Tu Palabra es Vida • 1

Grupo de Reflexión Bíblica Conferencia de Religiosos/as del Brasil

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la Biblia

Grupo de Reflexión Bíblica Conferencia de Religiosos/as del Brasil

Lectura orante de la Biblia Tu Palabra es Vida

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Ediciones MSC Santo Domingo Rep. Dominicana

Título Orig m a l :

Lectura Orante de la Biblia

Colección: Tu Palabra es Vida. No. G r u p o de Rei lexión Bítl ica

Conterencia de Religiosos/as del Brasil

Primera Ed ición Dominicana Septiembre 1997 Mil ejemplares

Con permiso de la Conterencia Je Religiosos/as del Brasil, su Equipo de Rerlexión Bíblica y los traductores de Uruguay.

Diagramación: Ratael E. Domínguez Gautreaux

Impresión: Amigo del Hogar

Ediciones

© 1997 Ediciones MSC Amigo del Hogar —«omij. Calle Mi. Ma. Valencia esq. Max Henríquez Ureña Apartado Postal 1104, Los Prados, Santo Domingo.

11 E C H O EN LA REPÚBLICA DOMINICANA MADE IN THE DOMINICAN REPUBLIC

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Presentación

La Palabra de Dios -leída desde la vida y para la vida- ocupa cada vez más el centro de la actividad de las comunidades cristianas diseminadas por América Latina; sin em­bargo, el creciente interés por alimentarse de ella, se vio entorpecido muchas veces por la ausencia de materiales que ayudaran tanto a personas como a grupos a leer, orar y estudiar la Biblia de manera sencilla y seria.

Positivamente, la Iglesia se ha hecho consciente de la necesidad de que la Escritura sea la clave que oriente la vida de las comunidades. Juan Pablo II, propulsor de la Nueva Evangelización, señala que para la preparación del Jubileo del año 2000, es necesario que los cristianos vuelvan con renovado interés a la Sagrada Escritura.

Amigo del Hogar, que con numerosas publicaciones se ha hecho eco de este sentir de la Iglesia, ofrece ahora a todo el pueblo de Dios este volumen: Lectura orante de la Biblia, primero de una serie de siete, que con el título Tu Palabra es vida, comenzó a publicarse en Brasil en el año 1990, extendiéndose luego a otros países de América Latina.

Los siete volúmenes comprenden el Antiguo y Nuevo Testamento, con un conjunto de lecturas que sirven de guía para ayudar a leer comunitariamente fragmentos significativos de cada uno de los libros de la Escritura. A la lectura comunitaria se le complementa con momentos de estudio y reflexión personal.

Los libros de la serie son:

1. Lectura orante de la Biblia. 2. La formación del Pueblo de Dios. 3. Lectura profética de la historia. 4. Sabiduría y poesía del pueblo de Dios. 5. Seguir a Jesús: los Evangelios. 6. Vivir y anunciar la Palabra: las primeras comunidades. 7. El sueño del pueblo de Dios, las primeras comunidades y el movimiento apocalíptico.

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Esta versión al español es una traducción de la serie preparada por el equipo de reflexión bíblica de la Conferencia de Religiosos de Brasil (CRB), cuyo autor más representativo es Carlos Mesters.

Las preocupaciones que estos autores especifican como guías para la lectura de la Biblia, son líneas básicas que creemos de validez universal y que, por tanto, merecen señalarse:

Lectura respetuosa de los textos, sin manipularlos ni proyectar sobre ellos nuestras propias ideas, conscientes de que contienen la experiencia creyente de nuestros antepasados en la fe. Para esta lectura se dan tres niveles de aproximación al pasaje: literario, histórico y teológico.

Lectura reflexiva sobre la realidad, porque Dios se revela en dos libros: en la Biblia y en la Vida; la Escritura ilumina la vida del creyente.

Lectura comunitaria, ya que somos pueblo de Dios. La Biblia fue escrita en comunidad, desde la comunidad y para la comunidad. Y esta comunidad movida por el Espíritu, que es el verdadero intérprete, lleva a los creyentes a la lectura individual que también recomienda el Concilio (DV, 25).

Lectura iluminada por la fe en la resurrección de Jesús, clave que es fundamental en toda la dinámica eclesial. Los trozos humanos de Dios los encontramos en Jesús. El es en realidad quien, discretamente, da unidad a todas las partes de la Biblia.

Lectura acompañada por el Espíritu, porque interpretar la Biblia no depende sólo del estudio. Necesitamos la oración, el canto, la meditación de la Palabra. Dejar que la moción del Espíritu Santo nos transforme, para que nuestra oración y acción brote de él.

A todo el pueblo de Dios, en esta porción de la Iglesia que está en República Dominicana, se le ofrece este material que tanto ha servido para que las comunidades cristianas encuentren en su propia vida, en su propia historia y en su compromiso el alimento de la Palabra que, leída y puesta en práctica, produce vida y vida en abundancia.

Los Editores Santo Domingo, R.D. Septiembre del 1997

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Introducción

Mirar lo que es nuestro

I. Un hecho de vida que nos muestra un rumbo

Sucedió durante la primera reunión del curso bíblico. Había unas 25 personas. En la pared estaba la frase: "Dios es amor". El Padre preguntó: "¿Quién la escribió?" "Fui yo", dijo doña María. "¿Por qué la escribió?" "Me pareció que la pared estaba medio vacía. Faltaba algo." "¿Por qué puso esta frase?" "Porque me pareció linda." "¿Dónde la encontró?" "Yo la inventé. Me pareció que era esto lo que nosotros tenemos que vivir como cristianos". Entonces dijo el Padre: "Vamos a abrir la Biblia en la primera carta de S. Juan capítulo cuarto, versículo ocho". Se demoró un rato hasta que todos encontraron el texto. El Padre le pidió a doña María que leyera el versículo. Ella leyó: "El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor" (1 Jn 4, 8). Fue la primera vez en su vida que María abría la Biblia. Se llevó un susto. No esperaba encontrar allí dentro su frase de la pared. Descubrió que, sin saber, la Palabra de Dios ya estaba en su vida. Quedó con una satisfacción y una alegría tan grandes que aquella noche casi no durmió.

Como este hecho hay millares. Lo que está en la Biblia no está sólo en la Biblia. Está también en la vida de todos los que procuran vivir en la fidelidad. Abriendo la Biblia, tú no abres un libro extraño, sino un libro que habla de ti, de tu vida, de tu caminar y de tus luchas. En este primer volumen de la Colección "Tu Palabra es Vida", vamos a mirar lo que es nuestro, "escrito para nosotros" (1 Cor 10,11). Vamos a descubrir con la ayuda de la Biblia, que la Palabra de Dios está en nuestra vida, en nuestra historia, en la historia de los pueblos de América Latina.

II. Hay varias maneras de mirar y leer la Biblia

Mirando desde lejos, la Biblia parece inmensa, donde cada ladrillo contribuye, a su modo, para hacer aparecer el dibujo del proyecto de Dios. A pesar de ser enorme, hecho de muchos ladrillos, de muchos textos y libros, el dibujo tiene una gran unidad. De extremo a extremo, se revela en él los trazos de su rostro. Es el rostro del propio Dios con

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los trazos humanos de Jesucristo. Es Jesús que, de manera discreta, da unidad a todas las partes de la Biblia.

Mirando más de cerca, tú percibes lo que desde lejos no aparece. Cada ladrillo es diferente del otro en el tamaño, en la forma, en el peso, en el valor, en la época y en el material de fabricación. Cada libro de la Biblia es diferente en el género literario, en el lenguaje, en el autor o autora, en el tema, en la época y lugar en que fue escrito, en el objetivo, en el destinatario, en el mensaje. Desde el punto de vista literario, la Biblia tiene una variedad inmensa. Y nos admiramos al ver cómo esa variedad tan grande consigue construir una unidad tan fuerte y hermosa.

Mirando bien de cerca, tu percibes lo increíble: cada ladrillo, además de contribuir para el dibujo grande del proyecto de Dios, tiene su propio dibujo: y el dibujo pequeño de cada ladrillo no siempre combina con el dibujo grande del Proyecto de Dios. Los ladrillos hablan de otras luchas, de otras historias que revelan conflictos y situaciones que no aparecen en el dibujo grande. Parece una confusión muy grande. Mayor, sin embargo, es la admiración! Todo esto muestra que la Palabra de Dios se encarnó realmente en palabras humanas. Se hizo igual a nuestra palabra en todo, menos en el error y la mentira. La acción del Espíritu Santo, que hace que la Biblia sea Palabra de Dios, no pasa por los distantes cables de alta tensión, pero sí por los cables de la red doméstica, embutidos en la pared de los conflictos, de las contradicciones y de las confusiones de la vida humana. Por más grande que pueda parecer la contradicción interna de las distintas partes de la Biblia, ella no destruye la unidad del Proyecto de Dios, ni niega la inspiración divina de la Sagrada Escritura. Por el contrario, revela su verdadero alcance. Mirando nuevamente de lejos, reviendo todo, tú descubres que no se trata de una pared aislada, sino de la pared de una casa. Y por increíble que parezca, es la pared de la casa en que tú estás viviendo. ¡Es tu casa! ¡Nuestra casa! ¿Tú sabías que, mirando la Biblia, tú estabas mirando tu propia casa, mirando lo que es tuyo? "No precisas salir de Ceará para entender la Biblia", decía doña Maneota de Aratuba, al final de un cursillo de Biblia. Es de este modo que vamos a mirar a la Biblia. Vamos a mirar a lo que es nuestro. A veces desde lejos, otras veces más cerca y otras muy de cerca. O sea, el estudio tendrá tres niveles, mezclados entre sí:

- literario (ver de cerca al texto) - histórico (mirar la situación del pueblo) y - teológico (escuchar el mensaje de Dios).

Pero cualquiera que sea la mirada o nivel, se tendrá siempre el mismo objetivo: descubrir que la palabra de la Biblia ya estaba pintada en la pared de la casa en que

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vivimos. Y Dios quiera que este descubrimiento produzca en nosotros la misma satisfacción y alegría que produjo en doña María.

III. Los criterios que orientarán nuestra lectura

No basta la razón para descubrir todo el sentido de la Biblia. Dice el Concilio Vaticano II en su documento "Dei Verbum": "La Escritura se ha de leer e interpretar con el mismo espíritu con que fue escrita" (DV 12). Para alcanzar este objetivo es necesario tener en cuenta los criterios de la fe cristiana que son tres: "Para descubrir el verdadero sentido del texto sagrado, hay que tener muy en cuenta el contenido y la unidad de toda la Escritura, la Tradición viva de la Iglesia, la analogía de la fe" (DV 12). Los tres tienen el mismo objetivo: descubrir el sentido pleno de la Biblia, impedir que su sentido sea manipulado y evitar que el texto sea aislado de su contexto de origen que lo generó, de la tradición que lo transmite y de la vida actual de la Iglesia a la que debe servir. En este primer volumen de la Colección "Tu Palabra es Vida", damos una atención mayor a una parte de la "Tradición viva de la Iglesia" y veremos lo que nos dice la práctica secular de la Lectio Divina sobre la lectura de la Biblia. Además de esto, un subsidio en forma de apéndice (Visión global de la Biblia) nos ayudará a percibir la importancia "del contenido y de la unidad de toda la Escritura". En otros volúmenes, con posterioridad, estudiaremos, con mayor detención, los otros criterios recomendados por el documento "Dei Verbum".

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CAPITULO 1

Lectura orante de la Biblia, corazón de la vida cristiana

I. Introducción

Existe una lectura de la Biblia que hacen los pobres del Continente Latino-americano en sus Comunidades Eclesiales de base. Esta lectura de los pobres, a pesar de las diferencias propias de cada país o región, tiene algunas características comunes:

1. Los pobres llevan consigo, para introducirlos en la Biblia, los problemas que viven. Leen la Biblia a partir de su lucha y de su realidad.

2. La lectura se hace en comunidad, es primordialmente una actividad comunitaria, una práctica orante, un acto de fe.

3. Ellos hacen una lectura obediente: respetan el texto y se disponen a escuchar lo que Dios quiere decirles, dispuestos a cambiar si El lo exigiera.

Esta práctica tan simple de los pobres es profundamente fiel a la práctica de la más antigua Tradición de la Iglesia. Por eso mismo, por medio de ella, el Espíritu de Dios llama nuestra atención sobre algunos elementos importantes e indispensables de la lectura cristiana de la Biblia que nosotros habíamos olvidado o descuidado: partir de la realidad de hoy y crear un ambiente comunitario y orante de la fe.

COMUNIDAD

/ /ESCUCHAR¡V\ / / ADIÓS \ \

S/^r HOY ^ s \ REALIDAD •TEXTO

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Los tres criterios -realidad, comunidad, texto- son tres ángulos específicos, cada uno con características propias. Al hacer la lectura, esos tres criterios se articulan entre sí buscando el mismo objetivo: escuchar a Dios hoy.

Estos tres criterios constituyen la mística de la lectura que haremos de la Biblia en este proyecto "Tu Palabra es Vida". Ellos dan unidad a todo el plan, unifican los grupos que participan de él y nos ubican en el corazón de la Tradición de la Iglesia y de la Vida religiosa, marcada por la práctica secular de la Lectio Divina.

Lectio Divina quiere decir lectura divina. Otros traducen lectura "orante". Indica la práctica de la lectura que los cristianos hacen de la Biblia para alimentar su fe, su esperanza o su amor y compromiso.

La Lectio Divina siempre fue la columna vertebral de la Vida Religiosa, desde sus más remotos orígenes, en el tiempo del monacato. Esta lectura siempre reaparece cuando se procura leer la Biblia con fidelidad. Reapareció en los últimos años, sin rótulo y sin nombre, aquí en América Latina, en medio de los pobres, quienes recomenzaban a leer la Biblia en sus Comunidades. Reapropiándonos de la práctica de la Lectio Divina, nos aproximamos a la fuente que, en el pasado, generó la Vida Religiosa y que, en el presente, está generando e irrigando la vida nueva en las Comunidades Eclesiales de Base.

Después de unas breves informaciones históricas y algunas consideraciones gen­erales, vamos a analizar de cerca los cuatro grados de la Lectio Divina: la lectura, la meditación, la oración, la contemplación. Son los cuatro pasos de la lectura de la Biblia, tanto individual como comunitaria. Son también y sobre todo cuatro actitudes permanentes que debemos tener ante la Palabra de Dios. Vamos a ver en qué consisten y cómo, cuando los articulamos entre sí, forman el método de la Lectio Divina.

II. Un poco de historia

En su origen, la Lectio Divina no era nada más que la lectura que los cristianos hacían de la Biblia para alimentar su fe, esperanza y amor, y animar así su peregrinar, la Lectio Divina es tan antigua como la misma Iglesia que vive de la Palabra de Dios y de ella depende como el agua de su fuente (DV 7. 10.21). Prolonga así una tradición de las comunidades pobres (anawim) del Antiguo Testamento.

La Lectio Divina es la lectura creyente y orante de la Palabra de Dios, hecha a partir de la fe en Jesús, quien dice: "En adelante el Espíritu Santo defensor, que el Padre les enviará en mi nombre, les va a enseñar todas las cosas y les va a recordar todas mis palabras" 0n 14, 26; 16, 13). El Nuevo Testamento, por ejemplo, es el resultado de la lectura que los primeros cristianos hacían del Antiguo Testamento a la luz de sus problemas y a la luz de la nueva revelación que Dios Hizo de sí a través de la Resurrección de Jesús,

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vivo en medio de la comunidad. En el transcurso de los siglos, esta lectura creyente y orante de la Biblia alimentó a la Iglesia, a las comunidades, a los cristianos. Inicialmente no era una lectura organizada y metódica, sino que era la propia Tradición que se transmitía de generación en generación a través de la práctica del pueblo cristiano. La expresión Lectio Divina proviene de Orígenes. El decía que, para leer la Biblia con provecho, es necesario un esfuerzo de atención y asiduidad: "Cada día, de nuevo, como Rebeca, tenemos que volver a la fuente de la Escritura". Y lo que no se consigue con el propio esfuerzo, así dice él, debe ser pedido en la oración, "pues es absolutamente necesario rezar para comprender las cosas divinas". De este modo, así concluye él, llegaremos a experimentar lo que esperamos y meditamos. En estas reflexiones de Orígenes tenemos un resumen de lo que es la Lectio Divina.

Como ya dijimos, la Lectio Divina se convirtió en columna vertebral de la Vida Religiosa. En torno a la Palabra de Dios, oída, meditada y rezada, surgió y se organizó la vida monástica del desierto. Las sucesivas reformas y transformaciones de la Vida Religiosa, siempre retomaban la Lectio Divina como su marca registrada. Las reglas monásticas de Pacomio, Basilio, Agustín y Benito hacen de la lectura de la Biblia, junto con el trabajo manual y la liturgia, la triple base de la Vida Religiosa.

La sistematización de la Lectio Divina en cuatro grados recién llega en el siglo XII. Alrededor de 1150, Guigo, un monje cartujo, escribió un librito titulado "La Escala de los monjes". En la introducción, antes de exponer la teoría de los cuatro grados, se dirige al "caro hermano Gervasio" y le dice: "Resolví participar contigo algunas de mis reflexiones sobre la vida espiritual de los monjes. Pues tú conoces esta vida por experiencia, mientras que yo sólo la conozco por estudio teórico. Así tú podrás ser juez y corrector de mis consideraciones". Guigo quiere que la teoría de la Lectio Divina sea valorada y corregida a partir de la experiencia y de la práctica de los hermanos.

Inmediatamente él introduce los cuatro grados: "Cierto día, durante el trabajo manual, cuando estaba reflexionando sobre la actividad del espíritu humano, de repente se me presentó a mi mente la escala de los cuatro grados espirituales: la lectura, la meditación, la oración y la contemplación. Esa es la escala de los monjes por la cual ellos suben de la tierra al cielo. Es verdad que la escala tiene pocos peldaños, pero tiene una altura tan inmensa y increíble que, mientras su extremidad inferior se apoya en la tierra, el extremo superior penetra en las nubes e investiga los secretos del cielo". Después Guigo muestra cómo cada uno de esos peldaños o grados tiene la propiedad de producir algún efecto específico en el lector de la Biblia. A continuación resume todo diciendo: "La Lectura es el estudio asiduo de las Escrituras, hecho con espíritu atento. La meditación es una diligente actividad de la mente que, con la ayuda de la propia razón, procura el conocimiento de la verdad oculta. La oración es el impulso fervoroso del corazón hacia Dios, pidiendo que aleje los males y conceda las cosas buenas. La contemplación es una elevación de la mente

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sobre sí misma que, suspendida en Dios, saborea las alegrías de la dulzura eterna". En esta descripción de los cuatro peldaños, Guigo sintetiza la tradición que venía de lejos y la transforma en instrumento de lectura para servir de instrucción de los jóvenes que se iniciaban en la vida monástica.

En el siglo XIII, los mendicantes intentaron crear un nuevo tipo de Vida Religiosa más inserta en el medio de los "menores" (pobres). Ellos hicieron de la Lectio Divina la fuente inspiradora de su movimiento renovador, como se trasluce claramente en la vida y en los escritos de los primeros franciscanos, dominicos, servitas, carmelitas y otros mendicantes. Por medio de su vida inserta supieron poner la Lectio Divina al servicio del pueblo pobre y marginalizado de la época.

Después sobrevino un largo período en que la Lectio Divina decayó. La lectura de la Biblia no era fomentada ni aún en la Vida Religiosa. Era el infeliz efecto de la Contra­reforma en la vida de la Iglesia. Santa Teresita, por ejemplo, no tenía acceso al texto integral del Antiguo Testamento. Se insistía más en la lectura espiritual. El miedo al protestantismo hizo perder el contacto con la fuente. El Concilio Vaticano II, a pesar de esto, retomó la tradición antigua y, en su documento "Dei Verbum" recomienda con gran insistencia la Lectio Divina (DV 25). La Lectio Divina reapareció de manera nueva, sin rótulo y sin nombre en medio de las comunidades en las que los pobres recomenzaron la lectura de la Palabra de Dios.

III. Consideraciones generales sobre la Lectio Divina

Por la Lectio Divina intentamos llegar a lo que dice la Biblia: "El mandamiento está a tu alcance: en tu corazón y en tu boca. Cúmplelo". (Dt 30,14). En la boca por la lectura; en el corazón por la meditación y la oración; en la práctica por la contemplación. El objetivo de la Lectio Divina es el mismo objetivo de la Biblia: "Ella puede instruirte acerca de la salvación por la fe en el Mesías Jesús". (2 Tm 3, 15): "enseñar, reprender, corregir, educar en la rectitud; así el hombre de Dios será competente, perfectamente equipado para cualquier tarea buena" (2 Tm 3, 16-17); "de modo que, entre nuestra constancia y el consuelo que dan las Escrituras, mantengamos la esperanza" (Rm 15, 4); ayudarnos a aprender de los errores de los antepasados (cf 1 Cor 10, 6-10).

La Lectio Divina supone algunos principios, siempre presentes en la lectura cristiana de la Biblia:

1. La unidad de la Escritura. La Biblia tiene una gran unidad donde cada libro, cada frase tiene su lugar y su función para revelarnos el Proyecto de Dios. Sus diversas

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partes son como los ladrillos de una pared inmensa. Juntos forman el dibujo del Proyecto de Dios. El principio de la unidad de la Escritura prohibe aislar los textos, arrancándolos de su contexto y repetirlos como verdades aisladas y absolutas. Un ladrillo sólo no hace la pared. Una línea sola no hace el dibujo. La Biblia no es un camión de ladrillos, sino una casa donde se puede vivir.

2. La actualidad o encarnación de la Palabra. Los cristianos, cuando leemos la Biblia, no podemos olvidar la vida, sino que debemos cargarla con nosotros, dentro de nosotros. Teniendo la vida ante nuestros ojos, descubrimos en la Biblia el reflejo de aquello que nosotros mismos estamos viviendo. La Biblia se convierte así en el espejo de lo que nos pasa en la vida y en el corazón de todos. Descubrimos que la Palabra de Dios se encarna no sólo en aquellas épocas del pasado, sino también hoy para poder estar con nosotros y ayudarnos a enfrentar los problemas y a realizar las esperanzas: "¡Ojalá le hagan caso!" (Sal 95, 7).

3. . La fe en Jesucristo vivo en la Comunidad. Leemos la Biblia a partir de nuestra fe en Jesucristo vivo en medio de nosotros. Jesús es la clave principal de la lectura que hacemos. La fe en Jesús ayuda a entender mejor la Biblia; y la Biblia ayuda a entender mejor el significado de Jesús para nuestra vida. La lectura hecha en Comunidad hace que Biblia, Tradición y Vida formen una unidad viviente. La Lectio Divina tuvo un comienzo bien sencillo, con métodos elementales a la altura del pueblo: 1. leer y releer, cada vez más, hasta conocer bien lo que está escrito; 2. repetir de memoria en voz alta lo que fue leído y comprendido y rumiarlo

hasta que de la boca y de la cabeza pase hacia el corazón y entre en el ritmo de la propia vida;

3. responder a Dios en la oración y pedir que nos ayude a practicar lo que la Palabra nos pide.

4. El resultado es una nueva luz en los ojos que permite saborear a la Palabra y ver al mundo de manera nueva. Con esa luz en los ojos se comienza nuevamente a leer, a repetir, a responder a Dios; y así sucesivamente... Un proceso que nunca termina, que siempre vuelve y, sobre todo, que nunca se repite del mismo modo.

5. Una última consideración sobre el alcance y el objetivo de la Lectio Divina Una palabra es, ante todo, un medio para transmitir una idea. Las palabras, tanto las nuestras como las de la Biblia, se dirigen, en primer lugar, a la razón, que puede captar las ideas. Pero una palabra no sólo es vehículo de ideas. Tiene también otras

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dimensiones. Por ejemplo, posee una fuerza poética (en el sentido literal: poesía viene del griego "poein", hacer). No sólo dice, sino que también hace. Hace lo que dice. En el estudio que nosotros hacemos de la Biblia, generalmente sólo nos preocupamos en descubrir la idea, el mensaje de la Palabra de Dios. Como veremos, la Lectio Divina procura alcanzar y activar también las otras dimensiones. Ella es más completa. Su resultado es más amplio.

IV: Los cuatro grados de la Lectio Divina

Los cuatros grados de la Lectio Divina son: lectura, meditación, oración y contemplación. No siempre es fácil distinguir uno de otro. Por ejemplo, lo que algunos autores afirman de la lectura otros lo atribuyen a la meditación, y así por estilo. La causa de esta falta de claridad está en la propia naturaleza de la Lectio Divina. Se trata de un proceder dinámico de lectura en el cual las distintas etapas se originan una de otra. Es como el paso de la noche al día. En la hora del amanecer algunos dicen: "todavía es de noche". Mientras otros dicen: "llegó el día". Además de eso, se trata de cuatro acciones permanentes. La acción de la lectura, por ejemplo, continúa también durante la meditación. Las cuatro acciones existen y actúan juntas de acuerdo al grado en que la persona o la comunidad se encuentre. Lo importante, en esta nuestra reflexión, es que aparezcan las características principales de cada una de esas cuatro acciones que, juntas, integran la Lectio Divina.

1. La lectura: conocer, respetar, situar

La lectura es el primer paso para conocer y amar la Palabra de Dios. No se ama lo que no se conoce.

Es también el primer paso del proceso para conocer y amar la Palabra de Dios. No se ama lo que no se conoce.

Es también el primer paso del proceso en la apropiación de la Palabra: leer, leer, ¡leer! Leer mucho para familiarizarse con la Biblia; para que ella se vuelva palabra nuestra, capaz de expresar nuestra vida y nuestra historia, pues a éstas "la Biblia las relata para enseñarnos a los que nacimos al fin de los tiempos" (1 Cor 10, 11). Este proceso de reapropiación de la Palabra por el pueblo ya se está desarrollando en las Comunidades.

La lectura es una actividad bastante elemental: leer, pronunciar bien las palabras, si fuera posible, en voz alta. Este primer paso es muy importante y muy exigente. No puede ser hecho de manera superficial. Para muchos la Biblia es el medio principal de alfabetización y funciona como gramática.

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Por la lectura frecuentamos la Biblia como se frecuenta a un amigo. Hay una semejanza muy grande entre la manera de convivir con el pueblo y con la Biblia. Los dos exigen el máximo de atención, respeto, amistad, entrega, silencio, escucha. Los dos, tanto el pueblo pobre como la Biblia, no se defienden inmediatamente cuando son agredidos o manipulados, pero los dos acaban venciendo al agresor por el cansancio. La lectura de la Biblia ayuda a crear en nosotros los ojos adecuados para leer la vida y viceversa.

La lectura, como la convivencia con el pueblo pobre, no puede depender del gusto del momento, sino que exige de la persona una determinación constante y continua. La lectura debe ser perseverante y diaria. Exige ascesis y disciplina. No puede ser interesada, sino que debe ser desinteresada, gratuita, en vistas al Reino y al bien del pueblo.

La lectura es el punto de partida, no es el de llegada. Hace que el lector pise en tierra firme. Prepara al lector y al texto para el diálogo de la meditación. Para que la meditación no sea fruto de una fantasía irreal y tenga su fundamento en el texto y en la realidad es necesario que la lectura se haga con criterio y atención. "Estudio asiduo, hecho con espíritu atento", decía Guigo. Por intermedio de un estudio imparcial la lectura impide que el texto sea manipulado y reducido a la medida de nuestra idea, y hace que él pueda ser compañero autónomo en nuestro diálogo con Dios, porque estable el sentido que el texto tiene en sí, independientemente de nosotros. Así, la lectura crea en el lector una actitud crítica, criteriosa y respetuosa ante la Biblia. Es aquí, en la lectura, que tiene lugar la contribución de la exégesis para la buena marcha de la Lectio Divina.

La lectura, entendida como estudio crítico, ayuda al lector a analizar el texto y a situarlo en su contexto de origen. Ese estudio tiene tres niveles: a) Literario: aproximarse al texto y, por medio de preguntas bien simples, analizar su

tejido: ¿quién? ¿qué? ¿dónde? ¿por qué? ¿cuándo? ¿cómo? ¿con qué medios? ¿cómo el texto se sitúa dentro del contexto literario del libro del que es parte?

b) Histórico: por medio del estudio del texto hay que llegar al contexto histórico en que surgió el texto, o en el que se dio el hecho narrado por el texto y analizar la situación histórica en dimensiones como: económica, social, política, ideológica, afectiva, antropológica y otras. Se trata de descubrir los conflictos que están en el origen del texto o en él se reflejan para, de este modo, percibir mejor la encarnación de la Palabra de Dios en la realidad conflictiva de la historia humana, ya sea la descrita en el texto o la actual.

c) Teológico: descubrir, por medio de la lectura del texto, lo que Dios quería decirle al pueblo en aquella situación histórica; lo que Dios significaba para aquel pueblo: cómo El se revelaba; cómo el pueblo asumía y celebraba la Palabra del Señor.

El estudio científico del texto no es el fin de la lectura. Es solamente un medio parra llegar al fin. La importancia que se le da a la exégesis en la Lectio Divina no depende del

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exégeta, sino de las exigencias y circunstancias de los lectores. Para un tipo de pared se necesita una mecha (broca) más resistente que para otro. Pero el objetivo es el mismo: agujerear la pared. No se usa un taladro para mármol si se quiere agujerear una pared de cartón. El objetivo de la lectura es éste: agujerear la pared de la distancia entre el ayer del texto y el hoy de nuestra vida, a fin de poder iniciar el diálogo con Dios en la meditación. ¿Cuál es el taladro que agujerea esa pared? Por una parte, es el "estudio asiduo, hecho con espíritu atento" (Guigo), por otra "la experiencia propia adquirida en la vida" (Casiano). Pablo VI decía que se debe "procurar una cierta connaturalidad entre los intereses actuales (el hoy) y el asunto del texto (el ayer) para que se pueda estar dispuesto a oírlo (diálogo)" (25-9-1970). Con otras palabras la mecha es ésta: profundizar tanto el texto de ayer cuanto en nuestra experiencia de hoy. A veces la Lectio Divina no da resultado y el texto no nos habla, no por falta de estudio del texto, sino por falta de profundización crítica en nuestra propia experiencia de vida, hoy, aquí en América Latina.

La lectura, cuando está bien hecha, ayuda a superar el fundamentalismo. Cuando se hace mal lo aumenta. El fundamentalismo es la gran tentación que se ha instalado en la mente de mucha gente. Separa el texto del resto de la vida y de la historia del pueblo y lo absolutiza como la única manifestación de la Palabra de Dios en la vida. Es la ausencia total de conciencia crítica. Distorsiona el sentido de la Biblia y alimenta el moralismo, el individualismo y el espiritualismo en la interpretación de la misma. Es una visión alienada que agrada a los opresores del pueblo, porque impide que los oprimidos tomen conciencia de la iniquidad del sistema montado y mantenido por los poderosos. Superar el fundamentalismo sólo es posible en la medida en que, por medio de la lectura, el lector consiga ver el texto dentro de su contexto de origen, y, al mismo tiempo, perciba en él el reflejo de la situación humana que hoy vivimos, tan conflictiva, confusa y controvertida.

¿Cuál es el momento de pasar de la lectura a la meditación? Es difícil precisar ese momento exacto en que la naturaleza pasa de la primavera al verano. Es diferente en cada año y en cada país. Pero existen algunos criterios. El objetivo de la lectura es leer y estudiar el texto hasta que, sin dejar de ser el mismo, se vuelva espejo de nosotros mismos y nos refleje algo de nuestra propia experiencia de vida. La lectura debe familiarizarnos con el texto, a tal punto, que se convierta en palabra nuestra. Casiano decía: "Penetrados de los mismos sentimientos en que fue escrito el texto nos convertimos, por así decirlo, en sus autores". Es aquí que, de repente, nos damos cuenta de que, por medio de él, Dios está queriendo hablar con nosotros y decirnos algo. En ese instante inclinamos la cabeza, hacemos silencio y abrimos el oído: "Voy a escuchar lo que dice el Señor" (Sal 85, 9). Es en ese momento que la lectura se transforma en meditación y se pasa al segundo grado de la Lectio Divina.

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2. La meditación: rumiar, dialogar, actualizar

La lectura respondió a la pregunta: "qué dice el texto". La meditación va a responder a la pregunta: "¿qué dice el texto para mí, para nosotros?" La cuestión central de la que se trata, de aquí en adelante, es ésta: ¿qué es lo que Dios, por medio de ese texto, viene a decir hoy, aquí en América Latina a nosotros que, para obedecer a la voz del Evangelio, consagramos nuestra vida a Dios y al pueblo? La meditación señala el esfuerzo que se hace por actualizar el texto y adentrarlo en el horizonte de nuestra vida y realidad, tanto personal como social... El texto que fue escrito para nosotros nos debe hablar. Dentro de la dinámica de la Lectio Divina, la meditación ocupa un lugar central.

Guigo decía: "La meditación es una actividad diligente de la mente que, con la ayuda de la propia razón, busca el conocimiento de la verdad oculta". ¿Cuál es esta verdad oculta? Por medio de la lectura descubrimos cómo el texto se situaba en el contexto de aquella época, cuál era la posición que tomaba ante los conflictos, qué mensaje tenía para el pueblo. Desde entonces hasta ahora la situación cambió, el contexto es otro, los conflictos son diferentes. Sin embargo la fe nos dice que ese texto, a pesar de que es de otra época y de otro contexto, tiene algo que decirnos hoy. En él debe existir un valor permanente que quiere producir en el presente la misma conversión o cambio que produjo en aquel tiempo. Por eso, la verdad oculta de la que hablaba Guigo es este valor permanente, este mensaje que allá existía ya para nuestro contexto y que debe ser descubierto y actualizado por la meditación.

¿Cómo hacer la meditación?

Una primera forma de realizar la meditación la sugiere el propio Guigo. El manda usar la mente y la razón para poder descubrir la "verdad oculta". Se entra

en diálogo con el texto, haciendo preguntas que obliguen a usar la razón y que procuren adentrar el texto en el horizonte de nuestra vida.

Se medita reflexionando, interrogando: • ¿qué hay de semejante o de diferente entre la situación del texto y la nuestra de

hoy? • ¿cuáles son los conflictos antiguos que también existen hoy? • ¿cuáles son las diferencias entre ellos? • el mensaje de nuestro texto, ¿qué dice para nuestra situación?, ¿qué cambio de

comportamiento me sugiere para mí que vivo en América Latina? • Y para nosotros, ¿en qué puntos nos condena?, ¿qué quiere hacer crecer en mí, en

nosotros?

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Otra manera de hacer la meditación es repetir el texto, rumiarlo, masticarlo, hasta descubrir qué es lo que tiene que decirnos. Es lo que María hacía cuando rumiaba las cosas en su corazón (Le 2, 19-51). Es lo que el salmo recomienda al justo: "Su tarea es la ley del Señor y medita esa ley día y noche" (Sal 1, 2). Es lo que Isaías define con tanta precisión: "En la senda de tus juicios, Señor, te esperamos, invocamos tu nombre con ansia" (Is 26, 8). Después de haber hecho la lectura y haber descubierto su sentido para nosotros es bueno intentar resumir todo en una frase, de preferencia sacada del propio texto bíblico, para retenerla en la memoria y ser repetida y masticada durante el día, hasta hacerla propia. Por intermedio de este rumiar, nosotros nos colocamos bajo el juicio de la Palabra de Dios y dejamos que ella nos penetre como espada de dos filos (Hb 4, 12), pues "tanto da el agua en la piedra que la agujerea". "La Palabra de Dios penetra hasta la raíz del alma y del espíritu, sondeando los huesos y los tuétanos para probar los deseos y los pensamientos más íntimos. Toda creatura es transparente ante ella; todo queda desnudo y descubierto a los ojos de Aquel al que debemos dar cuentas" (Hb 4,12-13). Nos escondemos detrás de máscaras e ídolos, ideologías y convencionalismos, doctrinas repetidas y tradiciones humanas (cf. Mt 7, 8-13). Por la meditación - con su rumiar - la Palabra de Dios va entrando poco a poco, va quitando las máscaras, va revelando y quebrando la alienación en que vivimos devolviéndonos a nosotros mismos, para que nos convirtamos en una expresión viva de la Palabra escuchada, meditada, rumiada.

Casiano señala otro aspecto importante de la meditación, como consecuencia del rumiar. El dice: "Instruidos por aquello que nosotros mismos sentimos, ya no percibimos el texto como algo que sólo oímos, sino como algo que experimentamos y tocamos con nuestras manos: no como una historia extraña e inaudita, sino como algo que damos a luz desde lo más profundo de nuestro corazón, como si fueran sentimientos que forman parte de nuestro propio ser. Repitámoslo: no es la lectura la que nos hace penetrar en el sentido de las palabras, sino la propia experiencia nuestra, adquirida anteriormente en la vida de cada día" (Collationes X, 11). Aquí ya no parece existir diferencias entre Biblia y vida, entre Palabra de Dios y nuestra palabra. Por tanto, según Casiano, en esta casi identificación nuestra con la Palabra de la Biblia está el secreto de la percepción del sentido que la Biblia tiene para nosotros. Casiano dice que la percepción del sentido del texto no proviene del estudio, sino de la experiencia que nosotros tenemos de la vida. El estudio pone los conductores, la experiencia adquirida genera la fuerza, la meditación aprieta el botón, hace correr la fuerza por los cables y enciende la lámpara del texto. Tanto el cable como la fuerza, ambos son necesarios para que haya luz. La vida ilumina al texto, el texto ilumina a la vida.

La meditación también profundiza la dimensión personal de la Palabra de Dios. Una palabra tiene valor no sólo por la idea que comunica, sino también por la persona que la pronuncia y por la manera cómo es pronunciada. En la Biblia quien nos dirige la Palabra es

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Dios y El lo hace con mucho amor. Una palabra de amor despierta fuerzas, libera energías, recrea a la persona. Meditando la Palabra de Dios el corazón humano se dilata hasta adquirir la dimensión del mismo Dios que pronuncia la Palabra. Aquí aparece la dimensión mística de la Lectio Divina. Un labrador de Pernambuco decía: "Fui notando que, si uno va dejando entrar dentro la Palabra de Dios, uno se va divinizando. Así ella (la Palabra de Dios) va tomando cuenta de uno hasta que ya no consigue separar lo que es de Dios de lo que es de uno. La Biblia hace eso en mí." (Por tras da Palavra, n. 46 (1988), 28).

Por la lectura se llega a la cascara de la letra y se intenta atravesarla para, en la meditación, llegar al fruto del espíritu (S. Jerónimo). El Espíritu actúa dentro de la Escritura (2 Tm 3, 16). Por medio de la meditación, El se comunica con nosotros, nos inspira, crea en nosotros los sentimientos de Jesucristo (Fl 2, 5), nos ayuda a descubrir el sentido pleno de las palabras de Jesús (Jn 16, 13), hace experimentar que sin El nada podemos hacer (Jn 15, 5), ora en nosotros con gemidos inefables (Rm 8, 26) y engendra en nosotros la libertad (2 Cor 3,17). Es el mismo Espíritu que llena la amplitud de la tierra f(Sal 1, 7). En el pasado animaba a Jueces y Profetas. En el presente nos ayuda a descubrir el sentido profético de la historia de nuestro pueblo, quien se organiza y lucha por una sociedad más justa. La meditación nos ayuda a descubrir el sentido espiritual, esto es, el sentido que el Espíritu de Dios quiere comunicar hoy a su Iglesia por intermedio del texto de la Biblia.

La meditación es una actividad personal y también comunitaria. El compartir lo que cada uno siente, descubre y asume en el contacto con la Palabra de Dios es mucho más que la suma de lo que cada uno ha dicho. La búsqueda en común hace aparecer el sentido eclesial de la Biblia y fortalece en todos el sentido comunitario de la fe. Por eso es tan importante que la Biblia sea leída, meditada, estudiada y rezada no sólo individualmente, sino también, y sobre todo, en común. Pues se trata del libro de cabecera de la Iglesia, de la Comunidad.

¿Cuál es el momento de pasar de la meditación a la oración? Decir exactamente cuándo una persona pasa de la juventud a la edad adulta no es fácil. Pero existen algunos criterios. La meditación actualiza el sentido del texto hasta que se clarifica lo que Dios está pidiendo de nosotros que vivimos aquí, en América Latina. Entonces, cuando queda claro lo que Dios pide, está llegando el momento de preguntarse: "Y ahora, ¿qué le diré a Dios? ¿Asumo o no asumo?" Cuando queda claro lo que Dios pide queda clara también nuestra incapacidad y nuestra falta de recursos. Es el momento de la súplica: "¡Despierta, Señor!... ¡Levántate a socorrernos!" (Sal 44, 24.27). Cuando queda claro que Dios nos interpela a través del hermano explotado y necesitado y que El oye el grito de los pobres ha llegado el momento de unir nuestra voz al grito de los pobres para que Dios, finalmente, oiga su grito y venga a liberar a su pueblo. Con otras palabras, la meditación es semilla de oración. Basta practicarla para que ella, por sí misma, se transforma en oración.

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3. La oración: suplicar, alabar, recitar

La actitud de oración está presente desde el comienzo de la Lectio Divina. Al comienzo de la lectura se invoca al Espíritu Santo. Durante la lectura siempre aparecen pequeños momentos de oración. La meditación ya es casi una actitud de oración, pues, por sí misma, se transforma en plegaria. Pero en la dinámica de la Lectio Divina, aún cuando todo está salpicado por la oración, debe haber un momento especial, propio, para la oración. Ese momento es el tercer grado, el de la oración. Por medio de la lectura tratamos de descubrir: ¿qué es lo que dice el texto? La meditación confronta la lectura con nuestra vida: ¿Qué es lo que dice el texto para mí, para nosotros? Hasta ahora era Dios quien hablaba. Llegó el momento de la oración propiamente dicha: ¿qué me hace decir el texto, qué nos hace decirle a Dios?

La actitud de oración ante la Palabra de Dios debe ser como aquella de María que dice: "Cúmplase en mí lo que has dicho" (Le 1, 38). La palabra que María oyó no era una palabra de la Biblia, sino una palabra percibida en los hechos de la vida, con ocasión de la visita del ángel. María fue capaz de percibirla porque la reflexión y el examen reiterado (cf. Le 2,19 a 51) había purificado su mirada y su corazón. Los puros de corazón perciben la acción de Dios en los hechos (cf Mt 5,. 8). Rezando y cantando (cf. Le 1, 46-56), ellos la encarnan en la vida. Esa actitud de oración debe ser realista y no ingenua, lo cual se alcanza por la lectura. Debe nacer de la experiencia de nuestra nada y de los problemas reales de la vida, y esto se alcanza por la meditación. Debe convertirse en una actitud permanente de vida, lo cual se obtiene en la contemplación.

La oración, promovida por la meditación, comienza por una actitud de admiración. silenciosa y de adoración al Señor. A partir de ahí, brota nuestra respuesta a la Palabra de Dios.

Desde los tiempos del Nuevo Testamento, los cristianos descubrieron que nosotros no sabemos rezar como conviene. Es el propio Espíritu quien ora en nosotros (Rm 8, 26). Quien mejor habla de Dios es el mismo Dios. Por eso, la oración de los Salmos es todavía la mejor oración. El mismo Jesús usó frecuentemente los salmos y oraciones de la Biblia. El es el gran cantor de los salmos (S. Agustín). Con El y en El, los cristianos prolongan la Lectio Divina por la oración personal, por la oración litúrgica y por las preces de la Iglesia.

En esta gran comunión eclesial es importante que la Palabra de Dios suscite en nosotros una intensa vida de oración individual. Dependiendo de lo que se escuchó de parte de Dios en la lectura y en la meditación, la respuesta puede ser de alabanza o de acción de gracias, de súplica o de perdón, puede ser hasta de rebelión o de imprecación, como lo fue la respuesta de Job, de Jeremías y de tantos Salmos.

Como en la meditación, es importante que esta oración espontánea no sea sólo individual, sino también que tenga su expresión comunitaria en forma participada.

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La oración, provocada por la meditación, puede ser también recitación de preces ya existentes. En este punto el Oficio Divino presta una gran ayuda, porque distribuye la oración a través de las horas del día. Por desgracia, la Liturgia de las horas que, en los primeros siglos, alimentaba la oración personal del Pueblo de Dios quedó restringida a los monjes y a los clérigos. El monje escuchaba la Palabra, la memorizaba y la llevaba consigo para rumiarla en los intervalos, durante el trabajo manual. Además de eso, una de las primeras tareas del monje, al entrar en el monasterio, consistía en aprender de memoria los salmos para que le sirvieran de portavoz y apoyo en su diálogo con Dios.

Hoy en día ya no podemos repetir el esquema de los antiguos monjes. Los tiempos han cambiado. Queda, sin embargo, la inspiración, el modelo y el desafío: memorizar algún salmo para los momentos en que se precise; llevar consigo alguna frase de la Biblia para rumiarla a lo largo del día, en los intervalos, durante el trabajo, en el ómnibus, en el campo; crear un esquema de vida adaptado a nuestro modo de vivir, que nos obtenga el mismo objetivo.

Además de lo que ya vimos, la Lectio Divina pretende acentuar otro aspecto muy importante de la oración, a saber, su unión bien concreta con la vida, con el caminar y la lucha del pueblo. Es un asunto delicado y difícil, que exige una breve reflexión para situarlo.

La Palabra de Dios vale no sólo por la idea que transmite, sino también por la fuerza que comunica. No sólo dice, sino que también hace. Un ejemplo concreto es el sacramento: la palabra "esto es mi Cuerpo" realiza lo que dice. En la Creación, Dios habla y las cosas comienzan a existir (Sal 148, 53; Gn 1, 3). El pueblo judío, mucho más que nosotros hoy, tenía sensibilidad para valorar esos dos aspectos de la palabra y mantenerlos unidos. Ellos decían en su lengua: "dabar", que significa, al mismo tiempo, palabra y cosa: dice y hace, anuncia y trae, enseña y anima, ilumina y fortalece, luz y fuerza, Palabra y Espíritu. Por lo tanto, la Lectio Divina, que tiene sus raíces en el pueblo judío, también valoriza los dos aspectos y los mantiene unidos. Por la lectura, busca descubrir la idea, el mensaje que la Palabra transmite y enseña. Por la meditación, y sobre todo por la oración, crea el espacio donde la Palabra hace lo que dice, trae lo que anuncia, comunica su fuerza y nos revigoriza para la marcha. Los dos aspectos no pueden ser separados, pues ambos existen unidos en la unidad de Dios, en el seno de la Santísima Trinidad. Desde toda la eternidad el Padre pronuncia su Palabra y pone en Ella la fuerza de su Espíritu. La Palabra se hizo carne en Jesús, en quien reposa la plenitud del Espíritu Santo.

Por desgracia, en la práctica pastoral, estos dos aspectos de la Palabra están separados. Por una parte, los movimientos carísmáticos; por otra, los movimientos de liberación. Los carismáticos hacen mucha oración, pero muchas veces carecen de visión crítica. A veces no hacen la lectura como se debe hacer: no sitúan el texto dentro de su contexto de origen y, por eso mismo, tienden a hacer una interpretación fundamentalista, moralizante

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e individualista de la Biblia. Por eso, su meditación y oración, muchas veces, carecen de fundamento real en el texto y en la realidad. Los movimientos de liberación tienen mucha conciencia crítica, hacen buena lectura, pero, a veces, carecen de perseverancia y de fe, cuando se trata de enfrentar situaciones humanas que, dentro del análisis científico de la realidad, en nada contribuyen a la transformación de la sociedad. A veces, ellos tienen una cierta dificultad para ver la utilidad de largas horas gastadas en la oración sin resultado inmediato.

La Lectio Divina, cuando es bien llevada en sus distintos pasos, tal vez pueda ser una ayuda para corregir las fallas y aproximar lo que no debería estar separado.

Finalmente, en la oración se reflexiona también el itinerario personal de cada uno en su caminar en dirección a Dios y en su esfuerzo por vaciarse de sí mismo para dar lugar a Dios, al hermano, al pobre, a la comunidad. Es aquí que se sitúan las noches oscuras con sus crisis y dificultades, con sus desiertos y tentaciones, rezadas, meditadas y enfrentadas a la luz de la Palabra de Dios (Mt 4, 1-11).

¿Cuál es el momento de pasar de la oración a la contemplación? Para esto no hay respuesta. La contemplación es lo que permanece en los ojos y en el corazón después que termina la oración. Está más allá del camino de la Lectio Divina, porque es su punto de llegada. Por ser el punto terminal es también punto de partida de un nuevo comienzo de lectura, meditación, oración. La contemplación es como el fruto del árbol: ya estaba dentro de la semilla. Va creciendo de a poco, madura lentamente.

4. La contemplación: observar, saborear, actuar

La Contemplación es el último grado de la Lectio Divina. Es su punto de llegada. Sin embargo, cada vez que se llega al último escalón, éste se convierte en la plataforma de un nuevo comienzo. Y así, por medio de un proceso siempre renovado de lectura, meditación, oración, contemplación vamos creciendo en la comprensión del sentido y de la fuerza de la Palabra de Dios. Nunca se llegará a un punto donde podamos decir: "ahora ya realicé todo el objetivo de la Palabra de Dios en mi vida", porque siempre tendremos por alcanzar una mirada más penetrante, una lectura más profunda, una meditación más exigente, una oración más comprometida, una contemplación más transparente. Hasta que todos los velos caigan, hasta que toda la realidad sea tranformada y llegue a la plenitud del Reino. Pero, hasta allá, resta todavía un camino largo (1 Rs 19, 7).

La contemplación reúne en sí todo el camino recorrido de la Lectio Divina: hasta ahora nos hemos puesto delante de Dios, hemos leído y escuchado su Palabra, estudiamos y hemos descubierto su sentido. Con ese sentido nos hemos comprometido y hemos comenzado a rumiarlo para que entre en la dinámica de nuestra vida y pase de la cabeza

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al corazón; hemos transformado todo esto en oración ante Dios como proyecto para nuestra vida: así la sal de la Palabra se confundió con nuestra vida dándole un nuevo sabor; el pan de la Palabra fue masticado y nos dio fuerza para una nueva acción. Ahora, por fin, teniendo todo esto en nuestra mente y corazón, comenzamos a tener una mirada nueva para observar y valorar la vida, los hechos, la historia, el caminar de las Comunidades, la situación del pueblo en América Latina, los pobres. Es la mirada de Dios sobre el mundo que de este modo se comunica y difunde. Este nuevo modo de mirar es la contemplación. ¡Nuevo mirar, nuevo sabor, nueva acción! Ella envuelve a todo el ser humano.

San Agustín decía que, por medio de la lectura de la Biblia, Dios nos devuelve el mirar de la contemplación y nos ayuda a descifrar el mundo y a transformarlo para que sea nuevamente una revelación de Dios, una teofanía. La contemplación, así entendida, es todo lo contrario de la actitud de quien huye del mundo para poder contemplar a Dios. La contemplación, como resultante de la Lectio Divina, es la actitud de quien se sumerge dentro de los acontecimientos para descubrir y saborear en ellos la presencia activa y creadora de la Palabra de Dios y, además, procura comprometerse con el proceso de transformación que esta Palabra está provocando dentro de la historia. La contemplación no sólo medita el mensaje, sino que también lo realiza; no sólo escucha, sino que lo pone en práctica. No separa los dos aspectos: dice y hace; enseña y anima; es luz y fuerza.

Para los fundamentalistas, la Palabra de Dios está sólo y únicamente en la Biblia. El mundo, la vida, la historia, todo esto es antro de perdición. Solamente se salva quien aplica la Palabra de la Biblia en su vida y se aleja del mundo, de la política, de la lucha del pueblo, de los problemas del barrio, etc. La contemplación corrige este defecto de nuestros ojos y nos convierte. Nos hace descubrir que no es Dios quien está ausente de la realidad, sino que somos nosotros quienes no percibimos su presencia. Porque somos nosotros los ciegos (cf. Is 42, 19). La Lectio Divina es un colirio que abre los ojos de los ciegos y los hace ver. Quita el velo y ayuda a descubrir y desenvolver el Proyecto de Dios dentro de la historia que hoy vivimos; a percibir cómo Cristo, centro de la historia, nos hace pasar de nuestro antiguo testamento al Nuevo. Nos hace descubrir el sentido de las cosas, nos hace comprometernos con el Reino.

Guigo tiene varias descripciones de la contemplación. Dice: "La lectura busca la dulzura de la vida bienaventurada, la meditación la encuentra, la oración la pide y la contemplación la saborea. La lectura lleva a la boca comida sólida, la meditación la mastica y la rumia, la oración prueba su gusto y la contemplación es la dulzura misma que alegra y recrea. La lectura alcanza a la cascara, la meditación penetra en el meollo, la oración formula el deseo y la contemplación es el gusto de la dulzura ya alcanzada". Lo que más llama la atención en los escritos de Guigo es su insistencia en describir la contemplación como un sabroso degustar de la dulzura que existe en la Palabra de Dios. En la

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contemplación, todo en ella parece señalarnos que la experiencia de Dios suspende todo, relativiza todo y, como por un instante, anticipa algo de la alegría que "Dios ha preparado para los que lo aman" (1 Cor 2, 9)-

Guigo dice estas cosas con palabras del siglo XII. Un agricultor dice las mismas cosas con palabras del pueblo nordestino del siglo XX. "Cuando yo estaba comenzando este camino, en la Escuela Bíblica, fui viendo y sintiendo que la Biblia no es broma. Nos exige mucho. Exige que uno viva lo que escucha, lee y va aprendiendo. Yo pensé que no lo podría aguantar. Pensé en dejar la Escuela Bíblica. Pero aguanté un poco más y entonces fui notando que si uno deja que la Palabra de Dios nos penetre, uno se va divinizando. Así ella (la Palabra de Dios) va tomando cuenta de uno hasta que ya no consigue separar lo que es de Dios de lo que es de uno. Ni sabe bien lo que es Palabra de Dios y lo que es palabra de uno. La Biblia hizo eso en mí. Y desde allí ya no pude dejar la Escuela Bíblica. (Por trá da Palavra, 46 (1988), 28). Todo el proceso de la Lectio Divina está dicho en esas palabras. Está descrito en tal forma que daría envidia al propio Guigo. Saborear la dulzura (exigente) del Señor y gozar la alegría de su presencia en medio de nosotros es lo que vemos que se realiza en la vida de este agricultor. Y como él hay muchos millares.

La contemplación es lo que todo el mundo ve que se da en las Comunidades. A pesar de la lucha, del sufrimiento, de la derrota, del engaño, del hambre, de las enfermedades, lo que más llama la atención es la alegría del pueblo. ¡Alegría a pesar de todo! Se realiza la promesa de Jesús: "Esa alegría suya no se la quitará nadie" (Jn 16, 22). Alegría que nace de una certeza mayor: la presencia segura de los amigos en las horas inciertas, presencia cierta de Dios en todas las horas. Alegría que nace de la esperanza de que llegará el día de vencer en la lucha y de mejorar este mundo: "Nuestra alegría es saber que un día el pueblo se liberará, porque Jesucristo es el Señor del mundo y realizará nuestra esperanza". La contemplación es todo eso.

La contemplación, como punto final de la escala es el nuevo nivel para un nuevo comienzo. Es como subir a una torre muy alta. Se alcanza el primer nivel por una escala de tres peldaños: lectura, meditación, oración. En la ventana del primer descanso nos detenemos y contemplamos el paisaje. Después se continúa la subida hasta el segundo descanso por otra escalera también de tres peldaños: lectura, meditación, oración. En la ventana del segundo descanso nos detenemos un poco más para contemplar, de nuevo, el mismo paisaje. Pero el paisaje ya es más hermoso. Da ganas de seguir subiendo para contemplarlo mejor. Y así, vamos subiendo siempre más en un proceso que no termina nunca. Vamos leyendo siempre la misma Biblia, mirando siempre el mismo paisaje. Pero a medida que se sube la visión se profundiza, el paisaje se hace más amplio, más real. Vemos nuestra casa, nuestro poblado. Encontramos en medio de él nuestra vida, la historia de nuestras andanzas. Y así vamos subiendo, junto con los compañeros, intercambiando ideas, ayudándonos unos a otros para no dejar atrás a nadie. Y así vamos subiendo hasta

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que lleguemos a contemplar a Dios cara a cara (1 Cor 13,12) y, en Dios, los hermanos, la realidad, el paisaje en una visión completa y definitiva. La contemplación es todo esto y mucho más. "Mucha luz, nubes limpias, árboles floridos y el pueblo alegre, cantando... Parece que es un pedacito de la resurrección aun en sueño. La gente, despertando no ve ese desahogo de la resurrección porque tiene siempre las sombras del sufrimiento de la lucha... Va a demorar... Pero un día, sabemos que la resurrección traerá la felicidad, más que la soñada, y que va a llegar para el pueblo... Un día la resurrección va a bajar a nuestro suelo...". Palabras de un albañil. ¡Demos gracias a Dios!

V. ¿Cómo hacer hoy la Lectio Divina? El método

Quien lea los guiones que proponemos más adelante, caerá en la cuenta de la diferencia entre la Lectio Divina, recomendada por Guigo, y el método que hemos adoptado. Guigo no pide que se haga reunión para rezar juntos, ni pide que se investigue la dimensión económica, social, política o ideológica de la Biblia, como hacemos en nuestros guiones. Guigo no presta atención a la historia europea del siglo XII como nosotros lo hacemos con la historia de los pueblos de América Latina.

¿Por qué esta diferencia en el método?

1. Reflexiones en torno al método que debe usarse en la lectura de la Biblia

El método que se adopte en la lectura de la Biblia es más trascendente que el interrogante sobre técnicas y dinámicas. Porque el método expresa, articula y transmite una determinada visión de la Biblia y la Revelación. No sirve cualquier método. Un buen método nunca puede perder de vista el objetivo al que se dirige. Y el objetivo último de la lectura de la Biblia, ya sea en la Lectio Divina o en los guiones de esta colección, es siempre el mismo: con la ayuda de la Biblia descubrir, asumir y celebrar la Palabra de Dios que está en nuestra vida, hoy. "Ustedes pueden, hoy, oír su voz" (Sal 95, 8).

La práctica secular de la Iglesia nos muestra que para lograr este objetivo se necesitan dos movimientos simultáneos: uno del hoy hacia el ayer y el otro del ayer hacia el hoy. El del hoy hacia el ayer pretende investigar el sentido literal, la letra, la historia hasta llegar al nivel de la problemática humana común (del ayer). En este primer movimiento se usan los criterios de la razón y de la ciencia. La exégesis en esto nos da una gran ayuda. El movimiento del ayer hacia el hoy intenta descubrir el sentido espiritual, el espíritu, el mensaje, la dimensión teologal, esto es, aquello que Dios quiere decirnos hoy por medio

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del texto de ayer. En este segundo movimiento priman los criterios de la fe. El ambiente de oración nos da una gran ayuda y favorece la comprensión del sentido espiritual. Letra y espíritu: éstos dos movimientos son como cuerpo y alma. La interpretación no se puede hacer sin los dos.

Como podemos verificar, esos dos movimientos están bien presentes en la Lectio Divina, desde el comienzo al final. El movimiento del hoy hacia el ayer se hace, especialmente, por medio de la lectura y la meditación. El movimiento del ayer hacia el hoy se hace sobre todo por medio de la meditación y la oración. La contemplación es el resultado de la unión de los dos.

La tradición de la Iglesia y la práctica de las Comunidades de los pobres enseñan, además, que esos dos movimientos son posibles tan sólo cuando la lectura parte de tres preocupaciones básicas: a) tener presente la realidad humana de hoy con sus problemas y desafíos que cuestionan

la fe y amenazan la vida; b) tener en los ojos la fe de la comunidad que nos hace entrar en comunión con el

mismo Dios que, en el pasado, guió a su pueblo y a él se reveló en Jesucristo; c) tener un gran respeto por el texto de la Biblia, evitando cualquier tipo de manipulación

o reducción de su sentido. Sólo así la lectura posibilita y alimenta nuestro diálogo con Dios. Como podemos verificar la Lectio Divina tiene presente esas tres preocupaciones:

por medio de la lectura toma en serio el texto; por medio de la meditación parte de la realidad y vuelve a ella; por medio la oración mantiene viva la fe de la comunidad. La contemplación es el resultado que se obtiene cuando se es fiel a esas tres preocupaciones.

Pero continúa en pie la pregunta: ¿por qué esta diferencia en el método? ¿Por qué nuestros guiones no siguen simplemente los cuatro grados sugeridos y recomendados por Guigo? ¿Cambiamos solamente por el gusto de cambiar?

2. ¿Cómo hacer la Lectio Divina hoy?

Lo más fácil sería seguir, sin más, los cuatro grados recomendados por Guigo: lectura, meditación, oración y contemplación. Sin embargo hay algunas diferencias fundamentales entre la Lectio Divina, recomendada por Guigo, y nuestros guiones de estudio. Por esas diferencias no podemos transcribir sin más, los cuatro grados para orientar nuestras reuniones. Veámoslo: a) El objetivo de Guigo es orientar la lectura diaria individual de los monjes que conviven

en el mismo monasterio, integrados en una vida comunitaria. Nuestros guiones tienen como objetivo orientar la reunión mensual de un grupo de personas que no

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conviven en la misma casa y que, la mayoría de las veces, no viven integradas en la misma comunidad.

b) La reunión mensual tiene como finalidad estimular y orientar a las personas para que se dispongan a hacer una lectura diaria de la Biblia, que les lleve a alimentar su vida y la de su comunidad con la luz y la fuerza liberadoras de la Palabra de Dios. Por eso, cuando las personas del grupo ya hayan asumido la lectura de la Biblia en el ritmo diario de su vida, la reunión mensual se puede dejar. Lo que no puede dejarse es la lectura diaria de la Biblia. La reunión propuesta en los guiones es como los andamios de un edificio en construcción. La lectura diaria es el edificio. Cuando éste está terminado se quitan los andamios y queda tan sólo el edificio.

c) En el siglo XII, la Lectio Divina, recomendada por Guigo, estaba integrada en el ritmo diario de la vida de los monjes y hasta del pueblo de la época, vida marcada por el ambiente comunitario de la oración litúrgica y por la dura realidad del trabajo necesario para sobrevivir. El lema de ellos era "rezar y trabajar", "ora et labora". Con otras palabras, los tres ángulos o preocupaciones, a saber, el texto de la Biblia (Lectio), el ambiente comunitario de fe y oración (ora) y la dura realidad de la vida del pueblo (labora) existían integrados ya e interligados en el ritmo diario de su vida. Por eso Guigo no se preocupó en tener presente la realidad del pueblo para la Lectio, ni mandó tener reuniones para rezar juntos. El pez que vive en el agua no se preocupa por el agua, porque ésta está presente en todo lo que hace. El pez sacado fuera del agua lo primero que necesita para vivir es el agua, si no se muere.

Por tanto, la Lectio Divina sacada del contexto de los monasterios y de la vida del pueblo de la Edad Media y transportada para dinamizar la reunión mensual de un grupo de creyentes del siglo XX, en América Latina, lo primero que necesita, para que sea verdadera Lectio Divina, es el "ora et labora", es decir el clima comunitario de oración y de la dura realidad de la vida del pueblo. De lo contrario no funciona y acaba muriendo. Sin este contexto del "ora et labora" la Lectio Divina ya no sería la recomendada por Guigo. Por algo son precisamente estos dos elementos los que retomaron los pobres en la lectura de la Biblia. La práctica de la lectura de los pobres es la versión latino-americana, mejorada y actualizada, de la práctica secular de la Lectio Divina.

d) Finalmente una última consideración. Guigo, en su sabiduría bien práctica, no hizo otra cosa que sistematizar en cuatro grados el proceso normal de una lectura provechosa de la Biblia. Quien quiera leer la Biblia con provecho ¿qué debe hacer? El buen sentido y la práctica secular del Pueblo de Dios, desde el Antiguo Testamento, responden lo siguiente: primero debe leer el texto y volver a leerlo hasta entender lo que está escrito: es la lectura; inmediatamente tiene que asimilar lo que leyó e

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introducirlo dentro de su propia vida y en la vida de la comunidad: es la meditación; después, tiene que actuar según el mensaje que captó durante la lectura y responder a Dios si lo acepta o no: es la oración; por último el resultado de la lectura que permanece en los ojos le ayudará a apreciar y saborear mejor las cosas de Dios y de la vida: es la contemplación. Este es le camino obvio. No hay otro. Por eso la Lectio Divina sigue siendo actual hasta el día de hoy.

Con otras palabras, los cuatro grados no son técnicas de lectura, sino etapas del proceso normal de la asimilación de la Palabra de Dios en la vida por medio de la lectura meditada y orante. No son normas técnicas para orientar nuestra reunión mensual, centrada en la Biblia, sino actitudes básicas que todos debemos tener siempre ante la Palabra de Dios. Tanto en la lectura individual como en la reunión del grupo deben estar presentes; tanto en la practica simple de los pobres, como en el estudio científico de los exégetas.

3. La Lectio Divina en el método de nuestros guiones

Para orientar la reunión mensual centrada en la Biblia, los guiones tienen una dinámica inspirada en la Lectio Divina, recomendada por Guigo. El gráfico comparativo nos habla por sí mismo y nos muestra visualmente cómo el esquema de los guiones reproduce para nosotros el esquema de los cuatro grados de la práctica secular de la Lectio Divina.

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GRÁFICO COMPARATIVO

Esquema de las guías

Punto departida 1. Cambio de ideas 2. Invocar al Espíritu Santo

/. Partir de la realidad actual 1. Introducción al tema

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Esquema de la Lectio Divina

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II. Estudiar y meditar el texto LECTURA H 1. Lectura del texto 2. Estudio del texto

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1. Ver el texto literario MEDITACIÓN < < z 2. Observar la situación histórica i ^ ^ 0

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///. Celebrar la palabra 1. Compartir luces y fuerzas CONTEMPLACIÓN 2. Expresar el compromiso 3. Cantar o rezar un salmo í~ Resumir todo para rumiarlo

Preparar el próximo encuentro 1. Indicarlos textos 2. Distribuir tareas

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C A P I T U L O 2

Guiones y subsidios para los grupos bíblicos

A. El método a usarse en las reuniones

Punto de partida: Puesta en común

Cada reunión debe ser iniciada compartiendo. Se trata de compartir con los demás miembros del grupo la lectura personal que cada uno hizo del trozo o del libro que se está meditando y rezando. Debe ser una especie de aperitivo que ayude a crear un clima y a presentar las primeras inspiraciones e ideas nacidas de la lectura del texto. Solamente durante el desarrollo de la reunión cada participante explicará mejor sus opiniones y escuchará la de los demás compañeros de grupo. Por eso, esa puesta en común inicial debe ser corta. Es importante terminarla con una oración espontánea y una invocación al Espíritu Santo.

I. Partir de la realidad

Estudiar y profundizar aquellos aspectos de nuestra realidad que deben ser especialmente iluminados por la Palabra de Dios que leeremos. 1. Una breve explicación une el tema de la reunión a la realidad de hoy, introduciendo

preguntas simples, pero a veces complejas, de orden personal, comunitario y social, que sirven para una primera focalización del tema en estudio.

2. Esa parte de la reflexión en grupo dará margen a oraciones espontáneas a partir de lo que se vio.

II. Estudiar y meditar el texto

1. Lectura del texto Tomar contacto directo con el texto en estudio; escuchar la lectura de lo que está

escrito (es bueno leer el texto en voz alta y después releerlo en silencio, individualmente); colocarse en actitud de atención y respeto.

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La lectura podrá hacerse de diferentes maneras. En este punto el grupo puede usar su creatividad. A veces los guiones harán sugestiones.

2. Estudio y meditación del texto

2.1. Observar el texto más de cerca (nivel literario): conocer la cualidad del texto, su lenguaje, su estilo y género literario, su división interna, su contenido y detalles. a. Existen varios modos de conseguir ese objetivo. Los guiones ofrecen sugestiones

en cuanto a los caminos para llegar al análisis del texto. b. También en este punto el grupo podrá usar su creatividad. A la medida que se

avanza en la comprensión del texto, irán surgiendo pistas interesantes para preguntas y actividades.

2.2. Ver la situación del pueblo (nivel histórico): conocer la situación histórica en la que el texto fue creado o en cuya función fue escrito; conocer los conflictos existentes en el origen del texto. a. Las preguntas que surgen en esta perspectiva de la comprensión del contexto

histórico son variadas. Nos interesan especialmente las que nacen de los siguientes ángulos: cultural, religioso, económico, social, político e ideológico.

b. Siempre que sea posible distinguir entre la época en que sucedió el hecho que describe el texto y la época en que vive el autor del texto analizado. A veces el texto no pretende dar informaciones sobre la época en que sucedió el hecho y sí formar una nueva conciencia en los lectores respecto de ese hecho, conciencia que es de la época del escritor.

2.3. Escuchar el mensaje del texto (nivel teológico); descubrir el mensaje del texto para el pueblo de aquel tiempo. Ver cómo el texto toma posición en los conflictos de aquella época. Así se podrá comprender mejor su mensaje y el sentido para nosotros actualmente. a. Los guiones sirven al grupo para investigar el sentido teológico del texto

mediante preguntas. b. La actualización del mensaje del texto es el punto de llegada del estudio. Es el

momento en que la "meditación" del texto se transforma más explícitamente en "oración", para usar los términos empleados en la explicación de la Lectio Divina.

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III. Celebración de la Palabra

Todo lo que se leyó, estudió y meditó, es transformado en oración. Es el momento en que, delante del Señor que nos habla, nos decidimos y comprometemos a practicar la Palabra que se nos dirigió. Existen varios momentos: 1. Compartir las luces y fuerzas recibidas durante el estudio del texto. Expresar ese

compartir en forma de acción de gracias. 2. Expresar y sintetizar el compromiso a que nos condujo el estudio realizado. Hacerlo

en forma de ofertorio y de mutuo compromiso en la fe y en la misión. 3. Cantar salmos apropiados. También cantos populares, religiosos y otros. Intercalar

con antífonas o momentos de silencio. Pedir gracia y fuerza a Dios para cumplir y practicar la Palabra.

4. Encontrar una frase, en lo posible de la misma Biblia, que resuma y exprese lo que fue descubierto, vivido, asumido. Esa frase podría ser escrita y colocada en la pared para que el grupo pueda volver a ella en otras situaciones o momentos.

La celebración de la Palabra es el punto cumbre de cada reunión. Es donde el grupo puede y debe ser más personal, más situado y más creativo.

Preparar el próximo encuentro

1. Indicar los textos del guión y otras lecturas. 2. Echar una mirada al guión de la próxima reunión y distribuir tareas si es necesario;

combinar fecha y lugar.

B. Subsidio o ayuda para el grupo

Al final de cada guía se ofrecen subsidios que tienen como objetivo ayudar a los participantes a comprender mejor determinados aspectos, situaciones o problemas referentes al texto o al tema de cada reunión. A veces son observaciones útiles para profundizar nuestra vida, espiritualidad y misión. Esos pequeños subsidios necesitan ser complementados con la lectura de buenos comentarios e introducciones a cada Libro de la Escritura. Sería mejor que el grupo no se contentase con las breves notas que tienen casi todas las ediciones de la Biblia al pie de página. Sería de gran provecho la lectura de un comentario o introducción más especializado, de modo particular en aquellos grupos que poseen más condiciones para la lectura.

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C A P I T U L O 3

Cómo leer e interpretar la Biblia desde la Biblia

El éxodo: acontecimiento generador de un pueblo nuevo

Para ayudar a comprender esta propuesta de la Lectio Divina les presentamos 5 guiones de estudio. Estos guiones están centrados en un sólo hecho histórico -el Éxodo o la Liberación de la esclavitud de Egipto- que sirve de inspiración en cinco momentos diferentes de la historia del Pueblo. Releyendo e interpretando ese hecho histórico, en momentos difíciles de su caminar, el pueblo reencontraba las fuerzas y las luces necesarias para llevar adelante el Proyecto de Dios.

El Pueblo de Dios surgió, en la Historia, en medio de un proceso de liberación. Oprimidos y esclavizados en Egipto, clamaron al Señor pidiendo justicia. Y el Señor oyó su clamor y descendió en favor de su pueblo oprimido.

Se les reveló en su nombre: Yahveh, o Dios Liberador (Ex. 3). El Pueblo percibió, en el Éxodo, que su Dios era el Señor, la presencia liberadora que caminaba con su Pueblo. Este hecho, el Éxodo, engendró para la historia al Pueblo de Dios. Pero este hecho creador, ocurrido alrededor del año 1250 a.c, no terminó ahí. El Éxodo sucedió, sucede y siempre sucederá mientras la humanidad, cautiva y oprimida, clame al Señor pidiendo justicia. Y el Señor siempre vendrá en su favor. Se manifestará como Dios Liberador, reactualizando el acontecimiento Éxodo y creando siempre un Pueblo Nuevo. Nosotros, hoy, estamos llamados a vivir nuestro Éxodo. Éxodo es caminar en la vida confiando. Teniendo la seguridad que nos da la fe: El está en medio de nosotros.

Así, siguiendo esa ruta veremos cómo el acontecimiento Éxodo iluminó al Pueblo en la conquista de la tierra prometida (Js 24); en la denuncia profética de los errores de la monarquía (1 Rs 19); dio esperanza a los exiliados en Babilonia (Is 52); ayudó a las Comunidades cristianas a comprender el misterio de Jesucristo, muerto y resucitado (Jn 6) y animó a las Comunidades en las tribulaciones causadas por las persecuciones (Ap 7). Estos cinco hechos está localizados en un espacio de tiempo bastante largo. El tiempo que fue necesario para que toda la Biblia quedase terminada. El Éxodo es el hilo invisible que sostiene a todos los libros de la Biblia. Sostiene, igualmente, nuestro caminar.

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LOS CINCO GUIONES

Guión 1 La conquista de la Tierra (Js 24, 1-28)

Punto de partida

1. Compartir iluminaciones y dificultades tenidas en las lecturas realizadas.

2. Invocar la luz del Espíritu Santo.

I. Partir de la realidad de hoy

1. Introducción al tema

Las tribus que formaban el Pueblo de Dios se reúnen en asamblea en Siquém. Josué, el sucesor de Moisés, es quien preside la reunión. En la asamblea el pueblo revé su peregrinación, reparte la tierra, se organiza y renueva la Alianza.

/. ¿Cómo está el problema de la tenencia de la tierra, hoy, en nuestro país? 2. ¿Qué sabemos sobre la organización de nuestro pueblo? ¿Conocemos los

movimientos populares? ¿Participamos en ellos? 3- ¿Cómo se realiza entre nosotros la participación en los bienes?

2. Breve oración espontánea

II. Estudiar y meditar el texto

1. Lectura del texto. 1.1. Leer el texto. 1.2. Narrar el contenido del texto.

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2. Estudio del texto. 2.1. Aproximación al texto.

Enumerar los hechos y acontecimientos de la Historia de Salvación narrados por Josué. Nuestro texto ¿a qué etapa se refiere? ¿Cómo entender la Alianza entre el Señor y su Pueblo?

2.2. Mirar la situación del pueblo. ¿Por qué las tribus se reúnen en asamblea? ¿Existen dificultades? ¿Hay conflictos? ¿Qué decisiones debían tomar?

2.3. Escuchar el mensaje del texto. /. ¿Por qué la tierra es tan importante en la Alianza entre el Señor y su

Pueblo? 2. ¿Qué es lo que transforma al pueblo en "Pueblo de Dios" y qué es lo que

transforma a Yahveh en "Dios del Pueblo"? 3. ¿Cuál es el mensaje de este texto para mí, para nosotros, hoy, en América

Latina?

III. Celebración de la Palabra

1. Compartir las iluminaciones y gracias recibidas, en forma de "acción de gracias". 2. Expresar el compromiso, en forma de "ofertorio". 3. El Señor acompaña a su Pueblo en su peregrinación por el desierto y lo conduce

hacia la tierra prometida. Rezamos el Salmo 136. Podemos añadir hechos actuales, repitiendo siempre el refrán: "Eterno es su amor".

4. Formular una síntesis de lo descubierto para repensarlo.

Preparar la próxima reunión

1. En el próximo encuentro estudiaremos el texto 1 Rs 19, 1-18. Allí se nos cuenta cómo Elias busca, en el Éxodo, las fuerzas y la inspiración para enfrentar a la Monarquía de Acab y Jezabel.

2. Distribución de tareas.

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SUBSIDIO para el Guión 1

Cómo la Biblia interpreta a la Biblia: aprender de la Biblia

Este primer volumen de la Colección "Tu Palabra es Vida" presenta cinco guiones sobre la manera cómo la Biblia interpreta y usa a la Biblia. Queremos verificar cómo un mismo hecho salvífico del pasado - en este caso el Éxodo - es retomado y releído por las generaciones posteriores. El objetivo de esta reflexión es obtener un cuadro de referencia que nos permita rever y valorar nuestra manera de interpretar la Biblia y la manera cómo releemos nuestra historia.

En marzo de 1990 la CRB promovió un encuentro para formar a los guías que van a divulgar y asesorar este proyecto de formación bíblica permanente para los Religiosos y Religiosas del Brasil. Había representantes de todo el Brasil. Durante el encuentro, hubo un momento en que los participantes se dividieron en grupos para practicar uno de estos guiones. Luego, en el plenario,. se hizo la pregunta: "¿Cuáles son los criterios con los que el Pueblo de Dios leía el Éxodo?" Las respuestas fueron muy esclarecedoras. Organizadas alrededor de estos cinco ítems, ilustran muy bien cómo la Biblia interpretaba a la Biblia.

A continuación reproducimos las respuestas tal cual fueron formuladas por los grupos. Sirven como cuadro de referencia para que hagamos una revisión sobre nuestra manera de leer la historia, no sólo la del pueblo bíblico, sino también la de nuestro pueblo.

1. La situación de la cual partía el pueblo de la Biblia para mirar y releer los hechos importantes de su pasado: 1.1. partía de la situación de opresión y desolación en la que el pueblo se encontraba; 1.2. partía de la realidad concreta del pueblo; 1.3. leía desde el pobre.

2. El objetivo que querían alcanzar y que tenían en mente cuando recordaban y meditaban el Éxodo: 2.1. encontrar una iluminación para el presente que los empujase al futuro; 2.2. poder percibir a Dios, su presencia liberadora en la vida; 2.3. recrear la historia.

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3. Las condiciones que descubrían como necesarias para que el proceso de interpretación pudiera funcionar y alcanzar su objetivo: 31. sentirse, hoy, el mismo pueblo que en su pasado vivió aquellos hechos. 3.2. tener fe que el mismo Dios continúa presente, hoy, en nuestra historia; 3.3. sentirse unidos a los antepasados en el sufrimiento, identificados con ellos en

el dolor y la esperanza; 3.4. estar abiertos a lo nuevo que pueda aparecer.

4. Los descubrimientos que el pueblo fue haciendo a lo largo de su caminar, por medio de este proceso de interpretación o lectura del pasado: 4.1. descubrieron su dignidad original; 4.2. abiertos a lo nuevo, fueron descubriendo su misión como pueblo de Dios; 4.3. ellos mismos fueron descubriendo que Dios es Yahveh, presencia liberadora

en medio de ellos; 4.4. descubren que el Éxodo no es un hecho aislado, sino un proceso de liberación.

5. El resultado que por fin alcanzaron: 5.1. recuperar su memoria histórica, su identidad; 5.2. asumir la Alianza, el compromiso; 5.3- anticipar el futuro, esto es, por medio de su modo renovado de vivir y de

convivir, presentar una muestra gratis de lo que Dios quiere para todos; 5.4. vivir nuevamente con Dios.

Todo esto nos demuestra que interpretar no es sólo estudiar; es algo más que leer y analizar textos. Toda la vida está envuelta en el proceso de la interpretación.

Comparando todo este proceso con la Tradición de los pobres de nuestras Comunidades, se descubre la gran semejanza que existe entre ambos.

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Guión 2 Recreando la Alianza (1 Rs 1% 1-18)

Punto de partida

1. Compartir iluminaciones y dificultades tenidas en las lecturas realizadas. 2. Invocar la luz del Espíritu Santo.

I. Partir de la realidad de hoy

1. Introducción al tema

Elias es el profeta perseguido porque permanece fiel al Señor y a la Alianza. La reina Jezabel lo persigue porque la Monarquía, para afirmarse, necesita erradicar la religión de Yahveh. Para evitar que lo matasen, Elias huye por el desierto en búsqueda de la Montaña del Señor.

1. ¿Cómo se manifiesta hoy, entre nosotros, la voz profética? ¿Conocemos a alguien perseguido por su celo por el Reino de Dios?

2. ¿Cómo y dónde aparece actualmente, en América Latina, la dimensión profética de la Vida Religiosa?

3. ¿Dónde nuestra sociedad permanece fiel a la Alianza? ¿Dónde falla?

2. Breve oración espontánea

II. Estudiar y meditar el texto

1. Lectura del texto: 1.1. Leer el texto. 1.2. Narrar el contenido del texto.

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2. Estudio del texto: 2.1. Aproximación al texto:

Buscar las semejanzas y las diferencias entre el camino de Elias y la peregrinación del pueblo por el desierto.

2.2. Mirar la situación del pueblo: /. ¿Por qué la monarquía de Acab yjezabel significó el rompimiento de la

Alianza? 2. ¿Cómo se comprenden las órdenes que el Señor le da a Elias?

2.3. Escuchar el mensaje del texto. /. ¿Cuáles son las causas de las angustias y las aflicciones de Elias? 2. ¿Cómo se manifiesta el Señor? ¿Qué medios usa para recrear la Alianza? 3. ¿Cuál es el mensaje de este texto para mí, para nosotros religiosos, hoy,

aquí en América Latina?

III. Celebración de la Palabra

1. Compartir las iluminaciones y gracias recibidas en forma de "acción de gracias";

2. Expresar el compromiso, en forma de "ofertorio";

3. Enfrentamos en nuestra vida muchos momentos difíciles, duros y amargos. Nuestro caminar se hace cuesta arriba. Sentimos el abandono de Dios. Rezamos el Salmo 88 participando nuestras angustias y esperanzas.

4. Formular una síntesis de lo encontrado para repensarlo.

Preparar la próxima reunión

1. En nuestro próximo encuentro estudiaremos el Nuevo Éxodo, después del Exilio en Babilonia. Estudiaremos el texto de Is 52,1-12, donde se anuncia la Buena Nueva de la Liberación.

2. Distribución de tareas.

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SUBSIDIO para el Guión 2

La brisa suave que abre los ojos y revela a Dios metido en la historia

"¿Qué haces aquí, Elias?" Elias responde: "Me consume el celo por el Señor, Dios de los ejércitos, porque los israelitas han abandonado tu alianza, han destruido tus altares y asesinado a tus profetas; sólo quedo yo, y me buscan para matarme" (1 Rs 19, 10-14).

Existe una contradicción entre la respuesta y la realidad, entre lo que dice Elias y lo que hace. Según su afirmación él es el único que quedó para luchar y resistir. En realidad eran muchos más: Abdías, los cien profetas y más de siete mil, nombrados por el mismo Dios (1 Rs 18, 12-13; 19, 18). Según lo que dice, Elias está lleno de celo por la causa de Yahveh, capaz de enfrentar hasta la muerte. En realidad tiene miedo de morir y huye ante las amenazas de Jezabel. Sólo piensa en salvar su vida (1 Rs 19, 3). Según lo que dice, él sabe analizar la situación del pueblo y el fracaso de la nación. En realidad, no sabe analizar la situación de su propio fracaso. No se da cuenta que la situación de derrota y de muerte en que se encuentra es el lugar donde Dios lo alcanza, porque no percibe la presencia del ángel que lo orienta. Sólo piensa en comer y dormir (1 Rs 19, 6). Perdió el sentido de la vida y de la lucha, por eso quiere morir (1 Rs 19, 4). Según lo que dice, él es un hombre que busca a Dios. En realidad, su búsqueda no puede conducirlo a un real encuentro con Dios, porque se orienta por criterios superados del pasado (tempestad, rayos, temblor de tierra) que ya no revelan la presencia de Dios (1 Rs 19, 11-12).

La impresión que Elias nos deja es que no percibe la realidad como es, ni es capaz de conocerse a sí mismo. Su mirar está perturbado por algún defecto: se considera el dueño de la lucha contra Baal (y no lo es); le parece que sin él todo está perdido (y no lo está); piensa que Dios sale perdiendo en el caso de que Elias fuera derrotado por Jezabel (y Dios no sale perdiendo). ¿Cuál es el defecto de este análisis que provoca esta diferencia ente la realidad y el discurso y que impide que Elias vea su propia situación y misión? La respuesta está escondida en la historia de la "Brisa Suave". Fue la experiencia de la Brisa Suave la que le abrió los ojos a Elias. Pues en aquel momento, "cubrió su rostro con el manto" (1 Rs 19, 13), señal de que se encontró con la presencia de Dios.

¿En qué consiste esta Brisa Suave? El texto hebreo dice textualmente: "voz de calma suave". Después de la tempestad, del rayo y del temblor de tierra, de repente se calma el tiempo y se oye el "murmullo de una Brisa Suave". Elias esperaba a Dios en la tempestad,

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en el rayo y en el temblor de tierra, pero Dios no estaba. No lo esperaba en la calma suave que vino después y allí estaba. Esto no quiere decir que la presencia de Dios deba ser asociada con cosas calmas, suaves y silenciosas. Pero sí, que Dios se hace presente en lo inesperado. Donde menos se espera allí aparece El. Quien piensa estar seguro, capaz de controlar las señales de la presencia de Dios en la vida y en la historia se engaña y no sabe leer ni interpretar los hechos.

La palabra hebrea usada para indicar la calma viene de una raíz que significa parar, quedar inmóvil, enmudecer. La Brisa Suave indica algo que, de repente, hace enmudecer; produce silencio; hace quedar inmóvil y crea en ella un vacío. Por lo tanto, dispone para escuchar y suscitar una expectativa. En otras palabras, la Brisa suave indica un proceso interior, provocado por el impacto de algún hecho que obligó al profeta a un cambio radical y le suscitó una visión nueva de las cosas. La Brisa Suave puede ser hechos, acontecimientos, cosas, personas que, súbitamente, entran en la vida y provocan un silencio, derrumban una situación establecida y abren un vacío. Es algo nuevo que explota en la conciencia y revela una dimensión de la vida desconocida hasta ahora. La Brisa Suave produce calor y por eso cala profundamente en el alma. Es lo que dice el canto del pueblo: "De repente, se iluminó nuestra vida" Es lo que dice la poesía:

"Ante la vida del pueblo sufrido la gente no habla, sólo sabe callar. Olvida las ideas del pueblo sabio, se vuelve humilde y comienza a pensar".

Dentro de esta experiencia perturbadora y desestabilizadora de la Brisa suave, Elias hizo la experiencia de Dios, del mismo Dios que venía acompañando al pueblo desde su comienzo. Fue ahí que se le compusieron los ojos y recuperó la visión correcta.

Destacamos tres aspectos de esta experiencia de Dios en la Brisa Suave, porque aún hoy suceden: 1. Elias experimenta que Dios es libre. Dios no obedece a Elias, es decir, no se siente

obligado a obedecer a los criterios que la Tradición estableció para que el pueblo pudiera conocer y controlar su presencia. Esta no se manifiesta ni en la tempestad, ni en los rayos, ni en el temblor de tierra. Esta libertad de Dios es la raíz de nuestra libertad y de nuestra liberación. Dios no puede ser usado por nadie, ni por los profetas de Baal, ni por el profeta Elias. Dios es libre.

2. Elias experimenta que Dios no necesita que lo defiendan. A pesar de los altares destruidos, la Alianza rota y los profetas asesinados, la causa de Dios no estaba perdida. Por el contrario. No es Elias quien defiende a Dios, sino que es Dios

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quien acoge, sustenta y defiende al pobre Elias. De esta seguridad en Dios es que renace en Elias el coraje. Reencuentra el sentido de la vida y de la lucha.

3. Elias experimenta la total gratuidad de Dios y de su presencia en medio de nosotros. Dios se hizo presente en la Brisa Suave no por mérito de Elias. Todo lo contrario. Elias experimentó la presencia liberadora y restauradora de Dios en el momento preciso en que experimentaba su propia nada y su falta absoluta de cualquier título para vanagloriarse. Dejó a Dios ser Dios.

4. Este redescubrimiento de Dios, del mismo Dios de siempre, Yahveh, el Dios del Éxodo, el Dios de los padres, produce una nueva visión, abre un nuevo horizonte y devuelve a Elias la libertad de acción, la victoria sobre el miedo, la confianza en sí mismo, la voluntad de continuar la lucha por la causa de Dios en defensa de la vida del pueblo, y le da, al mismo tiempo, la conciencia clara de no ser el dueño de la lucha, ni el único en defender la causa de Dios. Elias reencontró, en este redescubrimiento, el nuevo criterio para releer y entender todo el significado del Éxodo.

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Guión 3 El nuevo Éxodo (Is 52,1-12)

Punto de partida

1. Compartir iluminaciones y dificultades tenidas en las lecturas realizadas. 2. Invocar la luz del Espíritu Santo.

I Partir de la realidad hoy

1. Introducción al tema

El Pueblo de Dios, después del fracaso de la Monarquía y de los Reyes, fue al exilio en Babilonia. Allí, en medio de la desesperación del pueblo, surge un profeta, un anónimo, pues ni siquiera sabemos su nombre. Ese profeta anuncia una Buena Noticia de parte de Dios. Una vez más, el Señor oyó el clamor de su pueblo cautivo y bajó en su ayuda. El pueblo liberado marchará por el desierto y volverá a la tierra prometida.

/. ¿Cómo reaccionan nuestras comunidades ante situaciones de derrota, fracasos, decepciones? ¿Qué esperanza nos anima en esas situaciones?

2. ¿Cómo se revela Dios en esas circunstancias? ¿Percibimos su presencia? ¿Conseguimos llamarlo por su nombre?

3. ¿Sucede esto en nuestras vidas? ¿Cómo enfrentamos y superamos las crisis?

2. Breve oración espontánea

II. Estudiar y meditar el texto

1. Lectura del texto 1.1. Leer el texto. 1.2. Narrar el contenido del texto.

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2. Estudio del texto. 2.1. Mirar con más atención al texto.

Destacar en el texto las palabras o hechos que nos recuerdan el Éxodo de Egipto. También en este texto muchas palabras nos recuerdan a los Evangelios. Vamos a buscarlas...

2.2. Mirar la situación del pueblo. El pueblo de Dios está en el exilio, lejos de su tierra. /. ¿Cuáles fueron las razones de sus frustraciones? ¿Y de sus esperanzas? 2. ¿A quién va dirigida la Buena Nueva?

2.3. Escuchar el mensaje del texto. /. ¿Cuál es la Buena Noticia del Señor para los cautivos? 2. ¿Cómo la antigua situación de Egipto ayudó al pueblo a percibir la

presencia de Dios, quien oye su clamor? 3. ¿cuál es el mensaje de este texto para mí, para nosotros, hoy, aquí en

América Latina?

III. Celebración de la Palabra

1. Compartir las iluminaciones y gracias recibidas, en forma de "acción de gracias". 2. Expresar nuestro compromiso, en forma de "ofertorio". 3. Los cautivos retornan a su tierra. Por el Salmo 126 percibimos la alegría de la vuelta.

Vamos a rezarlo e, imbuidos de esta alegría, vamos a compartir los cantos y oraciones de esperanza en nuestro propio caminar.

4. Formular una síntesis de lo descubierto para reflexionarlo.

Preparar la próxima reunión

1. En nuestro próximo encuentro estudiaremos el capítulo 6 del Evangelio de San Juan, en el que Jesús se revela como Palabra y Pan de Vida.

2. Distribución de tareas.

4 a

SUBSIDIO para el Guión 3

El Nuevo Pueblo: El contexto histórico de Isaías 52,1-12

El cautiverio babilónico fue la crisis mayor de la historia del pueblo. Perdieron todo lo que, hasta aquel momento, había sido el apoyo de su fe: la tierra, cuya posesión era la expresión de la fidelidad de Dios a la promesa que hiciera a Abraham; la ciudad de Jerusalén y el templo, donde Dios moraba en medio de su pueblo; los líderes, sobre todo los reyes, que guiaban al pueblo en nombre de Dios. La propia identidad del pueblo se quebró sin posibilidad de componerla, como un

plato que cae al suelo y se parte en mil pedazos. El pensamiento antiguo que les venía del pasado ya no era capaz de interpretar los hechos llevando al pueblo a exclamar;

• "Se me acabaron las fuerzas y mi esperanza en el Señor" (Lm 3, 18). • "Ni me acuerdo de la dicha" (Lm 3, 17). • "Me ha abandonado el Señor" (Is 49,14). • La hija de Sión quedó viuda (Lm 1, 1), • perdió al marido, quedó sin Dios (Is 40, 27; 54, 8; SI 22, 2). Pero, en medio de aquel pueblo golpeado y desintegrado, había un grupo que llegó

a elaborar un pensamiento nuevo, que hasta hoy nos resulta nuevo y está diseminado en los capítulos del 40 al 66 del libro de Isaías. Una nueva experiencia de Dios les dio ojos nuevos para leer los hechos y releer el pasado. Por esto fueron capaces de superar lo inmediato de la situación y descubrir en ella señales nuevas de la presencia de Dios, del mismo Dios Yahveh, Dios del pueblo desde siempre. Fueron capaces de descubrir, en medio de la ruptura violenta del presente, la continuidad con el pasado y la puerta del futuro. Superando los límites anteriores llegaron a una apertura tal que nunca se dio antes en el transcurso de toda su historia.

Veamos algunas señales de esta apertura, de este ecumenismo increíble y valiente, que nos hace sentir desde cerca el ambiente donde surgió el texto de Isaías 52,1-12: 1. el pueblo ya no es una raza, aún los extranjeros pueden participar de él (Is 56,

3.6.7); 2. la tierra nuevamente va a distribuirse, pero esta vez también a los extranjeros

residentes (Ez 47, 22-23);

4 9

3. el templo ya no es tan sólo para los judíos, sino para todos los pueblos (Is 56, 7); 4. el culto será universal, porque los extranjeros participarán de él (Is 56, 7; 66, 20); 5. el sacerdocio ya no es sólo el de Leví ni el de Sadoc, porque también tendrán parte

los extranjeros (Is 66, 21); 6. el reino ya no es de la monarquía de David, limitado a un territorio, sino que el

propio Yahveh asumió el poder y comenzó a reinar (Is 40,1; 52, 7; 43,15); 7. la elección del pueblo ya no es un privilegio, sino un servicio: el pueblo debe ser

siervo (Is 42, 1-9); 8. la misión a la que es llamado es universal: ser "luz de los pueblos", misión de justicia

(Is 42, 6; 49,9); 9. los misioneros, mensajeros de esta buena noticia ya no serán solamente los judíos,

sino que también los paganos convertidos van a anunciar la gloria de Dios entre las naciones (Is 66,19);

10. la ley va a ser buscada y observada por todos los pueblos que encontrarán en ella una luz para su camino (Is 2,1-5; Zc 8, 23);

11. la pureza ya no proviene de la observancia humana, sino de la aceptación divina: Dios acepta como puros los sacrificios de los paganos (Is 66, 20; Mi 1,11);

12. la profecía ya no será algo que nos viene de otro individuo, sino de todos: hombres y mujeres (Joel 3, 1-3);

13- la ciudad de Jerusalén será el centro de todos los pueblos, hacia donde todo con­verge (Is 60, 1-7);

14. y Yahveh, el Dios del pueblo, ya no pertenecerá sólo a los hebreos, sino que conducirá los destinos de todos los pueblos (Is 40,15; 41,4).

Estas son algunas de las señales de la apertura increíble de aquel grupo de discípulos de Isaías. En esos textos se transluce el coraje que tuvieron para repensar la vida.

Superaron las fronteras de lo conocido y de lo tradicional (monarquía, templo, territorio, raza, ley); abrieron perspectivas totalmente nuevas y elaboraron un proyecto que no se encontraba en las premisas. Supieron ser creativos. Querían todo nuevo: nuevo cielo y nueva tierra, una nueva creación (Is 65,17), nuevo éxodo (Is 41,18-20; 43,16-20), nueva alianza (Is 54,10; 55, 3; 61,18), nuevo pueblo (Is 43,21), nuevo corazón y nuevo espíritu (Ez 36, 26), una nueva ley impresa en el corazón (Jr 31, 33).

Una utopía, una mística que animaba al caminar y daba coraje: "Cuando el día de la paz renazca...".

• ¿Cómo explicar esta novedad tan grande? • ¿De dónde nació esta nueva conciencia, esta nueva manera de leer el

pasado?

so

Tres breves reflexiones:

1. La nueva experiencia de Dios

El cautiverio fue la oscuridad (Lm 3,1.6), la experiencia de la nada, el caos: tinieblas, agua, desierto (Gn 1, 2). Parecía que Dios había rechazado a su pueblo para siempre (Lm 3,43-45). Pero no lo rechazó (Lm 3,31). Continuaba presente, mostrando el mismo amor de siempre (Is 49, 15). Dios no quiere el caos (Is 45, 18-19), sino que lo enfrenta y lo vence con el poder de su palabra (Gn 1, 3 ss). El es más grande y más fuerte que el poder que aplasta al pueblo (Is 40,12-31). El salva, libera y conduce a su pueblo con su poder creador.

El nombre de Yahveh adquiere todo su vigor y valor: • El es Padre (Is 63, 16; 64, 7), • es Madre (Is 49, 15; 46, 3), • es Padrino (go'el, redentor) (Is 41, 14; 43, 14; 44, 6), • es el Novio del pueblo (Is 62, 5; 54, 5). • Dios parece un viajante (Is 55, 1-3) que lleva consigo la foto del pueblo

(Is 49, 16), su novia para tener alegría (Is 62, 5). • El es presencia fiel. En una palabra, Dios es IHWH.

Esta nueva experiencia de Dios como salvador y creador, nacida de la nada, le dio al grupo de los discípulos la libertad, la creatividad y el coraje para repensar el pasado y para soñar con un nuevo éxodo.

2. La situación de Jerusalén

Jerusalén está destruida, sus murallas desmanteladas, sin puertas. Ciudad abierta, sin posibilidad para defenderse. La tierra había sido distribuida y ocupada 0r 39, 10). Había quienes hacían culto en el antiguo lugar del templo (Lr 41, 5). Los judíos no tenían poder político ni militar para cambiar esta situación. Queriéndolo o no, las circunstancias les obligaban a convivir con los otros pueblos, tanto en Jerusalén como en la diáspora. No había otra alternativa.

Ahora bien, mirando esta situación inevitable a la luz de las .grandes profecías del exilio, los discípulos no percibieron en ella un retroceso fatal, sino el comienzo feliz de una nueva etapa. No se quedaron lamentando el pasado que perdieron, sino que saludaron al futuro que acababa de nacer con gran dolor de parto. Como el viento de la tempestad que sacude a la flor madura y desparrama su semilla, así los hechos violentos del exilio sacudieron al pueblo y lo esparcieron por el mundo para ser "luz de los pueblos" en todos los rincones, en todos los lugares. Dios los sacó del vivero y los plantó en el mundo para

5 1

ser Buena Noticia de Dios (Is 40,9; 52, 7; 61,1) y Siervo de Dios (Is 42,1-9; 49,1-6) para todos los pueblos.

3- La pedagogía de Isaías

El profeta del exilio, discípulo del gran Isaías, fue capaz de ayudar al pueblo desanimado para que viera las señales de Dios en medio del fracaso y los transformara en señal de victoria.

Pedagogía no es sólo una cuestión técnica, sino también y especialmente la transmisión de una experiencia vivida. El profeta consiguió que el pueblo comenzara a ver el avance de la Buena Noticia de Dios en los acontecimientos. Anunciar la Buena Noticia es señalar aquellos hechos en los que Dios aparece liberando a su pueblo y realizando su Reino.

Vale la pena una lectura atenta de Isaías 40-66 para descubrir y sistematizar todos los aspectos de su pedagogía liberadora y confrontarla con nuestra pedagogía.

NB En el original el título de este Subsidio es: "O novo quilombo: o contexto histórico de Isaías 52, 1-12". En la historia del Brasil los negros, para escapar de la opresión del cautiverio, supieron ser creativos e inventaron nuevas formas de convivencia a la que le dieron el nombre de "quilombo". Para que alguien pudiera participar de estos quilombos, exigían de él fe en Dios y voluntad de vivir como hermano. Superaban así los límites de raza, de opresión y de religión oficial y creaban algo nuevo en profunda continuidad con sus orígenes africanos, con las exigencias del Evangelio y en sintonía con el difícil momento que estaban viviendo.

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Guión 4 Jesús realiza el éxodo definitivo (Jn 6)

Punto de partida

1. Compartir iluminaciones y dificultades de las lecturas realizadas. 2. Invocar las luces del Espíritu Santo.

I. Partir de la realidad hoy

1. Introducción al tema

Las Comunidades se reúnen en torno a Jesucristo. El es la Palabra del Amor de Dios y el Pan que alimenta la vida. El capítulo 6 del Evangelio de Juan utiliza signos, hechos por Jesús, para mostrar que en él se realiza el Éxodo definitivo. En Jesús todos somos llamados a participar de ese Éxodo.

/. ¿Comprendemos el misterio de esta Nueva Alianza en Jesús? ¿Vivimos ese Éxodo?

2. ¿Cómo es nuestra participación en la Vida manifestada en la Palabra y en el Pan?

3. ¿Qué compromiso nos trae? ¿Qué conflictos genera? ¿Nuestra (mi) Eucaristía es una búsqueda de esa Vida o se volvió un ritualismo vacío como el maná-muerte?

2. Breve oración espontánea

II. Estudiar y meditar el texto

1. Lectura del texto 1.1. Leer el texto. 1.2. Narrar el contenido del texto.

2. Estudio del texto. 2.1. Analizar prolijamente el texto.

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Busquemos las diferencias y semejanzas entre las actividades de Jesús y la narración del Éxodo.

2.2. Analizar la situación del pueblo. La narración nos presenta muchos conflictos, desentendimientos, dudas. ¿Cómo se comprende esto? ¿cuáles son las dificultades del pueblo en relación con Jesús?

2.3. Escuchar el mensaje del texto. /. ¿Cómo se da la Alianza entre Dios y el Pueblo? 2. ¿Qué quiere decir Jesús con la comparación entre el maná y la Eucaristía? 3. ¿Cuál es el mensaje de este texto para mí, para nosotros, hoy, aquí en

América Latina?

III. Celebración de la Palabra

1. Compartir las iluminaciones y gracias recibidas, en forma de "acción de gracias". 2. Expresar nuestro compromiso en forma de "ofertorio". 3. Recemos el Salmo 104. Elevemos oraciones espontáneas a partir de este Salmo. 4. Formular una síntesis de lo descubierto, para reflexionarlo.

Preparar la próxima reunión

1. En nuestro próximo encuentro estudiaremos cómo las comunidades perseguidas releían el Éxodo. El texto de estudio es el capítulo 7 de Libro del Apocalipsis.

2. Distribución de tareas.

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SUBSIDIO para el Guión 4

El éxodo en el capítulo 5 del Evangelio de San Juan

Los estudios y el análisis literario dividieron al Evangelio de Juan en grandes bloques. Uno de estos bloques va desde el capítulo 5 al capítulo 12. En estos pasajes encontramos casi siempre el mismo esquema: Jesús realiza signos y prodigios. Sin embargo, los judíos al ver esos signos y prodigios no creen en Jesús. Por el contrario, entran en conflicto con El.

Esos signos que Jesús realiza están siempre asociados a una fiesta judía (cf 5,1; 6,4; 7, 2; 10,22; 11, 55). Ahora bien, todas las fiestas judías estaban asociadas al Éxodo o celebraban la liberación en la época de los Macabeos. Nuestro capítulo 6 está asociado a la fiesta de la Pascua (6,4). La Pascua era la fiesta familiar en la que se celebraba el Éxodo, la liberación del pueblo de la esclavitud de Egipto.

Podemos dividir el capítulo 6 en pequeñas partes:

1. La multiplicación de los panes (6, 1-15). El paralelo con el episodio del Éxodo es bastante claro: Jesús sube al monte (v. 3); la ocasión es la Pascua (v. 4); la multitud hambrienta y el desafío de alimentar a todos (vv. 5-7) recuerda el episodio semejante en la peregrinación del pueblo por el desierto (cf Nm 11,18-23); y el reconocimiento de Jesús como el único y verdadero profeta recuerda la Ley de la Alianza (Dt 18, 15-22).

2. Jesús camina sobre el mar (6, 16-21). En la mentalidad del pueblo de la Biblia, el mar era el símbolo del abismo, del mal. en el Éxodo, el Señor, con un fuerte viento, hace secar el mar y los israelitas lo atraviesan a pie enjuto (cf Ex 14-15). La Biblia muestra a Dios venciendo al mar en otros pasajes (Gn 1; SI 104, 6-9; Pr 8, 27 ss). Vencer al mar era imponerle límites e impedir que él se tragase todo. En el pasaje, Jesús domina e impide que sus discípulos se ahoguen.

3. El discurso sobre el Pan de Vida (6, 22-58). Este discurso y debate se parece mucho al episodio del maná en Ex. 16. Vale la pena leer este capítulo del Éxodo parra comprender frases de Jesús como: "alimento que perece" (v. 27 = Ex 16,20) y otras.

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Cuando el texto habla de la murmuración de los judíos (v. 41) es la misma cosa que las murmuraciones de los hebreos en el desierto (cf Ex 16, 2; 17, 3; Nm 11, 1). La falta de alimento llevaba al pueblo a rezongar contra Dios y contra Moisés.

Los discípulos rechazan a Jesús (6, 59-66). Jesús se presenta como alimento que sacia el hambre y la sed. Es un paralelo con los capítulo 16 y 17 del Éxodo, cuando faltan comida y agua. El pueblo al sentir hambre y sed caía en la tentación de dudar de la presencia de Dios caminando con ellos. En esa misma tentación caen hasta los discípulos de Jesús al escuchar sus palabras sobre el alimento verdadero. "Se echaron atrás y no se dejaron ver más con él" (v. 66).

La profesión de fe de Pedro (6, 67-71). Ante la crisis provocada por sus palabras, entonces Jesús pregunta a su círculo más íntimo, los Doce, si también lo abandonarán (v. 67). Pedro responde profesando su fe en el Pan y en la Palabra. Jesús es la Palabra y el Pan que sacian al Nuevo Pueblo (cf. Dt 8, 3).

Guión 5 El éxodo permanente (Ap. 7)

Punto de partida

1. Compartir las iluminaciones y dificultades de las lecturas realizadas.

2. Pedir luz al Espíritu Santo.

I. Partir de la realidad de hoy

1. Introducción al tema El pueblo de la Nueva Alianza, la Iglesia de Jesucristo, inicia su camino enfrentando

tribulaciones. El Imperio Romano, con su política de divinizar al Emperador, encuentra en las pequeñas comunidades cristianas a los opositores firmes y decididos. En consecuencia, las comunidades son violentamente perseguidas.

Hoy, en nuestro país y en toda América Latina, la persecución y el Éxodo continúan.

• ¿Conocemos situaciones de persecuciones a comunidades? • ¿Ya los agentes de pastoral? • . ¿Cómo se dan actualmente estos conflictos entre la sociedad y las

comunidades? - ¿Qué sabemos de los movimientos populares?

2. Breve oración espontánea

II. Estudiar y meditar el texto

1. Lectura del texto 1.1. Leer el texto. 1.2. Narrar el contenido del texto.

2. Estudio del texto. 2.1. Ver con más detalle el texto.

El texto comienza con la narración de un recuento.

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• ¿Qué tiene que ver esto con el Éxodo del Egipto? (cf. Nm 1, 20-43= ' ¿Qué semejanzas hay entre el Cordero Pascual y el Cordero que protege

a las comunidades?

2.2. Mirar la situación del pueblo. La gran tribulación es la persecución promovida por el Imperio. ¿El Imperio persigue solamente a los señalados? ¿Qué pueblo nuevo es ese? ¿Por qué son perseguidos?

2.3. Escuchar el mensaje del texto. El Éxodo lleva siempre al surgimiento del Nuevo Pueblo. La Iglesia es este pueblo, con su victoria en medio de las tribulaciones. /. ¿Cómo entender este Éxodo permanente? 2. ¿Es sólo para la Iglesia o es para toda la Humanidad? 3. ¿Cuál es el mensaje de este texto para mí, para nosotros religiosos, hoy,

aquí en América Latina?

III. Celebración de la Palabra

1. Compartir las iluminaciones y gracias recibidas en forma de "acción de gracias". 2. Expresar nuestro compromiso en forma de "ofertorio". 3. El Cordero sacia y consuela a quienes enfrentan las tribulaciones. Vamos a rezar el

Salmo 23 poniendo toda nuestra esperanza en el Buen Pastor. 4. Formular una síntesis de lo que hemos descubierto para rumiarlo.

Preparación de la próxima reunión

Nuestros encuentros sobre el Éxodo terminaron. El grupo podría prever nuevos encuentros para nuevos estudios.

5 B

SUBSIDIO para el Guión 5

La misión del pueblo de las comunidades: El tema del éxodo en el Apocalipsis (Ap 7, 1-17)

I. El recuento en el desierto (7, 1-17)

La visión del sello sexto continúa. Juan cuelga un cuadro más en la pared del Apocalipsis. Cuadro hermoso, extraído del pasado, del Éxodo. En el pasado, después de la salida de Egipto, se hizo el recuento de las tribus (Nm 1, 20-43). Aquel pasar lista de los integrantes del pueblo, hecho en el desierto, fue el comienzo de la nueva organización igualitaria y fraterna del pueblo, en sintonía con la Ley de Dios. Lo opuesto a la organización opresora del Faraón de Egipto.

Ahora bien, en el sexto sello, Dios decreta un nuevo recuento. Es el censo de los "siervos de nuestro Dios" (7,3), quienes aguantaron la persecución sin dejarse contaminar por los falsos dioses del Imperio (14, 4). Se les envía un ángel para marcarlos (7, Sí-Todos reciben la marca de Dios, que es señal de protección (9,4). El número de marcados es de 144,000 (7, 4). De cada tribu 12,000 (7, 5-8). El número ya está completo. Ya no falta nadie (6, 11).

De hecho, en el sexto sello, la situación cambió completamente. Los opresores huyeron despavoridos (6, 15-17). Y el pueblo que vivía aplastado y disperso (6, 910) ahora se presenta al mundo con una organización perfecta, unido entre sí (7, 5-8). Todo esto, ¿qué sentido tiene?

II. La lección del recuento

Mirándose en el espejo de su pasado, el pueblo perseguido de las comunidades descubre su futuro. El sexto sello va a destruir el poder de los grandes con la "ira de Dios" (6,17) y va a proteger la vida de los pequeños con la "marca de Dios" (7, 3). Por eso, los pequeños no deben tener miedo de las calamidades que se abaten sobre los grandes (6, 12-15), ni del poder que persigue a las comunidades. En lugar de gastar energías en combatir directamente ese poder, deben aplicar su esfuerzo en preparar el

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futuro, imitando al pueblo del antiguo Éxodo. Es decir, deben comenzar a organizarse desde ya, de manera igualitaria y fraterna, de acuerdo con la Ley de Dios. Pues cuando en el sexto sello el poder de los grandes caiga podrido, destruido por las plagas de la historia (6, 15-17), entonces los pequeños deben estar listos para presentarse al mundo, unidos entre sí, en una nueva organización, contraria a la organización opresora del Imperio Romano.

III. La multitud que nadie puede contar (7, 9-17)

La visión continúa. Juan ve "una multitud innumerable" (7, 9)- Todos, vestidos de blanco con palmas en la mano, delante del trono, alaban a Dios, haciendo coro con los ángeles del cielo (7,9-12). Juan no sabe quienes son. Hasta se extraña y pide una explicación (7,13-14). Porque la multitud no proviene de las doce tribus ya marcadas con la señal de Dios (7, 3-8). Vienen de la humanidad entera, "de toda nación, raza, pueblo y lengua" (7, 9).

Se trata de los que vinieron "de la gran tribulación" (7, 14), de la persecución del Imperio. Lavaron sus vestidos en la sangre del Cordero (7, 14). Como las doce tribus, también ellos salieron de Egipto y ahora están como en el desierto, delante del trono de Dios (7, 15).

Esto quiere decir que el nuevo Éxodo no es sólo de las comunidades, sino que es de la humanidad entera. Las comunidades no pueden pensar que ellas son las únicas en resistir contra el Imperio. Ni pueden querer controlar la acción de Dios en el mundo. Yahveh, el Dios liberador, no es propiedad de las comunidades. Las comunidades, sí, son propiedad de Yahveh (Ex 19, 5). En medio de la humanidad oprimida que lucha y resiste contra la opresión, las comunidades deben ser una señal de Dios. Por su organización fraterna, nacida de Dios, deben presentarse al mundo como un servicio, como una posible alternativa de libertad y de justicia.

Por eso, mientras dura la persecución del quinto sello, el pueblo de las comunidades debe aguantar firme (2, 13-25; 3, 11; 6, 11). Debe resistir hasta la muerte (2, 10). Pues por su resistencia y lucha, ellas preparan el futuro que aparecerá a los ojos del mundo cuando se abra el sexto sello. Y queda "poco tiempo" para realizar esta misión (6, 11).

(Carlos Mesters, "La esperanza de un pueblo que lucha" -El Apocalipsis de S. Juan- Una clave de lectura, 198, pp).

SO

C A P I T U L O A

La visión global de la Biblia: releer el pasado

a la luz del presente

SUBSIDIO

I. El significado de una buena visión global de la Biblia

El Concilio Vaticano II pide que se atienda no solamente al contenido sino también a la unidad de toda la Escritura (DV 12). Es decir, no basta conocer las cosas que están en la Biblia; es necesario saber situarlas dentro de una visión global que las interprete y explique.

Una visión global funciona como clave de lectura. Es una luz que nos ilumina la historia del pueblo de Dios. Ayuda a releer los textos antiguos con ojos nuevos y a formarnos, así, una idea nueva y actualizada del Proyecto de Dios, de la voluntad de Dios.

La visión global que se tenga de la Biblia cambia (y debe cambiar) según sean los desafíos y problemas que el pueblo enfrenta en cada época de su historia. No se trata, sin embargo, de algo arbitrario que alguien inventa para propagar ideas nuevas sin consistencia. Una buena visión global debe estar fundamentada en los hechos históricos, narrados por la Biblia. Nace, por tanto, del estudio de la letra, del texto, de los mismos textos de siempre. Pero no sólo eso. Nace también del Espíritu, de una nueva experiencia de Dios, del mismo Dios de siempre que, en el pasado, condujo al pueblo, inspiró los textos y todavía continúa vivo y presente en medio del pueblo. Con esa experiencia de Dios en los ojos, el pueblo lee y relee la Biblia para encontrar en ella luz y fuerza que lo ayuden a superar los desafíos y problemas de su peregrinar.

La misma Biblia se preocupa de ofrecer a sus lectores la posibilidad de una buena y bien actualizada visión global de la historia, de acuerdo con las exigencias de la situación en que ellos se encuentran. Por ejemplo: varios Salmos ofrecen un resumen del pasado y cada uno lo hace con un objetivo diferente: el Salmo 105 como motivo de alabanza; el Salmo 106 como motivo de revisión; el Salmo 107 como motivo de reanimación, etc. El

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pueblo hebreo, en las distintas épocas de su historia, llegó a elaborar una síntesis o visión global de la historia que respondía a los problemas de la época: yavista, eloista, deuteronimista, sacerdotal y otras. Por toda la Biblia aparecen pequeños resúmenes del pasado en boca de grandes personajes: (Josué (fs 24, 2-13); Moisés (Dt 1, 11; 32, 1-43); Ajior, el amonita (Jt 5, 5-21); Esteban (Hch 7, 2, 53); Pablo (Hch 13,16-25), etc. Con esas y otras síntesis la Biblia invita al lector a no quedarse con una idea inamovible del pasado, sino que le ayuda a releer el pasado con ojos renovados y a formarse, así, una nueva visión global.

Reencontramos, pues, en la propia Biblia, el mismo esquema básico de lectura que ya hemos encontrado en la Lectio Divina y en la práctica de los pobres. La lectura parte (1) de la realidad que se vive hoy; (2) de la fe de la comunidad a la que uno pertenece; (3) de un respeto profundo por el texto que se lee. Esta lectura tiene el mismo objetivo: con la ayuda de la Biblia, descubrir la Palabra de Dios que está en la vida.

II. La importancia de tener una buena visión global de la Biblia

a) Es un medio didáctico eficaz para conocer y memorizar el pasado; ayuda al pueblo a no perder la memoria y la propia identidad.

b) Ayuda a percibir que la unidad de la Biblia viene del rostro de Dios, es decir, viene de la percepción de la Voluntad de Dios, de su Proyecto para nosotros, hoy. Los detalles de esta Voluntad divina están esparcidos en todas las páginas de la Biblia.

c) Ayuda a percibir que la Biblia fue escrita no solamente para enseñar el pasado, sino también y sobre todo, para presentarlo como espejo y símbolo del presente; de este modo, la visión global ayuda al pueblo a descubrir con mayor facilidad el sentido de su marcha.

d) Ayuda a situar las distintas partes de la Biblia dentro de un conjunto mayor; de este modo, ayuda a relativizar las posibles contradicciones entre los distintos libros.

e) Ayuda a percibir que la Biblia tiene una finalidad didáctica y que, por eso mismo, tiene sus limitaciones. No siempre atiende suficientemente a los detalles de los hechos y los conflictos que describe..

f) Ayuda a situar el texto dentro de su contexto más amplio: literario, histórico y teológico. De este modo amplía el sentido e impide que este sea manipulado por una actitud fundamentalista.

g) Ayuda y favorece el objetivo de la lectura de la Biblia: "Ustedes pueden, hoy, oír su voz" (Si 95, 8). Una buena visión global de la Biblia es, al mismo tiempo, semilla y fruto de una nueva experiencia del Dios Liberador.

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III. Esquema de la historia que puede ayudarnos a crear una visión global de la Biblia

Presentamos aquí un esquema didáctico para ayudar a las personas a formarse una buena visión global de la Biblia. El esquema sirve como ejemplo.

Resumimos la historia en cuatro grandes unidades que tiene, cada una, cuatro subdivisiones. En total son diez y seis etapas.

Otros adoptan otra división. Lo importante es que el esquema se fundamente en la historia y ayude al lector a ver en la historia un espejo de lo que sucede hoy.

Primera unidad: El origen del pueblo de Dios y su organización Desde Abrán y Sara hasta David (1800 1000)

l1 Etapa: 16001200 Desde la entrada en Egipto hasta la conquista de la tierra Éxodo: liberación de la opresión, alianza, tiempo del desierto.

1- Etapa: 1200-1050 Desde la entrada en la tierra prometida hasta Samuel, el último Juez. Jueces: organización de las tribus, distribución de las tierras.

3* Etapa: 1800-1050 Desde Abrán y Sara hasta la época de los Jueces. Patriarcas: recordar y leer los modelos de vida del pueblo.

4* Etapa: 1050-1000 Desde Samuel hasta el final del reinado de David, en Hebron. Crisis del sistema tribal; cambio por la monarquía.

Segunda unidad: Reyes y profetas: conflicto entre poder y carisma Desde David hasta la víspera del exilio (1000-609)

5* Etapa: 1000-885 Desde David, como rey de Judá e Israel, hasta el golpe de Omrí. David y Salomón: vuelta a la opresión, división del Reino.

6* Etapa: 885-722 Desde Omrí, rey de Israel, hasta la destrucción de Samaría. Elias enfrenta el sistema del rey: evolución del profetismo.

7* Etapa 740-640 Desde la vocación de Isaías hasta el establecimiento del rey Josías. La reforma fracasa por la corrupción de los reyes.

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8* Etapa: 640-609 Desde el establecimiento de Josías hasta su muerte trágica. La reforma deuteronomista: lectura profética de la historia.

Tercera Unidad: Destrucción, cautiverio, revisión, reconstrucción Desde la víspera del exilio hasta el límite del N.T. (609-001)

9* Etapa: 609-587 Desde la muerte de Josías hasta la destrucción de Jerusalén. Lucha trágica de Jeremías: la decadencia lleva a la destrucción.

10* Etapa: 598-445 Desde la primera deportación hasta la llegada de Nehemías. Cautiverio, revisión, nueva liberación, vuelta, apertura.

11* Etapa: 445-167 Desde Nehemías y Esdras hasta la rebelión de los Macabeos. Reconstrucción del pueblo en torno a la Ley y el Templo.

12* Etapa: 167-001 Desde los Macabeos hasta el advenimiento del Nuevo Testamento. Amenaza helenista, rebelión popular, fracaso de la revolución.

Cuarta Unidad: Nuevo Testamento: Relectura de la historia a la luz de la Resurrección Desde la venida de Jesús hasta el final del siglo primero (001 -100)

13s Etapa: 001-033 Desde el nacimiento dé Jesús hasta el día de Pentecostés. Jesús rehace la historia y realiza la esperanza del pueblo.

14* Etapa: 033-049 Desde Pentecostés hasta el Concilio de Jerusalén. Las Comunidades, un nuevo modo de ser Pueblo de Dios.

15 * Etapa: o49-070 Desde el Concilio hasta la destrucción de Jerusalén. Expansión por el mundo de la Buena Noticia de la Resurrección.

16* Etapa: 070-100 Desde la destrucción de Jerusalén hasta el final del siglo I. Tensiones, amenazas, persecuciones, esperanza: apocalipsis.

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IV. Un breve comentario de las cuatro unidadCN del esquema: alcances y preguntas

Primera Unidad: El origen del pueblo de Dios y su organización

Desde Abrán y Sara hasta David (1800-1000)

a) Alcance La experiencia que las tribus revolucionarias de Egipto o de la Palestina tuvieron de

la presencia liberadora de Dios en su lucha contra el poder opresor del faraón o de los reyes de Cana es la que hace nacer al Pueblo de Dios. Esta experiencia inicial se convierte en fuente permanente e inagotable de su identidad. Este período inicial será objeto de interpretaciones y relecturas en el transcurso de toda la historia, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, porque allí se encuentran todos los lincamientos fundamentales de la misión y de la organización del Pueblo de Dios.

La memoria declinante de ese período inicial resurgirá en los profetas y les servirá como norma y criterio en su lucha contra los abusos de los reyes.

El no alejarse de este origen permanente del Pueblo de Dios y mantenerlo vivo en la memoria es el objetivo de la Lectio Divina.

b) Preguntas

/. ¿Cuál es la experiencia inicial que dio origen a nuestra Comunidad, a nuestra Congregación, a nuestro pueblo?

2. ¿Cómo descubrimos a Dios en el interior de esa experiencia? 3- ¿Cómo esta experiencia esfuente permanente de donde surge (o debería

surgir) nuestra identidad y nuestra conciencia de pueblo de Dios?

Segunda Unidad: Reyes y profetas: conflicto entre poder y carisma

Desde David hasta la víspera del exilio (1000-609)

a) Alcance

La monarquía surgió como fruto de las circunstancias económicas, sociales, políticas y religiosas. Ambivalente en sí, poseía aspectos positivos y negativos. Representaba, al mismo tiempo, un avance y un retroceso. Pero prevaleció el retroceso; venció lo negativo.

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Lo positivo quedó en el recuerdo, como fuente de esperanza: en el futuro, el Rey ideal, el Mesías vendrá para realizar el Reino de Dios.

La experiencia histórica de la monarquía fue desastrosa para el pueblo. Le hizo volver a la esclavitud y a la opresión, peores aún que en Egipto.

Los (verdaderos) profetas reaccionan y, en nombre de la Alianza y del pasado del pueblo, se oponen. Releen el origen del pueblo para iluminar y criticar el presente. Son cuatro siglos de conflicto entre la tradición del Éxodo, de la Alianza, del carisma, de la libertad, y la tentativa del poder de institucionalizar la tradición y canalizarla en su favor. Es el conflicto entre el poder y el carisma.

b) Preguntas para hoy

/. ¿Hasta dónde llega y cómo se manifiesta hoy la lucha entre el poder y el carisma, tanto en la sociedad civil como en la Iglesia?

2. ¿Cómo se manifiesta hoy elprofetismo? 3. ¿Cuáles son las diferencias y las semejanzas entre ayer y hoy?

Tercera Unidad: Destrucción, cautiverio, revisión, reconstrucción

Desde la víspera del exilio hasta el límite de N.T. (609-001)

a) Alcance

La monarquía fracasó y llevó al pueblo a la mayor crisis de toda su historia. Perdieron todos los apoyos tradicionales de su fe y tuvieron que hacer una revisión radical de todo.

Viven ahora una situación nueva. Ya no son una nación independiente, sino que forman un grupo religioso sin independencia política, sin importancia, perdido en un inmenso imperio multiracial asirio-babilónico-persa-greco-romano.

Internamente están irremediablemente divididos. Se afianzan dos tendencias opuestas entre sí y, a veces, intentan convivir. Son dos maneras diferentes de releer el pasado. Por una parte, encaran la elección divina como un servicio y llegan a una apertura universal: ser "Luz de los Pueblos", demostrando lo que Dios quiere para todos. Por otra parte, la elección es vista como un privilegio y, por ello, se llegó a una cerrazón casi total: nacionalización de Dios y de la fe.

Estas dos tendencias marcaron el conflicto que llevó a la insurrección de los Macabeos y son, así mismo, causa de su fracaso. Van a marcar también el conflicto entre Jesús y los fariseos.

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b) Preguntas

/. ¿Cómo sacamos provecho de los fracasos para hacer revisión? 2. ¿Cuáles son las tendencias que marcan nuestra lucha contra la opresión:

encerramiento (cerrazón) o apertura? 3. ¿Cuál es la "muestra del futuro" que comienza a aparecer en las cosas

que realizamos? ¿Existe alguna ambivalencia en esta muestra? ¿Cuál?

Cuarta Unidad: Nuevo Testamento: Relectura de la historia

a la luz de la Resurrección

Desde la venida de Jesús hasta el final del siglo I (001-100)

a) Alcance Como los profetas antiguos, Jesús toma posición dentro del contexto sociopolítico

de su tiempo y retoma la experiencia inicial del pueblo de Dios. En Jesús, Dios se hace presente y el pueblo experimenta, nuevamente, su presencia

liberadora. Jesús, el Hijo de Dios, rehace la historia y realiza la esperanza del pueblo. El se puso del lado de los marginados, revelando así las preferencias del Padre: "Sí, Padre, así fue de tu agrado". Jesús revela el rostro del Padre y lo hace brillar en la situación de su pueblo y en la relación entre las personas.

No vivió más que treinta y tres años. No predicó más que tres años. Incomodó a los poderosos y fue eliminado. Pero Dios lo resucitó y con esto desaprobó a quienes le condenaron. Por la resurrección Dios aprobó a la persona y a la predicación de Jesús.

Siguiendo por el camino trillado por Jesús, se va hacia la Vida y se es capaz de enfrentar y vencer a la muerte. Esta fue la "Buena Noticia" que los cristianos anunciaron por el ancho mundo. En torno a ella nacieron las Comunidades, que eran la nueva forma de ser Pueblo de Dios.

El Nuevo Testamento es el resultado de la Lectio Divina que los primeros cristianos hicieron de la Biblia (Antiguo Testamento) a la luz de su fe en Jesucristo.

b) Preguntas

/. ¿De qué manera nuestra comunidad, es revelación de la Buena Noticia de Jesús a los pobres?

2. ¿De qué manera ella realiza la esperanza del pueblo?

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3. ¿Cómo hacemos para vivir y revelar la presencia viva de Jesús en medio de nosotros?

4. ¿Cómo hacemos para leer los hechos y descubrir en ellos la presencia liberadora de Dios?

5. ¿Cómo realizo la afirmación de S. Pablo: "Vivo, pero no soy yo que vivo, es Cristo quien vive en mí"?

Este es el esquema de la historia de la Biblia: cuatro grandes unidades, en total, diez y seis etapas. Cada etapa refleja situaciones humanas que también suceden hoy.

Este es el desafío que la visión global de la Biblia nos propone: hacer hoy lo mismo que ellos hicieron en su tiempo, esto es, releer nuestra historia, tanto personal como colectiva, y, con la ayuda de la Biblia, descubrir en ella la presencia liberadora de Dios, empujándonos hacia la Vida plena en Jesús. Y no solamente descubrir la presencia liberadora de Dios en Cristo, sino también asumirla y celebrarla.

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CONTENIDO

Presentación 5

Introducción 7 I. Un hecho de vida que nos muestra un rumbo 7 II. Hay varias maneras de mirar y leer la Biblia 7 III. Los criterios que orientarán nuestra lectura 9

CAPITULO 1 : LECTURA ORANTE DE LA BIBLIA, CORAZÓN DE LA VIDA CRISTIANA

I. Introducción 11 II. Un poco de historia 12 III. Consideraciones generales sobre la Lectio Divina 14 IV: Los cuatro grados de la Lectio Divina 16

1. La lectura: conocer, respetar, situar 16 2. La meditación: rumiar, dialogar, actualizar 19

¿Cómo hacer la meditación? • 19 3. La oración: suplicar, alabar, recitar 22 4. La contemplación: observar, saborear, actuar 24

V. ¿Cómo hacer hoy la Lectio Divina? El método 27 1. Reflexiones en torno al método que debe usarse en la lectura de la Biblia.... 27 2. ¿Cómo hacer la Lectio Divina hoy? 28 3. La Lectio Divina en el método de nuestros guiones 30 GRÁFICO COMPARATIVO 31

CAPITULO 2: GUIONES Y SUBSIDIOS PARA LOS GRUPOS BÍBLICOS

A. El método a usarse en las reuniones 33

I. Partir de la realidad 33 II. Estudiar y meditar el texto 33

1. Lectura del texto 33 2. Estudio y meditación del texto 34

III. Celebración de la Palabra 35

B. Subsidio o ayuda para el grupo 35

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CAPITULO 3: COMO LEER E INTERPRETAR LA BIBLIA DESDE LA BIBLIA El éxodo: acontecimiento generador de un pueblo nuevo 37

Guión 1. La conquista de la Tierra (Js 24, 1-28) 38

I. Partir de la realidad de hoy 38 1. Introducción al tema 38 2. Breve oración espontánea 38

II. Estudiar y meditar el texto 38 1. Lectura del texto 38 2. Estudio del texto 39

III. Celebración de la Palabra 39

SUBSIDIO para el Guión 1 40

Cómo la Biblia interpreta a la Biblia: aprender de la Biblia 41

Guión 2. Recreando la Alianza (1 Rs 19, 1-18) 42

I. Partir de la realidad de hoy 42

1. Introducción al tema 42 2. Breve oración espontánea 42

II. Estudiar y meditar el texto 42 1. Lectura del texto: 42 2. Estudio del texto: 43

III. Celebración de la Palabra 43 SUBSIDIO para el Guión 2 44

La brisa suave que abre los ojos y revela a Dios metido en la historia 44

Guión 3. El nuevo Éxodo (Is 52, 1-12) 47

I. Partir de la realidad hoy 47

1. Introducción alterna 47 2. Breve oración espontánea 47

II. Estudiar y meditar el texto 47 III. Celebración de la Palabra 48 SUBSIDIO para el Guión 3 49 El Nuevo Pueblo: El contexto histórico de Isaías 52, 1-12 49

Tres breves reflexiones: 51

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1. La nueva experiencia de Dios 51 2. La situación de Jerusalén 51 3. La pedagogía de Isaías 52

Guión 4. Jesús realiza el éxodo definitivo (Jn 6) 53

I. Partir de la realidad hoy 53 1. Introducción al tema 53 2. Breve oración espontánea 53

II. Estudiar y meditar el texto 53 III. Celebración de la Palabra 54

SUBSIDIO para el Guión 4 55

El éxodo en el capítulo 5 del Evangelio de San Juan 55

Guión 5. El éxodo permanente Ap. 7) 57

I. Partir de la realidad de hoy 57

1. Introducción al tema : 57 2. Breve oración espontánea 57

II. Estudiar y meditar el texto 57 1. Lectura del texto 57 2. Estudio del texto 57

III. Celebración de la Palabra 58 SUBSIDIO para el Guión 5 59 La misión del pueblo de las comunidades: El tema del éxodo en el Apocalipsis (Ap 7, 1-17) 59

I. El recuento en el desierto (7, 1-17) 59 II. La lección del recuento 59 III. La multitud que nadie puede contar (7, 9-17) „ 60

CAPITULO 4 : LA VISION GLOBAL DE LA BIBLIA: RELEER EL PASADO A LA LUZ DEL PRESENTE

I. El significado de una buena visión global de la Biblia 61 II. La importancia de tener una buena visión global déla Biblia 62 III. Esquema de la historia que puede ayudarnos

a crear una visión global de la Biblia 63

Pnmera Unidad: El origen del pueblo de Dios y su organización 63

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Desde Abrán y Sara hasta David (1800-1000) 63

Segunda Unidad: Reyes y profetas: conflicto entre poder y carisma 63 Desde David hasta la víspera del exilio (1000-609) 63

Tercera Unidad:Destrucción, cautiverio, revisión, reconstrucción 64 Desde la víspera del exilio hasta el límite de N.T. (609-001) 64

Cuarta Unidad: Nuevo Testamento: Relectura de la historia a la luz de la Resurrección 64 Desde la venida de Jesús hasta el final del siglo I (001-100) 64

IV. Un breve comentario de las cuatro unidades del esquema: alcances y preguntas 65

Primera Unidad: El origen del pueblo de Dios y su organización 65 Desde Abrán y Sara hasta David (1800-1000) 65

a) Alcance 65 b) Preguntas 65

Segunda Unidad: Reyes y profetas: conflicto entre poder y carisma 65 Desde David hasta la víspera del exilio (1000-609) 65

a) Alcance 65 b) Preguntas para hoy 66

Tercera Unidad:Destrucción, cautiverio, revisión, reconstrucción 66 Desde la víspera del exilio hasta el límite de N.T. (609-001) 66

a) Alcance 66 b) Preguntas 67

Cuarta Unidad: Nuevo Testamento: Relectura de la historia a la luz de la Resurrección 67 Desde la venida de Jesús hasta el final del siglo I (001-100) 67

a) Alcance 67 b) Preguntas 67

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