vaticano ii - revista de espiritualidad

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El Espiritu Santo segun el en la vida espiritual Vaticano II Haciendo un balance deI Concilio Vaticano II que habia seguido dia a dia, René Laurentin llegaba a decir: "Si el Vaticano II mantiene sus promesas, aparecen'i sin duda, al juicio de la historia, como la primera etapa deI descubrimiento dei Espiritu Santo. Hay ya senales que hacen presentir que la nueva fase de la eclesiologîa ha entrado por estos cami- nos. El cristocentrismo deI movimiento eclesiolôgico tiende a desembocar en un pneumacentrismo que 10 completa" 1. Que es as esperanzas se hayan hecho realidad, no todos estan de acuer- do. Hay quienes han saludado al Vaticano II como "el concilio dei Es- piritu Santo" 2, como el promotor de una revoluciôn gracias a la cual "la eclesiologia ha entrado definitivamente en la fa se pneumatolôgica" 3, como el concilio que trabajando por seguir muy de cerca la Escritura en sus formulaciones ha hablado mucho deI Espiritu Santo 4. Otros, en cambio, se que jan de que este mismo concilio presente en sus documentos funda- mentales una actitud de reserva y asi "la Constituciôn sobre la Liturgia no dice nada sobre la relaciôn entre Eucaristia y Espiritu en la sintesis doctrinal que propone" 5, 0 aun cuando afirman, par el contrario, que "la constituciôn sobre la Liturgia alude, sin du da, a esa pneumatologia ya enriquecida" se lamentan porque "en la Constituciôn sobre la Iglesia, la pneumatologia podia haber quedado mas marcadamente desarrollada" 6. Vemos, pues, que los pareceres son distintos en 10 que se refiere a la presencia deI Espiritu Santo en el ultimo acontecimiento eclesial que, en SI mismo, al margen de 10 que en él se diga, manifiesta la presencia entre 1 «Bilan du concile Vatican lb), Paris, Seuil, 1967, p. 367. 2 Cfr. HANS URS VON BALTHASAR, «Spiritus creator», Brescia, Morcelliana 1972, pp. 209-227. 3 Cfr. MUHLEN, H., El Espiritu Santo en la 19lesia, Sa1amanca, Secretariado de Estudios Trinitarios, 1974, p. XIX. 4 Cfr. CAZELLES, H., Lo Spirito Santo nei testi dei Vaticano II, en Lo Spirito Santo e la Chiesa a curt di E. Lanne, p. 297, Roma, AVE 1970. 5 Cfr. TILLARD, J. M. R., L'Eucharistie et le Saint-Esprit, NRTh 90 (1968) 363. 6 Cfr. BREUNING, W., Pneumatologia, en La teologia en el siglo XX, BAC maior 1974, p. 101.

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El Espiritu Santo segun el

en la vida espiritual Vaticano II

Haciendo un balance deI Concilio Vaticano II que habia seguido dia a dia, René Laurentin llegaba a decir: "Si el Vaticano II mantiene sus promesas, aparecen'i sin duda, al juicio de la historia, como la primera etapa deI descubrimiento dei Espiritu Santo. Hay ya senales que hacen presentir que la nueva fase de la eclesiologîa ha entrado por estos cami­nos. El cristocentrismo deI movimiento eclesiolôgico tiende a desembocar en un pneumacentrismo que 10 completa" 1.

Que es as esperanzas se hayan hecho realidad, no todos estan de acuer­do. Hay quienes han saludado al Vaticano II como "el concilio dei Es­piritu Santo" 2, como el promotor de una revoluciôn gracias a la cual "la eclesiologia ha entrado definitivamente en la fa se pneumatolôgica" 3, como el concilio que trabajando por seguir muy de cerca la Escritura en sus formulaciones ha hablado mucho deI Espiritu Santo 4. Otros, en cambio, se que jan de que este mismo concilio presente en sus documentos funda­mentales una actitud de reserva y asi "la Constituciôn sobre la Liturgia no dice nada sobre la relaciôn entre Eucaristia y Espiritu en la sintesis doctrinal que propone" 5, 0 aun cuando afirman, par el contrario, que "la constituciôn sobre la Liturgia alude, sin du da, a esa pneumatologia ya enriquecida" se lamentan porque "en la Constituciôn sobre la Iglesia, la pneumatologia podia haber quedado mas marcadamente desarrollada" 6.

Vemos, pues, que los pareceres son distintos en 10 que se refiere a la presencia deI Espiritu Santo en el ultimo acontecimiento eclesial que, en SI mismo, al margen de 10 que en él se diga, manifiesta la presencia entre

1 «Bilan du concile Vatican lb), Paris, Seuil, 1967, p. 367. 2 Cfr. HANS URS VON BALTHASAR, «Spiritus creator», Brescia, Morcelliana 1972, pp. 209-227. 3 Cfr. MUHLEN, H., El Espiritu Santo en la 19lesia, Sa1amanca, Secretariado de Estudios

Trinitarios, 1974, p. XIX. 4 Cfr. CAZELLES, H., Lo Spirito Santo nei testi dei Vaticano II, en Lo Spirito Santo e la

Chiesa a curt di E. Lanne, p. 297, Roma, AVE 1970. 5 Cfr. TILLARD, J. M. R., L'Eucharistie et le Saint-Esprit, NRTh 90 (1968) 363. 6 Cfr. BREUNING, W., Pneumatologia, en La teologia en el siglo XX, BAC maior 1974, p. 101.

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nosotros deI poder salvador de Dios y de su poder santificador. Si es cierto que todo debate sobre el Espiritu, 0 mejor, todo estudio sobre El, al me­nos si quiere ser sincero y desea llegar a percibir un poco aquello de 10 que habla, es inseparable de una auténtica experiencia de ese Espiritu 7,

no es menos cierto que hay determinados hechos, que existen ciertas ac­titudes deI espiritu, que se dan ciertos modos de mirar el mundo, la Iglesia, los hombres que s610 pueden explicarse por esa presencia animadora que rompe con toda c1ase de esquemas prefijados. Sin duda, el Vaticano II ha sido en si mismo uno de esos hechos que anuncia que el Espiritu no ha estado inactivo; sin El no se puede hablar dei concilio. Pero l,c6mo ha hablado eI Vaticano II de ese Espiritu que esta a la base de su exis­tencia?

Historia de la intervenci6n progresiva deI Esplritu en los textos deI Vaticano Il

Desde el punto de vista que nos ocupa la historia es aleccionadora 8.

y podemos afirmar que el cambio que hizo el concilio respecto a la im­portancia siempre mayor que atribuy6 a la presencia del Espiritu esta a la base de la evoluci6n deI esquema central sobre la Iglesia.

Cuando los padres conciliares llegaron a Roma, en el otono de 1962, el esquema sobre la Iglesia que habian recibido con anterioridad, era un esquema que teniendo elementos decisivos que iban a conservarse hasta la ultima redacci6n, sin embargo, no era totalmente satisfactorio. Habia habido en el periodo preconciliar de los llitimos anos un movimiento de sensibilizaci6n cara a los temas que el Oriente habia echado en falta dentro de los textos preparatorios deI Concilio. y uno de ellos era el deI Espiritu Santo. Por eso cuando en la manana del 1 de diciembre de 1962 se abri6 la discusi6n sobre el esquema de la Iglesia, la primera voz que se elev6, la deI cardenal Liénart, no obstante reconocer los elementos po­sitivos que en él se destacaban, se opuso a su admisi6n. Y uno de los mo­tivos fundamentales que aleg6 el cardenal fue: "Summe vero cavendum est ne formulae modusve loquendi de Ecc1esia, illud mysterium corrum­pant; ne taliter, verbi gratia, enuntiatur relatio Ecc1esiae romanae ad Cor­pus Mysticum eorumque identitas, quasi Corpus Mysticum intra fines Ecc1esiae romanae totaliter inc1uderetur. Est enim Ecc1esia romana verum Christi Corpus quin tamen illud exhauriat" 9.

En el fondo estaba el hecho de que la Iglesia venia considerada toda­via demasiado desde una vertiente juridica y esto no satisfacia a los pa-

7 Cfr. DAGENS, Cl., L'Esprit-Saint et L'Eglise, NRTh 96 (1974) 226. 8 Cfr. el resumen que trae sobre el tema y en el que nos apoyamos, CHARUE, M., L'Esprit­

Saint dans la Lumen Gentium, EThLov 45 (1969) 459-479. , Cfr. Acta Synodalia Sacrosancti Concilii Oecumenici Vaticani II, Vol. l, Periodus prima,

pars IV, p. 126.

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EL ESPIRITU SANTO EN LA VIDA ESPIRITUAL 205

dres conciliares; poco a poco se iria vislumbrando y aceptando la visi6n mistérica de la misma. No estaba lejos de ese deseo la intuici6n de Con­gar de que se esperaba que el concilio supiera recoger y presentar en sin­tesis equilibrada las adquisiciones ec1esio16gicas de los ultimos cuarenta anos !o.

Pero el motor de todo el proceso fue quizas el cardenal Marty quien, por vez primera, el 22 de octubre deI mismo ano, y a punto de intervenir sobre el esquema de la Liturgia, nos dicen que anadi6 por insinuaci6n de don Olivier Rousseau, uno de los protagonistas de la relaci6n de los cat6licos con el oriente, una frase "incisiva con el fin de poner de mani­fiesto la funci6n deI Espiritu Santo en las obras sacramentales y el vinculo entre la comunidad eucarlstica y el espiritu misionero alimentado por ella" 11. La primera sesi6n del Concilio termin6 con la revoluci6n de los dias 4, 5 Y 6 de diciembre que supusieron para el futuro una nueva llnea que desarrollaria muchas de las inquietudes preconciliares.

Entre la primera y segunda sesi6n conciliar fue redactado un nuevo esquema de la Iglesia. Entre los tres que se manejaban, el de Mons. Philips, el de los padres de lengua alemana y el de Mons. Parente 12, la comisi6n, no queriendo redactar uno completamente nuevo, escogi6 el primero de los tres, ya que, por otra parte, Mons. Philips habia pertenecido a la co­misi6n preparatoria y se comprometi6 en la elaboraci6n deI nuevo esque­ma a tener en cu enta el anterior 13.

En este segundo esquema aparece en el capitulo primero que trata "De Ecc1esiae mysterio", el numero 4 "De Spiritu Ecc1esiam sanctifican­te". Es el Espiritu deI Hijo que el Padre ha enviado a los corazones de los cristianos y en quien tenemos el acceso al Padre; es el Espiritu que resu­cita a los muertos por el pecado; es el Espiritu que habita en los fieles y en la Iglesia como en un templo; es el Espiritu que enriquece a esa misma Iglesia con variedad de dones y gracias carismaticas; es el Espiritu que conduce a todos hacia la deseada uni6n con el Esposo. La Iglesia es asila muchedumbre reunida por la unidad deI Padre, deI Hijo y deI Espi­ritu Santo 14.

En la segunda sesi6n conciliar hubo voces que aplaudieron la nueva direcci6n pneumatol6gica emprendida por la comisi6n 15, mientras que otros, no se contentaron con 10 hecho. Asi ocurri6 con el Excmo. P. D. Ig­nacio Ziadé, arzobispo maronita de Beyruth, quien comenzaba su inter-

10 Cfr. CONGAR, Y. M., Le concile au jour le jour. Première session, Paris 1963, p. 86. 11 Cfr. CHARUE, M., Lo Spirito Santo nella Lumen Gentium, en Lo Spirito Santo e la Chiesa

a cura di E. Lanne, Roma 1970, Ed. AVE, p. 322. 12 Cfr. BETTI, U., La dottrina nell episcopato nel Vaticano II, Roma, Città Nuova Editrice,

1968, pp. 66. 13 Ibidem, P. 77. 14 Cfr. Acta Synodalia ... Vol. II, periodus secunda, pars I, sessio publica II, Typis Polyglotis

Vaticanis 1971, p. 217. 15 Asi v. gr. Cardo CONFALONIERI, en Acta Synodalia ... Vol. II, periodus II, pars II, p. 16 Y

Cardo SUENENS en Acta Synodalia ... Vol. II, periodus II, pars III, p. 175.

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venclOn con estas palabras: "Circa caput de populo Dei et spaciatim de laicis, proponere vellem tantum anidmaversionem generalem quae videtur chistianibus orientalibus maximi momenti. Haec est: quidam enim fere abest ab hoc capite, scilicet Spiritus Sanctus. Sermo quidem fit de Spiritu Sancto in capite primo huius schematis, in par. 4, sed postea non satis apparet eius praesentiam unificare totum mysterium Ecclesiae. Porro, se­cundum traditionem Sacrae Scripturae et constantem traditionem Eccle­siae in oriente, non est theologia Ecclesiae nisi pneumatologica, i.e. Eccle­siae mysterium est effusionis Spiritus in novissimis temporibus" 16.

En 1964, con las enmiendas llegadas a la comision correspondiente, se elaboro un nuevo esquema, el terce1'O, que si bien en diversos aspectos conserva el temple deI anterior, en ot1'Os, como el que ahora nos ocupa, supuso un paso adelante. La presencia deI Espiritu se hizo mas insistente. He aqui algl1nos nuevos aspectos de este tercer esquema 17: nueva elabo­racion deI numero 4 sobre el Espîritu Santo; mayor importancia al acon­tecimiento de Pentecostés; relacion mas explIcita, con las consecuencias que luego detallaremos, entre encamacion e Iglesia, entre Cristo y el Es­piritu; una acentuacion mâs detaUada de la intervencion dei Espiritu en la Iglesia y en los divers os miembros y estados de la misma 18.

La tercera sesion conciliar, en la que se iba a promulgar la constitu­cion sobre la Iglesia, apenas tuvo importancia en las modificaciones pneu­matologicas que se introdujeron. De esta manera hacia fines de 1964 la Lumen Gentil1m "sefiala en verdad el culmen de una etapa en el pro­greso conciliar de la pneumatologia" 19. Podemos, pues, afirmar que la concienciacion conciliar en tomo a la importancia dei Espiritu se hizo en el itinerario dei estudio de la Iglesia. Es en ese estl1dio don de se cru­zaron las diversas tendencias y donde salio airosa, marcando una nueva lInea de futuro, la tendencia pneumatologica.

Ahora bien, si hasta ahora hemos visto la historia de un hecho, de un acontecimiento, nos interesa saber cuâl es y qué significa la presencia deI Espîritu Santo en los documentos conciliares.

Doctl'illa dei EspÎl'itu en los documentas conciliares

1.° Muchos han sido los que se han quejado de la ausencia de una verdadera pneumatologia en la Constitucion sobre la Liturgia 20. Efecti­vamente, ya hemos indicado antes como la conciencia de la ausencia deI

16 Ibidem, p. 211. 17 Cfr. en CHARUE, M. art. cit. p. 326·327. 18 Cfr. CAZELLES, H., art. cit. p. 302·311. 19 CHARUE, M., art. cit. p. 330. 17 Cfr., en CHARUE, M., art. cit. PP. 326·327. 18 Cfr. CAZELLES, H., art. cit. pp. 302·311. 20 Cfr. TILLARD, J. M. R., art. cit. p. 363 CHARUE, M, art cit. p. 330. Cfr. para el tema

STROTMANN, TH., Pneumathologie et liturgie, en La liturgie aprés Vatican II, Paris 1967, Du Cerf, pp. 289·317.

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Espiritu Santo en el Vaticano Il se desperto durante las discusiones sobre la Liturgia, pero cuando iban ya muy adelantadas. Asi esta Constitucion no pudo aprovecharse de un despertar conciliar que iba a tener impor­tantes repercusiones en otros temas.

La mencion deI Espiritu apareee en seis textos. Y la suma de los mis­mos delinea una trayectoria dinamica. Es el Espiritu que ungio al Verbo cuando fue enviado por el Padre para evangelizar a los pobres y curar a los contritos de corazon (5 a), quien se posesiono de los apostoles cuan­do como enviados por Cristo fueron a predicar a todo el mundo (6), quien reciben los cristianos en el bautismo siendo hechos hijos de adopcion (id.) y quien da a la Iglesia entera la fuerza para alabar la gloria deI Padre en Cristo Jesus (Id). Por eso la liturgia va edificando poco a poco a los que son morada de Dios en el Espiritu (2). Si esto obra la liturgia no es ex­trano que la constitucion considere "el celo por promover y reformar la sagrada liturgia ... como el paso deI Espîritu Santo por su Iglesia" (43 a).

2.° El decreto sobre las Iglesias catolicas orientales fue promulgado el 21 de noviembre de 1964 y en él solo se cita tres veees al Espîritu Santo. Es una de las mayores paradojas del concilio: estando apoyada la doctrina oriental de una forma tan eminente sobre el Espiritu, el Va­ticano Il perdio la oportunidad de desarrollar una doctrina que, ademas de haber enriquecido el pensamiento occidental, podia haber sido lazo de union con los orientales.

Tres funciones le asigna el concilio en este decreto: es ellazo de union de todos los fieles que tienen la misma fe, reciben los mismos sacramentos y obedeeen a la misma jerarquia (2); es qui en mueve desde el interior a quienes vienen a la unidad catolica (25) y, finalmente, El es qui en derrama la plenitud de fortaleza y de consuelo sobre aquellos cristianos que vale­rosamente confies an el nombre de Cristo (30 b).

3.° El Decreto sobre el ministerio pastoral de los obispos, promul­gado el 27 de octubre de 1965, menciona cinco veees al Espiritu Santo. Los obispos son los sucesores de esos Apostoles a quienes Jesus envio por el mundo, habiéndoles comunicado el Espiritu Santo para que glori­ficaran al Padre y salvaran a los hombres (1). Los obispos que han si do puestos (2 b) y constituidos por el Espiritu Santo (2 b) al frente de sus dioeesis, tienen la mision de congregar en ese mismo Espiritu Santo a aquellos que les han sido confia dos, por medio de la Palabra y de la Eu­caristia (11 a) y han de anunciar a los hombres el Evangelio de Cristo "llamandolos a la fe con la fortaleza deI Espiritu" (12 a).

4.° También se haee notar la presencia deI Espiritu en el Decreto sobre la renovacion de la vida religiosa, aunque hubiera sido preciso una mayor acentuacion de esta faeeta tan definitiva para comprender en su

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verdadero sentido 10 que es la vida religiosa. Ya en la 120 congregaci6n general, el cardenal Richaud se quejaba amargamente de que en el es­quema que se habia preparado sobre la renovaci6n de la vida religiosa no se encontrara ninguna referencia al Espiritu 21. Esta queja surti6 su efecto, pero no todo el que hubiera sido preciso. En el decreto promulgado el 28 de octubre de 1965 se cita cinco veces al Espiritu. Es él quien esta en eI origen de la vida religiosa, pues mueve, segun los carismas que ha otorgado, 0 a vivir en soledad 0 a fundar las diversas familias religio­sas (1 b). Es El quien suscita en el coraz6n de los individuos el de seo inaplazable de vivir mas para Cristo (1 c) y se encuentra en el centro de la posibilidad de vivir unidos en comunidad (15 a). Es El quien impulsa a los subditos a que se entreguen confiadamente a sus superiores en la pasi6n por imitar la obediencia de Jesus (14 a). Es El quien tiene que dirigir el afan por una auténtica renovaci6n dentro de la vida religiosa (2).

5.° Todavia es mas precaria la aparici6n dei Espiritu en el decreto sobre la formaci6n sacerdotal, promulgado el 28 de octubre de 1965. En él se le cita tres veces. Una de ellas para significar la ordenaci6n sacerdo­tal cuando habla deI sello deI Espiritu (20); en otra ocasi6n se exhorta al candidato que se acostumbre a vivir en uni6n intima con eI Espmtu (8 a), y, finalmente, se le pide que "con el estîmulo y la ayuda de la gracia deI Espiritu Santo" corresponda al don dei celibato (10 a).

6.° Once veces aparece citado el Espiritu Santo en el decreto sobre el apostolado de los seglares (promulgado el 18 de noviembre de 1965). El concilio reconoce que hoy el Espiritu impulsa al laicado (1 c); es eI Espiritu que ha robustecido a los cristianos por medio de la confirmaci6n (3 a) y que les va santificando dia a dia (3 d). Es la faceta deI trabajo apost6lico la que mas marcada esta por el Espiritu y que los laicos han de ejercer en la fe, esperanza y amor que derrama ese Espiritu (3 b). Han de desarrollar los carismas que les han sido otorgados para eI bien de los demas (30 f) Y han de hacerlo con libertad (3 d); han de cultivar los dones recibidos (4 h), han de vivir de acuerdo al Espiritu (29 c) y han de expresar con sus vidas el espiritu de las Bienaventuranzas (4 f). Por eso si, por una parte, la jerarquia no ha de apagar el Espiritu (3 d), por otra el laicado ha de estar unido a aquellos a quienes el Espiritu ha puesto para dirigir el pueblo de Dios (23 c).

7.° Quiza sea el decreto sobre el ecumenismo uno de los que mas han sufrido la influencia de la nueva orientaci6n de la pneumatologîa em­prendida por el concilio. Aparece citado el Espiritu dieciocho veces. A El se le atribuye eI nacimiento deI deseo de uni6n entre los separados (1 b, 4 a),

21 Cfr. DO n.O 1439 (1974) 34.

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derrama también sus dones fuera deI recinto visible de la Iglesia catolica (3 b), se sirve de las otras iglesias coma de medios de salvacion (3 d), obra en el corazon de los hermanos separados (4 i) Y es a él a quien in­vocan buscando a Dios en las escrituras (21 b). Es el Espiritu que derra­ma do sobre los discipulos 2 a, 2 b), habita en los creyentes y los une (2 b), les comunica sus don es 2 f) Y es causa deI desarrollo de todo el pue­blo (2 d).

8.° La Constitucion sobre la divina revelacion, promulgada el 18 de noviembre de 1965, es otro de los documentos que ha sufrido la in­fluencia de 10 que vamos diciendo. Cita al Espiritu veinticinco veces. En tres llneas fundamentales 10 enmarca la constitucion. Una, aquella en la que se considera al Espiritu como el que completa la revelacion (4 a); otra, en la que el Espiritu se pone en relacion con la Escritura (7 a, 9, 11 a, 20 a), y con la Tradicion (9); la tercera, cuando el Espîritu se re­laciona con los creyentes, pues necesitan de él para profesar toda la fe (5), para progresar en el conocimiento (8 a), para conocer toda la verdad (8 c). Sin el Espiritu nada se puede hacer frente al Evangelio de Jesus, pues es necesario interpretarlo con el mismo Espiritu con que fue escrito (12 c).

9.° La presencia deI Espiritu se patentiza también en el decreto so­bre la actividad misionera de la Iglesia, promulgado el 7 de diciembre de 1965, en el que se le cita veinticuatro veces. Aqui aparece el Espîritu en relacion con la Iglesia, pues ésta procede de la mision deI Hijo y deI Espiritu (2, 4 a); es el Espîritu quien "unifica en la comunion y en el servicio y provee de diversos dones jerarquicos y carismaticos a la Igle­sia" (4 c) y quien la impulsa a vivir como Cristo (5 c); por eso esta aso­ciado a la realizacion de la obra de la salvacion (4 b), abre el corazon a la fe (13 a), llama a todos a Cristo (15 c), otorga los carismas seglin quiere para la comun utilidad (23 a) y alienta e impulsa a los cristianos a entregarse al Evangelio (24 a). Este Espiritu, afirmacion importante deI concilio, obraba en el mundo ya antes de la glorificacion de Cristo (4 a) y ahora, viviendo en el corazon de los cristianos, habiendo regenerado la naturaleza humana en Cristo (7 d), hace de ellos el fermento deI mun­do (15 g).

10.° En el decreto sobre el ministerio y vida de los presbiteros, pro­mulgado el 7 de diciembre de 1965, viene citado el Espiritu veintitrés veces. Es el que ha sellado a los ordenados con el caracter sacramental (2 d, 12 b), es el que conduce a cada uno de los cristianos al cultivo de su vocacion (6 b), él es el que guia a los sacerdotes (13 m, 13 c, 17 e, 22 c), el que los encadena coma a Pablo pOl' el bien deI Evangelio (15 a)

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y quien les lleva a realizar las tres funciones propias de su cargo, ha­ciéndoles de esta manera santos (13 a). El es el que guiaba a Maria (18 b) e impulsaba a la Iglesia a abrir nuevos caminos (22 b).

Il.0 Es en la constitucion sobre la Iglesia en el mundo actual donde mas ha cundido la decepcion, ya que a través de este documento "se constata que incluso al final deI concilio no se ha conseguido plenamente la victoria de la pneumatologia" 22. Y aunque en la constitucion aparece aquî y aUî la mencion deI Espîritu no es suficiente este recuerdo para damos una ide a de su mision dentro deI mundo actual. También aquî el Concilio ha perdido una oportunidad, mucho mas cuando en los textos preparatorios habia temas tan importantes coma el deI "Espiritu Santo que obra en la historia y recrea renovando al hombre en la justicia y en la santidad de la verdad" 23.

12.0 Es, sin duda, en la constitucion dogmatica sobre la Iglesia don­de se acentûa el valor de la presencia del Espîritu. Y en eUa la pneumato­logia es requerida por la misma prospectiva trinitaria de la eclesiologia 24.

Un primer acercamiento entre Iglesia y Espiritu aparece en el nûmero 4, cuyo origen hemos detaUado mas arriba. Todo él esta centrado en el Es­piritu y en la mision deI mismo dentro de la Iglesia. Un segundo momento de convergencia entre Espiritu e Iglesia 10 tenemos en el nûmero 8 a, donde el concilio desarroUa una analogia entre la encamacion y la pre­sencia deI Espmtu en la Iglesia, pero a ella nos referiremos mas adelante. La tercera relacion fundamental la encontramos en el nûmero 48 b, cuan­do el concilio afirma que "envio a su Espîritu vivificador sobre sus dis­cipulos y por El constituyo a su Cuerpo que es la Iglesia coma sacramento univers al de salvacion"; pero también 10 veremos mas adelante.

Dentro de estos tres hitos que nos parecen los fundamentales, la cons­titucion explica toda la actividad que despliega el Espîritu en la Iglesia. Actividad cara a la Iglesia en general: pues es con su efusion coma la Iglesia ha sido manifesta da a este mundo (2), es él quien reuniendo a los fieles los ha hecho miembros deI Cuerpo Mîstico de Cristo (7 a), es él, finalmente, el que hace de la Iglesia una habitacion de Dios (6 d). Activi­dad cara a los fieles: porque habita en su corazon (9 b), mueve y sostiene el sentido de la fe de los mismos (12 a), reparte las gracias entre los fie­les (12 b) Y los incorpora plenamente al Cuerpo de Cristo (14 b). Activi­dad cara a sujetos especiales: ayuda a los obispos en el desempefio de su mision (25 a), asiste al Papa (25 c), vivifica a los lai cos (34 a, b), mueve intemamente (40 a) y es guîa (41 a), esta al origen de la practica de los

22 CHARUE, M., art. cit. p. 330, nota 40. 23 Cfr. MOELLER, CH., L'élaboration du schena XIII, l'Eglise dans le monde de ce temps,

Tournai, Casterman 1969, p. 146. 24 Cfr. CHARVE, M., art. cit., p. 323, nota 20.

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EL ESPÎRITU SANTO EN LA VIDA ESPIRITUAL 211

consejos evangélicos (39), ayuda a la Iglesia en la interpretaci6n de los mismos (4:5 a) y en el discernimiento de las reglas que ayudan a muchos a llegar a la perfecci6n (45 a). El también obra en los no cat6licos (15), robustece la estructura organica de la Iglesia (22 a) y obra en ella ma­ravillas (44 d).

Quisiéramos referirnos brevemente a dos de las relaciones citadas mas arriba entre el Espiritu y la Iglesia. Un hecho muy importante es la analo­gia que introduce el Vaticano II entre encarnaci6n e Iglesia: "Pues coma la naturaleza asumida sirve al Verbo divino coma 6rgano de salvad6n a El indisolublemente unido, de forma seme jante la uni6n social de la Iglesia sirve al Espiritu de Cristo, que la vivifica, para el incremento deI cuerpo" (8 a). Podriamos seîialar divers os elementos: a) que el concilio jamas usa la expresi6n, normal en la teologia anterior, de la Iglesia coma "prolongaci6n de la encarnaci6n"; b) que seme jante manera de hablar, aunque podia ser bien entendida se prestaba a falsas interpretaciones; c) que se podia llegar asi a una especie de monofisismo eclesiol6gico; d) que se ha preferido emprender un nuevo rumbo en don de se relaciona mas bien Iglesia y Espiritu; e) que "por este camino aparece con toda evi­dencia el panorama trinitario en que se debe enmarcar la economia de la salvaci6n. Se atribuye de hecho a la rnisi6n deI Espiritu Santo la misma importancia que se le asigna a la misi6n deI Hijo y s6lo asi, en la relaci6n de uni6n y diferenciacion entre encarnacion e Iglesia, se nos revela final­mente en toda plenitud el rnisterio de la Trinidad" 25. Esta relacion es de suma importancia porque incluso la comision teologica dijo explicitamente: "Numerus 8 nunc conclusionem constituit tractationis de mysterio Ec­clesiae" 26.

El otro aspecto importante es la vertiente pneumatologie a de la Igle­sia, sacramento de salvacion. La sacramentalidad se ha convertido hoy dia en une de los elementos mas importantes y prometedores de la teologia catolica. Y la Iglesia como sacramento esta a la base de una renovaci6n eclesiologica. Pues bien, en ese punto precisamente se ha abierto la ver­tiente pneumatologica: la Iglesia, afirma el Vaticano II, en el n.o 48 b, es el signo univers al de salvacion por obra deI Espiritu Santo. Y aqui sa­cramento hay que tomarlo en toda la riqueza de la que se habla en el n.o 1 a de la "Lumen Gentium": "sacramento 0 signo e instrumento de la intima union con Dios y de la unidad de todo el género humano" 27.

25 MUHLEN, H., ob. oit., p. XIX. Cfr. también pp. 445-492. 26 Schema Constitutionis de Ecclesia, Typis Polyglotis Vaticanis 1964, p. 24. 27 Dejamos ahora pOl' falta de lugar la relaci6n entre Espiritu y Maria.

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Aplicaciones a la vida espiritual

i,Cmil es el reflejo de todo 10 dicho en la vida espiritual? 0 de otra manera, ese progresivo descubrimiento deI Espiritu en el Vaticano II que no ha sido ni continuo ni rectilîneo sino que ha de ser entendido mucho mâs a base de centros de convergencia, i,c6mo ha de manifestarse tam­bién en la vida personal deI cristiano que anhela introducirse mâs y mâs en el misterio del Senor J esûs? Insinuamos algunas lÎneas mâs impor­tantes.

1. a Algo que no debe pasar desapercibido por la repercusi6n perso­nal que ha de tener, es la nueva y predominante orientaci6n pneumato16-gica de la eclesiologîa. Tradicionalmente la vida de perfecci6n cristiana ha estado orientada hacia Cristo: "Tened en vosotros los mismos senti­mientos que Cristo Jesus ... " (Fil 2,5). La vida espiritual consistia en una asimilaci6n cada vez mâs perfecta a Cristo Jesus. Todo cristiano tenia que vivir en si 10 mâs perfectamente posible la imitaci6n deI Maestro. El pro­blema era que a menudo, salvando las honrosas excepciones, el cristiano olvidaba 0 marginaba al Espîritu de Cristo, el Espiritu Santo. Olvido cau­sado por el desconocimiento en que ha permanecido en la Iglesia catolica el Espiritu.

Lo que ocurria en los particulares acaso no era sino el resultado de 10 que suce dia con la Iglesia. Si, es verdad que Iglesia y Espîritu estaban rela­cionados y los teologos se empenaban en estudiar esta relacion. Dnos sos­tenian una solucion de tipo agustiniano: el Espiritu era el alma de la Igle­sia y la relaci6n entre Espîritu e Iglesia se desarrollaba de acuerdo con las que se dan entre cuerpo y alma 28. Otros preferian una relaci6n de tipo sintético en la que considerando a la Iglesia coma prolongaci6n de la en­carnacion, se pensaba en ella coma en una realidad humano-divina de la que el Espiritu era el principio interno. Y en consecuencia con el princi­pia interior hablaban de la relacion entre la Iglesia y el Espiritu. Ambas soluciones tenian sus dificultades, y si en la primera anidaba el peligro de un cierto dualismo, en la segunda no se resaltaba suficientemente las diferencias entre el Espiritu y Cristo, ademâs de que podia tender a un cierto endurecimiento de la vertiente jurîdica de la Iglesia.

Por eso la nueva pneumatologîa eclesio16gica viene a rellenar una ausencia y debe significar la superacion de un falso misticismo con ribe­tes de herejîa que nos encontramos en algunos autores 29. Frente a cual­quier monofisismo herético ha de quedar bien clara la distinci6n entre las

28 Cfr. DAGENS, CL., art. cit., pp. 232·233. «Lo que obra el alma en todos los miembros de un solo cuerpo eso hace el Espiritu Santo en toda la Iglesia», S. Agustfn, Serm. 267 4 (PL 38, 1231).

29 Asi con PELZ, K., en Der Christ aIs Christus, 4." parte, cap. 1: Uni6n de los crlstianos con la segunda persona divina, en MUHLEN, H., ob. cit., p. 7. 04.

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personas divinas y las personas humanas en su propia naturaleza; frente a cualquier olvido ha de quedar bien manifiesta la relaci6n entre Espiritu e Iglesia.

De aqui que en toda vida cristiana ha de aparecer con nueva fuerza la vertiente pneumatol6gica. El Espiritu Santo, que al fin y al cabo no es otro que el Espiritu de Cristo, ha de ocupar un puesto privilegiado en el progreso espiritual de cualquier cristiano. Podemos presentar dos criterios fundamentales de esta presencia: la confesi6n de fe cristol6gica y el ser­vicio a los demâs y a la comunidad. A estas dos realidades impulsa el Espiritu: a confesar a Jesûs como el Senor y a servir a los hermanos. Quien quiera progresar en el "conocimiento de Jesûs, de la potencia de su resurrecci6n y de la solidaridad con sus sufrimientos" (Fil 3, 10), ha de de jar se trabajar por la fuerza deI Espiritu. Y esto significa también supe­rar toda linea juridica en la propia vida y en la propia actuaci6n, pero no movido por la fuerza de la carne sino por el impulso del Espiritu.

2.a Esta presencia deI Espiritu de Cristo en el propio espiritu, esta posesi6n cada vez mayor de su fuerza invencible, crea en el hombre la pasi6n por la unidad. Y es que el Espiritu que es espiritu de unidad entre el Padre y el Hijo, hace brotar en el cristiano el anhelo por la unidad. Ya en la primitiva Iglesia conforme el Espiritu iba agregando a la misma un mayor numero de personas iba creando en ellas el afân por una partici­paci6n comûn. La acogida de Cristo, que es fruto de la donaci6n deI Espi­ritu, se traduce en una busqueda sincera de comûn unidad, de lazos de amor cuya manifestaci6n externa es la comuni6n en unos bienes materia­les. El Espiritu es, pues, quien une al cristiano en el amor a Jesus y de la obediencia amorosa al Padre. Una uni6n que no engendra confusi6n, que no es origen de confusiones nefastas, sino mâs bien garantia para el conti­nuo esfuerzo de quienes conociendo sus propias debilidades caminan con carmo hacia Dios. El Espiritu al mismo tiempo que es vinculo de unidad con Dios, crea en el espiritu humano la conciencia de la lejania de Dios. Uni6n de amor y distinci6n natural y personal hacen que al amor se le vinculen la sencillez de coraz6n y el dolor de los pecados.

3.a Quien sienta en su espiritu la cercania deI Espiritu de Dios, quien note en 10 mâs interior de su ser el quemazo del calor de Dios, se siente impulsado a ser instrumento suyo en la bûsqueda deI bien deI hombre, y ahi nace el empeno misionero. Hay, pues, en el espîritu humano que se deja glliar por el Espiritu de Dios un ansia misionera, no en vano "envi6 Xto al Espiritu Santo de parte del Padre, para que realizara interiormente su obra salutifera e impulsara a la Iglesia a su propia dilataci6n" (AG 4 a). Puede sèr esto una especie de test de la presencia deI Espiritu en nos­otros. Esto significa también que el progreso deI mensaje de Jesus en

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nuestro mundo no puede ser fruto de la simple empresa humana y que sôlo cUCl.ndo El estâ presente es posible llevar adelante la empresa de una evangelizaciôn. No hay, pues, verdadera evangelizaciôn sin que el Espî­ritu la inicie, la mueva y la conduzca. Asî, pues, como la evangelizaciôn deI mundo no es posible sin el Espîritu, tampoco 10 es la evangelizaciôn personal; nadie puede adentrarse en elmisterio de Cristo sin que el Espîritu le impulse a elIo. No hay, pues, progreso cristiano sin espîritu. Y esto es muy importante.

4.a Si la vertiente comunitaria es el aspecto misionero, la vertiente personal es la faceta santificante. La santidad no es otra cos a que la pose­sion de la propia persona por el misterio de Jesus. No es el cristiano quien se va posesionando deI misterio de Cristo, es él quien va siendo poseîdo por el Sefior Jesus. Y ahila obra es sôlo deI Espîritu con la cooperaciôn humanCl.. Por eso como no hay progreso misionero sin Espîritu tampoco hay progreso cristiano sin Espiritu. El Espiritu es 10 mâs decisivo en la vida cristiana personal y comunitaria.

5.a Junto a las hasta ahora indic ad as hay que afiadir la funcion que Ilamarîamrs pastoral de la presencia del Espîritu. Funciôn importante que ha ap;:lfeddo diseminada en los diferentes decretos conciliares. Con el nom­bre de flmcion pastoral designamos el hecho de que el Espîritu es principio de verd8d. El nos h8ce conocer el Evangelio, nos introduce en la verdad (Jo 16,13), nos hace "alcanzar una inteligencia siempre mâs profunda de las sagradas escrituras" (DV 23) y es él quien nos ayuda "a contem­plar y gustar en la fe el misterio deI plan divino" (GS 15 d). En el cami­no hacia el bien y la verdad, en el esfuerzo por encontrarla, en el desafto contra cualquier situaciôn humana que impida el progreso espiritual deI hombre, en la apuesta por el mafiana mâs halagüefio que el hoy, nada puede el hombre si no viene animado, sostenido y ayudado por el Espîri­tu. El cristiano que siente el reclamo deI Padre no puede ir hacia El si no es ayudado por el Espîritu: "Para profesar esta fe es necesaria la gracia de Dias que previene y ayuda y los auxilios internos deI Espiritu Santo, el cu al mueve el corazôn y 10 convierte a Dios, abre los ojos de la mente y da a todos la suavidad en el aceptar y creer la verdad" (DV 5).

Con el nombre de funciôn pastoral designamos también al Espiritu que da las fuerzas slJficientes para salir airoso de la prueba que atenta contra la fe. CtJando el lazo se estrecha demasiado 0 las dificultades son aparentemente insuperables, cllando la acogida deI Sefior Jesùs tambalea en la propia vIda, entonces el Esplritu es la fuerza que ayuda al hombre a no de jar se arrastrar por el vértigo que quiere lIevarle detrâs de él.

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6.a Finalmente, eI Espiritu es qui en asegura la funci6n escatol6gica, 0,

dicho de otra manera, es quien lleva a la Iglesia hacia la consumaci6n deI plan preconcebido por el Padre. Es como la columna de fuego que cami­na y guia al pueblo, es como la fuerza interior que hace que todavia se t.:ngan arrestos suficientes para seguir adeIante, es como la ayuda que nece­sita el pueblo de Dios dia a dia para ir adelante.

Vioiencia actual dei espiritu

Que el Vaticano II supuso una apertura esperanzadora en el tema deI Espiritu, de esto no hay duda. Asi 10 manifestaron muchos padres conci­liares cuando en el esquema de la Iglesia se introdujo el que iba a sel' n.o 4 deI texto definitivo 30. Que seme jante direcci6n no fue rectilinea, ya 10 hemos dicho antes y baste recordar la decepci6n de muchos precisa­mente ante el ù1timo esquema, eI de la Iglesia en eI mundo actual. Fue, pues, la tendencia pneumatol6gica una luz esperanzadora que no lleg6 a brillar 10 suficiente. Ahora bien, lqué ha significado esto en el postconci­lio? Es decir, lse ha dado un proceso de desarrollo que recogiera los gér­menes conciliares y los llevara hacia adelante en una reflexi6n teol6gica y espiritual?

Desde el pIano teo16gico hay que responder negativamente. Es verdad que en el post-concilio se han publicado obras importantes como la de H. Mühlen: "El Espiritu Santo en la Iglesia" 31 que pueden marcar un hito en el camino emprendido de reflexi6n y de esfuerzo para conocer mas profundamente el Espiritu Santo; es verdad también que han aparecido otras obras interesantes como la dei cardenal Suenens "Une nouvelle Pentecôte" 32 que en parte es deseo y afan, en parte testimonio y en parte estudio serio de un tema apasionante; es verdad que en los ùltimos anos ha aparecido incluso una bibliografia abundante sobre temas que de una u otra manera se relacionan con el Espîritu Santo 33; y si todo eso es ya como una esperanza de futuro, pese a todo hay que decir que todavia el Espiritu sigue siendo un poco el "gran desconocido" en el campo de una teologia seria. Sera que quiza nos falten todavîa estudios bîblicos serios sobre el tema deI Espiritu; sera que no se ha despertado demasiado pujan­te la preocupaci6n por el Espiritu, 10 cierto es que faltan estudios post­conciliares que hayan desentranado la riqueza conciliar en este campo y hayan abierto el camino de una sucesiva elaboraci6n teol6gica 34.

30 Act. Synodalia Concilii Vaticani II II·l, pp. 572·575 ss. 31 Salamanca 1974, Secretariado de Estudios Trinitarios. 32 Paris, DDB 1974. 33 El n.O 14 deI RIe Supplement, publicado en 1974, Universidad de Estrasburgo, recoge 637

titulos diferentes distribuidos en cinco apartados: 1. Doctrina sobre el E. Santo ;2. E. Santo· 19lesia; 3. Pentecostalismo; 4. Bautismo en el Espiritu, y 5. Carisma.

34 Nos harian falta estudios en la Ifnea de la tesina inédita de NEREO SILANES, El Espiritu Santo en los capitulas I·II de la Lumen Gentium, PUS 1974.

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Y, sin embargo, desde el punto de vista de la praxis cristiana, hay que afirmar que la presencia del Espiritu va siendo cada vez mas manifiesta en el pueblo de Dios. Basta recordar algunos elementos en los que no pode­mos detenernos como la urgencia de las comunidades de base donde se quiere dar una escucha mas atenta a la presencia deI Espiritu que derrama sus dones como quiere 35; podemos mencionar toda la importancia que va teniendo la teologia de los carismas 36; y luego hemos de resaltar nece­sariamente toda la renovacion deI pentecostalismo catolico que con tanta fuerza ha hecho irrupcion en el campo catolico: "La renovacion carisma­tica se basa en el principio de que el Espiritu Santo es soberano y libre. Sopla cuando, donde y como quiere. Aunque el Espiritu acoge a las perso­nas e iglesias locales alla donde se hallan, el Espiritu no depende de modo radical de las disposiciones subjetivas de las personas 0 comunidades. El Espîritu Santo posee y mantiene la iniciativa en cada instante de la vida comunitaria" 37.

Creo que no podemos dudar de que el Espîritu, al margen de toda la importancia que se le dé en el campo de la reflexion teologica superior, es una fuerza que se ha metido de lleno en la vida de la 19lesia y que va haciendo brotar en los corazones cristianos esperanzas de renovacion seria y eficaz. El Espîritu martillea con fuerza la conciencia de los cristianos, va obrando intuiciones de sana audacia espiritual, va lanzando a los cris­tianos por el camino deI descubrimiento de Dios. Sera que una vez mas la vida ha de ensenar a la teologîa y le ha de abrir el camino deI futuro.

"De este modo, nos son evocados los titulos que distinguen las operaciones deI Espiritu Santo hacia la humanidad redimida y por redimir por mérito de Cristo; El es, por excelencia, el Santo y el santificador; El es el Paniclito, es decir, nuestro patrono y consolador; El es el vivificante; El es el liber­tador; El es el amor; es el Espiritu de Dios, el Espiritu de Cristo, es la gracia increada que habita en nosotros, coma fuenie de la gracia creada y de la "virtud" de los sacramentos; es el Espiritu de verdad, es la unidad, es decir, el principio de la comuniôn, y, por tanto, el fermento deI ecumenismo, es el goza de la posesiôn de Dias; es el dador de los siete dones y de los ca­rismas; es el fecundador deI apostolado, es el sostén de los martires, es el inspirador interior de los maestros interiores, es la voz primera deI magis­terio y la autoridad superior de la jerarquia; es, finalmente, la fuente de nuestra espiritualidad" 38.

Miguel Angel As IAIN

Instituto Gaudium et Spes. Salamanca.

35 Cfr. ALONSO, A., Comunidades eclesiales de base, Salamanca, Sfgueme 1970. LEPAGE, L., Les communeautés, sectes ou ferments, Paris-Ottawa 1971, MAERTENS, J., Les petits groupes et l'avenir de l'Eglise, Paris, Centurion 1971. SANTANDER, M. A., Comunidades eclesiales y auto­ridad, Barcelona 197Q. USEROS, M., Cristianos en comunidad, Salamanca 1970, Sfgueme.

36 Baste recordar la hermosa presentaci6n deI cardenal SUENENS en el Vaticano II, Acta synodalia ... II-III, p. 175 ss. Cfr. RIC Supplement n. 14, Estrasburgo 1974, titulos deI 492-598.

37 McDONELL, K., Documento: Declaraci6n sobre la base teol6gica dei movimiento cat6lico de renovaci6n carismdtica, Studium 14 (1974) 149.

38 Pablo VI, Ecc!. n.O 1544 (1971) 719.