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“–Buenas tardes desde los estudios de Miramar en Barcelona, cuando son las tres y veinte minutos de este día catorce de julio de 1959. Por primera vez nuestra señal llega a los estudios de Paseo de la Haba-na en Madrid y a todos los espec-tadores de sus zonas de influencia. Lo hace a través de siete enlaces hertzianos situados en lo alto de otras tantas montañas. Como escri-bió Cervantes en el Quijote, Bar-celona es archivo de cortesía y en sitio y belleza únicos. Abrimos por vez primera este “Balcón del Me-diterráneo”, para que llegue hasta ustedes, desde el mar al Tibidabo, el encanto de la Ciudad Condal. Miramar, que salta a la palestra con un afán de noble competen-cia, está dispuesta a demostrar su sentido artístico y su capacidad de trabajo. Bienvenidos a Miramar. Bienvenidos a Barcelona en este día histórico, en este día soleado y luminoso con el azul del mar Me-diterráneo… bla, bla, bla…”

El guión de Federico Gallo y En-rique Rubio estaba muy bien, pero cuando Jesús Álvarez nos dio paso desde Madrid yo estaba como un flan. Logré mantener la sangre fría suficiente, porque minutos antes de comenzar nuestra puesta de largo

cayó una tormenta, que echaba por tierra el sol, el azul y la bondado-sa madre del hombre del tiempo. Tuve que improvisar sobre la mar-cha y esta circunstancia me otorgó la confianza de los realizadores que me pedían para poner orden en el estudio. Actuaron en aquel bautizo la Orquesta-banda del portaviones Saratoga, la Sección Montada de la Guardia Urbana, Los humoristas Kim y Kilo y el Esbart Verdaguer puso el color catalán trenzando una sardana en torno a la fuente situada delante de los estudios. Y cesó la lluvia.

Éste fue el principio, la historia; pero hubo una “prehistoria” que se inició unos meses antes. Un grupo de elegidos para el fracaso, con unos medios rudimentarios, nos pusimos a crear programas sin tener la menor idea de cómo fun-cionaba ese invento llamado tele-visión. Eran pruebas piloto que no salían al aire y que sólo merecían nuestro propio aplauso y el en-cendido elogio de todo el equipo. La experiencia es una cadena de errores y así fuimos ganando en confianza y seguridad hasta llegar al temido y esperado 14 de Julio. Todo salió bien y cuando, pasados unos días, una persona me paró

en plena calle y me dijo: –Le he visto por la tele. Subí corriendo a Miramar y esparcí la noticia como el descubrimiento del siglo: –¡Nos han visto! ¡Nos ven por televisión! Hubo alegría general. Corrió dis-cretamente el Cava, porque aún no habíamos cobrado un céntimo y pasaron muchos meses antes de ver una “paga extra”. No sabía-mos que éramos pioneros históri-cos, pero sí sabíamos que éramos pobres. No disponíamos ni de un magnetoscopio para poder grabar los programas.

Un ejemplo: La jirafa era un mons-truo con ruedas con una pértiga al final de la cual se hallaba el mi-crófono, que se movía en todas direcciones. Cuando hacía viento se cubría dicho micrófono con un calcetín. Un vulgar y a veces suda-do calcetín. Un día desapareció el calcetín. Nadie quería colaborar y el realizador encargó a un ayudante que bajase al Paralelo y en una mer-cería comprase unos calcetines. El diálogo que se produjo podía perte-necer a la mejor página teatral del absurdo: –Quiero unos calcetines. ¿De qué color?. Es igual. ¿De qué medida?. Da lo mismo, son para una jirafa. La dependienta aún no se ha recuperado de la impresión.

Además el famoso enlace hert- ziano entre Madrid y Barcelona se “escachiforciaba” con una fre-cuencia irritante. Unas veces por avería en alguna estación repeti-dora, otras porque el funcionario encargado de girar la antena se quedaba dormido. El caso es que aparecía en pantalla un rótulo que se hizo muy popular: “Rogamos disculpen esta interrupción y per-manezcan atentos a la pantalla”. Inmediatamente salía yo diciendo: –Lamentamos esta interrupción debida a una avería en la estación etc.etc.etc. Tanto llegué a repetir esta cantinela que un crítico de la época (Los críticos nacieron con la televisión) me rebautizó como “El tío Averías”. Tan popular se hizo este mote, que una vecina lla-

que 5o añosno es nada...

por josé luis barcelona

A N I V E r s a r I o

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loCuTor Y ACTor, josé luis BArCEloNA iNGrEsÓ por oposiCiÓN EN TVE EN 1959 Y FuE El ENCArGADo, DEsDE MirAMAr, DE prEsENTAr AlGuNos DE los proGrAMAs MÁs rEprEsENTATiVos DE lA époCA. El 14 DE julio DE EsE MisMo AÑo ABriÓ oFiCiAlMENTE, A lAs 15:20 HorAs, lAs EMisioNEs DE TVE CATA-luNYA. CuANDo sE CuMplEN 50 AÑos DE EsA priMErA CoNEXiÓN, rECuErDA AlGuNAs DE lAs ANéCDoTAs Y ViVENCiAs proFEsioNAlEs DE AQuEllA iNCi-piENTE TElEVisiÓN QuE CrEÓ EsCuElA.

TVe CaTaLunYa

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mó a la puerta de casa a la hora de comer y me dijo. –Perdone, pero resulta que se me ha estropeado el televisor. Si usted pudiera ha-cer algo... Y como yo en aquella época era muy simpático subí a su piso, observé el televisor con cara de entendido e hice lo que veía a diario en el control y el estudio cuando un monitor se fundía en negro. O sea, le di un fuerte golpe en un lado y… apareció la imagen y se escuchó el sonido. La seño-ra lanzó un grito de alegría y dijo –¡Milagro!... Y desde entonces fue proclamando por el barrió que yo era San Averías.

Estábamos en que se iniciaron las emisiones regulares y saltaron al aire programas como Club Mira-

mar, presentado por Mario Cabré. X-O da dinero que conducía Juan Viñas. Carrusel con Joaquín So-ler Serrano. Amigos del Martes, animado por Frans Joham. Esta es su vida, conducido por Fede-rico Gallo. Reina por un día, que me dio la oportunidad de trabajar con mi entrañable amigo, Mario Cabré, Salto a la fama, con Irene Mir y Asunción Vitoria, La unión y la fuerza de Mario Beut. Y no po-demos olvidarnos de un simpático ratoncillo llamado Topo Gigio, que

se enamoró de Ana María Solsona, ni del estreno del primer programa en catalán, La Ferida lluminosa, el 27 de Abril de 1964.

Había nacido lo que se dio en lla-mar la Escuela de Barcelona. Todo un equipo técnico y artístico que ri-valizaba en creatividad y entusias-mo. Realizadores como Enrique de las Casas, Eugenio Pena, Merçe Vilaret, Ramón Solanes, Esteve Duran, Sergi Shaaff etc.etc. Y un jovenzuelo con pajarita que se mo-

vía en la parte técnica y atendía al nombre de Antonio Fraguas, más conocido como Forges. Miramar fue vivero de grandes profesio-nales, que ahora cumplimos 50 años. Algunos ya no están y para ellos nuestro recuerdo siempre les acompañará.

Dos anécdotas para terminar estos recuerdos eutrapélicos. Escenario: el famoso Mercado de la Boquería, en las Ramblas. Estaba comprando en uno de los puestos cuando un

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“HabÍa nacIDo lo QUe Se DIo en llaMar eScUela De barcelona. ToDo Un eQUIPo TÉcnIco Y arTÍSTIco QUe rIValIZaba en creaTIVIDaD Y enTUSIaSMo”, recUerDa JoSÉ lUIS barcelona

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el VeTerano PerIoDISTa JoSÉ lUIS barcelona DelanTe De la SeDe De TVe caTalUnYaabaJo: VarIaS InSTanTáneaS De la HISTorIa De TVe caTalUnYa Y la SeDe De la coMPañIa Hace 50 añoS.

señor se acerca también a comprar. Me mira y dice: –Vaya, usted es Mario Cabré. La vendedora le saca del error y le suelta: –Qué dice us-ted. Mario murió hace tiempo. Este locutor es José Luis Uribarri.

Una mujer de edad indetermina-da se ha detenido. Va a cruzar la amplia calle Aragón. Semáforo en rojo. Se ayuda de un bastón blanco. Digo que si quiere que la acompañe a cruzar. Me dice que sí y la cojo del brazo. Vamos cruzan-do. Le hablo del intenso tráfico, de las bicicletas, etc. Llegamos al otro lado de la calle y ella, sin soltarme el brazo, me dice –¿Usted es José Luis Barcelona, verdad? Yo me quedo muy sorprendido porque es invidente. Me da la explicación: Yo quedé ciega muy joven y le había visto por televisión. Ahora no he podido verle, pero le he conocido por la voz. Muchas gracias por los buenos momentos que me ha proporcionado. Y me dio un beso. Han pasado 50 años y sólo por este detalle creo que ha valido la pena pasar por ser el “Tío Averías”.