visión 8 - periódico comunitario de la comuna 8 - edición especial - gente de la ocho - noviembre

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Periódico comunitario de la Comuna 8 de Medellín · Año 6 · Edición Especial · Noviembre de 2011 · Distribución gratuita Este proyecto es apoyado parcialmente con dineros públicos priorizados por habitantes de la Comuna Villa Hermosa (8) en el Programa de Planeación Local y Presupuesto Participativo de la Alcaldía de Medellín

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Periódico comunitario de la Comuna 8 de Medellín · Año 6 · Edición Especial · Noviembre de 2011 · Distribución gratuita Este proyecto es apoyado parcialmente con dineros públicos priorizados por habitantes de la Comuna Villa Hermosa (8) en el Programa de Planeación Local y Presupuesto Participativo de la Alcaldía de Medellín

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Page 1: Visión 8 - Periódico Comunitario de la Comuna 8 - Edición Especial - Gente de la Ocho - Noviembre

Periódico comunitario de la Comuna 8 de Medellín · Año 6 · Edición Especial · Noviembre de 2011 · Distribución gratuitaEste proyecto es apoyado parcialmente con dineros públicos priorizados por habitantes de la Comuna Villa Hermosa (8) en el Programa de Planeación Local y Presupuesto Participativo de la Alcaldía de Medellín

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Medellín, noviembre de 20112

Edición especial

Una comuna, un nodo, un barrio, una cuadra, todas estas son divisiones políticas de un te-rritorio, que para muchos defi nen un rango de acción, un límite, una frontera o simplemente un lugar. Pero lo realmente importante que tienen todos estos conceptos son los individuos, las personas que los caminan, los cuentan, los narran, los cantan, los transforman, los luchan o simplemente los habitan.

Es por esto que desde el Periódico Visión 8 queremos resaltar esas personas que habitan el territorio de la Comuna Ocho, no importa si es un gran pintor que ha exhibido sus obras en las más grandes galerías del mundo, o simplemente una mujer que sostiene a su fami-lia reciclando en las calles; para nosotros todos están a un mismo nivel, todos son iguales. No hablamos de ellos porque sean reconocidos o no, hablamos de ellos porque desde su quehacer cotidiano ayudan -muchas veces sin darse cuenta- a la transformación de nuestro territorio, al enriquecimiento de nuestra cultura, al desarrollo.

En estas páginas se hace un reconocimiento a personas de la Comuna, valorándolas como importantes desde la individualidad, pero más allá de eso es responsabilidad de nosotros, los habitantes de la Ocho, reconocer dentro del barrio o cuadra a esas personas que sin ser líde-res reconocidos juegan un papel de gran trascendencia en la vida de cada uno de nosotros.

Gente de la Ocho, es un ejercicio de valoración de la persona desde su cotidianidad, de respeto y admiración por las diferentes formas de vivir y ver la vida, de reconocer las dinámicas del territorio desde las personas que lo habitan y a través de esto generar un sentido de pertenencia.

Una comunidad que se reconoce a sí misma es una comunidad con la facultad de mirarse hacia dentro, de contemplar a los actores que inciden en ella, y encontrar en sus vidas, historias, talentos, trabajos, luchas, creencias, ideologías y logros, los aspectos que la hacen única en el mundo.

Además, una comunidad que se reconoce a sí misma, a través de las personas que la con-forman, es capaz de emprender acciones de impacto social, cultural y económico, es capaz de agruparse, resistir, proponer e incidir políticamente.

Porque la existencia de un barrio, y la signifi cación de un territorio está anclada al devenir cotidiano de quienes lo habitan, a sus formas de relacionamiento y a sus luchas, tanto in-dividuales como colectivas, y la Comuna Ocho es el mejor ejemplo de que, a partir de las resistencias individuales, se confi gura el tejido social.

DirecciónLeonardo Jiménez García

Coordinación editorialLibardo Andrés Agudelo Gallego

Coordinación de agendaYasmín Viviana Garavito

RedactoresYasmín Viviana Garavito

Mauricio Aristizábal AgudeloWaider Fabián David PossoRubyselen Ortiz Sánchez

Leonardo JiménezRaúl Soto Rodríguez

DiseñoYurilena Velásquez López

FotografíaEquipo de trabajo Visión 8

EjecuciónCorporación para la Comunicación Ciudad Comuna

Corrección de estiloAna María Jaramillo Vélez

AcompañamientoDiana María Ortega

Dirección General de ComunicacionesAlcaldía de Medellín

ImpresiónEl Mundo

Foto portadaGente de la 8

Visitawww.comuna8.org

Editorial

[email protected]@comuna8.org

[email protected]

Ediciones del Periódico Visión 8 en:www.myspace.com/periodicovision8

o en www.slideshare.net/ciudadcomunaTeléfonos: 293 6943 / 312 849 00 79

Publicación mensual Año 6 · Edición Especial

Noviembre de 2011Circulamos con 10.000 ejemplares

Distribución gratuita

Este proyecto es apoyado parcialmente con dineros públicos priorizados por habitantes de la Comuna Villa Hermosa (8) en el Programa de Planeación Local y Presupuesto

Participativo de la Alcaldía de Medellín.

Las opiniones expresadas en los artículos son responsabilidad de sus autores, y no necesariamente corresponden a los planteamientos

ideológicos del Periódico Visión 8.

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Medellín, noviembre de 2011 3

Edición especial

¿Qué le gusta?Me gusta la cercanía con la gente, me gus-ta la interacción del conocimiento, me gusta la música, me gusta enseñar pero también aprender.

¿Qué le da rabia?La irresponsabilidad, la gente que no me hable con la verdad y la discriminación.

Difi cultades:El confl icto armado obviamente obstaculiza mucho mi dinámica, pues la mayoría de mis actividades las desarrollo en el sector de La Sierra, sin embargo, he lidiado con esto todos estos años y el manejo que le doy es simple, solo espero un tiempo prudente para retomar actividades y luego continúo, porque al fi n y al cabo es lo que me gusta y me apasiona agrega katerin.

Su frase:“Uno sabe lo que tiene y lo que no tiene”,

es decir, uno debe reconocer lo positivo de uno mismo, pero también debe darle rele-vancia a sus defectos, porque es necesario conocerlos para poder mejorarlos, procuro aplicarlo en mi vida diaria porque esto es una apuesta a mi autoconocimiento, con es-tas palabras puntuales fi naliza la entrevista Katerine Reinosa, música y futura profesora de nuestra Comuna.

¿Qué le gusta?Me gusta la cercanía con la gente, me gus-ta la interacción del conocimiento, me gusta la música, me gusta enseñar pero también aprender.

¿Qué le da rabia?La irresponsabilidad, la gente que no me hable con la verdad y la discriminación.

Difi cultades:El confl icto armado obviamente obstaculiza mucho mi dinámica, pues la mayoría de mis actividades las desarrollo en el sector de La Sierra, sin embargo, he lidiado con esto todos estos años y el manejo que le doy es simple, solo espero un tiempo prudente para retomar actividades y luego continúo, porque al fi n y al cabo es lo que me gusta y me apasiona agrega katerin.

es decir, uno debe reconocer lo positivo de uno mismo, pero también debe darle rele-vancia a sus defectos, porque es necesario conocerlos para poder mejorarlos, procuro aplicarlo en mi vida diaria porque esto es una apuesta a mi autoconocimiento, con es-tas palabras puntuales fi naliza la entrevista Katerine Reinosa, música y futura profesora de nuestra Comuna.

Katerin Reinosa es estudiante de Li-cenciatura en Educación Especial en la Universidad de Antioquia, música empírica desde los 12 años y una per-sona a la que le encanta enseñar.

Ella es muy joven, nació el 11 de no-viembre de 1989 en la ciudad de Medellín, ha vivido toda su vida en el sector de Villa Lilliam Parte Alta, toda su familia vive por la misma cuadra y ella se ha convertido en el orgullo y ejemplo de todos los que la rodean, porque a pesar de las tantas difi cul-tades del contexto en el que convive, ella se ha dedicado a ser parte de la solución y no del problema, siempre piensa en la comunidad y en los niños, y desde su quehacer procura conta-giar a otros de buenas prácticas para su vida. Se considera una persona dis-ciplinada, perseverante, le gusta estu-diar, es tranquila y alegre, disfruta de enseñar pero también de aprender.

Apasionada por la música, comienza sus primeros pinos como corista en la iglesia del sector La Sierra, allí se des-envuelve con gran soltura dentro del grupo parroquial, y fue adquiriendo cada vez más experiencia para des-pués llegar a coordinar el ministerio de música de la iglesia. Desde en-tonces, ha estado presente en varios escenarios musicales, no solo parro-

quiales sino también culturales, es decir, también se ha destacado como tallerista en la Corporación Cultural Diáfora y como percusionista de la Chirimía Tamboalegre, todas or-ganizaciones importantes en la Comuna Ocho.

En cuanto a la motivación para estudiar educación especial, se la debe a su abuelo, quien pa-deció el mal de Alzheimer, en donde fue testigo del abando-no y la soledad por la que pa-san las personas, por el hecho de estar enfermas y vulnera-bles, por esto y más se enfocó en este camino.

Kate, como todos la llaman, es una persona que tiene objeti-vos muy claros, que siempre ha logrado hasta el momento sus metas, le encanta trabajar con la gente y poder aportarle algo a sus vidas.

Esta joven es la mayor de tres hijas, en una familia solo de muje-res, por lo que se siente responsable de sus hermanas y trata de ser un apoyo para su madre. Para ella, su madre es demasiado responsable, y sus hermanas son la alegría y el alivio de la casa.

Hecha para la música y la docencia

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Texto y fotografía: Yasmín Viviana Garavito

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Edición especial

“Yo trabajaba en Salgar, y en febrero de 1967 me trasladaron para la Niño Jesús de Praga. Cuando llegué a la Gobernación de Antioquia me dijeron que me necesitaban era en el barrio Manrique, en la Institución Edu-cativa Nuestra Señora de las Nieves, y allá me quedé todo el mes de marzo. En ese mo-mento, a la comunidad le habían prometido otro educador y entonces ahí si me trajeron acá”, cuenta Amantina del Rocío Castrillón, cuando le pregunto que hacía antes de ser educadora en la I.E. Niño Jesús de Praga, ubicada sobre la calle 57C, en el barrio Los Mangos de la Comuna Ocho.

Y es que hay que hacer esa pregunta, por-que para las personas del barrio pareciera que ella hubiese nacido ahí y nunca saliera. “Ella no vive en el barrio, pero es como si lo hiciera, si uno necesita a Amantina va a bus-carla y ahí está, no importa si son las 6 de la mañana o las 8 de la noche”, narra Sandra Patricia Henao, docente de la I.E Luis Carlos Galán Sarmiento y habitante del sector.

Amantina vive en Belén Las Playas, y dice es-tar muy agradecida con su familia porque le ha permitido entregarse en cuerpo y alma a la profesión que ella eligió, nunca le ha he-

cho ningún reproche, ni aún cuando viene a la I.E. los fi nes de semana.

“Yo la conozco desde 1984 cuando estaba en segundo de primaria, era mi profesora, ella siempre ha sido

muy dinámica y creativa, siempre se preocupó por la formación de

los estudiantes, la limpieza y por que los que soñaban con ser grandes lo fueran”, conclu-yó Henao.

“Cuando yo llegué no sa-bia dónde era, así que empecé a buscar y a pre-guntarle a las personas por la escuela, desde el

barrio Enciso, pero como que nadie la conocía, inclu-

so, un señor me dijo que eso era muy arriba y que tenía

que esperar a que subiera un Jeep que lleva-ba víveres para irme en él” agregó Amantina.

“Cuando llegué estaba llorando porque esto quedaba muy arriba, yo estaba perdida y venía desde muy lejos, vi que eso era como una ramada, y en medio dos saloncitos, con teja de Eternit, sin revoque, con ventanas, pero sin vidrios y un solo profesor que era Cristóbal Lozano, y tenía los grados primero y segundo”, recuerda Amantina mientras se le dibuja una sonrisa en el rostro, y continúa, “don Cristóbal salió a recibirme y me dio la bienvenida, me dijo que a mi me tocaba ba-jar todos los días a las estudiantes hasta la Escuela Julia Agudelo al restaurante escolar y que me tocaban las dos jornadas del grado segundo”.

Para esta época, en este sector de la Comuna no existía una vía de acceso, era un sector que apenas comenzaba a poblarse, había que caminar por lo menos el equivalente a siete cuadras de trocha para bajar desde la Niño Jesús de Praga, hasta la Julia Agudelo.

“Hay muy pocas personas que no conocen a Amantina, cuando uno habla de la escuela no puede dejar de hablar de Amantina, ella era directora cuando yo estudiaba allá, era muy estricta, le gustaba que todo marchara bien”, recuerda nostálgico Cristian Camilo Restrepo, habitante del sector, y continúa, “cuando ella llegaba a algún salón todos se quedaban ca-llados, le tenían mucho respeto”.

“Yo creo que las personas del barrio me re-cuerdan, porque casi desde que llegué, em-pezamos a trabajar por el crecimiento de la escuela, hacíamos convites con los padres de familia, empanadas para vender arriba don-de ahora es la cancha, cuando eso nos tocaba con leña porque era muy difícil conseguir luz, y los padres de familia nos ayudaban mucho, también hacíamos bazares, alboradas, todo con el fi n de recoger fondos para el mejora-miento de la escuela”.

A los pocos meses de haber llegado a la I.E., cuenta Amantina, se empezaron a celebrar las primeras comuniones con los niños de la

“Palabra que llegué llorando”

Texto y fotografía: Mauricio Aristizábal Agudelo

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1967 me trasladaron para la Niño Jesús de Praga. Cuando llegué a la Gobernación de Antioquia me dijeron que me necesitaban era en el barrio Manrique, en la Institución Edu-cativa Nuestra Señora de las Nieves, y allá me quedé todo el mes de marzo. En ese mo-mento, a la comunidad le habían prometido otro educador y entonces ahí si me trajeron acá”, cuenta Amantina del Rocío Castrillón, cuando le pregunto que hacía antes de ser educadora en la I.E. Niño Jesús de Praga, ubicada sobre la calle 57C, en el barrio Los Mangos de la Comuna Ocho.

Y es que hay que hacer esa pregunta, por-que para las personas del barrio pareciera que ella hubiese nacido ahí y nunca saliera. “Ella no vive en el barrio, pero es como si lo hiciera, si uno necesita a Amantina va a bus-carla y ahí está, no importa si son las 6 de la mañana o las 8 de la noche”, narra Sandra Patricia Henao, docente de la I.E Luis Carlos Galán Sarmiento y habitante del sector.

Amantina vive en Belén Las Playas, y dice es-tar muy agradecida con su familia porque le ha permitido entregarse en cuerpo y alma a la profesión que ella eligió, nunca le ha he-

cho ningún reproche, ni aún cuando viene a la I.E. los fi nes de semana.

“Yo la conozco desde 1984 cuando estaba en segundo de primaria, era mi profesora, ella siempre ha sido

muy dinámica y creativa, siempre se preocupó por la formación de

los estudiantes, la limpieza y por que los que soñaban con ser grandes lo fueran”, conclu-yó Henao.

“Cuando yo llegué no sa-bia dónde era, así que empecé a buscar y a pre-

por la escuela, desde el barrio Enciso, pero como

que nadie la conocía, inclu-so, un señor me dijo que eso era muy arriba y que tenía

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Edición especial

escuela, “es muy bonito, antes bajá-bamos todos en desfi le desde la igle-sia La Natividad de Nuestra Señora hasta la escuela, y allí hacíamos la fi esta, se veían muy bonitos todos ves-tidos igualitos”.

Recuerda Amantina que cada vez que se llegaba la época de las primeras

comuniones, el sastre del barrio ya te-nía varias prendas terminadas y tela cortada, porque debía hacer ropa para casi todos lo niños del barrio.

Amantina, según cuentan los habi-tantes del sector, acompaña todas la actividades que se hacen en la Insti-tución, como la preparación de la pri-

mera comunión, las clases de ingles, las clases que da el Inder, etc. Y lo hace, porque según ella, “si uno hace parte de una institución la tiene que cuidar siempre”.

El 3 de abril de 1967 (hace 44 años), Amantina del Rocío Castrillón Soto lle-gó a la I.E. Niño Jesús de Praga, y en

1974, graduó a su primera generación de estudiantes. Nunca ha vivido en el sector, pero sí ha logrado articular a la I.E. en diferentes dinámicas del barrio, la Comuna, la iglesia, la Jun-ta de Acción Comunal (JAC) y otras organizaciones que tienen presencia en el sector. De igual forma, con ins-tituciones de la ciudad ha buscado diferentes patrocinadores para las actividades que ella lidera desde la institución, todo con el fi n de lograr una mejor calidad educativa dentro de ella y de legitimarla como una de las mejores.

Cuando llegó se puso la tarea de mejorar la escuela y hoy, antes de su retiro, ve con un toque de nostalgia y mucho orgullo y agradecimiento lo que ha logrado, recibió dos salones y una ramada, ahora entrega a la co-munidad 23 salones, 3 generaciones graduadas y mil agradecimientos por parte de sus alumnos y habitantes el sector por haberles entregado toda una vida.

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Edición especial

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Nubia Andrea González González es procedente de la comunidad de Cristia-nía del municipio de Jardín, Antioquia, y perteneciente a la etnia indígena Em-bera Chamy. Se vino hace 19 años junto con sus padres y hermanas a la ciudad de Medellín, por aquello de la búsque-da de progreso.

En su condición de indígena ha perma-necido invisible en la ciudad, pues “lue-go de tantos años se pierde la esencia”, asegura Nubia, quien también dice que procura al máximo inculcarle a su hijo Daniel sus costumbres, su arraigo y su tradición, para que no desconozca sus raíces, ya que a pesar de todo, se sien-te orgullosa de su raza.

Al interior de su comunidad, su abuela es partera y su abuelo es un jaibaná, es de-cir, médico de la comunidad. Ella cuenta esto para remontarnos a los recuerdos de su nacimiento, cuando sus abuelos pensaban que se iba a morir, debido a que nació muy enferma. Al ser la cuar-ta de seis hijos, sus padres, don Dioni-sio González Baquiaza y doña Rosalba González Vélez, se llenaron de pacien-cia, pues Nubia pasó entre los cuidados de su abuelo y el médico del pueblo, hasta lograr superar su enfermedad.

Nubia y toda su familia llegaron ini-cialmente al sector de La Sierra, para luego de tres años desplazarse al sector de Villa Turbay. Desde enton-ces ha permanecido allí, conformó su propia familia, validó su primaria y su bachillerato, superándose cada vez más. Después de haber tenido su primer hijo fue cuando se interesó realmente por el campo de la parti-cipación y el liderazgo, comenzó en-tonces en la Junta de Acción Comunal del sector, donde fue nombrada como delegada al Programa de Planeación Local y Presupuesto Participativo.

Paradójicamente, no fue en esta co-muna donde recibió su primer ali-ciente en su carrera como lidereza, fue entonces en la comuna 10 que se capacitó por primera vez en tejido de chaquira, con el fi n de fortalecer las raíces de su pueblo. Desde enton-ces, ha estado presente en diferen-tes espacios de incidencia como el Cabildo Chibcariwak y la Secretaría de la Mujer. En Mujeres que Crean además ha comenzado, junto con su cuñada, una pequeña em-presa de artesanías, impulsa-da por la Corporación Sem-brando en Familia, pues

ella tiene todas la herramientas para ser una gran emprendedora.

CAMABU, nombre de la pequeña em-presa de Nubia que signifi ca “tejido”, se enfoca en hacer aplicaciones con tejidos en bolsos y accesorios, pro-yecto que la tiene muy entusiasmada, pues depende de él para el sustento.

“Como madre, creo que soy casca-rrabias, pues quiero lo mejor para mi hijo, pero intento ser una buena com-pañía y ser muy complaciente, como esposa soy incondicional, cariñosa,

En busca del progreso

emprendedora, me gusta que mi fami-lia esté en paz y sin ningún confl icto”, manifi esta Nubia.

“En un futuro me veo como una gran empresaria, estudiando en la universi-dad algo concerniente a lo social, me gusta ayudar a la gente, pero ade-más le quiero apostar fuertemente a la conformación de la mesa indígena, de esta manera se podrán articular otras mujeres a la dinámica y se vi-sibilizará mi población, no solo en la Comuna sino también en la ciudad”, agrega Nubia González, fi nalizando la conversación.

Texto: Yasmín Viviana Garavito

Fotografía: Yasmín Viviana Garavito

Fotografía: Lizeth Palacio

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Edición especial

Una Antioqueña de Oro en la Comuna

Estella Ciro Gómez nació en el municipio de San Luis, Antioquia. Desde allí llegó al barrio Santo Domingo en la comuna 1, lugar del que se vio obligada a salir, cuando las milicias de esos barrios empezaron a reclutar jóvenes para confor-mar bandas criminales.

Al salir de Santo Domingo, y sin más opciones de vivienda, se radicó en el barrio Altos de La Torre. Hoy, 14 años después, es coordinadora del Grupo de Mujeres Creativas con Esperanza, que agrupa a 26 mujeres de la zona, la mayoría de ellas desplazadas y madres cabeza de hogar. El 6 de marzo del 2008, el Gru-po recibió el premio “Antioqueña de Oro”, entregado por la Gobernación de

Antioquia, por su trabajo comunitario, alternativas para el mejoramiento de la calidad de vida de sus familias y de las mujeres víctimas de la violen-cia y el desplazamiento forzado. Su labor sobresalió en medio de las 190 organizaciones postuladas para esa versión del galardón. Adicionalmente, Estella adelanta acciones con la po-blación desplazada, a la cual le indica los lugares donde debe acudir, según su caso o situación de desplazamiento.

¿Cómo se hace una líder? Este proceso inició con los talleres Mujeres que Crean, realizados con la Corporación Región hace 5 años. “El objetivo era hacer algo por el bien de la comunidad y salir adelante, con compromiso y solidaridad con las per-sonas y ayudándoles para un mejor vivir y cambio de vida mejor”, cuen-ta Estella, quien “es admirada por su actitud emprendedora y activa, por desempeñarse como líder comunitaria, por su organización en cuanto al gru-po, la paciencia, la dedicación, opti-mismo, porque a pesar de las circuns-tancias se mantiene en su visión de un barrio mejor, por ser emprendedora y porque además sirve de ejemplo para la comunidad”, afi rma Luzcelly Bení-tez, integrante del grupo de mujeres.

Estella formó parte de la Junta de Acción Comunal (JAC) de Altos de La Torre como conciliadora, hace aproxi-madamente 2 años. Actualmente es representante comunitaria de la ONG Visión Mundial, donde está a cargo de un Grupo de 90 niños, “Capullos de Amor”, del que hacen parte desde recién nacidos hasta niños de 12 años. A sus 57 años, Estella dice que para el futuro, con el grupo de mujeres, pien-san crear una microempresa, “un lugar

Texto y fotografía: Waider Fabian Posso David

donde las mujeres y la comunidad se benefi cien de ella y puedan mejorar sus condiciones de vida”.

El Grupo de Mujeres Creativas con Es-peranza se reúne en la Casa de Cultu-ra Ciudadana del sector. Desde allí, y lideradas por Estella, el grupo ayuda, a través de recolectas, a las personas que han quedado damnifi cadas por las pasadas temporadas invernales.

En ese lugar reciben talleres de con-vivencia y participación ciudadana, por parte de la Corporación CEDE-SIS; talleres de fortalecimiento orga-nizacional para organizaciones de población desplazada, por parte de la “Gerencia para la Coordinación y la Atención a la Población Desplaza-da”, dependencia de la Secretaría de Bienestar Social, creada por la Alcal-día de Medellín. Como coordinadora de la agrupación de mujeres, Estella hace parte de organizaciones como “Ruta Pacifi ca de las Mujeres”, la cual trabaja por la protección y restitución de los derechos humanos de las víc-timas de la violencia en contexto de confl icto armado, con las que realiza movilizaciones por el país.

Adicionalmente, hace parte del pro-yecto “De la Exclusión al Reconoci-miento”, que ejecuta la Alcaldía de Medellín con población afrocolom-biana, de la Mesa de trabajo por la infancia y del programa “Derechos Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales” (DESCA), que defi ende aquellos derechos humanos que po-sibilitan a la persona y a su familia gozar de un nivel de vida adecuado; el programa también trabaja por lo-grar un mínimo vital de agua para la comunidad desplazada.

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Medellín, noviembre de 20118

Edición especial

Cuando llega a mis manos un perió-dico o una revista, lo que primero leo son los cartoons, estén donde estén, las gráfi cas son el aperitivo a las du-ras noticias que siguen y a mi plato favorito: las económicas.

Los dibujantes que están tras estas gráfi cas, tan dicientes regularmen-te, tienen mucho más que decir. En el caso de uno de los humoristas gráfi -cos más galardonados en salones in-ternacionales, eso de “más que decir” es algo ambivalente. Sin embargo, de Ángel Ramiro Zapata Mora, hu-morista gráfi co, residente de la Co-muna Ocho y actual administrador del café-bar el Turquestán, ubicado en toda la esquina, a mano derecha sentido sur–norte del parque de Villa Hermosa, hay mucho que decir y casi nunca palabras, “yo aprendí a decir todo con imágenes porque lo primero que me enseñaron fue a dibujar”.

A Ramiro hay que leerlo diferente y él mismo brinda las pistas. Hay que leerlo desde otro Punto de Vista, tal como nombró su exposición en el Palacio Nacional, que se realizó entre el 14 de sep-tiembre y el 15 de octubre de 2011, y en donde expu-so 61 de sus mejores y más premiadas obras.

Habitante de la Comuna OchoÁngel Ramiro Zapata Mora llegó a Vi-lla Hermosa desde los 6 años, cuando su familia se trasteó de Bello a la Co-muna 8. Inició su ciclo académico en el kínder La Eucarística, donde desde el principio mostró su sensibilidad a la descomposición y la indiferencia hu-mana, de ahí pasó a la Escuela José Celestino Mutis, lugar en el que supo que el dibujo era un arte, y más que un arte, una bella herramienta de co-

municación. Se graduó de su básica primaria y fue a terminar su educa-ción básica en el Liceo Antioqueño, allí vio nacer el movimiento estudian-til y aprendió a analizar la realidad y ser contestatario, en sus palabras, “allí [Liceo Antioqueño] aprendí a ser un crítico, pero no me dejé arrastrar por la euforia generalizada de con-testar con piedras y consignas”. Para ese momento, él ya tenía elegido el instrumento con el cual pensaba con-testar a las injusticias y a lo que no le parecía: el humor grafi co.

Ramiro empieza a ser un referente como habitante de la Comuna Ocho, cuando emprende como administra-dor del tradicional café-bar el Tur-questán, legado fami-liar por parte de su esposa y patrimo-nio para sus hijos. Al igual que la antigua región de Asia central

que le da el nombre, el Turquestán es un lugar histórico donde Ramiro ha encontrado otra manera de ver el mundo, a través de los habitantes de Villa Hermosa, “compartir una con-versación libre, que la gente se sien-ta en disposición de hablar, contar lo que más le parezca y estar tranquilo de no ser juzgado, porque yo nunca juzgo a nadie, solo escucho como lo haría cualquier amigo”.

Humorista Grá coRamiro… como es conocido en el me-dio del humor gráfi co, inició su profe-sión gracias a su pasión por el dibujo, pasión que cultivó desde pequeño y que fue perfeccionando cuando canjeaba notas de matemáticas en el colegio, por labores fuera del ho-rario haciendo carteleras y mapas, pero llegó a “mojar papel”, como se dice en el gremio de la pren-sa, cuando se presentó, con otros dibujantes jóvenes, a un concurso que hizo el periódico El Colombia-

no para remplazar a uno de los miem-bros de planta. De todos, él fue el más talentoso y eso signifi có 10 años de freelance, después de los cuales pasó a ser humorista gráfi co de planta por otros 10. Así, de 1982 a 2002 fue una de las fi rmas de caricatura más reco-nocidas en las páginas del rotativo, junto a Esteban París y Ricardo Ramí-rez. También trabajó como caricaturis-ta en la productora de televisión RTM haciendo caricatura para televisión, y en la Emisora Veracruz Estéreo con un programa de Rock Experimental.

Luego de 20 años haciendo humor grá-fi co de temas de actualidad se da una pausa, y cuando vuelve al mundo del humor, vuelve con nuevas técnicas para iniciar un proceso que lo ha llevado a ser uno de los humoristas gráfi cos más ga-lardonados en salones internacionales.

Ramiro... Desde otro punto de vista

Medellín, noviembre de 2011

sentido sur–norte del parque de Villa Hermosa, hay mucho que decir y casi nunca palabras, “yo aprendí a decir todo con imágenes porque lo primero que me enseñaron fue a dibujar”.

A Ramiro hay que leerlo diferente y él mismo brinda las pistas. Hay que leerlo desde otro Punto de Vista, tal como nombró su exposición en el Palacio Nacional, que se

Habitante de la Comuna OchoÁngel Ramiro Zapata Mora llegó a Vi-lla Hermosa desde los 6 años, cuando su familia se trasteó de Bello a la Co-muna 8. Inició su ciclo académico en el kínder La Eucarística, donde desde el principio mostró su sensibilidad a la descomposición y la indiferencia hu-mana, de ahí pasó a la Escuela José Celestino Mutis, lugar en el que supo que el dibujo era un arte, y más que un arte, una bella herramienta de co-

questán, legado fami-liar por parte de su esposa y patrimo-nio para sus hijos. Al igual que la antigua región de Asia central

el colegio, por labores fuera del ho-rario haciendo carteleras y mapas, pero llegó a “mojar papel”, como se dice en el gremio de la pren-sa, cuando se presentó, con otros dibujantes jóvenes, a un concurso que hizo el periódico El Colombia-

ta en la productora de televisión RTM haciendo caricatura para televisión, y en la Emisora Veracruz Estéreo con un programa de Rock Experimental.

Luego de 20 años haciendo humor grá-fi co de temas de actualidad se da una pausa, y cuando vuelve al mundo del humor, vuelve con nuevas técnicas para iniciar un proceso que lo ha llevado a ser uno de los humoristas gráfi cos más ga-lardonados en salones internacionales.

Texto y fotografías: Rubyselen Ortiz Sánchez

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Edición especial

Los premios han sido muchos:

•Premio “Bow Mecc Maastricht”, Casino Internacio-nal de Humor Gráfi co, Bélgica, 1995.•La Mención Solidaria en el Cartoon Internacional, crisis de la Guerra en Kosovo, Europa, 1998.•Portada Edición Especial Cartiena, Lo Mejor del Humor Gráfi co internacional, Europa, 1999.•Ganó el Galardón de Honor en el Salón Interna-cional de humor gráfi co “Fin de Milenio”, Hiroshima, Japón, 2000.•Segundo puesto en la 1ra muestra Mundial de ca-ricatura y humor gráfi co, Valle de Aburrá, Medellín, 2005.•Diploma Especial en el Rinocheros Cartoon Carica-ture, Bosnia-Herzegovina, Europa ,2008.•Primer lugar en el Festival internacional Satirical Bucovina, Suceava, Rumania, 2008.•Premio especial en el Syrua Cartoon de humor grá-fi co “Gaza in Fire” contra la guerra, Siria, 2009.•Ganador del primer salón internacional del humor de Campinas, Sao Pablo, Brasil, 2009.

Su Obra“Yo tengo una rebeldía pacífi ca, no soy violento, no soy de masas, yo en-contré la forma de protestar de mane-ra muy gráfi ca”.

“Soy un admirador de Jesús, de Gandhi, como de muchos otros gran-des revolucionarios de la paz”.

Ramiro se ha destacado por la sen-sibilidad de sus obras, porque acu-de a temas medio ambientales como la contaminación indiscriminada y el maltrato a los animales. Critica fron-

talmente las enfermedades de la hu-manidad como el hambre, la violencia de género, el abuso a los menores, la exclusión social, la pobreza, la viola-ción a los derechos humanos.

Su carácter contestatario al sistema de Estados Unidos, al clero, que ar-gumenta como “una crítica a la Iglesia porque es un intermediario muy en-chapado en oro”, lo llevó a ser fuerte-

mente criticado y hasta sugerido por el capellán de la Universidad Nacio-nal como una persona que no debería ser parte de la comunidad de laicos. Sin embargo, no dejó por ello de criti-car la doble moral de la Iglesia.

En general defi ne su obra como muy oscura, aunque nunca deja de poner en ella un rayito de luz, pues “siempre debe haber esperanza”.

•Premio Especial del Cartoon-Rendon, Rionegro, 2009.•Primer premio “Mejor obra” del cartoon interna-cional Fax for Peace-Fax for Tolerance, Pordenone, Italia, 2010.•Portada del VJ Movement, Holanda, 2010.•Exposición Salón de Caballeros Castillo de Viaden, Luxemburgo, 2010–2011.•Premio “Cover Award” mejor cartoon, 2011.•International Eurokartoenale, Bélgica, 2011.•Reconocimiento del Humorista Morostica, Italia, 2011.•Mención de Honor al Homenaje Virtual de los 10 años del 11 de septiembre, Bostón, Massachusetts, 4 de octubre de 2011.•Premio de la Fundación Aydin Dogan considerado el “Óscar” de la caricatura mundial, Estambul (Tur-quía), 18 de octubre de 2011.

Ha participado en más de 40 salones internaciona-les de caricatura de 27 países diferentes: “El último momento de mi obra no tiene texto porque quiero que la gente dé su signifi cado, yo no necesito decir qué pienso, lo que importa es lo que la gente pien-sa. Yo no vuelvo a mirar mis obras porque para mí son muy dolorosas, mejor dejo que la gente le pon-ga su signifi cado”.

Para que una obra de humor gráfi co tenga sentido necesita encontrarse con un espectador, un lector y un intérprete, por eso y por lo mucho que me hace reír con la ironía que refl ejan sus obras, seguiré bus-cando los cartoons en los periódicos y revistas.

Los premios han sido muchos:

•Premio “Bow Mecc Maastricht”, Casino Internacio-nal de Humor Gráfi co, Bélgica, 1995.•La Mención Solidaria en el Cartoon Internacional, crisis de la Guerra en Kosovo, Europa, 1998.•Portada Edición Especial Cartiena, Lo Mejor del

contré la forma de protestar de mane-ra muy gráfi ca”.

“Soy un admirador de Jesús, de Gandhi, como de muchos otros gran-des revolucionarios de la paz”.

Ramiro se ha destacado por la sen-sibilidad de sus obras, porque acu-de a temas medio ambientales como la contaminación indiscriminada y el maltrato a los animales. Critica fron-

de género, el abuso a los menores, la exclusión social, la pobreza, la viola-ción a los derechos humanos.

Su carácter contestatario al sistema de Estados Unidos, al clero, que ar-gumenta como “una crítica a la Iglesia porque es un intermediario muy en-chapado en oro”, lo llevó a ser fuerte-

nal como una persona que no debería ser parte de la comunidad de laicos. Sin embargo, no dejó por ello de criti-car la doble moral de la Iglesia.

en ella un rayito de luz, pues “siempre debe haber esperanza”.

•Premio Especial del Cartoon-Rendon, Rionegro, •Premio Especial del Cartoon-Rendon, Rionegro, 2009.•Primer premio “Mejor obra” del cartoon interna-cional Fax for Peace-Fax for Tolerance, Pordenone,

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Medellín, noviembre de 201110

Edición especial

Medellín, noviembre de 201110

¡A partir de este momento se recibe el reciclaje que separaron de la basura! Pasa gritando todos los miércoles doña Magda-lena Luján por el sector de Quintas de la Playa. Esta mujer está dedicada desde hace 10 años al ofi cio del reciclaje, y ha encon-trado en esta labor no solo una manera de ganarse la vida, sino una forma de aportar a la protección del planeta.

Cuenta ella que hace 10 años se quedó sin empleo y comenzó a buscar algo que hacer para ganarse la vida, así, empezó a recoger material reciclable para vender en las chatarrerías, y de esa forma ir recogiendo moneditas.

“Tenemos que aprender a vivir en comunidad, y como me gusta mucho la tierra, la naturaleza, también me gusta mucho mi trabajo. Muchas veces no nos interesa la na-turaleza, no nos concientizamos, no hay cultura, tiramos la basura a los solares y a las quebradas, y desco-nocemos que mucho de lo que consideramos basura realmente no lo es”.

Doña Magdalena realiza las labores de recicla-je en Quintas de la Playa y en el barrio La Li-bertad, hace los recorridos por estos sectores los días miércoles y sábado en horas de la mañana. Según ella, hay 40 productos que pueden ser re-ciclables, entre los más comunes está el papel, el cartón, el plástico, la pasta, el aluminio, el hierro

y el cobre.

Su familia está compuesta por seis personas: sus tres hijos, una hermana y su esposo que está muy enfermo y no puede trabajar. El reciclaje le permite conseguir el dinero para llevar el sustento básico a la casa, afi rma ella que “el reciclaje es un ofi cio generoso y agradeci-

do, pues por muy malo que sea el día, algo se recoge y se vende para llevar a la casa, así sea lo del diario”.

Doña Magdalena nos cuenta también cómo el ofi cio del reciclaje le enseña a ser organizada, a invertir y a administrar muy bien las cosas, ya que su labor consiste principalmente en se-parar y clasifi car material reciclable. El mate-rial que recicla, generalmente lo lleva a chata-rrerías cercanas, a los sectores donde trabaja o a la Cooperativa de Reciclaje Recimed.

Dice ella que aunque no lo parezca, en este ofi cio hay mucha competencia, por eso ella, además de asumir el reciclaje como un ofi cio, lo promueve como una campaña constante de generación de conciencia en los hogares y, además de reciclar, procura enseñarle a las familias que le abren las puertas de sus casas cómo se deben separar las basuras y qué productos se pueden reciclar. Gracias a su manera de trabajar, mucha gente ya la co-noce, y en los sectores que recorre, general-mente la gente siempre le tiene separado en bolsas material para que ella recoja.

Doña Magdalena se asume como una mujer activa, que ama su ofi cio, porque ha apren-dido mucho de él, y se siente feliz y orgullosa de realizarlo.

Para las personas de Quintas de la Playa y La Libertad que reciclen, o quieran empezar a reciclar, pueden comunicarse con Magda-lena Luján en el teléfono 293 9472 y en el celular 314 767 6657.

El Reciclaje, más que un oficio

Texto: Leonardo JiménezFotografías: Raúl Soto Rodríguez

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Edición especial

i en el buscador más popular del mundo, denominado el oráculo del siglo XXI, ponemos el nombre José Manuel Ricaurte Chavarriaga, poco nos va a mostrar de la vida de este artista, pero mucho de su obra. Pa-saremos por galerías de todos los momentos de su producción, veremos la contestataria obra política, desnu-dos, retratos, bodegones y su pintura surrealista, pero nada nos dirá de la vida del maestro, de su vida bohemia y cosechada de éxitos internaciona-les, aunque distante de su vida nacio-nal. Y es que para él aplicó, con todo rigor, el viejo adagio de que “Nadie es profeta en su tierra”.

José Manuel Ricaurte Chavarriaga fue un habitante del barrio Villa Her-mosa de la Comuna 8, desde los 10 años de edad. Vivió a pocas cuadras del parque y en ese sector descubrió la posibilidad de crecer intelectual-mente prestando e intercambiando libros. Esta tarea la realizaba sema-nalmente con el bibliotecario ambu-lante que pasaba con un coche lleno de libros, el cual era impulsado por sus propias piernas. Con estos libros descubrió la fotografía y la pintura, se afi cionó con ellas hasta el punto de llegar a coger sin permiso la cámara de su abuela, así fue que comenzó a cultivar la fama de ser la oveja negra de la casa de los Chavarriaga.

Con el tiempo crecieron sus intereses, ya no solo eran la pintura, la fotogra-fía o el dibujo, también la música en-tró en su vida. Siguió las tendencias

que llegaban a Medellín a fi nales de la década de 1960, para esa época, The Beatles resonaba en las cabezas de los jóvenes, lo cual llevó a la crea-ción de muchos grupos en Medellín que emularon al cuarteto de Liverpool. El Festival de Ancón fue el escenario de reunión, allá estuvo José tres días en los que su familia no supo de él, al fi nal del tercer día se le vio escalar la cumbre del parque Villa Hermosa, desde la Avenida La Playa, en cuatro patas, y aunque sus amigos recuerdan esto con risas, en su momento fue toda una tragedia familiar.

Vivió todos los momentos del hipismo, desde la inocente búsqueda de la libertad y la paz hasta las marchas revolucionarias. De su mano conoció la marihuana, los hongos, el LCD, que tenía el lujo de conseguir fácilmente,

gracias a que su familia tenía el di-nero sufi ciente para no notar que las mesadas se iban en libros, en disco-grafías importadas o en alucinógenos y calmantes.

Cuando entra a estudiar en Bellas Artes no es muy sorpresivo para sus familiares la inclinación, pero sí es un motivo para retirar privilegios y res-

tringir la vida social. Con estas limi-tantes, y los problemas familiares por su trabajo como pintor, decide ca-sarse con su novia Magaly y viajar a New York en 1974, fuera del terruño y lejos del parque que lo vio crecer, el maestro José Ricaurte se elevó al éxito profesional. Terminó los estudios en artes y comenzó a trabajar como fotógrafo de conciertos, de este modo fue reconocido en el medio. Trabajó como fotógrafo en revistas de moda con producción retocada y agencias de publicidad, hasta llegar a tener su propio estudio fotográfi co y trabajar como manager de modelos infantiles y femeninos.

Poco más de 20 años después de su partida, la madre del maestro cae en-ferma y es abandonada por los demás hijos, a razón de esto, el maestro regre-

sa a Colombia dejando el éxito y un matrimonio atrás, sin embargo, el amor a Magaly lo conserva. Cuando llega a Medellín se instala en el barrio Laure-les y asume el cuidado también de su nana. Abre con todo orgullo un estudio fotográfi co e inicia la gestión para ser manager de modelos infantiles y fe-meninos, pero la Gran Manzana había quedado atrás. La tasita de plata no estaba lista para estudios de fotogra-fía en gran formato, ni para el arte del retoque en fotografía que tenían las agencias internacionales. Las cámaras fotográfi cas de estudio eran novedad que poco llamaban la atención y en poco tiempo se fue a la quiebra.

A pesar de la situación, la superviven-cia y la creatividad del maestro siguió encontrando su alegría en la fotogra-fía y la pintura, y aunque su economía se vio reducida, continuó contagiando positivismo, pintando, tomando foto-grafías y generando iniciativas cul-turales dentro de Villa Hermosa. Así, inició en 2008 junto a otros artistas del barrio una fi rmatón para que se construyera una Casa de la Cultura

en los terrenos que se iban a entregar por parte del Batallón Girardot.

Tras la muerte de la madre, el maes-tro José Manuel Ricaurte Chavarriaga debió vender sus obras a precio de huevo para comer. Fotografías to-madas en su época dorada, a estre-llas como Celia Cruz y otros artistas, fueron rematadas a cambio de poco para pagar la pieza en la que vivía, cerca a la Plaza de Flores del Centro de Medellín. Las cámaras, que en su época eran de las mejores, se convir-tieron en artículos de museo y fueron entregadas poco a poco al comercio. Pero la fotografía fue, al igual que muchas de sus pasiones, conservada y preservada gracias al préstamo de una cámara digital por Marisol Gua-rín, artista del grupo Artemis y testigo de esta historia.

La noche del 12 de febrero de 2011, José Manuel Ricaurte, después de una enfermedad del sistema gástri-co, fallece. Nadie estuvo con él, solo la cámara digital que Marisol Guarín le prestara y con la que tomara sus últimas fotografías. Falleció a dos días de recibir su pensión, pensión que se ganó fuera del terruño, porque como se dijo antes, nunca fue profeta en su tierra, murió esperando la entrega de los terrenos para construir un centro cultural en los terrenos que aún no en-trega el Batallón Girardot.

“Nunca quiso cambiar de profesión, y nunca vendió sus ideales, vivió el arte, vivió del arte y murió en su arte”Marisol Guarín.

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Vivir el arte, vivir del arte y morir en su arte

Texto y fotografías: Rubyselen Ortiz Sánchez

*Perfil basado en el testimonio de Marisol Guarín, integrante del grupo de malabares Artemis quien accedió a contar la historia de su amigo como homenaje póstumo.

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Medellín, noviembre de 201112

Edición especial

Medellín, noviembre de 201112

Diana Zárate nació el 22 de agosto de 1961, es técnica en preescolar, pero a lo largo de su vida ha alcanzado toda una trayectoria y experiencia en infancia.

Desde los 6 años decidió enseñar, fue un Día del Niño, y el presente de una profesora y sus compa-ñeros, lo que motivó a Diana a seguir en el campo de la docencia con la primera infancia.

Hablar con esta mujer es ameno y divertido, se per-cibe ese amor por los niños que le brota por los poros, al hablar de ellos estalla de emoción y no quiere parar, es por eso que este personaje se ha convertido, para todos los que conocen su labor, en un garante de derechos para los niños. Espontánea, alegre, solidaria, perfeccionista, creativa, coope-rativa y demasiado sincera, así se defi ne Diana, quien siempre va acompañada de la si-guiente frase “Lo que usted enseñe en la primera infancia es lo que usted recoge como adulto”.

Comenzó hace 21 años en su trabajo con la infancia, en el barrio Villatina. Diana empezó como jardinera en el Hogar Infantil Martha Cecilia, y poco a poco ascendió al puesto de directo-ra de esta entidad, en esta nueva etapa se dieron cambios signifi -cativos y se respiró otro aire.

Con su título de técnica en pre-escolar y toda una trayecto-ria en este campo, Diana ha logrado que el Hogar Martha Cecilia sea un lugar de encuentro para los niños y niñas, que cuando

lleguen a él se trasladen a otro espa-cio, porque así su permanencia en la institución será divertida, dinámica y constructiva. Del Hogar Infantil Mar-tha Cecilia, Diana destaca que es su segundo hogar, que en él encuentra paz, se divierte y se apasiona cada vez más con su labor, le encanta la sinceridad de sus niños, la picardía con que dicen las cosas, la transpa-rencia de sus pensamientos. Aunque Diana no vive en la Comuna, todos sus compañeros y colegas la consideran parte de ella, por su permanencia, por su constancia y por su compromi-so con ésta.

Con un carácter fi rme, pero dulce al hablar cuando se dirige a

las personas, Diana Zárate ha logrado validar en su contexto la defensa de los derechos de los niños, y dejarle a los padres la

Educar con el ejemplo

sensación de tranquilidad al confi arle el cuidado de sus hijos.

Los que la conocen la describen como una gran mujer y una excelente ma-dre. A los 29 años tuvo su primer y único hijo, Mateo Galvis Zárate, y desde entonces, se ha desempeñado como mamá y papá a la vez. A pesar de que permanece mucho tiempo en la Comuna no descuida nunca su pa-pel como madre.

Ella nos cuenta que lo más difícil de su labor es lograr la sensibilización de los padres de familia en pro del acercamiento permanente con sus hijos, por ello promueve el amor, el respeto y la confi anza, elementos fun-damentales que deben permanecer por siempre en el núcleo familiar. Sin embargo, hasta el momento se han visto frutos de lo sembrado y eso es un gran paso.

Lo más gratifi cante para ella, ade-más de ver la satisfacción de sus ni-ños, es saber que después de que crecen, siguen recordando aquel lugar, lo agradable que pasaban y cómo los preparaban para ser per-sonas seguras de sí mismas, tanto es así, que vuelven con sus hijos al Hogar para entregar su cuidado a ese va-lioso personal, que tiene como meta formar seres integrales que puedan aportar a nuestra sociedad.

Texto: Yasmín Viviana GaravitoFotografías: Archivo Hogar Infantil Martha Cecilia

es lo que le debemos a nuestra infancia

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Edición especial

En laComuna 8los semáforosestán vivos

n nuestra comuna existen personas que se ocupan de dirigir el tránsito por nues-tras estrechas calles. Este trabajo comuni-tario se hace en la vía hacia Llanaditas, en la Y de la “Estrechura”, en la principal loma de Villatina hacia el Campo Santo, en la entrada a Villatina por los rieles y en otras partes del sector.

Hace aproximadamente 10 años, Manue-la Álvarez Gallego, una niña (ahora joven) que vive en la entrada de Villatina por los rieles, comenzó a guiar el tránsito que sube y baja por la estrecha vía que le da entrada al barrio desde la calle 52. Ma-nuela lo hacía después de llegar del cole-gio y en vacaciones, por iniciativa propia, a los carros que bajaban les indicaba con su mano que pararan y así le daba paso a los que subían, algunos conductores que valoraban su empeño le regalaban mone-

das que ella gastaba en mecato o en video juegos. Cuando creció, ya no quiso seguir de “tráfi co” y la empezó a remplazar, primero, don Luis Eduardo Bedo-ya Ramos, hace cuatro años, y luego, don Luis Mario Grajales Mon-salve, quienes ahora comparten este traba-jo, una semana el uno y otra semana el otro.

Don Luis Eduardo nació en Medellín, es pensionado y vive en el barrio La Libertad. Don Luis Mario es discapacitado por arma de fuego, llegó de Montería hace cinco años, vive con su mamá y otro hermano también discapacitado, hace dos años que se ubica como “tráfi co”, su casa queda al frente de este trabajo. Las jornadas de estos dos hombres comienzan a las 6:00 a.m. y se extienden hasta las 11:00 p.m. Durante el día ven subir y bajar los colectivos de Villatina, el carro de la leche, el de la cerveza, proveedores de tiendas, los carros de EPM, volquetas, particulares y motos que circulan por el sec-tor, como una caravana interminable pidiendo vía, de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba.

Sin duda alguna, la labor de estos dos hombres es vital para que fl uya el tránsito por esta calle. Algunos conductores a ve-ces los insultan, les dicen “dormidos” y otras groserías, cuando el paso no se los dan como ellos desean. “Cuando no pueden estar, pues la lluvia se los impide, se forman pleitos y ale-gatos, la congestión llega y el ruido de los carros, el humo y los pitos alteran la tranquilidad del sector”, nos cuenta doña Teresa Gallego Echeverri, la abuela de Manuela, quien vive hace 20 años en la curva donde se ubican los “tráfi cos”. Las mejores épocas de estos guías llegan con la navidad, pues les dan aguinaldos y las monedas se multiplican. “De este trabajo apenas si se hace para medio sobrevivir… moneditas, moneditas que nos dan, de cien carros, dos paran y estiran la mano”, nos cuenta Luis Mario. En un día malo apenas si se hacen lo mínimo “para el arroz”, y en un día bueno, alcanzan a tener unos quince mil pesitos.

El mayor obsequio que le han dado a don Luis Mario ha sido una camisa y una cachucha nueva, que le regaló un amigo conductor de moto. A don Luis Mario le dicen “El buen Tráfi -co”, él nos cuenta que para hacer este trabajo se necesita ser “avispado”, “ser vivo con el ojo”, que no se junten dos carros en sentido contrario y tener disposición para aguantar el sol.

ETexto: Raúl Soto RodríguezFotografías: Lizeth Palacio

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Medellín, noviembre de 201114

Edición especial

En la Comuna Ocho, mucho se ha ha-blado acerca de los grupos pobla-cionales, y casi todos los sabemos de memoria, pero nunca nos hemos pues-to a averiguar sobre aquellas perso-nas que representan a estos grupos en la Comuna, cuáles han sido sus luchas y cuáles son las circunstancias que las han llevado a donde están en este momento.

Este es el caso de Hilda Domicó Bai-larín, lideresa no solo de la población indígena, sino también de las mujeres. Una mujer que desde que era una niña ha estado convencida de lo que quie-

re, lo que es y lo que va hacer para sí misma y para la población indígena de la Comuna Ocho y la ciudad.

“Yo empecé a liderar procesos socia-les desde que tenía cinco años, cuan-do eso vivía en el Urabá antioqueño”, recuerda Hilda mirando al cielo y son-riendo como si todo tiempo pasado hubiese sido mejor, “mi padre era un gran líder indígena, era el goberna-dor de dieciocho comunidades indíge-nas en el Municipio de Mutatá”.

Y es que bastaba verla mirando al cielo, con una enorme sonrisa en su

boca y el brillo en sus ojos al referirse a su padre, para saber del profundo amor y admiración que le tenía.

“A los cinco años, retoma Hilda, yo acompañaba a mi papá, caminába-mos días enteros, amanecíamos en tambos, cuando eso no se hablaba de cabildos ni de resguardos, los in-dígenas vivíamos a mucha distancia el uno del otro, para llegar había que cruzar ríos, selva, montañas. Mi vida era así, yo me anduve todo el territorio, viajábamos a Panamá, Pu-tumayo y a otros pueblos a conocer las diferentes etnias indígenas en Co-

lombia, esto porque en un momento llegamos a pensar que éramos los únicos, y esto me dio la oportunidad de conocer muchas cosas nuevas y de saber que teníamos otras costumbres y distintas lenguas”.

Todo este proceso, recuerda con emo-ción en sus palabras, la llevó a ser secretaria del cabildo mayor, que estaba conformado por dieciocho co-munidades indígenas, cuando apenas tenía trece años, y posteriormente, a ser nombrada docente con enfoque etno-educativo para una comunidad cuando cumplió los dieciséis años.

“Cómo lleguéa la Comuna Ocho

es una historiabien larga”

Texto: Mauricio Aristizábal Agudelo

Fotografía: Raúl Soto Rodríguez

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Medellín, noviembre de 201115

Edición especial

“Yo le trabajé dos años gratis a esa comunidad, porque era menor de edad y el Estado no reconocía la vin-culación de menores de edad a esas responsabilidades, entonces cuando ya cumplí los dieciocho años, y lle-vaba dos años de experiencia, pude ser reconocida”.

Y ese reconocimiento, según Hilda, no se gana rápidamente, la comunidad entera tiene que avalar las personas que van a desempeñar un rol específi -co en ella, tiene que haberle hecho un seguimiento a su proceso.

Hilda trabajó diez años en su comuni-dad como docente, después de esto, en 1997, toda la población, es decir, las dieciocho comunidades indígenas, padeció el desplazamiento.

“Primero, recuerda Hilda, fue la muer-te de los líderes, que en ese momento eran mi familia, debido a esto yo re-sulté amenazada de muerte y fue así como tuve que salir de la región”.

Su llegada a la Comuna Ocho“Yo llegué a la Comuna Ocho en el año 2003, ya había estado antes en

Medellín pero escondida y por muy poco tiempo, en ese momento tuve la oportunidad de salir del país y de reci-bir orientación, gracias a las personas que lideraban algunas organizacio-nes, que me ayudaron en ese momen-to a buscar una beca para estudiar liderazgo en la región andina con la Organización de Estados Americanos (OEA), el Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNI-FEM), el Banco Interamericano de De-sarrollo (BID), el Programa de Apoyo al Liderazgo de la mujer(PROLEAD); organizaciones que defi enden y pro-mueven la participación social y po-lítica de las mujeres en la región an-dina. Concursé en el programa y fui becaria de él por tres años, después de esto llegué a Bogotá, y a través de un senador con el que trabajé allá como asistente, pude restablecerme acá con la población que más o me-nos conocía. Fue así como llegué a la Comuna Ocho”.

Hilda vino a la Comuna buscando pro-tección, pero cuando llegó acá se vio en la necesidad de acompañar pro-cesos porque, según ella, era testigo de la constante violación de los dere-

chos de las poblaciones indígenas y en especial de las mujeres, cosa que ella nunca soportaría, debido al gran sentido de lucha y entrega que culti-varon en ella desde niña sus padres, su pueblo y sus batallas.

“Yo empecé en el movimiento social de mujeres, un proceso de ciudad, pero día a día las situaciones de vul-neración de los derechos de la po-blación indígena y las mujeres me han ubicado en la Comuna Ocho y acá estoy”.

Hilda actualmente juega varios roles de liderazgo en la Comuna Ocho, es la representante ante el consejo de gestión por la población indígena de la Comuna y también apoya a las mujeres desde su labor como Coges-tora de la Secretaría de las Mujeres, acompañando el proyecto de colecti-vo de mujeres.

Su sueño“Yo me sueño con una parcela o una ciudadela para nosotras y nosotros los indígenas, donde no solamente podamos habitar, sino

que también podamos disfrutar de todo lo que sabemos como población indígena, que podamos tener un de-sarrollo acorde a nuestras culturas, sin dejar de atender esas ofertas institucionales que llegan desde la ciudad, porque hay una gran necesi-dad de tener el conocimiento de los dos contextos. Cuando nos sentamos a conversar, sentimos que todo se nos está quedando aquí, todo se lo absorbe la exigencia diaria que hay acá y tenemos poco espacio para poder refl exionar de las cosas que nosotros queremos que se fortalezcan y se vean”.

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Hilda actualmente juega varios roles de liderazgo en la Comuna Ocho, es la representante ante el consejo de gestión por la población indígena de la Comuna y también apoya a las mujeres desde su labor como Coges-tora de la Secretaría de las Mujeres, acompañando el proyecto de colecti-vo de mujeres.

“Yo me sueño con una parcela o una ciudadela para nosotras y nosotros los indígenas, donde no solamente podamos habitar, sino

y se vean”.

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