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1. La economía del desarrollo La economía del desarrollo figura a la vez en- tre las ramas más antiguas y más recientes de la economía. Es a partir de la magistral obra de BOLETÍN ECONÓMICO DE ICE Nº 3057 DEL 1 AL 30 DE NOVIEMBRE DE 2014 33 Colaboraciones EL NUEVO ENFOQUE INTEGRADOR DEL DESARROLLO ECONÓMICO LATINOAMERICANO Desde la responsabilidad social empresarial, las finanzas y el componente ético Ramón Casilda Béjar* Rosario Paradinas Zorrilla** A pesar de tener características comunes, no hubo, ni hay un único modelo de desarrollo económico latinoamericano, dado que los distintos modelos se diferencian sustancialmente en- tre países, y especialmente desde el agotamiento a finales de los años setenta del siglo veinte, del modelo prevaleciente de «industrialización mediante sustitución de importaciones» (ISI). El objetivo de este trabajo es proponer un nuevo enfoque integrador del desarrollo económico en América Latina, teniendo en cuenta el papel que juegan elementos sustanciales e integradores como la responsabilidad social empresarial, las finanzas y la ética, acostumbrados a no aprovechar las sinergias existentes, pero que consideramos elementos fundamentales para establecer este nuevo enfoque que representa el desarrollo integral en una región como América Latina. Este nuevo enfoque integrador del desarrollo económico latinoamericano incorpora no solo las nuevas tendencias en el marco de la responsabilidad social empresarial, sino que también lo hace en las finanzas y la ética que determinarán, sin duda, la capacidad del continente para aprovechar las oportunidades derivadas de la interrelación existente entre el Estado y el sector privado, cuyos intereses y objetivos se potencian mutuamente mediante la cooperación para lograr una mayor creación de riqueza, crecimiento y bienestar para la sociedad en su conjunto. Para poder enfrentarse con éxito en el menor tiempo posible a los retos que continúan presentes en la región, como el de la pobreza, que si bien ha disminuido durante los últimos años debido al vigoroso crecimiento que ha protagonizado la región, sin duda, requieren de este nuevo enfoque in- tegrador del desarrollo para vencer la persistente desigualdad con casi 170 millones de ciudadanos viviendo en condiciones de pobreza, mediante la creación de riqueza y un crecimiento sostenible. Palabras clave: economía del desarrollo, crecimiento económico, responsabilidad social empresarial, finanzas, ética, riqueza, equidad, desigualdad, pobreza. Clasificación JEL: M14, M16, N46, F43, F65, O10. Adam Smith 1 , Investigación sobre la naturaleza y causa de la riqueza de las naciones (1776), cuan- do los «economistas clásicos» 2 comenzaron la bús- queda de las fuentes del progreso y analizaron *  Profesor del Instituto de Estudios Latinoamericanos. Universi- dad de Alcalá. **  Técnico Comercial y Economista del Estado. Versión de abril de 2014. 1 Reconocido como el padre de la ciencia económica. Fundador de la escuela de economía clásica. Amigo personal de David Hume, tenía un carácter individualista y pragmático. 2 Los tres grandes maestros fueron su fundador Adam Smith, David Ricardo y J. Stuart Mill y el notorio heterodoxo Robert Malthus.

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1. La economía del desarrollo

La economía del desarrollo figura a la vez en-tre las ramas más antiguas y más recientes de laeconomía. Es a partir de la magistral obra de

BOLETÍN ECONÓMICO DE ICE Nº 3057 DEL 1 AL 30 DE NOVIEMBRE DE 2014

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EL NUEVO ENFOQUE INTEGRADOR DEL DESARROLLOECONÓMICO LATINOAMERICANODesde la responsabilidad social empresarial, las finanzas yel componente ético

Ramón Casilda Béjar*Rosario Paradinas Zorrilla**

A pesar de tener características comunes, no hubo, ni hay un único modelo de desarrollo

económico latinoamericano, dado que los distintos modelos se diferencian sustancialmente en-

tre países, y especialmente desde el agotamiento a finales de los años setenta del siglo veinte, del

modelo prevaleciente de «industrialización mediante sustitución de importaciones» (ISI).

El objetivo de este trabajo es proponer un nuevo enfoque integrador del desarrollo económico

en América Latina, teniendo en cuenta el papel que juegan elementos sustanciales e integradores

como la responsabilidad social empresarial, las finanzas y la ética, acostumbrados a no aprovechar

las sinergias existentes, pero que consideramos elementos fundamentales para establecer este nuevo

enfoque que representa el desarrollo integral en una región como América Latina.

Este nuevo enfoque integrador del desarrollo económico latinoamericano incorpora no solo las

nuevas tendencias en el marco de la responsabilidad social empresarial, sino que también lo hace

en las finanzas y la ética que determinarán, sin duda, la capacidad del continente para aprovechar

las oportunidades derivadas de la interrelación existente entre el Estado y el sector privado, cuyos

intereses y objetivos se potencian mutuamente mediante la cooperación para lograr una mayor

creación de riqueza, crecimiento y bienestar para la sociedad en su conjunto.

Para poder enfrentarse con éxito en el menor tiempo posible a los retos que continúan presentes

en la región, como el de la pobreza, que si bien ha disminuido durante los últimos años debido al

vigoroso crecimiento que ha protagonizado la región, sin duda, requieren de este nuevo enfoque in-

tegrador del desarrollo para vencer la persistente desigualdad con casi 170 millones de ciudadanos

viviendo en condiciones de pobreza, mediante la creación de riqueza y un crecimiento sostenible.

Palabras clave: economía del desarrollo, crecimiento económico, responsabilidad social empresarial,

finanzas, ética, riqueza, equidad, desigualdad, pobreza.

Clasificación JEL: M14, M16, N46, F43, F65, O10.

Adam Smith1, Investigación sobre la naturaleza ycausa de la riqueza de las naciones (1776), cuan-do los «economistas clásicos»2 comenzaron la bús - queda de las fuentes del progreso y analizaron �

*  Profesor del Instituto de Estudios Latinoamericanos. Univer si -dad de Alcalá.

**  Técnico Comercial y Economista del Estado.

Versión de abril de 2014.

1 Reconocido como el padre de la ciencia económica. Fundadorde la escuela de economía clásica. Amigo personal de David Hume,tenía un carácter individualista y pragmático.

2 Los tres grandes maestros fueron su fundador Adam Smith,David Ricardo y J. Stuart Mill y el notorio heterodoxo Robert Malthus.

convirtieron así, en muchos aspectos, en el perío-do pionero para la «nueva economía del desa-rrollo» que se enfocó hacia los países de Asia, Áfri-ca y por supuesto América Latina. Se hablaba delograr el «avance económico para todos», con es-tabilidad y seguridad. Para ello, era ne cesaria lacomprensión de las fuerzas del desarrollo y resul-taba esencial la elaboración de las políticas apro-piadas para apoyarlas debidamente.

El pensamiento económico es inducido común-mente por la necesidad de resolver problemas depolítica. Esto fue cierto, en lo que se refiere al pe-ríodo inicial de la configuración de la economía deldesarrollo, pues esta no surgió como una discipli-na teórica estructurada, sino que se forjó comouna materia práctica en reacción a las necesida-des de quienes formulan las políticas, para aseso-rar a los Gobiernos acerca de lo que se podía y de-bía de hacer a fin de facilitar que sus países salie-ran del estado de pobreza crónica. Muchos de lospioneros en materia de desarrollo, como lo revelansus ensayos y biografías, desempeñaron cargosactivos en la formulación de políticas durante lasdécadas 1940 y 19505. Desde entonces, los eco-nomistas recomenzaron la búsqueda, esforzándo-se por encontrar la fórmula, para que los paísespobres pudiesen llegar a ser tan ricos como los deEuropa y América del Norte.

1.1.  La economía del desarrollo en AméricaLatina

Concretamente, en América Latina la econo-mía del desarrollo se encuentra liderada por RaúlPrebisch6 y otros economistas como Celso �

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el proceso de cambio económico a largo plazo.El objetivo de la economía clásica era el «creci-miento económico», pero también la distribuciónque emanaba de esa visión.

Poco o nada cabe añadir a la altura de nuestrotiempo acerca de la importancia y trascendenciaque tuvieron, para el avance de los conocimientoseconómicos, las aportaciones de este ilustre esco-cés, catedrático de Filosofía Moral, autor de otroinsigne libro, Teoría de los sentimientos morales,1759, durante muchos años en la Universidad deGlasgow, donde impartió sus enseñanzas de lógi-ca, ampliándolas para incluir teología natural, éti-ca, jurisprudencia y economía, transmitiendo losideales de la ilustración, en tanto que su mensajeliberal ha inspirado el desarrollo de las economíasde libre mercado hasta el presente.

Arthur W. Lewis, premio Nobel de Economía19793, nos recuerda que A. Smith llamaba al «pro -greso natural de la opulencia», lo que denomina-mos «economía del desarrollo»4. Pre ci sa mente,el retorno al crecimiento y desarrollo económicocomo gran tema de la economía no se produjohasta después de la Segunda Guerra Mundial.La expresión «desarrollo económico» rara vez sehabía utilizado antes de la década de 1940.Durante años anteriores, los economistas inter-pretaban el desarrollo económico en el sentidode que denotaba crecimiento en el ingreso porhabitante real en los países subdesarrollados.Otros, sin embargo, subrayaron que desarrollosignificaba crecimiento más cambio, en especialcambio en valores e instituciones. También co-menzó a expresarse en términos cuantitativos,siendo su precursor Simón Kuznets.

Finalizada la gran contienda, no había dudasentre la mayoría de los economistas y políticosoccidentales de que el problema más importanteera el de promocionar un nivel de pleno empleo.Los últimos años de la décadas de 1940 y 1950 se

3 Recibió el Nobel junto con Theodore Schultz. Sus trabajos secentran en los «problemas del desarrollo económico», incluyendoen ellos no solo los factores económicos, sino también los culturalesy antropológicos.

4 Arthur Lewis. Teoría del desarrollo económico. FCE. México, 1956.

5 Para más detalle, véase Gerald M. Meier y Dudley Seers. Pioneersin Development. World Bank &Tle Oxford University Press, 1984.

6 Fue el primer Secretario General Ejecutivo de la CEPAL y pioneroen el estudio del desarrollo en América Latina. La obra que sintetiza laculminación de su pensamiento respecto al desarrollo económico latino-americano es: Capitalismo periférico. Crisis y transformación. FCE,México, 1981.

Respecto a las cinco etapas en la evolución de sus ideas, puedeconsultarse el citado: Pioneers in Development. Este libro es un ho-menaje a la primera generación de quienes se especializaron eneconomía del desarrollo como: L. Bauer, C. Clark, A.O. Hirschman,J. Tinbergen, P. Rosentein-Rodan, H. Singer, W.W. Rostov, W.A.Lewis, G. Mirdal y R. Prebisch.

Furtado7, desde la Comisión Económica paraAmérica Latina (CEPAL), desde donde plantea-ron la existencia de una serie de obstáculos es-tructurales que frenaban el crecimiento económi-co de los países y que se encontraban en la raízdel subdesarrollo, definiendo simplemente lacondición de los países más pobres, que enton-ces se denominaban «subdesarrollados»8.

Transcurridos más de sesenta años desde lacreación de la CEPAL, se han sucedido diferentesetapas de pensamiento cepalino y la llamada es-cuela estructuralista, a la vez que se han ido mati-zando sus ideas de política económica que surgie-ron a raíz de sus recomendaciones teóricas, ten-dentes a identificar la especificidad de las situacio-nes concretas del atraso económico en AméricaLatina. A diferencia de los economistas neoclási-cos, que daban por supuesto un sistema de pre-cios de mercado que funcionaba de manera armó-nica, el análisis estructuralista procuraba identificarrigideces específicas, desfases, escaseces y exce-dentes, elasticidades bajas de la oferta y la de-manda y otras características de la estructura delos países en vías de desarrollo.

El liderazgo de esta corriente de pensamien-to latinoamericano lo ejercía Prebisch y entreotros destacaban el citado Furtado, Pinto, Sunkel,Dos Santos, Faletto, Frank y Cardoso. A esterespecto cabe señalar lo instado por GunnarMyrdal9: «los países subdesarrollados deben pro-ducir una nueva generación de economistas quepudieran crear un cuerpo de pensamiento másajustado a la realidad y aplicable a los problemasde sus países. Cuando se mira retrospectivamen-

te sorprende que la mayoría de los que comen-zaron a teorizar sobre el subdesarrollo eran eco-nomistas de países desarrollados».

Cabe destacar que los primeros tiempos de laCEPAL se iniciaron con una profundización delanálisis de la situación del subdesarrollo, desdeuna progresiva sustitución del marco conceptualutilizado en las teorías del crecimiento económi-co, hacia un creciente esfuerzo de «interdiscipli-nariedad»10.

Años más tarde, otras organizaciones asu-mieron esta línea de trabajo según las técnicasde la dinámica de sistemas, como sucedió con el«Club de Roma» cuando encargó la preparacióndel informe Los límites del crecimiento11 y veinteaños más tarde una nueva actualización con eltítulo Más allá de los límites del crecimiento12, rea-lizado ambos por un «grupo interdisciplinar», que,ciertamente, provocaron un impacto inusual a ni-vel mundial e intensas polémicas que aún persis-ten, tras sus advertencias respecto a los límitesy las consecuencias del crecimiento instauradoen nuestro planeta Tierra.

1.2.  Los modelos de desarrollo económicolatinoamericano

No hubo, ni hay, un único modelo de desa-rrollo económico latinoamericano a pesar de �

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7 Fundador junto a Raúl Prebisch de la CEPAL. Celso Furtadootorgó un gran impulso al estudio del desarrollo económico en situa-ciones de desequilibrio y al papel del financiamiento externo y de lasreformas internas. Una recopilación de sus experiencias profesiona-les y reflexiones personales sobre el desarrollo latinoamericano lasrecogen sus libros: A fantasía organizada. Paz e Terra. Río de Janeiro,1985. Os ares do mundo. Paz e terra. Río de Janeiro, 1991. Versiónen español: La fantasía organizada. Eudeba, Buenos Aires, 1988.Los vientos del cambio. FCE, México, 1993.

8 Este término, con el tiempo, tomó un sentido despectivo y pue-de decirse que ha desaparecido del vocabulario internacional, sien-do sustituido por el de «países en vías de desarrollo» o más actual-mente llamados emergentes.

9 Premio Nobel en 1974, compartido con Friedrick A. Von Hayek.

10 Celso Furtado: Lecturas de Economía. Ensayos. El subdesarro-llo latinoamericano. FCE. México, 1982.

11 Producido por un equipo de investigadores de carácter interdis-ciplinar del Instituto Tecnológico de Massachussets en 1972, bajo ladirección de Dennos L. Meadows, sobre la base del «modelo Tierra»de Jay Forrester, según las técnicas de dinámica de sistemas. Setrataba de verificar si el desarrollo económico ilimitado podía tenerfuturo o si bien existían límites al crecimiento por el carácter finito delos recursos y por la incapacidad del sistema Tierra para absorberlos efectos de las distintas contaminaciones (atmósfera, agua, sue-lo, etc.), que acabarían por saturar la capacidad de autorregulaciónde la biosfera.

12 Realizado también por un equipo interdisciplinar en 1992, dirigi-do por Dennos Meadows y varios de sus antiguos colaboradores, co-mo Donella Meadows y Jorgen Raners. Nuevamente las conclusio-nes fueron altamente polémicas, si bien constituyen una advertenciacondicional, no una mera predicción. Estas no pasaban por alto que:«… como si no existieran límites al crecimiento económico ni al pro-ceso de acumulación de riqueza por unos pocos países industriali-zados, mientras se agiganta la brecha entre los países pobres y ri-cos». Para más detalle, véase: Donella H. Meadows, Dennos L.Meadows y Forjen Randers: Más allá de los límites del crecimiento.El País Aguilar. Madrid, 1993.

rativos de la racionalidad económica y los códi-gos del crecimiento y del desarrollo16. Una aprecia-ción al respecto: durante los años ochenta los con-ceptos de crecimiento y desarrollo se distancia-ron.

El «desarrollo» adquirió una mayor dimensiónhumana, referida a la distribución del ingreso, ya la satisfacción de necesidades básicas como lasalud, la educación y la elevación del nivel de vi-da, por tanto, implica la expansión o la realiza-ción de las posibilidades de un país.

Mientras, «crecimiento» significa un aumentodel tamaño de la economía por la asimilación oadquisición de bienes y servicios. Cuando unaeconomía crece, se hace mayor cuantitativa-mente. Cuando una economía se desarrolla, seencuentra mejor cualitativamente. El crecimientocuantitativo y la mejoría cualitativa podrían se-guir caminos diferentes.

Las Naciones Unidas admitieron que el creci-miento económico podía producirse incluso sinconsecuencias sociales positivas para una deter-minada sociedad. Pero también se toma concien-cia de que el mero crecimiento no asegura la «equi-dad ni la justicia social»17, y que sin estos logrosserá imposible consolidar la estabilidad económicay legitimar las democracias políticas18.

De tal manera que este amplio proceso trans-formador ha originado un gran desafío para Amé -rica Latina, como es la coordinación de las políti-cas micro y macroeconómicas, las cuales puedeny deben propiciar las condiciones básicas para undesarrollo económico integrador, que exige la prio-rización de las inversiones y un esfuerzo socialconjunto para hacerlo posible, incorporando una �

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tener características comunes, dado que se dife-rencian sustancialmente entre países, y espe-cialmente desde el agotamiento a finales de losaños setenta del siglo veinte del modelo prevale-ciente de «industrialización mediante sustituciónde importaciones» (ISI). Por ejemplo, Chile inicióun proceso profundo de reformas económicasmediada la década de 1980, en tanto que las re-formas brasileñas sólo empezaron realmente enlos primeros años de la década de 199013.

El cambio en el crecimiento y en la estructurade la población, la reforma del Estado, el comerciointrarregional, los ajustes macroeconómicos, elcambio en las políticas comerciales y la aperturacomercial y financiera fueron las principales rees-tructuraciones ocurridas en el proceso de transi-ción desde el modelo ISI hasta un desarrollo lati -noamericano más abierto de acuerdo con lo esta-blecido en el Consenso de Washington (CW)14,donde el Estado pierde protagonismo en la acti-vidad productiva y la empresa privada le sustitu-ye como motor del crecimiento y creador de ri-queza. Aunque en casi todos los países confluíaeste nuevo modelo económico, es cierto que loscambios lo hacían en grados y en momentos di-ferentes15.

Bien puede decirse que gracias a estos cam-bios América Latina «reconoce» mejor los impe-

13 Enrique V. Iglesias: Cambios y crecimiento en América Latina1988-1998. Ideas y acciones. Banco Interamericano de Desarrollo.Washington, 1999. El autor ofrece su visión de esta época cargadade cambios en todas las direcciones que la región tuvo que enfren-tar; desde la caída del muro de Berlín, el regreso de la «democra-cia», la puesta en marcha del Consenso de Washington y las nue-vas coordenadas de un contexto internacional condicionado por losefectos de la globalización y las nuevas tecnologías. También puedeconsultarse: Reflexiones sobre el desarrollo económico. Hacia unnuevo consenso latinoamericano. Banco Interamericano deDesarrollo. Washington, 1992. Aquí se ofrece un análisis de los desa -fíos, características y posibles soluciones de los principales proble-mas del desarrollo de la región.

14 Instaurado a partir de la conferencia internacional, convocadapor el Institute for Internacional Economics (Washington, 1989).Ramón Casilda Béjar: La década dorada. Economía e inversionesespañolas en América Latina 1990-2000. Parte I, punto II. ElConsenso de Washington. Una nueva política económica, y;América Latina: Del Consenso de Washington a la Agenda delDesarrollo de Barcelona. Documento de Trabajo, nº 10/2005. RealInstituto El Cano. Madrid, 2005.

15 Para más detalle véase Ramón Casilda Béjar: La década dora-da. Economía e inversiones españolas en América Latina 1990-2000.

16 Miguel Ángel Galindo y Graciela Malgerini: CrecimientoEconómico. Principales teorías desde Keynes. McGraw Hill. Madrid,1994.

17 Para más detalle véase la investigación de los profesores RamónLópez, Eugenio Figueroa y Pablo Gutiérrez: La parte del león: nue-vas estimaciones de la participación, de los súper ricos en el ingre-so de Chile. Universidad de Chile. Santiago, 2013.

18 Las movilizaciones de los estudiantes chilenos desde 2011, losestallidos espontáneos de Brasil en 2013 y las huelgas de los cam-pesinos colombianos en el mismo año, como ejemplos más recien-tes, son expresiones actuales de lo que significa democracia, desa-rrollo, crecimiento, equidad y justicia social.

gran parte de la población actualmente marginadadel proceso productivo. En la medida en que estose produzca, favorecerá una mejor distribución delingreso y una aceleración en la reducción de la po-breza, por cierto, un problema antiguo que exigesoluciones nuevas y creativas.

Por consiguiente, una de las grandes tareaspendientes resulta ser la conciliación entre «cre-cimiento, desarrollo y equidad». La otra se en-cuentra en la «pobreza», que encabeza las prio-ridades de toda América Latina. Para encarar es-tos mayúsculos desafíos se necesita realizar múl-tiples transformaciones que deberían asentarseen el nuevo enfoque integrador del desarrolloeconómico latinoamericano.

Esta visión integral responde al hecho de que,durante la mayor parte de su historia, los países dela región vivieron bajo políticas de mejoramientoeconómico y social y de gobernabilidad segmenta-das. Pensamos que, después de la evoluciónacontecida, la acumulación de experiencias, co-nocimientos e información, es el momento de plan-tearse implantar un «sistema» interconectado porun «bucle de retroalimentación positivo»19 que de-termine el nuevo enfoque integrador del desarrolloeconómico latinoamericano.

Las siguientes reflexiones, limitadas por espa-cio y tiempo, responden a una visión integral deldesarrollo económico latinoamericano, que tratare-mos de exponerlas con creciente «especificidad».

2.  El nuevo enfoque integrador deldesarrollo económico latinoamericano

Cuando desde la economía se parte de posi-ciones científicas, no es fácil percibir el carácterintegral del desarrollo, derivado de su íntima in-terdependencia con las variables culturales, polí-

ticas, sociales, medioambientales y morales. Sinembargo, cuando hay que convivir con la praxisdel mundo real de cada día se perciben, con an-gustiosa claridad, las serias limitaciones que tie-nen los enfoques parciales del desarrollo. En ton -ces se logra comprender la íntima relatividad ycomplejidad del problema, como fruto de los fra-casos y aciertos de las políticas económicas,apreciándose mejor los riesgos de cualquier sim-plificación que pretenda reducir el problema deldesarrollo a enfoques parciales o unilaterales.Dicho de otra manera, un desarrollo integradorno puede sacrificar a las personas o su hábitatnatural en aras del crecimiento económico, comoexpone la CEPAL: «progreso y crecimiento de-ben traducirse en una satisfacción cada vez másamplia de sus necesidades. Por lo tanto, signifi-ca que el desarrollo no debe apuntar sólo a res-ponder a las crecientes ansias de consumo delas personas que, por legítimas que sean, noagotan las aspiraciones respecto a la calidad devida»20.

El nuevo enfoque integrador del desarrollo eco-nómico latinoamericano también debe tener comometas construir un clima social y humano queofrezca mayor seguridad y confianza mutua; con-solidar un orden político democrático con más par-ticipación ciudadana en la gestión y en las decisio-nes públicas; difundir el bienestar hacia quienestienen menos acceso a los beneficios de la moder-nidad, realizar proyectos donde los ciudadanos ad-quieran un mayor sentido de compromiso y perte-nencia a la sociedad en la que viven, buscando laprotección y mejora del hábitat natural para quie-nes lo habitan hoy y quienes lo harán en el maña-na21. Pudiera ser que este conjunto de procesosvirtuosos compongan el «bucle de retroalimenta-ción positivo».

Partiendo de estos postulados, con todas las pre -venciones respecto al tema, vamos a especificar �

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19 Una cadena de relaciones causa-efecto que se cierra sobre símisma de forma tal que un incremento en cualquiera de los elemen-tos de la cadena iniciará una secuencia de cambios que aumentaráa un más el elemento original. Un ciclo positivo puede ser un «círcu-lo vicioso» o un «círculo virtuoso», dependiendo de que el crecimien-to que genera sea deseado o no.

20 Enrique V. Iglesias: Ética, sociedad y desarrollo. Una visiónIberoame ricana. Discurso de aceptación de la distinción de AcadémicoHonorario de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas deEspaña. Madrid, 1993.

21 Equidad, desarrollo y ciudadanía. CEPAL. Santiago de Chile,2000.

sas generadas por las exportaciones de sus ma-terias primas. Este modelo de «IndustrializaciónMediante la Sustitución de Importaciones (ISI)»,como hemos visto, abarcó el período comprendi-do entre los años 1933 a 1980.

Estas nuevas líneas de actuación se caracte-rizaban por un alto proteccionismo de los pro-ductos nacionales, políticas intervencionistas delos Gobiernos dentro de un marco de «Estadosempresarios», considerando al sector público co-mo motor básico de la economía. En el seno deesta etapa nace la llamada «edad dorada» de laeconomía de América Latina, comprendida entrelos años 1950 a 1973, que coincide con el perío-do de posguerra, y durante la cual se mantieneun crecimiento medio del 5,33 por 100.

A lo largo de dicho período, los acontecimientosresultaron más prometedores de lo previsto para elsector externo: la expansión en los años cincuen-ta, con la recuperación europea en marcha, permi-tió a la región crecer y enriquecerse, convirtiéndo-se en suministradora de materias primas para todoel mundo, mientras Europa se reconstruía y recu-peraba de la Segunda Guerra Mundial.

Sin embargo, al transitar hacia los años ochen-ta, el modelo entró en crisis, al no haber generadoexportaciones de manufacturas «competitivas»,todo lo cual, además, se combinó con la recesióneconómica internacional y con el aumento de lospre cios del petróleo (crisis energética de 1973).Esto llevó a los países a una situación extremada-mente difícil que, durante algunos años, lograronpaliar mediante un excesivo endeudamiento exter-no, alimentado por la expansión de los mercadosfinancieros internacionales (petrodólares).

El ciclo finalmente se agotó y colapsó, pues alefecto combinado de las dificultades exportado-ras y financieras se unió la imposibilidad paraatender el pago de la deuda revelada por México25

en 1982, desencadenando la crisis de la deuda �

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las características del nuevo desarrollo económi-co integrador latinoamericano, desde la respon-sabilidad social de la empresa, las finanzas y elcomponente ético.

2.1.  Características del nuevo desarrolloeconómico integrador latinoamericano

Históricamente, una característica relevantedel desarrollo económico latinoamericano ha si-do la interacción entre las estructuras internas yexternas, intensificándose notablemente duranteel auge del comercio internacional desde finalesdel siglo diecinueve, cuando se consolidó una es -tructura productiva basada en la exportación dematerias primas, y la importación de manufactu-ras. A su vez, esta relación reforzó considerable-mente los vínculos entre las economías latinoa-mericanas y los mercados mundiales22.

Esta demanda de exportaciones y la entradade capitales tuvieron un impacto profundo en lasdiversas estructuras económicas, sociales y po-líticas durante este período. En consecuencia,iniciado el siglo veinte, los países basaron la or-ganización de su desarrollo económico desde estemodelo abierto a las exportaciones de sus princi-pales materias primas en las que se especializa-ban23.

Posteriormente, bajo el impacto de la gran cri-sis de 192924, los países centraron sus estrate-gias de desarrollo en un proceso de industrializa-ción bajo la protección del «Estado empresario»,orientado a sustituir, con producción local, lasmanufacturas que antes importaban con las divi-

22 Las economías latinoamericanas 1950-1990. Ricardo French-Davis, Óscar Muñoz y José Gabriel Palma, tomo 11. Historia deAmérica Latina. Leslie Bethell (editor). Cambridge University Press.Crítica. Barcelona, 1994.

23 Rosemary Thorp. Progreso, pobreza y exclusión. Una historiaeconómica de América Latina en el siglo XX. Banco Interamericanode Desarrollo y Unión Europea. Washington, 1998.

24 Se ha descrito habitualmente esta crisis como el momento de-cisivo de la transición de América Latina desde un crecimiento eco-nómico hacia fuera, hasta otro hacia dentro, caracterizado por un al-to proteccionismo de sus productos nacionales, mediante políticasintervencionistas de los Gobiernos, considerando al sector públicocomo el motor básico de la economía. Para más detalle, véaseRamón Casilda Béjar: La década dorada. Parte I. Punto 3. Del cre-cimiento hacia fuera al crecimiento hacia dentro.

25 El 18 de agosto de 1982, México declaró formalmente una mo-ratoria para el pago de su deuda externa con la banca comercial in-ternacional. El coeficiente préstamos/capital de nueve de los bancosmás grandes de EEUU respecto a América Latina era del 180 por100; de esta cifra los préstamos vigentes en México representabanel 50 por 100.

externa. Esta crítica situación, económica y so-cial, colocó a la región, una vez más, en una si-tuación que parecía sin escape.

Iniciados los años noventa, la salida vino aproporcionar la aplicación, por parte de la mayo-ría de los Gobiernos, de un conjunto de «refor-mas estructurales» tendentes a liberalizar y abrirsus economías con la aplicación del Consensode Washington. Esto significó, para los países,tratar de restablecer sus equilibrios fiscales, lasprioridades del gasto público, tipos de interéscompetitivos, controlar la inflación, mejorar lossistemas impositivos, liberalizar el comercio ex-terior, la reforma fiscal, la apertura a la inversiónextranjera directa, las privatizaciones públicas yaumentar la competitividad internacional de suseconomías26.

Las reformas fueron introducidas, con diferen-tes ritmos en su aplicación y en su intensidad,contribuyendo generalmente a poner la casa ma-croeconómica en orden. Sin embargo, se ha cons-tatado que estas reformas constituyeron una con-dición necesaria, pero no suficiente, para reanudarel desarrollo con las características exigidas porlas nuevas circunstancias mundiales de gober-nabilidad y competitividad, que las prevalecientescuando se instauró el Consenso de Washington27.

Ante estas realidades, desde la óptica delnuevo enfoque integrador del desarrollo econó-mico latinoamericano, se hace necesario sembrarel terreno para lograr una mayor eficiencia, inno-vación, competitividad y equidad. La germina-ción de estas semillas exige la combinación demúltiples factores, entre los cuales destacamos,siguiendo a Enrique V. Iglesias28:

1.  Continuar con la liberalización de los me-canismos de mercado y el impulso del sector pri-vado, inspirado por una nueva cultura productiva

más creativa, innovadora y emprendedora; com-prometida con la incorporación de la equidad.

2.  Incentivar la vinculación entre un tejido pro-ductivo que incorpore la innovación tecnológica,como resultado de una firme interacción entre losagentes e instituciones públicas y privadas.

3.  La imperiosa necesidad de fortalecer, am-pliar y modernizar los sistemas bancarios y losmercados de capitales, con el objetivo de fomen-tar y aumentar el ahorro familiar y la financiaciónempresarial, preferentemente a la pequeña ymediana empresa29.

4.  Hacer frente a la impostergable obligaciónmoral de una deuda social, mediante políticasdestinadas a prestar servicios compensatorios alos sectores más necesitados, potenciando pro-gramas de salud, educación, vivienda, y oportu-nidades de empleo.

5.  Proseguir la necesaria modernización delEstado, para hacerlo más eficiente, emprende-dor y cooperante con los diversos sectores de lasociedad civil.

Abordar simultáneamente e integrar todos es-tos puntos constituye un amplio y mayúsculo «reto»que irremediablemente debe enfrentar la región.Emprender estas tareas representa un enormedesafío para el Estado y concretamente desde laperspectiva del gasto público, pues requiere unarigurosa asignación de prioridades, a la vez queuna coordinación con la sociedad civil, como par-te del nuevo enfoque integrador del desarrolloeconómico latinoamericano y especialmente conlas empresas en el ámbito de la responsabilidadsocial empresarial (RSE) que tratamos a conti-nuación.

2.2.  La responsabilidad social empresarial

La evolución del pensamiento económico y delas ideas empresariales durante los últimos �

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26 Para más detalle sobre este período, véase Ramón CasildaBéjar: La década dorada. Economía e inversiones españolas enAmérica Latina 1990-2000. Parte I. Economía de América Latina.Panorama actual y perspectivas.

27 Ramón Casilda Béjar: Del Consenso de Washington a laAgenda del Desarrollo de Barcelona.

28 Cambio y Crecimiento en América Latina 1988-1998. Ideas yacciones.

29 Hay que tener en cuenta que más del 95 por 100 del tejido em-presarial en Latinoamérica son microempresas, menos del 1,5 por100 son pymes y en torno al 0,4 por 100 son grandes empresas.Además la economía informal equivale al 50 por 100 del PIB, apro-ximadamente.

de patrocinio, mecenazgo o acción social, ajenosa la actividad de la empresa, sino de garantizarprácticas empresariales responsables y la crea-ción de valor social a partir de la propia actividad.

Todo esto no sólo contribuye a fortalecer lacompetitividad de la empresa en el medio y largoplazo, sino que en el marco de las economías la-tinoamericanas, la RSE puede jugar un papel in-tegrador, que impulse el desarrollo económico,social y medioambiental, siendo complementarioy no sustitutivo de la responsabilidad de los Esta -dos, como veremos posteriormente.

En este marco, las grandes empresas latino-americanas han iniciado sus propias políticas,programas sociales y medioambientales. Con lasreformas económicas a favor del libre mercado,las privatizaciones y las inversiones extranjerasdirectas, las empresas vieron legitimado su pa-pel como principales productores de bienes yservicios. Posteriormente, la propia maduracióninstitucional, y los acontecimientos que se produ-jeron, les permitieron ampliar los horizontes enmateria de RSE.

2.3.  La evolución y perfeccionamiento de la RSE

Los significativos y simultáneos escándalos em -presariales que se han sucedido durante los pri - meros años del siglo veintiuno, como Enron (2002),WorldCom (2002), Arthur Andersen (2002) o Par -malat (2003), han servido para incrementar lasensibilización que tiene la sociedad y los mer-cados sobre las formas en que operan, se con-ducen y dirigen las empresas.

Por consiguiente, se comprobó que la adopciónde la RSE debe ser algo más que una mera «mo-da de filantropía, marketing o imagen pública», esdecir, una clara muestra de responsabilidad social,la cual formará parte de la estrategia corporativade las más importantes empresas, que además, ladifunden en los países en donde se encuentranpresentes ante los respectivos grupos de interésnacional, regional e internacional. �

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años ha aumentado considerablemente el inte-rés por la «dimensión social» de la empresa. Noobstante, para Milton Friedman30, las compañíaspueden perjudicarse a sí mismas y también a lasociedad, si se dedican a tareas que superansus competencias, sus valores y su función.

En su argumentación afirma que la empresasolo tiene una responsabilidad: obtener los mejo-res resultados económicos. Conseguirlos es laprimera responsabilidad, y si no obtiene unos be-neficios al menos iguales a sus costes totales essocialmente irresponsable, pues despilfarra losrecursos de la sociedad. El rendimiento económi-co es la base, sin él, la empresa no puede desem -peñar ninguna otra responsabilidad, ni puede serbuen empleador, ni generar riqueza, ni ser buenvecino.

Sin embargo, las empresas, ante la sociedad,tienen la responsabilidad de intentar encontrarcolaboraciones válidas para los problemas so-ciales básicos que encajen en sus competen-cias. Desde esta concepción, aquellas que prac-tican la «responsabilidad social» están adquirien-do un alto impacto positivo en las sociedades quese encuentran presentes y, por extensión, en losmercados.

Los empresarios consideran, cada vez más,que las actuaciones y actividades en torno y di-rectamente asociadas con la RSE, deben ser va-loradas como una inversión y no como un gasto.Aunque sería irresponsable por su parte aceptar,y aún más querer asumir, responsabilidades quecontrariasen, estorbasen o distorsionasen su ca-pacidad para realizar su principal tarea, actividady misión31.

La crisis experimentada en las economías de -sarrolladas ha devuelto en muchas empresas laresponsabilidad social a su esencia, reduciendolos excesos filantrópicos más ligados al marketing,a la imagen de la empresa y a su marca. Ya nose trata simplemente de mantener los proyectos

30 Premio Nobel de Economía en 1976.31 Peter F. Drucker: La sociedad poscapitalista. Apóstrofe. Madrid,

1995.

Una década después, nuevamente se ha pues-to en entredicho la RSE y en esta ocasión, comoconsecuencia del desastre y penoso suceso indus-trial ocurrido en Bangladesh (2013)32, con el de-rrumbe del edificio de Dacca que albergaba variasfábricas textiles, las cuales trabajaban para gran-des e importantes firmas occidentales.

Este suceso pone de manifiesto las malas con-diciones laborales y de seguridad que sufren los tra -bajadores en los países en desarrollo, con costesde producción muy bajos, que abastecen a multi-nacionales extranjeras, pero que no se ajustan alos estándares exigidos en sus países de origen.

El lado bueno de este trágico suceso, si lo tiene,lo encontramos en que no ha debilitado la prácti-ca de la RSE de las multinacionales extranjeras,muy al contrario, la ha reforzado, perfeccionadoy puesto en guardia para que sea realmente apli-cada de manera rigurosa en cuanto a las norma-tivas laborales, higiénicas y de seguridad en eltrabajo y para que incluso, como veremos poste-riormente, dé un paso más y trate de generar valorcompartido.

Hoy en día, una empresa que quiera ser com-petitiva actualmente y en el futuro, no sólo debepensar en conseguir ganancias, sino que ademástendrá que compatibilizar su labor productiva conuna política que actúe necesariamente en benefi-cio del entorno en el que realiza su actividad, ba-sándose en principios como el respeto a los dere-chos humanos, las condiciones laborales y la me-jora de las relaciones con los empleados, el medioambiente y el compromiso con la sociedad que lerodea. Esta necesidad explica que, hoy en día, laRSE forme parte de la estrategia corporativa de laempresa y no de un departamento aislado y bienintencionado, como en sus inicios.

En este sentido, las empresas que tienen uncomportamiento socialmente responsable diseñansus estrategias y establecen sus procedimientos

internos de gestión, teniendo en cuenta no solola dimensión económica de su producción, sinotambién la social y la medioambiental, conside-rando la RSE como una concepción estratégicaque engloba todas las decisiones empresarialesadoptadas por razones que a «primera vista» seencuentran más allá de los intereses prioritariosde las empresas33, como resultan ser las finan-zas, que tratamos a continuación.

2.4.  La responsabilidad social en lasfinanzas

Con la crisis financiera se ha extendido unaimagen negativa de los bancos34 y los mercadosfinancieros, con el argumento de que el enrique-cimiento desmesurado de los fondos especulati-vos y la poca transparencia en la composición delos activos, ha llevado a una situación de gravecrisis financiera y a la necesidad de rescate denumerosas entidades bancarias en países euro-peos, entre ellos España.

En este marco, sin duda, se constata que escada vez más importante que las entidades fi-nancieras robustezcan, perfeccionen y fortalez-can su compromiso con la responsabilidad socialempresarial. La materialización de la responsabi-lidad social en las finanzas, de forma destacadase implementa en Estados Unidos donde es cre-ciente la presión pública para crear, junto a los in -dicadores de calidad usuales, un ISO de calidadsocial que permita a los «inversores» elegir em-presas que las practiquen. Las compañías con es-trategias claras y contrastadas en responsabilidadsocial están siendo mejor valoradas financiera-mente por los mercados y, además, los más pres-tigiosos fondos de inversión norteamericanos yano invierten en empresas que no dispongan dememoria social y medioambiental. �

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32 Con 1.050 muertos y 2.500 heridos, es el peor desastre indus-trial tras Bhopal, que cuando ocurrió solo habían pasado cinco me-ses desde el anterior desastre, un fuego que mató a 112 personasen la factoría Tazreen.

33 Mariano Nieto Antolín y Roberto Gabo: Responsabilidad socialcorporativa. La última innovación en management. UniversiaBusiness Review, nº 1, primer trimestre. Madrid, 2004.

34 Para más detalle, véase Ramón Casilda Béjar y Jorge Medina:Confianza, responsabilidad y sociabilidad. La banca del siglo XXI.Revista del Instituto de Estudios Económicos, nº 3. Madrid, diciem-bre 2013.

financieras en el mundo. En el área latinoamerica-na destacan los bancos: Bancolombia (Colombia),Bradesco (Brasil), y otros bancos signatarios enArgentina, Chile, Perú, Uruguay y México.

Los EPs se han extendido en gran medidagracias a la atención y el interés creciente en lasnormas y el cumplimiento de la responsabilidadsocial en el mercado de financiación de proyec-tos. Estos principios han contribuido a alcanzaruna mayor convergencia en el marco de las nor-mas ambientales y sociales de referencia. Losbancos multilaterales de desarrollo, incluido elBanco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo(BERD), el Banco Europeo de Inversiones (BEI)y las agencias de crédito a la exportación, a tra-vés de los Enfoques Comunes de la OCDE, si-guen las mismas líneas que los EPs36 en materiamedioambiental y social.

En Europa37 existen más de 280 fondos éti-cos, sociales o ecológicos, con un crecimientodel 70 por 100 respecto a 1999, gestionando du-rante 2013 la cantidad de 34.000 millones de eu-ros pertenecientes a inversores institucionales,principalmente de fondos de pensiones, a losque se les debe añadir otros 12.000 millones deeuros correspondientes al mercado de particula-res. Los países que lideran este campo sonBélgica, Suecia, Inglaterra y Francia, siendo es-te último el país que más dinamismo está de-mostrando en los últimos años. De manera espe-cial, los inversores reclaman que se invierta enempresas que se destaquen en valores como losderechos humanos, el respeto y el desarrollo dela persona, y que se realicen inversiones «cons-tructivas» en países en vías de desarrollo.

Para España el punto de partida fue el año1997, cuando se lanza el primer fondo que inver-tía exclusivamente en el sector medioambiental.Posteriormente en 1999 se crearon los dos prime-ros fondos éticos, y se comprueba una paulatinamuestra de interés en el tejido empresarial español,destacando los grandes bancos y empresas �

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Esto representa un factor competitivo, puesestas firmas se encuentran ante una mejor dis-posición de los analistas e inversores bursátiles.La inversión con criterios de RSE está creciendoconstantemente tanto en cantidad como en lavariedad de productos disponibles. Actualmente,se puede invertir con criterios de responsabilidadsocial en renta variable, renta fija y fondos depensiones, alcanzando además toda clase deactivos, lo que demuestra su madurez a la vezque facilita su acceso y utilización.

La existencia de índices de sostenibilidad en elmarco de las finanzas está motivando a las empre-sas a incrementar sus políticas de RSE. Los últi-mos informes del índice de RSC FTSE4 Good re-cogen el aumento progresivo de empresas de to-do el mundo que han decidido modificar su políticamedioambiental a pesar de la incorporación de cri-terios cada vez más estrictos35. Por su parte, resal-tar que los activos del índice Dow Jones forSustainability (DJSI), pasaron de los 3.200 millo-nes de euros a finales del 2004 hasta superar los6.000 millones de euros a principios de 2013.

En el marco de las finanzas se encuentran losPrincipios de Ecuador (EPs), la guía más comúnpara una financiación responsable y voluntaria. Setrata de un marco de gestión de riesgos, adoptadopor las grandes instituciones financieras, para de-terminar, evaluar y gestionar los riesgos ambienta-les y sociales que puedan derivarse de un proyec-to, tanto para ser cumplidos en la aprobación de sufinanciación como en su ejecución.

También incluyen requerimientos de supervi-sión y apoyo por parte de los bancos signatarios.Cuando se adhieren a los EPs, los bancos ad-quieren el compromiso de aplicarlos a los pro-yectos de importes superiores a los 10 millonesde dólares, en el caso de un project finance. Noobstante, algunos bancos lo aplican sin tener encuenta el tamaño e importe de los proyectos.

Estos principios son de adhesión voluntaria ydurante 2013 los habían suscrito 79 instituciones

35 Para más detalle, véase www.ftse.com.

36 Para más detalle, véase www.equator-principles.com37 Estudio realizado por SRI Compass (2013).

que precisamente se encuentran establecidas enAmérica Latina38.

También en América Latina existe cada vezmás un gran reclamo por estos fondos. Una en-cuesta, no actual precisamente, realizada en Ar -gentina, detectó que el 86,5 por 100 de los consu-midores consideran la responsabilidad social delas empresas para definir sus compras; el 52,6 por100 está dispuesto a pagar más por el precio deproductos de empresas socialmente responsablesy el 77 por 100 a dejar de comprar los productos ymercaderías de las irresponsables39.

Junto con la multiplicación de los fondos éti-cos, las microfinanzas también juegan un papelimportante en los países en desarrollo. Teniendoen cuenta que un porcentaje elevado de la po-blación en América Latina no tiene todavía ni elacceso, ni los conocimientos para acceder a labanca comercial, los microcréditos contribuyen afacilitar la inclusión social y posibilitan la formali-zación de una gran parte del tejido productivo, locual, a priori, revierte una alta importancia paralas economías de los países en desarrollo, conaltos niveles de informalidad.

En España podríamos resaltar que la Iniciativade Naciones Unidas de Global Compact ha otor-gado, en 2012, el premio a la Fundación Microfi -nanzas del BBVA40 en su categoría de «SocialInvestment Pioneers». Al cierre de 2012, la Fun -dación41 había atendido a más de 1,3 millones declientes en América Latina, lo que supone impac-tar directamente en la vida de 5,2 millones de

personas, desde 2007 (fecha del inicio de activi-dades)42.

Todo este acontecer no escapa tampoco ainstituciones como el BID, pionero en la promo-ción de las microfinanzas en la región. En las úl-timas dos décadas, el Fondo Multilateral de Inver -siones (que forma parte del grupo del BID) ha im-pulsado la ampliación de las principales redes demicrofinanzas y ha fomentado múltiples innova-ciones que han permitido el desarrollo de esta in-dustria dinámica.

Por su parte, el BID otorga el premio anual ala Inclusión Financiera y en 2013 fue otorgado a«Crecer», una organización boliviana sin fines delucro que atiende prioritariamente a mujeres po-bres que viven en comunidades rurales. Crecer,creada en 1990, es hoy una de las microfinancie-ras de mayor alcance en la región, con produc-tos de banca comunal, crédito individual y, re-cientemente, crédito agrícola, complementadoscon servicios de educación. Destaca también porsus continuos esfuerzos de investigación paramedir el efecto de sus servicios en sus clientes.

En esta línea, junto con las microfinanzas, des-taca la importancia de la formación financiera enlos países emergentes (e incluso en los paísesdesarrollados), donde debido a la creciente banca-rización, cada vez es mayor el número de perso-nas que tienen acceso a los productos financieros.

La complejidad existente en los mercados fi-nancieros, tras la multiplicación de los productoscomo los derivados, las obligaciones preferenteso los índices ligados, deriva en la necesidad deexplicarlos y entenderlos con la claridad debida,para poder asumir y comprometerse con el ries-go en el que se incurre. Es vital, por tanto, quelos consumidores tengan los conocimientos ne-cesarios para evitar la contratación de productosque conllevan directamente altos riesgos finan-cieros sin su conocimiento.

Definitivamente, integrar desarrollo económico,responsabilidad social empresarial y finanzas �

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38 Destacan las siguientes empresas españolas; BancoSantander, BBVA, Mapfre, Telefónica, Repsol, Inditex, Iberdrola, GasNatural Fenosa, Gamesa, FCC, Acciona, Ferrovial, ACS, Sacyr,Indra y tantas otras. Para un amplio y detallado análisis pueden con-sultarse Ramón Casilda Béjar: La gran apuesta. Globalización y mul-tinacionales españolas en América latina. Análisis de los protagonis-tas. Ediciones Granica (España) y Grupo Editor Norma (Colombia).Madrid y Bogotá, 2008; Multinacionales españolas en un mundo glo-bal y multipolar. ESIC Editorial. Madrid, 2011.

39 Bernardo Kliksberg: Más ética, más desarrollo. La Nación,Buenos Aires, 13 de febrero 2004.

40 La Fundación Microfinanzas del BBVA (2007) nace de la RSEdel grupo BBVA, pero como entidad sin ánimo de lucro es indepen-diente del mismo, tanto en su gobierno como en su gestión. Paramás detalle véase www.fundacionmicrofinanzasbbva.org

41 Según memoria del ejercicio 2012. 42 Para más detalle, véase www.bancaparatodos.com

ca y social. Al igual que lo ocurrido en Europa du-rante la posguerra, los procesos de desarrollo ymodernización latinoamericanos dependen en granmedida, tal como se ha indicado, de la gradual in-corporación a los circuitos formales económicosde los agentes sociales menos productivos y máspobres. Es importante competir en un mundo libe-ralizado y globalizado, con un grado razonable deequidad social, que incremente la productividadmediante la calificación de los recursos humanospostergados.

Otro de los aspectos lo constituyen la innova-ción y el espíritu de empresa, los cuales sóloprosperan en un clima de estabilidad y confianzapública. Estas condiciones sólo se dan en unambiente de participación social, basado en unacomunidad de ciudadanos bien informados, li-bres y comprometidos con el desarrollo económi-co integral de sus respectivos países.

Por ello, no se debe concebir la cuestión so-cial de forma unidimensional; como un imperati-vo de justicia social orientado únicamente a su-perar la pobreza y otras carencias asociadas, si-no que se debe sumar la exigencia ética de ex-tender una serie de oportunidades que habilite alos más necesitados al acceso de trabajos pro-ductivos, con ingresos dignos, para contar consu plena participación económica y ciudadana.

Evidentemente, resulta intolerable mantener unamedia del 35 por 100 de la población en condi-ciones de pobreza, y el 10-15 por 100 en la ex-trema pobreza. Este amplísimo sector desfavo-recido coincide aproximadamente, desde unpunto de vista productivo, con el amplio universode los desempleados, trabajadores informales,empleados por cuenta propia y microempresa-rios, que no tienen acceso al «sector formal» dela economía, viviendo y produciendo desde la in-formalidad y para la informalidad.

Para contrarrestar esta situación es prioritarioen el corto plazo continuar aplicando políticas acti-vas conducentes a disminuir la pobreza extrema,mediante la prestación de servicios compensato-rios, procurando mejorar la focalización de los �

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representa un desafío prácticamente desconoci-do, pues la región (como en gran parte del mun-do) ha vivido históricamente en un mundo com-partimentado.

Por el contrario, hoy no es posible gobernarun mundo globalizado como el actual, ni conviviren él, volviendo a la visión parcelada del pasado,pues además, el proceso de globalización al queasistimos va unido a una tendencia en la diferen-ciación de las organizaciones, las estructurasproductivas, las tecnologías y las relaciones eco-nómicas y comerciales.

No obstante, en última instancia, hay un fac-tor que condiciona este nuevo enfoque integra-dor del desarrollo económico latinoamericano ymundial, porque ninguna propuesta, en funciónúnicamente de la razón o de la técnica, podrá te-ner la capacidad de persuasión para lograr quetodos las organizaciones e instituciones públicasy privadas, aprendan a colaborar entre ellas.

Este factor, indudablemente, es la ética43, queresulta ser la condición esencial para promover ysatisfacer los respectivos intereses en un cambiode actitudes, de apertura, de colaboración y desolidaridad en beneficio del bienestar de la socie-dad, con una proyección hacia las futuras gene-raciones que se beneficiarán del componente éticoen el desarrollo integral latinoamericano, que ex-ponemos seguidamente.

3.  Algunos aspectos centrales del nuevoenfoque integrador del desarrolloeconómico latinoamericano

No cabe duda de que algunos «aspectos cen -trales» que presenta el nuevo enfoque integradorde desarrollo económico latinoamericano, se re-fieren al logro de una mayor integración económi-

43 En la filosofía hegeliana, la «ética» (sttichkait) se refiere a unamoral social, mientras que la «moral» (moralitat) se refiere a la con-ciencia individual. Emilio Fontela Montes y Joaquín Guzmán Cuevas(coordinadores). Economía ética y bienestar social. EdicionesPirámide. Madrid, 2003.

mismos en los grupos de más bajos ingresos, ala vez que aumentar la eficacia en su prestación.Ya en el medio plazo se impone establecer unaestrategia de integración social más amplia y deresultados duraderos, debiendo incluir no sololas conocidas políticas en el campo de la salud,la educación y la mejora de las condiciones devida en las ciudades y en el medio rural, sino queparalelamente se deberá articular la creación denuevas oportunidades de acceso al empleo paralos jóvenes y los trabajadores informales, y paraaquellos otros experimentados que se vieron ex-pulsados del sistema productivo por los imperio-sos ajustes de las crisis económicas y la deslo-calización geográfica o la subcontratación fuerade la región.

Otros aspectos centrales, que habría que eva-luar con gran atención, se corresponden por un la-do, con los empleos de alta cualificación que recla-man tanto la inversión extranjera directa, como lasgrandes empresas multilatinas, mientras otros co-mo las infraestructuras tecnológicas adecuadas ybajos costes de comunicaciones, representan engran parte la eficiencia y la competitividad de lasempresas.

También se tienen que instrumentar los sufi-cientes incentivos para los emprendedores, quebuscan su oportunidad empresarial y muy espe-cialmente en el marco de las nuevas tecnologías,donde los jóvenes son los grandes protagonis-tas, siendo éste un fenómeno que se produce anivel mundial y que los distintos países latinoa-mericanos siguen con especial interés los com-portamientos y las evoluciones que se producen.Entre los países de economías en desarrollo yemergentes, el caso más destacado puede quese de en India, dado los excelentes resultados queproporciona a los jóvenes emprendedores el am-plio universo de las nuevas tecnologías.

La política llevada a cabo por los respectivosGobiernos en India está atrayendo desde haceaños a las grandes multinacionales tecnológicascomo IBM, Accenture, BT Global Services y tan-tas otras que tienen sus sedes en Bangalore, la

ciudad tecnológica más dinámica del país, quepor cierto ha superado al mítico Silicon Valley.Como muestra, de las 52 compañías mundialesque otorga el índice de máximo nivel de calidadtecnológica (SEI-CMMM Level 5), 43 de ellas seencuentran en India y 20 en Bangalore. Los re-sultados se han mostrado progresivamente favo-rables, pues se habían exportado durante el 2003software y servicios por 10.000 millones de dóla-res, alcanzando los 30.000 millones en 2009, ycon previsiones de 50.000 millones para 201544.Sin embargo, este es un extenso, expansivo ycompetitivo mercado, que estimula la entrada denuevos competidores de los países emergentes,como pueden ser los latinoamericanos.

En América Latina existen diferentes paísesque se encuentran apostando fuerte para podercontar con su «Bangalore», como puede ser elcaso de Argentina que, desde la ciudad de Tandil45,desea emular el modelo indio y está esforzándo-se por ello, teniendo a su favor que las condicio-nes actuales, a pesar de la crisis económica, sonmejores que las de India cuando comenzó estaestrategia hacía finales de los años setenta delsiglo veinte.

Por su parte, Ecuador construye la ciudad delconocimiento y la innovación «Yachay», que re-presenta un foco avanzado y puntero para la in-novación, el crecimiento económico y la moder-nización del país con la idea de poder ser un re-ferente para la región. También se encuentran laciudad del conocimiento en Medellín, Colombia o elcaso de Uruguay46, especializado en la industriadel software, que durante los últimos años se haconvertido en uno de los centros avanzados dedesarrollo de software en América Latina, con unaexportación que ha crecido un 1.330 por 100 du-rante los últimos cinco años y un volumen de �

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44 Asociación Empresarial Nascom.45 Situada en la Provincia de Buenos Aires, donde se encuentra el

polo tecnológico conocido como el Silicon Valley argentino.46 Standard & Poorʼs elevó su calificación crediticia de BB+ a BBB-

y elogió al Gobierno por sus políticas económicas «prudentes».Uruguay se suma ahora a un grupo de países que en la región com-prende a Chile, México, Brasil, Colombia, Perú, Panamá y CostaRica.

250 millones de dólares47. De esta manera, se haconvertido en uno de los sectores de la econo-mía uruguaya con mayor crecimiento en los últi-mos tiempos contando con más de 250 empre-sas vinculadas a esta industria.

Para tener clara la magnitud de esta cifra hayque señalar que Uruguay cuenta con una pobla-ción de 3,4 millones de habitantes (2013), por loque todas las empresas tienen una clara orienta-ción exportadora que se concentra en AméricaLatina, aunque también han abierto mercado enla UE y en EEUU. Se calcula que el mercado deproductos informáticos a nivel mundial superalos 500 mil millones de dólares e India captarádespués de algo más de cuarenta años un 10por 100 en 2015.

Asociado a la innovación tecnológica, recor-demos, por su trascendencia, que el bienestar apartir de la Edad Contemporánea, se basa en lainvención y la innovación que realizan los cientí-ficos y aplican los empresarios, y de los dos, elfactor más crítico y más difícil de generar es elempresarial, como se puede comprobar a lo largoy ancho de la región. Cualquier país, que quieraavanzar más rápidamente para acortar la brechacon las naciones desarrolladas, necesita, más quenada, empresarios creativos e innovadores48.

4.  Conclusiones

Promover el nuevo enfoque integrador del de-sarrollo económico latinoamericano, desde eltrabajo conjunto y la colaboración entre elemen-tos como los mencionados: la responsabilidadsocial de la empresa, las finanzas y el compo-nente ético, acostumbrados entre ellos a tenerpocas o malas relaciones entre sí, presenta dis-tintas dificultades.

En un primer lugar, porque no estamos habitua-dos a comprender el mundo en forma integrada, yporque una alianza entre la lógica jerarquizadoradel poder y la lógica clasificadora de la razón, nosconduce a separar y antagonizar lo que en la so-ciedad siempre debió permanecer unido.

En segundo lugar, porque ninguno de los ac-tores intervinientes: Estado, sector privado y so-ciedad, habían articulado un discurso común,que les permitiera entenderse y colaborar, ni loscanales e instrumentos necesarios para acercar-se y trabajar juntos; lo cual hace pertinente cons-truir ese discurso y esos instrumentos.

En tercer lugar, cuando se utilizan como ins-trumentos las finanzas, es posible crear una ma-teria multidisciplinar al incorporar la dimensiónsocial y ética al campo financiero, caracterizado pornutrirse de una concepción estrictamente técni-ca, renunciando generalmente a la «reflexión delos fines con los que se utilizan», siendo el ejem-plo más próximo la actual crisis económica, don-de las finanzas son protagonistas estelares consu inmenso y dañino arsenal de productos finan-cieros tóxicos.

Con este sesgo multidisciplinar, el nuevo en-foque integrador del desarrollo latinoamericanoincorpora a la responsabilidad social las finanzasy el componente ético, que hacen una cienciaeconómica más cercana a las realidades y ten-dencias sociales y que, a su vez, le permite dis-poner de un cuerpo autónomo de conocimientosrelativos al empleo social específico de todas lasherramientas, procedimientos y sistemas al usoen el campo de la economía financiera49.

Por su parte, la ética, en última instancia, esla condición decisiva porque, como señalábamos,ninguna propuesta en función únicamente de larazón o de la técnica podría tener la capacidad pa-ra lograr que todos estos actores aprendan a cola-borar entre ellos, desde un cambio de actitudes, deapertura y de solidaridad. �

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47 Se exporta a 52 países. Cámara de Software de Uruguay, 2012.48 J. A. Schumpeter, fue quien con más fuerza impulso esta idea

básica de la «función innovadora del empresario», que se produce,en tanto menos desarrollado es el país. Véase: Jhosep A.Schumpeter: The theory of economic development. CambridgeUniversity Press, 1934.

49 Javier Wenceslao Ibáñez Jiménez  y José Luis FernándezFernández  (Editores): Ética y mercado de valores. Marcial PonsEditor. Madrid, 2002.

Precisamente, es esta dimensión ética la quereclama ir hacia un desarrollo económico integra-dor, que haga posible alcanzar todos estos objeti-vos tan deseados en las políticas económicas ysociales. Aunque esta dimensión ética debe alejar-se de las conocidas reacciones pendulares del pa-sado, de políticas que en un caso privilegiaron loeconómico ante lo social, en aras de un economi-cismo estrecho, y en otro, pretendieron alcanzargrandes y respetables logros sociales, pero sacrifi-cando las bases de una economía dinámica encrecimiento. En consecuencia, se tuvo «economíasin sociedad», y «sociedad sin economía»50.

La respuesta de la ciencia económica al reto dela ética se encuentra en la economía del bienestar,pues como señala Samuelson51 «en un cierto pun-to, la economía debe integrar funciones éticas debienestar que provienen del exterior del campoeconómico». Este es el sentido de la función eco-nómica del bienestar que sustancialmente se pue-de enriquecer prestando más atención a la ética, yel estudio de la ética también puede beneficiarsede un contacto más íntimo de la economía52.

También resulta vital, contar con un Estado «efi-ciente y fuerte», que sea capaz de salvaguardarlos bienes comunes, que respete y haga respetardebidamente la legislación que fortalezca las insti-tuciones y solidifique su marco legal para que nopierdan quienes sí las respetan y ganen quieneslas evitan. Y definitivamente, recalcamos: «que elinterés en la ética, no excluya la plena concienciade la necesidad de contar con un sistema econó-mico estable, dinámico, tecnológicamente moder-no y en continúa competitividad en consonanciacon los parámetros y realidades de los países enel contexto competitivo internacional y global»53.

No deseamos finalizar sin advertir que la com -petitividad a medio y largo plazo de las empresasno sólo depende de la obtención de una rentabi-

lidad económica suficiente, condición indispen-sable para su supervivencia y expansión, perotambién debe estar asociada a su capacidad pa-ra obtener resultados y crear valor social soste-nible. Aquí, en este binomio de rentabilidad y sos -tenibilidad, está el futuro prometedor de AméricaLatina y del mundo. No lo duden.

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Ramón Casilda Béjar y Rosario Paradinas Zorrilla