23 de marzo dia del mar

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COCHABAMBA | LUNES 23 DE MARZO, 2015 01 TEMAS ESPECIALES Foto: José Rocha Miradas desde la otra orilla

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23 de marzo. Miradas desde la otra orilla

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CoChabamba | Lunes 23 de Marzo, 2015 01

TEMAS ESPECIALES

23 de marzoFoto: José Rocha

Miradas desde la otra orilla

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Redacción centRal

n 1825, Bolivia nació a la vida indepen-diente con una costa de aproximadamen-te 400 kilómetros so-bre el Océano Pacífi-co. En 1879, Chile invadió y ocupó por

la fuerza el territorio del Departa-mento del Litoral, desde entonces privó a Bolivia de un acceso sobera-no al mar, señala el Libro del Mar.Según los documentos históricos, re-copilados en la publicación, Bolivia obtuvo su independencia en 1825 sobre la base territorial de la antigua Real Audiencia de Charcas de acuer-do al principio del uti possidetis juris de 1810, por el que las nacientes re-públicas hispano-americanas acor-daron respetar los límites coloniales que tenían.En 1826, las antiguas intendencias coloniales se convirtieron en depar-tamentos y se las subdividió en pro-vincias, una de ellas fue Atacama, perteneciente a Potosí, rica en gua-no, salitre, bórax, cobre y plata. En 1829 se creó la Provincia del Lito-ral y en 1867 se constituyó como De-partamento con una superficie de 120.000 km2, delimitado al norte por el río Loa (que marcaba la frontera

con el Perú) y al sur por el río Salado (fronterizo con Chile) más allá del parale-lo 25º. Eran parte de El Litoral los puertos de Antofagasta, Cobija, Tocopilla y Meji-llones y las poblaciones de Calama y San Pedro de Atacama. La condición costera del territorio de Bolivia y su soberanía marítima no fue cuestionada por Chi-le. Las Constituciones Po-líticas chilenas de 1822, 1823, 1828 y 1833 reconocieron que su límite hacia el norte era el desierto de Atacama.Asimismo, la soberanía marítima de Bolivia fue reconocida en di-versos instrumentos internacio-nales, como el Tratado de Amis-tad, Comercio y Navegación de 1833 suscrito con Chile.

Incursiones chilenasA inicios de la década de 1840, chilenos comenzaron a ocupar el Litoral boliviano y explotar sin autorización los ricos depósitos de guano existentes en la zona. Chile pretendió extender su sobe-ranía hasta el paralelo 23º.

El Gobierno de Bolivia pro-testó formalmente y como consecuencia de la contro-versia territorial creada por Chile, ambos países firma-ron dos tratado, el 10 de agosto de 1866 y el 6 de agosto de 1874, que fijaban las fronteras y establecían los límites de territorio pa-ra la explotación de guano, metales y minerales.

Impuesto de los 10 centavosEn 1878, el Gobierno de Bolivia solicitó a la empre-

sa anglo-chilena Compañía de Sali-tres y Ferrocarril de Antofagasta el pago de 10 centavos por cada quintal de salitre exportado, a fin de generar recursos ante las catástrofes natura-les que habían afectado esa la región. Esta solicitud suscitó un reclamo por parte del Gobierno de Chile ante el cual el Bolivia manifestó su disposición de someter esta con-troversia al arbitraje establecido por el Protocolo Complementario de 1875.Sin recurrir al mecanismo de arbi-traje ni declaratoria de guerra, Chile invadió militarmente el puerto boliviano de Antofagasta el 14 de febrero de 1879,

E

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Bolivia nació con 400 km de costa

• "Nuestros dere-chos nacen de la victoria, la ley suprema de las naciones. Que el Litoral es rico y vale muchos millo-nes, eso ya lo sabíamos. Lo guar-damos porque vale: que si nada valiera, no habría interés en su con-servación (...)".

• Chile invadió militarmente el puerto boliviano de Antofagasta el 14 de febrero de 1879, sin previa declaratoria de guerra. Bolivia fue arrastrada a una conflagración que no buscó ni deseó, razón por la cual tuvo que defender su soberanía y, en aplicación del Tratado de Alianza Defensiva suscrito con el Perú en 1873, intentó detener, junto a su aliado, el avance de las tropas chilenas que llegaron a ocupar todo el Litoral boliviano.(Libro del Mar)

1879Guerra

DEL PACÍFICO

AbrAhAm König | ministro ChiLeno

13, Agosto de 1900

• Después de la firma del Tratado de Ancón entre Chile y Perú en 1883, el primero se apropió de Tarapacá, Tacna y Arica, además impuso a Bolivia la firma de una tregua (1884) bajo la amenaza de continuar la guerra.

PACTO DE TREGUA DE 1884

Día del Mar

sudamericahoy.com

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Jenny Cartagena t.

a historia de acer-camientos y desen-cuentros en las re-laciones entre Boli-via y Chile, por el tema marítimo, se viene repitiendo desde hace más de

un siglo, desde la Guerra del Pacífi-co (1879). Cada acercamiento pa-rece ir precedido de muestras de buena voluntad y buenos augurios hasta que inexorablemente se lle-ga al nudo de la cuestión, una sali-da soberana al Pacífico que recla-ma Bolivia. En ese punto, cada cual se planta en su propia posi-ción y la relación entra en una nueva crisis.Los antecedentes y desenlaces de esta relación, según el Libro del Mar, datan desde la Guerra del Pa-cífico, cuando varias autoridades chilenas se dieron cuenta de que no se podía dejar a Bolivia enclaus-trada indefinidamente, hasta las últimas negociaciones sobre una agenda bilateral "sin exclusiones. "Así nacía una política de Estado por parte de Chile que tenía por objetivo resolver de manera defi-nitiva la relación con Bolivia resti-tuyéndole una salida soberana al mar. Este razonamiento provino de Domingo Santa María, quien

fue Canciller de Chile en el Gobierno de Aníbal Pinto durante la Guerra del Pacífico y luego Pre-sidente de su país", se-ñala el documento.Agrega que esta posi-ción, posteriormente respaldada por diversos mandatarios y autorida-des chilenas, propició una línea de acción que se mantuvo presente en los años siguientes. Así lo confirman las de-claraciones de muchas altas auto-ridades chilenas y los actos del Es-tado chileno expresados a través de actos unilaterales y acuerdos bilaterales desde finales del siglo XIX hasta inicios del XXI, para tra-bajar de forma conjunta para lle-gar a un entendimiento sobre la restitución de un acceso soberano al mar para Bolivia."Antes y después de la suscripción del tratado de 1904, Chile se com-prometió a no dejar a Bolivia sin un acceso soberano al Pacífico a través de compromisos unilatera-les y bilaterales", señala el Libro del Mar.Según la publicación, Bolivia plan-teó su reclamo en el ámbito multi-lateral, por primera vez, ante la Conferencia de París de 1919 y en la Liga de las Naciones, entre 1920

y 1922. En respuesta, en la sesión de la Asamblea del 28 de septiembre de 1921 el representante chileno Agustín Ed-wards ofreció, iniciar negociaciones directas con Bolivia para abordar el tema marítimo. Un año después, el delega-do chileno Manuel Rivas Vicuña, mediante nota

de 19 de septiembre de 1922 dirigi-da a la Liga de las Naciones, reafir-mó el compromiso chileno de en-trar en negociaciones directas con Bolivia. En ese recuento histórico, el libro menciona que el 23 de junio de 1926 el canciller de Chile Beltrán Mathieu emitió una Circular que expresaba la intención de su país de transferir a Bolivia una parte del Departamento de Arica, tal como lo había propuesto Estados Unidos en su rol de país mediador en el diferendo chileno-peruano. El 8 de febrero de 1975, se inició un proceso de negociación entre los dos países, pero que fracasó, con el objeto de buscar una solución al encierro boliviano, con la firma de una Declaración Conjunta, en la localidad de Charaña, entre los presidentes de Bolivia, Hugo Ban-zer, y de Chile, Augusto Pinochet.

L

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Más de un siglo de desencuentros

• Durante 15 minutos, los presidentes de

Bolivia, Evo Morales, y de Chile, Michelle

Bachelet, se reunieron a solas, en el marco de

la participación de ambos jefes de Estado

en la Cumbre Celac, en Costa Rica. En el

encuentro se abordó la "reposición" de la

agenda de los 13 puntos, "sin

exclusiones", informó el canciller David

Choquehuanca. (29, enero de 2015)

2015Retomar LA AGENDA

• En febrero de 2000 los cancilleres de Bolivia y Chile, se reunieron en Algarve (Portugal) donde resolvieron conformar una agenda de trabajo que incorpore todas las cuestiones esenciales de la rela-ción bilateral “sin exclusión algu-na”. A partir de esa reunión, hubo tres encuentros políticos al más alto nivel entre los presidentes de Bolivia y Chile.

• En abril de 1962, Chile desvió unilateralmente las aguas del río Lauca, lo que generó una controversia con Bolivia que provocó la ruptu-ra de relaciones diplomáticas entre ambos países.

RUPTURA DERELACIONES

Foto: abi

Día del Mar

Abi

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Jenny Cartagena t.

n mayo próximo, du-rante cuatro días, los equipos jurídicos de Bolivia y Chile defen-derán los argumentos de sus respectivos países, sobre la obje-ción planteada por

Chile a la competencia de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) para intervenir en la demanda marítima presentada por Bolivia.Ambos países se prepararon intensa-mente para este primer encuentro ante el tribunal, desde que Bolivia planteó la demanda. La contunden-cia de los argumentos que vayan a exponer sopesará en el fallo de los 15 jueces, que determinará el futuro de la acción iniciada por Bolivia. El Gobierno de Evo Morales acudió ante ese tribunal en abril de 2013, para que se obligue a Chile a sentarse a negociar "de buena fe" una salida soberana al Pacífico, en función a los derechos expectaticios creados a lo largo de más de un siglo por los ofre-cimientos de solución al diferendo marítimo, sin resultados concretos.Bolivia perdió 400 kilómetros de cos-

ta y 120.000 kilómetros cuadrados de territorio en una guerra librada contra Chile a fines del siglo XIX.En respuesta a la demanda boliviana, en julio de 2014, Chile decidió objetar la competencia de la CIJ en relación a esta disputa te-rritorial y argumentó que nadie podía obligar a un país a ceder soberanía, al subrayar que ambas nacio-nes suscribieron libremente sus lími-tes en 1904, y que revisar fronteras abriría conflictos en todo el mundo. La Haya convocó para el 4 de mayo a los dos países ante ese Tribunal para iniciar las exposiciones de sus argu-mentos, presentados ya de forma es-crita, y de sus alegatos orales respec-to, únicamente a la excepción de competencia presentada por Chile.Primero será el turno de Chile, luego de Bolivia (6 de mayo) para responder a los alegatos chilenos, cada uno ten-drá tres horas. Posteriormente, habrá una segunda ronda para la duplica (de una hora y media, cada uno), pri-mero de Chile y luego de Bolivia (7 y 8 de mayo respectivamente).

DECISIÓN DEL TRIBU-NALLuego de las audiencias de mayo, se estima que den-tro de cuatro o cinco me-ses, el Tribunal emitirá un fallo en el que se declarará con o sin competencia en la demanda, además de estas dos posibilidades existe una tercera, que la CIJ no resuelva nada sobre la excepción de compe-

tencia y decida adjuntar la objeción a la demanda principal. cuyo fondo aún no ha sido analizado.Chile espera que esa determinación -aceptando su incompetencia- se dé por cerrado el reclamo boliviano, cuyo tratamiento quedó en suspenso en tanto se resuelva el recurso chile-no de excepción preliminar a su ju-risdicción.Chile defiende que no hay temas li-mítrofes pendientes con Bolivia por-que la frontera quedó definida en el tratado vigente desde 1904, y consi-dera que el tribunal internacional de las Naciones Unidas, no puede juz-gar la demanda porque se constituyó después de ese año.

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Alegatos orales: Bolivia y Chile se verán en mayo en La Haya

LA CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA (CIJ) SE PRONUNCIARÁ SOBRE LA INCOMPETENCIA DE SU JURISDICCIÓN PLANTEADA POR CHILE, SE ESTIMA QUE ENTRE SEPTIEMBRE Y OCTUBRE DEL PRESENTE AÑO. DE ESE VEREDICTO DEPENDERÁ QUE ESE TRIBUNAL RESUELVA O NO LA DEMANDA MARÍTIMA DE BOLIVIA CONTRA CHILE

• El agente de Bolivia ante La Haya, Eduardo

Rodríguez Veltzé, presenta ante la Corte

Internacional de Justicia la

documentación con la respuesta de Bolivia a

la Objeción Preliminar planteada por Chile a

la competencia de ese tribunal internacional en el caso “Obligación de Negociar un acceso al Océano Pacífico”, el

7 de noviembre de 2014.

2014Respuesta

A LA OBJECIÓN

• Los Gobiernos de Bolivia y Chile llevan adelante una intensa ofensiva mediática y una estrategia para difundir a nivel internacional su pos-tura sobre la demanda marí-tima presentada ante la CIJ.

ESTRATEGIAMEDIÁTICA

•“A lo largo de casi un siglo diferentes presidentes, minis-tros de Relaciones Exteriores y emba-jadores de Chile hicieron compromi-sos formales y por escrito a Bolivia de otorgarle un acceso soberano al mar. Esos compromisos formales y no otra cosa son los que Bolivia considera en su demanda”.

Carlos Mesa | representante para La

Causa marítima

28 de NovieMbre de 2014

Día del Mar

Apg

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Alegatos orales: Bolivia y Chile se verán en mayo en La Haya

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El ministro chileno de Relaciones Exteriores, Heraldo Muñoz, reiteró la semana pasada que Bolivia come-tió un "error histórico" al recurrir a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) para demandar a Chile una salida al mar y que la posición de Chile "es muy clara y sustentada en el derecho internacional"."Nosotros no queremos esto, pero nos vamos a defender", precisó el je-fe de la diplomacia chilena, al seña-lar que "Si no nos hubieran deman-dado, estaríamos hablando con Boli-via de todos los temas" salvo el tema marítimo.Muñoz considera que no se debe poner en juego "la estabilidad de las fronteras" y de los tratados.

DEFENSA BOLIVIANABolivia, que defiende la jurisdicción de la CIJ para tratar la demanda ma-rítima, según anticipó el portavoz boliviano de la demanda, el expresi-dente Carlos Mesa, en los alegatos de mayo se buscará desvirtuar los argu-mentos chilenos de que la demanda de fondo, planteada por Bolivia, pre-tenda modificar de alguna forma el Tratado de 1904, firmado entre am-

bos países 25 años después de la guerra y que delimitó sus límites.Asimismo, pedirá a la Corte que se fijen los plazos para las actuaciones para tratar el fondo del reclamo boli-viano. En reiteradas declaraciones, el ex-presidente así como las autoridades de Gobierno, aseveraron que Bolivia tomó el camino correcto -al acudir a la CIJ- y que “Chile no puede decirle al mundo que no existe ningún tema pendiente con Bolivia".La argumentación boliviana sostie-ne que varios Gobiernos de Chile hicieron ofertas formales para so-lucionar su situación de falta de acceso al mar, pero no se concreta-ron.El presidente Evo Morales insistió la semana pasada que "la demanda no es para modificar o anular el tratado, sino es por un derecho, que Chile cumpla con sus compromisos, hon-re sus ofertas".Agregó que la resolución de este asunto "es una cuestión de paz" y "por la integración regional" porque, dijo, no es posible "que dos países vecinos toda la vida vivan en perma-nente desconfianza".

PETITORIO DE LA DEMANDA

Los argumentos DE BOLIVIA

La postura DE CHILE

Bolivia solicita a la Corte Internacional de Justicia que “juzgue” y “declare” que:

a. Chile tiene la obligación de negociar con Bolivia con el fin de alcanzar un acuer-do que otorgue a Bolivia una salida plena-mente soberana al Océano Pacífico;

b. Chile ha incumplido dicha obligación;c. Chile debe cumplir dicha obligación de

buena fe, pronta y formalmente, en un pla-zo razonable y de manera efectiva, a fin de otorgar a Bolivia una salida plenamente so-berana al Océano Pacífico.

En la demanda, Bolivia afirma que Chile se comprometió a negociar una salida soberana al mar a través de acuerdos, práctica diplo-mática y una serie de declaraciones atribui-bles a sus representantes del más alto ni-vel,pero no se concretaron. Por eso, pide a la CIJ, obligar a Chile a hacer propuestas con-cretas que permitan avanzar para que vuelva Bolivia al Pacífico con soberanía.

Chile rechaza la demanda boliviana, sos-tiene que un tratado bilateral de límites fir-mado en 1904, actualmente vigente, acabó con el conflicto y determinó "un generoso régimen de acceso no soberano de Bolivia al mar", por tanto la salida soberana por te-rritorio chileno que pide Bolivia necesaria-mente implica una modificación no-conve-nida de ese Tratado de Paz y Amistad.

LA CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA (CIJ) SE PRONUNCIARÁ SOBRE LA INCOMPETENCIA DE SU JURISDICCIÓN PLANTEADA POR CHILE, SE ESTIMA QUE ENTRE SEPTIEMBRE Y OCTUBRE DEL PRESENTE AÑO. DE ESE VEREDICTO DEPENDERÁ QUE ESE TRIBUNAL RESUELVA O NO LA DEMANDA MARÍTIMA DE BOLIVIA CONTRA CHILE

• El canciller de Chile, Heraldo Muñoz, da a conocer el contenido del documento elaborado en tres idiomas , titulado "Chile y el acceso al mar de Bolivia, mito y realidad", a través del cual el Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile expone la postura de ese país ante la demanda interpuesta por Bolivia en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya, el 24 de junio de 2014.

2014CampañaMEDIÁTICA

La CIJ puede DECLARARSE COMPETENTE

La CIJ puedeDECLINAR COMPETENCIA

La CIJ puede noRESOLVER LA OBJECIÓN

TRES OPCIONES

Si el Tribunal rechaza la objeción preliminar pre-sentada por Chile y decide intervenir en la demanda interpuesta por Bolivia, en los próximos meses co-menzará el análisis del contenido del proceso.

Si declara procedente la objeción de jurisdicción, le habrá dado la razón a Chile que argumenta que ese tribunal no tiene competencia para conocer un asunto resuelto por un tratado vigente.

La CIJ puede decir que el análisis de la objeción no será tratada de inmediato sino lo va a juntar con la causa principal, esta tercera opción también es favo-rable para Bolivia.

Día del Mar

Eduardo rodríguEz |agEntE dE Bolivia antE la Haya

FElipE BulnEs |agente de ChiLe ante La haya14

Univisionkansas.com

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Jenny Cartagena

arios gobernantes y líderes políticos chi-lenos, desde la mis-ma Guerra del Pacífi-co y a lo largo de es-tos más de 130 años de controversia y ac-tualmente, se han

manifestado a favor de un acceso al mar para Bolivia, argumentando ra-zones históricas, éticas y políticas otros de justicia, para reparar el daño causado con la infausta guerra, o de integración regional. En medio de posturas extremas de no ceder nada, algunos líderes políti-cos y de sectores sociales chilenos entendieron que Bolivia debe recu-perar una salida soberana al Pacífico, no solamente darle mar, sino mar con soberanía, y que la solución de este problema también sería benefi-ciosa para Chile.Sin embargo, ninguna de esas inicia-tivas se viabilizaron, las razones de su fracaso, en cada uno de los casos, están descritas en la amplia biblio-grafía existente sobre el tema. "En 1879, después de la ocupación militar de Antofagasta, que importó

de hecho la pérdida de to-do el litoral boliviano, la Cancillería chilena empe-zó a preocuparse de conse-guir, en reemplazo de la costa de que acababa de apropiarse, un puerto para Bolivia, más al Norte, es decir, un territorio perua-no", señala Demetrio Ca-nelas en el libro "El proble-ma marítimo de Bolivia" (1919). En plena guerra, diferentes autorida-des chilenas, se dieron cuenta que dejar enclaustrada indefinidamente a Bolivia implicaba enfrentar un pro-blema permanente cuyo costo no te-nía sentido para el desarrollo de am-bos Estados. Así nacía una política de Estado por parte de Chile que tenía por objetivo resolver de manera defi-nitiva la relación con Bolivia restitu-yéndole una salida soberana al mar, señala el Libro del Mar. Agrega que este razonamiento provi-no de Domingo Santa María, quien fue Canciller de Chile (1879) en el Gobierno de Aníbal Pinto durante la Guerra del Pacífico y luego Presiden-te de su país. Encontró amplia recep-

tividad a su visión, la que fue respaldada posterior-mente por varios manda-tarios y autoridades chile-nas en los años siguientes. El expresidente de Bolivia y vocero de la demanda marítima, Carlos Mesa, en una entrevista afirmó que el Tratado de 1904 no re-solvió la situación bolivia-na y que desde 1920 Chile

manejó como política de Estado el ofrecer a Bolivia un diálogo para re-solver el diferendo marítimo con una salida soberana al Pacífico (3 marzo de 2015). Es así, que Chile expresó formalmen-te y en reiteradas oportunidades su ofrecimiento y compromiso de tra-bajar, conjuntamente con Bolivia, para llegar a un entendimiento que había quedado pendiente tras la fir-ma de la paz (1920): la restitución de un acceso al mar para Bolivia.“Ha llegado la hora de la gran repara-ción de una injusticia (…) Chile tiene una centenaria deuda y estamos dis-puestos a emprender una solución histórica. Bolivia retornará soberana a las costas del Pacífico. (…)", dijo

V

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Mar con soberanía, un temapendiente según políticos

• Los presidentes Augusto Pinochet, de Chile, y Hugo Banzer, de Bolivia, simbolizan con un abrazo y con la firma de una Declaración Conjunta en el pueblo fronterizo de Charaña el inicio de una negociación sobre la demanda boliviana, el 8 de febrero de 1975. Estos intentos de solución no prosperaron y en 1978 se volvieron a romper las relaciones diplomáticas entre los dos países.

1975ABRAZO DE CHARAÑA

VARIOS GOBERNANTES Y LÍDERES POLÍTICOS CHILENOS, A LO LARGO DE ESTOS MÁS DE 130 AÑOS, ENTENDIERON EL RECLAMO BOLIVIANO Y SE ADHIRIERON A ÉSTE, ALGUNOS INCLUSO CON DIFERENTES PROPUESTAS DE SOLUCIÓN PARA SUPERAR SU SITUACIÓN DE ENCLAUSTRAMIENTO

• 57 organizaciones socia-les y sindicales chilenas enviaron una carta “Mar para Bolivia” al presidente Sebastián Piñera para que dé solución al diferendo con Bolivia (14 de abril de 2013)

"MAR PARA BOLIVIA"

•“No olvidemos por un instante que no podemos ahogar a Bolivia...Privada de Antofagasta y de todo el Litoral que antes poseía hasta el Loa, debemos proporcionarle por alguna parte un puerto suyo (...) que le permita entrar al interior sin zozobra, sin pedir venia. No podemos ni debe-mos matar a Bolivia...”

Domingo Santa maría | CanCiller Chile

26, noviembre De 1879 (libro Del mar)

Día del Mar

emol.com

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Mar con soberanía, un temapendiente según políticos

CoChabamba | año 2015 | Lunes | 23 de marzo 7

• Marco Antonio Enríquez-Ominami, excandidato presidencial de Chile, en Palacio de Gobierno junto al presidente Evo Morales, expresó: “Yo sueño con un mar que nos una y que no nos divida; un mar con soberanía es perfectamente posible” (25 octubre).

2014"SueñoCON UN MAR"

Salvador Allende, presidente de Chi-le (12 de noviembre de 1970) en una entrevista al escritor boliviano Nés-tor Taboada Terán.En 1975, Chile y Bolivia estuvieron a punto de llegar a un acuerdo, los Go-biernos de Augusto Pinochet y de Hugo Banzer, respectivamente fir-maron, una Declaración Conjunta, en la localidad de Charaña, que obli-ga a ambos Estados a: “Buscar fór-mulas de solución a los asuntos vita-les que ambos países confrontan, como el relativo a la situación de mediterraneidad boliviana".En ese marco, Chile propuso la ce-sión de una franja de territorio al norte de Arica, que comprendía una salida al mar, compensada por una superficie equivalente de territorio boliviano. La propuesta no prosperó debido a la oposición peruana.Otro momento de acercamiento se dio en el primer Gobierno de Miche-lle Bachelet (Chile) con la agenda de 13 puntos que incluía el tema maríti-mo (2006). “Con Bolivia lo funda-mental será retomar el camino del diálogo, iniciado en 1999, y el clima de confianza mutua conseguido du-rante el período 2006-2010. La nor-

malización de las relaciones con Bo-livia es un objetivo al que aspira-mos”, señala el programa de Gobier-no del segundo mandato de Bachelet (2014).Al margen de las posiciones de los diferentes Gobiernos de Chile, mu-chos líderes políticos, sobre todo de la izquierda, se han adherido y soli-darizado de forma personal y parti-daria con la demanda boliviana, so-bre todo en los últimos años y des-pués de que Bolivia acudió a la Corte Internacional de Justicia de La Haya para obligar a Chile a proponer una solución a su reclamo de una salida soberana al Pacífico.Entre ellos están el excandidato pre-sidencial y líder del Partido Progre-sista de Chile, Enríquez-Ominami; la diputada Camila Vallejo (Partido Comunista), los diputados Lautaro Carmona, Hugo Gutiérrez, Sergio Aguiló, Cristina Girardi, y los alcal-des de Iquique Jorge Soria y de Cala-ma, Esteban Velásquez.También están los miembros de la Casa Bolívar (colectivo que agrupa a 48 sectores sociales de Chile) y el presidente del Partido Humanista, Tomás Hirsch.

Jorge SoriaALCALDE DE IQUIQUE (2015)

Hugo GutiérrezEXDIPUTADO PC (2012)

Camila VallejoDIPUTADA DEL PC (2013)

Salvador Allende EXPRESIDENTE (1970-1973)

"Yo creo que hay que ponerlo de moda de nuevo (la demanda boliviana de una salida al Pacífico) porque tienes una Presidenta (Michelle Bachelet) que quiere y ama, como izquierdista que es, la integración de Améri-ca", afirmó el jefe comunal,

"Creo que ahí (la provincia Iquique-Tara-pacá) es la única parte donde hay un mar para Bolivia con soberanía, con tu bandera y que te une Bolivia entera. Sale al Pacífico", afirmó. (25 enero 2015, red ATB).

“Bolivia debe tener una salida soberana al mar, debe tener la posibilidad de contar un buen puerto frente al Pacífico. Creo que Chile merece también una mayor integra-ción con Bolivia y el resto de América Lati-na, y si hay que hacer concesiones creo que Chile tiene que hacerlas en función de que la prosperidad y la mejor calidad de vida de la gente que vive en el norte de Chile pueda llegar algún día de una manera consistente y sólida”. (Junio 2012, Radio Cooperativa).

“Es lamentable el punto al que tuvimos que llegar, pero sí estoy de acuerdo con una salida soberana al mar para Bolivia en el marco de una política de integración. Aquí no se trata de regalar, de decir aquí tienen mar y hagan lo que quieran y nosotros nos quedamos de brazos cruzados, sino habría que definir estrategias. Por ejemplo, Bolivia tiene bastante desarrollo en materia energé-tica y nosotros estamos con, supuestamen-te, crisis (...) ” (Marzo 2013, Radio Bío)Bío).

“Ha llegado la hora de la gran reparación de una injusticia (…) Chile tiene una cente-naria deuda y estamos dispuestos a em-prender una solución histórica. Bolivia re-tornará soberana a las costas del Pacífico. (…) No le pedimos nada al sufrido pueblo trabajador boliviano, queremos solamente reparar el despojo cruel del que ha sido víc-tima (...)”. (12 de noviembre de 1970, entre-vistado por el escritor y periodista boliviano Néstor Taboada Terán).

VARIOS GOBERNANTES Y LÍDERES POLÍTICOS CHILENOS, A LO LARGO DE ESTOS MÁS DE 130 AÑOS, ENTENDIERON EL RECLAMO BOLIVIANO Y SE ADHIRIERON A ÉSTE, ALGUNOS INCLUSO CON DIFERENTES PROPUESTAS DE SOLUCIÓN PARA SUPERAR SU SITUACIÓN DE ENCLAUSTRAMIENTO

Día del Mar

Abi

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Jenny Cartagena

n medio del aire gélido que se respi-ra en el ámbito di-plomático y políti-co entre Bolivia y Chile, muchos ar-

tistas chilenos de distintas áreas e ideologías, durante estos años de controversia marítima, han mani-festado su deseo por una solución y abogaron por otorgar a Bolivia una salida soberana al Pacífico, perdida en la Guerra del Pacífico (1879-1883)."Nosotros pensamos que Bolivia merece y necesita una salida al mar, y siempre ha sido parte de nuestro discurso la integración la-tinoamericana y los derechos de los países limítrofes", dijo Claudio García, el vocalista del grupo mu-sical chileno Los Miserables, que junto con Inti Illimani participó en abril de 2011, de un masivo acto en el estadio Hernando Siles de La Paz llamado “Mar para Bolivia”, reivindicando este derecho que tiene el Estado boliviano.Ante las críticas que recibieron en Chile por su apoyo a la demanda

E

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Artistas y escritores chilenos abogan por causa boliviana

• El chileno Jorge González, exvocalista del grupo Los Prisioneros, considerada en los años ochenta una de las bandas de rock más influyentes de Latinoamérica, se manifestó a favor de que Bolivia tenga "un paso al mar” durante una rueda de prensa antes de presentarse en el Festival de Viña del Mar (27, febrero de 2013).

2013Músico

chileno

Músicos, pintores y escritores chilenos, entre algunos sectores, expresaron su respaldo a la deManda de bolivia de contar con una salida al pacífico y por la integración latinoaMericana•“Bolivia debe

tener una salida al mar, tiene que haber un arreglo. En algún momento estoy segura de que se dará. Es verdad que el tratado de 1904 está vigente, pero eso puede modificarse en el futuro. Ambos paí-ses pueden sentarse a la mesa a conver-sar sobre el tema (...)".

Isabel allende | esCritora Febrero, 2013 (el deber)

• Más de 60 artistas bolivianos y chilenos en una cruzada de

apoyo a la demanda marítima y a la integración

latinoamericana pintan, el 24 de enero pasado, un mural en

el estadio Víctor Jara en Santiago de Chile. Es el tercero

que hacen abogando por la causa boliviana.

2015Murales

de apoyo

Día del Mar

twitter.com

lagranepoca.com

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boliviana, Jorge Coulon, de Inti Illimani, indicó que el grupo ha luchado por años para hacer con-ciencia en la gente sobre la necesi-dad de entregar mar a Bolivia, por justicia histórica y que su presen-cia era para saldar una deuda que los mantuvo alejados por muchos años del pueblo boliviano.“La música tiene el poder de unir a la gente; la gente le cree más a los músicos que a los políticos”, expli-có García, al precisar que “vinimos porque creemos en esto”.Jorge González, exlíder de Los Pri-sioneros, una de las bandas chile-nas de rock más reconocidas, en diálogo con la prensa previo a pre-sentarse en el Festival de Viña del Mar (27 de febrero de 2013) se mostró a favor de que Bolivia ob-tenga una salida al mar y de parar las tensiones con este país."Me parece completamente razo-nable que si están esas tierras en el norte se pueda llegar a un acuerdo con el cual Bolivia tenga un paso al mar, y eso lo opina mucha gente, pero la posición militarista lo frena (...) Para empezar que un pedazo de tierra tenga un bandera encima

es absurdo”, declaró el artista. A su juicio, la Guerra del Pacífico, en la que tam-bién participó Perú, fue “creada por los intereses ingleses, y los que salie-ron ganando al final fue-ron los ingleses y los que quieren salir ganando ahora de nuevo, con la guerra que quieren montar, son los mismos”. Alejandro Jodorowsky (cineasta y escritor chileno) en abril de 2006 en una entrevista reproducida por el portal chileno El Ciudadano ex-presó: “No podemos permitirnos tener a un pueblo sin mar. Esos niños que nunca han visto el mar, que están encerrados. Y encerrar a un pueblo, quitándoles el mar, es quitarles la madre (...) Hay que ha-cer un camino y en un momento se va a elevar, va a ser un puente, para que así no perdamos la fron-tera con Perú (…) Que se constru-ya este camino con el diezmo de los industriales y se les regale un puerto. Punto”.Felipe Avello (periodista y come-

diante chileno) por su parte expresó (junio de 2012, según El Ciudada-no): “A los bolivianos debemos entregarles mar, eso nos conviene a todos los chilenos y a los latinoamericanos. La fórmula es sencilla: de-bemos entregarles un corredor que parta en Visviri y llegue hasta el

mar, con soberanía. Luego les pe-dimos una compensación territo-rial por lo terrenos cedidos”. La escritora chilena Isabel Allende también aboga por una salida del país al Pacífico.“Bolivia debe tener una salida al mar, tiene que haber un arreglo. En algún momento estoy segura de que se dará. Es verdad que el tratado de 1904 está vigente, pero eso puede modificarse en el futu-ro. Ambos países pueden sentarse a la mesa a conversar sobre el te-ma, pero Bolivia rompió relacio-nes diplomáticas con Chile, lo cual dificulta esa posibilidad”, dijo la escritora en entrevista con el dia-rio El Deber (17 de febrero, 2013).

Artistas y escritores chilenos abogan por causa boliviana

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Murales también reclaman mar

Más de 60 artistas bolivianos y chilenos se unieron en una cruzada a favor de la demanda boliviana de una salida al Pacífico y la integra-ción de la región.Ya pintaron tres murales, dos en Chile y uno en Bolivia, con el obje-tivo de "crear conciencia sobre la integración latinoamericana y la demanda marítima de Bolivia", señalan los impulsores de esta ini-ciativa artística.Uno de los murales está en el edifi-cio de la Cancillería de Bolivia en La Paz, otro en el consulado de Bolivia en Santiago de Chile y un tercero de más de 20 metros de largo, hecho el 24 de enero, en el frontis del estadio Víctor Jara de la capital chilena.La iniciativa es impulsada por el grupo Apacheta de Bolivia y la Casa Bolívar, el Colectivo BRP y otras organizaciones de Chile."Todos estos jóvenes están com-prometidos con la causa boliviana. Nosotros en forma modesta vamos a multiplicar las voluntades para llegar a una solución fraterna de integración con nuestros hermanos bolivianos", manifestó Patricio Madera, artista chileno.“Compartimos el mar, esa es la idea, hay la presencia del pueblo que con sus dos manos de forma generosa entrega un barco y mar para Bolivia, ese es el objetivo de esta jornada”, resaltó Madera.

• En un masivo acto en el Estadio Nacional

de Santiago, preparado por varias

organizaciones sociales y políticas

chilenas, que contó con la participación

del presidente Evo Morales, se escuchó al

público gritar “mar para Bolivia”. Además,

se exhibieron pancartas con textos:

“Bolivia un mar de amigos” y “América

sin fronteras, mar para Bolivia”. En marzo de 2014 se repitió similar

acto de respaldo.

2006Mar

para bolivia

Músicos, pintores y escritores chilenos, entre algunos sectores, expresaron su respaldo a la deManda de bolivia de contar con una salida al pacífico y por la integración latinoaMericana

• En 2013, casi 70 poetas chilenos se adhirieron al manifiesto por la integración regional y la necesidad de debatir una salida pacífica y soberana al mar para Bolivia firmado en 2009.

Manifiesto de los poetas

Día del Mar

Afp

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ROCÍO ESTREMADOIRO RIOJA

i hay un constructor social que encierra una serie de prejui-cios, es la noción de “patria”, debido a que, esencialmente, la “identidad nacio-

nal” reviste la existencia de una “otredad”, aquella que estaría fuera de las fronteras. De esa forma, sien-do que convivimos en un punto mi-serable en un universo de grandeza inconcebible, una mayoría de noso-tros está convencida de que por na-cer en un lugar determinado (que ni siquiera elegimos), somos legatarios de atributos “innatos” que vendrían a diferenciarnos de los demás.En tal medida, las guerras son ali-mento del concepto más estrecho y sesgado de “patria”, porque se nu-tren de una concepción identitaria plagada de estigmas y estereotipos respecto a una “otredad”, a la que se esté dispuesto a eliminar, torturar humillar, violar o denigrar. Las gue-rras consolidan fronteras no sola-mente físicas, sino, principalmente, mentales.La Guerra del Pacífico (1879-1884), es un prototipo de ello. Librada en los albores de la consolidación de los Estados latinoamericanos y en un periodo en el que dominaban doctrinas geopolíticas de fuerte ma-tiz militar y chovinista, la Guerra del Pacífico y las consecuencias que de-vienen de ella, permitirá el reforza-miento y constitución de marcadas identidades nacionales, remarcan-do rivalidades y desencuentros en-tre tres países hermanos.En ese marco, las tradiciones y estu-dios históricos más difundidos de la Guerra del Pacífico revelan cómo pueden variar radicalmente las in-terpretaciones de hechos “objeti-vos” que definirían a ese pasado compartido y, al mismo tiempo, vis-lumbran imaginarios colectivos que exteriorizan una percepción antoja-diza del “contrincante” para refor-zar identidades nacionales en base a alteridades.Por ende, bajo la mirada apasionada y sesgada de las “historias patrias” de la Guerra del Pacífico, continúan edu-cándose generaciones enteras que replican visiones distorsionadas so-bre el “otro” que se impregnan en la conciencia colectiva y que mantie-nen cada vez más ajeno el sueño boli-variano de unidad sudamericana.Este artículo se refiere a algunas re-presentaciones maniqueas que

abundan en los relatos históricos de la Guerra del Pacífico[2] y que se re-piten en los tres países involucrados al reflejar una construcción de sen-tido que se edifica en el potencia-miento de identidades-alteridades, cebando heridas lacerantes.

I. Civilización y barbarie

Una variable del pensamiento lati-noamericano decimonónico y que trasciende actualmente, es la dicoto-mía que antepone la “civilización” a la “barbarie”, dualidad que fue cana-lizada por las elites de la región para justificar una asimétrica división del trabajo con matices racistas.Esta dicotomía discursiva será trasla-dada a la Guerra del Pacífico, a través de los más importantes políticos, pensadores y hombres públicos de la época y recogida por los relatos his-tóricos oficiales y masivos.Está muy presente en la historiogra-fía chilena el convencimiento de que su victoria en dicha guerra se generó por un mayor grado de “civi-lización” que ostentaría Chile frente a sus vecinos. Se comprende a Chile como una nación “trabajadora”, “mejor organizada”, con “gobiernos estables” y “mayor institucionali-dad” y hasta se insiste en un compo-nente racial[3], que permitiría que los chilenos, según estos postula-dos, adquirieran más fácilmente los modelos y comportamientos euro-peos, haciéndolos, por tanto, más “civilizados” que Bolivia y Perú.En contraparte, Bolivia y Perú son descritos como “bárbaros”, con go-biernos signados por la “ambición personal”, la “corrupción” y la “in-moralidad”, liderados por “caudi-llos ignorantes” y “perezosos” y ma-yormente habitados por “indómitos indios”. Se llega a asegurar que el otrora Litoral boliviano y el Tarapa-cá peruano, cambiaron sus desig-nios bajo la soberanía chilena, al alumbrarse con el puntal “civiliza-torio” de su administración.En los escritos históricos peruanos, paradójicamente, similarmente se articula la dicotomía “civilización o barbarie”, en los que Chile equival-dría al polo bárbaro. Desde esos imaginarios, se recuerda, en primer lugar, la herencia aristocrática de la opulenta Lima, “cuna de dos rei-nos”, el incario y el virreinato colo-nial. Se subraya, en cambio, que Chile apenas fue un “estrecho” te-rritorio “perdido” en el sur, sin ri-quezas naturales y donde domina-ban los “salvajes araucanos”. En-

tonces, en esas narraciones, se exhi-be a un Chile “envidioso” de la pros-peridad y “alcurnia” peruana, pre-tendiendo doblegar a un “civiliza-do” Perú mediante el “bárbaro” uso de la fuerza. Además, se realza una “poco civilizada” actuación de Chile en la guerra, remarcando los sa-queos, incendios y destrucción de poblados peruanos o el asesinato de prisioneros de guerra. Esbozando solamente unos cuantos ejemplos, se perciben expresiones sobre Chile al estilo de los “Hunos de América”, el “ancestral salvajismo”, los “ván-dalos”, etc.En el caso de Bolivia, de manera análoga al Perú, sobresalen las des-calificaciones a Chile, pero acen-tuando la anexión chilena del Lito-ral boliviano, por lo que se resaltan más los adjetivos de “usurpador”, “ladrón”, “invasor”, allende de que la semántica de las versiones boli-vianas de la Guerra del Pacífico, re-bosan un sentir lamentoso, girando en torno al enclaustramiento, el am-putamiento, la injusticia, la fatali-dad, la desventaja. Ello complementa una lectura de la historia de Bolivia transmutada por el saqueo extranjero, la desmembra-ción, la dependencia. Así, la dicoto-mía civilización-barbarie en el caso de Bolivia, tiende a dirigirse hacia aparentes características del propio país. En estos relatos, el destino boli-viano estaría relacionado con una composición social “complicada” y condimentada con una geografía “di-fícil”, lo que sería aún más agravado con la pérdida de la salida marítima. Aunque estas ideas de origen deci-monónico hoy son criticadas por su latente racismo y darwinismo so-cial, no dejan de influir en la consti-tución de la identidad boliviana, marcada por sensaciones de lamen-to, de fracaso y de tragedia, senti-mientos que traspasan los enfoques históricos contemporáneos de la Guerra del Pacífico y que en la ac-tualidad se divisan en la semántica relacionada a la demanda marítima. II. De ganadores, perdedores y trai-dores

Una de las secuelas de la Guerra del Pacífico es la embriaguez de la de-rrota en Perú y Bolivia (particular-mente esta última). Pero, asimismo, Chile quedó emborrachado con la victoria, ya que su triunfo marcará decisivamente una identidad nacio-nal, percibida, de acuerdo a Gustavo Adolfo Otero, con “lentes de au-

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Guerra del Pacífico: La historiade los maniqueísmos

LAS GUERRAS SON ALIMENTO DEL

CONCEPTO MÁS ESTRECHO Y SESGADO

DE “PATRIA”, PORQUE SE NUTREN DE UNA

CONCEPCIÓN IDENTITARIA PLAGADA

DE ESTIGMAS Y ESTEREOTIPOS RESPECTO

A UNA “OTREDAD”, A LA QUE SE ESTÉ DISPUESTO A ELIMINAR, TORTURAR

HUMILLAR, VIOLAR O DENIGRAR

•Mientras se conti-núen reproduciendo interpretaciones históricas marcadas por los estigmas y maniqueísmos, no será posible un encuentro fraternal entre los tres veci-nos para saldar los corolarios de esta guerra, que más de un siglo después, por razones obvias, siguen pendientes.

Día del Mar

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Guerra del Pacífico: La historiade los maniqueísmos

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mento”. Para Chile, el resultado de la guerra será el ingrediente crucial que alimente el mito de la “excep-cionalidad chilena”.Consiguientemente, en los discur-sos de los políticos, pensadores y eclesiásticos chilenos referidos a la guerra, son comunes las alusiones a Chile como “la cumbre de los pue-blos americanos”, “Chile de cam-peones”, “el primer pueblo de Amé-rica del Sur”, la “nueva Esparta” o el “pueblo más poderoso del mundo”. Estas apreciaciones son repetidas explícita e implícitamente en la his-toriografía chilena más difundida.Paradójicamente, en no pocos estu-dios peruanos se leen narraciones asombrosamente equivalentes, dis-tinguiendo permanentemente la “hombría”, el “valor” y el “heroís-mo” del ejército de Perú versus unos enemigos “cobardes”, “arteros”, “salvajes”, amparados en la supe-rioridad numérica y en un mayor poderío bélico, causas, según estas aproximaciones, para la victoria chilena. Otra constante en las visiones del Perú, es la atribución a Bolivia de “traición” y “cobardía”, por supues-tamente abandonarlo en una guerra que “no había buscado y provoca-do”. Siguiendo estas interpretacio-nes, lo más citado es la “deserción” de Hilarión Daza en Camarones, el “desbande” del ejército boliviano en el enfrentamiento de San Francisco, o el temprano “abandono” del teatro de guerra por Bolivia, luego de la ba-talla del Alto de la Alianza.Las versiones bolivianas de la gue-rra tampoco escatiman en calificati-vos contra Chile y Perú en sus roles y actuación en la contienda. Un ejemplo ilustrativo sobre Chile es este pasaje de Alberto Gutiérrez, anecdóticamente acusado en Boli-via de “prochileno”, que afirma que Chile “en el fondo, en el alma popu-lar, existe una inclinación innata al despojo por medio de la violencia”.Igualmente, en contraparte a las acusaciones peruanas de “traición” o “abandono” del aliado, los boli-vianos bosquejan recriminaciones contra Perú. De forma recurrente, realzan la hipótesis de que hasta la declaratoria de guerra de Chile a Perú y Bolivia, Perú dudó en partici-par en la contienda y colaborar con Bolivia en base a lo que estipulaba el Tratado de Alianza Defensiva de 1873. De acuerdo a estas orientacio-nes, Perú buscó mediar entre Chile y Bolivia y se decidió a cumplir el Tratado de Alianza sólo cuando era

manifiesto que Chile tenía intencio-nes de guerra con este país. Otra cosa que se le imputa a Perú desde Bolivia es una pésima dirección de la guerra y malos tratos que los boli-vianos habrían recibido en territo-rio peruano.

III. Los héroes de la muerte

A pesar de que Chile permanezca embriagado con su victoria, Perú no acepte su derrota a no ser en térmi-nos arrogantes o Bolivia se enfras-que en subrayar un papel de mártir, si algo tienen en común la mayoría de los trabajos históricos más difun-didos en los Estados protagonistas de la Guerra del Pacífico, es la exal-tación épica de determinados acon-tecimientos y héroes (frecuente en las “historias patrias”).No obstante, lo que más llama la atención, es la escalofriantemente símil “narración heroica” que cata-pulta a los principales héroes de los tres países, que tiene de plataforma a la muerte, la tragedia y la venganza.En Bolivia tenemos la tradición de Eduardo Abaroa, muy insertada en la conciencia colectiva y que se transmite en la educación escolar y militar, en los medios de comunica-

ción, en las celebraciones patrióticas, etc. Abaroa, uno de los civiles que re-sistió a la ocupación chilena de Cala-ma, se convirtió en el mayor hito boli-viano de la Guerra del Pacífico a partir de la muy conocida leyenda que con-sagra que antes de rendirse prefirió la muerte, con grito “inmortal” de por medio y que es memorizado por todo boliviano.Así como en la construcción mítica boliviana, Abaroa se enfrenta solitario con decenas de soldados, y prefiere dejar de existir a rendirse, algo similar se cuenta del máximo héroe chileno, Arturo Prat, que ante el hundimiento del barco que comandaba en el com-bate de Iquique, en lugar de capitular, prefiere saltar al blindado peruano que lo acometió, para ser ultimado “heroicamente”. Se resalta que los tripulantes del “Esmeralda” (nombre del barco de Prat), decidieron o bien emular el destino de Prat y abordar el buque enemigo, o sumergirse con su navío, pero nunca arriar la bandera chilena. Incluso, se destaca en esta fábula, un grito análogo al de Abaroa, que habría lanzado el héroe al abor-dar el acorazado peruano.A la par, Perú también enaltece la muerte épica de su mayor héroe, Mi-guel Grau (“el caballero de los ma-

res”), comandante del blindado pe-ruano “Huáscar” que se inmoló des-pedazado por una granada en la bata-lla de Angamos. Se enfatiza que a pe-sar de que Perú se encontraba en “desventaja”, porque se enfrentaba en el mar con un monitor a dos pode-rosos blindados chilenos, nunca se arrió el pabellón peruano del “Huás-car” y más allá del horrible deceso de Grau y de los destrozos del galeón, la lucha proseguía, prefiriendo, los pe-ruanos sobrevivientes, hundir el mo-nitor a sucumbir frente al enemigo, llegando a abrir las válvulas de inmer-sión de la nave. Al analizar estas construcciones mito-lógicas, salta la interrogante: ¿Qué fu-turo pueden tener las colectividades que conmemoran a sus héroes en el recuadro de la muerte, la desventura y la revancha?

Este trabajo está basado en algunos de los hallazgos

de investigación de la Tesis Doctoral denominada “El

pasado en el presente: La influencia de la Guerra del

Pacífico en la constitución de identidades nacionales

y alteridades en Bolivia, Chile y Perú”, realizada por la

autora para el Doctorado en Estudios Latinoamerica-

nos (Mención Historia) de la Universidad de Sala-

manca, España.

Una versión completa del artículo puede leerse en la

edición digital de este matutino.

Día del Mar

• “Muchachos, la contienda es desigual. Nunca se ha arriado nuestra bandera ante el enemigo y espero que no sea ésta la ocasión de hacerlo. Mientras yo viva, esa bandera flameará en su lugar, y si yo muero, mis oficiales sabrán cumplir con su deber. ¡Viva Chile!”

(Arenga de Arturo Prat al ordenar el ataque contra el Huáscar)

PRATEL HÉROE

DE CHILE

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Juan Wálter araos Úzqueda

e preguntan a veces si soy chi-leno o boliviano y respondo ense-guida que soy a n t o f a g a s t i n o , antofagastino de

Uyuni, lo cual es verdad: mi papá es de Antofagasta y mi mamá era de Uyuni. Cuando mi abuelo Wál-ter cumplía su deber en El Chaco la familia partió a Chile desde Uyuni y lo esperó en Antofagasta durante meses hasta que por fin él llegó. La mamabuela tenía entonces veinti-dós años, mi mamá seis o siete. Mi mamá se llamaba Dora, que en griego significa regalos. Fue la ma-yor de cuatro hermanos: Dora, Hu-go, Lilian, Jorge Úzqueda Ostria. Yo soy el mayor de cinco: Juan, Hugo, Dora, Fernando, Verónica Araos Úzqueda. Tengo tres hijos y una hija chilenos y cuatro hijas bolivia-nas. Mi esposa nació en Cocha-bamba. Cuando los diez (¿o las diez?) votamos por nuestras ciuda-des preferidas para vivir ganan Co-chabamba y La Paz, pero la caleta de pescadores y la playa Juan López, de Antofagasta, figuran en-tre los paisajes elegidos por unani-

midad. Mi hijo Claudio me preguntó una vez de chiquito, mirando el hori-zonte más allá de Las Al-mejas, en Antofagasta, có-mo habían hecho los chi-lenos para traerse tanto mar. Otro día, entre el ae-ropuerto de Cerro More-no y la casa de Díaz Gana, yo cantaba en voz alta “Antofagasta, tierra hermosa, Meji-llones, Tocopilla, frente al mar…” y una amiga de Tocopilla, volviendo la cabeza, con tono de reproche, consultó si yo era chileno o bolivia-no. Siempre nos han sucedido co-sas de aquí y de allá. Nombres y lugares como Juan López, El Troca-dero, La Portada, Coloso, Las Al-mejas, La Poza Grande, La Chimba, Hornitos, La Costanera, El Paseo del Mar, nos son familiares y queri-dos como La Cancha, Muyurina, San Pedro, Río Rocha, Laguna Ala-lay, El Tunari, Corani, Inkachaka, La Angostura. Entre los frutos del mar y las frutas del valle nos pasa lo que a esos niños de Platón, que cuando les preguntan cuál de un par de cosas visibles prefieren res-ponden “las dos”. Mi mamá era boliviana y chilena también: nos decía que la sal del Salar de Uyuni

se renueva como las ma-reas, que el Salar es algo interminable y bello co-mo el mar a nuestros pies; que las luces noc-turnas encendidas de la ciudad vista desde lo alto de las ruinas de Huan-chaca parecen las que ella veía de niña bajan-do, de noche, a La Paz;

los seis de agosto y los dieciocho de septiembre nos regalaba una torta de hojas dulces de manjar hecha por ella. Cuando el conflicto por las aguas del Lauca empeoró, tuvo que firmar cada semana en Investi-gaciones de Chile pero lo hacía con buen ánimo, bromeando en el ca-mino, por las calles Ossa y Maipú, con mi papá. La abuela Segundina, la mamá del abuelo Wálter y de la tía Elba, vino en el tren de Uyuni ese año. Recuerdo que una maña-na de esas mis hermanos y yo salía-mos al colegio y ella volvía de la caleta con dos congrios limpios para el almuerzo. Mi primera casa en Bolivia fue la de la tía Elba, que en paz descanse. Cuando ella venía a Antofagasta nuestra casa era una fiesta. Todo participaba de una tie-rra sin fronteras, de una historia inagotable, del mar de amar.,

M

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Del mar de amarNOMBRES Y LUGARES COMO JUAN LÓPEZ, EL TROCADERO, LA PORTADA, COLOSO, LAS ALMEJAS, LA POZA GRANDE, LA CHIMBA, HORNITOS, LA COSTANERA, EL PASEO DEL MAR, NOS SON FAMILIARES Y QUERIDOS COMO LA CANCHA, MUYURINA, SAN PEDRO, RÍO ROCHA, LAGUNA ALALAY, EL TUNARI, CORANI, INKACHAKA, LA ANGOSTURA

Todo participaba de una tierra sin fronteras, de una historia inagota-ble, del mar de

amar

• Mi hijo Claudio me preguntó una vez de chiquito, mirando el horizon-te más allá de Las Almejas, en Antofagasta, cómo habían hecho los chilenos para traer-se tanto mar.

Adela Ostria Vía y Wálter Úzqueda Fanola, el día de su matrimonio. Ella era de Sucre y él de Tupiza. Años después la familia Úzqueda Ostria emigró desde Uyuni a Antofagasta, en el norte de Chile.

Foto de Wálter Úzqueda, “saliendo de la línea des-pués de cumplir su deber en el Chaco”. Tarija, 25 de septiembre de 1934.

La familia Úzqueda Ostria. De izquierda a derecha: Dora, Lilian, Jorge, Adela, Wálter, Hugo.

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Del mar de amar

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Alex MolinA BArrios

ací en el rega-zo de una frag-mentada familia socialista en plena dictadura de Pinochet. Mi padre, querien-

do ocultarme los sufrimientos causados por tanta muerte y torturas, me contaba pintores-cas historias sobre sus expe-riencias por distintos países de “nuestra América”. Entre sus reminiscencias preferidas a la hora de dormir, estaba la de aquella vez que, realizando un documental sobre la deforestación en la selva amazónica peruana, allá por los años 30, cayó víctima del paludismo y se vio trasplantado durante seis meses, de tribu en tribu, hasta ser intercambiado por bidones de alcohol.

Esa historia, como todo buen relato, tenía como secuela su pos-terior convalecencia en el Lago Titicaca, bajo fastuosas terrazas de cultivos andinos, sirviendo de mensajero a remos entre los al-caldes de San Pedro y San Pablo de Tiquina, enemistados a muer-te. También me dormía escuchando sobre las maravillosas ama-zonas, que aseguraba haber encontrado en Santa Cruz y el cómo había intentado amaestrar una boa, entre otras historias adereza-das con fantasías propias de niño. Consecuentemente, resulta evidente que en mis sueños infantiles, el gigante lago tornasolado se entremezclara con boas, indígenas de arco y flechas y un mara-villado respeto hacia los hermanos pueblos de Los Andes: Una imagen tan propia de esa izquierda latinoamericanista de los años sesenta.

Así crecí con cuatro dogmas adheridos a mis genes: el latinoa-mericanismo y antimilitarismo de mi padre y el feminismo y compromiso social de mi madre, internalizando así, la reivindica-ción marítima como exigencia de justicia entre tres pueblos her-manos.

Pasados los años y en cuanto se me dio la oportunidad, me in-tegré a un organismo internacional de integración, desde dónde tuve la oportunidad de participar de procesos de hermanamiento entre países de la región y, claro está, entre Bolivia, Perú y Chile.

Con dos hijos binacionales, mi ancla se vio fijada entre monta-ñas y valles, donde consideré que debía depositar mi compromiso de lucha por el cambio social y la herencia política de Elmo Cata-lán. En los años siguientes, desfilé por ONGs, instituciones públi-cas, fundaciones, agencias de cooperación e incluso, recorrí, jun-to a un Apu-Mallku, múltiples comunidades indígenas apren-diendo, entre muchas cosas, a leer las nubes en el silencioso cielo del altiplano.

Fue durante los dolorosos conflictos de Octubre Negro que los embates de encapuchados exigiéndome la devolución del mar, convirtieron en sopapo las buenas intenciones. En esos tiempos, mi hija en preescolar y mi hijo de guardería, fueron acosados por profesores y compañeritos debido a su mixta y circunstancial condición de origen. El acoso también tuvo canales instituciona-les y tal vez, el más patético de ellos, fue protagonizado por un colega consultor que, desaforado, en pleno palacio de gobierno, gritaba que no iba a permitir que un “chileno robamar” le opaca-ra su trabajo.

Primero con dolor, luego con aceptación, aprendí a distinguir el “chilenito” con cariño del “chilenorobamar” con humor, ironía o desprecio. Comprendí la minusvalía del esfuerzo, el compromiso o el amor: Uno es y será siempre el extranjero, independiente-mente de la cédula de identidad, la entrega o el mérito.

Hoy en día, con casi veinte años en Bolivia, he logrado conocer la casi totalidad de su geografía y he descubierto la realidad de los pueblos de tierras bajas. Sufro con las desventuras de este pueblo, celebro sus triunfos y satirizo sus torpezas. Con una extraordina-ria compañera universal y dos maravillosos hijos, me siento más boliviano que los bloqueos de caminos. Sin embargo, a estas altu-ras, he aprendido que, cada cierto tiempo, siempre habrá alguien o una institución que, azuzada por consignas e historias militares, se encargue de recordar que no soy más que el chileno, el enemi-go… el otro.

El Otro

Los hermanos Araos Úzqueda durante un festival escolar, en Antofagasta. De izquierda a derecha, de pie: Fernando, Verónica, Hugo y Dora. Atrás, al medio, Juan Araos Apablaza y detrás suyo, Juan Wálter.

Juan Araos Apablaza y Dora Úzqueda Ostria en la playa La Portada, Antofagasta, 1953.

Wálter Úzqueda (abajo, 2do de izq a der.) junto a sus padres (sentados) Segundina Fanola y Domingo Úzqueda; hermanos (de pie) Elba y Waldo e hijos Lilian, Dora y Jorge, en la Poza Grande de Antofagasta.

Día del Mar

N

Fotos: Los Tiempos

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CeCilia RomeRo

ste es un relato ín-timo del mar. ¿Y qué es el mar? Un cielo sonoro, un pedazo negado. Soy chilena de na-cimiento, no ejer-

zo la chilenidad de algunos que se arrogan el derecho al gigante azul concedido por una guerra. Vivo hace más de 20 años en este país mediterráneo, un lugar de altas montañas que fungen a veces co-mo muros. Suena a veces lejano un atisbo de él, una melancolía larga que extraña la sal y las olas golpeando los riscos.Recuerdo cuando vi por primera vez el mar, fue en vacaciones via-jaba en la comitiva un grupo de chicos como yo que jamás había-mos visto un gigante. Niños boli-vianos y nosotros. Cruzamos el desierto de Atacama en un bus y tras horas largas y una inmensa loma de arena vino la visión im-posible de un azul aparentemente calmo y expectante.Recuerdo bien a los bañistas que nos observaban, nosotros co-rriendo con algo de resquemor a las orillas furiosas del Pacífico, in-tentando nadar en algo que no se asemeja para nada a las piscinas o los ríos. Recuerdo unas cholitas que sin traje de baño “apropiado” para las modas playeras, decidie-ron entrar con las polleras reman-gadas ante la mirada inescrutable de algunos experimentados vera-neadores. Todo fiesta y bullicio, exceso de sorpresa. Un mar de-fendido por las armas, de jóvenes soldados y ya no importa el ban-do, que duermen en el fondo, el mar que abría los brazos. Nosotros hijos de una familia mi-grante a Bolivia tampoco lo cono-cíamos por un arribo intempes-tuoso a la nueva patria. Fue en-tonces una revelación comparti-da. Un aturdimiento inicial. Un espejismo que se materializa, el lugar no lugar, un espacio al que se arriba temporalmente y que

luego se recuerda en los álbumes. Se traen conchitas y se las pone al oído de cuando en cuando para viajar con el sonido imaginario a ese inmenso pedazo negado.De vuelta a casa, además de un bronceado traje el acento dismi-nuido, y además el recelo. Esos niños y yo teníamos una diferen-cia y una carencia, una costa solo para los finales de año. También un día del mar, 23 de marzo, el minuto de silencio en el colegio, algunos amagues de discusión, la culpa como herencia. La historia contada desde dos frentes, la idea esa que sostiene un lado: “la victoria concede derechos”. El sentirse foráneo y perteneciente, en Bolivia chilena, en Chile boli-viana.Cuando comencé a escribir cuen-tos, el mar y esta tierra dejada ha-ce tiempo, volvieron con su carga necesaria de nostalgia e idealiza-ción. La memoria que tiende a confundirlo todo, y más allá de eso entender que la mar no es sólo la magia, sino la posibilidad de interconexión, de vinculación comercial que permite eso que a veces mal entendemos como de-sarrollo. Comprendido de forma correcta abre infinitas posibilida-des. El puerto es un símbolo, es puente que se extiende para que por el arribe el mundo, así entien-do yo la posibilidad de la costa, no la depredación y el autoritarismo o las cortinas de humo sobre la reivindicación de una vuelta al mar como estrategia.En el epilogo, reflexiono sobre mi propia mediterraneidad, sobre las diferencias que no son tales, que no es tan profundo el desarraigo, por-que nunca pude ser nacionalista a ultranza, porque ese tipo de nacio-nalismo que sujeta y levanta un puente para que nadie cruce, no me resulta atractivo ni sostenible.Soy, quizá a fuerza de empeño como lo es cualquier migrante, de algún lugar entre las montañas, traigo la misma nostalgia y los mismos muertos. El mismo “mar adentro”.

móniCa olmos Campos

ualquiera diría que tengo un conflicto existencial o al me-nos un problema de identidad: Ser hija de boliviano, tener como madre a una

chilena (y bien chilena), y haber na-cido y vivido mis primeros años en el Perú me ha permitido, sin embargo, un sentir sudamericano más sosega-do. ¿Y el conflicto marítimo? Proce-sarlo a partir de esas tres visiones.Cuando cursaba el primero de pri-maria en el colegio Loretto de La Paz me contaron que los chilenos nos habían “robado el mar”; yo -no sé por qué extraña situación- pensaba que los vecinos mapuches se lo ha-bían llevado en carretillas. Y alucina-ba imaginando a miles de chilenos en fila india detrás de carretillas lle-nas de agua salada y arena blanca. Durante algún tiempo mantuve esa idea que, ahora que lo pienso, era una estupidez genial.Si bien las carretillas pasaron por mi cabeza, lo que nunca pudo hacerlo fue la idea del robo. En esa parte del cuento, mi madre, como era de es-perarse, se encargó de tamizar el asunto y logró reubicarme en un sentido más real del conflicto: fue una guerra, poco anunciada, bastan-te desigual pero guerra al fin, me en-señó la chilena.De niña y adolescente quedaba im-pactada al ver y escuchar a doña “Gaby del mar”, todo un referente de la lucha y la defensa de la causa ma-rítima, pero también de verdadero odio y resentimiento hacia los chile-nos; muy a pesar de aquello, mi ma-dre siempre la guardó con respecto y admiración pues cómo criticar a una boliviana tan boliviana como doña Gaby de la Reza Suárez si para chile-na solo mi mamá. Es que algo tenían en común las dos damas.El tema del mar no ha sido un con-flicto ni para mi familia ni para mí en particular, es mas, soy una de esas pocas pero no extrañas ciudadanas que considera que el conflicto marí-timo se ha constituido en uno de los mejores recursos para camuflar nuestras debilidades, no solo políti-cas, lamentablemente. Desde niña he escuchado que haber perdido el

mar nos mantiene a los bolivianos en una tremenda situación de des-ventaja ante nuestros vecinos, y es posible que así sea, pero pienso tam-bién que ya es tiempo de dejar de culpar de todos nuestros males a los invasores españoles, al imperio yan-qui y a los chilenos ladrones, porque siendo menos fanáticos, la realidad no es tan así.Ser hija de chilena es cosa especta-cular sobre todo cuando en un sinfín de reuniones sociales y de otra índo-le alguien se refiere a la mujer chile-na como una fémina de fácil relacio-namiento con el sexo masculino. Es cuando disfruto anunciarles –y con mucho orgullo- que mi madre es chilena.Gracias a una chilena, es que las “malas palabras” enriquecen mi mundo y ponen colorados a mis pa-rientes más cercanos e incluso a los más lejanos. Crecí en medio de esas palabras sucias que trajeron consigo una forma de ver la vida más liberal, simple y apasionada.Gracias a una chilena he aprendido a amar Bolivia y a considerarme una boliviana querendona de una tierra que no es suya.Gracias a una chilena he aprendido a pararme firme cuando las solemnes notas del himno nacional encantan, a entonarlo fuerte y con pasión.Una chilena me enseñó a planchar y a colocar la bandera boliviana cada 6 de agosto, y la celeste cada 14 de septiembre; ella lo hacía en su tienda de la avenida San Martín esquina Colombia, lo que no sé es que si lo hacía por evitar la multa o por cierta convicción patriótica, me imagino que era una mezcla de ambos pero no importa, me lo en-señó y es parte del aprendizaje, quizá ésa era su única intención, enseñármelo.Una chilena me recalcó siempre que tenía que respetar este país siendo una “periodista valiente” para de-nunciar las injusticias y ramas afi-nes, no sé si lo soy y si lo hago, pero sí sé que amo Bolivia tanto como para considerarme una compatriota aguerrida, boliviana de corazón y de carné y cochala por principio, naci-da en el Perú e hija de chilena.¡Recuperemos nuestro mar, recupe-remos el Litoral!...también me lo en-señó una chilena.

E

C

CoChabamba | año 2015 | Lunes | 23 de marzo14

Mares nuestros

Ser hija de chilena

Día del Mar

Cecfilia Caero

Page 15: 23 de marzo dia del mar

Pedro LemebeL

cómo te lo digo y con qué humedad d e l e t r a s t e l o cuento, chiquito llokalla, pelusita paceño que nunca estuvo frente al es-

truendo salado de la planicie oceánica. Cómo hacértelo ver, ni-ñita imilla, en estas letras, si nun-ca fuiste testigo de esa música y sus olas crespas chasconeando el concierto del bello mar. Cómo te lo digo, niño boliviano, cómo alargo la palabra m-a-r, y que ahorita zumbe en tus oídos como mil abejas moluscas, como millo-nes de susurros que salpican tu carita aimara con su aliento ma-terno-mar-tierno-mari-maternal. Ésta es una carta dirigida a tus ojitos oblicuos que de mil mane-ras intentan imaginar ese gran charco azul que no es como te lo cuenta la profesora en el colegio describiendo la parte más extensa del Titicaca, esa zona donde el cielo se recuesta sobre las aguas verde musgo, donde no hay ce-rros, y el horizonte desaparece en esa lama esmeralda que, de algu-na manera, también semeja un ojo de mar. Tampoco es similar a esa caricatura Disney que te muestran en la escuela boliviana, con peces de colores saltando por todos lados, con bañistas y quita-soles eternamente en vacaciones de verano, con arenas doradas y olas turquesas en un exceso de pedagógica idealización. Cómo te lo explico, chiquito llocalla, mejor te cuento mi experiencia de niño cuando por primera vez me en-

contré con el milagro marino. Vivía con mi familia en Santiago, y como niño pobre tuve la expe-riencia recién a los cinco años. En mi población se organizaban pa-seos a la playa por el día en enero o febrero, íbamos en micros que contrataba la Junta de Vecinos o el Club Deportivo y cada familia se preparaba días antes para el acontecimiento. Recuerdo que la noche anterior los niños no dor-míamos, excitados por las expec-tativas del paseo. Mi madre en la cocina preparaba un pollo, hervía huevos duros, y zurcía los trajes de baño pasados de moda, deste-ñidos, con los elásticos sueltos por el uso familiar. Salíamos de madrugada en la micro vieja que siempre quedaba en pana en mi-tad del viaje. Y allí en la carretera eran horas que debíamos esperar al chofer que solucionara el des-perfecto. Casi al mediodía recién cruzábamos la cordillera de la Costa, y entonces, antes de verlo, el mar nos llegaba en la brisa fres-ca y en ese olor a yodo que anun-ciaba la salada presencia. Y en un recodo, al doblar una curva, el dios de las aguas nos anegaba los ojos con su azulada inmensidad. Era tan fuerte la impresión, que no podía compararse con mil la-gos ni con mil ríos ni siquiera con las cataratas de la inundación in-vernal. Hasta ese momento, nunca antes experimenté esa conmoción de inquieta eternidad, solamente la visión del cielo podía asemejarse a ese momento. Era como tener el cielo derramado a mis infantiles pies. Era como ver al cielo al re-vés, un cielo vivo, bramando, au-

llando ecos de bestias submari-nas. Un cielo líquido que se exten-día como una sábana espumosa más allá, infinitamente lejos, has-ta donde mis ojillos de niño pobre no podían llegar. El resto del día playero transcurría como una película vertiginosa; todo era correr, jugar, hacer casti-llos que desmoronaba la marea, mojarse el poto en el agua como témpano, comer pollo mastican-do arena, quemarse como jaibas para demostrar que fuimos a la costa. Todo era así, rápido como película de Chaplín y luego, can-sados de tanto güeviar, regresába-mos en la misma micro escuchan-do los quejidos de insolación que emitían los curados dormidos a pleno sol. En realidad, ese paseo poblacio-nal era una tortura, un día agita-do de maratónica playa. Aun así, pequeño niño boliviano, te pue-

do contar cómo conocí la gigante mar, y daría todo para que esta experiencia no te fuera ajena. Incluso, te regalo el metro mari-no que quizá me pertenece de esta larga culebra oceánica. Tan-ta costa para que unos pocos y ociosos ricos se abaniquen con la propiedad de las aguas. Por eso, al escuchar el verso neopatrióti-co de algunos chilenos me da vergüenza, sobre todo cuando hablan del mar ganado por las armas. Sobre todo al oír la sober-bia presidencial descalificando el sueño playero de un niño. Pe-ro los presidentes pasan como las olas, y el dios de las aguas se-guirá esperando en su eternidad tu mirada de llokalla triste para iluminarla un día con su relám-pago azul.

En "Adiós mariquita linda" de Pedro Lemebel.

Editorial Sudamericana, 2004

Y

CoChabamba | año 2015 | Lunes | 23 de marzo 15

• Cómo te lo digo, niño boliviano, cómo alargo la palabra m-a-r, y que ahorita zumbe en tus oídos como mil abejas moluscas, como millo-nes de susurros que salpican tu carita aimara con su aliento materno-mar-tier-no-mari-maternal

Día del Mar

Canción para un niño bolivianoque nunca vio el mar