La leyenda de Fuyao Por Tian Xia Gui Yuan

LIBRO 2: El corazón infinito

Capítulo 1

Una flor bajo la luz de la luna

En un momento, el rayo luminoso había llegado ante sus ojos.

Donde cayó, Yuan Zhaoxu se dio la vuelta de repente.

Él siempre era tranquilo y amable, pero cuando se movía, era indescriptiblemente rápido, incluso más que el rayo luminoso. Su cuerpo giró sin parar, las mangas aletearon con gran alcance, y una luz blanca brilló en la oscuridad. Una tormenta de viento convulsiva había sido convocado.

Un silencio de muerte se hizo cargo.

La luz de la luna caía por la pared perimetral, iluminando un callejón exterior. Desde una esquina ciega apareció un brazo de jade blanco delgado y un conjunto de dedos, entre los que se apoyaba una flor pentagonal. Se parecía a una escultura de hielo, translúcida y brillante, y todos sus espacios encendidos con la luz estelar eterna. Fue sorprendentemente hermosa pero palidece en comparación con la mano exquisitamente tallada.

A pesar de que el cuerpo del individuo está siendo ocultado por la oscuridad, las manos disfrutaban bajo la gloriosa luz de la luna. Una era justa, larga y se coloca en una actitud hermosa, su flor un arma asesina, y la otra era elegante, tranquila y un poco desdeñosa.

En ese momento, bajo la luna, los delicados dedos agarraron la flor sin hacer ruido.

Todos los seres vivos inmersos estaban en el largo tramo en silencio, pero la tormenta de viento despertada por la flor pentagonal fue suprimida por una energía de igual potencia proveniente del dedo. Dos fuerzas comparables chocaron, formando pequeños remolinos que crearon espirales de viento.

La rosa de los vientos, sopló el velo de la cara de Meng Fuyao, permitiendo que la luz de la luna brille en la misma. Las estrellas en los cielos amplios parecían haber brotado directamente a los ojos de la joven. Sus ojos puros, como agua de manantial, exudaban una magnificencia abundante que podría iluminar el mundo de los mortales y los mares sin límites.

Sus cejas levantadas crearon los arcos más delicados y con encanto, poco diferente a dos medias lunas o incluso las bellas actitudes de la danza que se encuentra en lo más alto de los cielos.

Un nuevo disco lunar parecía haber surgido de este callejón oscuro.

Junto a la pared, la mirada de la persona se endureció cuando la codicia y el temor cruzó su largos y estrechos ojos, en la medida en que se había olvidado momentáneamente sobre cómo la flor de Yuan Zhaoxu había dañado su carta de triunfo.

Dentro de la línea de visión del hombre en la pared, la mano con la flor se movió bruscamente. Con un ligero pero veloz movimiento de su dedo, la flor pentagonal flotó en el aire, dibujando un arco extraño antes de explotar en una flor masiva que al instante envolvió al hombre.

El hombre estaba alarmado. Entendía el efecto que su carta de triunfo, cuando se desatase completamente, traería. De ahí que lo llevó a ignorar su identidad y caer hacia atrás.

Poco después se oyó el sonido de un objeto pesado cayendo al suelo. Era imaginable que el miserable oponente no había sido capaz de controlar su cuerpo.

Yuan Zhaoxu retractó su dedo, y el lugar en el que se realizó la flor pentagonal parpadeó una luz color negro verdoso, de forma rápida conseguiendo ser cubierta por la manga de gran tamaño que cayó.

Lord Yuan Bao se escurrió de la túnica de Yuan Zhaoxu y chilló. Yuan Zhaoxu negó con la cabeza, sonriendo. Entonces, Lord Yuan Bao se volvió hacia Meng Fuyao, lanzándole una mirada enfadada.

Sin entender, Meng Fuyao le devolvió la mirada.

¿Por qué está enojado? ¿Menopausia?

Yuan Zhaoxu la miraba así, las cejas ligeramente de punto. No había esperado que la verdadera apariencia de Meng Fuyao fuera revelada hoy.

Ella dejó escapar una risa avergonzada y le tocó la cara.

—Quedé indispuesta hace dos días y tuve un brote de acné. No vas a añadir cosas a la cara así...

Yuan Zhaoxu sonrió y la sacó del callejón.

—Trata de no revelar tu verdadera aparición en el futuro. En especial, a ese tipo de antes.

—¿Quién es él?

—General Pingrong Guo, incorporado al ejército de la nación. Es uno de los mejores en todo, y él mantiene el control sobre los asuntos políticos entre la Nación Wuji y las tribus del sur. Nació en una familia pobre. Comenzó como el capitán del equipo del Viento Escarlata del Rey De. Más tarde, por la afinidad que tenía, fue tomado como discípulo del Colmillo Yimo, el noveno artista marcial más fuerte que posee la Santa Mano de la Luz Estelar. El Esplendor del Cielo y la Tierra es una de las habilidades legendarias más raras que sólo unos pocos han dominado por completo. En la anterior Reunión de las Verdaderas Artes Marciales, Guo Pingrong consiguió el cuarto puesto con él. Después de eso, se convirtió en General, cuyo nivel de habilidad está con seguridad dentro de los 10 primeros en el conjunto de la Nación Wuji e incluso del mundo.

—¿Y tú? —Meng Fuyao torció la cabeza y le preguntó mientras una sonrisa traviesa salía a la superficie—. Rompiste su Esplendor del Cielo y la Tierra con un simple alcance de tu mano. ¿En qué posición estás, entonces?

Su sonrisa había florecido como una flor encantadora, tan fragante y dulce. Mezclado en ella estaban la pureza, la ternura, y la madurez. Yuan Zhaoxu la miraba, sus ojos profundos Generalmente más brillantes y suaves, pero permaneció en silencio mientras sostenía su mano.

Meng Fuyao se sorprendió. Al mirar sus manos, no pudo evitar sonrojarse, olvidando temporalmente qué pregunta acababa de hacerle.

La voz suave como la brisa de Yuan Zhaoxu atacó sus oídos:

—Ten cuidado. Guo Pingrong es un tipo mezquino y lujurioso.

—Lujurioso... —Meng Fuyao repitió lentamente, recordando el dedo de antes, pero todavía tenía que procesar y reaccionar.

—... Ya es tarde, ¿vamos a dormir? —El hombre se acercó más desagradable y habló en un tono sugerente.

El callejón a medianoche estaba muerto y tranquilo, pero un gruñido alegre, aunque ligeramente irritado, rompió la tranquilidad.

—¡Gángster!

La luna proyectaba su resplandor hacia abajo en una esquina de la pared, revelando vagamente la silueta de un joven levantando una pierna hacia arriba y tirando una patada falsa al hombre enfrente de su pie.

Ella alzó sus talones inmediatamente después, bailando alrededor como una mariposa sin preocupaciones. Se alejó, y la leve sonrisa en la cara de Yuan Zhaoxu se disipó gradualmente. Una figura negra apareció de repente, detrás de él, y se inclinó.

—Maestro, su lesión...

Yuan Zhaoxu levantó la mano, dejando al descubierto su dedo, que ahora era del color de una capa gris verdoso.

—No te preocupes. —Aseguró con calma. Mirando hacia la dirección por la que Meng Fuyao había partido, añadió con una expresión seria—: Guo Pingrong es cada vez más deshonroso, imprudentemente usando una habilidad tan simbólica para hacer frente a una chica… ¿y veneno? ¿Es así como un digno discípulo debe comportarse?

Tenía la espalda recta como un bambú, las mangas se mueven sin esfuerzo con el viento. El hombre de negro con capa automáticamente tomó un paso atrás y dio una profunda reverencia. Su maestro rara vez se enojaba, e incluso se había especulado con que no había nada en este mundo que podía agitarlo. Ahora que su amo estaba

irradiando un aura tan solemne, podía estar seguro de que el movimiento de Guo Pingrong le había alcanzado con eficacia.

Después de algún tiempo, dejó escapar una sonrisa forzada, y agregó:

—Él nació en una familia pobre, después de todo; su crudeza es innata, y su inclinación hacia el mal está destinada. Es capaz de otra manera y, como el resto de los subordinados del Rey De, leal hacia la corte imperial.

Simplemente sonriendo como respuesta, Yuan Zhaoxu sólo habló un poco más tarde:

—Enviad a alguien para protegerla tanto como sea posible.

—Sí.

—Pero dejadle manejar todo lo que ella sea capaz.

—Sí.

—Voy a estar aislado unos cuantos días. El Esplendor del Cielo y la Tierra de Fang Yimo no es poca cosa. No puedo bajar la guardia, así que voy a dejaros el resto.

—Sí.

Yuan Zhaoxu volvió al lugar donde había dejado a Meng Fuyao, antes de hacer su camino.

El hombre de negro con capa quedó inmóvil durante un largo rato, dirigiendo una mirada al frente, complicada, al recordar una línea que su maestro había dicho hace mucho tiempo:

—Espero poder verla crecer y volar alto con el muchacho, sin preocupaciones, en medio de peleas y luchas del vasto mundo. No quiero que sea un canario, protegido por un par de alas poderosas, siempre incapaz de experimentar la emoción de deslizarse a través de la tormenta o entender cómo seguir sus propias creencias.

Capitulo 2

Chivo expiatorio

Era obvio para Meng Fuyao que la atmósfera dentro de la residencia del Rey De era inusual.

Desde la noche de la aparición de Guo Pingrong, tras un breve intercambio entre él y el Rey De, este último había ordenado a sus hombres que lo llevaran de vuelta a la residencia, donde analizó a todo y a todos con sus largos y estrechos ojos. Debido a eso, Zong Yue había ordenado a Meng Fuyao no salir de la casa. Desde entonces, era claro que el asunto era grave. No sólo prestaba atención a su advertencia, incluso se disfrazó como un compañero de color amarillento, de pecho plano. Era tan mediocre que Guo Pingrong no se había molestado en lanzarle una mirada mientras pasaba de largo.

Un día, Meng Fuyao se dirigió al jardín de hierbas de Zong Yue para recoger algunos ingredientes. Y reflexionó en la actitud decidida de Guo Pingrong en el camino, casi segura de que el hombre cuyos pantalones había bajado estaba en la residencia. Ella pensó que salir tan pronto como sea posible era la mejor opción, y lo había sabido desde hace mucho tiempo, pero la comida y el alojamiento gratuito eran demasiado buenos para dejarlo pasar.

Por supuesto, había otra razón que no iba a admitir: Yuan Zhaoxu. Él no se había mostrado en los últimos días, y estaba preocupada de que fuera debido a su abrupta salida de esa noche. Sabía que él era un hombre de conocimientos y habilidades notables, y normalmente no debería sufrir un accidente, pero ¿y si?

En medio de su viaje mental Meng Fuyao procedió a tomar una pala, pero antes de poder arrancar las plantas, un crujido llenó el aire.

Resultó ser el grito de pánico de una dama que viajó desde el pabellón de flores hacia el jardín de hierbas.

Meng Fuyao extendió su cabeza y vio a una sirvienta, Qiao Ling, a través de la sombra de la flor, en cuclillas en el suelo y frenéticamente recogiendo piezas de porcelana fragmentados. Guo Pingrong estaba sentado en una silla detrás y enfrente del Rey De, regañando:

—Vaya estúpida. ¡Piérdete!

Temblando de miedo Qiao Ling se retiró rápidamente.

Meng Fuyao suspiró silenciosamente.

Guo Pingrong había estado en un estado de ánimo inquieto recientemente, y era mala suerte que cualquiera pudiera tropezar con él. Ahora que lo pensaba, era Meng Fuyao la que había implicado a Qiao Ling.

Qiao Ling se limpió discretamente las lágrimas mientras cruzó el campo de visión de Meng Fuyao. Esta última la observó, pero de repente se fue en estado de shock.

La señora tenía la cara del tamaño de una palma, y sus ojos no son diferentes de un conjunto de cristales. No lo había notado en los días habituales, pero ahora que estaban húmedos y brillantes, Meng Fuyao en realidad los encontró familiares.

—¿Eh?

Antes de que pudiera identificar el origen de la familiaridad, Guo Pingrong se había pronunciado y dado un paso adelante. Acercó una mano a la barbilla de Qiao Ling, obligándola a girar la cabeza hacia él. Él entrecerró los ojos ya estrechos, mirándola de arriba abajo. A los 16 años, ¿nunca había sido atraída por los varones jóvenes? Sin embargo, Guo Pingrong era de constitución fuerte y tenía una expresión endurecida en su rostro, sus ojos largos, que llevan un aire un tanto demoníaco. Era, después de todo, un hombre carismático. El cuello de Qiao Lin se había vuelto rojo por la timidez, lo que le ha mejorado su encanto natural elegante.

Meng Fuyao notó la mirada de Guo Pingrong, que le recordó el comentario de Yuan Zhaoxu. Ese hombre era un tipo lujurioso.

No es bueno, pronunció para sí, un pensamiento agravado por la repentina epifanía… Los ojos de Qiao Ling... se parecían a los suyos. Aunque no es tan brillante, sus ojos compartían una mirada similar, lo que debe haber sido la causa del interés de Guo Pingrong.

Su suposición era correcta, por cierto.

Él se había dado a conocer en esa fatídica noche, pero estaba demasiado oscuro para distinguir sus características. Todo lo que podía registrar fue un par de ojos resplandecientes, algo intencional, amenazador y elegante al mismo tiempo.

En ese momento Guo Pingrong casi había olvidado por completo la ira, mientras su mente fue arrojada a en estado de shock. Casi había abandonado su plan para destruir a Meng Fuyao y seriamente considerado tomar como cautiva a la chica audaz y astuta. La cantidad de éxtasis podría derivar de tenerla debajo de él, con sus ojos inteligentes mirándolo sólo a él, sus gemidos claros al tiempo que delicadamente deriva a sus oídos, y sus muslos ágiles envolviéndose firmemente alrededor de su cintura...

¿Los hombres no ascienden en la escala del status con el fin de despertar, intoxicados, en un lecho de mujeres hermosas?

En cuanto al hombre que había tomado su arma oculta y obligado a sí mismo a caerse, Guo Pingrong sólo podía despreciarlo. ¿De verdad creía que el Esplendor del Cielo y la Tierra podía ser desafiado con esta facilidad? La sustancia venenosa en su piel era la principal arma de Guo Pingrong, y ese tipo estaba probablemente ya muerto, si no se reduce a un estado peor que la muerte. Si él pudiera buscarlo, definitivamente descuartizaría su cadáver. Debe saber que, incluso después de la muerte, un discípulo de uno de los hombres más poderosos del continente no era un ser provocado por cualquier Tom, Dick o Harry.

La expresión de Guo Pingrong cambió cuando inconscientemente apretó su agarre alrededor de la barbilla de Qiao Ling, evocando un suave grito de ella. Sólo entonces soltó la mano y lascivamente la miró una vez más, antes de volverse al Rey De, comentando:

—No puedo creer que incluso una criada torpe tenga tan buen aspecto.

El Rey De, que estaba sentado en el asiento del maestro, pareció majestuoso y alto, de rasgos faciales prominentes a juego. Lo que sobresalió fue una cicatriz larga y estrecha en diagonal a través de su frente, en esencia: una desfiguración. Se dijo que la había conseguido durante la rebelión del Rey De Linjiang cuando el Principe Heredero Zhangsun había matado a un asesino de confianza, Shu Ying, cuya esposa luego vengó su muerte al asumir su papel. Fue el Rey De el que había recibido un golpe de su espada mortal, fusionado con una mezcla de jade y piedra, en nombre del Principe Heredero, por lo tanto, fue dueño de forma permanente de esta cicatriz. Fue considerado en el conjunto de la Nación Wuji como un marqués valiente y leal.

En ese momento sonrió a su hombre de confianza, casualmente respondiendo:

—Estableces expectativas tan altas que es raro para que cualquiera pueda coger su fantasía. Llévala si lo deseas.

—¿En serio? —Preguntó Guo Pingrong, iluminando los ojos.

El Rey De rió de buena gana.

—Es sólo una sirviente, ¿por qué no?

—Puedes pensar que es sólo una sierva, pero para mí, es una joya. —Guo Pingrong se volvió hacia Qiao Ling, dándole una sonrisa significativa—. Tal destino es difícil de conseguir, y no creo que esté equivocado. Voy a llevármela como concubina.

—Que buena fortuna, tener a alguien como tú. Ya que es el caso, no lo retrasemos más. —Respondió el Rey De—. Hombres, considerad a esta mujer como princesa y comenzad todos los preparativos necesarios. ¡Vamos a prepararla para mañana para un matrimonio espléndido!

Guo Pingrong sonrió en agradecimiento, y una alegría sorprendió a Qiao Ling. Al verla entrar en el jardín de atrás, con la cara llena de maravilla, Meng Fuyao apretó el puño.

¡Maldita sea!

. Al caer la noche, una lámpara tras otra fue encendida en la Residencia De. Aparte de los guardias de servicio, no había otros movimientos y sonidos. Algún tiempo después, la lluvia comenzó a caer, golpeando suavemente el suelo de piedra. En la oscuridad, las luces lejanas y las figuras de los guardias que patrullan se hicieron borrosas.

En medio de esta escena confusa, sin embargo, una silueta esbelta y ágil podría ser vista arrastrando los pies a través de la residencia, su sombra reflejada en el suelo brillante. Como un rayo negro, ella se deslizó fácilmente entre los guardias de patrulla.

Ella estaba allí, en esa noche con poca luz, para romper una pareja.

Meng Fuyao ya había oído hablar de Guo Pingrong incluso antes de que ella hubiera llegado allí. No tenía ningún tipo de concubina. De hecho, cualquier mujer que se mantuvo a su lado había terminado suicidándose. Solo residir y servir en lo profundo de la Residencia De… Qiao Ling no tenía idea de lo que le esperaba.

Por otra parte, la gente en el exterior eran muy conscientes de ello, y cada hija recibió la orden de ir por las puertas de la Residencia Guo. Ahora que tenía a Qiao Ling, con unos ojos que se parecían a los de Meng Fuyao, despertado el interés de Guo Pingrong, no había manera de que fuera tratada amablemente.

Vestida de negro y bien velada, Meng Fuyao utiliza la memoria del diseño y las artes marciales de juego de pies para meterse en el jardín de atrás rápidamente.

Qiao Ling, en una noche, se transformó en un ave fénix y se trasladó a la Residencia de la Fragancia del Loto, que se encuentra en el jardín trasero. La novia debía estar lista para la ceremonia del día siguiente, pero tal vez debido a los nervios, las luces dentro de la casa estaban encendidas.

Meng Fuyao hizo su movimiento, pasando rápidamente por la ventana entreabierta antes de aterrizar ligeramente como una bola de nube.

La chica sentada ante el tocador se sorprendió. Lanzó su cabeza hacia arriba, la luz brillando sobre el cabello, dándole un color radiante. Fue Qiao Ling, que ya estaba vestida con un traje de señora. Estaba a punto de gritar, pero Meng Fuyao se lanzó hacia delante como una flecha para cubrir su boca.

—Estoy aquí para salvarte, no grites. —Informó en voz baja.

Qiao Ling abrió mucho los ojos. Las palabras de Meng Fuyao parecían haber sacudido cierta idea en la cabeza, y ella empezó a temblar.

—Hey, hey, ¿por qué tienes miedo? —Preguntó Meng Fuyao amablemente—. No estoy aquí para desflorarte. No eres un hombre bello. —Palmeó el hombro de Qiao Ling, añadiendo—: Vamos a hacerlo en breve. Ven conmigo, rápido. No te puedes casar con ese hombre.

En ese Qiao Ling le apartó la mano, deslumbrante.

—¿Por qué no?

—¿Cómo lo explico...? —Meng Fuyao murmuró con urgencia—. No es para nada bueno. —Destacó.

—Voy a servir con quien me case. Además, el General Guo es una figura prominente. ¿Cómo se puede difamar a mi marido así? —Replicó ella, con pinchazos hasta las cejas. Ella se enojó.

—¿Tu marido? —Meng Fuyao levantó una ceja—. De ninguna manera, ¿no estás recibiendo en el personaje demasiado rápido? ¿No me digas que estás lista para seguir a su lado así como así? Lo has visto una sola vez.

—¿Por qué no? —Indicó ella, levantando las cejas—. Soy la más baja de los sirvientes y una torpe. Me vendieron a esta casa cuando tenía 5 años, y he estado trabajando día y noche desde entonces. ¿Cuánto puedo obtener? Tres platas al mes. Voy a tener que ahorrar durante mucho, mucho tiempo antes de poder pensar en volver a casa. ¿Qué hago entonces? Me muero de hambre incluso mientras trabajo. ¿Sabes cuántas veces he reparado mi ropa vieja? En la casa, el Maestro me manda a hacer pedidos, mi hermana me intimida, los funcionarios de alto rango me dejarán sin dinero, e incluso los pequeños criados en el patio me desprecian.

Entonces, desnudado su antebrazo, dejando al descubierto una cicatriz en su muñeca…

—Mira esto. Mi hermana me la hizo. Ahora que soy capaz de dejar atrás la miseria, para convertirme en la primera mujer de un General de alto grado, ¿estoy tan loca como para renunciar a ella?

Meng Fuyao permaneció en silencio, brevemente perdida en cuanto a cómo podría aclarar las cosas con esa chica, pues ella no estaba equivocada. La vida de una esclava era dura, y ahora que una oportunidad de cambio de vida se había presentado, ¿no tiene sentido para ella renunciar a ella?

Por supuesto, mientras que Qiao Ling parecía ansiosa y llena de esperanza, Meng Fuyao simplemente no podía verla casada con un lascivo tirano. No sería capaz de perdonarse a sí misma si fuera a permitir que un destino tan impredecible y trágico le suceda a esa chica.

Después de mucho tiempo, Meng Fuyao fue por lo que creía sería eficaz.

—¿Sabes que Guo Pingrong es un sádico?

—¿Sádico? —Qiao Lin repite, abriendo mucho los ojos, más o menos averiguando lo que significaba este vocablo moderno. De repente, bajó la cabeza, como avergonzada, y comenzó a girar su cinta—. Mi madre me enseñó que todo lo que un esposo en la cama... Una chica sólo debe cumplir y soportar... Será más en un momento.

Meng Fuyao echó la cabeza hacia arriba, frustrada e impotente. Se había olvidado de que las mujeres en tiempos antiguos y modernos tenían absolutamente diferentes conceptos de familia y el matrimonio.

—Agh, no me importa. —Meng Fuyao apretó los dientes.

¿Cuál fue la razón para hablar sin sentido? ¿No sería más fácil cogerla y sacarla a rastras? Qiao Ling podría odiarla, pero era mejor que dejar que sufriera. Además, su rescate le reconcomería la conciencia.

Capitulo 3

meng

Sirvienta con el corazon roto

Fuyao estaba a punto de llegar a su punto de acupuntura, cuando oyó preguntarle:

—¿Eres la hermana Meng, que trabaja para el señor Zong?

—¿Eh? —Meng Fuyao pronunció, se mira hacia arriba y abajo en estado de shock.

¿Es mi disfraz tan malo?

—Estoy acostumbrada a identificar voces. —Explicó Qiao Ling—. Puedo decir que estás bajando deliberadamente la voz. —Añadió, suspirando—. Hermana Meng, sé que eres como yo... pero no es posible entre nosotros.

En un instante Meng Fuyao sintió que su cuerpo, así como el dedo que había estirado, se convertía en piedra.

¿Qué está pasando?

—Siempre visitas la cocina y entablas conversaciones, y a menudo me sonríes... Sé que estás muy... —Qiao Ling añadió con pesar, sin mirarla—. Sí me gustas. Si no fuera por el General, lo he considerado... Pero... por favor, abandona, hermana Meng.

¡Mamma Mia! Me dejo caer por la cocina para robar comida cuando no estás mirando. Le sonrío a todos, no sólo a ti...

Fue una noche difícil para Meng Fuyao, y no tenía palabras para Qiao Ling. Miró hacia arriba y dejó escapar un suspiro prolongado como el que alguien dolorosa soltaría al ver a su querido casarse con otro hombre.

Qiao Ling frunció las cejas y levantó su terreno de juego un poco, decidida y decisiva.

—Es mi fortuna poder casarme con él, hermana Meng. No me detengas o te odiaré.

—Oh Madre, ahora me odia... —Meng Fuyao murmuró en voz baja, lnzando inmediatamente su palma y desactivando los puntos de acupuntura de Qiao Ling. En medio de la cara de pánico de esta última parecía que había un dejo de admiración oculta en sus ojos, lo que provocó que el corazón de la última saltase un

poco. Algo no iba bien.

¿Por qué no estaba dormida en este momento?

¿Por qué tenía atado el pelo como el de una mujer casada?

Y lo que plantea con su tono...

¡Aplauso!

Meng Fuyao surgido en el aire e hizo un giro de golondrina de 360º, saliendo por la ventana en el parpadeo de un ojo.

—¿Dónde están? —Un gruñido se elevó desde el interior de la habitación.

La cortina de la puerta se hizo a un lado, sus brillantes cuerdas de perlas parecían una cascada antes de que una fuerza invisible surgió portando un látigo y lo arrojó hacia la espalda de Meng Fuyao.

Sin embargo, antes de que el látigo alcanzase a Meng Fuyao, Guo Pingrong ya había aparecido justo detrás de ella. Incluso sin volver la cabeza, ella alcanzó su látigo e hizo lo mismo, haciendo que las perlas se rompan y se dispersen en el suelo.

Cuando las perlas rodaron alrededor, algunos guardias que habían llegado de inmediato tropezaron al suelo.

—¡Mírame! —Meng Fuyao aulló, llena de odio. Ella ya no quería escapar. Se dio la vuelta para hacer frente a Guo Pingrong, agitando su puño, excitada. Él siempre había sido bueno en peleas y, naturalmente, estaba más que feliz de aceptar su desafío.

Sin embargo, algunas agujas negras aparecieron de entre sus dedos.

Guo Pingrong retractó de inmediato las manos, pero Meng Fuyao fue un paso más rápido. No era más que una finta; no había planeado utilizar esas agujas en absoluto. Incluso antes de que ella alzara la mano, ya había alzado las piernas hacia arriba, ejecutando un salto mortal en el aire antes de patear un objeto negro hacia él.

—¡Toma esta bomba! —Se rió.

Al ver un objeto negro zumbando y escuchando la palabra ‘bomba’, Guo Pingrong y sus guardias huyeron del lugar.

¡Pu!

El objeto aterrizó, y un hedor explotó, junto con el chapoteo de barro negro. Era un fertilizante que Zong Yue utiliza para cultivar Centidonia chino y había sido mezclado con alguna hierba picante. Meng Fuyao había escondido una pequeña bolsa con la intención de burlarse de Lord Yuan Bao y no había esperado que le viniera bien esa noche.

—¿Te gusta eso? ¡Apáñatelas tú mismo! —Meng Fuyao gritó felizmente, volando sobre los aleros como una estrella fugaz.

Cuando Guo Pingrong finalmente fue capaz de perseguirla, ya se había alejado.

Como ella estaba en un apuro, Meng Fuyao no se dio cuenta de dos hombres vestidos de negro, casi camuflados en la noche, intercambiando miradas después de que ella se había ido. Sin decir una palabra, salieron de la residencia también.

Guo Pingrong fijó su mirada en el barro negro, pero su mente estaba ocupada con imágenes de esa cintura delgada de la juventud y piernas largas. La lujuria cruzó por sus ojos.

.

Había una montaña llamada Perla Verde en la parte suroeste de Zhongzhou. Poseyendo el mismo nombre que una hermosa concubina en la historia antigua, era tan delicada, exquisita, con capas de niebla, y rodeada de aguas claras de jade.

Había una plataforma con gradas en la parte superior de la montaña que se asemejaba al cabello de una belleza de lejos. Corrientes se podían escuchar, junto con el aleteo vigoroso de peces. Fue un buen paisaje.

Acostada en la plataforma con sus piernas apoyadas, Meng Fuyao masticaba una brizna de hierba, sumida en sus pensamientos. No había regresado a la residencia desde que huyó la noche anterior, por temor a que Qiao Ling dejara al descubierto su identidad como sirviente Meng, lo que metería a Zong Yue en problemas también. Por lo tanto, simplemente decidió tomar un descanso en la

montaña.

De repente, la luz se atenuó. Alguien se había tumbado a su lado, en una postura aún más relajada, y cuando su espalda había alcanzado el suelo, una bola esponjosa familiar se arrastró fuera a descansar, en esa misma postura exacta también.

Los tres se reclinaron en una fila ordenada.

Meng Fuyao no volvió la cabeza. A cambio, continuó mirando las nubes en movimiento, un brillo formando en sus ojos. Siempre estaba teniendo ‘encuentros casuales’ con él en los lugares menos posibles.

Para entonces, no tenía sentido para ella para señalar la coincidencia. Era obvio que él sabía su paradero. Si ese era el juego que quería jugar, adelante. Además, se encontró disfrutando de sus apariciones repentinas, especialmente ya que no se habían encontrado por unos días.

Lord Yuan Bao, por el contrario, tenía una expresión nada buena en el rostro, lo que le hacía parecer una bola de ñame. Por supuesto, Meng Fuyao nunca había sentido la necesidad de tener en cuenta sus opiniones.

Cuando cierta persona se tumbó a su lado, se dio cuenta de que sus pestañas forman un arco elegante. Parecía un poco pálido y letárgico ese día, pero emanaba un encanto similar a la de los hijos nobles. Con los ojos medio cerrados, jugueteaba con una ramita.

Meng Fuyao sonrió, esperando a ver lo que tenía bajo la manga, sólo para encontrarlo sentado frente a ella y lejos de la corriente, y lanzando la vara hacia atrás. Lo siguiente que supo fue que unas gotas volaron por todas partes, y la luz de plata parpadeó. La ramita había penetrado en un pez, que aleteaba alrededor poderosamente.

Meng Fuyao abrió mucho los ojos, su mirada se alterna entre la corriente y él, ya que arrojó otra rama y golpeó a otro pez. Sus movimientos eran precisos y rápidos, reuniendo rápidamente un montón de peces aleteando en el suelo.

Era un día de invierno, y la corriente se había congelado, por lo Yuan Zhaoxu se había basado únicamente en su audición. Él fue capaz de distinguir la trayectoria de los peces y la rama con precisión. Haciendo caso omiso de las artes marciales, un agudo sentido de la audición y tal extremo nivel de precisión eran

extremadamente raros.

—Los peces de escamas delgadas del Manatial de la Perla Verde se vuelven más jugosos en invierno. Vamos a tener una buena comida. —El hombre se volvió a los peces, sólo para ver que Meng Fuyao ya se había pegado a él, y estaba ocupada recogiendo la cosecha.

Se recogió las mangas antes de acuclillarse junto a las rocas. Después de pensarlo, ella preguntó:

—¿Quién era la mujer que chilló esta noche? Parece que hay una disputa seria entre el Principe Heredero y ella. ¿No eres su asistente confiable? Debes saber algo, ¿no?

Yuan Zhaoxu se sentó tranquilamente en la hierba seca. No había ninguna postura que podría robar su gracia. Después de haber escuchado sus palabras, sonrió, la esquina de los ojos iluminada.

—Ella es una concubina imperial.

—¿Ah? —Meng Fuyao pronunció, levantando la cabeza.

—La hija mayor del Rey De Linjiang. Debido a que había conspirado contra el Rey De, se castigó a toda su familia. Ella quedó fuera puesto que ya era su concubina. Sin embargo, el evento hizo mella en su salud mental. —Resumió Yuan Zhaoxu.

—¿Por qué se afirma que el Principe es un usurpador y no pura sangre?

—Hay una leyenda dentro de la familia imperial. —Yuan Zhaoxu comenzó de manera cooperativa—. El Principe Heredero había desaparecido por un tiempo cuando era joven, y alguien formó el rumor de que el Principe actual no es el verdadero descendiente sino que había sido sustituido.

—Ridículo. —Resopló Meng Fuyao—. El viejo emperador no es un maniquí. ¿No podrá verificar la identidad de su propio hijo?

—Eso es difícil de decir. Los mortales son estúpidos y no reconocen una mentira. —Yuan Zhaoxu, respondió con calma. Al ver que ella había resuelto los peces, tomó una bolsa de tela con otras multicolor de dentro de sus mangas.

—¿Qué es eso? —Preguntó con curiosidad Meng Fuyao, pasando rápidamente tan cerca que sus pestañas estaban casi rozando contra su mano.

—Demasiado cerca.

—¡Ah! —Meng Fuyao se alejó de un salto, mirándolo.

Como si nada hubiera sucedido, Yuan Zhaoxu comenzó a sacar objetos de la bolsa. Una pequeña botella de vino blanco de la bolsa de color rojo y una pequeña botella negra de la de color verde. En cuestión de segundos, botellas de todos los colores habían formado una pila. Todas eran muy pequeñas y talladas a partir de cristales, y por lo tanto extremadamente valiosas.

Meng Fuyao había estado tratando de parecer tranquila, pero esas botellas eran demasiado adorables y se había olvidado de su comentario. Hurgando, una vez más, le preguntó:

—¿Qué es esto?

Observó mientras él procedía a frotar la sustancia dentro de las botellas en los cuerpos de los peces. Ella los olió uno por uno: sal, ciruela, vino, jugo de jengibre, salsa de soja y vinagre.

Meng Fuyao estaba absorta por la forma extravagante en que asó los peces. Se había olvidado del hecho de que los condimentos no eran tan fáciles de obtener como en los tiempos modernos, especialmente los últimos tres artículos. El vinagre no lo disfrutaban personas de estado ordinario, y la pimienta era un producto especial que sólo se encuentra en la Nación Gaochang, ubicada en la región occidental. No había plantaciones en las Cinco Regiones, por lo que la presencia de los siete condimentos sólo podrían ocurrir durante una fiesta nacional. Sin embargo, este hombre estaba casualmente rociándolas sobre los peces, que había cogido con tanta indiferencia.

—¡Oh, excesivo e inútil, hombre imprudente! ¿Qué vagabundo lleva cosas como estas? ¿Y lo que es esa cosa en la palma de tu mano?'

Meng Fuyao recogió un objeto, un gran signo de interrogación evidente en sus ojos.

—Es la túnica de Yuan Bao. —Explicó Yuan Zhaoxu amablemente.

Meng Fuyao giró la cabeza lentamente, viendo a Lord Yuan Bao de cuclillas no muy lejos, esperando felizmente a que su propietario le vista.

—¿Él... lleva esto?

—De vez en cuando.

—¿No pesa?

—Tiene una gran cantidad de carne y es fuerte. Además, le gustan los cristales.

—¿Por qué lo usaba antes?

—Hace frío, y él quiere mantener su vientre caliente.

No había nada más que decir. Como propietario y mascota… era algo a lo que tenía que acostumbrarse. Las botellas eran pequeñas y su contenido limitado, y por lo tanto sólo es suficiente para un pez. La carne había empezado a chisporrotear, su grasa natural y fragancia llenando el aire, enganchando al instante su apetito. Incapaz de mantener por más tiempo, ella tomó una bocanada profunda y se frotó el estómago vacío.

Dicho esto, Meng Fuyao sabía lo preciado que el pescado era, de modo que pasó a escoger otro, esforzadamente tratando de evitar mirarlo.

Capitulo 4

Quien beso primero

Sin embargo, un pescado de rico aroma a tostado apareció ante sus ojos en el momento siguiente. Levantó la vista para ver al hombre sonriendo a ella, sus largas cejas arqueadas. Sus ojos hundidos, nariz alta, y labios ligeramente curvados eran tan desgarradoramente exquisito que era ridículo. Su belleza era como el de una hoja de arce inmadura: tenía una cantidad perfecta de lujo en medio de su delicadeza, al igual que había una cantidad perfecta de color amarillo en medio de la hoja enrojecida. No había manera de que uno no sienta intoxicado con sólo mirarlo.

Meng Fuyao calmó su corazón.

Deje de latir tan rápido, es vergonzoso.

Yuan Zhaoxu mantuvo su sonrisa, sus ojos tranquilos.

Meng Fuyao se aclaró la garganta y se puso a asar más pescado, a la vez que trataba de hipnotizarse a sí misma.

Míralo, un tipo extravagante a diferencia de mí, itinerando en la miseria y la degustando nada más que sal. Toda esta sal está matando a mi gusto.

El bienestar emocional a menudo lleva a aberraciones en el comportamiento.

Meng Fuyao cogió un pescado asado y comenzó a engullirlo sin tener en cuenta la etiqueta en la mesa. Mientras masticaba ruidosamente, Lord Yuan Bao comenzó con gracia su fruto, cambiando su trasero, mostrándole desprecio total. Él quería que la mayor distancia posible de esa bárbara sin refinar.

Meng Fuyao consumió todo en cuestión de segundos y arrojó a un lado los huesos. A continuación, comenzó a acariciar su vientre hinchado y murmuró para sí misma.

—Un hombre hermoso que ha especiado un pez recién pescado... ¿cómo devuelvo…?

—¿Devolver qué? —El hombre guapo cuestionó sonriendo. Era una prueba adicional de que sus orejas eran agudas.

Meng Fuyao recogió las espinas dispersas, parpadeando.

—Huesos.

—Oh. —Yuan Zhaoxu respondió, con la cara sin cambios. Tomó más huesos, observándolos desde su palma—. Oh, grandes dientes y mandíbula trabajada. Precisa y contundente. No hay queda mucho.

En eso, sacó un pañuelo, lo colocó abajo y lo extendió, y se preparó para almacenar los huesos.

La cara de Meng Fuyao estaba roja como un tomate. Todavía había marcas de dientes y saliva en los huesos. Simplemente había hecho una broma, no esperando que él lo tome en serio. La forma en que actuaba siempre iba un paso por delante de ella. Podía adivinar el principio, pero no el resultado.

Ella agarró a toda prisa los huesos y los arrojó detrás, antes aplaudiendo.

—La próxima vez, voy a hacer un trabajo más bonito, firmarlo y te permitiré guardarlo. Unos, por ejemplo, 30 o 50 años, e incluso se puede vender como un elemento de edición limitada y hacerse rico.

Yuan Zhaoxu rió mientras mantiene el pañuelo y toma algunas espinas de otro pescado.

—¿Cómo has estado, Fuyao? —Preguntó bruscamente.

—Bien. —Respondió ella, dándose la vuelta y sonriendo.

—¿No pasó nada? —Reformuló, no volviendo la mirada, centrándose en calcinar otra pieza de pescado.

—No. —Respondió de manera cortante, sin signos de culpabilidad.

—Entonces... ¿necesitas mi ayuda con algo? —Preguntó, colocando un pez listo ante ella.

—No hay necesidad. —Aseguró ella, parpadeando inocentemente pero añadiendo rápidamente—: ¿Por qué necesitaría tu ayuda? Ya me has ayudado mucho, y me siento muy incómoda.

Yuan Zhaoxu sonrió sin contestar, con el rostro pálido que parece ligeramente rojizo por las llamas. Sus gruesas pestañas arqueadas echaron dos sombras sobre sus mejillas mientras meticulosamente deshuesa el pescado antes de pasarlo a Meng Fuyao. Ella lo recibió, teniendo la oportunidad de observar su expresión, o más bien, la falta de ella.

Mordió la carne, no degustando en este momento. Aunque no había nada anormal en la actuación de Yuan Zhaoxu, pareció un poco descontento con ella.

Ella parecía tener algo figurado por su tono, pero no quería formar el hábito de depender de otro siempre en caso de problemas. Iba a viajar a través de las naciones y más allá. Su futuro estaba lleno de peligros e imprevisibilidad. Por lo tanto, sólo debe depender de sí misma. No había ninguna razón para esperar que alguien más pudiera allanar el camino para ella, y tiene que aprender a resolver problemas cuando se enfrente a enemigos o climas tormentosos. Tenía que avanzar sola, confiando en sus propias habilidades.

Por eso el viejo sacertode taoísta le había dado una patada al mundo en primer lugar: era la única manera para que ella perfeccionara sus Nueve Cielos Hendidos. Sólo podía pulir sus habilidades y, finalmente, llegar a la cima a través de experimentar batallas reales y situaciones de vida o muerte.

Déjame tratar con él por mi cuenta a continuación, con Guo Pingrong.

Por otra parte, si Yuan Zhaoxu llegara a saber de lo que sucedió la noche anterior, y que ella no iba a sentarse y no hacer nada a pesar de ello, no había manera de que estaría de acuerdo con su plan. Meng Fuyao echó una mirada a su lado.

—¿Pero va a ser lastimado tu ego?

Sus miradas eran tan frecuentes y obvias que molestó a Lord Yuan Bao, quien corrió hacia adelante e hizo una voltereta hacia atrás, y volteó 540 grados en el aire en forma consecutiva.

Distraída por el pescado y las miradas que estaba haciendo furtivamente, Meng Fuyao repente se sintió deslumbrada por los destellos ante sus ojos. A medida que la bola de pelo blanco giró, se sentía mareada, subconscientemente tragando su saliva. Sintió un dolor agudo en la garganta después. Ella se había atragantado con una espina de pescado.

—¡Ah! —Gritó, saltando hacia arriba. Recogió un hueso que fue hacia esa pequeña pero mal bestia.

Lord Yuan Bao huyó como el viento, pero fue agarrado rápidamente por un par de manos. Meng Fuyao se volvió hacia Zhaoxu, cuya sonrisa rápidamente la envolvió como una ráfaga de aire.

—¿No tienes miedo de que el hueso se quede atascado más profundo?

Empleó algo de energía, lo suficiente para sentarla. Luego, él se acercó a ella y levantó la barbilla.

—Abre.

Meg Fuyao, que había caído en un sueño, abrió la boca, sólo para darse cuenta de lo tonta que debía parecer.

¿Vas a sacarla por mí? Es... es... es... ¿no es demasiado ambiguo?

Antes de que pudiera completar sus pensamientos la visión se ennegreció. Una fragancia débil parecía como si se hubiera posado cierta persona, tan cerca que la sombra de sus espesas pestañas largas fue impresa en su cara. Tenía una expresión con una media sonrisa en su rostro, su adictivo aroma parecido al vino que irradia hacia el exterior. Meng Fuyao sentada, tiesa como una roca, miraba como la bella silueta delante de ella se ampliaba.

—Traga.

A medida que la distancia entre sus labios se había cerrado, hasta el punto que sus mejillas estaban alrededor de un centímetro de tocarse, Meng Fuyao había tragado saliva de su fuerza nerviosismo extremo.

Así de fácil, con éxito se había desecho del hueso.

Casi al instante el hermoso rostro que casi tocaba el de ella regresó a su posición original, permitiendo que la luz alcance los ojos una vez más. El aroma seductor se había desvanecido, pero ella todavía estaba en un sueño. Yuan Zhaoxu se movió de nuevo al fuego, sin prisa.

—¿Por qué estás todavía en un sueño? ¿Decepcionada?

No había manera de Meng Fuyao lo hubiera admitido. Se enderezó el cuello y saltó desde el suelo, señalando acusadoramente.

—¡Me asustaste! Estabas tratando de robar mi primer beso.

Como si fuera en broma, Yuan Zhaoxu coloca lentamente otro pez encima del fuego antes de mirar a la chica con la cara roja.

—¿Qué voy a hacer, entonces? Ya has robado el mío.

—¿Ah? —Meng Fuyao abrió los ojos más amplia que nunca.

No, no, no, ¿cuándo hice eso? ¿No lo habría sabido si lo hiciera? ¿Me estás mintiendo? Mira este hombre, que no parece estar mintiendo... De ninguna manera, de ninguna manera...

Yuan Zhaoxu ya no estaba interesado en este tema. En su lugar, se centró en la eliminación de las espinas del pescado que estaba trabajando. Sólo cuando estuvo seguro de que era seguro para el consumo de una chica torpe él ofreció:

—Abre.

Y aún así, ella calibró sus emociones y procesó lo que estaba pasando, haciendo lo que le dijo.

Antes de que ella se diera cuenta, su boca ya había empezado a saborear un trozo de pescado suave, crujiente de piel. Al ver la mirada bendita en su cara, agregó, en medio del aleteo de la túnica:

—Ya que no hay necesidad de que me involucre en tu asunto. ¿Al menos me permites ayudar con algo pequeño como este?

Capitulo 5

Cargando con todo solo

Meng Fuyao se ocultó en lo alto de una pared frente a la residencia del General, con la cara llena de frustración.

La razón número uno: alguien apareció y desapareció cuando quisiera. ¿Por qué si no iba a salir inmediatamente después de darle de comer un bocado de pescado ese día? Incluso Lord Yuan Bao había hecho pis intencionadamente ante sus ojos, expresando desprecio absoluto.

La razón número dos: Qiao Ling se casaría en tres días, y ella tiene la intención de evitarlo, pensando que tal vez podría Guo Pingrong tratarla de forma diferente. ¿Quién era ella para preocuparse, de todos modos? Por otra parte, Guo Pingrong ya

sospechaba y estaba vigilante. Hacer cualquier movimiento arriesgado no sería diferente de excavar su propia tumba. Ella no era tan tonta. Sin embargo, como le regía el destino, descubrió a raíz de las damas en la calle que la nueva esposa del General estaba en una trágica situación.

Al escuchar la noticia, se había retirado a un rincón, trazando círculos tristes por medio día. Por último, dejó escapar un suspiro, procediendo a hacer los preparativos necesarios. Así fue como se había dejado caer en la Residencia Guo. Todavía no era medianoche, pero hizo su camino en el techo de la sala interior.

El viento aullaba sin cesar, haciendo alusión a la llegada de una nevada, pero allí estaba ella, dejándose al descubierto en medio de la frialdad abrumadora sin un calentador ni vino a hacerle compañía. Algún tiempo después, comenzaron las motas de nieve a revolotear por el cielo mientras el fuerte viento atacaba desde todas las direcciones, cubriendo rápidamente sus pestañas con una capa de nieve fresca, blanca.

El brillo de los ojos de Meng Fuyao destelló en la oscuridad, comparable a la de las estrellas del cielo, ya que brillaban sin descanso y con valentía, e incluso un poco excitados.

Desde debajo del techo flotaban sonidos indistintos, bajos pero penetrantes, especialmente en esa fría y tranquila noche. Era el llanto melancólico de una niña, mezclada con el jadeo de un hombre excitado. A través de la pantalla de la ventana de muselina de color rojo pálido se podía ver la silueta entrelazada de dos cuerpos humanos, borrosa y ambigua. Sin embargo, uno podría fácilmente imaginar la escena que se desarrolla dentro de la habitación.

El dosel meticulosamente bordado se balanceaba junto con los movimientos ondulados de los cuerpos. La estufa, caliente como la primavera, contribuía a las gotas de sudor que goteaban sobre sus pieles y se mezclaban. Y el olor a borbotones y los fluidos corporales agregaron los toques finales a su ritmo inquieto pero pegadizo, interrumpiendo con éxito el suave pulso de la noche.

Dos cuerpos se movieron toda la noche, y Meng Fuyao se sentó para observar los movimientos. Llevaba ropa gruesa, un abrigo de piel ajustado para ser exactos, que le fue entregado hace unos días por Zong Yue. Si bien el abrigo parecía delgado, en realidad era muy cálido, y el único problema era el leve aroma a hierba que permanecía en su cuello. Por otra parte, como médico santo, todo lo que poseía contenía aromas similares y Meng Fuyao no iba a quejarse.

En lo profundo de la noche, la nieve se intensificó. Los copos de nieve parecidos a una flor de ciruelo cayeron continuamente de la cúpula negra sin fin, cubriendo a un humano en particular con una capa de nieve en algún momento. Desde lejos se parecía mucho a una escultura de nieve.

Eran entre la una y las tres de la madrugada cuando se abrió la puerta y Guo Pingrong salió. Vestido con un abrigo de piel brocado, fue atendido de inmediato por un guardia, quien levantó un paraguas y lo escoltó.

Mirando como un par de pasos serpenteantes emergieron en el suelo cubierto de nieve, yendo más y más lejos, y escuchando que sus alrededores volvían a su silencio original, Meng Fuyao recogió unas cuantas tejas antes de caer desde donde estaba. En el momento en que aterrizó, se sacudió la nieve y saludó a la chica, que estaba llorando en el sofá, debajo de una manta

—Aquí estoy otra vez.

Qiao Ling levantó la cabeza y miró a Meng Fuyao con lágrimas en los ojos. Esta última se encogió de hombros.

—Que mala suerte esa noche, chocando con tu hombre. Ahora, que se ha ido no creo que nos volvamos a ver, ¿verdad?

Qiao Ling enderezó su cuerpo, pétreamente mirándola. Después de algún tiempo explotó.

Meng Fuyao suspiró, sin querer hablar más. Miró a los moretones terribles y cicatrices en sus manos. Uno sólo puede imaginar lo que vería debajo de la manta. En lugar de acercarse a la chica, Meng Fuyao se dirigió a la sección de cosméticos y cogió un espejo de bronce. Al mirar en él, lo colocó de nuevo hacia abajo y sonrió.

—Mi cara está toda mojada de la nieve. —En ese momento, convenientemente sacó un pañuelo de la mesa para limpiar la cara y el cuello. Cuando terminó, se dio la vuelta y se acercó a Qiao Ling y levantó la manta, inmediatamente trazando una respiración profunda. Entonces, tomó una capa y la colocó sobre el cuerpo de la chica antes de ponerse en cuclillas hacia ella.

Qiao Ling se arrebujó, confundida, y Meng Fuyao preguntó con impaciencia:

—¿Todavía no quieres irte?

A través del espejo de bronce, cuyo ángulo había ajustado antes, Meng Fuyao podía ver el impacto real en la cara de Qiao Ling.

Meng Fuyao no era tonta. Como había vagado por ahí y visto la mayoría de las cosas, sabía que dando la espalda a cualquiera que definitivamente no tenía fe por la que vivir y morir, incluso si la persona que está detrás, podría ser impotente. Su misión esa noche no era diferente de entrar en la cueva de un tigre, bien consciente de que el tigre estaba todavía dentro. Ella había avanzado poco a poco ya que no había sentido el sabotaje a sí misma al tratar de salvar a otra persona. Yuan Zhaoxu la menospreciaría si llegara a enterarse de ello.

Por último, Qiao Ling tímidamente se arrastró sobre su espalda, olfateando.

—Hermano Meng... yo me equivoqué...

—¿Quién no se ha equivocado en este mundo? Hay una oportunidad para hacer lo correcto, así que no seas demasiado dura contigo misma. —Meng Fuyao se estabilizó y usó una cinta de seda para atar a Qiao Ling fuertemente a su cuerpo.

Cuando las lágrimas de Qiao Ling comenzaron a manchar la ropa de Meng Fuyao, se atragantó, en voz baja:

—Él no es humano... él no es humano...

Meng Fuyao se quedó sin habla, mientras que su corazón sufría un dolordesgarrador. Cualquier guardia que había tenido contra Qiao Ling fue limpiada en ese momento. Las heridas en su cuerpo eran indicaciones claras del sufrimiento que había pasado. No había manera de que alguien pudiera llegar tan lejos simplemente para ganarse la confianza de un enemigo. Suspiró, alcanzando una mano para acariciar el hombro de Qiao Ling.

—Has estado aquí un par de días. ¿Te has familiarizado con los caminos?

—He estado encerrada aquí todo este tiempo. —Informó ella, sacudiendo la cabeza entre sollozos.

—Oh. —Meng Fuyao pronunció, y cuando estaba a punto de salir de la senda que había tomado, Qiao Ling continuó:

—... Pero he oído a las asistentes mayores mencionar que no hay muchos guardias dentro de la residencia ya que el propio General es un hombre fuerte. Creo que la sala sur está más fuertemente custodiada que el jardín oriental, donde la mayoría de las personas están viviendo. Hay una puerta trasera que podemos tomar… El camino que conduce a la derecha de la residencia.

—¿Por qué te dicen estas cosas? —Meng Fuyao volvió a preguntar.

—No sé... —Se quejó—. Pero ellos me miraban con ojos comprensivos... Hermano Meng, he estado esperando todos los días... a que vinieras...

—Oh. —Meng Fuyao pronunció de nuevo, antes de añadir—: He oído en las calles que el General Guo había mencionado una vez que todo aquel que es capaz de vencerle puede hacer cualquier petición.

Antes de Qiao Ling pudiera responder, Meng Fuyao pinchó su punto de acupuntura, tornando su cuerpo inerte. Pateó la puerta abierta, arrastró una silla y saltó sobre ella.

—¡Ven a pelear conmigo, Guo Pingrong!

—¡Clap, clap, clap! —Aplausos sonaron en medio de la oscuridad mientras Quo Pingrong surgió de una esquina del corredor—. Qué bueno tener oídos, y qué audaz por retarme.

Meng Fuyao rió.

—Has estado esperando el tiempo suficiente por mí, así que ¿por qué has ido lejos? Me iba a atacar, ¿verdad? Después de todo, ¿cuántas personas han tenido el honor de bajarte los pantalones? Vas a venir a mí no importa qué.

La cara de Guo Pingrong cambió. Siempre había sido un hombre soberbio y mezquino. Tener los pantalones bajados ante sus soldados fue sin duda la experiencia más humillante de toda su vida. Ahora que Meng Fuyao lo hizo público, podía sentir su ira de ebullición.

—¡Sabía que eras tú! —Inhaló profundamente, con el rostro duro como el acero. Movió el borde de su manto a un lado y corrió hacia adelante como una estrella fugaz.

Meng Fuyao levantó la pierna, pateó la silla hacia arriba y hacia él en un movimiento rápido, como un tornado. Como era de esperar, Guo Pingrong fácilmente la rompió en pedazos con un simple golpe, pero ya le había proporcionado suficiente tiempo para que ella saltara por la ventana.

Al saltar, fue recibida por una oleada de guardias, de rodillas en la posición en que apuntaron con sus arcos largos en ella.

—Ah. —Gritó ella, tropezando un poco—. ¿Tantos? —Gritó, presa del pánico.

Durante el tropiezo, un bulto se había escapado de la túnica y abierto, provocando que un puñado de perlas de oro rodaran hacia los pies de los guardias. Meng Fuyao luego chilló, aún más miserablemente, mientras corría con las manos fuera.

—¡Mi apoyo vital! ¡No lo toqueis!

Las perlas brillaron con generosidad, y su apariencia húmeda mejoró en medio del suelo cubierto de nieve. Como si se contagiora, los ojos de los arqueros, también, comenzaron a brillar.

Se les daba sólo cinco platas al mes, y las perlas de este valían una fortuna. No sabían qué hacia aquí, pero parecía estar raptando a una nueva novia, en un intento de fugarse. Además, no sabían dónde había obtenido estas perlas preciosas o incluso robado. Si no es ahora, ¿entonces cuándo?

Para entonces, Guo Pingrong había llegado a la escena, su atención únicamente fija sobre Meng Fuyao. Sin darse cuenta de los sobornos rodando por el suelo, gritó:

—¿A qué esperáis? ¡Disparad! ¡Disparadle!

Los ojos de los guardias se alternaron entre el suelo y entre sí. Después de algunas dudas, un guardia, ya incapaz de resistir la tentación, comenzó a rodar una mano alrededor de un puñado de perlas.

En un destello, había disparado a los demás a hacer lo mismo.

Fue entonces cuando se dio cuenta Guo Pingrong finalmente de la situación. Su rostro ennegrecido como él ordenó:

—¡Abajo!

¡Pop!

Un mini explosión atacó a través del cielo moteado blanco, no mucho más fuerte que el sonido de la caída de nieve, haciendo que la cara de todos cambiara en un instante. La explosión se inició desde el primer racimo de perlas que habían sido recogidos. Debido a que el guardia había sido demasiado agitado al agarrarlas, había roto en realidad las —perlas de oro—.

¡Chasquido!

De las perlas rotas, un líquido negro caliente surgió en el cielo brumoso, lleno de nieve, dibujo de un arco alarmante y mortal a través de ella.

—¡Ah!

Los guardias alrededor rápidamente fueron salpicados por el agua negra, que de repente estalló en llamas. La quemadura penetró la ropa y la piel, llevando a algunos a dejar salir su último grito antes de derrumbarse. Su piel carbonizada entró en contacto con el suelo, al instante explotando y tintando la nieve de color rojo sangre.

Más y más guardias comenzaron a chirriar y apilarse, tornando la cara de Guo Pingrong ceniza. Él captó la sonrisa en la cara de Meng Fuyao cuando ella saltó lejos.

—El dinero es un veneno de valor incalculable. ¡Da una y toma una, no hay pérdida! ¿Se puede detener a un humano de ser codicioso? ¡No seas ingenuo, Guo Pingrong! Les debes haber pagado de menos para que mi perlas de oro venenosas hubieran funcionado de manera eficaz. Jaja.

Su silueta se veía balanceándose sobre en un punto ante un árbol. En lugar de huir, Meng Fuyao sacudió vigorosamente sus piernas, cruzando los brazos y mirándole provocativamente.

Guo Pingrong dejó escapar un gemido, su túnica color metal flotando en el aire, en medio de la nieve revoloteando, como una pieza sólida de hierro. Al cabo de un segundo, él estaba presionando hacia adelante, y sólo entonces Meng Fuyao paró de emergencia.

Guo Pingrong llegó al lugar ante el árbol y alzó la vista, sólo para ver una forma colgada en el árbol. Era de un hombre de aspecto vulgar, vestido con una túnica de brocado, arco en las manos mientras está de pie encima de una pared alta. Era atractivo, pero sus pantalones no estaban por ningún lado, o mejor dicho, estaban descansando en sus tobillos flacos, por debajo de dos piernas arqueadas y peludas.

Guo Pingrong no podía respirar. La sangre se precipitó a la cabeza y al pecho de una sola vez, convirtiendo su visión en negro. Él dejó escapar un rugido explosivo, como nunca antes. Su gruñido causó escalofríos en toda la noche, pero no había logrado sacar la sonrisa de la cara tranquila de Meng Fuyao. Apunta a la cara de una persona, si tienes que golpearla; deja una cicatriz si tienes que insultar a alguien… era su lema de vida.

Guo Pingrong miró a la pintura absolutamente insultante, ya incapaz de contener su ira. Extendió un puño cerrado y envió un punzón de tigre implacable a través de él.

Sonó otra explosión que partió el cielo, produciendo una bola de humo que se levantó del árbol. Como un dragón, el humo se enroscó y se ató alrededor del brazo de Guo Pingrong. Fragmentos de papel y carne salpicaron por todas partes, y a los que estaban alrededor del árbol se les arrojó instantáneamente una capa de ceniza y polvo.

El grito de Guo Pingrong rompió la noche silenciosa, y un perro salvaje comenzó a ladrar desde lejos.

Dentro de la pintura se escondía un explosivo, que el puñetazo feroz de Guo Pingrong había activado, lo que provocó una lesión en el brazo.

Los planes de Meng Fuyao habían tenido éxito, desde derribar a los guardias y desviar la atención de Guo Pingrong hasta esconder una bomba dentro de una hermosa pintura, que según lo planeado provocó un fuerte golpe.

Con esa explosión, Meng Fuyao no dudó más. Ella alzó el índice y estalló en risa maníaca. Luego, huyó hacia el oeste con Qiao Ling todavía a salvo sobre su espalda.

Capitulo 6 tu corazon, mi corazon

Correr a través de los helados copos de nieve envió una cómoda ola de shock a través de sus rasgos faciales. A pesar de tener a una adulta en su espalda, Meng Fuyao solo aumentó su velocidad, revoloteando casas sin fin y dejando esos gritos sofocantes y humo muy atrás.

Una serie de casas ordenadas aparecieron ante ella. Miró a su alrededor y notó una pared de aspecto anormal detrás del patio. Parecía que había algunas mini puertas, así que se lanzó sin perder tiempo.

Ningún guardia estaba patrullando alrededor en el patio, por lo que estaba absolutamente en silencio alrededor. Los tramos de escaleras se extendían hacia el vestíbulo, cuyo extremo parecía profundo y oscuro como una boca gigantesca. En su extremo colgaba una tabla horizontal que oscilaba vagamente bajo la luz de la luna. Debido a que estaba muy lejos, Meng Fuyao no pudo pronunciar las palabras.

Ella entrecerró los ojos y redujo la velocidad, preguntándose:

¿Qué es este lugar? No se parece a la casa de los sirvientes...

Antes de que Meng Fuyao pudiera terminar sus pensamientos, sintió que el área detrás de sus orejas se adormecía. Sintió como si la sangre dentro de su cuerpo se hubiera detenido, y estuviera perdiendo la conciencia poco a poco. Incluso la nieve en el cielo giraba y se acercaba a gran velocidad. En poco tiempo se cayó como una roca. Podía escuchar una voz, pero se estaba volviendo distante como si estuviera cubierta por tres capas de piel de vaca. Sin embargo, pudo distinguir que era el llanto de Qiao Ling. Sus gritos contenían pánico, culpa, impotencia y pena, todo al mismo tiempo.

—Lo siento, lo siento... Prometió tratarme mejor si te capturaba... Por favor, déjame vivir mi vida.

Otra voz, aún más distante, llegó a sus oídos. Pertenecía a Guo Pingrong, y contenía complacencia y un aire de maldad.

—¿Cómo te atreves a traspasar la sala de fiestas? Este asunto debe darse a conocer al Principe Heredero. Toda tu familia será decapitada. —En ese momento, se detuvo por un momento antes de continuar, algo sorprendido—: ¿El Principe Heredero se abrió camino aquí desde el Palacio Shangyang? ¿Es por el asunto? ¿Por el apuro? ¿Ha habido disturbios nuevamente en la frontera sur?

Silencio. En medio de la limitada conciencia de Meng Fuyao, ella pudo identificar la risa demoníaca de Guo Pingrong y el retiro de prendas de vestir, una tras otra, desde el cinturón hasta el portacuchillas. Al igual que la marea de las olas, esos sonidos parecían a veces cercanos y lejanos.

—Bien. Me divertiré primero antes de cargarte y dejar que Su Alteza se ocupe de eso.

Todos y cada uno de los objetos se balanceaban de un lado a otro en su nebulosa línea de visión, superponiéndose uno sobre el otro y transformándose sin parar. En medio de su visión distorsionada, vio a un hombre, con los pantalones medio desabrochados, aferrándose a su palma sangrante y acercándose a ella con una sonrisa siniestra en su rostro. Su sonrisa era diabólica y sombría, su rostro torcido. Debajo de sus ojos rasgados había una boca muy abierta que se asemejaba a una cueva profunda y oscura, en la que residían sus brillantes dientes blancos.

Los continuos gemidos de Qiao Ling molestaron a Meng Fuyao. Luchó por alcanzar la aguja que había sido perforada en la parte posterior de su cuello, antes de empujarla hacia atrás.

Los gemidos se detuvieron, y el hombre de enfrente se sorprendió.

—¿Puedes moverte? —Exclamó, caminando rápidamente para desatar y tirar a Qiao Ling a un lado antes de agarrar a Meng Fuyao. La levantó y le dio una buena patada a la pared, lo que provocó que se abriera con un ruido sordo. Una habitación oculta se reveló, y Guo Pingrong entró.

La mente de Meng Fuyao flotaba, pero ella no se había desmayado. Un vago aroma a base de hierbas, agudo y fragante, se disparó por sus fosas nasales y penetró en su confuso cerebro. Los granos de conciencia que se habían desvanecido como chispas regresaron volando y se reunieron en una pila, formando gradualmente un plano completo.

El rasgón de la ropa sonó por sus oídos, e inmediatamente sintió una sensación fresca ante el área de su pecho. Un par de manos cálidas, que llevaban el olor de la sangre, se inclinaron para tocar su piel, temblando ligeramente en el proceso.

Guo Pingrong no tenía idea en qué estado de conciencia estaba Meng Fuyao. Sus ojos inyectados de sangre solo estaban enfocados en su abrumadora belleza. El disfraz en su cara ya había sido borrado, revelando el mismo aspecto que había visto esa noche. Sus largas pestañas se movieron suavemente por encima de su delicada nariz y sus redondos labios color granada. Él dejó que su mirada se deslizara hacia abajo...

La ropa de Meng Fuyao había sido rasgada, exponiendo una piel aún más brillante que la nieve del exterior. Llevaba un brillo humedecido como el del jade y exudaba una fragancia y una suavidad visible. La mano, manchada de sangre, se frotó contra su piel, la manchó de rojo y pintó una imagen discordante de la última de las frágiles hojas de otoño que se separaban de sus ramas. Fue, inquietantemente, como si ella lo estuviera invitando tímidamente a que la devastara.

Una invitación tan silenciosa podría despertar mejor los instintos primarios de un hombre. Guo Pingrong dejó escapar un gemido y, con un gesto de la mano, apagó todas las velas de la habitación. Luego inclinó su cuerpo mientras respiraba ruidosamente. La habitación se atenuó significativamente, ya que la única luz provenía de una lámpara que alguien había encendido afuera. Su color era raro, tenue, de color púrpura, y se filtraba a través de la pared crujiendo hacia la habitación, haciendo que la estrechez de la misma fuera aún más notable.

Meng Fuyao se sacudió de repente.

Habitación confinada... Penetrante luz púrpura... Era una escena tan extraña pero familiar como si la hubiera visto todos los días desde hace mucho, mucho tiempo...

¡Ah!

Como si su espada hubiera sido cortada en dos por una espada roma, Meng

Fuyao sintió un dolor punzante en su conciencia. Su visión parpadeante se sacudió como si algunos recuerdos profundamente ocultos y antiguos, durante mucho tiempo reprimidos, se hubieran desprendido de una esquina y estuvieran girando en espiral hacia afuera...

En ese espacio estrecho... una lámpara púrpura de palacio suspendida desde arriba... el rostro sonriente de un tío de mediana edad... extendiendo una mano venosa...

El evento se repitió como un mal sueño, despertando la memoria enterrada desde el fondo. Los últimos rastros de conciencia relajada se reunieron en ese momento, provocando una oleada de indignación y resentimiento, que surgió directamente de su pecho.

Meng Fuyao se levantó y alzó la cabeza, con una nueva bocanada de sangre saliendo de su boca como lluvia, antes de gotear el cuerpo de Guo Pingrong.

Guo Pingrong se levantó, se aferró a sus pantalones medio aflojados y se retiró. Estaba más que sorprendido. ¿Cómo se las había arreglado para recuperarse de su aguja de bloqueo de alma?

Meng Fuyao se levantó de un salto, todavía rociando sangre rojo oscuro, en la que su furia ardía como un infierno furioso. Al bajar la cabeza y ver su aspecto descuidado, inmediatamente lanzó una mirada hacia Guo Pingrong. Sus ojos ardían amenazantes, como un lirio rojo araña ardiendo en medio de una llama y liberando un aura mortal como la del inframundo. Ella fijó su atención en su expresión como si usara sus ojos como cadenas. Durante una fracción de segundo, Guo Pingrog sintió que su alma había quedado atrapada y que estaba siendo arrastrada a un infierno, convirtiéndola en cenizas.

La forma en que Meng Fuyao lo miró fijamente le hizo sudar la espalda. Él inconscientemente alcanzó una espada mientras retiraba tres pasos consecutivos.

Guo Pingrong no estaba seguro de por qué se había retirado. Las habilidades de Meng Fuyao no eran necesariamente amenazadoras, pero fueron sus ojos los que le inculcaron miedo. Nunca había visto una mirada tan aguda y poderosa. De repente, un recuerdo resurgió en la mente de Guo Pingrong. Había visto una vez semejante mirada. Fue hace muchos años, cuando el joven Principe Heredero había revelado la misma expresión al escuchar esa noticia, haciendo que las rodillas de todos los presentes se doblaran... No había imaginado que una vez

más sería testigo de una mirada tan oscura y asesina tantos años después de ese incidente.

Guo Pingrong preparó su espada, y justo cuando estaba a punto de ejecutar su Esplendor del cielo y la tierra, vio a Meng Fuyao, con el pelo sobre sus hombros, saltando sobre él como un tigre hambriento.

A medida que avanzaba, su energía interior creció tan poderosamente que la mesa y las sillas dentro de la habitación comenzaron a volcarse. El dosel revoloteó, apagando las velas sobre la mesa. En la oscuridad, Meng Fuyao voló hacia adelante como una bola de nube negra, sus manos agarrando convenientemente una silla brocada y la estrelló contra la cabeza de Guo Pingrong.

Las pupilas de Guo Pingrong se redujeron al tamaño de la punta de una aguja. ¿Cuándo se había vuelto tan fuerte? Tenía la capacidad de dividir el cielo. Y, como discípulo de uno de los diez hombres más fuertes que vaga por la tierra, ¿cómo pudo haberse encogido de miedo ante el enojado puñetazo de una chica?

Guo Pingrong retorció su espada larga con enojo, formando una hoja de olas furiosas que se apilaban en una alta pared de cristal que estaba delante de él. El agua brotó de la pared con un suave crujido, transformándose en un rayo agudo que se disparó, como una bala, hacia su pecho descubierto.

El brillo llenó el cielo cuando un hilo de luz recorrió la habitación como un cometa, y todo lo que uno podía ver era el absoluto esplendor de las estrellas inconmensurables.

La luz envolvió a Meng Fuyao, quien dejó escapar un grito.

—¡Desciende!

Sacudió la muñeca y un rayo verde avanzó, envolviéndolo instantáneamente en un brillo verde jade, que solo aumentó en brillo y se solidificó en una maja indestructible de jaspe.

Era el quinto nivel de los Nueve Cielos Divididos: el Relámpago.

Meng Fuyao no había podido comprometer su energía interior en días normales, y ahora que había sido provocada, finalmente desató todo lo que tenía sin tener en cuenta las consecuencias.

Guo Pingrong gruñó, bloqueando su ataque con su espada. Inmediatamente alteró su postura, y la seda giró continuamente de su espada, dibujando arcos en el aire antes de atar a Meng Fuyao.

En un abrir y cerrar de ojos, los dos individuos se habían enredado. Dentro de la habitación oscura, no había movimiento de espadas, ni intercambio de palabras, ni sonido de objetos cayendo o rompiéndose. De hecho, los gruñidos de antes también se habían disuelto, dejando solo una vaga imagen de dos figuras volando en el aire, tan rápido que se podían escuchar silbidos. Acompañando a los elementos visuales había un olor a sudor y sangre fresca.

.

Fue una batalla silenciosa pero intensa. La figura esbelta, que era Meng Fuyao, se vio obligada a liberarse lanzándose hacia arriba, una y otra vez, mientras se lanzaba a un recuerdo de pesadilla de viejos recuerdos. Su mente estaba cerca de estar en blanco, y su único pensamiento era: ¡Mátalos! ¡Mata estos recuerdos espantosos!

30º movimiento... 100º movimiento... 300º movimiento...

El sudor goteaba de la frente de Guo Pingrong, dándole un brillo grasiento.

Esta mujer está loca.

No había visto a nadie pelear de esta manera antes. No había imaginado a nadie que fuera capaz de luchar contra esto de manera imprudente en una batalla.

A estas alturas, Meng Fuyao había infligido siete sangrientas heridas en su cuerpo, mientras que él ya le había dado veinte, todas dejadas por su espada. Los músculos y huesos de Guo Pingrong habían sido entrenados desde jóvenes, y él era mucho más viejo que ella. Las heridas que ella le había causado eran, en ese momento, incapaces de contener sus movimientos. Por otro lado, incluso con un ligero roce de su espada sobre su piel, Meng Fuyao estaría perdiendo mucha sangre.

Debido a eso, precisamente, Guo Pingrong se volvió cada vez más aprensivo. Estaba familiarizado con el umbral de dolor de un humano y había apuntado específicamente a sus articulaciones, lo que debería causar la máxima cantidad de sufrimiento. Bajo tal ataque, cualquier ser ordinario habría perdido por mucho tiempo la habilidad de luchar. Sin embargo, esa niña frágil, con su extremadamente

poderosa energía y tolerancia, había demostrado que su creencia era errónea. Lo que más temía era el hecho de que ella solo se estaba volviendo más vigorosa, a diferencia de él. Estaba perdiendo poder, no mental sino físicamente. Fue entonces cuando se dio cuenta de la intención de su pintura humillante: no solo herir su mano sino también expulsar su energía interior.

La técnica de arte marcial que había estado cultivando era extrema, lo que significaba que era más propenso a que lo desviaran durante el proceso. Habiéndose enfurecido una y otra vez, mientras poseía una existencia maligna dentro de su corazón, Guo Pingrong y su energía interior ya no estaban en el camino correcto. Si su batalla rápida y furiosa progresara, la situación de su lado solo empeoraría.

La chica, sorprendentemente, había determinado su estado interno solo por su ataque con arco, e incluso había calculado todo, desde su personalidad hasta cada movimiento.

El vigor de Guo Pingrong vacilaba, y se sorprendió al ver a Meng Fuyao sonriendo.

¿Qué fue este pequeño dolor para ella? Si uno hubiera estado recibiendo un entrenamiento severo desde joven, experimentando un dolor similar al de la carne que se corroe y batallas con todo tipo de bestias montañosas todos los días, ¿la lastimaría esta herida? Si uno se hubiera aislado a sí mismo en un hoyo durante meses y se hubiera recurrido a comer lombrices de tierra, todo por el simple hecho de cultivar energía interna pura para los Nueve Cielos Divididos, ¿la detendría este poco sufrimiento?

Fue durante una batalla mental de vida o muerte entre dos jugadores fuertes que uno podría romper fácilmente.

¿Cuál fue el punto de ser el artista marcial número uno? Si se expusiera su estado interno y su vulnerabilidad, un enemigo más débil aún podría derribarlos.

—Que tu espada y mi sangre me lleven al próximo reino.

500º movimiento...

El cuerpo de Meng Fuyao estaba cubierto de sangre, pero de repente avanzó, lanzando su brazo horizontalmente y bloqueando el ataque de la espada explosiva de Guo Pingrong. La punta de su espada larga perforó el área de la barriga y salió por el codo. El sonido producido evoca una sensación fría y dolorosa.

Guo Pingrong se sorprendió por esta represalia de sangre fría que involucraba a la carne y la espada.

En ese momento de vacilación, Meng Fuyao ya no le dio la oportunidad de sacar su espada. Ella dio un paso adelante y giró la espada que había penetrado en su brazo, girándola efectivamente 180 grados.

¡Chasquido!

La espada rota voló hacia arriba, junto con la salpicadura de sangre fresca. Meng Fuyao se levantó como el viento sibilante, con la cabeza hacia arriba. El siseo del viento contra su movimiento era brillante y claro. Penetró las nubes oscuras y la electricidad dispersa, entrando en la cúpula azul del cielo antes de levantar una pierna y patear la sección rota hacia abajo y hacia la parte inferior del cuerpo de Guo Pingrong.

El rayo de la espada ensangrentada no era diferente de un rayo, y se enfocó en la línea de visión de Guo Pingrong en una fracción de segundo. Ya había percibido la intención de Meng Fuyao para entonces, pero ya era demasiado tarde. La sección rota se había cerrado y, a pesar de su último intento de saltar y torcer su cuerpo, se pudo escuchar un suave sonido desgarrador mientras la sangre, junto con un objeto agrupado, salía de su cuerpo.

—¡Ah!

Guo Pingrong se lanzó desde la mitad del aire, revoloteando en el suelo como un pez moribundo. Levantó la mano temblorosa que había usado para cubrir el área de su entrepierna, y todo lo que vio en su palma fue sangre fresca.

—Madre. ¡Por un huevo! —Meng Fuyao maldijo.

Preparó su espada para otro ataque, pero cuando dio un paso adelante, el mareo se apoderó de ella, causando que tropezara. Había perdido demasiada sangre, y ya no le era posible lanzar un ataque fatal. Se puso de pie, espada en mano, lista para golpearlo una vez más. Si él luchara, ella estaría preparada para otra ronda.

—El Principe Heredero ha llegado.

El anuncio sonó desde la distancia, pero pasos casi silenciosos se acercaban a una velocidad extremadamente rápida.

Un poderoso artista marcial, pensó.

Cubierta de sangre y sudor, Meng Fuyao se balanceó de un lado a otro, casi cayendo en la inconsciencia. La aguja medicada había afectado el control de su mente y cuerpo, lo que le hizo distinguir solo las dos últimas palabras. Todo lo que podía decir, por los pasos, era que alguien fuerte contra el que no podía luchar estaba cerca, y más personas se estaban acercando.

Meng Fuyao respiró hondo. Luego, pisoteó sus pies y abrió la puerta de la habitación oculta, rápidamente lanzándose por la ventana. Inmediatamente después de su fuga, la puerta de la habitación oculta se abrió de nuevo, y un rayo de luz solar se abrió paso a través del hueco. Era de día.

Junto con la luz del sol entraron dos filas de guardias fuertemente blindados. Estaban vestidos de manera diferente a los de residencia ordinarios y tenían una expresión severa en sus rostros. Sus miradas eran agudas e imponentes, y estaba claro que todos eran poderosos. Tenían una tableta de jade dorada, con la palabra ‘Shangyang’ en ella colgando de su túnica. Eran los guardias personales del palacio del Principe Heredero de Wuji, conocidos como los Caballos Voladores.

Aquellos guardias que rara vez se ocupaban de resolver asuntos triviales venían como una tropa completa, algunos empujaban a los guardias del General a un lado e inhibían sus movimientos mientras que otros entraban al salón del festival. Al ver la habitación oculta, se pararon junto a la puerta en una formación y en una posición de reverencia.

La nieve había caído durante toda la noche, y los árboles de jade en el patio tenían sus ramas alfombradas de blanco y sus ciruelas de color rojo sangre que servían como adorno. Una figura delgada emergió gradualmente entre las filas de guardias. Sus pasos fueron apresurados, pero llegó al frente en un abrir y cerrar de ojos. Su túnica bordada de dragón, de color púrpura plateado, que se mecía suavemente con el viento, estaba cubierta con un abrigo de piel de zorro blanco plateado. En su cintura, enrollado un cinturón de jaspe, su brillo puro y lujoso, agregó un toque de primavera a este frío día de invierno.

El caballero que se acercaba tenía una máscara que cubría la mitad de su cara bonita, como una gema. Debajo de su cabello de ébano había dos ojos, cuyo brillo se

veía realzado por la luz reflejada en su abrigo. Estaban en la profundidad del océano y relucían, y podían aspirar fácilmente el alma a cualquiera con una simple mirada.

Este era el hombre al que incluso los guardias de palacio más arrogantes, severos y superiores repetaban en demasía y estaban dispuestos a inclinarse.

Como héroe del mundo y futuro Emperador real, disfrutó de la adoración de la nación. A la edad de 15 años, había empezado a ayudar en la política nacional y había logrado que la Nación Wuji alcanzara su máxima gloria, de modo que nadie de las otras naciones, sin importar su capacidad, se hubiera atrevido a oponerse o rebelarse.

El Principe Heredero de Zhangsun, Zhangsun Wuji.

Ese Principe Heredero de Wuji había atravesado la fría y nevada noche para llegar aquí. Sin embargo, siguió siendo elegante y limpio, e incluso la nieve que cubría el camino que había cruzado estaba intacta.

La fuerte nevada de la noche anterior había humedecido las escaleras que conducían a la sala de fiestas. Mientras los guardias se acercaban para saludarlo, Zhangsun Wuji no se detuvo a recibirlos. En cambio, agitó sus mangas y reapareció al instante dentro del pasillo.

El capitán se quedó afuera, girando rígidamente la cabeza hacia atrás y observando la espalda del Principe Heredero. Desde el comienzo del día, había sentido que el Principe se estaba comportando de manera anormal. Si bien no había señales de angustia en su rostro, su experiencia y sus sensaciones le dijeron que el Principe se sentía bastante ansioso. Esos ojos profundos, en los que el Principe siempre había ocultado sus emociones, contenían un tinte de preocupación e incluso... ira.

Mientras el capitán reflexionaba sobre sus pensamientos, Zhangsun Wuji ya había entrado en la habitación oculta. Parando en la entrada, colocó las manos que había guardado dentro de su abrigo de piel, antes de escanear a través de la habitación y tomar una bocanada de aire. Los guardias alrededor bajaron sus cabezas aún más.

La habitación era un desastre. La mesa y las sillas estaban rotas y todo el piso también estaba manchado de sangre. Era una vista asombrosa, por lo menos.

También había un objeto tendido en un espeso charco de sangre, y al darse cuenta de lo que era, los presentes apartaron la vista en shock.

En el extremo de la habitación, Guo Pingrong yacía, cubriendo su entrepierna. No había perdido completamente el poder de la batalla, pero aún tenía que procesar el hecho de que su bebé había sido cortado.

Zhangsun Wuji lanzó una mirada al objeto, sus ojos se encogieron. Dio un paso lento hacia adelante, pero con ese movimiento simple y sin complicaciones todos los objetos dentro de la habitación, incluyendo la mesa, las sillas, las velas… se desintegraron en polvo fino antes de dispersarse en el suelo.

Los guardias intercambiaron miradas, sorprendidos por lo que habían presenciado. Los objetos en la habitación habían sido destruidos y apenas mantenían sus formas. Por lo tanto, cualquier presión externa podría fácilmente convertirlos en cenizas. Uno podría imaginar la magnitud de la batalla que había tenido lugar hace horas. Cada objeto había sido utilizado como armas y, eventualmente, destruido.

Zhangsun Wuji estaba concentrado en el charco de sangre que estaba en el suelo. Cepilló su mirada hacia arriba y abajo del cuerpo de Guo Pingrong, seguro de que las heridas en su cuerpo no eran la fuente de ello. Sus ojos cambiaron, como si una ola enojada se hubiera enrollado dentro de ellos, pero se desvaneció tan rápido como apareció.

Levantó un brazo y los guardias se retiraron sin hacer ruido. La puerta se cerró, permitiendo que solo pasara una cantidad limitada de luz, pero fue suficiente para iluminar las fluctuaciones de su expresión.

Guo Pingrong ya había salido de su aturdimiento y se estaba acurrucando ante el Principe Heredero.

—Su Alteza... Su Alteza... —Se atragantó.

Se inclinó sobre el piso lleno de sangre, oliendo el olor que pertenecía tanto a Meng Fuyao como a él mismo. Pensó en cómo la primera, tan astuta y agresivamente, había arruinado su vida al perforar su propia espada, sumergida en su propia sangre, en su órgano vital.

Atrapado en el apestoso espacio, Guo Pingrong se estremeció

involuntariamente al pensar que su gloriosa y brillante vida había llegado a su fin. Un sueño hermoso, lleno de fuegos artificiales, había sido aplastado en un instante.

—Su Alteza... necesito venganza...

A través de la brillante capa de sangre en el suelo se podía ver un reflejo de una leve túnica púrpura, su esquina balanceándose ante los ojos de Guo Pingrong. Esperanzado, Guo Pingrong miró a su venerable Principe Heredero.

Un par de ojos familiares, como una brisa, profundos pero siempre sonrientes, lo saludaron, pero la sensación que evocaba en él era completamente extraña. La forma en que miró a Guo Pingrong no era diferente de cómo lo haría un dragón, desde lo más alto de los cielos, a un simple mortal que se había atrevido a entrometerse en su territorio.

Era distante, convincente, frío y mortal.

La desesperada llamada de venganza de Guo Pingrong se había roto instantáneamente en su garganta, y su cuerpo comenzó a temblar sin control.

Frente a él, Zhangsun Wuji se agachó en el charco de sangre. Parecía haber llamas ardiendo debajo de los ojos que estaban fijos en la sangre caliente.

—Lo has hecho mal, Pingrong. —Declaró debidamente.

Guo Pingrong sacudió su cabeza, sin entender por qué Su Alteza había dicho eso. Además, ¿por qué no había llamado al médico?

—Estás equivocado por ser presumido. Naciste en el escalón más bajo de la sociedad y has sufrido demasiado al principio, hasta el punto de haber perdido el control de tu temperamento y te has vuelto mezquino y de mente estrecha. Pasaste una noche viajando más de cien km para acabar con la familia de cuyo miembro te había escupido una vez. Ordenaste a los hombres que se unieran a tu tía, solo porque ella no te había echado una sola mirada compasiva. Has emborrachado a un hombre con el que accidentalmente habías chocado en un pequeño callejón e incluso mataste a su amigo inocente y de buena voluntad.

Guo Pingrong escuchó mientras el Principe Heredero enumeraba sus actividades, que nunca había esperado que se divulgaran. Todo su cuerpo estaba temblando

mientras miraba esos ojos insondables. ¿Por qué lo mencionaba y por qué no había mencionado nada sobre ellos hasta ahora?

—Necesito Generales, no santos. —Zhangsun Wuji enfatizó, y al ver la duda en el rostro de Guo Pingrong, continuó—: Los Generales no necesitan virtudes. Solo tienen que ser buenos asesinos y guerreros valientes. Siempre que puedas proteger a las 18 tribus inquietas en la frontera sur y trabajar duro para construir la Nación Wuji, no tengo ninguna razón para involucrarme en tus asuntos personales. No tienen nada que ver con mi corte.

Con las manos detrás de la espalda, Zhangsun Wuji se puso de pie, su túnica se movió ligeramente y liberó un aroma exótico.

—Pero hoy, Pingrong, has hecho algo que no puedo tolerar.

En respuesta a la mirada cada vez más aprensiva de Guo Pingrong, la sonrisa de Zhangsun Wuji desapareció cuando se agachó para susurrar algo en sus oídos. La cara de Guo Pingrong cambió instantáneamente. Era como si acabara de tragarse un grupo de carbón en llamas, y toda su cara estaba más que distorsionada. Abrió la boca como si jadeara por aire, intentando decir algo, pero no importaba cuánto lo intentara, simplemente no podía pronunciar una sola palabra.

Miró con los ojos abiertos a Zhangsun Wuji, mientras todo su cuerpo temblaba. El shock inicial en su rostro se había transformado gradualmente en arrepentimiento, confusión, desesperación y demás. En última instancia, gritó. Sus dos rodillas estaban en el suelo, arrastrándose para tirar de la esquina de la túnica de Zhangsun Wuji.

—¡Perdóneme, Alteza!

Con las manos ocultas en sus mangas, Zhangsun Wuji miró a su capaz General, cuyo temperamento había sido distorsionado por lo que había tenido que pasar cuando era niño, con los ojos inexpresivos.

—Una cosa más... la prostitución infantil en el Burdel de la Profunda Primavera... es por ti, ¿no? —Zhangsun Wuji sonrió levemente—. Seguro que sabes cómo jugar, y sin el menor escrúpulo, ¿verdad? ¿De verdad crees que estas chicas son pobres de las aldeas de Zhongzhou? Son las hijas de las 18 tribus, arrastradas por

Tory. ¿Eres el General a cargo de asumir el control sobre la frontera sur y, sin embargo, continuaste provocando a sus habitantes ya ingobernables? Pingrong, realmente me has decepcionado.

Guo Pingrong aflojó su palma llena de sangre y miró a Zhangsun Wuji con incredulidad. No podía entender por qué el Principe Heredero, que debería haber estado ocupado con grandes asuntos gubernamentales, incluso sabía sobre la prostitución infantil que se desarrolla en el burdel. Peor aún, no podía entender por qué Tory le mentiría. Guo Pingrong miró con total desesperación a Zhangsun Wuji, pero no pudo buscar las respuestas en sus ojos.

—No... —Guo Pingrong se puso de pie de un salto, aullando y corriendo hacia la puerta—. No puedo morir así. Soy un líder militar. Quedé en cuarto lugar en el Verdadero Encuentro de Artes Marciales. ¡Soy el discípulo del noveno hombre más fuerte! Yo- —Su voz quedó atascada en su garganta.

Capitulo 7

Lo que debe hacerse

La nieve caía afuera, y motas finas flotaban en la habitación a través de los crujidos de la ventana y hacia el cuerpo que liberaba una cantidad significativa de calor. Sin embargo, al acercarse, los copos se detuvieron a medio camino y comenzaron a caer al suelo, como si hubiera una pared invisible que les bloqueara el paso.

El cielo estaba brillante, sus rayos de sol destacaban una figura arrodillada desde el interior de la habitación. Se podían ver unos pocos copos de nieve cayendo sobre un dedo, claro y delgado, cuya punta estaba en contacto con la frente del arrodillado.

Era una pose sutil, pero Guo Pingrong, loco como un tigre, ya no podía avanzar ni un milímetro hacia adelante.

La conciencia de Guo Pingrong había caído en el caos; había innumerables líneas horizontales, verticales y diagonales, tejiéndose para formar una cuerda. La cuerda se apretó con un crujido, apretando y retorciendo su memoria y claridad hasta que su mente estaba en un tremendo lío. Su cuerpo cayó un poco hacia un lado, el último hilo de conciencia escapó de su cabeza.

—El Maestro es el noveno hombre más poderoso y Zhangsun Wuji...

—Ofendí a la persona equivocada...

Antes de que pudiera completar el pensamiento, ya se había derrumbado en el suelo.

Zhangsun Wuji retrajo su mano y la apoyó contra su abrigo de piel. Levantó un poco la cabeza para mirar la luz que entraba por la ventana. La expresión en sus ojos era ilegible, pero parecía casi como si hubiera visto una preciosa flor golpeada por el fuerte viento y la lluvia y se hubiera extendido para protegerla solo para que la pincharan.

Después de una larga pausa, levantó una pierna para darle al cuerpo de Guo Pingrong una patada despectiva.

—Estoy perdonando tu vida, pero de ahora en adelante solo eres un títere... Estaba en contra de usar este método en cualquiera de mis temas, pero puedes ser el primero. Sé honrado.

Se dio la vuelta, agitando la manga, y un guardia imperial se acercó. A lo lejos, todo un grupo de guardias de residencia se arrodilló en el suelo nevado, sin pronunciar una palabra. Sin girar la cabeza, entró en su carruaje. Antes de cruzar las cortinas, dijo rotundamente:

—Pasa la orden.

—Sí.

—Ha habido movimientos anormales dentro de las 18 tribus, así que ve y regula la situación. Los disidentes serán castigados en el acto. El Principe De ahora será el Rey Rong, así que avisa a Rong, Zhen y Lizhou, y haz que domine la frontera sur. El General trabajará con los subordinados del Rey Rong para alcanzar la paz. Hazlo en los próximos días.

—...

—...

—¿Eh? —La mirada de Zhangsun Wuji se movió. El sudor corría por la frente del Capitán, pero rápidamente lo limpió antes de contestar—: ¡Sí!

El carruaje partió, y una ola de confusión emergió de los ojos del Capitán. Algún tiempo después, levantó la cabeza para mirar el cielo. La nieve se había detenido, pero las nubes se agitaban con energía. Dejó escapar un suave suspiro, que se transformó en una bocanada que se dispersó en el aire frío.

—Algo está por suceder... .

¡Crack!

Meng Fuyao se colgó de un árbol, con gotas frías que rezumaban de su cuerpo, mientras que la rama en la que estaba descansando estaba cubierta de sangre y sudor. El viento frío soplaba sobre su espalda, pero el área de su pecho estaba caliente como si estuviera quemada.

Hizo una voltereta, con mucho esfuerzo, y comenzó a jadear por aire. Presionó su pecho mientras se movía a una posición de piernas cruzadas y se esforzaba por regular su energía interior. Meng Fuyao sintió como si innumerables serpientes de fuego se deslizaran unas sobre otras, y donde pasaban sus canales, parecían prenderse fuego y convertirse en aún más serpientes de fuego.

¿Qué ingredientes extraños contenía esa aguja? Se sentían como afrodisíacos, pero no realmente. Sin embargo, parecía haber algo tirando de sus deseos, pero en el momento en que se excitó, sus órganos internos comenzaron a doler. Si no hubiera un aroma a base de hierbas abrumador en su cuello para mantenerla alerta y permitirle regular la energía interna de los Nueve Cielos para suprimir el dolor, ella habría perdido todo el control hace mucho tiempo. Después de haber pasado por una batalla tan agotadora, no era sorprendente que sus heridas fueran graves y difíciles de soportar.

En medio de su nebulosa conciencia, Meng Fuyao se quedó aturdida, notando vagamente que había subestimado a Guo Pingrong. Fue el discípulo de un hombre digno, y su grave falta de moral no determinó sus habilidades. Había venido preparada y con cautela, pero apenas raspada.

Meng Fuyao había tomado toda clase de precauciones contra él y había centrado toda su atención en él en lugar de en la ‘víctima’, con quien había abandonado su cautela por simpatía. En realidad, ella tenía sus dudas al respecto.

Por lo tanto, desactivó su punto de acupuntura. Sin embargo, lo que no había esperado era que esa chica mantuviera la aguja en la boca y se moviera hacia ella al llegar al salón del festival.

Sin embargo, fue una bendición disfrazada, ya que su batalla total con Guo Pingrong le había permitido experimentar otro gran avance. Lo que no podía entender era cómo la bolsa de fragancia delgada y disipadora de veneno, especialmente mezclada por Zong Yue y conocida por curar muchos tipos de venenos e incluso afrodisíacos, era incapaz de sofocar completamente los efectos de la aguja de Guo Pingrong.

—Madre. —Maldijo Meng Fuyao—. ¡Doctor! ¡Doctor! ¡Curandero!

La oscuridad se apoderó de su visión en un instante. Alguien estaba cerca, y Meng Fuyao inmediatamente luchó por levantarse y agarrar su daga. La persona se detuvo ante ella, su apariencia ordinaria y lánguida. Resultó ser el hombre de capa negra que emergió al lado de Yuan Zhaoxu de vez en cuando.

Él la miró vacilante con expresión arrepentida. Le habían ordenado proteger a esta dama durante el aislamiento de su maestro, pero perdió el enfoque en el camino debido a un accidente, lo que le causó problemas. Él estaba de pie frente a ella, pero no se atrevió a acercarse, ya que sus mejillas eran de un color rosa pálido, claramente anormales.

Permaneció allí durante bastante tiempo hasta que se escuchó un zumbido del viento desde atrás. Giró la cabeza para ver a un hombre de blanco emerger de la oscuridad y mirarlo tranquilamente.

El hombre de negro exhaló y se inclinó.

—Es bueno que esté aquí, señor.

—Déjamelo a mí. —Aseguró Zong Yue y dejó salir al hombre de negro, antes de caminar hacia donde estaba Meng Fuyao.

Meng Fuyao bajó la mirada, comprendiendo a medias que el hombre que tenía delante era una persona familiar. En ese momento, ella saltó hacia abajo con una sonrisa en su rostro antes de extender una mano para empujarlo.

—Tú... aléjate de mí...

Zong Yue permaneció en silencio y se acercó a sentir su pulso, solo para ser rechazada por ella.

—Cr... creo que... me han dado... afrodisíaco...

—Solo las bellezas son el blanco del afrodisíaco, ¿por qué tú?

Meng Fuyao se rió débilmente, careciendo de energía para discutir.

—¿Es tratable? Si no... vete ahora... No me cuentes sobre el Yin y Yang... neutralizado... Si tiene que ser así... te... despreciaré... de por vida.

Zong Yue sonrió. Aunque parecía amable, no sonreía. Ahora que lo hizo, fue como si el sol hubiera salpicado sus rayos desde detrás de las nubes con tanta compasión y calidez.

—En realidad no me importa que... —Añadió a la ligera, extendiéndose para cargarla, solo para tenerla agitada y lista para luchar libremente. En respuesta, agregó—: Estamos en la entrada trasera de la Residencia del Rey De. Ya has pasado por mucho, ¿no puedes perseverar hasta que entremos?

—... Puedes desactivar mi punto de acupuntura, pero eliges dejarme sufrir... —Maldijo en voz baja.

Zong Yue bajó la cabeza, observando el enrojecimiento de sus mejillas y sus párpados caídos. Posiblemente fue la combinación más bella, de sauces y flores de durazno en primavera, y agua de jade y estanque de lotos en verano.

Saboreó la vista ante él. Su mano usualmente firme tiembla ligeramente. Meng Fuyao abrió bruscamente los ojos, y su mirada era brillante y límpida; como la corriente de la que era visible cada grano de arena blanca.

Zong Yue ya no dijo nada. La llevó a su propio jardín, desactivó su punto de acupuntura y le dio una píldora antes de tratar sus heridas. Él hizo todo por sí mismo y, una vez terminado, estuvo junto a la ventana durante mucho tiempo, murmurando para sí mismo con las manos ahuecadas detrás de su espalda.

.

Cuando Meng Fuyao recobró el conocimiento, primero revisó su ropa para ver si había tenido relaciones sexuales con alguien durante el tiempo que había estado ardiendo de deseo. Las serpientes de fuego, que habían estado vagando dentro de todo su cuerpo, parecían haber regresado a su cueva y ya no estaban causando estragos. Sin embargo, también hubo una sensación de calor que perdura en lo profundo de su región púbica. Intentó regular su energía y, como si se diera cuenta de algo, se sentó con las piernas cruzadas y preguntó:

—¿No puedes eliminarlo por completo?

Zong Yue se dio la vuelta, frunciendo el ceño.

—No es un afrodisíaco, sino algo más potente llamado ‘bloqueo de la emoción’. Está hecho de la sangre de los cuidadores de burdeles, que se ha almacenado durante miles de años. Las víctimas sentirán un deseo sexual abrumador, día y noche, pero las relaciones sexuales excesivas solo provocarán lesiones internas. Las víctimas solo pueden soportar un estilo de vida tan desquiciado y promiscuo de solo tres meses como máximo. La muerte es segura.

—¿Encender el deseo a costa de la vida? —Meng Fuyao murmuró—. Que invento tan malvado.

—El maestro de Guo Pingrong es Fang Yimo, también conocido como el Sabio de las Estrellas. —La expresión de Zong Yue parecía un poco peculiar mientras continuaba—: Se dijo que Fang Yimo se había enamorado de una chica cuando era joven, pero la chica se fugó con otro hombre cuando estaba viajando. Él inventó esta cosa a su regreso para castigar a la pareja adúltera. Lo hicieron todo el día y la noche hasta que uno murió por una eyaculación excesiva y la otra por vasos sanguíneos marchitos.

Meng Fuyao inspiró profundamente y suspiró.

—No es de extrañar que Guo Pingrong se haya vuelto tan inmoral, su Maestro tampoco es una buena persona.

Zong Yue agregó débilmente:

—Guo Pingrong ha estado complaciendo tanto con las mujeres como con

el vino en estos últimos años y el progreso de su cultivo no es ni siquiera un tercio de su maestría. Lord Fang también lo protege mucho.

Al darse cuenta de que no había el menor rastro de miedo en los ojos de Meng Fuyao, Zong Yue suspiró.

—Su abrigo de piel, sumergido en la Fragancia de Disipación de Veneno, debería ser efectivo en la mayoría de los casos. Deberías haber estado bien, si no fuera por el hecho de que tu cuerpo ya contiene un veneno como ese. No tiene rastro ni síntomas, pero es fatal cuando se mezcla con ciertos tipos de veneno. Afortunadamente, aún no has entrado en contacto con ninguno de ellos en los últimos 17 años. Si no fuera por la Fragancia de Disipación de Veneno, solo el bloqueo de la emoción habría sido suficiente para matarte en el acto...

—Habiendo dicho tanto, tienes miedo de que te llame charlatán. ¿Por qué otra cosa me culparías por la ineficacia de tu medicina? Parece que no puedes hacer nada con este veneno. —Meng Fuyao levantó una ceja, preguntando—. De ninguna manera... santo doctor.

—Si no puedo encontrar una manera, nadie podrá. —Respondió Zong Yue. Estaba seguro y algo arrogante—. Pero tengo una manera de reducir su potencia.

—¿Cómo?

—Con medicación. Puedes transformar el veneno en un verdadero afrodisíaco. Mientras estés dispuesta a... —Antes de que Zong Yue pudiera terminar su oración, Meng Fuyao comenzó a ponerse los zapatos y levantarse del sofá. Zong Yue dejó escapar una risa amarga, solo continuando cuando ella había llegado a la puerta—. Hay un camino más. Ya que es una mezcla entre afrodisíaco y veneno, puede convertirse en cualquiera de ellos. Sin embargo, mientras el veneno permanezca en tu cuerpo, no puedes excitarte o sangrar por las siete aberturas, lo que provocará la muerte. Elige tu opción.

Meng Fuyao caminó hacia atrás y se sentó, con las piernas cruzadas y descuidadamente.

—¿Es necesario preguntar?

Zong Yue estaba de pie junto a la ventana, mirándola, su cara brillante bajo luz del sol. Su tez pálida y sus labios parecían encalados, como si estuvieran muy preocupados. Mucho tiempo después le preguntó:

—¿Tú... estás segura?

Meng Fuyao saludó.

—No seas tan insípido.

—¿Realmente crees que no te enamorarás en toda tu vida? —Preguntó Zong Yue—. Estás en el apogeo de la juventud. ¿Qué te hace estar tan seguro de que serás capaz de resistir cualquier tentación?

—El amor ni siquiera debería estar en la ecuación de mi vida. —Meng Fuyao frunció los labios, con una ligera distracción evidente en su rostro—. Ahora que estoy en esta situación, lo tomaré como un recordatorio de no desviarme de mis objetivos previstos... Hey, en realidad es genial.

Levantó un poco la barbilla y sonrió, con un tinte de pesar y resignación. Después de una breve pausa, ella habló con firmeza:

—Esto es todo.

.

Nación Wuji, invierno, año 15 bajo el reinado del Emperador.

Se produjo una rebelión en la frontera sur de la Nación Wuji, por la que el Principe Heredero aprobó un decreto: el Principe De, Zhangsun Jia, será coronado Rey Rong y dirigirá a sus tropas para sofocar la revuelta en la frontera sur, con el General Guo Pingrong sirviendo en la primera línea.

Como el Rey De aún no se había recuperado de una antigua aflicción, gastó una cantidad significativa de dinero para invitar a Zong Yue. Al enterarse de que había todo tipo de plantas raras que podían usarse para medicina, Zong Yue había aceptado naturalmente.

Como pequeños sirvientes de Lord Zong, Fuyao y Yao Xun también siguieron al ejército. Al salir de la ciudad, Meng Fuyao pasó por el burdel de la

Profunda Primavera, solo para darse cuenta de que el establecimiento del despilfarro había sido confiscado. Su antigua reputación y gloria se habían ido como el viento. Meng Fuyao estaba de pie ante el edificio vacío, y como si hubiera pensado en algo, un pequeño rizo se abrió camino hacia la esquina de sus labios antes de desaparecer gradualmente al momento siguiente.

Pasó un tiempo en silencio antes de que finalmente se diera la vuelta. De repente, escuchó un suave sonido de respiración detrás de la pared trasera. Extendió una mano y agarró a una persona pequeña.

Era una niña de no más de 7 años. Tenía puesta una gruesa capa de maquillaje, que ya había sido manchada significativamente. Al ser sacada, la niña abrió los ojos con pánico pero no lloró.

Meng Fuyao la encontraba familiar, y después de un pensamiento recordó que ella era la prostituta infantil de la que Yuan Zhaoxu había hablado esa noche. Meng Fuyao frunció el ceño y preguntó:

—¿No está el burdel sellado por el secuestro de niñas de las tribus del sur? ¿No te ha proporcionado la corte un lugar para ti, chica? ¿Por qué estás aquí?

Los ojos de la niña estaban fijos en Meng Fuyao.

—Xiao Dao quiere ir a casa. —La niña habló con sencillez, su voz contenía una calidad metálica que rara vez se escuchaba que era inevitablemente aguda.

Meng Fuyao estaba algo preocupada por el hecho de que la niña se había vuelto mentalmente inestable a causa del trauma y el estrés.

Xiao Dao sostuvo la manga de Meng Fuyao, tirando de ella con firmeza y repitiendo:

—Xiao Dao quiere ir a casa.

Meng Fuyao intentó irse unas cuantas veces, pero ella simplemente no podía soportar mover la frágil mano de la niña. Tampoco estaba dispuesta a usar las artes marciales para alejarse. Finalmente, arrastró a Xiao Dao hasta el lugar dondeestaban los demás. Al ver a una niña detrás de Meng Fuyao, Yao Xun frunció el ceño.

—Xiao Dao quiere ir a casa. —Respondió Meng Fuyao antes de que pudiera siquiera preguntar.

Solo así, un pequeño sirviente adicional había sido agregado a la tropa. Xiao Dao permaneció en silencio, con los ojos fijos en la dirección sur.

Meng Fuyao se dio la vuelta, en dirección al Palacio Imperial Temporal de Canglan, con una sonrisa formándose en su rostro.

—¿Es ese hombre particularmente guapo y su narcisista cobaya que disfruta del raro calor dorado? ¿Está gordo el conejillo de indias rápidamente dormido con su vientre rosado expuesto en la palma de su dueño? ¿Qué pasa con la primera nieve en el techo? ¿Se ha derretido y ha regresado al lago cristalino?

Meng Fuyao no se había despedido de Yuan Zhaoxu. Ella había decidido seguir al Rey De por ciertas razones. En primer lugar, el Rey De iba a manejar todos los asuntos relacionados con la frontera sur y sus tierras vecinas, que incluían la emisión de medallas de compensación. En segundo lugar, todavía estaba buscando una oportunidad para obtener el antídoto de Guo Pingrong, a quien había oído que se había convertido en una persona completamente diferente. En tercer lugar, ella quería mantenerse alejada de Yuan Zhaoxu.

No se suponía que ella se involucrara en asuntos del corazón. Desde su transmigración, desde sentirse ansiosa hasta aceptar la realidad, había sufrido un viaje mental agitado. Ahora que su corazón estaba tranquilo, se hizo evidente que estaba dispuesta a vivir recluida, y luchar contra el tiempo y la suerte.

Meng Fuyao iba a llegar al ápice con el tiempo, siempre y cuando siguiera presionando. Sin embargo, la vida era inevitablemente mutable. Tales cambios, junto con un irresistible golpe de suerte, se habían acercado a ella, y ya había previsto el resultado que traerían. Ella no iba a permitir que los años de perseverancia y los sueños se desvanecieran por cuestiones triviales.

Meng Fuyao esperaba extinguir la chispa entre ellos que Yuan Zhaoxu no había encendido completamente. Como tal, no habría necesidad de que ella vacilara en el momento más crucial solo por el anhelo y los ‘qué pasaría si’.

Esperaba vivir esta vida sin dejar rastro. Lo último que querría era alterar el destino de los demás y el suyo, ya que no pertenecía a este mundo.

La batalla contra Guo Pingrong había llevado al avance de Meng Fuyao en cuanto al cultivo, pero también la había infectado con un extraño veneno. Meng Fuyao creía que era el destino lo que había fortalecido sus habilidades y determinación. La espada del destino había cortado algunos hilos que se habían enredado en los rincones profundos de su conciencia.

Ella caminaba de un lado a otro ante la entrada de la ciudad. Zong Yue lanzó una mirada significativa hacia atrás antes de azotar a su caballo. Fue entonces cuando Meng Fuyao salió de allí y lo alcanzó.

Su cabello negro de sésamo se mecía con el viento mientras un fresco sol rojo descendía detrás de su delicada espalda. El cielo tenía un hermoso conjunto de capas, y la silueta de una niña que ascendía en su caballo y avanzaba gradualmente se desvaneció en el brillo del atardecer.

Pero ella no era consciente de algo.

En la dirección en la que había estado mirando, un hombre elegante estaba de pie en el Pabellón Pliegue de Primavera, también el punto más alto del Palacio Canglan, con vistas a la escena que tenía ante él. Se quedó durante mucho tiempo, permitiendo que el viento rozara su túnica y su cabello. Cuando los mechones de cabello revoloteaban en sus ojos, solo se podía ver una sonrisa profunda y significativa en sus labios. Miró hacia la entrada de la ciudad, girándose para enfrentarse a cierto animal después de mucho tiempo.

—Ella siempre se va sin decir adiós. Que cruel…

El animal aplaudió alegremente sus patas, aprovechando rápidamente la oportunidad de confesar:

—Nunca te haré eso...

Sin embargo, antes de que pudiera terminar, su dueño comenzó a murmurar, medio sonriendo:

—Está bien. Iré a ti si no vienes a mí.

Capitulo 8

Acercandose paso a paso

El viento de invierno sopló junto con los tambores de batalla, mientras los hombres heroicos de los 18 grupos étnicos de Nanrong se preparaban para luchar.

La gente del norte y sur de Rong, cuyo Dios, Garison, tenía cabeza humana y cuerpo de pollo, había servido por separado bajo la Nación Wuji durante más tiempo. De alguna manera, después de 20 años, habían decidido acariciar los bigotes del tigre uniendo fuerzas y comenzando una revuelta. Los valientes compañeros surgieron de las montañas y los valles como una marea gigantesca, sometiendo rápidamente a sus vecinos, Pingcheng y Huangxian. Se dirigían a Zhongzhou, con la intención de sacar a Zhangsun Wuji de su palacio.

El Rey Rong envió a la tropa de Guo Pingrong para que se estacionara en Jingchen, mientras que su campamento principal estaba situado en Suishui, que estaba a unos 15 km de distancia. Ambas tropas trabajaron bien juntas para rodear Pingcheng y Huangxian.

Meng Fuyao y Zong Yue salieron del ejército y se dirigieron a Yaocheng, la ciudad más cercana a Pingcheng. Se dijo que el denso bosque entre el campo de Yaocheng y el grupo étnico Rong contenía solo las más raras hierbas y bestias. Para un médico como Zong Yue, era una oportunidad que no podía perderse. En cuanto a Meng Fuyao, simplemente esperaba que él hiciera un gran avance y creara un antídoto para ella.

Yaocheng era la ciudad más cercana a la etnia Rong. La gente de Rong y Han residía dentro de la ciudad, y la corte imperial siempre había mantenido una postura pacífica. Por ejemplo, tenían dos personas a cargo, una principal y una asistente, que habían sido nombradas.

El título del oficial principal se registró en documentos oficiales como Magistrado del Condado, pero era conocido como el ‘Propietario de la ciudad’ a ojos de los lugareños. Estaba a cargo de la población, los impuestos, el sistema feudal, las obras de riego, la agricultura, la administración civil y las finanzas.

El oficial auxiliar, un hombre Han de Zhongzhou, estaba a cargo de los

almacenes, los asuntos de la prisión y la documentación oficial. Parecía que la gente de Rong tenía la posición y poder más altos, pero enviaron al General administrativo más alto para dirigir una tropa de defensa, 3.000 en fuerza, a la Aldea de Baiting, ubicada a 10 km de Yaocheng. Con respecto a la formidable e impredecible tribu Rong, la corte imperial de la Nación Wuji los había manejado con gracia y amenazas, dependiendo de la situación. Se había pensado mucho cada movimiento.

Incluso antes de su llegada, y antes de que los lugareños guiaran al Santo Doctor Zong hacia Yaocheng, Meng Fuyao ya había dibujado una hermosa imagen en su cabeza: encantadora, pacífica y llena de flores multicolores y estampadas. Sin embargo, al entrar en Yaocheng, Meng Fuyao inspiró profundamente el aire frío.

Las calles, en las que se asentaban las casas carbonizadas, estaban en mal estado. Había flores pisoteadas esparcidas por todo el lodo, junto con personas de Rong semidesnudas que caminaban en sus coloridos pantalones. Sus machetes brillantes como la nieve se movían libremente detrás de sus cinturas mientras empujaban a través de la multitud. Sus ojos se lanzaban brutalmente, como si fueran a aplastar incluso una roca que podría bloquear sus caminos. Los compatriotas, por otro lado, tenían una expresión de miedo en sus caras al intentar todo lo posible para evitar el contacto visual con los fornidos.

El aire estaba lleno de un aura mortal, su tensión era similar a la de un barril de pólvora casi en erupción. No había nada más que peligro.

Al entrar en la ciudad, Meng Fuyao y su pandilla sintieron instantáneamente la mirada hostil que se les lanzaba. Las posadas y los restaurantes no estaban abiertos para los extranjeros, y aunque Meng Fuyao y Zong Yue podían entrar con el recuerdo del Rey De, no les gustaba la falta de libertad. Habían planeado buscar alojamiento en una casa, pero nadie se atrevió a alquilarles un espacio. Era tarde en la noche cuando una vieja pareja finalmente los acogió.

Esa noche, el dúo tenía una comida sencilla pero decente en la casa. El hijo de los ancianos era lento e inarticulado, mientras que su nuera estaba embarazada y casi por parir. Bajo una lámpara de aceite, la pareja ofrecía continuamente comida a sus invitados, sonriendo alegremente.

—No es mucho, pero por favor, tómenlo.

Meng Fuyao se sentó ante la mesa, llena de grietas y barro negro, y se aferró a su tazón, cayendo en un aturdimiento. 17 años. Habían pasado 17 años desde que se sentó y disfrutó de una cena familiar. Ella no había experimentado un ambiente así antes, nadie había puesto comida en su plato y no había tenido una comida sencilla con personas a su lado. El viejo sacerdote taoísta solo la había obligado a practicar. Durante los 10 como su discípula, Meng Fuyao nunca había tenido una comida adecuada. Los cálidos recuerdos de su vida pasada se habían dispersado mucho más allá del horizonte y detrás de las nubes, al final, arrastrados por la brisa que lo seguía.

Hubo un instante en el que pareció notar que las manos de la dama se convertían en un par de manos esbeltas y venosas. Era su madre. La ilusión se desvaneció rápidamente, y Meng Fuyao todavía estaba sentada ante una pequeña mesa en la casa de un extraño, mirando la reunión familiar de otra persona. Miró su tazón lleno de comida, sintiendo una repentina urgencia de llorar.

A pesar de bajar la cabeza y concentrarse en su comida, una lágrima cayó en su plato. Con sus palillos, agarró la pieza de verdura afectada y se preparó para probar sus propias lágrimas.

Sin embargo, otro par de palillos voló hacia adelante y lo recogió.

Lord Zong estaba de pie junto a la ventana y comía su propio plato, cuando se acercó a la mesa, sin que pareciera importarle el hecho de que el trozo de verdura había estado en contacto con sus palillos. Sin prisa, se lo quitó diciendo:

—Hay un gusano.

Meng Fuyao permaneció en silencio, observando mientras él recogía torpemente otro trozo de verdura y lo colocaba en su tazón.

—Estás demasiado gorda. Esto es bueno para adelgazar.

Una extraña expresión se formó en su rostro.

—Pfft…

—¿No puedes usar palabras más amables? Te haces lucir mal por alguna razón.

Las lágrimas humedecieron sus ojos, sus pupilas de color negro perla parecieron especialmente brillantes bajo la tenue luz y el denso cielo helado de afuera.

La mano de Zong Yue se detuvo en el aire mientras giraba su mirada hacia la luna fuera de la ventana. Sus ojos vacilaron, su perfil lateral parecía bastante solitario. Era como un bambú firme y vertical, que crujía en el aire al ser golpeado por el viento del otoño.

Mirando a este joven y misterioso doctor santo, Meng Fuyao se quedó aturdida una vez más. A pesar de sus gloriosos logros y estatus, Zong Yue probablemente se sentía solo por dentro. Por eso, él entendió su soledad. Meng Fuyao frunció los labios, recogiendo algunas cebolletas de ajo y colocándolas en su tazón. Ella continuó haciéndolo como una broma y sonrió.

—Esto es bueno para aumentar el deseo sexual.

Frente a una mujer desvergonzada, el hombre de lengua afilada solo podía bajar graciosamente y fingir que no había oído nada. Bajó la cabeza y continuó su comida, sin preocuparse más por la higiene de la misma.

Meng Fuyao solo se enfocó en su propia comida y no había notado la sonrisa sutil que comenzó a formarse en los labios de Zong Yue.

.

El dúo se quedó unos días y Meng Fuyao ya se había familiarizado con la familia. También había empezado a apreciar las veces que había llevado a Xiao Dao a recoger hierbas con Zong Yue, antes de regresar a casa para disfrutar de una comida sencilla y un tiempo en familia. Estas pequeñas actividades hacían que su vida en medio de la revuelta de la frontera sur fuera bastante interesante.

Sin embargo, el destino de Meng Fuyao no era ideal, y nunca tuvo la fortuna de disfrutar de una paz prolongada. Un día, en las calles, oyó una conmoción y decidió echar un vistazo. Unos pocos hogares habían comenzado a colgar cintas de colores en sus puertas. Los ocupantes parecían estar empacando y cerrando las puertas, como si estuvieran listos para huir. Sorprendida, Meng Fuyao preguntó:

—¿Qué pasó? Todos estos colores hacen que esta ciudad se vea como una colonia. —Señaló las cintas de colores, y agregó—: ¿Qué son? ¿Banderas de todas las naciones?

—Deja de bromear, hermanito. —Murmuró alguien suavemente—. Es el símbolo de la venganza por parte de la gente de Rong. Las puertas de aquellos que los han ofendido serán colgadas con estas cintas. Sirve de advertencia para que las partes no involucradas se abstengan de visitarlos, a fin de evitar lesiones accidentales.

—¿En serio? —Meng Fuyao entrecerró los ojos—. ¿No se llevan bien los Rong y los Han? ¿Por qué todo esto ahora?

—La llamada 'amistad' depende de las circunstancias. —Asumió Yao Xun—. Los Rong son beligerantes y altivos, nacidos para perseguir la libertad y el poder. Reconocerán a una tribu más poderosa que ellos, pero no se mantendrán leales por mucho tiempo. Cuando surja una oportunidad, se rebelarán y protestarán. A lo largo de la historia de la Nación Wuji, esta tribu se ha rebelado un total de 13 veces y casi ha sido destruida 7 veces. A pesar de eso, nunca cambiaron sus maneras. Su hostilidad es innata, y se les conoce como un carro de guerra itinerante, junto con la tribu Nanqiang, que ya está bajo el control de la Nación Shangyuan. —Señaló las cintas, indicando—: La gente de Rong y Han han estado viviendo en esta ciudad durante muchos años. Si bien las cosas parecen positivas en la superficie, el grupo Han, una gran tribu, posee un sentido inherente de superioridad, que inevitablemente ofenderá a los orgullosos y casi psicópatas Rong, que están más que dispuestos a luchar por asuntos triviales. Las cosas parecen estar bien en el exterior, pero el pueblo Rong guarda rencor y es consciente de que la corte imperial tiene el control. Ahora que los 18 grupos étnicos se han unido para iniciar una revuelta, es su oportunidad de vengarse.

Meng Fuyao negó con la cabeza, maldiciendo:

—¿Orgullosa e ingobernable? Suena más como si intimidara a los débiles y temiera a los fuertes.

Sin embargo, ella ya no le prestó mucha atención y siguió a Zong Yue por las montañas.

.

Cuando el sol se puso, bajaron. Como estaban aún a una distancia de la casa de la antigua pareja Han, Zong Yue, quien estaba liderando el camino, se detuvo de repente.

Desde lejos, podían oír gritos que viajaban desde la casa de los ancianos. Los gritos fueron agudos y tristes, y al momento siguiente, se escucharon sonidos de cajones que se volteaban y colapsaban. Los cuerpos chocaban contra los muebles, produciendo golpes sordos entre risas y palabras crudas. Las mujeres y los niños que lloraban de miedo se mezclaron terriblemente mientras los vecinos de los alrededores escuchaban con gran atención, con los rostros llenos de simpatía y rabia. Sin embargo, cuando se hizo eso, se escabulleron de nuevo en sus propias casas y aseguraron las cerraduras.

Los hombres de Rong aullaban de risa, y alguien convenientemente tomó una jarra de vino de una taberna, tragando con avidez su contenido. Con todavía un poco de vino restante en el interior, lo estrelló contra el techo de la pareja, riendo:

—¡Quema! ¡Quema!

Como si se hubieran despertado con su voz, más personas se reunieron, se levantaron las mangas y bailaron y gritaron con entusiasmo.

—¡Quema! ¡Quema!

Meng Fuyao estaba de pie en el centro de la calle, encogiéndose las pupilas. Una cinta de colores había sido colgada en la puerta de la vieja pareja Han.

La pareja fue honesta y amable, entonces, ¿cómo han ofendido a la gente de Rong? Meng Fuyao detuvo en silencio a un vecino y le preguntó:

—¿Qué pasó?

—Hace tres años, un hombre de Rong se topó con el joven de esa familia y fue llamado tonto. Mira, están aquí por venganza. El vecino respondió furtivamente antes de salir corriendo.

—Mierda, ¿es esa una razón válida? —Dijo Meng Fuyao.

—Parece que la gente de Rong en esta ciudad está fuera de control y en busca de problemas. —Comentó Zong Yue, acercándose a ella—. No estás completamente recuperada, así que no te entrometas. Si su casa se quema, podemos reunir un poco de plata y encontrar un nuevo alojamiento para ellos. Los Rong son poderosos y simplemente buscan razones para comenzar una pelea. No causes más problemas.

Meng Fuyao inspiró profundamente, apretando ambos puños y reprimiendo de mala gana las ganas de actuar. Históricamente, las luchas entre diferentes etnias trajeron repercusiones de gran alcance, pero no fue algo que pudiera resolverse fácilmente. Estaba familiarizada con la historia y comprendió que la lealtad no funcionaría, especialmente en situaciones como esta. Rescatar a alguien por impulso puede estar bien, pero si ella fuera a agitar a todos los hombres de Rong en el proceso y explotaran las cosas, más muertes serían inevitables.

Agarró con fuerza la mano de Xiao Dao y dio un paso atrás, haciendo que la niña se diera la vuelta. Sus labios estaban fruncidos con fuerza, y en sus ojos se notaba un entusiasmo celoso. Meng Fuyao bajó la cabeza y miró a la niña a los ojos, frunciendo el ceño.

—¿Xiao Dao?

Los ojos de Xiao Dao eran diabólicos cuando enunció claramente sus palabras:

—Se lo merecen.

Sorprendida por sus palabras, Meng Fuyao aclaró, algo increíblemente:

—¿Quién?

—Todos. —Declaró, señalando a la casa de la pareja Han. Su voz contenía una crueldad que no debía pertenecer a ningún niño de su edad. Sonaba como un clavo de acero martillado en un ataúd de color negro, sangriento y endurecido.

—Sssh. —Soltó Yao Xun—. Que muñeca...

Zong Yue le lanzó a Xiao Dao una débil mirada, con expresión pensativa.

—¿Oh, sí?

Una leve sonrisa apareció en su rostro cuando extendió la mano para palmear el hombro de Xiao Dao. Sin saber por qué, la niña lo miró mientras extendía su mano con calma y calidez. Su mano delgada fue rápidamente detenida por otra mano. Meng Fuyao la había agarrado, y ella levantó las cejas, mirándola directamente a los ojos.

—Sólo por escapársele la lengua no merece una sentencia de muerte.

—Las palabras de uno reflejan el pensamiento. —Respondió Zong Yue inquebrantable—. Ella es demasiado peligrosa.

Su tono era simple, pero su expresión significativa. Meng Fuyao miró hacia arriba, sintiendo que su pecho se apretaba. Su rostro decía: ‘Demasiado peligroso para tener a tu lado’.

Este hombre malintencionado realmente se preocupaba por ella, y Meng Fuyao se conmovió. Sin embargo, ella no soltó sus manos y simplemente mantuvo sus ojos voluntariosos en él.

Las mangas blancas como la nieve de Zong Yue se deslizaron lentamente mientras el sudor corría por la frente de Meng Fuyao. Las manos de Meng Fuyao aún estaban en el aire mientras ella agregaba:

—Ella todavía es una niña y no tiene fuerzas. No puedo hacerlo.

—Solo déjame hacerlo entonces. —Dijo Zong Yue, con los ojos fríos—. Eres fuerte, inteligente y decisiva, pero eres demasiado amable y de corazón suave. ¿No te has metido en problemas por confiar en Qiao Ling? Sabes los peligros de salvarla así que, ¿por qué lo hiciste? ¿Cómo vas a sobrevivir en este mundo depredador?

Después de una larga pausa, Meng Fuyao respondió:

—Algunas cosas deben hacerse y otras cosas no. Por esto, moriré sin arrepentimientos.

Las calles estaban tranquilas, y la espalda de la niña se enderezó. El viento soplaba a través de su cabello, llevando su voz metálica lejos con él. Como un punzón, las palabras pertenecientes a los de sangre caliente, fieles e inflexibles, penetraron el frío sólido y la luz del sol brillante.

Zong Yue agitó un poco sus mangas mientras la miraba a los ojos, perdido en sus pensamientos. Con una capa de esmalte de cerámica en sus ojos, medio sonrió y bajó la mano.

—Espero que no te arrepientas de esto un día.

Meng Fuyao también bajó las manos antes de girarse para mirar a Xiao Dao. Ella sonrió. —Creo que las personas son amables por naturaleza. El destino podría desviarlas, pero si se les da una oportunidad, serán guiados de regreso al camino correcto. Si ni siquiera les damos esta oportunidad, y solo usamos la violencia como una solución, ¿no seremos nosotros los que nos volveremos malos? —Extendió una mano para darle una palmada a Zong Yue—. No te preocupes, sé cuándo actuar y seré firme cuando sea necesario.

—¡No perdoneis a nadie!

Como si estuvieran de acuerdo con su sentencia, un grupo de hombres gritó detrás de ellos, seguidos por los angustiados lamentos de una mujer.

—¡No toques a mi hijo!

Boom….

La mitad de una puerta detrás de ellos había sido destrozada en el centro de la calle, casi golpeando a Xiao Dao mientras levantaba una capa de polvo en el aire. Meng Fuyao la ayudó a ponerse a salvo antes de volverse y ver que la otra mitad de la puerta colgaba suelta de su marco. La imagen se parecía a la de una boca sin dientes. Desde el interior de la puerta salió la nuera, con la ropa manchada de sangre. Intentó pasar por el umbral una y otra vez, pero sin éxito, eventualmente colapsando por la falta de energía. Detrás de ella había un grupo de hombres de Rong que se regodeaban, mirándola apáticamente con los brazos cruzados.

Un hombre, de casi tres metros de altura, frunció los labios con fuerza mientras sostenía su machete. La sangre todavía goteaba, formando un rastro de serpiente en el suelo. Siguió detrás de la retorcida dama, y cada vez que dio un paso adelante, levantó su machete ligeramente, recogiendo y rasgando su prenda.

Sus ropas rasgadas revoloteaban como mariposas mientras la mujer embarazada luchaba por avanzar hacia adelante. Aparecieron más rasgaduras en su prenda y más piel quedó expuesta, pareciendo motas de nieve brillante. Trozos de tela y gotas de sangre fresca llegaron al suelo, encendiendo las bestias en esos hombres primitivos y salvajes. Su vientre se hinchó significativamente pues su hijo estaba a punto de nacer. Ella trató de protegerlo y se arrastró sin lastimarlo. Sin atreverse a arrastrarse con el vientre mirando hacia el suelo, solo podía tenerlo mirando hacia el cielo mientras movía su cuerpo centímetro a centímetro.

El hombre de Rong tampoco la estaba apurando. Él simplemente le cortó la ropa, una pieza tras otra, con cada paso dado.

Poco después, la ropa de la dama estaba completamente desgarrada. Cuando estaba en las etapas finales de su embarazo, se podían ver débiles venas verdes en su vientre completamente desnudo.

El hombre aulló de risa.

—Mira a tu nuera y a tu nieto, viejo. Con solo un desliz de mi mano, el estúpido tonto en su barriga se habrá ido.

Él sonrió con desdén. Un rayo de luz destelló cuando pinchó su machete hacia el vientre de la dama.

Incapaces de mirar, los vecinos volvieron la cabeza, suspirando.

El anciano y su hijo, que fueron sujetados por unos pocos hombres de Rong, gritaron a todo pulmón:

—¡Huan'er!

Sus voces se dispararon a través de capas de nubes, solo regresando como tristes ecos que llenaban el entorno tranquilo.

Un aura despiadada y mortal cubrió las calles al siguiente momento. El ombligo de la embarazada estaba a punto de ser arrancado, y dos vidas estaban a punto de perderse.

¡Clink!

El sonido se hizo 10 veces más crujiente por el silencio inmóvil. Inesperadamente, una voz similarmente crujiente sonó:

—Un hombre que abusa de una mujer embarazada en público... ¿es esto de lo que están orgullosos los miembros de la tribu Rong?

Ya asustada por su ingenio, la mujer embarazada sintió una ráfaga de viento entrante, seguida de una sensación de cosquilleo por encima de su cabeza. Cuando abrió los ojos, vio que un mechón de su cabello había sido cortado por el machete, cayendo al suelo. Levantó la cabeza y vio dos dedos limpios y poderosos que pellizcaban el extremo de la hoja, que estaba a solo un centímetro de su vientre.

Nuevamente, las calles estaban totalmente silenciosas cuando la gente fijaba sus ojos en esos dedos, que fácilmente habían sometido la hoja de acero, y ya no permitían que se hundiera más a pesar de los grandes esfuerzos realizados por el de Rong. Este se quedó mirando esos dedos, su mirada se movió lentamente hacia un conjunto de una túnica de color negro oscuro, y luego a un joven de aspecto pobre.

Meng Fuyao.

Algunas cosas deben hacerse, y otras no deben hacerse. Ciertas cosas deben ser soportadas, y ciertas cosas no deben ser soportadas. Había un límite para algunas cosas. Ella no sería Meng Fuyao si hubiera permitido a este hombre brutal matar a un niño por nacer, y bajo la mirada de todos los presentes.

Al ver el asombro y la mirada ominosa en sus ojos, Meng Fuyao respiró hondo.

—¡Piérdete! —Gruñó ella.

Chasquido.

Ella rompió brutalmente la hoja, lanzando convenientemente su punta rota hacia atrás, evocando un grito doloroso inmediatamente después. Había golpeado exitosamente a otro hombre de Rong, quien la había estado acechando. Con una hoja rota hundida en la parte posterior de su mano, el hombre pronto se derrumbó con un lamentable lamento.

—¡Garison está mirando! ¿De dónde ha salido este hombre que busca la muerte? —Gruñó el hombre, saltando con sus brazos desnudos mientras agitaba ferozmente el puño. Era un artista marcial.

Desafortunadamente, Meng Fuyao era su oponente, y tales movimientos no fueron efectivos contra ella. Dejó escapar una sonrisa fría y colocó ambas manos detrás de su espalda antes de saltar hacia adelante.

Le tomó solo un paso aterrizar en la esquina de la otra sección de la hoja, enviándola al aire en una espiral antes de volar directamente al puño del hombre, del tamaño de un cuenco. Mientras retraía su mano en pánico, el hombre de Rong produjo una fuerte ola de flujo de aire, que desvió la hoja entrante y la atrajo directamente hacia su nariz.

La sangre goteaba por la nariz del hombre de Rong cuando un bulto emergió lentamente en su frente. Se tambaleó hacia atrás.

Zong Yue había estado parado tranquilamente al lado, y al ver que Meng Fuyao lo había sometido sin hacer mucho, una expresión de alabanza apareció en su rostro. No solo sus habilidades eran extraordinarias, sino que también era extremadamente ingeniosa. Si bien ella no se había elevado a la parte superior, el asiento justo en la parte superior eventualmente sería suyo.

Meng Fuyao procedió a ayudar a la dama a levantarse antes de palpar el pulso de su hija. Ella asintió de manera reconfortante y agregó:

—Ya no podeis vivir aquí. Todas las ciudades de la Nación Wuji tienen un refugio residencial construido para las personas sin hogar y los que sufren. Deberíais buscar al oficial allí y buscar protección.

La asustada embarazada se atragantó, las lágrimas corrían por su rostro.

—Gracias…

El anciano y su hijo tropezaron hacia ellos, con la cara húmeda. Le dieron las gracias a Meng Fuyao, inclinándose con las manos ahuecadas en el frente, alegrándose interiormente de haberlos mantenido por bondad.

Meng Fuyao saludó casualmente antes de volverse hacia Zong Yue.

—Adelante. Los llevaré al refugio.

Una expresión extraña apareció en la cara de Zong Yue, pero él no dijo nada, simplemente se quedó quieto. Meng Fuyao le lanzó una mirada y, cuando estaba a punto de irse, una ráfaga de viento surgió desde atrás. Sin siquiera girar la cabeza, Meng Fuyao lanzó una patada hacia atrás, su pierna larga dibujando un arco flexible y hermoso antes de aterrizar en el pecho del atacante.

—¡Ah!

La patada flotante de Meng Fuyao lo envió volando desde la puerta hacia el suelo. Después de soltar un grito que partía el cielo y girarse en el suelo, el hombre dejó de moverse.

Después de algún tiempo, sangre fresca brotó de su cuerpo, acumulándose gradualmente. El grueso enviado fue la perforación de la nariz.

—¡Asesino!

Un grito llenó el aire, deteniendo a Meng Fuyao, quien ya se estaba alejando de la escena. Se giró para mirar al tipo grande que yacía en un charco de sangre, antes de caminar y voltear su cuerpo. Había una cuchilla medio penetrada en su abdomen. Era la misma cuchilla que ella había hundido previamente en la mano de su compañero. Ese sujeto debió haberla extraído y tirado al suelo. Parecía que ella había arrojado involuntariamente al hombre directamente sobre él y lo había matado.

No está bien. Meng Fuyao inspeccionó la hoja, y su corazón se estremeció. El hombre de Rong, cuya mano había herido, la había arrojado al suelo. ¿Alguien había cambiado la posición de la hoja? Levantó la cabeza y vislumbró una figura sospechosa que se abría paso entre la multitud.

Meng Fuyao se puso de pie, lista para hacer la persecución, cuando más hombres de Rong se lanzaron hacia adelante, ansiosos por vengarse. Blandieron sus espadas largas, cantando:

—¡Asesino! Ha matado a Han Mutie. ¡Agarradlo! ¡Agarradlo!

Se levantaron innumerables espadas largas, dirigiendo los rayos del sol directamente a sus ojos como chorros de agua, ahogando al joven en medio de la

multitud. Sus voces se extienden hacia fuera con fuerza, penetrando en las casas y calles. Los ciudadanos comenzaron a volverse frenéticos también. Las puertas comenzaron a cerrarse de golpe cuando los vecinos se advirtieron unos a otros:

—No salgas de tu casa. ¡Algo grande está a punto de suceder!

Las personas que estaban cerca de Meng Fuyao habían huido al instante y declararon en voz alta:

—¡No la conozco! ¡No la conozco!

Algunos incluso se alisaron las mangas mientras se retiraban y gritaban, en un intento por complacer a los hombres enojados de Rong:

—¡Hermanos, este tipo mató a un compañero hermano de Rong, violando la santidad de Garison! No lo dejaremos así. Vamos a informar al magistrado...

Las calles eran clamorosas, convirtiéndose repentinamente en una olla de congee hirviendo.

Meng Fuyao arrojó el cadáver de nuevo al suelo y sonrió.

—¡Todos los seres vivos! ¡Todos los seres vivos!

Zong Yue se quedó inmóvil a su lado, y agregó:

—Es el momento equivocado para lamentarse por los seres vivos. Necesitas calmar la situación.

Habló simplemente, pero los ojos de Meng Fuyao se iluminaron.

Para evitar más arrebatos y muertes violentas, tendría que evitar que las noticias se difundieran al resto de los hombres de Rong dentro de la ciudad y, de ese modo, tendría que matar a cada individuo Rong presente.

Capitulo 9

El corazon de wuji

El viento retumbó mientras se levantaban las armas. Una calamidad esperó en

Yaocheng en el momento en que estos hombres de Rong, que formaban el grupo étnico más grande dentro de la ciudad, comenzaron a rebelarse.

Cuando Meng Fuyao imaginó el resultado, su expresión cambió. Una capa de sangre surgió de la parte inferior de sus ojos mientras levantaba bruscamente la cabeza.

Un grupo de hombres de Rong avanzó con machetes en la mano, solo para ver cómo los delgados jóvenes se volvían mortales. Si la mirada anterior en sus ojos era similar a una espada afilada y sin funda, la mirada que estaba dando en ese momento era como la misma espada pero ensangrentada, una que se había cobrado una vida y se había convertido en una verdadera arma asesina.

A través de sus ojos, vieron determinación... y muerte.

Al encontrarse con su mirada, el hombre que lideraba el equipo sintió que su corazón se contrajo, mientras se retiraba inconscientemente con un grito. Su movimiento fue tan repentino que los que estaban detrás, incapaces de disminuir la velocidad en el tiempo, se estrellaron contra él, causando un gran alboroto.

Antes de que la conmoción se calmara, Meng Fuyao hizo un movimiento. Ella tiró su manga hacia atrás cargada hacia ellos como un misil. Se movió tan rápido que su cuerpo creó un arco negro mientras danzaba por el aire. Antes de que los que estaban alrededor pudieran incluso registrar esa presencia, ella ya había entrado en su círculo y había levantado su espada.

¡Shing!

En un instante, el rayo de la hoja se extendió como un arco iris blanco bajo el sol pálido, cayendo sobre las cabezas de todos.

Empujar, pinchar, perforar, partir.

Cuerpo reclinado, codos extendidos, pierna adelantada, patada baja, pisotear.

El contacto entre los cuerpos fue temporal y similar a una chispa, pero cada toque se convirtió en una enorme flor de sangre, una tras otra en diferentes lugares.

Su postura al lanzarse a la multitud era como un huracán negro, pasando

por el fuerte formado por espadas largas y músculos. Dondequiera que pasaba se producía una lluvia de sangre, y la forma en que empujaba y retraía su espada era extremadamente rápida. Para ella, no parecía haber una diferencia entre cortar vidas y cortar hierba.

Hubo un tiempo para ser decisivo y para atacar, o incluso matar. Cuando estaba amenazada, Meng Fuyao no se daba tiempo para dudar.

Esta fue una masacre silenciosa. Cada golpe de su espada fue dirigido a sus puntos de acupuntura, evitando que emitieran un sonido para alarmar a más ciudadanos. El sonido opresivo y aterrador de la cuchilla que entraba en la carne hizo un eco de manera debida cuando los cuerpos muertos se colapsaron uno tras otro. Tales muertes silenciosas solo provocaban más miedo y temor. A la 30ª muerte, aquellos que sostenían una espada la soltaron y se retiraron; los que intentaban huir se quedaron aturdidos en el mismo lugar. Los que se arremangaban y se preparaban para ayudar comenzaron a temblar, sus pantalones evidentemente húmedos, y los que miraban detrás de sus puertas desviaron la vista, se apoyaron en la espalda y se dieron cuenta de la cantidad de sudor frío que habían acumulado.

Desde su transmigración, Meng Fuyao no había matado a tanta gente o a ese tipo de personas. Sin embargo, no mostró piedad. Como viajante en el tiempo, no estaba familiarizada con los diferentes grupos étnicos, pero comprendía que la amabilidad no estaba destinada a un momento caótico como tal. Matar a veces era la única forma de prevenir más asesinatos. A ella no le importó perder algo de sangre para detener la erupción de una catástrofe de sangre dentro de la ciudad. Tres hombres de Rong finalmente salieron de su aturdimiento y se prepararon para huir cuando Meng Fuyao levantó una pierna y apuntó a sus cabezas como una nube negra. Aterrizó frente a ellos y agarró el machete del hombre más cercano a ella, antes de tirarlo detrás.

Como una masa crujiente y retorcida, su espada voló hacia los tres, que huían en la misma dirección, clavándolos efectivamente al suelo. El hombre que estaba más lejos fue retirado de la hoja debido a la fuerza, y se tambaleó un poco antes de caer en una cuneta al lado de la carretera y teñirla con su propia sangre. No solo el canal estaba teñido de rojo, sino que todo el tramo de la calle también se había vuelto rojo. Como serpientes retorcidas y serpenteantes, la sangre fluía desordenadamente por el suelo de piedra caliza.

Los espectadores se congelaron por toda la calle como estatuas mientras Meng Fuyao estaba de pie en medio de un gran charco de sangre, mirando al cielo y suspirando. Luego, se frotó las manos contra las mangas antes de envainar su espada con cuidado. En casos normales, usaba tres tipos de armas: la mini daga escondida en el área de la cintura o en las mangas, ya que era buena para un ataque furtivo o defensa propia; el largo látigo que estaba atado alrededor de su cintura, que era bueno para escapar de un enemigo sin matarlo; por último, la espada que llevaba detrás: ella solo la había usado dos veces, para asesinatos en masa.

La espada, Rebelión del Destino, le fue entregada por el Viejo Sacerdote taoísta, cuyo rostro era grave cuando compartió que contenía un gran secreto. Meng Fuyao no había descubierto el secreto, pero la espada era realmente un arma de alto grado, tan aguda como la mirada que un asesino daba cuando se enfrentaba a un enemigo.

Las capas de nubes como escamas ya habían sobrepasado la luz del sol.

Los subordinados de Yao Xun y Zong Yue, que distraían la atención de los transeúntes en la boca del callejón detrás de Meng Fuyao, dejaron escapar un largo suspiro. La masacre hizo que sudaran frío, e incluso la forma en que miraban a Meng Fuyao había cambiado. La vieja pareja Han yacía inmóvil y sin palabras en el suelo.

Zong Yue, quien no hizo ninguna intervención pero permaneció cerca de la espalda de Meng Fuyao, una posición vital, estaba tan tranquilo como antes, e incluso sonrió.

—Mi turno.

Avanzó y sacó una pequeña botella, esparciendo su contenido por todos los cadáveres. Las heridas en esos cuerpos se expandieron instantáneamente y lanzaron un sonido crepitante a medida que la carne se fundía gradualmente y los huesos se ablandaban, convirtiéndose finalmente en una pila de fragmentos de huesos que se dispersaban en el aire por una brisa que pasaba. Todo rastro de existencia de un individuo en este mundo se había desvanecido en un instante.

El anciano corrió, arrastrando apresuradamente a Zong Yue y Meng Fuyao.

—¡Iros, rápido! Estos de Rong a menudo deambulan por fuera. Un grupo de ellos viene por aquí.

Meng Fuyao ayudó a la mujer embarazada a levantarse y le dijo:

—Seguramente los buscarán cuando no puedan encontrar a sus compañeros. Ven conmigo.

Zong Yue había planeado asegurarse de que no quedara ningún rastro de cadáveres antes de irse, pero repentinamente frunció el ceño, con el rostro pálido. Se llevó una mano al pecho y un sirviente se apresuró a proporcionar ayuda.

Fue solo después de la partida de la carnicera que las personas en el callejón finalmente se despertaron de un estado de ensueño. Miraron a izquierda y derecha con caras tan blancas como una hoja. Sus ojos estaban llenos de un miedo indescriptible. Comenzaron a frotarse las manchas de sangre y dispersarse. Al llegar a sus casas, cerraron las puertas herméticamente, incluso utilizando rocas pesadas para fortificarlas.

Los residentes, por instinto, evitaron sufrir daños durante el peligro, y estaban preparados para permanecer en silencio con respecto a la situación que había causado Meng Fuyao. Iban a mantener todo lo profundo de su corazón hasta que la crisis realmente hubiera terminado.

¿Realmente se acabó?

.

El sol se puso, y la luna se alzó tenuemente.

La luna esa noche parecía estar cubierta por una capa de niebla. Su turbiedad se reflejó en las calles, carreteras, árboles, edificios, etc.

La sangre recogida en la cuneta en el pequeño callejón se había desvanecido y fue tomada por una capa de luz de cristal. Junto a la cuneta creció una hierba salvaje de color marrón oscuro que tenía una forma extraña.

El cadáver, cuyo cuerpo había sido penetrado por la espada de Meng Fuyao, se movió de repente. Su cara era de color verde pálido, como la del agua contaminada en el canal.

La hierba salvaje había llenado los lados de la canaleta y había ocultado el cuerpo a la vista. Mucho tiempo después, el dedo del ‘cadáver’ se acurrucó y se aferró a un montón de hierba salvaje mientras el hombre luchaba por levantarse. Jadeó por aire, saliendo lentamente del agua turbia. La sangre y los lodos que cubrían su cuerpo se deslizaron hacia abajo mientras se movía. Una herida de aspecto siniestro era visible en su espalda. Era un agujero enorme, dentro del cual se podía ver carne y hueso. La vista se hizo más aterradora por la densidad de la noche.

La herida había sido dejada por Meng Fuyao cuando apuñaló su espada a través de los tres hombres de Rong. No era un gran agujero, ya que había hecho uso de la fuerza entrante para lanzarse al canalón y evitar que le infligiera un golpe fatal. Fue la hierba de dispersión de huesos de Zong Yue la que había expandido el tamaño de su herida.

En cuanto a la interrupción del efecto de la hierba y el hecho de que no se había desintegrado en el aire como el resto de sus hermanos, Zong Yue lo atribuiría fácilmente a la hierba de forma extraña.

La Hierba Enganchada fue la mayor némesis del ingrediente principal que se encuentra en el polvo de dispersión de huesos de Zong Yue. Tal hierba Generalmente crecía en acantilados, pero ahora que había aparecido por esta canaleta, debía haber caído en el agua y en su cuerpo cuando el hombre se sumergió con una herida abierta. Como tal, había detenido la descomposición de su carne.

Zong Yue rara vez usó este polvo, y una de las raras ocasiones en que lo hizo se había vuelto ineficaz por un pasto antidotal. Así, el hombre de Rong había escapado de la masacre como un pez de una red; el destino estaba en juego.

El destino quería que la red secreta estrechamente tejida se rasgara y dejara un hueco para una subida. Era para cumplir el destino de una chica en particular.

El hombre respiró profundamente bajo la luna tenuemente iluminada, el agua plateada iluminó la indignación y la maldad en su rostro. Con la cintura doblada, se tambaleó de árbol en árbol y salió lentamente del callejón.

En el suelo de piedra caliza había dos huellas sangrientas y manchadas de barro, que se extendían más y más lejos.

.

Cuando la luna se puso, Meng Fuyao llevó a la mujer embarazada a la institución oficial del magistrado, el viejo Lord Su. Habían planeado ir al refugio, pero el diputado no podía admitirlos sin una orden escrita presentada por el alcalde o el magistrado. Al quedarse sin una alternativa, Meng Fuyao solo podía llevarlos a la oficina, lo cual era bueno ya que Zong Yue y ella debían visitar al alcalde de todos modos.

Sin embargo, las puertas estaban cerradas.

Después de una larga serie de golpes, un alguacil se fue perezosamente, murmurando:

—Golpea, golpea, toca... ¿qué hora es ya...? Si el Maestro se despierta, te enseñará una lección…

No queriendo comenzar una pelea con el snob vistoso, Meng Fuyao se calmó antes de hablar.

—Hola, señor, estoy aquí para informar que esta familia ha sido acosada y su casa quemada. Permítales un lugar en el refugio de ciudadanos-

—Las peleas entre los Han y los Rong no son asunto nuestro del que debamos ocuparnos. ¡Vuelve, shoo! —Antes de que ella pudiera terminar su oración, la cara del alguacil cambió, inmediatamente agitándola.

Sorprendida, Meng Fuyao preguntó con enojo:

—¿No es asunto vurstro? ¿Es ese tu puesto o el del alcalde?

—¿Eres tonta? —Preguntó el alguacil, evidentemente divertido—. Él no vive aquí. Tiene su propia mansión en la parte oriental de la ciudad. Sólo el magistrado vive aquí, y esta es su posición, naturalmente.

—Déjame verlo entonces.

—¿Qué eres? —Preguntó el alguacil levantando la barbilla—. ¿Crees que puedes hacer lo que quieras? Déjame decirte: el Maestro Su no manejará cosas como estas, así que deja de perder el tiempo y piérderte.

Meng Fuyao lo miró a los ojos y sonrió de repente. Era una sonrisa familiar que hizo palidecer la cara de la pareja. ¿Cómo se atreve este compañero a provocar el espíritu asesino en ella?

Meng Fuyao se sacudió y en el siguiente momento apareció antes el gong. Agarró el palo y lo golpeó sin dudarlo.

¡Dong!

Era estremecedoramente ruidoso, como el retumbar de un trueno, perforando instantáneamente las capas de nubes en medio de la oscuridad.

Boom

Otro golpe más ocurrió cuando el palo, que había atravesado el gong y voló hacia la entrada, se estrelló contra él.

En medio de los gongs, se escuchó la voz crujiente de Meng Fuyao que decía:

—Tres golpes y sangre se derramará. Este pio gong solo duró un golpe, así que no tuve más remedio que aterrizar el segundo golpe en tu puerta. Voy a ir por una cabeza para el tercer golpe, y en cuanto a cuya sangre manchará mi ropa... No puedo decirlo con seguridad todavía.

El alguacil estaba enraizado en el suelo, su mirada, una vez lenta, de inmediato se volvió inmóvil. Volviéndose para ver una gran abolladura redonda en la puerta de entrada, se acarició la cabeza con una mano temblorosa y tartamudeó:

—Voy a informarle. Iré…

—¡No es necesario! —Un grito frío llegó cuando la puerta se abrió.

Un hombre viejo y de barbilla afilada estaba de pie detrás de él, una gran tanda de alguaciles que lo seguían. El guardia de la puerta se apresuró a saludarlo.

Con el rostro ceniciento, el Maestro Su agitó la manga y aulló:

—¿Quién se atreve a causar semejante escena? ¿Destruir propiedades e insultarme? ¿De verdad crees que no tengo lugar en esta corte?

Meng Fuyao echó una mirada hacia él. ¿Es el viejo Lord Su, el asistente oficial? ¿Un hombre Han no dispuesto a ayudar a sus hermanos? ¿El viejo Lord Su que preferiría echar a sus hombres a los Rongs?

Ella lo miró, inconscientemente apretando los dientes. Después de un tiempo, dejó escapar una sonrisa radiante y juntó las manos con dulzura.

—Me faltan modales, Lord Su.

—¿Ahora lo sabes? Qué pena. Eso no es suficiente para sacarte de los problemas. —Lord Su miró furioso al hombre que estaba delante de él, convencido de que el cambio de la arrogancia a la deferencia de este último tenía todo que ver con sus poderes autoritarios. Confiado, se arrojó la manga y gritó—. ¡Hombres! Atrapadlo, usad el cangue2 sobre él durante tres días y colgadlo ante los ciudadanos.

2 Un cangue o tcha es un dispositivo que se utilizó para la humillación pública y el castigo corporal en el este y en algunas otras partes del sudeste de Asia hasta los primeros años del siglo XX. También fue usado ocasionalmente para o durante la tortura. Debido a que restringía los movimientos de una persona, era común que las personas que lo llevaban se murieran de hambre porque no podían alimentarse.

Los oficiales de justicia respondieron de inmediato, apresurándose a agarrar a Meng Fuyao, quien obedientemente los dejó atarla. Zong Yue estaba a un lado, observando con calma y sin planes de intervenir. Solo cuando un alguacil se estrelló torpemente en su hombro, sus ojos se movieron un poco.

Al ver que Meng Fuyao fue arrastrada por un grupo de hombres, cuyas manos estaban apretadas contra sus hombros, Zong Yue ya no podía controlar el movimiento de sus cejas.

—Espera.

Meng Fuyao se dio la vuelta de mala gana. Eres demasiado impaciente. No he terminado de jugar. Ignorando su mirada, él dijo simplemente:

—No es conveniente discutir con esta persona.

—¿Eh? —Lord Su frunció el ceño—. ¿Quién crees que eres para decirme qué hacer y qué no? —La nariz de Lord Su estaba en lo alto, y sin siquiera darle una mirada a Zong Yue, continuó con impaciencia—. Sácate... —Se detuvo bruscamente. Frente a él, Zong Yue había extendido una palma hacia afuera, revelando una tableta negra. En él, un De brillante y dorado había sido grabado en relieve. Era la tableta de mando del Rey De que simbolizaba a los descendientes de la familia imperial, y era tan bueno como tener al Principe con ellos en ese momento.

—Zong Yue. —Presentó cortés y amablemente—. Solo soy una persona común a quien el rey ha estado favoreciendo muy amablemente. Me han dado el derecho de viajar entre la mansión y el feudo. No hay necesidad de decirlo, pero esta sala en la que reside tu séptimo grado es, de hecho, el Salón del Rey Del Poder del Tigre. No debería haber problema para mí decir algunas palabras aquí, entonces.

Lord Su se quedó quieto.

Zong Yue.

El hombre legendario.

Sus orígenes eran misteriosos, y había estudiado con un médico en las montañas. Naturalmente, tenía talento e inteligencia y había comenzado a viajar cuando tenía 20 años. En las Cinco Regiones, las artes marciales se practicaban con frecuencia, y la familia imperial no era una excepción. Las lesiones y las enfermedades eran partes inevitables de la vida que no recogían y elegían a las víctimas. Incluso las personas de alto estatus no estaban a salvo de ellos, por lo que los médicos siempre habían sido muy considerados. No hace falta decir que una figura divina como Zong Yue era un hombre que los monarcas de las respectivas naciones esperaban conquistar. Durante mucho tiempo se le había otorgado la licencia para moverse libremente, sin la necesidad de dar respeto a los monarcas en los encuentros. Los reyes que desearan verlo necesitarían hacer invitaciones formales. Se le debían innumerables vidas, y aunque solo era un médico, su estado no era más bajo ni más alto que el de un Principe.

Si Zhangsun Wuji era un dios en el campo de la política, Zong Yue era el equivalente en el campo de la medicina; el primero tomaba tierra, poder y vidas,

mientras que el último salvaba vidas y curaba enfermedades.

Un hombre como Lord Su normalmente no podía acercarse a Zong Yue, y al ver directamente a un joven de aspecto limpio, vestido con una túnica blanca como la nieve, estaba sin palabras.

Zong Yue señaló con una sonrisa a Meng Fuyao antes de preguntar cortésmente:

—¿Puedes dejar ir a mi amigo?

—… ¡Ah, sí, sí! —Lord Su ordenó apresuradamente a sus hombres que la liberaran.

Había querido dejar ir a Meng Fuyao, pero ella no cumplió. Rechazando a los hombres, ella preguntó:

—¿Por qué me estás desatando? ¡Quiero el cangue! ¡Muevete a un lado! No me desateis. ¡No! —Meng Fuyao, sin vergüenza, esquivó sus manos, decidida a permanecer atada—. ¡Cangue, cangue! ¿Cómo vas a colgarme ante los ciudadanos si me dejas ir? —Ella se burló y saltó a través de la puerta y hacia el pasillo interior—. ¿Dónde está el cangue? ¡Rápido! ¡No perdamos el tiempo!

Desamparados, los alguaciles la soltaron y miraron suplicantes a Lord Su. Después de un largo tiempo, Lord Su caminó hacia Meng Fuyao y desató personalmente las cuerdas.

—Pequeño amigo, he sido grosero. Por favor, no te ofendas...

Meng Fuyao giró su cuerpo hacia un lado y soltó su mano. Ella dijo con tono severo:

—Soy una buena ciudadana que conoce mi lugar y estoy decidida a seguir sus órdenes, viejo señor. Si quieres que me critiquen, debo pasar. Si me quieres enjaulada, debo estarlo. Soy intransigente y firme cuando se trata de cumplir órdenes.

—Tú... Tú... ¡Ugh! —La cara del Magistrado Asistente Su se puso pálida mientras colgaba en shock por un largo rato. Luego, con vergüenza, dijo—: Culpa mía... Lo compensaré...

Meng Fuyao había estado esperando esa sentencia. Se dio la vuelta sonriendo.

—¿Realmente quieres compensarme, viejo señor?

—He perdido mis modales... —El Magistrado Asistente Su se secó el sudor. Siempre fue flexible, suave y hábil para establecer relaciones de tipo social. De lo contrario, no habría sido enviado para manejar esta compleja situación de cohabitación de diferentes grupos étnicos como asistente. Fue solo después de su llegada que experimentó el temperamento duro de Ah Shina. La gran responsabilidad de mediar las relaciones entre las personas tenía que ser ejercitada en gran medida. Para cada discusión, tuvo que intervenir, y para cada lucha, tuvo que pacificar, todo a cambio de una vida cómoda bajo el reinado de Ah Shina. Ahora que el ejército del Rey De estaba a 500 metros de distancia y que Zong Yue era su invitado exclusivo, en ningún caso ofendería a un amigo de Zong Yue.

—Eso es bueno. —Meng Fuyao sonrió más cortésmente—. Ya que eres tan sincero, viejo señor, ¿cómo me atrevo a negarme? Si sinceridad significa ofrecer una disculpa, entonces no importa si me liberas. Ayuda a esa familia a establecerse primero, ¿de acuerdo? Cuando termines, mi estado de ánimo volverá a ser bueno. Cuando mi estado de ánimo sea bueno otra vez, no hay necesidad de hablar.

El Magistrado Asistente Su la miró con resentimiento y entró en la sala para escribir un decreto antes de pasárselo al alguacil. Le ordenó que organizara un lugar para el anciano y su familia y que se ocupara de ellos hasta que se fueran.

Meng Fuyao estiró su cuerpo.

Pop… pop…

La cuerda apretada se rompió por completo y cayó al suelo, parte por parte.

El Magistrado Asistente Su miró con furia esa cuerda que se había roto tan fácilmente. Su tez se volvió gris cuando un toque de timidez brilló en sus ojos. Sin embargo, él sonrió apresuradamente.

—Vamos a la sala trasera, por favor. Por favor.

Sin embargo, Meng Fuyao se detuvo.

—No tienes que ser educado. No es momento de ser educado. —Su

expresión se calmó lentamente, y una mirada aprensiva se apoderó de su rostro—. Señor, el peligro es inminente. La gente sufrirá en esta guerra. ¿De verdad no tienes planes?

Mientras se sentía distraído, el Magistrado Asistente Su la evaluó rápidamente, mientras adivinaba si era una enviada enviada por la corte imperial. Él contestó deliberadamente:

—Esto... La gente de Rong es poderosa, dura y valiente, y no debe ser provocada. Vamos a planear lentamente... planear lentamente...

¡Lentamente, tu cabeza! La ira de Meng Fuyao se estaba acumulando. Dio un paso adelante y proclamó:

—Lord Su, 'lentamente' es posible ahora, pero ¿habrá tiempo suficiente para 'planificar lentamente' cuando lleguemos a un momento crucial en el futuro?

—Hermano, ¿es necesario decir palabras tan aterradoras? —El Magistrado Asistente Su se rió con desagrado—. Las familias Rong y Han han estado viviendo en armonía en Yaocheng durante algunas décadas. ¿Por qué recurrir a las armas...?

—¡Bah! —Meng Fuyao escupió interiormente, pero refrenó la expresión de su rostro. Ella habló sin prisas—: Depende de ti engañarte a ti mismo y a todos los demás, pero tú estás a cargo de administrar Yaocheng. Si la gente de Yaocheng encuentra dificultades en el futuro, ¿puedes seguir soportando las consecuencias, Lord Su?

El Magistrado Asistente Su no pudo sonreír. Preguntó con gravedad:

—¿Qué tiene esto que ver conmigo?

Meng Fuyao lo miró con atención, negó con la cabeza y dijo:

—Nada.

Sin esperar a que el Magistrado Asistente Su se burlara, ella continuó palabra por palabra:

—Una catástrofe está a punto de suceder. Basándome en la simple conciencia humana, soy incapaz de ver cómo los ciudadanos caen en manos del

enemigo. No puedo ver a personas inocentes siendo humilladas, y sus tierras siendo saqueadas. No puedo sentarme y no hacer nada al respecto. —Dejó escapar una fría sonrisa y lanzó una mirada hacia el Magistrado Asistente Su—. Señor, como líder de Yaocheng, ha estado soportando las dificultades con ecuanimidad hasta el día de hoy, y lo admiro por esto.

—¿Qué vas a hacer, entonces? —Los músculos faciales del Magistrado Asistente Su comenzaron a darle calambres, y después de un tiempo explotó—: Como un intelectual que carece de la fuerza para incluso atar un pollo, ¿cómo voy a ponerme en contra? El alcalde, ¿quién tiene sus soldados privados? ¿Cómo puedo proteger individualmente a 10.000 personas?

—Para enfrentar al enemigo, burle la estrategia. —Meng Fuyao lo miró fijamente y dijo claramente—: En realidad, hay muchos métodos que puede emplear.

—¿Oh?

—Para proteger a la gente Han, reúna una fuerza para estacionarse dentro de las murallas de la ciudad. La fuerza militar someterá a la gente de Rong.

—¡Absurdo! No tengo poder para contratar al Ejército del Pabellón Blanco, e incluso si llegan, la gente de Rong se volverá violenta de inmediato. Cuando llega ese momento, solo sobreviene una guerra sin sentido.

Meng Fuyao le lanzó otra mirada. Fue una mirada que decía: ‘Así que en realidad no eres idiota’. Como si nada hubiera pasado, ella continuó:

—Recluta a hombres de Han fuertes bajo el nombre del Rey De y adiestralos con el pretexto de que serán enviado fuera de Yaocheng y en el ejército del Rey De. Los jóvenes chinos deben ser convocados para ejercicios militares. De esta manera, la gente de Rong no te obstruirá. Una vez hecho esto, una división de ejército de fuerza completa será desplegable siempre que sea necesario.

El Magistrado Asistente Su no habló. La mirada parpadeante en sus ojos indicaba que él había captado su idea. Murmuró para sí mismo de manera irresoluta.

—Señor, ¿se mueve tan fácilmente? —Meng Fuyao sonrió mientras se inclinaba hacia él—. Hay otra manera fácil de obtener una ventaja sobre la gente de

Rong... —Se calló.

—¿Oh?

Meng Fuyao bajó la cabeza y le susurró al oído. De repente, la punta de las cejas del Magistrado Asistente Su se disparó. Su expresión facial cambió, y exclamó:

—¡Estás loco!

Meng Fuyao se rió tristemente mientras lo miraba sin decir una palabra.

—Ah, el pueblo de Shina está fuertemente custodiado. También es un buen luchador. ¡Confinarlo es más fácil decirlo que hacerlo!

—Ese es mi negocio. —Dijo Meng Fuyao con mucha indiferencia—. Ni siquiera tienes que aparecer. Solo préstame algunos alguaciles para crear una escena más creíble, y se puede hacer.

El Magistrado Asistente Su se sobresaltó. Sus ojos se volvieron brumosos como si analizase la situación y la sugerencia rápidamente y sopesara los pros y los contras. Después de un tiempo, pisó los pies y dijo:

—¡Genial! ¡Te los daré!

—Señor, está preocupado por su gente y no tiene miedo de correr el riesgo. Le respeto. —Había un destello en los ojos de Meng Fuyao mientras lo alababa con una sonrisa.

El Magistrado Asistente Su suspiró sin prisa antes de agregar:

—Hermano, debe haber estado insatisfecho con mi comportamiento anterior. En realidad, me encantaría sacrificar lo que pueda para ayudar, pero continuamente me ha reprimido un poder mayor, eso es todo. —Se dio la vuelta y saludó para pedir algunos alguaciles—. Sigue a estos hermanos a la mansión del alcalde.

—No puedo culparlo, Lord Su. Simplemente estás ocultando tu fuerza y esperando el momento adecuado. Salvar a la gente es una gran responsabilidad, y nadie más que usted puede llevarla. —Meng Fuyao se rió muy feliz y terminó

diciendo—: Muchas gracias, señor, por defender la justicia.

Ella se inclinó ligeramente antes de pasar junto a él. El Magistrado Asistente Su subconscientemente devolvió la reverencia, pero cuando estaba a punto de doblarse, sintió una sensación de frío golpeando la parte media de su espalda. Era como si su espalda hubiera sido abierta y luego rellena con nieve helada.

Con dificultad, giró la cabeza y vio a un joven delicado y bonito que retiraba con calma una daga negra, que estaba llena de sangre fresca. Rápidamente se desplomó en el suelo. El joven entonces sopló tranquilamente en la daga, permitiendo que la sangre goteara en el suelo.

Esa sangre... es mía...

Antes de que pudiera completar su pensamiento, el Magistrado Asistente Su sintió un repentino dolor desgarrador. Era un dolor localizado, como si se hubieran encendido fuegos artificiales en su espalda. Instantáneamente perdió toda conciencia. Jadeó por respirar y pronto se derrumbó como una pesada pieza de madera podrida.

La que lo había atacado era Meng Fuyao.

Meng Fuyao observó con calma mientras el Magistrado Asistente Su cayó indignado en un charco de sangre. Retiró la daga y negó con la cabeza:

—No siempre trates a los demás como tontos. ¿De verdad crees que tengo cero inteligencia como tú? El Magistrado Asistente Su había sido persistentemente en contra de defender a la gente de Han, así que ¿por qué estaría tan de acuerdo con su plan audaz? Dicha información clasificada estaba involucrada, pero ¿dejó que el alguacil se detuviera y escuchara? ¿Por qué sus ojos parpadeaban sin parar cuando llamaba al alguacil? ¿Obstáculo?

Lo que más odiaba Meng Fuyao era una escoria que carecía de conciencia, le daba la espalda a sus antepasados y las manos que lo alimentaban. Si ella hubiera mantenido a este viejo zorro, que estaba familiarizado con los asuntos del gobierno y de la ciudad, ciertamente revelaría información a otros. Era obvio que él y Ah Shina estaban conspirando. La corte estaba destinada a ser atacada, tarde o

temprano. Era mejor para Meng Fuyao resolverlo antes.

Zhong Yue miró, su expresión de ojo sugería curiosidad. Meng Fuyao entendió que tenía la intención de preguntar si ella estaba segura de hacer un movimiento sobre el alcalde en este momento. Ella asintió ligeramente a pesar de la indistinta brizna de incertidumbre que nadaba dentro de ella. Mientras se había librado de todos los Rong de antes, no podía dejar de pensar en la espada, cuya posición había cambiado, y la figura que se había apretado entre la multitud con tanta sospecha. No podía olvidar lo que había visto y se sentía extremadamente incómoda. Por lo tanto, decidió hacer el primer movimiento, para controlar la situación.

Hubiera sido ideal si el Magistrado Asistente Su hubiera estado dispuesto a dar un paso adelante y ayudarla, pero como no lo estaba, no tenía otra opción.

El Magistrado Asistente Su se había convertido en un cadáver en un parpadeo. Los alguaciles estaban estupefactos, y Meng Fuyao se tomó su tiempo para caminar y colocó una pastilla en cada boca del alguacil de Han. Luego golpeó a cada uno de los alguaciles de Rong en la parte posterior de su cuello.

—La píldora es una píldora de suplemento de longevidad. —En ese momento, se cruzó de brazos y se echó a reír alegremente—. En realidad no es mucho. Si no hay ningún antídoto, realmente vivirás una larga vida y tendrás un alma eterna.

> La presión que he aplicado en vuestra nuca... —Miró aquellos rostros obviamente poco convencidos y los ojos lanzados de los alguaciles de Rong— Importa aún menos. Sé que no tenéis miedo de la muerte. Tenéis más miedo de cometer blasfemia. Por lo tanto, he apuntado a vuestro punto de acupuntura. Lo siento, pero si no lo deshaceis con un método especial dentro de 24 horas, comenzaréis a sentiros desorientados. Entonces, pueden suceder cosas, como destrozar al alcalde o incendiar la ciudad o incluso orinar en Garison.

Sin mirar la tez idénticamente mortal de esos alguaciles, Meng Fuyao sonrió amigablemente y saludó.

—Ahora, invito a todos a seguirme a la mansión.

.

La noche se estaba hundiendo, y las estrellas parpadeaban. Un hilo de nubes negras, como hierro, había cubierto una casa de aspecto excéntrico dentro de las murallas de la ciudad.

El estilo del edificio era similar al de los edificios en Zhucheng. En medio de las capas de la ciudad de paredes blancas y techo verde era una fortaleza de estilo Rong. Además de los muros perimetrales inspirados en Han y la puerta de entrada, el interior del edificio estaba hecho con la corteza de árbol más primitiva. Los pilares de hierro sin decoración del corredor eran la especialidad de la frontera sur. Se podían ver faroles con forma de bocina vagamente visibles balanceándose desde las esquinas de los aleros mientras una luz amarillenta pálida irradiaba desde lejos, generando un efecto nebuloso. Quedó claro que el propietario de esta mansión no-coordinada, mitad japonesa, mitad china, era un hombre obstinado y perseverante, que tenía una profunda fe y adoración en su propio origen.

Era tarde en la noche, y la mansión estaba absolutamente tranquila, excepto por la leve brisa que venía de lejos.

—¡Alcalde! —Una voz grita, junto con una incesante llamada del anillo de cobre en la puerta, rompiendo el silencio.

—¡¿Quién está causando semejante alboroto?! —Otra voz resonó desde dentro de la mansión casi al instante.

Por encima de las capas de corteza de árbol, podían verse vagamente figuras negras. Las armas estaban dirigidas a los invitados entrantes.

—¡Su humilde subordinado, Guo Er, está aquí! —Gritó la persona que golpeaba el anillo de cobre—. ¡Algo grande ha sucedido, alcalde! —¡El alcalde no recibe invitados por la noche! ¿Cómo te atreves a causar un disturbio en este momento de la noche? —Respondió la voz autoritaria—. ¡Vuelve a Su Yinghua!

—¡El maestro Su ha sido asesinado!

Una voz fuerte estalló, causando que la voz severa desde el interior de la mansión se detuviera. Al digerir las noticias, se podía escuchar al hombre dentro de la mansión barajar, y después de un tiempo una voz volvió a estallar. Ya no era

pesado sino afilado y metálico.

—¿Qué es?

—Tampoco entiendo... Hay un asesino, ¡e incluso se dejó una carta junto al cadáver del Maestro Su! —Guo Er informó a un paso de la puerta abierta, que iluminó su rostro mientras sostenía una carta sobre su cabeza.

Una luz tenue se extendió hacia el exterior y pasó por delante de Guo Er y unos pocos oficiales del gobierno de Rong de aspecto familiar antes de alejarse. Algún tiempo después, se oyó una voz baja.

La puerta extremadamente gruesa finalmente se abrió. La constitución del hombre era diferente a la mayoría de los hombres de Rong. Sus ojos eran ligeramente marrones y contenían un brillo ominoso. Levantó la cabeza y miró hacia el cadáver de Lord Su tendido en una estera de paja en una carretilla, preguntando en shock:

—¿Por qué arrastraste el cuerpo aquí?

—Señor —Saludó Guo Er, inclinándose—, Lord Su perdió su vida cerca. Había detectado actividades anormales entre los ciudadanos Han. Había sido lastimado en el camino aquí antes de poder reportárselo. No teníamos más remedio que...

Ah Shina frunció el ceño y repitió:

—¿Cerca? —Como si recordara algo, añadió—: Déjame ver la herida y quizá sepa algo sobre el asesino.

Guo Er le entregó la carta y un guardia se adelantó para tomarla.

—No acerques tanto las manos sucias.

En ese momento, se volvió para pasársela a Ah Shina, quien la aceptó y caminó hacia la carretilla. La cara de Lord Su parecía más pálida bajo la luz de la luna, sus ojos se pusieron en blanco. Era una vista fría y misteriosa. Por supuesto, Ah Shina no le tenía miedo a los cadáveres. Abrió la carta sin prisa, solo para descubrir que estaba herméticamente cerrada. Se quedó mirando el cuerpo de Lord Su mientras, inconscientemente, lamía el sello y lo ablandaba.

Para cuando se dio a conocer la carta, él había llegado al cadáver. Levantó la estera de caña para cubrir la cara de Lord Su mientras miraba brevemente la delgada hoja de papel en su mano. Era suave, y las palabras en él eran grandes, audaces y cursivas.

En el momento en que colocó sus ojos correctamente en la hoja de papel, Ah Shina pareció haberse dado cuenta de algo, e instantáneamente se sacudió hacia atrás.

Sin embargo, ya era demasiado tarde.

Un par de manos ensangrentadas, pero delicadas, salieron del área del pecho de Lord Su, perforándola, y hacia la garganta de Ah Shina. Como un rayo, las manos se sacudieron en el aire, y cuando Ah Shina intentó esquivar, sintió que su pecho se tensaba y sus piernas se debilitaban. En ese momento, las manos aceradas alcanzaron su garganta y agarraron su tráquea.

Esto es todo, pensó. Si bien era solo un par de manos, la fuerza firme entre los dedos era sólida como una roca, haciendo casi imposible que alguien se liberara.

Con un movimiento de los dedos, trozos de carne volaron hacia afuera. Inmediatamente después, el cadáver de Lord Su se incorporó. Bajo la luna fría, el cadáver de color blanco pálido, con un agujero en el pecho y un par de manos sobresaliendo y agarrando el cuello de Ah Shina, parecía haber saltado de una pintura horrible y siniestra. Algunos testigos se habían caído de rodillas y dejado caer sus lámparas al suelo. Las llamas aumentaron, pero nadie hizo ningún comentario.

En medio del terror, una risa como campana sonó…

—Las ideas de Zhangsun Wuji son buenas, pero es una pena que no tenga guantes transparentes.

… Y en medio de la risa, el cadáver de Lord Su quedó inerte, y una figura negra se incorporó desde el asiento de la carretilla, con las manos todavía alrededor de la garganta de Ah Shina.

—Gracias, alcalde, que generoso de su parte está de acuerdo de inmediato.

Ah Shina miró fijamente al extraño, un joven, e inhaló.

—¿Quién eres tú?

En lugar de responder, el joven olfateó su propio cuerpo, lleno del hedor de un cadáver, antes de lanzar una feroz mirada a la oscuridad.

—He hecho el trabajo duro, ¿por qué no te estás mostrando todavía, perezoso?

Una risa baja surgió junto con una figura blanca, cuyos labios eran de un rosa claro y los ojos estaban en un arco cálido. Era Zong Yue.

Naturalmente, el joven era Meng Fuyao. Ella estiró la mano y llevó a Ah Shina hacia él.

—Ven, ven, alcalde. Ya es muy tarde, ¿por qué estamos comiendo viento aquí?

Empujando a Ah Shina en el pasillo con mucho jaleo, Meng Fuyao agitó su manga para cerrar la puerta. Luego, arrastró un pedazo de papel y dijo:

—Escribe lo que digo.

Ella habló unas pocas frases, y la cara de Ah Shina cambió.

—¡No! —Gruñó.

Antes de que su voz cayera, un clamor sonó desde lejos. Sonaba como gritos retumbantes, lo suficientemente poderosos como para partir montañas. En medio del clamor estaba el ruido de las espadas, y se iba acercando ola a ola.

La cara de Meng Fuyao cambió cuando levantó sus orejas para escuchar. Zong Yue, quien estaba de pie junto a ella, informó:

—Un grupo grande está viniendo por aquí. Las noticias... podrían haberse extendido.

Tras su comentario, se oyeron golpes parecidos a la lluvia desde la puerta. Unos pocos intentos fueron todo lo que necesitó para que la puerta cediera. Un grupo de hombres de Rong vestidos de colorido irrumpieron mientras silbaban, y su

líder tenía algunas cabezas humanas en sus manos. La sangre goteaba, dejando un largo rastro parecido a una línea en el suelo.

—¡Alcalde! Esta familia se alió con extraños para matar a los hijos de Garison, y nosotros hemos sacrificado a su familia. ¡Por favor, envía soldados para capturar al asesino!

Las cabezas se estaban entregando y balanceando bajo sus dedos. El pelo en esas cabezas era blanco y lleno de cicatrices. Parecían ser la vieja pareja Han.

Meng Fuyao, que ya se había retirado a la parte interior de la sala, logró reconocer a las víctimas y no pudo controlar su expresión.

Zong Yue estaba justo a su lado y podía detectar el incesante apretar de sus dientes y el temblor extremo de su cuerpo. Preocupado de que ella pudiera desviar su energía interior de la furia, él colocó su palma en el medio de su espalda.

Esto pasó completamente inadvertido para ella. Todo lo que sentía era el calor en su cuerpo y la frialdad en sus manos y pies. Parecía haber una oleada de agua hirviendo en su pecho enviando ataques de dolor ardiente que se dispararon rápidamente por todo el resto de su cuerpo. Era tan abrumador que sintió que su corazón podía estallar en cualquier momento.

Ella fue la que había sugerido el refugio de civiles. La que no había logrado deshacerse de todos los hombres de Rong presentes. No había logrado evitar que se produjera un acto vengativo. Había sido descuidada. No se había quedado al lado de la pareja porque estaba demasiado segura de que las noticias no se difundirían. ¡Ella sin saberlo se había convertido en una asesina!

Cuatro vidas se habían ido.

Los he matado indirectamente.

La ira brotó de su corazón y sus ojos se oscurecieron. a no podía controlar la fuerza de su agarre alrededor del cuello de Ah Shina. Sus dedos se movieron ligeramente, y Ah Shina sintió que sus palmas se apretaban significativamente. Intentó luchar libremente, pero fue en vano. Su rostro comenzó a volverse púrpura como si estuviera a punto de morir por asfixia.

Inquieto, Zong Yue la golpeó, instantáneamente despejando su mente. Ella relajó su agarre, y Ah Shina jadeó para respirar mientras trataba de estirar su cuello lo más posible. Meng Fuyao volvió la cabeza, con sangre evidente en sus ojos. Miró fríamente a Ah Shina, sus ojos enviando un escalofrío por su espina dorsal. Simplemente habló, palabra por palabra y lentamente:

—¿Todos? Muy bien. ¿Qué estás esperando? Tú eres el anfitrión. ¡Pregúntales, rápido!

.

En el decimoquinto año bajo el reinado del rey Wuji y en una noche de invierno ligeramente fría, el primer malestar se apoderó de Yaocheng, en el que Rong y Han habían estado cohabitando durante años.

Las cosas empezaron cuando un hombre de Rong ordinario había estado buscando venganza e interrumpido por una chica, luego llevó a una masacre de silencio. Un hombre de Rong había escapado y reunió a su gente para buscar justicia en la residencia del alcalde. Sin embargo, la chica simplemente había esperado ociosamente, primero matando al asistente oficial y luego capturando al alcalde. Después de eso, obligó al alcalde a invitar a las partes importantes para una ‘discusión de negocios’. Por respeto a él, los hombres de Rong sacaron sus armas antes de entrar, y al entrar a algunos de ellos fueron llamados a la sala interior para una ‘reunión uno a uno’.

Nadie sabía qué sucedió después, excepto que los desaparecidos no habían dejado rastro de existencia en absoluto.

Pocos días después, un sirviente había encontrado manchas de sangre en el umbral de la puerta de la habitación interior. Esos rastros parecían haberse dejado remojar y se habían vuelto inamovibles. Ya que el alféizar llegaba al tobillo, no había forma de que la sangre se acumulara en el surco a menos que una cantidad significativa de sangre, al menos una cantidad hasta el tobillo, se hubiera acumulado algún tiempo antes.

¿Cuánta sangre fresca estaba involucrada?

¿Y a quién pertenecía?

El secreto detrás de los hombres de Rong desaparecidos permanecería para

siempre como uno solo, junto con la figura delgada de esa noche, que exudaba un aura mortal y cuya caminata era ligera y ventosa. La sangre de la punta de la hoja de su espada se entrelazó goteando en el suelo entre intervalos, engranándose en el gran charco de sangre y finalmente fue enterrada por el Tiempo.

Aparte de los pocos que llegaron a comprender su mala suerte, el resto había ido al pasillo principal para esperar al alcalde. Mientras envidiaban a aquellos compañeros que habían sido llamados, bebieron té y charlaron en voz alta. Pero después de unos pocos sorbos de té, se desplomaron en el suelo simultáneamente.

Cuando se despertaron, se habían encontrado con el alcalde, encerrados en cubículos de prisión dentro de la residencia del mismo. Los jefes tenían un enemigo común y habían decidido resistir hasta la muerte. Sin embargo, el enemigo optó por no mostrarse. En su lugar, la comida y las bebidas aparecieron en la mesa, enganchando instantáneamente su apetito. Confiados en que su enemigo no estaba tras sus vidas, esos hombres comieron con entusiasmo, solo para sentir su barriga retumbando en voz alta poco después. Corriendo hacia el cubo de la prisión, encontraron que en él había una foto de su querido dios Garison.

Simplemente no pudieron arrojarse en la boca de su dios, ni en la apertura del cubo, como el culpable inmoral había dibujado tan específicamente. Además, quien se había atrevido a usarlo ya no tenía que pensar en vivir.

Sin más opción, todos comenzaron a hacer sus necesidades uno frente al otro. Eran figuras grandes e importantes que no pudieron impedir la llamada de la naturaleza. El hambre puede ser soportado, pero no las necesidades de baño. Durante un día entero, Ah Shina y esas figuras sufrieron tremendamente.

En ese momento, un trozo de papel apareció ante ellos cuando alguien gritó:

—Escribid a cambio de libertad para usar el baño.

Como tales, aquellos hombres, sin temor a la muerte e interrogatorios por tortura —pero que no estaban dispuestos a cometer blasfemias— escribieron obedientemente su promesa de entregar todas las armas de su tribu, solo poseer las aprobadas y dadas por la oficina y hacer un juramento ante la pintura de Garison para no traicionar nunca más.

La única resistencia vino del mismo Ah Shina. Se sentó en un rincón, sin

moverse durante tres días y noches, temiendo que el hedor de sus pantalones se liberara de una vez por cualquier movimiento. Mientras admiraban su perseverancia, los otros hombres se regocijaron de su libertad para defecar adecuadamente.

Una calamidad que debería haber sacudido a toda la ciudad y aniquilado a todos los ciudadanos de Han dentro de ella fue, de esa manera, acabada con métodos absolutamente descarados. El creador, también la chica que había llegado a

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este mundo como una tormenta, anunció rápidamente a la ciudad el contenido dentro del documento, legitimado por un sello oficial.

—El alcalde está enfermo y es incapaz de ver las cosas. El Magistrado Asistente falleció a causa de una enfermedad repentina, y sus responsabilidades serán asumidas por su sustituto, quien ahora estará a cargo de los asuntos militares internos y las administraciones civiles.

Este malestar, no considerado extenso, había ocurrido en Yaocheng, una pequeña ciudad en la frontera sur de Wuji. Debería haberse desvanecido como una burbuja en la historia del tiempo, pero algunos de los altos mandos de las siete naciones olían algo raro. Fue así como el brillo de una cuchilla afilada nunca podría ocultarse completamente aunque se guardara en un bolsillo.

.

—Es una conspiración, una masacre. —Dijo Feng Xuan, el monarca de la Nación Xuanji mientras se reclinaba en su asiento ante una lámpara de luz púrpura y jugueteaba con las borlas de su abanico.

—Se comprometió con la oportunidad de ganar poder, y el culpable definitivamente no es común. —Leyó la Regente Xuanji del informe nacional.

.

Fei Yan, la dama santa de la Nación Fufeng, se paró en el edificio más alto de toda la nación y miró hacia el sur, sus ojos se veían borrosos a través de las ondeantes cortinas de muselina dorada y las nubes flotantes. Ella levantó un dedo, y un cristal negro apareció en la punta de su dedo. Mirándolo en silencio durante mucho tiempo, finalmente dijo en voz baja:

—El decreto de Dios. Su dirección.

.

De pie en medio de la vasta arena amarilla del Desierto de Geya, el Rey De la Nación Tiansha se volvió hacia la nación de Wuji. Sus pupilas más oscuras que la noche brillaban de las llamas que ardían con entusiasmo dentro de ellas, al igual que el disco que ardía eternamente sobre su cabeza.

—¿Eres tú, mujer?

Levantó la cabeza y se rió antes de azotar su caballo. Al relinchar y levantar sus cascos, el hermoso caballo galopó hacia el sur como el viento, dejando huellas profundas en la arena.

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Capitulo 10

Dolorosa eleccion

Fuera

de la puerta de la ciudad de Yaocheng, un hombre refinado vestido con una túnica púrpura murmuró:

—Sólo un paso más, y ya me has arrebatado la ciudad...

Levantó una ceja y miró hacia la residencia del alcalde. ¿Qué estaba haciendo ella en este momento? La chica cuya sonrisa era tan brillante como el sol, cuyo cuerpo era tan suave como los sauces de primavera y cuya actitud en el trabajo era tan dura como el trueno y tan fuerte como treinta vacas. ¿Estaría pensando en el hombre que la había abandonado por no saludarlo?

En ese momento, en el interior de la residencia del alcalde, la nueva alcaldesa, Meng Fuyao, no estaba pensando en el hombre que la había abandonado tan cruelmente. Ella tampoco estaba pensando en la reacción de las personas importantes en las Siete Naciones. Estaba en cuclillas en la cárcel, mirando increíblemente el cadáver en el suelo. Era el hombre a quien decenas de miles de hombres de Rong respetaban y el líder que había poseído el poder absoluto en medio de la gente de Rong: el ex alcalde Ah Shina.

Muerte súbita.

—Maldita sea, qué momento para morir. —Se quejó Meng Fuyao, frunciendo el ceño miserablemente mientras se agachaba junto al cuerpo sin cicatrices de Ah Shina.

Si bien parecía que estaba pasando un buen momento como alcaldesa suplente, en realidad estaba caminando sobre una cuerda floja y había estado

ocupada tratando de estabilizar la situación.

Primero, Zong Yue tuvo que informar al Rey De sobre los acontecimientos recientes para obtener su permiso para que ella se convirtiera en la alcaldesa temporalmente. Luego, tuvo que filtrar a los hombres de Rong más peligrosos, reclutar alguaciles de Han y formar y entrenar a los cuerpos civiles para fortalecer la defensa de los ciudadanos de Han, que formaban un grupo más pequeño dentro de la ciudad. Ella también había dividido el registro del hogar para que los de Rong y los de Han vivieran unos con otros. Al mismo tiempo, decapitó a algunos de los más viciosos y generosos. Ahora que todo esto se había hecho, la situación en la ciudad seguía estable a pesar de las inevitables corrientes subterráneas.

Fue difícil para ella manejar todo de manera independiente, así que Zong Yue reunió a algunos ayudantes para ayudarla. Rápidamente se ganó la confianza de los ciudadanos de Han, que estaban familiarizados con la situación actual, para actualizar la estrategia de refugio civil.

Mientras miraba con absoluta confusión los documentos políticos, Zong Yue pudo resolver fácilmente varios asuntos mientras se burlaba de su incompetencia. La forma en que manejó las cosas fue extremadamente eficiente, como se desprende de la pila de documentos que desaparece rápidamente.

Sorprendida, Meng Fuyao estaba convencida de que su nacimiento no fue normal. ¿Qué médico fue tan bueno en asuntos políticos? Ella lo preguntó una vez, pero él fingió no haberla escuchado, solo continuó recogiendo su medicina e ignorándola. Meng Fuyao se centró en su trabajo y produjo resultados bastante decentes.

Sin embargo, sus esfuerzos se estaban convirtiendo en agua corriente, al igual que el cadáver de Ah Shina. El 80% de la gente de Rong adoraba a este alcalde, y si la noticia de su muerte se extendiera, las chispas que ella había sofocado con tanto esfuerzo y meticulosamente definitivamente se volverían a encender.

Estaba claro que un agente secreto trabajaba para los militares de Rong. El agente estaba allí para avivar el fuego y coordinar con los del exterior y el interior, así como para derribar Yaocheng sin esfuerzo.

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En cuanto a ella misma, una alcaldesa sustituta que había salido de la nada, era poco probable que se deshiciera de todos los subordinados que trabajaban en la oficina. Ella sacudió la cabeza y perezosamente se puso de pie.

—Haz que desaparezca. —Le dijo a Zong Yue con calma.

Al fruncir el ceño, Zong Yue respondió:

—¿La gente de Rong no preguntará por su alcalde desaparecido? Su festival de adoración será en unos pocos días, y todos los Rong asistirán. No vas a poder explicar la ausencia de Ah Shina.

Meng Fuyao dejó escapar un suspiro vacilante. De repente el anuncio del gong sonó, especialmente monstruoso y rítmico. No había dolor ni indignación debido a la paliza del gong, pero estaba distante. Cada gong llegó a la prisión, junto con un poco de ruido desarmonizante. El pequeño ruido parecía ser generado por el golpe de un objeto blando.

Sospechosa, Meng Fuyao murmuró:

—¿Alguien está dando quejas? ¿Cómo puede haber un error judicial dentro de la jurisdicción de Meng Jingtian3?

3 Se llama a sí misma como Bao Jingtian, un oficial del gobierno conocido por su extrema honestidad y rectitud.

Zong Yue le dio una sonrisa rápida, indefensa. Era obvio que ella no era normal. ¿Rompiendo una broma en ese momento?

Meng Fuyao se marchó y puso primero a un lado la muerte de Ah Shina. Estaba deseando ascender su asiento de la justicia y asumir su primer caso.

Sus poderosos alguaciles ya estaban estacionados mientras se dirigía a su asiento con su túnica especial. Los gongs todavía estaban en curso, y ella se impacientó.

—¡Deja de llamar! ¡Estoy aquí! —Se volvió para gritar.

Fue entonces cuando ella tuvo una visión clara de la persona. Hipó antes de caerse de su asiento.

Un hombre de túnica púrpura golpeaba el gong sin prisas, su postura siempre tan elegante y noble. Sonaba más como si estuviera tocando un instrumento. Un grupo de mujeres se habían reunido alrededor y lo miraban con corazones en los

ojos, mientras sus mangas se deslizaban para revelar su delicada muñeca. Lo que la dejó aún más muda fue la bola de pelo blanco que estaba en cuclillas en el marco del gong. Él estaba usando su cabeza para golpear el gong también. Su dueño llamaría tres veces, y él haría la cuarta llamada; su ritmo era asombrosamente preciso.

Si no era ese dúo desagradable, ¿entonces quién?

La boca de Meng Fuyao estaba tan abierta que Lord Yuan Bao podía entrar fácilmente. Se acomodó en su asiento y no supo si debía llamar la atención y ordenar o huir.

Antes de que ella pudiera decidir, el hombre ya había colocado el palo del gong hacia abajo y enderezó las mangas. Incluso había dado sonrisas y pequeñas inclinaciones a las mujeres que lo rodeaban y estaba avanzando. La bola de pelusa descansaba sobre su hombro, sus ojos eran graves pero confiados. Mirando de cerca, uno podía ver el desdén en sus ojos, como si quisiera comentar que la túnica de Meng Fuyao era simplemente de mala calidad.

Meng Fuyao miró fijamente durante un largo rato antes de respirar profundamente y mirar hacia arriba. Ella se espoleó.

Oye... es solo alguien aquí para reportar un caso. ¿Y qué si es un poco especial? Entonces, ¿qué pasa si su motivo es un poco dudoso? Simplemente puedo tratarlo como un ciudadano común que ha venido a buscar justicia.

Pero, ¿por qué... me siento algo culpable?

La mirada de Meng Fuyao se desvió por todas partes desde el techo hasta el escritorio, hasta el espacio debajo de su escritorio, pero nunca al hombre que estaba delante de ella. Clasificó sus documentos y jugó con su túnica y su pelo, incapaz de levantar el martillo.

‘Soy culpable de no tener conciencia’ fue escrito en toda su cara, y el hombre vestido de púrpura no pudo evitar sonreír. Lord Yuan Bao, por otro lado, puso los ojos en blanco.

Los ciudadanos llenaron el área fuera del pasillo, curiosos por ver cómo su nueva alcaldesa manejaría un caso y las quejas que el magnífico hombre había tenido que soportar. Sus ojos se movieron entre la más joven y elegante al reportero de aspecto glorioso, detectando una extraña tensión entre ellos, o más específicamente, dentro de la nueva alcaldesa. La última se retorcía sin parar, como si estuviera sentada encima de una fuente de fuego.

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Después de un largo silencio, los ciudadanos comenzaron a susurrar entre ellos. Presionada para hacer algo, Meng Fuyao usó una mano para cubrir parte de su cara y la otra mano para aplaudir el martillo sobre la mesa. Luego, se aclaró la garganta y gritó:

—¿Quién eres y por qué has venido?

Miró furtivamente a Yuan Zhaoxu, insegura de a qué juego intentaba jugar, y él simplemente sonrió y respondió lentamente:

—Señor...

Meng Fuyao se estremeció.

Sin retirarse, Yuan Zhaoxu levantó la manga de la bata en preparación para arrodillarse. Meng Fuyao saltó de su asiento, queriendo detenerlo, pero su movimiento resultó ser una falsa alarma. Simplemente había doblado un poco las rodillas y las enderezó. Se golpeó la cabeza, riendo.

—Oh no, señor, me he olvidado de mi posición académica. No hay necesidad de que me arrodille.

Meng Fuyao lo fulminó con la mirada, moviendo la boca, toda conciencia culpable se evaporaba en el aire. ¿De qué hay que sentirse culpable? Este tipo ni siquiera está dispuesto a ceder y vendrá por mí eventualmente. ¿Por qué debería sentirme mal, entonces? Se enderezó, golpeando el martillo en la mesa de nuevo, pero esta vez con más violencia.

—Informa de lo que tienes ahora. —Gritó ella.

Sonriendo, Yuan Zhaoxu extrajo una tela de seda de su túnica. Yao Xun, el maestro ad hoc4, dio un paso adelante para recibirlo. Al levantar la tela y ver lo que había dentro, frunció los labios, intentando no reírse y luego lo envió hacia adelante con pequeños pasos.

4 Latín. Para tal fin.

Meng Fuyao lo tomó con suspicacia.

¿Realmente tiene algo que informar?

Abrió la tela doblada y vio en ella un juego completo de huesos de pescado.

Cuando Meng Fuyao lo miró con el rostro ennegrecido, ella reconoció de inmediato que se trataba de los huesos que había escupido en la Montaña de la Perla Verde.

¿No lo había tirado ella? ¿Cómo lo recuperó?

Ese 'papel de informe' único...

Antes de que pudiera organizar sus pensamientos, escuchó al hombre de abajo decir, ni lento ni rápido:

—Yo, Yuan Zhaoxu, estoy aquí para informar de un ciudadano de la Nación Taiyuan por causar problemas y abandonar la escena, siempre actuando en contra de mis deseos, fallando en sus emociones y lealtad, siendo voluble...

Meng Fuyao estaba a punto de derramar sangre.

¿Sobre qué está hablando?

—Lord Yuan Zhaoxu, estamos ante un tribunal oficial, bajo la jurisdicción de Yaocheng, Wuji. ¿Cómo te atreves a decir esas cosas?

—Yo... causo problemas y abandono la escena, actúo en contra de sus deseos, carezco de emociones y lealtad, ¿soy inconstante?

Sus dedos temblaban, y casi no pudo evitar tirarle las espinas de pez. Estaban en un tribunal después de todo, y ella tenía una imagen que mantener. Sin embargo, no pudo evitar el enrojecimiento que explotó en su rostro. Le lanzó a Yuan Zhaoxu una mirada de muerte, pero él tenía esa habitual expresión honorable de él, mientras la pelusa blanca se sentaba sin vergüenza en su hombro.

Meng Fuyao bajó la voz y dijo con severidad:

—Este informe no parece ajustarse a las reglas.

—¿Lo es? —Yuan Zhaoxu preguntó con una leve sonrisa. Señalando su tejido de seda, continuó—: Muéstrelo al público, señor. Creo que es apropiado utilizarlo aquí. Incluso he puesto un token de amor dentro como prueba.

El cotilleo era un comportamiento instintivo que no discriminaba. Al escuchar las palabras ‘token de amor’, los ciudadanos iniciaron una fuerte discusión y comenzaron a seguir su camino para mirar de cerca el tesoro escondido dentro de la tela de seda. Lordr Meng miró los huesos de pescado, a punto de romperse.

Está bien... token de amor.

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Ella rápidamente envolvió los huesos, mientras que convenientemente los rompió en su mano.

—Tiene sentido, y lo he verificado. Ya que se ha llegado a esto, me ocuparé del caso, pero estás informando de un ciudadano de Taiyuan en la frontera de Wuji, lo que significa que no está bajo mi administración. Es mejor si denuncias el caso a la corte de Taiyuan.

Habiendo dicho eso, ella inmediatamente se sintió satisfecha y confiada en que él no tendría nada más que agregar. Movió su trasero y se preparó para terminar la sesión en la corte cuando el hombre que estaba delante de ella sonrió de nuevo. Su cabello se levantó y rápidamente se acomodó en su asiento. Tenía más que decir en verdad.

—Señor, esta dama puede ser una ciudadana de Taiyuan, pero le gusta vagar por ahí. De hecho, ahora se está escondiendo dentro de las fronteras de Wuji, en Yaocheng para ser exactos. Es una estafadora que viola la modestia de las personas y busca la riqueza de las personas. No puedo estar seguro de que ella no dañaría a nadie después de envenenarme con té. Por favor, buscadla y mostrad justicia.

—Tras la gente... la riqueza... viola... la modestia... —Lord Meng tartamudeó—. Qué riqueza…. Qué modestia...

—Ella robó un mechón de piel que pertenecía a mi mascota. No es un pelaje común, y cada hebra vale mucho. —Yuan Zhaoxu amplió su punto, lo que entusiasmó la atención de su valiosa mascota, que luego hizo girar su cuerpo—. En cuanto a la modestia... —Yuan Zhaoxu se calló, sus largas pestañas cayeron pero no ocultaron la luz en sus ojos brillantes—. No puedo decirlo aquí, pero debe comprender, señor.

Desvergonzado. Más allá de la vergüenza. Este dúo es simplemente demasiado.

Meng Fuyao se encontraba en un dilema, pero después de un tiempo ella se levantó de su silla y golpeó el martillo, gritando:

—Debido a que este caso es único y personal, este juicio no será publicado. Hombres, cerrad la puerta y soltad a los perros.

Las puertas se cerraron, cegando la mirada inquisitiva de cientos de ciudadanos. Algunos incluso intentaron mirar a través del hueco en la parte inferior de la puerta, sospechando que el nuevo señor y la extraña víctima estaban cometiendo adulterio. Meng Fuyao luego ordenó a sus hombres que salpicaran agua a través de los huecos, ahuyentando a los chismes.

Después de lo cual, Lord Meng se deshizo de Yao Xun, que se estaba riendo, y Xiao Dao, que miraba el espectáculo con grandes ojos brillantes. Finalmente, se quedó paralizada en su asiento, gritando:

—Está bien... Lord Yuan, abuelo Yuan, por favor. Deja de jugar conmigo, ¿de acuerdo?

Yuan Zhaoxu se acercó a ella lentamente antes de inclinarse hacia adelante.

—¿No se ve muy bien, alcalde? Parece que ha estado llevando una vida cómoda aquí.

—Eso no es cierto. —Respondió Meng Fuyao débilmente—. Me arrepiento por mi pecado.

La luz brilló en los ojos de Yuan Zhaoxu. Sorprendido de que ella fuera tan rápida en ceder, él sonrió. La chica que tenía delante era despiadada por fuera, pero justa por dentro. ¿Por qué si no iba a renunciar a la culpa? No había esperado una reacción tan libre de confrontación por parte de ella.

Ante los demás, Meng Fuyao no era fácil de tratar.

De buen humor, Yuan Zhaoxu le dio unas palmaditas en el hombro y le preguntó:

—¿No planeas recibir a tu viejo amigo, que ha viajado tanto para llegar hasta aquí, alcalde?

—Oh. —Pronunció Meng Fuyao antes de obligarse a levantarse de la silla—. No queda mucho espacio. ¿Te importa apretarte con Zong Yue?

—Se fue a Suishui. —Contestó distraídamente Yuan Zhaoxu—. Invitado a tratar la enfermedad del Rey De.

Meng Fuyao se volvió para mirarlo.

—Tú y él... ¿qué tipo de relación compartís?

—Amigos con intereses complementarios, lo que significa que podemos convertirnos fácilmente en enemigos cuando nuestros intereses empiecen a chocar un día. —Compartió Yuan Zhaoxu de manera directa.

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—Tienes mucho tiempo. —Meng Fuyao continuó sondeando, sus ojos fijos en él—. ¿Pueden los asesores del Principe Heredero correr tan libremente?

—El Principe Heredero me ha enviado aquí para supervisar al ejército. Estoy en un viaje de trabajo. —Yuan Zhaoxu sonrió—. ¿Que mas te gustaria saber?

—También quiero saber cuán negro es tu corazón, y en tu estómago, cuántos... —Murmuró Meng Fuyao.

Fingiendo no escuchar, él simplemente la siguió al pasillo de atrás y caminó tranquilamente por el mini jardín. El clima en la frontera sur era cálido y húmedo, y el jardín estaba lleno de buganvillas de invierno, cuyas brácteas eran enormes, y los pétalos eran de un brillante púrpura y rojo. La forma en que se extendían estas flores añadía una especie de intensa belleza al jardín.

A lo lejos, el hombre vestido con una túnica púrpura claro caminaba junto a un joven vestido de negro, con sus posturas elegantes y encantadoras.

Meng Fuyao atravesó los grupos de flores mientras acariciaba sus pétalos de seda, y una indescriptible calma se apoderó de su corazón. Desde su llegada a Yaocheng, una serie de sucesos agotadores la habían estado cargando como un huracán, y ella nunca había bajado la guardia. Ahora se sentía cansada, como si una oleada de cansancio hubiera sido despertada desde lo más profundo de sus venas, ocultando instantáneamente su cuerpo.

Ella torció la cabeza y miró al hombre de al lado. ¿Fue él? Ella siempre había podido relajarse cuando él estaba cerca. Se sentía, con el alma liberada, y era cómoda y pacífica. Este hombre, que fue capaz de afectar sus emociones... ¿realmente se conocieron hace unos meses?

Había una expresión sonriente en sus ojos en este punto, ya que la suavidad y elegancia que tan a menudo había mantenido oculta se dejó de lado por un momento. Yuan Zhaoxu lo detectó rápidamente y le sonrió, se agachó bruscamente

para recoger una buganvilla y luego se quitó el sombrero oficial, como si fuera a insertar la flor en su cabello.

Meng Fuyao se sonrojó, inconscientemente inclinándose hacia adelante. De repente, una luz blanca se encendió cuando un rival de amor aprovechó la oportunidad para escabullirse, sus dientes mordiendo otra flor.

Gran flor roja... para mi dueño... ondulaciones... de la juventud... Los ojos de Lord Yuan Bao se habían opacado por sus grandes dientes y su aleteo blanco como la nieve mientras pensaba felizmente en su amor por su dueño.

La mano que sostenía la flor se movió hacia un lado, convirtiendo la visión de Lord Yuan Bao en una hoja negra. Un objeto enorme descendió de encima de su cabeza y lo cubrió.

Yuan Zhaoxu había atrapado a Lord Yuan Bao dentro del sombrero de Meng Fuyao. Luego lo levantó y lo colgó de un árbol cercano. Con la sonrisa volviendo a su cara, colocó cuidadosamente la flor entre las hebras del cabello de ella. La ardiente flor roja resaltaba la sedosidad de su cabello negro y el resplandor de sus grandes ojos. Ella era increíblemente hermosa.

La suave brisa sopló y una débil fragancia se dispersó en sus alrededores. Yuan Zhaoxu observó cuidadosamente a la dama que tenía delante, sus ojos profundos y significativos, como si un viejo pensamiento hubiera pasado. Algún tiempo después, agregó:

—Todavía prefiero verte en un vestido.

Su tono fue prolongado y profundo, y el corazón de Meng Fuyao dio un vuelco. Algo parecía estar mal. Momentáneamente olvidándose de su timidez, abrió la boca para preguntar, solo para ver que él ya se había girado para alejarse. Detrás de él, Lord Yuan Bao pidió ayuda, incapaz de salir de su sombrero.

Meng Fuyao se acercó para recuperar su sombrero, sosteniéndolo en su mano y girándolo. Finalmente, Lord Yuan Bao salió volando y se lanzó al corazón del abrazo de su dueño.

—Si estás aquí para supervisar el ejército, ¿no deberías estar en Suishui? ¿Por qué has venido? —Cuestionó Meng Fuyao, mientras intentaba con esfuerzo seguir los pequeños pero rápidos pasos de Yuan Zhaoxu.

—¿Yaocheng no está de camino? —Yuan Zhaoxu respondió sin volverse—. Los Rong y los Han viven juntos en esta ciudad. Es un límite común que pertenece a la tribu Rong y los lugareños. El verdadero terreno militar... —Se detuvo, extendiendo su mano de repente y cogiendo a una pequeña persona detrás de un árbol—. ¿Eh? ¿Te gusta la vista aquí? ¿Especialmente bello?

La niña espiando se sobresaltó. Abrió sus grandes ojos como minibeast pero se quedó en silencio. Fue Xiao Dao. Miró intrépidamente a los ojos de Yuan

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Zhaoxu, lo que provocó un elogio interno de Meng Fuyao. Meng Fuyao entendió el poder de la mirada de Yuan Zhaoxu y quedó gratamente sorprendida por la indiferencia de Xiao Dao.

Yuan Zhaoxu la miró, una mirada significativa cruzando sus ojos. Los cerró ligeramente como si buscara algo dentro de su cabeza. Al cabo de un rato, los abrió y sonrió. Al verlo sonreír, Meng Fuyao no pudo evitar el rizo que se formó en sus labios también.

—Sí, qué actor.

Ella había esperado un comentario de Yuan Zhaoxu, pero él no dijo nada. En cambio, soltó a la niña y le preguntó a Meng Fuyao, como si fuera un hombre de la casa:

—La casa que hay junto al jardín está bastante bien, ¿debo hacer que los sirvientes lo ordenen?

—Oh. —Dijo Meng Fuyao sin comprender, y Yuan Zhaoxu pidió cómodamente que los sirvientes se pusieran a trabajar. Incluso había añadido una instrucción adicional—: El alcalde se mudará al lado. Sí, cambiadla por él.

Meng Fuyao miró mientras los sirvientes en el jardín corrían, muy obedientemente siguiendo sus órdenes y cambiando su alojamiento.

—¿Por qué cambiar? —Preguntó ella.

—Necesito mantenerte dentro de mi línea de visión. —Contestó Yuan Zhaoxu antes de tomar su mano y caminar hacia ella—. O podrías simplemente desaparecer de nuevo. —La melancolía era evidente en su tono.

Avergonzada, Meng Fuyao miró a izquierda y derecha, murmurando:

—Me fui sin decir adiós, y ni siquiera salí de Wuji... qué mezquino.

Yuan Zhaoxu sonrió sin comentar, mientras Meng Fuyao recordó el cadáver

en su prisión. Incapaz de suprimir su preocupación, ella le pidió consejo, y ambos terminaron ante el cadáver poco después. Después de un breve silencio se echó a reír.

—¿No hay máscaras de piel humana alrededor?

Meng Fuyao lo miró, sin palabras.

Es un funcionario de la Nación Wuji, también tu subordinado. ¿Qué tan cruel debe ser para sugerir hacer una máscara de su piel? Incluso yo no puedo hacerlo.

Entendiendo sus pensamientos, él le lanzó una mirada sonriente.

—Si estás tan llena de conciencia, deja su cadáver como está. Lo que suceda en el festival no es de nuestra incumbencia. Cuando caiga el cielo, estarás aquí para mantenerlo en su lugar.

Agraviada, Meng Fuyao miró al lector de mentes ante ella. A pesar de que su solución era drástica, ella procedió a arreglar que Yao Xun encontrara a un hombre con una apariencia similar a Ah Shina. Yuan Zhaoxu cerró la puerta y le entregó una caja media hora más tarde.

—Sécala al aire durante unos días y estará listo para su uso.

Meng Fuyao lo abrió y preguntó:

—¿Hay algo en este mundo que no harás?

—Sí. —Respondió rápidamente.

—¿Sí? —Meng Fuyao le lanzó una mirada sorprendida. No había esperado una respuesta tan simple.

—Lo que no haré —Comenzó, mirándola de una manera que hizo sentir su cuerpo— es no despedirme antes de dejar a alguien que me importa.

Meng Fuyao dejó escapar un grito interior.

Madre, no voy a ofender a este hombre nunca más.

61

Capitulo 11

Una noche de primaera

La

noche de diciembre en la frontera sur contenía una humedad que hacía que los huesos estuvieran fríos. Una capa de escarcha delgada se reunió en la pantalla de papel de la ventana, que se fundió instantáneamente por el calor del interior.

Acostada en su cama y mordiendo una esquina de su edredón, Meng Fuyao no podía pensar en nada más que en cierta persona, a quien ella había oído que estaba tomando un baño.

Bañera…

El silbido del agua y el haz de luz se filtraron a través de una grieta en la pared.

Grietas en la pared... Sí...

La habitación en la que descansaba era un poco más especial. La casa del alcalde estaba inspirada la mitad en Han y la mitad en Rong, y las paredes divisorias se hacían ensamblando troncos, algunos con grietas más grandes que otros. Básicamente, si mirara a través de todos los huecos lo suficientemente rápido, sería capaz de obtener una imagen completa y desnuda de la persona en el otro extremo.

La cama de Meng Fuyao estaba frente a un tronco con una grieta más grande. Se sentó derecha e inmóvil, usando cada onza de determinación para evitar que sus ojos fueran a donde no deberían estar.

No hay ojos doloridos para ti... eres un ser decente.

El ser decente bajó la cabeza y comenzó a cultivar sus habilidades mientras escuchaba los sonidos del agua.

La energía aún no llegaba a su región púbica. Los ojos de Meng Fuyao se deslizaron hacia el tronco más grande, a través del cual se podía ver una figura blanca.

Extraño, no estaba allí antes. ¿Qué era?

La curiosidad era una buena excusa para que Meng Fuyao espiara abiertamente. Saltó de su cama y caminó de puntillas hacia el tronco. Antes de que pudiera verlo bien, un cabello blanco le pinchó el párpado.

¿Pelo?

Ella miró fijamente como una bola de piel blanca se extendió detrás de la grieta, cubriéndola. La figura blanca era él.

Al sentir que alguien se acercaba, Lord Yuan Bao se había girado y vio dos pupilas negras nacaradas que miraban fijamente, con el rostro inmediatamente lleno de desdén.

¡Sabía que mirarías!

Como tal, Lord Yuan Bao había sacrificado su propio cuerpo gordo para proteger la dignidad de su maestro al bloquear la grieta por la que uno podía mirar con más facilidad.

¡Solo yo puedo verlo!

Meng Fuyao miró sin habla, asombrado interiormente por la actitud posesiva y perversa de Lord Yuan Bao. Decidió convertir su asombro en acción y comunicarse con su modelo a seguir. Dejó escapar una sonrisa generosa y extendió su mano para abrir la grieta antes de agarrarlo.

El repentino ataque de Meng Fuyao dejó a Lord Yuan Bao chirriando frenéticamente mientras intentaba liberarse. Estaba decidido a defenderse a sí mismo y la gloria de su dueño.

Meng Fuyao sonrió.

—No te preocupes, no lo miraré. Sólo quiero hablar contigo.

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Cuando estaba a punto de arrastrarlo, una suave risa estalló desde dentro.

—Dijiste que no querías mirar, pero ¿qué buscaban tus ojos cuando lo agarraste?

Meng Fuyao se frotó la nariz y respondió en voz alta:

—Vi una chinche deslizándose. Te ayudaré a encontrarla.

—¿Ah, sí? —El hombre se rió ligeramente. Poco después dejó escapar un pequeño grito, su voz extremadamente seductora—. Realmente hay un error. Pica. Ven a ayudarme a rascarme la espalda, Fuyao.

—...

Un extraño olor salió de las grietas hacia la bañera, junto a la pared. Al mismo tiempo, se levantó un grito asesino de cierto hombre.

—Bolas de insecticida, compre 1 obtenga 1 gratis. Eficacia garantizada. ¡Un artículo esencial para todos los hogares!

—Eh, Lord Yuan Bao, no tenías que hacer eso. Mírate, eres tan gordo y pesado. ¿No te cansó?

Lord Yuan Bao giró lentamente, girando a su trasero hacia Meng Fuyao, que claramente no estaba interesada en cooperar, a lo que ella extendió una mano para darle la vuelta nuevamente.

—Creo que hay un malentendido entre nosotros. No tenemos que mantenerlo dentro de nosotros mismos. Vamos a hablar de ello. ¡Cuéntame todo sobre tu apego obsesivo y el amor inadecuado hacia tu dueño!

Lord Yuan Bao extendió su garra para cubrir su rostro, avergonzado por la falta de moderación de Meng Fuyao.

¿Qué ve el Maestro en ella...?

—Si no vas a compartir, ¿iré primero? —Sugirió Meng Fuyao, mordiendo sus labios con fuerza y convenientemente agarrando una olla de vino de debajo de su cama—. Me siento frustrada y quiero hablar pero no tengo a nadie con quien. Tenemos una relación fraterna, y no tengo miedo de que divulgues mis secretos. Ven, vamos a brindar…

Incapaz de contener su ira, Lord Yuan Bao casi se arranca el pelaje. ¿Quién es tu hermano? ¿Vengo solo una vez en cien años por ti? Diez meses es todo lo que se necesita.

—... Molesto... —Meng Fuyao golpeó su pecho, devorando el vino delante de ella—. Conflicto... —Unos cuantos golpes más y unos tragos más de vino más tarde, añadió—. No sé qué hacer... huu...

Lord Yuan Bao abrió la boca de par en par, con los ojos fijos en la loca que tenía delante. ¿Qué está pasando? ¿No es esta cucaracha aún más resistente que la mayoría? ¿Qué pasa con ella hoy? ¿Está realmente molesta por no ver al Maestro tomar un baño?

El bondadoso Yuan Bao no pudo soportarlo más y comenzó a considerar seriamente permitirle echar un vistazo rápido.

Hmm... solo una mirada rápida... debería estar bien? El maestro ya debería estar listo.

Meng Fuyao no tenía idea de que iban a una frecuencia diferente. Realmente se sentía asfixiada por todo lo que había sucedido desde su llegada. La ira y la culpa que sentía por la muerte de la familia Han, y la responsabilidad de levantar la ciudad eran simplemente demasiado agotadores como para no tener tiempo para pensar en otros asuntos. Afortunadamente, la repentina aparición de Yuan Zhaoxu había levantado una enorme roca de su corazón. Primero, ella era tímida, luego algo alegre y en paz. Sin embargo, de repente, estaba a punto de ahogarse en la penumbra que estaba sintiendo.

Meng Fuyao estaba mareada y a punto de desmayarse, sus extremidades se calentaban. También se sentía nerviosa, su corazón luchando contra una enorme y

conflictiva ola de alegría y preocupación. Meng Fuyao estaba a punto de entregarse a sus propios gritos y de reprender su racionalidad. Estaba desordenado e irrompible.

—Sí, ¿el veneno está teniendo efecto? —Meng Fuyao murmuró mientras le acariciaba la cara. Se giró para ver a Lord Yuan Bao mirando con curiosidad sus brillantes ojos negros como perlas. Eran como un par de cornelianos de buena calidad—. Sí, sé que entiendes el lenguaje humano, pero no puedes leer, ¿verdad? —Preguntó Meng Fuyao con astucia, extendiendo su mano para acariciar la cabeza de Lord Yuan Bao.

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Sin preocuparse por ello, este último la rechazó apresuradamente. A Meng Fuyao tampoco le importó, ya que descansó distraídamente sobre la mesa, metiendo su dedo en el té y escribiendo.

Lord Yuan Bao cambió su trasero, listo para alejarse cuando bajó la cabeza y vio las palabras en la mesa. Se detuvo a mitad de camino, se sentó y la miró después de pensarlo. Luego sacó una fruta de su bolsa y la masticó con aprecio.

Al ver que estaba listo para escuchar sus palabras, Meng Fuyao se echó a reír involuntariamente. Un conejillo de indias era solo un conejillo de indias, y ella no debería tratarlo como un ser con gran inteligencia. ¿Tal vez ese lugar fue más frío para él? Pero no importa qué, incluso si él fuera un conejillo de indias sentado frente a ella, Meng Fuyao no pudo contenerse.

La noche era fresca y la luna pálida. El aroma de las flores flotaba junto con las largas brisas, haciendo que uno se sintiera como si estuviera en un lugar lejano. Era el ambiente perfecto para que una niña en particular compartiera sus problemas.

—Si no fueras solo un conejillo de indias, no hay manera de que te lo diga. —Meng Fuyao sonrió, entrecerró los ojos mientras miraba a Lord Yuan Bao—. No creo que puedas traducir todo lo que voy a decirle a ese dueño tuyo.

Lord Yuan Bao nunca dejó de masticar su fruto. Él no levantó la cabeza ni lo más mínimo.

—Tu dueño... sigh... —Meng Fuyao se volvió hacia el brillo que atravesaba la pared del baño, con un ceño fruncido evidente en su rostro. Dibujó lentamente sobre la mesa, mientras confesaba—. Creo que me gusta un poco. ¿Qué hago?

Crack…

Lord Yuan Bao masticó su fruto con más fuerza que antes. Un bocado fue todo lo que tomó para que el núcleo de la fruta fuera expuesto.

—No estés tan enojado. —Lo engatusó Meng Fuyao—. No habrá un buen resultado de un amor entre especies. Déjame aconsejarte, Yuan Bao. Debes mantener tus sentimientos ocultos. Incluso si tu dueño no es mío, tampoco será tuyo. ¿No estás cansado de bloquear sus intereses amorosos todo el día?

Lord Yuan Bao levantó bruscamente su garra, arrojando una semilla directamente a la boca abierta de Meng Fuyao. No esperando que se vengue tan rápido, Meng Fuyao casi se ahoga. Ella lo escupió rápidamente, maldiciendo:

—¡Tú, Conejillo de indias de cerebro de guisante!

Después de un poco más de regaño, se sintió mejor y apoyó la barbilla en la mesa, continuando su escritura.

—Sigh... no será mío... no me puede gustar, no.

Lord Yuan Bao la miró con odio.

Qué cobarde.

—¿Qué sabes? —Meng Fuyao agitó su mano perezosamente—. ¿Crees que soy el tipo que se contiene? Simplemente no quiero hacerle daño. He optado por irme, ¿por qué debo llevar emociones y relaciones innecesarias conmigo? ¿Arruinaré su futuro?

Miró fijamente a la luna que estaba afuera, y golpeó la mesa después de una breve pausa, agarrando la jarra de vino y bajando con entusiasmo su contenido. Ahogar las penas en el alcohol no era algo que una chica atrevida y poderosa como ella debería hacer. Lo odiaba, pero lo necesitaba.

Gulp, gulp, gulp…

El alcohol fluía por su barbilla, mojando su camisa. Después de acabar tres ollas, finalmente estaba borracha.

—Yuan Bao... Yuan Bao... —Soltó Meng Fuyao, sus ojos soñadores buscando al conejillo de indias—. Escúchame... ¿Eh? ¿A dónde fuiste? ¿Eh?

La luz de la puerta de al lado parpadeó. Yuan Zhaoxu se había refrescado y estaba leyendo un libro cuando escuchó sonidos suaves y apretados provenientes de las grietas de la pared. Lord Yuan Bao se arrastró poco después. Corrió directo a su lado, y Yuan Zhaoxu inmediatamente captó una bocanada de vino. Dejó su libro y sonrió.

—¿Robaste un poco de vino otra vez?

—¡Squeak, Squeak!

—¿No eres tú, sino ella? —Yuan Zhaoxu levantó las cejas.

Lord Yuan Bao enderezó su espalda y movió su corta cola.

—¿Tienes algo que decirme? —Preguntó Yuan Zhaoxu antes de extender una mano para que se sentara en su palma—. ¿Qué es?

Lord Yuan Bao se rascó la cabeza, sintiendo la dificultad de transmitir las palabras que Meng Fuyao había escrito en la mesa. Podía reconocer las formas de esas palabras, pero no traducirlas a su idioma. Ansioso, giró sobre la palma de Yuan Zhaoxu.

Al ver que Lord Yuan Bao estaba sumido en sus pensamientos, Yuan Zhaoxu se rió.

—Recuerdo cuando jugábamos al juego de reconocimiento de caracteres.

Aplaudió, y un hombre de negro apareció inmediatamente fuera de la ventana.

—El juguete de Yuan Bao. —Dijo Yuan Zhaoxu.

El hombre de negro sacó una caja del interior de sus mangas y se la entregó antes de desaparecer en la noche.

Lord Yuan Bao saltó de alegría, y se apresuró a voltear la caja. Había muchos pequeños trozos de papel dentro, pero al inspeccionarlos más de cerca, uno se daría cuenta de que no eran trozos de papel, sino galletas de hongos

meticulosamente elaboradas. En ellas había palabras impresas que Yuan Zhaoxu usaba para enseñar a Yuan Bao, y para motivarlo a estudiar, Yuan Bao recibía un bocado de la galleta cada vez que reconocía una palabra.

Yuan Bao saltó a la caja y buscó en ella, aparentemente incapaz de encontrar las palabras que necesitaba. Giró su cabeza hacia Yuan Zhaoxu, quien dejó escapar una pequeña sonrisa.

—No hay necesidad de encontrarla. No hay 'Meng'. No es una palabra común, y no estaba planeando enseñártelo. —Yuan Bao respondió gruñón, a lo que Yuan Zhaoxu respondió—: No hay necesidad de encontrar su nombre. Sé que es sobre ella. Algo está mal con ella. ¿Te dijo algo?

—¡Squeak, squeak! —Lord Yuan Bao se volvió hacia su pila y comenzó a voltearse. Después de un tiempo, tomó un ‘Li’ y ‘Kai’.

La sonrisa de Yuan Zhaoxu se desvaneció cuando se enfocó en los caracteres sin una palabra. Lord Yuan Bao continuó volteando. Sabía cómo expresar la palabra que estaba buscando, pero no estaba dispuesto a hacerlo. Poco después, seleccionó los caracteres ‘Xi’ y ‘Huan’. Una luz brilló en los ojos de Lord Yuan Bao y ya no dio vueltas frenéticamente. Con ambas garras, recogió un ‘Ni’5. Al mirarlo por un largo tiempo, no pudo mostrarlo a Yuan Zhaoxu. Él mordió la galleta con fiereza.

5 Li Kai: Salir

Xi Huan: Gustar (alguien / algo)

Ni: tú

Yuan Zhaoxu miró las palabras que había visto, se apoyó en su silla y llamó a Yuan Bao antes de acariciar su sedoso pelaje blanco.

Su cabello largo y húmedo le cubría los hombros, agregando un toque de encanto adicional a su ya elegante disposición. Sus ojos eran cristalinos bajo la tenue luz amarilla, y centelleaban como las estrellas en el cielo. Mucho tiempo después, se levantó y caminó hacia la ventana, mirando hacia la distancia y permitiendo que el viento cargara su cabello ligeramente.

La luz proyectaba una sombra de su figura sobre la partición de madera. Era

una silueta esbelta y estable que nunca parecía ahogarse en el mundo complicado, lleno de conspiraciones, lleno de fluctuaciones e imprevisibilidad.

La alcohólica del otro lado de la pared estaba ebria y ella tiró una olla de vino al suelo.

La única luz se apagó, y la luna fría brilló a través de la ventana.

La puerta de madera crujió, y una figura esbelta entró en la habitación y se detuvo ante Meng Fuyao, preparándose para cargarla. Sin embargo, Meng Fuyao giró su cuerpo y arrastró a la persona, haciendo que se agachara. Luego, rápidamente saltó hacia adelante y se envolvió alrededor de él como un pulpo.

—Manta... que caliente.

La figura negra se estabilizó, pero no apartó sus manos. La luz de la otra habitación se filtraba, iluminando su apariencia divina. Los ojos de Yuan Zhaoxu eran suaves y suaves.

Luego se acostó en el frío suelo de madera con ella aún agarrándose de él. Yuan Zhaoxu observó su rostro pacífico bajo la tenue luz y escuchó el tejido de su respiración y la suya. Era tranquila, y las flores en el jardín de afuera empezaron a recoger el rocío.

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Algún tiempo después, Yuan Zhaoxu extendió suavemente una mano para peinar el cabello desordenado de Meng Fuyao. Su voz baja y graciosa se extendió por la habitación quieta:

—Fuyao... todo estará bien.

.

13 de diciembre, festival de adoración al Dios de la tribu Rong. Según las costumbres, era un día para que la gente de Rong rindiera respeto a su Dios. Se levantaron temprano por la mañana, se limpiaron, rezaron a Garison y salieron a participar en una serie de actividades, desde tiro con arco hasta lucha libre. Esto se prolongó hasta la noche y se instalaron hogueras masivas. Los jóvenes mostraron sus talentos e intercambiaron historias.

Meng Fuyao se puso en cuclillas, frente a una gruesa lista de invitaciones de nombres y frunciendo el ceño.

—Los locos... invitan a tantas familias a la vez... No pueden hacerlo incluso si no dejo de correr. —Murmuró.

—Si pierdes a una familia al azar... —Intervino Yuan Zhaoxu, mientras se sienta tranquilamente y alimenta a Yuan Bao—... les estás mostrando que estás menospreciando a Garison y faltando el respeto al orgullo de los Rong. Si no me equivoco, según sus hábitos, corresponderán tu actitud con armas y sangre fresca.

Mirándolo de reojo, Meng Fuyao preguntó:

—¿Por qué siempre te regocijas por mis desgracias?

Yuan Zhaoxu se volvió hacia ella y sonrió.

—¿Es así? —Se levantó y pasó un largo dedo por su mejilla—. Tengo mucha confianza en nuestro alcalde extremadamente sabio e inteligente, que es extremadamente hábil para superar las crisis.

Meng Fuyao torció la cabeza, notando que Lord Yuan estaba actuando de manera extraña. ¿No estaba contento de que ella hubiera tratado de echarle un vistazo al baño? O, ¿no estaba contento de que ella no lo hubiera hecho? Por lo que sabía de él, este último parecía más plausible.

Meng Fuyao soltó una risa cruda, haciendo a un lado las tarjetas de invitación.

—El ex alcalde, Ah Shina, ha sido degradado debido a la falta de rendimiento, y su gente está disgustada. Por lo tanto, están intentando toda manera de desafiarme. Hay mucho que hacer hoy. Voy a pasar a otros asuntos primero. Bloquearé si vienen los soldados, usaré lodo si llega agua, y venceré si vienen los hombres de Rong. —Meng Fuyao se levantó para estirarse, sus ojos brillaban cuando agregó—: Sólo he sigo igualada, pero nunca superada. ¿Tratando de dificultarme las cosas? Vuelve al vientre de tu madre y vuelve a intentarlo.

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Capitulo 12

El secreto Si lEI

Desde

que Meng Fuyao asumió su cargo, los Siete Líderes de la tribu Rong de Yaocheng la habían abrazado por el codo, quien había planeado pasarle un mal rato a su nuevo alcalde en ese importante día. Las Siete Familias la habían invitado a ‘abandonar su noble estado y unirse a la diversión’. Todos habían fijado la hora alrededor de las 11 am a la 1 pm y habían preparado un banquete delicioso. Sus puertas habían sido lujosamente decoradas como para enfatizar a todos en la ciudad que eran muy sinceros al invitar al alcalde a asistir a su banquete.

De esa manera, si ese pequeño compañero del alcalde no se presentara en ninguno de sus banquetes, tendrían una razón para causar un disturbio. El festival de adoración al Dios fue un evento para transmitir la gracia de Dios, y la negativa a asistir fue sin duda la peor ofensa.

Debido a que hubo una competencia de tiro con arco como parte del festival, los Rong ya habrían estado en posesión de sus armas. Cuando las chispas se conviertan en llamas y toda la ciudad se enfureciera, seguramente podrían ayudar a Ah Shina a volver a su posición, lo que les devolvería su dominio dentro de Yaocheng, incluso si el pequeño gigoló no terminara siendo asesinado.

Con un plan tan brillante en mente, las Siete Familias se sentaron a gusto, revisando las formas, en sus cabezas, en las que iban a expresar su furia al ser pisoteada su dignidad. Incluso habían practicado contra el espejo durante al menos medio día.

Los sirvientes de las Siete Familias correteaban, intercambiando informes

entre ellos.

Ya eran las 7 de la tarde, y el alcalde aún no había salido de la casa. Dos horas más tarde, la puerta de la oficina todavía estaba cerrada, ¡y el alcalde aún tenía que salir!

Las Siete Familias comenzaron a sentirse incómodas. ¿Estaba loco? ¿Por qué no había ido a ninguno de los banquetes?

Aún mejor, entonces. Solo espera.

El tiempo pasaba y la aprensión era evidente en su mirada. De repente, la puerta de la oficina se abrió, y un grupo energético de jóvenes alguaciles se subieron a sus respectivos caballos y se dirigieron hacia el centro de la ciudad.

Media hora más tarde, las Siete Familias recibieron una invitación a la oficina. La tarjeta de invitación fue escrita en un tono educado.

Todavía soy joven e inexperto, lo que me hace incapaz de aceptar su generosa invitación. Como joven, mi trabajo es preparar una gran fiesta. Se llevará a cabo en el este del edificio de los Mil Oros, y respetuosamente les invito a todos a asistir.

La tarjeta también expresó su respeto por Garison y su esperanza de que los líderes cumplan con su parte en ofrecer una visita, para darle la oportunidad de comprender la nobleza de Garison.

Mientras los oficiales judiciales entregaban y leían las cartas, los ciudadanos alababan rápidamente a su nuevo alcalde. Incluso la gente de Rong estaba complacida por su actitud hacia su Dios. De esa manera, no había nada que las Siete

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Familias pudieran hacer para causar problemas. Ahora que el nuevo alcalde se había convertido en anfitrión e incluso había pedido prestado el nombre de Garison para invitarlos, harían mal en no presentarse.

.

Alrededor del mediodía, cuando la puerta del condado se abrió una vez más, un joven limpio y bien vestido salió con una sonrisa sutil en su rostro. Su túnica era blanca y estaba acoplada con un cinturón púrpura que contenía un brillo ligero que hacía juego con sus brillantes ojos de jade. El hombre que estaba de pie junto a él, cuya túnica y mangas de color púrpura iban flojas, llevaba una máscara que ocultaba la mitad de su rostro. Sin embargo, las características visibles eran resplandecientes e impresionantes.

Eran Meng Fuyao y Yuan Zhaoxu.

Meng Fuyao no prestó atención a la gente en la calle. Caminó mientras discutía con Yuan Zhaoxu como de costumbre.

—Voy a beber. ¿Por qué me estás siguiendo? Tienes todo el vino que quieres allá.

—Te sigo porque estás bebiendo. —Respondió tranquilamente.

—¿Tan preocupado? —Meng Fuyao olfateó—. No te preocupes, sé mi límite y no me emborracharé.

—No tengo miedo de que te emborraches. —Corrigió—. Tengo miedo de que no te emborraches.

—¿Eh? —Meng Fuyao giró la cabeza. ¿Él está bien?

Yuan Zhaoxu se inclinó hacia su oreja y, mientras hablaba, cálidas bocanadas de aire rozaron su piel, haciéndole cosquillas. Quería reírse, pero considerando que estaba en las calles, se resistió.

—… Te aprovechas de mi cuerpo cuando estás borracha. Primero, me besaste, y luego dormiste conmigo. Me gustaría ver qué harás a continuación...

—Vete al infierno.

Un gruñido sorprendentemente fuerte resonó en las calles, evocando miradas de los ciudadanos presentes.

Después de eso, el joven vestido de blanco corrió hacia adelante como una ráfaga de viento, y el hombre con una túnica púrpura claro siguió su ejemplo con una sonrisa superficial en su rostro.

Los ciudadanos intercambiaron miradas, y una mirada de epifanía apareció en sus rostros poco después.

¡Un homosexual!

—Por favor, siéntanse como en casa. —Meng Fuyao hizo un brindis en cada mesa, con una sonrisa excesiva y grasienta. De vez en cuando se detenía para sonar—: ¡Las damas del Pabellón Veela son geniales! Cuerpos blandos, flexibles... ¿cómo puede gustarles a alguien? ¿No te gustan? ¡Qué pena! Había planeado comprar una para ti... Sigh... Oh, ¿te gustan? ¿Por qué no lo dijiste antes? No tenía a nadie a quien regalarla y la he enviado de vuelta...

> Lord Tie Mu, ¿qué pasa con esa cicatriz en tu cara? Oh, oh, gato salvaje en casa, ¿eh? Sí, exactamente, Lord Ta Muer, retén demasiados, y comienzan a ponerse celosos... Es raro que tengas 17 en casa... No es fácil, no es nada fácil...

> Lord Bi Li, ¿están bien tus padres? ¿Su padre? ¿Qué pasa con los padres de tu padre? ¿Tu abuela? ¿Qué hay de su caballero nº1? ¿Y el nº2? ¿Y el nº3...?

> Lord Si Lei...

> Lord Mu Dang...

Con una ronda de tostadas, las sonrisas y los chismes volaron, mientras los Siete Líderes comenzaron a sudar, con la cara verde.

Este sujeto... ¿cómo sabía tanto sobre los asuntos más privados que estaban

ocultando al público?

Meng Fuyao sonrió, su expresión parecía bastante parecida a la de un zorro y astuta a la luz de las velas.

En cuanto a los chismes, Meng Fuyao tenía que agradecer a Zong Yue. Lord Zong era un médico que actuaba de manera diferente. Siempre tuvo personas que lo atendían e informaban sobre noticias de las naciones. No le ocultó nada a Meng Fuyao e incluso compartió información con ella. Por lo tanto, aprovechó la oportunidad para que obtuviera información privilegiada sobre las poderosas figuras de Yaocheng. Sintiéndose generoso, Zong Yue inmediatamente le transmitió una información y ella hizo que Yao Xun buscara más detalles.

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En ese momento, Yao Xun no podía entender por qué estaba interesada en averiguar más sobre la 17ª concubina celosa del de Rong o sobre la abuela de otra persona que disfrutaba tener asuntos ilícitos. Meng Fuyao sabía que para esos Rong, la reputación era más importante que la vida.

¿Me atrevo a provocar? Voy a divulgar todo sobre vuestra familia y sobre vosotros. Incluso me he enterado del material y el color de vuestra ropa interior.

Con el sudor que manaba de sus cuerpos, siguieron a regañadientes al nuevo alcalde mientras planeaban en su cabeza.

Qué malvado... Obviamente, ha visto a través de nuestro plan y quiere venganza. Sí, es mucho más joven de lo que se imaginaba, pero ¿cómo se atreve a dibujar la cara de Garison en el inodoro y cómo supo de la familia de Bi Li? ¿De qué más es capaz?

Los Siete Líderes levantaron la guardia en preparación para el próximo movimiento de Meng Fuyao.

Yuan Zhaoxu fue el único que disfrutó su vino. Se podía ver un reflejo de su rostro sonriente en el vino, mientras pensaba en cómo la niña había luchado a través de las experiencias desafiantes que el mundo le había lanzado y se preguntó quién era el responsable de guiarla por el mal camino...

Después de tres rondas de tostadas, Meng Fuyao dejó su copa de vino y se aclaró la garganta.

Los corazones de la audiencia se apretaron. ¡Esta aquí! Dejaron sus tazas inconscientemente y se sentaron derecho.

—Lord Si Lei. —Comenzó en serio, con una mirada cruel y despectiva brillando en sus cejas. La sonrisa excesiva y grasienta de antes había desaparecido por completo, y todo lo que quedaba era un aire naturalmente dominante y respetable que dejó a los líderes en silencio temporalmente.

Meng Fuyao se sentó constantemente en el asiento del anfitrión, lanzando

una mirada de reojo al hombre cuyo nombre había nombrado.

Lord Si Lei, cuya cara y pecho eran de un púrpura rojizo, había estado tranquilo desde el inicio de la fiesta, con los ojos radiantes. Habiendo escuchado su propio nombre, presionó su mano sobre la mesa y levantó la vista.

—¿Eh?

Meng Fuyao lo miró fijamente; un líder verdaderamente poderoso debe haber sido el cerebro detrás de su plan tortuoso.

—¿Has estado muy ocupado, Lord Si Lei? —Preguntó Meng Fuyao con una leve sonrisa—. ¿Dormiste bien anoche?

Las personas intercambiaron miradas, sin darse cuenta de la razón por la que Meng Fuyao comenzó con un tema aparentemente irrelevante. Sin embargo, la cara de Si Lei cambió instantáneamente. Respondió con cuidado, sus ojos parpadeaban alrededor:

—Nada mal.

—Hmm. —Asintió Meng Fuyao—. Escuché del ex alcalde Ah Shina que Lord Si Lei sufre de insomnio. Parece que estás bien ahora.

Atontado por un momento, soltó un suspiro de alivio.

—Gracias por su preocupación, alcalde.

—Lord Ah Shina te extraña mucho. —Continuó Meng Fuyao con indiferencia—. Ahora está mejor y asistirá a la celebración más tarde. Me ha pedido que te pase un mensaje. Por favor, haz un viaje a su residencia. —Sonriendo, Meng Fuyao extendió una mano y dijo—: Rápido, por favor. Te estaré esperando aquí.

La expresión facial de Si Lei cambió, mientras que su frente se volvió ligeramente verde. Después de una breve deliberación, respondió:

—Como Lord Ah Shina se unirá más tarde, es mejor que le haga una visita después.

—Eso no es muy bueno, ¿verdad?

—¿Qué no es tan bueno? —Preguntó Si Lei con arrogancia, su voz llena de desdén—. Lo veré más tarde, así que ¿por qué la necesidad de un viaje ahora?

—También vale. —Meng Fuyao saludó con desdén, sin importarle que el tema terminara en ese momento. Ligeramente intoxicada, levantó otra taza y se balanceó hacia Lord Bi Li. Con la taza levantada ella se echó a reír—. Venid todos, brindemos por la gloria y la santidad de Garison. ¡Bebed todo!

Todos, incluso Si Lei, correspondieron al levantar su propio vaso.

A mitad de camino, Meng Fuyao sacudió su muñeca. Un zumbido sonó cuando su copa de vino se transformó en una luz dorada que se disparó.

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La copa de Si Lei ya estaba tocando sus labios cuando una sombra se apoderó de su visión. Lo siguiente que supo fue que un objeto parecido a un rayo se acercaba rápidamente. Instintivamente quiso esquivar, pero era demasiado tarde. Una palmada sonó por su oído como la que se hizo al partir una piedra preciosa. Después de lo cual, todo ante sus ojos se convirtió en una hoja de color rojo sangre brillante.

El rojo estaba magnificado junto con el dolor de perforación dentro de su cabeza. Sintió como si lo hubieran golpeado con fuerza, y el dolor se hubiera irradiado hacia afuera como estrellas, brotando continuamente y dejándolo llorando de desesperación.

—¡Ah!

Su gruñido llenó el edificio tranquilo, y todos se quedaron estupefactos por este repentino giro de los acontecimientos. Solo Yuan Zhaoxu siguió bebiendo su vino, inmóvil, y solo Meng Fuyao se estaba riendo. En medio de su amplia sonrisa, dijo bruscamente:

—Lord Si Lei. No es el insomnio lo que te impide un buen descanso nocturno, ¿verdad? ¿O te sientes cansado por la discusión nocturna que tuviste con el ejército de Rong?

Las caras de los líderes palidecieron. ¿Si Lei había contactado con el ejército Rong?

Meng Fuyao dejó escapar una risa fría mientras observaba sus expresiones. En realidad, no había descubierto la connivencia secreta entre el ejército de Rong y ninguno de los líderes, pero había investigado un poco durante el brindis. En medio de sus conversaciones sin sentido y su broma inofensiva sobre Ah Shina, los líderes estaban ocupados sintiéndose ansiosos por sus asuntos privados, excepto Si Lei, que parecía enojado.

¿Por qué estaba enojado? ¿Fue simplemente por respeto a Ah Shina o también porque se enteró de su muerte y se sintió ofendido?

La muerte de Ah Shina fue el mayor secreto de Yaocheng en ese momento. Salvo por Meng Fuyao y algunos otros, solo el ejército de Rong que había asesinado a Ah Shina lo sabía.

Por lo tanto, Meng Fuyao hizo el pase de lista por sí misma, como lo haría Ah Shina. Si Si Lei realmente sabía que Ah Shina había muerto, ciertamente habría sospechado que la reunión planeada del alcalde era una emboscada y la rechazó. Al final, su reacción había confirmado la sospecha de Meng Fuyao.

Una vez que estuvo segura del problema, Meng Fuyao no dudó más. Con un trago, ella lo había enviado en su camino.

Yuan Zhaoxu sonrió mientras observaba a Meng Fuyao matar a alguien tan repentinamente. Sus ojos revelaron que estaba pensando profundamente; como si hubiera recordado algo del pasado, una expresión de asombro se mostró débilmente en su rostro. Después, golpeó ligeramente las puntas de los dedos para enviar una señal secreta.

El guardia secreto que siempre estaba a su lado recibió la orden de estar estacionado en la residencia de Si Lei.

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Capitulo 13

RETO ACEPTAdO

La

sangre de Si Lei se extendió lentamente por el suelo, y los líderes Rong se recuperaron gradualmente de un estado de shock. Algunos estaban evidentemente enojados, y cuando estaban a punto de decir algo, Meng Fuyao levantó bruscamente y sonriendo su copa de vino una vez más.

—Todos. —Comenzó Meng Fuyao sin siquiera mirar el cadáver—. Tengo buenas noticias para compartir. Hace unos días, hice un informe a la corte imperial. Los líderes Rong en Yaocheng han estado gobernando diligentemente y ejerciendo el control sobre la gente durante todos estos años, lo que se considera una gran contribución para nuestra ciudad. Por lo tanto, la corte imperial ha hecho concesiones especiales, en las cuales una parte del impuesto agrícola pagado por los ciudadanos se otorgaría como un ‘premio de gobierno’ para los líderes. A partir de hoy, los líderes pueden seguir la orden de la corte imperial: recaudar los impuestos y reservarse una porción... Oh, sobre la porción de Si Lei... discutidla entre vosotros cómo puede dividirse. Creo que me daréis una respuesta satisfactoria.

Una vez más, estalló una discusión bulliciosa. Sin embargo, esta vez no fue un alboroto sino un torbellino de agradables sorpresas. Yaocheng era una pequeña ciudad situada a lo largo de la frontera, donde los Rong y los Han se criaron juntos. Los Rong vivían en las montañas y los campos y no llevaban el estilo de vida de un cazador. Como resultado, los líderes tampoco pudieron disfrutar del botín de guerra. La mayoría se las apañó, por lo que ahora que había este ‘premio de gobierno’ significaba que la corte imperial les había dado el poder de recaudar impuestos de su propia etnia. Además, se les daría una parte de esa pertenencia a Si Lei, la persona que tenía el mayor poder.

Esas caras infelices se iluminaron de inmediato. En una fracción de segundo, estaban llenos de entusiasmo. El nuevo alcalde de Yaocheng, Meng Fuyao, que

primero presentó la barra y luego los dulces, observó en silencio, algo burlón.

Beneficios llevados a peleas. La historia había demostrado que galopar y competir por la supremacía eran, en última instancia, todos beneficios. Actualmente, los Siete Líderes residían en una ciudad que no tenía una diferenciación adecuada entre los grupos étnicos, y habían estado compartiendo el poder mutuamente. Ahora que la participación de Si Lei estaba disponible, ella la había dejado deliberadamente sin asignar...

¡Podéis luchar! Luchad y destruiros. ¡Tendré que preocuparme menos!

Meng Fuyao se sentó en la plataforma alta especialmente utilizada para la celebración. Pasó por alto a la multitud y se sintió bien consigo misma. Se sintió un poco mareada de nuevo, pero no se podía hacer nada al respecto. A Meng Fuyao le gustaba beber y disfrutaba estar intoxicada. Si se encontraba con el vino, tenía que beber, y cuando bebía, tenía que emborracharse.

Sin embargo, no estaba ebria esa noche y aún estaba consciente de su estado y misión. Iba haber una competencia de tiro con arco y equitación, y ella quería emparejar al chico más destacado con la dama más hermosa.

Cuando el alcalde 'Ah Shina' se acercó, Yao Xun ya lo había llevado a conocer a la gente. Debido a que ‘se había enfermado repentinamente y había sido degradado’, y no estaba en su mejor condición, Meng Fuyao lo recibió cortés y modestamente y organizó un espectáculo en el que el dúo fingió compartir una relación amistosa y armoniosa.

Mientras actuaba, ella elogió interiormente a cierto Lord Yuan, que había creado una máscara humana absolutamente creíble. Era una pena que él no fuera una persona tan genuina.

El ‘ex alcalde’ parecía debilitado y con los ojos nublados, pero los Seis Líderes estaban diligentemente digiriendo las buenas nuevas y planeando los

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próximos pasos para asegurar sus propios beneficios. Nadie había notado a la gente en el escenario, y así era como Meng Fuyao había pasado de contrabando la mentira.

Meng Fuyao se sintió bien consigo misma y con su suerte. Yuan Zhaoxu era de hecho un manitas que había aparecido en su puerta. Ella entrecerró los ojos y lo miró mientras movía su trasero hacia afuera, poco a poco.

Yuan Zhaoxu se apoyó perezosamente en su silla, la miró con mucho interés y gritó:

—Alcalde.

Las cejas de Meng Fuyao se alzaron encantadas mientras lo miraban.

—Lord Yuan.

—¿Por qué tengo la sensación de que me estás evitando intencionalmente? —Yuan Zhaoxu habló muy despacio pero fue directo al grano. Sin siquiera mirar la expresión de Meng Fuyao, preguntó—: ¿Tuviste un cambio de corazón?

—Eh... —Meng Fuyao se quedó sin palabras y se sintió momentáneamente en conflicto por su pregunta. Después de un largo pensamiento, respondió firmemente—: Tienes razón. He conocido a algunos buenos hombres recientemente y he estado pensando en el matrimonio.

—¿Oh? —No se puede descifrar la expresión facial de Yuan Zhaoxu. Se inclinó más hacia ella para mirarla. Sus pestañas eran como plumas, casi barriendo la luz de sus brillantes y limpias mejillas—: ¿Quién? ¿Zhan Beiye? ¿Zong Yue? ¿Yun Hen?

Meng Fuyao lo miró fijamente.

¿Puedes ser menos espeluznante? ¿Hay algo que no sepas? Tiene sentido para ti saber acerca de los dos primeros, pero ¿qué pasa con el último? ¿Cómo se

enteró de este hijo adoptivo de una familia aristocrática en Taiyuan?

Sin embargo, ese no era el tema crucial. El principal problema era que ella no sabía cómo responder esa pregunta.

—Sí... —Meng Fuyao se volvió y, con sentimientos amorosos, sonrió a Yuan Zhaoxu—. Estos tres no parecen malos, y estoy luchando para elegir entre ellos. ¿Qué piensas, Lord Yuan?

—No están mal. —Yuan Zhaoxu la miró a los ojos sin parpadear—. Uno es un luchador valiente y noble de una generación heroica, y el otro, un médico, sería adecuado para ti, una dama que tiene muchos defectos. El joven de la familia Yun es un poco complicado, pero te trata bastante bien. En resumen, todos son buenos.

Meng Fuyao levantó los ojos para mirarlo y no pudo entender la expresión profunda y misteriosa de sus ojos. Quería abrir la boca para hablar, pero sintió un sabor astringente en su garganta, que entró en su boca. Era más amargo que el vino que había probado antes. Sin embargo, ella sonrió aún más amplia que antes. Se acercó audazmente a Yuan Zhaoxu y afectuosamente le golpeó el brazo.

—No puedo decirlo, pero en realidad planeas algo para mí, ¿eh?

—Si tu corazón no está conmigo, ¿qué sentido tiene suplicar? —Preguntó Yuan Zhaoxu, bebiendo tranquilamente su té—. He cruzado la mitad de la Nación Wuji y me apresuré de Zhongzhou a Yaocheng, solo para recibir esas pocas frases de ti. ¿Qué más puedo hacer sino rendirme?

Meng Fuyao se quedó sin habla, con los ojos tan abiertos como un pez muerto.

¿Está... enojado?

Ella se quedó perpleja por las palabras, y Yuan Zhaoxu también permaneció en silencio. El ambiente se volvió rígido y casi sofocante.

Yuan Zhaoxu golpeó ligeramente sus dedos en el reposabrazos, su ritmo sonaba como una canción. Levantó levemente la cabeza para contemplar las nubes doradas y teñidas de amarillo que revoloteaban en el horizonte, recordando muchos,

muchos años atrás, donde había tocado la melodía exacta. Solo la había tocado una vez en toda su vida y, en ese momento, no había imaginado que lo interpretaría una vez más para los demás.

Él sonrió brevemente, pero la expresión en sus ojos se enfrió gradualmente. Su mirada endurecida se había convertido en algo ligeramente frío. Una vez más, esa expresión hizo que Meng Fuyao se sintiera un poco culpable. Ella volvió la cabeza con vergüenza.

Inesperadamente, escuchó un grito desde abajo e inmediatamente vio una figura en un caballo que hizo un desvío antes de galopar, tan rápido como un rayo. El jinete sostenía un arco y disparaba flechas, y ejecutaba incesantemente diferentes trucos: tiro recto, tiro lateral, tiro invertido, tendido sobre el vientre del caballo,

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saltando sobre la cabeza del caballo para disparar. Numerosos trucos y técnicas hábiles habían sido abordados desde diferentes ángulos, pero cada flecha golpeó la diana sin fallar, evocando vítores de la audiencia estupefacta.

Después de disparar diez flechas, el jinete se para con orgullo en el caballo. Volvió la cabeza: sus rasgos faciales estaban llenos de espíritu heroico y su físico era alto y resistente. Era un joven fuerte y feroz. Levantó el arco en su mano y pasó a Meng Fuyao bruscamente.

Pensando que estaba presentando sus respetos, Meng Fuyao sonrió agitando las manos para aceptarlo.

Levantó las manos de nuevo.

Una vez más, Meng Fuyao agitó sus manos, pero un poco extrañamente esta vez.

¿No está él siendo un poco demasiado entusiasta? ¿Por qué esa mirada en sus ojos?

Ese joven levantó las cejas, resopló ruidosamente, levantó el arco en su mano y saludó enérgicamente a Meng Fuyao por tercera vez.

Meng Fuyao levantó las manos a medias y sintió que algo andaba mal...

—Esto no parece un saludo...

Yuan Zhaoxu, quien estaba a su lado, explicó casualmente:

—Es la forma en que los Rong emiten un desafío.

Meng Fuyao fulminó con la mirada a Yuan Zhaoxu antes de pararse y comentar con enojo:

—Maldita sea, ¿cómo se atreve esta estupida sandía a desafiarme?

Ella salió del escenario. Sin echar un solo vistazo a ese joven que estaba lleno de arrogancia, se dirigió directamente al centro de la plaza pública, provocando de inmediato la emoción de la ciudadanía.

Ese joven, Tie Cheng, fue reconocido como el mejor arquero de Yaocheng y supuestamente, ningún rival pudo vencerlo. Fue muy respetado por la gente de Rong, que en ese momento estaban mirando a Meng Fuyao con desdén.

Es un novato escuálido. Convertirse en alcalde a través de conexiones dentro de la corte imperial, y luego sobreestimar sus propias capacidades. ¡¿Cómo se atreve a aceptar el desafío de nuestro arquero piadoso?!

Emocionados por ver cómo este novicio estaba a punto de ser humillado frente a su arquero piadoso, los Rong intentaron abrirse paso hacia el frente. No querrían perder la oportunidad de burlarse de ella de primera mano.

Tie Cheng miró a Meng Fuyao, sin tratar de ocultar su interés y desprecio. Con voz fuerte, dijo:

—Con todo respeto, alcalde, yo, Tie Cheng, nunca he perdido una vez en este festival. ¡Si me permites que pierda una vez, te ofreceré mi vida y mi alma por el resto de mi vida!

Bla, bla, bla.. ¡A quién le importan tu vida y tu alma! Meng Fuyao ignoró sus palabras y entró en la multitud sin dudarlo.

Yuan Zhaoxu, quien todavía estaba en el escenario, se inclinó para mirar y agitó la mano. De inmediato, algunos hombres que vestían ropa ordinaria se mezclaron con la multitud, listos para protegerla en todo momento.

Con grandes avances, Meng Fuyao se acercó a ese joven. Sin decir nada más, le arrebató el arco en las manos, y con la última flecha en su carcaj, la preparó. Manteniéndose firme en el suelo, con las técnicas adecuadas, apuntó.

Alguien se rió de inmediato. Tie Cheng podría disparar las flechas mientras se mueve. Disparar en movimiento fue cien veces más difícil que disparar desde un punto fijo. Este debilucho ya había perdido en este aspecto.

Meng Fuyao fingió no notarlo, pero se sintió un poco melancólica y nerviosa. Su nerviosismo parecía haberse transformado en una flecha afilada que bloqueaba su pecho y la sofocaba. Ella rió con gravedad mientras tiraba lentamente del arco. En medio de las burlas, apuntó.

Dentro de su línea de visión, la punta de hierro proyectó una línea recta, hacia la diana infinitesimal que se magnificó instantáneamente. La visión túnel6 le

6 Es provocado por presentarse en una situación de peligro o de gran actividad así como la presión física y mental de uno mismo, donde la vista se nubla hasta dejar solo un punto de visión escasa, enfocando algún objeto en común o el peligro que se presenta.

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permitió a Meng Fuyao fijar sus ojos en el objetivo, pero su concentración mental se fue dispersando gradualmente.

La vida es como una flecha lanzada a través del cielo; comienza fuerte, penetra en el frío y las heladas, pero finalmente no puede atravesar las montañas del destino.

¿Por qué el destino jugaba así con Meng Fuyao?

¡Está bien, voy a disparar! Desechó toda duda, vacilación e impotencia. Había cosas más allá de su control, y ella no debía ser débil. Ella era Meng Fuyao.

Xiu. La flecha fue lanzada.

Fue un lanzamiento feroz que llevó una cantidad significativa de flujo de aire. La flecha se acercó al cabello de los ciudadanos antes de ir hacia arriba y generar una ráfaga feroz.

Como la luz, la flecha se movió hacia el objetivo a una velocidad tan rápida que era casi invisible a simple vista. La diana del tamaño de una palma ya estaba llena de las 10 flechas anteriores, y parecía que no quedaba espacio, a excepción del área central extrema que podía caber medio dedo meñique.

Sin embargo, la flecha de Meng Fuyao había llegado a esa posición exacta en un instante.

Plas.

La boca de todos estaba bien abierta. En medio de sus gritos de asombro, la flecha de repente salió.

¿Falló?

Pensaron que podrían ver la decepcionada mirada del increíble arquero Tie Cheng.

Mientras los espectadores se preguntaban si sentirse molestos o aliviados, la flecha de Meng Fuyao saltó y se lanzó hacia atrás como un rayo. La flecha, que ya había golpeado la diana anteriormente, fue inmediatamente lanzada al suelo por la flecha de Meng Fuyao.

Pop, pop, pop...

La flecha de Meng Fuyao, que parece tener vida propia, se hundió dentro y fuera del tablero, haciendo que las flechas de Tie Cheng cayeran al suelo. En un abrir y cerrar de ojos, las 10 flechas se habían ido, dejando solo la flecha de Meng Fuyao sentada en la diana.

Fue debido a la tercera capa de los Nueve Cielos Dividios: ¡Ciclón!

Un silencio mortal llenó el aire cuando Meng Fuyao tiró su arco a un lado y regresó a su asiento.

Poco después, estallaron vítores.

—¡Excelente!

Meng Fuyao no se dio la vuelta.

—¡Me gusta!

Meng Fuyao se detuvo, pero rápidamente se consoló. Para los hombres groseros como ellos, esa fue probablemente una expresión neutral y nada ofensivo.

—¡Debo casarme contigo!

Meng Fuyao giró su cabeza, colocando sus manos en sus caderas.

—¿Tienes ojos? ¡Soy un hombre! ¡Un hombre!

—¡Dijeron que eres un... homosexual!

... ¿Homosexual? ¿De dónde vino este chisme?

—No me casaré contigo aunque sea homosexual. —Gruñó Meng Fuyao—.

Los perdedores sólo pueden trabajar para mí.

—De ninguna manera. —Gruñó Tie Cheng aún más fuerte—. Me gustaste en el momento en que te vi. Ahora que me has vencido, te quiero más. ¡Los hombres que no pueden obtener las cosas que quieren no son hombres de verdad!

—¡No soy una cosa! —Rugió Meng Fuyao.

—¡Todavía te quiero!

—¡Dame una paliza primero!

—¡Lo primero que haré es aceptarme!

—¡Pooh!

—¡No hagas eso!

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Una seria competencia de tiro con arco se había convertido en una pelea. El confesor y el confeso lucharon como gallos: ojos inyectados de sangre y garras que se agitaban vigorosamente, casi sin saltar y morderse la garganta.

Meng Fuyao perdió, ya que no tenía más fuerza para gruñir.

Sosteniendo su congestionada garganta, se deslizó de regreso al escenario, agitando su mano.

—¡Detenedlo, detenedlo!

Los oficiales de justicia y los guardias levantaron sus picas para impedir que Tie Cheng la persiguiera. En lugar de abrirse paso a través, Tie Cheng eligió un asiento cercano al suyo y se sentó, sin apartar los ojos de ella.

Más allá de frustrarse por la falta de ventilación, a Meng Fuyao le recordó la relación que compartió con Yuan Zhaoxu. No pudo evitar echarle un vistazo y vio que todavía estaba bebiendo lentamente su bebida.

—Qué suerte de flor de durazno tienes, alcalde. —Comentó sonriendo.

—¿No puedes decir algo para consolarme? —Preguntó Meng Fuyao con tristeza—. No es la flor de durazno lo que quiero.

Levantando las cejas, respondió:

—Él dijo algo correcto.

—¿Oh?

—Los hombres que no pueden obtener lo que quieren no son hombres reales.

Meng Fuyao se quedó en silencio. Se aclaró la garganta y se acomodó en su asiento, esperando que comenzara la selección de damas.

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Capitulo 14

Batalla de dos corazones

El

proceso de selección no fue tan suave como el concurso de tiro con arco. Diferentes hombres fueron atraídos por diferentes damas y estaban participando en una discusión acalorada con flores en las manos. Meng Fuyao se estaba quedando dormida al ver que alguien finalmente se adelantaba para hacer un informe.

Meng Fuyao se volvió ansiosamente hacia donde señaló y vio a una hermosa dama que parecía delicada, con los párpados desmayados. La forma en que caminaba era encantadora y elegante, y había una inocencia y timidez en sus rasgos faciales. El resplandor del atardecer se reflejó en su rostro, acentuando el tierno rubor en su rostro. Era de hecho una rara belleza.

La dama elegida, ahora coronada como la diosa del Festival de la Noche, tenía hombres elegibles que se acercaban desde todas las direcciones, esperando para pedirle su mano en matrimonio.

Meng Fuyao era todo sonrisas. Ella había escuchado que en años anteriores, las posibilidades de que el arquero más excelente y la dama más bella que terminaban en matrimonio habían sido altas. Tenía sentido, por supuesto, y era casi una convención. No había forma de que esta joven, llamada Hu Sang, escogiera a ese tipo tonto, Tie Cheng, y no había manera de que él la rechazara. Cuando llegara ese momento, ella sería libre.

Meng Fuyao pensó felizmente, sin darse cuenta de que la tímida mirada de Hu Sang se había deslizado dentro y fuera del escenario durante todo este tiempo.

La noche estaba cayendo, y las hogueras ardían con fuerza, las llamas rojas saltaban y bailaban como locas mientras agregaban una capa de brillo a las caras que las rodeaban. La fragancia de todo tipo de carne que se asaba sobre las llamas se dispersó en el aire mientras el aceite goteaba generosamente, produciendo un sonido de chisporroteo sin parar.

Las chicas que llevaban complicadas faldas diseñadas con motivos florales bailaban con hombres con coloridas túnicas que lucían el pecho alrededor del fuego. Sus pasos fueron simples pero alegres y llenos de gratitud por la benevolencia de su Dios mientras oraban por otro año de seguridad.

Meng Fuyao se sentó junto al fuego, aplaudiendo suavemente al ritmo de la música.

—La música de baile de las minorías étnicas es siempre tan pura y sincera. Por lo tanto, extremadamente conmovedor. —Sonrió alegremente.

Agarrándose las rodillas y observando el desarrollo del festival, Yuan Zhaoxu preguntó:

—¿Qué es una minoría étnica?

—Gulp. —Meng Fuyao hipo, antes de volverse hacia él y explicarle—: Una tribu con un número pequeño de miembros.

—Siempre estás usando términos extraños, Fuyao. —Observó Yuan Zhaoxu mientras miraba recíprocamente—. No suenan como parte del lenguaje que se utiliza en las Cinco Regiones.

—Los inventé. —Se jactó Meng Fuyao descaradamente—. Soy más inteligente y sobresaliente que la mayoría, ya ves.

—Siempre eres así... —Añadió Yuan Zhaoxu a la ligera.

Al no escucharlo, Meng Fuyao dijo por súbito entusiasmo:

—¿Quieres aprender mi baile auto-coreografiado? Es realmente elegante y adecuado para ti...

Antes de que pudiera terminar, sonó una ola de vítores, mientras la hermosa Hu Sang se aferraba a un pañuelo mientras se acercaba con una sonrisa tímida.

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Meng Fuyao mantuvo sus ojos en Hu Sang cuando un sentimiento ominoso surgió dentro de su pecho.

Hu Sang no miró a nadie más. Sus ojos eran soñadores y llenos de anticipación mientras caminaba hacia el lado de Meng Fuyao. Se inclinó ligeramente, antes de colocar el pañuelo en la mano de Yuan Zhaoxu.

Rugidos devastadores llenaron el edificio. Hu Sang dejó escapar una sonrisa tímida pero feliz antes de acercar su mano hacia la suya. Sus dedos, colocados delante de Yuan Zhaoxu, eran delicados y parecidos al jade.

Meng Fuyao miró, solo sintiendo su garganta secarse. Intentó tragar su saliva. Inconscientemente pasó su mirada por la cara de Yuan Zhaoxu, que estaba tranquila como siempre. No hubo sorpresa. De hecho, estaba sonriendo.

Ante el fuego y bajo la luna y el cielo iluminado por las estrellas, un hombre y una mujer hermosos intercambiaron contacto visual. Era una escena seductora, e incluso la brisa y los vítores parecían disminuir la velocidad para ellos mientras el público observaba atentamente a la pareja.

Meng Fuyao miró hacia otro lado. Si Yuan Zhaoxu aceptaba su pañuelo y la invitaba a bailar, el asunto quedaría resuelto.

Es... bueno, ¿verdad?

Meng Fuyao estaba sentada allí, sin parecer cálida ni fría, pero sus dedos temblaban. Sus pensamientos estaban por todo el lugar, y una idea loca surgió. Ella se resistió, pero se enroscó alrededor de su cerebro como un demonio.

Si acepta... Si acepta...

A su lado, la mirada de Yuan Zhaoxu rozó los dedos de la dama. Su mano había estado fuera por lo que parecía una eternidad, ya que se sentía como si ella no se retractara mientras él no respondiera.

Ella dejó escapar una expresión incómoda, el sonrojo en su rostro

haciéndola parecer un poco borracha. Había luz brillante en sus ojos ligeramente caídos, que también estaban llorosos por la larga espera. Con estos ojos, miró casi obsesivamente a Yuan Zhaoxu, el hombre divino cuya gracia y elegancia le habían gustado.

Yuan Zhaoxu se movió, no para aceptar su mano sino para recoger el pañuelo. Los ojos de todos estaban en su mano, y estaban adivinando si él lo tomaría o arrojaría.

De repente, otra mano se extendió.

—Sí, qué hermosa dama. A mi hermano de aquí le gustarás seguro. No seas tímido, hermano, sé lo que estás pensando. Ve, acéptalo.

Era Meng Fuyao. Ella rápidamente recuperó el pañuelo y lo metió en la túnica de Yuan Zhaoxu.

La multitud se volvió loca, y los ojos de Hu Sang se iluminaron.

Yuan Zhaoxu se estremeció. Era la primera vez que un hombre tranquilo actuaba de esa manera. Volvió la cabeza hacia Meng Fuyao y la miró directamente a los ojos. Sus ojos eran más negros que el cielo, y Meng Fuyao casi podía ver nubes oscuras y relámpagos sobre un vasto mar enojado con olas ondulantes.

Fue la primera vez que Meng Fuyao descubrió tal expresión en él. Parecía como si quisiera tragarla. El Yuan Zhaoxu con el que estaba familiarizada era elegante y tranquilo. Incluso patearía una montaña si se derrumbara. Ella no había imaginado que alguna vez vería este lado de él. Sin embargo, sus ojos en ese momento hicieron que su corazón se hundiera. Se sintió sofocada, y sus ojos se inclinaron un poco, desviándose de él. Ella apretó los puños antes de inhalar una respiración profunda y luego recíprocamente le devolvió la mirada.

—Échame la culpa, odíame... No puedo escapar de tus poderes, así que es mejor alejarte.

Yuan Zhaoxu simplemente la miró sin moverse y sin expresión. La tormenta inicial dentro de sus ojos también se había calmado. Se sentó junto al fuego, muy tranquilo, permitiendo que las llamas iluminaran su delicado perfil y sus largas pestañas.

Todos los presentes sintieron que el aire se ponía rígido a su alrededor. Se sentía como si alguien hubiera vertido una olla de pasta desde lo alto, a prueba de viento en el campo y presionando sobre ellos. Las gloriosas llamas de antes se habían debilitado significativamente y ahora ardían en silencio.

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Los gritos se fueron apagando gradualmente, y el éxtasis de Hu Sang se convirtió en inquietud. Se quedó de pie, rígida, mirando entre Yuan Zhaoxu y el hombre que estaba mirándolo.

En medio de la quietud, Yuan Zhaoxu se movió. Fue tan rápido como un rayo, extendió la mano para arrastrar a una sorprendida Meng Fuyao y luego la arrojó.

El cuerpo de Meng Fuyao dibujó un arco en el aire antes de caer sobre un caballo fuera del círculo de la multitud. Antes de que ella pudiera reaccionar, una sombra púrpura brilló. Al siguiente momento, Yuan Zhaoxu ya estaba sentado en el caballo frente a ella. Al ver que ella estaba abriendo la boca y a punto de gritar, él desactivó su punto de acupuntura antes de abofetear al caballo.

Todo sucedió tan rápido que nadie pudo procesar lo que acababan de presenciar. Lo único que pudieron ver fueron dos figuras, subiendo y bajando mientras el caballo galopaba con el secuestrador y el secuestrado.

Hu Sang corrió hacia adelante y gritó:

—¡Señor... usted aceptó mi pañuelo!

Yuan Zhaoxu nunca se volvió. Una bola de pelo emergió de su túnica y saltó sobre su hombro. Se volvió para mirar a Hu Sang, levantó su garra y mostró un pañuelo con una imagen bordada de dos patos mandarines, que significaba una pareja feliz. Bajo las llamas, los dientes de Yuan Bao eran más blancos que la nieve. Miró con satisfacción a la admiradora de su amo, el pañuelo en su garra revoloteando junto con su pelaje blanco.

Si no fuera por mí, el Maestro habría sido vendido por esa mujer desvergonzada...

¡Golpear!

Agotada por el hecho de que acababa de ofrecerse a un conejillo de indias, Hu Sang se había desmayado.

.

Meng Fuyao no había imaginado que Yuan Zhaoxu pudiera cargar esto rápidamente. El caballo galopaba a una velocidad comparable a la de los autos modernos. El viento pasó velozmente por sus orejas y se llevó el velo. Su largo cabello se balanceó con la brisa, y algunas hebras incluso quedaron atrapadas en las riendas. Sintiendo el dolor, ella simplemente sacó un mechón de cabello, dejándolo caer al suelo.

Ella frunció los labios, notando su entorno volando hacia atrás. Los árboles, las personas, las casas… aparecieron y desaparecieron en su línea de visión en una fracción de segundo. Era como si el tiempo fuera al revés. ¿Qué tan bueno sería si pudiera rebobinar el tiempo? Podía volver a ser la chica pacífica que era, libre de emociones y asuntos del corazón.

Meng Fuyao se sentó rígidamente sobre el caballo. Yuan Zhaoxu no había mostrado piedad cuando la arrojó sobre él. Como un bloque de madera e incapaz de controlarse, simplemente se sacudió junto con los movimientos del caballo. Yuan Zhaoxu tenía una mano que controlaba las riendas y la otra apoyada su cintura. A pesar de que tenía puesto un grueso abrigo de invierno, todavía podía sentir su palma helada.

Desde su ángulo, solo podía ver su mandíbula inferior, tan exquisita y fuerte como siempre, y sus labios se cerraron con más fuerza que los de ella. Él siempre estaba sonriendo con una sonrisa tan noble y despreocupada que sus fríos y fruncidos labios la incomodaban. Ella subconscientemente extendió su mano en un intento de aplanarlas, solo para darse cuenta de que no podía mover un músculo.

Cabalgaron por las calles anchas y tranquilas y los arroyos de agua. Los hombres de Rong colocaban linternas de río, cuyas luces de colores se movían junto con las ondulaciones y el viento. Los Rong levantaron sus cabezas, vislumbrando el veloz caballo que paseaba, todo un mar de bunganvillas se estaba levantando, y luego las dos figuras sentadas en la cima.

Pétalos que caen, luces flotantes, suelo helado... fue una noche que muchos celebraban entre vítores. Era una noche en la que un dúo estaba sentado en silencio.

El golpeteo de los cascos golpeó la noche fría y silenciosa. La puerta de la ciudad estaba a la vista. Yuan Zhaoxu escogió convenientemente la tableta de comando de la túnica de Meng Fuyao y la arrojó hacia un soldado que se acercaba.

—El alcalde tiene un asunto militar urgente que atender. ¡Abrid!

Sin una palabra, el soldado abrió las puertas y Yuan Zhaoxu aceleró de inmediato.

—¿Por qué vamos a salir? —Preguntó Meng Fuyao.

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Yuan Zhaoxu no mostró signos de entretenerla. Ante un despido tan flagrante, solo pudo cerrar la boca. Algún tiempo después, ella lo escuchó decir:

—Tu cerebro necesita una limpieza.

—¿Eh? —Dijo con perplejidad.

Al comprender que ella realmente lo había provocado esa noche, decidió que era mejor para ella permanecer en silencio para mantenerse con vida.

Frente a ella, Lord Yuan Bao sacó su cuerpo y sacudió su cabeza, sus ojos llenos de desdén.

—Qué tan estúpida de mi parte… —Meng Fuyao leyó su acción.

Sí, qué estúpida soy, pero si no hago algo estúpido ahora, podría actuar más tontamente en el futuro...

Meng Fuyao olfateó y miró la luna brumosa. En otro espacio y tiempo, ¿qué estaba haciendo su madre? ¿Todavía tenía fondos para su diálisis? ¿La institución de investigación compensó su muerte? Ella siempre había enviado a su madre al hospital en bicicleta. ¿Quién la iba a buscar ahora que se había ido?

17 años. Han pasado 17 años para ella en el Continente de las Cinco Regiones. Tenía mucho miedo de que ambos universos fueran paralelos y que su madre no pudiera esperar por 17 años. Sin embargo, había cosas a las que no podía renunciar a pesar de sus temores. ¿Qué pasaría si ambos universos estuvieran corriendo en diferentes momentos? ¿Qué pasaría si el ser sobrenatural en el Santuario Siempreverde pudiera traerla de vuelta? ¿Y si su madre hubiera estado esperando todo este tiempo?

Meng Fuyao levantó la cabeza para dejar que el viento cortante soplara contra sus ojos ampliamente abiertos. Hacía tanto frío que casi podía sentir el líquido en sus ojos congelarse. Su cuerpo se sacudió, y la fina escarcha se rompió. Meng Fuyao levantó la cabeza y vio que Yuan Zhaoxu ya había detenido su caballo, y ante ellos había una capa de montañas verdes. Sin obstáculos por la construcción,

galoparon hacia adelante, abrazando el aullido del viento.

Meng Fuyao no podía reconocer el lugar, a diferencia de Yuan Zhaoxu, que parecía estar familiarizado con el paisaje. Se bajó del caballo y agarró a Meng Fuyao. Esperó a que él reactivara su punto de acupuntura, pero él no hizo tal cosa. En cambio, mientras la llevaba, corrió hacia la montaña.

Se movió tan rápido que el camino sinuoso debajo de él parecía casi plano. Un ataque de vértigo se apoderó de Meng Fuyao, pero solo dejó escapar una sonrisa amarga.

—Mira, no importa lo amable que sea una persona, puede convertirse en león cuando se le provoca.

Afortunadamente, Yuan Zhaoxu se detuvo poco después. La cabeza de Meng Fuyao se sentía pesada. Incapaz de levantarla, Meng Fuyao solo vislumbró un vapor blanco creciente mientras percibía un espeso olor a azufre. Antes de que pudiera pensar claramente, su cuerpo se elevó en el aire.

¡Boom!

—¡Ahhh! —Gritó Meng Fuyao cuando una salpicadura explotó en su caída al agua. El agua estaba caliente y el gas blanco subía. Solo después de haberse levantado se dio cuenta de que podía moverse de nuevo.

Se aferró a una roca medio expuesta para calmarse y se limpió el agua de la cara. Mirando a su alrededor con el cuerpo completamente mojado, notó que estaban en un manantial natural y que Yuan Zhaoxu la había lanzado.

Se quedó en el estanque y miró hacia la costa a Yuan Zhaoxu, que estaba medio cubierto dentro de las sombras. Su cara se sonrojó, y se sintió mareada. En ese momento ella no podía entender el motivo de Yuan Zhaoxu.

Medio rostro oculto en la oscuridad, mientras que la otra mitad iluminada por la luna pálida, Yuan Zhaoxu la observó en silencio, con los ojos brillantes, húmedos y cristalinos.

—Lávate. Lávate bien. Necesitas limpiar tu cerebro y entender lo que quieres y debes hacer.

Al sumergirse en el agua de manantial, Meng Fuyao se parecía a un perro sin hogar cuando escuchaba cada palabra que salía de ese hombre imperturbado como la destrucción de las piedras de jade.

—Te daré una noche para que te limpies. Limpia todo el egoísmo, la indulgencia y la frivolidad. No te detengas hasta que aprendas a no aprovechar la tolerancia de los demás. No te detengas hasta que sepas qué puede negarse y evitar, pero que no tienes derecho a pisotear la dignidad de los demás e interferir con su libertad de elección.

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Meng Fuyao se estremeció en el agua caliente, y lentamente bajó su cuerpo hacia ella.

—Querer y perseguirte es mi negocio, mientras que evitarme y rechazarme es asunto tuyo. Si no quieres verme, dímelo claramente y desapareceré ante tus ojos para siempre. ¿Quieres eso, Fuyao? Si es así, dímelo ahora.

Meng Fuyao lo miró a los ojos, gotas de agua cayendo por su cara. Ella abrió la boca, pero no salió nada.

Yuan Zhaoxu la miró desde lo alto, su tono calmado pero con ojos tristes.

—Tienes problemas pero no estás dispuesta a compartir nada conmigo, Fuyao. No es que no pueda aceptar el rechazo, pero no puedo aceptar tu repulsión y abandono irracional. Peor aún, prefieres empujarme a los brazos de alguien más. Fuyao, eres egoísta y cruel. Solo piensas en proteger tu propio corazón y, en el proceso, tratas el corazón de los demás como algo sin valor.

Meng Fuyao puso sus manos sobre su pecho. Después de luchar por un largo tiempo, finalmente habló.

—Tú... ¿por qué te gusto?

Yuan Zhaoxu se quedó en silencio, y después de un largo rato agarró una hoja que caía y dijo:

—Conocí a una chica, que es como una parte de mí. Había planeado acercarme a ella para entenderme mejor, pero en el proceso, he perdido de vista mi objetivo inicial. A lo largo de toda mi vida, nunca sentí lo que era atesorar y luchar por algo. Debido a ella, las cosas cambiaron. Hasta el punto en que me he olvidado completamente de la sombra y simplemente quiero seguir viéndola.

Era la primera vez que Yuan Zhaoxu desplegaba sus pensamientos más profundos, mientras la brumosa luz de la luna brillaba sobre la flor de loto en su muñeca.

—Espero... Ella puede ser como esta flor, entretejida en mi carne, y permanecer a mi lado para siempre y más allá, hasta el fin de los tiempos.

Meng Fuyao se quedó sorprendida, en medio del agua caliente, con los rasgos rígidos. Mucho tiempo después, se dejó caer sobre su trasero y comenzó a llorar.

—¿No puedes ser tan conmovedor, Yuan Zhaoxu? Yuan Zhaoxu, no soy tan egoísta como crees. ¡De hecho, soy demasiado desinteresada!

Olas de emociones surgieron dentro de su pecho como el agua caliente a su alrededor. Era como si sus órganos estallaran en medio de la tensión dentro de su sangre y carne. Su conciencia parecía haber estallado al mismo tiempo, transformándose en los millones de estrellas que brillaban en la vasta cúpula del cielo.

El dolor que sacudió la tierra surgió como si su mente y sus pensamientos estuvieran conectados a la tierra con bandas negras de dientes de sierra dentados. Apretó los dientes, tragó el dolor y emergió una herida. Sin embargo, las sensaciones habían despertado indignación y enojo desde lo más profundo de ella. Gritó, sin restricciones, golpeando el agua con toda la fuerza y creando olas gigantes que salpicaban su espalda.

Su voz era como un cuchillo de acero, cortando el silencio en la montaña.

—No tengo miedo de la tortura de amar a alguien y la ansiedad de ser amada. Tengo miedo de los momentos fugaces y para siempre decir adiós. Mi tiempo aquí es prestado, ¿entiendes? ¿Qué pasaría si desapareciera un día, Yuan Zhaoxu? ¿Me vas a regañar por rendirme sin razón y por tratar a tu corazón de inútil? El amor no debería ser parte de esta ecuación. Te aparto para no lastimarte. ¿Por qué no entiendes...? —Meng Fuyao habló de manera clara entre sollozos. De repente, ella saltó del agua y lo agarró por el cuello.

Sorprendido por su repentino arrebato, fue arrastrado al agua, instantáneamente empapado. Ignorándolo todo, Meng Fuyao continuó arrastrándolo, mientras gritaba en voz alta.

—¡Piérdete! ¡Piérdete ahora! ¡Vete jodidamente lejos! Ya no te tengo miedo.

Me dolían los dientes antes, así que no podía hablar. Déjame aclarar las cosas ahora. No te quiero. No te quiero, así que haz lo que has mencionado y desaparece ante mis ojos...

—Cambié de opinión. —Yuan Zhaoxu declaró con calma y casi con calidez, la frialdad en su voz ya no está presente.

Se puso de pie y agarró los brazos agitados de Meng Fuyao con fuerza, y ella temporalmente no pudo moverse. Se enfrentaron, completamente mojados, mientras Yuan Zhaoxu la miraba a los ojos.

80

—Es demasiado tarde. No cuenta.

—Joder, y lo que dices cuenta... Huu…

Un par de labios fríos pero suaves presionaron suavemente sobre los suyos. Y ella perdió toda racionalidad.

Quedó uieta en el agua, con las manos rígidas en una posición de estrangulamiento, y observó cómo Yuan Zhaoxu se acercaba para saborear sus labios. Un breve momento después, su lengua comenzó a arremolinarse dentro de su boca. Las mariposas revoloteaban en su estómago mientras saboreaba la dulzura de su boca. Era una sensación refrescante y cómoda, y se sentía como si estuviera teniendo un dulce sueño.

La escena de ensueño se sentía distante pero densa, como si la niebla la rodeara. El aliento del hombre ante ella llevaba una débil fragancia, pero ella se estaba ahogando en ella.

Dejó escapar un suave suspiro antes de levantar la cabeza vertiginosamente, sin poseer la fuerza para alejar este calor.

81

Capitulo 15

Descongelacion

La

luna tenía su rostro reflejado en las ondas cuando un hombre y una mujer, ambos completamente mojados, se abrazaban en el agua de manantial, creando una hermosa pintura de un par de una flor de loto gemela.

Se estaba escribiendo un poema con cada roce del viento, cada línea era cálida y conmovedora.

La fragancia llenó el aire mientras las enredaderas de color jade y entrelazadas colgaban de los árboles, revoloteando justo sobre las aguas.

Meng Fuyao, enterrada en el pecho de Yuan Zhaoxu, lo escuchó decir en voz baja:

—Sellaremos sus problemas con un beso.

Sellar los problemas con un beso...

Qué hermoso, pero, ¿podrían realmente sellar este momento de tranquilidad y preservarlo a través del tiempo y el espacio?

Meng Fuyao solo sintió un repentino dolor en alguna parte. Se estremeció. Yuan Zhaoxu la había dejado ir, sus ojos producían un reflejo aún más hermoso en las ondas.

La cara de Meng Fuyao estaba ligeramente enrojecida mientras se daba la vuelta, sus ojos inconscientemente barrían su mirada hacia el cuerpo mojado de Yuan Zhaoxu. Su túnica estaba casi deshecha, y se podían ver cuentas de agua rodando por su pecho desnudo, cuyos músculos eran aún más llamativos que las

perlas más brillantes. La suave luz de la luna acentuaba sus clavículas, que se extendían hasta su cuello, alimentando el deseo de uno de explorar la gloria en su interior.

Meng Fuyao lo miró sin comprender, de repente sintió que su nariz se calentaba. Bajó la cabeza y vio que la superficie del agua era roja.

Oh no, oh dios, oh no, ¿una hemorragia nasal? ¿Cómo voy a enfrentarlo?

Antes de que pudiera procesar sus pensamientos, probó algo dulce, y lo siguiente que supo fue que había escupido algo de su boca.

Levantó la cabeza y fue recibida por un repentino aguacero de lluvia fría y sangrienta. La luna se tiñó de un rojo brillante mientras la lluvia caía por sus rostros. Meng Fuyao podía ver la sorpresa en los ojos de Yuan Zhaoxu, y en ella, también podía verse extrañamente colapsando.

—Oh... hemorragia nasal... no lujuria... —Un pensamiento irrelevante apareció en su cabeza antes de que se colapsara.

Un rayo de luz saltó dentro de su visión estrecha cuando la fragancia de la comida se mezcló con el calor de la luz.

.

Cuando Meng Fuyao volvió a abrir los ojos, vio el techo abovedado de una cueva. Había un fuego y junto a él estaba Yuan Zhaoxu, secándose la ropa casi con torpeza.

Ropa... ¡ropa!

Meng Fuyao se levantó de un salto y se miró a sí misma.

—Uff... —Ella tenía su ropa interior puesta. Agarró la manta, que era la túnica exterior de Yuan Zhaoxu. La acarició, recordando vagamente los eventos que habían ocurrido y sonrojándose incontrolablemente.

Meng Fuyao escaneó sus alrededores y vio a Lord Yuan Bao dibujando círculos en una esquina. Estaba seco, y Meng Fuyao supuso que no había estado en la túnica de Yuan Zhaoxu cuando éste entró al agua. ¿Por qué estaba actuando tan

tristemente, entonces?

82

Yuan Zhaoxu se dio la vuelta, sus pestañas y su pupila aparecieron más oscuras bajo la luz del fuego. La miró y habló después de un rato:

—Zong Yue no me habló del Sello de Emoción.

Meng Fuyao retiró la comisura de su boca y se recostó un poco por la falta de fuerza.

—¿Ahora lo entiendes?

—Mal. —Yuan Zhaoxu negó con la cabeza—. Hay una manera de deshacer cualquier veneno. Es el corazón el que es más difícil de desbloquear. Deja de encontrar excusas, Fuyao.

Después de un breve silencio, Meng Fuyao respondió:

—Está bien, estoy equivocada… pero creo que estoy equivocada.

Yuan Zhaoxu en realidad había entendido sus palabras. Él fijó sus ojos en ella y extendió la mano para acariciar su cabello.

—Tú, pequeña obstinada...

Meng Fuyao esperó a que estallara.

Pégame. Golpéame entonces… Yo también soy infeliz.

Yuan Zhaoxu la sostuvo, su cabello mojado y despeinado se le pegó en la espalda, antes de sentarse detrás de ella y ordenarlo cuidadosamente con sus delgados dedos. Él los dejó secar junto al fuego mientras decía:

—Tu cabello está mojado y no puedes protegerte del veneno en este momento. Ten cuidado de no enfermarte.

Meng Fuyao se frotó las manos, sin decir una palabra. Captó el encantador aroma del hombre mientras él arreglaba sus mechones de cabello. Sus movimientos le

hicieron cosquillas, enviando ondas de electricidad a través de su cuerpo. Sintió como si la hubieran llevado a las nubes, pero una lágrima se formó gradualmente en sus ojos.

Preferiría que la echaran, la regañaran o la golpearan en lugar de experimentar un calor tan irresistible.

Yuan Zhaoxu permaneció en silencio durante todo el proceso, pareciendo estar pensando profundamente cuando comenzó a trenzar su cabello.

Meng Fuyao no pudo evitar soltar una sonrisa.

—¿No me digas que incluso puedes trenzar el cabello de una chica?

Sin responder, se concentró en su tarea mientras recordaba algo.

—Incapaz de peinarse el pelo la noche anterior, la niña tiene mechones sucios que se cubren los hombros mientras descansa su cabeza en el regazo de un señor, que la mira con ternura...

Su voz baja pero graciosa se cernía sobre sus oídos mientras olas de calor la barrían. Se estremeció, justo cuando un mechón de cabello había sido arrancado accidentalmente, y sonrió apresuradamente para ocultarlo.

—Ay.

Yuan Zhaoxu se detuvo por un momento antes de soltar su trenza.

—Creo que todavía no puedo hacerlo.

Meng Fuyao extendió su mano para tocarlo, sintiendo un moño medio enrollado. Cuando ella se echó a reír y estaba a punto de burlarse de él, lo escuchó decir:

—Tú, pequeña obstinada... esperaré. Fuyao, la luna brillante desaparecerá de la vista. Si lo vemos, debemos atesorarlo. —A sus espaldas, Yuan Zhaoxu susurró—: Te esperaré hasta el día en que lo entiendas.

Inesperadamente, se dispersaron partículas de la hoguera y se liberó una fragancia tostada de piñones. Una piña aterrizó en el hueco de la palma de Fuyao.

Extendió la mano para agarrarla, y se sintió como si estuviera sosteniendo un corazón abrasador.

La llama iluminó la cueva y proyectó una silueta de la espalda de esa persona. No se lo consideraba alto, ni estudioso ni poderoso, pero le proporcionaba la cantidad correcta de calor. Meng Fuyao miró a la sombra aturdida, mientras veía que su propio cabello le llegaba a las rodillas.

El ambiente de la cueva era tranquilo. Ninguno dijo una palabra; el denso aire de indescriptible preocupación y aprensión amplificó cada vez más los sonidos de la llanura circundante. El viento barrió la entrada de la cueva, creando bajos rugidos. En medio de los sonidos austeros, un sonido peculiar los alcanzó abruptamente. Ese sonido fue la combinación de un objeto cayendo, alguien jadeando, el susurro de las hojas y una colisión accidental de dos espadas. Se fue acercando poco a poco cada segundo.

Meng Fuyao se enderezó y escuchó con gran atención. Yuan Zhaoxu inmediatamente levantó la mano para apagar la llama antes de decir:

—En dirección suroeste, un hombre está siendo perseguido, y ahora está corriendo hacia nosotros.

Meng Fuyao se volvió para mirarlo y le preguntó:

—¿Dónde está exactamente este lugar?

Yuan Zhaoxu se quedó en silencio, y después de un rato respondió:

—He estado aquí una vez. Esta es la Montaña Haoyang, y está bastante cerca del límite del gran campamento militar de Rong.

Meng Fuyao lo miró con incredulidad. No podía entender por qué Yuan Zhaoxu, un luchador sabio, con visión de futuro y sorprendente, los llevaría a un lugar tan peligroso. Él la miró sin reparos, explicando:

—Corrí todo el camino y me olvidé de eso.

Meng Fuyao se quedó sin habla. Algún tiempo después, se frotó la nariz, consciente de que ella fue la que comenzó todo esto. Yuan Zhaoxu no habría viajado tan lejos en la noche si ella no lo hubiera enfadado.

Meng Fuyao extendió la cabeza y miró por la entrada de la cueva.

No sabía cuándo se encendían las antorchas de la zona montañosa, pero la luz brillaba como una cortina luminosa de brillante luz de las estrellas. El número de hombres en el campo de batalla era alarmante. El incesante choque de armas se podía escuchar cuando los hombres de la montaña no muy lejos agitaban sus antorchas y gritaban:

—¡Atrapad a los espías que han irrumpido!

Con una voz suave, Meng Fuyao dijo:

—¿Ya? Esto, ¿incluso sabían que estamos aquí? Aish, eres el único culpable de causar semejante chapoteo en la primavera.

Ella, la parte culpable presentó la demanda primero. Yuan Zhaoxu no discutió con ella, y sus ojos estaban enfocados en la oscuridad. Dijo sin prisas:

—Debajo de esta cueva hay un acantilado que conduce a la escarpa. Las viñas lo están cubriendo. Irás allí más tarde.

Meng Fuyao volvió rápidamente la cabeza y preguntó:

—¿Qué vas hacer?

—El ejército de Rong ha sido alertado. —Yuan Zhaoxu señaló con calma las manchas de las antorchas, y agregó—: Parece que el problema no era con nosotros, sino que alguien se había infiltrado en su campamento. Hay demasiados. Estás envenenada y no debes moverte descuidadamente. Primero te enviaré a un lugar más seguro.

—Esto no va pasar. —Se negó Meng Fuyao—. No pienses en huir sin irte sin mí.

Yuan Zhaoxu la miró, una leve sonrisa apareció por primera vez esa noche.

—¿Cuándo cambiarás tu hábito de decir cosas que realmente no quieres decir, Fuyao? Meng Fuyao quiso replicar, pero fue interrumpida por docenas de pasos estridentes. Después de lo cual, una pequeña sombra cruzó la entrada de la cueva mientras

giraba su cabeza ansiosamente. En ese momento, la luz de la luna brillaba sobre su rostro pequeño y manchado de sangre.

Era Xiao Dao.

Meng Fuyao casi gritó, pero se mordió la lengua. Al momento siguiente, vio a Xiao Dao perdiendo un paso y cayendo por el precipicio.

—¡Xiao Dao! —Meng Fuyao se arrojó fuera de la cueva y el acantilado.

Ella rápidamente sintió que alguien la estaba agarrando. Luchó pero no tenía energía para seguir adelante.

—Ve a salvarla... —Murmuró, pero antes de que la escucharan, alguien ya la había pasado y saltado.

Por el rabillo de los ojos de Meng Fuyao, vislumbró un vestido morado y azul de dos tonos. En la parte inferior del acantilado, un brazo musculoso sostenido firmemente sobre las grietas de la roca, y con un lanzamiento, Xiao Dao fue lanzada hacia arriba.

Meng Fuyao dio un paso adelante para atraparla. La niña abrió mucho los ojos, pero no lloró.

Meng Fuyao suspiró y preguntó:

—¿Estás herida? ¿Por qué estás aquí?

Xiao Dao frunció los labios sin responder. Ella bajó los ojos. El hombre que saltó del acantilado tenía una ceja gruesa y negra. Era Tie Cheng, el hombre que había querido ‘casarse con el alcalde’, y el hombre que había lanzado abusos contra Meng Fuyao en la plaza pública. Se puso de pie, sin aliento, e ignoró al ejército, que estaba cargando debido a la conmoción. Luego, alzando las cejas y de pie junto a la entrada del acantilado, le gritó a Meng Fuyao, que estaba de vuelta en la cueva:

—¡No eres digna de confianza!

Aturdida, Meng Fuyao respondió:

—¿Qué estás diciendo?

—No eres digna de confianza. —Acusó Tie Cheng—. Tú eres mi mujer, entonces, ¿cómo puedes andar por ahí gustándote alguien más?

Meng Fuyao se atragantó, levantó la cabeza rápidamente y gritó:

—¡Deja de seguirme, acosador!

—¿Y qué? —Tie Cheng endureció su cuello, enfatizando—: ¡Me voy a casar contigo!

Meng Fuyao apretó los dientes.

—¡No estuve de acuerdo!

—¡Pero lo quiero, y eso es suficiente!

Meng Fuyao miró a este temerario toro y sintió que no sería prudente intercambiar insultos con él. El ejército se acercaba y molestaba sin cesar.

Yuan Zhaoxu, que estaba detrás de ella, interrumpió sin entusiasmo:

—¿Terminaron las disputas? Ponte al día conmigo cuando hayas terminado. —Agarró a Xiao Dao, que la había estado mirando extrañamente todo el tiempo. Luego extendió su otra mano para jalar a Meng Fuyao—. Sígueme. No te alejes de mí, pase lo que pase.

—No voy a... —Tie Cheng gruñó.

—Estás excluido. —Respondió Yuan Zhaoxu simplemente sin mirar atrás.

.

El hombre de Rong que lideraba la misión era un General Asistente del ejército. Alguien había entrado en secreto en el campamento a medianoche y se había atrevido a lanzar flechas en llamas desde los terrenos altos. Las flechas habían quemado por poco la tienda del General, y la gente de Rong consideraba poco propicio que sus tiendas fueran destruidas antes de una batalla. Por lo tanto, el General lo había designado para cazar al perpetrador y llevarlo de vuelta al campamento para ser sacrificado.

Este General Asistente fue considerado una persona cautelosa. Había notado claramente que el autor era pequeño y tenía un fondo de artes marciales débiles y había logrado escapar debido a su familiaridad con el terreno. Sin embargo, liberó miles de tropas y caballos para recorrer toda el área, hasta llegar a la montaña Haoyang.

Habiendo visto a Xiao Dao caerse del acantilado y ser rescatados, los soldados Rong pasaron la noticia y todas las antorchas se reunieron en capas cerradas en la cima de la montaña.

El General Asistente subió a la montaña con guardias que lo protegían por todas partes. No le tenía miedo a Xiao Dao, pero el hombre que la había salvado ya que no era un oponente fácil. En cuanto a Meng Fuyao y Yuan Zhaoxu, ni siquiera era consciente de su presencia.

Pequeñas luces blancas pasaron rápidamente cuando se acercaba al acantilado. El General Asistente miró hacia abajo y vio vagamente a un animal que se parecía a un conejo blanco o un ratón rechoncho que se escabullía. Sin importarle mucho, continuó sellando el camino avanzando.

Poco sabía que esa criatura blanca y rechoncha había bajado de la montaña, encontró su caballo y saltó sobre él. Con sus garras agarrando la melena del caballo, la criatura tiró repetidamente de él verticalmente.

El caballo no había sido entrenado en el Palacio Shangyang y, por lo tanto, no respondió a la orden de Lord Yuan Bao, que se preocupó. Su dueño le ordenó a su guardaespaldas que no lo siguiera esa noche, y Yuan Bao tuvo que asumir la gran responsabilidad de transmitir mensajes. Sin embargo, este desgraciado perro caballo no entendió sus indicaciones.

Frustrado, Lord Yuan Bao saltó y mordió brutalmente el cuello del caballo. El dolor fue profundo y el caballo soltó un largo relincho y comenzó a galopar hacia adelante. Justo cuando Lord Yuan Bao aflojó su mandíbula, casi voló hacia adelante, pero rápidamente agarró la melena del caballo y continuó su viaje tembloroso.

Como resultado, los aldeanos que se levantaron temprano pudieron presenciar la extraña escena de un caballo galopando a través del desierto sin jinete, excepto por una bola blanca esponjosa que revoloteaba en gran medida junto con su melena.

Lord Yuan Bao siguió su camino, haciendo lo que se suponía que debía hacer. Sin el conocimiento del General Asistente, este conejillo de indias fue extremadamente útil. Escudriñó su entorno, adivinando la dirección en que se ocultaba el perpetrador.

Los soldados se escondieron en la hierba y esperaron a detectar su paradero, pero fue en vano. El General Asistente volvió su atención a la cueva poco profunda, lo que despertó sus sospechas.

—Tuvieron la oportunidad de escapar, así que ¿por qué no lo hicieron? ¿Acaso esconderse en esta cueva, y encender una hoguera, produciendo humo, no es diferente de buscar su propia muerte?

No había un sonido en la cueva. Las brasas extinguidas de la leña lanzaban a veces chispas de color rojo oscuro, pero no eran tan brillantes como los ojos de los que estaban en la cueva.

Sin permitir más explicaciones de Meng Fuyao, Yuan Zhaoxu la tomó en sus brazos. Su leve aroma, junto con el vapor fresco, entró por la nariz en un segundo. Era un olor que hacía que uno se sintiera cómodo. Meng Fuyao movió su cuerpo ligeramente, lo que llevó a Yuan Zhaoxu a apretar su abrazo.

Mientras inhalaba su aroma, Meng Fuyao escribió en secreto en la palma de Yuan Zhaoxu: '¿Por qué no nos vamos?' Con la fuerza de Yuan Zhaoxu, debería poder escapar fácilmente. Sin embargo, tenía dos cargas que llevar.

Yuan Zhaoxu contestó en voz baja, respondiendo:

—Ya que vinieron, matémoslos a todos juntos para ahorrar tiempo más tarde.

Meng Fuyao sonrió. Qué declaración tan audaz. ¿Uno contra 3.000?

De mejilla a mejilla, se pegaron, y Meng Fuyao pudo sentir a Yuan Zhaoxu sonriendo. En medio de la oscuridad, sus ojos brillaban. A una velocidad aún más lenta, escribió: 'Yo solo puedo matar a 3.000 personas. Tú sola puedes matarme. Eres más poderosa’.

Meng Fuyao sintió la necesidad de reírse cuando Yuan Zhaoxu estaba escribiendo con tanta suavidad que se sintió más como si le estuvieran haciendo cosquillas.

Sensible a eso, se mordió el labio para evitar reírse en voz alta. Su labio se estaba volviendo más rojo cada momento.

De repente, escuchó un gemido sobre su cabeza. Era Tie Cheng, quien había visto su interacción. Los miró, lleno de resentimiento, y comenzó a tallar en la pared. '¡¿El enemigo está delante de nosotros, y los dos estáis coqueteando?!'

Meng Fuyao se atragantó de nuevo, algo incómoda con la palabra ‘coqueteo’. Sin embargo, no iba a perder con Tie Cheng. Inmediatamente ella hizo un gesto en el aire con sus dedos. ‘¡No es asunto tuyo!’

Tie Cheng se enfureció y casi quiso saltar cuando Yuan Zhaoxu agitó repentinamente sus mangas.

Un destello púrpura golpeó bruscamente, y el aire se estaba adelgazando y enfriando. Tie Cheng solo sintió que sus rodillas se congelaban como cubitos de hielo mientras se mantenía rígidamente enraizado en su lugar. Aterrado, miró a Yuan Zhaoxu.

Yuan Zhaoxu se volvió hacia la pared, con una expresión de satisfacción brillando en sus ojos. Extendió la mano para corregir la talla de Tie Cheng.

'El 8 de diciembre, las nubes dispersas se condensaban cuando estaba a punto de llover. Zhaoxu y su dama estaban coqueteando aquí’.

Girándose para ver las palabras en la pared, Meng Fuyao sintió que su cara se calentaba. Casi quemada, apretó los dientes, lista para cumplir su deseo de morder a alguien.

Antes de que ella pudiera hacer nada, se oyeron pasos fuera de la cueva.

Capitulo 16

La maldicion del diablo

El General Asistente se detuvo ante la entrada de la cueva. Él ya había explorado el lugar, y como no había forma de que les pudieran haber crecido las alas y volado, tenían que estar adentro.

La ola negra de soldados se reunió, atascando la muralla de la ciudad.

Extendiéndose km de distancia, la sinuosa tropa apareció como una serpiente bajo la luz de la luna, con sus armas tan brillantes como escamas.

No había nadie que pudiera luchar sin ayuda a través de esta densa formación; un solo golpe por soldado sería suficiente para que uno muriera de agotamiento.

—¡Quemar! —Ordenó el General Asistente, sus dientes brillaron como los de una bestia en medio de la oscuridad.

El General había ordenado que el incendiario fuera cortado en pedazos, y planeaba devolverle un cadáver para que hiciera lo que quisiera.

La madera había sido apilada, pero la cueva estaba tan tranquila como antes. El General Asistente dejó escapar una risa fría antes de golpear fuertemente su brazo hacia abajo.

Cuando un soldado estaba a punto de comenzar la primera, la pila de leña en forma de pagoda se derrumbó. Una rama gruesa cayó de la parte superior y le rompió la cabeza.

Los rostros cambiaron cuando otros soldados se retiraron instintivamente. Había muchas costumbres con respecto a las formaciones de tropas de Rong, y una de las más importantes era su creencia de que era poco propicio lesionarse antes de una guerra.

El General Asistente estudió la pila de leña durante algún tiempo, recordando que no se había disparado nada desde la cueva. Descartándolo como una coincidencia, sacudió la mano y un guardia personal se adelantó para encender el fuego.

A mitad de camino, las rodillas del guardia se debilitaron y rodó por el suelo inmediatamente después. Rodó una y otra vez, y su cabeza rodó de repente. La cabeza había salido silenciosamente ante los ojos de miles de soldados. No había sangre, ni gritos, y la cabeza incluso había conservado la mirada cautelosa de la víctima desde antes. Ya no parecía una cabeza, sino una pelota que había sido pateada.

Debajo de la luna, en lo profundo de las montañas y ante la cueva, ¿qué se sentiría tener una cabeza rodando hacia los pies?

Al menos para el General Asistente, casi lo había perdido.

—¡Ah! —Soltó, levantando automáticamente su pierna para patearla.

¡Boom! Como un suspiro lanzado en medio de un vacío, la cabeza explotó con un sonido explosivo bajo. La helada luz de la luna iluminaba trozos de carne, algunos blancos, otros rojos y otros ya solidificados, que salpicaban por todas partes, cubriendo a la multitud de soldados.

¿Cómo se sentiría tener la carne de un compañero lloviendo sobre todo el cuerpo? Horrorizante y repugnante, probablemente, tanto que la escena se convierta en una pesadilla perpetua para incluso los luchadores más valientes.

El General Asistente dejó escapar un grito desgraciado antes de desplomarse. La piel sobre la cual la carne entró en contacto comenzó a humear. Los agujeros profundos en los huesos se hacían visibles gradualmente.

—¡Maldición! ¡La maldición del diablo!

Otro cuerpo más se había derrumbado ante la entrada de la cueva y frente a una tropa desordenada. Los soldados Rong se sorprendieron por la muerte repentina que acababan de presenciar. Levantaron sus armas sin saber la ubicación de los enemigos, negándose a escapar.

Las reglas del ejército de Rong eran estrictas; como toda la familia de los fugitivos sería asesinada, estos soldados se mantuvieron enraizados en el suelo a pesar de estar asustados por su información. Algunos intentaron tirar su antorcha.

Dentro de la cueva, los ojos de Meng Fuyao se movieron rápidamente mientras se enfocaba en Yuan Zhaoxu, con su mente llena de pensamientos. Ella no había descifrado el método que él había usado para matar. No sentía nada como las artes marciales, y ella parecía no poder entenderlo.

El estilo de lucha de Yuan Zhaoxu era raro en el Continente de las Cinco Regiones. No fue ni ortodoxo ni demoníaco. Su movimiento fue silencioso pero fatal y brillante. Meng Fuyao había estudiado con el antiguo sacerdote taoísta y había adquirido un conocimiento significativo de las artes marciales, pero todavía no podía reconocer su enfoque.

Y este movimiento de él despojó el enfoque y la voluntad. Era un juego mental, pero la gente de Rong era persistente a pesar de la desesperada situación que los esperaba.

Meng Fuyao levantó la vista y vio una antorcha de fuego volando, a punto de alcanzar la pila seca de leña.

¡Chillido!

Una sombra púrpura brillaba, rápida como la luz. Yuan Zhaoxu, que había sido pasivo, comenzó a moverse. En un abrir y cerrar de ojos, había salido de la cueva y pateó la pila, causando que se dispersara. Las ramas de árboles más gruesas volaron en todas direcciones y sobre los cuerpos alrededor. Los soldados comenzaron a derrumbarse como fichas de dominó. Como cada rama pudo golpear a cuatro o cinco personas, un gran número de soldados cayeron al suelo en un instante. Sangre y bilis rociadas por todas partes

Tie Cheng siguió su ejemplo. Su energía interna no era tan abrumadora como la de Yuan Zhaoxu, pero era un buen combatiente de corta distancia. Cuando Yuan Zhaoxu cargó contra la multitud para atacar, recuperó su espada y se detuvo junto a la entrada. Los que no se atreven a enfrentar a Yuan Zhaoxu intentaron ir alrededor de la cueva, solo para ser atacados y apuñalados.

Con un solo tiro, Yuan Zhaoxu había logrado matar a 10 hombres. En lugar de perseguir al enemigo que ya se estaba retirando, regresó a donde estaba Tie Cheng.

—Por favor, mantente en guardia aquí.

Tie Cheng había perforado su espada en el pecho de un soldado entrante mientras Yuan Zhaoxu hablaba. Mientras limpiaba la sangre de su cara, Tie Cheng gritó:

—¿Qué vas a hacer?

—Estoy cansado, y no soy tan heroico como tú.

Tie Cheng echó humo, inmediatamente hirió a 10 hombres con una patada. ¿Cansado? Se dio la vuelta y gritó:

—¿Estás loco? Vamos a morir de agotamiento si no te escapas del círculo lo suficientemente rápido. Ninguno de nosotros podrá escapar.

Al no obtener respuesta de Yuan Zhaoxu, Tie Cheng reprimió su deseo de matar a ese tipo. Los soldados avanzaron, dejándolo sin otra opción que obstruir sus ataques y continuar con la tarea interminable.

Incapaz de contener la boca, Meng Fuyao se volvió y murmuró:

—Solo tu suerte... la suerte de cualquiera para chocar con él...

Yuan Zhaoxu volvió a su lado, sonriendo.

—Es mi mala suerte haber conocido a alguien como tú.

Se apoyó contra la pared, provocó otro fuego y llamó a Meng Fuyao y Xiao Dao para que se calentasen. Sin preocuparse por ver a Tie Cheng peleando solo afuera, Meng Fuyao preguntó:

—¿No vas a ayudar?

—Él quiere casarse contigo. Esto es lo menos que debería hacer. —Declaró Yuan Zhaoxu como un hecho—. ¿O de qué otra manera voy a renunciar?

Con cara de amargura, Meng Fuyao respondió:

—No voy a hablar contigo a partir de ahora. Solo refutarás cada afirmación que haga.

Yuan Zhaoxu soltó una carcajada y, mientras separaba las ramas, saludó y un palo de madera medio quemado salió volando, justo a tiempo para salvar a Tie Cheng, cuyas rodillas se habían debilitado y estaba a punto de cortarse.

Aplaudir-

El palo de madera golpeó al soldado Rong directamente en la cara, instantáneamente abriendo su cabeza. Tie Cheng se detuvo un momento antes de darse la vuelta y agradecer a Yuan Zhaoxu a regañadientes.

—Enfócate en pelear. —Vino una respuesta.

Cuando Tie Cheng estaba a punto de lanzar una represalia verbal, vio una varilla entrante y se apresuró a agarrarla. No había tiempo para discutir con Yuan Zhaoxu.

—Hah. —Soltó Meng Fuyao, antes de continuar—. Veo que estás nutriendo su conciencia.

—Es bastante bueno, hábil, leal y valiente. Solo un poco demasiado intenso para mí. —Yuan Zhaoxu escogió un cono de pino de la pila de fuego y se lo entregó a Meng Fuyao—. Quita su espíritu agudo, fomenta su lado sumiso, y habrá una persona más para protegerte en el futuro. Debes saber que Yao Xun es untuoso y poco confiable.

Meng Fuyao se quedó en silencio. Mirando el cono de pino en su palma, notó que se veía excepcionalmente limpio y húmedo, casi como de jade y suave. Parecía un corazón amoroso. Lo usó para calentar su cara, sintiendo el toque sobre su piel.

Una sombra brilló ante sus ojos. Yuan Zhaoxu se había ido de nuevo. Siempre aparecía al lado de Tie Cheng en el momento ‘correcto’, levantando una mano y eliminando a otro grupo de soldados. Al obligar a los enemigos a retroceder y darle a Tie Cheng la oportunidad de recuperar el aliento, regresaría a la cueva con un ‘Estoy cansado y necesito un descanso’, ya no está dispuesto a ejercer una onza de fuerza.

Mientras Tie Cheng luchaba sin descanso, Yuan Zhaoxu también pasaba y soltaba algunas palabras casuales. Más allá de enojado, pero controlando su ira debido a la gente en la cueva y su propio sentido de responsabilidad, Tie Cheng se dio cuenta lentamente de que el consejo de Yuan Zhaoxu era ayudarlo a recargar su energía, concentración y precisión.

Meng Fuyao miró desde lejos y comentó en tono de envidia:

—Qué suerte tiene este tipo.

Yuan Zhaoxu mostró una leve sonrisa.

La luna se puso desde el oeste a medida que el sol salía del este y luego se ponía nuevamente en el oeste. La cueva se oscureció y luego se encendió, y al final volvió

a atenuarse a medida que la batalla continuaba. Los brazos de Tie Cheng también se habían debilitado, y un fuerte silbido sonó desde lejos.

Yuan Zhaoxu, que había estado cerrando los ojos y meditando, informó:

—Podemos irnos ahora.

Meng Fuyao podía decir que estaba perdiendo el tiempo y pensó que Lord Yuan Bao debía haber estado haciendo travesuras. Sin seguir con el asunto, permitió que Yuan Zhaoxu la ayudara a levantarse.

—Agárrate a mí. —Ordenó Yuan Zhaoxu.

—Puedo caminar sola. —Respondió ella con torpeza.

Por supuesto, Yuan Zhaoxu no le estaba dando opción. Para cuando ella terminó de actuar torpemente, él ya había hecho un movimiento. Meng Fuyao se sintió golpear contra su pecho y no le quedó más remedio que aguantar.

Yuan Zhaoxu aceleró a través de la multitud, matando a cualquiera en su camino. Se crearon huellas de sangre y cadáveres con cada paso que daba. Extendió una mano, pareciendo su gesto el que usaban los dioses en los cielos más altos cuando convocaban criaturas vivientes. Por donde pasó, los cuerpos se derrumbaron y se amontonaron, con agujeros sangrientos evidentes por todas partes. Los huesos se rompieron, y los cuerpos eran suaves como serpientes.

Sonrió mientras sostenía a Meng Fuyao, sus mangas flotando en el aire mientras pasaba a través de la multitud. Aún quedaba otro charco de sangre por donde había venido. Bajo la pálida luz de la luna, se podía ver que su túnica púrpura estaba libre de todas las manchas. Se tomó una vida a cada paso, sin excepción.

Capitulo 17

Ambos lados de la historia

Habiendo presenciado las extrañas muertes de sus camaradas y el asesinato negligente de Yuan Zhaoxu, los soldados Rong restantes finalmente se estaban hundiendo. Los cuerpos distorsionados, como serpientes, les recordaban a su amado Garison, que tenía la cara de un hombre y el cuerpo de una serpiente. El

hombre ante ellos, el hombre que había destruido tantas vidas... ¿podría ser la encarnación de Garison?

—¡No es humano! —Gritó alguien, huyendo apresuradamente—. ¡Es el emisario de Garison!

Más comenzaron a retirarse.

—¡Dios está enojado y ha enviado a un castigador!

Los soldados Rong, que habían permanecido en el lugar durante dos días, finalmente se dispersaron. Sin embargo, con cálculos cuidadosos, Yuan Zhaoxu ya había logrado lo que quería: arrastrarlos un día y una noche para ganar tiempo.

Los fugitivos corrieron ansiosamente, no escogiendo sus caminos correctamente, a pesar de que solo hay tres rutas transitables. La mayoría tomaron automáticamente el camino de piedra más ancho, que había sido renovado y por lo tanto estaba limpio y sin obstrucciones.

El primer hombre de Rong se detuvo en seco. Una cabeza solitaria estaba rodando hacia él.

Justo delante.

La cabeza instantáneamente le recordó al soldado Rong la extraña cabeza que había explotado al azar, así como al General Asistente y sus compañeros, quienes también habían explotado. No podía olvidar los trozos de sangre y carne que también habían manchado todos sus cuerpos.

Dejó escapar un grito impactante, volviéndose rápidamente al camino principal y luego a un camino lleno de matorrales, donde se podía ver más soldados entrando.

Ese fue un ‘camino de la muerte’. Era un camino que, en el transcurso de un día y una noche, había sido excavado, envenenado, instalado con trampas de red y emboscado. Era un camino que parecía inofensivo, pero pronto se convirtió en el cementerio de cerca de 3.000 soldados.

Fue una batalla de uno contra 3.000, que había estado bajo el control de Yuan Zhaoxu desde el principio. Desde permitir que los soldados los rodeen hasta la explosión de cabezas, desde romper la moral del ejército al destruir a su líder y

mantener al ejército inmóvil, Yuan Zhaoxu lo calculó todo. Solo una vez que se completaron los arreglos, golpeó, expulsó a los 3.000 soldados y luego evitó que tomaran el camino abierto haciendo girar un gatillo de trauma, una cabeza decapitada. Como tal, todos los soldados, de hecho, habían caído voluntariamente en su trampa final.

Estos eventos anudados tenían que ocurrir en el momento adecuado, ya que cualquier paso fuerte significaba una derrota completa. Fue una estrategia de batalla bien pensada y psicológicamente intensiva que el sazonado General había orquestado, pero Yuan Zhaoxu lo había ajustado fácilmente para su ventaja e hizo los peones del ejército de su plan.

Meng Fuyao se sentó frente a Yuan Zhaoxu, observando las figuras vagando a través de la espesura densa. Las explosiones y los gritos resonaron incesantemente cuando la sangre salpicó las hojas verde jade y las rocas negras. Una pintura lamentable había sido dibujada, y no muy lejos, se podía ver el primer destello del amanecer. El camino lleno de matorrales se empañó, ocultando tiernamente la escena sangrienta que se estaba desarrollando. —Inhumano... —Mucho tiempo después, Meng Fuyao murmuró arrogante y obstinadamente—: Juro que nunca seré tu enemiga.

Yuan Zhaoxu quitó la suciedad inexistente de su túnica y sonrió.

—Puedes elegir ser familia en esta vida.

Meng Fuyao parpadeó, dándose cuenta de que se había vuelto más sencillo desde que había aclarado el asunto con ella. Por lo general, era una chica de boca afilada, pero cuando se trataba de temas como este, simplemente no sabía cómo reaccionar. Impotente, se dio la vuelta y fingió que la conversación nunca sucedió.

Al volver la cabeza, ella guardó silencio. En ese momento, Xiao Dao, quien estaba cerca detrás de Yuan Zhaoxu, sacó un cuchillo de sus botas y apuntó, con inimaginable poder y velocidad, a su espalda. Apuñaló con una fuerza impropia de un niño, y la cara de Meng Fuyao cambió, levantando instintivamente su brazo para bloquear su ataque.

Sin embargo, al llegar a la espalda de Yuan Zhaoxu, el cuchillo se deslizó por su túnica, como si estuviera cubierto con una capa de aceite. Yuan Zhaoxu se dio la vuelta y, antes de procesar lo que estaba haciendo Xiao Dao, primero apartó a Meng

Fuyao para evitar que el cuchillo la alcanzara. Luego, apretó el cuchillo con dos dedos y lo rompió en dos. Por último, levantó una pierna para patear a Xiao Dao.

Xiao Dao voló hacia atrás y se estrelló contra Tie Cheng, quien estaba corriendo. Agarrándola, se tambalearon incontables pasos hacia atrás antes de chocar contra la pared de roca. Tirándola a un lado ferozmente, él arrojó:

—¿Asaltad a un compañero y muerdes la mano que te alimentó? ¿Sigues siendo humana?

Xiao Dao se apoyó contra la pared, tosiendo un poco de sangre. Sin darse la vuelta, se agarró a las enredaderas. Sus dedos fueron perforados y comenzaron a sangrar, pero no pronunció una sola palabra.

Meng Fuyao la miró por un tiempo antes de sacar su propio cuchillo.

Comprendió que Xiao Dao era un peligro y tenía pensamientos sombríos, pero también sabía que la niña había salido así debido a su desgracia e infelicidad hacia la vida y las personas. Ella creía que el tiempo diluiría su negatividad, por lo que se había resistido a la decisión de Zong Yue de deshacerse de ella.

Meng Fuyao no temía a los complots secretos de Xiao Dao ni a que le hicieran daño, pero no podía soportar ver a la chica lastimando a quienes la rodeaban. Aceptar a Xiao Dao significaba que estaba poniendo en peligro a sus compañeros. Mantuvo sus ojos en Xiao Dao como si estuviera observando una bestia joven. La repentina aparición de Xiao Dao fue extraña y sospechosa. ¿Era su aspecto lamentable todo un acto? Y los tres soldados sanos... ¿fue ella quien los atrajo?

El cuchillo de Meng Fuyao estaba medio sacado y reflejaba los primeros rayos del sol de la mañana. Estaba reuniendo fuerza en su mano. Aunque débil, estaba lo suficientemente decidida como para desgarrar la cabeza de Xiao Dao.

Yuan Zhaoxu sonrió de repente y la detuvo.

—Podemos deshacernos de los enemigos obvios sin dudarlo, pero los menos claros... no hay nada de malo en pensarlo. —Se colocó las manos detrás de la espalda y se volvió hacia Xiao Dao—: ¿Dao Naier?

Al escuchar esas palabras, Xiao Dao se estremeció y lo miró con incredulidad. Yuan Zhaoxu estudió su expresión, que sacudió un pedazo de memoria. Después de un tiempo, preguntó sin prisas:

—¿Chahan Erjin está bien?

Xiao Dao se estremeció aún más violentamente, pero Yuan Zhaoxu continuó con una sonrisa:

—Tiene ocho hijos y su mayor deseo es ser dueño de una pradera. Parece que su deseo se hará realidad pronto.

Xiao Dao volvió la cabeza y gritó:

—¿Cómo te atreves a mencionarlo? ¿Cómo te atreves?

Yuan Zhaoxu la miró con calma, antes de agregar:

—Parece que él realmente te ve como una gema. Él no te habría dicho nada. Solo eres tan joven...

—¿Por qué no lo sabría? —Xiao Dao lo miró fijamente, sus palabras y su mirada afilada como un cuchillo—. Desde que empecé a recordar los eventos, mi madre me ha estado diciendo que solíamos ser dueños de un rico pastizal lleno de ganado. Nuestras carpas blancas como perlas se extendían por la parte norte, y teníamos más ganado y ovejas que todas las estrellas en el cielo. Mi padre era un soldado valiente y el rey más noble de esa región. Los guerreros bajaban la cabeza y arrodillaban para besarle los pies. ¿Qué te parece ahora? Vivimos en una carpa destrozada, cuidando unas pocas cabras flacas y llevando una vida en el exilio. Mi padre tiene que echarlo, y las manos que se suponía que tenían que sostener el vino de leche de caballo ahora están agarrando riendas gruesas. Esto es... todo por tu culpa. Hiciste creer al Rey Del norte de Rong las palabras del Rey Del sur de Rong de que los hombres de la pradera eran hermanos.

Meng Fuyao miró sorprendida a Xiao Dao, cuyos ojos ardían de odio.

Qué buena oradora. ¿De qué está hablando? ¿Lucha interna? Suena familiar…

—¿Por qué tu madre no te dijo que, como rey responsable de las vidas de

innumerables pastores, tu padre solo debería saber cómo luchar, montar a caballo y blandir su cuchillo? ¿Debería solo recordar cómo tomar su té, comer sus galletas y luchar con sus soldados? ¿Por qué tu madre no te ha dicho que la reunificación de los Rong en el norte y el sur fue buena? El Rey Del sur, al reconocer su lealtad, envió inmediatamente enviados a Zhongzhou para aprender sobre la cultura y las etiquetas en las llanuras. ¿Y qué estaba haciendo el Rey Del norte en ese momento? ¿Cazar o beber su vino de leche de caballo?

Yuan Zhaoxu levantó su cabeza ligeramente, disfrutando de los rayos limpios y puros de la luz del sol, sus rasgos apareciendo excepcionalmente prominentes y divinos.

—Las personas Han tenemos una frase: ‘La sabiduría siempre ganará fuerza’, y también ‘El ganador se lleva todo’. —Compartió Yuan Zhaoxu—. ¿Alguna vez tu madre pensó que fue el Rey Del sur quien envió a tu familia al exilio, y no tu familia la que hizo el primer movimiento?

Xiao Dao lo fulminó con la mirada, algo comprensivo. Las palabras que su madre le había dicho pasaron por su cabeza.

—Una juventud parecida a Dios, extraordinariamente brillante. —Había descrito su madre. Ella le había dicho que este magnífico hombre era su verdadero enemigo; sin él, los Rong del norte habrían reclamado la victoria sobre los del sur y se habrían convertido en los legítimos dueños de los pastizales. Debido a su apariencia, el Rey Del norte había ganado un ‘hermano’ de la tribu del sur, quien finalmente lo traicionó y se apoderó de la región del norte. Su madre también mencionó que Xiao Dao definitivamente sería capaz de reconocer a su enemigo si lo encontraba porque su brillo era insustituible.

La primera vez que Xiao Dao lo conoció fue en el burdel. Ella simplemente lo había mirado con sospecha sin hacer nada ya que había demasiada gente alrededor.

Su segundo encuentro fue en el jardín, donde ella gradualmente ganó confianza en que él era la persona que coincidía con la descripción de su madre.

La noche anterior, ella se había escapado de la ciudad. Su corazón estaba lleno de odio, y por lo tanto, atacó el campamento del ejército del norte-sur de Rong con flechas de fuego que había hecho de antemano. Fue entonces cuando ella había presenciado las habilidades del hombre.

Esos cuerpos distorsionados y con forma de serpiente fueron los que le aseguraron que su madre había compartido que su enemigo había hecho lo mismo hacía años. Esa actitud indiferente pero elegante indicaba que él era el indicado. Por lo tanto, ella lo había reconocido.

Iba a vengarse de su impotente padre, de su madre, cuya belleza se había marchitado durante años de duro trabajo, y de los miembros de la tribu que habían perdido sus tierras y ganado.

Xiao Dao no se arrepentía de todo lo que había hecho, pero lo único que no se atrevía a hacer era mirar a Meng Fuyao a los ojos. Para ella, todos eran malos, pero Meng Fuyao... ella no parecía tan mala.

Xiao Dao recordó cuando Meng Fuyao había sostenido sus manos frías fuera del Burdel de la Profunda Primavera. También cuando Meng Fuyao la cubría por la noche y le aplicaba medicamentos en las heridas que le infligió el encargado del burdel. En contraste, el hombre con una túnica blanca la miraba de una manera que la hacía sentir incómoda. No podía entenderlo, pero sus instintos la habían ayudado a distinguir entre bondad y hostilidad.

Y este hombre aquí fue probablemente el interés amoroso de Meng Fuyao. Esta última a menudo evitaba mirarlo, pero cuando intercambiaban miradas, era similar a las que compartían sus propios padres.

Xiao Dao se mordió los labios, pensando en su madre, que tuvo que trabajar descalza en los meses de invierno. También pensó en la tierra estéril en la que residían los miembros de su tribu y en cómo nadie había podido llenar su barriga. Si no fuera por eso, ¿habría sido robada por el hombre codicioso que luego la traficó con niños y la vendió a un lugar tan sucio?

Su corazón se endureció de nuevo.

—Te mataré. —Declaró con calma, cada sonido sonaba como un clavo. Intentó recordar las palabras de los valientes soldados en la pradera—: Si tienes miedo, puedes matarme ahora.

Meng Fuyao se echó a reír.

Mientras estaba enojada por la ingenuidad de Xiao Dao, Meng Fuyao

simplemente no podía poner una cara negra en respuesta a su expresión voluntaria. Ver a esta chica hacer un voto tan adulto le recordó su propia terquedad. Ella también había corrido hasta el final de un valle profundo en Taiyuan y gritó a los cielos:

—¡Voy a regresar un día! ¡Llévame de nuevo si te atreves!

Sus ojos se volvieron húmedos repentinamente al recordar los sueños de su juventud, la mutabilidad del destino y el voto decidido que había hecho a pesar de no estar segura de si valía la pena.

Yuan Zhaoxu también estaba sonriendo un poco. Se acercó de repente y desató una tableta de jade, entregándosela a Xiao Dao.

—No simpatizo con la difícil situación de tu padre. Un verdadero líder es aquel que puede protegerse a sí mismo y a su gente, alguien que no es él. Dao Naier, ¿crees que puedes convertirte en el verdadero Rey De las tribus norte y sur de Rong y apoderarte de la tierra que legítimamente le pertenece a tu padre?

Dao Naier agarró la tableta de jade con fuerza, lo miró directamente a los ojos y gritó:

—¡Puedo!

—Muy bien. —Yuan Zhaoxu sonrió—. Las tribus Rong se unirán, y tener una reina no es algo tan malo. Antes de eso, sin embargo, solo eres Dao Naier, la hija de un rey exiliado. Tienes que reiniciar para obtener lo que quieres.

—¡Puedo esperar!

—Aquellos con paciencia finalmente tendrán éxito. —Aconsejó Yuan Zhaoxu de manera significativa, con una sonrisa similar a las nubes que fluyen sobre el horizonte—. Cuando llegue ese momento y tú, Dao Naier, aún quieras matarme, trae a tu ejército unificado aquí. Hasta entonces, todavía no estás en condiciones de desafiarme a una batalla.

—Te encontraré.

Capitulo 18

Una brillante idea

Wuji , año 11 bajo el reinado del Rey De, 8 de diciembre. Era la primera vez que el ejército aliado había experimentado una pérdida tan enorme desde el inicio de la guerra: su tienda principal estaba quemada y los 3.000 soldados habían desaparecido misteriosamente. 3.000 vidas habían estallado como una burbuja, perdidas total y silenciosamente en el océano sin siquiera la más mínima ondulación; era como si no fueran lo suficientemente significativos como para llenar una vasta plaza pública, sino solo pétalos de una flor que simplemente se había marchitado.

Esa noche donde los Rong adoraron a su Dios también fue la noche en que los ciudadanos no habían recibido las bendiciones y la protección de Dios.

Esta guerra llegó a ser objeto de un análisis intensivo para los futuros historiadores y científicos militares, pero ninguno fue capaz de desentrañar la maravilla dentro de ella. Si hubieran sabido que la desaparición de 3.000 hombres se debió a un solo hombre, tal vez no hubieran necesitado etiquetarlo como un milagro a pesar de haber estado atormentados durante mucho tiempo.

Algunas personas no creían en los milagros, porque ellos mismos eran los creadores de los milagros.

Lo que los mortales no sabían era que en ese día, el futuro gobernante de los pastizales, con su infinito coraje y determinación, recibiría una verdadera corona de un rey real.

La historia se precipitó hacia adelante, y los que estaban destinados a dejar su huella continuaron sus viajes individuales.

.

Meng Fuyao había estado llevando unos buenos días.

Desde la recaída de su Bloqueo de emoción, Yuan Zhaoxu le ordenó que se recuperara. En medio de su recuperación, se sorprendió gratamente al descubrir que había algo en el veneno que en realidad estaba fortaleciendo su resistencia cada vez que sus canales eran atacados. Mientras se recuperaba lentamente, era mucho más

sustancial.

Yuan Zhaoxu se deslizaría en su habitación todas las noches, no para hacer el amor, por supuesto, y Meng Fuyao no estaba segura de lo que estaba haciendo. Todo lo que sabía era que su apariencia significaba un sueño instantáneo para ella, sin importar lo que estuviera haciendo en ese momento. Caería en un sueño sin sueños y se despertaría con un dolor corporal. Si su ropa no estuviera intacta, creería que debía haber tenido 3.000 rondas de batalla con Yuan Zhaoxu. Además, al ver que Yuan Zhaoxu se veía bastante demacrado a veces, le haría sospechar que debía haberlo golpeado en las 3.000 rondas.

Ella le había preguntado qué había estado haciendo e incluso le había advertido que no se le permitía tocarla en ningún lugar entre la nariz y las rodillas. Sin embargo, todo lo que hizo Yuan Zhaoxu fue sonreír y responder:

—¿Qué tal si te enfocas en no tocarme en ningún lugar entre mi nariz y mis rodillas antes de comenzar a suplicar?

Aunque muy dudosa, Meng Fuyao comenzó a reevaluar su calidad moral. Mientras confiaba en que nunca haría eso cuando estuviera despierta, dormirse era otro asunto... ¿Podría haberlo hecho porque lo había confundido con Lord Yuan Bao? ¿O tal vez Yuan Zhaoxu fue quien guió sus manos sobre él?

Después de una larga deliberación, Meng Fuyao se iluminó y sostuvo que si ella no lo sabía, no sucedió, independientemente de quién era realmente la víctima.

Como tal, la alcaldesa Meng, que había estado durmiendo bien, comía bien y no tenía nada de qué preocuparse, gradualmente se volvió más justa y completa, como si tratara de parecerse más a Lord Yuan Bao.

Durante ese tiempo, Yuan Zhaoxu se fue y se llevó a Xiao Dao con él, y quizás buscó a Guo Pingrong. Meng Fuyao no preguntó por el paradero de Xiao Dao ya que creía que se reunirían una vez más, y se habría convertido en una persona completamente diferente.

La expresión en el rostro de Yuan Zhaoxu a su regreso le dijo que Guo Pingrong no estaba en posesión del antídoto. Esa noche fue una ocasión rara ya que no la puso a dormir inmediatamente, sino que, en cambio, le acarició el cabello con suavidad y la tranquilizó:

—Lo encontraré, Fuyao.

Sin corazón, ella respondió:

—Buscaré a Fang Shimo y le daré una lección. Un maestro tiene que ser responsable de alimentar a un mal discípulo.

Yuan Zhaoxu sonrió levemente, preguntando:

—Entonces, ¿debería buscar a su maestro y enseñarle una lección por criar a alguien que no está bien de la mente?

—¡No estás bien de la mente! —Surgió Meng Fuyao, gritando—. ¡No hay nada correcto en ti!

Ella aulló, pateó y rompió, rió, saltó y golpeó, finalmente persiguiendo a Yuan Zhaoxu por la puerta.

Al cerrar la puerta, se apoyó contra ella, dejando escapar un profundo suspiro, su rostro sonriente al instante se oscureció. Se había esforzado por utilizar su risa para ocultar la gravedad de la situación, pero cada día se hacía más difícil.

Continuó descansando contra la puerta, sin darse cuenta de que Yuan Zhaoxu estaba de pie al otro lado y miraba hacia abajo, evidentemente preocupado.

.

Los ciudadanos Han se estaban preparando para el nuevo año, a diferencia de la gente de Rong, que solo consideraba el festival de adoración de Dios como significativo. Como tal, el número de Rong en las calles aumentó a medida que los jóvenes se paseaban con una gran cantidad de energía, pero sin ningún lugar para liberarla. No eran diferentes de un barril lleno de pólvora. Donde se reunía un gran volumen de personas, era inevitable que hubiera fricciones y peleas.

Meng Fuyao todavía era una joven ociosa. Mordiéndose los dedos y pensando cómo controlar las crecientes hormonas de estos jóvenes enérgicos, vio a Lord Yuan Bao jugando con una pelota. La pelota era grande, y Yuan Bao, pequeño. Mientras rodaba aquí y allá, Meng Fuyao no podía distinguir la diferencia entre la pelota y el conejillo de indias. Molesta, extendió una mano para intervenir cuando

Lord Yuan Bao inmediatamente tomó su bola y se alejó. Por lo que vio, Lord Yuan Bao parecía estar en su período y se sentía excepcionalmente rechazado por ella.

Meng Fuyao no tenía nada que hacer sino perderse en sus locos pensamientos. Antes de su llegada, la Copa del Mundo estaba a punto de comenzar, y ella había apostado por Argentina, o más bien, a Messi, de quien había estado babeando desde siempre. Ahora no tenía idea de a quién le había dado la última patada en la meta del subcampeón. Fuera de quien fuera la pierna, no podría haber sido de China... Los pensamientos pasaron por su cabeza, y ella se levantó de repente y llamó a Yao Xun. Después de algunos gestos, Yao Xun se fue, algo confuso.

Unos días después, Yao Xun informó que ya había dibujado un pedazo de tierra en el lado oeste de la plaza pública. También había reclutado a 22 jóvenes de la tribu Rong y los había dividido en dos equipos. Siguiendo las órdenes de Meng Fuyao, había elegido especialmente a dos formidables Rong, que trabajaban bajo los líderes y no se llevaban bien.

La alcaldesa Meng montó en su caballo y anunció:

—¡Ciudadanos de Rong, ha nacido el primer equipo de fútbol de toda las Cinco Regiones! ¡De ahora en adelante, el equipo se llamará fútbol masculino de China! A partir de ahora, además, me rijo como Presidente de la Alianza de Fútbol de las Cinco Regiones.

Había que decir que esta idea era decente, y como el deporte más de moda, el fútbol tenía su encanto único. Por lo menos, era un deporte que interesaba a los Rong, que estaban llenos de vigor. Estos hombres lucharon en el campo de fútbol y fueron impulsados por un encantador equipo de porristas, especialmente creado por la presidente Meng. Dondequiera que sus faldas se balanceaban, la competencia se convirtió en un terreno para observar a la gente y chismear.

Como tal, cuando Tie Cheng, el joven de aspecto atractivo, tuvo una mini pelea con Mu Muha un día, al instante se convirtió en tema de discusión entre las bellas damas, lo que llevó a una declaración hecha de la Presidente Meng:

—La mano mía que ha estado en tu entrepierna nunca ha sido más suave...

Capitulo 19

En preparacion

La popularidad del fútbol como deporte se extendió como un reguero de pólvora. Ambos equipos continuaron expandiéndose, sus habilidades mejoraron gradualmente y se volvieron más fascinantes.

Meng Fuyao selló el campo de fútbol y comenzó a cargar las entradas para los espectadores ansiosos al juego, incluso presentando el sistema de apuestas y patrocinadores. Con estos, logró vaciar los bolsillos de algunos fanáticos ardientes, y con ese dinero, estableció convenientemente unas pocas instituciones educativas para los niños Han y Rong. También construyó puentes y carreteras, y algunas farmacias administradas por el gobierno.

La vida en Yaocheng se volvió más fresca y viva. Bajo el liderazgo de la alcaldesa Meng, los ciudadanos llevaron sus propias vidas enriquecedoras y una rara paz regresó a la ciudad. No había más Rong que buscasen venganza, y ni más casas incendiadas y calles caóticas. En contraste con el clima fluctuante, Yaocheng estaba tranquilo.

Como la actual fundadora del nuevo Yaocheng, Meng Fuyao no olvidó mirar lejos. Los informes militares en su mano se hicieron más gruesos a medida que pasaban los días, y los ejércitos aliados ya no se podían contener.

El 7 de enero, el ejército del sur de Rong atacó a Longcheng de Dezhou. Después de tres rondas de batalla, ambas partes quedaron en un punto muerto, y el 10 de enero se envió una tropa dentro del ejército de Rong del norte para ejecutar un ataque furtivo, pero fue descubierta justo cuando estaban listos para cruzar un río cerca de Suishui. Tras enfrentarse a reveses consecutivos, el ejército de Rong organizó al ejército De para que permaneciera fuera de la fuerza principal. Lo extraño era que ambos ejércitos no habían lanzado una batalla decisiva. El Rey De, que siempre había sido generoso al enviar soldados, avanzaba de manera estable.

Meng Fuyao apiló sus informes como cartas de póker y las jugó una por una mientras suspiraba todo el tiempo. Los ejércitos del sur y del norte se acercaban, y ella tenía que tener cuidado con esto...

El año había pasado sin saberlo, y ella se había estado recuperando durante Año Nuevo. Todo lo que recordaba era tener una cena de vapor en una reunión con

Yuan Zhaoxu y Lord Yuan Bao antes de dormir. No parecía Año Nuevo, pero fuera lo que fuera, tenía que encontrar una manera especial de celebrar la ocasión especial que era el Festival de los Faroles.

Cuando estaba a punto de enfocarse, la puerta detrás de ella se abrió.

—¿Qué estás pensando? Tan absorta.

Meng Fuyao colocó sus informes y se dio la vuelta.

Yuan Zhaoxu estaba apoyado contra el marco de la puerta y estaba sorprendentemente vestido con una túnica apropiada. Era una mirada de soldado montado común la que tenía, similar a la de los tiempos modernos. Parecía limpio y robusto, y la puesta de sol desde atrás produjo una silueta seductora diferente a la de los días normales. Sin embargo, su atractivo fue tan fatal como antes, y Meng Fuyao no pudo evitar estremecerse.

Una idea surgió en su cabeza en ese momento. Ella tiró sus informes a un lado, riendo.

—Sé cómo vamos a celebrar el Festival de los Faroles este año.

.

Fue el 15 de enero, día del Festival de los Faroles.

El Festival de los Faroles en el Continente de las Cinco Regiones era ciertamente similar al del mundo en el que ella había vivido anteriormente.

¿Es esto realmente un universo paralelo? Meng Fuyao cuestionó, sudando frío. No quería reflexionar sobre esto durante demasiado tiempo ya que tenía muchas cosas que atender ese día.

Ella iba a hacer una fiesta de baile como nunca antes.

Mientras era adicta al trabajo en su vida anterior, había sido frívola como cualquier otro estudiante en la universidad. Sin embargo, la arqueología era profundamente profunda, y ella había pasado mucho tiempo enterrada en una pila de libros antiguos, a menudo deseando ver algo brillante y fresco. Como tal, siempre había sido una entusiasta cuando se trataba de fiestas.

Lo extraño era que Meng Fuyao, con su actitud audaz y tranquila, prefería los bailes elegantes y ligeros como el vals sobre los intensos como el tango. De hecho, todavía podía recordar muchas melodías del vals.

Ese día, ver a Yuan Zhaoxu en su equipo antes de la puesta de sol le recordó al vals a Meng Fuyao. La apariencia respetable y refinada de Yuan Zhaoxu, su postura académica y magnífica fueron todos los aspectos necesarios en una danza de vals. ¿Acaso un vals no requería al caballero más elegante? Además, el cumpleaños de Yuan Zhaoxu caía el día del Festival de los Faroles.

Nadie se lo dijo, por supuesto. Fue su par de ojos agudos los que captaron los detalles grabados en la tableta de jade que le había dado a Xiao Dao anteriormente. Además, Lord Yuan Bao había estado actuando de manera emocionada y reservada, como si estuviera preparando algo como un regalo para su dueño.

Esos días, Meng Fuyao había estado ocupada buscando gente, lugares, disfraces, músicos y enseñándoles canciones. Sin embargo, ella estaba feliz durante el proceso, y cada vez que Yuan Zhaoxu preguntaba, simplemente dejaba escapar una sonrisa misteriosa y nada más.

¿Dónde está la diversión sin una sorpresa?

La fiesta de baile fue en el jardín de la oficina, y Meng Fuyao había organizado una recepción y un menú de estilo occidental. En la larga mesa de banquete había tazas de porcelana y bunganvillas completamente florecidas. Los platos se colocaron en platos de plata y en el mantel blanco había candelabros de plata con candelas encendidas, colocados a lo largo de la mesa y la entrada del jardín. Las flores se usaron como decoración, y se podían ver y oler a tres puertas de distancia. Los chefs vestidos con uniformes blancos asaban bistec a la parrilla, y mientras supervisaban, Meng Fuyao no pudo evitar picar algo. Ella quería dejar la mejor parte para Yuan Zhaoxu.

Ya había informado a Yuan Zhaoxu para que asistiera al banquete con la ropa de jinete, y él había aceptado a pesar de la extraña expresión en su rostro.

Llegaba la noche, y la fragancia de la carne a la parrilla y el aroma del perfume y el maquillaje se mezclaron juntos. Las bellezas que Meng Fuyao había escogido cuidadosamente empezaron a llegar de dos en tres, vestidas con trajes de baile algo extraños pero bonitos, que estaban hechos de capas de encaje bordado y muselina.

Junto con sus esbeltas cinturas y sus senos alegres, estas damasagregaron un toque de esplendor y romance sin precedentes en el aire.

Sin embargo, estos meticulosos pensamientos y preparaciones fueron ejecutados por una sola persona.

La idea de Meng Fuyao detrás de esta fiesta cuidadosamente elaborada fue simple. No fue una confesión ni nada, sino una expresión de gratitud hacia su infinita protección y amabilidad. No podría haber estado feliz de conocerla, ¿verdad? Quería que él sintiera una felicidad genuina esta vez, de modo que si ella se iba un día, él tendría hermosos recuerdos que valdría la pena recordar.

Meng Fuyao sonrió y esperó su llegada. Estaba disfrazada pero tenía un conjunto de vestido y accesorios de baile preparados en una habitación al lado del jardín. Si él estaba dispuesto, ella le enseñaría un baile, como había querido decir en la noche del festival de adoración a Dios:

—¿Quieres aprender un baile que he creado? Es realmente gracioso...

Sin embargo, no era un baile que ella hubiera creado. Era el único entretenimiento del que disfrutaba en el otro mundo. Fue el vals, su favorito y el baile más elegante y espléndido que se adaptó al temperamento de Yuan Zhaoxu.

Las risitas y las voces de las damas se detuvieron abruptamente, y el silencio se apoderó de la cálida atmósfera mientras se contenían las respiraciones.

Meng Fuyao levantó la cabeza y vio que Yuan Zhaoxu se acercaba.

La luna esa noche fue brillante, su luz 99% plateada y pura y su forma perfectamente redonda. Aparecía especialmente claro en medio del cielo azul, como un satén de seda, y estaba acompañado por millones de estrellas dispersas que compartían su luz. Una nevada había pasado hace algún tiempo, dejando el aire fresco. Las montañas estaban muy lejos, con vistas a la fiesta que se celebraba en esta pequeña ciudad iluminada.

Yuan Zhaoxu caminó hacia ella sonriendo.

La mirada de Meng Fuyao se arrastró desde las bunganvillas hasta sus profundas botas negras con forro plateado, y luego desde sus largos pantalones negros hasta su cinturón plateado y su delgada cintura. Ella notó que su ropa encajaba,

acentuando sus perfectos hombros, antes de cambiar su atención a sus labios rojos y sus cejas varoniles y limpias, y luego a sus ojos brillantes y profundos.

En respuesta natural a esos ojos, una sonrisa igualmente brillante apareció en su rostro.

Qué belleza etérea...

En su memoria, Yuan Zhaoxu rara vez usaba túnicas de color oscuro, y era la primera vez que lo veía de negro. Era raro que alguien pudiera resaltar la magnificencia y la clase de ese color. Afilado y limpiamente vestido, Yuan Zhaoxu parecía extraordinariamente guapo y encantador esa noche, tanto que dejó a los invitados aguantando la respiración. Bajo sus pies, el rojo intenso de las bunganvillas florecía con energía, las ramas rotas no atenuaban su belleza.

En el pasillo, las jóvenes bien educadas se cubrieron la mitad de la cara con un abanico, mirándolo tímidamente, pero todo lo que pudo ver fue a Meng Fuyao.

Aún con la ropa de chico, Meng Fuyao se veía exigua, y aunque recientemente la habían alimentado bien, todavía tenía una apariencia demasiado delgada. Mientras su ropa ocultaba sus curvas, su delgada cintura aún era visible. Sus cejas tenían una atractiva curva ascendente, y sus ojos eran tan brillantes y claros que mirarlos era similar a mirar el agua de manantial de jade más límpida.

Amplió su sonrisa. En comparación con las sonrisas sin preocupaciones que brillaba en los días normales, su sonrisa en este momento era especialmente pura.

Junto con las bocanadas de humo, la fragancia de los alimentos a la parrilla continuó dispersándose en el aire, removiendo suavemente los corazones y el apetito de los presentes.

Meng Fuyao caminó hacia adelante y le dio una clásica reverencia de caballero.

—Mi noble invitado.

Yuan Zhaoxu le dirigió una mirada profunda, respondiendo un rato después:

—Te ves bonita con este atuendo masculino, Fuyao, pero ¿tienes un atuendo a juego para una dama?

En lugar de responder, Meng Fuyao simplemente sonrió e hizo un gesto a Yao Xun para que explicara la situación a Yuan Zhaoxu. Luego se adelantó para hacer su discurso.

Levantó su copa de cristal, llena de vino blanco de pera de primavera como un reemplazo para el vino de uva ya que este último no estaba en temporada. El alcohol era intenso y reflejaba la sonrisa en los ojos de Meng Fuyao cuando se paró ante su audiencia, que gradualmente se calmó. La siguieron levantando sus copas también. Yuan Zhaoxu se sentó lejos, girando suavemente su taza mientras escuchaba su discurso, su voz clara y clara.

—He vivido 17 años en este mundo, y esta es la primera vez que celebro el Festival de los Faroles. La última vez que lo experimenté fue en mi vida anterior.

La audiencia dejó escapar una risa, imaginando que ella solo estaba haciendo otra broma suya. La única persona que permaneció en silencio fue Yuan Zhaoxu. Él dejó su taza y fijó sus ojos en ella.

—Solía pensar que estos 17 años han sido horribles. He perdido cosas que son preciosas para mí y he llegado a un lugar que no quiero. Sin embargo, recientemente he notado que cuando Dios te quita algo, compensará tu pérdida con otra cosa. Por ejemplo, he conocido gente buena y me han pasado cosas buenas. Os he conocido a todos.

Meng Fuyao sonrió, levantando su taza una vez más cuando el público estalló en aplausos. Ella volvió sus ojos cristalinos hacia Yuan Zhaoxu.

Te he conocido.

Yuan Zhaoxu le devolvió la mirada, sus dedos lenta y meticulosamente rozando la taza de cristal en su mano.

—Este es un día para reunirme, y una vez sentí arrepentimiento por mi pérdida. Tal vez mis futuras reuniones también serían disueltas por el destino, pero este día podría ser capaz de compensarlo.

Había una capa de brillo en sus ojos sonrientes, pero era apenas perceptible.

—Me gustaría aprovechar esta oportunidad para expresar mi gratitud.

Gracias a los que he conocido, a los que me ayudaron, protegieron y fueron generosos conmigo. Agradezco a quienes me han querido, me han acompañado y han sido tolerantes. Por ellos, no me siento completamente abandonado por los dioses. Al mismo tiempo, me avergüenzo de aceptar su amabilidad al no poder corresponder. Como tal, os he reunido a todos aquí para pedir prestadas vuestras bendiciones para extender mi agradecimiento.

Algunos sonrieron mientras otros se hundieron en sus pensamientos.

Meng Fuyao desvió su mirada de la esquina, pero aún podía sentir el calor y la luz de la mirada que irradiaba hacia ella, amenazando su fuerza de voluntad.

Su voz se volvió más suave.

—Me gustaría agradecer a esta persona. Él debe estar viviendo una vida solitaria en un edificio alto que domina el horizonte. Puede ver todo y, por lo tanto, no obtiene alegría ni significado de ello. Este es su destino y su don. No puedo hacer nada al respecto y siento la premonición de que mi existencia agregará granizo a la nieve. Como tal, estoy a punto de compensarlo primero. Mi regalo para él es una escena animada y bulliciosa. Es una experiencia que nunca podría atravesar sin importar lo que posea. La alegría y la satisfacción son únicas e insustituibles, y contienen los sabores más ordinarios y al mismo tiempo cariñosos.

Levantó la taza de nuevo y cerró los ojos. Suspirando, ella terminó:

—Espero que os guste.

Capitulo 20

Festival de los faroles

El silencio llenó el jardín mientras las damas y caballeros observaban a su alcalde, generalmente alegre y animado. Había una expresión extraña e impactante en sus ojos, y su breve discurso contenía un profundo significado y una tristeza inexplicable. Las damas más emocionales ya habían empezado a sollozar. No entendieron las palabras de Meng Fuyao y a quién se refería, pero sintieron que su corazón se hundía. Sin embargo, se movieron indescriptiblemente, y parecía haber

una bola de niebla que se levantaba de su pecho y se solidificaba en una capa de rocío frío.

Levantaron sus copas e hicieron eco sinceramente:

—Espero que os guste.

La suave ola de su bendición se acumuló en pequeñas ráfagas de viento. Las manos de Yuan Zhaoxu, que siempre habían sido tan firmes como una roca, temblaban. La copa en su mano casi se resbaló de su mano, y unas gotas de alcohol salpicaron el hueco de su palma antes de fluir a lo largo de las líneas de las venas en su piel.

Yao Xun, que estaba a su lado, le dio rápidamente una toalla seca. Sin embargo, en lugar de limpiarse la mano, Yuan Zhaoxu lo usó para limpiar la mancha inexistente en la mesa. Yao Xun abrió mucho los ojos. Nunca había imaginado que Yuan Zhaoxu también podría caer en un estado de desconexión. Sin embargo, este último mantuvo una mirada tranquila, no diferente de su yo habitual. Yao Xun sintió una leve angustia y finalmente entendió lo que significaba la parte oculta del discurso de Meng Fuyao. Aparte de su disposición naturalmente tranquila, un hombre como Yuan Zhaoxu debe haber crecido en un entorno y un sistema educativo diferente del resto.

¿Era posible que alguien naciera con gracia y sin defectos? ¿Era posible que alguien alcanzara tal estado de calma y confianza? ¿Y qué había sacrificado para lograrlo? Su vida inevitablemente carecería de la riqueza y la plétora de emociones que los ciudadanos comunes experimentaron.

Yao Xun sollozó, pensando en cómo la actitud burda y descuidada de Meng Fuyao era simplemente un frente exterior. En el fondo, era delicada y meticulosa.

¿Qué tan raro fue que dos personas se entendieran?

Yao Xun suspiró, retirándose lentamente. Planeaba ver si las flores frescas en la sala de meditación se habían marchitado debido a las llamas de las velas. Si es así, las reemplazaría para no estropear el regalo perfecto que ella había preparadotan especialmente.

El alcohol en la palma de Yuan Zhaoxu se secó gradualmente. Miró a Meng

Fuyao, quien hizo un brindis en su dirección antes de tragar su bebida. Levantó el suyo lentamente pero no lo bebió directamente. En su lugar, tomó un sorbo poco a poco, como si esa fuera su última copa.

La fiesta de baile había comenzado, y los jóvenes que habían terminado de aprender el baile abandonaron el escenario en parejas. Los exquisitos uniformes de soldado montados y las faldas ondeantes dibujaban círculos rápidos y coloridos en el aire mientras liberaban el aroma de la ropa fresca. Todo esto era parte del bullicio que ella había preparado tan cuidadosamente para él.

Con la débil fragancia del alcohol persistente en su mano, Yuan Zhaoxu sintió como si estuviera en un hermoso sueño. No bebió mucho pero se sentía intoxicado. Frente a él, una joven caminó hacia él con una taza en la mano y se dejó caer a su lado.

—Hablé bien, ¿no? —Su rostro estaba enrojecido y su sonrisa no parecía natural, como si se sintiera algo avergonzada.

Dejando de lado la pregunta, él respondió:

—El alcohol es bueno.

Meng Fuyao lo miró, aturdida. Él estaba actuando extraño, pero ella no podía señalarlo. Justo cuando estaba a punto de invitarlo a un baile, estalló un clamor en la entrada.

Meng Fuyao giró la cabeza en esa dirección y vio una hermosa silueta que pasaba por delante. Fue Hu Sang. Desde el incidente en el festival de adoración del Dios, se había enfermado y, al recuperarse, no había podido visitar a Yuan Zhaoxu todos los días. Naturalmente, se opuso a reunirse con ella y, a pesar de la decisión de Meng Fuyao de no invitar a Hu Sang a esta fiesta, para evitar molestar a Yuan Zhaoxu y desperdiciar los esfuerzos de la dama, esta última había llegado.

Meng Duyao entrecerró los ojos, estudiando el traje de baile de Hu Sang. Podía decir que Hu Sang se lo había cosido por su cuenta, y que estaba bastante fuera de lugar. Sin embargo, el atuendo había preservado efectivamente la cintura delgada y el pecho regordete de Hu Sang, que rebotaba como un par de palomas mientras se movía.

La detuvieron en la puerta pero insistió en entrar. Los guardias lanzaron una mirada incómoda a Meng Fuyao, quien luego miró torpemente al cielo.

Ella no tenía agallas...

—¿Un bullicio es el regalo que has preparado, Fuyao? —La pregunta de Yuan Zhaoxu interrumpió su pensamiento.

—¿Ah? —Meng Fuyao movió la cabeza hacia él—. Casi me conmueven mis propias palabras y, sin embargo, ¿no estás contento?

Yuan Zhaoxu solo sonrió, su mirada se dirigió hacia un grupo de flores detrás de la sala de meditación. La ventana estaba medio cubierta y una flor brotó con ternura.

Meng Fuyao negó con la cabeza, sonriendo.

—Tu vida no es interesante, ¿no es así? —Ella se levantó y lo jaló con ambas manos—. ¿Dispuesto a seguirme? Puedo terminar el trato allí, pero es tu elección.

—Simplemente no termines el trato con tu cuerpo. —Accedió con un leve rizo en los labios.

Se metieron a hurtadillas en la sala de meditación, y Hu Sang fue olvidada.

Al entrar, Yuan Zhaoxu fue sorprendido. Era mucho más brillante en la habitación que en el jardín. El cristal estaba incrustado en las paredes, y había una fila de lámparas de cobre que producían un efecto brillante y resplandeciente. Enormes cortinas de color púrpura claro colgaban y revoloteaban como el movimiento del agua y se combinaban con una alfombra del mismo color con un patrón floral exquisito. Flores frescas llenaron el salón y se colocaron en jarrones de porcelana blanca, que realzaron los hermosos colores de los pétalos y las hojas.

Meng Fuyao dio una vuelta en el pasillo y dijo:

—Primero presentaré otros regalos y guardaré lo mejor para el final.

Ella sonrió y señaló la pared, entrecerrando los ojos e indicando que él mismo lo buscara.

Yuan Zhaoxu escudriñó brevemente la pared. Había notado durante mucho tiempo una puerta secreta. Extendió una mano para golpearla, y un cajón salió disparado

con una palmada. Con otra palmada, una caja salió de ella, y con otra palmada, una caja aún más pequeña apareció...

Perlas frías de sudor se formaron en la frente de Meng Fuyao.

Estaba casi terminado, y cuando Yuan Zhaoxu estaba a punto de elegir la caja final, el regalo se desprendió solo por la emoción. Era noble y de aspecto caballero, carnoso y vestido con un abrigo negro de cola de golondrina. Lord Yuan Bao. El abrigo de cola de golondrina más pequeño del mundo parecía legítimo, y el conejillo de indias más llamativo del mundo parecía aún más digno que su ropa.

Fue un día importante para él. Uno muy importante.

Lord Yuan Bao tiró de su abrigo, cubriendo su barriga redonda y su regordeta cola. Se sentía guapo y excepcional, al igual que su dueño.

Por supuesto, Meng Fuyao tuvo un papel que desempeñar en la confección de su disfraz. En un día en que le había estado espiando, le había visto entregando un dibujo a la costurera, y se quedó impresionado por el abrigo de cola de golondrina que ella había dibujado casualmente. Se adaptaba a su majestuosa aura, y él la molestó a actualizar ese diseño suyo. Al ver que Lord Yuan Bao estaba teniendo su período, ella finalmente estuvo de acuerdo.

Sin embargo, fue su regalo y no su atuendo lo que fue el espectáculo principal.

Lord Yuan Bao sacó con energía un largo rollo de papel de la caja y, a la velocidad del rayo, lo abrió ante la mesa de Yuan Zhaoxu. Orgulloso de sí mismo, se dirigió a un lado para tomar un set, esperando con impaciencia que su maestro se sintiera sorprendido.

Meng Fuyao tenía curiosidad ya que el conejillo de indias no le había revelado nada en absoluto. Ella se volvió para mirar su sorpresa, sus globos oculares saltaron al instante.

Amor... una carta de amor.

Pequeñas galletas estaban atrapadas en la carta. Algunos estaban llenos de agujeros, mientras que otros tenían un caracter en ellos. Dispuestas en filas, aunque torcidas, todavía podía reconocerla como una carta de amor.

—Yo (galleta rota) me gustas. Pienso en ti (agujero) todas las noches, ignora (agujero). Soy la mejor (galleta rota) para ti. Te (hoyo) deseo felicidad todos los días...

—Un cerdo inteligente. —Exclamó Meng Fuyao—. Faltan palabras clave. ¡Qué forma de confesión implícita y poco convencional!

Lord Yuan Bao puso los ojos en blanco.

¿Cómo habría sabido qué palabras necesitaba? ¡La mayoría ya estaban medio comidos!

Yuan Zhaoxu, el confeso, leyó atentamente la ‘carta de amor de galletas’ con una sonrisa enigmática. Lord Yuan Bao parpadeó un par de veces hacia él, su pequeño corazón palpitaba irregularmente.

Después de un largo rato, Yuan Zhaoxu finalmente terminó de leer. Con calma dobló y enrolló el trozo de papel, metiéndolo en sus mangas. Los ojos de Lord Yuan Bao inmediatamente se iluminaron de sorpresa.

—Yuan Bao, ah...

Yuan Bao aguzó las orejas.

—Tu capacidad de reconocimiento de palabras ha mejorado... ¿Alguien te ha estado dando clases últimamente?

Lord Yuan Bao asintió tímidamente con la cabeza.

—Está bastante bien escrito.

Lord Yuan Bao parecía intoxicado...

—Escribe 3.000 palabras la próxima vez, y lo pensaré.

Capitulo 21

El Danubio Azul

Despues de romper su pequeño corazón, Yuan Zhaoxu lo invitó a regresar a la caja para continuar sus lecciones. Con ojos tristes, Meng Fuyao despidió a Yuan Bao, agitando un pañuelo y riendo.

—Ooh, próximo evento: una Lolita está a punto de abalanzarse sobre un gran lobo...

Yuan Zhaoxu se recostó en su silla y la miró perezosamente, sus hermosos ojos negros brillando bajo las luces brillantes.

Meng Fuyao se rió siniestramente durante mucho tiempo, y al darse cuenta de que el Estudiante Yuan no estaba prestando atención, comenzó a decir con resentimiento:

—Cierra los ojos, te mostraré un truco de magia.

Yuan Zhaoxu sonrió.

—Tienes muchos trucos bajo tus mangas hoy.

Meng Fuyao se encogió de hombros.

—Si tengo que hacer algo, iré hasta el final. Esto es algo que aprendí de la abuela Qiong Yao. —Cubrió los ojos de Yuan Zhaoxu y sonrió—. Espérame. —Entonces, entró por una puerta secreta.

Con los ojos vendados, Yuan Zhaoxu asintió levemente con la cabeza. Había una vaga sonrisa en su rostro. ¿Qué tipo de persona era? Un trozo de tela no iba a entorpecer sus agudos sentidos. Oyó fragmentos de sonidos que venían del otro lado de la habitación. Era el sonido de la ropa que se quitaba, el suave satén que rozaba la piel de forma similar. También se escuchó el sonido de un largo cabello que caía suavemente y luego se ataba. También podía escuchar el sonido crujiente de los tacones de los zapatos golpeando contra el suelo, y algo más que no podía determinar. Fue un glissando7 prolongado, sonando como si algo se estuviera tirando y tirando. Estaba acompañado por la respiración ligera de Meng Fuyao, que sonaba como ondas tan tiernas que podían hacer que los corazones temblaran.

Fue una pena que esta sensación fuera interrumpida rápidamente por soplos consecutivos.

—... Qué demonios, esto es tan fuerte... Maldición. Necesito perder peso... Este collar... este collar... maldita sea, Yao Xun... ¿Llamas a estos zapatos? ¡Éstas son carpetas de pies!

Yuan Zhaoxu no pudo evitar soltar una carcajada. Luego escuchó el sonido de la tela arrastrándose por la alfombra. Luego sintió que un par de manos se estiraban ligeramente para deshacer la venda.

El resplandor de la primavera llegó, y en un instante, la bunganvilla completamente florecida palideció en comparación.

A pesar de todo, los ojos de Yuan Zhaoxu cayeron primero sobre un blanco nieve y también sobre un delicado escote. Esa era una línea de arco poco profunda, pero tenía el color de una montaña que aún no había nevado, y la suave textura del mejor jade. Era simplemente el esquema más tentador que Dios podría haber creado para la humanidad, y un golpe fue suficiente para mostrar eso.

Encima de ese sorprendente contorno había una gran pieza deslumbrante de color blanco que se unió con un esbelto cuello de jade para formar la escultura perfecta.

A pesar de lo calmado que era Yuan Zhaoxu, no pudo evitar el enrojecimiento que surgió en su rostro. Sin embargo, la descuidada Meng Fuyao ni siquiera se había dado cuenta de que había expuesto su pecho cuando se inclinó. Se levantó y retrocedió dos pasos antes de quitarse la prenda exterior. Luego se enfrentó a Yuan Zhaoxu e hizo una elegante etiqueta de corte.

En medio de los rayos de luz reflejados en el cristal brillante, había una figura humana aún más luminosa, una falda de baile de corte, una tela de seda roja ardiente con bordados de flores doradas y plateadas, ajustada alrededor de la parte superior de su cuerpo, cosida con borlas de perlas negras enfatizando su cintura delgada, pecho amplio y silueta graciosa. La base de la falda se ensanchó, revelando una gran cantidad de prendas. Cada pliegue estaba bordado con hilos de color blanco perla que corrían contra hilos oscuros para formar un diseño intrincado. Entre sus movimientos, la base giraba y centelleaba, asemejándose a un sueño que dispersaba infinitas capas de emociones. Su cabello oscuro y similar a una nube estaba sostenido por una simple pero elegante horquilla de cornalina. Con gracia, retiró su cabello y permitió que algunas hebras se aflojaran, revelando aún más su brillante y limpia frente que era tan pura como el cristal.

Meng Fuyao sonrió, y su aura, misteriosa, elegante, grandiosa y lujosa, ahogó fácilmente toda la habitación llena de cristal deslumbrante y gemas magníficas. Era una de las que vestía el color rojo intenso que tenía. Ya sea su tono de piel blanco marfil, su cabello negro azabache y sus ojos, o su actitud intrínsecamente distinta y brillante, todos estos se complementan bien entre sí, acercándola a la perfección.

Yuan Zhaoxu la miró como si estuviera mirando una estatua de una diosa, que había estado oculta detrás de la muselina durante mucho tiempo y finalmente se estaba desvelando. Respiró hondo y agachó la cabeza.

—Fuyao...

—¿Eh?

—Esta prenda...

Meng Fuyao lo miró con nerviosismo.

¿Le parece esto demasiado anticuado y extraño?

Yuan Zhaoxu levantó la vista ligeramente, sus ojos barrieron su cuello blanco como la nieve.

—Úsala sólo para mí. ¿Puedes hacerlo?

Meng Fuyao enarcó las cejas y sonrió.

—En serio, ¿crees que me gusta usar esto? Es solo para el baile. Aish, esto es agotador... Incluso me salté la cena para ponerme esto, así que no te preocupes, no haré cosas que causen sufrimiento. —Ella parpadeó un par de veces antes de girar elegantemente y extender su mano—. Con todo respeto, señor, ¿puedo invitarlo a bailar?

Tras su invitación, el sonido de los instrumentos musicales de cuerdas sonó. La elegante poesía del ritmo y la melodía en realidad sonaba extraña a Yuan Zhaoxu, que tenía una inclinación musical.

—El Danubio azul. —Presentó Meng Fuyao, levantando la vista y continuando con una mirada de reminiscencia en su rostro—. Un clásico de Johann Strauss Junior, aunque ligeramente deformado. No he escuchado esta pieza en mucho tiempo...

Yuan Zhaoxu miró su expresión. En este momento, parecía angustiada y distante, como si su expresión interior fuera una colina remota que estaba sentadaal otro lado. Fue confuso y poco claro. La oscuridad y la tristeza pasaron por su mente, pero él simplemente tomó su mano y respondió:

—Esperaré tus instrucciones, mi reina.

Meng Fuyao se dio la vuelta con una risa mientras se concentraba en la música. Ella le enseñó a Yuan Zhaoxu los pasos con paciencia: hacia adelante, hacia atrás, hacia los lados, dos pies juntos, girarse, balancearse, inclinarse...

El tiempo pasaba sin hacer ruido. Yuan Zhaoxu fue un aprendiz rápido asombroso, sin importar las habilidades involucradas. Solo pasó una hora, y soltó las manos de Meng Fuyao con una leve sonrisa. Luego ejecutó la reverencia de vals ceremonial que ella le había enseñado antes de colocar una mano detrás de su espalda y la otra hacia ella.

—Hermosa dama, ¿puedo invitarte a bailar conmigo?

Meng Fuyao sonrió, y puso su palma en la suya.

—Es un honor.

Cuando la luz plateada de la luna trascendió las crestas del techo y el esplendor perlado, iluminó la gloria de una hermosa pareja, que tenía sus dedos fuertemente entrelazados, la cintura ligeramente ahuecada y bailaban suavemente con las miradas entrelazadas.

La música era tan suave como el agua, y resonaba dentro de la habitación como si fueran cintas. Era como si la suavidad del ritmo se abrazara y experimentara las curvaturas seductoras de sus cuerpos. Estaba experimentando el revoloteo de los atuendos, los movimientos de baile elegantes y animados que subían y bajaban ininterrumpidamente. Cada balanceo formó una imagen magnífica y deslumbrante.

Yuan Zhaoxu descansó su palma ligeramente sobre la cintura de Meng Fuyao. La piel bajo su palma seguía cada movimiento, como un pez nadando. Esta dama mística, como un hada, también era como un pez que había nadado en su vida; era ingeniosa

y activa. Temiendo que ella desapareciera repentinamente, envolvió todo su cuerpo contra el de ella, no queriendo liberarla completamente de su territorio.

Antes de conocerla, había pensado que todo estaba bajo su control, como si siempre estuviera de pie sobre un rascacielos y poseyera una vista panorámica del mundo. Ella le había presentado una agradable sorpresa, y era algo que no podía replicarse incluso si él agotara toda la sabiduría que poseía.

En este paraíso en la tierra, la magnificencia se había presentado, y él estaba intoxicado. Lo cual estaba bien, pero nunca había pensado que era posible liberarse de las emociones más profundas que lo atrapaban.

Yuan Zhaoxu estaba realmente intoxicado. Había estado sobrio durante 25 años, pero una vez más se le recordó lo que se sentía al estar indefenso y borracho. Era la primera vez en 25 años que sus cinco sentidos estaban completamente apagados, y no quería a nada ni nadie que perturbara este momento de extravagante comodidad.

Como tal, no se dio cuenta de que el jardín al aire libre estaba en crisis, y tampoco se dio cuenta de que la joven Hu Sang había irrumpido en el jardín y se había tropezado con su túnica ceremonial de gran tamaño. Su caída causó casualmente que los arbustos que cubrían la sala de meditación colapsaran, y mientras yacía tendida en el suelo, los invitados que bailaban alegremente en el jardín fueron bendecidos con la bella escena que se desarrolló en la sala a través de la ventana semicubierta.

La habitación estaba llena de luces brillantes, y su cortina de seda colgaba y volaba alto con el viento. Las flores frescas florecieron en el jarrón impecablemente blanco, y algunos cristales y gemas cubrieron la pared. Estas eran todas vistas hermosas, pero no fueron las que llamaron su atención.

Vieron a una dama lúcida, elegante y hermosa en el abrazo de un hombre en un conjunto perfecto, que solo se encuentra en las pinturas. Vieron el remolino ininterrumpido de un vestido rojo ardiente, las capas ondulantes de delicados estampados de flores que desprendían un olor fragante como nubes dispersas, y los interminables movimientos giratorios y oscilantes que fluían como ondas. Las diferentes poses ejecutadas por la pareja parecían ser capaces de robar incluso el brillo de la luz de la luna y el vigor de la luz solar. Sus finas siluetas transmitían el esplendor de todas las estrellas en el cielo mientras bailaban hermosa poesía.

Vieron al hombre inclinando levemente la cabeza para fijar su mirada en su compañera, así como a la mujer levantando su delicada mandíbula inferior mientras se reía y correspondía su mirada. Ella giró y saltó a su abrazo en un patrón armonioso, como un pez en un claro océano azul verdoso. La curvatura de sus cuerpos se complementó tan bien que en este momento, no había nada que pudiera interferir con esta magnificencia.

Desde el principio hasta el final, Hu Sang había permanecido en una posición de aspecto lamentable, olvidándose de levantarse. A través de la ventana, miró tontamente, sintiendo que su orgullo y confianza en sí misma se rompían lentamente a medida que avanzaba la danza. Ella, la dama más hermosa de Yaocheng, había estado disfrutando de su gran popularidad durante muchos años. Realmente creía que era digna de todos en esta tierra. Sin embargo, ese día fue el día que finalmente entendió. Algunas personas no estaban destinadas a ser suyas para siempre. La distancia entre él y ella no era diferente de la del valle más profundo a la cúpula más alta del cielo.

De esa manera, ella mantuvo su posición y comenzó a llorar por su historia de amor aún por comenzar, pero ya condenada.

Nadie notó el llanto de Hu Sang ni nadie la ayudó a levantarse. Los espectadores mantuvieron su postura de antes, fijando sus ojos en la escena que se desarrollaba más allá de las cortinas. Estaban viendo a un hombre guapo y una hermosa mujer bailando en estrecho abrazo bajo el cielo sutilmente iluminado y largas brisas.

Un vals eterno.

Su baile tocaba cada corazón presente.

Como una fotografía, el rostro de la joven quedó grabado para siempre en su memoria.

Junto con el fútbol, el vals se puso de moda también en el Continente de las Cinco Regiones, y ambas actividades se convirtieron en el deporte y el entretenimiento más elegante, respectivamente. Cada año se celebraba una competición de vals y se seleccionaba a un rey y una reina. Los ciudadanos de Yaocheng estuvieron de acuerdo en que era el baile más hermoso del mundo, nunca antes visto, pero nunca hubo un año que pudiera superar la noche que presenciaron en enero, en el año 17 bajo el reinado del gobernador de Wuji.

Sin embargo, parecía que nada hermoso estaba destinado a durar en este mundo, así como la danza que sorprendió al mundo no pudo terminarse.

Esa noche, la versión instrumental del ‘Danubio azul’ se escuchó como un río tranquilo, separado por el espacio e incontables siglos de música clásica, mostrando su encanto vivo en medio del jardín silencioso, el viento a la deriva y las respiraciones controladas.

Sin embargo, también hubo ruidos de cascos.

Capitulo 22 entrante

El jinete no hizo ningún sonido. En cambio, guió al caballo hasta la entrada de la oficina, desde donde apareció un guardia vestido de negro. El jinete le entregó una carta antes de darse la vuelta. El hombre de negro estudió el símbolo especial en la carta y vaciló un poco antes de entrar al jardín. Salió corriendo de techo en techo, llegando finalmente a la sala de meditación y tocándola tres veces, rítmicamente.

Yuan Zhaoxu se sacudió ligeramente. Miró hacia arriba, sus ojos brumosos se volvieron al instante claros y agudos.

Tres grifos... era un informe urgente.

Meng Fuyao detectó un cambio e inconscientemente arruinó sus pasos.

Chasquido-

El sonido de la ruptura de cuerdas viajó desde la habitación de al lado.

Los músicos, encantados por el baile giratorio de la pareja y absortos en sus propios instrumentos, se sorprendieron por el repentino error de Meng Fuyao. Era como si el balbuceo suave del agua de manantial fuera interrumpido por una piedra salpicada.

Meng Fuyao suspiró, soltándose lentamente y retrocediendo, mientras los músicos también se detenían. Ella levantó la vista y sonrió.

—Las cosas que son demasiado perfectas no durarán, como dicen. Este ‘Danubio azul’ terminará aquí. Es bastante bueno de esta manera.

Yuan Zhaoxu la miró y luego de un breve silencio, dijo:

—Espero que podamos completarla algún día.

Meng Fuyao sonrió sin responder. Los asuntos mortales fluían como el agua y siempre estaban cambiando. ¿Quién se atrevería a prometer un mañana?

Así, ese momento de calor en una noche pacífica se había roto por decenas de miles de situaciones militares urgentes. Yuan Zhaoxu hizo un gesto para abrir las cortinas y, al abrir el informe, su rostro cambió ligeramente.

Meng Fuyao lo miró, preguntándose qué podría haber causado ese cambio. No preguntó, no habló, no molestó, y en cambio, optó por darle espacio para pensar.

Algún tiempo después, Yuan Zhaoxu frotó suavemente la carta con un dedo, convirtiéndola instantáneamente en meras partículas. Se puso de pie, informando:

—Fuyao, Gaoluo, la nación vecina de la línea norte, ha iniciado una rebelión. Reúne a 500.000 soldados para atacar desde la ruta del mar. Tengo que volver corriendo a Zhongzhou.

Meng Fuyao saltó. ¡Una batalla en dos frentes! Fue un desastre para cualquier nación posible.

Yuan Zhaoxu extendió una mano para darle unas palmaditas en el hombro y agregó:

—Gaoluo siempre ha prometido su alianza con Wuji, pero en los últimos años un grupo de figuras ambiciosas y un oficial militar de alto rango y competitivo entró en escena. El dueño del burdel y el comerciante de negocios, Tory, era su agente. Pensé que harían un movimiento después del sellado del Burdel de la Primavera Profunda, y de hecho lo han hecho. Pero no te preocupes, irá bien, pero tendré que hacer un viaje de vuelta.

Como si comprendiera algo, Meng Fuyao respondió:

—Hace mucho tiempo que predijiste que Gaoluo tomaría medidas, ¿verdad?

Lo que significa que deberías haberte quedado para vigilar a Zhongzhou, pero viniste...

Yuan Zhaoxu se volvió hacia un lado y sonrió, sus ojos brillaban bajo la luz.

—Hago lo que creo que vale la pena, y creo que lo valgo.

Se levantó y caminó hacia la puerta, pero se dio la vuelta unos pasos más tarde.

—Desearía ser el tipo de hombre que pudiera dejar de lado todos los asuntos nacionales para perseguir a una mujer hermosa, Fuyao, pero lamento no haberlo hecho.

Meng Fuyao parpadeó.

—Un hombre con un sentido de responsabilidad es un hombre real, y esta responsabilidad no debe ser solo hacia los amigos y la familia, sino también a su nación.

—Siempre me haces suspirar. —Respondió Yuan Zhaoxu, mirándola directamente a los ojos—. Debido a tus dificultades, has estado haciendo a un lado el amor, pero no te das cuenta de que tu existencia y tu expresión descuidada son irresistiblemente atractivas para algunos.

Meng Fuyao se quedó en silencio por un momento antes de dejar salir una sonrisa amarga.

—Porque mi existencia es un error para empezar.

—Tú, tonta, pequeña tonta... —Yuan Zhaoxu sonrió, sin desaliento, y le dio a su frente un ligero beso—. Pero sigo sintiendo que conocerte ha llenado el vacío en mi vida.

Su movimiento liberó una débil fragancia que derivó junto con la brisa fresca del amanecer y en la deslumbrante sala de meditación. El ambiente interior era ligero y tranquilo, y las aves que acababan de despertar batían sus alas y cantaban desde lejos, sus voces creaban una hermosa melodía para la noche que acababa de terminar.

—Fuyao.

—¿Hmm?

—Te ves realmente hermosa.

Yuan Zhaoxu partió en un caballo rápido y se dirigió a Yaocheng, pero no antes de dejar una carta para Meng Fuyao. Al leerla, reflexionó durante mucho tiempo, y finalmente la quemó.

Lord Yuan Bao se había visto obligado a quedarse también y se había refugiado en algún lugar para curar su corazón roto, por enésima vez. Queriendo regresar con su maestro cuando se recuperó, se topó con su sonriente rival de amor, quien le informó con regocijo que su querido dueño se lo había entregado.

Como si fuera alcanzado por un rayo, Lord Yuan Bao hizo una mueca de dolor, salió corriendo del edificio y saltó sobre un caballo. Sin embargo, antes de que pudiera marcharse, Meng Fuyao lo derribó y reprendió:

—No atormentes a mi caballo. Mordiste el cuello del caballo anterior tan mal que todavía no se ha recuperado.

Al no poder atraer su interés amoroso y luego pasar a otra persona, el estrés premenstrual de Lord Yuan Bao9 se intensificó. Sin embargo, Meng Fuyao lo ignoró, sabiendo que la capacidad de curación de este conejillo de indias superaba la de una cucaracha. Ella había observado que no importaba lo duro que Lord Yuan Hao le golpeaba el pecho con pena, nunca había saltado una comida por la pena.

Básicamente, Meng Fuyao creía que cuando el apetito de uno no se veía afectado, uno no tenía un verdadero corazón roto.

.

Ella se quedó en la residencia oficial todos los días, viendo fútbol ocasionalmente. Ya que su identidad como mujer había estado expuesta esa noche, muchos muchachos jóvenes habían caído de cabeza con ella. Incapaz de soportar su búsqueda, tenía que ponerse un disfraz cada vez que se escabullía. Habiendo manejado Yaocheng durante bastante tiempo, de repente sintió que una partida era inevitable. Sabiendo que el dinero era necesario para viajar, tuvo que obtener algo

para sí misma al ponerse en contacto con una gran familia dentro de la ciudad y acordar recaudar fondos para establecer un club.

Meng Fuyao seleccionó especialmente a unas pocas damas ágiles y altas para bailar en un burdel en Yaocheng, y las hizo firmar un contrato que las restringía a solo vender su arte y no su cuerpo. Al mismo tiempo, podrían disfrutar de privilegios y beneficios. Pronto, los ciudadanos de Yaocheng se congregaron como patos y fueron recibidos por un gran cartel publicitario fuera del club: ‘El vals, una danza de amor. ¡Te lo mereces!’

Funcionó a la perfección, ya que las personas que creían que lo merecían se vertían como una ola interminable, incluso dañando los alféizares de las puertas.

Los días pasaron tranquilos, pero el negocio de la danza internacional VIP de Meng explotó, y ella siempre soñaba con la increíble vida que iba a tener con el dinero. Lo que no sabía era el peligro que se estaba cerrando silenciosamente.

.

El 28 de enero del año 16 bajo el reinado de Wuji, Yaocheng estaba tan tranquilo como siempre. El cielo era bastante azul, y los primeros rayos del sol de la mañana se revelaron desde más allá del horizonte. La brisa matutina del invierno del sur era fría, y el Jefe Liu, que salía corriendo de la ciudad, se ajustó el cuello.

Se dirigía al condado vecino para comprar y vender telas. Los trajes de baile estaban de moda en Yaocheng recientemente, y el Jefe Liu, un oportunista, abrió un negocio de telas y se despertó temprano para tener existencias. De hecho, fue el primero en salir de Yaocheng.

A no más de cinco km de la ciudad, vio desde lejos una gran bocanada de humo negro en ascenso. Era como si un águila hubiera extendido sus alas, cubriendo efectivamente todo el cielo y la tierra. El Jefe Liu abrió los ojos de par en par, estudiándolo durante un tiempo y distinguiendo vagamente la formación que estaba surgiendo ante sus ojos. Poco a poco pudo ver armaduras de cuero multicolores, una bandera ondeante con una serpiente de dos cabezas y muchas cimitarras que reflejan la luz.

Temblaba, dejando caer el caballo en el carruaje. Después de algún tiempo, él gritó salvajemente, dándose la vuelta y huyendo.

—¡Los Rong están aquí!

El 28 de enero, justo después del Festival de Año Nuevo, caballos blindados y jinetes aparecieron en Yaocheng sin previo aviso. El ejército de Rong del sur y del norte claramente había rodeado Suishui por ambas alas y debería haber estado listo para luchar contra las tropas del Rey De, pero modificaron su ruta, atravesaron Suishui y aparecieron ante Yaocheng y en su lugar la rodearon.

Meng Fuyao estaba viendo fútbol cuando llegaron las noticias y se sorprendió al ver que ella había estado protegiéndose contra esto. Había enviado investigadores para que buscaran intrusos. ¿Por qué no había recibido ninguna actualización cuando el ejército Rong ya se estaba acercando a la ciudad? Por supuesto, no era el momento de preguntarse sobre los detalles.

Meng Fuyao envió inmediatamente dos tropas, una para ayudar al Rey De y la otra a 15 km para ayudar al ejército de defensa de Yaocheng estacionado en el Pabellón Blanco. Luego cerró las puertas de la ciudad y ordenó a todos los soldados privados que la vigilaran.

Lo bueno era que Yaocheng tenía armas de todo tipo en el almacén. Temiendo que los Rong en la ciudad causaran problemas, Meng Fuyao había confiscado sus armas y también usó el dinero que había ganado con el fútbol para reemplazar y reparar las viejas armas oxidadas dentro del depósito. Incluso había preparado una serie de herramientas de protección, pero simplemente había muy pocos defensores dentro de la ciudad. Ella solo tenía unas 800 personas y, según las estimaciones del Jefe Liu, había unas 50.000.

800 contra 50.000... ¿cómo iban a pelear?

Capitulo 23

Ola tras Ola

Si se pudiera enviar a toda una ciudad de valerosos hombres de Rong para protegerla, tal vez podrían perseverar hasta la llegada del ejército de asistencia. ¿Pero usar a gente de Rong para proteger la ciudad? Meng Fuyao tendría que colgarse del gancho de la puerta para evitar que alguien abriera la puerta en medio de la noche para ‘dejar entrar a un hermano’.

En el momento en que Tie Cheng recibió la noticia, vino a buscar a Meng

Fuyao y se golpeó el pecho con confianza.

—Dame armas, y encontraré a los hombres para proteger tu ciudad.

Sucedió que Meng Fuyao estaba de mal humor, y ella convenientemente le dio una patada a la puerta. Luego se lavó la cara y se maquiló, antes de ir a trabajar con una cara llena de energía. Los ciudadanos de Yaocheng esperaban ansiosos,pero a su llegada, el pánico en su rostro desapareció. De hecho, estaban más imponentes que antes, y la atmósfera se calmó significativamente.

Los Han y Rong de Yaocheng ocupaban la mitad de la ciudad cada facción, y los Han no estaban dispuestos a destruir la ciudad. Los Rong, por otro lado, tenían menos preocupaciones, y nadie podía garantizar que sus ‘hermanos’ sedientos de sangre no tomarían vidas al ingresar a la ciudad. Estos feroces hombres no iban a distinguir entre Han y Rong, y era algo que Meng Fuyao les había explicado a los Rong que estaban ansiosos por que los otros hermanos ocuparan la ciudad.

Mientras que su razonamiento había logrado contener la emoción de los Rong, la guerra también había comenzado inevitablemente.

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El primer día, en el campo de lanzamiento, el ejército de Rong comenzó a atacar la ciudad.

Wu Ha, un soldado incomparablemente fuerte en el ejército de Rong, lideró a 3.000 hombres en la primera línea. Era un hombre agresivo que había exclamado de que derribaría a Rongcheng con éxito y de que se agacharía si no lograba apoderarse del alcalde.

El ejército Rong de 3.000, vestido con una armadura colorida, sosteniendo sus armas y asemejándose a una capa de nube azul verdosa, purpúrea con relámpagos en medio, se lanzó hacia adelante. El líder calvo estaba usando un arma con forma de cetro, y con una ligera ola de humo se levantó del suelo junto a una capa de tierra.

La primera batalla tuvo el impacto más significativo en la moral de las tropas. Los guardias de la defensa en la torre de la puerta de la ciudad pasaron por alto a los intrusos con toda seriedad, pero Meng Fuyao era todo sonrisas y se sentía llena de energía por haber dormido bien. Había llegado a la escena con un grupo de artesanos, ordenándoles que construyeran una plataforma alta en la torre. Nadie

sabía lo que estaba haciendo, y nadie había visto a nadie construir una plataforma alta como una forma de resistir al enemigo.

Siguiendo la convención, Wu Ha gritó un desafío ante la puerta. Fue un procedimiento necesario para que los guerreros Rong pidieran una batalla antes de atacar la ciudad. Sin embargo, Meng Fuyao lo ignoró, y al terminar la plataforma, se subió a la vista pública y agitó un brazo.

Dos equipos de fútbol bien vestidos subieron al escenario y comenzaron a patear.

De ninguna manera… ¿el fútbol para custodiar la ciudad?

Los ciudadanos Han, que habían dado un paso adelante para vigilar la ciudad, miraron en shock.

Se oían silbidos, y los hombres luchaban por la pelota. Wu Ha se sorprendió. ¿Qué formación fue esa? ¿Qué era eso redondo, volador? ¿Brujería?

El balón de fútbol subió y bajó mientras los miembros gritaban en voz alta. Los 3.000 soldados se quedaron sin palabras, y Wu Ha casi había olvidado dónde estaba. Inicialmente, estuvo atento, suponiendo que la pelota era un arma recién inventada, pero al observarla más, solo estaba volando. Wu Ha se quedó de pie, estupefacto y descuidado por el enemigo. Sin embargo, no pudo retirarse, ya que afectaría negativamente la moral de su gente. Como tal, todo lo que podía hacer era pararse y mirar.

De repente, el balón fue arrebatado por Tie Cheng, quien luego intentó patearlo hacia la meta con un movimiento falso. Sin embargo, algunos oponentes se reunieron e interceptaron la pelota, pateando accidentalmente en la muralla de la ciudad en el proceso.

—¡Falta! ¡Falta! —Tie Cheng gritó.

Wu Ha entendió vagamente el modo de juego, riéndose a carcajadas y gritando:

—¡El tonto no sabe cómo protegerse! —Al ver que la pelota giraba hacia abajo, sintió que su pierna se sacudía en una respuesta natural—. ¡Deja que te enseñe!

Saltó e hizo un giro limpio antes de levantar la pierna para recibir la bola que caía. El ejército de Rong se volvió loco.

—¡Bien!

¡Boom!

Una pierna salió volando.

La pelota había explotado.

La pierna de Wu Ha desapareció, y sangre fresca se derramó, manchando al instante el suelo con una piscina. Sin pronunciar un sonido, se desmayó.

Sus hombres, que lo habían presenciado todo, estaban mudos, ya que era la primera vez que experimentaban la pérdida de su líder incluso antes de una batalla. Pidieron un retiro de inmediato, maldiciendo y arrastrando a Wu Ha.

Los equipos de fútbol estallaron en carcajadas desde arriba.

—Reemplazo del original con uno falso. ¿Qué tal? —Gritó Tie Cheng.

Meng Fuyao, vestida con una túnica negra y un disfraz masculino, dio un paso adelante. Con sus cejas afiladas y prominentes rodó de risa mientras golpeaba la pared de ladrillo y hacía un gesto de burla al ejército de Rong. El viento soplaba a través de su cabello, revelando momentáneamente los ojos nacarados de una dama, de los cuales no había timidez.

Ella conectó con la mirada de un oficial militar de alto rango de Rong, la fiereza y la frialdad en sus ojos expresadas sin el más mínimo temor y reconocimiento.

Meng Fuyao dejó escapar una sonrisa mientras pasaba por alto la situación.

Ella había analizado las características de los Rong. Eran feroces y agresivos, groseros e irrazonables, temían a los fuertes y hostigaban a los débiles. Ella había ganado la delantera al tomar y humillar a su líder. Mientras que otros ejércitos podrían comenzar a atacar la ciudad cuando sucedía algo como esto, el ejército Rong era diferente. Lo pesarían en la mano y dudarían hasta que pudieran obtener un indicador claro de la fuerza de su oponente. Además, ella había oído que el comandante en jefe era el espía que se había infiltrado previamente en el ejército

de Rong del norte para ayudar al hermano menor del Rey a tomar el trono. Habiendo sido un espía, uno podría estar seguro de que sería más cauteloso al ejecutar los asuntos.

De hecho, el ejército Rong optó por no atacar.

Las alegrías explotaron dentro de Yaocheng. Los ciudadanos realmente habían jugado al fútbol como un medio para superar la primera ola de ataque del enemigo. Era extraño, pero también era un hecho que habían obstaculizado fácilmente al ejército. La gente estalló en felices bailes, y los que se habían escondido en casa regresaron a las posadas y bebieron hasta quedar satisfechos mientras discutían e incluso modificaban la historia sobre ‘el baile que envió a miles de hombres a empacar’.

—¡Sí! ¡La patada del Maestro Tie era hermosa! ¿Pero no la estaba pateando todo el tiempo? ¿Por qué no explotó?

—Sigh, eres estúpido. ¿No viste ese movimiento falso? El balón fue sustituido entonces. ¿De qué otra manera el líder Rong bajaría la guardia y jugaría?

—Esto es genial. Estaremos bien mientras nos resistamos a esta primera ola. El Ejército del Pabellón Blanco está cerca, y el del Rey De no está lejos. Podrán llegar aquí en un día. Quizá podamos ver la bandera del ejército del Rey De para mañana, jajaja...

Las calles se llenaron de multitudes y las lámparas se encendieron una vez más, agregando destellos a la ciudad. La gente entraba y salía de lugares, haciendo sus propias cosas hasta el anochecer. Las lámparas se apagaron una tras otra mientras se dirigían cuidadosamente a casa.

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En una posada de la esquina que vendía té de albaricoque, cuando el Jefe Wang apagó las luces, vislumbró vagamente una sombra. Asustado, sostuvo una linterna y se acercó para verificarla. Era la alcaldesa Meng, parado en la esquina de la pared y mirando al cielo con una expresión en blanco en su rostro.

—¿Por qué ha venido, alcalde Meng? —Preguntó el jefe Wang en duda. Algo parecía estar mal...

—Oh, no es nada. Solo dando un paseo. —Respondió Meng Fuyao con un sueño y una sonrisa.

Ella tenía un informe militar en su mano. El papel grueso se frotó contra su suave piel mientras apretaba su agarre alrededor de ella.

Desde que recibió este informe, caminaba sin rumbo por la calle.

El Rey Del Pabellón Blanco había sido transferido por el Rey De al Campamento del Tigre Brillante, que estaba estacionado fuera de Suishui, en Zhenzhou. Se hizo para rodear al ejército Rong desde todos los lados.

Esta fue la noticia que se le devolvió a Meng Fuyao, y en cuanto al Rey De... sintió que no iba a haber un ejército de asistencia.

¿Cuánto tiempo más podría disfrutar de la belleza de esta ciudad? Todavía en la oscuridad, ¿cómo iban a enfrentarse estos felices ciudadanos día tras día de decepción?

En esta noche sin luna, Meng Fuyao estuvo de pie durante mucho tiempo y solo aflojó su mano cuando todo su cuerpo fue humedecido por el rocío nocturno.

Un pedazo de papel arrugado voló de entre sus dedos.

El ejército de asistencia no había llegado de hecho.

A partir de ese día, Yaocheng cayó en un estado pasivo y defensivo.

Había que decir que Meng Fuyao era en realidad un alcalde extremadamente prudente. Con la presencia del gran ejército al lado y un ejército defensivo cerca, si hubieran sido otros individuos, habrían sido intrépidos y habrían aflojado la guardia. Meng Fuyao, por otro lado, se mantuvo vigilante y nunca bajó los brazos. De hecho, dentro de su corto período como alcaldesa, incluso había fortificado las murallas y la puerta de la ciudad.

Como puente entre la tribu Rong y el interior, Yaocheng tenía barbacanas. Así, Meng Fuyao tenía un campo de entrenamiento y había construido seis líneas de defensa entre las murallas de la ciudad y las barbacanas: aberturas, cuernos de astas,

trampas para caballos, barricadas, pozos profundos y luego las murallas de la ciudad.

Debido a que el ejército Rong estaba limitado por las circunstancias, la caballería era extremadamente preciosa.

Durante la segunda ola de ataque, Meng Fuyao dejó directamente al ejército Rong en la puerta antes de cerrar ambas salidas y dejarlas con 6 líneas de defensa para cruzar. Entraron 3.000 soldados, pero menos de 2.000 lograron salir con vida. Incluso entonces, resultaron gravemente heridos, lo que los llevó a permanecer tumbados durante unos días. Durante la tercera, el ejército Rong estudió la dirección del viento y preparó un ataque de fuego. En respuesta, Meng Fuyao pateó innumerables balones de fútbol, a los que se retiraron los soldados que estaban encendiendo las llamas. Resultó que las bolas eran bolsas de orina de cerdo, que humedecían las leñas al reventar y, por lo tanto, frustraban el plan del ejército. En cuanto a la cuarta ola, un líder militar valiente tomó la delantera, forzando su camino hacia la pared, sólo para ser alcanzado por la flecha de Meng Fuyao y clavado contra ella. El ejército Rong se retiró en la derrota una vez más.

Con los fracasos consecutivos del ejército de Rong, los ciudadanos de Yaocheng, quienes originalmente se sentían angustiados por la ausencia del ejército asistente, recuperaron la confianza. Tie Cheng le preguntó a Meng Fuyao en secretosi el ejército de Rong se retiraría para siempre.

Meng Fuyao levantó la cabeza para mirar a una distancia lejana, respondiendo después de un tiempo:

—No, está lejos de terminar... la parte difícil finalmente está por llegar.

Capitulo 24

Paseo de la verguenza

Como Meng Fuayo había anticipado, el ejército de Rong hizo lo que una tropa normal haría contra un enemigo duro como Yaocheng: iniciar un asedio.

Yaocheng tenía provisiones limitadas del ejército, lo que no debería haber sido el caso, pero el Rey De había enviado un mensaje hace unos días, informando que el

transporte se retrasó debido al mal tiempo. La línea del frente no podía pasar un día sin comida, por lo que el Rey De la transfirió desde dentro de la ciudad, prometiendo entregar más provisiones de Huazhou cuando estuviera disponible. Sin embargo, por lo que parece, sus estómagos se habrían digerido cuando llegara la ayuda.

Tenían provisiones suficientes para durar unos diez días, pero había un problema más urgente. La ciudad mixta de Han-Rong era como una bomba de relojería, y alguien dentro podría fácilmente ponerla en marcha. Además, solo tenían 800 soldados, que ya estaban agotados por resistirse al enemigo, así que, ¿cómo iban a protegerse contra los posibles problemas internos?

¿Buscar ayuda de Yuan Zhaoxu? Debería haber llegado a la costa este, y le tomaría medio mes atravesar todo Wuji. ¿Sería demasiado tarde? Además, ¿no tenía asuntos militares que atender allí también? Meng Fuyao no quería confiar en él de manera irreal. Era su ciudad, así que ella la protegerá.

Meng Fuyao adelgazó hasta el punto en que sus pómulos se hicieron claramente visibles. También parecía algo frágil, pero sus ojos brillaban como las estrellas de la mañana como de costumbre. Ordenó que se racionaran las provisiones. Ella misma se comió dos bollos al vapor al día, rechazando insistentemente la comida que Tie Cheng le entregó. Sin embargo, aceptó frutas y comida seca, ya que no podía dejar que Lord Yuan Bao se muriera de hambre; no después de haber sido tan cruelmente tirado.

Ella no sabía que había un grupo de personas disputando sus cálculos. Eran guardias secretos asignados por Yuan Zhaoxu para protegerla. Esa fue su única orden.

Los guardias estaban divididos en sus opiniones. Un lado sintió la necesidad de informar a su maestro de inmediato, mientras que el otro no estuvo de acuerdo, afirmando que ambos ejércitos tenían una fuerza completamente diferente y que el ejército Rong podía entrar en Yaocheng en cualquier momento. Cuando eso sucedió, era su trabajo proteger a Meng Fuyao, por lo que no deben ir por caminos separados en este momento. El último punto de vista obtuvo más apoyo, y esos hombres de negro continuaron permaneciendo a su lado en silencio, esperando la situación peligrosa.

Pasaron los días y los ciudadanos perdieron la esperanza de recibir la ayuda del ejército auxiliar. Hicieron cola ante la oficina del alcalde, esperando en silencio para recoger sus raciones. Las peleas por arrebatar comida pronto se desataron en las calles, y toda la escena parecía desesperada y sombría como si hubiera habido una lluvia sin sonido que cubrió y se extendió por toda la ciudad.

Meng Fuyao se encerró en la oficina y se negó a reunirse con nadie, excepto en las reuniones de rutina relacionadas con el arreglo de las tropas de defensa dentro de la ciudad. Básicamente se quedó en casa todo el tiempo, la inquietud en su rostro fue reemplazada por una firme determinación y calma.

Al noveno día, de repente llamó a Yao Xun para que le enviara comida. Tras la entrega de un bollo fresco, Meng Fuyao lo despidió.

—¡Carne! ¡Quiero carne!

Yao Xun la miró con los ojos bien abiertos, sin comprender lo que había pasado a la alcaldesa. Ella no dio ninguna explicación, solo rellenó el bollo en segundos y se levantó para irse.

A mitad de camino se dio la vuelta y preguntó:

—Has estado revisando recientemente. ¿Preocupado?

Atontado y sorprendido por su pregunta, saltó, antes de tartamudear:

—... No... no.

—Sígueme. Ha sido duro para ti. —Respondió Meng Fuyao sin mirarlo—. Después de todo, eres un líder de la secta y robar es tu trabajo. Seguirme como ama de llaves es simplemente un desperdicio de tus talentos. Ahora que Yaocheng está en peligro inminente, no te voy a retener más tiempo. Vete si quieres.

Y sin esperar a que Yao Xun respondiera, se marchó.

Los claros rayos del sol brillaban desde el vasto horizonte, extendiendo su gloria, solo para ser bloqueados por Meng Fuyao, quien levantó su mano mientras parpadeaba y sonreía. Su delgada palma parecía translúcida bajo la tenue luz blanca. La apretó en un puño como si estuviera agarrando el haz de luz.

Ese podría ser el último día que disfrutaría de una luz solar tan hermosa y pura.

Las cosas que debía hacer y los lugares a los que debía ir podrían tragarse su futuro como un agujero negro, y en el viaje allí, podría haber tareas aún más arduas que la esperaran.

¿Qué fue lo que pasó, sin embargo? ¿No ser capaz de hacer lo que uno consideraba adecuado para la perseverancia era una gran bendición en la vida?

Valiente hacia adelante, incluso si estás luchando contra todo pronóstico.

¡Plas! Meng Fuyao pateó la puerta para abrirla antes de salir.

Muchos ciudadanos Han se habían reunido afuera de la puerta, ayudando a jóvenes y viejos mientras la miraban. La ciudad estaba a punto de quedarse sin provisiones, y los ciudadanos esperaban que Meng Fuyao propusiera un plan. En su mente, este peculiar alcalde que había inventado el fútbol, el vals y todo tipo de entretenimientos, era poco convencional e inteligente. Tenían fe en que propondría un plan único para resistir al enemigo.

Meng Fuyao escudriñó las miradas serias, detectando el hambre y el miedo en sus ojos. Su mente quedó momentáneamente bloqueada, y mientras abría la boca en preparación para hablar, no salían palabras.

Cerró los ojos y miró al cielo.

Una brisa ligera la saludó, con un suave y dulce aroma. La primavera estaba llegando...

No importa cuán tarde fuera la primavera, las flores en el campo siempre crecerían...

Meng Fuyao bajó la cabeza y abrió los ojos, su mirada brillante y resuelta.

—Queridos amigos, Yaoheng está en peligro y en una posición desfavorable. La ciudad está a punto de ser atravesada. Como dicen, un hombre sabio se somete a las circunstancias. El día en que entren los enemigos es también el día en que nuestra gente sufrirá terriblemente. No deseo ver vidas cayendo en manos del ejército Rong. ¡Esta ciudad... ya no la cuidamos!

Su voz fue devastadora, su declaración llegó a la multitud como un rayo de luz y provocó una gran conmoción.

Yao Xun y Tie Cheng, que habían corrido a la escena, la miraron en shock. No podían creer que esas palabras acababan de salir de su boca. Meng Fuyao mantuvo su mirada alejada de la gente mientras apretaba sus labios en silencio.

Algún tiempo después, un aullido sonó, cortando a través de la multitud aturdida como una cuchilla afilada.

—¡Mujer egoísta, desvergonzada, despreciable! ¡Estás vendiendo Yaocheng!

—¡Loca! ¡Estás loca! ¡Estás tomando nuestras vidas para salvar la tuya!

Algunos incluso recogieron piedras para tirar.

—¡Aplastad a la mujer barata!

Más personas comenzaron a gritar y aullar, apresurándose a suplicar.

—¡Podemos luchar! ¡Debemos cuidar la ciudad! ¡Subiremos por las casas y torres! Alcalde, no renuncie... ¡La tropa del Rey De llegará!

Los niños sollozaban cuando se acercaban a ella, tirando de las esquinas de su ropa y envolviendo sus brazos alrededor de sus pantorrillas, lo que causó que las lágrimas mancharan sus botas.

—Alcalde... alcalde... no... no... se rinda, y nos mate a todos... por favor, por favor...

Los frágiles ancianos alcanzaron sus manos delgadas y sin sangre y se arrodillaron para mendigar.

—Alcalde…

La multitud asustada avanzó como un remolino, brotando, apretando y gritando. Meng Fuyao permaneció en el vórtice, convirtiéndose en el punto de choque de las olas. Sus desgarradores gritos, súplicas y lágrimas llenaron el aire mientras el delgado cuerpo de Meng Fuyao, acurrucado en el medio, parecía un bote hundiéndose en medio del furioso océano.

Meng Fuyao se enderezó, las lágrimas ausentes de su rostro pálido. De hecho, no había expresión visible en sus ojos. Simplemente levantó la cabeza ligeramente y miró hacia adelante. Algún tiempo después, sin prisa alcanzó su mano derecha desde detrás de su espalda.

Esa mano de ella llevaba un paquete, que ella desenvolvió lentamente.

Los ruidos salvajes se detuvieron abruptamente cuando el silencio mortal se hizo cargo.

En el paquete estaban el sello oficial del alcalde de Yaocheng, el registro de la casa de Yaocheng, los registros de antecedentes penales de Yaocheng... todos eran objetos que representaban a la autoridad política. Meng Fuyao levantó el paquete, balanceándolo debidamente ante la multitud.

Su decisión había sido tomada y no sería fácilmente cambiada.

Cualquiera que sea el último rastro de esperanza que tenían los ciudadanos Han, se hizo añicos. Se quedaron mirando el bulto, y no fue diferente a mirar su propia cabeza rodando.

Ignorando sus miradas, Meng Fuyao caminó apresuradamente hacia los respectivos líderes.

—¿Habéis escuchado todos mis palabras? Voy a rendir la ciudad hoy. Por favor, venid conmigo.

Los líderes se estremecieron al encontrarse con su mirada, asintiendo automáticamente con la cabeza. Meng Fuyao salió de la plataforma sin una sonrisa.

Su energía interior brotó como una cuchilla apremiante, golpeando a algunos ciudadanos Han que intentaban correr hacia ella. Meng Fuyao dio un paso adelante, dejando a la gente sin otra opción que retirarse. De esta manera, lentamente se forjó un camino para sí misma.

Más hombres de Han inundaron las calles en dos filas, mirando tranquilamente mientras el alcalde caminaba con los puños cerrados y los ojos entornados. Había amenaza en sus ojos, y las miradas que lanzaba atravesaban el corazón de la gente, ensangrentando la fresca y ventosa luz del día.

Fue un largo paseo. Un paseo de la vergüenza.

Con cada paso que tomaba, los ciudadanos Han detrás de ella maldecían y juraban, arrojando lo que tenían en la mano, tal vez algunos vegetales podridos, panecillos endurecidos o piedras embarradas, a ella...

Meng Fuyao mantuvo la espalda recta y no se dio la vuelta. Su cabello estaba desordenado por las piedras que habían sido atrapadas en el medio. Su ropa se manchó rápidamente con barro e incluso escupitajes y moco. A pesar de tener esta tierra blanquecina y amarillenta sobre ella, siguió caminando sin mirar.

Capitulo 25 rendicion

No importa cuánto tiempo durase el camino, iba a terminar...

—¡No! —Sonó un grito desde atrás.

Fue Tie Cheng.

Ya no podía soportar contenerse y era incapaz de soportar ver a las masas mirándola de esa manera. Ya no podía ver la ropa manchada y los zapatos sucios, y su figura frágil que se iba yendo lentamente. Sintió que el mundo se había volcado y podía sentir las piedras, el barro y los vegetales podridos que se estrellaban contra su corazón, rompiéndolo en pedazos.

—¡No! Ella no lo hará. ¡No! ¡No! —Él aulló. Gritó repetidamente, corriendo para resistirse a la multitud enojada—. ¡No es esa clase de persona! ¡No lo es, no lo es, no lo es!

—¡Has sido cegado por su belleza! —Se burló alguien en voz alta—. Estás ciego. ¿No viste el sello oficial?

Alguien dejó escapar una risa fría.

—¿Querías casarte con ella? Los dos habéis estado en connivencia desde el principio, ¿no es así? Hombre malvado. ¡Muere junto con ella entonces!

El hombre arrojó una piedra, golpeando con precisión la frente de Tie

Cheng. La sangre se derramó mientras miraba al joven culpable. Todavía estaban jugando al fútbol juntos hace unos días. Ellos habían sido los compañeros de equipo más cercanos.

Tie Cheng bajó la cabeza para mirar la sangre en su mano, de repente comprendiendo cómo se sentía Meng Fuyao en ese momento.

En ese momento recordó los días que había visto e interactuado con Meng Fuyao. Ella había sido tan brillante y valiente, decidida e inteligente. Sus ojos negros como perlas a menudo vagaban en dirección a Suishui, o de lo contrario caería sumida en sus pensamientos y sería sorprendida murmurando para sí misma.

—Ponlos en un campo de muerte, y lucharán para vivir...

¡Estaba fingiendo una rendición! La ira y los ataques de los ciudadanos fueron la mejor muestra de su sinceridad para perder el reinado. ¿Qué iba a hacer después de eso? Uno contra 50.000... ¿Qué podría hacer ella?

Tie Cheng se quedó en el suelo y se estremeció. Se volvió para perseguir a Meng Fuyao, pero ya habiendo provocado al resto de la gente, defendiéndola ahora lo convertiría en otro enemigo, destinado a ser avergonzado y tragado.

Se abalanzaron sobre él, atacando con los dientes y la cabeza. No pudieron acercarse a Meng Fuyao, pero Tie Cheng era otra historia. Rápidamente se ahogó en la multitud, luchando por llegar a Meng Fuyao mientras ignoraba los objetos que volaban hacia él.

—¡Ella no es…! ¡Ella realmente no lo es! ¡Meng Fuyao, no, no, no! No-

Se fue apagando, su voz persistía entre la multitud desesperada e indefensa. Tuvo que presenciar a alguien a quien admiraba caminando hacia un callejón sin salida sin poder ayudar. Tuvo que presenciar a un salvador sacrificándose mientras soportaba el odio y la hostilidad mostrada por la gente. Su grito de tristeza era uno que representaba el abandono de su pueblo y la soledad de estar solo en lo alto de un acantilado.

Su grito se extendió a través de la multitud y llegó a los oídos de Meng Fuyao, pero ella mantuvo los ojos en el frente y continuó el camino que se había propuesto completar. Se detuvo ante la puerta de la ciudad y saludó, indicando a los Rong que la abrieran.

Las puertas que habían estado cerradas herméticamente durante muchos días finalmente se abrieron y llovieron flechas desde arriba de la torre cuando los furiosos hombres de la guardia de Han apuntaron sus armas al alcalde.

Meng Fuyao levantó una mano para recibir todas las flechas, las rompió fácilmente en dos y cinceó el suelo con agujeros profundos con ellas. Levantó la cabeza y la luz del sol brillaba a través de la brecha entre la puerta y su cara, iluminando la mitad y dejándola de pie en el límite entre este mundo negro y blanco.

Levantó una pierna y dio un paso adelante. Era un punto de no retorno, y ella estaba a punto de cruzarlo. Es posible que nunca vuelva a Yaocheng, y de hecho, a los lugares en los que había creado recuerdos. Aquellos que habían prometido esperarla quizás estuvieran destinados a decepcionarse.

Meng Fuyao frunció los labios con más fuerza, con la fuerza suficiente para lastimarse y causar una sensación de ardor. Sin embargo, en comparación con cómo se sentía, el dolor era insignificante.

Levantó el otro pie y salió sin vacilación.

Un grito estalló por detrás.

—¡Fuyao!

Fue un grito desgarrador y penetrante que, como un arma ensangrentada, zumbó hacia Meng Fuyao, chocando contra su ya tambaleante resistencia y determinación.

Las lágrimas corrían por su rostro.

Una figura solitaria salió de las altas puertas de la ciudad, creando un marcado contraste entre las imponentes paredes verdes y el joven vestido de negro, frágil, que parecía un suave sauce, actuando de acuerdo con el deseo del viento. Nadie sabía que dentro de su delicado cuerpo había un alma fuerte y fría que podía soportar todos los desafíos de la vida.

Meng Fuyao levantó la vista y entrecerró los ojos. No parpadeó. En cambio, permitió que el cálido sol secara sus lágrimas. La cortarían con vida si entrara en el campamento de Rong con los ojos hinchados.

Ella había escuchado el último grito desgarrador de Tie Cheng y supo que él se había dado cuenta de sus intenciones. Fue reconfortante saber que en este viaje sombrío e impopular en el que se había embarcado, había alguien que la entendía.

Meng Fuyao llevó la bolsa de cosas y caminó hacia el campamento del ejército de Rong.

.

Era un campamento apto para 50.000 hombres, y las filas continuas de tiendas parecían olas de color gris oscuro que se extendían sobre el mar. No había fin para ellos, y en comparación, Meng Fuyao era como una gota de agua en el océano que podía ahogarse en un instante.

Siguió caminando sin miedo a pesar de las armas levantadas de los soldados y sus miradas hostiles. Ella agitó la bolsa en su mano.

—Alcalde de Yaocheng, aquí para rendir la ciudad.

Se podía escuchar a espadas y lanzas moviéndose mientras los soldados Rong la miraban con la mirada vacía durante algún tiempo antes de que un representante procediera a informar la situación. Un rato más tarde, un oficial militar de alto rango salió y miró fijamente a Meng Fuyao y especialmente a su lamentable figura. Preguntó con voz ronca:

—¿Por qué has venido solo aquí si estás rindiendo la ciudad?

—Si simplemente hubiera abierto las puertas, ¿alguno de se atrevería a entrar? ¿No tienes miedo de una emboscada? —Meng Fuyao enarcó las cejas—. ¿Qué mejor que mostrar mi sinceridad entrando solo en tu gran campamento?

El oficial contuvo el aliento. Él había intercambiado manos con este alcalde poco convencional y experimentó sus extraños métodos para liderar a 800 hombres para resistir a un gran ejército. No solo se habían derrumbado antes de que la primera ola de ataque hubiera comenzado, sino que este alcalde también había derribado a tres de sus oficiales. Ella tenía razón.

Pero ahora que había venido sola, ¿qué podía hacer para lidiar con 50.000 soldados? No había manera de que ella pudiera jugar ningún truco.

—Sígueme. —Gritó a medias después de alguna consideración.

Cuando Meng Fuyao vio al comandante en jefe del ejército de Rong, Tutie Muer, ella ya había pasado por tres interrogatorios.

Durante la revisión final, la guardia personal de Tutie Muer asintió a Meng Fuyao una vez antes de retirarse en silencio. Meng Fuyao esperó pacientemente durante todo el proceso antes de preguntar educadamente:

—¿Hecho?

Sorprendido, el hombre levantó la vista para encontrarse con su mirada, sintiendo una amargura en su corazón cuando Meng Fuyao simplemente avanzó sin darse la vuelta.

Desde el exterior ferozmente iluminado, Meng Fuyao entró en la oscura y sombría tienda. Incapaz de adaptarse al cambio de brillo, entrecerró los ojos. Después de lo cual ella sintió una aguja afilada pinchándola. Se giró automáticamente, pero la persona en la esquina miró hacia otro lado de inmediato. Ella recorrió con la mirada a los oficiales vestidos de colores. Aparte de Tutie Muer, que estaba sentado erguido y quieto, el resto comía, bebía, gritaba ruidosamente e incluso se clavaba las uñas de los pies. La tienda estaba llena de una combinación grasienta de aceite, té, carne, vellón y sudor.

¿Cavando sus uñas en el campamento principal? Nadie en el mundo dirigía su ejército de esta manera. ¿Lo estaban haciendo a propósito para parecer rudos?

Antes de que pudiera procesarlo todo, el hombre sentado frente a frente habló suavemente:

—¿Eres el alcalde de Yaocheng?

Siguiendo su pregunta, los ojos fríos cayeron sobre ella, y toda la tienda fue superada por una ola de asesinatos. Una presión invisible la sofocó.

Meng Fuyao se dio la vuelta y sin una palabra, desenvolvió lentamente su paquete. Un brillante sello de cobre amarillo llamó la atención de todos cuando abrieron los ojos. Una voz baja pero clara sonó:

—Yo, Meng Fuyao, alcalde de Yaocheng, estoy aquí para ofrecer la ciudad.

Este sello es una invitación para todos los que están aquí para ingresar a la ciudad y usarla como un camino para ingresar a la tierra de Wuji.

—¡Qué palabras tan grandes! —Gritó Tutie Muer, sus ojos color cúrcuma se centraron en ella. Con un tono y una expresión oscuros, continuó—: Yaocheng es una ciudad pequeña, y podemos asumirla fácilmente. ¿Qué quieres decir con ‘oferta’?

—Qué tono. —Se burló Meng Fuyao—. Yaocheng es una ciudad pequeña con 800 guardias y provisiones para los últimos 10 días. No hay muros altos, ni cañones, ni soldados sazonados, pero es capaz de resistir y mantener alejados a tus 50.000 tigres durante casi medio mes. Veo que lo has estado 'tomando fácilmente' en poco tiempo.

—¡Tú!

—¡Basta de tonterías! —Gritó Meng Fuyao, moviendo el paquete en su mano y levantando las cejas—. Estoy aquí para ofrecer la ciudad. Has estado atacando durante mucho tiempo sin éxito, así que, ¿cómo vas a reportarlo al norte y al sur del rey Rong? ¿Cómo vas a enfrentar a los otros comisarios? ¿Cómo vas a recoger gradualmente la moral de tus soldados? ¿Cómo van a seguir luchando por ti? La rendición voluntaria de Yaocheng es la mejor manera de remodelar el estado mental de sus hombres. Estoy aquí para ayudarte, ¿entiendes?

Sus palabras les dispararon como un rayo, sobresaltando a todos los oficiales en la tienda. Dejaron de comer, beber, gritar en voz alta e incluso cavar sus uñas de los pies para mirarla. En un movimiento rápido, se colgó el bolso por encima del hombro y se dio la vuelta.

—Soy un héroe y no perdí. Si no fuera por aquellos que han causado travesuras, sería con tus cadáveres con los que estuviera hablando ahora mismo. He venido, desanimado, esperando encontrar un nuevo líder para forjar una salida para mi gente. ¿Este tonto, gordo y bárbaro se atreve a faltarle el respeto? No lo permitiré.

Capitulo 26

Falsa rendicion

Meng Fuyao se marchó con el paquete todavía en su mano, sin vacilar, empujando a algunos líderes Rong que habían dado un paso adelante para detenerla. —¡Espera! —Alguien con una voz profunda gritó.

Meng Fuyao se detuvo, con la espalda hacia las personas en la tienda, y una sonrisa levemente engreída pero dolorosa surgió.

—Tenía razón, imbéciles temerosos...

Antes de su llegada, había pensado detenidamente si debía continuar soportando la humillación e inclinarse para ganarse la confianza del Comandante en Jefe de Rong o hacer un farol a su manera para dominarlos. A partir de su comprensión de las características de los Rong, finalmente había elegido este último método. No darles la oportunidad de planear estrategias era su estrategia.

Ella había demostrado ser correcta.

Detrás de ella, Tutie Muer ya no estaba sentado. Se cepilló las mangas y caminó hacia ella.

—Por favor, despacio, alcalde Meng, por favor, despacio. Han sido ignorantes...

Meng Fuyao ignoró sus palabras y continuó haciendo su salida.

—Me gusta que hayas venido a rendir la ciudad. Hombres, reúnios. Permitidme presentaros, alcalde Meng... —Agregó Tutie Muer, sosteniendo su brazo, su actitud sufriendo un cambio de 180º.

La había estudiado cuidadosamente. El alcalde era inesperadamente joven, era agresivo y valiente y tenía un aura dominante. Él estaba aquí para rendirse, pero no estaba listo para ser ignorado y maltratado. Él hizo alarde de su poder y enojó a los oficiales de Rong, quienes a su vez no pudieron desconcertarlo. Además, cada una de sus palabras mostraba una fuerte comprensión de la posición y la situación del ejército Rong. No era necesario que trajera a los reyes a todo Yaocheng; estarían complacidos solo con este talento, y él mismo recibiría algo de crédito.

Si Meng Fuyao fue o no se rindió o no, se lo pensó durante un segundo antes de despedirlo. No había manera de que pudiera ser tan inocente y descuidado como para abandonar el trato si se tratara de un acto. Por las múltiples ocasiones en

que había interactuado con el alcalde Meng, creía que solo tendría que levantar la guardia si este último actuaba de manera humilde y sumisa.

—Alcalde Meng. —Comenzó cortésmente, gesticulando para liderar el camino—. Nos equivocamos. Te haremos caso. Ven, ven…

Meng Fuyao se volvió y levantó las cejas.

—¿Me crees ahora?

Tutie Muer dejó escapar una risa incómoda.

—¡Naturalmente, naturalmente!

Meng Fuyao desenvolvió el paquete lentamente y recuperó el sello oficial. Lo pesó en su mano antes de entregárselo a Tutie Muer. Sonriendo, ella respondió:

—Ya que ese es el caso, por favor muéstrale esto a tus hombres, en caso de que alguien piense que es falso.

—¿Cómo puede ser eso? —Tutie Muer lo recibió, continuando—: Pero como lo mencionaste... ¡Venid aquí, tontos! Venid a responder por su sinceridad.

El sello circuló por los oficiales cuando Meng Fuyao juntó sus manos y esperó en la oscuridad, una leve sonrisa apareció en su rostro.

Algunos oficiales realmente miraron bien el sello, mientras que otros simplemente lo miraron una vez antes de lanzarlo a la siguiente persona. Algunos incluso podían oírse murmurar:

—Los bárbaros Han son todos huevos blandos.

Meng Fuyao le lanzó una mirada, respondiendo con una sonrisa:

—Probablemente no puedas ver el lado heroico de los Han de todos modos.

Cuando el sello llegó a la esquina, el hombre que la había visto antes se detuvo. Los ojos de Meng Fuyao vagaron ambiguamente hacia él antes de que ella se retirara al siguiente momento.

—Ya expresé mi sinceridad, Jefe. —Dijo Meng Fuyao después de una ronda de inspección—. ¿No debería ser tu turno ahora?

Tutie Muer dudó antes de saludar:

—Hombres, preparad las herramientas.

Se preparó una vajilla con agua clara y dos dagas en el lateral.

Meng Fuyao apareció sin emociones.

El juramento de alianza no requería sangre del dedo sino del pecho, como expresión de determinación.

Se sirvieron bandejas, y Meng Fuyao dio un paso adelante. De acuerdo con las reglas, Tutie Muer debería estar a su lado, hombro con hombro. Después de una breve vacilación, se colocó un paso detrás de ella y dos guardias lo siguieron rápidamente.

A Meng Fuyao no le importaba en absoluto. Como si no hubiera espectadores, ella agarró la daga, perforó su pecho, extrayendo gotas de sangre fresca y goteando en el agua clara. Cuando la sangre se esparció dentro del agua, se retiró con una sonrisa, dejando a Tutie Muer.

Tutie Muer exhaló un suspiro de alivio, dio un paso adelante y pasó por el mismo procedimiento. En el momento en que su daga estaba a punto de alcanzar su piel, apareció la mano de Meng Fuyao.

Claramente había estado a una distancia de al menos un brazo de Tutie Muer, bloqueada por sus guardias, pero de alguna manera con un chasquido, su brazo parecía haberse extendido una sección.

Agarró la mano que sostenía la daga de Tutie Muer en un instante.

La daga que se suponía que debía rozar el pecho entró silenciosamente, y la sangre salpicó. Tutie Muer dejó escapar un aullido que hizo temblar el cielo, casi causando el colapso de la tienda.

Meng Fuyao no le soltó la mano. Ella continuó sonriendo fríamente antes de girar la daga.

Todos los presentes podían escuchar el aplastamiento de los huesos en ese momento.

Sangre y carne se derramaron generosamente, salpicando su cara. Tutie Muer dejó escapar otro grito de luto pero sofocado, como si hubiera bultos en su garganta, antes de convulsionarse y caer al suelo.

Meng Fuyao sonrió cálidamente y sacó la daga. Con un movimiento de su muñeca, la cabeza de Tutie Muer fue cortada. Convenientemente, apuñaló a los dos guardias armados a su lado, antes de sostener la cabeza decapitada de Tutie Muer.

—Esta es la valentía de los Han. ¡Mirad de cerca antes de entrar en vuestra tumba! —Se rió frenéticamente, su voz tan brillante y clara como el grito de un águila. Era una voz que cargaba directamente a través de la tienda que apestaba a sangre y acero.

Fue entonces cuando los oficiales en la tienda de campaña salieron de su sorpresa. Habiendo presenciado el cuerpo sin cabeza de Tutie Muer retorciéndose en el suelo y la risa maníaca de Meng Fuyao, se quedaorn perdidos al instante.

—¡Matadlo! ¡Matadlo! —Recuperaron sus armas y cargaron hacia adelante, algunos lo hicieron incluso sin ponerse primero los zapatos.

Meng Fuyao pisó el cadáver de Tutie Muer, sonriendo con desprecio. De repente, una luz negra brilló cuando ella se giró y sacó una daga de detrás de su espalda. Saltó como un fénix, extendiendo amenazadoramente sus brazos comoalas. Ella continuamente dibujaba arcos de sangre en el aire con su daga negra. Cortar, cortar, empujar, rajar. Sangre fresca y cabezas volaban por todas partes, junto con miembros gruesos. Se estrellaron contra la tienda de paredes de cuero antes de caer al suelo. Meng Fuyao desató toda la ira contenida, la frustración y la humillación que había sentido antes, y fue solo la suerte de los oficiales por tener que soportar su arrebato. Cada corte era agudo y mortal, y la sangre corría por su daga y sobre su túnica negra.

Fue una masacre de un solo lado y habiendo sido envenenados por la sustancia adormecedora con la que había cubierto el sello previamente, ninguno de los oficiales era su rival.

En algún momento el suelo se llenó de cadáveres desmembrados. Tal visión finalmente estaba inculcando miedo en los naturalmente valerosos Rong. Algunos oficiales, que no fueron envenenados tan significativamente, miraron a la mujer diabólica, y sus ya debilitados brazos ya no podían sostener sus armas. Agitaron sus pulmones e intentaron huir.

—¡Ayuda! Ayuda… ¡Asesino!

¡Dep!

Un rayo frío cruzó el espacio oscuro mientras el oficial que corría más rápido obtenía una nueva herida en la espalda.

El arma homicida no era la daga de Meng Fuyao, sino un machete de oro utilizado específicamente por los oficiales de Rong. La víctima volvió la cabeza y señaló al hombre que estaba detrás, atragantándose con sus palabras:

—Masha, yo... tú...

El hombre llamado Masha era con quien había intercambiado una mirada cuando entró por primera vez en la tienda. Retiró su machete e hizo una reverencia.

—Mi nombre es Sha Hong, alcalde Meng.

—¿Eres Han? —Meng Fuyao entrecerró los ojos.

—Sí. —Respondió Sha Hong con una expresión fija—. Estoy sirviendo bajo el 6º Escuadrón en la 18ª División de la Caballería de élite de Shangyang.

Meng Fuyao lo miró mientras envolvía su daga.

—No es de extrañar que puedas decir que he aplicado una sustancia para adormecer el sello.

Sha Hong sonrió.

—Recibí una orden de mi Maestro, y debo ayudar por completo cuando y donde quiera.

Meng Fuyao cambió su enfoque hacia los líderes que había derribado desde

el principio, y habló en voz baja:

—Tienes tu propia misión que ejecutar. No había necesidad de que arruinaras tus planes por mí.

Cuando Sha Hong estaba a punto de responder, su mirada cambió.

—No está bien. Nos falta una persona.

Inmediatamente después de terminar su oración se escucharon pasos pesados. Alguien se reía fuera de la tienda.

—Oh, madre, mal momento para tener un dolor de barriga. He oído que Yaocheng se ha rendido, Jefe. ¡Déjame echar un vistazo! —Gritó alegremente mientras procedía a levantar la cortina.

¡Uno se había escapado de la red!

Los ojos de Meng Fuyao se agudizaron.

—¡Perdóname! —Dijo entre dientes antes de estrellar la parte posterior de su daga en la cabeza de Sha Hong.

Luego se lanzó a un lado de la entrada, retirando su daga y esperando en silencio. Sus ojos brillaban en la oscuridad como una bestia esperando a su presa.

Lo derribaré de inmediato cuando entre.

El tipo agarró la cortina.

Meng Fuyao levantó su arma en preparación.

Dedos retraídos.

Pasó un silencio agotador y ella escuchó a los soldados que se comunicaban afuera con señales secretas.

El hombre detrás de la cortina respiraba pesadamente y, a través de la pared de cuero, Meng Fuyao podía escuchar la tensión, el malestar y la duda en sus pantalones.

Una capa de frialdad cayó gradualmente sobre sus ojos.

Era demasiado tarde para dar la vuelta. Su plan para deshacerse de todos los oficiales antes de retirarse se arruinó.

El cielo estaba decidido a destruirla, pero ¿estaba dispuesta a aceptarlo?

Meng Fuyao permaneció callada mientras usaba sus mangas para limpiar las manchas de su daga. Tenía una batalla difícil a continuación, y quería mantener su arma en buenas condiciones.

Capitulo 27

Contra todas las posibilidades un hombre que podía sentir algo mal y también su existencia dentro de la tienda no era tan grosero como su discurso lo había hecho sonar. Debería ser un general experimentado que estuviera extremadamente familiarizado con el olor de la sangre y los cadáveres. Él iba a ser un oponente difícil.

Fuera de la tienda, el general llamado Viejo Ha hizo un salto hacia atrás, y aún, en medio del aire, ordenó gravemente:

—¡Asesino! ¡Arqueros, reúnios!

Antes de que pudiera terminar su oración, una sombra negra brilló cuando una figura esbelta salió disparada desde el interior de la tienda. En un movimiento rápido, como el viento y con una sola mano, la figura ya había alcanzado su pecho.

En el rayo de la lámina de color jade, se reflejó la expresión sorprendida del general. Sin tiempo para hablar, se tambaleó hacia atrás, pero todavía no pudo escapar del ataque de Meng Fuyao, que estaba infundido con la energía interior de los Nueve Cielos Divididos.

Un brazo se aflojó y rodó hasta el suelo cubierto de polvo, coloreando de rojo la arena.

Debido a su distancia, su espada no había podido destruir al enemigo. Sin embargo, era demasiado tarde para que ella ejecutara otro corte, y capa por capa de soldados

ya estaban avanzando hacia el general herido como hormigas que se comen a los hombres. Se amontonaban como el océano y las montañas.

Mar de sangre, montañas de espada.

Era un momento para que una masacre y vidas se perdieran; era un momento para que la carne se convierta en lodo, y para que los cadáveres sean arrojados por todas partes.

Para este punto, ella se había separado completamente de toda emoción y se había convertido en una máquina de matar. Saltó al océano lleno de carne y reflejos de armas, su larga espada negra destellaba incesantemente. Al igual que Moisés partiendo el Mar Rojo, Meng Fuyao creó olas rojas, en medio de las cuales destacó. Llevando consigo la brisa cortante y la lluvia de sangre y carne, y como una soldado vestida de colores, a cada paso que dio, un golpe de sangre en el suelo, y cada paso que dio, volaron las extremidades rotas.

Ella perdió la cuenta de la cantidad de vidas que había tomado. Tampoco contó las heridas de su cuerpo. Mientras que los soldados de los alrededores atacaban a ciegas con sus lanzas, su gran número hacía imposible que esquivara cada golpe. Sin embargo, ya no recordaba cómo se sentía el dolor cuando se sintió adormecida por la intensa batalla a corta distancia.

¿Cuántos habían muerto, exactamente? No tenía idea. Todo lo que notó fue la irregularidad del suelo debajo de ella, debido a la cantidad de cadáveres. Como tal, se vio obligada a patearlos al matar. Los cadáveres que volaron con su patada explotaron en el aire, creando más lluvia de sangre que pronto cayó sobre la próxima ola de futuras víctimas... lo que fue un asesinato interminable.

.

Al comienzo del año, en el año 16 bajo el reinado del Emperador, el ejército de Rong atrapó a Yaocheng con 50.000 soldados para enfrentarse al alcalde de la ciudad, que tenía solo 800 guardias. Al cabo de medio mes de sitiar la ciudad, el alcalde había derribado a tres oficiales y, a lo largo de cuatro batallas consecutivas, se habían perdido miles de vidas y el ejército de Rong había fallado... El alcalde había fingido una rendición, soportando la humillación y las críticas solo sin respaldo. Abajo, prometió una alianza con el general del ejército de Rong, perforó su pecho, comenzó una masacre, mató a los Siete Líderes, fue rodeada por los soldados de

Rong pero no se rindió. Ella blandió su espada, creando un mar de sangre... Era una batalla entre miles de soldados y ella misma, y ella lo había logrado. Era una escena que no se había repetido en cien años...

Fue una masacre paralizante, en la que los cadáveres bajo sus pies parecían transformarse en enredaderas de color sangre que rompían la arena amarilla. Se formó un bosque de vides, y ella estaba siendo atada por las vides que zumbaban...

Meng Fuyao estaba cansada; incluso su energía interior estaba a punto de agotarse por los asesinatos consecutivos. A pesar de estar preparada para estar a punto de deshacerse de un gran cuenco de carne humana antes de su llegada, no pudo manejar las interminables oleadas de enemigos. Levantó la vista y le pareció que la cantidad de soldados a los que se enfrentaba no se había reducido. Avanzaron tan rápido como antes, y en comparación con ellos, los que ella había matado solo constituían una gota en el océano.

A Meng Fuyao le dolían los brazos y estaba a punto de perder el control de su espada. Sin embargo, le quedaba suficiente energía para suicidarse. Dejando escapar una risa amarga, habitualmente apuñalaba su espada en el corazón de un soldado entrante. Mientras consideraba si debía apuñalarse a sí misma a continuación, escuchó un movimiento anormal.

Sonaba como si una escena similar se desarrollara en otro lugar. Gritos de dolor y de huesos rotos se oían. Estos sonidos se producían no en uno sino en tres puntos separados. Si se ponía de puntillas, incluso podía ver la conmoción que estaba sucediendo en el frente. Había tres lugares cerca de las puertas donde cortaban las cuchillas y la carne. Los soldados que la atacaban se dieron vuelta en shock.

Meng Fuyao se tomó un momento para relajarse, antes de saltar sobre una pila de cadáveres. Vio a diez hombres de negro matando con energía interna no más débil que la suya. Estaban divididos, cinco en cada punto, luchando a través de la multitud de soldados para romper la formación. Habían alarmado con éxito a las enormes tropas y causado una conmoción. Podía decir fácilmente que esos hombres eran combatientes de élite especialmente entrenados.

¿Por qué había un grupo de hombres asistiéndola en este momento? Meng Fuyao se preguntó asombrada. No había visto a los guardias secretos que seguían a Yuan Zhaoxu antes, por lo que, naturalmente, no estaba al tanto de su existencia.

Un hombre de negro, que había cargado más lejos en la formación, ya la había visto e hizo un gesto, indicándole que se acercara más a él. Meng Fuyao inhaló profundamente, reuniendo todos los remanentes de energía y agitando su espada una vez más.

Pasó otra hora, y ella finalmente alcanzó al hombre de negro. Sus cuerpos estaban llenos de sangre fresca y carne picada, y la visión de Meng Fuyao estaba casi borrosa por toda la sangre. Solo dos de cada cuatro hombres quedaron a su lado.

Se reunieron, y el hombre de negro parecía feliz. Sin dudarlo, comenzó:

—Señorita Meng, mi Maestro me ha ordenado que la proteja. Por favor, créanos.

—¿Hay alguna razón para que no lo haga? —Meng Fuyao interrumpió con una carcajada—. Vamos a cobrar.

Estaba más que cansada y apenas podía mantenerse firme incluso con la ayuda de su espada. A pesar de eso, la sonrisa en su rostro se mantuvo tan brillante y clara como siempre. El hombre de negro no pudo evitar suspirar interiormente. Pensó en la otra mujer al lado de su Maestro y las comparó a ambas. Poco después sacudió la cabeza, inmediatamente apartó su pensamiento.

Se volvió hacia Meng Fuyao y gritó:

—¡Ve!

.

Toda una noche de asesinatos se produjo.

Bajo la protección de los guardias que se reducen gradualmente, Meng Fuyao se abrió camino a través de la formación, finalmente viendo las puertas de Yaocheng. El cielo se había iluminado significativamente.

Una fuerte ráfaga de viento soplaba desde atrás y llevaba consigo un espeso olor a sangre. Bajo el liderazgo de su general, que ya había perdido un miembro, los soldados Rong los persiguieron implacablemente.

Meng Fuyao observó sus alrededores y observó que solo quedaban cuatro de ellos. De los quince guardias, un tercero había sido asesinado. Los hombres que la habían acompañado en este sangriento viaje se habían caído de su caballo uno por uno, al instante pisoteados por los caballos enemigos. A pesar de ser testigo de todo esto, solo pudo cargar hacia adelante con lágrimas en los ojos.

Ella finalmente vio la puerta de la ciudad. Meng Fuyao dejó escapar un suspiro de alivio. Si los quince hubieran muerto a causa de ella, realmente no podría decírselo a la cara a Yuan Zhaoxu.

En el momento en que relajó su cuerpo, las heridas empezaron a dolerle. Sintió como si sus huesos estuvieran a punto de desmoronarse. Ella luchó y gritó hacia la puerta:

—¡Abrid! ¡Volví!

Los valientes jinetes se acercaban rápidamente, y Meng Fuyao casi podía oír el ruido de los cascos. Sin embargo, no parecía haber movimiento en la puerta de la ciudad, ya que los soldados que custodiaban la ciudad estaban detrás y simplemente la miraban.

En una amarga realización, Meng Fuyao levantó apresuradamente la cabeza que ella había atado a su cintura.

—Fingí una rendición. ¡Este es Tutie Muer, jefe del ejército! Casi todos los líderes están muertos y desaparecerán en tres días. ¡Es seguro! ¡Abrid! ¡Rápido!

Silencio de muerte. Los soldados dentro de la ciudad incluso se alejaron.

El ruido de cascos se estaba haciendo más fuerte, casi como un trueno. Una nube negra se alzó del horizonte y envolvió la escena.

El ejército de Rong estaba llegando.

Meng Fuyao corrió hacia la puerta, levantó su látigo y le dio una buena bofetada a la pared. Esta se resquebrajó y, como el polvo que se alzaba del suelo, gritó ansiosa:

—¡Abrid! ¡Vienen! ¿Estais tratando de matarme?

—¿Quién es capaz de reconocer esta cabeza? —Una voz fría sondó desde detrás de la pared—. ¿Abrir y dejar que los traidores nos maten a todos?

El corazón de Meng Fuyao se hundió, su visión se volvió negra. Se desplomó de su caballo, y el hombre de negro se lanzó rápidamente hacia adelante para proporcionar apoyo. Ella podía oírlo vagamente gemir después.

Ella se dio la vuelta y vio una flecha clavada en su hombro. ¡Habían llegado!

El Viejo Ha, el general con un miembro roto, se rió.

—Alcalde Meng, ¿quién crees que te va a abrir la puerta? Fuiste en contra de tu palabra. ¡El gran jefe no va a ser feliz!

Meng Fuyao giró la cabeza y lanzó una mirada asesina. El Viejo Ha se estremeció involuntariamente, y su risa interior canalizada de energía ya había resonado profundamente en la ciudad. No solo los que estaban en la torre, sinoincluso los que se encuentran dentro de la ciudad lo habían oído.

.

¡Boom!

Tie Cheng golpeó contra la puerta de la ciudad desde el interior. Había sido pateado hacia adelante por un grupo de Han. Señalaron a las afueras de la ciudad y se echaron a reír salvajemente:

—Tú, tonto perro Rong. ¿Has oído lo que dijo? Abre la puerta a tu dueña, ya que dices que es inocente.

La cara de Tie Cheng estaba cubierta de sangre, y una de sus piernas estaba rota. Tosió, dejando rastros de sangre en el suelo.

—¡No significa que no! —Gritó con furia.

Se estabilizó y se preparó para abrir la puerta cuando un grupo Han y Rong se adelantaron para golpearlo. Fue una bola de desorden.

A Tie Cheng no le importaba nadie ni nada más. Había escuchado el asesinato en el exterior y estaba decidido y ansioso por abrir la puerta, solo para ver una cerradura de plata adicional que no estaba allí antes. Al no poder romperla con su energía interior, Tie Cheng sacó su espada después de un pensamiento.

¡Shing!

La espada refinada de Tie Cheng brilló de manera luminosa en el aire antes de aterrizar poderosamente en la cerradura, pero no dejó la más mínima marca.

Tie Cheng estaba aturdido. Entonces sintió una mirada fría caer sobre su espalda. Dándose la vuelta, vio a Hu Sang, que estaba parada afuera de la ruidosa multitud y lo miraba en silencio. Aturdido, recordó que el padre de Hu Sang era un artesano de buena reputación.

—Mi padre lo refinó a partir de una pieza de acero de mil años que había estado guardando. —Le dijo Hu Sang, algo burlona—. No puedes romperla.

—¿Por qué? ¿Por qué? —Gruñó Tie Cheng—. ¿Por qué hacéis esto?

—Ella merece morir. —El odio y los celos que sentía Hu Sang hacia Meng Fuyao eran evidentes en sus ojos—. ¡Se lo merece!

Tie Cheng la miró perezosamente, sintiendo una inmensa agitación, desesperación y locura en sus ojos. De pie en estado de shock, sintió que su corazón se hundía lentamente.

Capitulo 28

No te atrevas

Ruido sordo.

La embotada colisión del cuerpo humano contra la puerta de la ciudad sonaba como un trueno apagado en un día de verano. La sangre se filtró a través de los crujidos y salpicó todos los dedos de Tie Cheng. Bajó la cabeza.

¿Es Meng Fuyao?

Las manchas de sangre le recordaron la soledad, desolación, impotencia y determinación en sus ojos ligeramente enrojecidos antes de irse. Contenían una persistencia cálida e inflexible, en la que el humo verde se elevaba en espirales.

Tales ojos no deberían pertenecer a una chica de solo 18 años.

Un destino que involucraba sangre y lágrimas no era una responsabilidad que esta valerosa chica debería tener que asumir.

Tie Cheng cayó de rodillas.

En los 19 años que había estado vivo, nunca había sentido que sus rodillas o incluso su cuello se debilitaran. Sin embargo, ante la puerta de la ciudad y en medio del polvo, se derrumbó, sólidamente, en el suelo.

Comenzó a inclinarse ante los ojos de Hu Sang.

—Por favor, te lo ruego. Déjala ir. Ella es inocente... —Tie Cheng suplicó con sangre y barro pegado en su cara. Junto con los moretones en su frente, era casi irreconocible. A pesar de eso, él continuó golpeando su cabeza contra el suelo y suplicando. Era la primera vez que se arrodillaba y suplicaba por una chica que ni siquiera era una amiga. Sin embargo, en comparación con lo que toda la ciudad le debía, sentía que nunca podría compensarlo.

> Por favor, sálvala. Llave... ¿dónde está la llave? Dame la llave... Voy a cambiar mi fortuna de toda la familia por ello...

Hu Sang lo miró fríamente, sus ojos llenos de odio. Algún tiempo después, ella se volvió para irse.

—No hay llave.

Tie Cheng se arrodilló aturdido, su mente completamente en blanco. Un ruido sordo sonó detrás de él, y no supo a quién le había pegado el cuerpo contra la puerta una vez más antes de caer al suelo. Tie Cheng no se atreve a mirar el cadáver. Tenía miedo de reconocerlo como la chica que tanto había admirado. Temía que nunca pudiera ver esos ojos brillantes y firmes. Tenía miedo de tener que vivir con el hecho permanente de que la había visto, con sus propios ojos, salir y luchar para acabar en las manos del enemigo, solo para morir por el egoísmo y la duda de su propia gente.

—¡Ah! —Tie Cheng levantó la cabeza y dejó escapar otro grito.

.

—¡Ah!

Se podía escuchar otro lamento angustiado cuando el segundo y último hombre de negro murió bajo una feroz ola de ataque.

El ejército Rong no soltó sus flechas. Dejaron escapar una sonrisa fría y miraron a Meng Fuyao como si un gato quisiera un ratón. Disfrutaron al ver cómo ella no podía entrar a la ciudad, cómo su propia gente la estaba traicionando al matar a innumerables de sus jóvenes soldados, y cómo los guardias de la ciudad simplemente la miraban sin inmutarse ni convencerse.

Se rieron del contenido de su corazón.

Meng Fuyao ya había caído en silencio en este punto. Estaba tan silenciosa como un árbol desnudo pero recta como un lápiz, su expresión tan fría como el agua congelada. Se apoyó contra la puerta que probablemente no se iba a abrir, la sangre sobre su cuerpo se transformó en huellas moteadas en la pared. Era el último regalo que podía darle a la ciudad. Justo aquí, frente a la puerta de la ciudad donde descansaba su cuerpo lleno de sangre y donde había cadáveres a su lado, Meng Fuyao finalmente fue incapaz de despejar la duda y la ira de los guardias de la ciudad.

Ella no tenía futuro.

Recorrió el campo de tierra manchada de sangre.

En él había tres cadáveres con esqueletos perdidos, y solo el hombre principal de negro quedó a su lado, e incluso entonces, ya estaba gravemente herido.

Este equipo de élite casi había sido eliminado por ella. El líder del equipo estaba luchando mientras recuperaba una daga destinada para el combate a corta distancia. Se tambaleó hacia delante, preparado para usar el aliento que le quedaba para enfrentarse al enemigo sediento de sangre.

Meng Fuyao clavó sus dedos en la pared de la ciudad, causando que la sangre saliera de sus dedos.

Era sangre de su corazón.

Era una ciudad en la que había residido durante dos meses. Le gustaba mucho y sentía realmente el calor que contenía. Disfrutó de los cordiales saludos que viajaron durante la mañana y las noches, y disfrutó de la calidez que nunca antes había experimentado. Ella apreciaba y anhelaba más, y debido a eso, precisamente, había elegido asumir la responsabilidad de proteger la ciudad en el momento más difícil, en lugar de ignorarla. Ella no había esperado un resultado como este.

En respuesta a su sacrificio e inversión, los ciudadanos la habían arrojado fuera de su puerta. Ella nunca había esperado que ellos tiraran sus vidas por ella.

¿Había alguna lógica en los asuntos del mundo?

Y con respecto a una situación tan desordenada, ¿había alguna razón para que ella continuara?

—¡Ah! —El grito de indignación e indignación de Tie Cheng, seguido de su desesperado gemido, se disparó a través del cielo y en las orejas de Meng Fuyao.

Respiró hondo y miró hacia el cielo. Una vaga sonrisa se podía ver extendiéndose en su rostro. Era pacífica, cálida, tolerante y extensa, al igual que el sueño que permanecía perpetuamente sobre ella.

Sus ojos se pusieron húmedos.

La aldea que quedó atrás, la idea resuelta y la esperanza que revoloteaba en sus sueños la estaban llamando. ¿Este resultado le iba a permitir regresar al comienzo? Si ella estaba destinada a no escapar de la muerte, ¿por qué debería arrastrar a otros con ella?

Eso... también fue bueno.

—Señor —Gritó, extendiendo una mano para agarrar al hombre que se acercaba de negro—, no hay necesidad.

El hombre parecía bastante sorprendido, mientras Meng Fuyao lo miraba con calma.

—Ellos me quieren muerta. Una vez hecho, ya no te tocarán. No puedo arrastrarte.

—Estás bromeando, señorita. —Respondió el hombre después de un rato. Con una leve sonrisa, preguntó—: ¿Crees que me dejarán ir? He matado a mucha de su gente.

Meng Fuyao permaneció en silencio durante algún tiempo.

—Moriremos juntos entonces. Estaba planeando hacer que transmitieras un mensaje, pero parece que eso no pasará. Solo tengo una solicitud, es decir: destruye mi cadáver y no me dejes caer en manos de los Rong.

—Está bien. —El hombre de negro se sentó, con las manos presionando sus rodillas—. El Maestro me ordenó que te protegiera. Si vivo o muero, habría completado mi misión.

Meng Fuyao sonrió e inclinó su cuerpo, tocando la puerta de la ciudad y hablando a través de la brecha:

—Sé que has hecho todo lo posible, Tie Cheng, no llores. —Se detuvo un momento antes de continuar con una voz inestable—: Por favor, perdona... Te lo pagaré en la próxima vida.

En la próxima vida, en la próxima vida.

A quienes me importan, me detuve, miré por segunda vez y les agradecí antes, por favor, perdónenme por rendirme. En cuanto a la próxima vida... esperemos que el destino lo permita.

Meng Fuyao cerró los ojos y sacó su espada.

Su espada, Rebelión del Destino, había tomado innumerables vidas, y finalmente fue su turno. El delgado pero brillante cuerpo de la espada reflejaba el tono pálido pero resuelto.

¡Cha!

En medio de la arena ensangrentada frente a la puerta de la ciudad, se podía ver a la figura solitaria del hombre de negro protegiéndose los ojos de la deslumbrante espada que se sostenía horizontalmente a través de su hermoso cuello.

Ambos ejércitos no hicieron ningún ruido mientras esperaban apáticamente a que la chica terminara con su vida.

Meng Fuyao cerró los ojos lentamente.

Ya se había despedido de quien podía. En cuanto a aquellos a quienes no podía, solo podía mantenerlo en su corazón.

Su vida en este otro mundo terminaba a los 18 años, antes de que pudiera cumplir sus deseos; era algo que no había imaginado. Sin embargo, a medida que las cosas habían progresado hasta el momento, en realidad se sentía tranquila, como si fuera una con el agua y estaba a punto de llegar a su fin.

Así.

Ella retiró su espada, su rayo destellaba.

¡Cha!

—¡Meng Fuyao! ¡No te atrevas a morir ante mí!

Un objeto rojo, que llevaba una ráfaga de olor a pescado, zumbó hacia ella y golpeó la punta de la hoja de su espada. El objeto se sentía suave, pero se acercó con tanta violencia que Meng Fuyao, quien ya era extremadamente débil e impotente, perdió el agarre de su espada. A pesar de eso, la hoja afilada había dejado una hendidura en el cuello, donde la sangre se derramaba lentamente.

Meng Fuyao bajó la cabeza para mirar el suelo y vio una oreja torcida a través de su visión nebulosa y sangrienta. Alguien había tirado una oreja cortada para salvar su vida.

—Madre... qué melodramático... No podrías haber encontrado algo más novedoso... —Meng Fuyao murmuró mientras luchaba por mantener su propio

peso—. ¿Qué bastardo se atrevió a evitar que muriera un mártir?

—Tú eres el bastardo.

Un torbellino negro y rojo rodó, cuando una mano extendida agarró la espada caída de Meng Fuyao y luego la levantó y la subió a una silla de montar.

—Mujer, te mantengo fuera de mi vista un momento, y te metes en problemas.

Meng Fuyao descansó contra el equipo y tosió. Al no tener ganas de enfrentar a Zhan Beiye y su cara ceñuda, ella murmuró:

—¿Viniste solo? Vete, no me hagas matar a otro ser inocente...

—¿Por qué no echas una mirada clara a quién estás hablando? —Preguntó Zhan Beiye con tristeza—. ¿Son esos soldados de tercera categoría mi pareja? —Se rasgó una sección de la manga y la envolvió alrededor de su cuello antes de examinar sus heridas. Al darse cuenta de que toda la tela de su ropa no iba a ser suficiente para envolver sus heridas, frunció el ceño con una ira incontrolable. Giró su cabeza, sus pupilas negras como una noche tormentosa. Su aura era similar a las llamas furiosas cuando ordenó—: Caballos del Viento Oscuro, matadlos a todos. No solo les hagáis unos cuantos agujeros si podéis aplanarlos, y no los aplasteis si podéis pulverizarlos.

—¿Caballos del Viento Oscuro? —Repitió Meng Fuyao, casi estallando en carcajadas en medio de su estado medio consciente—. La jactancia ciega no es el camino correcto. Son tus soldados especialmente entrenados, ¿eh? Pero esto es Wuji, no Tiansha...

Capitulo 29

Lavantando polvo

Antes de que la voz de Meng Fuyao cayera, escuchó el ordenado repiqueteo de cascos, feroces, agudos, poderosos y duros, exudando efectivamente un aura de muerte y fuerza.

Meng Fuyao levantó la vista y, por un momento, confundió la repentina aparición de la ola de sábanas negras en la ladera occidental como señal de que estaba a punto de desmayarse. El principal jinete alzó su espada, y toda la ola de soldados con armadura negra siguió su ejemplo, antes de cargar directamente en la formación enemiga. Estos hombres controlaron sus riendas y galoparon a toda velocidad, lanzando flechas como lluvia y cortando a sus enemigos como si fueran vegetales. De sus ataques despiadados y descuidados, estaba claro que estas personas eran de Zhan Beiye.

Pero, ¿cómo podría ser?

La tropa más fuerte, Caballos del Viento Oscuro, era bien conocida en todas las naciones. Si bien consistía en unos pocos miles de jinetes, cada miembro tenía la capacidad de enfrentarse a cien enemigos y poseer el campo de batalla. Sus logros fueron gloriosos, y fueron una presencia temida por la Nación Moluo, situada en la región occidental. ¿Cómo cruzó tal tropa la frontera de la Nación Wuji? ¿Y cómo pudieron haber aparecido aquí?

Al escuchar al hombre detrás de ella riéndose a carcajadas y sentir su tembloroso pecho contra su espalda, Meng Fuyao lo escuchó decir:

—Llegué mucho antes, pero me volví para esperar a estos hermanos. Nos abrimos paso a través de la frontera.

Meng Fuyao se quedó sin habla.

Este hombre... va a morir un día sin siquiera saber por qué.

Zhan Beiye murmuró:

—Es extraño, ahora que lo pienso. Las tropas de la frontera dejaron de perseguirnos después de un tiempo, dejándonos en una zona de montaña, y cuando finalmente salimos, ya estábamos cerca. —Entrecerró los ojos, centrándose en la intensa batalla que estaba en curso—. Maldita sea, me acostumbré de nuevo... Debo volver a mirarlo.

Meng Fuyao volvió la cabeza dubitativamente.

—¿Eh? —Soltó, mientras Zhan Beiye miraba su cara manchada de sangre y sus pestañas coaguladas. Su cuerpo estaba lleno de tantas heridas que no se atrevía a

tocarla. Su apariencia, no diferente a la de una bestia diminuta y gravemente herida, lo silenció.

¿Cuánto debe haber luchado ella? Con un carácter como el de ella, a menos que fuera forzada a un callejón sin salida, no había manera de que ella terminara con su propia vida. ¿Quién tenía el poder de dejarla tan indefensa y desesperada? ¿Y dónde estaba ese hombre cuando ella sufría? Está bien... tenía asuntos militares que atender, pero ¿cómo podría haberla dejado caer en una situación tan peligrosa?

Y a él también... Cómo quería golpearse la cara. Si no hubiera sido tan pobre en direcciones y se hubiera perdido en las montañas, y no se hubiera topado con uno de los diez luchadores más fuertes, también conocido como ‘la Niebla’, provocó que ella estableciera todo tipo de obstáculos. Podría haber llegado medio mes antes. Por lo tanto, ella no habría sido golpeada a este estado.

La mente de Zhan Beiye se quedó en blanco cuando la vio levantar su espada, lista para quitarse la vida. Como tal, su mano se resbaló, y solo había logrado cortar una oreja de su enemigo. Ansioso y sin opción, agitó su espada y la lanzó hacia ella como una intervención.

Al intentarlo, sintió que su cuerpo se enfriaba. No había canalizado ninguna energía interior en su lanzamiento y estaba seguro de que no sería suficiente para contrarrestar la fuerza de Meng Fuyao.

Afortunadamente, ella ya estaba extremadamente débil, y una oreja era suficiente para arrancar su arma.

Casi había muerto ante sus propios ojos.

Con remordimiento, Zhan Beiye deseaba arrancarle el pelo para evitar que sangraran sus heridas. Miró mientras la carne de aspecto siniestro florecía, sintiendo como si estuviera a punto de asfixiarse. Después de pensarlo un poco, se quitó el abrigo y lo envolvió a su alrededor.

—Agárrate y espérame.

Meng Fuyao encogió su cabeza en su abrigo pero lo ignoró. No estaba de humor.

Al ver que su rostro se estaba volviendo verde por la fatiga, la ira creció

dentro de él una vez más. Se dio la vuelta, con los ojos afilados como una cuchilla, y miró al general de brazos rotos, el Viejo Ha.

El Viejo Ha estaba rodeado por el ejército Rong, y se retiraba con cuidado. Ya no podían forzar a Meng Fuyao a su final y tuvieron que lidiar con la aparición inesperada de una ola de jinetes blindados, cuyo poder de combate provocaba pesadillas.

La noche anterior, junto con quince guardias, Meng Fuyao había matado a algunos miles de ellos. Las habilidades de estos jinetes no eran malas en absoluto y eran incluso mejores expertos en formaciones de batalla. Se movieron rápidos como un rayo, y atacaron, ligeros como el viento. Con cada destello de su espada, llovían sangre y cabezas. En medio de la formación gradualmente dispersa del ejército de Rong, estos jinetes continuaron abriéndose paso. Por otro lado, sus propios jinetes, 5.000, simplemente se convirtieron en bloques de madera y gradualmente fueron sacrificados.

Peor aún, de repente sintió un escalofrío en su pecho y entumecimiento en su espalda, como si los gusanos estuvieran arrastrándose por todas partes. Apareció la piel de gallina y su pelo se erizó.

Cuando el Viejo Ha se retiró, se volvió y vio desde lejos, a cientos de pasos de distancia, un hombre vestido con una túnica negra con adornos escarlata sentado en posición vertical sobre su caballo y dibujando lentamente su arco dorado puro. Estaban muy separados, pero él podía sentir la aura mortal que el hombre de negro estaba exudando. Solo su mirada solo era lo suficientemente sustancial como para atravesarlo.

El Viejo Ha se sobresaltó, pero de inmediato se relajó.

—Qué broma, ¿cómo podría alguien disparar con precisión desde una distancia tan grande?

Por supuesto, el arquero número uno en toda la Nación de Tiansha, también subordinado del Rey, podría ser capaz de hacerlo, pero este hombre era el Principe, así que, ¿cómo pudo haber aparecido aquí en primer lugar...?

Hizo una pausa en sus pensamientos.

Tiansha... La fuerza de élite negra... La caballería número uno que era tan resistente como las montañas y tan impenetrable como el bosque... El símbolo de la ardiente palma roja en el abdomen de los caballos... ¡Caballos del Viento Oscuro!

¡Caballos del viento oscuro del Rey Cazador de Tiansha!

El viejo Ha dejó escapar un extraño grito cuando azotó con fuerza su caballo con la mano.

—¡Rápido! ¡Rápido! ¡Retirada! ¡Retirada! —Gritó.

A pesar de su reacción bastante rápida, ya era demasiado tarde.

¡Xiu!

Una flecha escarlata, aparentemente llevando un anillo de fuego a su alrededor, floreció como un fuego artificial y atravesó la brecha más lejana entre ellos, a través del cielo lleno de polvo elevado y sangre fresca, y finalmente a través de la parte posterior del objetivo. La flecha en forma de llama penetró a través de su piel y huesos antes de salir de su pecho. La sangre que fluía con ella salpicó en el aire, creando una pintura impresionante.

Era una pintura que inmortalizaba el momento en que el Viejo Ha, mientras mantenía una postura de huida, con el brazo en el aire, intentaba acelerar su caballo, pero sería condenado para siempre por la flecha imposible que le había disparado.

Soltó un estrangulamiento gutural que parecía contener un suave sollozo como si estuviera suspirando por su mala suerte. ¿Por qué había venido Zhan Beiye y por qué no había aprovechado cada precioso momento para deshacerse de Meng Fuyao? Ahora tenía que pagar con su propia vida.

Justo así, su brazo levantado cayó lentamente, y se lanzó hacia la multitud de soldados y caballos. Como los hombres de negro que habían protegido a Meng Fuyao con sus vidas, fue aplastado al instante.

Meng Fuyao descansó sobre el caballo, con lágrimas en sus ojos mientras observaba.

—La venganza no se siente bien, la venganza no se siente bien.

Incluso si Zhan Beiye no hubiera atacado, haría lo que fuera necesario para buscar venganza mientras siguiera con vida.

.

Tras la muerte del Viejo Ha, el ejército sin líderes cayó en el caos. Para empezar, no era el combate de los Caballos del Viento Oscuro, estaba más claro que nunca que ahora estaban atrapados en el matadero de la fuerza de élite.

Como si estuvieran pastoreando ovejas, los poderosos jinetes obligaron a los soldados Rong a unirse antes de comenzar la masacre sin dudar.

El ruido de los cascos chocó con los ruidos de los huesos rompiéndose y los relinchos de los caballos como una ola de soldados cargados hacia Yaocheng. Los soldados que estaban encima de la puerta de la ciudad se escandalizaron. Inicialmente habían pensado que Meng Fuyao vendió su ciudad y atrajo a los soldados para que mataran a su gente. Sin embargo, por lo que se ve, las cosas no parecían así, y todos estaban aturdidos.

Todavía cubierta por el abrigo de Zhan Beiye, Meng Fuyao no se dio la vuelta para observar sus expresiones. Los gritos caóticos y la batalla la cansaron más, hasta el punto de que no podía molestarse en nada.

Un suave clic sonó desde atrás.

Sonaba especialmente nítido en medio del revoltijo del campo de batalla. Giró la cabeza y vio que la puerta de la ciudad, que había pedido que se abriera, finalmente se abrió.

La gruesa y sólida puerta de metal se abrió lentamente, dibujando un brillante arco en el centro, iluminando la sangre y el cuerpo lleno de sudor de Tie Cheng mientras se encontraba avergonzado, con una llave en la mano y con Yao Xun a su lado.

Solo le tomó una mirada a Meng Fuyao comprender la situación.

Yao Xun debió haber pensado en abandonarla de nuevo, pero finalmente

había decidido no hacerlo, e incluso hizo una simple llave para abrir la puerta. ¿Quién más, sino Yao Xun, podría hacer tal cosa?

Echó un vistazo antes de darse la vuelta.

Tie Cheng había suplicado, pero en vano. Los guardias a su lado habían muerto, uno tras otro, pero en vano. Y se había visto obligada a suicidarse, pero aún así fue en vano. ¿Realmente se abrió la puerta ahora que las cosas estaban arregladas? ¡Que broma!

Era una broma que no quería enfrentar en este punto.

Ante ella, la batalla estaba llegando a su fin.

Meng Fuyao extendió su mano para agarrar la rienda y sacudirla.

El caballo levantó sus cascos delanteros y el polvo levantado se esparció sobre la puerta de la ciudad.

—¿A dónde vas?

—No tengo ni idea, pero no tengo ganas de enfrentar la ciudad.

Capitulo 30

El secreto del Valle Haoyang

—¿Cuanto tiempo planeas quedarte en las montañas, entonces? —Preguntó Zhan Beiye, tumbado en el pasto y apoyando ambas manos detrás de su cabeza para mirar las estrellas—. Mis jinetes necesitan reponer suministros.

—Déjalos entrar, entonces. —Respondió Meng Fuyao con sencillez, cerrando los ojos y sintiendo la luz de las estrellas iluminando su rostro pálido y sus cejas de color negro azabache—. La ciudad está sin provisiones. Puedes dirigirte al campamento del ejército de Rong para conseguir algo. Debe de ser un desastre allí ahora mismo.

—Tienes razón. —Sonrió Zhan Beiye, revelando sus dientes más brillantes que los de la luna—. Ya los he enviado allí. —Se incorporó para abrazar sus rodillas, antes de agregar algo lamentable—: Sí, si me apodero de Pingcheng y

Huangxian, ¿no me pertenecerá una parcela de tierra de Wuji?

Después de pensarlo un poco, Zhan Beiye continuó:

—Olvídalo, Zhaoxu no va a ser fácil. Lástima que no sea el momento para que me aproveche de sus dificultades.

—¿Zhaoxu? —Meng Fuyao abrió los ojos.

—¿Por qué? —Zhan Beiye la miró de forma extraña.

—Eres un hombre grande. ¿Por qué eres tan afectuoso al dirigirse a él? —Preguntó Meng Fuyao—. ¿Brokeback10?

10 Referencia a la película Brokeback Mountain.

—¿Qué es eso? —Zhan Beiye frunció el ceño—. Intentaste suicidarte y ahora estás actuando de forma extraña. No te entiendo. ¿Qué tiene de malo llamarlo por su título honorífico? ¿No me digas que no sabes lo que significa Zhaoxu?

—¿Ah? —Dijo después de algún tiempo.

—Ah, ¿qué? —Zhan Beiye se rió, extendiendo su mano hacia su frente para comprobar si tenía fiebre, pero fue abofeteada.

Meng Fuyao se incorporó confusa, agarrando sus rodillas y mordiéndose los labios.

Así que ese es un título honorífico.

Ella siempre tuvo sospechas sobre su identidad y había interrogado a Yun Hen, quien luego dio respuestas que disiparon sus dudas. Después de todo, era demasiado atrevido para que un Principe entrara en el territorio de otra nación para causar problemas, pero ella había empezado a sospechar sobre su ‘encuentro fortuito’ en la residencia imperial de Wuji. Ella no creía que un asesor pudiera viajar por la residencia tan despreocupadamente. Según su comprensión de la historia, las antiguas reglas sociales eran estrictas y no se podían sobrepasar fácilmente.

La verdadera confirmación llegó cuando apareció Xiao Dao.

Durante la batalla interna entre el norte y el sur de Rong, Zhangsun Wuji, de 10 años de edad, había viajado a las praderas. Después de decir su pieza, los Rong se inclinaron y se convirtieron en hermanos. Esta era una historia que Yao Xun había compartido con ella, y ella la recordaba claramente.

Y Xiao Dao quería matar al hombre que había reunido a los Rong y desterrado a su padre. Si en este punto ella todavía no tuviera idea de su identidad, no se llamaría Meng Fuyao sino Meng Pighead11.

11 Cabeza de cerdo.

Ella, algo infeliz, había adivinado que Yuan Zhaoxu no estaba siendo honesto. Afortunadamente, no era alguien demasiado deseosa de perder. Mordiendo su manta, recordó el momento en que se conocieron. No era conveniente que Zhangsun Wuji revelara su identidad en ese momento. Además, ¿no le ocultaba muchas cosas a él también? ¿Era necesario ser tan calculador? Ya que estaba lista para irse en cualquier momento, realmente no tenía derechos para hacer ninguna demanda.

Después del baile, antes de su partida, finalmente había aclarado su identidad, y Meng Fuyao estaba bien con eso.

A pesar de sus sospechas iniciales, recibir la confirmación de Zhan Beiye todavía la sorprendió un poco. Ella recordó algo y de repente preguntó:

—¿Cuál es el apellido de su madre?

—Reina Yuan. —Respondió sin vacilar—. Una mujer bastante increíble. Zhangsun Wuji definitivamente se parece a ella en términos de carácter.

Tomó el apellido de su madre y fue llamado Zhaoxu como título honorífico. Después de pensar un poco, Meng Fuyao no pudo evitar sonreír. Sí, Zhangsun Wuji no se lo ocultó. Era un alias tan obvio, y no era diferente de decirle exactamente quién era él. Fue ella, distraída e ignorante sobre los asuntos de las Cinco Regiones, la que no lo había descubierto durante tanto tiempo.

Viendo que Meng Fuyao estaba algo distraída, Zhan Beiye parecía bastante incómodo. Decidió desviar el tema alcanzando el abrigo de Meng Fuyao.

—¿Por qué te estás envolviendo? Quítatelo. Voy a tratar tus heridas.

Meng Fuyao le permitió llevarse el abrigo cuando ella se puso de pie y lo empujó.—Voy a darme una ducha. Será mejor que te quedes lejos y no mires.

—¿Una ducha? —Zhan Beiye se levantó—. Es invierno y estás herida. ¿Ducha? ¡Ducha!

Estaba absolutamente desencadenado, pero a Meng Fuyao no le importaba menos. Caminó hasta un pequeño arroyo mientras arrastraba su abrigo al suelo. Sin una palabra, ella saltó a las aguas poco profundas.

—Aish, ¿no tienes miedo de ahogarte? —Zhan Beiye se apresuró a acercarse.

Meng Fuyao agitó un brazo y su abrigo salió volando del agua y se estrelló contra su cuerpo. Cuando terminó de colocarlo, Meng Fuyao ya se había desnudado y había entrado en la parte más profunda de la corriente. Era buena en el agua, casi como un pez, y pudo contener la respiración bajo el agua durante mucho tiempo.

La luna se elevó gradualmente, y el agua comenzó a brillar bajo su luz. El mundo debajo del agua permaneció en silencio mientras algunas plantas acuáticas se movían silenciosamente, junto con un pequeño pez plateado que le hacía cosquillas en las piernas. Era un mundo tranquilo. Un mundo en el que quería estar en este momento.

Se quedó en el agua, con el pelo esparcido y flotando como las plantas. El agua rozó sus heridas, llevando consigo algo de sangre coagulada. La sangre se dispersó, tornando el agua a su alrededor roja.

El dolor que ella había dejado de sentir durante tanto tiempo se despertó como una gran ola, causando que se convulsionara y finalmente se convirtiera en una bola. Era una posición de autodefensa, como los fetos en el vientre de su madre. Estaba usando el método más primitivo para proteger su cuerpo y su corazón. Meng Fuyao se acurrucó con fuerza y se colocó las manos sobre el pecho.

Era el dolor más grande que jamás había experimentado. Superaba todas las lesiones y dolores que había sentido hasta este momento.

Sin embargo, no se iba a permitir recordar eso. Avanzar con el recuerdo del dolor significaba que cada paso que tomara en el futuro llevaría el recuerdo de sangre

fresca y cicatrices, no diferente a caminar sobre la hoja de una espada: dolor y agobio en cada paso, que finalmente se desvía del camino.

Cubriendo el área de su pecho, Meng Fuyao levantó la cabeza y, en medio del agua clara, asumió una postura de llanto.

Llora, entonces.

Se permitió ser débil por una vez. Permitir que la humillación, el rechazo y todos los demás agravios y sufrimientos se conviertan en lágrimas y se unan a los miles de millones de gotas de agua en esta corriente.

Esa noche, solo quedaba la corriente en el valle de Haoyang para grabar y recordar sus lágrimas. Meng Fuyao, por otro lado, recordaría la furia de la miseria que sentía en todo su cuerpo. Recordaría el orden superior que le había otorgado un dolor como este.

La luz de la luna brillaba a través del agua clara, iluminando a la juventud de pelo largo flotando en medio de ella. Se parecía a una diosa, su piel pálida y sus ojos bien cerrados realzaban la exuberancia de sus pestañas.

Las lágrimas que no quería que nadie viera fluyeron hacia el agua de jade.

La luna estaba en silencio; sus lágrimas estaban en silencio.

La voz de un hombre estalló:

—¿Sigues viva, Meng Fuyao?

Zhan Beiye, quien se estaba poniendo ansioso, se tendió junto al arroyo y gritó:

—¿Ya no puedes contener la respiración? Si es así, ¡dame un grito!

Meng Fuyao casi se ahoga.

¡Qué absurdo!

Se dio la vuelta y se alejó nadando, sin querer enfrentar a este tipo. No recibiendo una respuesta, Zhan Beiye gritó:

—¡Voy a bajar si no respondes!

¡Plop! En el agua fría, Su Alteza saltó.

Cuando entró en el agua, un cuerpo blanco como la nieve cruzó su visión como un ágil pez desapareciendo en las olas, tan rápido como apareció. Zhan Beiye lo persiguió, y se podía escuchar una voz desde la costa arriba.

Zhan Beiye flotó, y bajo la luz de la luna, vio un cuerpo femenino blanco como la nieve y exquisito brillando en el denso bosque, dos filas de huellas claramente visibles. Se sumergió en el agua, mirando las huellas y procesando la vista que había captado al saltar al agua. Su cuerpo era tan delgado y hermoso, y su piel suave y delicada. Vio como las gotas de agua cristalina fluían hacia el sur, bajaban por su espalda y eran suaves, un vino bastante alegre... Yacía quieto, con el cuerpo frío pero las palmas ardiendo. Subconscientemente, extendió sus manos hacia adelante para agarrar el cuerpo que ya se había alejado.

Todo lo que había logrado atrapar era hielo, agua fría, que inmediatamente se deslizó a través de la brecha entre sus dedos.

Aflojó las manos y se arrastró a la orilla, sus ojos barriendo las huellas una vez más. Los débiles rastros rojos llamaron su atención. Sabía que esos rastros eran sangre que había brotado de las siniestras heridas de su cuerpo... Se paró en la roca, sintiendo como si su corazón hubiera sido aplastado y roto por ella.

Fue su culpa... había aparecido demasiado tarde...

Zhangsun Wuji había hecho la excepción de dejar pasar a su tropa, probablemente con la esperanza de que alguien pudiera ayudar a Meng Fuyao cuando no estuviera disponible. Sin embargo, debido al maldito duelo que ocurrióinesperadamente, los esfuerzos de Zhan Beiye para salvarla se retrasaron, y él casi la había matado básicamente...

Capitulo 31 regreso

En la tercera noche, Meng Fuyao comenzó a tener fiebre y tos. Zhan Beiye se quedó sin dormir esa noche para reunir los ingredientes médicos necesarios, y se quedó a su lado para enfriar el calor de su cuerpo y tratarla. Encontró alegría en ello, pero Meng Fuyao se despertó para ver las venas reventándose en sus ojos y sintió pena.

—Es hora de conseguir una esposa, Principe. Te ves insatisfecho. ¿Necesitas que te presente una...?

Incapaz de contener su ira, el Principe se metió una fruta en la boca, al tiempo que le clavaba su punto de acupuntura al mismo tiempo.

—Tienes una ciudad a la que volver, pero no quieres. ¡Escogiste dormir al aire libre con los lobos, mujer obstinada!

—No te pedí que hicieras esto. —Replicó Meng Fuyao.

Zhan Beiye miró su rostro enrojecido y la llevó sobre su hombro sin decir una palabra.

—Las cuentas deben calcularse y las deudas, pagarse.

Llevó a Meng Fuyao por las montañas.

—Vamos a volver a la ciudad.

.

Cuando llegaron al fondo, los ciudadanos de Yaocheng se alineaban en las calles a dar la bienvenida. La puerta de la ciudad se había abierto temprano en la mañana, y las personas que esperaban su llegada estaban en fila afuera. Cuando la tropa de Zhan Beiye se acercó desde lejos, no pudieron evitar sentirse ligeramente agitados. Después de todo, era natural sentirse incómodo al ver a un ejército extranjero en la tierra de Wuji. Cuando vieron a Meng Fuyao, que estaba en los brazos de Zhan Beiye, se calmaron.

Era su alcaldesa, una chica de 18 años. En tiempos de peligro, había reunido el coraje y la sabiduría que incluso los hombres no podían reunir en tales circunstancias, solo soportando las críticas y derribando a casi todos los generales del ejército Rong, solo para ser forzada a un rincón por su propia gente. La fuerza de carácter que poseía no le faltaba a la de los hombres, y la injusticia con la que le habían servido hacía difícil que la miraran a los ojos.

Zhan Beiye redujo la velocidad de su caballo, pasando a través de la multitud mientras los ciudadanos observaban a la chica acurrucada en su abrazo. Su rostro

era anormalmente rojo, sus clavículas más prominentes que unos días antes, y sus muñecas expuestas frágiles y llenas de heridas. Los ojos se pusieron rojos mientras algunos dejaban escapar gemidos bajos.

Un joven cayó de rodillas de repente. Él era el joven que había golpeado la cabeza de Tie Cheng con una piedra, también el más entusiasta, que había arrojado barro, piedras y suciedad en la cara de Meng Fuyao. Bajó la cabeza cuando la brisa primaveral arruinó su cabello, cubriendo sus ojos. Incluso había un sutil olor a sangre junto con él. Era el vestigio de la guerra.

Las vidas habían sido invadidas y eliminadas, pero ciertas huellas grabadas en el corazón de la gente eran un desafío para borrar.

Más comenzaron a arrodillarse ante su alcaldesa, llenos de remordimientos y culpa. Sus voces estaban atrapadas en sus gargantas, y ninguna palabra de disculpa podía salir. Todo lo que podían hacer era poner a un lado su dignidad y arrodillarse.

Ante la justicia y la gloria de la conciencia, el orgullo no era nada.

Zhan Beiye avanzó lentamente con Meng Fuyao en sus brazos. Casi se sentía orgulloso de sí mismo por ver algo en una mujer como esta.

En frente, los guardias de la ciudad se arrodillaron en el suelo. Estos eran los guardias completamente acorazados que incluso podían estar de pie ante los cielos. De hecho, se habían arrodillado ante la alcaldesa a la que habían intentado disparar ese día.

Zhan Beiye ignoró a los ciudadanos pero detuvo su caballo ante los soldados. Miró a Meng Fuyao, notando el aleteo de sus párpados. Estaba despierta pero no quería abrir los ojos. Al sentir sus ojos en ella, Meng Fuyao levantó un poco los párpados y negó con la cabeza. Sus miradas se encontraron, y Zhan Beiye sonrió ante la alineación de sus pensamientos.

—Levantaros. —Dijo, mirando a la gente que estaba arrodillada de vergüenza—. Vuestra alcaldesa no os culpa. No hicisteis nada mal al proteger la ciudad. No os equivocasteis al defender vuestra posición y no seguirla para rendirse. De hecho, cumplisteis bien con vuestras responsabilidades. Siempre es una bendición para un alcalde tener soldados como estos.

Meng Fuyao puso los ojos en blanco, pensando en lo ‘bendecida’ que era, y en el talento del Principe para conmover y comprar los corazones de la gente.

El joven, que no podía dejar de llorar, comenzó a golpear su frente contra el suelo granuloso, cantando en voz baja, con su voz haciendo eco en la brisa:

—Trabajaré hasta la muerte para la alcaldesa.

—¡Trabajaré hasta la muerte para la alcaldesa! —La gente siguió su ejemplo, sus voces crearon gradualmente una ola resonante que se extendió por la parte sur de la ciudad y en medio de las ráfagas de sangre.

Zhan Beiye miró a su alrededor con satisfacción, asintiendo con la cabeza. Incapaz de soportarlo más, Meng Fuyao le lanzó una mirada sutil y lo pellizcó.

Por favor, para. ¿Te gusta ver llorar a un grupo de hombres adultos?

Una pena que la piel de Zhan Beiye estuviera hecha de acero. Sin sentir el pinchazo en absoluto, él le sonrió descaradamente y le susurró:

—¿Cómo me lo vas a agradecer? Esta es la mejor oportunidad para que los compres. Yaocheng realmente te pertenecerá de ahora en adelante.

¿Me importa?

Meng Fuyao volvió la cabeza.

La alcaldesa definitivamente está recibiendo el extremo más corto del palo, pensó.

Zhan Beiye entró en la ciudad y fue recibido por una multitud entera. Tie Cheng estaba en el frente, sostenido por una muleta, sonriendo con alegría mientras los esperaba. Él era el único que podía recibir a Meng Fuyao sin sentirse culpable, por lo que, naturalmente, se sentía mucho más enérgico y entusiasta a pesar de su pierna rota.

Cuando Zhan Beiye llevó a Meng Fuyao, lanzó una mirada de reojo a Tie Cheng.

—Tus huesos son bastante fuertes, pero eres demasiado débil. ¿Cómo vas a ser guardia? Ven a entrenar conmigo todos los días durante una hora.

Tie Cheng se sobresaltó. Había presenciado las habilidades imposibles de Zhan Beiye. ¿No estaría cavando su propia tumba si entrenara con un hombre así? Con cara de amargura, pensó en los delincuentes que habían hecho mal a Meng Fuyao pero que no estaban siendo castigados, y luego en lo poco afortunado que era él, el único partidario. El cielo no sabe de lógica.

Meng Fuyao miró a Tie Cheng. Este tipo tonto tuvo la suerte de obtener el apoyo de Zhangsun Wuji primero, y luego Zhan Beiye. Él iba a ser un luchador de edición limitada. Sí, tenía envidia. Pero ella había olvidado que la creación de este luchador de edición limitada estaba planeada para ella. . Al llegar a su propia habitación, Meng Fuyao recibió la ‘abrumadora bienvenida’ de Lord Yuan Bao.

Lord Yuan Bao se abalanzó sobre la chica, quien se envolvió como una bola de masa y colocó sus garras.

—¡Squeak, Squeak!

Enfurecida, ella gritó:

—¡Aleja tus garras! ¿Qué es eso?

Lord Yuan Bao retrajo sus garras, lamiendo las golosinas en ellas antes de inclinar su cabeza. Cuanto más miraba, más amplio sonreía. Un poco más tarde, él llevó un espejo hacia ella y se quedó a un lado.

Mirando a su yo fantasmal y luego a Lord Yuan Bao, quien ahora estaba acariciando su propio pelaje coqueto, ella resopló al darse cuenta.

—¿Estás diciendo que me he vuelto fea? ¿No tan guapa como tú? ¿Ya no eres un rival digno?

—¡Squeak, Squeak!

La sonrisa de Lord Yuan Bao ahogó sus ojos cuando Meng Fuyao le lanzó una mirada de reojo.

—Déjame recordarte... todavía soy humana, por muy fea que sea.

Sus palabras dejaron al conejillo de indias corriendo hacia un rincón y dibujando círculos. Satisfecha, Meng Fuyao se acostó y se acomodó. No había mejor sensación que estar en la propia cama.

Zhan Beiye la miró fijamente, con los brazos cruzados.

—¿Cómoda ahora? ¿Cálida? Tú, niña tonta, tienes una habitación y una cama tan agradables, ¿y elegiste dormir al aire libre? Necesitas una buena paliza.

Meng Fuyao lo miró y respondió perezosamente:

—Sí, ay. Bien, ¿mis botas huelen bien? ¿Los ojos todavía están hinchados?

Zhan Beiye se sorprendió primero, luego se enojó.

—¿Ya sabes?

Meng Fuyao frunció los labios y lo ignoró. ¿No lo sabría ella? Si bien Zhan Beiye parecía un personaje decente, estaría mejor levantando la guardia cuando solo estaban los dos durmiendo afuera.

El pequeño Zhan había jurado casarse con ella, y él no parecía ser tan amable como para hacer una broma de su propia vida. Si él hablaba en serio y ella iba a ser suya, ¿habría algún problema si él se subía al tren antes de pagar el boleto?

Meng Fuyao lo espantó como si fuera un mosquito.

—Por favor, encuentra alojamiento en cualquier otro lugar que no sea aquí. Cuídate, no te despediré.

—Me quedo a dormir aquí. —Respondió Zhan Beiye con indiferencia, y salió antes de que ella pudiera regañarlo—. El médico viene a cuidarte para que recuperes la salud. Tengo cosas que atender.

¿De qué malditas cosas está hablando? ¿Tan urgente?

Meng Fuyao tenía curiosidad pero no tenía energía para seguir. Al beber un tazón de sopa nutritiva que Yao Xun había entregado, ella entró en el país de los Sueños.

.

Cuando se despertó, el sol ya se estaba poniendo, su brillo rojo irradiaba por todas partes. Había dormido demasiado y olvidado temporalmente dónde estaba. Se sentía como si todavía estuviera librando una guerra en el campamento del ejército de Rong, o que estuviera en una cueva, alcanzando una piedra pero agarrando un hueso humano de la cadera en su lugar.

Alcanzó una toalla al lado de su cama y se limpió el sudor de la frente. Se incorporó, reflexionando sobre un segmento de las escenas de sus sueños en medio del brillo del atardecer.

Fue Yuan Zhaoxu. Oh, Zhangsun Wuji. La estaba mirando con desaprobación y diciendo:

—Dejé un mensaje y te pedí que te fueras, pero no escuchaste.

En su sueño, ella había argumentado:

—Yaocheng debe estar en problemas ya que me advertiste que me fuera. ¿Cómo puedo dejar mi ciudad en un momento de peligro?

Zhangsun Wuji suspiró, antes de inclinarse suavemente...

¡Alto! Las orejas de Meng Fuyao se volvieron de color rojo remolacha cuando se cubrió la cara con la colcha. Maldición, ¿qué estoy pensando? Afortunadamente, todo fue un sueño.

Con el edredón cubriéndole la cara, ahora estaba en un espacio oscuro y tranquilo. Tomó la débil fragancia de la ropa de cama, calmando lentamente sus pensamientos.

¿Por qué le pidió a ella que se fuera? Con su sabiduría y habilidad, no había manera de que él no pudiera decir que había algo raro en el Rey De. Entonces, ¿había descartado a Yaocheng?

No, ella despidió su pensamiento rápidamente. Si esa era realmente su intención, la habría secuestrado si lo hubiera necesitado. Era más probable decir que

Yaocheng era un lugar de peligro potencial, y no podía estar seguro.

Si los Rong del norte y del sur estuvieran en connivencia con el Rey De y planearan dividir las ganancias de manera uniforme, no podría haber sido suficiente para que la tribu Rong se enterrara en Yaocheng. De lo contrario, no era diferente de dar su puerta de entrada estratégica a la tribu Rong. Si el cerebro del Rey De funcionara, no habría manera de que lo hubiera hecho.

Así que Zhangsun Wuji no la arrastró por la fuerza, pero incluso así, le dejó un mensaje, junto con algunos guardias de confianza. También filtró información sobre ella a Zhan Beiye, lo que lo llevó a traer a sus propios jinetes. En ese caso, incluso si Yaocheng estuviera siendo sitiado, no se arruinaría.

Resultó que el Rey De había ofrecido a Yaocheng y Zhan Beiye se había encontrado con uno de los diez luchadores fuertes en su camino. ‘La Niebla’, que generalmente aparecía de forma impredecible dentro de las Cinco Regiones del Continente, había surgido en la Nación Wuji en ese momento exacto. Las tres coincidencias se habían acumulado para llevar a un baño de sangre en Yaocheng. Se podría decir que fue la voluntad de Dios la que le causó tal calamidad.

Solo... Meng Fuyao continuó pensando.

Zhangsun Wuji debe haber tenido sus dudas cuando se trataba de los motivos del Rey De. Lo estaba atacando, y debido a eso, evitó monitorear los movimientos y la fuerza armada del Rey De en la frontera sur.

—Él... quería que el Rey De se rebelara.

El sudor se acumuló sobre su cuerpo en esta conclusión. ¡Este hombre se había atrevido a apostar su propia tierra!

¿Pero por qué no destruyó al Rey De en Jingcheng? ¿Por qué lo dejó salir e incluso le dio 200.000 soldados para crear una conmoción? Meng Fuyao no pudo envolver su cabeza en torno a su decisión y, finalmente, retiró su colcha. Había decidido consultar a Zhan Beiye cuando él regresara. Debe saberlo, ya que él mismo era una figura política.

Capitulo 32

Duelo fantasma

Se oía un sollozo. Era remoto y salía de la pared del patio, lo que no se consideraba alto. El sol se había puesto y la clara noche de luna hizo que el grito sonara aún más triste.

Meng Fuyao frunció el ceño, tirando la colcha a un lado y sentándose.

—¿Fantasma? ¡Lo que menos temo son los fantasmas! ¡Maldita sea! ¡Llora delante de mí si te atreves!

El sollozo se detuvo, y los pasos de alguien se oyeron acercarse rápidamente. El pálido y largo rostro de Yao Xun apareció junto a la pared del patio, y entró, sonriendo en tono alegre:

—Hu Sang está llorando.

—¿Eh? —Dijo Meng Fuyao. Ella era consciente de lo que la señora había hecho y no había pensado en un castigo para ella. ¿Por qué ya estaba llorando?

—El Principe Zhan es más que apuesto... —Yao Xun parecía encaprichado—. ¿Sabe, señorita Meng? Ya lleva 3 días llorando...

Sus cejas se movieron mientras hablaba, y Meng Fuyao estaba en shock.

Hace tres días, al enterarse de que la puerta de la ciudad estaba cerrada con llave, el pequeño Zhan Beiye puso sus ojos en Hu Sang, ya que no tenía sentido ser calculador con los ciudadanos ignorantes. No les había dado ninguna esperanza de que permanecieran tranquilos y despreocupados en tiempos de peligro, ya que los humanos eran criaturas egoístas. Sin embargo, no podía perdonar a Hu Sang, que era intencionalmente cruel.

Durante tres días y una noche, el padre de Hu Sang y ella misma habían estado pidiendo perdón. Soldados del Caballo del Viento Oscuro escupieron en el suelo y se arrodillaron, gritando:

—¡Bah! ¿Crees que puedes pelear con nosotros? ¿Crees que eres digno de ponerte en contra del alcalde? Ni siquiera eres capaz de llevar sus zapatos.

Luego produjeron una pila de facturas, mencionando que la demora en la entrega de materiales por parte de su familia les había causado pérdidas. Al ver las cifras en el papel, Hu Sang se desmayó. Al despertarse, escuchó a alguien hablar con frialdad:

—El maestro Zhang de la ciudad occidental está dispuesto a pagar su deuda. Todo lo que tienes que hacer es trabajar como sirviente.

En ese momento, Hu Sang se desmayó una vez más. Todos sabían que el Maestro Zhang tenía algo por las sirvientas. No tenía esposas ni concubinas. En su lugar, reunió a las sirvientas para divertirse antes de tirarlas a un lado cuando se aburría. Era una cosa conveniente y única para él.

Pero el hombre no se amedrentó.

—El maestro Zhang solo está pagando la mitad de su deuda. En cuanto a la otra mitad, el Maestro Liu de la ciudad del sur ha dispuesto que seas una mujer de la lavandería.

Hu Sang se desmayó de nuevo. Las llamadas ‘señoras de la lavandería’ del Maestro Liu en realidad eran mujeres desnudas. El Maestro Liu era un fanático del arte relacionado con el cuerpo humano, y las lavanderas en su lugar tenían figuras diabólicas a pesar de sus caras de apariencia ordinaria.

Los soldados dejaron las facturas y se retiraron, amenazando con presionarlos para que pagaran hasta que los Maestros dividieran su día y noche. Hu Sang se aferró a la pila de papeles y sollozó durante días, sin recibir ayuda ni apoyo de los vecinos. Ella solo tenía la culpa, y los que insistían en mantener cerradas las puertas de la ciudad se sentían culpables y no podían abogar por ella.

Fue en medio de la noche cuando Hu Sang, con los ojos hinchados por todo ese llanto, realizó una preparación larga y lamentable para acabar con su propia vida. Afortunadamente, en su tercer intento, fue descubierta por Tie Cheng, quien acababa de recibir una paliza por entrenar con Zhan Beiye. Luego señaló una salida para ella: suplicar a la alcaldesa. Nadie más tenía el poder de perdonarla.

Más que agradecida, Hu Sang repetidamente se inclinó ante los pies de Tie Cheng, incluso pagando lo que ella le debía dos veces.

Hu Sang estaba llorando al otro lado de la pared. Como una mujer astuta,

sabía que llorar fuera de la entrada principal podría ser menos efectivo. Por lo tanto, fue directamente a donde estaba descansando Meng Fuyao, de modo que esta última no podría ignorar su existencia aunque quisiera.

Frunciendo el ceño e hinchando las mejillas, Meng Fuyao se preguntó cómo la aceptación del pañuelo por Zhangsun Wuji había causado un problema tan grande. De hecho, Zhangsun Wuji no fue provocado.

Oféndelo, y el cielo te castigará. Mira, ¿no es esto genial? Hu Sang está aquí para castigarme ahora. ¡Qué pregonera! Ella no me dejará dormir y no se recuperará en paz hasta que la deje entrar.

—Madre, quien le debe a quien... —Meng Fuyao saludó, continuando—: No deseo verla, y no pretendo perdonarla. Pídele que camine, hasta donde la lleven sus sueños. Sería mejor si se suicidara en algún lugar lejano y nunca apareciera ante mí de nuevo. De lo contrario, podría apuñalarla en el estómago cuando esté de mal humor.

Yao Xun puso los ojos en blanco y respondió:

—Realmente no planeas apuñalarla, ¿verdad? Estás siendo demasiado indulgente, ¿no? Ella casi te mata.

Meng Fuyao le lanzó una rápida mirada.

—Siempre he sido una buena persona para negociar. Alguien me ha traicionado dos veces, pero también lo dejé pasar, ¿no?

Yao Xun guardó silencio, procediendo a rascarse la nariz. Algún tiempo después, agregó:

—Hu Sang ruega verte e insiste en pedirte disculpas, cara a cara.

—Madre, ella lo está presionando. —En un ataque de ira, Meng Fuyao pateó un taburete junto a la cama—. Está bien, ¿quieres torturarme? Vamos a jugar.

.

Hu Sang entró tímidamente en la habitación, y Meng Fuyao casi no podía reconocerla. ¿Cómo se convirtió una hermosa niña en esta figura fantasmal en cuestión de días? Tan frágil y pálida. Podría protagonizar una película de terror sin ningún tipo de maquillaje.

Allí estaba Meng Fuyao, juzgando la apariencia de otra persona cuando ella misma no era mejor. Era incluso más delgada y pálida, nada diferente de una hoja de papel que fácilmente podía ser aplastada.

Hu Sang levantó la cabeza lentamente, encontrando la mirada de Meng Fuyao, pero rápidamente se retractó. Ella sintió que sus piernas se aflojaban.

—Alcaldesa Meng... es mi culpa... debo haber estado poseída... Por favor, perdóneme...

Lloró como un peral que florece en la lluvia de primavera, golpeando incesantemente su cabeza contra el suelo bajo los pies de Meng Fuyao. Esta la miró con frialdad, sin la más mínima compasión, solo sintiéndose cada vez más enojado.

Siempre había chicas en este mundo que estaban demasiado confiadas acerca de su belleza y su cerebro, y creían que todos las pacificarían cuando fueran infelices. Como tal, cuando están enojadas, se enfurecerían y tomarían represalias sin considerar la validez de su punto de vista y justificación. Tales personas eran despreciables y repulsivas. Eran espíritus que despilfarraban recursos en el mundo. Meng Fuyao se alegraría de verla suicidarse como un medio para escapar del castigo, pero Hu Sang no estaba dispuesta. Además, no sería fácil para Meng Fuyao, no porque sintiera pena por ella o porque quisiera cambiarla. La razón principal era que ella era la que había empezado todo. Había obligado voluntariamente a Zhangsun Wuji a aceptar el pañuelo, y fue entonces cuando el amor de Hu Sang fue asesinado a tiros. De lo contrario, nada de esto habría pasado. Ella fue la que golpeó a Hu Sang con otro golpe de decepción, que finalmente la llevó al camino del mal.

Ya que ella era la primera en fallar, había renunciado a la idea de matar a Hu Sang. Además, una chica con el corazón roto era capaz de hacer cualquier cosa y nunca podía ser tratada como un ser humano normal. Meng Fuyao mantuvo su gratitud y sus rencores bien, pero debería investigar al autor intelectual detrás del cerco de Yaocheng y no a una figura pequeña como Hu Sang.

Rey De, Rey De... solo espera.

Sin embargo, no se iba a sentir satisfecha sin darle una lección. ¿Era ella una practicante del budismo? ¿O fue ella la Santa Madre misma? Su plan inicial de enviar a Hu Sang a la cárcel por unos días antes de permitirle que experimentara el mejor equipo de tortura que tenían en la nación para acabar con sus viciosas corrientes estaba a punto de caer por el desagüe.

¿Por qué? Antes de que pudiera entrar en detalles sobre cómo torturaría a Hu Sang, Zhan Beiye había entrado en la habitación. Entró, mirándola directamente a los ojos, mientras que la chica arrodillada pasó desapercibida hasta que su mano fue pisada.

—¡Ah! —Soltó ella, sacando su mano al instante y llorando.

Ensordecido, el Principe Zhan continuó caminando hacia adelante como si no hubiera nadie más en la habitación. Cada paso que dio creó una vigorosa ráfaga de viento que hizo volar a Hu Sang a un lado.

Allí, Lord Yuan Bao había aparecido al azar, esperando a Hu Sang con los ojos iluminados. Cuando Hu Sang voló, inmediatamente desató una bolsa a su lado. Bolas de estiércol de burro se extendieron y mancharon toda la cara de Hu Sang.

Lord Yuan Bao chilló de alegría, corriendo hacia la chica, que gritaba incesantemente. Al llegar a su hombro, el conejillo de indias comenzó a orinar en una fuente que penetró en las bolas de estiércol entrantes antes de que salpicaran su cara entera.

Medio riéndose y llorando, Meng Fuyao maldijo:

—¡Vete a otro lugar si quieres meterte con ella! ¡Sucio! —Luego miró a Zhan Beiye y añadió—: Inútil... jugar con un conejillo de indias.

—No es de mi incumbencia. —Insistió Zhan Beiye, sentándose a su lado con su espada de oro—. No nos pongas juntos en una oración.

Finalmente, cuando Zhan Beiye ‘vio’ a Hu Sang, su rostro se puso serio mientras la miraba. El aire en la habitación se volvió instantáneamente frío con su mirada, e incluso Hu Sang, quien había estado gritando, se estremeció y se acurrucó en una esquina.

Sin estar familiarizado con ese lado de él, Meng Fuyao se volvió hacia Zhan Beiye.

—Sí, esta tipa parece bastante imponente cuando es severa. Lástima que los círculos oscuros de los ojos arruinen un poco la mirada.

Ignorando su mirada, Zhan Baiye mantuvo la suya en Hu Sang, su silencio produciendo un aura asesina que ahogó el aire en la habitación. Llevaba una presencia con forma de cuchilla helada que se disparó hacia Hu Sang, lo que hizo que se quedara quieta, ya ni siquiera se atrevía a limpiar las lágrimas de su rostro.

Meng Fuyao observó durante media hora en silencio y con bastante duda, preguntándose si la chica se había vuelto loca.

En el punto en que Hu Sang estaba a punto de desmoronarse emocionalmente, el Principe Zhan aprovechó la oportunidad para hablar. Su voz era tranquila pero cortante:

—Quienquiera que dañe a Meng Fuyao, debo matarlo.

No había más lágrimas para llorar.

—No asumas que te voy a dejar solo porque no sabes artes marciales. Puedo renunciar a mis principios por esta mujer.

Miró a Hu Sang, silencioso e inexpresivo, pero presurizando.

Hu Sang había comenzado a temblar. No podía desear nada más que filtrarse en las paredes. Se sintió asfixiada a pesar de la actitud calmada del hombre, como si todo su cuerpo fuera cortado por su mirada, hasta el punto de que su corazón ya no podía latir.

La piel pálida y los dientes castaños de Hu Sang eran pruebas de que la mitad de su alma ya se había asustado. Zhan Beiye estaba satisfecho, y él soltó una sonrisa antes de hablar en tono brillante:

—Pero sé que no te va a matar. No porque no pueda soportarlo, sino porque quieres decir muy poco. Sólo mujeres baratas como tú sucumbirían ciegamente al resentimiento y al egoísmo. Respeto su decisión, aunque de mala gana. —Los ojos de Zhan Beiye brillaron cuando miró a Meng Fuyao—. Sí, siempre estoy perdiendo cuando se trata de ti.

Hu Sang sintió que una enorme carga se elevaba un poco, y no pudo evitar dejar escapar un suspiro de alivio. Sus ojos se llenaron de lágrimas otra vez mientras miraba al guapo con la cara dominante. ¿Por qué los hombres elegibles siempre aparecían al lado de Meng Fuyao y no delante de ella? ¿Por qué esa mujer, sin importar cuán lamentable se viera, siempre parecía tan poderosa y por encima de todos los demás? ¿Su aura brillante era inapelable, mientras que ella misma estaba destinada a cargar tierra por todo su cuerpo y besar el suelo que la mujer pisó?

Hu Sang no entendió cuál era el punto más alto de la humanidad, pero ella sabía que su vida fue un fracaso total.

Se limpió el lodo de la cara con la manga, pero en el fondo sabía que algunas cosas dejarían una mancha para siempre.

Ya no dispuesto a mirarla, Zhan Beiye ordenó:

—Largo.

Hu Sang se mordió los labios y se retiró con una reverencia. Al llegar a la puerta, escuchó la voz helada de Zhan Beiye:

—Oh, olvidé decírtelo. Te libras de una sentencia de muerte, pero tu deuda no será cancelada.

Hu Sang se dio la vuelta, sus piernas lentamente cediendo.

—Pero puedes pagarlo lentamente. Si un año no es suficiente, tómate 10, si no, toda tu vida. —Habló el desagradable Principe Zhan lentamente—. Tendré que encontrar cosas para que hagas o surgirán ideas para dañar a otros de nuevo.

Capitulo 33

Duerme bien, Zhan Beiye

Al ver a Hu Sang tambaleándose, Meng Fuyao negó con la cabeza.

—Oh, despiadado. Implacable.

Las facturas... Tsk tsk, ¿terminará vendiendo su cuerpo?

—¿Quién es despiadado? —Preguntó Zhan Beiye, agarrando y persiguiendo a Lord Yuan Bao por la puerta antes de inclinarse peligrosamente cerca de Meng Fuyao. Mostrando los dientes como una bestia, preguntó—: No sabes lo que es bueno para ti, ¿eh?

Meng Fuyao sacó la palma de la mano y gritó:

—¡No vayas más lejos ni hables con mi punto de acupuntura de girasol con la mano!

—¡Cierto, y tengo garras del dragón fénix! —Zhan Beiye golpeó la mano fuerte de Meng Fuyao—. ¿Por qué eres así, mi princesa?

—Princesa... ¡Las narices! —Meng Fuyao se enfureció—. Ve a casarte con quien quieras. No te serviré.

—No dejaré que me sirvas. —Sonrió Zhan Beiye, antes de continuar con indiferencia—: Conseguiré cien sirvientas para que te sirvan. Puedes tener una nueva cada día si lo deseas...

Meng Fuyao se estremeció, murmurando: —Qué vida de mansión de mal gusto...

Mientras murmuraba, Zhan Bieye comenzó a aflojar sus botas.

—¿Qué estás haciendo? —Gruñó Meng Fuyao—. Esta es mi cama.

—Vas a tener que compartirla conmigo tarde o temprano, así que vamos a acostumbrarnos primero. —Zhan Beiye se quitó los zapatos y se acostó cómodamente—. Mucho mejor que una cueva.

Meng Fuyao rápidamente se envolvió con la colcha. Se pellizcó la nariz y dijo:

—¿Tratas de matarme? ¡Pie de atleta!

—¿Yo? ¿Está bien, creo? —Comentó Zhan Beiye, levantando sus pies—. Huélelo.

Meng Fuyao le dio una palmada en la colcha mientras Zhan Beiye regresaba a su posición de descanso, usando sus brazos como almohada.

—Eventualmente, estarás durmiendo a mi lado, así que primero acostúmbrate.

Meng Fuyao lo fulminó con la mirada.

—¿Vas a forzar tu camino, Principe Zhan?

—¿Te sientes forzada? —Preguntó Zhan Beiya, frunciendo el ceño—. No te has enamorado de Zhangsun Wuji, ¿verdad?

—¡No me apetece nadie! —Declaró Meng Fuyao, apretando los dientes—. Ya dejé en claro que mi objetivo es viajar y hacer lo que necesito. ¡Flores como vosotros, hombres, irán sin tocar!

—Sí, eso es lo que me gusta de ti. —Zhan Beiye la felicitó con una sonrisa—. Mira, a través de tu boca, el Principe de Tiansha y el Principe Heredero de Wuji se han convertido en flores. ¡Que señora! Es mi tipo.

Meng Fuyao lo fulminó con la mirada, dándose cuenta de que ambos hombres eran en realidad iguales. Sin importar lo que ella dijera, tendrían una manera de replicar, por lo que no sería prudente que ella se peleara. Lo mejor que podía hacer en este escenario era ignorar su existencia.

Como tal, eso fue exactamente lo que ella hizo. Ella se acostó, de espaldas a él, y reclamó la colcha para sí misma.

Zhan Beiye obedeció, tendido de espaldas y suspirando.

—Dormir a tu lado sigue siendo el mejor... Puedo estar a gusto. Hace muchos años que no duermo bien.

Meng Fuyao se apoyó contra la pared, decidida a no darse la vuelta para hacer preguntas.

—En el palacio, cuando era joven, dormía junto a la puerta de mi madre. Caminaba dormida en medio de la noche, corriendo fuera descalza. Con ella en ese estado no podía despertarla, así que dormía junto a la puerta. Cuando salía de la habitación, me pisaba, tropezaba y caía sobre mí. De esa manera, me despertaría y la llevaría de vuelta a su cama, y no resultaría herida.

Meng Fuyao miró a la sombra de Zhan Beiye, que fue arrojada en la pared por las lámparas. Su fuerte silueta, sin saberlo, se había transformado en la de un niño. Era un niño que vivía en un palacio frío y vacío, sin atreverse a caer en un sueño profundo para proteger a su madre.

¿Qué tan indescriptiblemente triste fue eso?

Meng Fuyao sintió una sensación amarga que le recorría la nariz al recordar las palabras de Yao Xun. La historia de Zhan Beiye era inusual. Su madre era la reina de la dinastía anterior, y durante muchos años había sido excluida por su hermano mayor. Le tomó mucho tiempo y esfuerzo lograr lo que tenía. Los Caballos del Viento Oscuro tenían una gran reputación, pero solo podía haber 3.000 soldados de acuerdo con el estándar de los guardias del Principe. Era el número máximo que su hermano mayor permitiría.

Meng Fuyao creía que, si era permisible, el hermano Emperador de Zhan Beiye tendría muchas esperanzas de matar a este hermano altamente amenazador.

Habiendo experimentado un pasado tan oscuro y aún así hasta hoy, e incluso poseyendo una personalidad tan brillante y alegre, Zhan Beiye era verdaderamente un personaje increíblemente fuerte.

—Más tarde, tuve un pedazo de tierra... en el desierto de Geya. En ese momento, el desierto estaba destituido y dividido en tres partes, una perteneciente a los bandidos, una a Moluo y la más pequeña a mí. Qué generoso mi hermano... Le pregunté el día de la concesión si todo el desierto era mío, a lo que él se rió y dijo que sí. Entonces es fácil... Les enseñé una lección a los bandidos, me deshice de la caballería de Moluo, los desnudé y los sepulté bajo la arena, los sequé y volé cometas. Todos se volvieron sumisos después de eso, y Geya se convirtió en todo mío... Pero incluso en esos años, nunca había tenido una buena noche de descanso.

Otra oleada de amargura se apoderó de su nariz.

Mierda, ¿qué está haciendo? ¿Es esta una asamblea para compartir quejas?

¿Estaba tratando de suavizar el corazón frío y sólido de la alcaldesa Meng al compartir sus historias de sollozos que giraban en torno a su juventud? Meng Fuyao no iba a permitir eso. Ella se tapó las orejas, esperando su próximo ‘ataque’, pero no

hubo más voz, solo una respiración baja pero estable.

Incapaz de contener su curiosidad, Meng Fuyao volvió la cabeza. Una tenue luz de luna brillaba a través del hueco de la ventana medio cubierto y sobre la cara de Zhan Beiye. Sus rasgos usualmente hermosos y firmes en este punto eran tranquilos y suaves, mientras que su piel parecía estar cubierta por una capa de brillo esmerilado que elevaba la elegancia de sus pestañas y cejas. Poseía una belleza casi asombrosa que era más que refrescante. Sus ojos se inclinaron ligeramente, y su respiración era tranquila. Parecía estar relajado y feliz.

Estaba profundamente dormido.

Meng Fuyao se puso de lado, estudiando su postura infantil. La luz de la luna brillaba también en su rostro de aspecto frágil, revelando la suavidad y la tierna expresión en ella.

Está bien...

Ella no iba a echarlo de la cama.

Meng Fuyao bostezó y se volvió perezosamente hacia la pared una vez más, sus párpados se cerraban lentamente.

Ella también se había quedado dormida.

Capitulo 34

Su regreso

—¡Vosotros , pareja adúltera!

Una voz femenina aguda y aguda resonó en los oídos de Meng Fuyao. Se frotó los ojos y levantó el edredón extremadamente pesado antes de darse la vuelta y volver a dormirse.

—Habla de nuevo, Hu Sang, y te mataré en este momento... —Se calló.

—Os mataré a los dos, os mataré a los dos. —Gritó la voz, su dueña aparentemente pateando y luchando. La ventana se abrió y la brisa de la mañana entró, ola tras ola.

Meng Fuyao bostezó y se estiró perezosamente antes de frotarse los ojos. Mientras decidía sobre el equipo de tortura que iba a usar con esta malvada huésped, escuchó una voz clara que decía:

—Su cuerpo realmente no es una broma, señorita Meng. ¿Toda una noche de batalla? Parece que mi presencia es innecesaria.

Meng Fuyao se puso rígida y abrió un ojo con cuidado. El hombre de lengua venenosa ha vuelto.

Zong Yue, vestido de blanco, estaba de pie frente a la ventana, apareciendo como una montaña de nieve relucientemente alta frente al fondo lleno de buganvillas. Junto a él había una Ya Lanzhu vestida de colores.

Meng Fuyao los miró fijamente, con la boca abierta. ¿Que esta pasando? ¿Cómo se conocieron y por qué habían aparecido juntos?

En medio de su estado de inactividad, sintió que algo estaba mal. Tras una observación adicional, se dio cuenta de que sus miradas eran sospechosas. La chica se parecía a un gato salvaje enojado, mientras que el hombre tenía una expresión gélida y burlona en su rostro.

¿Burlona?

Meng Fuyao recuperó lentamente la conciencia, siguiendo la dirección de su mirada...

—¡Ah!

—¡Madre! Dormir es una cosa, pero ¿por qué tuviste que quitarte la ropa, Zhan Beiye? —Meng Fuyao se enfureció, agarró su colcha y la golpeó contra su cara—. ¡Pervertido!

La luz se reflejó en la suave tela de satén y en el cuerpo desnudo de Zhan Beiye. Solo tenía puestos un par de calzoncillos, y los abdominales distintos en su parte superior del triángulo invertido estaban a la vista. Sus piernas fueron colocadas descaradamente en su cuerpo. No era de extrañar que la colcha hubiera sido tan pesada antes.

En otras palabras, la escena de la cama había sido presenciada por la pretendiente persistente de Zhan Beiye y el amigo de Meng Fuyao. A sus ojos, habían compartido una cama, y su ropa, o falta de ella, era reveladora.

—Ah, ah, ah... Reputación en crisis... Ah, ah, ah, no vale la pena ser blando. —Pensó Meng Fuyao mientras se golpeaba el pecho con frustración y humillación.

Sintiendo que la colcha golpeaba su cara, Zhan Beiye finalmente abrió sus ojos perezosamente. Sus ojos recién abiertos parecieron excepcionalmente brillantes y hermosos. Miró a los invitados afuera antes de tomar la mano de Meng Fuyao para detenerla. Sin sorprenderse, saludó:

—Estais aquí temprano.

—Zh... Zh... Zhan... —Ya Lanzhu gritó amenazadoramente—. T... tú... tú…

—Solo estaba durmiendo. Eso es todo. —Zhan Beiye interrumpió directamente—. Has sido grosera, pequeña princesa. Irrumpir en la habitación de alguien no es algo que deba hacer alguien de tu noble estatus.

Miró a Zong Yue, quien agregó:

—Como médico, siempre estoy ansioso, por lo que es natural que me apresure a entrar en la habitación de un paciente como este. Tú, por otro lado... esta no es tu habitación, ¿verdad?

—Claro, no sé cómo entró, y por qué se desnudó... —Interrumpió Meng Fuyao.

—No te pregunté. —Respondió Zong Yue sin mirarla—. No tiene sentido preguntarte. Dormir es una cosa, ¿no es así?

Meng Fuyao cerró la boca, acariciando su nariz.

Qué suerte, pensó. ¿Por qué aparecieron al mismo tiempo personas con personalidades conflictivas? Además, ¿por qué Zong Yue estaba tan enojado? Aunque parecía agotado y miserable, ¿fue culpa suya? ¿Cómo podría desahogarse con ellos?

Zhan Beiye se rió, revelando sus dientes blancos.

—No es mi habitación ahora, pero pronto lo será. —Explicó a Zong Yue con una suave sonrisa—. Todas las habitaciones en las que ella ha dormido se convertirán en mis habitaciones.

—¡Ahhhhhhh! Vosotros, pareja adúltera... —Ya Lanzhu se repitió. Era la línea más impactante que podía pensar.

—Se ha dicho que el Principe de Tiansha era un buen erudito y soldado, pero parece que se está perdiendo algo. —Comentó Zong Yue mientras se acercaba lentamente y sentía el pulso de Meng Fuyao.

Zhan Beiye frunció los labios pero no dijo nada.

Meng Fuyao miró con curiosidad a estos dos hombres, que se habían vuelto hostiles al reunirse, preguntando:

—¿Qué falta?

En el momento en que habló, Zhan Beiye lanzó una mirada feroz hacia ella. Al mismo tiempo, Zong Yue respondió con satisfacción:

—Oh. Pero se entrega a la ilusión.

Meng Fuyao estalló en carcajadas cuando Zhan Beiye tomó represalias con una cara negra:

—Has venido en el momento adecuado, Lord Zong, pero me pregunto algo. ¿Podrías volver a conectar el cuello roto de Meng Fuyao si ella se suicidara al colgarse?

—Has venido en el momento adecuado, Principe Zhan. —Respondió Zong Yue casualmente—. Pero me pregunto si la vista sobre la Montaña Laiwu de Wuji es extremadamente buena. ¿Lo suficientemente buena para que deambules por medio mes?

Zhan Beiye le lanzó a Zong Yue una mirada de muerte cuando éste tomó con calma el pulso de Meng Fuyao sin reconocerlo.

Fue un empate de nuevo para la tercera ronda.

Finalmente, el grupo se sentó a hablar. La gata salvaje Ya Lanzhu se cansó de regañarlos, y Zong Yue terminó con su diagnóstico. Zhan Beiye se vistió, y las disputas se detuvieron. Meng Fuyao sacó a cada uno de ellos y les ofreció una taza de té frío para que se cocieran a fuego lento.

Mientras Meng Fuyao no sabía por qué estaban enojados, ella todavía se sentía desafortunada.

Después de un poco de té frío y aclaraciones, llegó a comprender que Ya Lanzhu estaba aquí por Zhan Beiye, o simplemente, su objetivo en la vida era Zhan Beiye. Había oído hablar de la falsa rendición de Meng Fuyao y la carnicería al entrar en Yaocheng y había estado ansiosa por visitarla. Yao Xun, cuyo cabello se puso de punta ante su presencia, no se atrevió a detenerla, y así fue como atrapó a la ‘pareja adúltera’. Se sentó en su asiento, sus hermosos ojos se clavaron en Meng Fuyao, quien se sintió incómoda y con prisas para ir al baño. En cuanto a Zong Yue, simplemente explicó cómo había ido a las montañas de Qiongcang para recoger hierbas y había oído hablar de Yaocheng en el camino de regreso.

Meng Fuyao lo miró fijamente y le preguntó bruscamente:

—¿No estás tratando al Rey De? ¿Me puedes hacer un favor?

—Sé que vas a pedir que le agregue veneno a su medicina. Cómo te atreves a pedirle a un médico que haga algo así. —Respondió Zong Yue, bebiendo su té mientras Meng Fuyao soltaba una sonrisa avergonzada. Añadió—: Había planeado hacer eso incluso sin que lo pidieras, pero es una pena que no se pueda hacer.

—¿Por qué?

—No está enfermo. —Reveló Zong Yue—. Esas fueron todas mentiras inventadas por él para engañar a la gente. La persona que he estado tratando no es al Rey De en absoluto.

—¿Ah?

—Para empezar, es un mentiroso. —Sonrió Zhan Beiye con frialdad—. Tomemos a su princesa por ejemplo. Zhangsun Wuji la enloqueció, pero él tuvo que reconocerlo, alegando que la había regañado y causado su locura. Zhangsun Wuji es bastante afortunado de haber conocido a un funcionario tan leal que no tiene reparos en actuar de manera deshonrosa y convertirse en un chivo expiatorio.

Meng Fuyao estaba en shock al recordar la serie de eventos por los que había pasado. La concubina enojada del Rey De fue obra de Zhangsun Wuji. De esa manera, tenía sentido que el Rey De actuara de manera desleal después de tantos años de durabilidad.

—Ya que no hay posibilidad de que lo hagas, lo haré yo. —Meng Fuyao mostró los dientes, sonriendo fríamente—. Dañar y ser perjudicado. Solo espera.

—No. —Zhan Beiye objetó de inmediato—. No voy a dejar que te arriesgues. Lo haré.

—¿Lo harás? Mi culo. —Se burló Meng Fuyao—. ¿Crees que eres el Principe Wuji? ¿O estás listo para traer Caballos del Viento Oscuro para tratar con el Rey De? Puede que no tengas miedo de causar disputas internacionales, pero temo convertirme en un pecador que solo traiga problemas a los ciudadanos.

Ella descansó sobre la mesa, discutiendo con entusiasmo los planes, mientras los dos hombres hacían sugerencias mientras se lanzaban dagas el uno al otro.

En ese momento, Meng Fuyao escuchó un leve sonido en la ventana y se acercó a echar un vistazo. Fue el último guardia de Zhangsun Wuji, parado junto a él con el rostro pálido como una sábana.

—Señorita Meng. —Gritó y salió de las sombras al ver a Meng Fuyao. Con la cabeza llena de sudor y sin tiempo para intercambiar sutilezas, se apresuró a decir—: El Maestro ha abandonado la costa este, ha dejado de lado todo el trabajo y ha vuelto.

—¿Ah? —Meng Fuyao se levantó de un salto, casi golpeando el techo—: ¿Él está de vuelta? ¿Regresó? ¿Dónde está? ¿Dónde? ¿Ya está aquí? —Parpadeó, mirando alrededor confundida, para no ver a Zhangsun Wuji sino un agujero para que ella perforara. Ella no estaba esperando una paliza.

Después de un rato, el guardia respondió:

—Todavía está en camino, y nadie sabe su ubicación exacta.

—Ah... —Meng Fuyao se calmó, de repente recordando algo serio—. ¿Por qué está de vuelta? ¿Para qué? ¿Cómo puede estar de vuelta?

De ninguna manera, ¿cómo podría deshacerse de todo cuando hay una guerra en curso? ¿Esto es todo un juego para él?

Meng Fuyao se rascó la cara y decidió que no se parecía a alguien que trataría los asuntos militares y los asuntos políticos como un juego.

¿Por qué está de vuelta, entonces? Erm... hmmm... ¿por mí? Meng Fuyao se detuvo de ir en esa dirección. No seas tan narcisista. ¿Quién crees que eres? ¿Crees que es Eduardo VIII? ¿Elegir la belleza sobre la nación? Además, ahora estás bien, ¿por qué vendría?

—Todo es mi culpa... —Comenzó el guardia, lleno de culpa—. Ese día, en la entrada de la ciudad, pensé que los dos moriríamos, y de acuerdo con la convención, los guardias dejarían tantas pistas como fuera posible. Dejé una marca reconocible en la entrada, pero el día que se salvó, me desmayé y regresé a la ciudad para recibir tratamiento. No estabas en la ciudad, y algunos hermanos que se habían adelantado vieron la marca y llevaron el mensaje... Al recibir la noticia, el Maestro inmediatamente dejó de hacer lo que estaba haciendo...

Capitulo 35

Motivo revelado

Con una expresión ilegible en su rostro, Meng Fuyao tartamudeó:

—¿Qué... qué marca?

—Por ejemplo, la señorita Meng se cortó la garganta...

Meng Fuyao golpeó su cabeza contra la ventana, sorprendiendo al guardia. Casi rompiendo en llanto, ella suspiró.

—No... que horrible... Rápido, pasa la noticia y dile que no regrese. —Soltó Meng Fuyao, agarrando su cabello—. ¿Qué es esto...? La lucha no se detendrá todavía. Parece que el Rey De está a punto de rebelarse. No debe abandonar el campamento ahora. Oh no, oh no.

—Me puse en contacto al despertar, pero la comunicación es de una sola vía, y solo puedo pasar la noticia al campo. Llegaron noticias que decían que el

Maestro ya había abandonado el campamento y que tenía prisa. Por razones de seguridad, no le había contado a nadie sobre su ruta, y los guardias del campamento no pudieron alcanzarlo. Ahora, nadie sabe su paradero.

—El mundo está en un desastre ahora... —Meng Fuyao agitó su cabello, girando en círculos. Después de un largo pensamiento, preguntó—: ¿Su repentina desaparición no causará disturbios?

—Debe haber hecho sus arreglos, así que no se preocupe, señorita Meng. —Aseguró el guardia en voz baja—. Solo... las cosas son diferentes de antes. El equipo de exploración del Rey De, Viento Escarlata, está por todo el lugar, y el Maestro ciertamente será emboscado...

Al escuchar sus palabras, el corazón de Meng Fuyao latió con fuerza, una luz se apagó en su cabeza.

Finalmente entendió el motivo del Rey De para abandonar Yaocheng.

No era ni tratar con la ciudad ni engullir a los Rong. Quería derribar a Zhangsun Wuji.

Se confabuló con Gaoluo para rebelarse, lo que provocó que Zhangsun Wuji abandonara la frontera sur. Luego la atrapó en una situación peligrosa para atraerlo hasta el final solo. Habría muchas oportunidades para que él actúe.

El Rey De no pudo permitir que Zhangsun Wuji muriera en la frontera sur, ya que pertenecía a su influencia. Si algo sucediera allí, tendría que asumir la culpa, y ascender a mayores alturas se volvería más desafiante en el futuro ya que Zhangsun Wuji era un hombre extremadamente prestigioso. Pero, si este último muriera en cualquier lugar fuera de la frontera sur, el Rey De podría fácilmente culpar a otra persona e incluso aprovechar la oportunidad de reunir a su ejército para ‘vengarlo’. De esa manera, ganaría tanto estatus como alabanza. Junto con la imagen de buena reputación que había ganado con el tiempo, reinando el mundo sería un pedazo de pastel.

Pero, ¿cómo supo sobre su identidad y su relación con Zhangsun Wuji? Zhangsun Wuji debe haberlo mantenido realmente confidencial, y Meng Fuyao lo encontró sospechoso. Las cosas ya eran complicadas, pero la verdad y la situación en general aún estaban ocultas por una espesa niebla que no podía volar.

—Esto es, esto es... —Meng Fuyao estaba a punto de explotar mientras caminaba ansiosamente, chocando accidentalmente con un cofre sólido. Agarrándose la nariz ardiente, ella maldijo—: ¿Eres un fantasma? A escondidas detrás de eso.

—¿Por qué te ves como si tuvieras grandes deudas? —Preguntó Zhan Beiye, sus ojos brillantemente iluminados—. No te había visto tan preocupada por mí antes.

—¿Cómo sigues soltando tonterías? —Meng Fuyao lo empujó a un lado, mirándolo fijamente antes de volverse hacia Zong Yue. Si bien tenía muchas preguntas para formular a estas figuras políticas, decidió quedarse callada después de algunas consideraciones. No importa qué, la partida de Zhangsun Wuji era un secreto nacional que ella no tenía derecho a divulgar.

Fingiendo como si nada hubiera pasado, ella continuó entreteniendo a los pocos compañeros, a lo largo de los cuales se involucraron muchas peleas, burlas y ataques verbales. Con una lengua como lanza y ojos como escudo, el santo médico y el Principe intercambiaron miradas de sobresalto. Meng Fuyao había intentado aconsejarlos inicialmente, pero perdió la motivación después de algún tiempo. Una catástrofe era inevitable cuando un hombre de lengua venenosa y un luchador se unieron. Ella iba a dejarlos ser.

Fue Ya Lanzhu la que tuvo dificultades para manejarlo. Estaba actuando como un cachorro, siguiéndola a todas partes.

—Voy a ver a tu pareja adúltera. —Declaró.

Meng Fuyao cuestionó su definición de adúltera, a lo que respondió mientras parpadeaba sus inocentes ojos de princesa:

—Un hombre y una mujer durmiendo juntos.

Oh, entonces sus padres son una pareja adúltera.

.

Esa noche, Meng Fuyao finalmente echó a Zhan Beiye. Con Ya Lanzhu, una alarma viviente que se activaba a cada segundo, Zhan Beiye no tenía que esperar a dormir a su lado.

Al instalar sus respectivos arreglos para dormir, Meng Fuyao cerró la puerta

y se sentó bajo la luz, dejando escapar un suspiro.

Zhangsun Wuji había dejado de lado su gran ejército de unos cientos de miles de hombres y se apresuraba a reunirse con ella. Todo por culpa de la marca que le había dejado su guardia.

Oh, Dios mío, soy una pecadora.

Meng Fuyao retorció sus dedos juntos, cayendo en un aturdimiento bajo la luz nebulosa. Para no alarmar al ejército, solo debe haber traído consigo un número limitado de hombres. El Rey De, por otro lado, lo estaría esperando, completamente preparado. Cuando llegó ese momento...

Cuanto más pensaba, peor se sentía. Ella no pudo evitar preguntarle a Lord Yuan Bao, que estaba masticando una fruta:

—Eh, conejillo de indias, una cosa como tú se hace una vez cada cien años, así que debes ser mágico en cierto sentido, ¿verdad? ¿Puedes ver dónde está tu dueño?

Lord Yuan Bao mordió su fruto con ferocidad, no teniendo ningún deseo de responder una pregunta retrasada como esa. Sus poderes no estaban destinados a ayudar a una chica normal como ella.

Meng Fuyao fijó sus ojos en él, repentinamente notando que estaba excepcionalmente bien arreglado y vestido. Su túnica era de un rojo brillante y se abrochaba en la parte delantera con botones negros perla. Incluso estaba lleno de coloridas piedras preciosas que superaban a cualquiera del aturdido atuendo de Meng Fuyao. Este conejillo de indias tenía su propio vestuario especial, y Meng Fuyao no lo había visto en un atuendo tan lujoso. ¿Sabía sobre el inminente regreso de su dueño?

Sintiendo sus pensamientos, Lord Yuan Bao se pavoneaba ante ella, provocando furia dentro de ella. Ella lo levantó por su túnica y lo echó de inmediato.

Una bola brillante voló hacia la puerta, y Lord Yuan Bao vio una figura blanca que se acercaba. Antes de que pudiera regocijarse, su salvador ya había caminado hacia un lado, mientras él golpeó la puerta, deslizándose hacia abajo...

Zong Yue fue quien entró, por supuesto, y estaba vestido con una túnica blanca como la nieve que contrastaba perfectamente con la noche negra.

Meng Fuyao lo miró con el rostro amargado y le dijo:

—He tomado mi medicina. No tienes que vigilar...

Él la ignoró y dijo:

—Tengo algo para ti.

Sacó un pequeño paquete de su túnica y lo abrió para revelar una orden de transferencia, una orden de la oficina, llaves y una tableta de comandos con un ‘Liang’ grabado en él.

Meng Fuyao se dio la vuelta, sus ojos se iluminaron.

—Estos son los sellos oficiales de la oficina de transporte de provisión del Rey De en Wuling. ¿Dónde los conseguiste?

—Pasé por el almacenamiento en el camino de vuelta. El nuevo oficial a cargo, Tang Jian, no fue bueno conmigo, y se los quité. Si hubiera sido conveniente, también me habría librado de él.

—¿Eres realmente médico? —Meng Fuyao murmuró—: ¿Matas más de lo que ahorras?

Zong Yue levantó las cejas, extendiendo su mano.

—Devuélvelos.

Meng Fuyao mantuvo el paquete de artículos, riendo.

—Es fácil ahora. Necesito una identidad para integrarme en su ejército. Oficial de transporte es justo. No es un gran puesto ni tiene muchas conexiones. Pero es la clave de la línea vital del ejército.

Hizo un gesto de estrangulamiento, pensando en cómo había causado estragos, causando que Zhangsun Wuji se apresurara a regresar y se volviera incontrolable. Sin una elección, ella tenía que ir directamente al cerebro.

Estrangula al cerebro y Zhangsun Wuji estará a salvo, naturalmente.

Guardó la bolsa de tela y tiró de Zong Yue.

—Vamos.

—¿Eh?

—Mata a alguien.

.

Esa noche, Tang Jian y sus subordinados en la oficina de transporte de provisión de Wuling, a 10 km de Suishui, sufrieron un ataque indescriptiblemente cruel.

Tang Jian había perdido sus órdenes y llaves para el almacenamiento en el día y había estado buscando por todas partes. Incluso había contratado a todos los que estaban dentro, incluyendo su asistente oficial y dos sirvientes, para que miraran en cada rincón y grieta.

Cuando un sirviente investigó, sintió un par de botas. Miró hacia abajo en estado de shock, una luz blanca centelleaba en sus ojos antes de ser reemplazada por rayas rojas frescas, como cintas. Subconscientemente, se estiró para agarrar algo, solo para sentir su mano ardiendo.

Alguien lo había golpeado con fuerza.

—Todavía a tientas cuando estás respirando por última vez.

Una voz crujiente se podía escuchar a continuación.

—Zhan Beiye, tú, cerdo.

Esas fueron las últimas palabras que pudo procesar antes de colapsar.

Mientras bajaba, Tang Jian se sentía detrás de la pantalla. Al escuchar la conmoción, se enderezó y se encontró con unos ojos negros y profundos que lo atravesaban. Al momento siguiente sintió que su pecho se ponía caliente, y luego frío.

Cuando colapsó, Tang Jian escuchó que alguien comentaba:

—El Principe mata a los hombres como si fueran pollos. Mira las flores de sangre en flor por todo el suelo. Buenas habilidades.

El hombre con pupilas negras bajó con fuerza, y Tang Jian escuchó un chasquido que salía de su pecho como si algo hubiera explotado en su interior.

Al escuchar el sonido de la división, el oficial asistente tomó la sabia decisión de correr lejos en lugar de darse la vuelta para investigar. Sin embargo, no estaba listo para enfrentar al hombre de blanco, que estaba parado en un rincón y esperándolo.

Luego vio que sus propias manos se volvían verdes, se asemejaba a la luna excepcionalmente alta. Siguiendo eso su cuerpo se puso rígido y cayó.

—Lord Zong mata como un experto. Se parecen a ti, como zombies.

—Qué cortés. —Lo que el oficial asistente escuchó por última vez fue una voz calmada y suave como la brisa nocturna, mientras una tela blanca brumosa pasaba por el rabillo del ojo.

—Un poco más gracioso que usted, señor.

El olor a sangre sirvió de advertencia para el último sirviente, que había escuchado las conversaciones en curso. En un instante, habían matado a tres hombres, mientras discutían simultáneamente. Abrió la boca, con ganas de gritar cuando una figura colorida apareció en lo alto.

La persona pasó rozando a su lado, un arco blanco como la nieve cortando como electricidad y destrozando su garganta. Mientras que en acción la culpable se quejó:

—Uno más. Tengo que vigilar a la pareja adúltera.

La voz era clara, rápida y brillante, nada diferente de un sonajero en forma de tambor hecho de jade.

Capítulo 36 Tormenta en febrero

Cuatro cadáveres yacían en la habitación, y ante ellos había cuatro individuos que intercambiaban miradas.

Aturdida, Meng Fuyao recorrió con la mirada a Zhan Beiye y luego a Ya Lanzhu, quejándose:

—... Por favor, estoy tratando de mantener el perfil bajo. Estaremos expuestos así.

—Es suficiente que te permita estar aquí. —Reprendió Zhan Beiye—. No te has recuperado. ¿Cómo no puedo vigilarte?

Zong Yue agregó con calma:

—Soy médico, y es natural que siga a mi paciente.

Ya Lanzhu balanceó su coleta, enfatizando nuevamente su misión de mantener a la pareja adúltera bajo control.

Meng Fuyao se quedó sin habla, su rostro angustiado. Zong Yue ya había levantado la ventana y comenzó a fundir los cadáveres para hacer máscaras de piel humana.

Sin importar la razón, ninguno de los cuatro estaba dispuesto a irse. Ya Lanzhu incluso había reclamado una víctima adicional. Organizaron las máscaras de piel según el tamaño, y como Tang Jian era un hombre flaco, Meng Fuyao y Ya Lanzhu estaban peleando por él.

Finalmente, Meng Fuyao señaló su nariz y destacó:

—Me he visto obligada a quitarme la vida. ¿No vas a dejarme vengarme?

Al escuchar sus palabras, Zhan Beiye sintió que su corazón se estremecía. Arrastró a Ya Lanzhu a un lado, dejándola sin otra opción que jugar con el sirviente.

En cuanto a la piel del otro sirviente y el oficial asistente, Zhan Beiye y Zong Yue también se lanzaron a pelear.

—El sirviente tiene cejas puntiagudas y ojos estrechos. Esas características son fuertes pero elegantes.

Zhan Beiye dejó escapar una risa fría.

—Creo que se ve desgraciado y tiene unos ojos astutos como los de una rata, similares a los tuyos.

Meng Fuyao se enfureció, saltó sobre la mesa y señaló.

—Por favor, Principe Zhan, mira bien. Ese sirviente es más fuerte y tiene una cintura más gruesa que la de Zong Yue.

Así, el Principe Zhan terminó convirtiéndose en el sirviente, pero no sin lanzar miradas sombrías y quejarse en el proceso. Ya Lanzhu se inclinó más cerca de escuchar a escondidas, logrando distinguir las palabras:

—Los hombres con cintura delgada no pueden durar.

Como resultado, inocentemente fue a consultar a Zong Yue:

—Dijo que no puedes durar. ¿Qué significa eso?

Meng Fuyao abrió su boca con sorpresa, con un dolor evidente en su cara como si previera un futuro sombrío.

Una vez completada la transformación, los cuatro se observaron mutuamente, con Meng Fuyao como Tang Jian, Zong Yue como oficial asistente, y Zhan Beiye y Ya Lanzhu como sirvientes.

Por casualidad, el funcionario anterior fue nombrado en la corte de Wuji, y el Rey De naturalmente había querido nombrar a sus propios hombres. Tang Jian era un pariente lejano del Rey De y un oportunista que había corrido desde Zhongzhou para asumir el cargo. En pocos días, había traído a su asistente oficial y dos sirvientes. Ahora que los cuatro habían sido asesinados y cambiados, no tendrían que preocuparse por ser detectados.

No importaba cuán caótico hubiera sido el proceso, los cuatro actores finalmente estaban listos. Meng Fuyao se puso de rodillas, luciendo extremadamente triste.

Aish, ella había visto cómo funcionaban los espías, y ni una sola vez trajeron a un amigo médico y una pretendiente de su amigo...

—Enviad este lote de provisiones de Huazhou rápidamente. Debe llegar antes de la noche. —Gritó Meng Fuyao mientras estaba de pie en la plataforma, vestida con su túnica oficial.

Solo así, ella había estado personificando al oficial por unos días, y como los soldados que transportaban la comida no estaban familiarizados con él, no había habido ningún problema. Meng Fuyao actuó hábilmente, esperando pacientemente los movimientos del lado del Rey De para actuar.

Ella había colocado su carta de renuncia en el escritorio del Rey De. ‘El alcalde Meng está desanimado y espera irse, y desea que el Rey De lo comprenda y que elija a otro candidato para dirigir la ciudad’.

Los Caballos del Viento Oscuro de Zhan Beiye se transformaron en una niebla, desapareciendo en las enormes montañas en la frontera sur.

Extremadamente ocupado, el Rey De no tuvo tiempo de enfrentar al alcalde resignado. Tuvo que reunir a su ejército para matar a Zhangsun Wuji. Si bien era una pena que Meng Fuyao hubiera escapado, también estaba más allá de su influencia.

El clima no era ideal ese día. Era sombrío, y la lluvia era de esperar. La presión era baja, y Meng Fuyao, quien aún se estaba recuperando, y Zhong Yue se habían visto obligados a ponerse ropa más gruesa, sudando mientras ordenaba los lotes de alimentos para ser transportados. Cuando estaba a punto de tomar un descanso, oyó galopes acercándose rápidamente. Mirando hacia arriba, vio a un soldado del campamento de Suishui, azotando a su caballo sin parar y gritando:

—¡Rápido, rápido! ¿Cuánta comida queda en el almacenamiento de Wuling? ¡Colocadla en el carro y enviadla! ¡La tropa se marcha pronto!

Aturdida, Meng Fuyao preguntó:

—¿No acabamos de enviar un lote? No he oído nada acerca de la partida de la tropa. ¿Para luchar contra los Rong, tanto del norte como del sur?

El hombre respondió con urgencia:

—No, pero las noticias acaban de estallar que el rey en Wanzhou se ha rebelado y el Principe Heredero está en problemas. El Rey De ha enviado soldados para servir al rey y ya ha enviado al general Yang Mi para que se apresure...

Las palabras que vinieron después no alcanzaron la mente consciente de Meng Fuyao.

Sus alrededores se calmaron hasta el punto en que incluso la respiración se volvió silenciosa. Los movimientos parecían haberse ralentizado, y todo lo que podía ver era que su boca se abría y se cerraba a medida que gotas de sudor caían por su frente. El caballo que se aproximaba rompió su visión inicialmente inmóvil, y el sonido del carruaje chocando contra la carretera se hizo cargo de su conciencia. Todo el escenario se volvió vacío y solo dos palabras se repetían en su cabeza.

En problemas, en problemas, en problemas...

Meng Fuyao se quedó clavada en el suelo mientras la llave que sostenía se resbaló de sus dedos rígidos. Al igual que se esperaba que se escuchara un chirrido nítido y desgarrador, alguien dio un paso adelante para levantar su mano y agarrar la llave a tiempo.

—Sí, es la orden del Principe. Hombres, abrid el almacén…

Las últimas palabras fueron extraídas, pero sacaron a Meng Fuyao de su estado de pereza. Levantó la vista y se encontró con la mirada de Zong Yue. Parecía limpio y tranquilo, e incluso radiante, su mirada calmó instantáneamente el corazón caótico de Meng Fuyao. Era como si una terrible bola de fuego hubiera sido empapada en aguas profundas, obteniendo un alivio temporal.

Alguien le rozó el hombro por detrás, y otra gruesa voz se rió.

—Está cansado, señor. Descansa detrás.

A continuación, ella sintió que él le cogía la mano y la conducía hacia atrás con pasos firmes. Era Zhan Beiye.

Meng Fuyao pellizcó su palma en señal de gratitud y tomó una bocanada de aire. Sacudió la cabeza y se dio la vuelta, dibujando una sonrisa en ese instante. Se limpió el sudor de la cara y dijo:

—Hermano, mira el clima. Está a punto de llover pero en realidad no. Qué incómodo. Haré que los hombres abran el almacén ahora. ¿No está el Principe Heredero en guerra contra Gaoluo en la costa este? ¿Cómo se… metió en problemas?

—No he escuchado los detalles. —Compartió el joven soldado. Sin darse cuenta de las noticias internas y preocupado por su amado Principe, continuó—: Solo escuché que el Rey Wanzhou falsificó un informe para atraer al Principe Heredero. El barranco en la Montaña Huya permitió que solo pasara un caballo, y mientras lo atravesaba, miles de gramos de explosivos se dispararon, destruyendo los acantilados en fragmentos, y el Principe Heredero...

Sus ojos se detuvieron cuando terminó de explicar, antes de darse la vuelta para irse a toda prisa. Al ver su sombra desaparecer en el horizonte, Meng Fuyao esperaba desaparecer gradualmente también.

Dio la ubicación, las cifras, la ruta, y todos coincidieron, claro... Ella había estado decidida a no creer sus palabras, pero ahora que la noticia estaba en su garganta, no pudo evitar temer lo peor. Meng Fuyao juntó lentamente sus palmas, sintiendo el sudor y la frialdad entre ellas.

No, no, no, esto no es...

Era de Zhangsun Wuji de quien estaban hablando. No debería morir incluso si el mundo entero conspira contra él. ¿Cómo pudo morir tan fácilmente?

¿Por qué no?

Otra voz dentro de ella desafiada. Él se apresuraba a km de distancia y debió sentirse extremadamente ansioso. Además, tenía pocos guardias. Teniendo en cuenta el tiempo, debe haber cargado todo el día y la noche para llegar a Wanzhou en este momento. Ansioso, preocupado, sin guardias, sin tiempo para explorar el camino de antemano, lleno de explosivos, podría muy bien ser la carta de triunfo del Rey De. No importa cuán fuerte y sabio sea, él tenía un cuerpo como cualquier otra persona. Él no era invencible.

Meng Fuyao permaneció inmóvil mientras la conversación en su cabeza retorcía sus entrañas dolorosamente en dos mitades, y sintió como si algo dentro de ella se estuviera rompiendo. Ella perdió todo el control de sus manos temblorosas.

.

Una luz parecida a una serpiente cruzó el cielo, seguida de un fuerte estruendo. Un impactante rayo de luz golpeó, dividiendo las nubes oscuras y sombrías y provocando intensas ráfagas de viento. Entre las nubes negras y de color magullado se alzaba el frío y duro golpeteo de las gotas de lluvia.

Las gotas eran tan grandes como perlas y caían en una cadena continua, dolorosa al tacto. Un aguacero pesado siguió a continuación, y Meng Fuyao se quedó allí de pie, sin un refugio al que huir. Pensó de manera turbia sobre el mandato del cielo.

—Una tormenta en febrero... Podría ser... podría ser...

En medio de la lluvia estaba de pie, completamente mojada. Levantó la cabeza, sintiendo el dolor de las gotas de lluvia. Por supuesto, el dolor no era nada para ella. De hecho, solo sintió que su cuerpo se entumecía un poco.

Mirando hacia el cielo, Meng Fuyao dejó que la lluvia cubriera su cabello negro azabache en su frente, creando múltiples corrientes en su cara.

Un hombre vestido de negro corrió desde el pasillo, pero fue detenido por un hombre vestido de blanco. Intercambiaron miradas y compartieron un entendimiento mutuo en ese momento. Estaban debajo de los aleros, a una distancia, sin querer alterar el estado mental de Meng Fuyao.

Mucho, mucho tiempo después, Meng Fuyao levantó un dedo y lo apuntó enfadada hacia el cielo. Ella gritó, con la boca abierta de par en par:

—¡Tu puta madre!

Su gruñido causó que los soldados de los alrededores que corrían por la lluvia y hacían su trabajo salten en shock. Miraron hacia la fuente, pero Meng Fuyao ya se había girado y se había limpiado el agua de la cara. Ella enseñó los dientes y se echó a reír.

—Joder. ¡Un trueno que partió el cielo en febrero!

Los soldados sonrieron, algo aliviados, y regresaron a su trabajo. Meng Fuyao puso su mano hacia abajo, sin saber lo que estaba haciendo. Una suave voz flotó desde detrás de su hombro hasta su oído:

—Está lloviendo mucho... Desconfía de tu condición...

Meng Fuyao bajó los párpados, permitiendo que la persona la guiara al refugio.

Ya Lanzhu la recibió en la puerta, llevándola de inmediato a cambiarse de ropa. Meng Fuyao permaneció inactiva en el baño mientras la torpe princesa se secaba la cara y el cuerpo enrojecidos antes de ponerse un nuevo conjunto de ropa para ella. Cuando terminó, se acercó a la taza del inodoro y se sentó.

Capítulo 37 La espera

Meng Fuyao pensó y pensó en todas las posibilidades e imposibilidades, y se sintió mareada.

Ya Lanzhu mantuvo sus ojos en ella en todo momento, hasta que se pusieron rojos. Apartó la cortina, y se pudo ver a dos hombres arrastrando los pies de un lado a otro, esperando.

—Ya no me importa. Es difícil verla así. —Fue Zhan Beiye quien habló. Él dejó escapar un profundo suspiro.

—Felicidades, puedes aprovechar su vulnerabilidad. —Declaró Zong Yue.

—¡Mentira! —Zhan Beiye estalló—. ¿Puedes ser más humano?

Zong Yue respondió con una risa baja y fría, antes de continuar con una voz más alta:

—Creo que todos necesitan otro baño de lluvia. ¿Se puede confiar en las noticias del lado del Rey De? ¿Puedes creer lo que oyes? ¿Solo unas pocas palabras y aquí estás, haciendo tanto ruido?

Como si le hubieran pinchado las orejas, Zhan Beiye replicó:

—¿Con qué ojo la viste hacer una escena? —Se acercó y quitó la cortina, sacando a Meng Fuyao sin cuidado y gritando—: Eh, ¿por qué estás todavía en un sueño? Despierta, no es tan malo. Zhangsun Wuji no es tan débil. No podría haber muerto. Lo he estado maldiciendo durante 25 años, pero siempre está vivo y bien...

—Pfft. ¿Empezaste a maldecir a otros desde el vientre de tu madre? —Meng Fuyao lo empujó a un lado—. Muévete. No molestes mi hora de ir al baño.

Al ver su reacción, Zhan Beiye se volvió evidentemente alegre, aunque mezclado con amargura y un dolor contradictorio.

Zong Yue permaneció inexpresivo, pero había alivio en sus ojos.

Meng Fuyao se detuvo ante él y le preguntó:

—Debes tener canales de información especiales para que lo sepas. ¿Qué dijeron de tu lado?

Zong Yue suspiró profundamente, pero Meng Fuyao lo miró fijamente a los ojos, calmándose diciendo:

—Quiero la verdad.

—Nadie sabe dónde está Zhangsun Wuji. —Confesó Zong Yue—. Para empezar, no tenía muchas noticias, pero acababa de recibir información similar a la que escuchaste. Ha habido un colapso en el Barranco Huya, y es cierto que se ha encontrado un cadáver. Su marca imperial, su caballo y su carne habían sido aplastados debido al impacto del colapso. Técnicamente hablando, nadie ha visto su cadáver.

Meng Fuyao cerró los ojos durante un tiempo antes de responder:

—Está bien, entonces. —Dirigió su mirada hacia Wanzhou, hablando en voz baja—: Lo he pensado un poco. No podría haber muerto tan fácilmente. No hay forma. Voy a hacer lo que debo, y luego, esperar.

Esperar.

Esperar que el polvo se asiente, esperar que el destino descubra la verdad y esperar a que el futuro de todos, o la falta de él, se desvele.

Esperar su regreso.

.

El 14 de febrero, en el decimosexto año bajo el reinado del emperador Wuji, el Príncipe, que se suponía que manejaría la guerra entre su nación y Gaoluo, murió en el Barranco Huya, fuera de Wuji y Wanzhou. Era una montaña cerca de la ciudad interior de la frontera sur, a unos 100 km del campamento del Rey De, a 85 km de Yaocheng.

Las noticias se esparcieron y conmocionaron a todo el continente de las Cinco Regiones. Las especulaciones, las dudas aumentaron, y la gente quiso esperar y observar. Los susurros que se intercambiaron entre las fronteras nacionales se transformaron en fuertes ráfagas de viento, que gradualmente se acumularon en el cielo.

El 15 de febrero, el Rey De, que estaba vigilando el campamento de la frontera sur, negoció apresuradamente la paz con el sur y el norte de Rong, reclutando soldados locales para formar un ejército de 300.000 y luego alzó una ‘bandera de amistad’. Envió a Yang Mi, su ayudante de confianza, para dirigir a la tropa hacia Wanzhou. Mientras tanto, anunció al mundo que el Principe Heredero había sido herido y que se comprometió a acabar con el autor o que nunca regresaría. Algunos elogiaron su lealtad, mientras que otros, que eran eruditos y más sensatos, vieron su plan para colocar su trasero en el asiento del emperador de Wuji, y nunca volverían sin asegurarse.

Ignorando los puntos de vista de la gente, el Rey De avanzó vigorosamente, su vanguardia se abrió paso rápidamente a través de Wanzhou. Sin detenerse allí, usó la ira de los plebeyos como una razón para continuar hacia Jingcheng.

La ambición del Rey De fue muy clara, y fue como Meng Fuyao había adivinado. Actuó con rectitud disfrazada, y una revuelta, algo que nunca se permitió que sucediera en la Nación Wuji, estaba a punto de triunfar ante sus propios ojos.

Casi, al menos.

El Rey De viajó hacia Jingcheng, entregándose a su logro pendiente, sin darse cuenta de que había una sombra femenina detrás y observando cada uno de sus pasos. Ella estaba esperando para dar un golpe fatal en cualquier momento posible.

El 24 de febrero, Yang Mi estaba a punto de entrar en la frontera de Jingcheng. Zhan Beiye había difundido una orden secreta para tender una emboscada en las

montañas de la frontera sur. Los Caballos del Viento Oscuro se disfrazaron de ciudadanos angustiados, corriendo ante la vista del Rey De y gritando:

—Yang Mi está quemando, matando, robando en la ciudad y apoderándose del palacio. ¡Está tras el sello del gobernante y el trono!

Ansioso, el Rey De se apresuró a enviar una carta para interrogar a Yang Mi, solo para que los hombres de Zong Yue la destruyeran en el camino. No recibir una respuesta hizo que el Rey De se sintiera aún más urgente, y ordenó a sus tropas que avanzaran sin parar.

Desafortunadamente, el clima en febrero fue extremadamente insoportable. La nieve mantuvo húmedos los caminos, y muchos soldados, nacidos en las fronteras del sur, no pudieron adaptarse y finalmente se congelaron hasta morir. Las quejas llenaron el aire y la ira aumentó, lo que llevó al Rey De a enviar otra orden para instar a una entrega más rápida de provisiones. En este punto difícil, si ni siquiera se podía garantizar la provisión de necesidades, el ejército podría comenzar un motín.

Las disposiciones no llegaron a tiempo.

El ‘oficial de transporte Tang’ informó al Rey De que había habido demasiados saqueadores a lo largo del camino, y por lo tanto los granos no pudieron llegar a tiempo. Ella solicitó por unos días más mientras usaba el nombre del Rey De para instar a las expediciones, ordeñando a los respectivos condados sin restricciones y causando mayor descontento entre los ciudadanos.

.

27 de febrero, en Pingzhou, Condado de Gui.

Meng Fuyao mostró los dientes y se agachó sobre un barril, saludando y gritando:

—El Rey De ha emprendido la guerra y quiere estos granos…

Antes de que ella pudiera terminar, un hombre escupió:

—¡¿Otra vez?! Apenas el mes pasado ya recogió tres veces. ¿Cómo vamos a vivir?

Algunos aplastaron los sacos de granos vacíos en el suelo, y otros levantaron martillos mientras escupían enojadas maldiciones hacia ella. Ya era la tercera vez que Meng Fuyao recolectaba granos, y casi no quedaba ninguno. Incapaces de soportarlo más, los ciudadanos agitaron sus armas a pesar de no saber lo que estaban logrando.

Como tal, el oficial de transporte —afectado por el pánico— Tang, gritó:

—¡No me pegueis! ¡No me pegueis! ¡Es orden del Rey De! Los Rong en el ejército tienen un gran apetito y necesitan más comida. Es por el bien de todos...

Antes de que ella pudiera terminar, la multitud arremetió.

—¿Por qué tenemos que regalar los granos que tan arduamente hemos cosechado?

—Si están comiendo nuestros granos, ¡hagamos lo mismo en sus casas!

—¡Vamos!

La multitud silbó y cargó fuera del pueblo.

En algunos otros lugares, el oficial auxiliar de transporte a cargo de recolectar los granos emitió la misma declaración y tomó la misma acción. Incluso más personas saltaron hacia adelante con sus herramientas agrícolas, caminando por los caminos entre pueblos y reuniéndose en la carretera principal que conduce al pueblo Rong.

Detrás de ellos, Meng Fuyao gradualmente estabilizó sus pasos al completar su acto. Parecía calmada y tranquila, pero había un fuego en sus ojos, ardiendo de odio resuelto. Contuvo una fuerza de voluntad abrumadora, que ella mordió con fuerza y obstinación, y que planeaba derribar al tigre.

Los soldados en el ejército del Rey De ya estaban agotados, y los ciudadanos de los respectivos condados habían sido provocados. Con la continua agitación de Meng Fuyao, los ciudadanos se infiltraron en la fortaleza de Rong, agarrando granos e ignorando el daño que estaban causando.

Al recibir noticias de que sus casas habían sido atacadas, que sus familias habían sido acosadas y que sus granos habían sido robados, ¿cómo podían los soldados ya hambrientos y agotados posiblemente continuar luchando de todo corazón? Tras

una serie de juegos y operaciones de guerra, el ejército se dispersó como el agua y se derrumbó como montañas en la derrota.

.

Meng Fuyao se mantuvo en silencio, frunciendo los labios y mirando hacia arriba. Su mirada se fijó muy lejos, en dirección a Wanzhou.

Ella había estado esperando durante muchos días. Cada día, cada hora, cada minuto y cada segundo, la ansiedad la paralizaba y le destrozaba el corazón en pedazos que se hundían un poco a medida que pasaba el tiempo. Las piezas de esperanza a las que se había aferrado fueron capturadas, una por una y permanentemente por el Tiempo.

Cada noche, antes de dormir, rezaba para ver una cara que la saludaba con una sonrisa por la mañana y diciendo:

—No has estado escuchando otra vez.

A eso, ella ya había preparado una respuesta:

—Me asustaste, idiota. —Ella diría eso y luego le lanzaría un fuerte puñetazo, a lo que él podría responder, y a ella no le importaría.

Desafortunadamente, no pudo poner en uso los innumerables escenarios que había pasado en ella. Cada mañana esperaba. Si no hubiera movimientos, mantendría los ojos cerrados y sentiría sus costados, solo para ser abrazada por el aire fresco y nunca por el calor que ella había estado anhelando.

Habían pasado muchos días, y el Rey De había empezado a rebelarse. La ampolla que había estado tratando de exprimir casi había salido. Ya debería haber regresado, pero no lo estaba.

Meng Fuyao se apoyó en un árbol que estaba al final del camino. Esperó junto a la entrada del pueblo, con el brillante sol rojo detrás de ella. El tronco del árbol era lo suficientemente delgado, pero ella era un poco más delgada y frágil, si eso era posible, y se asemejaba a una hoja caída que flotaba sin rumbo fijo entre las nubes de color rojo dorado.

Miró hacia esa dirección, sus ojos parpadeaban entre las rocas derrumbadas y destrozadas. Su ropa estaba desordenada, y en medio de la noche nublada, se la podía ver sujetando una bolsa amarilla con fuerza. Era algo que Zhan Beiye había ordenado que buscaran los hombres, y por lo mucho que se aferraba a ella, era como si esperara buscar el último rayo de esperanza.

Meng Fuyao estaba tan concentrada en la vista que tenía ante ella que no había notado que una figura negra y silenciosa la observaba aún más lejos, el espacio entre sus cejas cubierto por una capa de rocío helado.

Capitulo 38

El ya no está wuji, ya he hecho lo que puedo por ti. Te he estado esperando y espero noticias tuyas. ¿Por qué no has vuelto?

La guerra continuó en Wuji, y la vanguardia del Rey De se acercaba a Jingcheng. Por supuesto, mientras Yang Mi no atacase la ciudad y se apoderase del trono, el Rey De estaba convencido de la posibilidad de la traición. Presionado, instó a su ejército día y noche, llevando a muchos soldados a dispersarse y escapar, mientras que otros miles murieron de hambre y frío extremo.

Wuling no fue el único depósito de granos en la frontera sur, pero en el proceso de la marcha del ejército del Rey De, el lugar de espera acordado, Huazhou, también se encontró con un retraso. Los eventos se jugaron como en un ajedrez impredecible. Se hicieron movimientos sutiles, alterando lentamente la tendencia y la situación de todo el asunto. Se puso en marcha el efecto mariposa.

De hecho, Meng Fuyao era ajena a esos cambios sutiles. Se hundía aún más cada día, y gradualmente se volvía más delgada si eso era posible. No era visualmente obvio, pero pronto, cada hueso de su cuerpo comenzaba a sobresalir junto con el estiramiento de su piel, lo que hacía que sus ojos parecieran cada vez más grandes y tristes.

Zhan Beiye y Zong Yue se quedaron a su lado en todo momento. A pesar de su hostilidad hacia el otro, cuidaron bien a Meng Fuyao. Tie Cheng y Yao Xun también se unieron a ellos, enterrando sus cabezas en un arduo trabajo. Preocupada por su seguridad, Ya Lanzhu siguió a Meng Fuyao a todas partes, incluido el baño, con el pretexto de querer atrapar a la pareja adúltera en acción.

Todos la observaron atentamente por temor a que la ansiedad la llevara a hacer locuras. Sin embargo, todo lo que ella hizo fue esperar en silenciosa determinación por noticias de él. Meng Fuyao ocasionalmente se sentaba en un taburete y observaba a los dos hombres discutir, o miraba como Ya Lanzhu se le acercaba, o a Tie Cheng hacerse cargo de todo el trabajo en el patio solo para que él pudiera aparecer ante su vista con más frecuencia, o cómo Zong Yue le recetó medicamentos sin parar, como si no pudiera esperar para deshacerse de todas las hierbas del jardín.

La luz del sol de primavera era débil y tenía un brillo refrescante. En medio del ambiente, Meng Fuyao pensó en la suerte que tenía de poder experimentar algo tan cálido y hermoso como este. Todo valió la pena, pensó.

Las noches eran más difíciles de soportar.

Meng Fuyao sufría de insomnio, y cada vez que las hojas crujían afuera, se preguntaba si él estaba de vuelta. Entonces se culparía por ser tan tonta. ¿Cortar su propia garganta? ¿Arrastrar al líder de la guardia secreta con ella? ¿No podría haber luchado para evitar morir por las manos de los Rong? ¿Por qué eligió terminar su vida para evitar que su cadáver cayera en sus manos? La 'Gran Meng Fuyao que se cortó la garganta' había llamado su atención y lo había llevado a acelerar millas a través y ser conspirado en su contra.

Tales pensamientos la mantenían despierta a pesar de la completa oscuridad.

La rutina nocturna de Meng Fuyao era bastante consistente. Si bien no habían pasado muchos días desde que se conocieron las noticias, ella había estado dando vueltas cada noche, y los segundos parecían largos y arduos años.

Sin el conocimiento de Meng Fuyao, ella no era la única que tenía problemas para dormir.

En el gran árbol del patio descansaban dos hombres. Ellos, que no podían acostarse en sus camas, habían abandonado su habitación, uno con una jarra de vino y el otro sumido en sus pensamientos.

—No está muerto. —Murmuró Zhan Beiye con una copa de vino en sus manos—. Me atrevo a apostar a que está ahí fuera en algún lugar, y no es nada bueno.

Zong Yue lo observó en silencio antes de hablar.

—¿Por qué no le estás diciendo a ella?

—Ella pensaría que sólo la estoy consolando. Ella solo creería lo que ve. —Fue la respuesta entre los tragos—. También estoy esperando. Si tengo razón, las noticias deberían llegar dentro de dos días.

Después de un tiempo, Zong Yue comentó:

—Últimamente has estado bebiendo mucho, Principe.

—¡Estoy enojado! —Zhan Beiye tomó otro gran trago, casi rompiendo su taza cuando terminó, pero se detuvo después de un pensamiento. La colocó ligeramente, pero perdió el control y la destrozó, no obstante. La sangre brotó de su mano, y sin mirar, la tiró a la jarra de vino—. Zhangsun Wuji, ese bastardo. ¿No sabe cuán preocupada y culpable se siente ella? ¿Por qué no está reportando su seguridad?

—Pensé que estabas enojado con Meng Fuyao. —Declaró Zong Yue.

En lugar de responder, Zhan Beiye se tragó el vino. Poco después se limpió la boca y añadió:

—Ella solo está molesta por la culpa. La haré enamorarse de mí.

Zong Yue quitó el polvo de una mancha de suciedad en sus mangas, su túnica blanca empapándose de la luz plateada de la luna e iluminando su silueta. Un largo rato más tarde, dejó escapar:

—Qué matón.

—Somos lo mismo.

Cuando la luna se puso, el patio se llenó con una capa de escarcha plateada. La conversación que continuó en el árbol no llegó a oídos dentro de la casa. Los problemas del corazón que se asentaron en las profundidades de la noche solo los conocían ellos mismos.

.

Meng Fuyao había estado completamente despierta otra vez, y era de día cuando finalmente cayó en un sueño nebuloso. Algún tiempo después, Lord Yuan Bao salió de su mini cama sobre la mesa con su pijama y la miró desde arriba. Después de una pausa, él la empujó con su garra.

Ya he dado una pista obvia, cabrona.

Se alisó su túnica roja. Era una promesa hecha entre su dueño y él mismo, y representaba alegría y seguridad. Como un conejillo de indias divino, que compartía una conexión telepática con su dueño, no podía entender por qué Meng Fuyao estaba tan ansiosa cuando no lo estaba.

Había olvidado que ese era un secreto entre ellos dos y que Meng Fuyao no conocía la telepatía ni la magia del conejillo de indias.

Lord Yuan Bao la miró fijamente, sus ojos barrieron debajo de su colcha y vio un rostro vagamente frágil. Luego miró a su propia figura en flor, gradualmente tomando conciencia de la conciencia que le faltaba. Recuperó la caja de galletas, hurgó en ella y sacó algunas palabras, colocándolas cuidadosamente sobre la mesa.

Cuando hizo eso, convenientemente volvió a dormir, anticipando las lágrimas de felicidad que esperaban a Meng Fuyao.

Despertado por el hambre a medianoche, Lord Yuan Bao se volvió hacia un lado y buscó bocadillos que tenía la costumbre de guardar junto a su cama. Sintiendo un pedazo de galleta, rápidamente la engulló mientras estaba medio dormido.

A la mañana siguiente fue despertada por el agitado pero cortante grito de Meng Fuyao. Vio que sus ojos se iluminaban inmediatamente después.

Ah, las lágrimas de alegría.

Esos ojos se volvieron cada vez más brillantes, como si los cristales estuvieran rodando por dentro antes de caer por su rostro. Pronto, ella bajó la cabeza y se cubrió la cara. Presionó sus dedos con fuerza contra su cuero cabelludo.

Lord Yuan Bao la observó con asombro, notando que sus ‘lágrimas de felicidad’ no parecían normales.

Mucho, mucho tiempo después, vio que Meng Fuyao se quitaba las manos de la cabeza, levantaba su cara roja e hinchada y miraba la palabra ante ella. Ella de repente se acercó para agarrarlo.

El toque de Meng Fuyao fue suave y transmitió una calidez que no había experimentado de ella desde su primer encuentro. Lo colocó ligeramente sobre su palma y le peinó su pelaje blanco como la nieve con la punta de un dedo.

Se sorprendió. Mirándola, pensó que debía haberse vuelto loca por la buena noticia.

Meng Fuyao guardó silencio mientras lo peinaba suavemente. Lord Yuan Bao no podía creer que sus movimientos fueran más cómodos que los de su dueño. ¿Qué le ha pasado? ¿Va a acariciarlo y luego estrangularlo?

Siguiendo ese pensamiento, Lord Yuan Bao sintió una sensación de frío sobre su cabeza, como si algo húmedo hubiera contactado su cuerpo. Alcanzó una garra y sintió que se mojaba.

Meng Fuyao había apoyado la barbilla sobre su cabeza.

—Pobre Yuan Bao, eres un huérfano ahora...

Las palabras de Meng Fuyao enviaron un puñetazo justo en su corazón cuando una agria lo superó. Sintiendo algo mal, se debatió y miró las palabras que había juntado antes de soltar un grito.

¿Por qué ‘Shi’ se ha ido? ¡Oh Dios!

Lord Yuan Bao saltó de su cama y se zambulló en la caja de galletas, buscando urgentemente otro ‘Shi’. Al darse cuenta de que ahora solo faltaba uno, se dio la vuelta, molesto. La vio mirándolo con ternura, sus ojos parecían decir:

Pobre tú... loca por el dolor...

Al ver su expresión, Lord Yuan Bao pensó para sí mismo: Ella está llorando por mi pérdida...

Después de una breve pausa, Lord Yuan Bao soltó otro chillido, corriendo ante ella y gesticulando con todo su cuerpo en un intento de decirle que faltaba una palabra.

Meng Fuyao simplemente sonrió y le acarició la cabeza a pesar de las lágrimas que corrían por su rostro.

Incapaz de soportarlo, dejó escapar un grito indefenso antes de salir corriendo de la habitación.

He hecho mal, maestro... No he podido transmitir las noticias... Por favor, vuelva pronto...

.

Como Zhan Beiye había predicho, la situación de guerra había sufrido una gran cambio ese dia

El 2 de marzo, el ejército de Yang Mi, que estaba presionando a Jingcheng, se encontró con el ejército nacional de Wuji a unos 2,5 km de la ciudad. Yang Mi había pensado inicialmente que eran los guardias de Jingcheng y estaba a punto de mostrar la bandera del Rey De cuando vio que la bandera del otro ejército ya estaba en ascenso, mientras que su general se acercó con una sonrisa fría en su rostro. Junto a él, bajo la brillante bandera amarilla, estaba el comandante principal, con una máscara de cobre y sonriéndole también.

El corazón de Yang Mi se hundió al darse cuenta de que había caído en una trampa.

Ese día, 100.000 soldados de vanguardia desataron sus armaduras y Yang Mi se suicidó.

El 3 de marzo, en el campo salvaje junto al estanque en la ciudad del interior, el Rey De también vio al ejército que se suponía que estaba en la línea costera. También vio la tropa de Yang Mi, que supuestamente le pertenecía. Los soldados formaron una densa barrera cuando el mar de banderas ondulantes ahogó su visión. Fue entonces cuando el Rey De sintió una pena abrumadora sin precedentes.

Al entrar en contacto los ejércitos, los hombres del Rey De no pudieron formar una tropa completa, lo que lo llevó a escapar hacia el sur y poner su esperanza en el

ejército de Guo Pingrong para obtener un pedazo de territorio en la frontera sur. Cuando Guo Pingrong apareció con sus soldados, inmediatamente apuntó su espada al Rey De.

Una dramática guerra de venganza, en medio de una gran expectativa de un progreso suave, cayó en un período de espera y finalmente desapareció en las nubes dentro en unos pocos días.

Capítulo 39 Reunión

4 de marzo. Inicio de la primavera.

A primera hora de la mañana, Zong Yue le entregó algunas cartas a Meng Fuyao, pero Ya Lanzhu lo detuvo en la puerta. Respirando, ella dijo:

—Déjala dormir. Se durmió al amanecer.

Después de algunas dudas, mantuvo los artículos en su mano.

—Eso también es bueno.

Con los ojos agudos, Ya Lanzhu preguntó:

—¿Qué es eso? —Ella agarró el artículo y lo leyó, sus ojos se iluminaron rápidamente—. ¡Ah! —Entonces lo soltó, antes de que cayeran las lágrimas.

Sorprendido, Zong Yue preguntó:

—¿Por qué lloras?

—En esta vida, espero encontrarme con alguien que me quiera... —Sollozó.

Zong Yue respondió con silencio y se marchó poco después, pero no antes de agregar:

—Es un golpe de suerte oportuno, ni un segundo antes ni tarde.

Cuando Meng Fuyao se despertó, mantuvo los ojos cerrados, esperando como siempre hacía. No había dormido profundamente, pero se despertó sintiéndose un poco débil, sin embargo. Oyó un vago crujido de ramas desde afuera de la ventana. El suave canto de los pájaros en las ramas amplificó la floración gradual de la primavera. Meng Fuyao podía imaginar las hojas rozando una barandilla del puente antes de caer al lago. Podría ser el puente de jade que se encontraba en el centro de la ciudad, y las hojas sonaban especialmente crujientes.

Los sonidos se mezclaron, pero la respiración que ella había querido escuchar faltaba.

Meng Fuyao suspiró, acercándose el edredón a la zona de los ojos y cerrándolos con fuerza, con la esperanza de bloquear las lágrimas que estaban a punto de colapsar.

No extendió las manos para sentir el lugar a su lado. ¿Cuál fue el punto? Una amarga humillación la esperaba cada día. Había imaginado su regreso muchas veces, y en su ilusión, él se subía a su cama. Por supuesto, uno no debe ser demasiado descarado. Simplemente no estaba aquí, e incluso Yuan Bao lo había confirmado.

Meng Fuyao se cubrió los ojos con la colcha y siguió durmiendo.

De repente, Meng Fuyao sintió que algo le hacía cosquillas en la frente. Algo estaba rozando el espacio entre sus cejas. Ella lo abofeteó, murmurando:

—Vete, Yuan Bao, deja de molestarme...

Su bofetada aterrizó en una palma. Era cálida y suave, su pulso fuerte y sus dedos delgados.

Los ojos de Meng Fuyao se abrieron de golpe. Antes de que pudiera levantar el edredón, fue recibida por una ola de luz. Alguien había bajado la colcha y la estaba mirando.

—¿Por qué tan flaca? —Dejó escapar una risita.

Meng Fuyao miró tontamente sus cejas diagonales y sus profundos ojos oceánicos. Su piel estaba cubierta de un lustre de cristal, y su suave túnica púrpura cubría su cuerpo. Lo miró mientras él sonreía y se acostaba a su lado, con las yemas de sus dedos rozando ligeramente su frente.

¡Yuan Zhaoxu! ¡Zhangsun Wuji!

Meng Fuyao se estiró, ligeramente aturdida, para pellizcar su mano.

—Esto no es un sueño, ¿verdad?

—Intercambio permitido si es falso. —Bromeó descaradamente.

—De verdad sabes tu camino de regreso... En realidad sabes tu camino de vuelta, ¿eh? —Su primera frase sonaba suave y parecida a un sauce, pero la segunda oración no era diferente del rugido de un león. Salió de su aturdimiento, y al darse cuenta de que Yuan Zhaoxu, Zhangsun Wuji, realmente había regresado, ella le dio una patada—. ¡Te mataré, te mataré!

Zhangsun Wuji levantó las cejas, extendiendo una mano para sujetar su pie, adormeciéndose al instante y volviendo su cuerpo flojo. Luego arrastró la colcha y la envolvió a su alrededor. En una fracción de segundo, él había palpado todo su cuerpo. Relajando su mano, suspiró.

—¿Por qué tan flaca?

Meng Fuyao enterró su cabeza en el manto de la vergüenza, murmurando su respuesta:

—Es una dieta.

Zhangsun Wuji observó a la chica, cuyo ladrido era más fuerte que su mordida, suspirando con impotencia. Él sacó su cabeza de debajo de la colcha y estudió su cara cuidadosamente. Sus ojos parpadearon cuando estaba nerviosa, pero como no tenía dónde esconderse, lo miró a los ojos.

—¿Qué quieres?

Zhangsun Wuji sonrió, extendiendo su mano hacia su cuello. Ella se encogió de sorpresa y él le explicó:

—Déjame echar un vistazo a la herida. No te muevas.

La culpa la venció en este punto. Ella habló en voz baja:

—No estaba realmente planeando cortarme... Fue por diversión.

Antes de que su voz cayera, Meng Fuyao lo vio bajar la cabeza ligeramente, sus cálidos y suaves labios se acercaron y eventualmente le tocaron el cuello desnudo. Ella permaneció inmóvil mientras sus labios rozaban su débil cicatriz rosada. Era delicado como si alguien estuviera usando una planta de sauce para barrer el frío y solitario invierno. Sintió que los pedazos de hielo profundo y destrozado que era su corazón se derritieron, y la exuberante hierba verde comenzó a crecer.

Meng Fuyao sintió que su cuerpo se volvía suave cuando la vegetación se extendió dentro de su corazón. Donde creció, las flores florecieron, y en medio de ese maravilloso estado, quería llorar y sonreír. Sin embargo, una ola de dolor irradió de su corazón y obstruyó sus venas, y se sintió como si una serpiente venenosa la hubiera mordido. Ella tembló un poco, lo que Zhangsun Wuji detectó y se alejó. Ella se mordió los labios y sonrió, empujándolo mientras gritaba:

—Tú, gángster.

—Fue por diversión. —Copió su respuesta mientras la miraba—. En realidad, eso no era lo que más deseaba hacer.

Con la boca abierta, Meng Fuyao parecía bastante tonta. Eso no obstaculizó la determinación de un determinado. Zhangsun Wuji levantó una mano y golpeó su trasero antes de dejar escapar una leve sonrisa.

—Por no escucharme. —Explicó. Antes de que ella pudiera reaccionar, Meng Fuyao fue recompensada con otro azote—. Por intentar suicidarte.

Meng Fuyao recordó de inmediato los escenarios que había ensayado innumerables veces antes, pero la secuencia parecía haberse desvanecido, como si él hubiera presentado ciertos detalles. Daba igual. Se levantó de un salto para tomar represalias mientras recitaba sus frases:

—¡Bastardo! ¡Me asustaste!

Aún así, parecía que él había superado su regaño.

No, no debo perder.

Lanzó otro puñetazo, gritando:

—¡Por fingir la muerte! ¡Por ocultármelo!

Zhangsun Wuji extendió su mano para agarrar su puñetazo, convenientemente tirando de ella en su abrazo antes de sostener su cintura en su lugar con sus dedos. Tres movimientos se ejecutaron con rapidez y sin problemas, y como su cintura se había vuelto tan pequeña, él había logrado atraparla fácilmente. —No te lo oculté... —Zhangsun Wuji inhaló profundamente, acariciando su largo cabello y susurrando—: ¿Cómo podría soportar que te preocupes por mí? Has adelgazado tanto... ¿Voy a ser el único que se esfuerce en engordarte?

La primera parte había calentado su corazón, pero la segunda no era aceptable. Meng Fuyao se volvió para mirarlo con furia y replicó:

—Deja de devorar. Sé que intentabas atraer al Rey De, y para mantenerlo en secreto no podías haberle dicho a nadie... pero, pero... —Se detuvo, cerrando la boca y sin querer terminar su oración— deberías habérmelo dicho al menos...

—Podría haberte dicho, pero luchar no significa que sacrificaría a alguien que me guste. —Parecía que la técnica de lectura mental de Zhangsun Wuji se había vuelto más fuerte—. Envié tres tandas de hombres al salir del campamento de la costa. Llevaron mi ropa y se fueron a tres rutas diferentes. Fui por la ruta del mar.

—¿Ruta del mar?

—Sí. Fui por el mar. El Rey De supuso que iría por tierra ya que esa era la más rápida, pero ¿cuál era el punto si no podía pasar? Algunas cosas no pueden ser apresuradas.

—De acuerdo. —Meng Fuyao asintió con satisfacción—. Siempre has estado maquinando.

Zhangsun Wuji sonrió, y agregó:

—En el momento en que surgieron los problemas en Wanzhou, sabía que algo estaba mal en el ejército. Debe haber habido un espía. En esas circunstancias, solo pude cortar todo contacto, pero no antes de recibir noticias de tu seguridad. Luego

volví al campamento para reunir a mis guardias. Son más incómodos de transferir, y cuando llegaron a Yaocheng ya no estabas allí.

—Ah. —Soltó ella. Ya se había convertido en una oficial de transporte en Wuling en ese momento y tenía dos guardaespaldas capaces a su lado—. Qué buen momento... qué suerte.

—No pude hacer nada después de tener noticias. Era simplemente un mal momento, y no podía irme. La década de la conspiración secreta del Rey De estuvo a punto de ser destrozada, y no pude dejarla ir por el desagüe. Lo bueno es que comparto una conexión telepática con Yuan Bao y él te lo habría dicho tarde o temprano.

—¡Mi culo! —Ella estaba a punto de explotar—. Organizó tres palabras: Ta, Mei, Le. Casi vi a Buda, y fue su culpa.

—¿Eh? —Zhangsun Wuji se volvió para buscar a Lord Yuan Bao—. Sé que estás ahí, sal o enfrenta las consecuencias.

Meng Fuyao frunció los labios. ¿Cuál fue el punto de lanzar una amenaza tan insustancial?

Sin embargo, inmediatamente después, una bola gris salió de debajo de la mesa. Meng Fuyao abrió mucho la boca y lo miró fijamente.

Qué agravante.

Lord Yuan Bao estaba en ropa normal ese día, y era su color menos favorito. Odiaba que lo hiciera parecer una rata. Se agachó obedientemente ante Zhangsun Wuji y dejó escapar chillidos débiles y tímidos.

—Eso es demasiado, ¿no? —Meng Fuyao pensó para sí misma. ¿Se está tomando la oportunidad de expresar sus quejas y su amor de nuevo? ¿Qué está diciendo exactamente? Se sentía un poco culpable de alguna manera.

Zhangsun Wuji escuchó con una sonrisa, sus ojos brillaban y eran cálidos, y cuando su sonrisa se ensanchó en una carcajada, ella pudo sentir la alegría que sentía por la reunión.

—¿Sabes lo que has hecho mal? —Preguntó.

Lord Yuan Bao bajó su noble cabecita justo después.

—Dado que fue debido a tu codicia, no se te permite comer bocadillos durante una semana.

Con respecto a su castigo, Lord Yuan Bao golpeó ambas garras en su rostro, evidentemente en pena. Zhangsun Wuji lo dejó rápidamente a un lado.

—Ve a reflexionar y cierra la puerta cuando te vayas.

Lord Yuan Bao salió del agujero en la ventana del papel antes de usar diligentemente su saliva para repararlo.

—Wow, wow, el conejillo de indias es un hombre cambiado. —Comentó Meng Fuyao en shock—. ¿Qué ha hecho?

—Él causó tus lágrimas. —Zhangsun Wuji la tomó en sus brazos de forma natural, y agregó—: Y por eso tiene que ser castigado.

Meng Fuyao descansó cómodamente contra el hombro de Zhangsun Wuji. Era un sentimiento indescriptible, como si su corazón finalmente estuviera en casa y en el lugar correcto. Sus órganos internos parecían haberse ajustado al instante. Un leve olor flotaba en sus fosas nasales, y su mente flotaba felizmente mientras sus párpados se volvían pesados.

—También he hecho mal, Fuyao. —Meng Fuyao escuchó a Zhangsun Wuji decir en voz baja.

—¿Hmm?

—No pensé que él haría un movimiento sobre mí, y a expensas de Yaocheng. Es mi culpa que casi hayas terminado tu propia vida. —Su voz sonaba algo amarga, y Meng Fuyao se preguntó por qué.

¿Por qué no esperaría el motivo del Rey De? ¿No habían estado luchando agresivamente por el trono? Nadie se lo pondría fácil a su oponente, y para alguien

tan sabio, ¿cómo podría Zhangsun Wuji no verlo venir? ¿Por qué, por qué, por qué...?

Las dudas daban vueltas en su mente, y ella luchó por liberarse pero fue en vano. Las noches de insomnio y agotamiento finalmente la afectaron a la vuelta de Zhangsun Wuji. Su interminable vinculación de pensamientos pronto puso su peso en sus párpados.

Así, se hundió en un profundo sueño, pero no antes de procesar la última frase a la deriva de Zhangsun Wuji:

—El tormento que has estado sintiendo durante este tiempo también ha sido mi castigo, Fuyao.

Capítulo 40

confrontacion un tenue brillo amarillo de luz cálida brillaba cuando Meng Fuyao escuchó a alguien más hablando en voz baja:

—... ¿Deberíamos despertarla por algo de comida?

—... Déjala dormir más...

Meng Fuyao abrió los ojos y, gradualmente, adquirió plena conciencia de su entorno. Permaneció inmóvil, con una sonrisa floreciendo en su rostro.

El malo no ha muerto por mi culpa. Ha regresado.

Ante la mesa, alguien se dio la vuelta con un documento enrollado en la mano. Con una hermosa sonrisa en su rostro, preguntó:

—¿Dormiste hasta saciarte?

Meng Fuyao se sentó, mirando el papel de la ventana teñida de amarillo.

—¿Cuánto tiempo he dormido? ¿Por qué todavía es de mañana?

—Ya es la mañana siguiente. —Respondió Zhangsun Wuji, apagando las velas y abriendo las ventanas. Una brisa fresca soplaba sobre su túnica y su cabello, haciendo que se agitara.

—¿He dormido todo un día y una noche? —Exclamó Meng Fuyao mientras miraba la espalda de Zhangsun Wuji. Al darse cuenta de que su túnica parecía haberse aflojado, ella preguntó—: ¿No has dormido?

—Quería ver si rechinarías los dientes, o dormirías, o incluso babearías mientras duermes.

—Doy un puñetazo a la gente, eso es un hecho. —Meng Fuyao sonrió, dejando que sus ojos recorrieran su cuerpo de nuevo.

Debido a los acontecimientos, había salido corriendo del campamento costero y de regreso, reunió tropas, se encontró con el enemigo y rodeó al Rey De. Del mismo modo, todo eso sucedió en un período de tiempo relativamente corto. La caída del Rey De había ocurrido hace uno o dos días, y Zhangsun Wuji ya había aparecido. Debió haber tirado todo a un lado inmediatamente después de eso para correr a su lado. No había tenido un buen descanso, ¿verdad?

Meng Fuyao se levantó de un salto y corrió hacia él antes de empujarlo sobre su cama.

—Ve a dormir y no despiertes hasta que te lo ordene.

—Todavía no es hora de disfrutar de tu cama. —Se mantuvo firme en el suelo cuando dos hombres se acercaron desde el patio—. Tengo que recibir a estos nobles invitados.

Con ‘nobles invitados’, por supuesto, se refería a Zhan Beiye y Zong Yue.

Al verlos avanzar, Meng Fuyao sintió su cabeza explotar como si hubiera visto relámpagos en el cielo. La fricción fue abrumadora, y se disparó a través del cielo como bolas de fuego. Si dos fueran almacenes explosivos, ¿cuáles sería el tres? ¿El barril de pólvora de Europa?

Desde la antigüedad, los reyes nunca se conocían. ¿Cuál podría ser el resultado del encuentro de los dos reyes? ¿Un rey destruyendo a un rey? ¿Un rey comiendo un rey? ¿Un rey matando a un rey?

Meng Fuyao hizo los cálculos en su cabeza.

De ninguna manera. Ambos son importantes figuras políticas después de todo, y su autocontrol, etiqueta, fachada, cortesía y lo que no debería haber sido ya perfeccionado. Recurrir a la violencia debido a un conflicto verbal fue algo que sucedió en el mercado y no entre hombres como Zhangsun Wuji, Zong Yue y Zhan Beiye.

—Disculpadme por no salir a recibiros, nobles invitados.

Antes de que Meng Fuyao pudiera completar sus pensamientos, la risa de Zhan Beiye llenó los alrededores. Al mismo tiempo, mientras daba pasos bruscos hacia la habitación, le sonrió a Zhangsun Wuji.

—Hola, Su Alteza. El asunto militar debe venir muy bien, ¿verdad? ¿Cómo podrías haber llegado tan pausado en medio de todo eso, de lo contrario? ¿No deberías ser implacable persiguiendo al ejército rebelde en Mianzhou?

—Mierda. Ambos intentan convertir al otro en el noble invitado...

—¿Cómo está nuestro noble Principe? —Zhangsun Wuji sonrió—. ¿Acostumbrado a vivir la vida en Tiansha? El clima es cálido y húmedo en Wuji, a diferencia de Tiansha Geya, donde es seco y refrescante. Debió de ser duro para ti, Príncipe. En cuanto a la situación militar delantera, es asunto interno de Wuji, pero gracias por su amable preocupación.

El significado de esto fue como decir:

—Genial: deja en claro que eres Tiansha y yo soy Wuji, y que somos completamente diferentes. Entonces no hay necesidad de discutir quién es el invitado...

—Compré este patio. —Señaló Zhan Beiye sonriendo—. Aunque no está refinado, el paisaje es considerablemente impresionante. Tu presencia aquí hoy definitivamente trae luz a mi humilde morada.

Meng Fuyao lo fulminó con la mirada. ¿Lo compraste?

—Oh, ¿sí? —Zhangsun Wuji le devolvió la sonrisa—. Es realmente genial, pero como el Principe está aquí en Wuji como invitado, eres mi invitada distinguida. ¿Cómo puedo dejar que pagues la casa? Es inaceptable de mi parte. ¿Qué tal esto? Pásame la escritura y conseguiré que alguien busque al dueño de la casa y pague el doble. Tómalo como un pequeño regalo.

Meng Fuyao se aferró a su barriga cuando estaba a punto de estallar de risa.

—Estás tirando piedras a tus propios pies, Zhan Beiye. El hecho está conmigo.

Zhan Beiye preguntó con una expresión inquebrantable:

—¿Estás insinuando que la Nación Tiansha es débil y que ni siquiera puedo pagar esta casa, Su Alteza?

Zhangsun Wuji también respondió con una expresión inquebrantable:

—¿Estás insinuando que la Nación Wuji es pobre y que ni siquiera puedes permitirte un pequeño regalo para tu nación, querido Principe?

Meng Fuyao se colocó entre los dos, sintiendo rápidamente que se levantaban bocanadas de humo invisible. Apresuradamente levantó una palma e intervino.

—Para, para. Él compró esta casa pero me transfirió la escritura. Como este es el caso, dame la plata. Doble. Gracias.

Zhangsun Wuji dejó escapar una leve sonrisa y respondió con suavidad:

—Como ese es el caso, lo obtendrás naturalmente. —La atrajo y le dio a Zhan Beiye una reverencia educada—. Gracias por salvar su vida. —Luego le dio a Zong Yue un simple asentimiento, y agregó—: Y gracias por protegerla.

Zong Yue habló con una voz aún más tranquila que la de Zhangsun Wuji.

—Fuyao y yo no somos extraños, así que no hay necesidad de agradecerme. De hecho, la traje a Wuji, así que soy responsable de ella. —Sonrió cálidamente a Meng Fuyao, causando que ella se estremeciera—. Incluso si no es por nuestra amistad, Su Alteza, no puedo quedarme y verla sufrir cuando se aferra a una de mis pertenencias personales.

Meng Fuyao se quedó sin habla...

—Qué despiadado de él... Tranquilo pero fatal cuando ataca.

Zong Yue había descubierto hacía mucho tiempo que Meng Fuyao tenía su cinturón, pero optó por quedarse callado, usándolo solo en un momento determinado.

Meng Fuyao mantuvo sus ojos en Zong Yue, sin atreverse a mirar a los otros dos hombres.

Aish, todos ellos son personas despiadadas. No debo tratar con ninguno de ellos en el futuro o podría morir sin saberlo un buen día.

Cuando Meng Fuyao gimió interiormente, Zong Yue ya se estaba acercando y agarrando su mano.

—Tiempo de tratamiento. He inventado un nuevo medicamento para que puedas probarlo.

Nadie que se preocupara por ella ignoraría las palabras del médico, y los dos hombres no eran excepciones. Zhan Beiye lanzó una mirada furiosa a Zhangsun Wuji sin entrar por la puerta, mientras que este último simplemente alzó las cejas y sonrió cuando Zong Yue se llevó a Meng Fuyao.

Meng Fuyao no pudo salir del control de Zong Yue. En realidad fue su primera vez tocándola.

¿Qué pasó con su naturaleza limpia y anormal?

Esperaba una recaída y que él la echara a un lado con desprecio. De esa manera, ella también estaría libre de las ilegibles miradas de los dos hombres detrás.

Aish, nadie había esperado que Zong Yue saliera campeón de esta batalla a tres bandas. Meng Fuyao frunció los labios, pensando en lo maravilloso que era ser un médico.

—La salud es siempre una prioridad contra la que nadie puede discutir.

En el momento en que se instalaron en la habitación interior, el Dios de la Guerra Zhan comenzó a disparar cañones nuevamente.

Mirando a Zhangsun Wuji, preguntó:

—Escuché que Su Alteza había guiado a la gran tropa del este para luchar contra Yang Mi. Extraño, ¿no está la guerra del este todavía en curso? ¿Cómo llegó la tropa tierra adentro? ¿O la supuesta travesura de Gaoluo fue simplemente una pantalla que creaste para engañar al Rey De y convertirla en traición?

El corazón de Meng Fuyao latía con fuerza. Esa era su sospecha también. Zhangsun Wuji se había ido apresuradamente debido a la travesura de Gaoluo, pero desde ese momento hasta el momento en que intentó suicidarse, no hubo noticias de que Gaoluo fuera reprimida. El Rey De, que se suponía que estaba en la línea oriental, había aparecido en el interior. Todos esos detalles hicieron difícil no señalar a Zhangsun Wuji como el orquestador de ‘la travesura de Gaoluo’. La guerra entre dos líneas, lo que provocó que el Rey De tomara medidas oportunistas... ¿fue todo el plan de Zhangsun Wuji?

Zhangsun Wuji levantó su taza de té y le dio un pequeño golpe a su contenido.

—¿Dónde lo has oído? ¿Que la guerra sigue en curso?

Zhan Beiye se quedó atónito por un momento. Era cierto que no había oído que la guerra había terminado, pero también era cierto que no había oído que no había terminado. Después de pensarlo un poco, sonrió.

—Es cierto, si ha habido una guerra y si realmente ha terminado o no, todo depende de ti. Solo me compadezco de los que se mantuvieron en la oscuridad y de los que casi habían perdido la vida.

Zhangsun Wuji dejó su té y se echó a reír.

—Se sabe que el Principe es justo y directo, pero hoy me has sorprendido.

—¿Estás diciendo que estoy andando por las ramas? —Preguntó Zhan Beiye, sentándose en posición vertical—- En realidad creo que eres mejor en esto que yo, pero como sientes lo contrario, te mostraré lo que es ser directo. Lo que quise decir fue: ‘Mírala. Mira a Fuyao, Zhangsun Wuji. ¡¿En qué se ha convertido?!’

De repente, agitado, tiró la taza en su mano hacia la ventana, haciendo que se rompiera y que el té se derramara por todas partes.

—¡No tengo tiempo para discutir contigo, Zhangsun Wuji! Déjame preguntar esto: ya que no estás dispuesto a dejarla ir, ¡tienes que asumir la responsabilidad de un

hombre! ¿Por qué ha pasado ella por esto? Ella habría dejado de existir si yo hubiera llegado un segundo tarde. ¿Dónde estabas entonces? Está bien que me prestaras mi tropa, ya que de todos modos era para Fuyao, pero ¿quién eres tú para juzgar que es suficiente para un final feliz? ¿Está bien simplemente salir corriendo y dejar que ella se enfrente a todo sola?

Capítulo 41

Atrapada en el medio

Meng Fuyao se sentó, estupefacta, a un lado. No podía entender cómo las cosas se habían agravado tan rápidamente, con ella como el tema principal. Miró un poco hacia abajo y murmuró:

—¿Por qué me miras? Lo estoy haciendo genial…

Zong Yue, que estaba tomando su pulso, levantó una ceja y comentó con frialdad:

—Muy bien, nivel de energía débil, pulso irregular. Demasiado bueno. Todos estamos buscando problemas.

Meng Fuyao se calló al instante, sin atreverse a hablar.

El ambiente en la habitación se hundió, y el aire se volvió frío. Zhangsun Wuji se mantuvo en silencio hasta algún tiempo después, donde respondió lentamente:

—De hecho, es algo que tendría que explicar. En cuanto a ti, Principe, no hay necesidad de que yo lo haga.

—Sí, no tienes que reportarme nada, y no planeo escuchar los esquemas de un hombre que usa incluso a alguien que le gusta. —Dijo Zhan Beiye con frialdad antes de levantarse y señalar a Meng Fuyao—. Observarla durante los últimos días me ha hecho darme cuenta de sus sentimientos. Yo, Zhan Beiye, no soy uno de los que acosan descaradamente, y mi dignidad no es tan inútil. He pensado en renunciar mientras pueda ser feliz, pero ahora, he cambiado de opinión. —Se desató el colgante de jade de su cinturón y lo golpeó en la mesa—. Este es mi regalo de compromiso. —Declaró.

Las cejas de Zhangsun Wuji se torcieron, y la cara de Zong Yue se volvió blanca, mientras que Meng Fuyao saltó.

—Sé... sé... sé... ¿cómo se agravaron las cosas tan rápido...?

—Fuyao, una vez pensé que si te gusta, no tengo nada que decir. Ahora, sin embargo, creo que no es lo suficientemente bueno para ti. Él te meterá en problemas. No separa lo personal de lo político. Casarse con él no es diferente de casarse con la política, y toda su vida estará limitada por los planes y las tormentas. Él nunca va a renunciar a su nación por ti, y tú... eres independiente y no estás dispuesta a someterte a la protección de los demás. Será agotador vivir una vida con él si puedes seguir viva. No voy a presenciar a la mujer que amo, yendo por un camino como este, así que pondré este regalo de compromiso aquí. Está bien si no lo aceptas, Fuyao, y no tengo nada que decir si quieres tirarlo, Zhangsun Wuji. ¡Mi punto es que nunca voy a rendirme!

Qué confesión más agresiva. Que... sincero...

Meng Fuyao bajó los ojos.

En ese instante, Zhan Beiye había tocado su corazón. Un tirano como él en realidad poseía emociones tan ricas. Era ardiente pero tierno, y había leído sus sentimientos e identificado todo lo bueno y lo malo. Había tomado seriamente en consideración su futuro y solo había decidido su acción al determinar que era un futuro infeliz.

A Meng Fuyao no le gustaba su franqueza en el pasado, pero ahora parecía que él había estado actuando de esa manera por ella. Estaba en el centro de su mente, y él solo tenía sus mejores intereses en el corazón.

Meng Fuyao estaba bastante perdida en cuanto a cómo ella había capturado su corazón. No se conocían desde hacía mucho tiempo, así que no podía entender cómo podía estar tan seguro de su elección. Mientras pensaba, no notó que él la estaba mirando y que había dejado algo sin decir.

Era algo que su madre le había susurrado, mucho antes de su condición.

—Hijo, no dejes ir a la primera persona que te gusta. Es una afinidad con la que te bendice el cielo. Solo el dolor y el arrepentimiento vendrán si lo extrañas.

Tenía una sonrisa en su rostro cuando compartía su sabiduría, pero había un dolor subyacente debajo de sus ojos. Fue una sonrisa lamentable que marchitó todas las flores en el palacio de Yudan.

En este momento, miró a Meng Fuyao y recordó los momentos en que el palacio de su madre estaba lleno de flores recién florecidas. Era una belleza que había sido cuidadosamente desarrollada y protegida, y no pretendía ser torturada y, finalmente, destruida por el fuerte viento, el fuego y el derramamiento de sangre que eran políticos.

.

La atmósfera se volvió algo incómoda, y había tensión en el aire. La sonrisa de Zhangsun Wuji nunca vaciló. Simplemente mantuvo sus ojos en el colgante mientras Zhan Beiye se mantuvo firme. Meng Fuyao miró hacia abajo, como si aceptara un castigo, y escuchó un suspiro proveniente de Zong Yue poco después.

Ella levantó la vista, sorprendida y con la boca abierta.

De ninguna manera, limpio loco, no tú, ¿verdad? Por favor, no te unas.

—No me voy a unir. —Dijo Zong Yue, como si él también supiera leer la mente. Meng Fuyao suspiró aliviada antes de él sacar el cinturón y colocarlo al lado del colgante.

La mente de Meng Fuyao explotó.

¿Cuándo lo tomó? Ah, ah, ah, qué es esto... Ah, no debería haber sido codicioso...

—No es para preocuparse. No es un regalo de esponsales. No tengo planes de casarme contigo. Eres fea. —Zong Yue sonrió amablemente mientras señalaba el cinturón—. Solo quiero decirte que estoy de acuerdo con algunas de las cosas que el Dios de la Guerra ha mencionado, así que te lo estoy dando oficialmente. Si alguna vez te encuentras con problemas o estás siendo acosada, llévalo a cualquier sala médica llamada Guang De, y alguien te ayudará.

Meng Fuyao se recostó, las lágrimas humedecían sus ojos.

—Aprecio su amabilidad, Lord Zong Yue...

—Nunca tomo los regalos dados. —Zong Yue procedió a irse, y cuando llegó a la puerta, se dio la vuelta con una sonrisa en su rostro. La sonrisa no era diferente de las flores de cerezo rosa claro fuera de la ventana—. Será útil algún día, supongo.

Meng Fuyao observó cómo su silueta desaparecía en un grupo de cerezos en flor. Sin saber si suspirar o escapar con su cara cubierta, se mordió los labios mientras miraba a Zhangsun Wuji. Zhan Beiye y Zong Yue, con sus propios métodos, lo desafiaron, y ella no sabía cómo se sentía él. No se enojó ni nada de eso. Solo que su cara se había puesto ligeramente pálida y la expresión que tenía era complicada. Emociones extrañas nadaban en sus ojos, pero él nunca correspondió a la fría mirada de Zhan Beiye.

Mucho tiempo después, se reclinó un poco, evidentemente cansado, y habló en voz baja:

—Tienes razón, Zhan Beiye. No lo he pensado con claridad, y no tengo reparos en que Fuyao me culpe por ello.

La soledad en su voz hizo que Meng Fuyao se estremeciera, al recordar las palabras que había pronunciado antes de que se despertara. Era algo que suscitaba dudas, pero no era el momento de interrogarlo. Todo lo que quería hacer era cavar dos agujeros en el suelo y mantener a los dos hombres separados. De lo contrario, sería la víctima de la colisión entre el rayo y el fuego.

Desafortunadamente, la catástrofe no había terminado.

Zhan Beiye se acercó de repente para empujar el colgante a la vista de Meng Fuyao.

—No hay nada que ocultar en este punto. Déjame preguntarte directamente: ¿aceptas esto?

Meng Fuyao se sentó inmóvil.

Zhangsun Wuji se volvió para mirarla.

Zhan Beiye parecía no tener la intención de retraer su mano extendida. Miró a Meng Fuyao con apasionada determinación. Meng Fuyao miró el claro jade, sintiendo el fuego en su interior. Fue un fuego que penetró directamente en su corazón, causando que se perdiera. Fue un momento

incómodo e insoportable. Ella no podía guardarlo, pero no podía soportar herir su orgullo. Después de todo, no era algo que un rechazo despiadado pudiera simplemente terminar. Además, Zhangsun Wuji estaba presente, y no aceptar el colgante podría dar lugar a una nueva ronda de malentendidos.

Meng Fuyao sintió que podía ser despiadada al matar personas o al vengarse, pero si la gente era amable con ella, su buena conciencia se haría cargo de sus manos y pies, dejándola indefensa.

Ah, ¿puedo desmayarme ahora? Demasiado falso, ¿no?

Sus pupilas se movieron rápidamente mientras reflexionaba sobre ello durante casi una década. Finalmente, ella hizo una elección.

No lo voy a aceptar, y voy a aclarar las cosas. ¡No estoy aceptando nada de nadie!

Al segundo siguiente, dudó, pensando en cómo su acción lastimaría a Zhan Beiye para siempre. Una persona como él debería estar marcando su ritmo y contemplando el Continente de las Cinco Regiones y no a sí misma.

Meng Fuyao levantó la cabeza y se mordió los labios. Cuando estaba a punto de hablar, una mano se acercó a ella para aceptar el colgante.

¡Era Zhangsun Wuji!

La cabeza de Meng Fuyao zumbó, y ella se confundió al instante.

—¿Qué quieres decir con esto? —Zhan Beiye rugió.

—Hermano Zhan —Comenzó Zhangsun Wuji con una sonrisa—, ¿por qué ponerla en una posición tan difícil? Perseguir a una dama no es solo dar y recibir regalos. Así como le estoy dando espacio; tú también deberías darle la opción y la libertad.

—¿Le he negado la libertad? —Zhan Beiye sonrió fríamente—. No siembres discordia en cada oportunidad que tengas, Zhangsun Wuji. Y Fuyao, no te preocupes por mí. Dije que no me rendiré, así que no desapareceré aunque me rechaces.

—Ya que no vas a rendirte, ¿por qué este jade? —Zhangsun Wuji sonrió—. No pretendo sembrar discordia, y aceptar esto no representa su intención tampoco.

Estoy haciendo esto para decirte que esta es una pelea entre nosotros, y ella debe permanecer fuera de esto. Lo que tenemos que hacer es no obligarla a tomar una decisión, sino dejarla pensar y tomar su decisión.

Zhan Beiye se mantuvo en silencio mientras le daba al otro hombre una mirada significativa. El corazón de Meng Fuyao se inclinaba hacia Zhangsun Wuji, pero en lugar de tener la oportunidad de mostrar posesividad, este último había dado un paso atrás y sugirió una pelea justa. Fue un hermoso movimiento que no hizo que se sintiera abandonada mientras la ayudaba a salir de la difícil situación. Al mismo tiempo, había expresado su intención.

Meng Fuyao fue tocada una vez más.

Qué oponente formidable, tanto en la política del campo de batalla como en los asuntos del corazón.

Zhan Beiye respiró hondo, sintiendo al instante que sus emociones brotaban. Sus genes belicosos cada vez más elaborados se elevaron cuando fulminó a Zhangsun Wuji con ojos brillantes. Con una sonrisa fría, dijo:

— Bien, muy bien. No hay manera de que ambos existamos juntos de todos modos.

—Gracias por su magnanimidad. —Zhangsun Wuji se inclinó ligeramente—. Usaré este jade para recordarme lo preciosa y digna que es Meng Fuyao. También lo usaré para advertirme que es un regalo de compromiso para ella, y si no actúo en alineación con su corazón, se lo entregaré.

Los ojos de Zhan Beiye brillaron cuando Meng Fuyao levantó las cejas.

¿Devolvérmelo? ¿Harías eso? Pareces generoso, pero en realidad eres competitivo y confiado, eh...

—¿Pero no deberías hacer un voto y una consecuencia apropiados? —Zhangsun Wuji cambió la conversación hacia Zhan Beiye, con un tono agudo—. Si no puedes tratarla como lo prometes y si no perseveras, ¿no deberías dejarlo por tu cuenta y entregar este valioso colgante a la tesorería de la nación?

Zhan Beiye abrió los ojos de par en par, la expresión en sus ojos fluctuaba. Después de un tiempo se echó a reír, respondiendo:

—¿Tratando de atarme? Buena, Zhangsun Wuji. ¿Me estás supervisando? Finalmente sé por qué tomaste mi jade. Conoces el corazón de Fuyao, y tienes miedo de que mis palabras la conmuevan y lo acepte. Estás preocupado por la amistad que compartimos y optaste por "retirarte", aceptando este regalo como un ataque y obligándome a jurar. Si me deslizara en el futuro, lo destruirías en su nombre y ella no diría nada. Yo también estaría demasiado avergonzado para continuar mi misión. ¡Que maquinación!

—¿No has hecho lo mismo? Es una trampa verbal en la que quien confía en su autenticidad y capacidad para pasar la prueba del tiempo saltará. —Zhangsun Wuji dejó escapar una sonrisa sutil—. Dios de la Guerra, es una batalla entre nosotros dos. ¿Estás preparado para ello?

—¿Por qué no? —Beiye estuvo de acuerdo de inmediato—. No hay nada en este mundo que no me atreva a hacer. ¿De verdad crees que la victoria está en tus manos? Te mostraré que yo, Zhan Beiye, puedo conquistar el mundo y capturar un corazón.

Zhangsun Wuji respondió con una sonrisa antes de meter el colgante en sus mangas. Ambos hombres alzaron la vista y al instante lanzaron ardientes chispas a través de la habitación. Nuevamente, Meng Fuyao sintió que un rayo se partía, causándole un mareo, como si se hubiera electrocutado.

Sin una palabra, se arrastró hasta su cama y se cubrió la cabeza con la colcha.

No puedo soportarlo, no puedo soportarlo... ¿Por qué unos sentimientos tan profundos? ¿Por qué una confesión tan sentimental? ¿Por qué tanta ternura y meticulosidad? ¿Por qué explicar todo tan claramente? ¿No pueden simplemente hablarse en diferentes rincones? Estoy asustada de mi ingenio ahora mismo...

Ella tiró de la colcha con fuerza contra su piel con angustia.

Por favor, olvidaros de mí, por favor, olvidaros de mí...

Fue entonces cuando Meng Fuyao sintió la pequeña figura que era.

Su definición de "una figura pequeña" era una persona que nunca sería capaz de comprender y controlar los pensamientos y las intenciones de las grandes figuras.

Después de una noche de insomnio, la pequeña figura Meng Fuyao finalmente comprendió las tácticas de amor de Zhangsun Wuji: forzar no es forzar, y no forzar es forzar. Forzar sin presión, y forzar el corazón de uno en lugar de la persona misma...

Bien entonces.

Dado que las cosas se habían desarrollado de esta manera y ambos habían afirmado que no la obligaban a tomar una decisión, solo tendrían que trabajar duro y tener un buen desempeño. Sin embargo, Meng Fuyao sintió como si ya la hubieran llevado a un rincón y la situación era absolutamente indefensa.