;UN CT_I'ES1'IONA4RIO PARA FRANCISCO B E R N I S

.1II. PASADO. PRESESTE Y FUTURO DE T2.4 SOCIEDAD ESPASOLA -DE ORNITOT-OGIA. \-TSTOS POR SI7 SECRETARIO GENERAT.

Cotlversacion con Fratlcisco LEOS JIhlENEZ

'Cuando hace unos meses comenzó a gestarse el proyecto de publicación de un volumen especial de ARDEOLA, hecho y ofrecido en )homenaje a Francisco Bernis, pen& e11 la excelente oportunidad .que se presentaba para llevar a cabo un examen de la Ornito- logía española y su fecunda trayectoria en los últimos años. E l volumen quería significar un testimonio del camino recorrido por la Sociedad Española de Ornitología desde su fundación -alcanzado ya el XV Aniversario-, y ser compendio y resiimen de una feliz realidad, en la que el Secretario General ha tenido tan decisiva y trascendente participación. Por ello, quizá comp1etase el símbolo que la obra pretendía la exposición de detalles de lo que ya es historia, el muestre0 de los problemas actuales y la descripción de -perspectivas futuras, a través, precisamente, del destinatario del homenaje. Nadie mejor que Fraiicisco Bernis, en su condición de protagonista, con su autoridad evidente y por su imprescindible criterio, para manifestarse sobre el tema.

Para concretar la idea, ningún medio más idóneo que una entre- vista. Al margen de! cariz inédito qule u11 interrogatorio solx-e Ornitología supone en nuestra letra impresa, es justo reconocer qiie las entrevistas se han convertido en útiles complementos para lzzcma~izar, de forma inmediata, a un personaje, a su obra o a sil anecdotario. Traen a colación un ángulo más asequible y curioso d e :os hechos que, de qtra forma, hubieran quedado ocultos por omisión de modestia, de tacto o de simil& tétnica. El método se m e hizo tan evidente que decidí plantear una entrevista al Profesor Bernis, donde se abordaran esas cuestiones sobre las que los ini- ciados tantas veces versaron sus comentarios privados, y para :as que nunca hubo una atención (que pudiéramos llamar definitoria. por aquellos qiie ostentan la snficiente autoridad intelectual para emplearla.

16 . 4 ~ ~ ~ ~ ~ ~ , VOL. ESPECIAL (1971)

Claro está que, para a:canzar su eficacia, la entrevista no puede- prescindir de un acertado cuestionario. En mi caso, al menos, pude- garantizarme previamente una severa imparcialidad y una absoluta. exención de intereses, que no fueran ajenos al afecto para e! inte- rrogado y al deseo de servicio para una querida parcela de nuestra. cultura. Esto ya es algo y, en cierto grado, quizá disculpe mi tor- peza al inquirir. Como quiera qu~e carezco de títulos o conocimien- tos para cifrarme como ornitólogo, e inc:uso pienso que tengo. apenas los indispensables para presumir de aficionado -a pesar de mi entrañable vinculación a la S. E. O.-, (es obvio que !as pre- guntas llevaría11 aparejadas el matiz de venir desde fuera, con una asepsia libre de suspicacias.

Practicada esta engorrosa declaración prieliminar -por estimarla. conveniente-, y sin mayores credenciales que las de una añeja. amistad, visité al Profesor Bernis con las fechas justas para Illegar, por los pelos, a la impresióil de este volumen. Bernis tuvo la ama-- ble deferencia de aceptar mi invitación, aún contra su costumbre y en perjuicio de su tiempo. Antes de ofrecer el resultado de tan gratas conversaciones, permítaseme agradecer a nuestro Secretario. General las facilidades prestadas para cada línea. Y destacar, por ser de justicia, su acendrada dedensa para cualquier factor relativo. a los temas ornitológicos ; su perfecto sentido liberal, exento de reservas y prejuicios ; y la gen'erosa entrega que, en nombre de una intelectualidad pura y admirable, no h a cesado de practicar- para bien de !a Sociedad Española de Ornitología. Motivos todos que justifican, no ya la anécdota de un homenaje, sino una perenne actitud de respeto y adihesión por parte de los que, en mayor o menor grado, hemos tenido la suerte de su proximidad.

LOS TIEMPOS V A C ~ O S

-2 Czíhl e7.a la situación de la Ornaitologiu española antes del* estnblecirniento de la Sociedad Española de Ornitologia?

-Quizá convenga rememorar dos situaciones: una antigua y - muy prolongada, y otra reciente ; ésta última, la que había por - los años inmediatamente anteriores a la fundación.

Po r mucho tiempo (faltó en ~España el grupo de personas rela-- cionadas. Hemos padecido la ausencia de una escuela ornitológica, necesaria para conseguir continuidad, eficiencia y un nivel mínimo..

Bajo el techo de bálago de esta choza marismefia, en Vetalengua. empezó a nacer la Sociedad Española de Ornitología. Ante la puerta, Rernis y Valverde (puede verse la mesa donde este Último preparaba las pieles de las aves colectadas). en el transcurso de la Iiistórica Expedición a Donana de aml~os cieiltíficos. Mayo de 1952. De esta Expedición ha dicho Bernis: sFueron unos días verdaderamente paradisiacos, y tanto él (Valverde) como yo, los seguinzos recordando como

los ~ne jores de nuestra ya larga vida ontitológican.

El por qué de esa falta es largo de explicar. No se trata de una situación peculiar de la ornitología española. H a sido un problema mucho más general, que se dejó sentir igual en otras ramas del saber cieritífico. Yo diría 'que es un (vasto problema cultural, con- dicionado por factores históricos, políticos y sociológicos, que pesaron muy penosamente en la vida de nuestro país durante los últimos ciento cincuenta años, como mínimo.

Alfredo E . Brehm, el famoso zoólogo alemán, uno de los pri- meros extranjeros que recorren España desbrozando las primicias d e niiestra ornitología, escribía en 1855 que, ornitológicamente, hfrica empezaba en los Pirineos, y en otro lugar añade que los pocos ornitó:ogos entonces existentes en España, se hallaban anti- ciiados en cincuenta años, pues segiiían ligados a la vieja obra de Temminck. El mismo desfase vinimos padeciendo ya sesenta años antes, cuando expandía por Europa y Norteamérica la escuela de Linneo, desfase que nos ocasionó, entre otros perjuicios, la caída en saco roto de :a admirable labor de nuestro compatriota Azara en el Paraguay, un hombre que conoció y describió, primero que nadie y con toda olrjetiwidad, pliimajes y costumbres de una larga serie de especies de avns y mamílferos americanos, especies qiie más tarde re-desc~~brieron y encajaron en la nomenclatura linneana va- rios autores extranjeros. E: padre jesuíta Mo;iiia, en Chile, fue iina rara excepción de zoólogo español al día.

Hay qiie reconocer a Brehm, sin embargo, su postura de relativa comprensión frente a nuestro deplorable estado científico-natural de medi.ados del pasado siglo, en contraste dicha postura con la indiferencia, si no desdén, reiteradamente dispensada entonces y después, casi hasta nuestros días, por unos u otros ornitólogos ang:osajones. Brelhm alude a las difíciles condiciones de trabajo el1 que desarrogaban su lahor los pocos naturalistas españoles &e su tiempo, carentes de bibliografía, sin museos y faltos de contac- tos con el mundo científico de fronteras afuera, y tuvo la delica- deza de proponer, como remedio a nuestra situación, el nombra- miento de miembros correspondientes de sociedades o entidader- alemanas en favor de varios españoles.

-Hoy que inferir de lo que Izas dicho que nzdestt-a ornitologín &ya u n territorio c u l f ~ ~ - n l colonizado por noturnlistas extraños, 2 wo es m i ?

-Efectivamente. Durante cien largos años, casi todo lo bueno que se hizo en ornitología de aves ibéricas fue heehura de extran-

UN CCESTIONAKIO r . \ ~ \ ~:~I.\SCISCO BERKIS 1 9

jeros, ante todo britáiiicos, pero tainbikil alemaiies y otros. L,os británicos descubrieron en Espaíía u11 auténtico paraíso y se lanza- ron a recorrer nuestras serranías y marismas, sobre todo las del Sur, donde su entusiasta y virgiilal ornitología halló como contra- fondo al gitano, al contral~andista y al tan caballero colllo analfa- beto paisano andaliiz. Así acuiiaroil los ingleses si1 romántica ima- yen de la Wild Spnin, la España Bravía, en la que el folklore venía

Grupo proniotor de la Sociedad Espaíiola de Ornitología. 32 inarzo 1934.

íntimamente entrelazado con la cabra montés, el quel>raiitaliuesos, los pinsapos o la marisma. Estos descubridores británicos comen- tan reiteradamente el carácter indolente del espaííol. Una y otra vez, España surge en sus escritos como el país donde vnda corre prisa. «Mucho me temo -escribe Lord Lilford en 1866- que la más mínima preocupación por la Historia Natural seg-uirá siendo en España otro problema para el mañana)). Y en el famoso libro sobre las aves de Gibraltar, con primera edición en 1875, su autor, Irby, insinúa que, aunque hubo ya algunos espaííoles que escri- bieron sobre aves, le parece prudente desdeñar las publicaciones ornitológicas españolas, debido aasu pobreza y la gran cantidad de errores contenidos. En un artículo del mismo autor aparecido en la

revista Tlte Ibis casi por igual fecha, puede también leerse que «en el campo de España, y especialmente toda Andalucía, nunca cambia nada, excepto las autoridades gubernativas que, por cierto, apenas puede decirse que existen como tales. E l país -continúa- sigue siendo la España de Ford, casi podria decirse que la de Don Quijote, y probablemente continuará así por siglos...)).

-2 Estaban c o a c c i o ~ ~ d o s nuestros naturalktas por esa tremen- da a tonb del pais?

+Por supuesto. La falta de ambiente y tradición científicos, la indilferencia de las gentes y la cerrazón de las autoridades, supu- sieron un obstáculo tremendo para los pocos científicos españoles que intentaron salir adelante. Durante el Último terc:o del pasado siglo hubo algunos decorosos balbuceos, como e! de Arévalo Baca, o el de Castellarnau, pero tampoco fue posible engranar con la progresiva corriente genera! europea. Además, e! medio tremenda- mente adverso del subdesarrollo cultural, favoreció aquí siempre la aparición de falsos científicos, cerrados sobre sí mismos, ce!osos de no propa:ar los miserables secretos en que basan su exigua sabiduría, y con frecuencia pesó más la vanidad perso~alis ta o la stipeditación a la carrera profesional, que cualquier visión amp:ia y generosa. En la Alemania de las Luces, en la Rusia del Romanti- cismo, o en el Japón de primeros de siglo, hubo súbitos resurgi- mientos cultiira!es y científicos que fueron precedidos de acciones pedagógicas tan intensas como calladas. Y esas acciones pedagógi- cas trascendentes no sólo requieren capacidad y laboriosidad. Necesitan también, ante todo, de una buena dosis de devoción, de entrega amorosa al prójimo.

Un grupo benemérito de naturalistas ,españoles fundó en 1871 la Sociedad Española de Historia Xatural, entidad que, sin olvidar la ornitología, desarrolló y fomentó sobre todo -y con evidentes frutos- otras ramas de las Ciencias Naturales. Es necesario re- cordar también la importante labor de culturización científica del país que cupo a los hombres de la Institución Libre de Enseñanza, en cuyo seno se amamantaron alg~inos de los más influyentes or- ganizadores de lo que mucho después ha venido a ser el Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Al amparo de la Junta para Ampliación de Estudios, y de la citada Sociedad Española de His- toria (Natural, pudo revitalizarse el Museo de Ciencias Naturales de Madrid, donde por los años diez a treinta trabajaban varios emi-

EN CUESTIONARIO PARA FRANCISCO BERNIS 21

Tnentes zoólogos españoles. Durante este nuevo lapso, la ornito- logía española tampoco recibió impulsos definitivos, pero a ese período corresponde la principal ampliación y catalogación moderna .de la colección de pieles de aves del citado museo (labor a la que contribuyó sobresalientemente mi maestro, el Profesor D . Luis Lozano Rey), y también el relativo guarnecimiento y puesta al día

La primera expedición de anillamietits masivo de Cigneñas en España. llevada a cabo por un equipo de la S. E. O., con la colahoiación de la Biputacióii Pro- vincial de Badajoz. En ia foto, de izquierda a derecha, Eernabe Vega, Pedro

Salinas, Francisco Bernis y Pedro Díez (junio de 1957).

&de la biblioteca ornitológica del mismo centro. A pesar de todo, los ornitólogos seguían siendo una rnrn czvis más de España. y ese fue el discreto caso de mi finado amigo Augusto Gil L:etget.

Comenta Eernis a continuación, insistiendo en el triste panorama cdescrito, que todavía en 1938, Atkinson, otro ornitólogo británico más, en 'visita por España (esta rez en el inoportuno momento ctiando nuestro país se 'desangraba con la más enconada de ,sus guerras civiles), llega a escribir, ya muy pasado de cauce, que «en España un ave es u11 ser comestibIe o no comestible. Si no e s comestible, resulta inconcebibk que nadie se preocupe del animal,

El estudio de la Historia Natural -prosigue- no existe en España. Uno de mis primeros propósitos antes de partir de Inglaterra, fue. contactar con alguna sociedad ,española de historia natural. Pero. es claro que en seguida pude darme cuenta que tales cosas no exis- ten en España»

-Fuerza es reconocer -contiizúa e,l Profesor- que la literatura. ornitológica ibérica más valiosa seguía siendo aplastantemente in- glesa y extranjera. No había más remedio que partir de Brehm, Lilford, Saunders, Irby, Ohapman, Vern'er, Dresser, Jourdain, Congreve, Munn, Witherby, Baiinerman, von Jordans y tantos otros autores foráneos más. Pero el cuadro no era ya, ni mucho menos, tan sombrío como lo pinta Atkirison, ese mediocre natu- ralista de -4lbión.

-2 Qué razones p rovoca~o l~ , por fin, ln ideo de fundar la Socie- dnd Española de O~*nitologia?

-La Sociedad nació porque en vez de existir en España una o pocas personas desconexas, más o menos interesadas en aves, si- tuación largo tiempo prevalente como queda expuesto, hubo de pronto un grupo de ornitólogos con vocación que tuvieron el feliz acuerdo de coordinarse.

Quizá el suceso principal condicionante de esa fundación, fue la aparición en España de varios orilitólogos de campo. Fue un su- ceso absolutamente espontáneo y totalmente marginado de cual- quier influencia o tutela extranjera. Esto permitió entrever la posi- bilidad de ponerse algún día en línea con el batallón de ornitólogos- de campo de otros paises en que, por aquellas fechas, gravitaba casi todo lo mejor y más progresivo de :a ornitología mundial.

S i que decir tiene que, los pocos que entonces éramos, fuimos- muy conscientes del lamentable y prolongado panorama que he intentado evocar, cargando algunas tintas. Nos dolía Espafia. Urgía incidir con firmeza y tesón para poner remedio a tan deplorable situacióil. Y esto fue, acaso más que nada, lo que nos movió hacia la fundación de la Sociedad Española de Ornitología.

-Esos pocos dc entonces, ;tropezábnis col1 muchos obstácztlos. pn7-n llezvl- ndelniltr zlitcsf1.n ~~ocnrió17?

-De las dificultades entonces eilcontradas para trabajar, creo* q u e tanto Valverde como yo podríamos decir algo. Nos dominaba- el deseo de acción, por emplear exactamente las mismas palabras-

El actual Presidente de la S. E. O., José A. Valverde, en uii momento inolvidable de las actividades ornitológicas es- paiíolas: la obtención de fotografías en nido del Aguila Per- dicera, por Antonio Cano, en Almería. Valverde está sentado en una plataforma colgada sobre el abismo (marzo de 1938).

con que prologamos el primer volumeil de la revista ARDEOLA.. Pero las dificultades están para ser vencidas. D e esto creo que me-- jor que yo podría informar Valverde quien, en aquellos «heroicos»-

.tiempos de los comienzos, supo contactar rápida y provechosa-

.mente con una serie de ornitólogos y centros extranjeros, y n o

.daba abasto a proyectos y planes que le bullían en la mente. Yo figuraba entonces de jure como ((maestro)), y él como discípulo, pero la correspondencia asidua y las diversas entrevistas que sos- teníamos, fueron muy pr~~veohosas para ambos.

Me Iza citado Bernis aquel prtmer editorial de Ardeola, entu- siasta y desbordante de inquietudes. (dmhelamos un rápido y tras- .cendental desarrollo de la Ornitología dentro de España)) -escribia en aqued volumen primero-. ((Queremos ir publicando el valioso

.acopio de conocimientos reunidos por diversos ornitólogos espa- ñoles, hoy impacientes de comunicarlo...». Al recordar aquellas

.ZEneas, conmueve la ansiedad de aquellos hombres, sacrificados en un ofiolo imposible, que alzan una convocatoria de fundación y , como -un milagro, de pronto, advierten que no están solos.

Comento con ea Profesor que, dispersos y vagos, han 20 tms- .cendiexdo a.lgunos detalles del establecimo'ento ya lejano de la S. E. O . Hace pocos meses, é l ~nismio publicó ciertas referencias, con motivo del fallecimiento de uno de los fundadores, D. Juan López Suárez. Le pido que haga una Jzistoria prolija de aquel mo- mento.

-Las marismas del 'Guadalquivir -comienza- son desde hace más de cien años un verdadero emporio para la ornitología europea. Durante las décadas inmediatamente anteriores a la fundación de la Sociedad, acudían allí los ornitólogos extranjeros con frecuencia .creciente. Todo ello estimuló nuestro más vivo deseo de meter cartas españolas en el asunto, e hicimos firme propósito de estudiar

.aqueilla maravillosa zona por nuestra cuenta. Pero nuestros medios

.y posibilidades de expedición eran excesivamente modestos. Tanto Valverde como yo recorríamos entonces el país agotando nuestro

-pecu!io en 'billetes de tercera de ferrocarril, pateando los terrenos, o todo lo más, como me ocurría a mí, moviéndonos de un sitio a otro en bicicleta. Nuestra comida para todo un día era, a veces, u n gran mendrugo de pan con tinos higos secos. Valverde era por

,entonces un inquieto estudiante que no terminaba de encajar ningún .estudio academico, pero demostraba una vocación empedernida. ,Sus cartas y sus ejemplares pega me llegaban con frecuencia al Museo. Decidí contar con su colaboración para organizar la pri-

-mera expedición puramente española al Coto de Doñana. Solicita- -mos para ello el apoyo económico de mi buen amigo D. Juan

UX CUESTIONARIO PARA FRANCISCO BERNIS 26

López Suárez. Era muy difícil para nosotros obtener apoyos olfi- eiales. López Suárez acogió la idea con tanto entusiasmo como ge- nero~ida~d. Así fue posible lo (que después se llamó Expedición Bernis-Valverde a l Coto de Dañana, según figura en la nutrida serie de pieles de aves y ,huevos que colectamos con destino al Museo de Ciencias Xaturales de Madrid. VaIverde actuó como preparador. Fueron unos días verdaderamente paradisíacos, y tanto él como yo los seguimos recordando como de los mejores de nuestra ya larga vida ornitológica. En Jerez de la Frontera con- tactamos con Mauricio González Díez, y fue precisamente durante una amigable charla tenida entonces con él, cuando se acordó fundar e n España una sociedad 0rnito:ógica. Era el año 1952.

Aquella primera visita a Doñana conmovió a Valverde de pies a cabeza. Al año siguiente volvimos a Doñana para realizar uno de los proyectos acariciados con ocasión de nuestra primera visita: e l anillamiento masivo de aves marismeñas, ante todo las de las famosas pajareras de Ardeídas. Fue el primer anillamiento a gran escala que se ha 11echo en España. Se utilizaron anillas de Aranzadi. Miembros de esta segunda 'expedición fueron, además de Va:verde y yo, Mauricio González y José Manuel Rubio Recio. E n 1952, y nuevamente en 1954, Valverde y yo publicamos reseñas sobre ambas texpediciones en la revista Munlbe, donde pueden verse más detalles. E n la primera de estas dos publicaciones, procuramos resaltar -por primera vez con pluma española-, e l enorme va:or del Coto de Doñana y la Marisma como parajes de interés científico-natural.

-Me parece recordar que, a l igual que ocurre ahora con las 'Tablas de Dairniel, las Mal+ismas corrieron un cierto peligro dr .saneamiento.

-En efecto. Por aqudlos años, aún no fundada la Sociedad, pesaba ya una doble amenaza sobre Doñana y la totalidad de las Marismas del Guadallquivir. ,Se (hablaba de :a completa desecación d e esta marisma y los cotos iban a ser convertidos por entero en horrendos eucaliptales con la consiguiente pérdida de su original e inigualable flora y fauna. Esto nos produjo enorme inquietud, que compartía muy sinceramente D. Manuel María Gonzákz Gor- dón, a la sazón uno de los propietarios de Doñana. En colabora- ción con D. Manuel María, me correspondió redactar una dramá- tica memoria de defensa del Coto Doñana, que luego fue elevada a l Jefe del Eskado, y que, creemos, sirvió para frenar de momento

el ambicioso proyecto de repoblación foresta! a base de eucaliptos.

Más tarde, la ecficaz y perseverante defensa de Doñana recayó. sobre Valverde, a quien, más que a nadie, corresponde el enorme mérito de vertebrar las arduas y prolongadas gestiones que con- dujeron, a la postre, al establecimiento de la Reserva BioIógica de

Srguiida camp;iiia de ni~illamieiito de cigüeñas. Extremadura, junio 1958.

Doiíana, encajada miiy recientemente dentro del Parque Nacional de las Marismas del Guadalqiiivir. La Reserva de Doñana fue también posible gracias al generoso apoyo internacional recibido, que siempre agradeceremo5 miiy sinceramente, pero conviene preve- nir sobre el planteamiento iinilateral que diversos círculos científicos o cultiirales extranjeros siguen dando a la gestión y fundación de la Reserva, que nunca hubiera sido iina rea:idad sin Valverde y el decidido afán español. La energía y perseverancia de Valverde para obtener ésto, merecerían ser narradas en un libro, quizá mejor auto- biográfico, a lo qiie cordialinente le invitamos.

UN CUESTIONARIO PAR.^ FRANCISCO BERXIS 27

Durante los años 1956 31 1957 tuviei*on lugar las expediciones .hispano britán.ica~ a Doñana, de cierta resonamck internacional, frtrto de las cuales fue el bello libro de Mount for t Portrait of a Wilder- ness. A diclzas expedic iof~es mistiel-on Mauricio González Diez 3 .José Antonio Vrclzferde, en conzpañia de señeipas figuras de la onzi- tologia británica. E l Profesor Bernis ta19zbién fue invitado, pero

.sus ocupaciones projesionales en Madrid 110 le per~witieron asistir

-Al parecer -prosigo con mi pregunta-, en C<ztalzllfa Labia nacido paralahmente una idea siinllaqr a 10 jereznna. ;Recuerdas las circunstancias de la fusión, antes de macer, de a n ~ b o s moviwzien- tos ? 2 H u b o dificultades para concretarla ?

-Efectivamente, un pequeño grupo catalán, capitaneado por Federico Travé, acariciaba también la idea de crear una sociedad ~ornitológica que habría de tener su sede en Barcelona. No recuerdo dee qué parte salió la iniciativa del contacto, pero sí que éste fue inmediato, bastando algunas cartas y entrevistas para conseguir la fusión de todos en un solo grupo, con rara unanimidad. Todo se solucionó sin la menor dificultad.

Al lzablar de esta feliz unión del grupo incitado por Valverde 31 Bernis con los promotores catalanes, recuerdo que ya existia enton- .ces el equipo ornitológlco «Aiwnza~&», radicado en el Museo de Saa TeCmo de San Sebastián y adpojiado por la Diputación de aquella provincia. P r ~ g u n ~ t o al Profesor si no hubo con esta célula natura- lista n ingún contacto similar al primero. Me explica que las rela- ciones fueron siempre tan cordiales como intensas -las anillas para las garzas marismeñas que facilitó ((Arailzadin, se fabricaron de forma expresa con destino a :a ,expedición ya descrita-, pero ,que nunca se llegó a plantear !a fusión total. Hace unos pocos años, -no obstante, se intercambiaron sugerencias a fin de mancomunar los trabajos de aniillamiento, y centralizar en Ardeola la publica- ción de los datos resultantes.

-Y llegnnzos ya al lzeclio concreto de la fundación. 2 Cuáles fue- ron los Gltlmos pasos?

-Se nombró enseguida una Junta de Promoción, constituida por Federico ;Tra& como presidente, yo como secretario, y J. A. Val- verde, Mauricio González Díez, Ramón Sáez-Royuela y Pedro Weickert, como vocales. En marzo de 1954, este pequeño grupo -promotor hizo una excursión ornitológica por Guadarrama y el

28 ARDEOLA, VOL. ESPECIAL (1971)

Valle de Iruelas, que sirvió para puntualizar una serie de cosas. En: mayo de 1954, la Sociedad Española de Ornitología quedaba legal- mente constituida, e iniciaba sus actividades con un plantel de $5, socios fundadores.

-2 Hubo alguna reacción de a~pogo oficial ante la aparición d e la S. E. O . ?

+Nacimos como sociedad privada, libre y autónoma, y así he- mos continuado. Esta condición no es incompatible con la gestióm u obtención de apoyos materiales so!icitados a otras instituciones, aunque sean oficiales. Recién fundada la Sociedad buscamos ayuda en lo oficial, pero el eco hallado fue nulo. Por dos veces, el Con- sejo Superior de In~vestigaciones Científicas denegó nuestras peti- ciones de apoyo, alegando que no se disponía de fondos para aten- derlas. Ni entonces ni después, nuestra Sociedad ha recibido apoyo, monetario directo de ese prestigioso Consejo, con el cual, por tanto, nunca hemos estado viilculados. L o único que se consiguió inicial- mente, fue una autorización formal para utilizar como sede el Museo de Ciencias Naturales de Madrid. Este nimio trámite encon- t ró algunas dificultades. Hubo que firmar un documento, un tanto receloso, en que se nos concedía utilizar algún local del Museo como sede, siempre y cuando nos comprometiéramos a no introducir nin- gún mueble ni otra clase de material en los locales del centro. En aquella fecha, yo era un catedrático de enseñanza media destinado en provincias, que iba y venía a Madrid cuando buenamente 10 per- mitían las oc~~paciones docentes. Al obtener en 1956 una cátedra de Zoología en la Facultad de Ciencias de Madrid, se me designó automáticamente Jefe de la Sección de Vertebrados del Museo, y esto sirvió para consolidar la precaria situación en que se hallaba el problema de la sede.

-Y en el extrafnjero, 2 tuvo la S. E. 0 . una promta resonancia?

+La Sociedad tuvo eco inmediato en el extranjero, aunque en un principio, como es lógico, de cariz puramente protocolario, o todo lo más, a título de amable cortesía. Al pasar los años, cuando ya iban publicados varios volúm~enes de la revista Ardeob, empe- zamos a notar a través de nuestra correspondencia particular y secretaria1 que la labor editorial de la Sociedad parecía ser sincera- mente estimada en fronteras afuera. Llegaban felicitaciones y a:a- banzas de uno y otro lado, y los cambios de nuestra revista con otras revistas científicas extranjeras iban aumentando, no a instan-

UN CUESTIONARIO PARA FRANCISCO BERNIS 29.

cia nuestra, sino a petición de ellos. El eco hallado en los círculos- ornitológicos extrailjeros fue estimulailte. En España, fuera de los:

El vehículo del Profesor Bernis. cargado con equipo d e trabajo de campo. deteliitlo ante la Idaja de Acícar, cercanías cle la Laguna <le la Jaiida (Cádiz, Barbate). un risco famoso niutidialmetite y citado en numerosos trabajos de ornitolo-

gía extranjera.

propios socios, el eco y estímulo encontrados han sido práctica-- mente nulos. Aunque soy particularmente refractario y muy des- confiado en materia de alal~anza:, diré, a titulo ailecdótico, que-

- 30 ARDEOLI, VOL. ESPECIAL (1971)

.hubo alguna que llegó a hacerme mella, y voy a desvelarla para

.conocimiento de aquellos colegas y consocios 'que con su colabora- \ción y apoyo, coníribuyeron a dar valor y movilidad a la revista. Fue el acuse de recibo al volumen VI, remitido desde la Sociedad

,Ornitológica Alemana, en el que consta de puño y letra del Profesor E. Stresemann, :a siguiente apostilla en alemán: i Qué admirable núm,ero ! Conservamos este acuse.

E n tiempos mQs prórrimos, la repercusión de h S . E. O . a nivel . i~~ternacionul n o sólo se afianza, sirzo que se acrecienta. E l Secre- tario General ha asistido n multitud de colzgresos y convenciones, en tres continentes, manteniendo al dZn los contactos y la informa-

.ción correspondiente. Por otra parte, la Sociedad es miembro fun- dndor de Euring, organisnzo creado en 1963 para control superior de las actividades de anillanziento; tiene a su cargo la sección es- pañola del Comité Internacio~zal de Protección a las Aves , entidad

.de gran influencia en el concierto científico europeo; y cada v e z interviene con mavor infensidad en Ins encuestas internacionales ornitológicas y censos de aves ncuáticns, de los que se posee u n

.copioso e inédito archivo.

-;Quieres hacer u91 bnlnnce de los logros alcanzados por la S . E . O . en estos primeros quince años de vida, destncando los ~ n á s so bresalienter ?

-Logros de 'escaparate, o que pudiéramos calificar televisivos, -no ha conseguido la Sociedad. Para mí, es un btien logro e! simple -proselitismo de la afición naciente, y la facilitación de contactos ,entre personas y centros interesados en ornitología.

Por otra parte, las p~blicacion~es de la Sociedad procuraron abrir una ventana al movimiento ornito:ógico general, a través de iloti-

,ciarios y secciones bibliograficas. Se intentó hacer ver aquí algo de -10 mucho y bueno que se hace fuera y es digno de ser imitado.

Se ha hecho, por supuesto, especial hincapié en aquellos as- pectos asequibles de la ornitología ibérica, donde también los espa- ño1,es estamos más obligados a contribuir.

Hemos procurado no poner obstácu:os para que, los que quieran y puedan, se lancen en su día a realizar trabajos más densos y bien .act«alizados, esto es, trabajos de alta calidad científica que pudie-

C?: CUESTIOXARIO PARA FRANCISCO BERNIS 3 1

ran por fin parangonarse con los buenos que hoy publican varias revistas ornitológicas extranjeras.

Otro aspecto positivo de la Sociedad es que 1ia consegundo man- tener biieiias relaciones con las demás institucioiies españolas, viejas o nuevas, que hoy promuelven los estudios zoológicos o propug- nan la protección justificada de especies animales : Estación Bio- lógica de Dofíana, Centro Pirenaico de Biofogia Experimental, Instituto de Zoología Josk Acosta, Faciiltad de Ciencia; de Ma- drid, Sociedad de Ciencias Naturales Aranzadi, Servicio de Pesca Continental, Caza y Parques Nacionales, ADENA, etc. Varias de esas instituciones gozan de posibilidades de estudio o acción muy superiores a las de nuestra Sociedad, por lo menos a primera vis ta. Bueno es que sea así. Ojalá se sigan fundando nuevos organis mos y nuevas instituciones científicas y técnicas de acción eficaz. Gracias a todos ellos, nuestro país ve mayor número de metas prometedoras.

De nuestras relaciones con organismos oficiales, merece un reciierdo aDarte la qo~te i~ ida con el Institiito Foreital. Siendo Pre- sidente de nuestra Sociedad D. 'llaniiel -4ulló Costilla (q. e. p. d.), el citado Instituto declaró a nuestra Sociedad ((entidad colaborado- ra», y gracias a eillo pudimos recibir ciertas subvenciones que se destinaron principalmente a la entonces llamada Sección de Migra- ción. Pero hasta la fecha, el máximo apoyo económico recibido en favor de diversas actividades de la Sociedad, tanto en lo relativo a anillamiento y trabajos de campo, como a publicaciones especiales, viene de la Cátedra de Zoología que yo regento, en la Facultad de Ciencias de Madrid.

Respecto a logros específicos ornitológicos de la Sociedad, mi opinión es que se ha heclio bastante, pero no niucho, y que falta mucho por hacer. Por un lado, hay I j volúmenes publicados de la revista ARDEOLA. Por otro lado, destaca, la labor de nuestra Socie- dad como impulsara de los anillarnientos de aves y del estudio de la migración, temas donde debemos reconocer tarnbi4n la tarea ya desarrollada y en curso de la Sociedad Aranzadi y, sobre todo, de la Estación Biológica de Doñana.

La consolidación de nuestro Centro de Migración de Aves fue posible gracias a la -4yuda para la Investigación que -a título personal- recibirno; en I@ de la Fiiiidación March.

D e la revista ARDEOLA, a mi juicio, lo mejor hasta ahora ha sido la Sección breve o ~l~ot-iciai-io de la A&fa~ t~ i% NO me refiero al

contenido, en sí, de cada nota o artictilito pii1)licado en esas sec- ciones. Juzgo inás bien el valor coiljiinto, y sobre todo, el valor proyectivo. Las citadas secciones se ciñen casi exclusivamente a !a avifaunística. Sobre la tarea que nos compete a los ornitólogoj y aficioilados en este primario y muy asequible aspecto de la ornitolo-

Beriiis conten coi1 ayuda tle sus prismiticos las coiiceiitraciot~r. tlr 5iiatlr.s (le la L a g ~ i i ~ a del Tara!- (4Iaiiclia toledaiia). 1. mayo 1963.

gía, hice ya una serie de obiervacioi~e. en el articulo editorial del voliiineil IV de ARDEOLA.

E n otro orden de cosas, coilsidero también importante la labor de divulgación, contacto y enseñanza que ha desarrollado la Secciói-i Regional Catalana, donde, además, actúan interesantes grupos de trabajo. Otros grupos de trabajo dignos de meilcióii -particiilar- mente para campañas de anillamiento--. actúan en Jerez, Badajoz, Jaén, Sanlúcar de Barraineda. ITalencia, Zaragoza, e ~ c . . merecien- do una cita destacada, por su iarga y eficaz actividad. la labor que en diversas provincias española. ha decpiegado con muy buen sentido el grupo del Cliib -4lcyoil.

Por mi parte, n o quiero olvidar lo que la modestia de Francisco Bernis omite, y es la trascendenciu de su famoso Prontuario de la .Avifauna Española, aparecido en el primer volumen de ARDEOLA, en 1954, que aparejobu la n o menos decisiva Lista Patrón. Reconoce nzi interlocutor la pronta implantaciófi de los nombres adoptados, Izasta tal grado de popularidad que ya se insertan cowzo definitivos en toda clase de publicaciones, sin adzlertencia prezfia de su origen.

-No dejes de hacer constar -me observa- que la Lista Patrón fue consagrada por un libro fundamental para la ornitología de nuestro país: la Guia de Campo, aparecida en estos años con ex- celente versión española de Mauricio González Díez, y que tantas vocaciones ha hecho florecer y prosperar.

Elude Bernis mayores comentarios sobre sus obras, cuando in- sisto sobre b bibliografía básica que Iza creado, desde las Elamadas -publicaciones especia:es de la S . E . O . , Iiasta ese soberbio tmbajo knún n o culminado en prensa, de Aves Migradoras Ibericas, ejemplo de rigor y exigencia propia, y arclzivo de u n cún.iulo asonzbroso ,de datos.

Comentamos la reciente creación de la Estación Ornitológica del Borbollón, un hito más de los que la S. E . O . puede sobradamente

enorgullecers se, y dedica luego un justo reconocimiento a las tareas que un puñado de aficioliados españoles realizan en el campo de la fotografía y filmación de aves silvestres. Esta faceta, que antes se encontraba en blanco, sin precedentes, está siendo cubierta con una brillantez creciente, lográndose trabajos que son dignos de com- -pararce -e incluso superan- a la tradicional técnica extranjera. Tiene Bernis unas palabras de elogio para Pons Oliveras, Sarró. "Trecu, Ameztoy y otros compatriotas, ya renombrados ccimaras.

-Fuera de la circunstancia propia de la S . E . 0 , ;qué otro factor brillante de estos años mencioi~~ar dentro de la es- p ecklidad ?

-Al margen de la Sociedad, no dudo que el hecho más des- colllante ocurrido en la Ornitología española durante los últimos lustros, fue la aparición del famoso libro de José Antonio Valverde A v e s del Salzam Español.

Describe e Profesor el impacto que la obra mencionada causó e n los círculos científicos etiropeos y reitera su oportunidad, el tre- mendo acopio de datos y, en definitiva, el logro primero en unas

tierras inédi&s, entre otras alabailzas para el libro del que es au tor el actual Presidente de la S. E. O.

-Podi-íos per9nitiwne alzora, en esta solicitud de hzpresiones, ulia pregunta de pura indiscreción personal. Desde tu cargo clave de Secretal-io G e n e i d de la S . E. O . , 2 ocurrió a lgo de lo que ahora te arl,el>ientas, o alguna cosa que hoy larvzeutes n o haber llevado a cabo ?

El PI-oie5or Hernis lleva la pértiga del barco, recorriendo las famosas Tablas del Ciguela (Dairniel. Ciud;id Real), en compañía [le su colega el Dr. Szijj,

(mayo de 1963).

-No tengo nada malo de que arrepentirme. Mi papel como Secretario General de la Sociedad y Editor de la revista ARDEOLA está, por supuesto, lleno de lagui~as y deficiencias, pero son :as

que impone mi congénita personalidad; de lo que tengo de congé- nito no me considero culpable. Tampoco tengo escrúpulos de con- ciencia por mis frecuentes fallos de dedicación a la Sociedad, moti- vados por razones de tipo profesional y particular.

Carezco de geilialidad y de espíritu de hombre de empresa. Temo que mi mediano talento organizador ha podido, eso sí, perjudicar ;a mejor marcha de las actividades de la Sociedad en el sentido de que, de liaher tenido ésta otro Secretario General durante los quince años que lleva de vida, las cosas hiihieran ido mucho más

L'N CUESTIONARIO PARA FR.\NCISCO BERNIS 35

lejos. Pero he procurado compensar aquellas deficiencias personales poniendo mi dosis de devoción, de seriedad y de responsabilidad, tres cualidades que creo haber heredado, sobre todo, de mis padres.

E l tiempo gastado eil atender las cosas de la Sociedad ha sido abso!utamente honorífico y desinteresado. D'e esto tampoco estoy arrepentido. Siempre tuve cierto desprecio por el dinero, a pesar de haber estado más bien muy escaso de él. Y puesto a extralimi- tar mi propia justificación, séame permitido declarar que, al cumplir con mi papel de Secretario, me he visto obligado a desarrollar una actividad formal que siempre detesté y para la cual carezco de espe- ciales aptitudes. Me refiero ante todo al finfieleo y a la correspon- dencia. Creo que, sólo por atender a la Sociedad, he tenido que contestar cada año cerca de un millar de cartas, o más.

-Dejamos atrás b bien cunzfilida Izktorin de la S . E . O . Izaste 12u.esfros días, para iniciar una serie de p~*eguntas sobre la situación que, en esta hora, afecta a la Sociedad. 2 Quisieras nlznlizar s u rno- inento actual?

+Pienso que la Sociedad Española de Ornitología tiene lioy tanta o más razón de ser que cuando se fundó. Los tiempos veni- deros los considero francamente prometedores para la Ornitología española. Es ahora cuando parece posible posible recoger algunos importantes frutos que, antes de preparar el terreno durante años, hubieran sido ilusorios.

No dudo lo más mínimo que la Sociedad puede y debe favorecer la afloracióii, cada vez más nutrida, de especialistas y aficionados, y directa o indirectamente, también la de algunos nuevos centros o grupos de trabajo. Pero hay que dar por descontado que el resur- g i r de individualidades e instituciones es un fenómeno que ocurre, ante todo, fier se. Repito que veo en España u11 momento intere- sante y prometedor dentro y al margen de nuestra Sociedad. Para- lelamente al desarrollo económico, sufrimos también algún des- arrolyo científico y cultural. C'abe por tanto preguntar si, incluso auilfque la Sociedad no existiera, el progreso que presenciamos y que se vislumbra no se hubiera de todas maneras realizado en el mero terreno de lo puramente ornitoló,' ' ~ c o .

Hoy cobra en nuestro país bastante auge la caza fotográfica, el

iiuevo afán por conservar :a natiiraleza y el medio ambiente, el inte- rés por la ecologia, y por la etología animal, pongo por ejemplo. A'hí tenemos la admirable labor de fomento masivo de aves insec- tívoras que realiza Pedro Ceballos en el Servicio de Plagas Fores-

- - El Profesor Bernis. su regreso de las reutiiones de constitucióii de EURING. ~ i s i t a las Palomeras de Eclialnr (Pirineo Navarro), y aparece eil la fotografis

de charlri con uiio de los eiicargados eii azuzar los bandos de torcaces con cim- beles artificiales (octubre de 19G3).

tales. La Estacióil Biológica de Doñana densifica su labor de in- vestigación, y esperamos que prodiizca nuevas e importantes pu- blicaciones científicas en los años venideros. L o mismo puede de- cirse de otras i l~~t i t i~ciol les O grupos de trabajo. Cabe esperar que aiiievaq estacionp- ornitológicas o hiológicas sean creadas y vengan

CB CCESTIOSARIO P.IR.\ FR.IPiCISCO BERNIS 37

a ampliar las posibilidades de más seria inve~tigaciói~ científica y técnica, de lo que tan necesitados gegiiimos estando. L a recién fun- dada Estación Ornitológica del Borbollón, que patrocina nuestra Sociedad, va a contribuir también en el conjunto con su grani ta de arena.

E n fin, personalmente, tengo cierta ilusióii puesta en las en- cuestas y programas coordinados de amplia colaboración que ha iniciado la Sociedad y que esperamos seguirá proinovieildo. E s un tipo de trabajo que sólo puede conseguirse contando con vastos planteles de personas que se presten a cooperar sincera y desintere- sadameilte, al amparo de unas directrices comunes adecuadas.

Pasamos ahora a Plantear ciertos interrogantes del mayor in- terés, que n o exigen el 1lze9zo1, comentari :~ nzn~~ginal , ya que su cuestión específica y h s 1-espuestos del Profesor [Bernics serán por si misrvwrs lo s u f i c i e n t e ~ ~ ~ e n t e significativas. So71 preguntas que lze recogido, aquí y allá, y n las que ahora nuestro buen awzligo otor- gará respuesta bastante. Si a lgu~las pudieran parecer indelicadas, advierto n Bernis, reiterhndome, qme 910 e~zcierragt más que una inquietud por pro blelrzns plaglteados e n bie~r de ltlla m e fa corlzún.

-La nueva Ley de Caza y su Keglnmento, recogen su arficu- lado dirlersas facctas a r a las qite la S . E . 0 . está esprcsai~ze~zte convocada. ;Puede esto ser zcn sírztornn de que la S . E . O . acabe conzlirfiétzdose en una efltidad pnl*aestatd? ;Cuál es ttt opinió~l al I-especto ?

-Una colaboración entre la Sociedad y los Servicios Técnicos de la Caza y los Parques Yacionales del país, puede ser beneficioso para ambos. Pero nunca hemos deseado, ni desearemos, que la Sociedad se convierta en un órgano paraestatal. La Sociedad debe conservar a ultranza su carácter autónomo y privado.

-La tradicional falta de recursos eco~zórnicos de la S . E . O. , o al m,enos su penuria, 2 n o coloca, acaso, a la entidad, ante 1471 C O I I Z ~ ~ O

sin opción?

-Esta pregunta me parece mal planteada. Una opinión fácil y vulgar crea el excesivo halo de veneración en to rna a los llamados recursos ecoi~ómicos. Estos pueden resultar capitales en el terreno comercial o industrial, pero no tanto en el puramente científico. Alquí solucionan poco, de no haber una buena levadura personal que los sepa exprilmir ordenados hacia la calidad y hacia los problemas clave.

Ya he confesado que 110 me considero gestor eficaz para agen- ciar recursos económicos y otros apoyos similares, pero confiemos en (que al fin no falten personas capaces de ello, llegado el momento oportuno. Tampoco desespero de que la Sociedad pueda contar algún día con ayudas filantrópicas sustailciales, pese a que los llama- mientos que hemos liec~lio a través de nuestro boletín circular han resultado por ahora totalmente infructuosos.

-Concretándonos nl ttwz(a del anilla4miento, una de las activida- des fundtr;nenfales de la S . E. O., 2 qué perspectivas e incidencius u e s ante la creación de la Junta Nacional de Anillamiento, por el Reglaincnto de ln I,ey de Caza?

-La Junta Nacional de Aiii~llamieilto, aún no constituida, es por ahora una incógnita. Confiemos en que las cosas puedan llevarse adelante sin que incidan desfavorablemente sobre las actividades de la Sociedad.

-Para algunos, la S . E. O . está mediatizada en cierto grado por 20 que pudiérnmos l la~nar intiiascendencia técnica de muchos socios. E n este terreno, 2 hasta qué punto juz .prhs conveniente u n a pro- fesionalización de la S. E. O.? Precisando más , ; existe una exce- siva pal-ticipazión de a j i~ ion~a~dos , que le restan eficaz perspectiva, a pesar del evidente rigor previo conque se seleccionan las colabora- siones ?

-Yo diría mejor intrascendencia científica. Cierto que la Socie- dad reúne gran mayoría de socios que son meros simpatizantes no activos, o puros aficionados sin la más elemental formación ornito- lógica. Pero esto es normal en otras sociedades científicas afines del extranjero. Lejos de ser motivo de prleocupación, creo que se trata de un hecho perfectamente natural y bastante halagüeño. No conozco ningún camino mejor para estimular el estudio que la aso- ciación de toda clase de ((aficionados)). L a afición intelectual y emo- tiva por una cosa es un noble y prometedor suceso de la cultura. Creo que es infinitamente más eficaz convocar y trabar aficionados, que promocionar burocráticamente gente cualquiera. L a profesio- nalización arrastra siempre consigo aspectos penosamente nega- tivos.

-Para otros, el órgano expresivo de la S. E . O ., la entrañable ARDEOLA, se encuentra desfasado y necesitado de revisidn e n s u pro- yección actual. Especialmente por entenderse en ciertos circulos q u e

,deberío ob tener densidod allí d o n d e perdiese cnndidcz. ; QuE opinas s o brc esta nzaterin ?

-No considero adecuada la calificación de «deqfasada» para la

Fraricisco Bertiis en el «Lucio del Hombren, Hato Ratóri (Aznalcázar, Sevilla), en junio de 1964. Dirigía el equipo que atiilló gran número de patos maticoiies, por primera

vez. eii las Marismas del Guadalquivir.

revista ARDEOLA por tres razones. Una, porque una revista científica viva y en tren de continuidad tiene una personalidad y unos objeti- vos que apuntan hacia el futuro, y pudiera ser prematuro hacer un

juicio miope mirando sólo cosas concretas del presente y pasadol. Otra, potíque dentro del reducido campo de la ornitología, donde se. ha centrado más la atención de nuestra revista, hacemos lo mismo, y casi tan bien como cualquier otra revista extranjera dedicada a* las atves. La tercera razón es que, en la situación de subdesarrollo que padecía la ornitología española al nacer nuestra revista, hubiera sido tonto, y a la larga peor, empeñarnos en una publicación abier- ta exclusivamente a ((densos y modernos trabajos)), a tono con los. últimos aires de la polifacética y hoy tan desarrollada ornitología mundial, en vez de abrir la revista, como hemos hecho, a la general y «cándida», pero perfectible, colaboración de muchos aficionados. ARDEOLA tuvo necesariamente que adaptarse a la realidad española conjunta, sin encastillarse en el círculo de unos pocos ((superespecia- listas)) que, por lo demás, todavía prácticamente faltan en nuestro. país. Siguen siendo muy pocas aquí las personas con suficiente for- mación ornitológica para realizar trabajos de ((alta investigación)).

-Se lca lzablado de la existencia en algulzos momentos - m u y lógicos, por otra porte, dado la estructura social-, de desfalleci- lnientos o atoi~ías elt la nzaf*cha de la S . E . O. Es to puede deberse. al exceso de trabajo pecai ido en unos pocos, o bien a persona'lizar la entidad por egoísmo de ulzos u onzisión de otros. Esta cuestión alnrnz~a a los fieles de la .T. E . O., al pendar elz b contingencia d e una dii?zisión del equipo ejecutivo actuad, que pudiese f r e m r b de" fon1za iri-eparnble. 2 Esti~izas que fuese grave la personalización de rilla sociednd C O T T L O la nuestra ?

-No concibo ninguna empresa humana fructífera y creadora) que no esté personalizada.

-Pero itzsisto, < n o crees que debiera nboi-darse sin demora e t cstableci+niento de pei*so?zas con dedicaciófl plelia y dignam,ente re- r?zu+leradas ad se~zvicio de la S . E . O. , y en dizlei*sos niveles?

- L o s leaders o personas directoras que hay o que vayan salien-- do, deben actuar dentro del marco social con absoluto desinterés. Otra cosa sería adulterar la esencia misma de una sociedad cientí-. fica, al menos tal como la concebimos en Occidente, que es la cuna de ellas. Esto no quiere decir ,que no me parezca convenimente, y hasta necesario, subvenir fondos para remunerar personal auxiliar y subalterno, pero en calidad de puro instrumento potenciador, b a j a la direccióil de los leaders.

Ud CUESTIONARIO PARA FRANCISCO BERNIS 4 1

Otro asunto es si las cosas pueden marchar bien poniendo gente de candelero o si también marchan satisfactoriamente aunque las personas responsables guarden un prudente grado de anonimato. En E,spaña, país difícil, el anonimato suele dar buenos resultados desde el punto de vista de la efectividad. Bien llevado, el anonimato es un buen recurso para atar y dulcificar individualidades exacerbadas, o para promover Ia aceptación general de resolirciones y criterios que -al venir como caídos del cielo-, escapan mejor de la siempre iticidente crítica negativa.

-Est(i pregunt.« <rriterior I I W trne dr /a ulnno ? o 1 f enm que n o qui~iern eludir. Desde fuera, parece ndzrerfirse cierto grndo de in- solidnridnd ewtre los ornitólogos españoles. Cierta fatlta de colze- sión pnofesionnl, que ~lzotiva u n frnrciona~~ziento de progrn.i71ns y frlrstra perspecti7ns nnzhiciosns. ; E s m t o cierto? si lo es , ¿por qfrC smcccie ? 2 n o Irnbría nrcdio dc en~itarlo ?

+L,a insolidaridad es una constante celti1)érica con la q1i.e hay que contar de aii,temano. Se dehe evitar, pero no siempre se puede. Dentro de la ornitología, los insolidarios fu,eron hasta a:liora fiiga- ces o banales, salvo rara excepción. El espontái~eo y el franco- tirador, son tipismos tradicionales a'quí, que, además, propenden a contar con el inmediato apoyo de la gente. Mientras nuestras ener- gías y nivel d'e tono lo permitan, intentaremos seguirlos captando. Creo, en todo caso, que 110 hay que preocuparse demasiado si alguna vez, personas o grupos i~~solidarios capaces de cobrar ener- gía y calidad, llegan a compensar con su labor positi,va y renova- dora ,el Iiecho de su propio cismatismo.

-Otro preocupación que qmisir)w e-t-presarte es la rc!ati.zio a la pnrti~cipoción rxtrnnjern en ~ Z ~ C S ~ J ~ O bnrbifo on7itológico. H e escu- r l~a~do qurjns de n~uclros que opinnn que su intervención en ~zuestl-o pnís -snl7~nndo lrowrndas 31 eminentes ejecutorins-, n o cs 91lzás que z6nn Mge~cnc in en ~zuestl-n cultura, mosfrondo desprecio por n14csf1-0s insfi tz~ciones cientific~rs, tnponnndo ln tnren de esfudiosos propios y e -~por fando sin licencin dotos, trnbnjos val-ios, 11ostn vnliosos espe- círne)~cs. 2 Czrál es tu posf~t?+o sobre csa situación, qf4e parece rel'te- rars e ?

-Este es un problema a veces espinoso. A mi juicio, es moral- ment~e inaceptable cualquier política que intente frenar la actividad

Otra fotografía liistórica de la S. E. O. : Anillamiento en masa de patos en inuda, practicado en España a cargo de iiiiembros del Centro de Migración. E n el grabado se reconoce a Rerilis. Pérr7 Cliiscaiio y Fernindez Cruz (Caño de

Guadiitmar, Marismas del Guotl;ilquivir. junio de 1966).

i i N CUESTIONARIO PARA FR.AXCISC0 BERNIS 4%;

cognoscitiva o científica de nadie, sea quien sea, con tal de que esa: actividad se atenga a las reglas del libre y buen juego. Me refiero aihora a los buenos científicos. Otra cosa son los pseudo-científicos i h o y tan abundantes-, y los colectores y traficantes de la natura- leza. Frente al trasiego de científicos extranjeros por España, yo. no veo más salida que aumentar el plantel de los nuestros y elevar - su nivel científico.

-Hay toda una nueva y abundante genei.ación de biólogos y izaturnlistas en España, con sus carrei-as e91 auge evidente. Desde . f u cátedra, 2 crees en u n flovecimiento de autéaticm vocaciones, que provoquen un excelente porzienir pn1.a la Ornitologíu, fraguán- dose e n las aulas de alzora?

-Llevo quince años de Catedrático de Zoología en la Univer- sidad de Madrid. Nunca pensé dedicarme a la enseñanza académica. Es una actividad que ni me gusta ni me va, pero los azares de la vida me la han impuesto. Actualmente, aumenta mucho el número, de estudiantes matriculados en casi todas las Facultades y concre- tamente, en las que se imparten enseñanzas de Ciencias Bioló,' micas, pero la casi totalidad de ellos carecen de vocación. E n lo que se refiere a ornitología y zoología, he podido ver a lo largo de los años que las mejores vocaciones surgen al margen de la Universidad misma. Hoy hay un sistema de becas que permite movilizar tesinas y tesis doctorales en las Facultades. Creo que en este momento hay en marcha por lo menos media docena de tesis o tesinas con tema ornito!ógico, y es muy probable que en los años venideros este número se duplitque o mu:tiplique. Desgraciadamente, muchas tesis y tesinas (me refiero ahora a las Facultades de Ciencias en general), son banales o se ordenan a una finalidad puramente burocrático- profesional. Con todo, sin embargo, entre tanta gente como pasa hoy por la Universidad, cabe esperar que al fin surja un pequen@ grupo de zoó:ogos y ornitólogos con formación científica decorosa-

-No podemos por menos que mencionar el creciente movimiento de atención a la Naturajleza que en nuestro pais existe en estos m o - - mentos. S e pone de moda 01 proteccionismo, y aparecen por doquier asociaciones y equipos naturalistas. Al vzorgen del indiscutible bene-

Con motivo del XV Aniversario de la futidacióii de la S. E. O., la Sección Regiotial Catalana celebró en Barcelona diversos actos de corimenior;ició~i y un liomeiiaje al Profesor Bernis. Aparecen aquí reunidos Salvador Maluquer, Francisco Eernis y Antonio Joncli

(Monrjuicli, 10 de mayo de 1969).

UN CUESTIONAZRIO PARA FRANCISCO BERNIS 45

ficio que la me~ztalidad del p d s adquiere en este terreno, y de b interverzción e n tal panorama de personas capaces y brillantes, 2 sería deseable u n deslinde entre u n proteccionis~ico que pudiéramos I l m a r de coyuntura, y la oscura, silenciosa y sacvificada tarea que la Biologia y la Hisforia Natural española Iza ~*ealizado y realiza

.actualrnelzte ?

-Considerado en su conjunto, e! movimiento de atención a la Naturaleza que ha despertado en nuestro país me parece sumamente halagüeño. Las ideas y concepciones de ios tiempos cambian, y

+quizá esta vez -por excepción-, España camina relativamente deprisa en pos del más recienre ideario mundial. La labor publici- taria y divulgadora de Félix Rodríguez de la Fuente es verdadera- mente extraordinaria. No digo perfecta e infa:ible, porque no hay labor humana que lo sea. Como español, admiro muy sinceramente a este hombre surgido en la España de hoy ante la sorpresa de muohos. H a puesto, por así decirlo, el huevo de Colón. Algo que otros ,hubieran deseado hacer e incluso tenían la oh:igaciótl de hacer, pero que no habían hecho. No sólo me refiero a los verdaderos científicos. La «oscura» labor de los naturalistas españoles es im- portante dentro del privado compartimento de sus especialidades, pero los cientílficos carecen, en genera!, del carácier e ímpetu ne- cesarios para hacerse valer.

-2 Puede existir u n intrusismo, quizá irvesl>onsable, o lo que es peor, con ciertos aires comerciales, en esta ola nofzdvalista?

-1ntrusism0, claro que lo hay. Siempre lo habrá. La protección a la naturaleza es un fenómeno cul~ural muy singular en el que concurren elementos heterogéneos, aparte de encontrar una com- pleja inter~ferencia de intereses de variadísima índole. Entre los

.elementos concurrentes des~acan los cieiltíficos, los pedagógicos y los políticos. El proteccionis~mo de la Naturaleza se presta, por tanto, a la aparatosidad, al figuronismo y al camuflaje científico. Pero estas cosas ocurren igual en el extranjero que en España.

En nuestro país, además, se está desarrollando una contra-acción que parte de amplios sectores tradicionales agrarios, industriales y cinegéticos, y de los nuevos urbanistas y los turistas comerciali- zados. Es difícil saber qué pasará al fin, aunque la tónica general

-de la cultura es que los nuevos idearios, tarde o temprano, termi- nan por imponerse.

- ~ S i r p o ~ i c s que 10 S . E . O . p ~ l e d e quednl- desbordndn por esta. pr-olifcl-nciólz de entidndes ?

-';o creo que ese movimiento en pro de la Naturaleza que se.

« L a afición intelectual 4' c17iotiva por una cosa es u n noble v pro~izctcdor suceso de la cultura. Creo quc cs infinita- nlcntc 17iós eficaz coilsbocar y trabar aficionados. que pro-

~12ocioliar burocró f ica~~icn fe gcntc czralquierax.

arrogail ya múltiples entidades recién nacidas, vaya a desbordar- la actividad que realiza la Sociedad Española de Ornitología, inte-- resada, por supuesto, y mucho, en la coilservación justificada de la,

UK CUESTIONARIO PAR.! FRANCISCO BERNIS 47

Natura!eza y en particular de las aves. Más bien creo que ese mo- -vimiento variopinto y remontante nos favorece.

-¿ Estimarías oportuuo 2412 co~lti-o1 de tanfas agrupaciones, que evitle una competencia nociva o una falta de coordinación entre fuer- zas encaminadas a metas conzuaes ?

+La conveniencia de coordinar la labor a que se lanzan o dicen lanzarse unas y otras entidades conservacionistas y pro medio am- biente españolas, es un problema que ya han tratado conjuntamente por lo menos dos de ellas, concretamente ADENA, y la Comisión Científica de Protección a la Natura:eza del C. S. 1. C. Mi opinión particular es que la coordinación permanente entre las diferentes entidades no se producirá, aunque caben posibles acciones combi- nadas de tipo temporal, para ventilar ciertos problemas concretos.

Desde antiguo, he estimado en la obra del Profesor Bernis que quizá no se haya estudiado aún como merece. S e trata de szc calidad literaria, a la que fiersonalmente juzgo e,vcepcional. L a riqueza expresiva, su diafanidad, la zwrdadera brillnnte,- de muchos de sus .escritos, azin los de vuela pluma, que tanto prodiga e ~ z ARDEOLA. .aparejados a la nlfura de cada tema a b ~ r d ~ a d o , le convierten en u n .auténtico escritor. Pero lzay m á s : Berrtis, sin duda, Iza creado una escuela literaria para la Ornitologin. IA mayoría de los que escriben temas de la especialidad, lo Iiaccn conforme a su pafrón, y n o sola- mente por una im(itaciÓn más o ~ n e n o s consciente, sino porque de f o r m obligada Izan de utilizar las nuevas palabras, el inédito voca- bulario ornitológico que Bernis nportó. Este *fati,- de la persona- lidad de mi entrevistado posee u n gran atractizlo. H a llevado a sus ya mzhy numerosas páginas u n peculiar lenguaje, una litera- tura característica.

H a sido innovador, pzres incorporó del acervo foráneo palabras imprescindibles y ausentes de nuestra lengua; y Iza sido, por otra pawte, u n lzombre que revitali,-ó con su pluma giros, expresiones y .vocablos castisos, populares, que se encontraban olvidados excepto ,de labradores, cazadores 31 gentes de nuestros campos.

Bernis me dice que, a la ltora de escribir, sólo tiene oficio, y .para eso obligado. L e insisto en que verter palabras como display,

como lo delicioso cnstellnna pavoneo -z~algn el ejelnplo-, es tener- los resortes de uiia frescura literaria poco común. Ardeola tainbiém- hizo brillar a ltwestro idioma.

C. Francisco Bernis Madrazo y su esposa, D.* Cristina Carro de Bernis, en su domicilio de M;~clricl. Julio de 1971.

-No pareces lnzty de n c u e ~ d o con nzis oPi~iiolies nl respecto ....

-Agradezco la eitimacióil, que considero tan amable como exa- gerada. Nunca he creído tener cualidades de escritor. Recuerdo, de joven, como estudiante de bachillerato, que en mi curso hacía de los

L'IG CLESTIONARIO P.AR:\ FX.\ZiCISCO BERNIS 49

peores ejeicicios de redacción. Siempre me ha costado trabajo. escribir aigo, como no sea un relato de cosas observadas, es decir, la clásica y sencilla redacción del naturalista. Pienso, en efecto, que- existe todo un conjunto de vocal~los ornitológicos y hio:ógicos dc reciente implantación en nuestro idioma, pero a esto han contri- buido también otras personas. Hoy me interesa más que antes el idioma en sí, quizá por influjo de mi esposa Cristina, Licenciada e11 Lenguas Kománicas. Actualmente, ella se dedica a recopilar ver-. náculos de avei y otros animales, así como dichos, proverl~ios y cantares con e!loi relacionaclo;.

-Eir detc~.rlzii?ndas esferns, se colizc~rtn qitc la Or?zitologín europea está quemando sus últinzas etnpns, en el sentido de que- poco o casi unda queda por desbroznr de las nvifnunns nnciofmles. ; Tiene esto fl41rda~1z~ii;0? ; Cucíl es el fzrt~ii-o de ln Ornitologin ?

-La Ornitología, en su faceta puramente faunística y tradicio- nal, está ciertamente muy trabajada en varios países europeos. Pero ni siquiera en esa faceta puede hahlarse de crisis ni de últimas etapas. Actualmente, toda la faunística se está renovando con nue- vos aires que aportan la ecología, la etología y la fisiología animal- Más bien diríamos que se progresa a gran ritmo, y se seguirá pro- gresando miiclio tiempo. Durante los Ultimos diez o veinte años, han aparecido en Eiiropa muchas nuevas revistas ornitológicas que en gran parte se preocupan de faunística. Por otra parte, el desarrollo de otras ramas de :a Ornitología, entendida ésta como biologischr IVisse~uclinft, que dijera Stresemanil, abre u11 campo enorme de estudio, en el que espero no tardaremos en entrar también de lleno los españolles. También veo mucho e iiiteresailte por hacer en nues- tro país, en ciianto se relacione con la Ornitología aplicada.

-Es obligndo pregu~ifal-se p o ~ el pof-ve?~ir de la S . E . O . y los- ti-oyectos nzás relezrafltcs que czistn?? para .~nnñafzn.

+Como asociación de aficioilados y especialistas -y perdona :a

insistencia-, niiestra Sociedad siempre tendrá una buena tarea que cumplir. Hoy tenemos ya una serie de personas y hasta grupos de gente preparada qiie permitirá, no sólo densificar sustancialmente

.so ARDEOLI, VOL. ESPECIAL (1971)

-y cada vez más- las seccioiles generales de trabajo ya en marcha, sino que va a permitir, creo yo, la iniciación de una serie de trabajos moi~ográficos, unos regioliales, otros referidos a especies o grupos de aves, y otros que trasciendan hacia las otras facetas más bioló- gicas y más rigurosas, de ciencia pura y aplicada que, hasta la fecha, tiivieroil escasa cabida en nuestras publicacioiles.

« H o y me interesa nzás que aizfes el idioma en si, quizá por influlo de mi esposa Cristina, Liccizciada en Lenguas Ronzánicas ... B. El Profesor Bertlis, con su es- posa, en el transcurso de la coiiversación que puhlicamos. Madrid, julio de 1971.

El1 «n nivel mucho más prosaico, u11 proyecto a corto plazo es la iilstalación de la Sociedad en unos nuevos locales donde puedan celebrarse toda clase de reuniones y seminarios, y donde sea posi- ble movilizar adecuadamente el uso de la biblioteca.

Y cada varios años repetiremos la celebración de unas Joriladas Ornitológicas Nacionales, en vista del éxito e interés que han des- pertado las dos primeras.

-2 Czcándo se acometerá la vnngnn o b ~ n q u ~ fodos deseawzos y necesifnm,os, esn Suma Ornitológica Hispánica en En que ~nuc / ios

. szre17nqz ?

-Creo que la obr-41 suina o definitiva, no existe en ornito!ogía ni en ninguna actividad humana. Siempre vendrán otras mejores o más completas. Puedo, eso sí, adelantar que existe un proyecto relativa- mente ambicioso de tratado general de ornitología ibérica, sobre el cual hemos cambiado ya varias impresiones Valverde, Olegario del Junco y yo, y hasta se han iniciado los trabajos preparatorios. Sería u11 tratado concebido sobre la base de un amplio grupo de colabo- radores, al que ya en cierto modo responde la ruta seguida por ARDEOLA, aunque nuestra revista tendrá que ser, con tal fin, rnulti- plicada en su paginación y sometida a una articulación y orgaiiiza- ción nuevas.

Un pequeño ((Manual de ornitología española)), concebido como instrumento de uso en la cátedra de Zoollogía que regento, está ya parcialmente en prensa. Aunque trazado con vistas a la enseñanza universitaria, este manual podría ser bastante útil -permítaseme la ilusión- para uso de nuestro cada vez más amplio plantel de oriiitólogos y aficionados, en tanto 110 empiece a ver la luz e1 tratado general antes a:tidido.

-Por últinzo, Profesor Beiwis, 2 crees eli la en-istewcin, de caro nl futuro, de una Escuela espafiola de or~l i to lo~ísr , o está aún por definirse? ;l'ic.1lcs f e c.11 esa dcf;iiiició~~ 91 e11 ese f u f u ~ o ?

-Esta pregunta me parece que queda implícitamente contestada en varias de mis anteriores respuestas. En coiiclusión, yo diría que una buena Escuela españoh de ornitología está aún por definir, pero quizá a la larga surja. Tengo fe en el relevo de los de la nueva generación.

Poco ntás podrín~z~os afiadir a lo que Fra~zcisco Beniis Iza ido desgi*anando por el Iiilo de ~ 4 . 1 1 lsrrgo cuestionario. Sólo una li~zen más para agradecerle su ntención y desear otlFa oportunidad simnilar n 10 de hoy, c u n ~ ~ d o ese futuro del que liablsrmos lzsrjla coro.11ado uw tiempo fecu?ldo paro lo Sociedad Espnfiolo de On?itologio.

Madrid, julio de 1971.