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www.nuestraseñorademontserrat.es Picanya, 3-9 de agosto NTRA SRA DE MONTSERRAT “La eucaristía es el signo más tangible del amor de Dios por el hombre, ya que renueva permanentemente su sacrificio por amor a nosotros” Madre Teresa de Calcuta Agosto 2015 Del 3 al 9 PAN DE VIDA ¿Por qué seguir interesándonos por Jesús después de veinte siglos? ¿Qué podemos esperar de él? ¿Qué nos puede aportar a los hombres y mujeres de nuestro tiempo? ¿Nos va a resolver acaso los problemas del mundo actual? El evangelio de Juan habla un diálogo de gran interés, que Jesús mantiene con una muchedumbre a orillas del lago Galilea. El día anterior han compartido con Jesús una comida sorprendente y gratuita. Han comido pan hasta saciarse. ¿Cómo lo van a dejar marchar? Lo que buscan es que Jesús repita su gesto y los vuelva a alimentar gratis. No piensan en nada más. Jesús los desconcierta con un planteamiento inesperado: "Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el que perdura hasta la vida eterna". Pero ¿cómo no preocuparnos por el pan de cada día? El pan es indispensable para vivir. Lo necesitamos y debemos trabajar para que nunca le falte a nadie. Jesús lo sabe. El pan es lo primero. Sin comer no podemos subsistir. Por eso se preocupa tanto de los hambrientos y mendigos que no reciben de los ricos ni las migajas que caen de su mesa. Por eso maldice a los terratenientes insensatos que almacenan el grano sin pensar en los pobres. Por eso enseña a sus seguidores a pedir cada día al Padre pan para todos sus hijos. Pero Jesús quiere despertar en ellos un hambre diferente. Les habla de un pan que no sacia solo el hambre de un día, sino el hambre y la sed de vida que hay en el ser humano. No lo hemos de olvidar. En nosotros hay un hambre de justicia para todos, un hambre de libertad, de paz, de verdad. Jesús se presenta como ese Pan que nos viene del Padre, no para hartarnos de comida sino "para dar vida al mundo". Este Pan, venido de Dios, "perdura hasta la vida eterna". Los alimentos que comemos cada día nos mantienen vivos durante años, pero llega un momento en que no pueden defendernos de la muerte. Es inútil que sigamos comiendo. No nos pueden dar vida más allá de la muerte. Jesús se presenta como ese Pan de vida eterna. Cada uno ha de decidir cómo quiere vivir y cómo quiere morir. Pero, creer en Cristo es alimentar en nosotros una fuerza indestructible, empezar a vivir algo que no terminará con nuestra muerte. Seguir a Jesús es entrar en el misterio de la muerte sostenidos por su fuerza resucitadora. Comentando el Evangelio TE BUSCO, SEÑOR Aunque lo haga de una forma equivocada, e incluso, a veces porque me das lo que me conviene. Pero créeme, Señor, que te busco porque te quiero. Aunque a veces la cruz me pese demasiado Aunque, en otros momentos, no entienda en algo o en mucho tus misterios Aunque, la vida terrena, me guste más que aquella que en el cielo me espera. TE BUSCO, SEÑOR No por lo que me das, aunque me lo ofrezcas No porque me acompañas, que te lo agradezco No porque me iluminas, aunque a veces prefiera vivir en la oscuridad Sólo sé, Señor, que te busco. En cada día y en cada acontecimiento En la escasez y en la abundancia En el llanto y en la sonrisa Cuando las cosas vienen de frente y, cuando el suelo por debajo de mis pies, se abre en un peligroso boquete. TE BUSCO, SEÑOR Aunque mi fe no sea sólida y, a veces, exija pruebas de tu presencia. Aunque dude, y a continuación, te de la espalda y no pueda defenderte. Aunque no trabaje demasiado por tu causa y por tu Evangelio Sólo sé, Señor, que no dejo de buscarte Que no dejo de quererte Que no dejo de pensar que, sin Ti, mi vida sea muy diferente. Gracias, Señor Al escuchar sus palabras, aquellas gentes de Cafarnaún le gritan desde lo hondo de su corazón: "Señor, danos siempre de ese pan". Desde nuestra fe vacilante, nosotros no nos atrevemos a pedir algo semejante. Quizás, solo nos preocupa la comida de cada día. Y, a veces, solo la nuestra.

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www.nuestraseñorademontserrat.es Picanya, 3-9 de agosto

NTRA SRA DE MONTSERRAT “La eucaristía es el signo más tangible del amor de Dios por el hombre, ya que renueva permanentemente su sacrificio por amor a nosotros”

Madre  Teresa  de  Calcuta  

Agosto 2015 Del 3 al 9

PAN DE VIDA

¿Por qué seguir interesándonos por Jesús después de veinte siglos? ¿Qué podemos esperar de él? ¿Qué nos puede aportar a los hombres y mujeres de nuestro tiempo? ¿Nos va a resolver acaso los problemas del mundo actual? El evangelio de Juan habla un diálogo de gran interés, que Jesús mantiene con una muchedumbre a orillas del lago Galilea.

El día anterior han compartido con Jesús una comida sorprendente y gratuita. Han comido pan hasta saciarse. ¿Cómo lo van a dejar marchar? Lo que buscan es que Jesús repita su gesto y los vuelva a alimentar gratis. No piensan en nada más.

Jesús los desconcierta con un planteamiento inesperado: "Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el que perdura hasta la vida eterna". Pero ¿cómo no preocuparnos por el pan de cada día? El pan es indispensable para vivir. Lo necesitamos y debemos trabajar para que nunca le falte a nadie.

Jesús lo sabe. El pan es lo primero. Sin comer no podemos subsistir. Por eso se preocupa tanto de los hambrientos y mendigos que no reciben de los ricos ni las migajas que caen de su mesa. Por eso maldice a los

terratenientes insensatos que almacenan el grano sin pensar en los pobres. Por eso enseña a sus seguidores a pedir cada día al Padre pan para todos sus hijos.

Pero Jesús quiere despertar en ellos un hambre diferente. Les habla de un pan que no sacia solo el hambre de un día, sino el hambre y la sed de vida que hay en el ser humano. No lo hemos de olvidar. En nosotros hay un hambre de justicia para todos, un hambre de libertad, de paz, de verdad. Jesús se presenta como ese Pan que nos viene del Padre, no para hartarnos de comida sino "para dar vida al mundo".

Este Pan, venido de Dios, "perdura hasta la vida eterna". Los alimentos que comemos cada día nos mantienen vivos durante años, pero llega un momento en que no pueden defendernos de la muerte. Es inútil que sigamos comiendo. No nos pueden dar vida más allá de la muerte.

Jesús se presenta como ese Pan de vida eterna. Cada uno ha de decidir cómo quiere vivir y cómo quiere morir. Pero, creer en Cristo es alimentar en nosotros una fuerza indestructible, empezar a vivir algo que no terminará con nuestra muerte. Seguir a Jesús es entrar en el misterio de la muerte sostenidos por su fuerza resucitadora.

Comentando el Evangelio

TE BUSCO, SEÑOR

Aunque lo haga de una forma equivocada, e incluso, a veces porque me das

lo que me conviene. Pero créeme, Señor, que te busco

porque te quiero. Aunque a veces la cruz me pese demasiado

Aunque, en otros momentos, no entienda en algo o

en mucho tus misterios Aunque, la vida terrena,

me guste más que aquella que en el cielo me espera.

TE BUSCO, SEÑOR

No por lo que me das, aunque me lo ofrezcas

No porque me acompañas, que te lo agradezco

No porque me iluminas, aunque a veces prefiera

vivir en la oscuridad Sólo sé, Señor, que te busco.

En cada día y en cada acontecimiento En la escasez y en la abundancia

En el llanto y en la sonrisa Cuando las cosas vienen de frente

y, cuando el suelo por debajo de mis pies, se abre en un peligroso boquete.

TE BUSCO, SEÑOR

Aunque mi fe no sea sólida y, a veces, exija pruebas de tu presencia.

Aunque dude, y a continuación, te de la espalda y no pueda defenderte.

Aunque no trabaje demasiado por tu causa y por tu Evangelio

Sólo sé, Señor, que no dejo de buscarte Que no dejo de quererte Que no dejo de pensar

que, sin Ti, mi vida sea muy diferente. Gracias, Señor

Al escuchar sus palabras, aquellas gentes de Cafarnaún le gritan desde lo hondo de su corazón: "Señor, danos siempre de ese pan". Desde nuestra fe vacilante, nosotros no nos atrevemos a pedir algo semejante. Quizás, solo nos preocupa la comida de cada día. Y, a veces, solo la nuestra.

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Reflexión Escuchar a Dios en el ruido y la limitación cotidiana

En todo lo que nos rodea está escrito nuestro nombre, pronunciado por Jesús

Es difícil escuchar la voz de Dios en nuestro corazón y descubrir sus deseos, la misión que nos tiene encomendada. El Espíritu Santo habla en el silencio y nosotros no lo escuchamos, hay demasiados ruidos.

Hay un cuento que habla de una leyenda de un monje y un templo sobre una isla. Le dijeron que las campanas más hermosas se escuchaban en esa isla: «El templo había estado sobre una isla, dos millas mar adentro. Tenía un millar de campanas. Grandes y pequeñas campanas, labradas por los mejores artesanos del mundo. Cuando soplaba el viento o arreciaba la tormenta, todas las campanas del templo repicaban al unísono, produciendo una sinfonía que arrebataba a cuantos la escuchaban. Pero, al cabo de los siglos, la isla se había hundido en el mar y, con ella, el templo y sus campanas. Una antigua tradición afirmaba que las campanas seguían repicando sin cesar y que cualquiera que escuchara atentamente podría oírlas».

Lo único que deseaba era escuchar un día todas esas campanas. Una vez allí trataba de oír las campanas haciendo silencio, se abstraía de todos los ruidos que le rodeaban. Todo era muy hermoso, el mar era precioso: «Estuvo sentado durante días en la orilla, frente al lugar en el que en otro tiempo se había alzado el templo, y escuchó, y escuchó con toda atención. Pero lo único que oía era el ruido de las olas al romper contra la orilla. Hizo todos los esfuerzos posibles por alejar de sí el ruido de las olas, al objeto de poder oír las campanas. Pero todo fue en vano; el ruido del mar parecía inundar el universo». Un día, desanimado, desistió de su idea: «Tal vez él no estaba destinado a ser uno de aquellos seres afortunados a quienes les era dado oír las campanas. O tal vez no fuera cierta la leyenda. Regresaría a su casa y reconocería su fracaso. Era su último día en el lugar y decidió acudir una última vez a su observatorio. Se tendió en la arena, contemplando el cielo y escuchando el sonido del mar. Aquel día no opuso resistencia a dicho sonido,

sino que, por el contrario, se entregó a él y descubrió que el bramido de las olas era un sonido realmente dulce y agradable. Pronto quedó tan absorto en aquel sonido que apenas era consciente de sí mismo. Tan profundo era el silencio que producía en su corazón. ¡Y en medio de aquel silencio lo oyó! El tañido de una campanilla, seguido por el de otra, y otra, y otra. Y en seguida todas y cada una de las mil campanas del templo repicaban en una gloriosa armonía, y su corazón se vio transportado de asombro y de alegría».

Soñamos con oír la voz de Dios. Buscamos el silencio y nos retiramos del mundo. No lo encontramos. Nos molestan los ruidos de la vida y los queremos evitar. Queremos hacer silencio pero no lo logramos, siguen los ruidos, las voces, los gritos. En nuestro interior y en el mundo que nos rodea no hay silencio. Soñamos con retirarnos a

un desierto sin voces y sin hombres para escuchar a Dios. Y justificamos el silencio de Dios al pensar en tantos ruidos que nos molestan cada día. Quisiéramos que hubiera un profundo silencio en nuestra vida para poder oír las campanas del alma.

La historia de las campanas del monasterio nos enseña a rezar mirando el mundo que nos rodea, sin despreciarlo, sin querer huir de él. Cuando aprendemos a escuchar nuestra propia alma llena de ruidos, las olas de nuestro interior, el mar de los que están a nuestro lado, la vida con su falta de paz, ese día lleno de actividades, logramos escuchar las campanas de Dios.

Sin embargo, ¡cuántas veces, es verdad, no vemos a Dios en lo cotidiano! No sabemos dónde está, ni qué quiere de nosotros. Dónde está en ese dolor que sentimos, en la rutina, en medio de

nuestra familia o en la tormenta de nuestro corazón. Ante una decisión difícil, una pérdida, un fracaso.

A todos nos gustaría que se abriese el cielo y nos dijese Dios: «Soy Yo, aquí estoy». En realidad, si hacemos silencio, si nos retiramos a orar en lo hondo de nuestra alma, esa voz de Dios que abre el cielo, que abre las puertas cerradas de nuestro interior, la podemos llegar a oír. Es un susurro a veces. Está tapada por muchos ruidos de mi vida, actividades, algunas incluso religiosas, por los ruidos de mi corazón.

Al detenernos a mirar nuestra vida con los ojos de Dios, descubrimos el mejor camino para oírle. A veces son los demás esa voz de Dios. Alguien nos dice algo que desgarra el velo y sí sentimos que Dios nos ha tocado. Ahí escuchamos a Dios. No pasando de puntillas sobre la vida, sino tomándola entre las manos. No queriendo abstraernos de todos los ruidos del mundo sino poniendo nuestro corazón allí, en la realidad donde Dios nos habla.

En medio de nuestros ruidos, es posible escuchar la voz de Dios pronunciando nuestro propio nombre, diciéndonos cuánto nos quiere: «Mi silencio tiene tu nombre. Mi vida. Mi misterio. Mi camino. Mi mar. Mi orilla. Mis preguntas. Jesús. Mis sueños tienen tu nombre. Mi corazón. Mi herida. Mi barca. Mi hogar. Mis manos. Mi profesión. Jesús. Mi renuncia tiene tu nombre. Mi mirada. Mi jardín. Mi desierto. Mi historia. Mi hoy. Mi futuro. Jesús. Mi cruz tiene tu nombre. Mi amor. Mi ideal. Mi niñez. Mi don. Mi fragilidad. Mi sonrisa. Jesús».

Sí, en todo lo que nos rodea está escrito nuestro nombre, pronunciado por Jesús.

En todo lo que nos rodea está inscrito el nombre de Jesús y nosotros lo pronunciamos tímidamente. Amando el mundo en el que Cristo se hizo carne. Allí mismo, entre los hombres, en la falta de amor y de paz. Allí nace lo eterno. Allí comienza la frontera de la eternidad.

Allí entendemos el sentido de nuestra vida y las campanas de Dios en el alma empiezan a sonar. Su voz es dulce y clara. Escuchemos a Dios que nos habla cada día y nos muestra el camino.

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Picanya, 3-9 de agosto

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A NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE

El alpinista

Cuentan que un alpinista, desesperado por conquistar el Aconcagua inicio su travesía, después de años de preparación. Pero quería la gloria para él solo, por lo tanto subió sin compañeros. Empezó a subir y se le fue haciendo tarde, y más tarde... Pero, obsesionado, no se preparó para acampar, sino que decidió seguir subiendo decidido a llegar a la cima.

Oscureció, la noche cayo con gran pesadez en la altura de la montaña, ya no se podía ver absolutamente nada. Todo era negro, cero visibilidad, no había luna y las estrellas estaban cubiertas por las nubes. Subiendo por un acantilado, a solo 100 metros de la cima, se resbaló y se desplomó por los aires... Caía a una velocidad vertiginosa, solo podía ver veloces manchas cada vez más oscuras que se deslizaban por la misma oscuridad y sentir la terrible sensación de ser succionado por la gravedad.

Seguía cayendo... Y en esos angustiantes momentos, pasaron por su mente todos sus gratos y no tan gratos momentos de la vida; pensaba que iba a morir, sin embargo, de repente sintió un tirón tan fuerte que casi lo parte en dos...

¡Sí!, como todo alpinista experimentado, había clavado estacas de seguridad con candados a una larguísima soga que lo amarraba de la cintura. En esos momentos de quietud, suspendido por los aires, no le quedo más que gritar:

-¡Ayúdame Dios Mío... !

De repente una voz grave y profunda le contestó desde los cielos:

-¿Que quieres que haga, Hijo Mío?

-¡Sálvame, Dios Mío!

-¿Realmente crees que te pueda salvar?

-¡Por supuesto, Señor...!

-Entonces corta la cuerda que te sostiene...

Hubo un momento de silencio y quietud. El hombre se aferró más a la cuerda y reflexionó.

Cuenta el equipo de rescate que al otro día encontraron colgado a un alpinista congelado, muerto, agarrado fuertemente con las manos a una cuerda...

¡A TAN SÓLO 3 METROS DEL SUELO...!

Enseñanza:

Confía siempre en Dios, si tienes fe , nada es imposible, y todo problema con la ayuda de Dios del esfuerzo y la perseverancia , se puede superar..

Pensando…

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Intenciones de Misa

L

UN

ES

3

19:00 SANTO ROSARIO por los jóvenes 19:30 VÍSPERAS Y SANTA MISA Réquiem medio año Amparo Martínez Blanch por la Parroquia Suf. María Cubells y Miguel Planells por su familia Suf. José March Moncholí por la Parroquia (15)

M

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19:00 SANTO ROSARIO por las vocaciones a la vida consagrada 19:30 VÍSPERAS Y SANTA MISA Suf. José Luís Ferrer Almenar por la Parroquia (18) Suf. José Manuel Alba Gil por la Parroquia (14)

M

IÉR

CO

LE

S 5

19:00 SANTO ROSARIO por las familias 19:30 VÍSPERAS Y SANTA MISA Suf. Alfonso Bonillo Benítez por la Parroquia (12) Suf. Genoveva Tronch Ricart por la Parroquia (7)

V

IER

NE

S 7

19:00 SANTO ROSARIO por los enfermos 19:30 VÍSPERAS Y SANTA MISA Suf. Padres y hermanos de María Sanz Suf. Francisco Serrador Ricart por la Parroquia (4) Suf. María Ruíz Villalón por la Parroquia (3)

S

ÁB

AD

O 8

19:00 SANTA MISA Suf. Mª Carmen Pizarro Piedras por su familia Suf. Elvira Nemesio Planells por su esposo e hijos Suf. Encarnación Pons Cubells por su familia Suf. Amparo Guerola Valero por su esposo e hijos

DO

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9:00 LAUDES Y SANTA MISA Suf. Almas del purgatorio por la parroquia (30) 11:00 SANTA MISA DE LA COMUNIDAD Pro Populo

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or

19:00 SANTO ROSARIO por las vocaciones al ministerio sacerdotal 19:30 VÍSPERAS Y SANTA MISA Suf. José Vidal Tomás por su familia Suf. Sacerdotes y religiosas que han servido a nuestra Parroquia Suf. José Beta Martínez por la Parroquia (8) Suf. Serafín Bartual Peris por la Parroquia (6)