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    Vivir en transicinHacia una teora heterolinge de la multitud

    Sandro Mezzadrahttp://eipcp.net/transversal/1107/mezzadra/es

    06 2007 - Traduccin de Marcelo Expsito((3. El espacio y el tiempo del capitalismo global))

    1. El capital como traduccin

    Es imposible deshacer las consecuencias de la historiadel imperialismo, por mucho que se desee que nuncahubiera tenido lugar[1]. Comencemos con estaafirmacin en trminos generales de Naoki Sakai, para

    pasar despus a cartografiar las condiciones particularesbajo las cuales su teora de la traduccin nos puedefacilitar herramientas que sean tiles en nuestro intentode establecer nuevas bases para una teora crtica de la

    poltica. Analizar esas condiciones, en primer lugar,desde el punto de vista del significado de la dimensinglobal que est tomando cuerpo a ojos vista, en un

    proceso de transicin cuyo fin no parece prximo.Lejos de caracterizarse por ser homognea, ladimensin global es profundamente heterognea en loque concierne a su constitucin espacial y temporal. Enel corazn mismo de los procesos a travs de los cualeslas relaciones de poder se redefinen en el presente y enel propio modus operandi del capital global residen

    problemas de articulacin de la multiplicidad deespacios y tiempos que componen la dimensin global.

    El concepto de articulacin se ha utilizado ampliamenteen debates recientes debido especialmente a lainterpretacin que de este concepto propusieron ErnestoLaclau y Chantal Mouffe sobre la base de su particularlectura de Antonio Gramsci. De acuerdo con Laclau yMouffe, La prctica de la articulacin consiste [...] en

    la construccin de puntos nodales que fijanparcialmente el sentido; y el carcter parcial de esafijacin procede de la apertura de lo social, resultante asu vez del constante desbordamiento de todo discurso

    por la infinitud del campo de la discursividad[2]. Apesar de las puntualizaciones crticas que Stuart Hallopuso a esta teora[3], la definicin de articulacin queofrecen Laclau y Mouffe es bastante coincidente con eluso del concepto que hace Hall. ste seala laemergencia de una nueva fuerza histrica, o, dicho conms propiedad, la emergencia de una nueva serie desujetos polticos y sociales mediante conexiones noobligadas entre esta fuerza histrica y nuevasconstelaciones ideolgicas. Es por estas influyentes

    posiciones tericas que el concepto de articulacin seha convertido en una palabra clave para numerosas

    propuestas que reconsideran las polticas de los

    movimientos sociales, propuestas que con frecuencia sedesarrollan en el campo de las polticas de identidad.

    Desde mi punto de vista, el problema de este uso delconcepto reside bsicamente en el hecho de que no

    parece tener en cuenta que la articulacin es unmomento estratgico de la nocin misma del capital. Siesto es cierto al nivel de la nocin lgica del capital no tenemos ms que recordar el problema clsico de lamediacin de una sola fraccin del capital en la unidadque Marx llam Kapital im allgemeinen (capital en

    general), la cuestin de la articulacin se vuelveincluso ms crucial en la era global contempornea.Articular escalas geogrficas, polticas, legales, socialesy culturales radicalmente heterogneas en la dimensinglobal de los actuales circuitos de acumulacin es unade las tareas ms importantes a las que se enfrenta elcapitalismo contemporneo. Y tambin desde el puntode vista del capital la articulacin consiste en laconstruccin de puntos nodales que atraviesan laheterogeneidad de la dimensin global. Pero elsignificado de estos puntos nodales capitalistas (porofrecer slo algunos ejemplos: los mercados de valoresglobales, las empresas de asesora a la inversin como

    Moodys, las empresas transnacionales, las agenciasestatales internacionales dedicadas a promover laglobalizacin neoliberal, y as sucesivamente) est lejosde encontrarse parcialmente fijado. Est, al contrario,totalmente fijado y limita radicalmente lo que Laclau yMouffe llaman la apertura de lo social. Laarticulacin, no obstante, como dice Stuart Hall, operacomo un lenguaje. Para ser ms precisos: acta de lamisma forma que un lenguaje acta cuando tiene quereducir a su cdigo una pluralidad de otros lenguajes.

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    hacen posible la interpelacin homolinge y elrgimen de traduccin del capital.

    Debemos observar la explotacin desde el punto devista del trabajo vivo que el capital cubre y capturamediante mltiples modalidades, todas las cualesconvergen hacia la produccin de su dimensin global.La composicin del trabajo vivo contemporneo seorganiza por medio de esta multiplicidad demodalidades de su captura por parte del capital.Mientras que el capital articula su dimensin globaltraduciendo al lenguaje del valor, necesitamos pensarcmo constituir un sujeto colectivo capaz de ejercertransformaciones radicales, tomando como punto de

    partida los antagonismos y conflictos que caracterizan acada momento de captura. Resulta innecesario decir

    que ninguno de estos momentos es individual, dado queen ellos estn implicadas redes de cooperacin socialque, tambin ellas, producen formas de subjetividad. Seintentar, en la ltima seccin de este ensayo, aplicar elconcepto de interpelacin heterolinge [heterolingualaddress], propuesto por Naoki Sakai, a los problemasque conlleva la constitucin de un nuevo sujeto polticocomo un proceso a travs del cual las polticas deliberacin tienen que ser repensadas hoy.

    Pero en primer lugar tenemos que extraer el sentido de

    la cita con la que comenzamos. Por qu es la historiadel imperialismo tan importante si queremoscomprender nuestra situacin presente? En la prximaseccin intentar mostrar cmo el capital comotraduccin reproduce bajo las condiciones

    poscoloniales una de las principales caractersticasdel proyecto colonial moderno occidental.

    2. El capital y Occidente

    Desde sus mismos inicios, la historia del capital es una

    historia mundial. Como Marx sentenci en losGrundrisse, la tendencia a crear el mercado mundialviene dada con el concepto de capital. Cada lmite[Grenze] aparece como un obstculo que ha de sersuperado. La historia del capital no se podrcomprender si no somos capaces de concebirlo como laconstruccin de esta escala geogrfica sin

    precedentes[13]. El tiempo y el espacio del capitalestn estructuralmente entretejidos en el proyecto de lamodernidad. Tal como han subrayado Walter Mignoloy Anibal Quijano desde una perspectiva

    latinoamericana, necesitamos construir un relato de estevnculo estructural entre el tiempo y el espacio en lahistoria del capital que sea capaz de desplazar el propioimaginario que el capital produce en su condicin desistema-mundo en proceso de desarrollo. Laseparacin entre las dos diferentes formas demodernidad la modernidad imperial y la modernidadcolonial es en s misma lo que define ese algo que

    podemos llamar Modernidad en general, y suconstitucin del mundo jerrquico y no democrtico delCapital. Una vez ms nos enfrentamos con un

    problema de articulacin. La historia del capital no sepuede separar del hecho de que ambas formas demodernidad se dirigen a un ndice comn, el valornormativo de Occidente[14]. Este ndice comnarticula tanto a nivel material como a nivelepistemolgico la historia del capital como historia

    mundial.

    Mientras debemos reconocer la efectividad de estaarticulacin, debemos tambin recordar que opermediante violencia y dominacin, y que la resistenciase encontr con violencia y dominacin desde elcomienzo de la historia moderna. La historia mundialdel capital se encuentra en s misma dividida por untipo de doble movimiento, y debemos reflexionar sobreeste doble movimiento en cualquier intento quehagamos por reconstruir dicha historia. Por una parte,

    lo que tenemos es un imaginario construido en torno ala centralidad de Europa y Occidente; por otra parte, loque tenemos es el imaginario conflictivo que emergede y desde la diferencia colonial[15]. Esta divisin seinscribe en el mismo concepto de Occidente, y debe serresaltada cuando observamos las diferentes series deoposiciones que el mismo Occidente ha producido conel fin de dar sentido a los encuentros coloniales queconstituyen la historia moderna como historia mundial:Asia y Occidente, Occidente y el resto, etc.

    Es desde este punto de vista que, como Naoki Sakai ha

    escrito, la modernidad no se puede comprender si nose hace referencia a la traduccin[16]. La unidad deltiempo histrico moderno (que se hace eco, en suestructura homognea y vaca, de lo que Marx llamobjetividad espectral del capital) siempre tuvo queser producida por medio de algn tipo desincronizacin violenta de una multiplicidad de tiemposheterogneos. Y esta sincronizacin violenta es en smisma un acto de traduccin. Permtaseme sealar queeste problema es particularmente agudo en el momentode la transicin al capitalismo, en ese proceso de

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    acumulacin primitiva en el que las condiciones delcapitalismo tuvieron que ser establecidas. Como escribeDipesh Chakrabarty, el problema de la modernidadcapitalista ya no puede seguir siendo visto como unasimple transicin sociolgica [...] sino que [tiene quecomenzar a ser visto como] un problema tambin detraduccin[17]. Me gustara aadir que la transicin as como la acumulacin primitiva[18] no es slo unacategora histrica: es al mismo tiempo una categoralgica que yace en el corazn mismo del concepto decapital.

    Lo podemos decir de la siguiente manera: transicinequivale a establecer la posibilidad de traduccin, pormedio de un rgimen de interpelacin homolingeque hace posible el capital. Permtaseme aadir que si

    observamos el concepto de transicin desde este puntode vista, se nos muestra claramente que es precisamentela transicin en contextos coloniales lo que revela demanera ms eficaz el principal problema que reside enel corazn mismo de la transicin al capitalismo. Marxintent aferrar este problema por medio del concepto demodo asitico de produccin, concepto que,

    precisamente por esa razn, an merece ser tomado enconsideracin, a pesar de todos sus bien conocidosatajos y trampas[19]: el tipo particular deheterogeneidad que el capitalismo se encontr encontextos no europeos provoc que la dificultad general

    de establecer las condiciones de traduccin al lenguajedel valor se hiciese ms aguda que en Europaoccidental (en donde, de todas maneras, y comosabemos por el anlisis que Marx hizo de la llamadaacumulacin primitiva, requiri de un dramticoempleo de la violencia). Lo que nos queda por aadir esque el problema de la transicin vuelve a surgir en cadamomento histrico cuando las condiciones detraduccin tienen que ser establecidas de nuevo. Miargumento es precisamente que el capitalismo global secaracteriza por el hecho de que el capital comotraduccin se ve obligado a enfrentarse al problema detener que establecer las condiciones de posibilidad de la

    traduccin al mismo nivel de su cotidiano modusoperandi. La acumulacin primitiva y la transicin (loque Marx llam la prehistoria del capital) son losfantasmas que acechan al capital en el momento lgidode su desarrollo histrico.

    Naoki Sakai ha sealado brillantemente cmo elconcepto de modernidad nunca ser comprendido sinhacer referencia al emparejamiento de lo premoderno ylo moderno. Y ha subrayado el hecho de que este

    emparejamiento est estructuralmente ligado a lacomprensin geopoltica de Occidente como el lugar dela modernidad y el no-Occidente como el lugar de la

    premodernidad. Las narrativas de modernizacin hanarticulado la relacin entre Occidente y el no-Occidente, adoptando la forma de diferentes teorassobre las etapas del desarrollo histrico. El conceptomismo de Occidente surgi histricamente en mitadde la interaccin con el Otro, establecindose como la

    base comn a partir de la cual las diferenciashistricas y culturales se habran de hacerconmensurables. El universalismo moderno es enefecto impensable fuera de esta traduccin continua:como escribe Sakai, Occidente es en s mismo

    particular, pero tambin constituye el punto dereferencia universal en relacin al cual otros sereconocen a s mismos como particularidades. Desde

    esta perspectiva, Occidente se piensa a s mismo comoubicuo[20]. La impronta colonial del universalismomoderno se encuentra precisamente en este movimientode traduccin, y existe, desde este punto de vista, unaafinidad estructural entre el universalismo moderno y elcapital.

    Es importante enfatizar, en paralelo al desarrollo de unacrtica poscolonial, que este movimiento de traduccinnunca ha sido suave, sino que se ha vistointerrumpido, desafiado y continuamente hibridizado

    por la intervencin mltiple de sujetos no occidentales.Pero es igualmente necesario tener en mente cuneficiente ha sido la interpelacin homolingeoccidental en su intento de modelar al mismo tiempouna topografa del saber y una geopoltica del poder. Elacento que Naoki Sakai pone en las demandas desimetra e igualdad, en la relacin imitativa conOccidente que ha modelado, mediante una lgica decofiguracin, la creacin de la historia del

    pensamiento moderno japons[21], es un buen ejemplode esta eficiencia. Al mismo tiempo, su crtica de laretrica de los valores asiticos, en los cuales ve unasimple inversin del culturalismo eurocntrico[22],

    nos recuerda que Occidente todava mantiene suinfluencia en el presente global.

    Empero, merece la pena considerar la hiptesis de quenuestro tiempo se caracteriza por la larga crisis de lasestructuras de poder que histricamente articularon ycanalizaron la interpelacin homolinge occidental alinterior de un rgimen de traduccin establecido. Laestabilidad del capital global encuentra aqu una de susms importantes races: por decirlo una vez ms de

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    elementos del paisaje que circunda y enmarca estoscanales[28].

    Observemos ahora las transformaciones del espaciodesde un punto de vista poltico. La soberana y la leyhan sido en tiempos modernos los dos criterios bsicosde definicin de un espacio poltico[29]: un territorio sedefina por su unidad en tanto que esfera geogrfica devalidez de una soberana estatal particular y de unsistema legal particular (nacional). Hoy da, mientrasque est surgiendo una ley global centrada en unamultiplicidad de regmenes globales pero parciales queresponden a las necesidades de sectoresespecializados, la soberana sigue siendo propiedaddel sistema, pero su insercin institucional y sucapacidad de legitimar y absorber todo el poder

    legitimador, de ser fuente de la ley, se ha vueltoinestable[30]. La imagen de una constitucin mixtadel Imperio propuesta por Hardt y Negri[31] es

    particularmente efectiva a la hora de aferrar la situacinque emerge de estas transformaciones complejas. Perodebemos recordar siempre que utilizar la nocin deconstitucin mixta, as como la nocin misma deImperio, tiene sentido siempre y cuando subrayemos sucarcter de tendencia y no como modelo ya establecidoy fijado. Esto significa que hemos de tomar seriamenteen consideracin, como elemento definitorio del propioconcepto y no como perturbaciones ocasionales, la

    posibilidad de que se produzcan conflictos y luchas encada capa de la articulacin multinivel de laconstitucin mixta. Y al mismo tiempo ello deberaimplicar la necesidad de analizar qu produccin delespacio corresponde a la constitucin mixta como un

    proceso dinmico y en curso.

    Desde este punto de vista encuentro que la nocin deespacios, o latitudes, laterales, es bastanteestimulante. Es Aihwa Ong quien ha propuesto estanocin en el marco de una discusin crtica del libro deHardt y Negri Imperio. Mientras que en mi opinin

    Ong tiende a sobresimplificar el argumento de estosautores, tambin creo que su nocin de latitudes

    puede ser muy til con vistas a desarrollar un anlisisde las transformaciones que estn remodelando lageografa poltica y econmica bajo el signo del capitalglobal. Dicho en breve, Ong apunta al hecho de que elestiramiento de los poderes del mercado no secorresponde con una homogeneizacin del control de lafuerza de trabajo y las polticas de los trabajadores y lastrabajadoras. Estn surgiendo espacios estriados de

    produccin que combinan diferentes tipos de regmenes

    laborales, y en contra de la idea de que se est dandouna transicin lineal de los modos de controldisciplinarios a otros modos reguladores, las redes de

    produccin transnacionales contemporneas estnapuntaladas por modos carcelarios de disciplinalaboral[32].

    Mientras que la unidad de los espacios nacionales en elEste y Sureste asitico se ve perturbada por elneoliberalismo como excepcin y por lastecnologas zonales que abren espacios en los que seintroducen las formas de clculo impulsadas por elmercado a la hora de dirigir a las poblaciones[33], losespacios y enclaves laterales estn reproduciendo aescala transnacional unas condiciones de segregacinlaboral que tienden a ser etnicizadas. La nocin de

    latitudes, que merecera ser comparada con el anlisisde los enclaves recursos-extraccin en frica querecientemente ofreci James Ferguson[34], nos ayuda a

    profundizar en nuestro conocimiento de laheterogeneidad del espacio global del capitalismo. Perotambin nos ofrece una pista sobre la complejaestructura del tiempo global. Al investigar laarquitectura de los sistemas de produccin de bieneselectrnicos controlados por directivos asiticos, quemuestran una impresionante interpenetracin desistemas de alta tecnologa con tcnicas deencarcelamiento de la fuerza de trabajo migrante o

    etnicizada, Aihwa Ong observa que el estiramientogeogrfico de las economas en red se ve confrecuencia acompaado por un estiramiento temporal,una regresin a formas de disciplinamiento laboralms viejas, cuya eptome se encuentra en la maquilahigh-tech [35].

    Se trata de un problema que podemos enmarcar en lostrminos sugeridos por la distincin marxista entresubsuncin formal y real de la fuerza de trabajo enel capital (junto con la distincin entre plusvalaabsoluta y relativa). Lo que est en juego en esa

    distincin es precisamente una cuestin de diferentestiempos histricos: no en el sentido, como confrecuencia se malinterpreta, de que definen meramentedos diferentes etapas en el desarrollo del modocapitalista de produccin, sino en el sentido de queapuntan a dos diferentes tipos de relaciones del capitalcon el tiempo. Mientras que la subsuncin real serefiere a una situacin en la que es el mismo capital elque organiza el modo de trabajo y cooperacin,

    produciendo una especie de sincronicidad entre eltiempo de la acumulacin capitalista y el tiempo de la

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    produccin, la subsuncin formal apunta a unasituacin diferente: a una situacin en la que el capitalencuentra formas de organizacin y de disciplina deltrabajo ya existentes (Marx utiliza, en los Grundrisse,el verbo vorfinden), limitndose a incorporarlas (yexplotarlas) en el proceso de su desarrollo. Lasubsuncin formal apunta por tanto a una situacin enla que una determinada disyuncin temporal se inscribeen la estructura del capital.

    Lejos de ser una reliquia del pasado, la subsuncinformal se reproduce y atraviesa la subsuncin real en laera del capitalismo global. Ms an, como muestra elejemplo de los sistemas de produccin de bieneselectrnicos propuesto por Ong, no podemos tomar ladistincin entre subsuncin formal y real como una

    clave con la que cartografiar la geografa delcapitalismo global, como si fuese posible pensar en elNorte global en tanto que espacio de la subsuncinreal y en el Sur global en tanto que espacio de lasubsuncin formal. Una vez ms, el problema con elque nos enfrentamos es cmo extraer el sentido de laarticulacin entre las dos formas diferentes desubsuncin, de su traduccin en el lenguaje unitario delvalor.

    De forma ms general, es la radical heterogeneidad del

    espacio y el tiempo globales lo que hace que laarticulacin y la traduccin sean momentos estratgicosen el concepto mismo de capital global, entendiendoeste concepto como distintivo de la determinacincapitalista del mundo en el que vivimos. Sugerira queencontramos en la frontera un operador lgico bsicode la articulacin y la traduccin. En varias obras,tienne Balibar ha argumentado que lejos de sermarginal, la frontera tiende hoy a inscribirse en el

    propio centro de nuestra experiencia poltica, social ycultural. La misma Europa se est convirtiendo, en suopinin, en un rea fronteriza[36]. Pero lo quetenemos que subrayar es el hecho de que las propias

    fronteras son lugares donde se dan profundastrasformaciones que estn remodelando la propiainstitucin fronteriza. Por resumir los argumentos delgran caudal terico que hay sobre el asunto, se podrautilizar la importante obra reciente de la acadmicaitaliana Enrica Rigo[37]: las fronteras se estnvolviendo mviles sin dejar de producir mecanismosfijos de clausura, se estn volviendodesterritorializadas sin dejar de cubrir lugares

    particulares.

    La experiencia europea es en efecto particularmenteinteresante desde este punto de vista. Observando elllamado proceso de ampliacin y el nuevo rgimen

    migratorio en curso, la movilidad de las fronteras sepuede constatar tanto en sus efectos como dispositivoestratgico que permite la articulacin del espacioeuropeo con los espacios vecinos (y la traduccin dela ley europea en otros rdenes legales), como en sucondicin de tecnologa biopoltica[38] que inscribe enla ciudadana europea espacios laterales en torno alos cuales se pueden reorganizar los mercados detrabajo. Investigando en particular la posicin de las

    personas migrantes en la ciudadana europea y losmercados de trabajo, Erica Rigo ha argumentadoeficazmente que estn surgiendo nuevas jerarquas alnivel mismo de la regulacin legal, trastornando lahomogeneidad formal tradicional de la ciudadanamoderna. Y mientras que estas jerarquas penetran en laestructura de los mercados laborales europeos, trazando

    particulares fronteras de produccin[39], surgenfronteras temporales como resultado de las muchassalas de espera diseadas para las personas migrantestanto en su camino hacia Europa como en el interior deEuropa, definiendo legalmente la condicin de las

    personas migrantes de acuerdo con una regla decarcter temporal que est destinada a reproducirse

    permanentemente[40].

    Creo que merece la pena poner en relacin esta nocinde fronteras temporales con los problemas dearticulacin y traduccin entre la subsuncin formal yreal del trabajo en el capital a la que antes hacamosmencin, y pensar las fronteras temporales comodispositivos que son clave en la produccin de engarcesentre diferentes regmenes y disciplinas de trabajo que,en efecto, parecieran pertenecer a momentos histricosdiferentes. Si tocamos de nuevo la nocin delatitudes, ahora desde este punto de vista, podramosargumentar que las latitudes son construidas y

    valladas por una serie compleja de fronteras ylmites: las fronteras geopolticas que articulan sucarcter transnacional, las fronteras legales quereducen la movilidad y los derechos de las personasmigrantes, los lmites culturales y sociales producidos

    por los procesos de etnicizacin, las fronteras deproduccin, las fronteras temporales que separandiferentes tiempos histricos y hacen posible que stossean traducidos al lenguaje unitario del valor. Mientrasque estas fronteras y lmites son clave para lo queAchille Mbembe ha llamado la domesticacin del

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    tiempo-mundo [41] desde el punto de vista del capital,debemos pensar en ellos como algo que estconstantemente hacindose, dado que se enfrentan auna serie de prcticas, comportamientos e imaginariossubjetivos que los desafan. Es este desafo lo que hacede las fronteras y los lmites relaciones socialesatravesadas por la multiplicidad de tensiones queexisten entre el reforzamiento de las fronteras y elatravesamiento de las fronteras[42]: movimientos yluchas que se desarrollan alrededor de ellas, queimplican en particular a personas migrantes y asuntosde movilidad, y que son clave para que exista la

    posibilidad de imaginar y producir diferentesmodalidades de domesticacin del tiempo-mundo,diferentes tipos de articulacin y traduccin capaces de

    perturbar la dominacin del capital[43].

    4. El trabajo vivo en transicin

    Los movimientos de migracin y las prcticas demovilidad son clave en las transformaciones de lacomposicin del trabajo vivo contemporneo. Empleoel concepto de composicin de acuerdo con las lneasde reflexin que se han venido desarrollando desde ladcada de 1960 por parte del marxismo autonomistaitaliano[44]. Pero hablo del trabajo vivo tomando en

    cuenta particularmente las reflexiones que sobre esteconcepto marxiano ha propuesto Dipesh Chakrabartyen el captulo seminal de su libro ProvincializingEurope. Chakrabarty observa de una manera muyoriginal el problema clsico de la relacin entre trabajoconcreto y abstracto, de alguna manerasustituyendo este ltimo concepto por el de trabajovivo que Marx utiliza en particular en los Grundrisse.Lo que resulta crtico, escribe Chakrabarty, es el hechode que el trabajo que resulta abstrado en la bsquedacapitalista de una medida comn de la actividadhumana [es en realidad trabajo] vivo[45]. El proceso

    mismo de abstraer el trabajo vivo a partir de lamultiplicidad de diferencias que componen la vida, esconceptualizado por Chakrabarty como un proceso detraduccin[46]: un proceso de traduccin que es almismo tiempo una relacin social profundamenteantagonista.

    Disciplina, violencia y despotismo son lasmodalidades principales por las que el capital se dirigeal trabajo vivo en su intento de traducirlo al cdigo del

    trabajo abstracto. Para ser ms precisos: son lasmodalidades principales que atraviesan la relacin delcapital con el trabajo vivo especialmente en los

    procesos de transicin, cuando la norma del trabajoabstracto esto es, la clave para acceder al sistemahermenutico mediante el cual el capital nos exige leerel mundo[47] tiene que establecerse frente a laheterogeneidad radical de la vida. Uno de los

    principales problemas que implica la transicin alcapitalismo es la constitucin poltica y legal delmercado de trabajo. Con el fin de hacer posible elmercado de trabajo debe producirse una mercanca enconcreto, la fuerza de trabajo, un conceptodesarrollado al mximo por Marx slo en El Capital.Creo que tenemos que tomar en cuenta este conceptocon el fin de avanzar en el anlisis de Chakrabartysobre la relacin entre el trabajo abstracto y el trabajo

    vivo. El propio concepto de fuerza de trabajo, como hasubrayado Paolo Virno[48], interpela a la vida de formadirecta, en tanto en cuanto es definido por Marx comola suma de todas las actitudes fsicas e intelectualesque contiene un cuerpo vivo. Lo que lo hace

    particularmente importante en el contexto de nuestradiscusin es que apunta a un proceso obligado, queconsiste en separar (abstraer) estas actitudes de sucontenedor (el cuerpo vivo), que lgicamente

    precede a la relacin capitalista de produccin.

    Este proceso de separacin es lo que produce la fuerzade trabajo como mercanca, esto es, produce un tipoparticular de sujetos a quienes se les obliga a vender sufuerza de trabajo con el fin de reproducirse a s mismos.Tal fue el problema principal que estuvo en juego en laescena de la llamada acumulacin primitiva. A partirde una serie de obras historiogrficas recientes[49]sabemos que la solucin a este problema no pudo darse,al contrario de lo que afirm el propio Marx,nicamente mediante la imposicin suave de un sistemade trabajo asalariado libre como modalidad normalde subsuncin del trabajo en el capital. Otrasmodalidades de captura del trabajo fueron (y son)

    estructuralmente necesarias con el fin de hacer que lafuerza de trabajo estuviese disponible como mercanca.Una gran cantidad de violencia (toda una serie de

    presiones no pecuniarias que obligan a trabajar, y queoscilan entre el esclavismo y la sujecin de lostrabajadores y las trabajadoras migrantes a undeterminado estatus administrativo) tuvo que ser ysigue siendo empleado para asegurar la continuidad dela acumulacin capitalista, y la continuidad de lo queMarx calific en El Capital como el encuentro entreel capital y la fuerza de trabajo[50]. sta es la razn

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    de icono mstico o meramente esttico. Es y quizeste aspecto no haya sido suficientemente enfatizado enel debate un concepto de clase. Esto significa que esun concepto determinado, construido alrededor de lasmltiples formas de explotacin que caracterizan alcapitalismo contemporneo, y retiene la naturaleza

    parcial de la nocin de clase.

    El concepto de multitud intenta reconocer el hecho deque la heterogeneidad del trabajo se corresponde conuna multiplicidad de luchas, prcticas de resistencia yrechazo que no pueden ser linealmente unificadas yrepresentadas por organizaciones polticas tradicionalescomo los partidos y sindicatos. El problema de lacomunicabilidad y traducibilidad de estas luchas y

    prcticas necesariamente parciales se convierte por

    tanto en el problema central de la teora poltica de lamultitud. Por ponerlo en trminos esquemticos,mientras que el capital propone su elemento de unidad(el lenguaje del valor) como una presuposicin de suinterpelacin homolinge, imaginar un proceso desubjetivacin poltica de la multitud significa pensar la

    produccin del comn como un trabajo en proceso,como el resultado en trminos de institucionescompartidas, recursos compartidos, un espaciocompartido de un movimiento capaz de reinventarconstantemente lo que tienne Balibar ha definidocomo galibert, la indisoluble unidad de la libertad y

    la igualdad[53].

    No es un proyecto utpico: mientras que apunta a lanecesidad de inventar nuevas instituciones, nuevasredes organizadas[54], por ejemplo, tambin nosfacilita un criterio general que nos permite valorar laaccin de las instituciones tradicionales, las cuales

    pueden internalizarse en la subjetivacin poltica de lamultitud en la medida en que sean capaces de abrirse yconsolidar elementos de comunalidad: puntos nodalesque fijan parcialmente el sentido, por volver a Laclauy Mouffe, y que pueden convertirse en junturas tcticas

    de articulacin de la multitud. Nos encontramos, enefecto, muy cerca del horizonte de la democraciaradical; pero lo que interpretamos (y por tantomantenemos vivo) en este horizonte es el legadofundamental de la crtica comunista de la democracia,en tanto en cuanto situamos en el centro de este empeoteortico el poder material que la multitud tiene, comosujeto parcial, de producir el comn. Al mismo tiempo,mientras que en especial el carcter estratgico de lamigracin y las prcticas de movilidad en lacomposicin del trabajo vivo nos lleve a descubrir el

    alcance global de la composicin contempornea deltrabajo vivo, el concepto de multitud no debera acabaren teorizaciones abstractas sobre una nueva democraciaglobal. Ms bien debe apuntar a la posibilidad deenraizar proyectos polticos radicales en espacios

    particulares, del nivel local al continental, desarrollandode un modo creativo las posibilidades de la geografaa las que se refiere Anna Tsing, y dando forma concretaa un nuevo cosmopolitanismo.

    La libertad y la igualdad se convierten, a lo largo deestos desarrollos, en mantenedores del lugar [placeholders][55], sitios de comunicacin y traduccin cuyo

    propio contenido est abierto a una constantetransformacin. Mientras que esta posicin crucial delibertad e igualdad distingue al proyecto de la multitud

    de una simple crtica del eurocentrismo, tambinestos dos conceptos necesitan concebirse comovividos en transicin y por tanto en traduccin. Lalibertad y la igualdad no se definen como condicionestrascendentales de la poltica, no preexisten comouniversales, por decirlo con Judith Butler, a losmovimientos sociales particulares: se debe tomar encuenta la posibilidad de que existan nociones deuniversalidad en conflicto, lo que requiere una prcticade traduccin que es muy diferente de la que supone elconcepto tradicional de hegemona[56]. La libertad y laigualdad se han de concebir, al contrario, como huellas

    derridianas, como potencial negacin de la dominaciny la explotacin cuyo destino es ser actualizada pormovimientos y luchas de constitucin subjetiva que lasdesafan, abriendo un nuevo campo para lo

    polticamente posible. El concepto de multitud intentaaferrar la complejidad de estos movimientos y luchasde constitucin subjetiva contra la dominacin y laexplotacin, enraizando su convergencia en prcticasde cooperacin social capaces de producir un nuevocomn.

    Dado que el comn no preexiste a estos movimientos y

    luchas, a estas prcticas de cooperacin social, lamultitud es una comunidad no compacta deextranjeros [non aggregate community of foreigners]:es decir, como ha escrito Naoki Sakai, una comunidaden la que nos relacionamos mediante la actitud de lainterpelacin heterolinge[57]. Tambin el lenguaje deuna comunidad no compacta de extranjeros queconstituye su comn, lejos de preexistirla, slo surgea partir de un tipo de comunicacin que acepta como

    punto de partida el hecho de que tanto quien interpelacomo quien es interpelado son extranjeros,

  • 7/30/2019 Vivir en transicin - Sandro Mezzadra

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    independientemente de su lenguaje nativo. Latraduccin es el lenguaje de un sujeto en trnsito. No esalgo que permanezca por la normalidad de lacomunicacin recproca y transparente, sino quehemos de asumir que cualquier dialogismo puedefracasar en su empeo de comunicar, porque laheterogeneidad es inherente a cualquier medio,lingstico o de otro tipo. Por eso, la interpelacinheterolinge implica claramente que la traduccindebe ser infinita. Desafa las fronteras que, medianteafiliacin nacional, tnica o lingstica[58], definenlas comunidades conmensurables que son la condicinde la interpelacin homolinge, con su ideal detraduccin transparente. Perturba la idea misma decomunidad que hemos heredado de la historia y el

    pensamiento modernos, que continan siendo un lugarestratgico de acumulacin primitiva para la

    construccin de sujetos de dominacin, de cuerposautoritarios y de formas de relacin regularizadas deacuerdo con los lmites aparentemente naturales delindividuo y su corolario, el colectivo[59].

    Lejos de limitarse a la tarea estratgica de imaginarnuevas formas de prctica terica transnacional en losestudios culturales y poscoloniales, perturbar la ideamisma de comunidad que subyace tras el rgimenhomolinge de traduccin nos ayuda a cuestionar lams simple nocin de Nosotros a la que podamos

    referirnos en nuestras prcticas polticas. Pero al mismotiempo lleva a intensificar la bsqueda de unas nuevasbases de lo comn que sean capaces de hacer la vidasocial ms rica, ms igualitaria y libre. Como escribeMeaghan Morris, el enfoque de Naoli Sakai se

    pregunta por lo que realmente sucede en el esfuerzo detraducir, en lugar de comenzar por un ideal presupuestoo una historia ya aceptada sobre cmo sera un mundoque no necesitase de traduccin, que no estuvieserecubierto del polvo que crea la diferencia lingsticay la materialidad textual, sin los pliegues deinconmensurabilidad ni la gravilla de la incomprensin;en suma, un mundo sin lenguaje. Podemos responder

    la pregunta de una manera bastante sencilla: lo quesucede en el esfuerzo de traduccin heterolinge es

    precisamente que se produce una nueva comunalidad,al mismo tiempo que de la inconmensurabilidad se

    produce diferencia. Me parece ste un buen modo dedescribir el tipo de comn que tenemos en mentecuando hablamos de las mltiples luchas sociales quecomponen la multitud.

    Bibliografa:

    Maquila: http://es.wikipedia.org/wiki/Maquiladora

    Achille Mbembe ha llamado la domesticacin deltiempo-mundo [41]