villacañas. fausto

Upload: anamonteverdi

Post on 03-Apr-2018

218 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

  • 7/29/2019 Villacaas. Fausto

    1/11

    FREUD SOBRE FAUSTO:

    SUSTITUCIONES DE LA

    OMNIPOTENCIA

    Jos Luis Villacaas BerlangaUniversidad de Murcia

    ABSTRACT:In Freuds works, literature has an undeniable significanceas well as a remarkable hermeneutical funtion, specially the great

    literature of Classicism. Fictional figures such as Goethes Faust giveexpression to general forces inside the subjectivity. This article arguesthat there is a very influential Faustian-Universe that goes throughFreuds visions and that psychoanalysis is in debt to some extent withGoethes masterpiece, for instance, in its reevaluation of the idea of Bil-dung, that during the Age of Enlightenment had to do with an ethicalimperative of making one himself. The faustian adventure can be seenlike a seek towards that particular kind of immortality to be tastedin-this-world that consists of an unending Will of Power ( omnipotence)followed by an incessant Wish for Pleasure. But Freud has an importantpoint in common with Goethe: Faust, finally, becomes so entranced byone passing moment that he wishes that things will never change, andthis means not only that his life is forfeit to de Devil, but somethingdeeper, namely, that both his expectations for pleasure and wish foromnipotence must stop and have to accept the human idea of Death.

    KEY WORDS:Faust, Goethe and Freud, freedom and difference,enlightenment, subjectivity and power.

    RESUMEN: Freud puso en valor la capacidad hermenutica dela literatura, en especial la del clasicismo. Las figuras literarias

    dan expresin a fuerzas subjetivas que operan en cada indivduo,como formaciones esenciales de la psique. La literatura es la hue-lla de un proceso de humanizacin y autoconciencia. Este ensayoanaliza la deuda de Freud con Goethe, ms especficamente, elcosmos fustico de Freud, a partir de la recuperacin de la ideailustrada de Bildung o formacin del sujeto en tanto trabajo des mismo. Fausto es para Freud una fuerza tica representativadel desplazamiento de un ideal de omnipotencia hacia la accinintramundana. Esa mefistoflica versin de la inmortalidad queformaban la pulsin de poder y las expectativas ilimitadas de pla-cer cesa ante la diferencia y la libertad, ante el reconocimiento delo inalcanzable y la finitud. El gran descubrimiento freudiano enFausto pasa por la aceptacin de la propia muerte, que reclamatambin su propio goce.

    PALABRAS CLAVE: Freud y Goethe, Fausto, ilustracin y psicoan-lisis, formacin de la subjetividad, filosofa de la naturaleza, poder,republicanismo, libertad y diferencia.

    1. LITERATURAYVIDA

    Sea cual sea la opinin que se tenga del fundador del psi-coanlisis, nadie entre nosotros podr ignorar este hechocentral: Freud hizo verosmil una intensa relacin entreliteratura y vida. En este sentido, ultim el programa em-prendido por Nietzsche1. Ambos autores, como es sabido,creyeron que un nuevo ser humano, con una nueva per-cepcin acerca de s mismo, se podra seguir de una nuevacapacidad de integrar en su vida hroes trgicos. Freud, sin

    embargo, adopt siempre un punto de vista ms bien clsi-co, por lo que desde aqu podemos identificar una afinidadsuperior entre l y la figura de Goethe. Si bien Nietzschedemandaba una nueva tragedia, a la altura de un ser hu-mano que estuviera ms all del hombre, Freud se atuvoa la capacidad normativa del clasicismo. De esta manera,dot de eficacia la capacidad hermenutica que acerca delser humano mostraba la literatura clsica. En este asuntoestaba en juego la concepcin del genio creador. En la lnea

    de Goethe, Freud siempre acept ciertas constantes de la

    naturaleza humana y se senta autorizado a despreciarcomo un elemento propio del mito ario toda la retricaaristocratizante de Nietzsshe. La fina irona de Freud re-sida en acercar los modelos heroicos de la tradicin a lasdimensiones de la subjetividad compartidas por todos losseres humanos. Edipo no era el destino propio de un rey deTebas, sino la expresin de fuerzas bsicas propias de todoslos infantes. Freud, as, democratiz la tragedia y entreg ala vida humana ms sencilla todos los rasgos de la percep-

    cin aristocrtica del mundo. No aprecio aqu un elementode irona. En cierto modo, Freud tom al pie de la letra laexpresin de Nietzsche de que un alma aristocrtica eraaquella capaz de aguantar profundos dolores. Freud nosense que todos los hombres sufran y, adems, que todoslos hombres sufran ms o menos lo mismo y por lo mismo.Para identificar los componentes de ese sufrimiento slotenamos que mirar las grandes figuras literarias: Edipo,Hamlet, el rey Lear o Don Quijote.

    ARBOR Ciencia, Pensamiento y Cultura

    CLXXXIII 723 enero-febrero (2007) 123-133 ISSN: 0210-1963

  • 7/29/2019 Villacaas. Fausto

    2/11

    ARBOR CLXXXIII 723 enero-febrero [2007] 123-133 ISSN: 0210-1963

    723N

    124

    FREUDSOBREFAUSTO:SUSTITUCIONESDELAOMNIPOTENCIA

    La antropologa acostumbra a hablar acerca del ser humanocomo aquel que tiene un parto prematuro y la mitologa,desde Prometeo a Cristo, nos ensea que el ser humanoslo puede asegurar su futuro si tiene algo as como un se-gundo nacimiento, una segunda creacin. Freud, de maneraconvergente, ha mostrado los dolores de ese segundo parto,el sufrimiento de convertirnos en seres humanos a partirde manojos de pulsiones, de fuerzas psquicas caticas, deangustias y deseos desordenados, del trabajo sin pautas delrecuerdo y del duro esfuerzo de organizacin psquica. Lahistoria de la literatura es la huella ms esplndida y cons-ciente de este trabajo del psiquismo en el que los seres hu-manos se empean en alcanzar un fruto complicado, difcil,sin garantas: la propia humanizacin. A partir de la obra deFreud, las grandes figuras literarias no se presentaron comomeras creaciones objetivas del espritu humano. Antes bien,daban expresin a fuerzas subjetivas que seguan operandoen cada uno de nosotros, los lectores. La sustancia del cla-sicismo consista en que esas pulsiones servan de base altrabajo psquico de cada generacin, atada a esos temas, aesos personajes, reclamando la repeticin, la reencarnacinen cada nuevo caso, en cada nuevo cuerpo, en cada nuevapsique. La literatura era la huella de un proceso de huma-nizacin y de autoconciencia que haba empezado muchotiempo atrs, pero que con los grandes clsicos alcanzabasu plenitud formal.

    Freud daba un paso ms all, ejerca un segundo momen-to reflexivo, y elevaba todas aquellas obras a sntoma dedomesticacin de las fuerzas humanas y de nuestra capa-cidad para reconocerlas y vivir con ellas, sin necesidad deestar condenados a las tragedias. Tras la pulsin formadorade mitos que haba comenzado con los griegos, la obradel psicoanlisis retornaba al ser humano aquellas lejanascreaciones literarias. Lejos de ser expresin accidental deun genio, las grandes figuras mticas eran formacionesesenciales de la psique. Los genios literarios, sus autores,lo eran slo porque perciban con fuerza e intensidad esas

    pulsiones, le daban forman, las dominaban y las introdu-can en las biografas de manera oportuna. Su dimensinpedaggica consista en que tornaban familiares esaspulsiones de la humanidad y, tras esa domesticacin, en-seaban a sobrellevarlas mejor. La ilustracin, con todo sucomponente democrtico, ofreca la posibilidad de inter-pretar nuestras propias existencias a partir de esas figurasliterarias en las que el drama de las pulsiones psquicas sehaca consciente, inocultable.

    2. HIJOSPREDILECTOSDELANATURALEZA

    Desde este punto de vista, el de Freud es un pensamientode la naturaleza2. Uno paradjico, mas no menos intenso.El ser humano manifestaba unas constantes a la horade dar forma a impulsos y anhelos libres. Caracterizadoinicialmente por una carencia de forma, procedente deuna prehistoria vital en la que los afectos, los deseos,los anhelos y los sentimientos han operado mucho antesde que los conozcamos y sean conscientes3, condenado atener que conocer esos tiempos prehistricos e incons-cientes mediante el duro ejercicio de la memoria, incapazde orientarse en ella de una manera propia, autnoma,objetiva, inmediata; carente de todo sentido de la verdadacerca de s mismo, el ser humano se manifestaba anteFreud como un actor torpe que, curiosamente, tropiezacasi siempre en las mismas trampas y se queda pegado alos mismos dainos placeres. La patologa constante ascaracterizada, y la capacidad que el psicoanlisis mostrabade inducir una cura, dos supuestos de toda literatura, per-mitan asegurar la existencia de una naturaleza humanaquiz el tercer supuesto del clasicismo. Pues bien, estepensamiento, que el ser humano tiene una naturaleza, yque Freud estaba destinado a ser el cientfico que podallegar a descubrirla, es la deuda ms bsica que nuestroautor tiene con Goethe4.

    Lo paradjico de esta idea una de las intuiciones ms pe-netrantes de Freud consista en que la naturaleza parecapresentar ms bien la constancia de la patologa, de unactuar errado y fallido. Sin duda, esta tesis deba explicarsesin echar mano de las metforas mticas de la cada y delpecado. Lo natural en el ser humano no sera tanto unaesencia que se pudiera descubrir y explicar, sino la inexo-rable tarea, sin garantas, de elaborar el difcil trnsito deun manojo de pulsiones psquicas informes e inconscientesa lo que llamamos un ser humano. La nica regla de estetrnsito la ofrecan ciertas figuras patolgicas, sintomti-

    cas, de las que nos habla la literatura. Carente de un seroriginario, de un modelo cerrado, lo que el ser humanohaca de s mismo era persistentemente frgil, problem-tico. Tanto era as que resultaba muy difcil trazar unadiferencia entre la salud y la enfermedad. El carcter cons-truido de todo ser humano ofrece a nuestra vida adultauna dimensin artificial y metafrica que no est exentade dimensiones patolgicas, tan pronto resulta subrayadoo borrado uno de los elementos a tener en cuenta. En

  • 7/29/2019 Villacaas. Fausto

    3/11

    ARBOR CLXXXIII 723 enero-febrero [2007] 123-133 ISSN: 0210-1963 125

    JOSLUISVILLACAASBERLANGA

    este sentido, conocer al ser humano, para Freud, consistaen ocuparse de la accin de forjarse a s mismo y esto noera algo diferente a ocuparse de la humanidad doliente,sin duda. Desde este punto de vista, Freud comparta ladivisa bsica de la ilustracin: sin un esfuerzo especial pormantener en su ser, el ser humano regresaba a un estadoinfantil y de minora de edad, que le incapacitaba parahacerse cargo de su propia existencia5.

    Ese conjunto de evidencias, aunque ya se est perdiendopara las generaciones futuras, embarcadas en procesos deconstruccin tcnica masiva de la subjetividad, constituyeel legado de la poca clsica burguesa, la poca de la Bil-dung, que entregaba la formacin del sujeto al trabajo des6. Freud, tanto como el ltimo Foucault, fue un egregiorepresentante de esta filosofa humanista de la Bildung,que todava concede su centralidad al logos y a la palabra,no a la imagen y a los simulacros7. Como todos ellos, Freudpens que exista una intensa relacin entre la Bildung yla literatura y entre ambas cosas y el estatuto catico delser humano previo al trabajo del espritu. La accin de for-marse, propia de cada sujeto, era en cierto modo el trabajode analizar la propia vida a partir de los personajes de laliteratura. Para esta poca clsica no haba posibilidad deconfigurar un ethos sin interpretar la propia vida a la luzde los modelos literarios en circulacin8. En consecuencia,para ellos no haba posibilidad de dominar el dolor de losseres humanos sin aproximarse a los personajes sufrien-tes de la literatura. En este orden de cosas, sabemos quela literatura inglesa era la preferida de Freud, su deseofavorito como lector. En este sentido, no habra un con-cepto apropiado de enfermedad psquica sin referencia alos traumas controlados y descritos por los escritores dehistorias literarias.

    Pero tampoco, y en contrapunto, un concepto de salud.Hay suficientes pruebas de que esta visin de lo humanoprocede de Goethe, a los ojos de Freud un hombre bas-

    tante armonioso. Ernst Jones nos record el pasaje en elque Freud confesaba que fue el hecho de haber odo elhermoso ensayo de Goethe sobre la naturaleza [...], loque me decidi a comenzar el estudio de la medicina9.Este pasaje confirma todo lo dicho hasta ahora. Freudsiempre se sinti como uno de los hijos favoritos de lanaturaleza, uno de aquellos a los que sta tena el gustode revelar algunos de sus secretos. l saba que no sloen la enfermedad se abra ese libro y se le ofreca una

    comprensin. Supo apreciar algunos milagros de salud.Ha llamado la atencin de la crtica el hecho de que Freudse empeara en un estudio paralelo de dos personajesfundamentales de la cultura europea: Leonardo y Goethe.A los dos dedic sendos trabajos acerca de sus recuerdosinfantiles y valor sus vidas en trminos de equilibrio depulsiones encontradas. Leonardo sucumbi en este pro-yecto y por eso conoci el dolor y la tragedia personal deuna vida truncada. Goethe alcanz este equilibrio entrela dimensin artstica y su pulsin hacia la investigacin.Como es natural, Freud se vea a s mismo en la lnea deGoethe. Por una parte, tena la certeza de haber compren-dido algo de los enigmas del mundo10. Por otra, estabaseguro de que en ese esfuerzo haba logrado cimas deexpresin artstica literaria, al menos segn la maneraen que una cultura tarda poda desplegarla: a travs deuna obra crtica y de interpretacin. Adems, el literatodel clasicismo haba conocido el amor y en sus cartas laprosa de Goethe es algo ms que un modelo11. En esasntesis, y contra la visin en exceso pesimista de Weber,haba aprendido estrategias y actitudes que Goethe habaexplicado a travs de su personaje Fausto.

    3. TRASLASHUELLASDE FAUSTO

    Fue as como Freud interioriz el famoso personaje deGoethe desde el principio de su carrera y logr hacer de luna fuerza tica de primer orden. Como dir aos despusen su Autobiografa, recordando la avidez de sus aos dejuventud, se vio a s mismo como un personaje fustico12que se dejaba llevar por las enseanzas de Mefisto. Es ascomo se aprende cunta verdad se encierra en la adver-tencia de Mefistfeles: es intil tu continuo vagar de unaa otra ciencia: cada hombre aprende slo aquello que escapaz de aprender. A pesar de todo, Freud interpret estaenseanza de una manera bastante moderna. En lugar de

    abandonar totalmente el gabinete de trabajo cientfico,la renuncia al espritu fustico obtuvo aqu un sentido deespecializacin cientfica, no el abandono de la fe en laciencia13. A pesar de todo, se trataba de una ciencia muyespecial. Tan especial que, en el universo de Fausto, for-maba ms bien parte del mundo del arte. En realidad, setrataba de hacer una ciencia de lo que hasta ese momentoera un arte y slo poda encontrar su camino expresadoen literatura.

  • 7/29/2019 Villacaas. Fausto

    4/11

    ARBOR CLXXXIII 723 enero-febrero [2007] 123-133 ISSN: 0210-1963

    723N

    126

    FREUDSOBREFAUSTO:SUSTITUCIONESDELAOMNIPOTENCIA

    No es la influencia directa de Platn, aunque parte de unaevidencia platnica. El ser humano slo puede ordenarseseleccionando recuerdos, interpretndose. Esto, que fue latarea de la filosofa, y que caracteriz el talento de Freud14,haba sido entre tanto el trabajo que haba llevado aGoethe a escribir el Fausto. Al reproducir ese trabajo, Freudculmin una obra de conocimiento, de arte y de tica, es-tructura que mantuvo toda su vida. Siempre ha admirado ala crtica que el hombre sereno de Weimar mantuviera vivala llama de su creacin mientras mantuvo vivo el alientode su vida. Ambas realidades, la obra y la existencia, seapagaron a la vez, como si cumplieran al pie de la letraaquella exclamacin, detente, eres tan bello!. El trabajode construccin artstica del recuerdo y el trabajo de laexistencia humana se confundieron aqu y eso concede aesta obra su estatuto de smbolo de una humanidad que yasabe que tiene que construirse a s misma. En este sentido,Freud no es un caso de menor fidelidad.

    Cuando Freud recibi el premio Goethe, que sin embargono pudo recoger personalmente, ofreci un pequeo en-sayo en el que con sencillez puso todo su trabajo analticobajo la advocacin de los primeros versos de Fausto. En laZueignung goethiana a la edicin final, vio Freud al des-cubierto la fuerza psquica incomparable de los primerosvnculos de la infancia. Aquellas palabras que dan inicioal poema

    Ihr naht euch wieder, schwankende Gestalten,Die frh sich einst dem trben Blick gezeigt

    Versuchich wohl, euch diesmal festzuhalten?Fhlich mein Herz noch jenem Wahn geneigt15

    le parecan a Freud que podan ser repetidas por cualquieraque se dispusiera al anlisis. Como en el propio Goethe,la percepcin de Freud mostraba que la fijacin a estassombras primeras de la infancia, una fijacin perenne queatravesaba la vida humana entera, era la inclinacin mspatolgica del ser humano, pero al mismo tiempo la nicaque le daba consistencia a un ser que, de otra manera, nola tendra. Lo que nos constituye es la enfermedad. Esteaspecto mixto de afecto y de rechazo, esa capacidad deturbacin, de amor y de dolor, de amistad y de queja16,despertados una y otra vez mediante el recuerdo, ofre-cen a la vida ese aspecto enfermizo que hace necesarioel anlisis y la interpretacin. En el ensayo de Freud secitaba el pasaje de una composicin potica de Goethe,

    la ltima versin de An den Mond. All se caracteriz a lavida humana como el Labyrinth der Brust, el laberintodel pecho. En los primeros versos de Fausto, Goethe repitela metfora en un verso formidable. Aquel caos de afectosconfigura des Lebens labyrinthisch irren Lauf, el cursolaberntico de la vida. En el pequeo poema dedicado a laluna, sin embargo, este laberinto erraba en la noche y allforjaba aquello que los hombres no saben ni piensan de smismos17. Freud insisti en que aqu se reunan dos preci-sas anticipaciones de otros tantos descubrimientos suyos:que los sueos eran la consecucin del trabajo del almatal y como se produce en la vigilia, y que ese trabajo tienesu topos central en el inconsciente. Disolver el enigma deese trabajo del inconsciente era la gloria reservada a lpor la naturaleza.

    En cierto modo, hacerse un carcter, construirse a s mis-mo, era una experiencia de naturaleza fustica e implicabaconocer las fuerzas que llevan al ser humano a perderla inocencia y le incitan al intento de controlarlas en suseno18. Se trataba de fuerzas que podran ser destructivas ytoda persona deba encontrar la manera de transformarlasen constructivas. Era la vieja cancin de los Fuegos Fatuos,las luces errticas [Irrlichter], que dice as: Von dem Sum-pfe kommen wir/woraus wir erst entstanden19. En todocaso, se trataba de fuerzas que emergan en la noche deWalpurgis, el smbolo del desorden nocturno, laberntico.Esa noche, que de hecho es la sustancia misma de Fausto,deba ser transformada en algo de luz, por mucho quefuera una luz errtica20. Esta era la enseanza misma deMefisto, ese diablo menor, genio de la humanidad, quesiempre aspira a hacer el mal y que siempre acaba hacien-do el bien. Por eso, cuando Mefisto se dispone a acompaara Fausto en la noche de Walpurgis, iluminados ambos porla dbil fuerza del fuego fatuo, en una atmsfera que esuna repeticin de aquella de los primeros versos del poema,dice el coro de los tres personajes.

    In die Traum und Zaubersphresind wir, scheint es, eingegangen21.

    Freud no cit estos versos en su escrito de gratitud porla concesin del premio Goethe, desde luego. En realidad,estos versos no implicaban un avance verdadero en la de-finicin de los paralelismos entre sus intuiciones centralesy las de Goethe. Mas, de haber relacionado la noche en laque circula el inconsciente en sus laberintos con la noche

  • 7/29/2019 Villacaas. Fausto

    5/11

    ARBOR CLXXXIII 723 enero-febrero [2007] 123-133 ISSN: 0210-1963 127

    JOSLUISVILLACAASBERLANGA

    de Walpurgis, Freud habra podido percibir que la metforaque domina el paso de los caminantes es zu des BsenHaus, hacia la casa del Mal22. Walpurgis es para siempre elescenario de la locura23. Cuando Mefisto seala hacia esacasa, dice Fausto: Da muss sich manches Rtsel lsen24.La frase es exactamente la misma que Freud aadi a losversos dedicados a la Luna: Nur das Rtsel der Traumes-tellung findet dabei keine Auflsung25.

    4. RESISTENCIASAABANDONARLAOMNIPOTENCIA

    A estas alturas podemos confesar la sospecha de que elcosmos fustico de Freud puede extenderse tanto cuantoampliemos la lectura del gran poema de Goethe. Desde lue-go, nuestro autor la realiz de forma muy cumplida. A veces,sin embargo, utiliz formas literarias equivalentes al poemade Goethe que a su parecen cumplan las mismas funcio-nes. Tal fue Les tentations de Saint Antoine de Flaubert, quecompar expresamente a la Walpurgisnacht26. Podramosinvocar el placer pegajoso que ata a Fausto a su sueo, a laimagen muerta de Margarita, a la melancola del paraso,en esa magnfica expresin que sintetiza la relacin del en-fermo con la enfermedad psquica, la forma de vivir de losque habitan la casa del mal, Welch eine Wonne! welch einLeiden!27. Sin embargo, en este placer de la enfermedad noest la clave del enigma que la naturaleza deba permitirleconocer. Es muy curioso que Freud haya sido mucho msexplcito a la hora de asegurar que la solucin del enigma leestaba reservada a l, que a la hora de exponer con sencillezdnde resida el enigma. Muchas veces se expres en estostrminos y quiz esta cuestin permita muchas soluciones28.Quiz la ms extrema y conocida fue la que le haca vincularsu persona a Edipo, no slo en su dimensin del hombre quepadece el destino, sino del hroe poderoso que sabe descifrarlos famosos enigmas29. Desde luego, todo esto tena que vercon el descubrimiento de la sexualidad infantil. En cosascomo estas se suele colocar el valor de Freud: cada uno debeidentificar su enigma propio, la variacin acerca del enigmageneral de la humanidad que es la evolucin del principiode placer. Sin embargo, esta clave es demasiado irrelevantecuando las cosas se miran desde el personaje de Fausto.

    Dnde situar entonces el enigma? Cul fue la verdaderarelacin de la Naturaleza con Freud y qu tiene que verFausto con ella? Supongamos de entrada que la clave es-

    tuviese en la voluntad de placer. El vaco de determinacindel que procede el ser humano se relacionara con el hechode que el sentido del placer no viene determinado porregla alguna. Sin embargo, en todos opera un principio deplacer que no conoce de entrada limitaciones, porque esun a priori formal. Podemos invertir la frase de Nietzschey decir que el hombre prefiere el placer de la enfermedadque el no-placer. El complejo de Edipo es relevante porquecon l emerge el trauma que significa poner lmites al pla-cer. Lo decisivo no es la componente sexual. Ms bien, laclave reside en que algo que haba proliferado sin lmites,la plena disponibilidad de la madre a la hora de atendernuestro placer, ahora los encuentra aunque slo sea por uninstante. La limitacin del principio del placer nos obligaa dotarlo de forma, bien sea mediante fetiches, substitu-tivos alucinatorios, desplazamientos, aplazamientos, aso-ciaciones histricas, o bien mediante la difusa angustiaque acaba generando tabes. El caos psquico surge deun principio de placer que no se resigna a la limitacin. Yesto es as porque en todo ser humano que viene al mundo,el principio de placer supone lo que Schopenahuer llamel error innato de la idea omnipotencia, esa confusinque hace de su voluntad la nica voluntad existente y porello se cree con derecho absoluto. Hoy podemos decir queel complejo de Edipo, lejos de tener como centro la vidasexual, es ms bien el desgarro por el cual se configura elsistema dentro/fuera en la vida psquica, la diferenciacinbsica entre interior y exterior que escinde un mundounitario en el que el deseo no tiene barreras. Lo terribledel ser humano es que este supuesto de omnipotencia esfortalecido durante el tiempo de vida intrauterina, y luegomediante la libre disposicin del cuerpo de la madre y laemergencia de la figura protectora del padre. Es lo de me-nos que este supuesto de omnipotencia sea compensatoriode la verdadera condicin de impotencia que caracteriza alhombre. Alguien podra decir que slo un afecto tan abso-luto puede incitar a la vida a un ser tan precario como elser humano. Como Schopenhauer mantena, slo la ilusinpuede vincular a la vida a un ser al que slo le espera su-frimiento. Sea como sea, la precariedad de la vida humanay no slo en sus orgenes resulta superada por el arrojode un ser que se siente protegido por representaciones deomnipotencia. Cmo atravesar de otra manera una vidarodeada de peligros y precipicios?

    La escena que da inicio al Fausto sugiere que la fuerzapsquica de las experiencias infantiles procede de que en

  • 7/29/2019 Villacaas. Fausto

    6/11

    ARBOR CLXXXIII 723 enero-febrero [2007] 123-133 ISSN: 0210-1963

    723N

    128

    FREUDSOBREFAUSTO:SUS

    TITUCIONESDELAOMNIPOTENCIA

    ellas vivimos anclados a una certeza de omnipotencia, yasea propia, ya sea transferida a los padres. Freud supoteorizar, sin embargo, el supuesto bsico de la dinmica

    del gran auto de Goethe. Encontr que la psique cuentacon un poderoso principio de inercia que hace muy difcilsepararse de lo que alguna vez produjo placer. Nada msdifcil entonces que desprenderse de la representacin deomnipotencia como condicin de seguridad del placer. Estesupuesto es el que lleva a la desesperacin de Fausto y asu pacto con Mefisto. Si miramos el gabinete gtico enel que Fausto, sin saberlo, espera la llegada del pequeodiablo, descubrimos un hombre que hace memoria. Antenosotros confiesa que ya ha abandonado las viejas ofertasque respondieron a la constante exigencia de omnipoten-cia. Como si esta exigencia viniera depositada en nosotrospor una promesa que tomamos perfectamente en serio,no estamos en condiciones de entregarla a pesar de losfracasos. Como una profeca del Apocalipsis, obtiene mscredibilidad cuanto ms se incumple. Ante Fausto quedan,abandonadas con melancola, ineficaces, las opciones dela religin cristiana antigua, de la magia medieval y de laciencia moderna, los tres caminos seeros hacia la deifi-cacin del hombre occidental. Desde el momento en queFausto pronuncia la nueva palabra, Handlung, accin, hafirmado el pacto con Mefisto. La omnipotencia debida a lapropia accin, la capacidad de realizar por nosotros mis-mos toda la gama de acciones que nos impone el principiode placer, reclama con necesidad la disponibilidad de latotalidad del tiempo. Esa es la premisa. El desplazamientode la omnipotencia a la accin exige eliminar la muerte delhorizonte del hombre. El reinado completo del principio deplacer, la aspiracin a no encontrar resistencia alguna aldeseo, cuando se desplaza a la accin del propio hombre,exige un tiempo infinito, expresin elemental del auto-matismo de la repeticin que luego Nietzsche elevar aprincipio ontolgico de eterno retorno.

    Esta es la premisa del caso Fausto. Un desplazamiento in-tramundano de la aspiracin de omnipotencia que, comosugiere con fuerza el trnsito a la segunda parte de la obrade Goethe, incluye el crimen y la inmersin orgistica enlas aguas del ro Leteo. Sin embargo, la aventura de Fausto,sin duda una prueba de humanidad, no incluye el desenla-ce previsto en el pacto con Mefisto. Ni Fausto dispondr detodo el tiempo, ni su muerte le entregar a las garras delMal. Y es aqu, en la resolucin imprevista de este dilemay no en el principio de placer ni de omnipotencia, donde

    debemos ver la vinculacin central de Freud con el per-sonaje de Goethe y donde debemos identificar el hallazgocentral que la Naturaleza le quiso revelar a su ltimo hijo

    predilecto, Freud. En el fondo, la fabulacin de Goethefue irreverente con el pobre Mefisto, cuya parte del pactojams se le entreg. Sin duda, Goethe nos propone unastira radical de la vieja creencia en el diablo, muy propiade la edad media. El pacto con el diablo se incumple, puesel alma de Fausto es salvada y Mefisto burlado. Desde elpunto de vista de Freud, ese pacto nunca existi sino paradar forma a ciertos deseos. Cuando estos quedan explci-tos y reconocidos, el pacto se rompe como una ilusin yentonces se abre paso la salud y la salvacin.

    Freud, que al final conect el humor a la salud psquica, lle-v hasta el final esta stira, que hace de ese pacto escritocon sangre un papel mojado. Lo hizo en su mal conocidoensayo dedicado a Una neurosis demonaca en el siglo XVII,donde estudia el caso de un pintor que, para potenciar suarte y garantizar un xito mundano, firma un pacto por elcual se compromete a entregar su alma al diablo pasadocierto tiempo. Freud era muy consciente de la cercanade este caso real con el problema Fausto y sorprende queno haya puesto en relacin ambos personajes de manerams explcita30. A pesar de todo, el viens reconoci queel pacto con el diablo colma las expectativas del principiode placer y propone al hombre el ltimo desplazamientodel ideal de omnipotencia31.

    La agudeza de la stira materialista de Freud, como la deGoethe, no consiste tanto en revelar los descarnados deseosque se ocultan tras el pacto, sino en poner de manifiestoun megadeseo, el nico que puede garantizar la sensacinde omnipotencia: el de recuperar al padre omnipotente32.Que el pacto con el diablo tenga el sentido de una susti-tucin del padre amado y protector apenas describe algodiferente de la entrega radical al mundo atravesada porla voluntad de omnipotencia como sustitutivo del Diosmuerto33. As, Fausto ya expresa en literatura todo lo queNietzsche expone en trminos de metafsica. Freud seencargara de mostrar que tras estas visiones sublimadasno hay sino uno de aquellos tipos que conocemos comoeternos nios de pecho, sujetos incapaces de arrancarsede la dichosa situacin del nio lactante [...]. De este modohabra corrido nuestro hroe, en su historial patolgico,el camino que va desde el padre sustentador al demonio,como sustituto paterno34. Que esta leyenda de Fausto re-

  • 7/29/2019 Villacaas. Fausto

    7/11

    ARBOR CLXXXIII 723 enero-febrero [2007] 123-133 ISSN: 0210-1963 129

    JOSLUISVILLACAASBER

    LANGA

    aparezca en la primera crisis moderna del cristianismo nosera entonces un azar. La melancola moderna implicarauna prdida no aceptada respecto a ese Dios padre bon-

    dadoso y omnipotente. Para que la sustitucin opere, porsupuesto, la promesa de eternidad del Dios cristiano tieneque transformarse en promesa de plena disponibilidad deltiempo indefinido en el que acumular poder y placer. Y esoes el diablo. Los malos espritus, dice Freud, deben sustituira los gttliche Mchte, pero slo porque la muerte comoprincipio no ha sido aceptada.

    Y sin embargo, Goethe, con su reelaboracin de la fbulamedieval en la que el cristianismo anticip su crisis, intro-dujo en su personaje algo todava ms fuerte que el prin-cipio de placer y su pulsin de omnipotencia. Ese algo nosofrece, lo repito, el secreto del descubrimiento cientficode Freud. Quiz Mefisto un damon natural, ms que undemonio contaba con ello cuando suscribi el pacto. Elcaso es que, en el camino a travs de la noche de Walpurgisdel mundo, iluminado por los instantneos rayos de luz delos fuegos fatuos de la ilustracin, Fausto pudo encontraralgo que le hizo pronunciar las palabras fatdicas. Fue algoque, de repente, dej atrs al ideal de omnipotencia comovoluntad de poder. Algo que ya no necesit ms tiempo,algo que trajo al puro devenir la perfeccin de un instante.Apreciemos ante todo el contenido de ese algo: En pie, unpueblo libre sobre una tierra libre. El ideal republicano deun pueblo libre sobre una tierra libre, desde cierto punto devista, desplaza la pulsin de omnipotencia humana, desdeluego; pero ahora no bajo la forma del poder y del placer,sino bajo la forma de una completa sustitucin inmanentedel reino de Dios en la Tierra. El ideal de la diferencia delos seres humanos en libertad resulta algo completamentediferente del poder y del placer, ese ideal que promete lalibertad slo bajo la homogeneidad universal y el domi-nio de uno solo. La diferencia es un muro para el deseoomnipotente. Diferencia es aquello de lo que no podemosdisponer. Lo que el fuego fatuo de la ilustracin iluminaen un instante es un mundo de seres humanos entre losque rige la libertad, no el poder; el reconocimiento de ladiferencia, no el deseo omnipotente; la finitud recproca,no la expansin indefinida de la experiencia de uno.

    Fausto se disuelve en este pueblo de seres libres comouno ms y as recupera la condicin humana. Cuandopensamos el estatuto de este algo que hace irrelevantemi inmortalidad, nos damos cuenta de su condicin de

    mero suceso psquico. Se trata de una visin y pasa velozpor la mente de Fausto, como una iluminacin anticipa-toria. Sin embargo, no es una de esas alucinaciones que a

    veces permite que el principio de placer triunfe. Es desdeluego algo parecido a una alucinacin. Se trata de fuegosfatuos del psiquismo. Pero en el xtasis que produce enl esta visin, Fausto ha pronunciado dos palabras igual-mente significativas. Detente, eres tan bello. Ha pedidoal tiempo que se detenga y lo hace en virtud de la bellezadel instante. Frente al Nietzsche que slo se aproximar ala muerte en el xtasis dionisiaco y disolvente, Goethe hadejado que su personaje desprecie la muerte justo en elxtasis apolneo, cuando la visin de un pueblo libre sobreuna tierra libre hace crecer las diferencias humanas impi-diendo la formacin de un poder representativo y supremoque disponga de ellas.

    Deberamos sin embargo reparar en esto: Freud no pensjams que en el instante de la belleza, de la irrupcinmisma de la obra de arte en la vida psquica, se despre-ciara a la muerte. Desde cierto punto de vista, as es, puesMefisto hace acto de presencia para reclamar su parte delpacto. Si recordamos los elementos del contrato, descubri-mos el compromiso de Fausto: no deba pronunciar jamslas palabras estoy satisfecho. El ideal de omnipotenciaforjado por el principio de placer no reconoce sentido al-guno a estas palabras ni acto final al tiempo inmanente.De ah que el Fausto, temporalmente dominado por estadisposicin psquica del principio de placer, crea firmarun pacto que jams se cumplir por su parte. En efecto,tal principio no conoce final. Sin embargo, hablar de lamuerte en trminos de desprecio es slo pensarla desde elprincipio de placer. Fausto, el ignorante de s, cree que nohay nada en su aparato psquico que le lleve a pronunciaraquellas palabras que hasta los Patriarcas, los que vivanen presencia de Dios, deban pronunciar.

    Y sin embargo, las pronunciar. Vendrn mediadas por labelleza de la visin, pero dispararn un goce que respon-de a otro principio diferente del de placer. Lo que lleva aFausto a renunciar a la promesa mundana de inmortalidad,como sustitutivo de la promesa cristiana de eternidad, esel descubrimiento en s, hijo predilecto de la naturaleza,del damon de la muerte, el instinto de muerte, con sugozo esttico. Al hacerlo no slo ha establecido de unaforma rotunda la funcin de la belleza, y sobre todo de laliteratura dentro del trabajo del duelo, de la despedida de

  • 7/29/2019 Villacaas. Fausto

    8/11

    ARBOR CLXXXIII 723 enero-febrero [2007] 123-133 ISSN: 0210-1963

    723N

    130

    FREUDSOBREFAUSTO:SUS

    TITUCIONESDELAOMNIPOTENCIA

    la vida con gozo, sino que ha logrado describir el principiode la salud humana: que la nica verdadera sustitucin dela omnipotencia es la renuncia a la omnipotencia. Slo se

    alcanza perfeccin por la renuncia a la perfeccin, comosaba Scrates y los tericos de la docta ignorancia. Esta esla tarea de la belleza, pues en ella se nos ofrece una omni-potencia formal que se niega a s misma como realidad, lade la visin exttica en la obra de arte que es conscientede su dimensin alucinatoria, ficcional, irreal. Ella detieneel tiempo y nos ofrece el esquema de lo que sera una vidaaceptable que reclama el momento de la muerte a travsde los pasos contados que se entregan a su fin, como un

    fuego fatuo que hubiera dejado en al aire suspendida lavisin de una luz que llena la perfeccin de un instante.

    Que existe un instinto de muerte que reclama tambin sugoce: este es el descubrimiento que Freud persigui en elpersonaje Fausto. Que la nica sustitucin verdadera dela omnipotencia es la aceptacin del principio de muerte:ah se nos ofrece el dualismo bsico de la vida psquica.Que en este goce est implcito la idea de belleza, derelato, de unidad, de finitud, de forma, todo esto parececlaro. Pero no hay que olvidar las dimensiones ticas ypolticas vinculadas a este bello fuego fatuo de la ilus-tracin. Hay una extraa, y todava no analizada relacin,entre la aceptacin de la diferencia y la identificacindel instinto de muerte. Por mi parte, creo que slo unaadecuada interpretacin del imperativo categrico, comoimperativo de encontrar el fin en s, podra abordar esteproblema. El trabajo del duelo como trabajo esttico, queha sido de nuevo puesto en circulacin por el Foucaultdel cuidado de s como obra de arte, no puede olvidarque implica la reduccin de la voluntad de omnipotencia,efecto especfico de potencias ticas de reconocimientode la diferencia y de la limitacin de la dominacin. Nohay trabajo del duelo ni goce relacionado con el instintode muerte sin este organismo esttico, tico y poltico:esa es la tesis final de Freud, la que hace de l un ilus-

    trado resistente por igual a la decepcin y al cinismo, unterico de la finitud en la lnea de Kant. El sueo de lasalud mental no es la salud mental. Pero quiz el final de

    la voluntad de poder pase por interpretar correctamentelos sueos, no por realizarlos.

    En todo caso, volvamos al principio. Una vez, en 1912,en un momento de dificultad, en una agria discusin conmiembros de su escuela, Freud, en pleno debate, cay alsuelo, desmayado. Jung lo llev a un sof ante la inquie-tud de todos. Jones lo cuenta como sigue. Sus primeraspalabras, cuando comenz a volver en s, fueron bien

    extraas: que bello debe ser morir!... un indicio ms deque la ida de morir tena para l un cierto sentido oculto.Este indicio lo haba perseguido en la literatura, como enaquellos versos de W. Scott, en Bride of Lammermoorquebien mirados son un resumen antifustico35, en los quese recomienda no ceder a la omnipotencia del deseo paraacabar con esta sentencia:

    Easy live and happy die

    Such shall be the destiny

    y que Freud mismo tradujo, no sin ironas que preservabaen el anonimato, como

    Stille leb und stirb in FriedenDies wird Dir als Loos beschieden36.

    Quizs tras estas consideraciones no debamos considerarun azar que, cuando en noviembre de 1915, la sociedadgoethiana de Berln le invitase a colaborar en un volu-men que deba aparece con el ttulo Das Land Goethes,el trabajo que enviase se centrase en el tema Sobre loperecedero, la base misma del trabajo del duelo, la expe-riencia que hace de la literatura la respuesta a una pulsinhumana central, el secreto de la naturaleza, el principiode muerte.

  • 7/29/2019 Villacaas. Fausto

    9/11

    ARBOR CLXXXIII 723 enero-febrero [2007] 123-133 ISSN: 0210-1963 131

    JOSLUISVILLACAASBER

    LANGA

    Recibido: 30 de noviembre de 2006

    Aceptado: 15 de diciembre de 2006

    NOTAS

    1 Programa que parta de la mxima de

    Nietzsche: El propio ser es algo quea uno mismo se le oculta: de todoslos tesoros ocultos el de s mismo esel ltimo en ser desenterrado. Jones,Freud, Home SAE, Paids, Barcelona,3 vols. Aqui vol. I, pg. 334.

    2 Jones nos recuerda que Freud, influi-do por Goethe, pas por un breve pe-rodo de Naturphilosophiepantesta.

    Cf. Ob. cit., pg. 54. Si vemos cmodescribe Jones este movimiento, nosdaremos cuenta de que en el fondoest caracterizando las intuicionesms bsicas que del ser humano tieneFreud. El universo, la naturaleza, esun solo y vasto organismo compuestoen ltima instancia de energas, ac-tividades, creaciones, excrecencias,

    organizado bajo la forma de eternosconflictos bsicos, en forma de pola-ridad; y la razn, la vida consciente,la psique, no son ms que el reflejo, laemanacin, de este torbellino incons-ciente. Esta descripcin hace de lanaturaleza un gran sujeto semejanteen todo al pequeo sujeto, un ma-crocosmos parecido al microcosmos.En una ocasin, Freud cont a Joneslo siguiente: Mi vida tuvo una solafinalidad: inferir o intuir cmo estconstruido el aparato psquico y cu-les son las fuerzas que en l operany reaccionan unas sobre otras. Jones,ob. cit., pg. 56.

    3 Como dijeron los sabios espaolesdel barroco, como Saavedra: Nacecon nosotros los afectos y la raznllega despus de muchos aos. Estanaturaleza tarda de la razn apenaspuede emprender efectos constitu-yentes. Constituyente slo la pasin,con sus tempestades furiosas deafectos. Cf. mi trabajo SaavedraFajardo y el final de la edad media,

    en el II. Congreso de Pensamientopoltico hispnico. Murcia, noviembrede 2006. En presa.

    4 En este sentido, Freud siempre penscon Goethe que la condicin primeray la ltima de todo genio es el amor ala verdad. Jones, ob. cit., pg. 332.

    5 Una vez expres que afn trataba demostrar el origen y la naturaleza delhombre, de cmo llegaron los sereshumanos a ser lo que son, y qu eranen realidad. En cierto modo pudo

    decir que su objetivo primero era lafilosofa. Jones, o. c., pg. 306-7.

    6 Esta poca ha pasado ya. Para unanlisis histrico conceptual de estaestructura puede verse R. Koselleck,On the Anthropological and SemanticStructure ofBildung, en The Practiceof Conceptual History, Timing history,spacing concepts, Stanford U. P. Cali-

    fornia, 2002, pgs. 170-208.7 Aunque estos eran aspectos mucho

    ms relacionados de lo que se cree.Para la relacin entre el deseo y laimagen puede verse mi trabajo Si-mulacro y decadencia: una teorade la comunicacin, en Jesus Baca,Simulacros. Sevilla, 2006, en prensa.

    Y fundamental, Michela Cometa,Descripcione e desiderio, I quadri vi-

    venti di E. T. A. Hoffmann, UniversaliMeltemi, Roma, 2005.

    8 En su juventud lleg a decir que lateora en s misma no es otra cosaque el gnero de psicologa utilizadapor los poetas. Jones, ob. cit. pg.265. Esta tesis depende de esta otra:que los filsofos no haban hechonada decisivo para abrir el caminoa la psicologa. Cf. Jones, ob. cit.,pg. 281.

    9 Jones, I, ob. cit., pg. 39.10 Jones, ob. cit., pgs. 39-42.11 Este conjunto de cartas podra

    representar una contribucin nadadespreciable a la literatura amorosa

  • 7/29/2019 Villacaas. Fausto

    10/11

    ARBOR CLXXXIII 723 enero-febrero [2007] 123-133 ISSN: 0210-1963

    723N

    132

    FREUDSOBREFAUSTO:SUS

    TITUCIONESDELAOMNIPOTENCIA

    mundial. El estilo trae a ratos remi-niscencias de Goethe. Jonas, 110.

    12 Era la misin que siempre se vio des-

    tinado a cumplir, como en la cancinde Heine al profesor, que no es sinovariacin fustica: Mit seinemNachtmtzen und Schlafrockfetzen/Stopft er die Lcken des Welten-haus, Heine, Die Heimkehr: Con susbonetes y batas de cama, calafatealos agujeros del universo. Jones, ob.cit., pg. 206. Freud siempre se vio

    a s mismo como un anciano, comoun viejo que hubiera perdido el rbolde la vida.

    13 Jones, ob. cit., pg. 51.14 Tengo talento para la interpreta-

    cin, dijo una vez. Jones, ob. cit.,pg. 138.

    15 Los tres primeros versos del Poema.Cito por Hamburguer Ausgabe, vol.

    3, pg. 9, versos 1-3. Una traduccinliteral podra ser esta: De nuevoos acercis a nosotros, fluctuantesfiguras/que una temprana vez semostraron a mis turbados ojos. In-tentar esta vez de verdad reteneros?Siento mi corazn inclinado todavaa la locura aquella?

    16 Las contraposiciones de Goethe

    son muy precisas: erste Lieb undFreundschaft, por un lado, frentea Schmerz y Klage por otro. Cf. losversos 13 y 14.

    17 Was von Menschen nicht gewusst/oder nicht bedacht/ Durch das La-byrinth der Brust/ Wandelt in derNacht. Citado en Goethe-Preis, Vol.X, Studienausgabe, WbG, pg. 293.

    18 Como dijo una vez a su novia, el 27de enero de 1886. Cf. Jones, ob. cit.,pg. 135.

    19 Fausto, ob. cit., pg. 136, versos 4375-4377. trad.: del pantano venimos/dedonde surgimos.

    20 De hecho, Mefisto pide al fuegofatuo que ilumine en la noche de

    Walpurgis. Fausto, ob. cit., pg. 122,v. 3866-3870. La ilustracin seracomo este fuego fatuo, del que no

    conviene ser demasiado exigente,como dice el personaje.

    21 Fausto, ob. cit., pg. 122, vv. 3872-3.22 Fausto, verso 3980.23 Es ist zu toll, sogar fr meinesglei-

    chen, dice Mefisto, en Fausto, ob.cit., pg. 126, v. 4026.

    24 Fausto, ob. cit., pg. 4040.25 Freud, Studienausgabe, vol. X, pg.

    293. Por lo dems, Freud no sesenta en modo alguno a la alturade Goethe. Como l mismo dijo aFerenczi, que insista en el pareci-do de Freud y Goethe: pienso querealmente me hace usted demasiadohonor, y la idea, por lo tanto, nome produce ningn placer. [...] Soybastante devoto de la verdad o

    digamos ms bien de la objetividadcomo para dejar de lado aquella vir-tud. [...] Permtame que admita quehe encontrado en m mismo un soloatributo de primera calidad: una es-pecie de coraje que no se deja afectarpor las convenciones. Luego no dejde bromear que en lo nico que separeca realmente a Goethe era en

    su admiracin por Schiller. Disentaen la admiracin al tabaco, la nicadisculpa para la fechora cometidapor Coln. La frase acababa de lamanera ms ejemplar: De todosmodos, no me siento bajo el pesode sentimiento alguno de grandeza.Jones, Ob. cit., pg. 197.

    26 Jones lo cuenta as: Su lecturala realiz en parte en el viaje aGmunden, en compaa de Breuer,para terminarla al da siguiente. Yoestaba hondamente conmovido porel esplndido panorama, cuando paracolmo vino este libro, que en la for-ma ms condensada y con vivacidadinsuperable arroja sobre nosotros toda

    la hez del mundo: no slo pone sobreel tapete, el efecto, el problema delconocimiento, sino los verdaderos

    enigmas de la vida, todos los con-flictos nacidos del sentimiento y delimpulso; y fortalece en nuestro ni-mo la sensacin de perplejidad anteel misterio que reina por doquier. Escierto que estos problemas siempreestn ah, y deberamos pensar cons-tantemente en ellos. Lo que hacemos,empero, es restringirnos a una limi-

    tada finalidad de cada hora, de cadada, acostumbrndonos a la idea deque ocuparnos de esos problemas esla tarea de una hora especialmente,como si creyramos que slo en esahora especial existen. Pero de pronto,una maana nos asaltan y nos robanla tranquilidad y la alegra. Viene lue-go una extensa y vvida descripcin

    del contenido del libro que compara ala Walpurgisnacht, para terminar conesta observacin: Lo que por encimade todo nos impresiona es lo vivido delas alucinaciones, la forma en que lasimpresiones sensoriales se encrespan,se transforman, y de pronto desapare-cen. Y en seguida, en brusco contras-te: Uno lo comprende mejor cuando

    recuerda que Flaubert era epilptico yproclive l mismo a las alucinaciones.Jones, ob. cit., pg. 186.

    27 Fausto, ob. cit., pg. 131, verso 4201.Ciertamente, Fausto antes ha vincu-lado su sueo al de Adn y ha llegadoa los extremos del trabajo onrico taly como luego lo entender el surrea-lismo, al invocar que de la boca dela muchacha sale un ratn. Todavams surrealista es el momento enque se extraa del hermoso cuellode la sombra de Margarita y dice del que debe adornar un collar rojono ms ancho que el tajo de uncuchillo. Cf. el verso 4206. Goethepone entonces en la boca de Mefisto

  • 7/29/2019 Villacaas. Fausto

    11/11

    ARBOR CLXXXIII 723 enero-febrero [2007] 123-133 ISSN: 0210-1963 133

    JOSLUISVILLACAASBER

    LANGA

    la clave de la enfermedad, el placerde la locura, Lust zum Wahn!. Verso4209 de la pg. 132. El colmo de las

    coincidencias es que Mefisto enton-ces exclama que esto es tan diver-tido como el Prater. Aqu se tratabade la sekundrer Krankheitsgewinn,del beneficio secundario de la enfer-medad. Cf. Jones, ob. cit., pg. 295.

    28 Hablando con Fliess, Freud le expresla gratitud por abrirle los enigmasdel mundo y de la vida. Jones, ob.

    cit., pg. 310.29 Ese fue su sueo y esa fue la divisa

    que se escribi al pie de su busto enla universidad en 1955. Cf. la historiacompleta en Jones, II, ob. cit., pg. 24.

    30 Slo dice de pasada acerca del infor-mante que la relacin de este conte-nido con la leyenda de Fausto despertsu inters y le movi a escribir un

    penetrante estudio sobre el caso. Unaneurosis demonaca en el siglo XVII,Studienausgabe, vol. VII, pgs. 283-323. Cap. I. Die geschichte des MalersChristoph Haitzmann, pg. 288.

    31 En el prrafo inicial del segundo cap.de Una neurosis dice: Si conside-ramos como un historial patolgico

    neurtico esta entrega al demonio,nuestro inters se orientar, en pri-mer trmino, hacia la motivacin de

    la misma, ntimamente enlazada asu causa ocasional. Por qu vendealguien su alma al diablo? El doctorFausto pregunta despectivamente:Qu puedes t dar, pobre diablo?Pero no tiene razn. El diablo pue-de procurar, como precio del almainmortal, muchas cosas que loshombres estiman grandemente; ri-

    queza, seguridad contra los peligros,poder sobre los hombres y sobre lasfuerzas de la naturaleza, artes m-gicas y sobre todo, placer, el placerdispensado por hermosas mujeres.Ob. cit., pg. 294. Sin ninguna duda,toda la gama del principio de placerahora centrado en la idea de poder.Las visiones del neurtico vinculan de

    forma explcita el principio del pla-cer a su forma moderna como poder.Hambriento de goces, as describeFreud a este pintor fustico. Freudcit escenas paralelas del Fausto,pg. 294.

    32 El pacto, antes incomprensible,presenta ya as un perfecto sentido,

    consistente en que eel diablo seobliga a sustituir, cerca del pintory durante nueve aos, al padre

    que el mismo haba perdido, diceFreud. Si logra hallar un sustitutodel padre, espera recobrar lo perdi-do. Una neurosis, ob. cit., pg. 296.De esta manera, espera recuperar lapotencia creadora de su arte y saliradelante en la vida.

    33 Dios es un sustituto del padre, omejor dicho, un padre ensalzado, o

    todava de otro modo, una copia delpadre tal y como hubo de ser visto yvivido en la infancia: en la infanciaindividual por cada sujeto y por laHumanidad, en su poca primitiva,como padre de la horda primordial.Una neurosis, ob. cit., pg. 300. Contoda claridad, Dios es el padre om-nipotente en la figura expresa de la

    omnipotencia.34 Una neurosis, ob. cit., pg. 318.35 Look thou not on beautys char-

    ming,/ keep thee still when Kingsare arming,/ Speak not where thepeople listen,/ from the red goldkeep the finger;....

    36 Jones, I, ob. cit., pgs. 183-4.