Propuesta de proyecto IES EL PICARRAL

6 de mayo de yNúmero de propuesta: 1-2016

INTRODUCCIÓN

El IES El Picarral comenzará su andadura en septiembre de 2016 (curso 2016-17). Todo comienzo es una apuesta, un reto, pues un nuevo centro no debe de ser únicamente una estructura administrativa; un nuevo centro educativo ha de ser, ante todo, un Proyecto Educativo.

Somos conscientes de que un Proyecto Educativo no se construye de forma rápida, no es posible presentar a fecha de 1 de septiembre un proyecto acabado. De hecho el primer gran reto que hemos de abordar entre todas las personas que constituirán la comunidad educativa del IES El Picarral no es otro que el de dar cuerpo y vida a ese proyecto.

Del párrafo anterior ya podemos concluir dos grandes objetivos que han de abordarse con decisión:

1. Dar vida a una verdadera comunidad educativa. Esto implica algo más que pertenecer al centro bien por impartir clase en él, bien por familia del alumnado, bien por ser alumnos o alumnas matriculados en el instituto o miembros del personal no docente. La pertenencia se construye a base de implicación en el segundo de los objetivos.

2. Conseguir elaborar un Proyecto Educativo que no sea un documento burocrático sino que refleje el sentido y significado del Instituto.

Como miembros del equipo directivo que pone en marcha este centro asumimos la responsabilidad de facilitar que este proyecto nazca como tarea compartida, y que surja del principal fin que hemos de cumplir: ayudar a unas chicas y a unos chicos en un período de su vida complejo y a la vez hermoso en la tarea de constituirse como personas que, por encima de todo, se sienten identificados con unos valores y con una gran tarea:

• la convivencia (es decir: el respeto y la solidaridad) • la equidad (es decir, combatir todo acto de desigualdad, toda

discriminación), • la democracia (que englobaría a los dos anteriores más la

responsabilidad)• la tarea de aprender (es decir, de adquirir unos conocimientos y unas

competencias que les permitan comprender el mundo en el que viven para poder actuar en él desde la responsabilidad). Un centro educativo

no debe ser entendido como un lugar donde se aprueba para pasar de curso y llegar a alcanzar un título. Un centro educativo es un espacio público donde se aprende y donde, sobre todo, se aprende a convivir.

PRINCIPIOS BÁSICOS.

Aunque, como decimos, el Proyecto Educativo del IES El Picarral es la primera de las tareas que ha de emprender toda la comunidad educativa, es evidente que quienes asumimos la responsabilidad de iniciar la vida de este nuevo centro a partir de septiembre de 2016 no partimos de cero. Abordamos este proceso con unos principios básicos que consideramos han de ser el punto de partida del que un día será el Proyecto Educativo. Esos principios básicos, de manera muy resumida, se concretarían en los siguientes:

Un centro educativo como espacio público para aprender en y para la convivencia.Entendemos, como ya se ha dicho, que el IES El Picarral debe de ser un centro de referencia para el barrio en el que apostemos por valorar la importancia de la educación como un bien social que, ante todo, enseña a personas a ir formándose como personas en su doble condición (individual y social). El IES El Picarral ha de ser entendido como un espacio público para el barrio en el que se inserta donde educar en y para la convivencia sea un objetivo prioritario. Esto implica asumir la relación con los demás como un valor imprescindible que nos enriquece y nos fortalece.

Esta relación con los demás debe de estar asentada en los siguientes pilares:

• Respeto.• Cooperación (ayuda mutua)• Solidaridad.• Combatir las desigualdades y toda forma de discriminación. Nadie es

más que otro. Nadie es menos que otro.• Resolución de los conflictos a través del diálogo.

No queremos dejar de señalar aquí la importancia simbólica, en una época como la que vivimos, de que nuestro instituto nazca en un espacio que hasta ahora tenía carácter privado. De alguna manera el IES El Picarral significa la recuperación de un espacio privado, que permanecía desde hacía tiempo como espacio muerto, para el bien común en cuanto espacio público.

La apuesta por la calidad educativa significa el trabajo en pos de la equidad.

Es evidente que apostamos por la calidad educativa; pero este concepto debe de ser concretado porque es bien sabido que puede ser interpretado de diferentes maneras. Para quienes apostamos desde el principio por este nuevo instituto la calidad educativa se alcanza desde el triunfo de la equidad. Nadie está obligado a dar más de lo que justamente pueda dar. Todas las personas han de recibir el reconocimiento y la ayuda que, en grado máximo, necesiten.

Responsabilidad y reconocimiento son los dos pilares que han de sostener lo que exigiremos de todas las personas que formemos esta comunidad educativa: espíritu de superación en un clima de cooperación y apoyo mutuo.

Metodología de trabajo. Aprender en el siglo XXI.Empecemos afirmando que ni consideramos que cualquier tiempo pasado fue mejor (no queremos ser esclavos de la nostalgia ni intentar progresar sin apartar la vista del retrovisor), ni entendemos que lo nuevo siempre ha de negar los valores positivos de la tradición. Creemos que la educación ha de servir para forjar personas, voluntades, capaces de desenvolverse críticamente en el tiempo en el que viven, pues solamente de esa manera podrán ir trazando su futuro.

Esto supone reconsiderar la metodología educativa tradicional incorporando los valores que ésta aporta e introduciendo nuevas herramientas y formas de trabajo que consideramos nos pueden ayudar a hacer posibles los principios que hemos enunciado anteriormente. Concretando los aspectos de nuestra apuesta y propuesta metodológica:

No creemos, en el momento actual, que el manual, el libro de texto sea elemento fundamental. Apostamos por trabajar no sin manual sino construyendo, gracias a toda la enorme riqueza de materiales e información que existen en Internet, nuestro propio manual. Un manual que no solamente será el reflejo de nuestro trabajo, sino que también se convertirá en lo que, creemos, ha de ser el conocimiento, el saber: algo dinámico, siempre abierto, siempre en movimiento.

Lo anterior se concreta en la apuesta por el uso de Tablets o de mini portátiles para el alumnado. Estas herramientas ofrecen muchas posibilidades para conseguir formas de trabajo cooperativas y dinámicas. Permiten, además, que contribuyamos desde el centro educativo al aprendizaje del uso responsable de eso que venimos llamando tecnologías, pero que en el fondo, para nuestro alumnado, no tienen nada de nuevas:

han nacido con ellas, el mundo en el que desarrollan su vida está marcado por el impacto de esas tecnologías. La educación no puede dar la espalda a algo que ya es elemento esencial en la vida de las personas. La educación no debe ni contribuir a la mitificación de estas tecnologías ni convertirlas en sinónimo de riesgo, peligro o invitación a la barbarie. Debemos aprender juntos a vivir con ellas sabiendo utilizarlas de manera crítica, de forma responsable.

Esto no significa que se renuncie a otros aspectos. El alumnado debe seguir escribiendo a mano. Hay materias, pensemos por ejemplo en Plástica, donde no tiene sentido prescindir del formato tradicional al tiempo que se incorporan los nuevos modelos de trabajo digitales. No significa que el alumno o la alumna no sepan usar un libro tradicional. De hecho una de las apuestas del centro ha de ir en la línea de fomentar la lectura desde un proyecto de Biblioteca que dinamice actividades que aproximen al alumnado a ese placer que es leer.

Educar en el uso responsable de las tecnologías no pasa por prohibir, pasa por enseñar. De ahí que, incluso, no podamos ignorar que los móviles ya son herramientas más potentes, seguro, que los primeros ordenadores que nosotros tuvimos. ¿Puede tener el móvil un sentido educativo? Creemos que sí. Por lo tanto habremos de actuar en consecuencia incorporándolo, cuando sea preciso, a la tarea de aprender.

Finalmente: la apuesta por estas tecnologías aporta dos aspectos que consideramos muy positivos. El primero tiene que ver con la salud del alumnado. No tiene sentido que en los proyectos educativos se hable de educación para la salud al mismo tiempo que potenciamos que el excesivo peso de las mochilas cargadas de manuales y otros materiales arruinan las espaldas de las chicas y los chicos. El segundo tiene relación con una dimensión del aprender entendido no tanto como aprender de sino como aprender con. Es evidente que nuestro alumnado puede estar más familiarizado con estas nuevas herramientas que nosotros. Pero nosotros somos capaces de hacer un uso más responsable y con sentido de estos materiales. O lo que es lo mismo: podemos aprender juntos lo que, además, es una manera de facilitar el reconocimiento tan necesario en el proceso educativo del alumnado.

Entendemos la tarea de enseñar y el esfuerzo de aprender desde una manera que se vincula con las formas de producir y compartir el

conocimiento en el mundo actual. Si bien es cierto que en todo proceso de aprendizaje hay una parte esencial de apuesta individual (solamente se aprende si alguien desea aprender y eso es algo muy ligado a la voluntad personal), no es menos cierto que cada vez es más evidente que el proceso de construcción del saber y por lo tanto de producción de aprendizajes efectivos pasa por la cooperación y la multidisciplinariedad. No se aprende aquello que uno no es capaz de relacionar y utilizar en su vida. Y la aventura de vivir no entiende de compartimentos estancos, no entiende de fronteras que separan saberes. De ahí que nuestra apuesta sea total por el aprendizaje por proyectos. Éste puede garantizar que nuestro proyecto educativo alcance unos objetivos totalmente deseables:

- El primero de ellos que convirtamos la educación en un medio para aprender y no solamente en un ritual para aprobar. Aprender es no olvidar. Aprender es dotar de sentido a algo que hemos de comprender para poder vivir mejor.

- El segundo es algo que ya hemos señalado antes: este tipo de aprendizaje fomenta la convivencia, el respeto mutuo, la cooperación, el dar y el recibir, la equidad en el esfuerzo y el reconocimiento justo.

- El tercero implica que nuestro alumnado entienda que el saber, el conocimiento es una labor compleja que se aborda desde diferentes perspectivas (distintas materias o saberes). Algo así como que para conocer mejor, por ejemplo, un paisaje, el poder contar con distintas imágenes tomadas desde diferentes ángulos nos proporcione, al final, una imagen coordinada y más global que la que nos daría una sola fotografía tomada desde un único ángulo. El saber, cada vez más, es una perspectiva múltiple, abierta, dinámica.

- En cuarto lugar, la labor de quienes asumimos la tarea docente ha de tender a ser lo más cooperativa posible. La suma de muchos puede dar un resultado más completo y mejor que el que se obtiene confiando solamente en la propia experiencia individual. Debemos aprender a trabajar colaborando, intercambiando, apoyándonos mutuamente.

- Finalmente como quinto aspecto debemos señalar algo no menos importante. Si bien es frecuente pensar que el fundamento del

aprender está en saber dar con la respuesta adecuada, en convertir la búsqueda de esa respuesta en objetivo esencial, la realidad demuestra que el elemento importante en todo proceso de aprendizaje radica en saber construir la pregunta adecuada que sea el motor que impulse tu deseo por encontrar una respuesta a esa pregunta. Aprender es aprender el valor de hacerse preguntas con sentido.

La tarea de educar no debe consistir en construir enciclopedias ambulantes. La tarea de educar debe radicar su objetivo en ayudar a constituir personas capaces de intervenir de manera responsable y crítica en la transformación de la realidad siempre entendiendo esto como apuesta por un mundo más justo, más equitativo, donde sea factible hablar de convivencia en el bienestar.