaron a peregrinar a Guadalupe. Era obispo de Crdoba entonces D. Francisco-Javier Martnez, hoy arzobispo de Granada. Este ao queremos dar gracias a Dios por esos 14.000 jvenes peregrinos que en estos veinte aos se han puesto en camino hacia el santuario de Santa Mara de Guadalupe y han vuelto llenos de alegra por el encuentro con la madre.

    Muchos jvenes han descubierto o aanzado su vocacin en este camino de Guadalupe. Qu plan me tiene preparado Dios para que yo sea feliz? Eso es la vocacin. Ser feliz no porque satisfago mis gustos y caprichos, eso me hace cada vez ms esclavo, sino porque aprendo a dar la vida, a gastarme en el servicio a Dios y a los dems. En la entrega generosa de la propia vida es donde encuentro mi propia felicidad. Muchos han encontrado esa vocacin en el matrimonio cristiano, sobre el que se fundamenta una familia cristiana. Otros han descubierto su vocacin al sacerdocio, para ser ministros de Cristo y servir a los hermanos la Eucarista, el perdn de Dios, el acompaamiento de un Dios cercano. Otros han encontrado su sitio en la Iglesia fascinados por alguno de los carismas de la vida consagrada. Mara Santsima ha velado por cada uno, y a ella le damos gracias especialmente este ao.

    Guadalupe celebra un Ao Santo Guadalupense, concedido cuando cae en domingo su esta del 6 de septiembre, como sucede este ao. Acudimos, por tanto, ante la imagen bendita de la Virgen con el deseo de alcanzar gracias especiales por ser un ao especial.

    Y en este ao celebramos en Crdoba el dcimo aniversario del Adoremus, instalado en la capilla San Juan Pablo II en locales de la parroquia de la Compaa. Cuntos motivos para agradecer al Seor su cercana en la Eucarista y en el perdn. Cuando acudimos a este lugar cada jueves, encontramos al Seor dispuesto a escucharnos y a ofrecernos su perdn abundan-te. Y algunos de esos jueves han constituido celebraciones extraordinarias con gran auencia de jvenes.

    Pero, mirando al futuro, tenemos en el horizonte la Jornada Mundial de la Juventud en Cracovia 2016, del 26 al 31 de julio, con el lema Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarn misericordia. El Papa Francisco nos convoca. Vamos a Cracovia! A encontrarnos con tantsimos jvenes que desean visitar la patria de san Juan Pablo II. Para eso, nuestra dicesis de Crdoba se prepara en el Ao de la Misericordia con la Gran Misin Juvenil, que llevar por todas las parroquias la Cruz de los jvenes, la imagen de Mara Santsima y la de san Juan Pablo II. Se trata de una movida juvenil para decirles a todos los jvenes que Dios es amor, que su misericordia es eterna y que apoyados en ese amor de misericordia podemos afrontar la construccin de un mundo nuevo, en el que todos tengamos un protagonismo insustituible. Esta Gran Misin Juvenil pretende renovar el corazn de todos los jvenes cordobeses, para hacerles capaces de amar y construir juntos la civilizacin del amor.

    El camino a Guadalupe de este ao cuenta con las mejores vibraciones, pasadas, presentes y futuras. Vamos a Guadalupe. Nos espera nuestra Madre. Pongamos en su corazn todas estas intenciones, y dejmonos sorprender por Ella, por su cario de madre.

    Recibid mi afecto y mi bendicin:

    + Demetrio Fernndez, obispo de Crdoba

    #Guadalupe20 | 5

    Obras de Misericordia CorporalesC A T E Q U E S I S U N A

    Las obras de misericordia son acciones caritativas mediante las cuales ayudamos a nuestro prjimo en sus necesidades corporales y espirituales (cf Is 58, 6-7: Hb 13, 3).

    El primero y ms importante mandamiento es amar a Dios sobre todas las cosas y al prjimo como a ti mismo. Vamos a ver la relacin entre el amor a Dios y el amor al prjimo... Cuando pensamos piensan en amar al prjimo, en hacer caridad, en ayudar a los dems, qu ideas nos vienen a la cabeza? Cmo amar al prjimo? En qu parte de la Biblia hay una especie de lista sobre cmo mostrar nuestro amor al prjimo en algunos aspectos materiales?

    Tuve hambre y me dieron de comer; tuve sed y me dieron de beber; forastero y me recibieron en su casa; sin ropas y me vistieron; enfermo y me visitaron; en la crcel y fueron a verme. (Mt. 25, 35-36)

    La Iglesia nos ha dado un listado bastante completo, basado en este texto bblico, que nos sirve de gua en nuestro amor al prjimo. Son las llamadas Obras de Misericordia: Corporales y Espirituales.

    El Amor a Dios viene antes del amor al prjimo.

    Antes de analizar cada una de las Obras de Misericordia tenemos que tener en cuenta algo muy importante: primero hay que amar a Dios. El amor al prjimo es el FRUTO de nuestro amor a Dios.

    No podemos dejar de amar al prjimo, pero no podemos poner lo segundo de primero, ni lo primero de segundo. Como dice el dicho: la carreta no puede ir delante de los caballos. Primero es Dios y despus el prjimo. La prueba de que amamos a Dios, es que amamos al prjimo, pero nuestro amor al prjimo debe ser un reejo de nuestro amor a Dios. Si pretendemos prime-ro amar a los dems sin antes amar a Dios, estamos siendo altrustas, lntropos, benefactores. Eso no est mal, pero eso lo puede hacer y de hecho lo hace cualquiera que no sea cristiano y que no lo haga por ser cristiano. Lo puede hacer, por ejemplo, un buen gobernante o cualquier que pertenezca a una ONG nacional o internacional.

    El Catlico tiene que amar al prjimo desde Dios.

    El resultado de la ayuda que se brinde puede aparentar ser el mismo: se resuelve un problema personal o social, pero no es igual para nuestra alma, tampoco es igual para quien recibe la ayuda.

    Qu signica misericordia?

    Miser = miseria | Cordia = corazn

    Misericordia signica sentir con el otro sus miserias y necesidades, y como consecuencia de ese compasin (sentir con) ayudarlo, auxiliarlo.

    Cuntas y cules son las Obras de Misericordia?

    En total son 14: 7 Corporales y 7 Espirituales.

    OBRAS CORPORALES DE MISERICORDIA

    1. Dar de comer al hambriento2. Dar de beber al sediento3. Dar posada al necesitado4. Vestir al desnudo5. Visitar al enfermo6. Socorrer a los presos7. Enterrar a los muertos

    Las Obras de Misericordia Corporales, en su mayora estn tomadas de una lista hecha por el Seor en su descripcin del texto bblico antes indicado. Vamos a ver cada una de las Obras de Misericordia, comenzando por las Corporales. Vamos a buscar primero ejemplos de la Biblia y luego ejemplos prcticos.

    1. DAR DE COMER AL HAMBRIENTO

    2. DAR DE BEBER AL SEDIENTO

    Estas dos primeras son complementarias y se reeren a la ayuda que podemos dar en alimento o en dinero a los necesitados. Los bienes que poseemos, tambin nos vienen de Dios. Y debemos responder a Dios por stos y por el uso que le hayamos dado. Parbola de los Talentos (Mt. 25,14-30). Por cierto, no es por casualidad, que viene contada en el Evangelio de San Mateo, justamente antes de la escena donde habla de las Obras de Misericordia.

    A quien mucho se le da, mucho se le exigir. (Lc. 12, 48).

    Esta exigencia se reere tanto a lo espiritual, como a lo material.

    Recordemos a la pobre viuda muy pobre que dio para el Templo las ltimas dos moneditas que le quedaban. No es una parbola, es un hecho real que nos relata el Evangelio. Cuando Jess vio lo que daban unos y otros hizo notar esto: Todos dan a Dios de lo que les sobra. Ella, en cambio, dio todo lo que tena para vivir. (Lc. 21, 1-4).

    3. DAR POSADA AL NECESITADO

    En la antigedad el dar posada a los viajeros era un asunto de vida o muerte, por lo complicado y arriesgado de las travesas. No es el caso hoy en da. Pero, aun as, podra tocarnos recibir a alguien en nuestra casa, no por pura hospitalidad de amistad o familia, sino por alguna verdade-ra necesidad.

    Y no sabemos a quin ayudamos. Algunos han ayudado a ngeles bajo formas humanas: A Abraham y Lot les sucedi esto. Esto lo recuerda posteriormente San Pablo: No dejen de practicar la hospitalidad, pues algunos dieron alojamiento a ngeles sin saberlo. (Hb. 13, 2)

    4. VESTIR AL DESNUDO

    Esta obra de misericordia se nos facilita con las recolecciones de ropa que se hacen en Parroquias y otros centros de recoleccin. En esto tambin podemos dar de lo que nos sobra o ya no nos sirve, pero tambin podemos dar de lo que an es til.

    5. VISITAR AL ENFERMO

    No se trata de visitas sociales, por cumplir. Se trata de una verdadera atencin a los enfermos y ancianos, tanto en cuido fsico, como en compaa. Y la atencin ms importante en casos de vejez y enfermedades graves es la atencin espiritual. En nuestras parroquias suele haber grupos de pastoral de la salud.

    El mejor ejemplo de la Sagrada Escritura es el de la Parbola del Buen Samaritano, que cur al herido y, al no poder continuar ocupndose directamente, con los cuidados que necesitaba a otro a quien le ofreci pagarle. (ver Lc. 10, 30-37)

    6. SOCORRER A LOS PRESOS

    Esto implica visitar a los presos y darles ayuda material y muy especialmente, asistencia espiritual. La pastoral penitenciaria y algunas rdenes religiosas lo realizan maravillosamente.

    En la antigedad los cristianos pagaban para liberar esclavos o se cambiaban por prisioneros inocentes.

    7. ENTERRAR A LOS MUERTOS

    El ms famoso muerto enterrado y en una tumba que no era propia fue el mismo Jesucristo. Jos de Arimatea facilit una tumba de su propiedad para el Seor. Pero no slo eso, sino que tuvo que tener valor para presentarse a Pilato y pedir el cuerpo de Jess. Y tambin particip Nicode-mo, quien ayud a sepultarlo. (Jn. 19, 38-42)

    Esto de enterrar a los muertos parece un mandato superuo, porque de hecho- todos son enterrados. Pero, por ejemplo, en tiempo de guerra, puede ser un mandato muy exigente.

    Obras de Misericordia EspiritualesC A T E Q U E S I S D O S

    La lista de las Obras de Misericordia Espirituales la ha tomado la Iglesia de otros textos que estn a lo largo de la Biblia y de actitudes y enseanzas del mismo Cristo: el perdn, la correccin fraterna, el consuelo, soportar el sufrimiento, etc.

    1. ENSEAR AL QUE NO SABE

    Consiste en ensear al ignorante sobre temas religiosos o sobre cualquier otra cosa de utilidad. Esta enseanza puede ser a travs de escritos o de palabra, por cualquier medio de comunica-cin o directamente.

    Quien instruye a muchos para que sean justos, brillarn como estrellas en el rmamento. (Dan. 12, 3b)

    2. DAR BUEN CONSEJO AL QUE LO NECESITA

    Aqu es bueno destacar que el consejo debe ser ofrecido, no forzado. Y, la mayora de las veces es preferible esperar que el consejo sea requerido. Asimismo, quien pretenda dar un buen consejo debe, primeramente, estar en sintona con Dios. Slo as su consejo podr ser bueno. Los guas espirituales brillarn como resplandor del rmamento. (Dan. 12, 3a).

    3. CORREGIR AL QUE ESTA EN ERROR

    No se trata de estar corrigiendo cualquier tipo de error. Esta obra se reere sobre todo al pecado. Otra manera de formular esta Obra de Misericordia es as: Corregir al pecador. Es de suma importancia seguir los pasos de la correccin fraterna que Jess nos dej muy bien descritos: Si tu hermano ha pecado, vete a hablar con l a solas para reprochrselo. Si te escucha, has ganado a tu hermano. Si no te escucha, toma contigo una o dos personas ms, de modo que el caso se decida por la palabra de dos o tres testigos. Si se niega a escucharlos, informa a la asamblea (o a los superio-res). (Mt. 19, 15-17)

    4. PERDONAR LAS INJURIAS

    Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden, es un punto del Padre Nuestro, que el Seor aclara un poco ms en San Mateo, al nal del Padre Nuestro: Queda bien claro que si vosotros perdonis las ofensas de los hombres, tambin el Padre Celestial os perdonar. (Mt. 6, 14-15).

    El mayor perdn del Nuevo Testamento: Padre, perdnalos, porque no saben lo que hacen. (Lc. 23, 34).

    5. CONSOLAR AL TRISTE

    El consuelo para el triste o deprimido se asemeja al cuido de un enfermo. Y es muy necesario, pues las palabras de consuelo en la aiccin pueden ser determinantes.

    Aqu pueden entrar la atencin de conversacin con los ancianos, que tanto nos han dado y que en su vejez requieren que alguien les oiga, les converse, los distraiga.

    6. SUFRIR CON PACIENCIA LOS DEFECTOS DE LOS DEMAS

    La tolerancia y la paciencia ante los defectos ajenos es virtud y es una obra de misericordia.

    7. ORAR POR VIVOS Y DIFUNTOS

    La oracin por los dems, estn vivos y muertos, es una obra buena. San Pablo recomienda orar por todos, sin distincin, tambin por gobernantes y personas de responsabilidad, pues l quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. (ver 1 Tim 2, 2-3). Los difuntos que estn en el Purgatorio se benecian de nuestras oraciones. Es una buena obra rezar por stos para que sean libres de sus pecados. (ver 2 Mac. 12, 46)

    El Sacramento de la MisericordiaC A T E Q U E S I S T R E S

    Cuenta el evangelista Marcos como un grupo de escribas, al escuchar unas palabras de Jess y ver como haba curado a un paraltico, se preguntaban en su corazn Quin puede perdonar pecados? (Mc 2, 7). Claro que esa misma pregunta nos lleva a esta otra: Qu es en realidad el pecado?

    La experiencia nos dice que no es fcil reconocer nuestros pecados. Vemos faltas, observamos imperfecciones, lamentamos errores, sentimos haber hecho dao a alguien. Pero qu tiene eso que ver con Dios? Que necesitamos reconciliarnos unos con otros y perdonarnos mutuamente es cosa bastante razonable. Pero que podemos ofender a Dios es difcilmente imaginable.

    Al comienzo del Evangelio aparece la llamada a la conversin, a la penitencia (Mc 1, 15). La conversin incluye necesariamente estas dos cosas: nuestra relacin con Dios y nuestra relacin con el prjimo. La nueva vida segn el Evangelio se resume en el doble mandamiento del amor a Dios y al prjimo. De ah que el pecado sea siempre ambas cosas: un no al amor de Dios y un atentado contra el amor al prjimo. Pero slo somos conscientes de lo que es el pecado en la medida en que nos encontramos con el amor de Dios.

    No podemos ofender a Dios como nosotros nos ofendemos mutuamente. Pero puede aigirnos el dolor de contricin por haber correspondido tan poco al amor de Dios, por no haberlo amado con todo el corazn. Y este dolor puede tambin conmovernos cuando descubrimos nuestras faltas de amor al prjimo, al que Dios ama con un amor sin lmites.

    Ahora bien, hay algn remedio frente a esta enfermedad? Dnde est el origen del sacramento de la penitencia, de la reconciliacin o de la misericordia?

    En primer lugar hay que decir: La paz y la alegra fueron el primer regalo del Resucitado a sus discpulos: La paz con vosotros. Pero esa paz y esa alegra no deben ser para ellos solos. Por eso, el Seor los enva: Como el Padre me envo, tambin yo os envo (Jn 20, 21) y los equipa para esa misin: Recibid el Espritu Santo; a quienes perdonis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengis, les quedan retenidos (Jn 20, 22-23).

    En segundo lugar hay que decir: Slo el corazn de Cristo que conoce las profundidades del amor de su Padre, pudo revelarnos el abismo de su misericordia de una manera tan bella como en la parbola del hijo prdigo o del padre misericordioso (Lc 15, 11-24). Qu encontra-mos en ella? Entre otras cosas: la fascinacin de una libertad ilusoria, el abandono de la casa paterna, el arrepentimiento y la decisin de declararse culpable ante el padre, el camino de retorno, la acogida generosa del padre, la alegra del padre. Todos estos son los rasgos de un camino de conversin y de acogida misericordiosa.

    Pero, cmo puede suceder esto aqu y ahora?

    Para ir al grano, te propongo el testimonio de Chesterton (escritor ingls del siglo pasado), que abrumado por la sorpresa que produjo su propia conversin, habla as del Sacramento de la Reconciliacin al explicar los motivos de su conversin:

    Cuando la gente me pregunta p qu ha inesado usted en la Iglesia de Ra?, la prima respuesta es: pa desembazme de mis pecados. Pues no iste ningn oo sistema religioso que haga realmente desapec los pecados de las psas. Est cfmado p una lgica que a muchos mavilla, mediante la cual la Iglesia deduce que ese pecado cfesado y p el que se siente epentido queda totalmente abido, y el pecad vuelve a empez de nuevo co si no hubiese pecado nuncaY as el Saamento de la Penitencia ccede vida nueva y reccilia al hbre c todo cuanto vive, po no lo hace co suelen haclo los timis-tasEl d se ccede mediante un precio y est cdiciado p una cfesin. En oas palabras, el nbre del premio es la Vdad, que tambin se puede llam realidad; po se ata de enent la realidad respecto a uno mismo (Autobioa-fa). En oo lug haba dicho sobre la necesidad de cfes los pecados al cfes: A juicio de (un tico ctempneo), cfes los pecados es algo mbo-so. Yo le ctesta que lo mboso es no cfeslos. Lo mboso es ocult los pecados dejando que le coan a uno el cazn, que es el estado en que viven felizmente la maya de las psas de las sociedades altamente civilizadas.

    En concreto y para nalizar, cmo se celebra la misericordia de Dios en el Sacramento de la Penitencia? Los pasos son los siguientes:

    Examen de conciencia. En silencio, en la presencia de Dios, pensamos en la enseanza de Jess y reconocemos lo que hemos hecho mal.

    Dolor de los pecados. Ante nuestro pecado sentimos habernos alejado de l.

    Propsito de enmienda. Pedimos la ayuda de dios y prometemos volver a su amistad.

    Confesin de los pecados. Confesamos con sinceridad nuestros pecados al sacerdote, que nos acoge y escucha en el nombre de Jess y de su Iglesia.

    El sacerdote impone las manos sobre nuestra cabeza y recita las palabras del perdn: Yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espritu Santo.

    Cumplir la penitencia. Despus, oramos y damos gracias al Padre por su perdn. El Espritu Santo nos ayuda a cumplir lo que nos propone el sacerdote para reparar el dao causado por nuestros pecados y continuar nuestro camino de vida cristiana.

    Dicho todo esto, recordar que habr ms alegra en el Cielo por un solo pecador que se arrepienta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse (Lc 15, 7); y procla-mar a los cuatro vientos: Dad gracias al Seor porque es bueno, porque es eterna su miseri-cordia (Sal 117,1).

  • Obras de Misericordia CorporalesC A T E Q U E S I S U N A

    Las obras de misericordia son acciones caritativas mediante las cuales ayudamos a nuestro prjimo en sus necesidades corporales y espirituales (cf Is 58, 6-7: Hb 13, 3).

    El primero y ms importante mandamiento es amar a Dios sobre todas las cosas y al prjimo como a ti mismo. Vamos a ver la relacin entre el amor a Dios y el amor al prjimo... Cuando pensamos piensan en amar al prjimo, en hacer caridad, en ayudar a los dems, qu ideas nos vienen a la cabeza? Cmo amar al prjimo? En qu parte de la Biblia hay una especie de lista sobre cmo mostrar nuestro amor al prjimo en algunos aspectos materiales?

    Tuve hambre y me dieron de comer; tuve sed y me dieron de beber; forastero y me recibieron en su casa; sin ropas y me vistieron; enfermo y me visitaron; en la crcel y fueron a verme. (Mt. 25, 35-36)

    La Iglesia nos ha dado un listado bastante completo, basado en este texto bblico, que nos sirve de gua en nuestro amor al prjimo. Son las llamadas Obras de Misericordia: Corporales y Espirituales.

    El Amor a Dios viene antes del amor al prjimo.

    Antes de analizar cada una de las Obras de Misericordia tenemos que tener en cuenta algo muy importante: primero hay que amar a Dios. El amor al prjimo es el FRUTO de nuestro amor a Dios.

    No podemos dejar de amar al prjimo, pero no podemos poner lo segundo de primero, ni lo primero de segundo. Como dice el dicho: la carreta no puede ir delante de los caballos. Primero es Dios y despus el prjimo. La prueba de que amamos a Dios, es que amamos al prjimo, pero nuestro amor al prjimo debe ser un reejo de nuestro amor a Dios. Si pretendemos prime-ro amar a los dems sin antes amar a Dios, estamos siendo altrustas, lntropos, benefactores. Eso no est mal, pero eso lo puede hacer y de hecho lo hace cualquiera que no sea cristiano y que no lo haga por ser cristiano. Lo puede hacer, por ejemplo, un buen gobernante o cualquier que pertenezca a una ONG nacional o internacional.

    El Catlico tiene que amar al prjimo desde Dios.

    El resultado de la ayuda que se brinde puede aparentar ser el mismo: se resuelve un problema personal o social, pero no es igual para nuestra alma, tampoco es igual para quien recibe la ayuda.

    Qu signica misericordia?

    Miser = miseria | Cordia = corazn

    Misericordia signica sentir con el otro sus miserias y necesidades, y como consecuencia de ese compasin (sentir con) ayudarlo, auxiliarlo.

    Cuntas y cules son las Obras de Misericordia?

    En total son 14: 7 Corporales y 7 Espirituales.

    OBRAS CORPORALES DE MISERICORDIA

    1. Dar de comer al hambriento2. Dar de beber al sediento3. Dar posada al necesitado4. Vestir al desnudo5. Visitar al enfermo6. Socorrer a los presos7. Enterrar a los muertos

    Las Obras de Misericordia Corporales, en su mayora estn tomadas de una lista hecha por el Seor en su descripcin del texto bblico antes indicado. Vamos a ver cada una de las Obras de Misericordia, comenzando por las Corporales. Vamos a buscar primero ejemplos de la Biblia y luego ejemplos prcticos.

    1. DAR DE COMER AL HAMBRIENTO

    2. DAR DE BEBER AL SEDIENTO

    Estas dos primeras son complementarias y se reeren a la ayuda que podemos dar en alimento o en dinero a los necesitados. Los bienes que poseemos, tambin nos vienen de Dios. Y debemos responder a Dios por stos y por el uso que le hayamos dado. Parbola de los Talentos (Mt. 25,14-30). Por cierto, no es por casualidad, que viene contada en el Evangelio de San Mateo, justamente antes de la escena donde habla de las Obras de Misericordia.

    A quien mucho se le da, mucho se le exigir. (Lc. 12, 48).

    Esta exigencia se reere tanto a lo espiritual, como a lo material.

    Recordemos a la pobre viuda muy pobre que dio para el Templo las ltimas dos moneditas que le quedaban. No es una parbola, es un hecho real que nos relata el Evangelio. Cuando Jess vio lo que daban unos y otros hizo notar esto: Todos dan a Dios de lo que les sobra. Ella, en cambio, dio todo lo que tena para vivir. (Lc. 21, 1-4).

    3. DAR POSADA AL NECESITADO

    En la antigedad el dar posada a los viajeros era un asunto de vida o muerte, por lo complicado y arriesgado de las travesas. No es el caso hoy en da. Pero, aun as, podra tocarnos recibir a alguien en nuestra casa, no por pura hospitalidad de amistad o familia, sino por alguna verdade-ra necesidad.

    Y no sabemos a quin ayudamos. Algunos han ayudado a ngeles bajo formas humanas: A Abraham y Lot les sucedi esto. Esto lo recuerda posteriormente San Pablo: No dejen de practicar la hospitalidad, pues algunos dieron alojamiento a ngeles sin saberlo. (Hb. 13, 2)

    4. VESTIR AL DESNUDO

    Esta obra de misericordia se nos facilita con las recolecciones de ropa que se hacen en Parroquias y otros centros de recoleccin. En esto tambin podemos dar de lo que nos sobra o ya no nos sirve, pero tambin podemos dar de lo que an es til.

    5. VISITAR AL ENFERMO

    No se trata de visitas sociales, por cumplir. Se trata de una verdadera atencin a los enfermos y ancianos, tanto en cuido fsico, como en compaa. Y la atencin ms importante en casos de vejez y enfermedades graves es la atencin espiritual. En nuestras parroquias suele haber grupos de pastoral de la salud.

    El mejor ejemplo de la Sagrada Escritura es el de la Parbola del Buen Samaritano, que cur al herido y, al no poder continuar ocupndose directamente, con los cuidados que necesitaba a otro a quien le ofreci pagarle. (ver Lc. 10, 30-37)

    6. SOCORRER A LOS PRESOS

    Esto implica visitar a los presos y darles ayuda material y muy especialmente, asistencia espiritual. La pastoral penitenciaria y algunas rdenes religiosas lo realizan maravillosamente.

    En la antigedad los cristianos pagaban para liberar esclavos o se cambiaban por prisioneros inocentes.

    7. ENTERRAR A LOS MUERTOS

    El ms famoso muerto enterrado y en una tumba que no era propia fue el mismo Jesucristo. Jos de Arimatea facilit una tumba de su propiedad para el Seor. Pero no slo eso, sino que tuvo que tener valor para presentarse a Pilato y pedir el cuerpo de Jess. Y tambin particip Nicode-mo, quien ayud a sepultarlo. (Jn. 19, 38-42)

    Esto de enterrar a los muertos parece un mandato superuo, porque de hecho- todos son enterrados. Pero, por ejemplo, en tiempo de guerra, puede ser un mandato muy exigente.

    Obras de Misericordia EspiritualesC A T E Q U E S I S D O S

    La lista de las Obras de Misericordia Espirituales la ha tomado la Iglesia de otros textos que estn a lo largo de la Biblia y de actitudes y enseanzas del mismo Cristo: el perdn, la correccin fraterna, el consuelo, soportar el sufrimiento, etc.

    1. ENSEAR AL QUE NO SABE

    Consiste en ensear al ignorante sobre temas religiosos o sobre cualquier otra cosa de utilidad. Esta enseanza puede ser a travs de escritos o de palabra, por cualquier medio de comunica-cin o directamente.

    Quien instruye a muchos para que sean justos, brillarn como estrellas en el rmamento. (Dan. 12, 3b)

    2. DAR BUEN CONSEJO AL QUE LO NECESITA

    Aqu es bueno destacar que el consejo debe ser ofrecido, no forzado. Y, la mayora de las veces es preferible esperar que el consejo sea requerido. Asimismo, quien pretenda dar un buen consejo debe, primeramente, estar en sintona con Dios. Slo as su consejo podr ser bueno. Los guas espirituales brillarn como resplandor del rmamento. (Dan. 12, 3a).

    3. CORREGIR AL QUE ESTA EN ERROR

    No se trata de estar corrigiendo cualquier tipo de error. Esta obra se reere sobre todo al pecado. Otra manera de formular esta Obra de Misericordia es as: Corregir al pecador. Es de suma importancia seguir los pasos de la correccin fraterna que Jess nos dej muy bien descritos: Si tu hermano ha pecado, vete a hablar con l a solas para reprochrselo. Si te escucha, has ganado a tu hermano. Si no te escucha, toma contigo una o dos personas ms, de modo que el caso se decida por la palabra de dos o tres testigos. Si se niega a escucharlos, informa a la asamblea (o a los superio-res). (Mt. 19, 15-17)

    4. PERDONAR LAS INJURIAS

    Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden, es un punto del Padre Nuestro, que el Seor aclara un poco ms en San Mateo, al nal del Padre Nuestro: Queda bien claro que si vosotros perdonis las ofensas de los hombres, tambin el Padre Celestial os perdonar. (Mt. 6, 14-15).

    El mayor perdn del Nuevo Testamento: Padre, perdnalos, porque no saben lo que hacen. (Lc. 23, 34).

    5. CONSOLAR AL TRISTE

    El consuelo para el triste o deprimido se asemeja al cuido de un enfermo. Y es muy necesario, pues las palabras de consuelo en la aiccin pueden ser determinantes.

    Aqu pueden entrar la atencin de conversacin con los ancianos, que tanto nos han dado y que en su vejez requieren que alguien les oiga, les converse, los distraiga.

    6. SUFRIR CON PACIENCIA LOS DEFECTOS DE LOS DEMAS

    La tolerancia y la paciencia ante los defectos ajenos es virtud y es una obra de misericordia.

    7. ORAR POR VIVOS Y DIFUNTOS

    La oracin por los dems, estn vivos y muertos, es una obra buena. San Pablo recomienda orar por todos, sin distincin, tambin por gobernantes y personas de responsabilidad, pues l quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. (ver 1 Tim 2, 2-3). Los difuntos que estn en el Purgatorio se benecian de nuestras oraciones. Es una buena obra rezar por stos para que sean libres de sus pecados. (ver 2 Mac. 12, 46)

    El Sacramento de la MisericordiaC A T E Q U E S I S T R E S

    Cuenta el evangelista Marcos como un grupo de escribas, al escuchar unas palabras de Jess y ver como haba curado a un paraltico, se preguntaban en su corazn Quin puede perdonar pecados? (Mc 2, 7). Claro que esa misma pregunta nos lleva a esta otra: Qu es en realidad el pecado?

    La experiencia nos dice que no es fcil reconocer nuestros pecados. Vemos faltas, observamos imperfecciones, lamentamos errores, sentimos haber hecho dao a alguien. Pero qu tiene eso que ver con Dios? Que necesitamos reconciliarnos unos con otros y perdonarnos mutuamente es cosa bastante razonable. Pero que podemos ofender a Dios es difcilmente imaginable.

    Al comienzo del Evangelio aparece la llamada a la conversin, a la penitencia (Mc 1, 15). La conversin incluye necesariamente estas dos cosas: nuestra relacin con Dios y nuestra relacin con el prjimo. La nueva vida segn el Evangelio se resume en el doble mandamiento del amor a Dios y al prjimo. De ah que el pecado sea siempre ambas cosas: un no al amor de Dios y un atentado contra el amor al prjimo. Pero slo somos conscientes de lo que es el pecado en la medida en que nos encontramos con el amor de Dios.

    No podemos ofender a Dios como nosotros nos ofendemos mutuamente. Pero puede aigirnos el dolor de contricin por haber correspondido tan poco al amor de Dios, por no haberlo amado con todo el corazn. Y este dolor puede tambin conmovernos cuando descubrimos nuestras faltas de amor al prjimo, al que Dios ama con un amor sin lmites.

    Ahora bien, hay algn remedio frente a esta enfermedad? Dnde est el origen del sacramento de la penitencia, de la reconciliacin o de la misericordia?

    En primer lugar hay que decir: La paz y la alegra fueron el primer regalo del Resucitado a sus discpulos: La paz con vosotros. Pero esa paz y esa alegra no deben ser para ellos solos. Por eso, el Seor los enva: Como el Padre me envo, tambin yo os envo (Jn 20, 21) y los equipa para esa misin: Recibid el Espritu Santo; a quienes perdonis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengis, les quedan retenidos (Jn 20, 22-23).

    En segundo lugar hay que decir: Slo el corazn de Cristo que conoce las profundidades del amor de su Padre, pudo revelarnos el abismo de su misericordia de una manera tan bella como en la parbola del hijo prdigo o del padre misericordioso (Lc 15, 11-24). Qu encontra-mos en ella? Entre otras cosas: la fascinacin de una libertad ilusoria, el abandono de la casa paterna, el arrepentimiento y la decisin de declararse culpable ante el padre, el camino de retorno, la acogida generosa del padre, la alegra del padre. Todos estos son los rasgos de un camino de conversin y de acogida misericordiosa.

    Pero, cmo puede suceder esto aqu y ahora?

    Para ir al grano, te propongo el testimonio de Chesterton (escritor ingls del siglo pasado), que abrumado por la sorpresa que produjo su propia conversin, habla as del Sacramento de la Reconciliacin al explicar los motivos de su conversin:

    Cuando la gente me pregunta p qu ha inesado usted en la Iglesia de Ra?, la prima respuesta es: pa desembazme de mis pecados. Pues no iste ningn oo sistema religioso que haga realmente desapec los pecados de las psas. Est cfmado p una lgica que a muchos mavilla, mediante la cual la Iglesia deduce que ese pecado cfesado y p el que se siente epentido queda totalmente abido, y el pecad vuelve a empez de nuevo co si no hubiese pecado nuncaY as el Saamento de la Penitencia ccede vida nueva y reccilia al hbre c todo cuanto vive, po no lo hace co suelen haclo los timis-tasEl d se ccede mediante un precio y est cdiciado p una cfesin. En oas palabras, el nbre del premio es la Vdad, que tambin se puede llam realidad; po se ata de enent la realidad respecto a uno mismo (Autobioa-fa). En oo lug haba dicho sobre la necesidad de cfes los pecados al cfes: A juicio de (un tico ctempneo), cfes los pecados es algo mbo-so. Yo le ctesta que lo mboso es no cfeslos. Lo mboso es ocult los pecados dejando que le coan a uno el cazn, que es el estado en que viven felizmente la maya de las psas de las sociedades altamente civilizadas.

    En concreto y para nalizar, cmo se celebra la misericordia de Dios en el Sacramento de la Penitencia? Los pasos son los siguientes:

    Examen de conciencia. En silencio, en la presencia de Dios, pensamos en la enseanza de Jess y reconocemos lo que hemos hecho mal.

    Dolor de los pecados. Ante nuestro pecado sentimos habernos alejado de l.

    Propsito de enmienda. Pedimos la ayuda de dios y prometemos volver a su amistad.

    Confesin de los pecados. Confesamos con sinceridad nuestros pecados al sacerdote, que nos acoge y escucha en el nombre de Jess y de su Iglesia.

    El sacerdote impone las manos sobre nuestra cabeza y recita las palabras del perdn: Yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espritu Santo.

    Cumplir la penitencia. Despus, oramos y damos gracias al Padre por su perdn. El Espritu Santo nos ayuda a cumplir lo que nos propone el sacerdote para reparar el dao causado por nuestros pecados y continuar nuestro camino de vida cristiana.

    Dicho todo esto, recordar que habr ms alegra en el Cielo por un solo pecador que se arrepienta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse (Lc 15, 7); y procla-mar a los cuatro vientos: Dad gracias al Seor porque es bueno, porque es eterna su miseri-cordia (Sal 117,1).

    #Guadalupe206 |

  • Obras de Misericordia CorporalesC A T E Q U E S I S U N A

    Las obras de misericordia son acciones caritativas mediante las cuales ayudamos a nuestro prjimo en sus necesidades corporales y espirituales (cf Is 58, 6-7: Hb 13, 3).

    El primero y ms importante mandamiento es amar a Dios sobre todas las cosas y al prjimo como a ti mismo. Vamos a ver la relacin entre el amor a Dios y el amor al prjimo... Cuando pensamos piensan en amar al prjimo, en hacer caridad, en ayudar a los dems, qu ideas nos vienen a la cabeza? Cmo amar al prjimo? En qu parte de la Biblia hay una especie de lista sobre cmo mostrar nuestro amor al prjimo en algunos aspectos materiales?

    Tuve hambre y me dieron de comer; tuve sed y me dieron de beber; forastero y me recibieron en su casa; sin ropas y me vistieron; enfermo y me visitaron; en la crcel y fueron a verme. (Mt. 25, 35-36)

    La Iglesia nos ha dado un listado bastante completo, basado en este texto bblico, que nos sirve de gua en nuestro amor al prjimo. Son las llamadas Obras de Misericordia: Corporales y Espirituales.

    El Amor a Dios viene antes del amor al prjimo.

    Antes de analizar cada una de las Obras de Misericordia tenemos que tener en cuenta algo muy importante: primero hay que amar a Dios. El amor al prjimo es el FRUTO de nuestro amor a Dios.

    No podemos dejar de amar al prjimo, pero no podemos poner lo segundo de primero, ni lo primero de segundo. Como dice el dicho: la carreta no puede ir delante de los caballos. Primero es Dios y despus el prjimo. La prueba de que amamos a Dios, es que amamos al prjimo, pero nuestro amor al prjimo debe ser un reejo de nuestro amor a Dios. Si pretendemos prime-ro amar a los dems sin antes amar a Dios, estamos siendo altrustas, lntropos, benefactores. Eso no est mal, pero eso lo puede hacer y de hecho lo hace cualquiera que no sea cristiano y que no lo haga por ser cristiano. Lo puede hacer, por ejemplo, un buen gobernante o cualquier que pertenezca a una ONG nacional o internacional.

    El Catlico tiene que amar al prjimo desde Dios.

    El resultado de la ayuda que se brinde puede aparentar ser el mismo: se resuelve un problema personal o social, pero no es igual para nuestra alma, tampoco es igual para quien recibe la ayuda.

    Qu signica misericordia?

    Miser = miseria | Cordia = corazn

    Misericordia signica sentir con el otro sus miserias y necesidades, y como consecuencia de ese compasin (sentir con) ayudarlo, auxiliarlo.

    Cuntas y cules son las Obras de Misericordia?

    En total son 14: 7 Corporales y 7 Espirituales.

    OBRAS CORPORALES DE MISERICORDIA

    1. Dar de comer al hambriento2. Dar de beber al sediento3. Dar posada al necesitado4. Vestir al desnudo5. Visitar al enfermo6. Socorrer a los presos7. Enterrar a los muertos

    Las Obras de Misericordia Corporales, en su mayora estn tomadas de una lista hecha por el Seor en su descripcin del texto bblico antes indicado. Vamos a ver cada una de las Obras de Misericordia, comenzando por las Corporales. Vamos a buscar primero ejemplos de la Biblia y luego ejemplos prcticos.

    1. DAR DE COMER AL HAMBRIENTO

    2. DAR DE BEBER AL SEDIENTO

    Estas dos primeras son complementarias y se reeren a la ayuda que podemos dar en alimento o en dinero a los necesitados. Los bienes que poseemos, tambin nos vienen de Dios. Y debemos responder a Dios por stos y por el uso que le hayamos dado. Parbola de los Talentos (Mt. 25,14-30). Por cierto, no es por casualidad, que viene contada en el Evangelio de San Mateo, justamente antes de la escena donde habla de las Obras de Misericordia.

    A quien mucho se le da, mucho se le exigir. (Lc. 12, 48).

    Esta exigencia se reere tanto a lo espiritual, como a lo material.

    Recordemos a la pobre viuda muy pobre que dio para el Templo las ltimas dos moneditas que le quedaban. No es una parbola, es un hecho real que nos relata el Evangelio. Cuando Jess vio lo que daban unos y otros hizo notar esto: Todos dan a Dios de lo que les sobra. Ella, en cambio, dio todo lo que tena para vivir. (Lc. 21, 1-4).

    3. DAR POSADA AL NECESITADO

    En la antigedad el dar posada a los viajeros era un asunto de vida o muerte, por lo complicado y arriesgado de las travesas. No es el caso hoy en da. Pero, aun as, podra tocarnos recibir a alguien en nuestra casa, no por pura hospitalidad de amistad o familia, sino por alguna verdade-ra necesidad.

    Y no sabemos a quin ayudamos. Algunos han ayudado a ngeles bajo formas humanas: A Abraham y Lot les sucedi esto. Esto lo recuerda posteriormente San Pablo: No dejen de practicar la hospitalidad, pues algunos dieron alojamiento a ngeles sin saberlo. (Hb. 13, 2)

    4. VESTIR AL DESNUDO

    Esta obra de misericordia se nos facilita con las recolecciones de ropa que se hacen en Parroquias y otros centros de recoleccin. En esto tambin podemos dar de lo que nos sobra o ya no nos sirve, pero tambin podemos dar de lo que an es til.

    5. VISITAR AL ENFERMO

    No se trata de visitas sociales, por cumplir. Se trata de una verdadera atencin a los enfermos y ancianos, tanto en cuido fsico, como en compaa. Y la atencin ms importante en casos de vejez y enfermedades graves es la atencin espiritual. En nuestras parroquias suele haber grupos de pastoral de la salud.

    El mejor ejemplo de la Sagrada Escritura es el de la Parbola del Buen Samaritano, que cur al herido y, al no poder continuar ocupndose directamente, con los cuidados que necesitaba a otro a quien le ofreci pagarle. (ver Lc. 10, 30-37)

    6. SOCORRER A LOS PRESOS

    Esto implica visitar a los presos y darles ayuda material y muy especialmente, asistencia espiritual. La pastoral penitenciaria y algunas rdenes religiosas lo realizan maravillosamente.

    En la antigedad los cristianos pagaban para liberar esclavos o se cambiaban por prisioneros inocentes.

    7. ENTERRAR A LOS MUERTOS

    El ms famoso muerto enterrado y en una tumba que no era propia fue el mismo Jesucristo. Jos de Arimatea facilit una tumba de su propiedad para el Seor. Pero no slo eso, sino que tuvo que tener valor para presentarse a Pilato y pedir el cuerpo de Jess. Y tambin particip Nicode-mo, quien ayud a sepultarlo. (Jn. 19, 38-42)

    Esto de enterrar a los muertos parece un mandato superuo, porque de hecho- todos son enterrados. Pero, por ejemplo, en tiempo de guerra, puede ser un mandato muy exigente.

    Obras de Misericordia EspiritualesC A T E Q U E S I S D O S

    La lista de las Obras de Misericordia Espirituales la ha tomado la Iglesia de otros textos que estn a lo largo de la Biblia y de actitudes y enseanzas del mismo Cristo: el perdn, la correccin fraterna, el consuelo, soportar el sufrimiento, etc.

    1. ENSEAR AL QUE NO SABE

    Consiste en ensear al ignorante sobre temas religiosos o sobre cualquier otra cosa de utilidad. Esta enseanza puede ser a travs de escritos o de palabra, por cualquier medio de comunica-cin o directamente.

    Quien instruye a muchos para que sean justos, brillarn como estrellas en el rmamento. (Dan. 12, 3b)

    2. DAR BUEN CONSEJO AL QUE LO NECESITA

    Aqu es bueno destacar que el consejo debe ser ofrecido, no forzado. Y, la mayora de las veces es preferible esperar que el consejo sea requerido. Asimismo, quien pretenda dar un buen consejo debe, primeramente, estar en sintona con Dios. Slo as su consejo podr ser bueno. Los guas espirituales brillarn como resplandor del rmamento. (Dan. 12, 3a).

    3. CORREGIR AL QUE ESTA EN ERROR

    No se trata de estar corrigiendo cualquier tipo de error. Esta obra se reere sobre todo al pecado. Otra manera de formular esta Obra de Misericordia es as: Corregir al pecador. Es de suma importancia seguir los pasos de la correccin fraterna que Jess nos dej muy bien descritos: Si tu hermano ha pecado, vete a hablar con l a solas para reprochrselo. Si te escucha, has ganado a tu hermano. Si no te escucha, toma contigo una o dos personas ms, de modo que el caso se decida por la palabra de dos o tres testigos. Si se niega a escucharlos, informa a la asamblea (o a los superio-res). (Mt. 19, 15-17)

    4. PERDONAR LAS INJURIAS

    Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden, es un punto del Padre Nuestro, que el Seor aclara un poco ms en San Mateo, al nal del Padre Nuestro: Queda bien claro que si vosotros perdonis las ofensas de los hombres, tambin el Padre Celestial os perdonar. (Mt. 6, 14-15).

    El mayor perdn del Nuevo Testamento: Padre, perdnalos, porque no saben lo que hacen. (Lc. 23, 34).

    5. CONSOLAR AL TRISTE

    El consuelo para el triste o deprimido se asemeja al cuido de un enfermo. Y es muy necesario, pues las palabras de consuelo en la aiccin pueden ser determinantes.

    Aqu pueden entrar la atencin de conversacin con los ancianos, que tanto nos han dado y que en su vejez requieren que alguien les oiga, les converse, los distraiga.

    6. SUFRIR CON PACIENCIA LOS DEFECTOS DE LOS DEMAS

    La tolerancia y la paciencia ante los defectos ajenos es virtud y es una obra de misericordia.

    7. ORAR POR VIVOS Y DIFUNTOS

    La oracin por los dems, estn vivos y muertos, es una obra buena. San Pablo recomienda orar por todos, sin distincin, tambin por gobernantes y personas de responsabilidad, pues l quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. (ver 1 Tim 2, 2-3). Los difuntos que estn en el Purgatorio se benecian de nuestras oraciones. Es una buena obra rezar por stos para que sean libres de sus pecados. (ver 2 Mac. 12, 46)

    El Sacramento de la MisericordiaC A T E Q U E S I S T R E S

    Cuenta el evangelista Marcos como un grupo de escribas, al escuchar unas palabras de Jess y ver como haba curado a un paraltico, se preguntaban en su corazn Quin puede perdonar pecados? (Mc 2, 7). Claro que esa misma pregunta nos lleva a esta otra: Qu es en realidad el pecado?

    La experiencia nos dice que no es fcil reconocer nuestros pecados. Vemos faltas, observamos imperfecciones, lamentamos errores, sentimos haber hecho dao a alguien. Pero qu tiene eso que ver con Dios? Que necesitamos reconciliarnos unos con otros y perdonarnos mutuamente es cosa bastante razonable. Pero que podemos ofender a Dios es difcilmente imaginable.

    #Guadalupe20 | 7

    Al comienzo del Evangelio aparece la llamada a la conversin, a la penitencia (Mc 1, 15). La conversin incluye necesariamente estas dos cosas: nuestra relacin con Dios y nuestra relacin con el prjimo. La nueva vida segn el Evangelio se resume en el doble mandamiento del amor a Dios y al prjimo. De ah que el pecado sea siempre ambas cosas: un no al amor de Dios y un atentado contra el amor al prjimo. Pero slo somos conscientes de lo que es el pecado en la medida en que nos encontramos con el amor de Dios.

    No podemos ofender a Dios como nosotros nos ofendemos mutuamente. Pero puede aigirnos el dolor de contricin por haber correspondido tan poco al amor de Dios, por no haberlo amado con todo el corazn. Y este dolor puede tambin conmovernos cuando descubrimos nuestras faltas de amor al prjimo, al que Dios ama con un amor sin lmites.

    Ahora bien, hay algn remedio frente a esta enfermedad? Dnde est el origen del sacramento de la penitencia, de la reconciliacin o de la misericordia?

    En primer lugar hay que decir: La paz y la alegra fueron el primer regalo del Resucitado a sus discpulos: La paz con vosotros. Pero esa paz y esa alegra no deben ser para ellos solos. Por eso, el Seor los enva: Como el Padre me envo, tambin yo os envo (Jn 20, 21) y los equipa para esa misin: Recibid el Espritu Santo; a quienes perdonis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengis, les quedan retenidos (Jn 20, 22-23).

    En segundo lugar hay que decir: Slo el corazn de Cristo que conoce las profundidades del amor de su Padre, pudo revelarnos el abismo de su misericordia de una manera tan bella como en la parbola del hijo prdigo o del padre misericordioso (Lc 15, 11-24). Qu encontra-mos en ella? Entre otras cosas: la fascinacin de una libertad ilusoria, el abandono de la casa paterna, el arrepentimiento y la decisin de declararse culpable ante el padre, el camino de retorno, la acogida generosa del padre, la alegra del padre. Todos estos son los rasgos de un camino de conversin y de acogida misericordiosa.

    Pero, cmo puede suceder esto aqu y ahora?

    Para ir al grano, te propongo el testimonio de Chesterton (escritor ingls del siglo pasado), que abrumado por la sorpresa que produjo su propia conversin, habla as del Sacramento de la Reconciliacin al explicar los motivos de su conversin:

    Cuando la gente me pregunta p qu ha inesado usted en la Iglesia de Ra?, la prima respuesta es: pa desembazme de mis pecados. Pues no iste ningn oo sistema religioso que haga realmente desapec los pecados de las psas. Est cfmado p una lgica que a muchos mavilla, mediante la cual la Iglesia deduce que ese pecado cfesado y p el que se siente epentido queda totalmente abido, y el pecad vuelve a empez de nuevo co si no hubiese pecado nuncaY as el Saamento de la Penitencia ccede vida nueva y reccilia al hbre c todo cuanto vive, po no lo hace co suelen haclo los timis-tasEl d se ccede mediante un precio y est cdiciado p una cfesin. En oas palabras, el nbre del premio es la Vdad, que tambin se puede llam realidad; po se ata de enent la realidad respecto a uno mismo (Autobioa-fa). En oo lug haba dicho sobre la necesidad de cfes los pecados al cfes: A juicio de (un tico ctempneo), cfes los pecados es algo mbo-so. Yo le ctesta que lo mboso es no cfeslos. Lo mboso es ocult los pecados dejando que le coan a uno el cazn, que es el estado en que viven felizmente la maya de las psas de las sociedades altamente civilizadas.

    En concreto y para nalizar, cmo se celebra la misericordia de Dios en el Sacramento de la Penitencia? Los pasos son los siguientes:

    Examen de conciencia. En silencio, en la presencia de Dios, pensamos en la enseanza de Jess y reconocemos lo que hemos hecho mal.

    Dolor de los pecados. Ante nuestro pecado sentimos habernos alejado de l.

    Propsito de enmienda. Pedimos la ayuda de dios y prometemos volver a su amistad.

    Confesin de los pecados. Confesamos con sinceridad nuestros pecados al sacerdote, que nos acoge y escucha en el nombre de Jess y de su Iglesia.

    El sacerdote impone las manos sobre nuestra cabeza y recita las palabras del perdn: Yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espritu Santo.

    Cumplir la penitencia. Despus, oramos y damos gracias al Padre por su perdn. El Espritu Santo nos ayuda a cumplir lo que nos propone el sacerdote para reparar el dao causado por nuestros pecados y continuar nuestro camino de vida cristiana.

    Dicho todo esto, recordar que habr ms alegra en el Cielo por un solo pecador que se arrepienta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse (Lc 15, 7); y procla-mar a los cuatro vientos: Dad gracias al Seor porque es bueno, porque es eterna su miseri-cordia (Sal 117,1).

  • Obras de Misericordia CorporalesC A T E Q U E S I S U N A

    Las obras de misericordia son acciones caritativas mediante las cuales ayudamos a nuestro prjimo en sus necesidades corporales y espirituales (cf Is 58, 6-7: Hb 13, 3).

    El primero y ms importante mandamiento es amar a Dios sobre todas las cosas y al prjimo como a ti mismo. Vamos a ver la relacin entre el amor a Dios y el amor al prjimo... Cuando pensamos piensan en amar al prjimo, en hacer caridad, en ayudar a los dems, qu ideas nos vienen a la cabeza? Cmo amar al prjimo? En qu parte de la Biblia hay una especie de lista sobre cmo mostrar nuestro amor al prjimo en algunos aspectos materiales?

    Tuve hambre y me dieron de comer; tuve sed y me dieron de beber; forastero y me recibieron en su casa; sin ropas y me vistieron; enfermo y me visitaron; en la crcel y fueron a verme. (Mt. 25, 35-36)

    La Iglesia nos ha dado un listado bastante completo, basado en este texto bblico, que nos sirve de gua en nuestro amor al prjimo. Son las llamadas Obras de Misericordia: Corporales y Espirituales.

    El Amor a Dios viene antes del amor al prjimo.

    Antes de analizar cada una de las Obras de Misericordia tenemos que tener en cuenta algo muy importante: primero hay que amar a Dios. El amor al prjimo es el FRUTO de nuestro amor a Dios.

    No podemos dejar de amar al prjimo, pero no podemos poner lo segundo de primero, ni lo primero de segundo. Como dice el dicho: la carreta no puede ir delante de los caballos. Primero es Dios y despus el prjimo. La prueba de que amamos a Dios, es que amamos al prjimo, pero nuestro amor al prjimo debe ser un reejo de nuestro amor a Dios. Si pretendemos prime-ro amar a los dems sin antes amar a Dios, estamos siendo altrustas, lntropos, benefactores. Eso no est mal, pero eso lo puede hacer y de hecho lo hace cualquiera que no sea cristiano y que no lo haga por ser cristiano. Lo puede hacer, por ejemplo, un buen gobernante o cualquier que pertenezca a una ONG nacional o internacional.

    El Catlico tiene que amar al prjimo desde Dios.

    El resultado de la ayuda que se brinde puede aparentar ser el mismo: se resuelve un problema personal o social, pero no es igual para nuestra alma, tampoco es igual para quien recibe la ayuda.

    Qu signica misericordia?

    Miser = miseria | Cordia = corazn

    Misericordia signica sentir con el otro sus miserias y necesidades, y como consecuencia de ese compasin (sentir con) ayudarlo, auxiliarlo.

    Cuntas y cules son las Obras de Misericordia?

    En total son 14: 7 Corporales y 7 Espirituales.

    OBRAS CORPORALES DE MISERICORDIA

    1. Dar de comer al hambriento2. Dar de beber al sediento3. Dar posada al necesitado4. Vestir al desnudo5. Visitar al enfermo6. Socorrer a los presos7. Enterrar a los muertos

    Las Obras de Misericordia Corporales, en su mayora estn tomadas de una lista hecha por el Seor en su descripcin del texto bblico antes indicado. Vamos a ver cada una de las Obras de Misericordia, comenzando por las Corporales. Vamos a buscar primero ejemplos de la Biblia y luego ejemplos prcticos.

    1. DAR DE COMER AL HAMBRIENTO

    2. DAR DE BEBER AL SEDIENTO

    Estas dos primeras son complementarias y se reeren a la ayuda que podemos dar en alimento o en dinero a los necesitados. Los bienes que poseemos, tambin nos vienen de Dios. Y debemos responder a Dios por stos y por el uso que le hayamos dado. Parbola de los Talentos (Mt. 25,14-30). Por cierto, no es por casualidad, que viene contada en el Evangelio de San Mateo, justamente antes de la escena donde habla de las Obras de Misericordia.

    A quien mucho se le da, mucho se le exigir. (Lc. 12, 48).

    Esta exigencia se reere tanto a lo espiritual, como a lo material.

    Recordemos a la pobre viuda muy pobre que dio para el Templo las ltimas dos moneditas que le quedaban. No es una parbola, es un hecho real que nos relata el Evangelio. Cuando Jess vio lo que daban unos y otros hizo notar esto: Todos dan a Dios de lo que les sobra. Ella, en cambio, dio todo lo que tena para vivir. (Lc. 21, 1-4).

    3. DAR POSADA AL NECESITADO

    En la antigedad el dar posada a los viajeros era un asunto de vida o muerte, por lo complicado y arriesgado de las travesas. No es el caso hoy en da. Pero, aun as, podra tocarnos recibir a alguien en nuestra casa, no por pura hospitalidad de amistad o familia, sino por alguna verdade-ra necesidad.

    Y no sabemos a quin ayudamos. Algunos han ayudado a ngeles bajo formas humanas: A Abraham y Lot les sucedi esto. Esto lo recuerda posteriormente San Pablo: No dejen de practicar la hospitalidad, pues algunos dieron alojamiento a ngeles sin saberlo. (Hb. 13, 2)

    4. VESTIR AL DESNUDO

    Esta obra de misericordia se nos facilita con las recolecciones de ropa que se hacen en Parroquias y otros centros de recoleccin. En esto tambin podemos dar de lo que nos sobra o ya no nos sirve, pero tambin podemos dar de lo que an es til.

    #Guadalupe208 |

    5. VISITAR AL ENFERMO

    No se trata de visitas sociales, por cumplir. Se trata de una verdadera atencin a los enfermos y ancianos, tanto en cuido fsico, como en compaa. Y la atencin ms importante en casos de vejez y enfermedades graves es la atencin espiritual. En nuestras parroquias suele haber grupos de pastoral de la salud.

    El mejor ejemplo de la Sagrada Escritura es el de la Parbola del Buen Samaritano, que cur al herido y, al no poder continuar ocupndose directamente, con los cuidados que necesitaba a otro a quien le ofreci pagarle. (ver Lc. 10, 30-37)

    6. SOCORRER A LOS PRESOS

    Esto implica visitar a los presos y darles ayuda material y muy especialmente, asistencia espiritual. La pastoral penitenciaria y algunas rdenes religiosas lo realizan maravillosamente.

    En la antigedad los cristianos pagaban para liberar esclavos o se cambiaban por prisioneros inocentes.

    7. ENTERRAR A LOS MUERTOS

    El ms famoso muerto enterrado y en una tumba que no era propia fue el mismo Jesucristo. Jos de Arimatea facilit una tumba de su propiedad para el Seor. Pero no slo eso, sino que tuvo que tener valor para presentarse a Pilato y pedir el cuerpo de Jess. Y tambin particip Nicode-mo, quien ayud a sepultarlo. (Jn. 19, 38-42)

    Esto de enterrar a los muertos parece un mandato superuo, porque de hecho- todos son enterrados. Pero, por ejemplo, en tiempo de guerra, puede ser un mandato muy exigente.

    Obras de Misericordia EspiritualesC A T E Q U E S I S D O S

    La lista de las Obras de Misericordia Espirituales la ha tomado la Iglesia de otros textos que estn a lo largo de la Biblia y de actitudes y enseanzas del mismo Cristo: el perdn, la correccin fraterna, el consuelo, soportar el sufrimiento, etc.

    1. ENSEAR AL QUE NO SABE

    Consiste en ensear al ignorante sobre temas religiosos o sobre cualquier otra cosa de utilidad. Esta enseanza puede ser a travs de escritos o de palabra, por cualquier medio de comunica-cin o directamente.

    Quien instruye a muchos para que sean justos, brillarn como estrellas en el rmamento. (Dan. 12, 3b)

    2. DAR BUEN CONSEJO AL QUE LO NECESITA

    Aqu es bueno destacar que el consejo debe ser ofrecido, no forzado. Y, la mayora de las veces es preferible esperar que el consejo sea requerido. Asimismo, quien pretenda dar un buen consejo debe, primeramente, estar en sintona con Dios. Slo as su consejo podr ser bueno. Los guas espirituales brillarn como resplandor del rmamento. (Dan. 12, 3a).

    3. CORREGIR AL QUE ESTA EN ERROR

    No se trata de estar corrigiendo cualquier tipo de error. Esta obra se reere sobre todo al pecado. Otra manera de formular esta Obra de Misericordia es as: Corregir al pecador. Es de suma importancia seguir los pasos de la correccin fraterna que Jess nos dej muy bien descritos: Si tu hermano ha pecado, vete a hablar con l a solas para reprochrselo. Si te escucha, has ganado a tu hermano. Si no te escucha, toma contigo una o dos personas ms, de modo que el caso se decida por la palabra de dos o tres testigos. Si se niega a escucharlos, informa a la asamblea (o a los superio-res). (Mt. 19, 15-17)

    4. PERDONAR LAS INJURIAS

    Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden, es un punto del Padre Nuestro, que el Seor aclara un poco ms en San Mateo, al nal del Padre Nuestro: Queda bien claro que si vosotros perdonis las ofensas de los hombres, tambin el Padre Celestial os perdonar. (Mt. 6, 14-15).

    El mayor perdn del Nuevo Testamento: Padre, perdnalos, porque no saben lo que hacen. (Lc. 23, 34).

    5. CONSOLAR AL TRISTE

    El consuelo para el triste o deprimido se asemeja al cuido de un enfermo. Y es muy necesario, pues las palabras de consuelo en la aiccin pueden ser determinantes.

    Aqu pueden entrar la atencin de conversacin con los ancianos, que tanto nos han dado y que en su vejez requieren que alguien les oiga, les converse, los distraiga.

    6. SUFRIR CON PACIENCIA LOS DEFECTOS DE LOS DEMAS

    La tolerancia y la paciencia ante los defectos ajenos es virtud y es una obra de misericordia.

    7. ORAR POR VIVOS Y DIFUNTOS

    La oracin por los dems, estn vivos y muertos, es una obra buena. San Pablo recomienda orar por todos, sin distincin, tambin por gobernantes y personas de responsabilidad, pues l quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. (ver 1 Tim 2, 2-3). Los difuntos que estn en el Purgatorio se benecian de nuestras oraciones. Es una buena obra rezar por stos para que sean libres de sus pecados. (ver 2 Mac. 12, 46)

    El Sacramento de la MisericordiaC A T E Q U E S I S T R E S

    Cuenta el evangelista Marcos como un grupo de escribas, al escuchar unas palabras de Jess y ver como haba curado a un paraltico, se preguntaban en su corazn Quin puede perdonar pecados? (Mc 2, 7). Claro que esa misma pregunta nos lleva a esta otra: Qu es en realidad el pecado?

    La experiencia nos dice que no es fcil reconocer nuestros pecados. Vemos faltas, observamos imperfecciones, lamentamos errores, sentimos haber hecho dao a alguien. Pero qu tiene eso que ver con Dios? Que necesitamos reconciliarnos unos con otros y perdonarnos mutuamente es cosa bastante razonable. Pero que podemos ofender a Dios es difcilmente imaginable.

    OBRAS ESPIRITUALES DE MISERICORDIA

    1. Ensear al que no sabe2. Dar buen consejo al que lo necesita3. Corregir al que est en error4. Perdonar las injurias5. Consolar al triste6. Sufrir con paciencia los defectos de los dems7. Rogar a Dios por vivos y difuntos

    Al comienzo del Evangelio aparece la llamada a la conversin, a la penitencia (Mc 1, 15). La conversin incluye necesariamente estas dos cosas: nuestra relacin con Dios y nuestra relacin con el prjimo. La nueva vida segn el Evangelio se resume en el doble mandamiento del amor a Dios y al prjimo. De ah que el pecado sea siempre ambas cosas: un no al amor de Dios y un atentado contra el amor al prjimo. Pero slo somos conscientes de lo que es el pecado en la medida en que nos encontramos con el amor de Dios.

    No podemos ofender a Dios como nosotros nos ofendemos mutuamente. Pero puede aigirnos el dolor de contricin por haber correspondido tan poco al amor de Dios, por no haberlo amado con todo el corazn. Y este dolor puede tambin conmovernos cuando descubrimos nuestras faltas de amor al prjimo, al que Dios ama con un amor sin lmites.

    Ahora bien, hay algn remedio frente a esta enfermedad? Dnde est el origen del sacramento de la penitencia, de la reconciliacin o de la misericordia?

    En primer lugar hay que decir: La paz y la alegra fueron el primer regalo del Resucitado a sus discpulos: La paz con vosotros. Pero esa paz y esa alegra no deben ser para ellos solos. Por eso, el Seor los enva: Como el Padre me envo, tambin yo os envo (Jn 20, 21) y los equipa para esa misin: Recibid el Espritu Santo; a quienes perdonis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengis, les quedan retenidos (Jn 20, 22-23).

    En segundo lugar hay que decir: Slo el corazn de Cristo que conoce las profundidades del amor de su Padre, pudo revelarnos el abismo de su misericordia de una manera tan bella como en la parbola del hijo prdigo o del padre misericordioso (Lc 15, 11-24). Qu encontra-mos en ella? Entre otras cosas: la fascinacin de una libertad ilusoria, el abandono de la casa paterna, el arrepentimiento y la decisin de declararse culpable ante el padre, el camino de retorno, la acogida generosa del padre, la alegra del padre. Todos estos son los rasgos de un camino de conversin y de acogida misericordiosa.

    Pero, cmo puede suceder esto aqu y ahora?

    Para ir al grano, te propongo el testimonio de Chesterton (escritor ingls del siglo pasado), que abrumado por la sorpresa que produjo su propia conversin, habla as del Sacramento de la Reconciliacin al explicar los motivos de su conversin:

    Cuando la gente me pregunta p qu ha inesado usted en la Iglesia de Ra?, la prima respuesta es: pa desembazme de mis pecados. Pues no iste ningn oo sistema religioso que haga realmente desapec los pecados de las psas. Est cfmado p una lgica que a muchos mavilla, mediante la cual la Iglesia deduce que ese pecado cfesado y p el que se siente epentido queda totalmente abido, y el pecad vuelve a empez de nuevo co si no hubiese pecado nuncaY as el Saamento de la Penitencia ccede vida nueva y reccilia al hbre c todo cuanto vive, po no lo hace co suelen haclo los timis-tasEl d se ccede mediante un precio y est cdiciado p una cfesin. En oas palabras, el nbre del premio es la Vdad, que tambin se puede llam realidad; po se ata de enent la realidad respecto a uno mismo (Autobioa-fa). En oo lug haba dicho sobre la necesidad de cfes los pecados al cfes: A juicio de (un tico ctempneo), cfes los pecados es algo mbo-so. Yo le ctesta que lo mboso es no cfeslos. Lo mboso es ocult los pecados dejando que le coan a uno el cazn, que es el estado en que viven felizmente la maya de las psas de las sociedades altamente civilizadas.

    En concreto y para nalizar, cmo se celebra la misericordia de Dios en el Sacramento de la Penitencia? Los pasos son los siguientes:

    Examen de conciencia. En silencio, en la presencia de Dios, pensamos en la enseanza de Jess y reconocemos lo que hemos hecho mal.

    Dolor de los pecados. Ante nuestro pecado sentimos habernos alejado de l.

    Propsito de enmienda. Pedimos la ayuda de dios y prometemos volver a su amistad.

    Confesin de los pecados. Confesamos con sinceridad nuestros pecados al sacerdote, que nos acoge y escucha en el nombre de Jess y de su Iglesia.

    El sacerdote impone las manos sobre nuestra cabeza y recita las palabras del perdn: Yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espritu Santo.

    Cumplir la penitencia. Despus, oramos y damos gracias al Padre por su perdn. El Espritu Santo nos ayuda a cumplir lo que nos propone el sacerdote para reparar el dao causado por nuestros pecados y continuar nuestro camino de vida cristiana.

    Dicho todo esto, recordar que habr ms alegra en el Cielo por un solo pecador que se arrepienta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse (Lc 15, 7); y procla-mar a los cuatro vientos: Dad gracias al Seor porque es bueno, porque es eterna su miseri-cordia (Sal 117,1).

  • Obras de Misericordia CorporalesC A T E Q U E S I S U N A

    Las obras de misericordia son acciones caritativas mediante las cuales ayudamos a nuestro prjimo en sus necesidades corporales y espirituales (cf Is 58, 6-7: Hb 13, 3).

    El primero y ms importante mandamiento es amar a Dios sobre todas las cosas y al prjimo como a ti mismo. Vamos a ver la relacin entre el amor a Dios y el amor al prjimo... Cuando pensamos piensan en amar al prjimo, en hacer caridad, en ayudar a los dems, qu ideas nos vienen a la cabeza? Cmo amar al prjimo? En qu parte de la Biblia hay una especie de lista sobre cmo mostrar nuestro amor al prjimo en algunos aspectos materiales?

    Tuve hambre y me dieron de comer; tuve sed y me dieron de beber; forastero y me recibieron en su casa; sin ropas y me vistieron; enfermo y me visitaron; en la crcel y fueron a verme. (Mt. 25, 35-36)

    La Iglesia nos ha dado un listado bastante completo, basado en este texto bblico, que nos sirve de gua en nuestro amor al prjimo. Son las llamadas Obras de Misericordia: Corporales y Espirituales.

    El Amor a Dios viene antes del amor al prjimo.

    Antes de analizar cada una de las Obras de Misericordia tenemos que tener en cuenta algo muy importante: primero hay que amar a Dios. El amor al prjimo es el FRUTO de nuestro amor a Dios.

    No podemos dejar de amar al prjimo, pero no podemos poner lo segundo de primero, ni lo primero de segundo. Como dice el dicho: la carreta no puede ir delante de los caballos. Primero es Dios y despus el prjimo. La prueba de que amamos a Dios, es que amamos al prjimo, pero nuestro amor al prjimo debe ser un reejo de nuestro amor a Dios. Si pretendemos prime-ro amar a los dems sin antes amar a Dios, estamos siendo altrustas, lntropos, benefactores. Eso no est mal, pero eso lo puede hacer y de hecho lo hace cualquiera que no sea cristiano y que no lo haga por ser cristiano. Lo puede hacer, por ejemplo, un buen gobernante o cualquier que pertenezca a una ONG nacional o internacional.

    El Catlico tiene que amar al prjimo desde Dios.

    El resultado de la ayuda que se brinde puede aparentar ser el mismo: se resuelve un problema personal o social, pero no es igual para nuestra alma, tampoco es igual para quien recibe la ayuda.

    Qu signica misericordia?

    Miser = miseria | Cordia = corazn

    Misericordia signica sentir con el otro sus miserias y necesidades, y como consecuencia de ese compasin (sentir con) ayudarlo, auxiliarlo.

    Cuntas y cules son las Obras de Misericordia?

    En total son 14: 7 Corporales y 7 Espirituales.

    OBRAS CORPORALES DE MISERICORDIA

    1. Dar de comer al hambriento2. Dar de beber al sediento3. Dar posada al necesitado4. Vestir al desnudo5. Visitar al enfermo6. Socorrer a los presos7. Enterrar a los muertos

    Las Obras de Misericordia Corporales, en su mayora estn tomadas de una lista hecha por el Seor en su descripcin del texto bblico antes indicado. Vamos a ver cada una de las Obras de Misericordia, comenzando por las Corporales. Vamos a buscar primero ejemplos de la Biblia y luego ejemplos prcticos.

    1. DAR DE COMER AL HAMBRIENTO

    2. DAR DE BEBER AL SEDIENTO

    Estas dos primeras son complementarias y se reeren a la ayuda que podemos dar en alimento o en dinero a los necesitados. Los bienes que poseemos, tambin nos vienen de Dios. Y debemos responder a Dios por stos y por el uso que le hayamos dado. Parbola de los Talentos (Mt. 25,14-30). Por cierto, no es por casualidad, que viene contada en el Evangelio de San Mateo, justamente antes de la escena donde habla de las Obras de Misericordia.

    A quien mucho se le da, mucho se le exigir. (Lc. 12, 48).

    Esta exigencia se reere tanto a lo espiritual, como a lo material.

    Recordemos a la pobre viuda muy pobre que dio para el Templo las ltimas dos moneditas que le quedaban. No es una parbola, es un hecho real que nos relata el Evangelio. Cuando Jess vio lo que daban unos y otros hizo notar esto: Todos dan a Dios de lo que les sobra. Ella, en cambio, dio todo lo que tena para vivir. (Lc. 21, 1-4).

    3. DAR POSADA AL NECESITADO

    En la antigedad el dar posada a los viajeros era un asunto de vida o muerte, por lo complicado y arriesgado de las travesas. No es el caso hoy en da. Pero, aun as, podra tocarnos recibir a alguien en nuestra casa, no por pura hospitalidad de amistad o familia, sino por alguna verdade-ra necesidad.

    Y no sabemos a quin ayudamos. Algunos han ayudado a ngeles bajo formas humanas: A Abraham y Lot les sucedi esto. Esto lo recuerda posteriormente San Pablo: No dejen de practicar la hospitalidad, pues algunos dieron alojamiento a ngeles sin saberlo. (Hb. 13, 2)

    4. VESTIR AL DESNUDO

    Esta obra de misericordia se nos facilita con las recolecciones de ropa que se hacen en Parroquias y otros centros de recoleccin. En esto tambin podemos dar de lo que nos sobra o ya no nos sirve, pero tambin podemos dar de lo que an es til.

    5. VISITAR AL ENFERMO

    No se trata de visitas sociales, por cumplir. Se trata de una verdadera atencin a los enfermos y ancianos, tanto en cuido fsico, como en compaa. Y la atencin ms importante en casos de vejez y enfermedades graves es la atencin espiritual. En nuestras parroquias suele haber grupos de pastoral de la salud.

    El mejor ejemplo de la Sagrada Escritura es el de la Parbola del Buen Samaritano, que cur al herido y, al no poder continuar ocupndose directamente, con los cuidados que necesitaba a otro a quien le ofreci pagarle. (ver Lc. 10, 30-37)

    6. SOCORRER A LOS PRESOS

    Esto implica visitar a los presos y darles ayuda material y muy especialmente, asistencia espiritual. La pastoral penitenciaria y algunas rdenes religiosas lo realizan maravillosamente.

    En la antigedad los cristianos pagaban para liberar esclavos o se cambiaban por prisioneros inocentes.

    7. ENTERRAR A LOS MUERTOS

    El ms famoso muerto enterrado y en una tumba que no era propia fue el mismo Jesucristo. Jos de Arimatea facilit una tumba de su propiedad para el Seor. Pero no slo eso, sino que tuvo que tener valor para presentarse a Pilato y pedir el cuerpo de Jess. Y tambin particip Nicode-mo, quien ayud a sepultarlo. (Jn. 19, 38-42)

    Esto de enterrar a los muertos parece un mandato superuo, porque de hecho- todos son enterrados. Pero, por ejemplo, en tiempo de guerra, puede ser un mandato muy exigente.

    Obras de Misericordia EspiritualesC A T E Q U E S I S D O S

    La lista de las Obras de Misericordia Espirituales la ha tomado la Iglesia de otros textos que estn a lo largo de la Biblia y de actitudes y enseanzas del mismo Cristo: el perdn, la correccin fraterna, el consuelo, soportar el sufrimiento, etc.

    1. ENSEAR AL QUE NO SABE

    Consiste en ensear al ignorante sobre temas religiosos o sobre cualquier otra cosa de utilidad. Esta enseanza puede ser a travs de escritos o de palabra, por cualquier medio de comunica-cin o directamente.

    Quien instruye a muchos para que sean justos, brillarn como estrellas en el rmamento. (Dan. 12, 3b)

    2. DAR BUEN CONSEJO AL QUE LO NECESITA

    Aqu es bueno destacar que el consejo debe ser ofrecido, no forzado. Y, la mayora de las veces es preferible esperar que el consejo sea requerido. Asimismo, quien pretenda dar un buen consejo debe, primeramente, estar en sintona con Dios. Slo as su consejo podr ser bueno. Los guas espirituales brillarn como resplandor del rmamento. (Dan. 12, 3a).

    #Guadalupe20 | 9

    3. CORREGIR AL QUE ESTA EN ERROR

    No se trata de estar corrigiendo cualquier tipo de error. Esta obra se reere sobre todo al pecado. Otra manera de formular esta Obra de Misericordia es as: Corregir al pecador. Es de suma importancia seguir los pasos de la correccin fraterna que Jess nos dej muy bien descritos: Si tu hermano ha pecado, vete a hablar con l a solas para reprochrselo. Si te escucha, has ganado a tu hermano. Si no te escucha, toma contigo una o dos personas ms, de modo que el caso se decida por la palabra de dos o tres testigos. Si se niega a escucharlos, informa a la asamblea (o a los superio-res). (Mt. 19, 15-17)

    4. PERDONAR LAS INJURIAS

    Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden, es un punto del Padre Nuestro, que el Seor aclara un poco ms en San Mateo, al nal del Padre Nuestro: Queda bien claro que si vosotros perdonis las ofensas de los hombres, tambin el Padre Celestial os perdonar. (Mt. 6, 14-15).

    El mayor perdn del Nuevo Testamento: Padre, perdnalos, porque no saben lo que hacen. (Lc. 23, 34).

    5. CONSOLAR AL TRISTE

    El consuelo para el triste o deprimido se asemeja al cuido de un enfermo. Y es muy necesario, pues las palabras de consuelo en la aiccin pueden ser determinantes.

    Aqu pueden entrar la atencin de conversacin con los ancianos, que tanto nos han dado y que en su vejez requieren que alguien les oiga, les converse, los distraiga.

    6. SUFRIR CON PACIENCIA LOS DEFECTOS DE LOS DEMAS

    La tolerancia y la paciencia ante los defectos ajenos es virtud y es una obra de misericordia.

    7. ORAR POR VIVOS Y DIFUNTOS

    La oracin por los dems, estn vivos y muertos, es una obra buena. San Pablo recomienda orar por todos, sin distincin, tambin por gobernantes y personas de responsabilidad, pues l quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. (ver 1 Tim 2, 2-3). Los difuntos que estn en el Purgatorio se benecian de nuestras oraciones. Es una buena obra rezar por stos para que sean libres de sus pecados. (ver 2 Mac. 12, 46)

    El Sacramento de la MisericordiaC A T E Q U E S I S T R E S

    Cuenta el evangelista Marcos como un grupo de escribas, al escuchar unas palabras de Jess y ver como haba curado a un paraltico, se preguntaban en su corazn Quin puede perdonar pecados? (Mc 2, 7). Claro que esa misma pregunta nos lleva a esta otra: Qu es en realidad el pecado?

    La experiencia nos dice que no es fcil reconocer nuestros pecados. Vemos faltas, observamos imperfecciones, lamentamos errores, sentimos haber hecho dao a alguien. Pero qu tiene eso que ver con Dios? Que necesitamos reconciliarnos unos con otros y perdonarnos mutuamente es cosa bastante razonable. Pero que podemos ofender a Dios es difcilmente imaginable.

    Al comienzo del Evangelio aparece la llamada a la conversin, a la penitencia (Mc 1, 15). La conversin incluye necesariamente estas dos cosas: nuestra relacin con Dios y nuestra relacin con el prjimo. La nueva vida segn el Evangelio se resume en el doble mandamiento del amor a Dios y al prjimo. De ah que el pecado sea siempre ambas cosas: un no al amor de Dios y un atentado contra el amor al prjimo. Pero slo somos conscientes de lo que es el pecado en la medida en que nos encontramos con el amor de Dios.

    No podemos ofender a Dios como nosotros nos ofendemos mutuamente. Pero puede aigirnos el dolor de contricin por haber correspondido tan poco al amor de Dios, por no haberlo amado con todo el corazn. Y este dolor puede tambin conmovernos cuando descubrimos nuestras faltas de amor al prjimo, al que Dios ama con un amor sin lmites.

    Ahora bien, hay algn remedio frente a esta enfermedad? Dnde est el origen del sacramento de la penitencia, de la reconciliacin o de la misericordia?

    En primer lugar hay que decir: La paz y la alegra fueron el primer regalo del Resucitado a sus discpulos: La paz con vosotros. Pero esa paz y esa alegra no deben ser para ellos solos. Por eso, el Seor los enva: Como el Padre me envo, tambin yo os envo (Jn 20, 21) y los equipa para esa misin: Recibid el Espritu Santo; a quienes perdonis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengis, les quedan retenidos (Jn 20, 22-23).

    En segundo lugar hay que decir: Slo el corazn de Cristo que conoce las profundidades del amor de su Padre, pudo revelarnos el abismo de su misericordia de una manera tan bella como en la parbola del hijo prdigo o del padre misericordioso (Lc 15, 11-24). Qu encontra-mos en ella? Entre otras cosas: la fascinacin de una libertad ilusoria, el abandono de la casa paterna, el arrepentimiento y la decisin de declararse culpable ante el padre, el camino de retorno, la acogida generosa del padre, la alegra del padre. Todos estos son los rasgos de un camino de conversin y de acogida misericordiosa.

    Pero, cmo puede suceder esto aqu y ahora?

    Para ir al grano, te propongo el testimonio de Chesterton (escritor ingls del siglo pasado), que abrumado por la sorpresa que produjo su propia conversin, habla as del Sacramento de la Reconciliacin al explicar los motivos de su conversin:

    Cuando la gente me pregunta p qu ha inesado usted en la Iglesia de Ra?, la prima respuesta es: pa desembazme de mis pecados. Pues no iste ningn oo sistema religioso que haga realmente desapec los pecados de las psas. Est cfmado p una lgica que a muchos mavilla, mediante la cual la Iglesia deduce que ese pecado cfesado y p el que se siente epentido queda totalmente abido, y el pecad vuelve a empez de nuevo co si no hubiese pecado nuncaY as el Saamento de la Penitencia ccede vida nueva y reccilia al hbre c todo cuanto vive, po no lo hace co suelen haclo los timis-tasEl d se ccede mediante un precio y est cdiciado p una cfesin. En oas palabras, el nbre del premio es la Vdad, que tambin se puede llam realidad; po se ata de enent la realidad respecto a uno mismo (Autobioa-fa). En oo lug haba dicho sobre la necesidad de cfes los pecados al cfes: A juicio de (un tico ctempneo), cfes los pecados es algo mbo-so. Yo le ctesta que lo mboso es no cfeslos. Lo mboso es ocult los pecados dejando que le coan a uno el cazn, que es el estado en que viven felizmente la maya de las psas de las sociedades altamente civilizadas.

    En concreto y para nalizar, cmo se celebra la misericordia de Dios en el Sacramento de la Penitencia? Los pasos son los siguientes:

    Examen de conciencia. En silencio, en la presencia de Dios, pensamos en la enseanza de Jess y reconocemos lo que hemos hecho mal.

    Dolor de los pecados. Ante nuestro pecado sentimos habernos alejado de l.

    Propsito de enmienda. Pedimos la ayuda de dios y prometemos volver a su amistad.

    Confesin de los pecados. Confesamos con sinceridad nuestros pecados al sacerdote, que nos acoge y escucha en el nombre de Jess y de su Iglesia.

    El sacerdote impone las manos sobre nuestra cabeza y recita las palabras del perdn: Yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espritu Santo.

    Cumplir la penitencia. Despus, oramos y damos gracias al Padre por su perdn. El Espritu Santo nos ayuda a cumplir lo que nos propone el sacerdote para reparar el dao causado por nuestros pecados y continuar nuestro camino de vida cristiana.

    Dicho todo esto, recordar que habr ms alegra en el Cielo por un solo pecador que se arrepienta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse (Lc 15, 7); y procla-mar a los cuatro vientos: Dad gracias al Seor porque es bueno, porque es eterna su miseri-cordia (Sal 117,1).

  • Obras de Misericordia CorporalesC A T E Q U E S I S U N A

    Las obras de misericordia son acciones caritativas mediante las cuales ayudamos a nuestro prjimo en sus necesidades corporales y espirituales (cf Is 58, 6-7: Hb 13, 3).

    El primero y ms importante mandamiento es amar a Dios sobre todas las cosas y al prjimo como a ti mismo. Vamos a ver la relacin entre el amor a Dios y el amor al prjimo... Cuando pensamos piensan en amar al prjimo, en hacer caridad, en ayudar a los dems, qu ideas nos vienen a la cabeza? Cmo amar al prjimo? En qu parte de la Biblia hay una especie de lista sobre cmo mostrar nuestro amor al prjimo en algunos aspectos materiales?

    Tuve hambre y me dieron de comer; tuve sed y me dieron de beber; forastero y me recibieron en su casa; sin ropas y me vistieron; enfermo y me visitaron; en la crcel y fueron a verme. (Mt. 25, 35-36)

    La Iglesia nos ha dado un listado bastante completo, basado en este texto bblico, que nos sirve de gua en nuestro amor al prjimo. Son las llamadas Obras de Misericordia: Corporales y Espirituales.

    El Amor a Dios viene antes del amor al prjimo.

    Antes de analizar cada una de las Obras de Misericordia tenemos que tener en cuenta algo muy importante: primero hay que amar a Dios. El amor al prjimo es el FRUTO de nuestro amor a Dios.

    No podemos dejar de amar al prjimo, pero no podemos poner lo segundo de primero, ni lo primero de segundo. Como dice el dicho: la carreta no puede ir delante de los caballos. Primero es Dios y despus el prjimo. La prueba de que amamos a Dios, es que amamos al prjimo, pero nuestro amor al prjimo debe ser un reejo de nuestro amor a Dios. Si pretendemos prime-ro amar a los dems sin antes amar a Dios, estamos siendo altrustas, lntropos, benefactores. Eso no est mal, pero eso lo puede hacer y de hecho lo hace cualquiera que no sea cristiano y que no lo haga por ser cristiano. Lo puede hacer, por ejemplo, un buen gobernante o cualquier que pertenezca a una ONG nacional o internacional.

    El Catlico tiene que amar al prjimo desde Dios.

    El resultado de la ayuda que se brinde puede aparentar ser el mismo: se resuelve un problema personal o social, pero no es igual para nuestra alma, tampoco es igual para quien recibe la ayuda.

    Qu signica misericordia?

    Miser = miseria | Cordia = corazn

    Misericordia signica sentir con el otro sus miserias y necesidades, y como consecuencia de ese compasin (sentir con) ayudarlo, auxiliarlo.

    Cuntas y cules son las Obras de Misericordia?

    En total son 14: 7 Corporales y 7 Espirituales.

    OBRAS CORPORALES DE MISERICORDIA

    1. Dar de comer al hambriento2. Dar de beber al sediento3. Dar posada al necesitado4. Vestir al desnudo5. Visitar al enfermo6. Socorrer a los presos7. Enterrar a los muertos

    Las Obras de Misericordia Corporales, en su mayora estn tomadas de una lista hecha por el Seor en su descripcin del texto bblico antes indicado. Vamos a ver cada una de las Obras de Misericordia, comenzando por las Corporales. Vamos a buscar primero ejemplos de la Biblia y luego ejemplos prcticos.

    1. DAR DE COMER AL HAMBRIENTO

    2. DAR DE BEBER AL SEDIENTO

    Estas dos primeras son complementarias y se reeren a la ayuda que podemos dar en alimento o en dinero a los necesitados. Los bienes que poseemos, tambin nos vienen de Dios. Y debemos responder a Dios por stos y por el uso que le hayamos dado. Parbola de los Talentos (Mt. 25,14-30). Por cierto, no es por casualidad, que viene contada en el Evangelio de San Mateo, justamente antes de la escena donde habla de las Obras de Misericordia.

    A quien mucho se le da, mucho se le exigir. (Lc. 12, 48).

    Esta exigencia se reere tanto a lo espiritual, como a lo material.

    Recordemos a la pobre viuda muy pobre que dio para el Templo las ltimas dos moneditas que le quedaban. No es una parbola, es un hecho real que nos relata el Evangelio. Cuando Jess vio lo que daban unos y otros hizo notar esto: Todos dan a Dios de lo que les sobra. Ella, en cambio, dio todo lo que tena para vivir. (Lc. 21, 1-4).

    3. DAR POSADA AL NECESITADO

    En la antigedad el dar posada a los viajeros era un asunto de vida o muerte, por lo complicado y arriesgado de las travesas. No es el caso hoy en da. Pero, aun as, podra tocarnos recibir a alguien en nuestra casa, no por pura hospitalidad de amistad o familia, sino por alguna verdade-ra necesidad.

    Y no sabemos a quin ayudamos. Algunos han ayudado a ngeles bajo formas humanas: A Abraham y Lot les sucedi esto. Esto lo recuerda posteriormente San Pablo: No dejen de practicar la hospitalidad, pues algunos dieron alojamiento a ngeles sin saberlo. (Hb. 13, 2)

    4. VESTIR AL DESNUDO

    Esta obra de misericordia se nos facilita con las recolecciones de ropa que se hacen en Parroquias y otros centros de recoleccin. En esto tambin podemos dar de lo que nos sobra o ya no nos sirve, pero tambin podemos dar de lo que an es til.

    5. VISITAR AL ENFERMO

    No se trata de visitas sociales, por cumplir. Se trata de una verdadera atencin a los enfermos y ancianos, tanto en cuido fsico, como en compaa. Y la atencin ms importante en casos de vejez y enfermedades graves es la atencin espiritual. En nuestras parroquias suele haber grupos de pastoral de la salud.

    El mejor ejemplo de la Sagrada Escritura es el de la Parbola del Buen Samaritano, que cur al herido y, al no poder continuar ocupndose directamente, con los cuidados que necesitaba a otro a quien le ofreci pagarle. (ver Lc. 10, 30-37)

    6. SOCORRER A LOS PRESOS

    Esto implica visitar a los presos y darles ayuda material y muy especialmente, asistencia espiritual. La pastoral penitenciaria y algunas rdenes religiosas lo realizan maravillosamente.

    En la antigedad los cristianos pagaban para liberar esclavos o se cambiaban por prisioneros inocentes.

    7. ENTERRAR A LOS MUERTOS

    El ms famoso muerto enterrado y en una tumba que no era propia fue el mismo Jesucristo. Jos de Arimatea facilit una tumba de su propiedad para el Seor. Pero no slo eso, sino que tuvo que tener valor para presentarse a Pilato y pedir el cuerpo de Jess. Y tambin particip Nicode-mo, quien ayud a sepultarlo. (Jn. 19, 38-42)

    Esto de enterrar a los muertos parece un mandato superuo, porque de hecho- todos son enterrados. Pero, por ejemplo, en tiempo de guerra, puede ser un mandato muy exigente.

    Obras de Misericordia EspiritualesC A T E Q U E S I S D O S

    La lista de las Obras de Misericordia Espirituales la ha tomado la Iglesia de otros textos que estn a lo largo de la Biblia y de actitudes y enseanzas del mismo Cristo: el perdn, la correccin fraterna, el consuelo, soportar el sufrimiento, etc.

    1. ENSEAR AL QUE NO SABE

    Consiste en ensear al ignorante sobre temas religiosos o sobre cualquier otra cosa de utilidad. Esta enseanza puede ser a travs de escritos o de palabra, por cualquier medio de comunica-cin o directamente.

    Quien instruye a muchos para que sean justos, brillarn como estrellas en el rmamento. (Dan. 12, 3b)

    2. DAR BUEN CONSEJO AL QUE LO NECESITA

    Aqu es bueno destacar que el consejo debe ser ofrecido, no forzado. Y, la mayora de las veces es preferible esperar que el consejo sea requerido. Asimismo, quien pretenda dar un buen consejo debe, primeramente, estar en sintona con Dios. Slo as su consejo podr ser bueno. Los guas espirituales brillarn como resplandor del rmamento. (Dan. 12, 3a).

    3. CORREGIR AL QUE ESTA EN ERROR

    No se trata de estar corrigiendo cualquier tipo de error. Esta obra se reere sobre todo al pecado. Otra manera de formular esta Obra de Misericordia es as: Corregir al pecador. Es de suma importancia seguir los pasos de la correccin fraterna que Jess nos dej muy bien descritos: Si tu hermano ha pecado, vete a hablar con l a solas para reprochrselo. Si te escucha, has ganado a tu hermano. Si no te escucha, toma contigo una o dos personas ms, de modo que el caso se decida por la palabra de dos o tres testigos. Si se niega a escucharlos, informa a la asamblea (o a los superio-res). (Mt. 19, 15-17)

    4. PERDONAR LAS INJURIAS

    Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden, es un punto del Padre Nuestro, que el Seor aclara un poco ms en San Mateo, al nal del Padre Nuestro: Queda bien claro que si vosotros perdonis las ofensas de los hombres, tambin el Padre Celestial os perdonar. (Mt. 6, 14-15).

    El mayor perdn del Nuevo Testamento: Padre, perdnalos, porque no saben lo que hacen. (Lc. 23, 34).

    5. CONSOLAR AL TRISTE

    El consuelo para el triste o deprimido se asemeja al cuido de un enfermo. Y es muy necesario, pues las palabras de consuelo en la aiccin pueden ser determinantes.

    Aqu pueden entrar la atencin de conversacin con los ancianos, que tanto nos han dado y que en su vejez requieren que alguien les oiga, les converse, los distraiga.

    6. SUFRIR CON PACIENCIA LOS DEFECTOS DE LOS DEMAS

    La tolerancia y la paciencia ante los defectos ajenos es virtud y es una obra de misericordia.

    7. ORAR POR VIVOS Y DIFUNTOS

    La oracin por los dems, estn vivos y muertos, es una obra buena. San Pablo recomienda orar por todos, sin distincin, tambin por gobernantes y personas de responsabilidad, pues l quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. (ver 1 Tim 2, 2-3). Los difuntos que estn en el Purgatorio se benecian de nuestras oraciones. Es una buena obra rezar por stos para que sean libres de sus pecados. (ver 2 Mac. 12, 46)

    El Sacramento de la MisericordiaC A T E Q U E S I S T R E S

    Cuenta el evangelista Marcos como un grupo de escribas, al escuchar unas pala