vicente verdú, el estilo del mundo

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La Vida en El Capitalismo de Ficción (2003)

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    Vicente Verdu

    El estilo del m undo La vida en el capitalisrno d e fi cci{m

    EOITOHlAL ANACnAMA UAIICFUlNA

    !IEUOTECA SA.N JOAQUIN SISTEMA 0 8ilt..K>TECAS tl 0-:;;;._ I '":l (~i nFIClA U.C. DE CHILE 3 I -' " ....)

    t . 0

  • ..

    Diserlo de Ia colecci6n: Julio Vivas Ilustraci6n de Soledad Verdu

    Q Vicente Verdu, 200.3 C l!OJTORIAl. ANACf~AMA, S.A., 2003

    Pcdr6 1l~ I~ Crou, 58 01!034 flt11-celona

    fS HN; 843JI).618'J6 Ollpt,,.ft,J (,..~tul ; 0. 871)1).2003

    l'rltll c~ltn 8 p01 ln

  • Para Alejandra

  • ~---------- p ~

    INDICt!.

    1\plt~lit\1\\1)

  • 4. EL SEXO ... Tt.ansparencia y vigilancia . ... .... .. . . .... .. . 159

    La metafora pornognifica ... ...... . ... ... . . . 170 -Mil sexos .... . .. ... ... ....... ..... . ...... . 177

    La orgfa del mestizaje .. ........ .. ......... . 186 5. LA ILUSI6N

    El sueflo de ser unico ........ ... ... . .. . .. .. . 195 :.. Enfermos y felices ... .. ...... . ...... . ..... . 204

    Dios y los demas ....... . .............. . .. . . 212 La demanda de verdad ........ .. . .. ..... . . . 223 Etica y cosmetica .... . .... . ..... .... ...... . 232

    6. LAMUERTE El cutis eterno . . ......................... .

    La aventura y la muerte .. .. .... ........ . ... . 245 251 \

    El presente discontinuo .. . .... ...... ....... . 260 La vida como objeto de ficci6n ..... .... .... . . 267

    Dibujos animados ........ ........ ........ ... . 273 Ilustraci6n de la cubierta ... ............ . .. ... . . 285

    Referencias . ... ........... .. .......... . ..... . 287

  • CAPlTALISMO DE FICCION

    Este libro fue desde su principio un producto rizomti-tico, escdto en horizontal micntras los Hermanos Jime-nez, S.L., emprcsa de jardincda, plantaban cl ccsped . en el chalet de Santa Poht y de cuyo lento y accidentado cre-cimierHo rncjor es no hablar. Lucgo, a partir del momen-ta en que esc pasto lugr6 un verdor eJocuentc, el texto cmpez6 a componarse como uli animal padantc, nu1s que como ulHl mara. Nunca los libros me hablaron tanto nl con tan unimada progresi6n; probablemente porque n fulta de otros eula~es mas carnalcs aumenta Ia conversa-ci6n. Dcsde el cornienzo quise llamar a est

  • libro se confunde co n una obscsi6n o compota cerebral que acompai'la nocbe Y dfa. Nadie puede establecer 1a proporci6n de vida que se pierde en nombre de esa dedi-caci6n que no s iempre paga con la misma moneda afecti-va. Esta vez, no obstante, el carii'lo interior y exterior, as! como el trabajo agradecido, han es tado muy cerca de Ia escritura. Tan cerca que, como se vera, cada capftulo nace y se acuesta sobre el siguiente, y el siguiente sobre otros mas , bacia delante y bacia atras, de manera que in-teraccionan con sus vecinos y amantes. Resulta asf, des-de luego, porque las diversas intuiciones diagonales han bebido algun sorbo del mismo compuesto esencial y, en los cruces, copulan y se colorean. Como consecuencia, el producto copia, puede decirse, la sonora arborescencia de una musica. No en balde el nombre de capitalismo de ficci6n lo obtuve durante Ia boda de Francis y Rita en los salones del Casino de La Vtla Joiosa y cuando Ia orguesta atacaba Ia melodfa de un vals. J Despu~s de esa fiesta, semana tras semana, Ia idea del capitalismo de ficci6n, heredera de las etapas de capita-lismo de producci6n y de consumo que habfa descrito Je-sus Ibanez bace mas de una decada, fue alzandose como un diccionario de los mas diversos aspectos. El capitalis-mo de producci6n definirfa el periodo, desde finales del siglo XVIII basta Ia Segunda Guerra Mundial, en cuyo transcurso lo principal eran las inercancfas. A continua-ci6n, el capitalismo de consumo, desde Ia Segunda Gue-rra Mundial basta Ia caida del Muro de Berlin, destacarfa Ia trascendencia de los signos, Ia significaci6n de los ar-ticulos envueltos en el babla de Ia publicidad. Finalmen-te, el capitalismo de ficci6n, surgido a comienzos de los aiios noventa del siglo xx, vendrfa a cargar el enfasis en ~ importancia teatral de las personas.

    Los dos primeros capitalismos se ocuparfan ante todo

    10

  • de los bienes, del bienestar m~terial; el ~c~ro se encar- ( gana de las sensaciones, del b1enestar ps1qtJ1co. La ofena de los dos anteriores era abastecer la realidad de art!cu-los y servicios mientras la del tercero es articular y servir 1a misma realidad; produdr una nueva realidad como maxima entrega. Es decir, una segunda realidad o reaJi-/ dad de ficci6n con la apariencia de una autentica natura-leza mejorada, purificada, puerilizada. Es ta segunda rea- l Hdad gestada como un doble es la ultima prestad6n del sistema, tan definitiva que el m.ismo capitalismo desapa-rece como organizaci6n social y econ6mica concreta para transformarse en civilizaci6n y se esfuma como ar-

    t tefacto de explotaci6n para convertirse en mundo a se-cas. c.El mejor de los mundos? Todo cuanto pueda ser mejor se encuentra incluido en sus potencialidades glo-balizadas, absorbentes, porque incluso la aventura extre-ma, la cara de Ia Revoluci6n o el terrorismo, son asumi-dos como estfmulos de su espectflculo.

    La guerra santa, Ia responsabilidad moral de las em-presas, el comercio justo, el marketing con causa, la trans-parencia de Ia politica, Ia estetica de los injertos, la orgfa futbollstica y los reality show, la videovigilancia univer-sal, la cultura del shopping, la ciudad como parque tema-tico, Ia copia global, Ia democracia a granel, la clonaci6n, la customizaci6n, los virus rnisteriosos o el gen suicida, son fen6menos del capitalisrno de ficci6n, dentro de una esfera donde la representaci6n ha ganado la batalla y lo real se convalida por la realidad del espectaculo. Para este cambio ha sido necesario, prirnero, convertir al ciu-dadano en espectador y, segundo, vender las entradas a ~ todo un planeta homogeneizado, cada vez mas suscepti-

    ble de ser. t:~tad? como un territorio sin tropiezos. c.Cho-que de c1~hzac10nes_? c.Pafses por democratizar? (.Pue-blos por hberar? c.Chentes por occidental1zar") B

  • por reciclar? Estos obstaculos se disuelven progresiva-mente en el capitalismo de ficci6n tan irresistible como un gas y tan fatai como el fmpetu de la naturaleza. Una naturaleza que ha ingresado tambien, desde el ecologis-mo empresarial a los derechos humanos de los animales, en la misma musica de Ia ficci6n. Un universo, en fin, donde se puede ser destructor y reconstructor al mismo"' tiempo, criminal y humanitario a Ia vez, obrero y capita-lista, cat6lico y budista, hombre y mujer. Todo ello sin que a nadie le importe siestas vivo o muerto. 0, incluso, si la de-funci6n posee sentido en ~edio de Ia incesante funci6n continua, veinticuatro horas sobre veinticuatro, siete dfas sobre siete, que ha inaugurado el omnipresente sistema de ficci6n.

  • AMBIENTACI6N PLANETARIA

    ~ Lo peculiar de nuestro mundo no es su diversidad. La iversidad ha cxistido siempre. Lo caracterfstico de nues-ro mundo cs Ia tcndencia a Ia homologaci6n, a despecho e los movimicntos nacionalistas, tribalcs y folkJoristas. La mctMora del mundo es hoy Ia fertilizaci6n de las co-municacioncs, el mercado de intercambios. los nexos y c6pulas. los 700 milloncs de turistas que contaminan los paisajcs. Ia propagaci6n de melodfas y modas. las repli-cas de sistemas poHticos y financieros. la reproducci6n de los sistemas de perversi6n, estafa y placer, la dcsapari-ci6n de 6.000 espccies animales cada aflo. entre elias 780 clases de pajaros y sus cantos.

    Mienlras tanto, un conjunto de musica rap puede ser entendido en casi cualquier Iugar del mundo, un cocine-ro chino encuentra trabajo en no importa que pueblo de Francia, las fragancias de Donna Karan se venden en San Petersburgo, los pclos tcflidos de fucsia coronan las cabe-zas adolescentes desde San Francisco hasta Kuala Lum-pur y las Coca-Colas se bcben mundialmente a raz6n de un mill6n de botellas por hora.

    Hay franquicias en dccenas de pafscs que se propa-gan como bacterias para vestirnos igual, para reformar

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  • las casas con el mismo modelo, para arreg1ar jardines, alimentar mascotas, revelar fotos, darnos de comer oven-demos servicios funerarios bajo el mismo patr6n. Fran-quicias con marca que invaden regi6n tras regi6n for-mando una especie de papilla planetaria cuyo mayor componente es Ia cultura occidental y especialmente Ia norteamericana. Hasta hace poco, un pa is categ6rico como Ia India se habia resistido a los malls de inspira-ci6n estadounidense: lugares como Tailandia o Malasia habfan asurnido los megacentros abarrotados de artfcu-los occidentales, pero Ia India habfa permanecido como una isla, protegida por el precepto gandhiano que ordena evitar el consumo y la exhibici6n de riquezas. Ahora, des-

    e 2002, han emergido en la India tres pequefios malls -y xisten planes para construir otros cincuenta-, que se

    abastecen basicamente con productos importados. En la India se han establecido las cadenas Domino's Pizza y Pizza Hut. Los fast foods norteamericanos no han despla-zado a los ubicuos dhabawalas que sirven comidas con curry cuatro veces mas baratas que un Subway, pero los consumidores piensan que en estos ultimos se sirve mas limpio y el producto engorda menos. Firmas como Dano-ne, Samsung, Honda, Coca-Cola o Philips han fijado su atenci6n tambien en las areas rurales indias, donde se encuentra el 70 o/o de Ia poblaci6n, y centros como Jada-gri, una polvorienta ciudad al norte del estado de Harya-na, fueron el escenario de una espectacular batalla entre Pepsi y Coca-Cola en la primavera de 2002.

    En la difusi6n de lo mismo, los distribuidores no olvi-dan, sin embargo, ciertas particularidades locales con el fin de introducirse mejor. Carrefour, Ia segunda empresa 'mundial de hipermercados tras Wa1-Mart, respeta la fies-

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    l

    I

  • ta del sacrificio musulman del cordero en sus diez esta-blecimientos de Turqufa y allf venden, junto a los pates y los vinos franceses, el anisete raki o los pasteles con ka-daif. McDonald's, arquetipo d~ marca global capaz de a tender diariamente a 45 millones de personas en 30.000 . establecimientos de 120 pafses, sirve siempre el Big Mac pero a su lado emplaza la ensalada nifoise en Francia, el feta en Grecia, el polio frito en Singapur, el pollo al curry en Gran Bretaiia y la comida kosher en Israel. 0 trans-corporeiza su unidad de culto en el McLaks de Noruega a base de salm6n en vez de came o en el Maharaja Mac de la India con cordero y no buey para respetar a los bin-dues. Nos hemos convertido en una empresa multilo-cal, afirmaba su director general Jack Greenberg en 2000. Una empresa multilocal que se despliega en lo que la misma firma llama un McWorld, el sfmbolo del com-partido sabor del mundo.

    En Jap6n, donde hay mas de 3 .500 McDonald's, la marca ha calado tanto en la escenografia nacional que la gran mayoria de los nifios creen que los Big Mac son un f invento de su patria. La mcdonalizaci6n del mundo se refleja, d esde 1986, en el fndice que utiliza la revista The . Economist para conocer si el tipo de cambio de las dife-rentes monedas intemacionales se encuentra apropiada-mente establecido, pero lo mismo puede suceder pronto con la taza de cafe en Starbucks, una empresa que empe-z6 en Seattle a finales de los ochenta, y que los norteame-ricanos consideran hoy una insignia del capitalismo del buen gusto, con cerca de 6.000 establecimientos en 28 pafses.

    Los turcos, los espafioles, los italianos, lo s austriacos o los franceses creyeron que sus cafes les distinguian como una sefia de identidad, pero los locales prefabrica-dos de Starbucks (pseudointelectuales, chics, barnizados

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    l

  • de musica clasica) son ah.ora miles en el planeta en detri-mento de las instituciones locales. Hasta China contaba ya en 2002 con 40locales, uno de ellos situado en el inte-rior de la Ciudad Prohibida.

    (los juguetes? Las mufiecas Barbie eran, en su inicio, rubias y de pie\ blanca, despu~ nacieron con rnsgos afroamericanos y asioamericanos, pero a comienzos de 2002, para saldar de una vez las difcrehcias, apareci6 Kayla, la Barbie multit~tnica, con caracteristicas trabadas de media docena de ra7.as. Cada ai\o Mattei fabrica 150 modelos diferentes y disena 120 nuevos vestidos con el fin de complacer a los clientes mas diversos, pero sin de-jar nunca de ser Barbie, la chica desenfadada que surge en Occidente abriendo nuevas ilusiones femeninas en los afios de Ia contracultura de los sesenta. BaJ~bie ha aparecido vestida de astronauta, cirujana, atleta olimpi-ca, esquiadora, instructora de aer6bic, reportera de tele-visi6n, artista de rock, oficial del ej~rcito, piloto, rapera, candidata presidencial, buceadora, ingeniera, dentista, y ha adoptado caracteres Iatinos, africanos o asiaticos, aunque siempre en su alma siga siendo blanca, rubia y de ojos azules. Y nortearnericana. Porque Ja demanda, desde distintos centros, ha sido a menudo que e1 produc-to comportara algo aut~nticamente america no,., un tro-zo de su mitificada contemporaneidad.

    En Riad se encuentran los Iujosos almacenes Saks Fifth Avenue donde se juntan los artfculos de Cartier, Dior. La Perla, Guerlain, Cucci o Moschino. Los hombres no pueden entrar en Ia secci6n de cosmeticos ni tampoco eo Ia planta de senoras. micntras que las mujeres tienen a su vez prohibido cambiarse de ropa en un local donde acudan hombres. Ante estas dificultadcs el centro Saks

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  • de Riad ha ideado un artilugio arquitect6nico que permi-te a las senoras usar un probador interior, ~e tal manera que, por primera vez en la historia, esta aru~ana, patro-cinada por la influencia politica del prfnc1pe Alwaleed Bin Talal Bin Abdulaziz, propietario del 2 % de Saks, ha. burlado las nonnas religiosas. Zara en Oriente Medio in-terrumpe la musica ambiental cinco veces al dia para es-cuchar Ia Hamada a Ia oraci6n, pero todas las prendas que se venden son de corte occidental sin importar que las compradoras acudan al mostrador envueltas en tuni-cas negras.

    Rccientemente, con el resurgir del islamismo ha podi-do crearse Ja impresi6n de que el mundo sofrcnaba su occidentalizaci6n, pero nada ha cambiado profundamen-te. Cerca de 5.000 principes de Arabia Saudi tienen inver-tidos 600.000 millones de d6lares en Estados Unidos y el mayor pars .islamico, Indonesia, sigui6 diJigentemente, hast a su crisis de 1997, los dictados de Washington para ordenar su economfa y su sociedad. En los pafses arabes, donde principalmente se encuentra el islam mas activo, Ia mitad de los adolescentes declara su deseo de emigrar a Occidente y abandonar asf unas regiones que, tras el

    11Africa subsahariana, son las de menor crecimiento en los ultimos veinte anos. Ni el confucianismo ni el hinduismo

    1 ni el islamismo ni e~ orientalis~o son culturas alternati-l vas a la cultura occ1dental. No 1mporta lo que digan los j insurgentes isla.micos o el Partido Comunista de China, , todo lo que asp1ra a cobrar valor intemacional rcspeta cl

    modelo que ha difundido como un bautizo homologador el Imperio occidental y, sob1e todo, el norteamericano. Incluso cuando en Arabia Saud e Iran se lanz6, en el ve-rano de 2002, el refresco islamico Uamado Zam Zam Cola, contra el invasor americano, se trataba de un pro-ducto basado en lo norteamcricano En Eg'pt t

    1 o, o r:o ar-

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  • tfculo beneficiado por el levantamiento islamico fue la cerveza de AJ Ahram Beverages, que se vendi6 mucho en sustituci6n de las marcas con designaciones occidenta-les. La ironia, sin embargo, consistfa en que A1 Ahram Beverages pencnecfa sigilosamente a Heineken.

    Efectivtun~ntc, en 1950 s6lo 58 pafses componian las Nnciones Unidas, y nctualmente son 190. John Naisbitt pnxleda, en su libro Global Paradox, que para estas fe-chns habrfa mtts de 300 y pensaba que la fTagmentaci6n de la nntigua Union Sovi~tica, Ia grndual disgrcgaci6n de China, la pnrtici6n procedente de los 3.000 grupos ~tnicos de Indonesia, las miles de uibus africanas y la adi-cion de chm comunidades lutinoaml'ricanas con diferen-tcs idiom~s componddan para 2050 hasta 1.000 Estados dis tintO$. lDistintos? La cuesti6n es que si Ia globaliza-d6n descncadena reacdones, los efectos no tienen por-venir. Desde Ia Uni6n Europea al Tratado de libre Co-merdo de America dcl Norte (NAFTA), Ia Cooperaci6n Econ6mica Asia Pacifico (APEC), Ia Asociaci6n de Nacio-nes del Sudeste Asiatico (ASE.A.\l) o Mercosur, las per-tenendas a un espacio compartido acercan los estilos de vida, los c6digos civiles y el ritmo de las discotecas.

    c.El euskera, el ayrnara, el hindi, e1 mayuni, el suruf, el ynnomami? (.Un renacer de lenguas en nuestros dfas? La realidad es que mientras algunas son insufladas con vida artificial, otras, incomparablemente muchas mas, se paralizan. Todava se hablan unas 6.000 lenguas en el mundo, pero poco mas de 300 cuentan con mas de un mill6n de hablantes.

    (

    Durante el siglo xx el ingl~ se ha comido 15 lenguas en Australia y 140 han entrado en coma. Se caicula que ahora mismo hay mas de mil miJlones de Seres humanos

    20

  • ) matriculados para aprender ingles y alrededor de una ~ tercera parte de Ia poblaci6n espanola se halla expuesta a ; este calvario. Mientras tanto, s6lo nueve estudiantes uni-!. versitarios norteamericanos se graduaron en arabe en el ;' curso 1999-2000 (The Economist, 22 de diciernbre de , \ 2001).

    En definitiva, del mismo modo que disminuye la di-versidad vegetal y no existe mas que un pequeno surtido de las doscientas mil variedades de arroz que habfa en la India, las siete mil variedades de manzanas que se cono-dan en Estados Unidos o las tres mil variedades de pata-tas que cultivaban los andinos hace den anos, asf tam-bien se mimetizan los muestrarios culturales.

    A la globalizaci6n corresponden las grandes exposi-ciones de ar-te internacional, pero a ell as son convoca-dos aquellos fen6menos y productos artfsticos a los que los centros occidentales adjudican valor, y lo aut6ctono necesita ser revalidado siempre por Ia Documenta de Kassel, Ia Bienal de Veneci~ o la Carnegie International de Pittsburgh. La Documenta de Kassel, el mayor show de arte del mundo, tuvo como director. en 2002, al norte-americana de origen nigeriano Ok'Wui Enwezor, que deci-di6 mostrar al mill6n de visitantes de la exposici6n un buen arte no occidental. c:Resultado? Una abrumadora mayorfa de los autores del Tercer Mundo seleccionados para Kassel residfan en Europa o en Estados Unidos, y mas de la mitad en Nueva York. Los chinos, los iranfes, los indios hacen pelfculas que s6lo obtienen verdadero reconocimiento intemacional cuando las premian en los festivales intemacionales de Occidente y todos buscan el Le6n de Oro de Venecia, el Oso de Oro de Berlin, la Pal-rna de Oro de Cannes o, definitivamente, un Oscar.

    La llarnada world music no hace referenda como en los anos cincuenta, a la musica etnica de cualq~ier parte,

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  • sino que alude a aquellos productos de exito dentro d~ la industrializaci6n global de la musica que se halla bajo el control de seis gr'andes compai'Has, todas occidentales u occidentalizadas (Sony, PolyGram, Warner, BMG, EMI y MCA), y que se reducen a dos iniciativas de peso en el caso de Internet: PressPlay (Vivendi, MP3.com y Sony) y MusicNet (BMG, Time Warner y EMI). .

    Una gran compai\fa japonesa como Sony compr6, a finales de los afios ochenta, firmas norteamericanas im-portantes como la Columbia Pictures y la CBS Records; y Matsushita Electric Industrial Co. adquiri6 el grup9 ame-ricana MCA, duei\o de la discografica MCA y los estudios Universal. Otros japoneses coparon enormes paquetes de acciones en varias industrias audiovisuales estadouni-denses, pero nunca, segun escribe Roman Gubem (2000), aprovecharon esos medios para producir pelfculas de geishas o de samurais, sino filmes de gangsters, de vam-

    ,..Piresas y de cowboys que consume todo el mundo. I uYo no digo que me guste la globalizaci6n o que no

    me guste la globalizaci6n -declaraba Tom Ford, el direc-tor creativo de Gucci-, pero creo que la generaci6n que sigue a la mfa no conoce otra cosa. Ellos se encuentran expuestos a .}as mismas cosas al mismo tiempo y esto crea una nueva cultura en la cual, a lo ancho de todo el mundo, la gente desea las mismas cosas y vive al mismo

    lJiempo (The New York Times Magazine, 2 de diciembre de 2001 ). ecClaro -dice Felix Tena, presidcnte de la cade-na espanola Imaginarium, presente en varios pafses- que no vendemos en las cestas de la compra mortadela en los pafses arabes, pero, salvo maticcs culturales, el 95 % de los productos (1.400) son iguales para todos (El Pafs, 11 de agosto de 2002). .

    Una excepci6n al dominio occidental en los med10.s . . 1 STAR TV (S"'tellite Tclevt-de comuntcact6n es a emtsora ...

    22

  • sion Asian Region), cuyo dueno es el americanizado Ru-pert Murdoch, que emite desde Hong Kong a 38 pafses con una audiencia potencial de 2.700 millones de perso~ nas, pero ni siquiera asf sustituye a las oleadas mediati-cas de Occidente. En China, en abril de 2002, uno de lo~ programas favorites era Expedience X y otro Teletubbies. El Survivor norteamericano y el espai'iol Supervivientes, se llama en China Acercandose a Shangri La. La MTV Asia es una prolongaci6n de la MTV Europa y los telefil-mes mandarines de Taiwan se programan seguidos del ultimo capitulo de Sensaci6n de vivir.

    El gran ex.ito de MTV se debe, en primer lugar, a que en el mundo, en 2000, habfa 2.700 millones de personas entre los diez y los treinta y cuatro afios; y en segundo Iu-gar, a que el rock es un lenguaje comun que comparte el , -planeta de los j6venes. c:Gustos locales? En atenci6n a ellos MTV programa un 30 %de musica intemacional y un 70 % de producciones locales. De esta manera la emi-sora es nuestra e internacional a la vez, se esta en el mundo y en la canci6n de la playa. En la India escuchan a su fdolo Sami mientras en Colombia a Shakira, en Tai-wan a Jolin Tsai y en Rusia al duo Tatu. Todos, juntos, se mueven con Eminem. En cuanto a la cadena AI Yazira (La Isla), nacida en 1996 en AI Qatar, posee, segun de-claraciones de su jefe de redacci6n Ibrahim Helal, .. una cierta mentalidad occidental como base de nuestra pollti-ca editorial (LA Jornada, Mexico, 19 de noviembre de 2001 ). El propietario deAl Yazira es el Banco Islamico de Qatar, propiedad a su vez del emir Hamad Bsin Jalifa Al-Than. La cadena se financia con anuncios de General Motors, Procter & Gamble y otras marcas multinaciona-les y norteamericanas. Su maximo reconocimiento inter-nacional \o recibi6 de la fundaci6n holandesa Prince Claus, que le otorg6 un galard6n por sus logros excep-

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  • cionales en el campo de Ia cultura y el desarrollo, y como muestra de su modernidad e independencia le gusta ser conocida como la CNN arabe. Su difusi6n global depende ademas de la empresa Echo Star Com-munications y de su satelite Disk Network. (.Como eludir, por tanto, Ia occidentalizaci6n?

    En los afi.os noventa el 45 % de los productos del gru-po Louis Vuitton se vendian en Asia y la moda occidental era, por antonomasia, la moda. Desde Moscu a Taipei, Vogue, con 15 redacciones, o Elle, con 20, transmiten lo que se debe llevar o no llevar si se desea ser contempora-neo. El resultado es, por ejemplo, que en China la mayor cadena de prendas de moda, Layefe Street, con 167 esta-blecimientos en 54 ciudades, es copia de Occidente. Este negocio, que cuenta con sede en Nueva York, lo fund6 en Shangai, en 1998, Chen Yifei, el pintor mas famoso y co-mercia! del pais en los comienzos de los afios noventa. Chen Yifei es totalmente chino, pero crea ropa totalmen-te occidental ( Yifei Fashion) en locales decorado~ a lo occidental.

    r El capitalismo de ficci6n borra las distancias doble-mente: a traves del efecto del tiempo instantaneo y por abolici6n de los espacios distintos. Todo esta enseguida y aqui para favorecer la circulaci6n y la velocidad del inter-cambia, y cada vez menos hay un mas alla ex6tico que

    U,.;os amenace. El a rquitecto Rem Koolhaas habla de ciudades gene-

    ricas (iguales en sus aeropuertos, sus centros comercia-les, sus hospitales, sus oficinas) frente a ciudades hist6-ricas convertidas ahora en centros o parques tematicos para su explotaci6n. Pudong, un distrito de Shangai si-tuado en la 01illa oriental del rio Huangpu con edificios

    24

  • calcados de Estados Unidos, esta deliberadamnente orien-tado, segun dijo el primer ministro Zhu Rongji, a trans-fonnarse en un Manhattan oriental. De otra parte, no es facil saber, desde las edificaciones de Shenzen, si se con-templa Caracas, Houston o los docks de Londres. El des-; mantelamiento (o la demolici6n) de viejos distritos para dejar paso a autopistas y rascacielos forma parte de un va-ciado nemotecnico para vivir en la estricta actualidad y en el Iugar comun. Lugares de ninguna parte y de todas partes, apartados del mundo para componer otro mundo producido. Espacios que repelen las adherencias y la ra-dicaci6n, decolorados y homologados para fomentar los intercambios y el comercio facil. lOue otra cosa, de otra parte, significa la campaiia norteamericana para demo-cratizar paises con la maxima celeridad militar?

    A mediados de los aiios noventa algunos locales de Nueva York ganaron reputaci6n gracias a una melodfa ambiental que anulaba la distinci6n entre el exterior y el interior, el aqui y el mas alla, para convertir el ambiente en una unidad sin lindes. Dentro de esos recintos de moda (Lalandia, The Abstract Lunch, Electric Loung Ma-chine, Molecular ... ) se ofan pasos de peatones, murmu-llos de conversaciones, alarmas de despertador, rumores de impresoras, portazos, fragores del metro, disparos, sonsonetes de la radio o de la television. La humanidad se representaba amalgamada y confundida en sus huellas acusticas iguales. Los asistentes tendian a perder su iden-tidad en una esquizofrenia donde, extraviada la barrera del sentido, se ingresaba en una inacabable transparen-cia. lUn delirio? lUna fatalidad? La globalizaci6n, escri-

    1 bfa Pierre .Bourdieu en Corztrafuegos 2 (2001), no es un \efecto mecanico de las leyes de la tecnica o de la econo-

    25

  • ] mfa.' si~o una ~reaci6n politica. Una ~~~t~ creaci6n del capttahsmo, umversal y desarrollado, dt.ngtda a estable-cer las mejores condiciones para su funcionamiento y dominaci6n. Una dominaci6n blanda y cautivadora, tan eficiente, que no encuentra inconveniente en disfrazarse de chino en Suzhou ni de mexicano en Cuernavaca. Como al reves: no pone objeciones en importar chinoisse-ries para los jardines de Pari's ni serpientes emplumadas para decorar los restaurantes de Portland. Siempre, des-de luego, que el resultado sea, al cabo, una desnaturaliza-ci6n de las diferencias y Ia globalidad del mundo se ofrezca como una misma cuhura propensa al desarrollo del negocio, Ia transparencia, el aroma indistinto y un mejor control.

    26

  • ' f r ' AMERICAN FLAVOUR

    Estados Unidos ha sido a lo largo de los ultimos cin-cuenta aftos el maximo ambientador mundial. A finales del siglo xx, lo norteamericano habfa dejado de ser defi-

    )

    nitivamente esto o aquello: el Pentagono, la Barbie, los Simpson, Walt Disney, Madonna, Ralph Lauren o Wall Street. Cada elemento de ese surtido trascendfa su signi-ficaci6n particular, y conjuntamente su industria cultural habfa logrado transformarse en la cultura popular del mundo. Primero empez6 la fascinaci6n por sus industrias, por la cremallera, el chicle, el cine, la musica, el telefono, los coches, la televisi6n, pero junto a ello sobrevino la influencia social y moral: los divorcios, la competencia feroz, los derechos civiles, el feminismo, el superindivi-dualismo, el estres, el ecologismo, el neoliberalismo, el voluntariado, lo gay, el shopping. Estados Unidos logr6 su destello de pafs magico a comienzos del siglo xx, alcanz6 el estatuto de primera potencia econ6mica en los anos veinte, logr6 un glamour humano en Ia decada de los treinta, su apoteosis en los cincuenta, arras6 en el mundo financiero durante los ochenta y se hizo Imperio mundial tras la cafd~ del Muro de Berlin, en 1989. Nunca antes en la historia de la humanidad un pais reuni6 tanto poder:

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  • ~Jguna vez dominaron eJ mundo dos o trcs grandes na~ clones, pero hoy nadic digcute &u hegcmon!a global. En cl &iglo xvt e1 mando imperial estaba en manos de Espa t'la y Portugal; en el siglo XVIJ y xvtu prcdominaban Fran~ cia c lnglaterra; en e) sigJu X1X se irnponfan las escuadras inglcsa y alcmana; tra& ]a Segunda Guerra Murtdial SO brevino un mundo bipolar con Estados 1Jnidog y la tJni6n Sovletica. Desde Ia cafda del Muro de Berlin, sin embargo, un solo gobiemo decide sobre Ia marcha del mundo y no hay rival oteable en el horizonte. "El futuro de] mundo depende de nosotrosn, dijo el vicepresidente Dick Cheney cuando su Gobierno habfa decidido, en marzo de 2002, no descartar el empleo de armas nuclea res contra el terrorismo y quien sabe contra que objetivos

    m~s. Luego lleg6 Trak.

    Ning(In otro pals posee flota en mas de dos oceanos, pero ellos estan presentes en los cinco y seg(ln los presu puestos para 2004, en ese aii.o gastan1n tanto en defensa como la suma del resto de los 191 pafses del globo. Chi na. a la que se contempla como Ia naci6n susceptible de disputarle alguna influencia en el futuro, puede ser una bomba demografica, pero es s6lo un enano en annamen-to. Aunque sus gastos de defensa siguieran creciendo a un ritmo del 20 o/o anual, tardaria mas de cincuenta aflos en alcanzar Ia fuerza estadounidense de ahora. Tal super-poder uufado de arrogancia patol6gica ha hecho que Es-tados Unidos, tanto en lo militar como en lo financiero,

    \

    se sienta legitimado a eludir sus obligaciones econ6micas en los organismos internacionales e incumplir tratados tan decisivos como el protocolo ecol6gico de Kioto, el convenio de minas antipersonas, Ia aceptaci6n delllibu-nal Penal Internacional, etcetera. Este desequilibrio ha

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    f

  • derivadu en di~tJntas fucm~ de perven~i6o y su im&gen ante el mundo ha venido a dcu.-riorarse aJ punto de que, indu5 antes de Ia guerra de lr
  • por el odio al Imperio. El dato es circunstancial y leve pero ha alertado sobre la conveniencia de diversificarse en nuevas representaciones y otros productos afectivos.

    El poder de Estados Unidos es incombatible, pero la fuerza no basta para vender mas. El d6lar es usado en el 83 '% de las transacciones mundiales y las empresas con esa patria conuolan mas de la rnitad de las riquezas te-rrenales, pero es necesario un nuevo rostro norteameri-cano para continuar. (Cual? Probablemente el rostro que llegue a hacer confundir lo norteamericano con el mejor ambiente general, su poder con el poder de lo natural y su atractivo cQn los encantos de una oferta identificada con la maxima actualidad. Hay un Estados Unidos bron-co, simplista y agresivo que se representa en el Gobierno de George W. Bush, intoxicado ademas por las convulsio-nes patii6ticas que hizo segregar elli-S. Como dijo el di-rector de cine Michael Moore al recibir el Oscar por su documental Bowling for Columbine, en marzo de 2003: Vivimos en un tiempo de resultados electorales ficticios que deciden un presidente ficticio que nos rnanda a la guerra por razones ficticias. n as personajes como Bush,

    ~~a embargo, hay un ancho Estados Unidos que s6lo pue-de prosperar a trav~s de la interconexi6n y el contagio de Europa. principalrnente, y la interacci6n con otras cultu-ras que su tetTitorio ya ha sabido recibir. Como el cuerpo de Dios, la hegernonfa norteamericana no muere sino que sc transforma para hacerse presente en todas partes sin que se la vea nftidnmente en ninguna. Porque lo nue-vo, al fin. de Estados Unidos sera su aparente desapnri ci6n en cunnto mnrca nortearnericana y su presencia en un no logo, inspirado sin embargo en su imago. De esta manenl, su prosperidnd no se medin\ en altura sino en anch~u-a y. tambien, en una suave y decisiva profundidad .

    .. Efectivamen(e, nunca como ahora a Estados Unt

  • ha convenido tanto vivificar su imagen y lograr influen-cia por contagio interior. El maximo desafio de Estados Unidos como del nuevo capitalismo en general es no ha-cerse notar en cuanto tales y trasmutarse en una atm6s-fera ineludible y natural.

    Habra productos norteamericanos. Pero si se detecta ' animadversi6n a lo norteamericano se ofreceran anicu-los europeizados, orientalizados, afrancesados, espanoli-zados, el pan Bimbo como si procediera del barrio o las galletas como si llegaran de Aguilar de Campoo. A fin de} cuentas el nuevo capitalismo no esta aquf para avasallar.

    s~ra hacer amigus. No espera obtener los mejores oenefidos de ser temido sino de ser encantador. Bush es Ia excrecencia de un capitalismo wilsoniano, un residue anacr6nico que se encargaran de barrer los mismos Esta-dos Unidos y especialmente a traves de una cultura/mu-jer que ya estuvo cerca de llegar con AI Gore. El persona-je 1ime para 2002 fue precisamente no una sino tres mujeres: Cynthia Cooper, Coleen Rowley y Sherron Wat-kins, quienes denunciaron Ia corrupci6n o la incompe-tencia de sus jefes varones en los escandalos que sacudie-ron a WorldCom, el FBI y Enron, respectivamente.

    El proceso de cambio ha empezado antes incluso de la guerra de lrak, que no fue sino el peor sindrome de lo que en Bolsa se conoce como rebrote del gato negro. McDonald's, la empresa insignia del capitalismo anterior, sigue el modelo macho. La hamburguesa es mejor cuanto mas procede del musculo, y pretende atraer al consumidor con un Big Mac g.igante. Pero esta f6nnula significa hoy rechazos, querellas en los tribunates conde-na social. McDonald's ha tenido recientemente e~ contra al mismo bufete de abogados que gan6 una indemniza-

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    -- ~ ---- -----

  • . ci6n multimillonaria contra las grandes compaillas de ta-baco. Ame esta ofensh'
  • ~xitos norteamericanos del siglo XXI, declaraba Robert J. Thompson, un catedratic.o de cultw-a popular de la Uni\'ersidad de Siracusa (Business Week 9 de septiembre :ie 2002). Un exito norteamericano que, a diferencia de los clasicos triunfos norteamericanos, no obedece a un producto de traza norteamericana. Aunque mejor dicho: es ahora lo mas norteamencano que se pueda imaginar. El invento m~_ge~nte-none~~oy. _

    Porque--fo caracteristico del capitalismo de fi'CCl?n que lideian notablememe los norteamericanos es Ia con-_ versi6n del aniculo en gran artificio, Ia replica de lo real) en Jo cfantastico. El cafe de Starbucks no es el \'erda~S!.!ro cafe C!e---Ios tradicionales cafes. Pero curi.osamente Starbucks des-b;;;ca:mciuso- enWena, a1 buei":t cafe tradi-cional El cafe vienes posee mayor valor de uso pero no puede compararse a Starbucks en su valor de cambio. El cafe tradicional arrastra el peso de la historia, .mientras que e) de Starbucks, siendo un cafe aparentemente igual, puede beberse sin molestos vestigios. Los viejos cafes son tan autenticos que llevan incluso los bajos precios de an-tafio mienrras los de Starbucks son excitantemente caros, supetverdaderos a~_!_culos -de.mo.di -:_:_--- -------

    El capjtalis1ilo de ficci6n trata con la re~ara desprenderla de la peste de lo real, compone ~o~~e di'ce en Ia tele- una crealidad fonnateada .. , una realida~ co~olada y chic, desprovista del ol~~- c;I_.e. la. edad, libre del pnngue--hist6rico.- He1mutSpudi~h, responsable em-presarial del djario austriaco Der Spander, predecia en septiembre de 2002 que los Starbucks atraerfan a una gran mayo ria de gentes porque c The coffehouses in Viena are nice, but th~y are old. Starbucks is considered hip (Los cafes en V1ena son borutos pero son viejos. Star-bucks s~ considera de moda). Con eso se dke todo. Lo que pud1era parecer insufrible artificio puede ej.ercer to-

    lll[ln]CASAN JOAQum SISTEMA DE Bl~UOTECAS PONTl!=ICIA l:.c. ;)E CHI:..E:

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  • davfa, en nuestra posmodemidad o modemidad liquida, una rara atracci6n. La realidad se dobla en la irrealidad o viceversa, como forma de defenderse del pasado en bru-to, del sabor sin fascinaci6n.

    Tanto McDonald's como Starbucks han sido denun-ciados por la precariedad de sus remuneraciones y las abusivas jornadas laborales. Ambos han recibido denun-cias populares por perjudicar el medio ambiente y perju-dicar la vida. Tratando de maquillar su perdida de consi-deraci6n por la opini6n publica, McDonald's envia fondos para los niiios discapacitados, declara defender las espe-cies amenazadas y canaliza donaciones para obras bene-ficas. Entretanto, Starbucks ha creado las elegantes stock options para sus (explotados) camareros en seiial de que tambien deben considerarse del negocio. 0 que son tambien ellos, en Ia ficci6n, empresarios. 0 creadores, ar-tistas, aventureros.

    El gran potencial, en fin, de Estados Unidos, antes y ahora, no se encuentra en sus armas, con ser tan demole-

    fdoras. La mayor facultad de Estados Unidos no reside en Jvencer sino en vender. Con el 5 % de la poblaci6n mun-dial su producci6n equivale al 43 % de la economfa del mundo, cuyo estilo marca, a despecho de las aparentes resistencias, el nuevo capitalismo de ficci6n y en coinci-dencia con la nueva epoca del estilo posmoderno.

    A mediados del siglo XIX, Alexis de Tocqueville confe-saba que habia visto en America la imagen misma de la democracia, pero ahora esa imagen es la cara de la pos-modernidad, y de sus ademanes. La modemidad, el mun-do racional que se fund6 en el siglo XVIII, fue una cons-

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  • [ 6 opea pero la posmodemidad es un fiuto es-tnxccl n eur , _ . a1 te norteamericario En la modern1dad predo-pecl men .

    minaba la raz6n universal, pero la posmodern1dad, aca-bado el mundo bipolar, globalizados.los mercados, es el reino del multiculturalismo. Y, prec1samente, los norte-americanos encarnan a los grandes gestores y amantes de la mezcla de estilos, del kitsch, del zapping, los snacks, los links de Internet, los videoclips y los cambios rapidos: en la empresa, en Ia casa, en la pareja, en el look.

    Frente ala importancia del rito y la categorfa, la pos-modemidad enfatiza el valor del momento; la historia se aligera de peso en la identidad de los objetos o las perso-nas; la tradici6n se fragiliza, el linaje es un ropaje gaseo-so y el presente viene a ser practicamente lo unico s6lido. Asf, en Estados Unidos, nadie pregunta por el pasado de nadie sino por su inminente actualidad, ya sea a Ia hora del empleo, de la residencia ode la boda.

    La posmodemidad, propia de la extensi6n de la de-mocracia y su cultura de masas, llega acompaiiada de un descenso de nivel, una tendencia a la puerilizaci6n y un gusto creciente por lo mas simple, como saben explotar

    especialme~te lo~ ~orteamericanos. La cultura mode rna l era compleJa y ehtista, pero Ia cultura posmodema es in-mediata y vulgar. La meditaci6n, Ia filosofia fueron euro-peas, pero el entretenimiento, el cine, la televisi6n, son tipicamente norteamericanos. Quienes estan contra la televisi6n son los mismos que estan contra Estados Uni-dos. decfa Silvio Berlusconi en su campafia electoral a la presidencia italiana.

    La posmodernidad ha abatido las fronteras y ha crea-d~ un espacio general, cada vez mas homogeneo en su miXtura. Estados Unidos representa de antemano este

    ~~ndo formado por la juntura de decenas de etnias y re-hgtones, como desde hace afios se observa en las escuelas

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  • publicus d~ Los Angl:
  • APRENDIENDO DE LAS VEGAS

    En El Aleph, Borges habla de un Iugar (una pe-quefta esfera tornasolada, de casi intolerable fulgor) qu.e pennite ver los demas lugares desde todas las p~rspectlvas. Las Vegas es tambi6n, bajo otros puntos de v1sta, ese espacio c6smico desde el que pueden reconocerse algu-nos aspectos del nuevo capitalismo de ficci6n y entender, a trav~s de la propia evoluci6n de Ia ciudad, la ultima metamorfosis del sistema.

    Las Vegas, simb6licamente, no se encuentra en nin-g(In Iugar determinado. Carece del arraigo que la traba-rfa a un entorno marcado o de la pesantez documental que la sujetarfa a la historia. Naci6 como un artificio en el area desmarcada de un desierto y se comporta, desde entonces, con Ia liviandad de un espejismo. Parece no pertenecer a este mundo, constituyendo a Ia vez lo mas mundano; y es lo mas evanescente siendo lo mas protei-co que se pueda dar.

    En Las Vegas se mezcla practicamente todo: hay frag-mentos del pasado y del supuesto porvenir, muestras de Oriente y de Occidente, murales kitsch y cuadros de Van Gogh, una edificaci6n del Guggenheim y otra del Bazar de Estambul, una figuraci6n de los canales de Venecia y

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    ll(l ) .. 11 J1 ,~ e4,111cto eonl t'f' Jul 8 de IM h1dnd

  • - ... -~"~-......--......

    Libeskind es ya menos arquitectura que escenografia, me-nos funcionalidad que ret6rica. Por aiiadidura, ese dise-no podria valer para cualquier Iugar del mundo y nace como un objeto descontextualizado con el fin de poten-ciarse en cuanto simbolo delirante, generador de espec-taculo y oportunidad secreacional.

    La Tate Modern inaugur6 en la prima vera de 2001 una exposici6n, Century City, dedicada a examinar las

    rmetr6polis modernas. En un primer estadio, en el capita-Hsmo de producci6n.la urbe hizo las veces de un campa-memo donde habitaba el ejercito !aboral de reserva. Mas tarde, en el capitalismo de consumo, Ia ciudad fue el Iu-gar donde brillaban los objetos del deseo. Ahora, en el ca-pitalismo de ficci6n, Ia ciudad deja de ser contenedor para ser ella misma, en cuanto objeto, Ia que ingresa en

    1 el proceso de producci6n-- Hoy no bastan los escaparates o los anuncios lumino-sos, los restaurantes y los sex shops, como una oferta de Ia urbe. Ahora, Ia misma urbe se ha c~nvertido en objeto encantado, version soiiada de sf misma que transporta hacia una segunda y encarecida realidad Ciudades ente-ras que se autoexaltan en forma de parques tematicos, fe-rias de nueva planta como la Potsdamerplatz de Berlin con obras de arquitectos estrella (Renzo Piano, Helmut Jahn, Arata Isoza.ki, Rafael Moneo o Richard Rogers), de-marcaciones de ocio que copan barrios enteros, water-fronts, continuos remedos multicolores de Disneylandia.

    Efectivamente, las ciudades hist6ricas se emplean ya poco para residir. Son hoteles y locales de copas, res-taurantes, museos, cines, pasajes comerciales, oficinas e iglesias antiguas, todo dentro de un pack. La ciudad ha demostrado su repertorio de fantasfa interminable: Ion-

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  • jas convertidas en videotecas, mataderos acondicionados como teatros de 6pera, carceles y hospitales volcados en museos, palacios convertidos en paradores, catedrales iluminadas como grandes milagros. La dudad se recons-truye como espacio teatral y se autocontempla como un . tinglado donde los v:isitantes son actores, protagonistas de un concurso televisivo o turistas-fot6grafos que se afa-nan por captar la vision de la visi6n, Ia foto que aparece en Ia postal, el acta ilustrada de su visita.

    En el capita11smo de producci6n, las ciudades se si-tuaban cerca de los lugares donde abundaban las mate-rias primas para la producci6n industrial. En el capitalis-mo de consumo, las ciudades crecieron como centros de comercio y serv:icios. Ahora, en el capitalismo de ficci6n, sin eludir atributos de otras epocas, Ia condensaci6n ur-bana se ofrece como un artilugio recreativo o aventurero, dispuesto para el entretenimiento. Como Las Vegas, las ciudades se surten de juegos, atracciones, rincones diver-tidos; se iluminan, se maquillan, se rehabilitan, se hacen arquitect6nicamente vistosas y estimulantes. Su materia de explotaci6n son los turistas y su negocio capital el show.

    No importa que la ciudad sea funcional, lo que cuen-ta sobre todas las cosas es que alcance categoria de es-pectaculo. Asl, dentro del show business, junto a las top ~ models, las _actrices, los cracks del deporte, los cantantes pop. las pnncesas, se encuentran las ciudades estrella. No importa la vida que todavia subsista en Ia ciudad y en algunos de sus barrios, porque incluso estos nucleos de residentes, supuestamente "salvados)l) del cambio urba-no, adquieren el productivo papel de extras en la pelicula que presencia Ia remesa turistica. Una marea tan podero-sa que derrama multiples puntos de vista contaminantes Y a partir de los cuales la ciudad, antes o despues, tras-toma su aspecto para atender a sus visitas.

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  • No es, pues, siempre Ia ciudad la que llama al turista, sino que es el turista quien pide a la ciudad que se des-prenda de su naturaleza real y responda a la fantasia. Responda doblemente: convirtiendose en una urbe sim-b6lica y transformandose en un centro util para el tiem-po libre. De ambos movimientos cruzados nace Ia nueva ciudad producida. Una segunda ciudad hecha ficci6n para agradar de acuerdo con la demanda de la clientela. Un producto destinado, en fin, a ser degustado en Ia su-perficie del entertainment.

    Pero si ~te es el proceso de desrealizaci6n que han seguido las ciudades con alguna densidad hist61;ca, en el otro extremo se encuentran las sprawl cities (ciudades reptantes) que se esparcen como la grama en tomo al di-bujo de los aeropuertos y los recintos tecnol6gicos.

    En el pasado, el lugar estrategico de la ciudad era, por encima de todos, la puerta. Mas tarde, ese punto cla-ve fue el puerto y luego, en el auge industrial, apareci6 la estaci6n de ferrocarril. En el inmediato futuro, la ciudad bullira alrededor de los aeropuertos y los grandes cruces que permitan las conexiones entre los trenes de alta velo-cidad, los aviones y los complejos de autopistas. Estas ur-bes apaisadas y sin confines crecen ya sin otro disefio que el instinto del negocio y la velocidad de la especula-ci6n. lPlanificaci6n?: La corrupci6n desempei\a un im-portante papel de planificaci6n, dice el celebre arquitec-to Rem Koolhaas.

    La ciudad tradicional se ctematiza para atraer tuds-tas y, paralelamente, Ia computerizaci6n genera una ciu-dad multicelular, aceleradamente expandida. Hay algo detestable y espantoso en Ia idea de una extensi6n amor-fa, en la figura de ameba abriendose paso en el campo,

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    L . . --- - . .. - - - .. _____ _

    I f t

    ~

  • porque esta es la antftesis de la idea tradicional de ciu-dad, cercada, abarcable y ordenada, deda Emrys Jones en Metr6polis (1992), pero asi se conforma Ia residencia del capitalismo de ficci6n, deducida del contagio que ge-nera el patron norteamericano. .

    Los urbanistas hablan de posciudad para referirse a estas extensas megal6polis cuya proporci6n supera todas las escalas conocidas y donde la historia ya no cuenta. En estos aiios, en el Rio del Perla, Ia megal6poli forma-da por Hong-Kong-Shenzhen-Cant6n-Macao-Xhuhai esta tejiendo una de las principales configuraciones financie-ras y comerciales el mundo, dotada con 5 aeropuertos y compuesta por 50 mill ones de personas. El centro,~ Shenzhen, fue una ciudad de pescadores con 30.000 ha-bitantes hace quince anos, pero ahora' su poblaci6n reba-sa los siete millones. ilrracionalidad? iSupenealidad?

    El pais del futuro se ira transformando poco a poco en una red de extensas areas suburbanas separadas entre sf por territorios despoblados, escribe Robert Kaplan (1999). De hecho, de las 25 grandes c~udades que habfa en 1950 en Estados Unidos, 18 han registrado un descen-so en su mlmero de habitantes mientras que la poblaci6n de las areas perifericas ha aumentando en mas de 75 mi-llones. Dentro de este contexto, el condado de Orange, en California_. una de las regiones mas ricas y famosas de Ia naci6n, no puede definirse ni como ciudad ni tampoco como zona suburbana. Se trata de un mon6tono entra-mado de 2.000 kil6metros cuadrados de calles residen-ciales, complejos comerciales y bloques de oficinas des-provistas de centralidad. A este fen6meno, los especialistas lo han llamado technoburbs (Robert Fishman), urban vi-llages ~~enneth Jackson), middle landscape (Peter Rowe), edge elites (Joel Garreau) o, sencillamente, modelo pO-surbano. Un modelo f d h . . orma o por anc as reg10nes sm

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  • ..-,,, -.... ,..,. ............ . ~ ........... ..,.. ..... ,.-.._ ... ,,...., .... - . .

    ~uh~1n, dotados de nlht lcetlol,>gfu empt>c~nrl~.ol l. rudlnfltc~ rcnU'tl~ -:tHHcl lltlcs1 t'cs t~tH'tHHc~ de todt\~ ll\~ ctulttlj Y tlcpcndcnd" f\h~olutil del tltllot1\ovH. Sus httbltuntcH no S\~l\J slcntcn hl"'llt-m~c en ul'l lu~:.n lnd~l el'l\\lllubl~ dd plo net a, s hit} q lit

  • c.lu~J fsct'VIdumbrt!B.o~, or ieltladus a pwcuror eJ bknc~wr (!c Jon t'c:!sJtlcJHcs y n cvitut In p fobub!IIJucl d~ ut1 CtJil0Jc .. to. Pot' ejen1plu, pu~Jcn ptuhlb1rsc to~ v1.~~titlU o loo h'J~a rt8 (l e11pu~8 d~ dt
  • Celebration, que se erigi6 en 1994 a menos de dos ki-l6metros de Disney World, fue disefiada en su to talidad por arquitectos famosos: Ia oficina de correos fue proyec-tada por Michael Graves, el ayuntamiento es de Philip Johnson y Ia oficina del SunTrust Bank corresponde a Robert Venturi y Denise Scott Brown. Otros grandes pro-fesionales como Cesar Pelli y Robert A. M. Stern, urba-nista-jefe de Disney, plasmaron su marca en algunos apartamentos y hasta en un hospital.

    Dentro de esa ciudad ideal no deben existir, claro esta, ni McDonald's ni Burger King. Y, de Ia misma ma-nera, ninguno de sus habitantes desea tropezarse con su-permercados baratos como Sears o Wal-Mart. En sustitu-ci6n de esas birrias, los vecinos compran en Chambers Jewelers, L'Occitane, Village Merchantile o Wyland Galle-ries.

    Hay siete tamaflos de viviendas en Celebration, elegi-bles cada una en seis estilos diferentes (Colonial Revival, Vtetorian, Classical, Coastal, French y Mediterranean). Cada residencia cuesta un 20 % mas de lo que se pide por una similar en los alrededores, pero cuenta con el valor ana-dido de su exclusividad aderezada por Ia marca que pro-cura la firma de los arquitectos. Actualmente, el 90 % de los 15.000 habitantes seleccionados posee ordenador per-sonal de Ultima generaci6n; hay Intranet y correo electr6-nico gratuito, 800 PC para una escuela de 940 estudian-tes, 450 conex.iones de cable coaxial de doble direcci6n, unidad de urgencias y parque de bomberos.

    Como corresponde a su naturaleza ideal, dentro de Ia ciudad-no hay necesidad de protegerse, las ventanas no tienen rejas, los niftos juegan en los jardines, los ancia-nos pueden pasear y reposar conspicuamente. Incluso la arquitectura elegida imita el estilo de final del siglo XIX, como una maniobra para escapar de los rigores contem-

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    r

  • poraneos y domiciliarse en las paginas de un cuento. Fundado en 1905,., puede leerse sobre, alg(ln dintel cuando la ciudad se inaugur6 hace menos de veinte anos, pero todo es, en fin, al estilo aprendido de Las Vegas. _

    De hecho, en Celebration, un hilo musical ameniza las plazas y las calles como si se ingresara ciertamente en una tfpica .especialidad de Disney, siendo Disney la felici-l dad terrena adonde es posible huir. We sell happiness, (Vendemos felicidad) es e1 eslogan de Disney. Porque "Felicidad es eJ mejor producto del mundo, adara Tony Altobelly, ejecutivo de Walt Disney Attractions. El mejor articulo de la industria urbana y global del entreteni-miento.

    Significativamente, la pelfcula El show de Truman, de Peter Weir, no esta rodada en el interior de unos decora-dos idllicos sino en el idilico pueblo real que disefi6 el equipo de nuevos urbanistas llamado Seaside. Este pue-blo de casas de madera y vallas blancas en evocaci6n del mundo feliz de las pinturas de Norman Rockwell se lla-ma Seahaven y fue proyectado en la costa de Florida por los arquitectos Andreas Duany y Elizabeth Plater-Zyberk en Ia decada de los ochenta. Truman es, en ingles, true man, el hombre verdadero, y su apellido Burbank hace menci6n a una zona de Los Angeles donde se concentran la mayor parte de los grandes estudios cinematograficos y de televisi6n, desde la NBC hasta Universal o Disney. Truman Burbank se ofrece, pues, como el cara a cara en-tre verdad y artificio, entre falsificaciones y verdades co~o pufios, entre pufiados de realidad y di-versiones sin llm1tes.

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  • DIVERTIRSE HASTA MORIR

    Erich Fromm sostenfa hace medio siglo que el Estado estaba interesado en crear individuos deprimidos porque gobernar a unos ciudadanos mustios seria siempre mas facil a efectos de su manipulaci6n. AI ciudadano decafdo o macHento se le suponfa menos dispuesto a protestar, pero c:que decir de aquellos otros que se sientan diverti-dos y alegres? c:No protestaran todavfa menos? El deside-ratum del capitalismo de ficci6n es entretenernos, diver-tirnos, ((amusing ourselves to death, segun dice el libro de Postman (1986). Gracias a estar entretenidos somos buenos clientes, ciudadanos tan felices e hiperactivos como niiios.

    1 De 1940 a 1950 Ia industria de Defensa fue motor cla-

    ve en el desarrollo de Estados Unidos, pero desde hace poco el primer Iugar lo ocupa ventajosamente el sector del entretenimiento. En Gran Bretana trabaja actualmen-te mas gente para generar entretenimiento (pelfculas, musica, videojuegos, televisi6n, software, teatro) que para explotar las minas de carb6n en los tiempos del imperio britanico. El mundo sigue, ciertamente, afrontando cala-midades, guerras, hambrunas, paro y crisis financieras, el planeta no cesa de recalentarse, pe!o incluso en Ia ad-

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  • versidad, como demostr6 Argentina en 2002, crece la de-manda de entretenimiento.

    Los efectos de la globalizaci6n han resultado tragicos para millones de personas, pero en Barcelona las mani-festaciones antigloba1izaci6n plantearon los enfrenta-mientos ante el Consejo de Europa ( 15 de marzo de' 2002) con el siguiente programa de actos: 9 h: uPedala-da intergalactica. 9.30 h: cCaza lobbiEs (contra los gru-pos de presi6n). 11 h: cPintada de un mural zapatis-ta. 16.30 h: uReparto de palomitas transgenicas. 18 h: cCirco para den~nciar el circo gris y criminal del imperio globaL Los rebeldes se conducfan como niiios Y se ex-presaban como parvulos, desfilaban disfrazados de pira-tas o de payasos y tocaban los timbales, bailaban o canta-ban en una atm6sfera que recordaba un curnpleaiios escolar. c:Los anarquistas? Los autoproclamados de Ia CNT se habfan pintado Ia cara de blanco y negro, y a su Iado desfilaba otro grupo en defensa de la clase oprimida que se autodenominaba fiambrera Obrera.

    Ni siquiera las manifestaciones contra el hambre o 1~ guerra de Irak debfan ser completamente malhumora-das. La gente no las soportaria. La lucha contra la situa-ci6n de los mas debiles puede realizarse s6lo a base de maratones y de vigorosos conciertos de rock, mientras la batalla en pro de los desharrapados se apoya permanen-temente en Ia subasta de abrigos de actrices. Lo de ver-dad rentable es aquello que pasa por el expediente de ]a mejor distracci6n. _/

    En Gran Bretana, un estudio del Henley Centre ha constatado que los desembolsos en ocio y diversiones h_an sobrepasado, incluso en los ultimos tiempos de cri-SIS, a los de comida y bebida en el presupuesto familiar Y datos del informe Communications Industry Forecas; 2000 apuntan que la tasa de crecimiento en los dividen-

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  • dos obtenidos por peHculas, musica y juegos interactivos en Occidente s6lo es comparable al espectacular desa-rrollo de Ia informatica hace diez aftos. El historiador y analista mediatico Neal Gabler ( 1998) sostiene que la re-voluci6n del entretenimiento representa la mc1s poderosa fuerza social y econ6mica de nuestro tiempo, y Michael J. Wolf ( 1999) o Jeremy Rifkin (2000) auguran que el sector alcanzara un 50 % del PIB norteamericano en 2015, lo que decidira en buena medida la economfa del futuro.

    Daniel Bell pronosticaba en lAs contradicciones cultu-rales del capitalisrno (1977) que el sistema, a estas alturas del siglo XXI, padecer{a la incompatibilidad entre su ori-gen calvinista, austero y puritano y el hedonismo del consumo. No se comprueba, sin embargo, que esta antf-tesis provoque por ahora ningun desarreglo, sino mas bien ganancias de diferentes generos. Tan altas para el sistema que, seg(ln R. McCraken, antiguo presidente de Silicon Graphics, Inc., la supremada estadounidense no se basaria tanto en su industria armamentfstica como en la potencia de su producci6n de entretenimiento e infor-maci6n (Business Week, 14 de marzo de 1994).

    Y no se trata s6lo de Estados Unidos. En Espana, en los ultimos aftos se han construido hasta 60 parques de ocio -entre tematicos, acuaticos, de atracciones y zool6-gicos- que recibieron, en 1999, mas de 21 millones de vi-sitantes. Desde Port Aventura a Isla Magica, desde Ten-a Mitica a San Martin de la Vega, se han abierto las puer-tas al legendario mundo de Universal Studios, Para-mount o Warner Bros. E incluso Teruel, el Iugar inexis-tente, cuenta con Din6polis, un parque dedicado a los dinosaurios.

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  • Antes, los magnates eran los Carnegie, los Rockefeller, los Krupp, los Vanderbilt, mientras hoy se.habla de Ru-pert Murdoch, de Ted Turner, de ~ich~el E~sner, que han presidido o presiden grupos mulumed.a o~entados a ge-nerar una omnipresente melaza de dtvertlmentos. Mas aun: las fronteras entre entretenimiento y casi cualquier cosa se confunden cada vez mas. Nike ha desplegado en los ultimos diez aiios una cadena de locales, los Nike-Towns. donde no s6lo se trata de vender artfculos depor-tivos sino de teatralizar, con juegos, sonidos y grandes pantallas, la excitante atm6sfera del cosmos deportivo. The Planet Reebok y la supertienda Adidas de Berlin, ca-paz de convertirse ademas en discoteca al anochecer, son algunas de las replicas de la competencia que, en general, ha introducido en sus establecimientos lo que los libros de empresa han bautizado como el e-factor, factor entre-tenimiento.

    Un enorme centro comercial con e-factor es, por ejemplo, el superparque Xanadu, de 125.000 metros cua-drados, propiedad de Mills Corporation, que ha explota-do con exito este concepto en 12 localidades de Estados Unidos y ahora planea propagarse por Europa desde su emplazamiento en Madrid. En Alabama, la Riverside Ga-lleria, un centro comercial semejante a Xanadu, es desde

    h~ce unos anos el principal foco turfstico del estado, y lo m1smo ocurre con el centro cornercial McCane en Arkan-

    s~s Y con el Potomac Mills en Virginia. De otro lado, va-nos megacentros comerciales como el Easton Town Cen-ter en Columbus (Ohio), el Bluewater Mall en Londres o el Mall of America Bl .

    . en oommgton (Mmnesota) se han converttdo en lugare d . . . s e resonancta 1nternac10nal al pun-to que este ultimo, con mas de 12.000 empleados, 520 co-

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  • l mercios, dcccnas de rcstaur~ntes y discotccas . fuc dc::fini do en 1995 por Ia rcvista Lt(e como el c.c m:ls 1mportante centro familiar para las vacacioncs,. . Ni el Pcntagono proyect6 un apa rcamiento mas amplio que el de este cuartel del ocio, donde estacionan 30.000 coches. En el mundo, s6lo otros pocos malls coru;iguen superarlo: el West Edmon de Canada, con una superficie equivalente a unos 100 campos de fUtbol, y el gigantesco Crow Resort en Melbourne, con casi 2 millones de metros cuadrados, un hotel de 500 habitaciones, 40 bares, 25 restaurantes y

    .. el segundo casino mayor del planeta. El entretenimiento trasladado a los locales comer-

    dales sera el mas significative fen6meno del nuevo si-glo, decfa el director de la Fashion Network Report en 1998. No exageraba: Sam Good, Tower Records, Music-land, Virgin Megastore han capitalizado en formidables espacios el gozo de la musica, y tanto Turner Entertain-ment, Warner Bros o MGM como los almacenes Wai-Mart han dotado sus centros del llamado entertailing, con-tracci6n entre entertainment (entretenimiento) y retailing {venta al por menor).

    Buscando diversion infantil, McDonald's y Disney han juntado las hamburguesas con La Bella y la Bestia, El Rey Le6n, 101 Dtilmatas o Pocahontas, y, para los adultos, Ia diseiiadora Amaya Arzuaga mezcla en su tienda Ia ropa con la cata de vinos y aceites, -.Carolina Herrera in vita a vino o zumos en Ia planta baja y el Templo del Cafe en Madrid es un local donde use vende todo, incluidas sus sillas, mesas, Iamparas o esculturas.

    Los modelos de la cadena Planet Hollywood, Harley Davidson Cafe, Hard Rock Cafe y Dive componen Ia am-plia lista de establecimientos dentro de Ia cual el Rainfo-rest Cafe es, segun su propaganda, un 1ugar salvaje para comprar y para comer. En ese local pueden adquirirse

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  • wda clasc de objct.os para accedcr a Ja selva (cremas, c~ misctas, brujulas, vcntlladores, machete~) o para vivir ecol6gicamcnte a Ja pu.erta de caba. AJ Condo de Jas jnsta.M Iacioncs se encuentra un restaurantc envudto en un ~ que con palmcras, pajaros, pcccs y cascadas, siJ1.4:fs tapi- . zadas de picl de cebra y mesas de cocotcro. "iNuestro restaurante es un concepto exclus ivo y una aventura a traves del mas rcalista interior de la selva que nun.ca se ha creado!, dicen. Allf se sirve, sin transid6n, comida de Mexico, de Asia o de California, pero comer es lo de me--nos. 11 Your Adventure is About to Begin!

    ,La calidad de la cocina? Un restaurante inaugurado \ en Colonia en mayo de 2001, el Unsicht-Bar (Bar Invisi-ble), posee Ia peculiaridad de estar completamente a os-curas. Desde que se traspasa el umbra) se ingresa en las espesas tirueblas y un servicio formado por discapacita-dos visuales o ciegos absolutos gufa a Ia clientela hasta las mesas. Por razones practicas, Ia carta no incluye gui-santes ni espaguetis, sino mas bien alimentos que pue-dan despacharse con los dedos o sopas para heber en ta-zones de doble asa. Los comensales, que tampoco logran verse entre sf, experimentan una desaz6n que no podra siquiera aliviarse con el reflejo fluorescente de relojes o m6viles. rigurosamente prohibidos. Como efecto de todo ello. el restaurante confiere al comensal un plus experi-mental que enlaza con los juegos practicados en los anos veinte por las vanguardias artisticas en sus Cenas tacti-1 les, aunque a otro precio. ,cenar? cComer? Lo principal i es probar algo mas que el sabor. Ninguno de los platos \ del Unsicht-Bar se denomina obviamente de una manera i tradicional o refiriendo su contenido, sino que reciben nombres como coleadas de mar verde sobre el acantila-do&, recreo de la amatista en el ocaso , cperlas sobre el cuerpo amado y otros versos por el estilo.

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    En Estados Unidos, algunas cadenas comerciales como Pottery Bam, Restoration Hardware, Williams So-noma o Victoria's Secret han llegado a captar mas com-pradores gracias a sus sorpresas complementarias que a sus artfculos. Victoria's Secret ha conquistado tanto pu-blico con su hilo musical que ha pasado a vender basta 15 millones de CD en dos afios y medio, tal como si se tratara de la banda sonora de una pellcula: Ia pelfcula o el video fantastico en que se ha transformado el comer-do. En Roma se abri6 un bar, Bar Parfum, donde los clientes olfatean y consumen fragancias francesas servi-das en calices de crista} sentados detras de una barra, y en Nueva York los almacenes japoneses Felissimo son como templos de intimidad espiritual donde se auna el minimalismo formal y el {eng shui, Ia antigua filosofia china y la arquitectura de la tierra. La estructura de este establecimiento se organiza a partir de una rotonda central denominada Dreamgrounds (suenos terrenos), con macetas, juguetes y revistas al lado de productos para el bano, inciensos y aceites. En el cuarto piso hay dispuesta una sala con menu de fusi6n y en Ia ultima planta, denominada Higher Ground, puede practicarse la meditaci6n como corolario.

    c.Se prefiere una mayor agitaci6n? En Seattle, los al-macenes Recreational Equipment, Inc. (REI) de material deportivo se han provisto de montanas y cascadas artifi dales y, entre sus aportaciones, destaca un montfculo es carpado donde pueden probarse bicicletas de montana y una habitaci6n acondicionada con duchas de diferentes tipos para verificar la resistencia de los impermeables Y las parkas. La tienda ha log~do que sus atracciones figu-ren en las gufas turisticas. y as{ la cifra de visitantes reba-

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  • a el mill6n y medio cada ano. Tambi~n en Estados Uni-~os, existe Ia cadena Sharp Image, con objetos de diseno, adminfculos de oficina y artilugios de decoraci6n cuya mimosa fantasfa induce a pasar felizmente el rato. (C6mo asombrarse de que en negocios como este cobren pronto la entrada? Efectivamente, hay ya complejos que cobran por entrar: se paga en el Minnesota Renaissance Festival, en el Gilroy Garlic Festival en California o en el Kitche-ner-Waterloo Oktoberfest en Ontario, autocalificados como lugares de pasatiempo y no de ningun modo como ccentros comerciales, un concepto demasiado simple.

    De esta manera, como ha sugerido Jeremy Rifkin (2000), los espacios donde compramos, a donde viaja-mos, donde vivimos van camino de conveatirse en un tea-tro donde somos ya actores y espectadores, clientes y ar-tistas. El mundo tiende en fin, una y otra vez, a doblarse sobre Ia escenografta que va alzando el capitalismo de ficci6n porque, como afirma el famoso consultor interna-cional, Tom Peters ( 1992), todo el mundo esta ya en el negocio del espectaculo.

    Las tecnicas del ilusionismo, Ia simulaci6n o Ia dra-maturgia se han incorporado a la religi6n, a la educaci6n o a la guerra, y ninguna actividad debera quedar excluida del slzow busit~ess porque, en el capitalismo de ficci6n, las marcas mercantiles se transforman en motivo de ex-periencia Y los ciudadanos aspiran a no aburrirse nunca Y.no ~orir en consecuencia jamas, porque mientras nos dlverumos logramos mediante ]a atracci6n del especta-culo escapar a la atracci6n del tiempo a su peso y su ex-trema gravedad.

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  • CULTURA PARA NINOS

    El termino que la agenda de publicidad Saatchi & Saatchi emplea para calificar a los nuevos adultos pro-gresivamente aniiiados es AABKA, que corresponde a las iniciales de Adults Are Becoming Kids Again (Los adul-tos estan volviendose ninos de nuevo).

    Renuentes a los sacrificios y Ia espera, exigentes del bienestar a corto plazo, familiarizados con las drogas, Ia nueva generaci6n profesa lo que Lipovetsky llama una etica sin dolor, un quehacer que reclama satisfacciones sin entregar nada importante a cambio y menos todavfa

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    por adelantado. Comer y heber caprichosamente y a des-horas, comprar compulsivamente son rasgos de una cultu-ra contemporanea en Ia que el yo interior se alza ansiosa-mente como la primera mascota. Porque quererse a sf mismo por encima de todo, amar al niiio que llevamos dentro, perdonar sus errores, reforzar sus logros, no per-mitir que bostece tristemente, es Ia base del discurso en los omnipresentes libros de autoayuda, tanto que el Hen-ley Center llama a Ia tendencia Vice is Nice (El vicio es hermoso), aludiendo a la inclinaci6n infantil de procu-rarse satisfacciones continuas y urgentes.

    iLos adultos estan volviendo, en fin, a hacerse niiios?

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  • Ciertamente cada vez juegan mas: al tenis, al voleibol, al padel, al golf. Pero tambien se venden mas unidades de trivials, parchis, juegos de rol, etcetera. En Madrid, el carlos Sainz Center es un Iugar de convenciones donde ademas de las salas de reuniones, Ia cafeteria, las cabinas , de traducci6n simultanea y los comed6res reservados se ( ofrecen o:las mejores pistas d e karts de Europa para que los ejecutivos puedan hacer carreras durante los descan- t sos. En diferentes corporaciones norteamericanas y euro-peas de informatica dejan llevar las mascotas al trabajo, y en algunas el correo lo reparte alguien disfrazado de Pato Donald. Las oficinas de la nueva economia estan repletas de motivos infantiles: muiiecos, estampas, balo-nes, bicicletas, globos que recuerdan las habitaciones de las guarderias, y los empleados reproducen con las paint-balls las luchas entre las pandillas militarizadas de su infancia.

    Contra Ia creencia general de que el videojuego es una afici6n reservada a niiios y adolescentes, las investi-gaciones han proporcionado abundantes datos para alte-rar las orientaciones del marketing y considerar, como nunca antes, su influencia sobre j6venes con capacidad de compra. En estos afios, segun relata Ja revista News-week (10 de marzo de 2003) los fabricantes de autom6vi-les se inspiran en los modelos de los videojuegos para sus nuevas producciones. El Concept S de Suzuki o el con-cept car Dodge Avenger se han basado ya en morfologfas de videojuegos y el productor del videojuego GT3, Kazu-\ mori Yamauchi, fue contratado por Toyota. En la actuali-dad, el arte de la automoci6n imita Ia vida virtual e, in-versamente, ciertos coches reales son estrellas gracias a los videojuegos. '

    Un estudio de Trend Letter para Interactive Digital Software Association concluy6, en 2001, que la media de

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  • l edad de los usuarios es ahora superior a los veintiocho aftos, de modo que un videojuego modemo no puede ser ya una simpleza: facilmente posee un archivo de 5.000 sonidos, 100 melodfas y unas 10.000 voces que se oyen en tiempo real. La ultima entrega de la saga Myst (Myst Ill: Exile) en 2001 requiri6 un equipo de 25 profe-sionales, entre artistas, programadores y musicos, que in-virtieron dos anos y medio de trabajo. Galerfas de alta tecnolog1a, como Game Works, han creado complejos con gran afluencia de adultos donde se alinean cientos de maquinas sofisticadas conectadas en mas de cien puntos geograficos distintos con realidad virtual, mientras la misma Sony ha declarado que su PlayStation no es tan s6lo un juego sino una totally new experience, una expe-riencia totalmente nueva, e incluso un modo de vida (a way of life for teens and youngs adults) que ha procurado unas vent as de casi 100 millones de unidades a finales de 2002. Do not underestimate the power of PlayStation!

    No hay que subestimar este poder de la infantiliza-ci6n: En todos los campos, Ia cultura avanza hacia una extraordinaria complacencia de la figura del nino o la adoraci6n a la mentalidad del nino. Desde las religiones a Ia polftica, desde el arte minimalista a la literatura pre-rniada, todo es cada vez mas simple. Tan sencillo que un nino podra entenderlo y disfrutarlo como un adulto, o al reves.

    Bajo el reino del psicoanalisis la infancia era un pozo de conflictos, pero hoy la puerilizaci6n general es el ata-jo democratico hacia Ia felicidad en masa. Nunca como en estos anos se han publicado tantos libros de psicolo-gfa sobre la regresi6n a la infancia, ni se han registrado tantos fen6menos de j6venes que se resisten a ser adultos

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  • (Verdu, 200 1). La escasez de compromiso politico, Ia sus-tituci6n de la critica social por el Conservadurismo com-pasiVOD, Ia transformaci6n de los ritos religiosos en fies-tas cantoras, el exito de libros con el lenguaje de los cuentos, Ia maxima audiencia de programas con el nivel . de secundaria, el aplauso entre todos los publicos de cin-tas parvularias, el retorno de los superheroes del c6mic, el aumento del consumo de golosinas, mochilas, gorritos 0 camisetas estampadas entre senoras y senores, han compuesto un fen6meno de actualidad social.

    En realidad no s6lo el paso de los anos ha querido ser borrado de Ia apariencia: ha tratado de borrarse tambien de Ia conciencia. Sin Dios, sin compromisos fuertes, los adultos mas j6venes se doblan o huyen hacia escenarios donde disfrazarse de otros personajes, como a menudo hace el nino. Ser como un nino se ha hecho equivalente a estar facultado para disfrutar con las pequenas cosas, aprestarse a vivir el quehacer como un juego y a confun-dir los juegos con Ia experiencia de Ia vida. Porque (que otra cosa explica mejor que el infantilismo Ia actual gran pasi6n que despierta el espectaculo deportivo, el rutbol, sobre todo?

    Las ciudades ya no se inmovilizan con una huelga ge-\ neral, las paralizan los grandes partidos de rutbol. Los consejos de administraci6n y los consejos de ministros, las conferencias, las convenciones se interrumpen cuan-do se juega un encuentro decisivo. Los juegos deportivos eran hace poco mas de medio siglo practicas y eventos casi de elite, pero actualmente son el mas ruidoso fen6-rneno de masas. El deporte, hasta el perfodo entre las dos I guerras mundiales, constitu(a una actividad marginal y se promovfa con el objetivo expllcito de la formaci6n fisi-

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  • cay moral. pero hoy \.iene a ser una ~ent~ de expresi_vi-dad y desahogo que recuerda a las ag1tac10nes de la m-

    . f ~ fancia . Saltamos, auJiamos. peleamos como s1 uerarnos ninos y como si la vida hubiera adquiddo, dentro del es-tadio o ante el televisor. una composici6n que retrotrae a los episodios de la escuela.

    0 bien: el hincha es sucesivamente un nino y un adulto. Un nino que se implica en el elrama del encuen-tro tal y como si fuera lo mas real y un adulto que emer-ge despues, deshaciendo o mitigando el simulacro. La derrota del equipo es nuestra derrota, pero, de inmedia-to, de ese perdedor escapa otro personaje cabal, un do-ble que contempla benevolamente la escena y puede dis-tanciarla en uno u otro grado. c:Sera por tanto el partido solo apariencia de lo real? c:S6lo simulaci6n? No exac-tamente. Se trata mas bien de lo que Ehrenberg (1991) llama ficciones realisticas. Ficciones realfsticas porque traducen el mundo de lo real en otra realidad, aunque de orden mas leve.

    El rutbol brinda al hincha la ocasi6n de jugar con edi-ciones miniaturizadas de la \'ida; representa el miedo, Ia aventura, la injusticia, la amenaza, pero sin la gravedad de verse arrollado por elias. De hecho, Ia gran aportacion del espectaculo deportivo no es Ia burda imitaci6n de Ia vida sino su infantilizada reelaboraci6n. Los espectado-res son afectados por el suceso del campo, pero el suceso es infectado a su vez por los espectadores-niiios. El suce-so conmueve a los espectadores, pero los espectadores devueh'en esa emoci6n convertida en una fiesta.

    El rutbol se afianza, pues, como venial trasunto de la \ida gracias sobre todo a que transfonna sus remedos de Ia existencla en materia de entretenimiento y, con ello, neutraliza su perfil mortal. El show puede repetirse, pero Ia \-ida claro que no. La \ida necesita de nosotros al com-

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  • pleto para ser teal, pero el show, en cuanto ficd6n~ s6lo necesita del pulso infantil. Un yo en miniatura.

    El azar, la desigualdad, la adversidad, el individualis mo. la cooperaci6n, el arbitrio se proyectan dentro del campo de futbol, y de ahf obtenemos Ia prueba de su vero. similitud. Su ventaja. sin embargo, es que no es la dura verdad. Sabe a verdad pero s6lo como una prueba de que no nos engafiamos totalmente. Lo recreativo no suplanta por completo a Ia realidad pero viene a hacerse un hueco en la experiencia. Asf, en un partido de rutbol sentimos miedo o alborozo reales, aunque siempre dentro del ambi to del pasatiempo; del tiempo que pasa sin llevarnos irre mediablemente con ~I. Se trata, en definitiva, de una oca si6n perfecta para experimentar una vida que hiere pero que no mata, que produce dolor y no destruye, que inocu-la una soluci6n y pueriliza. Se trata en fin de vivir como una clonaci6n realistica que recuerda el papel que cum- 1 plian los dobles de Sadam Husein. Una figura que puede f morir en un magnicidio, pero que realmente no muere I puesto que no es el. Es decir, el otro. Es decir, nadie. J

    La importancia econ6mica del espectaculo deportivo se hizo posible con Ia llegada del capitalismo de ficci6n y prirneramente en Estados Unidos. El modelo noneameri-cano contaba con Ia larga experiencia de Hollywood y de Ia televisi6n, la perspicacia infantil y la habilidad en la gesti6n del espectaculo, pero el deporte tiene a su favor. a diferencia del telefilme o el cine, que su drama se de~ sarrolla sin gui6n previo, con procesos y desenlaces sin programaci6n segura, como la vida misma. Este factor de realidad que lo acerca tanto al genero de los reality s~s no supo explotarse antes, pero hoy es su patrimo-ruo supremo.

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  • La NBA fue la primera organizaci6n que descubri6 Ia gran fuente de energfa econ6mica del espectaculo dcporti-vo, y el Manchester United -club de una ciudad industria] y protestante-, el primero que incorpor6 su marca a) cir-cuito del futbol espectaculo. El Manchester United sc con-virti6 en el dub mas va1orado del mundo (con ingresos de 32.000 millones de pesetas en el ano 2000, el doble que el Real Madrid) no siendo necesariamente el numero uno en la escala deportiva. Comenz6 su mfstica a panir del acd-dente aereo de 1958 que cost6 la vida a sus jugadorcs mas emblcmaticos y logr6 Ia mitologfa romantica de los alios sesenta gracias a George Best, el primer futbolista que cru-z6la lfnea del cesped para llegar a Ia cultura pop.

    Actualmente Ja marca Man U (Manchester United) se ha extendido a un ketchup, ha bautizado osos de pelu-che, radios, ropa y hasta caf~s con todo su merclumdi-sing. Lo nuevo precisamente ahora en e) Real Madrid es que desde 2002, coincidiendo con su centenario, pas6 decididamente a Ia economfa del espectaculo. Hasta en-tonces e) Real Madrid fue deudor de su historia, pero despues ha pasado a presentarse como acreedor. Conse-cuentemente, el Real Madrid no juega s6lo con su equi-po, sino con Ia explotaci6n de cia leyenda-.. Para ello ne-cesita apro"isionarse de jugadores mito que realimenten Ia rentabilidad de Ia fantasia. Un Madrid que ganara sin jugadores mito podria agradar a Ia afici6n local pero es dudoso que mantuviera su cotizaci6n en el globo. Mas bien, en competencia con otros grandes clubes, podria ir desgastando su rentabilidad al mismo compas que su le-venda. Su marca se resentiria y como efecto empezaria a ~ender menos o no vender lo suficiente para sobrevhir en el show business. El Bayern, el Milan, el Manchester. el Barcelona, el Real Madrid son marcas mundiales. eEl Real Madrid es como Walt Disney pero toda\ia sin explo-

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    tar,, declar6 Florentino Perez a finales de 200lt y esta clase de explotaci6n se manifcs t6 desde Ia operaci6n de figo a J.a de Zidane y de Zidane a Ronaldo. La m.arcal Real Madrid es ahora Ja primera del futbol y Ia marca viene a ser capital en el valor de una empresa. .

    Efectivamente, un club de fUtbol nose com porta de la misma manera que una sociedad estandar. Uo dub de fUtbol es mucbo mas que una ernpresa cualquiera: es pre-cisamente el suei\o de cualquier firma que aspire a ]a maxima fidelizad6n de su dientela. Asf, el banco de in~ versiones Salomon Brothers, que en 1997 estudi6 la in-corporaci6n del espectaculo deportivo al mundo de los negocios, advirti6 sobre Ia importante relad6n irracio- . nal que mantiene el hincha con su equipo, porque,l asombrosamente para el mundo de Ja empresa, los resuJ- t tados deponivos, a diferencia de los resultados financie-; ros, no llegan a ser resolutorios en la. lealtad de los so-cios. El Madrid, incluso en sus peores momentos, se ha mantenido lider de audiencia en Ia radio o en Ia televi-~ si6n; Ferrari estuvo veintiun ai\os sin ganar un tftuJo mundial, pero durante esta pobre travesia continu6 siendo considerada entre los aficionados como Ia nUm.ero uno.

    Algunos estudios presentados en Lon

  • Lessons from the World's Top Sport Organization (2000), exponfa los casos de clubes como los Bu1ls o el New York Yankees, el San Francisco 49ers o el Bayern de Munich como ejemplos de excelencia empresarial y faustos pro-veedores de vida. c.Ficticia? El rutbol espectaculo es, en efecto, no solamente un espectaculo, sino una extraordi-naria oportunidad para vivir de mentira, fantasiosa-mente, en el tiempo marcado para sobrevivir. El hincha-nino se nutre de la gloria o las penas del club y el club toma en sus brazos el destino infantil del hincha. c.Puede imaginarse una regresi6n mas digna de ser televisada? c.Mas ashnilable al reality show?

    Justamente, Ia otra cara de esta alienaci6n televisiva de sexo masculino son los talk shows y reality shows de interes especialmente femenino y que han proliferado en Ia televisi6n al compas de las transmisiones futbolfsticas y deportivas en general. Mientras los hombres se trasla-dan a la realidad del partido, las mujeres cambian su rea-lidad por Ia realidad de las peripecias que exponen los personajes de la prensa del coraz6n. En los dos casos se trata de encuentros: los equipos se enfrentan entre sf para que luzcan los avatares de una aleg6rica batalla por la vida, mientras en el plat6 los famosos se situan frente a si o frente a los entrevistadores cuya misi6n es hacer sal-tar chispas del coraz6n. En uno y otro supuesto no hay un gui6n prcestablecido, y en Ia escena aparece elllanto, la ofensa, Ia desesperaci6n, como nuestra de que la reali-dad se esta produciendo alll mismo, en directo, esta pa-sando, lo estas viendo~>, como dice CNNT. Pero, ademas, la atracci6n del espectaculo radica no ya en el puro es-pectflculo de lo real, sino en Ia realidad misma dando el espectaculo. De esta manera, los espectadores se sientan

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  • ante Ia pantalla no tanto para ver un espcctaculo de ver-dad como para ver c6mo la realidad se espectaculariza ante sus ojos.

    ilnfantilismo? Es necesario un despojamiento de ma-durez para sentir la trascendente irrelevancia de un parti-do y es necesario, a su vez, un abandono en Ia banalidad para vivir con suficiente interes el suceso sentimental del famoseo. Unos y otros publicos fo~aban antes parte de un subsector donde, en general, la poca insuucci6n fa-voreda sus adhesiones, pero ahora esta dejando notoria-mente de ser asf y los millones de espectadores que atrae el fUtbol o un programa del coraz6n traspasan los llmites de cualquier sector. Titulados y tituladas superiores han dejado de sentir rubor por entretenerse con los pormeno-res del fUtbol o la secuencia de los cotilleos. Ahora no s6lo se autoriza a ser trivial sino que, en cierto sentido, una dosis de esta trivialidad aiiade un punto de actualidad, a Ia vez posmoderna y encantadora. Estar al dfa compor-ta hoy hallarse tambi~n al tanto de los programas popula-res en Ia televisi6n, porque vivir unicamente Io mas selec-tive denota un elitismo muy trasnochado. Lo posmoderno es Ia alineaci6n deliberada, el posible disfrute de Io mas comun, el gusto por Ia pelicula mas chusca, los dibujos animados o el filme venenosamente malo.

    En general, Ia sociedad se abastece de estos alimentos f alienantes en grado cada vez mas alto porque toda ella sigue en el indefectible proceso de probarse con identida-des promiscuas y alternando el sabor de lo real. Antes, las fugas de la realidad paredan deserciones innobles ahora, sin embargo. Ia ocasi6n de huir (del trabajo, d~ los deberes. de los problemas), los ensayos de cambio de identidad, la experiencia tanto de lo hermoso como de lo feo, de Ia alta calidad como de las basuras, se encuen-tran en el centro de Ia oferta vivencial.

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  • z. EJ duble

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    RESIDUO CERO

    Asombrosamente, la basura ha alcanzado un estatus dificil de predecir. Respecto a Ia basura nadie puede sen-tirse hoy indiferente; no puede depositarse donde se nos ocurra ni tampoco cuando nos convenga, no debe siquie-ra mezclarse como si fuera toda una, indiferenciada y sin meticulosa estimaci6n. El mandato de no desperdiciar los desperdicios ha adquirido el nivel de un precepto in-separable del sistema presente, porque si antes la basura era cosa sin rango que debfa evitarse al cruzar, ahora hay que tratarla cara a cara y como a un bien indiscutible. En los entomos de las ciudades surgen a ritmo apresurado plantas de reciclaje que se convierten en el orgullo del Estado, de Ia alcaldia y del ciudadano comun. Pero, ade-mas, pronto quien lleve un coche, un vestido o unos com-plementos de materiales reciclados no dejara de hacerlo saber porque lo reciclado ha ganado un valor etico seme-jante a lo natural>> y lo verdadero. Un valor moral en linea con la protecci6n de las especies amenazadas, los maratones en beneficio de los pobres, y, en general, la conciencia social de la integraci6n.

    De diversas maneras, lo excrementicio se ha meta-morfoseado en un admirable botfn y desarrollamos aho-

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    ra, con las escorias, un vinculo que recuerda Ia narraci6n freudiana de la fase anal en Ia que el nino que ahora so-mos obtiene placer en sus juegos con el excremento. eEl nino -escribia Freud en 1917- no experirnenta repugnan-cia alguna por sus excrementos, a los que considera parte de su propio cuerpo, se separa de ellos contra su volun-tad y los utiliza como primer regalo con el que distingue a aquellas personas a las que aprecia particulannente.,. En ese tiempo infantil, los excrementos son el nino o del nii"lo y sacarlos del cuerpo es una donaci6n o una mues-tra de arnor (como la entrega del semen en el amor adul-to), que s6lo se ofrece a los seres elegidos. Es decir, el ex-cremento Uega a ser para el nino lo que ha venido a ser para un punado de marcas selectas como Home & Pla-net, Crate & Barrel o Restoration Hardware, que ofrecen artkulos elaborados con chatarra, neumaticos gastados y trapos o para los disenadores califomianos George Han-sen y Susan Deputy que promocionan una carfsima Hnea de accesorios con Ia certificaci6n de ser elaborados s6lo con telas viejas.

    Una fascinante (y pueril) aportaci6n de estas piezas recicladas para el comercio de lujo es que son exclusivas, porque ninguna puede ser igual en su composici6n y en sus colores a Ia otra. Las bolsas Freitag de Suiza, confev cionada.s con harapos y restos de lona, se venden muy bien gracias a que todas se diferencian claramente entre s. La palabra freitag significa viemes en aleman, y unos grandes almacenes que vendieron otras de imita-ci6n fabrkada.s en China las Uamaron Donncrstag (jue-ves) sin con.seguir' desbancar a las originates scncillamert tc porque no posctan Ia espontanca verdad del residuo. Las Freitag se vendcn actualmente fncluso en las bouti ques de los museos, como en el Museum of Contcmpo r.u-y Art (MOCA) de Los Angeles, y su colcccl6n ha dado

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  • origen a un libro y a un pasmoso desarrollo en Internet ( v.:ww. freitag.ch). __

    Un pais, una moda, una empresa, una exposici6n de arte no parecen actuales si no se toman en serio la in-mundicia. El diseiiador helga Van Beirendonck, ahora en Ja cima, ha bautizado su segunda linea de ropa com~ Wild and Lethal Trash (Salvaje y Letal Basura), signo de que su pretensi6n vanguardista se encuentra justificada. Pero, tambien, cualquier empresa que pretenda ser res-petada no pasara por alto las rebabas. Las campaiias a favor del Tercer Mundo patrocinadas por las tabacaleras, las petroleras o las compafiias electr6nicas se correspon-den, en terminos estrictamente humanos, con Ia atenci6n general dispensada hoy a Ia mierda. lguaJmente, a escala municipal, pocas inspiraciones de cooperaci6n ciudada-na han obtenido mejor acogida que la ola de cuidado y respeto para lo que hasta hace poco era conceptuado como nauseabundo. La fe en el valor (material y espiri-tual) de Ia porquerfa y el detritus constituye una inedita y secreta edici6n de lo religioso, y el caritarismo es acaso una rama ideol6gica del mismo fen6meno.

    En general, el presente vive una compulsi6n con el re-ciclaje como no se ha conocido nunca. Reciclaje de] sexo en sus travestism.os, reciclaje del conocimiento en la for-maci6n profesional, reciclaje de Ia diferencia en la igua-laci6n cultural, reciclaje de los margcnes para su adhe-si6n al sistema. El cuer-po se recicla en los trasplantes o e? Ia cimgfa plastica, rehace sus defectos en las aplica-crones de las celulas madre, se reinvierte en Ja clonaci6n total.

    El ~eciclaje redime, ncut1aliza el hedor, deshace )a mala Vista, acaba con la fennentaci6n revoluclonaria o

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  • tm. t"' h,da~ ".1 rcddAj~ tuuo, lu buNio y h> nuclvr), ll ' lt~da dcm tlo dd ~l~ t ctll\ y el ~S i s lc tm\ ~t' Clh.'ti l '~t\ de h(tt:cr p r'l1

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