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XXVI ASAMBLEA DIOCESANA DE PASTORAL LA COMUNIN ECLESIAL MARTES 27 DE ENERO SEGUNDA ETAPA: V I V I R

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3. LA FE, LA ESPERANZA Y LA CARIDAD (Iglesia en comunin y participacin) Las virtudes teologales, infundidas por Dios en nuestras almas, nos capacitan para vivir a lo divino, es decir, como hijos de Dios y contrarrestar los impulsos naturales encaminados al egosmo, Se reciben como un don, un regalo de Dios, pero queda a nuestra responsabilidad el desarrollo de las mismas. Puebla, en el numero 563, literalmente se haca la pregunta Cmo debe la Iglesia vivir su misin?, Cada bautizado se siente atrado por el Espritu de Amor, quien le impulsa a salir de s mismo, a abrirse a los hermanos y a vivir en comunidad.

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3.1. La fe como comunin. En la comunidad primitiva de Jerusaln, los discpulos "acudan asiduamente a la enseanza de los apstoles, a la comunin, a la fraccin del pan y a las oraciones" (Hch 2,42) La expresin "comunin" significa dos cosas estrechamente relacionadas: - Comunin en las cosas santas - Comunin entre las personas santas.

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QU "COSAS SANTAS" COMPARTIMOS LOS CATLICOS? - La comunin de los bienes espirituales - La comunin de la fe. - La comunin de los sacramentos. - La comunin de los carismas. - La comunin de la caridad.

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-La comunin entre la Iglesia del cielo y de la tierra La unin de los miembros de la Iglesia peregrina con los hermanos que durmieron en la paz de Cristo de ninguna manera se interrumpe. Ms an, segn la constante fe de la Iglesia, se refuerza con la comunicacin de los bienes espirituales.

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-La comunin con los santos "No veneramos el recuerdo de los del cielo tan slo como modelos nuestros, sino, sobre todo, para que la unin de toda la Iglesia en el Espritu se vea reforzada por la prctica del amor fraterno. (Lumen Gentium, 50). -La comunin con los difuntos "La Iglesia peregrina, perfectamente consciente de esta comunin de todo el cuerpo mstico de Jesucristo, desde los primeros tiempos del cristianismo honr con gran piedad el recuerdo de los difuntos y tambin ofreci por ellos oraciones. (Lumen Gentium, 50).

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3.2. La esperanza como participacin. La esperanza es la virtud sobrenatural infundida por Dios en nuestra alma, por la cual deseamos la vida eterna que Dios ha prometido a sus servidores. Sin embargo esta esperanza no puede ser pasiva, sino activa. Debemos andar por la vida con los objetivos bien determinados. Esta actitud ante la vida, mantenedora de la esperanza, supone una lucha alegre diaria.

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3.3. La caridad como fraternidad. "Aunque hablara la lengua de los hombres y de los ngeles, si no tengo caridad, soy como bronce que suena o cmbalo que retie... Aunque repartiera todos mis bienes, y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo caridad, nada me aprovecha". (1Cor 13, 1.3). Creado desde los orgenes para relacionarse en armona con sus semejantes, el ser humano descubre en la soledad un mal insostenible y un obstculo real para la propia realizacin. No es bueno que el hombre est solo (Gn 2,18). De esta manera, la nostalgia de comunin constituye una experiencia vital en todo aquel que se abre al encuentro con su propia interioridad. Les doy un mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros. Ustedes deben amarse unos a otros como yo los he amado. En esto reconocern todos que son mis discpulos, en que se amen unos a otros. (Jn 13,34-35

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Rasgos ineludibles: amor hasta entregar la propia vida, amor que se expresa en el camino del servicio, como nos lo muestra el Seor al lavarle los pies a sus discpulos y amor que brota de la accin del Espritu Santo (slo as se comprende la invitacin de Jess de amar como El). Al dar paso al amor fraterno en nuestras existencias nos asemejamos ms y ms al Seor de Nazaret. Esta caridad fraterna tiene mltiples expresiones. Ante todo se nos presenta como servicio. El mismo Seor nos muestra en la ltima Cena esta dimensin servicial de la existencia.

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Otro rostro inconfundible de la caridad es el perdn. La solidaridad es otra expresin de amor hacia el hermano. Se trata de hacer propias las penas y alegras ajenas, asumindolas con un corazn amplio y generoso como el de Jess y como el de su Madre. No podemos pasar por alto la correccin fraterna, exigencia que brota de la amorosa guardiana del hermano.

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4. EL SENTIDO DE PERTENENCIA A LA IGLESIA (Iglesia hacia la unidad y fraternidad) No se entiende un cristiano sin Iglesia (Francisco, homila del 30 de enero de 2014). El primer fruto del Bautismo es el hacerte pertenecer a la Iglesia. Y por esto el gran Pablo VI deca que era una dicotoma absurda amar a Cristo sin la Iglesia, no se puede.

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4.1. Parroquia y/o comunidad religiosa. La Iglesia es catlica porque es el espacio en el que se anuncia la fe verdadera y en el que se ofrece la salvacin que Cristo vino a traer a todos. Esta misin de la Iglesia catlica se concretiza en la parroquia o en la respectiva comunidad. La parroquia es una comunidad de comunidades. Por todo esto, es importante tener cultivado el sentido de pertenencia a la Parroquia como el instrumento en el cual se recibe y se alimenta comunitariamente la fe recibida. Pero es muy sano que no pierdan el contacto con esa realidad tan rica de la parroquia del lugar, y que se integren gustosamente en la pastoral orgnica de la Iglesia particular.

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4.2. Pastoral de conjunto. Es la implicacin de toda la Dicesis en una misma comunin para la misin. Qu exigencias comporta este proyecto? a)Experiencia personal y comunitaria de fe. b) Vivencia fuerte de eclesialidad. c) Necesidad de programacin conjunta: la pastoral de conjunto es una pastoral articulada, integral, sectorial y ambiental. d) Fuerte dosis de solidaridad y esperanza.

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e) Vivencia de una parroquia como comunidad de comunidades: la parroquia que, de alguna manera, representa a la Iglesia visible establecida por todo el mundo (SC 42) y que es como una clula de la Dicesis (AA 10 f) Consolidar los decanatos como unidades bsicas diocesanas para la pastoral de conjunto. Entre las funciones del decanato, se encuentran las de promocionar, coordinar y ejecutar programaciones pastorales; favorecer la fraternidad sacerdotal y apostlica; potenciar equipos de vida y trabajo apostlicos entre sacerdotes, religiosos y laicos; compartir recursos materiales y humanos; hacer realidad una pastoral de sectores y ambientes; conservar y difundir el patrimonio eclesial, cultural, documental y artstico. g) Necesidad de tejer la dicesis desde la colaboracin, el dilogo y la articulacin de fuerzas y carismas. Todos somos necesarios. Y todos nos necesitamos.

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4.3. Opcin evanglica por los pobres. Jess evangeliza a los pobres El compromiso evanglico de la Iglesia, como ha dicho el Papa Juan Pablo II, debe ser como el de Cristo: un compromiso con los ms necesitados (cf. Lc 4, 18 -21; Juan Pablo II, Discurso inaugural III 3). La opcin preferencial por los pobres tiene como objetivo el anuncio de Cristo salvador que los iluminar sobre su dignidad, los ayudar en sus esfuerzos de liberacin de todas las carencias y los llevar a la comunin con el Padre y los hermanos, mediante la vivencia de la pobreza evanglica (Pue 1153).

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El testimonio de una Iglesia pobre puede evangelizar a los ricos que tienen su corazn apegado a las riquezas, convirtindolos y liberndolos de esta esclavitud y de su egosmo (Pue 1156). La opcin por los pobres no se reduce a determinar el destinatario de la misin, sino que configura todo el hacer y ser de la Iglesia, su fe, esperanza y caridad; La opcin por los pobres nos hace repensar en la idea que tenemos de Dios y de su enviado Jesucristo, lo cual produce una conversin pastoral.