la nueva economía política de la globalización

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  • 7/30/2019 La nueva economa poltica de la globalizacin

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    ECONOMA POLTICA DE LA GLOBALIZACINDiego Guerrero y Joaqun Arriola (editores)

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    ECONOMA POLTICA DE LA GLOBALIZACINDiego Guerrero y Joaqun Arriola (editores)

    0. INTRODUCCIN Y ORIENTACIN BIBLIOGRFICA: Joaqun Arriola y Diego Guerrero

    I. Acumulacin y crisis del capitalismo global

    1. LA ONDA LARGA DE LA ECONOMA MUNDIAL EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XXAnwar Shaikh, New School for Social Research (Nueva York); [email protected]. EL CAPITALISMO COMO HISTORIA: UNA TAXONOMIA DE LOS FACTORES POTENCIALES DE CRISISDavid Laibman, City University of New York; [email protected]. LOS PERROS DE BASKERVILLE: LOS RECURSOS NATURALES EN LA EXPLICACIN DE MARX DELDECRECIMIENTO DE LA TASA DE BENEFICIOHoward C. Petith, Universitat Autnoma de Barcelona; [email protected]

    II. La dinmica financiera de la crisis4. UNA PERSPECTIVA SOBRE LAS TEORAS MARXISTAS DEL DINERO CREDITICIO Y EL CAPITALTrevor Evans, Universidad de Berln; [email protected]. GLOBALIZACIN E IMPERIALISMO: LIBERALIZACIN FINANCIERA Y ASIMETRA MONETARIAJoaqun Arriola, Departamento de Economa Aplicada I, Universidad del Pas Vasco; [email protected]. CAPITAL ESPECULATIVO PARASITARIO VERSUS CAPITAL FINANCIEROReinaldo A. Carcanholo y Paulo Nakatani , Maestra en Economa, UFES-Brasil; [email protected]

    III. Globalizacin y subdesarrollo7. FALACIAS DE LA COMPETENCIA. MITOS Y DESAJUSTE EN EL TERCER MUNDOJohn Weeks, Escuela de Estudios Orientales y Africanos, Universidad de Londres; [email protected]. DESARROLLO DESIGUAL Y COMPETITIVIDADAlejandro Valle Baeza, Universidad Nacional Autnoma de Mxico; [email protected]. AJUSTE Y SUBDESARROLLO EN LA ECONOMA MUNDIAL ACTUAL: EL CASO CHILENOXabier Arrizabalo, Depto. Economa Aplicada I, Universidad Complutense de Madrid; [email protected]

    IV. Tecnologa, trabajo y explotacin10. EL DESEMPLEO ESTRUCTURAL EN LA CRISIS DE FINALES DEL SIGLO XX. UNA COMPARACINENTRE LAS EXPERIENCIAS DE EUROPA Y ESTADOS UNIDOS"Grard Dumnil y Dominique Lvy, Universidad de Paris-Nanterre y CEPREMAP; [email protected];[email protected]. GLOBALIZACIN Y FBRICA MUNDIALJavier Martnez Peinado, Depto. E Internacional, Universidad Central de Barcelona; [email protected]. EL ESTADO DEL BIENESTAR Y LA DISTRIBUCIN DE LA RENTA EN LAS SOCIEDADES AVANZADASEmilio Daz Calleja, Departamento Economa Aplicada, Universidad de Sevilla; [email protected]

    V. Otros aspectos de la globalizacin13. HAY EVIDENCIA EMPRICA DE UN TENDENCIA HACIA LA GLOBALIZACIN?Paolo Giussani; Exdirector dePlusvalore, Analisi e Studi di Teoria Economica; [email protected]. GLOBALIZACIN, SOCIEDAD POSTINDUSTRIAL Y CRECIMIENTO ECONMICO A LARGO PLAZODiego Guerrero, Depto. E Aplicada V, Universidad Complutense de Madrid; [email protected]. ANLISIS DEL MERCADO DE TRABAJO EN LA ARTICULACIN LOCAL-GLOBAL: NOTASMETODOLGICAS: Carmen Anula Castells, Departamento de Sociologa, Universidad de Sevilla; [email protected]

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    0. Joaqun Arriola y Diego GuerreroINTRODUCCIN

    Que el mundo vive un periodo histrico de transicin es un hecho definitivamente asumido por lapoblacin en general. En 1989 se cerraba un ciclo histrico que iniciado en 1917, fue un intentofracasado por superar el sistema de explotacin sistemtica de la fuerza de trabajo que conocemos

    con el nombre de capitalismo. Al mismo tiempo, se desvaneca en el pasado reciente la pocadorada del Estado de Bienestar, que si lleg a desarrollarse, su duracin en el tiempo y en elespacio se limit a unas pocas dcadas y abarc tan solo a una minora de la poblacin y el territoriodel planeta.

    Pero si bien no resulta muy complicado entender de donde venimos, ms difcil resulta intuir haciadonde vamos. De este modo, la inseguridad se aduea de las conciencias de los ciudadanos, se borracualquier horizonte de progreso social a largo plazo, y la ideologa del inmediatismo en unapoblacin incapacitada para comprender los mecanismos bsicos de su presente como historia.Pero esta ignorancia no se corresponde con el estado de los conocimientos humanos. Existensuficientes datos y teoras adecuadas para explicar esencialmente las dinmicas sociales en curso.

    Sin embargo, un proceso sistemtico de silenciamiento y marginacin de las voces crticas ylcidas, facilita que la mayora de la poblacin no alcance a traducir en procesos sociales suspropias experiencias personales.En esta ceremonia de la confusin, la crisis del socialismo real se ha traducido en una rpidaexclusin del marxismo del campo del pensamiento socialmente admitido, a partir de unaidentificacin ampliamente publicitada que es no solo errnea (el marxismo no ha sido la base de laconstruccin poltica del socialismo sovitico) sino conscientemente poltica: la marginacin delmarxismo es al mismo tiempo la marginacin de la clase obrera como sujeto poltico autnomo, yde paso el triunfo ideolgico del capital. El denominado pensamiento nico es exclusivamente elpensamiento aceptado por la clase dominante, y la ideologa de la globalizacin es al mismo tiempola globalizacin de la ideologa de dicho pensamiento.

    Y pese a todo, el pensamiento marxista sigue vivo, aportando algunos de los anlisis mspenetrantes sobre los acontecimientos actuales. Quiz sea Espaa el pas de la OCDE con menorpresencia relativa del pensamiento marxista en el terreno del anlisis econmico. Como suele deciruno de los escasos catedrticos de economa marxistas locales, en Espaa, los marxistas no soneconomistas, y los economistas no son marxistas. Ello es resultado de una particular conformacinde las Facultades de economa, diseadas para constituirse en semillero de funcionarios cualificadosdel rgimen franquista, y posteriormente del rgimen de la transicin poltica, y cantera deejecutivos de la banca oligoplica que domin y domina el panorama econmico nacional. Adiferencia de la historia o la sociologa, la economa nunca alcanz una mnima autonomacientfica en este pas -pese a que ahora algunos se empeen en inventarse una historia delpensamiento econmico espaol-, y por supuesto, el marxismo siempre ha estado vetado de las

    publicaciones de prestigio en el mbito nacional. Por esa razn, la economa marxista espaola esuna rara avis, una especie en peligro de extincin casi antes de haber nacido, sometida a todo tipode presiones y exclusiones por parte del establishment acadmico. La mediocridad reinaconjuntamente con la tediocridad en los anlisis de los economistas profesionales, y las pocasexcepciones que escapan a esta regla, huyen en cuanto pueden del mbito universitario y de laadministracin. La vulgaridad dominante en las investigaciones aceptadas corre paralela a lasupresin deliberada del marxismo en los foros de economa espaola. Ello se traduce en que laeconoma se ha vuelto el mbito ms fosilizado y dependiente del conjunto de saberes sociales.Incapaces de aportar diagnsticos y propuestas, Espaa sigue los dictados econmicos de las

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    fuerzas hegemnicas del capital (desregulacin, privatizacin, apertura indiscriminada al capitalmultinacional, dominio oligoplico del capital financiero...) apenas sin contestacin social.Este libro pretende mostrar algunas de las lneas de investigacin actuales en el pensamientoeconmico de raz marxista occidental (no olvidemos que hay tambien una rica tradicin marxistaen pases como India o Japn). Los artculos aqu reunidos hacen referencia a diversas tradiciones

    de pensamiento, marxista, enfoques analticos y problemticas, sin agotar todas las que actualmenteson objeto de anlisis y controversia all donde hay un espacio colectivo de discusin (Francia, GranBretaa, Italia, Alemania o Estados Unidos, Brasil, Mxico, Blgica o Canad, son tan slo algunosde los pases en los que se estn haciendo aportaciones relevantes actualmente).Pese a lo limitado de la muestra, creemos que es suficiente para ver como esta perspectiva analticaproyecta con ms claridad y precisin el presente hacia el futuro, a partir de una comprensin mscientfica y menos ideolgica del pasado que la que puedan aportar las dems corrientes depensamiento econmico. En esta introduccin presentamos algunas de los textos bsicos de estametodologa de anlisis, esperando que sirva al lector que desee profundizar en el conocimiento dela economa marxista e incluso que pueda aportar algunas sugerencias para proyectos deinvestigacin propios.

    I. Acumulacin y crisis del capitalismo globalLa literatura sobre la teora marxista de la tendencia descendente de la tasa de ganancia (TDTG)--considerada por Marx como la ley ms importante de la Economa Poltica (LTDTG), y de cuyaformulacin en forma coherente se declaraba personalmente autor-- es tan amplia que, en vezreferirnos a los participantes directos en la larga historia de los debates en torno a la misma, sepodra llenar este comentario bibliogrfico con la literatura que aborda la cuestin en segundainstancia, es decir, que intenta reconstruir, desde pticas y posiciones tericas distintas, la propiahistoria de estos debates. As, y para ceirnos slo al mbito de los autores que han enfocado laLTDTG desde posiciones no completamente hostiles al marxismo, citaremos algunas de las obras

    conocidas sobre esta materia, bien porque estn accesibles en espaol, bien porque, aun noestndolo, constituyen una referencia obligada para todo aqul que quiera profundizar en la materia.1. Desde un punto de vistapostkeynesiano, que slo comparte con el marxismo la ambigua simpataque hacia l senta una de las protagonistas en los debates (Robinson, 1942), puede sealarse laedicin espaola del libro en cuatro volmenes de Khne (1972/73), quien, desde la citadaperspectiva robinsoniana aborda la cuestin en dos pasos: primero, estudia la LTDTG como"fenmeno de tendencia secular" (vol. 3, pp. 412 y ss.), para pasar a estudiarla luego como una"teora de la coyuntura" (vol. 4, pp. 540 y ss.).2. En segundo lugar, desde posiciones que hoy se identifican con el llamado marxismo analtico(tambin llamado neoclsico por otros autores), la actitud hacia esta ley ha sido aun ms crtica,

    pero reconociendo al menos la centralidad de la ley en la explicacin marxista de las crisis. As, elbelga Van Parijs (1980), uno de los ms conocidos enemigos recientes de la ley, seala que, aunquelas "primitivas interpretaciones marxistas tendan ms bien a localizar el origen de la crisis en ladesproporcionalidad o en el subconsumo", de hecho desde la dcada de 1930 la citada ley se haconvertido en el centro de la explicacin, y cita como representativos de esta tendencia las obras deGrossmann (1929) y Dobb (1937), as como las crticas de Moszkowska (1929, 1935, 1941),Sweezy (1942) y la ya citada Robinson (1942).

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    3. Desde el punto de vista del marxismo sraffiano (cuyo representante ms conocido quizs seaSteedman, 1977), los autores de la ms exhaustiva historia de la Economa marxista (en dosvolmenes, an no publicada en espaol), Howard y King (1989, 1992), han dedicado un captulode su libro a esta ley, distinguiendo las polmicas ocurridas en tres periodos distintos: 1883-1918,1918-45 y 1945-73 (vase el captulo 7 de Howard y King, 1992; y tambin Eltis, 1987). A estocabra aadir que desde un punto de vista similar se ha sealado que "en los setenta y hasta la fecha,

    contina la discusin en revistas como Socialist Register, Review of Radical Political Economics,New Left Review, Temps modernes, Science and Society, Cambridge Journal of Economics yCapital & Class", y que "el campo de la controversia actual es mucho ms amplio y ofrece unagama de enfoques que van desde la economa convencional hasta marxistas, sraffianos y susoponentes" (Groll y Orzech, 1987, p. 591).4. Desde la perspectiva del marxismo althusseriano reivindicado por autores como R. Wolff y S.Resnick, hay tambin una reciente historia del debate que pretende resumir el mismo repartiendo asus participantes en tres grandes categoras. As, Cullenberg (1994) distingue entre la tradicin queaborda el debate desde la perspectiva de la "totalidad hegeliana" y la que lo hace desde el punto devista de la "totalidad cartesiana", para oponer a ambas la posicin que l prefiere, y que denomina el"enfoque marxista descentrado" de anlisis del "movimiento contradictorio de la tasa de ganancia"

    5. Por ltimo, la tradicin central a este respecto --que arranca de Marx para desarrollarlotericamente y/o intentar contrastar empricamente las tesis implcitas en la ley, y contra la cual sehan dirigido la mayor parte de las crticas recogidas en los trabajos anteriormente citados-- es la queenlaza a Grossmann (1929) con sus discpulos Mattick (1969) y Rosdolsky (1968), y de ah aautores contemporneos como Shaikh (1978, 1983, y, en espaol, 1990), Weeks (1979, 1981),Foley (1986), Moseley (1988, 1992), Fine (1979), Dumnil y Lvy (1993), o los autores de laescuela del Temporal Single System (vase Freeman y Carchedi, 1996). Una caracterstica adicionalcomn de estos trabajos es su esfuerzo por combatir los argumentos usados por los crticos de lateora marxiana (desde Tugn-Baranovski y Bortkiewicz, a caballo entre los siglos XIX y XX, a lacitada Moszkowska o los japoneses Shibata (1934, 1939) y, sobre todo, Okishio, 1961).

    6. Especial mencin merecen los autores que han intentado llevar a cabo medidas empricas de laevolucin de la rentabilidad y su relacin con las crisis, las ondas largas o el derrumbe delcapitalismo. Aqu, el trabajo clsico es Gillman (1957), seguido de la tesis elaborada por Mage en1963, y una tradicin ligada a los autores citados en el punto 5 (vase en especial, los trabajoscitados en Shaikh y Tonak, 1994, o Wolff, 1987, pero tambin Chung, 1981, Shaikh, 1987,Gouverneur, 1983, 1998, Dumnil y Lvy, 1993). Para el caso espaol, aparte de otros trabajos quese preocuparon en el pasado por la evolucin de la rentabilidad, desde la perspectiva sealada en 5cabe citar Guerrero (1989) y Romn (1997).7. En la mayora de los trabajos empricos han predominado los autores que ligaban la cada de latasa de ganancia con el aumento de la composicin de capital, aunque no han faltado quienes hanoptado por la tesis de laprofit squeeze (o compresin de los beneficios debida a la presin salarial),

    como muchos radicales americanos (Weisskopf, 1981, Sherman, 1989) pero tambin europeos(Reati, 1990, Glyn y Sutcliffe, 1972, o los autores de la escuela de la regulacin, comenzando porAglietta 1976) o por la incidencia del aumento relativo del trabajo improductivo como va de drenarla capacidad de generar nuevos crecimientos de la plusvala (Salama, 1973).8. El artculo de David Laibman (autor que se ha ocupado del tema desde 1982 al menos) recogidoen este libro es un claro ejemplo (junto a Giussani, 1999) de un esfuerzo marxista por combinar lasteoras de la composicin creciente del capital y de la compresin de la ganancia, en forma dedilema al que se enfrenta inexorablemente la dinmica del capital. En este sentido, comparten su

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    heterodoxia (en relacin con la posicin del artculo de Anwar Shaikh que se incluye en estevolumen, que es un representante ms claro de la lnea sealada en el punto 5) con el artculo deHoward Petith (tercero de los recogidos en el libro), que intenta vincular la LTDTG con una tesisque siempre se ha supuesto, no slo ajena al marxismo, sino fuente y origen de las crticas de Marxa la teora de la renta de la tierra en Ricardo. La comparacin de las tres perspectivas recogidas en laprimera seccin de este libro se puede ver, por tanto, como una rememoracin, o un resumen

    actualizado, de muchos de los debates histricos que han jalonado ms de un siglo de pensamientoeconmico marxista sobre la acumulacin y la crisis del capitalismo global.

    II. La dinmica financiera de la crisisUna de las grandes paradojas del pensamiento marxista es que, siendo el dinero una categoracentral en el anlisis de Marx, como se puede constatar en sus principales escritos de crticaeconmica (El Capital, La Contribucin a la Crtica de la Economa Poltica o la primera parte delos Grundrisse), sus seguidores le han prestado una atencin muy escasa. Sin embargo, losestudiosos no economistas de su obra, son conscientes del lugar central que ocupa en su perspectivala cuestin del dinero. As, por citar dos ejemplos, la antologa El pensamiento de Marx, de

    U.Cerroni, dedica al tema dos de los nueves captulos dedicados a presentar el anlisis marxiano dela crtica de la economa poltica. La antologa de Marx, de E. Tierno Galvn seala como unade las preguntas fundamentales de Marx en la Contribucin... el significado total del dinerocomo instrumento , como mercanca y como smbolo (p.192). Las 100 pginas dedicadas aextractos deEl Capital, incluyen al menos 30 referidas a cuestiones monetarias de diversa ndole.1[1]

    El pensamiento econmico marxista, por el contrario, al menos hasta muy recientemente, no haprofundizado en la comprensin especfica de los fenmenos monetarios y su luugar en el procesode acumulacin y de reproduccin del capital.Posiblemente, una causa de este retraso se encuentre en la dificultad de casar la concepcin de Marxdel dinero como equivalente general con una base metlica con el predomino actual del dinero de

    crdito sin referencia ltima aparente a una base de valor real. El trabajo de Trevor Evans incluidoen este libro contribuye a aclarar esta dificultad, mostrando cmo la traslacin a nuestrascondiciones actuales de la teora monetaria de Marx exige colocar en el centro del anlisis unconcepto de dinero convencional, o dinero de crdito, ms acorde con la realidad del ciclo delcapital actual, y a partir del cual se pueden desvelar los lmites del proceso de acumulacin -suscrisis- en sus formas contemporneas. El captulo de este autor muestra como la teora marxista deldinero descansa sobre dos ideas bsicas: que el dinero expresa el valor de las mercancas, y que esun medio de validacin social del gasto privado de trabajo. La principal diferencia entre lasdiferentes concepciones marxistas del dinero estriba en el mayor o menor nfasis puesto en uno uotro aspecto. Al presentar las principales aportaciones de los tericos marxistas que handesarrollado el tema, desde Rudolf Hilferding hasta los autores franceses (de Brunhoff, Lipietz),norteamericanos (Foley, Harvey), italianos (Negri, Graziani) o alemanes (Gan man)

    contemporneos, Evans muestra cmo la sustitucin del dinero con base metlica por dinero decrdito se encuentra en la base de las modernas transformaciones del sistema de pagos, en particulardel sistema monetario internacional.Los autores marxistas franceses, estudiando las causas de la inflacin a finales de los sesenta,reintroducen el inters analtico por el dinero, retomando la concepcin marxista para criticar lasconcepciones neoclsicas de la inflacin. En 1970, el primer nmero de la revista Critique de

    1[1] Umberto Cerroni:El pensamiento de Marx Ediciones del Serbal madrid 1980; Enrique Tierno Galvn: Antologa deMarx Cuadernos para el Dilogo Madrid 1975

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    lEconomie Politique se dedic a un anlisis de la inflacin que, a partir de varios textos de G.Jourdain, J. Valier y otros (reproducido en Mandel y otros 1973), introduce en los crculosmarxistas un renovado inters por los problemas monetarios, continuado inmediatamente porautores como S.de Brunhoff (1971), o J.L. Dallemagne (1971). Otros autores recuperan lasreflexiones clsicas sobre el dinero, a la luz de los nuevos acontecimientos de las dcadas recientes(Backhaus 1986, Bologna 1993, Bonefeld 1995b, o los textos de S. de Brunhoff)

    La crisis del sistema monetario internacional dar pie a diversos anlisis que renuevan la atencinde los economistas marxistas por los problemas monetarios, en particular por la dimensinfinanciera de las crisis. Algunos trabajos, como los de Parvoni (1981), M. H. Wolfson (1986), R.Pollin (1987), M. Itoh (1978), Guttman (1989), Epstein y Gintis (1992), intentan analizar lainformacin estadstica disponible en un enfoque no tradicional. Pero cuando se trata de avanzar enla comprensin terica del proceso, los anlisis se centran en un enfoque histrico (Pilbeam 1992,Phillips 1993, Walter 1993). Cuando se avanza en la interpretacin terica, algunos autoresabandonan el marco analtico del marxismo (Aglietta 1982, 1998). Como se refleja en trabajos mstradicionales como el de Magdoff y Sweezy (1986), el anlisis marxista carece an de un consensobsico en torno a una teora interpretativa de los nuevos fenmenos financieros en su relacin con ladinmica general de la acumulacin. Con todo, ya se cuenta con algunas aportaciones relevantes,

    por parte de autores como Ch. Marazzi (1977), E. A. Brett (1993), W. Bonefeld (1995a).

    El intento de diversos autores franceses por interpretar analticamente el fenmeno conocido comoglobalizacin no ha dado todava resultados espectaculares, aunque apuntan en nuevas lneas deinvestigacin (Chesnais 1996). Es previsible que en algn momento, lleguen a converger losestudios sobre la crisis y los anlisis monetario-financieros en una nueva sntesis, como auguranalgunos de los trabajos presentados en este libro, por ejemplo los de Laibman o Evans.Este terreno de anlisis, relativamente novedoso, cuenta en este libro con dos aportaciones. Elcaptulo de los brasileos Carcanholo y Nakatani recupera la distincin de Marx en el volumen IIIde El Capital entre crdito, capital dinerario, capital real y capital ficticio, para interpretar ladinmica financiera, su dimensin especulativa y su impacto en el proceso de acumulacin.

    Por su parte, el trabajo de Joaqun Arriola, que incluimos en este libro, muestra cmo la crisismonetaria internacional, reflejo de una crisis de hegemona, tiene varias etapas en las cuales eldinero internacional adquiere un carcter progresivamente ms virtual, siendo estadesmaterializacin del dinero lo que permite explicar la globalizacin en su dinmica ms real,consecuencia de la actuacin de la potencia hegemnica para reproducir la asimetra estructural enel sistema internacional de pagos entre el dlar/EUA y el resto de divisas/mundo.

    III. Globalizacin y subdesarrolloSi la revolucin rusa de 1917 y la crisis mundial marcaron el contenido de las investigaciones y

    debates de los economistas marxistas en el primer tercio de siglo, tras la II Guerra Mundial serntres revoluciones y tres guerras de liberacin (China 1949, Cuba 1959 y Argelia 1961) las queaportarn nuevos bros y contenidos a los estudios econmicos marxistas.Tras la II Guerra Mundial, ser Paul A. Baran (1959) el que dar pie a una larga serie deinvestigaciones que definen una de las aportaciones ms fructferas del marxismo a la comprensindel mundo contemporaneo, esto es, los anlisis sobre el fenmeno de lo que se ha venido adenominar el subdesarrollo.

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    Probabemente el autor que ms ha contribuido a divulgar el pensamiento radical sobre losproblemas del subdesarrollo sea Andr Gunder Frank. Tachado con frecuencia de vulgarizador,extremista o unilateral, no cabe duda de que sus libros se encuentran entre los de mayor divulgacine influencia en los aos sesenta y setenta. Comenzado por sus textos polmicos con el pensamientoconservador, cuyos ttulos se convirtieron en lemas terico-polticos por ms de una dcada: eldesarrollo del subdesarrollo y sociologa del subdesarrollo y subdesarrollo de la sociologa.

    Otros textos suyos tuvieron tambien gran influencia en la izquierda latinomericana y europea (1967,1969, 1972). Probablemente, uno de sus mejores textos sea su estudio sobre la acumulacinmundial en las fases previas a la revolucin industrial (1978).El nexo de estos debates con el pensamiento marxista de primera hora se encuentra no tanto enMarx como en las aportaciones que sus discpulos hicieron en los primeros aos de este siglo a lateora del imperialismo. Hilferding (1910) y Nicolai Bujarin (1915) son las principales aportaciones,pero tambien juegan su papel el texto -no marxista- de J. A. Hobson (1902), el texto divulgativo delas aportaciones -no siempre reconocidas- que hiciera Lenin (1917), o las aportaciones de RosaLuxemburg (1913) y Karl Kautsky (1898).En Amrica latina, los anlisis que desde la CEPAL impulsara Ral Prebisch sobre el deterioro

    estructural de los trminos de intercambio, se tradujeron en una cierta apropiacin ms radical deestos descumbrimientos, como queda explicitado en textos como los de Sunkel y Paz (1970), quecombinan una visin estructuralista con algunas aportaciones marxistas. Pero la principalconsecuencia de esta amalgama ser que los estudios sobre las estructuras del desarrollo van aadquirir un perfil histrico-sociolgico, ms que econmico, como se refleja en otros textosclasicos del marxismo latinoamericano, como por ejemplo Agustn Cueva (1977), Cardoso yFaletto (1972) o Rui Mauro Marini (1973).

    De este modo, la contribucin terica de los estudios latinoamericanos del subdesarrollo y ladependdencia tienen menos profundidad analtica que la que aportan los debates en torno alintercambio desigual. El texto del mexicano Alejando Valle tercia en este viejo pero inconclusodebate, que iniciara A. Emmanuel (1969). Emmanuel argumenta que el comercio intercional es un

    mecanismo de apropiacin de valor procedente de los pases dependientes por parte de los pasesimperialistas, como consecuencia de que la relacin salarios/productividad es menor en aqullos.Esta tesis dio lugar a uno de los ms importantes debates econmicos del marxismo contemporneo,cuyas primeras aportaciones estn recogidas en la discusin mantenida por el propio Emmanuel yCharles Bettelheim, incluida como anexo en el libro de Emmanuel, y cuya continuidad se puedeleer en el debate entre Emmanuel y Samir Amin por un lado, y entre Christian Palloix y CharlesBettelheim por el otro (1971). La principal consecuencia prctica de dicho debate terico quedaexplicitada en el texto de dos aportaciones: el proletariodo de los pases ricos participa en laexplotacin del tercer mundo (Emmanuel) y Los trabajadores de los pases ricos y pobres tienenintereses solidarios (Bettelheim).

    En estos momentos en que predominan las tomas de posicin sobre bases intuitivas o, en el mejor

    de los casos, esttico-morales, conviene releer estos textos para recuperar el sentido de lo terico ysu vinculacin con la prctica. De este debate surgi una corriente analtica que convino endenominarse escuela de la dependencia, que incluye entre sus principales integrantes a A.G.Frank, Samir Amin (1973, 1974, 1988), Giovanni Arrighi (1978, 1995), y el historiador ImmanuelWallerstein (1974,1980), el cual aporta la fundamentacin histrica del marco analtico desarrolladopor los tericos de la dependencia.

    En cierta forma, la escuela de la dependencia conecta, en el debate de principios de siglo, con losanlisis de Rosa Luxemburgo relativos a la necesidad de colonias para compensar los desequilibrios

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    del proceso de realizacin del valor de los pases imperialistas (como mercados en los cualescolocar las mercancas excedentarias de los pases industrializados, o como abastecederores deinputs a bajo coste que facilitan la maximizacin de las ganancias en los pases centrales).

    Otros autores contemporneos continan sus anlisis en la tradicin ms ortodoxa de Lenin o deBujarin, en lo que podemos denominar modernas teoras del imperialismo. Una buena sntesis de las

    posiciones marxistas sobre el imperialismo la podemos encontrar en e libro de A. Brewer (1980);por su parte, Owen y Sutcliffe (1972) aportan una buena seleccin de textos clsicos y modernossobre el imperialismo.Los estudios marxistas recientes de las relaciones entre centro y periferia han descansado sobrevarios ejes de anlisis, con frecuencia presentados en forma de polmica y contraste con otrasposiciones coetneas. Laclau (1971), Brenner (1977) y Warren (1980) generaron una importantecontroversia con el pensamiento dependentista dominante a finales de los setenta. Estos autores,entre otros, sugieren que el anlisis de capitalismo tiene como categora central la relacin salarial.De este modo, recuperan las posiciones de Bettelheim en el debate inicial con Emmanuel, ysugieren otra perspectiva analtica de las relaciones internacionales de dominacin. en la cual lacategora de modo de produccin es analizada en una nueva perspectiva histrica.

    Los autores marxistas hindes, como P. Chattopadhyay (1972) o P. Patnaik (1973), aportanimportantes contribuciones a este debate, que tiene en el texto de Sweezy y otros (1969) una de lassntesis clsicas de dicha controversia.Tambin el papel de los intercambios monetarios y comerciales y su relacin con el proceso deacumulacin ha sido recientemente analizado desde una perspectiva nueva. Anwar Shaikh (1990)aporta una nueva visin sobre el papel de los desequilibrios comerciales en la determinacin de losprecios nacionales. Tambin es relevante a este respecto el trabajo de S. Kalmanovitz (1986). Lacontribucin de Alejandro Valle a este libro conecta tambin con estas aportaciones recientes,sealando la importancia de la productividad relativa en las comparaciones internacionales y en ladinmica de la plusvala.

    La crisis contemporanea y su incidencia especfica en la conformacin de las estructuras de laperiferia mundial tiene una importante contribucin por parte de autores marxistas como A. Lipietz(1982), o E. Altvater (1985). Aunque muchos anlisis estn aportando evidencia emprica sobre lastransformaciones en curso, por ejemplo Ch. Payer (1974, 1980) P. Salama (1986) o Frbel,Heinrichs y Kreye (1980, 1986), no se ha logrado an un modelo interpretativo con la capacidad demovilizacin y traduccin poltica que tuvieron, al margen de sus limitaciones analticas, la teoradel imperialismo a principios de siglo o la teora de la dependencia en los aos setenta. En estesentido, es importante un ajuste de cuentas con la teora dominante recibida, y ya disponemos dealgunas aportaciones significativas en la teora marxista (Docks, 1975). La aportacin de JohnWeeks a esta seccin del libro permite ver con claridadad el carcter ideolgico y metafsico de lasteoras y polticas basadas en la creencia en la perfecccin del libre mercado. Cmo es posible que

    unas ideas con una base terica endeble e incoherente se conviertan en el catecismo de las polticaseconmicas contemporneas, llmense programas de ajuste estructural, como en el tercer mundo, opolticas neoliberales como en los pases desarrollados? John Weeks, tras mostrar por qu lacompetencia efectiva de la realidad y la competencia perfecta de la teora son contradictorias eincompatibles entre s, aclara con su trabajo cmo los factores polticos y sociales enlazan con ladinmica actual de universidades y centros de formacin en Economa, para disear unajustificacin ideolgica que, disfrazada de teora, oculta que el objetivo ltimo de las polticasactuales es hacer recaer sobre los trabajadores el coste de las ineficiencias del sistema en vigor.

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    Poniendo en cuestin la historia del crecimiento y el desarrollo (Docks y Rosier 1988), y aplicandoel anlisis crtico del marxismo a la comprensin de las razones profundas de las polticaseconmicas del desarrollo y su fracaso, se podr avanzar en una nueva teora. Sin duda, lasaportaciones de los autores marxistas son el eje sobre el cual podr pivotar la construccin de unanueva sntesis de comprensin de lo real.

    En cuanto al trabajo de Xabier Arrizabalo, su propsito fundamental es el anlisis de las relacionesque existen entre los planes de ajuste puestos en prctica en toda la economa muncial y la situacinde subdesarrollo capitalista en que permanece la mayora de dichos pases. Para ello, se utiliza elcaso particular de Chile, que ha tenido una importancia muy especial, al ser utilizado como punto dereferencia y gua por muchos de los planes abordados con posterioridad por otros pases. Lasconsecuencias directas de este tipo de planes son bien conocidas: destruccin econmica(liquidacin de actividades, desvalorizacin de la fuerza de trabajo, parasitismo especulativo, etc.),regresin social (cuestionamiento de las conquistas sociales, deterioro de la sanidad y la educacinpblicas, empeoramiento de las condiciones de vida y de trabajo, extensin de la pobreza a capascada vez ms amplias de la poblacin, etc.) y cuestionamiento, tambin, de las conquistasdemocrticas (prdida de soberana, exclusin de determinados asuntos de la discusin poltica...).

    IV. Tecnologa, trabajo y explotacinEl anlisis de los procesos de trabajo se vio sometido por parte de los economistas marxistasdurante muchas dcadas a una desatencin similar a la sealada para las cuestiones montarias. Pesea la importancia de los anlisis concretos sobre el maquinismo en el primer tomo de El Capital, losmarxistas de la primera y segunda generacin dedican poco espacio a la reflexin sobre el impactode los cambios tecnolgicos en las condiciones estructurales de la acumulacin. Son contadas lasaportaciones de autores marxistas al anlisis de los cambios en las condicones de la produccin, ylas ms importantes en todo caso son elaboradas desde perspectivas ms sociolgicas queeconmicas, como en los importantes estudios sobre el fordismo de Georges Friedman (1935) o lasreflexiones de Antonio Gramsci sobre fordismo y americanismo en los Cuadernos de la crcel

    (1950).La situacin cambia considerablemente a partir de la publicacin del trabajo de H. Braverman(1974). Braverman analiza el conflicto capital-trabajo desde el punto de vista del proceso dedescualificacin creciente de la fuerza de trabajo incorporado en el cambio tcnico, que espresentado as como un mecanismo social de concentracin de poder en manos del capital frente alos trabajadores. Con la denominacin de mercado universal, el autor muestra cmo loscapitalistas tratan de profundizar su control sobre el proceso de trabajo extendiendo su control alconjunto de la sociedad, desde las escuelas a los flujos de informacin, las actividades de ocio o lapropia vida familiar. Con esta obra se inicia un periodo de fertilidad en el campo de los anlisismarxistas sobre el proceso de trabajo, en un terreno en el cual dificilmente podemos encontrar lalnea divisoria entre anlisis econmicos y sociolgicos (A. Zimbalist (1979), S. Marglin (1974); A.

    Gorz (1975), B. Coriat (1979, 1990, 1991)), o incluso entre marxismo y sociologa radical (D.Noble, 1984, 1995), y que no excluye crticas profundas al anlisis de Braverman, por su aparentemenosprecio a la capacidad de resistencia de los trabajadores o por cierta teleologa en materia dedescualificacin que no considera la importancia de la existencia de trabajos descualificados en lasprimeras fases del capitalismo (Wood 1985).Una de las consecuencias ms importantes del cambio tcnico adoptado en condiciones capitalistases la amenaza creciente que supone para el agravamiento del problema estructural del desempleo.As, el artculo de los conocidos marxistas franceses, Grard Dumnil y Dominique Lvy, que

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    incluimos en este libro va en la lnea de lo que estos prolficos autores vienen escribiendo en losltimos tiempos (vase, como muestra, el ltimo nmero de la coleccin ActuelMarx/Confrontation: Dumnil y Lvy, eds., 1999). El trabajo que incluimos pretende comparar laexperiencia del sedempleo europeo y el estadounidense, partiendo de la amplitud de la ola de paroestructural comenzada durante los aos 70. Aunque sus efectos estn todava presentes en Europa,la tasa de desempleo comenz a declinar a partir de 1982. La rapidez del cambio tcnico no explica

    el aumento del desempleo, ya que el ritmo del primero se hizo ms lento desde 1970, tanto en losEE.UU. como en Europa. La causa del desempleo estructural se encuentra en la lentuitud de laacumulacin, que a su vez deriva de la crisis que comenz en los 70, ligada al descenso de larentabilidad. A estos factores se unen determinantes macroeconmicos y financieros. Las polticasneoliberales, en especial los altos tipos de inters, reforzaron y prolongaron la ola de paro. Losdiferentes ritmos de progreso tcnico en las dos economas explican la especificidad americana(donde el progreso tcnico es claramente ms lento que en Europa desde la segunda guerra mundial,a medida que Europa se acercaba a los niveles de los EE. UU.). Los autores concluyen afirmandoque se estn dando recientemente una serie de procesos que presagian una salida de la crisis, ligadosa la revolucin de la informacin, y que dichos procesos pueden estar ya operando de forma msclara en los Estados Unidos.

    Independientemente de la definicin ms o menos marxista de los autores norteamericanos ofranceses --con frecuencia encuadrados en la corriente institucionalista aqullos, y en la escuela dela regulacin stos--, no cabe duda que sus contribuciones son una de las aportaciones recientes msinteresante a una nueva comprensin de la fase actual del capitalismo, cuya integracin en un marcoconceptual adecuado es una tarea pendiente, pero a la cual es precisamente el pensamiento marxistael que est realizando algunas de las aportaciones ms novedosas y fructferas (Bowles y Boyer1990).Un campo de anlisis que cuenta con pocas aportaciones desde el marxismo es el de los procesos detrabajo en pases subdesarrollados, analizado en su caso desde una perspectiva bsicamentesociolgica (Gutirrez Garza 1989, Moody 1997) o poltico-sindical (Munck y Waterman 1999, Pauy Solidaritat 1999). La contribucin de Javier Martinez Peinado, nos introduce, sin embargo, en

    una metodologa de anlisis de las dinmicas contemporneas que entronca con la visin algoolvidada del superimperialismo de Karl Kautsky. Martinez Peinadosugiere que la aparicin deuna significativa produccin industrial de exportacin en pases perifricos debe ser entendida comouna modificacin de los patrones tradicionales de la dependencia, pero en todo caso, lassignificativas diferencias de productividad entre centro y periferia, que lejos de reducirse se amplancada vez ms, confirmaran la caracterstica extravertida de estos procesos de industrializacin, enlos cuales la fuerza de trabajo acta exclusivamente como coste y no como factor esencial de lademanda, pues el mercado de realizacin del valor es el mercado mundial.Los libros de Edwards (1979) y de Gordon, Edwards y Reich (1980) dan un nuevo impulso a una delas ramas ms frtiles en los ltimos aos del pensamiento econmico marxista: la comprensinterica y emprica de las transformaciones en los procesos de trabajo y en las condiciones de

    valorizacin del capital, a partir de la comprensin crtica de los procesos tecnolgicos y sociales deflexibilizacin, segmentacin y automatizacin del trabajo, y su vinculacin con la crisis del pactosocial de postguerra (Reich 1981; M.D.Yates 1994; Fox Piven y Cloward 1997). La globalizacines interpretada en este sentido como un fenmeno que, independientemente de los contenidosconcretos que se le quiera adjudicar al trmino, acontece en un periodo caracterizado por unarenovacin de los metodos de explotacin de la fuerza de trabajo.En el trabajo que incluimos de Emilio Diaz Calleja se inspira en la necesidad de estudiarconjuntamente las leyes econmicas y la actuacin del Estado a la hora de analizar en profundidad

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    el fenmeno de la globalizacin. Partiendo de una inspiracin clsica, Diaz Calleja se proponeindagar, por medio de una aproximacin de carcter esencialmente emprico, hasta qu punto laintervencin del Estado, y particularmente las instituciones del denominado "Estado del Bienestar",han tenido en la prctica capacidad para cambiar las pautas "naturales" de distribucin de la renta enlas sociedades capitalistas desarrolladas, y, en particular, en medir el grado en que las actividadesfinancieras del Estado, considerado en su conjunto, han alterado la distribucin de la renta en el

    periodo de las ltimas dcadas en los pases ms importantes de la OCDE. Sus conclusionesempricas enlazan tambin con una preocupacin terica sobre el alcance de la globalizacin,respecto a una posible prdida, o no, del control estatal sobre los procesos econmicos.

    V. Otros aspectos de la globalizacinLo que comparten los tres artculos que forman esta seccin no es su aparente carcter residual, quepodra asociarse con el ttulo que lleva la misma --Otros aspectos de la globalizacin--, sino quizsun mayor grado de escepticismo acerca del fenmeno mismo como algo radicalmente novedoso enla evolucin de la economa capitalista.

    As, el artculo de Paolo Giussani, al abordar de forma directa este problema, nos trae a la cabeza eltrabajo de muchos tericos e historiadores econmicos que llevan mucho tiempo hablando delfenmeno de la globalizacin (aunque sin mencionarlo con ese trmino) como consustancial con ladinmica del capital, empezando quizs por el propio Marx (1867). As, I. Wallerstein (1979) y suteora de la economa-mundo, nos remite a un capitalismo que es, desde sus mismos orgenes, unaeconoma global y con una tendencia siempre creciente a la globalizacin. Paul Bairoch ha insistidosiempre (vanse Bairoch, 1971 y 1996) en que el nivel de vida comparativo entre los pases deltercer mundo y del primer mundo es "un foso que se hace abismo", dejando patente que elcrecimiento de la brecha que se atribuye al reciente periodo globalizador no es sino el reforzamientode una tendencia ya antigua. Merece la pena citar a este autor a este respecto: "(...) Hasta fines delsiglo XVII, el nivel de vida del futuro Tercer Mundo y el del futuro mundo desarrollado eran muyprximos. Es probable incluso (...) que el futuro Tercer Mundo haya tenido en promedio un nivel de

    vida un poco ms elevado que el de la media del futuro mundo desarrollado. Con el advenimientode la revolucin industrial empieza a abrirse la brecha (...) hasta 1820-1830 la situacin no se habamodificado apreciablemente (...) Pero ya desde 1860-1870, la diferencia existente entre el futuroTercer Mundo y el futuro mundo desarrollado, en trminos de nivel de vida medio, era ya de 1 a 2(...) Antes de que termine el siglo XIX la diferencia es ya de 1 a 3. Hacia 1950, era ya de 1 a 5; y(...) hacia 1980 la diferencia (...) no se alejaba de la proporcin de 1 a 8" (Bairoch, 1971, pp. 319-20).Por consiguiente, el artculo de Giussani, ms que en la lnea de Chesnais (1996), Amin (1998),Andreff (1996), o Soros (1998) --a quienes se puede aadir, en Espaa, el caso de Vidal Villa(1996)--, hay que situarlo en la corriente que cuestiona la idea como una nueva ortodoxia (Harman,1996, Hirst y Thompson, 1996, Henwood, 1996). Para un repaso de estas nuevas teoras, se puede

    ver Ianni (1996).En cuanto a la cuestin de las relaciones entre globalizacin y sociedad de servicios opostindustrial, el artculo de Diego Guerrero enmarca dicha conexin en el contexto de una tripletendencia que se puede detectar sobre la materia. Por una parte, la defendida por quienes ven en laterciarizacin un peligro para el crecimiento a largo plazo de la economa (vase Baumol, 1976, yun resumen de estas ideas, en espaol, en el excelente resumen de Gutirrez Junquera, 1994??). Porotro, los que, en la lnea de la argumentacin ideolgica de Bell (1961, 1973), que arranca de unatradicin que se remonta hasta el siglo XIX y principios del XX (vase Lederer, 1925), se esfuerzan

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    por presentar las ventajas de la sociedad postindustrial sobre la ya desfasada sociedad industrial(vase Fourasti, Clark, etc.). Por ltimo, los trabajo de los ms escpticos (vase Delaunay yGadrey, 1993), que no ven tan claro que se produzca (en trminos reales) un crecimiento de laproduccin de servicios en relacin con la produccin de bienes, o que prefieren centrar su atencinen el diferente ritmo de crecimiento de uno u otro tipo de bienes (en particular, bienes de consumo ybienes de inversin, y la repercusin que dicho cociente tiene sobre la dinmica a largo plazo de la

    economa). Este ltimo aspecto enlaza, por tanto, con el que ya se analizara en los trabajos de laprimera seccin de este libro, pues termina por cuestionar la relacin entre crecimiento y cicloseconmicos, y la tendencia del sistema a las crisis peridicas y/o al derrumbe (vanse los recientelibros de Brenner, 1998, o Arrighi, Hopkins y Wallerstein, 1999).Por ltimo, el trabajo de Carmen Anula se remite a un campo de especial importancia para elanlisis de la zona fronteriza entre las disciplinas econmica, sociolgica, jurdica y poltica. Estaliteratura, magistralmente representada por el excelente trabajo crtico de las posiciones liberalesque representa la obra principal Karl Polanyi (1944), puede completarse con la recopilacin detrabajos recogida en el libro de Crouch (1988), as como con toda la literatura sobre la importanciadel Estado del Bienestar en el funcionamiento de las modernas economas occidentales, desdeEsping-Andersen (1993) a Pic (1987), o sobre el papel del Estado en general (vase Block, 1977)

    que la propia Anula (vase Anula, 1995, o Anula y Daz, 1997) ha relacionado, en profundidad, conla cuestin de la incidencia de la familia y de las formas adoptadas por el propio mercado de trabajo(vase Botwinick, 1993) sobre el comportamiento de todo el conjunto de relaciones sociales deproduccin y reproduccin.Diego Guerrero/Joaqun Arriola (Madrid/Bilbao, 20-N 1999)

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    I. Acumulacin y crisis del capitalismo global

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    Captulo1:Anwar Shaikh2[2]

    LA ONDA LARGA DE LA ECONOMA MUNDIALEN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XX

    IntroduccinLa acumulacin capitalista es un proceso dinmico turbulento. Tiene poderosos ritmos internos quelos factores coyunturales y los acontecimientos histricos especficos slo pueden modular, en lamedida en que se respeten las reglas capitalistas de juego. Cualquier anlisis de la historia concreta dela acumulacin capitalista debe distinguir por tanto entre las pautas intrnsecas de la acumulacincapitalista y su expresin histrica particular.Los ciclos econmicos son los elementos ms visibles de la dinmica capitalista. De las oscilacionespermanentes de la oferta y la demanda agregadas surge un ciclo corto (de 3 a 5 aos, ligado a lasexistencias), y de las fluctuaciones, ms lentas, de la capacidad agregada y la oferta surge un ciclomedio (de 7 a 10 aos, ligado al capital fijo) (vase Shaikh 1989a, 1989b). Por debajo de ambos

    subyace un ritmo mucho ms lento consistente en largas fases alternativas de acumulacin acelerada ydesacelerada que forman la 'curva bsica del desarrollo capitalista'. Los diferentes ciclos econmicosse articulan en el interior de esta curva bsica y se ven modificados por ella (Mandel 1975, pp. 126-7).Las influencias coyunturales y los hechos histricos se enmarcan en estas pautas intrnsecas. Laescena sobre la que se representa la historia capitalista est siempre en movimiento.Marx reconoci que el anlisis de la tasa de ganancia es crucial porque la acumulacin capitalista serige por la rentabilidad. En nuestra poca, Ernest Mandel encabez una vuelta al nfasis de Marxsobre las leyes de movimiento de la acumulacin de capital y sobre la centralidad de la tasa deganancia (Mandel 1975, 1978, 1980). En particular, ha argumentado que lo que percibimos como'ondas largas' en diversas variables econmicas son manifestaciones de largas fases alternativas deacumulacin acelerada y desacelerada que estn directamente ligadas a fluctuaciones correspondientes

    de la tasa de ganancia (Mandel 1980, cap. 1). En medio de una larga depresin, determinadacombinacin de 'factores extraeconmicos exgenos' provoca un alza repentina de la tasa de ganancia,y esto desencadena una fase acelerada en la acumulacin (Mandel, 1980, p. 24). En esta fase ocurrendos cosas: la composicin orgnica del capital aumenta al invertir los capitalistas en tecnologa nuevay ms intensiva en capital; y la tasa de plusvala aumenta debido a que la productividad crece msdeprisa que los salarios reales. El crecimiento de la tasa de plusvala en un principio supera elcrecimiento de la composicin orgnica, de forma que la tasa de ganancia contina creciendo. Perofinalmente los ejrcitos nacionales de reserva comienzan a agotarse, el crecimiento de los salariosreales se acelera y la tasa de plusvala comienza a crecer ms lentamente e incluso quizs a estancarse.Entonces el efecto de la creciente composicin orgnica del capital se hace dominante, la tasa deganancia cae y la economa entra en una larga fase de acumulacin desacelerada (Mandel, 1980). Ensu conjunto, 'las ondas largas de acumulacin acelerada y desacelerada' son expresiones directas de las

    correspondientes 'ondas largas en la subida y bajada de la tasa de ganancia' (Mandel, 1980, p. 15).Mi argumento es similar al de Mandel, con una diferencia crucial. La de Mandel es una teora de laonda larga basada en movimientos al alza y a la baja de la tasa de ganancia. En contraste con esto, heargumentado desde hace tiempo que la teora de Marx sobre una tasa de ganancia secularmentedecreciente proporciona la base natural para una teora de las ondas largas (Shaikh, 1978, 1984;1987a, 1987b). En lo que sigue, esbozar primero brevemente los elementos de esta teora, para pasar

    2[2] New School for Social Research (Nueva York); [email protected]

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    despus a desarrollar y analizar los datos de la tendencia a largo plazo de la tasa de ganancia en losEstados Unidos desde 1899 a 1984. Mi objetivo es identificar las fuerzas bsicas que genera laacumulacin capitalista a fin de obtener una base adecuada para anlisis subsiguientes de su historiaeconmica.

    1.1. Las ondas largas y la teora de la cada de la tasa de gananciaPor razones de espacio, me limitar a esbozar los elementos bsicos de la teora de la tasa descendentede ganancia. Para mayor detalle, puede acudirse a las referencias bibliogrficas que se recogen al finaldel texto.Como se dijo antes, la acumulacin capitalista se caracteriza por una fluctuacin cclica alrededor deuna curva a largo plazo. Los factores coyunturales y los sucesos histricos particulares modifican porsu parte tanto el ciclo como la tendencia bsica. El movimiento global de la tasa de ganancia reflejatodas esas influencias.Aqu nos referiremos a las fuerzas que determinan la tendencia subyacente, la 'curva bsica', de la

    acumulacin capitalista. Esto nos obliga a distinguir entre la tasa bsica de ganancia, r*, quecorresponde a esta tendencia subyacente, y la tasa de ganancia efectiva, r, que es la sntesis de latendencia y de los dems factores. La tasa bsica puede definirse como la tasa de ganancia que seobtiene para una determinada tasa normal de utilizacin de la capacidad productiva. Las oscilacionesy variaciones en el equilibrio entre demanda agregada, oferta agregada y capacidad, as como latendencia cambiante en los turnos de trabajo, se expresarn en forma de amplios movimientos en lautilizacin de la capacidad que harn que la tasa de ganancia efectiva, r, flucte alrededor de una tasabsica, r*, que variar lentamente. La utilizacin de la capacidad desempea pues un papel central enlos movimientos a corto y a medio plazo (Marris, 1984).Karl Marx, como Adam Smith y David Ricardo antes que l, crea que la tasa bsica de gananciatenda a caer con el tiempo. Su anlisis de esta tendencia comienza con la observacin de la bsqueda

    de ganancias como algo ilimitado. Este deseo lleva a cada capital a luchar contra el trabajo y contralos dems capitales. La lucha con el trabajo se manifiesta en la mecanizacin de la produccin, pormedio de la cual se substituyen trabajadores por mquinas con el objetivo de elevar la productividaddel trabajo. Pero esta mayor productividad del trabajo slo puede realizarse en la lucha contra losotros capitales si se expresa en costes unitarios de produccin ms bajos.Como regla general, estos costes de produccin unitarios inferiores slo se consiguen a costa de unamayor cantidad de capital fijo invertido por unidad de producto (es decir, a costa de una crecientecapitalizacin de la produccin). Dicho en lenguaje microeconmico, la produccin capitalistamuestra una tendencia inherente a costes medios variables y totales ms bajos, a expensas de unaumento en los costes fijos medios.

    Los capitalistas individuales sacan partido de los inferiores costes unitarios que permiten los nuevosmtodos de produccin bajando sus precios y ampliando su cuota de mercado. Como dice Marx, 'labatalla de la competencia se libra mediante el abaratamiento de las mercancas' (Marx, 1867, vol. I,cap. 25, p. 626), en la cual 'un capitalista slo puede desbancar a otro y capturar su capital vendiendoms barato'. Pero 'para poder vender ms barato sin arruinarse l mismo, debe ... elevar la potenciaproductiva del trabajo tanto como sea posible', lo que a su vez se consigue 'sobre todo, por una mayordivisin del trabajo, por una introduccin ms universal y la mejora continua de las mquinas' (Marx,1867, p. 89). El establecimiento de precios agresivos y la estrategia de rebaja de precios son

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    inherentes a la competencia capitalista. Esto sencillo hecho invalida por completo el llamado teoremade Okishio3[3].La mecanizacin y capitalizacin de la produccin conducen al crecimiento de la composicintcnica, orgnica, en valor (C/V) y materializada (C/(v+s)) del capital. Muy resumidamente, lacreciente capitalizacin de la produccin implica una mayor cantidad de capital fijo invertido por

    unidad de producto (una creciente relacin capital/producto neto K/Y), lo que a su vez significa unacomposicin materializada creciente C/(v+s) (Shaikh, 1987a).Una composicin materializada creciente produce un movimiento a la baja en la tasa general deganancia, incluso cuando la tasa de plusvala s/v est creciendo ms deprisa que la composicinmaterializada de capital C/(v+s). Este ltimo resultado es muy importante. Rosdolsky ha mostradoque la discusin que hace Marx en los Grundrisse ya contiene lo esencial de este resultado(Rosdolsky, 1977, caps. 16, 17, 26 y el apndice de la parte V). Hagamos s = plusvala, C = capitalconstante total (fijo y circulante), v = capital variable, y l = v + s = trabajo vivo. Entonces podemosescribir la tasa bsica de ganancia como:

    Marx sostiene que la tasa de plusvala tiende a crecer con el tiempo, porque los salarios reales nocrecern normalmente tan rpido como la productividad (las empresas que se vean obligadas aentregar todas las ganancias de productividad debidas al cambio tcnico a los trabajadores no durarnmucho como empresas capitalistas). Es evidente a partir de la expresin anterior de la tasa bsica deganancia que incluso cuando s/v crece sin lmite, el cociente (s/v)/(1 + s/v) crecer a una tasa siempredecreciente, pues en el lmite se acercar a 1. Por tanto, con independencia de lo rpido que crezca s/v,la tasa de ganancia caer a la larga a una tasa asinttica a la de cada de l/C (que es a su vez la tasa decrecimiento de la composicin materializada del capital, C/l). Para cualquiercombinacin de tasas de

    crecimiento de s/v y C/l, puede observarse fcilmente que la tasa bsica de ganancia caerinevitablemente. Para comprobarlo, supongamos que tanto s/v como C/l son funciones positivas deltiempo tales que s/v = f(t), f' > 0, f'' >= 0, y C/l = F(t), F' > 0, F'' >= 0. Entonces,

    3[3] En la concepcin neoclsica de la competencia perfecta, en la que la mayor parte de los neorricardianos y neomarxistasbasan su representacin de la competencia, se supone que los capitales son pasivos 'precio-aceptantes' que esperan que losprecios sean constantes incluso en el supuesto de cambio tcnico. En ese caso, una conducta maximizadora de la tasa deganancia conduce necesariamente a una tasa general de ganancia creciente para cualquier salario dado (Okishio, 1961). Porotra parte, si se asume que los precios caern como consecuencia del cambio tcnico y de las estrategias de rebaja de precios,entonces la misma conducta maximizadora de la tasa de ganancia favorecer las tcnicas que produzcan menores costesunitarios (Nakatani, 1979). En este caso es el teorema de Okishio el que resulta invlido. Los movimientos de la tasa generalde ganancia resultan depender entonces precisamente de los factores analizados por Marx (composicin orgnica del capital,tasa de plusvala, etc.).

    *r = sC

    = sl

    _ lC

    = sv + s

    _ lC

    =

    s

    v

    1+s

    v

    _ lC

    1

    *r =

    s

    v

    1+s

    v

    _l

    C=

    1

    [1+1

    s

    v

    ]_C

    l

    =1

    [1+1

    f(t)]_ F(t)

    2

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    Es claro en la expresin anterior de la tasa bsica de ganancia que, al crecer f(t) con el tiempo, 1/f(t) sehace cada vez ms pequea, de forma que le tendencia de r* est dominada finalmente por latendencia de la composicin materializada del capital C/l = F(t). Un anlisis ms detallado puedeverse en Shaikh (1984).Una tasa de ganancia secularmente descendente produce necesariamente una 'onda larga' en la masa

    bsica de ganancia, que primero se acelera, y despus se desacelera, se estanca y finalmentedesciende. Consideremos la siguiente representacin sencilla (para mayor detalle, vase Shaikh,1987b). La masa bsica de ganancia P* = r* A K, donde K = el stock de capital invertido. Supongamosque la tasa bsica de ganancia cae a una tasa a, de forma que r* = r0* e-at. Entonces la tasa decrecimiento de la masa de ganancia, gp*, es

    gp* = gr* + gkdonde gr* y gk son las tasas de crecimiento de r* y de K respectivamente.Pero de la expresin de r* se deduce que gr* = -a. Por otra parte, si en general la tasa de acumulacinde capital es proporcional a la tasa de ganancia, de forma que g k = scr, donde sc = la propensin alahorro de los capitalistas (Ricardo-Marx-Kalecki-Kaldor, etc.), entonces podemos escribir

    gp* = -a + scr*

    Una larga mejora tiene lugar precisamente cuando la rentabilidad se ha recuperado hasta el punto enque la masa bsica de ganancia comienza a crecer. As, al comienzo de la larga expansin, g p* > 0.Ahora bien, al descender la tasa de ganancia durante la larga expansin (por las razones analizadasms arriba), gk caer tambin, hasta que a un cierto nivel crtico de la tasa bsica de ganancia, r** =a/sc, y entonces gp* = 0. En este punto, la masa bsica de ganancia se estanca.Para completar el argumento, el anlisis de la onda larga de la masa bsica de ganancia tiene quecompletarse con el anlisis correspondiente de la senda seguida por la masa efectiva de ganancia. Ladiferencia entre las depresiones y la acumulacin normal es crucial en este punto. En la acumulacin

    normal, el nivel efectivo de utilizacin de la capacidad tiende a gravitar en torno a cierto nivel normal.Pero en una depresin, la acumulacin se estanca y la utilizacin de la capacidad puede estar pordebajo de la normal durante largos intervalos. As, el comienzo de una larga expansin vendracompaado por un crecimiento en la utilizacin de la capacidad hasta el punto en que losmecanismos normales de la acumulacin hagan que la tasa de utilizacin de la capacidad vuelva otravez a gravitar en torno al nivel normal. La tasa de ganancia efectiva puede por tanto crecerinicialmente incluso si la tasa bsica est cayendo. Por otra parte, puesto que la tasa efectiva deacumulacin es aproximadamente proporcional a la tasa de ganancia efectiva, gk tambin puede creceral principio. Tanto el crecimiento en la tasa efectiva de ganancia como la aceleracin de laacumulacin servirn inicialmente para incrementar la masa efectiva de ganancia ms rpidamenteque la masa bsica de ganancia. Las figuras 1 y 2 ilustran esta dinmica interna sobre la que operanlos factores histricos. La masa y la tasa de ganancia bsicas estn representadas por lneas de puntos,

    y las efectivas por lneas continuas. Obsrvese que la tasa bsica de ganancia crece al principio de lafase larga expansiva, pero despus desciende a lo largo del resto de la expansin as como en la fasedepresiva. Esto enfatiza el hecho de que en la teora de Marx sobre la tasa descendente de ganancia latransicin entre las fases de la onda larga est correlacionada con los movimientos en la masa deganancia4[4] y no con los de la tasa de ganancia (como en Mandel). Tambin queda claro que la teora

    4[4] A un nivel ms concreto, este argumento se aplica a lo que Marx llama la masa de beneficio empresarial, es decir, a laganancia que excede el montante del inters, pues es esta ganancia empresarial la que constituye el elemento caracterstico dela inversin industrial (por oposicin a la inversin financiera y a la especulacin).

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    de Marx no excluye desviaciones seculares o coyunturales respecto de la tendencia dominante de latasa de ganancia a caer.

    Figuras1 (tasa de ganancia) y 2 (masa de ganancia)

    Marx llama al punto de transicin desde la acumulacin normal a la fase de crisis el 'punto de lasobreacumulacin absoluta de capital'. Este punto marca un cambio de fase en todas las pautasprincipales de la acumulacin. El perfil exacto de la fase larga depresiva depender de factores msconcretos y coyunturales que tienen que ver con el sistema de crdito, el papel del Estado en relacincon los trabajadores, los empresarios y los bancos, y con la fuerza de la lucha de clases.Las tendencias bsicas de la teora de Marx pueden resumirse as:

    * Ratios crecientes del capital fijo respecto a la produccin y a los salarios. En trminosmarxianos, estos cocientes son la expresin monetaria de una creciente composicin materializada yen valor del capital, respectivamente.

    * La productividad crece ms deprisa que los salarios reales (en trminos de Marx, una tasade explotacin creciente).

    * Una tasa descendente de ganancia incluso en la fase expansiva (por oposicin a la tasacreciente durante la expansin que defiende Mandel).

    * La tasa decreciente de ganancia lleva a un estancamiento final en la masa bsica deganancia.

    * El estancamiento de la ganancia empresarial seala el comienzo de la fase de crisis, en laque se produce un cambio cualitativo de la estabilidad en inestabilidad (Shaikh, 1989a).Como veremos, stas son exactamente las pautas que se pueden encontrar en las dos sucesivas ondaslargas en los Estados Unidos.

    1.2. Ondas largas y ganancias en los Estados Unidos, 1899-1984El anlisis precedente nos obliga a distinguir entre la tasa bsica de ganancia subyacente y la tasaefectiva. Una tasa bsica secularmente decreciente da lugar a la 'curva' en la acumulacin que sepercibe como una onda larga. Esta curva se reflejar tambin en la tasa efectiva, pero slo como una

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    tendencia a largo plazo que se oculta tras las fluctuaciones turbulentas y errticas originadas por losciclos cortos y lentos, los hechos histricos y la anarqua siempre presente de la acumulacincapitalista. Puesto que toda esta turbulencia se reflejar en la tasa de utilizacin de la capacidad,resulta crucial una buena medida emprica de esta tasa5[5]. Una medida de este tipo debe recoger noslo las amplias fluctuaciones asociadas a hechos catastrficos como depresiones y guerras mundiales,as como las no menos amplias debidas a los ciclos a corto plazo (el ciclo de 3 a 5 aos de las

    existencias), sino tambin las menos perceptibles vinculadas con el ciclo a medio plazo del capital fijo(7 a 10 aos) y con la tendencias a largo plazo en el nmero normal de turnos de trabajo.Las medidas convencionales de utilizacin de la capacidad son inadecuadas porque su propio mtodode construccin las orienta hacia las fluctuaciones a corto plazo. Como resultado, tienden a integrartodas las fluctuaciones a medio y largo plazo de la capacidad utilizada en el interior del trendestimado. Esto es cierto de las medidas que se basan en estudios de las tasas reales, como los delBureau of Economic Analysis (BEA), la Oficina del Censo (Bureau of the Census) o el de RinfretAssociates, que tienden a infravalorar incluso las fluctuaciones cclicas a corto plazo. Es tambincierto de las medidas basadas en los picos o cimas de produccin (peak-output measures), como elndice Wharton, que supone que todos los picos de produccin a corto plazo corresponden al mismonivel de utilizacin de la capacidad (el 100%), con lo que se excluye automticamente todas las

    fluctuaciones a medio y largo plazo. La difundida estimacin del Federal Reserve Boardse basa enuna combinacin eclctica de datos obtenidos a partir de tasas reales de utilizacin y datosprocedentes de estudios de niveles de capacidad, por lo que tambin padece del mismo tipo dedefectos (Hertzberg, et al., 1974; Schnader, 1984; Shaikh, 1987b).La nica medida que evita estos sesgos es la que se basa en la utilizacin de los motores elctricos delequipo de capital. En un estudio que es ya clsico, Foss (1963) mostr que es posible medirdirectamente la utilizacin de la capacidad comparando la capacidad instalada de los motoreselctricos que se utilizan para alimentar el equipo de capital con su uso efectivo. Siguiendo lametodologa desarrollada por Jorgenson y Griliches (1967) y por Christiansen y Jorgenson (1969), herecalculado esta serie, modificndola para incorporar los nuevos datos de Foss sobre la lenta variacinen la tendencia del nivel normal de turnos de trabajo (Foss, 1984), y extendindola hacia atrs hasta

    1899, tal y como se explica en el apndice de datos final.La gran ventaja de ndice de los motores elctricos es que se basa es medidas directas de la capacidady de la utilizacin. Su mayor limitacin radica en el hecho de que los datos sobre capacidad instaladadejaron de recogerse a partir del Censo de 1963. Sin embargo, para el periodo de postguerra existe unafuente de datos completamente diferente que se refiere tambin directamente a la capacidad de laindustria y a su utilizacin. El estudio anual de McGraw-Hill sobre planes de las empresas contieneinformacin sobre las adiciones anuales a la capacidad instalada en la industria manufacturera(DCAP), y sobre la proporcin anual de la inversin bruta que se destina a ampliacin de la capacidad(E). Estas dos series se usan ampliamente en la investigacin sobre capacidad y gastos de inversin,respectivamente (vase, por ejemplo, Feldstein y Foot, 1971). He mostrado que estos datos puedenutilizarse para construir una nueva medida de utilizacin de la capacidad para el periodo 1947-85.

    Resulta que la nueva medida se corresponde muy estrechamente con la medida de utilizacin decapacidad basada en los motores elctricos para el periodo en que ambas se solapan (Shaikh, 1987b).Esto nos permite encadenar ambas medidas, ajustarla para tener en cuenta la tendencia en el nivelnormal de turnos de trabajo (Foss, 1984), y obtener as una nueva medida a largo plazo de la

    5[5] Para identificar la tasa bsica de ganancia, la tcnica tericamente adecuada es el ajuste a travs la utilizacin de lacapacidad. Los mtodos de filtrado requieren normalmente que los datos econmicos sean 'destendencializados', lo que

    presupone el conocimiento de la verdadera tendencia que se trata de identificar (vase, por ejemplo, Rainer Metz: cap. de esevolumen??).

  • 7/30/2019 La nueva economa poltica de la globalizacin

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    utilizacin de la capacidad para el periodo 1899-1984. Puede verse el detalle de ste y otros clculosen el apndice de datos final.

    Figura 3. Utilizacin de la capacidad (motores elctricos e ndices encadenados)La figura 3 representa la medida a largo plazo de la utilizacin de la capacidad. Como se explica en elapndice, es una medida de la produccin efectiva en relacin con la capacidad econmica normal.sta ltima se define como la capacidad correspondiente a los niveles normales de los turnos detrabajo. Subsume las reservas normales de capacidad. La medida resultante de utilizacin de lacapacidad refleja slo, en consecuencia, las fluctuaciones cclicas y coyunturales, como interesa a lateora. Las depresiones y las guerras generan amplias fluctuaciones tpicas en la utilizacin de lacapacidad, pero en los aos menos turbulentos la tendencia se mantiene alrededor del 80-90%.La existencia de una buena medida a largo plazo de la utilizacin de la capacidad nos permite abordarlos argumentos tericos resumidos ms arriba. La teora de la tasa descendente de ganancia localiza latendencia bsica en el nivel de la tasa general de ganancia (el cociente entre la tasa de plus