vínculo madre hija

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Madres e hijas: el vínculo que sana, el vínculo que hiere 19.07.2015, 20:07 TENDENCIAS, EL CIUDADANO Nuestras células se dividieron y desarrollaron al ritmo de los latidos de su corazón; nuestra piel, nuestro pelo, corazón, pulmones y huesos fueron alimentados por su sangre, sangre que estaba llena de las sustancias neuroquímicas formadas como respuesta a sus pensamientos, creencias y emociones. Si sentía miedo, ansiedad, nerviosismo, o se sentía muy desgraciada por el embarazo, nuestro cuerpo se enteró de eso; si se sentía segura, feliz y satisfecha, también lo notamos. Christiane Northrup Cada hija lleva consigo a su madre. Es un vínculo eterno del que nunca nos podremos desligar. Porque, si algo debe quedarnos claro, es que siempre contendremos algo de nuestra madre. Para tener salud y ser felices, cada una de nosotras tenemos que conocer de qué manera nuestra madre influyó en nuestra historia y cómo sigue haciéndolo. Ella es la que antes de nacer nos ofrece nuestra primera experiencia de cariño y de sustento. Y es a través de ella que comprendemos qué es ser mujer y cómo podemos cuidar o descuidar nuestro cuerpo. 1

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Vínculo Madre Hija

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Page 1: Vínculo Madre Hija

Madres e hijas: el vínculo que sana, el vínculo que hiere

19.07.2015, 20:07

TENDENCIAS, EL CIUDADANO

 

Nuestras células se dividieron y desarrollaron al ritmo de los latidos

de su corazón; nuestra piel, nuestro pelo, corazón, pulmones y

huesos fueron alimentados por su sangre, sangre que estaba llena de

las sustancias neuroquímicas formadas como respuesta a sus

pensamientos, creencias y emociones. Si sentía miedo, ansiedad,

nerviosismo, o se sentía muy desgraciada por el embarazo, nuestro

cuerpo se enteró de eso; si se sentía segura, feliz y satisfecha,

también lo notamos.

Christiane Northrup

Cada hija lleva consigo a su madre. Es un vínculo eterno del que

nunca nos podremos desligar.  Porque, si algo debe quedarnos claro,

es que siempre contendremos algo de nuestra madre.

Para tener salud y ser felices, cada una de nosotras tenemos

que conocer de qué manera nuestra madre influyó en nuestra

historia y cómo sigue haciéndolo. Ella es la que antes de nacer

nos ofrece nuestra primera experiencia de cariño y de sustento. Y es

a través de ella que comprendemos qué es ser mujer y cómo

podemos cuidar o descuidar nuestro cuerpo.

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Page 2: Vínculo Madre Hija

El legado que heredamos de nuestras madresLa mejor herencia de una madre a una hija es haberse sanado como mujer. Christiane Northrup

Cualquier mujer, sea o no sea madre, lleva consigo las

consecuencias de la relación que ha tenido con su

progenitora. Si esta ha transmitido mensajes positivos acerca del

cuerpo femenino y de la manera en la que hay que trabajarlo y

cuidarlo, sus enseñanzas siempre formarán parte de una guía para su

salud física y emocional.

Sin embargo, la influencia de una madre también puede

resultar problemática cuando el papel que ejerce resulta tóxico

debido a una actitud descuidada, celosa, chantajista o controladora.

Cuando conseguimos comprender los efectos que la crianza ha tenido

en nosotras, comenzamos a estar dispuestas a comprendernos,

a sanarnos, a ser capaces de asimilar lo que creemos de nuestro

cuerpo o a explorar lo que consideramos posible conseguir en la vida.

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Page 3: Vínculo Madre Hija

La atención materna, un nutriente esencial para toda la

vidaCuando una cámara de televisión enfoca a alguien del público en un

evento deportivo o cualquier otro acontecimiento… ¿Qué grita la

gente generalmente? “¡¡Hola mamá!!”.

Casi todos nosotros tenemos la necesidad de ser vistos por

nuestras madres, buscamos su aprobación. En origen, esta

dependencia obedece a cuestiones biológicas, pues las necesitamos

para subsistir durante muchos años; sin embargo, la necesidad de

afecto y de aprobación se forja desde el minuto uno, desde que la

miramos para ver si algo estamos haciendo bien o si somos

merecedores de una caricia.

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Page 4: Vínculo Madre Hija

Tal y como señala Northrup, el vínculo madre-hija está

estratégicamente diseñado para ser una de las relaciones

más positivas, comprensivas e íntimas que tendremos en la

vida. Sin embargo, esto no siempre sucede así…

Con el paso de los años esta necesidad de aprobación puede

volverse patológica, generando unas obligaciones emocionales que

propiciarán que nuestra madre tenga el poder de nuestro bienestar

durante toda o casi toda nuestra vida.

El hecho de que nuestra madre nos reconozca y nos acepte es una sed que tenemos que saciar, a pesar de que para ello tengamos que sufrir.  Esto supone una pérdida de independencia y de libertad que nos apaga y nos transforma.

¿Cómo comenzar a crecer como mujer y como hija?

No podemos escapar de ese vínculo, pues sea o no sea sano, manejará siempre de nuestro futuro a su antojo.

La decisión de crecer implica limpiar las heridas emocionales

o cualquier cuestión que haya quedado inconclusa en la

primera mitad de nuestra vida. Esta transición no es una tarea

fácil, pues primero tenemos que detectar cuáles son las partes de la

relación materno-filial que requieren de resolución y curación.

De ello depende nuestro sentimiento de valía presente y futuro. Esto

sucede porque siempre hay una parte de nosotras que piensa que

debemos darnos en exceso a nuestra familia o a nuestra pareja para

ser merecedoras de amor.

La maternidad e incluso el amor de mujer siguen siendo

sinónimos culturales de sacrificio en la mente colectiva. Esto

supone que nuestras necesidades queden  siempre relegadas al

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Page 5: Vínculo Madre Hija

cumplimiento o no de las de los demás. Como consecuencia, no nos

dedicamos a cultivar nuestra mente de mujer, sino a moldearla al

gusto de la sociedad en la que vivimos.

Las expectativas del mundo sobre nosotras pueden llegar a ser muy

crueles. De hecho, yo hablaría de que constituyen un verdadero

veneno que nos obliga a olvidar nuestra individualidad.

Esta son las razones que hacen tan necesaria la ruptura con la cadena del dolor y la sanación íntegra de nuestros vínculos, o los recuerdos que tenemos de ellos. Debemos percatarnos de que estos hace tiempo que se convirtieron en espirituales y, por lo tanto, nos toca hacer las paces con las rarezas con las que nos tocó vivir. Sean o no sean tan malas.

Fuente: Madres e hijas de Christiane Northrup

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