06 - campagne - economía mundo y globalización

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    CAMPAGNE, Fabin Alejandro. Economa-mundo y globalizacin: comercio internacional e intercambio desigual en los orgenes del moderno sistema mundial. Desgrabacin de la clase terica dictada en la Facultad de Filosofa y Letras, Universidad de Buenos Aires, el 16 de septiembre de 2011, 38 pp.

    En 1974, un socilogo estadounidense, Immanuel Wallerstein (socilogo, recalco, porque muchos piensan que la disciplina de origen de Wallerstein es la historia), publica el primer tomo de un libro al que pone por titulo El moderno sistema mundial. El libro terminara convirtindose una de las expresiones ms polmicas de la sociologa histrica de la segunda mitad del siglo XX. sta es la disciplina en la cual se insertan los trabajos de Wallerstein: Wallerstein no hace historia, tcnicamente, sino sociologa histrica. Es una disciplina con muchos puntos de contacto con la que nosotros practicamos, pero tambin con muchas peculiaridades y diferencias. De hecho, la produccin de Wallerstein en torno al moderno sistema-mundial probablemente sea el aporte ms ambicioso a la sociologa histrica temprano-moderna realizado desde la muerte de Max Weber en junio de 1920.

    A este primer tomo le siguen tres ms: el segundo aparece en 1980, el tercero en 1989, y el cuarto recin en 2011, hace apenas unos meses. Por lo tanto, El moderno sistema mundial, hasta hace poco una triloga, se acaba de convertir en una tetraloga (como la de Wagner). Los cuatro volmenes llevan subttulos, que nos orientan respecto del perodo histrico que abarcan: el primer volumen cubre el siglo XVI, el segundo tomo cubre el perodo 1600-1750, el tercero los cien aos que se extienden entre 1730 y 1850, y el cuarto se superpone curiosamente con el anterior, pues est dedicado al perodo 1789-1914. Habr un quinto tomo que analice el siglo XX? Wallerstein tiene en estos momentos 81 aos, por lo que la hiptesis no resulta descabellada, teniendo en cuenta que siempre ha tenido una reconocida capacidad de trabajo. Immanuel Maurice Wallerstein nace en Nueva York en 1930. En tanto intelectual, es un producto de la Columbia University, la exclusiva universidad instalada en el norte de la isla de Manhattan. All obtuvo todos sus grados acadmicos: el B.A. (Bachelor of Arts), equivalente de nuestro titulo de grado; el M.A. (Master of Arts), equivalente de nuestras maestras; y en 1959 obtuvo el Ph.D., el doctorado. Como profesor universitario su carrera se desarroll en tres casas principales: primero en su alma mater, en Columbia, hasta 1971; luego durante un breve periodo ense en Canad, en la McGill University de Montreal, hasta 1976; y culmin su carrera en una universidad publica, en la State University of New York la famosa SUNY, donde se jubil en 1999. La sede principal de la SUNY no se halla en la ciudad de Nueva York sino en la capital del estado del mismo nombre, que es Albany. Como investigador, en los ltimos treinta aos la figura de Wallerstein ha estado indisociablemente ligada a un centro de investigaciones que l mismo fundara en la State University, en 1976, al que le puso por nombre Fernand Braudel Center for the Study of Economies, Historical Systems, and Civilizations (funciona en la Binghamton University, asociada a la SUNY). El propio Wallerstein

    PC CENTRALCuadro de textoHistoria Moderna 2012 38 copias (06)

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    presidira este instituto hasta el 2005. El Fernand Braudel Center tiene un interesante sitio-web en Internet, en el que pueden encontrar, entre otras cosas, comentarios y opiniones de Wallerstein sobre la escena mundial contempornea, que se publican una o dos veces por mes (luego se archivan on-line, por lo que continan disponibles para su consulta). Incluso se puede bajar gratuitamente gran cantidad de material papers de difusin, artculos, conferencias. A quienes les interesa esta perspectiva sper macro-histrica que es el estudio de los sistemas mundiales (no hace falta decir que con Wallerstein estamos en las antpodas de la microhistoria, no puede haber nada ms opuesto a la microhistoria que la escala espacio-temporal que cultivan Wallerstein y sus discpulos) tienen en este sitio-web una verdadera mina de oro.1

    La aparicin del volumen nmero 1 de El moderno sistema mundial en 1974 gener una polmica que contina hasta el da de hoy. Uno podra decir que Wallerstein dedic el resto de su carrera acadmica a defender su modelo, a matizarlo, a corregirlo en funcin de las crticas y los comentarios que fue recibiendo. El debate Wallerstein es, entonces, uno de los cuatro grandes debates sobre historia econmica de la Edad Moderna que se desarrollaron durante la segunda mitad del siglo XX. Los otros tres son el debate Sweezy-Dobb que se inicia en 1950, el debate sobre la crisis del siglo XVII que comienza en 1954, y el famoso debate Brenner que empieza en 1976. El modelo de Wallerstein, yo creo, es muy conocido, por lo que voy a realizar una sntesis muy apretada de sus principales fundamentos. La categora terica principal de la cual parte Wallerstein es la de sistema social, a la que define como un mbito cuya dinmica de desarrollo resulta en gran medida endgena, interna. Es un espacio en cuyo seno la vida histrica se encuentra auto-contenida. Habra dos ejemplos perfectos, puros, de sistemas sociales, uno muy pequeo y uno muy grande: en un extremo del arco, las pequeas economas de subsistencia; en el otro extremo, los sistemas mundiales. stos ltimos no deben confundirse con sistemas universales. En la nomenclatura de Wallerstein un sistema mundial no se llama as porque abarque la totalidad de la superficie del planeta (uno de los timbres distintivos de los sistemas mundiales es que resultan capaces de contener en su seno civilizaciones y culturas diferentes, lo que no significa que tengan que abarcar los cinco continentes). A su vez, estos sistemas mundiales pueden dividirse en imperios-mundo y en economas-mundo. Cules son las caractersticas de los imperios-mundo? Son sistemas sociales en los que impera un nico macro-estado, un vrtice de dominacin poltica excluyente. Por este motivo, en los imperios-mundo tiende a predominar la apropiacin directa del excedente, por lo general bajo la forma de tributo. En los imperios-mundo los estados funcionan como agentes econmicos directos, como agencias recaudadoras de tributo. Qu caractersticas tienen, en cambio, las economas-mundo? Son aquellos sistemas sociales en los cuales no hallamos un nico gran centro de poder poltico, sino varios estados competitivos. En las economa-mundo coexisten diferentes instancias de dominacin poltica. Hasta el siglo XVI, sostiene Wallerstein, las economas-mundo siempre manifestaron una tendencia irrefrenable a convertirse, tarde o temprano, en imperios-mundo. El ejemplo clsico es la Roma antigua. Tan slo despus de 1500 las economas-mundo lograron diferenciarse claramente de los imperios-mundo, y pudieron funcionar, efectivamente, como espacios dentro de los cuales el poder poltico tendi a multiplicarse antes que a concentrarse. Por todo lo dicho hasta ac, queda claro que en las

    1 http://www.binghamton.edu/fbc/

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    economas-mundo tiende a predominar una apropiacin indirecta del excedente, ya no bajo la forma de tributo sino bajo la forma de intercambio desigual. Por eso mismo los estados, en las economas-mundo, no funcionan como agentes econmicos directos sino como creadores de condiciones para el intercambio desigual, creadores de condiciones para que los flujos de riqueza circulen de manera diferenciada, y entonces beneficien a algunas regiones del planeta en detrimento de otras. El concepto economa-mundo, en rigor de verdad, es una invencin braudeliana. Wallerstein reconoci esta deuda: si uno se fija en el ndice analtico del primer tomo de El moderno sistema mundial, se va a encontrar con no menos de setenta referencias explcitas a la obra de Braudel. Por otra parte, cuando Wallerstein funda en la State University of New York su propio instituto, lo bautiza con el nombre del historiador francs. Todo ello explica tambin los motivos por los cuales el segundo tomo de la tetraloga, aparecido en 1980, esta formalmente dedicado a Braudel (que fallecera cinco aos ms tarde, en 1985). Bien, volviendo al modelo interpretativo: Wallerstein sostiene que a comienzos del siglo XVI irrumpe en el planeta una economa-mundo nueva, a la que caracteriza como economa-mundo europea. Adems aclara (y ste es uno de los aspectos ms polmicos de todo su modelo) que se trata de una economa-mundo capitalista. Este novedoso moderno sistema mundial, que surge c. 1500, tiene al menos tres caractersticas principales: 1) se trata de una economa-mundo que basa su capacidad de apropiacin de excedentes en una productividad muy superior a la de cualquier otra economa del planeta; 2) el principal mecanismo a partir del cual esta nueva economa-mundo va a detraer excedente es el mercado mundial, entendido como un novedoso macro-escenario que contar con la asistencia artificial de los estados, que ya no funcionan como agentes econmicos directos sino como creadores de condiciones; 3) la principal estrategia que organizar el funcionamiento cotidiano de la nueva economa-mundo europea ser una divisin del trabajo (otro concepto clave en el modelo de Wallerstein) de un grado de sofisticacin como nunca antes se haba visto en la historia del planeta. Ahora bien, esta nueva economa-mundo europea posee, desde el minuto cero, una serie de secciones claramente diferenciadas: un centro, una periferia, una semiperiferia, una periferia-de-la-periferia, y una arena externa (sta ltima podra caracterizarse, en realidad, como el anverso de la economa-mundo europea). Hablemos primero del centro. Es la seccin de la economa-mundo integrada por aquellas regiones que usufructan la riqueza que el sistema genera. Las economas centrales son, pues, las que se benefician con el intercambio desigual. Durante el largo siglo XVI qu regiones integraban el centro de la economa-mundo europea? El sur de los Pases Bajos, el norte de Italia (es decir, las regiones ms prsperas, urbanizadas y densamente pobladas de la Europa bajo-medieval), el centro-norte de Francia, el este y el sudeste de Inglaterra, el sudoeste del Sacro Imperio Romano Germnico. An cuando el centro siempre cuenta con ms de una economa, en cada momento de la historia del sistema slo puede existir una nica economa hegemnica. Quiero decir, la economa hegemnica siempre es una de las economas del centro, pero no todas las economas del centro alcanzan el sitial de economa hegemnica. Cul seria la diferencia principal, segn Wallerstein, entre una economa hegemnica y el resto de las economas del centro? Se trata de una cuestin de productividad econmica: las economas hegemnicas producen sus bienes y servicios con una eficacia tal, que los mismos resultan competitivos incluso respecto de los bienes y servicios generados por las otras economas

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    centrales. Desde la perspectiva de Wallerstein, en la larga historia de la economa-mundo capitalista slo han existido tres economas claramente hegemnicas: Holanda, entre mediados y fines del siglo XVII; Inglaterra, desde fines del siglo XVIII hasta la Primera Guerra Mundial; y Estados Unidos, a partir de la Segunda Guerra Mundial. Como muchos intelectuales contemporneos, Wallerstein pronostica que la cuarta potencia hegemnica de la economa-mundo capitalista probablemente surja del continente asitico. No siempre resulta fcil determinar cul de las economas del centro ocupa el sitial de economa hegemnica. Es ms, hubo perodos en la historia de la economa-mundo capitalista de hegemona indefinida, otros de hegemona disputada, e incluso momentos de hegemona compartida. Una era de hegemona indefinida es el largo siglo XVI, porque la principal potencia poltico-militar de la poca, la Espaa imperial, no califica como economa hegemnica a raz de las debilidades estructurales que caracterizaban a su sistema productivo (a las que habra que sumar las erradas decisiones de poltica econmica adoptadas por los grupos dirigentes locales). Una era de hegemona disputada sera la primera mitad del siglo XVIII, en la que Francia e Inglaterra peleaban por ocupar dicho lugar, sin sacarse ventaja, hasta que despus de la Guerra de los Siete aos (1756-1763) es Inglaterra la que triunfa. Una era de hegemona compartida podra ser el perodo de entreguerras de la primera mitad del siglo XX, cuando una decadente Europa y unos Estados Unidos en ascenso compartan sin excesivos conflictos el sitial. Sigamos ahora con la periferia: es la seccin de la economa-mundo europea integrada por aquellas economas especializadas en la produccin de bienes de baja categora. Muchsimo cuidado con este rtulo: no se trata de mercancas carentes de valor intrnseco, todo lo contrario. Por ejemplo, la plata, en el modelo de Wallerstein, es un bien de baja categora (y el oro tambin, eventualmente). Entonces, a qu se refiere cuando alude a bienes de baja categora? Tendran al menos tres caractersticas distintivas: 1- son bienes producidos por una mano de obra poco calificada, mal remunerada, o directamente forzada (es por ello que las economas perifricas son consideras mano-de-obra-intensivas). 2- En sus lugares de origen, estas mercancas poseen un valor de cambio bajo, deprimido o directamente inexistente. 3- Sin embargo, y a pesar de lo que el rtulo de baja categora sugiere, se trata de bienes que resultan indispensables para el funcionamiento cotidiano de la economa-mundo europea, para su mismsima reproduccin. De hecho, nos recuerda Wallerstein, la existencia de una periferia siempre supone la existencia de un mercado consumidor de bienes primarios en otra seccin del moderno sistema mundial. Otra caracterstica clave de la periferia es que por lo general posee estados indgenas muy dbiles, con un grado mnimo de autonoma o, directamente, inexistentes. Durante el largo siglo XVI las regiones que conformaban la periferia de la economa-mundo europea eran Europa oriental muy especialmente Polonia y la Amrica espaola muy especialmente Mesoamrica y Andes centrales. Los bienes de baja categora que producan eran el trigo, en el caso de Europa oriental, y los metales preciosos, en el caso de Amrica colonial. Eran mercancas generadas por una mano de obra sobreexplotada, no libre, segn mecanismos ordenadores del trabajo compulsivo ampliamente conocidos: la segunda servidumbre en Polonia; la encomienda y la mita americanas. Desde mediados del siglo XVII se incorporan regiones nuevas a la periferia de la economa-mundo: las islas del Caribe, el noreste del Brasil, el sur de lo que despus sera la costa este de los Estados Unidos. Estas reas perifricas comenzaron a producir bienes de baja categora que ya no resultaban tan imprescindibles para el funcionamiento del sistema, pero que sin embargo permitan a los capitalistas del centro obtener ingentes beneficios. Estas nuevas periferias

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    se especializaron en la produccin de algodn, azcar, tabaco, oro. El mercado de trabajo se estructuraba en torno a los esclavos de origen africano y a un complejo y extendido sistema de plantaciones. A qu denomina Wallerstein semiperiferia? sta siempre fue una categora muy problemtica en su modelo, poco consistente, en esencia porque se trata de una categora relacional, y por ello sus trazos distintivos dependen de las caractersticas que en determinado momento adquieran el centro y la periferia. Lo mximo que uno podra decir para clarificar el concepto es que la semiperiferia es una seccin de la economa-mundo capitalista ubicada a mitad de camino entre la periferia y el centro en lo que respecta a una serie de variables: la fortaleza del estado, la productividad de la economa, la integracin cultural, y la complejidad de la estructura de clases. Esta dificultad para definir la semiperiferia en trminos esencialistas es lo que me parece que llev a Wallerstein a recurrir a una metfora en el primer volumen de El moderno sistema mundial: en l comparaba a las semiperiferias con correas de transmisin. Cito: las semiperiferias eran las correas de transmisin para el flujo de bienes entre centro y periferia. No se trata de una definicin que se caracterice por su claridad, como se darn cuenta. Tambin en 1974 Wallerstein realiza una afirmacin muy interesante que lamentablemente despus no desarrolla ni ilustra con algn ejemplo: sostiene que los estados semiperifricos cumplen la funcin de desviar presiones polticas que de lo contrario impactaran directamente en los pases del centro. No alcanzo a discernir en qu procesos histricos realmente existentes Wallerstein est pensando. Tal vez est aludiendo al fenomenal esfuerzo poltico-militar que conllevaba la conquista y conservacin de un imperio como el americano, costo que mayoritariamente recay a diferencia de los beneficios en las monarquas ibricas. En el 2004, a los treinta aos de la aparicin del primer tomo de El moderno sistema mundial, Wallerstein publica una pequea obra de sntesis a la que le pone por ttulo World-systems Analysis. An Introduction. La editorial Siglo XXI de inmediato la traduce al castellano en 20052. Es interesante que en este trabajo ms reciente, Wallerstein ya no se refiera a economas del centro, de la periferia o de la semiperiferia:, y aluda en cambio a productos centrales, perifricos y semiperifricos. Se trata de un matiz que introdujo en su esquema cuando incorpor los siglos XIX y XX en su anlisis histrico. En otras palabras, es una correccin destinada a dar cuenta de la creciente transnacionalizacin de la economa capitalista desarrollada, y a incorporar en el anlisis categoras como la de trminos de intercambio, cuya ausencia en sus primeros trabajos le haba sido muy criticada. Fjense lo que Wallerstein dice sobre la semiperiferia en este libro de sntesis del ao 2004. Cito: no existen los productos semiperifricos. Lo que existen son productos centrales y perifricos. Sin embargo, si uno calcula qu proporcin de la produccin de un pas es central y qu perifrica, uno se encuentra con algunos pases con una distribucin aproximadamente medio-medio, es decir, que envan productos centrales hacia zonas perifricas y productos perifricos hacia zonas centrales. Por so podemos hablar entonces de pases semiperifricos, y vemos que cuentan con un tipo especial de polticas que juegan un papel particular en el funcionamiento del sistema-mundo. Confieso que me contina pareciendo confusa y poco elaborada la nocin de semiperiferia propuesta por Wallerstein. Durante el largo siglo XVI, qu regiones ocupaban la semiperiferia del moderno sistema mundial? La Pennsula Ibrica, el sur de Italia, el sur de Francia, el norte de Alemania, los Pases Bajos septentrionales, y el norte y oeste de Inglaterra. Durante el siglo XVII

    2 Immanuel Wallerstein, Anlisis del sistema-mundo. Una introduccin, Mxico, Siglo XXI, 2005.

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    ingresarn a la semiperiferia economas que durante el largo siglo XVI haban militado en el centro, por ejemplo, el norte de Italia y el sur de los Pases Bajos. Y se incorporarn a la semiperiferia regiones que durante el siglo XVI haban formado parte de la periferia, por ejemplo, Escandinavia. Con estos ejemplos que estoy dando queda claro que otra de las caractersticas de la semiperiferia es la de haber albergado a los pases que ascendan y descendan de categora en la dinmica de larga duracin del sistema. La semiperiferia sola estar integrada por antiguas regiones centrales que ingresaban en procesos irreversibles de decadencia econmica, o por antiguas regiones perifricas que iniciaban procesos sostenidos de desarrollo. Los africanistas que en los aos 70 y 80 adhirieron al modelo de Wallerstein, propusieron una cuarta categora que no aparece en los volmenes originales de la tetraloga: la de periferia-de-la-periferia. Lo hicieron para dar cuenta del frica Subsahariana. Cmo definen estos africanistas a la periferia-de-la-periferia? Bueno, como una regin que estaba dentro de la economa-mundo europea, pero lo suficientemente en los mrgenes como para que a las economas del centro les resultaran indiferentes las tremendas consecuencias econmicas y sociales que en la regin traera la sustraccin masiva de mano de obra durante un periodo muy prolongado de tiempo. Estamos pensando, por supuesto, en los varios millones de esclavos africanos transferidos al continente americano entre finales del siglo XVI y las primeras dcadas del siglo XIX: en otras palabras, el frica Negra, la periferia-de-la-periferia, lo que hizo fue proporcionarle a la periferia americana la ingente cantidad de trabajadores forzados que el sistema de plantaciones necesitaba, y que el Nuevo Mundo, por motivos de diverso orden, no resultaba capaz de generar. Ahora bien, fjense ustedes cmo los esclavos africanos tambin entran dentro de la definicin de bienes de baja categora a la que antes nos referamos. Es decir, bienes producidos con un bajo costo laboral (los esclavos africanos eran capturados en el marco de razzias en las que el fusil reemplazaba al azadn, para parafrasear un dicho frecuente en las costas de Guinea a mediados del siglo XVII); bienes con un valor de cambio deprimido en su regin de origen (el frica Negra no poda absorber los millones de esclavos que absorba Amrica, y por ello el precio que por la mercanca se pagaba in situ era sustancialmente ms bajo que el que se demandaba en los mercados negreros americanos); y finalmente, bienes que resultan imprescindibles para el funcionamiento cotidiano de la economa-mundo europea (sin los esclavos africanos el sistema de plantaciones americano hubiera colapsado). La ltima categora que nos queda por analizar es la arena externa. Aparece en el primer tomo de la serie el de 1974, y tiende luego a desaparecer en los trabajos posteriores de Wallerstein. De hecho, la nocin est literalmente ausente del glosario con los trminos importantes de su modelo que el propio Wallerstein redacta en el libro de sntesis del 2004. Tengo para m que se trata de una categora que en realidad slo funciona para siglos como el XVI y el XVII, es decir, un perodo en que la globalizacin no alcanza an el grado de integracin que luego conseguira de comienzos del siglo XIX en adelante. Para qu fue pensada originalmente la categora arena exterior? Para dar cuenta de las otras economas-mundo que no fueran la europea-capitalista, para dar cuenta de los otros sistemas mundiales. Por so yo antes calificaba a la arena externa como el anverso de la economa-mundo occidental. Cmo se la define en 1974? Como aquellos espacios en los cuales la economa-mundo europea capitalista gasta una gran parte de la riqueza que produce, del excedente del cual se apropian sus economas del centro. Por lo general, este gasto se orienta hacia el comercio improductivo, suntuario, de objetos preciosos, definido por Wallerstein como aqul cuyo volumen en el mercado es determinado por la demanda antes que por la oferta efectiva, o, siguiendo al economista egipcio Samir Amin, como

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    aqul cuya demanda se origina en la parte del beneficio que se consume como opuesta a la demanda que surge de los salarios. Durante el largo siglo XVI, la arena externa por antonomasia de la economa-mundo europea fue el Extremo Oriente, muy particularmente China y el espacio del ndico, es decir, regiones que todava no haban cado bajo el dominio poltico directo de las potencias europeas. Pero tambin se pueden considerar arenas exteriores al Imperio Otomano, a la Persia Safvida, y a Rusia (un extenso captulo del volumen de 1974 est dedicado por Wallerstein a explicar los motivos por los cuales Rusia no es parte de la periferia de la economa-mundo durante el siglo XVI, sino que funciona para Europa como arena exterior). Desde esta perspectiva, Rusia recin pasar a integrar la periferia de la economa-mundo europea capitalista durante el siglo XVII. Creo que quedan claras las diferencias, entonces, entre periferia y arena externa: la periferia es parte de la economa-mundo europea, mientras que la arena externa no lo es. La periferia produce el excedente del cual se apropian las economas del centro, mientras que en la arena externa las economas del centro consumen una parte de dicho excedente bajo la forma de comercio suntuario. Bien, llegados a este punto, y habiendo descripto las diferentes secciones que conforman la economa-mundo europea, necesitamos realizar ahora algunas precisiones sobre la definicin de capitalismo que propone Wallerstein en los dos primeros tomos de El moderno sistema mundial, es decir, los dedicados a la Edad Moderna. Ya sabemos que, explcitamente, en el primer volumen de 1974 Wallerstein haba caracterizado a esta nueva economa-mundo europea como capitalista. De esta afirmacin audaz se desprende que el sistema capitalista mundial nace como respuesta a la crisis del siglo XIV, que desde la perspectiva de Wallerstein supuso el fin del feudalismo, si no como modo de produccin (porque el feudalismo, admite Wallerstein, continu existiendo, e incluso en algunas regiones de Europa, como las ubicadas al este del Elba, exhum algunos de sus trazos ms arcaicos, como la servidumbre de la gleba), al menos como un sistema econmico autnomo e integrado, determinado por su propia lgica. A partir de 1500, de hecho, el feudalismo se convirti en un simple furgn de cola de la economa-mundo europea capitalista. Que entiende Wallerstein por capitalismo, entonces, como para sostener que dicho sistema nace en Occidente a comienzos del siglo XVI? Bueno, evidentemente para este socilogo la esencia del capitalismo es la de un sistema en el cual los factores de produccin y los agentes econmicos operan en el seno de una arena mayor que la que cualquier entidad poltica individualmente considerada podra nunca controlar. En tanto espacio econmico el capitalismo, por definicin, trasciende cualquier instancia especfica de dominacin poltica. Para Wallerstein no tiene sentido siquiera plantearse la posibilidad de la existencia de capitalismo en un solo pas. El capitalismo es mercado mundial. No hay capitalismo sin mercado mundial. El capitalismo es, para Wallerstein, intercambio desigual, y entonces el capitalismo requiere de la existencia de un sistema mundial. La cuestin del carcter capitalista o precapitalista de una sociedad determinada no se define por su modo de produccin sino por su modo de insercin en el sistema mundial capitalista. La lgica que define un sistema, insiste Wallerstein, es la del sistema en su conjunto, y el sistema, desde el siglo XVI en adelante, es la economa-mundo capitalista. El secreto que permiti la irrupcin y consolidacin del capitalismo a comienzos de la Edad Moderna estuvo en el establecimiento de una divisin del trabajo en manos de una economa-mundo que, por las dimensiones espaciales que involucraba, por el tamao que

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    iba adquiriendo, ya no tena posibilidad alguna de convertirse en imperio-mundo. No es que nunca antes hubieran existido economas-mundo, sino que nunca antes las economas-mundo haban alcanzado semejantes dimensiones geogrficas. Por eso las economas-mundo previas pudieron convertirse eventualmente en estructuras imperiales. Este sistema mundial que estaba surgiendo a partir de 1500 era tan extenso que abortaba para siempre la posibilidad de que dicha regresin, tan frecuente en el pasado, volviera a producirse. Wallerstein acepta que el trabajo libre, el trabajo asalariado, es una caracterstica distintiva del capitalismo, pero tambin aclara que no se trata de una caracterstica universal dentro del sistema, al menos en los orgenes. Por lo menos durante los primeros siglos de existencia de la economa-mundo capitalista, la mano de obra libre tendi a predominar, efectivamente, en las economas del centro. En las economas de la periferia, por el contrario, siempre tuvo un rol marginal. En las economas perifricas imperaba la mano de obra forzada, no libre, en cualquiera de las expresiones histricas que ustedes conocen: servidumbre, esclavitud, peonazgo por deudas, mita. Y ello por razones estrictamente econmicas, dice Wallerstein, porque era la opcin que mejor garantizaba el correcto funcionamiento del sistema en su conjunto, la reproduccin del sistema global. ste es un punto que historiadores posteriores discutirn (en particular Steve Stern, quien negar que sea la lgica del sistema global la que siempre imponga a nivel local los criterios de organizacin del trabajo; Stern seala la existencia de mltiples factores regionales que tambin incidieron en la formacin de los mercados de trabajo en cada una de las reas de la economa-mundo, factores locales que Wallerstein parece descuidar por completo en su anlisis). Wallerstein corona esta discusin en torno a la nocin de capitalismo con la siguiente reflexin, que hallamos en la pgina 180 de la versin en castellano del tomo I de El moderno sistema mundial. Fjense lo que dice: El trabajo libre es la forma de control del trabajo utilizada para el trabajo cualificado en los pases del centro, mientras que el trabajo obligado se utiliza para el trabajo menos especializado en las reas perifricas. Esta combinacin es la esencia del capitalismo. Cuando el trabajo sea libre por doquier, tendremos el socialismo, concluye Wallerstein.

    * * * * Hasta ac esta presentacin apretada del modelo, que creo que la mayora de ustedes conocan, al menos en parte. Quiero pasar ahora a analizar las tradiciones intelectuales en las cuales se inserta dicho modelo: la teora circulacionista y la teora de la dependencia. Digamos, para comenzar, que si uno considera individualmente los componentes del modelo de Wallerstein, casi ninguno resulta original. Prcticamente la mayora de las hiptesis de Wallerstein ya haban sido avanzadas con anterioridad. Ya en la dcada de 1920, el historiador belga Henri Pirenne haba subrayado que el comercio de larga distancia es un fenmeno exgeno o antittico al feudalismo, y que por lo tanto economa natural y economa de intercambio son rdenes de realidad inmiscuibles (el libro Mahomet et Charlemagne es una publicacin pstuma de 1937, pero el artculo del mismo nombre es de 1922). Ya el historiador Earl Hamilton a comienzos de los 30, el economista Paul Sweezy a comienzos de los 50, y el economista Andr Gunder Frank en los aos 60, haban sealado al siglo XVI como el momento ms probable de surgimiento del capitalismo moderno. Ya en 1949, en ocasin de la primera edicin de El Mediterrneo y el

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    mundo mediterrneo en la poca de Felipe II, Fernand Braudel haba utilizado la expresin economa-mundo para recubrir las complejas relaciones comerciales que atravesaban el Mar Mediterrneo durante el siglo XVI. Tambin en la dcada del 60, los dependentistas, vuelvo a mencionar al alemn Gunder Frank y agrego al economista egipcio Samir Amin, haban postulado que el desarrollo de algunas regiones del planeta haba provocado de manera directa el subdesarrollo de otras, y haban introducido en la discusin trminos como centro, periferia y sistema mundial. A dnde quiero llegar con la descripcin de este curioso rbol genealgico? A dejar en claro que Wallerstein se inscribe en tradiciones intelectuales claramente definidas e identificables. Wallerstein es, en primer lugar, un circulacionista, y en segundo lugar, un dependentista. Por qu es un circulacionista? Porque postula que no es a partir de la esfera de la produccin, no es a partir del anlisis de las relaciones sociales que se ponen en juego para la creacin de la riqueza, sino a partir de la esfera de la circulacin, del anlisis de los dispositivos que se ponen en juego para la distribucin de la riqueza, donde deben aislarse los elementos que permitirn definir la esencia de un sistema econmico determinado. Y es un dependentista porque sostiene por lo menos lo haca en los aos 70 y 80 que es el flujo de intercambio desigual, el volumen fsico de riqueza material que intercambian las economas entre s, el que explica los grados diferenciados de desarrollo que caracterizan a unas y a otras. Queda claro, entonces, que la originalidad de la propuesta de Wallerstein no reside en los componentes individuales de su modelo sino en la peculiar sntesis que logra con ellos. Tal vez uno de los puntos ms originales y ms audaces de su esquema sea la desmesurada escala espacio-temporal que utiliza en estos ejercicios de sociologa histrica. La intencin de Wallerstein no es comprender la transicin entre un sistema econmico y otro en Europa Occidental, ni analizar la dinmica econmica que explica el atraso relativo de las sociedades afroasiticas, ni explicar el subdesarrollo latinoamericano en funcin de las estrategias de acumulacin del imperio colonial espaol. El modelo de Wallerstein pretende explicar todos estos procesos al mismo tiempo y en forma interrelacionada. El objetivo del El Moderno Sistema Mundial es mucho ms ambicioso que el que cualquier socilogo circulacionista o dependentista anterior jams se atreviera a postular: lo que Wallerstein pretende explicar es, ni ms ni menos, el funcionamiento de la economa planetaria durante los ltimos 500 aos. En este sentido, su modelo llev a su mximo apogeo a las dos tradiciones sobre las que se apoya: la teora de la dependencia y la teora circulacionista. En algn sentido, Wallerstein es el ms grande dependentista y el ms grande circulacionista de los tiempos modernos. En primer lugar, pasemos a analizar la teora circulacionista. sta es una tradicin que no se puede presentar si no aludimos a un legendario debate del cual resulta inseparable, la famossima polmica Sweezy-Dobb. Creo que todos la conocen. Es un debate que se dio en el seno del marxismo anglosajn, entre comienzos de los aos 50 y 70. El origen ltimo de este debate es un libro que public en 1946 un economista marxista ingls, Maurice Dobb, Estudios sobre el desarrollo del capitalismo.3 Dobb fue un prestigioso acadmico: dict clases por ms de 50 aos en la Universidad de Cambridge, entre 1924 y 1976. Estudios es un libro de sntesis. No trabaja con documentos sino esencialmente con fuentes secundarias. Ello no quita que resulte una monografa en extremo erudita: Maurice Dobb realmente agota toda la bibliografa que sobre el tema exista a mediados de la dcada del

    3 Maurice Dobb, Studies in the Development in Capitalism, London, Routledge and Kegan Paul, 1946. Fue traducido al espaol en 1971, y de all en adelante reimpreso en mltiples oportunidades por Siglo XXI.

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    40. Qu es, en sntesis, Estudios sobre el desarrollo del capitalismo? Una historia econmica de Occidente desde el ao 1000 hasta la crisis de 1930. De hecho, en funcin de la afiliacin marxista de Dobb, se ha dicho que ha sido el primer intento de descripcin histrica profunda de la transicin del feudalismo al capitalismo esbozada por Marx en la segunda mitad del siglo XIX. Este texto tambin es un excelente recordatorio del carcter construido y artificial de las categoras historiogrficas, que muchas veces se convierten en moda intelectual, las naturalizamos, y tendemos luego a confundirlas con la realidad misma. Que quiero decir? A muchos, por ejemplo, hoy les parecera una blasfemia escribir una historia de la transicin del feudalismo al capitalismo sin utilizar categoras como crisis del siglo XIV o crisis del siglo XVII. Y sin embargo Dobb lo hizo, y con mucho xito. A pesar de evidentes desactualizaciones, Estudios contina siendo un libro de muy til consulta. Ahora bien, por qu Dobb no utiliz esas dos categoras? Por capricho, por necedad? No, porque no existan, porque fueron creadas despus. La categora crisis del siglo XIV fue propuesta en 1948 por un historiador francs de segunda lnea, Edouard Perroy, especialista en la Guerra de los 100 aos, que public un artculo en la revista Annales en cuyo ttulo figuraba la expresin las crisis del siglo XIV.4 La otra categora fue puesta en circulacin por Eric Hobsbawm, como todos sabemos, en un artculo aparecido en Past and Present en mayo de 1954.5 En Estudios, una extensa obra de casi 600 pginas, Maurice Dobb propone una teora sobre la decadencia del feudalismo que rechaza fuertemente la ortodoxia pirenniana, que responsabilizaba por la crisis del sistema al comercio, visto siempre como un factor exgeno e incompatible con el feudalismo. Pues bien, si ni el comercio, ni las ciudades, ni la moneda fueron los factores que provocaron el colapso del feudalismo, qu produjo dicho derrumbe? El propio Dobb nos ofrece una respuesta. Cito: todo hace suponer que la ineficacia del feudalismo como sistema de produccin primera causal, junto con las crecientes necesidades de ingresos por parte de la clase dominante segunda causal, fueron la causa primordial de su decadencia; esta necesidad de ingresos adicionales provoc tal aumento de la presin sobre el productor que lleg a tornarse insoportable tercera causal, lo cual condujo a la postre a la desaparicin de la fuerza de trabajo que alimentaba el sistema. En sntesis, y simplificando casi hasta la caricatura un razonamiento complejo y plagado de matices, digamos que Dobb esencialmente postula que fueron las contradicciones internas del propio sistema las que llevaron a una sobreexplotacin de la fuerza de trabajo que a su vez produjo la decadencia del feudalismo. El proceso histrico real se habra desarrollado de la siguiente manera: a) durante los siglos XII y XIII la sociedad europea se vuelve cada vez ms sofisticada; b) esta creciente sofisticacin increment el nivel de gastos de la aristocracia feudal; c) dada las limitaciones intrnsecas de la tecnologa agrcola que existan en la poca los seores no tuvieron otra alternativa para incrementar sus ingresos que aumentar la presin tributaria sobre los productores directos; d) como respuesta a esta reaccin seorial los productores directos huyeron o se rebelaron; e) los siervos dciles o los pocos que se quedaron en sus terruos resultaron insuficientes como para continuar sustentando el sistema, y entonces los seores se vieron obligados negociar, a transformar las relaciones sociales y a suprimir la servidumbre. Aqu se percibe claramente uno de los puntos dbiles, uno de los talones de Aquiles del modelo de Maurice Dobb: ven ustedes que el proceso histrico al que l alude

    4 Edouard Perroy, "A l'origine d'une conomie contracte: les crises du XIVe sicle," Annales. Economies, Socits, Civilisations, 4:2 (1949), pp. 167-182. 5 Eric Hobsbawm, The General Crisis of the European Economy in the 17th century, Past and Present, 5 (mayo 1954), pp. 33-53; y 6 (noviembre 1954), pp. 44-65.

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    parece calcado de las transformaciones experimentadas por el campo ingls tardo-medieval. No describe de manera apropiada, en cambio, la dinmica que el retroceso de la servidumbre adopt en otras regiones del continente, como es el caso de Francia. El modelo de Dobb resulta, en efecto, excesivamente anglocntrico. No caben dudas, entonces, de que para Dobb las revoluciones campesinas tuvieron ms importancia en la decadencia del feudalismo que las ciudades y el comercio. El feudalismo europeo sucumbi por causas endgenas, no exgenas. El debate Sweezy-Dobb propiamente dicho comienza cuatro aos despus, en 1950, cuando un economista norteamericano, Paul Sweezy, publica en la edicin de primavera de la revista especializada Science and Society, un extenso artculo que contiene una crtica que no va dirigida al libro de Dobb in toto, sino especficamente a su teora sobre el colapso del feudalismo. Quin era Sweezy? Se trataba de un economista que haba estudiado en la Universidad de Harvard, donde se haba doctorado en 1937. All dict ctedra gran parte del resto de su vida acadmica. Fjense ustedes un detalle: el debate Sweezy-Dobb, que no es una polmica entre historiadores sino entre economistas, tampoco es una discusin entablada entre figuras marginales: es un debate entre un profesor de Cambridge y un profesor de Harvard (en el [para mi gusto dudoso] ranking de universidades publicado la semana pasada en la prensa escrita, ambas casas de estudio aparecen como las universidades nmero 1 y 2 del planeta, respectivamente). Al igual que Dobb, Sweezy era un economista marxista. De hecho en 1942 haba publicado un celebrrimo manual, empleado durante dcadas en la enseanza universitaria: me refiero a Teora del desarrollo capitalista, traducido al castellano por FCE. Como no poda ser de otra manera, siendo marxista Sweezy fue objeto de acoso judicial durante el auge del macartismo, en tiempos de la administracin republicana de Eisenhower; finamente fue exonerado de toda culpa y cargo por la mismsima Corte Suprema de los Estados Unidos, en 1957. En este artculo de 1950, Sweezy pretende demostrar que fue el comercio, para l un agente exgeno, un fenmeno incompatible con el feudalismo, el que provoc la implosin del sistema. Sweezy razona de la siguiente manera: dos de las causales que Dobb propone para explicar por qu colaps el feudalismo (ustedes se acuerdan, el incremento de los gastos de la clase seorial, y la huida de los siervos), tienen como condicionante previo la existencia de las ciudades y del comercio. Es porque existe una red de ciudades complejas, que comercian y vehiculizan productos suntuarios, que la clase feudal se vio obligada a incrementar sus gastos. Y es porque existen ciudades, que los siervos que huyen o se rebelan encuentran un mbito donde refugiarse. Sweezy reconoce que lo que los hace huir del seoro es la sobreexplotacin que padecen, pero tambin sostiene que esta migracin no hubiera tenido la importancia que finalmente tuvo si no hubieran existido los centros urbanos (los siervos fugados habran terminado vagando por los bosques o por los campos, y el impacto socioeconmico del fenmeno hubiera sido diferente). Ahora bien, concluye Sweezy, como de ninguna manera el comercio puede considerarse una forma de economa feudal, queda claro que la teora de la crisis endgena propuesta por Dobb no puede sostenerse, carece de consistencia, est equivocada. La respuesta de Dobb no se hizo esperar: apareci en el mismo nmero de Science and Society que contena las crticas de Sweezy. Una antigua tradicin anglosajona habilitaba la posibilidad de que las respuestas y rplicas que dan inicio a una polmica acadmica aparecieran publicadas en el mismo nmero de la revista que las cobija. Y sto fue lo que sucedi en 1950: en el mismo nmero de primavera de Science and Society se edit la larga crtica de Sweezy y a continuacin la breve respuesta de Dobb. Este texto, un 60% ms breve que el de Sweezy, simplemente se dedica a defender los puntales de la

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    interpretacin ofrecida en Estudios. Pero resulta muy interesante, porque aclara notablemente las causas del enfrentamiento entre ambos economistas. Qu piensa Dobb respecto de las crticas de Paul Sweezy? Comienza sosteniendo que en el modo de razonar del Prof. Sweezy se percibe una marcada tendencia a definir al feudalismo a partir de la esfera de la circulacin y no a partir de la esfera de la produccin. El problema mayor, parece decir Dobb, es que ambos polemistas utilizamos el mismo trmino feudalismo pero para aludir a fenmenos muy diferentes. Para Sweezy, el feudalismo es un sistema de produccin para el uso (por ello manifiesta una constante tendencia a asociarlo con la economa natural). Para Maurice Dobb, en cambio, el feudalismo es un sistema de explotacin del pequeo productor por la va de una coaccin poltica-jurdica directa; en sntesis, para Dobb el feudalismo es sinnimo de servidumbre de la gleba. Esta sinonimia entre feudalismo y servidumbre es uno de los aspectos del modelo de Dobb que peor ha resistido el paso del tiempo, que ms perimido resulta desde la perspectiva del presente. Se trata de una definicin de feudalismo demasiado restringida, que hoy nadie aceptara como tal; si lo hiciramos, caeramos en la paradoja de que en Castilla nunca existi el feudalismo porque nunca arraig la servidumbre de la gleba tal como se la conoci en Inglaterra o en el norte de Francia, por ejemplo. Sin embargo, la definicin de Dobb tiene el mrito de que nos ayuda a contrastar ms claramente los posicionamientos tericos de Dobb y Sweezy. Para este ltimo, el feudalismo es economa natural, es produccin para el uso; para Dobb, es servidumbre de la gleba. Segunda consideracin de Dobb en su respuesta: afirmar, como hace Sweezy, que el feudalismo es un sistema estable a menos de que resulte conmovido por fuerzas externas, es convertirlo en una excepcin a la ley general de desarrollo marxista, segn la cual toda sociedad se ve impulsada por sus propias contradicciones internas. Sera negarle a la lucha de clases bajo el feudalismo un papel revolucionario. En tercer lugar: Dobb sostiene que, hasta cierto punto, el crecimiento de las ciudades podra verse como un fenmeno interno al feudalismo. De hecho, el feudalismo nunca fue una economa natural. Es ms, aclara Dobb: el feudalismo alentaba el crecimiento de las ciudades. Por qu? Porque el fenmeno urbano contribua a alimentar las prcticas de consumo de la clase seorial, muy especialmente las ligadas al comercio de larga distancia, al comercio suntuario. En cuarto lugar: Dobb no niega que el comercio jug un papel importante en la decadencia del feudalismo. Pero si tuvo influencia en dicho proceso fue acelerando o acentuando los conflictos internos del antiguo modo de produccin. Cito: No me interesa demasiado discutir si tal huida de los siervos se debi ms a la atraccin de los imanes urbanos (y, de las tierras libres) o a la fuerza de repulsin de la explotacin feudal. Evidentemente, ambos factores jugaron un papel, en grados distintos segn el momento y el lugar. Pero el efecto especfico que tuvo dicha huida se debi al carcter concreto de las relaciones entre el siervo y el explotados feudal. En quinto lugar, y sta es una cuestin central, Dobb sostiene que no existe una correlacin directa entre disolucin feudal y la distancia respecto de las ciudades. No puede demostrarse que el feudalismo retrocedi ms rpida y tempranamente en las regiones que se hallaban ms cerca de los centros urbanos, y ms lenta y tardamente en aquellas regiones que estaban alejadas del comercio y de las redes de intercambio. Para demostrar esta tesis Dobb ofrece dos ejemplos fcticos irrebatibles. Uno referido a Europa Oriental: durante el siglo XVI fue la creciente demanda de trigo por parte de Europa Occidental la

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    que impuls a los seores feudales polacos a someter a un campesinado hasta entonces libre a la servidumbre de la gleba; ergo, al este del Elba, el mercado, lejos de disolver el feudalismo, fabric un feudalismo all donde antes no exista ninguno. El segundo ejemplo se relaciona con la Inglaterra tardo medieval: en la isla, dice Dobb, la servidumbre (recordemos que para l, feudalismo equivale a servidumbre) retrocedi ms rpidamente en el norte y en el oeste del reino, regiones donde corra menos moneda y menos densa era la red urbana, que en el sudeste, donde la presencia del comercio, de las ciudades y de los flujos monetarios resultaba ms contundente. Si la interpretacin de Sweezy fuera cierta, la servidumbre debera haber desaparecido antes en el sudeste, y sucedi todo lo contrario: all fue donde ms perdur. En sexto lugar: la mejor demostracin de que Sweezy presta excesiva atencin al intercambio y muy poca a las relaciones de produccin, dice Maurice Dobb, es que se olvida de algo muy importante para explicar el paso de la servidumbre al trabajo libre, del trabajo forzado al asalariado. Esta transicin slo result posible porque a nivel local se cont con una oferta abundante y barata de mano de obra. De dnde surga esta oferta sin la cual la servidumbre no hubiera podido reemplazarse? Se trataba de sectores proletarizados o semiproletarizados, a quienes la distribucin de la tierra y el rgimen de propiedad del suelo haban expulsado del sistema agrario. En pocas palabras, era una oferta fabricada por el propio feudalismo, una marginalidad creada por el mismsimo sistema. Este factor, dice Dobb, tuvo mucha ms importancia en el retroceso de la servidumbre que el comercio y las ciudades. Dobb culmina su respuesta de 1950 reconociendo que ni l ni Sweezy lograban ponerse de acuerdo respecto de cmo rotular al perodo de la historia europea que se extiende entre 1300 y 1600. Para Sweezy, desde comienzos del siglo XIV el feudalismo ya no existe en gran parte de Occidente. Ahora bien, tampoco se atreve a calificar como capitalista a aquella sociedad del tardo-medioevo y de la primera modernidad. Avanza entonces la hiptesis de que el sistema econmico que habra existido en aquellos siglos sera un sistema de produccin pre-capitalista de mercancas, categora forzada que no tuvo ningn futuro promisorio en la academia. Maurice Dobb, en cambio, piensa que la sociedad, la economa y el sistema agrario europeos posteriores al ao 1300 continan siendo feudales. La clase dominante del sistema sigui siendo la clase seorial, y el estado moderno continu funcionando como la principal herramienta de dominacin de la nobleza feudal. Observen cmo veinte aos antes de que Perry Anderson publicara El estado absolutista (1974), Maurice Dobb esbozaba la hiptesis que ms tarde quedara indisolublemente asociada a dicho libro. El debate Sweezy-Dobb continu por varios aos con una larga serie de ponencias especficas:

    - En la revista Science and Society aparece una contribucin del historiador japons Kohachiro Takahashi en el otoo de 1952; sendas Rplica y Contrarrplica de Dobb y Sweezy en la primavera de 1953; y comentarios de Rodney Hilton y Christopher Hill en el otoo de 1953.

    - A partir de entonces, el debate se independiza de la publicacin que lo haba visto

    nacer Science and Society y del universo especfico en el cual se haba desarrollado la academia anglosajona: en febrero de 1956 George Lefebvre realiza su aporte en la revista francesa La Pense, y el italiano Giulio Procacci hace lo propio en 1955 en la revista Societ.

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    - En 1962 aparecen otros dos aportes relevantes en la revista Marxism Today: en el nmero de agosto escribe Eric Hobsbawm, y en el de septiembre aparece un nuevo artculo de Maurice Dobb.

    - La totalidad de estas participaciones fueron compiladas en forma de libro por

    Rodney Hilton en 1976, y editadas al ao siguiente en castellano por editorial Crtica, con el ttulo de La transicin del feudalismo al capitalismo.6

    Hay que reconocer, sin embargo, que ms all del intercambio inicial de 1950, la discusin rpidamente se estanc. Este esclerosamiento probablemente deriva del hecho de que ninguna de las ponencias posteriores lograron correr el eje de la discusin o proponer visiones superadoras de los problemas bajo anlisis. Para que esta inercia definitivamente se quiebre hubo que esperar a que se produjeran dos aportes tardos a la discusin. Uno fue que realizado en 1975 por el historiador ingles John Merrington, y el otro en 1989 por el historiador argentino Carlos Astarita. Comencemos analizando el aporte de John Merrington. En el nmero de septiembre-octubre de 1975 de la New Left Review, Merrington publica un artculo al que le pone por titulo Ciudad y campo en la transicin hacia el capitalismo.7 Durante aos, este paper fue considerado como la ltima aportacin al debate. De hecho, es el artculo con el cual Hilton eligi cerrar su compilacin de 1976. Merrington toma partido en contra del circulacionismo radical de la lnea Pirenne-Sweezy, pero sin aprobar plenamente la tesis endogenista de Maurice Dobb. Lo que pretende este artculo es dar una vuelta de tuerca a la rgida oposicin endogenismo-externalismo, que vena encorsetando al debate Sweezy-Dobb desde 1950. Merrington comienza develando lo que l denomina los preconceptos que atraviesan la obra de Sweezy. Para Sweezy, por ejemplo, la ciudad siempre es vista como el agente del progreso por antonomasia. El campo significa todo lo contrario: es un factor de atraso, la reserva material y moral del conservadurismo. Desde la perspectiva de Sweezy, el mercado parecera ser la nica fuerza dinmica en el desarrollo social, el principio tras el cual se esconde todo cambio, toda evolucin, todo movimiento. Se trata, aclara Merrington, de supuestos que subyacen a la economa poltica clsica. Desde la mirada de este campo disciplinar, el mercado capitalista mundial no slo es concebido teleolgicamente como la meta ineludible hacia la cual marcha la historia: tambin se lo imagina como el punto de partida, como el comienzo de la historia humana. El mercado y el principio de intercambio son vistos, pues, como los motores autogeneradores del progreso social, los principios en los que se basa todo desarrollo econmico antiguo, feudal o capitalista y cuya ausencia o debilidad siempre denotara stasis, crisis, parlisis. Merrington no concuerda con estos postulados. La mera existencia de produccin de mercancas y de capital basada en la circulacin de bienes y servicios no son motores suficientes para generar el proceso de disolucin que desemboc en el modo de produccin capitalista. De lo contrario, razona Merrington, la antigua Roma o Bizancio deberan catalogarse como sociedades y economas capitalistas.

    6 Rodney Hilton (ed.), The Transition from Feudalism to Capitalism, London, NLB, Ltd., 1976. 7 John Merrington, 'Town and country in the transition to capitalism'. New Left Review, 93 (1975) pp. 71-92

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    Ahora bien, la gran contribucin de Merrington al debate aparece cuando se dedica a resolver un problema que Dobb haba tratado como al pasar. Pueden las ciudades considerarse un fenmeno interno al feudalismo, compatible con el desarrollo e incluso con el fortalecimiento del sistema? En su respuesta a Sweezy, Dobb haba afirmado que hasta cierto punto el crecimiento de las ciudades era un fenmeno endgeno. Sin embargo no haba fundamentado in extenso esta tesis trascendente. Merrington, en cambio, s lo har, y a la pregunta que antes formulamos responder afirmativamente: s, las ciudades pueden verse como un desarrollo interno del feudalismo. Lo que permiti que en Occidente surgieran ciudades libres, corporativamente autnomas, fue una caracterstica definitoria, distintiva, esencial, estructural del feudalismo occidental: la parcelacin poltica, la fragmentacin de la soberana, la atomizacin del poder poltico. sta es una caracterstica que define la esencia misma del feudalismo en Occidente. Pues bien, fue esta caracterstica la que permiti que surgieran en Europa las ciudades autogobernadas. Fue la debilidad esencial de los poderes feudales individualmente considerados, lo que permiti que las ciudades se liberaran de la tutela de los potentados seoriales. Fue la debilidad estructural de los medios de coercin en el feudalismo la que permiti que en las ciudades medrara el capital mercantil y las actividades ligadas a l. Por ello, concluye Merrington, las ciudades no fueron islotes no-feudales perdidos en un mar feudal. Por el contrario: fue el sistema feudal el que estimul y autogener estos islotes que ampararon la actividad bancaria, financiera y mercantil. Es por ello, afirma Merrington, que hay que re-significar la rgida oposicin entre endogenistas y externalistas sobre la que siempre pivote el debate Sweezy-Dobb. Merrington, de hecho, cree que las ciudades tuvieron ambas caractersticas a la vez: los centros urbanos habran sido simultneamente un fenmeno interno y externo al feudalismo. La caracterstica esencial de las ciudades en el feudalismo fue su exterioridad-interna al sistema. Las ciudades son internas al feudalismo porque fue una caracterstica intrnseca del sistema la que les permiti crecer como entidades autogobernadas: la fragmentacin poltica. Y hasta cierto punto se las puede considerar externas al feudalismo porque para conquistar dicha libertad tuvieron que enfrentarse con la clase dominante del sistema, los seores feudales. En ltima instancia, sin embargo, Merrington deja en claro que a pesar de este matiz, de este trazo de externalidad que les concede, las ciudades fueron ms internas que externas al feudalismo. Por ello introduce la siguiente aclaracin: ms all de estas consideraciones, las ciudades deben considerarse un elemento tan interno al feudalismo como la mismsima economa seorial. As llegamos a la conclusin del artculo. Lejos de ser un sistema exclusivamente rural, el feudalismo fue el primer modo de produccin de la historia que, gracias a la implosin que el poder poltico sufri en su seno, asign un nicho estructuralmente autnomo a las ciudades, y en consecuencia, a la produccin urbana y al capital mercantil. No habra, desde esta perspectiva, nada ms feudal que las ciudades. Ahora bien, aunque tradicionalmente no se lo ha considerado parte del debate Sweezy-Dobb, porque no esta en el libro de Hilton, yo creo que el aporte final a la discusin lo encontramos en la tesis doctoral que Carlos Astarita defendi en esta Universidad, en esta Facultad, y en este mismo edificio, en octubre de 1989. La tesis fue publicada en forma de libro en 1992, con el ttulo de Desarrollo desigual en los orgenes del capitalismo. El intercambio asimtrico en la primera transicin del feudalismo al capitalismo. Mercado feudal y mercado protocapitalista. Castilla, siglos XIII al XVI. Nota de color: el director de la tesis fue Luis Alberto Romero. Los otros cuatro integrantes del jurado eran Enrique Tndeter, refundador de los estudios coloniales americanos en Argentina; Jos Emilio

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    Buruca, el maestro con el que yo me form como modernista y adems quien dictaba Historia Moderna por aquel entonces; y dos reconocidas discpulas de Claudio Snchez Albornoz, Hilda Grasotti y Mara Estela Gonzlez de Fauve. Mara Estela fue durante muchos aos titular de la materia Historia de Espaa en esta Facultad (antes de que se hicieran cargo de la ctedra los Profs. Rodrguez Otero y de Forteza) y an se desempea como directora del Instituto de Historia de Espaa, en el edificio de la calle 25 de Mayo. Es en el capitulo 3 de la tesis donde Astarita tercia en la polmica sobre el carcter interno o externo que el comercio y las ciudades tienen respecto del feudalismo, y donde adems realiza reflexiones muy interesantes sobre el rol que el comercio suntuario y los bienes de prestigio habran tenido en la reproduccin misma del sistema feudal. El elemento clave que elige Carlos para refinar los postulados endogenistas, y para terminar de relativizar los circulacionistas, es la cuestin de los bienes de prestigio, trmino que toma prestado de la antropologa. Astarita comienza recordndonos que en la Castilla de la Baja Edad Media y de la primera Edad Moderna existan prcticas de uso suntuario muy extendidas entre las diferentes fracciones de la clase de poder. Prcticas de consumo suntuario en la nobleza feudal, seorial, atendidas por todo un comercio especficamente dedicado al comercio de bienes de lujo, que tena una relacin directa con esa extensin social del consumo, que es el consumo de objetos suntuarios, no prioritarios. Es central en la argumentacin de Astarita el hecho de que estos bienes de prestigio jugaban un rol importante en la reproduccin del sistema. El comercio de objetos preciosos (por caso, el comercio de paos de lujo importados, con los cuales la gran nobleza feudal espaola confeccionaba las vestimentas con las que se mostraba ante los otros), derivaba del consumo suntuario practicado por esta nobleza seorial, que en el uso cotidiano de estos bienes de prestigio afirmaba y reafirmaba una y otra vez sus privilegios sociales, sus prerrogativas polticas, su superioridad sobre el resto, la distancia que la separaba del comn de los mortales. En una sociedad como la medieval y la temprano moderna, dividida por clases sociales y por estamentos que segmentaban en fracciones el interior de la clases, las normativas sobre vestidos, que pueden parecer algo sin importancia, sin embargo establecan distinciones precisas entre las personas. Cada estamento era un universo, un microcosmos. A cada estamento correspondan los ropajes que poda y deba vestir, las comidas que poda y deba consumir, las prcticas de ocio que poda y deba practicar, las viviendas que poda y deba habitar. Fjense este fragmento de las Cortes de Valladolid de 1258, que establece con una precisin asombrosa los colores que no podan utilizar los escuderos, precisamente porque no eran caballeros: ningn escudero non traya penna blanca, ni calas descarlata, nin uista escarlata nin uista verde nin bruneta, nin pres nin morete nin traya siella barda dorada nin argenteada. Claramente la norma pretenda desde lo visual discriminar entre superiores e inferiores, entre amos y sirvientes, entre quienes obedecen y quienes mandan, entre quienes estn arriba y quienes estn abajo. Vemos que la cuestin del comercio, muy especialmente el comercio de lujo que son cuestiones centrales del debate Sweezy-Dobb, se relacionan entonces con un aspecto clave de la cultura medieval. Los cdigos de las vestimentas, junto con los cdigos de las comidas, ocupaban un lugar central en la determinacin de las posiciones sociales que ocupaban las personas. Estos cdigos ejercan un rol social activo porque expresaban simblicamente lo que las personas realmente eran. Aquellas eran sociedades en las cuales las personas eran lo que vestan, eran lo que coman. Tanto en la comida como en la

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    vestimenta se expresaba el abismo social que separaba al gran seor del campesino pauperizado. Frente al vestido de pao basto del minifundista emerga, segregndolo, los ropajes del gran seor, confeccionados con las mejores telas importadas, onerossimas, costossimas. Frente al potaje de cebada del campesino marginal se eriga, segregndolo, la mesa del gran seor, condimentada con las mejores especies importadas de Oriente. Queda claro, pues, que el rol distintivo de los objetos que participaban del comercio suntuario era esencialmente un rol discriminante. La funcin bsica de estos bienes de prestigio era comunicar distancia, clasificar a los individuos, simbolizar la desigualdad. Para so estaban. Ahora bien, cuando esta funcin social de los bienes de prestigio se convierte en algo cotidiano, en algo de de todos los das, entonces el rol discriminante se regulariza y la introduccin de esa mercanca particular en el mercado aparecer de all en ms condicionada de antemano. Por qu? Porque adems de un valor de cambio aquella mercanca particular, en tanto bien de prestigio, comenzar a adquirir un valor de uso muy especial. En otras palabras, el fetichismo establecido por el valor de uso un uso destinado a clasificar, discriminar, separar, distanciar influye y mucho en la elevacin del valor de cambio, del precio. Estos bienes de prestigio necesitan tener precios inalcanzables para el comn de los mortales, porque si tuvieran un valor de cambio al alcance de cualquiera automticamente perderan la funcin social discriminante que se les ha asignado. Se acuerdan lo que deca Jean Bodin cuando polemizaba con Monsieur de Malestroit? Lo vimos la clase pasada a propsito del debate sobre la Revolucin de los Precios. Segn Bodin, los poderosos, los ricos, queran que los objetos que ellos amaban valieran cada vez ms, deseaban que los objetos que ellos consuman resultasen cada vez ms costosos. Pues bien, con esta actitud estaban tratando de salvaguardar la funcin social discriminante a la que estamos aludiendo. Queda claro tambin y hago un pequeo parntesis que el capital mercantil era el agente de la elevacin del precio, del valor de cambio de estos bienes de prestigio, pero tambin hay que entender que en los siglos XV y XVI el capital mercantil todava actuaba en los intersticios del sistema, explotando en provecho propio las necesidades simblicas y materiales de la que segua siendo la clase dominante, la nobleza feudal Ha aparecido como categora clave en el razonamiento de Astarita la nocin de fetichismo del valor de uso. Veamos cmo el propio Carlos nos la explica, porque lo hace con enorme claridad. Cito: Una analoga puede establecerse con la simple historia de una silla. Resultado del esfuerzo de un artesano, no debera pagarse por ella ms que el trabajo socialmente necesario invertido en fabricarla. Pero si esa misma silla es instalada en una sala de actos ceremoniales para ser usada por un monarca, la silla deja de ser silla para transformarse en un trono. Aqu la funcin social que cumple la silla ha elevado un pedazo de terciopelo y madera a una condicin insospechada por el artesano que la fabric. Hay, pues, una sublimacin de las funciones de la silla, que no se origina en la anatoma del rey que la utiliza, sino en su funcionalidad social como simbologa de poder, por lo cual posee un valor semitico que se expresa en lo elevado de su precio, o bien, en que ya carece de precio por completo, no tiene valor de cambio. Es esta funcionalidad social de la silla la que conduce al fetichismo del valor de uso. Este carcter dominante que en el feudalismo adquieren ciertas instituciones no econmicas el trono, las comidas, las vestimentas, cmo se explica? Pues a partir de ciertas caractersticas bsicas de las mismsimas relaciones sociales feudales. Y ac aludo a un fenmeno que ustedes conocen muy bien. Todos sabemos que en el feudalismo los pequeos productores directos continuaban teniendo acceso a la tierra, a los medios de

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    produccin. Esto transformaba a las explotaciones campesinas en unidades de produccin tendencialmente autnomas, en fincas que no necesitaban de la gran propiedad para funcionar. Consecuentemente, la nica posibilidad de obtener plus-trabajo excedente era por medio de la presin extraeconmica. Ello significa que en el feudalismo el dominio poltico, ideolgico y jurdico que la nobleza feudal ejerca sobre el campesinado era el requisito previo, inevitable e innegociable de la extraccin de excedente. Si desapareca dicho dominio poltico, militar, jurdico e ideolgico que la nobleza ejerca sobre los productores directos, difcilmente las relaciones sociales feudales hubieran podido articularse. Se hubieran disuelto en el aire. Es por so que en el feudalismo las condiciones de existencia de la explotacin eran polticas, ideolgicas, militares, jurdicas. Son estas formas las que permitan el sistema de explotacin. Sigamos con el razonamiento: es en el seno de estas instancias no econmicas donde debemos ubicar el trono, los cdigos de las vestimentas, los cdigos de las comidas, los objetos de lujo y los bienes de prestigio. Desde el momento en que estos bienes de prestigio funcionaban en el feudalismo como medios de dominacin poltica, ideolgica y jurdica que actuaban sobre el conjunto de la masa campesina, pasaban a convertirse en un mecanismo clave para la reproduccin del sistema. Desde el momento mismo en que el consumo de lujo que practicaban los seores se volva un requisito previo de su dominio poltico sobre los campesinos (porque usando todos los das aquellos bienes de prestigio los feudales simblicamente reafirmaban su superioridad, sus privilegios, su podero, su sangre azul), el comercio y las ciudades dos grandes temas del debate Sweezy/Dobb, los agentes que precisamente acercaban dichos bienes de prestigio a los seores feudales, terminaban convirtindose en mecanismos importantes para la reproduccin de las relaciones sociales dominantes. Fjense ustedes que Astarita, por una va por completo diferente a la de Merrington, llega finalmente a la misma conclusin: las ciudades, el comercio y la moneda son fenmenos internos al feudalismo; y no slo so: Astarita viene a decirnos incluso que cumplen un rol clave en el funcionamiento cotidiano del sistema. Carlos logra demostrar en este captulo 3 de su tesis doctoral y por eso creo que este texto que acabamos de analizar debera considerarse parte del debate Sweezy/Dobb el rol clave que para el funcionamiento del feudalismo tenan los bienes de prestigio, ligados al comercio de lujo, ligado al capital mercantil, ligado a las ciudades. Lejos de ser la moneda, el comercio y las ciudades, factores exgenos como crean Pirenne y sus discpulos, lejos de ser factores con capacidad para corroer al feudalismo, la moneda, las ciudades y el comercio vehiculizaban variables extraeconmicas que coadyuvaban a la reproduccin de las relaciones sociales bsicas sobre las que se basaba el sistema. El comercio de larga distancia no slo no erosionaba al feudalismo sino que reforzaba las instancias de dominacin poltica, ideolgica, militar y jurdica sin las cuales las relaciones sociales feudales no podan articularse. En un sistema como ste, en el cual la extraccin del excedente no se realizaba a partir de mecanismos econmicos puros, sino a partir de mecanismos extraeconmicos, lo poltico, lo militar, lo ideolgico y lo jurdico resultaban esenciales para el sistema de explotacin. A su vez, los bienes de prestigio reforzaban la esfera de lo poltico, lo militar, lo jurdico y lo ideolgico. A su vez, el comercio y las ciudades eran los agentes que le permitan al sistema conseguir los bienes de prestigio que necesitaba. Pues bien, creo que a esta altura la conclusin se impone por su propio peso: si tanto contribuan a la reproduccin del sistema, mal podramos sostener que el comercio, las ciudades o la moneda eran agentes externos al feudalismo, dainos, incompatibles, con potencial para disolverlo, corroerlo o provocar su colapso.

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    Valindose de este esquema interpretativo que acabamos de presentar, Astarita logr trascender la rgida oposicin entre endogenismo y externalismo, demostrando, entonces, que Pirenne, Sweezy y eventualmente Wallerstein estn equivocados cuando afirman tcita o explcitamente que el feudalismo y el comercio son ordenes en realidad inconmensurables, inmiscuibles, que como el agua y el aceite no pueden mezclarse.

    * * * * A continuacin se incluyen una serie de notas redactadas por el Prof. Campagne, con el objeto de reemplazar el segundo terico correspondiente al tema 2.4. del Programa 2011, que no pudo ser dictado por interrupciones en el dictado de clases ajenas a la ctedra.

    1. La teora de la dependencia: el intercambio desigual en la gnesis del capitalismo moderno.

    En forma paralela al debate entre endogenistas y circulacionistas que se da en el seno del marxismo occidental, se desarrolla la segunda gran corriente intelectual de la cual resulta tributario el modelo de la economa-mundo capitalista de Immanuel Wallerstein: la teora de la dependencia. El debate sobre los modos de produccin en Amrica colonial: feudalismo

    o capitalismo? An cuando de manera convencional se considera que la teora de la dependencia nace en la dcada del 60, su estudio no puede encararse sin hacer referencia a una serie de debates anteriores, que en muchos aspectos preanuncian las tesis fundacionales de la corriente dependentista. Me refiero a los intelectuales, latinoamericanos pero tambin estadounidenses, que desde la dcada de 1920, y con mayor intensidad desde los aos 40, venan discutiendo sobre el carcter feudal o capitalista de la Amrica Colonial espaola. Resulta imposible realizar un anlisis siquiera somero de todos los autores que voy a mencionar a continuacin. Digamos al menos que entre aquellos que subrayaban el carcter intrnsecamente precapitalista, si no explcitamente feudal, de la sociedad americana entre los siglos XVI a XVIII, encontramos nombres clebres como los de:

    el peruano Jos Carlos Maritegui, cuyos Siete ensayos de interpretacin de la realidad peruana datan de 1928.

    e historiador estadounidense Lesley B. Simpson, cuya tesis doctoral, The

    Encomienda in New Spain. Forced Native Labor in a Spanish Colonia, 1492-1550, fue publicada en forma de libro por la University of California, at Berkeley, en 1929.

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    el argentino Rodolfo Puiggrs, que da a conocer la primera edicin de De la colonia

    a la revolucin en enero de 1940. el historiador mexicano Silvio Zavala (el 7 de febrero de 2012 cumpli 103 aos),

    que en el nmero 10 de la revista Trimestre Econmico correspondiente a 1943-1944, publica el artculo Los orgenes coloniales del peonaje en Mxico, y que junto a Mara Castelo edita entre 1939 y 1946 los 8 volmenes de Fuentes para la historia del trabajo en Nueva Espaa, 1552-1805.

    el historiador estadounidense Woodrow Borah, que en 1951 publica su polmico

    ensayo New Spainss Century of Depression (University of California Press, at Berkeley).

    el historiador francs Franois Chevalier, que en 1952 publica por la prensa de la

    Universidad de California, at Berkeley, su tesis doctoral, con el ttulo de Land and Society in Colonia Mexico: The Great Hacienda.

    A este listado de especialistas se contrapone otro grupo de historiadores que, tambin desde mediados de la dcada del 40, manifestaron su disenso respecto del supuesto carcter feudal, arcaico, precapitalista de la sociedad americana colonial. Por el contrario, estos autores ensayaron una versin diferente de la historia colonial, en la que aparecieron nuevos elementos que intentaban desplazar el nfasis puesto en el ethos aristocrtico y en la involucin feudal para centrarlo en el manejo empresarial y el impulso y afn de lucro de los colonizadores originales; en la fuerza evidente de la explotacin mercantil, entendida como un motor que estructura y reestructura la vida econmica y las relaciones sociales en las tierras del interior de Amrica Latina; y en la subordinacin de la Amrica ibrica al papel de proveedora de bienes primarios y excedente econmico para el mercado de una Europa en expansin que experimentaba el desarrollo del capitalismo comercial. Para estos autores, en definitiva, se trataba de reconstruir la experiencia colonial como la extensin explotadora del capitalismo al nuevo mundo. Al subrayar la importancia central que para la etapa de acumulacin primitiva del capitalismo moderno tuvieron los flujos de riqueza material, fsica, que circularon entre Amrica y Europa en tiempos de la colonia, estos historiadores preanunciaban algunas de las hiptesis centrales de El moderno sistema mundial de Immanuel Wallerstein. Cabra incluir en este grupo heterogneo de intelectuales a figuras como: el historiador marxista brasileo Caio Prado Jr., que en 1942 edita el primer tomo

    de su Formao do Brasil Contemporneo, dedicado al perodo colonial. Se trataba de una obra en varios tomos, que deba culminar con la cada del Imperio y la proclamacin de la Repblica, pero que finalmente no pudo concretarse (los restantes tomos finalmente nunca fueron escritos).

    el historiador brasileo Alexander Marchant, que resida en los EE.UU. aunque

    haba nacido en Ro de Janeiro, y que en 1942 publica un artculo en el nmero 22 de la Hispanic America Historical Review, titulado Feudal and Capitalistic Elements in the Portuguese Settlement of Brasil. Tambin en dicho ao Marchant edita su opus magnum, From Barter to Slavery: the Economic Relations of Portuguese and Indians in the Settlement of Brasil, 1500-1580 (Baltimore, The John Hopkins University Press, 1942).

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    el intelectual y poltico Eric Williams, primer jefe de gobierno de Trinidad y Tobago

    tras la proclamacin de la independencia del archipilago, y cuyo Capitalism and Slavery fue publicado por la University of North Carolina en 1944.

    el historiador espaol Jos Miranda Gonzlez, que tras la finalizacin de la Guerra

    Civil se exilia primero en Chile y luego en Mxico, donde recala en 1943. All se convirti en uno de los fundadores de El Colegio de Mxico, donde ejercera como profesor e investigador, para luego cumplir tareas similares en la UNAM. En el segundo volumen de los Anales del Instituto Nacional de Antropologa e Historia, que rene trabajos elaborados entre 1941 y 1946, Miranda publica el artculo La funcin econmica del encomendero en los orgenes del rgimen colonial de Nueva Espaa; en 1952 el Colegio de Mxico publica una de sus obras cumbre, El tributo indgena en la Nueva Espaa durante el siglo XVI (El Colegio de Mxico).

    el argentino Sergio Bag, considerado como uno de los pioneros de la teora de la

    dependencia y de la dinmica centro-periferia, que en 1949 da a conocer su Economa de la sociedad colonial. Ensayo de historia comparada de Amrica Latina. Sergio Bag habra sido uno de los primeros en sostener tesis como la siguiente: El rgimen econmico luso-hispano del perodo colonial no es feudalismo. Es capitalismo colonial [...]. Lejos de revivir el ciclo feudal, Amrica ingres con sorprendente celeridad dentro del ciclo del capitalismo comercial [...]. Ms an: Amrica contribuy a dar a ese ciclo un vigor colosal, haciendo posible la iniciacin del perodo del capitalismo industrial, siglos ms tarde (La economa de la sociedad colonial, en Feudalismo, capitalismo, subdesarrollo, Madrid, Akal, 1977).

    el mexicano Jan Bazant, profesor e investigador de El Colegio de Mxico, que en el

    nmero 16 de la revista Trimestre Econmico correspondiente a enero-marzo de 1950, publica el artculo Feudalismo y capitalismo en la historia de Mxico.

    El desafo desarrollista: W. W. Rostow y la teora del take-off. La polmica sobre los modos de produccin en Amrica Latina colonial pareci estancarse hacia 1950, hasta que a finales de esa misma dcada en el escenario internacional comienzan a sentarse las bases del debate entre desarrollistas y dependentistas. En efecto, aquellos eran los aos de la fundacin de la CEPAL, la Comisin Econmica para la Amrica Latina creada por las Naciones Unidas en febrero de 1948. La Comisin, cuya sede fue establecida en Santiago de Chile, tuvo como secretario ejecutivo entre 1950 y 1963 al economista argentino Ral Prebisch, que en 1947 se diera a conocer en el mbito acadmico con una difundida Introduccin a Keynes, y dos aos despus, en 1949, con otro influyente libro: El desarrollo econmico de la Amrica Latina y algunos de sus principales problemas. Pero tambin la transicin entre las dcadas del 50 y del 60 eran los aos de apogeo del Rostovian take-off model. Walt Whitman Rostow era un economista norteamericano de origen ruso, que obtiene en 1940 su Ph.D. en la Universidad de Yale, y tras ensear durante un breve perodo en la Universidad de Columbia, se convierte en profesor de economa en el MIT, el Massachussets Institute of Technology. Mientras ocupaba dicho

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    cargo, Rostow publica el ms influyente de sus trabajos, en el que el take-off model y la teora del desarrollo alcanzan su mxima expresin: me refiero al celebrrimo The Stages of Economic Growth: A Non-Communist Manifesto, editado en 1960 por la Cambridge University Press. El modelo postula que para alcanzar la fase de desarrollo econmico los pases deben atravesar por un proceso de larga duracin que incluye al menos cinco estados diferenciados:

    1- La sociedad tradicional: el punto de partida, un escenario en que impera una visin animista del universo, y una concepcin pre-cientfica del fenmeno tecnolgico.

    2- Las precondiciones del take-off: una fase de creciente secularizacin, que crea el

    marco apropiado para la acumulacin de capital y la emergencia de una clase empresarial.

    3- El take-off propiamente dicho: el salto hacia la modernidad. Un perodo

    relativamente corto de tiempo, durante el cual el ahorro y la formacin de capital experimentan un fuerte impulso. Tras este despegue inicial, una sociedad puede tardar entre 50 y 100 aos en alcanzar la madurez econmica. El takeoff se produce habitualmente en un pequeo grupo de sectores, y a veces solamente en una regin del pas en cuestin.

    4- El camino hacia la madurez (Drive to maturity): un largo intervalo de progreso

    sostenido aunque fluctuante, que ocurre generalmente una generacin ms tarde del take-off. ste es el estado de la diversificacin econmica, la fase del proceso de desarrollo durante la cual la industrializacin se extiende al sector metalrgico, qumico, elctrico, e incluso al agrcola. En este drive to maturity las tasas de pobreza comienzan a decrecer de manera considerable.

    5- La era del consumo masivo: la sociedad desarrollada alcanza una fase de confort

    universal. Todos los sectores de la economa logran un elevado nivel de renta media. La industria se aboca a la produccin de automviles en serie, de bienes de consumo duraderos, de viviendas residenciales, etc. Los Estados Unidos fueron los primeros en alcanzar este estadio en los aos veinte; Europa Occidental y Japn entraron en l en las dcadas del 50 y 60.

    En sntesis, desde una perspectiva cuyo trazos evolucionistas, mecanicistas y ahistricos resultan tan evidentes que no necesitan siquiera ser argumentados, W. W. Rostow imagina que entre la sociedad tradicional pre-capitalista y la sociedad desarrollada del capitalismo maduro existe una relacin meramente diacrnica. Se tratara de etapas diferentes de un mismo proceso histrico desplegado en el tiempo: las sociedades tradicionales del presente no estn sino atravesando por la misma etapa por la que Europa transcurri hasta mediados del siglo XVIII. La moraleja tambin resultaba evidente, y en ningn caso poltica o ideolgicamente neutral: siguiendo recetas o modelos aplicados por los pases que alcanzaron la era del consumo masivo, las sociedades tradicionales podran alcanzar, tras varias generaciones de esfuerzo, la ansiada meta del desarrollo econmico. De hecho, el aprovechamiento de la experiencia previa de las primeras sociedades en alcanzar el desarrollo capitalista permita a las economas ms jvenes quemar etapas. Canad y Australia, por ejemplo, ingresaron en la fase final de consumo masivo sin haber atravesado por la fase de madurez tecnolgica o drive to maturity.

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    La teora del desarrollo en general, y el modelo del take-off en particular, no hacan ms que enfatizar las benficas consecuencias que traera a las sociedades tradicionales la intensificacin de las relaciones con las economas capitalistas maduras. La reaccin dependentista: la dinmica centro-periferia. Desde mediados de la dcada de 1960, emerge un nuevo paradigma sociolgico que se presenta como una alternativa explcita al diacronismo teleolgico de la teora del desarrollo: me refiero a la teora de la dependencia. Entre los autores y los textos fundadores de la teora de la dependencia cabe mencionar:

    al socilogo brasileo Fernando Henrique Cardoso (futuro presidente del Brasil) y al socilogo chileno Enzo Faletto, cuyo mtico ensayo conjunto Dependencia y desarrollo en Amrica Latina se publica en 1969, pero que circula profusamente como manuscrito mimeografiado desde 1960.

    los trabajos del economista germano-estadounidense Andr Gunder Frank

    comienzan a aparecer ya en 1958, aunque su obra cumbre ve la luz en 1967: Capitalism and Underdevelopment in Latin America (New York, Monthly Review Press).

    el socilogo brasileo Theotonio dos Santos, que publica sus primeros artculos a

    partir de 1963 y su primer libro importante, El Nuevo Carcter de la Dependencia, en Santiago de Chile en 1968.

    el economista brasileo Celso Furtado, que defiende su tesis de doctorado sobre la

    economa colonial de Brasil en la Sorbona, en 1948, y comienza a publicar sus trabajos a partir de mediados de la dcada del 50. En 1961 edita en Ro de Janeiro Desenvolvimento e subdesenvolvimento, un libro que luego sera traducido al espaol, ingls, francs e incluso al parsi. De 1964 es Dialectica do desenvolvimento, de 1966 Subdesenvolvimento e estagnao na America Latina, y de 1974 O mito do desenvolvimento economico, que fue traducido al espaol, francs y polaco.

    Con este clima de opinin se relaciona tambin la primera edicin de Historia

    contempornea de Amrica Latina, de Tulio Halperin Donghi, que aparece en 1969.

    De todos estos autores y textos fundacionales de la teora de la dependencia, quien ms trascendencia inmediata consigue fue Andr Gunder Frank, tal vez porque publicaba en ingls, tal vez por su desempeo como asesor del gobierno de Salvador Allende en Chile, o tal vez porque su anlisis crudamente unidimensional resultaba editorialmente ms atractivo que los esquemas ms sutiles y menos rgidos de autores como Enzo Faleto y Celso Furtado. La carrera de Andr Gunder Frank resulta paradjica en muchos sentidos. Pocos recuerdan que obtuvo su Ph.D. en la Universidad de Chicago, con una tesis sobre la agricultura sovitica en tiempos de la colectivizacin forzosa (Growth and Productivity in Ukrainian Agriculture from 1928 to 1955) dirigida por Milton Friedman, uno de los

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    gures mximos del neoliberalismo moderno. Hasta 1962 ense en universidades norteamericanas. Entre 1962 y 1973 residi en Amrica Latina. Y de all en ms se estableci en Europa, donde en 1994 se retir como profesor emrito de la Universidad de Amsterdam. Falleci en abril de 2005. El modelo de Andr Gunder Frank resulta en gran medida similar al de Immanuel Wallerstein. De hecho, segn el historiador estadounidense Steve Stern, una de las razones por las que la aparicin de El moderno sistema mundial en 1974 no produjo excesivo revuelo en Amrica Latina, fue porque las ideas de Wallerstein no resultaban novedosas en la regin tras quince aos de debate sobre el problema de la dependencia econmica. Para la academia latinoamericana, el libro de Wallerstein simplemente encarnaba una versin del modelo de Frank ms seria y cuidada; o viceversa, los escritos de Frank contenan una versin vulgar del modelo ms sofisticado y complejo ensayado por Wallerstein. Para Andr Gunder Frank, desarrollo y subdesarrollo no son fases cronolgicamente diferentes del mismo proceso histrico, sino dos procesos histricos paralelos: los mismos factores y condicionantes que producen desarrollo en algunas regiones del planeta generan simultneamente subdesarrollo en otras. Entre la sociedad tradicional pre-capitalista y la sociedad desarrollada del capitalismo maduro no existe una relacin meramente diacrnica, como postulaban los tericos del desarrollo, sino una relacin de orden sincrnico. El subdesarrollo de algunas regiones del planeta es el producto de una transferencia sistemtica de excedentes desde los satlites (lase periferia en la nomenclatura de Wallerstein) hacia las metrpolis (lase centro). A su vez, algunas metrpolis terminaron convirtindose en satlites de metrpolis ms poderosas (quizs vemos aqu un sucedneo de la semiperiferia wallersteniana). El factor principal que causaba subdesarrollo en el caso de Amrica Latina era la exportacin de bienes primarios, fenmeno de orden estructural que generaba ostensibles condiciones de atraso econmico que resultaban fcilmente confundibles con el feudalismo. Para Gunder Frank, el capitalismo, entendido como produccin de mercancas en gran escala para mercados en desigualdad de condiciones, fue el legado colonial por antonomasia que los europeos dejaron a las empobrecidas regiones latinoamericanas caracterizadas como feudales por muchos estudiosos e intelectuales del siglo XX. En pocas palabras, el capitalismo no produce desarrollo en todas partes. Hay regiones en las que produce subdesarrollo. Por ello, no son las relaciones de produccin las que permiten definir la esencia de una economa determinada sino la lgica del sistema global en el cual una determinada regin se encuentra inmersa.

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    El nuevo debate sobre los modos de produccin en Amrica Latina: Laclau le responde a Gunder Frank.

    La rpida difusin conseguida por los trabajos de Andr Gunder Frank en Amrica Latina reaviv en la regin el viejo debate sobre el carcter capitalista o feudal de las formaciones sociales americanas pre-decimonnicas. El conjunto de ponencias ms o menos crticas a los postulados ms extremos de la teora de la dependencia fueron compiladas en una mtica colactnea del ao 1973, editada por Siglo XXI de Mxico, que llevaba por ttulo Modos de produccin en Amrica Latina. En este volumen se reunieron trabajos de Carlos Sempat Assadourian, Juan Carlos Garavaglia, Ciro Cardoso, Horacio Ciafardini y un muy joven Ernesto Laclau. Fue precisamente Laclau quien polemiza en forma directa con Gunder Frank, en un artculo titulado Feudalismo y capitalismo en Amrica Latina, originalmente publicado en octubre de 1971 por el Centro de Estudios de Economa Poltica, de Buenos Aires. En funcin de los debates anteriores, Laclau de ubica del lado de los endogenistas, como Maurice Dobb, y de los historiadores que subrayaban el carcter feudal de la formacin econmica americana colonial. Para Laclau, la principal falencia de los anlisis de Gunder Frank es la escasa atencin que presta a la esfera de la produccin: si intentamos inferir lo que Gunder Frank entiende por capitalismo, creo que podemos concluir que es aproximadamente lo siguiente: a) un sistema de produccin para el mercado en el que b) la ganancia constituye el incentivo para la produccin, y c) la ganancia es realizada en beneficio de alguien distinto del productor directo que es, en consecuencia, desposedo de ella. Por feudalismo deberamos entender, por el contrario, una economa cerrada o de subsistencia. La existencia de mercado constituye, en consecuencia, la diferencia decisiva entre ambos. Lo primero que sorprende es que Gunder Frank prescinde totalmente de las relaciones de produccin en sus definiciones de capitalismo y feudalismo (): slo haciendo abstraccin de aquellas puede llegar a una nocin suficientemente amplia del capitalismo como para inclu