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Un pueblo, su lengua, una –El fruto de 35 años de labor constante y p «Dar el nombre de Dios en tseltal fue lo más maravilloso para mí. No decir Yaveh, no decir Elohim, no decir los nombres en hebreo, sino decir en tseltal el nombre de Dios ( te Mach’a ay nananix ah), fue para mí lo más tonificante». Texto escrito por: P. Eugenio Maurer Ávalos, sj P. Ignacio Morales Elizalde, sj P. Felipe J. Ali Modad Aguilar, sj Fotos: Enrique Carrasco, sj 60 24 Esquila Misional

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Un pueblo, su lengua, una Biblia–El fruto de 35 años de labor constante y paciente–EXPRESIÓN Y CULTURA

«Dar el nombre de Dios en tseltal fue lo más maravilloso para mí. No decir Yaveh, no decir Elohim, no decir los nombres en hebreo, sino decir en tseltal el nombre de Dios (te Mach’a ay nananix ah), fue para mí lo más tonificante».

Texto escrito por:P. Eugenio Maurer Ávalos, sj

P. Ignacio Morales Elizalde, sjP. Felipe J. Ali Modad Aguilar, sj

Fotos: Enrique Carrasco, sj

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Un pueblo, su lengua, una Biblia–El fruto de 35 años de labor constante y paciente–

Es la respuesta de Ignacio Morales Elizalde, sacerdote jesuita con 45 años de trabajo entre los indígenas tseltales en Chiapas, cuando alguien le preguntó qué significó para él trabajar en la traducción de la Biblia.

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Grupo de traductores de la Biblia. De izquierda a derecha: los sacerdotes Felipe J.Ali Modad, Eugenio Maurer y Mardonio Morales Elizalde; Gilberto Moreno Jiménez,Abelino Guzmán Jiménez, Francisca Silvano, María Saragos, Manuel Silvano Gómez

y el sacerdote Ignacio Morales Elizalde

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EXPRESIÓN Y CULTURAEl grupo de curiosos le preguntó al padre

Nacho Morales: «Pero, ¿cómo fue que dieron con el nombre de Dios en tseltal?». «Yo,

cuando caminaba por las comunidades tenía una mulita y entonces el guía iba adelante abriendo las trancas. Yo iba atrás arreando la bestia, y entonces le pregunté: “¿Cierro la tranca?”. “No, de por sí ya está abierta (jamal nananix ah)”. De inmediato me llamó la atención esa frase y la apunté, pues se trataba de algo que daba la idea de permanencia, y entonces aplicando eso a los atributos de Dios le da una expresión de permanencia, de continuidad. Al consultar esa expresión con los traductores les gustó y sintieron que eso expresaba con mucha fuerza la revelación del nombre de Dios».

La anécdota anterior es una de las muchas que se pueden contar sobre el trabajo de traducción de la Biblia a la lengua tseltal, cuyo número de hablantes se acerca al medio millón, y es una de las más de 50 lenguas que se hablan en nuestro país. Desde hace ocho años el pueblo tseltal tiene entre sus manos la edición de la Biblia en su propia lengua. Esto fue posible gracias al trabajo paciente y constante de un gran número de personas a lo largo de 35 años.

Los inicios de la misión en ChiapasA la llegada de la misión jesuita a la

región de Bachajón, Chiapas, en diciembre de 1958, se encontraron con que la zona había quedado prácticamente sin atención pastoral desde hacía más de un siglo. La tarea era grande, había que reavivar la predicación del Evangelio iniciada en el siglo XVI por los frailes dominicos. Al principio, los misioneros jesuitas tuvieron que auxiliarse de traductores, pero desde entonces se vio la necesidad de aprender la lengua tseltal, tanto para conocer más de cerca la cultura

de esos pueblos, como para comunicarse con ellos. Así comenzó a traducirse del castellano al tseltal algunos catecismos y los párrafos más usados de la Sagrada Escritura, especialmente del Nuevo Testamento.

Cada vez más fue percibiéndose la necesidad de contar con una traducción completa del Antiguo y Nuevo Testamento. Por esas mismas fechas los

Mujer tseltal lleva la Biblia traducida en su idioma

Dios en tseltal

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documentos del Concilio Vaticano II, que dieron gran impulso a las traducciones bíblicas y a la inculturación del Evangelio, avivaron el deseo de comprometerse en ese arduo trabajo.

Paralelamente, empezó a circular una edición del Nuevo Testamento en lengua tseltal realizada por algunos protestantes, que falseaba la traducción en varios pasajes que tenían que ver con cuestiones importantes para la fe católica, como la institución de la eucaristía, la virginidad de María, el primado de Pedro, entre otros.

Todo este conjunto de circunstancias motivó a los padres Mardonio e Ignacio Morales a emprender, a partir del año 1969, la aventura de lograr una traducción completa de la Biblia, contando siempre

Autoridades tradicionales (capitanes) con las banderas de sus comunidades

con el apoyo e impulso del obispo de la diócesis, don Samuel Ruiz («jTatic Samuel», como le llamaron familiarmente los indígenas tseltales).

Los tseltales fueron los traductoresEl padre Nacho no deja de mantener la atención

de los jóvenes que lo rodean y les confía otra de las claves del proceso de traducción: «Otra cosa muy importante es que los tseltales mismos fueron quienes tradujeron la Biblia, y que nosotros fuimos los asesores. El tseltal habla mejor su lengua que nosotros. Ellos tradujeron al tseltal los textos de la Biblia, y nosotros los asesoramos, como en el caso del Nombre de Dios que ya les platiqué».

En los primeros años del proceso de traducción se capacitó a un grupo de catequistas tseltales para hacer una traducción dinámica y fiel de las Escrituras. Se les entregaba el texto base en castellano y al cabo de algunos meses iban entregando su traducción, (manuscrita por cierto) en cuadernos muy sencillos. Esos manuscritos se transcribían a máquina en la misión de Bachajón, y ahí se iniciaba el aporte de los misioneros jesuitas, que incluía el cotejo de la traducción tseltal con el texto griego original en el caso del Nuevo Testamento.

Abelino Guzmán Jiménez, indígena tseltal y traductor de la segunda versión del Nuevo Testamento y de los Salmos, habla sobre lo que ha significado para él este trabajo de la traducción de la Biblia: «En primer lugar, te puedo decir que yo no soñaba con llegar a traducir las Sagradas Palabras de Dios. Pero, cuando iniciamos, desde el principio, en los salmos, me sentí especial, algo así como un puente para mis hermanos. Y ya, cuando decidimos entrar a toda la Biblia, se puede decir que le dediqué parte de mi vida».

Gilberto Moreno Jiménez, traductor tseltal del Antiguo Testamento, habla así de su vivencia en la traducción: «Doy gracias al Padre que aún me conservó mi pedazo de carne para poder realizar este trabajo, que no fue de un momento a otro, y aún más, que me dio la oportunidad de conocer y entender un poco más su Palabra. Pero, al mismo tiempo, que me permitió ser como el puente entre los misioneros y mis hermanos de la etnia tseltal, de

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ser como el intermediario entre Dios y su pueblo, que no entendía su Palabra porque se leía en español; ...así sentí en los momentos de la traducción, ir entendiendo poco a poco para que mi pueblo lo pueda entender también, usando la sencillez del corazón, para que mis hermanos de raza y cultura la acojan ya como propia».

El ritmo del texto griego resonando en la traducción tseltal

El interés de los oyentes del padre Nacho crece cuando éste les narra emocionado: «En una de las visitas que don Samuel hizo en aquellos años a la misión, me pidió que le leyera la traducción del prólogo de san Juan. Don Samuel era un gran conocedor de la Biblia, esa era su especialidad. Mientras yo iba leyendo, vi como su rostro se emocionaba y me dijo: “¿Te das cuenta, Nacho? Estoy oyendo resonar el ritmo del texto griego en la traducción tseltal del prólogo de san Juan”».

La asesoría de peritos en BibliaEn muchos casos se requirió la asesoría de

peritos en Biblia del Instituto Teológico de la Compañía de Jesús en la Ciudad de México. Su aporte fue muy importante y cualificado para encontrar las expresiones más adecuadas para algunos pasajes bíblicos especialmente difíciles. El diálogo entre misioneros y especialistas en Biblia fue siempre fructuoso para ambos.

En 1982 se incorporó a los trabajos de traducción el padre Eugenio Maurer, sj. Sus conocimientos en antropología y lingüística se sumaron a los esfuerzos previos de los padres Mardonio y Nacho para lograr en 1983 la publicación del texto de los Evangelios y los Hechos de los Apóstoles, y en 1987 editar las cartas de los Apóstoles y el Apocalipsis. Ambas ediciones fueron recibidas con gusto por las comunidades tseltales. El uso de esos textos en las reflexiones dominicales de la Palabra de Dios, en las visitas a los enfermos y en otras muchas situaciones hicieron ver la

importancia de llevar a término la traducción completa de la Biblia.

Al mismo tiempo se fue percibiendo la necesidad de «tseltalizar» aún más la traducción, es decir, lograr términos más apropiados según la cultura, para una mejor comprensión de los textos. Así, para 1992, se pensaba ya en una futura edición completa de la Biblia incluyendo en ella una segunda traducción del Nuevo Testamento que tuviera las mejoras necesarias que se iban detectando con el uso de los textos.

Al referirse al método empleado para las traducciones, el padre Eugenio Maurer explica: «Tratamos de lograr no sólo una traducción literal, sino una traducción cultural. A este método se le conoce con el nombre de “traducción dinámica” y trata de lograr expresiones que respeten el sentido original del texto y que asuman los modos propios de la cultura para nombrar las cosas. Así, por ejemplo: “llena de gracia” no debe traducirse nojelat, –“estás llena”– pues, aunque a la letra significa lleno, el término se aplica a una botella llena. “Gracia”, don gratuito, lo traducimos como “regalo no pagado”. La traducción dinámica de la frase del Avemaría es pues: “son innumerables los dones gratuitos que has recibido”. Al hablar del “Pan de vida” hay que

Indígenas tocan sus caracoles durante la misa en donde fue presentada la Biblia en tseltal

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traducirlo: “el pan que da la vida”. En la expresión “Dios, rico en misericordia” encontramos que en la cultura tseltal el concepto “rico” se refiere sólo al dinero; traducimos pues: “la misericordia de Dios no tiene medida”, etcétera».

El mismo padre Maurer añade: «En el proceso de la traducción dinámica siempre fue importante el diálogo con especialistas en Biblia, que ya antes hemos mencionado, para corroborar si con la traducción lograda se ha respetado el sentido original del texto. En el caso del prólogo de san Juan con la traducción dinámica se logró esta expresión para referirse a la Encarnación: “Y la Palabra le tomó prestado su aspecto y su naturaleza al hombre... y habitó entre nosotros”. Y en el pasaje que se refiere a la Última Cena se traduce la frase “Hagan esto en memoria mía” como “Hagan esto para que me hagan presente con ustedes desde su añoranza amorosa”».

Abelino Guzmán se atreve a revelarnos aquello que le ayudaba y lo sostenía para lograr esta traducción dinámica: «Me siento orgulloso porque a través de esta traducción, se puede decir que no es que yo haga vivir la Palabra de Dios, sino que lo que yo traduje, es como si me sintiera viviendo a través de los pasajes que yo iba traduciendo: se me presentaban imaginariamente los pies de los apóstoles, de nuestro Señor... Así se presentaban en mi mente, y por tanto, puedo decir que yo me dedicaba a traducir, aunque tardaba un poco, pero sí le dedicaba y, pues estoy orgulloso».

La aprobación eclesialEntre 1995 y 1999 el entonces obispo coadjutor,

Raúl Vera López, op, apoyó y urgió a quienes participaban en el proceso a continuar y terminar con los trabajos de la traducción. En mayo de 2000 empezó su servicio como obispo diocesano en San Cristóbal de Las Casas, monseñor Felipe Arizmendi Esquivel. Al conocer el avance de traducción de la Biblia propuso que se presentara para su aprobación a la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM).

Pero el texto, antes de ser aprobado por la CEM, debería contar con otra aprobación eclesial: la de los mismos hablantes de lengua tseltal, la del pueblo de Dios. Para ello el obispo nombró a tres matrimonios para que leyeran el Antiguo Testamento en lengua tseltal y otros tres que hicieran lo propio con los textos del Nuevo Testamento. Durante dos años se tuvieron sucesivas sesiones de trabajo a las que asistían los traductores tseltales, los misioneros que asesoraban la traducción y los «revisores». En ellas los «revisores» comunicaban en dónde encontraban dificultades para la comprensión del texto en la propia lengua, y ahí mismo se buscaban expresiones que ayudaran a mejorarla. Además, ya se contaba con el trabajo desarrollado a lo largo de seis años con los textos bíblicos que se usaron en las liturgias dominicales. Esos textos fueron cuidadosamente estudiados y corregidos de acuerdo a los comentarios que suscitaban entre los fieles.

En marzo de 2002 visitaron la misión de Bachajón miembros de las comisiones episcopales de Pastoral bíblica, Liturgia y Doctrina de la fe.

La flauta y el tambor son elementos importantes para acompañar eventos

trascendentes de esta cultura

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Se hizo una revisión del proceso seguido para la traducción y un estudio más detallado de algunos textos importantes para la fe cristiana.

El padre Conrado Fernández, miembro de la Comisión de Liturgia, recuerda así los días de trabajo en Bachajón: «Las jornadas de trabajo, intensas y profundas, fueron de gran riqueza para todos, porque pudimos estar “tocando” de cerca los

textos propuestos gracias a los peritos en Biblia, así como “asomándonos” también al tesoro de esa lengua indígena de Chiapas, el tseltal, que tiene en su lenguaje expresiones sonoras, poéticas y bellas, y sobre todo capaces de expresar con diversos matices los vocablos y perícopas bíblicas, así como los contenidos litúrgicos, sin fallar al contenido de la fe».

El padre Ricardo Valenzuela, quien forma parte también de la Comisión de Liturgia, expresó por

escrito lo siguiente: «Los traductores, por su parte, nos comentaron cómo, al ir elaborando la traducción, tuvieron que recurrir a otras personas de su grupo lingüístico para poder expresar con claridad una idea o un término. Profundizaron así en su propia lengua, enriquecieron su vocabulario y llegaron hasta las raíces de su cultura. Eso les permitió recurrir al ingenio figurativo del tseltal que, por medio de sus expresiones poéticas y melodiosas, permite poner de manifiesto los variados tonos de vocablos y perícopas bíblicas, expresando así con fidelidad su contenido. Al escuchar su narración pudimos experimentar cómo el Espíritu Santo, con su inspiración, contribuyó a que su traducción de la Palabra fuera viva y dinámica».

En mayo de 2003 se presentó el trabajo terminado a la asamblea de la CEM, que se celebró en la ciudad de Monterrey. Gilberto Moreno, traductor tseltal, se dirigió con estas palabra a los obispos presentes: «Quisiera pedirles con todo el ánimo de corazón a ustedes que tomen en cuenta esta labor que se ha hecho, que no es mía en lo particular, sino de un pueblo de Dios que quiere escuchar a ese Dios en su lengua humilde para poder entablar más amistad y confianza con él. Porque con esta traducción de la Biblia, el pueblo tseltal hará posible más la unidad, al poder compartir y convivir más con la Palabra de Dios, de poder caminar más con un sólo corazón, porque se dan la mano unos con otros al leer y meditar la Palabra de Dios en su propia lengua. Hará posible también la no división en la Iglesia, en la comunidad, en la cultura y ayuda a que la cultura se siga conservando más en lo futuro a través de la Biblia en tseltal».

En ese encuentro con la CEM también dio su testimonio la señora Juana López Cruz, quien dijo: «Yo quiero decirles que soy de las pocas mujeres de mi pueblo que tuvo la oportunidad de aprender desde pequeña el “castilla”, a diferencia de mis compañeras mujeres que sólo hablan tseltal. Y aunque ya había tenido la oportunidad de leer la Palabra de Dios en español, sólo hasta ahora que la leí en mi lengua materna (el tseltal) la pude comprender con el corazón. Por eso les pido, señores obispos, que hagan favor de dar

Mujer lee la Palabra de Dios en tseltal durante la eucaristía

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Monseñor Felipe Arizmendi con la Biblia en tseltal

su aprobación a esta traducción para que así la Palabra de Dios llegue al fondo del corazón de nuestro pueblo». Los obispos presentes dieron su aprobación por unanimidad.

Diseño de la ediciónLa última etapa del trabajo supuso la delicada

tarea de lograr un buen diseño de la edición. Se hicieron pruebas de lectura para detectar el mejor tipo y tamaño de letra, pues debería ser legible incluso con luz de vela y en condiciones muy adversas de iluminación, que son las condiciones reales en que habría de utilizarse la Biblia. Dos profesionistas originarias de San Luis Potosí, Verónica Martínez y Claudia Correa, con maestría en diseño editorial, se encargaron de este laborioso trabajo. Incorporaron al diseño las figuras que las mujeres tseltales usan en sus tejidos. Se inspiraron en las estelas mayas para ilustrar las introducciones a los libros y buscaron las imágenes que pudieran ayudar a una mayor sensibilización del lector ante el texto bíblico. Este trabajo tuvo siempre el apoyo y la asesoría técnica de la casa editora de la Biblia Tseltal: La Obra Nacional de la Buena Prensa.

Otro factor importante para lograr la culminación de esta obra fue la solidaridad económica de

muchas personas e instituciones. Una parte de los recursos obtenidos en las colectas de los católicos de Alemania, Estados Unidos y Austria son ahora Biblias en manos de los tseltales. Lo mismo hay que decir de las aportaciones de los fondos de solidaridad de las provincias jesuitas de Alemania (Mission Prokurs), del fondo de la Compañía de Jesús para obras apostólicas (FACSI), de los donativos de instituciones como Stichting Porticus (con sede en Brasil) y de la Fundación Fernando Bustos, sj (en México). Están también las ayudas de algunos de nuestros colegios y universidades y un sinnúmero de aportaciones voluntarias de amigos y generosos bienhechores.

Un sentimiento de gratitudTomando las palabras de Gilberto Moreno,

traductor tseltal, damos gracias «a Aquel Dios que guió al pueblo judío desde el principio al fin, que ahora se acerca más a las etnias indígenas para poderlos guiar, usando de su misma lengua y cultura».

La narración de estos acontecimientos nos habla de lo imprescindible que es trabajar en las traducciones bíblicas y litúrgicas para nuestros pueblos indígenas. La Encarnación de la Palabra realizada en Jesucristo es el principio y origen de esta necesidad de que la Palabra se siga encarnando en las diferentes lenguas de nuestro tiempo. Aún hay muchos pueblos indígenas en nuestro país que no han escuchado el modo como Dios les quiere hablar en su propia lengua mediante su Palabra.

Población tseltal y la BibliaLa población hablante de lengua tseltal asciende a más de

medio millón de habitantes en el estado de Chiapas, además ya hay núcleos numerosos de migrantes hablantes de esta lengua en Ciudad de México, Quintana Roo (en la Riviera Maya), Jalisco (en la región tequilera) y Sonora (en la región del cultivo del jitomate). Las comunidades, pueblos y rancherías de hablantes de lengua tseltal rebasan los 2 mil.

Sólo se ha hecho una edición de la Biblia, que se entregó en 2005, con un tiraje de 10 mil ejemplares. Se prevee que para 2015 se haga una segunda edición.