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Seminario de Metodología de Investigación II Marina Matarrese Maestría en Diseño y Comunicación 1/2015 TP1. Mobiliario Urbano e imagen barrial: Las sillas de uso público en los barrios de Palermo y Monserrat Elizabeth Pacheco Zapata 74096 …………………………

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Seminario de Metodología de Investigación II

Marina Matarrese

Maestría en Diseño y Comunicación

1/2015

TP1. Mobiliario Urbano e imagen barrial: Las sillas de uso público en los barrios de Palermo y Monserrat

Elizabeth Pacheco Zapata

74096 [email protected]

…………………………

1 Introducción

1.1 Tema

“Mobiliario urbano e imagen barrial". Sillas de uso público en Palermo y Monserrat.

1.2 Líneas Temáticas

Diseño y producción de objetos, espacios e imágenes

1.3 Pregunta Guía

¿Es posible reconocer factores característicos en las sillas urbanas y asociarlos con la

construcción de la imagen barrial de los sectores de pertenencia?

1.4 Objetivos

1.4.1 Objetivo General

Identificar los factores característicos de las sillas ubicadas en los espacios públicos de

Palermo y Monserrat y su correlación en la construcción de una imagen barrial.

1.4.2 Objetivos Específicos

Identificar los factores característicos referentes a la forma y función de las sillas de

uso público instaladas en las avenidas Intendente Bullrich y De Mayo, entre los años

2008 y 2014.

Estudiar el rol que cumple la silla de uso público en el proceso de significación y

apropiación del espacio público de Palermo y Monserrat a partir del análisis de la

forma y uso de estos elementos.

Conocer de qué manera los diseñadores incorporan características de la imagen

barrial, desde la conceptualización de sus diseños.

1.5 Hipótesis de Trabajo

Las sillas ubicadas en las avenidas Intendente Bullrich y De Mayo, en el periodo 2008 –

2014 poseen características de forma y función asociadas con la imagen de cada uno de

los barrios de pertenencia.

INTRODUCCIÓN

CAPÍTULO I. PAISAJE URBANO: CIUDAD, ESPACIO PÚBLICO Y CIUDADANOS

1.1 El paisaje urbano

1.2 Espacio público

1.2.1 Características

1.2.2 Antecedentes porteños: Espacio público en Palermo y Monserrat

1.3 Ciudades y ciudadanos

1.4 Transformación de los espacios o gentrificación

1.5 El barrio: Espacio de diferenciación

CAPÍTULO II. EL BARRIO: TERRITORIO IMAGINADO

2.1 Imagen e imaginarios

2.2 Imagen barrial porteña: Dos casos emblemáticos

2.2.1 Palermo

2.2.2 Monserrat

2.3 Imagen e imaginarios en espacios y objetos de uso público.

CAPÍTULO III. LO LOCAL: MOBILIARIO URBANO, SILLAS DE USO PÚBLICO

3.1 Mobiliario urbano

3.1.1 Características y clasificación

3.1.2 Uso del mobiliario urbano

3.1.3 Sillas de uso público

3.2 Buenos Aires y mobiliario urbano

3.2.1 Plan de restauración del mobiliario público (urbano)

3.2.2 Diseño Industrial y mobiliario

3.2.3 Principales exponentes

CAPÍTULO IV. MOBILIARIO PÚBLICO EN DOS BARRIOS PORTEÑOS

4.1 Metodología de investigación

4.2 Análisis de contenidos

4.2.1 Sillas de Palermo

4.2.2 Sillas de Monserrat

4.3 Percepción y apropiación del mobiliario público

CONCLUSIONES

LISTA DE REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

BIBLIOGRAFÍA

INTRODUCCIÓN

Buenos Aires es una ciudad inspiradora de diseño; “Gracias a la colaboración entre las

esferas privada y pública, la ciudad de Buenos Aires ha sabido explotar la energía y la

innovación del ámbito del diseño para desarrollar iniciativas a nivel local, regional e

internacional” (United Nations Educational, Scientific and Cultural Organization, 2005),

reconocimiento originado por ser Argentina uno de los países donde el diseño industrial

se instauró como profesión y se promovió su desarrollo. Luego de la crisis del 2001,

gracias a un impulso generado en la industria del diseño, la ciudad comenzó a presentar

cambios en el espacio público. En el año 2005 se realizó un concurso nacional para el

diseño de todos los elementos de mobiliario urbano y equipamiento de la ciudad de

Buenos Aires. A partir de ese año, se implementó de forma gradual la mejora o

renovación del mobiliario, instalando un total de 25.974 elementos urbanos dentro de los

que se cuentan 900 bancos y asientos. Las premisas de diseño para este proyecto fueron

inclusión, cultura y valores (Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, s.f.).

Así mismo, se da por supuesto que si un diseño cumple a cabalidad las anteriores

premisas se enmarca dentro de lo que se establece como imagen de ciudad, originada en

los hábitos, costumbres y prácticas cotidianas, bases para la construcción de la imagen

de un lugar. En relación con lo enunciado, el Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos

Aires expone que, ser porteño y definirse como tal,

Implica no sólo una pertenencia geográfica, sino -lo que es aún más importante- una pertenencia simbólica, manifestada en los saberes y usos de la ciudad, vinculados a la memoria nostálgica individual y colectiva. Vemos emerger la porteñidad en aquellos simbolismos indiscutidos y aparentemente indiscutibles asociados a una manera de vivir la ciudad (con la noche, el café, los amigos, la nostalgia, los ídolos, las transgresiones a la ley y su tolerancia) que no admite otras lecturas más que aquellas que refuerzan este estereotipo. La idealización de aquello que fuimos encarna nuestro deseo de lo que queremos ser (Historias de Buenos Aires, 1993, pág. 3).

Aun así, no se puede entender la porteñidad como un concepto generalizado, existen

marcadas diferencias entre los imaginarios presentes entre un barrio y otro, como se

ilustra según el concepto de barrio que define Pierre George:

Como centro vital de la experiencia urbana… La unidad básica de la vida urbana es el barrio. Se trata a menudo de una antigua unidad de carácter religioso, de una parroquia que todavía subsiste, o de un conjunto funcional… Siempre que el habitante desea situarse en la ciudad, se refiere a su barrio. Si pasa a otro barrio, tiene la sensación de rebasar un límite… Sobre la base del barrio se desarrolla la vida pública y se articula la representación de lo popular. Por último -y no es de hecho menos importante-, el barrio posee un nombre, que le confiere personalidad dentro de la ciudad (Como se cita en Gravano, 2003, pág. 15).

No obstante estas personalidades se van transformando, en los últimos años debido a

procesos económicos, políticos y culturales, los barrios de Buenos Aires han cambiado su

fisonomía, población y actividades, procesos que, según González Bracco (2013), han

producido la desaparición de ciertos imaginarios y el surgimiento de otros nuevos,

provocando el pronunciamiento de asociaciones barriales patrimonialistas y vecinos

preocupados por la inminente pérdida de identidad de los barrios afectados.

Es en este contexto de barrio cotidianizado, gentrificado e imaginado donde se encuentra

el mobiliario urbano, como parte del conjunto de elementos que identifican la ciudad y

permiten conocerla y recordarla, estableciéndose como una pieza integral de la imagen

local. Como eje principal, la presente investigación analiza las sillas urbanas ubicadas en

las avenidas Intendente Bullrich y De Mayo en el periodo comprendido entre los años

2008 y 2014, en este estudio se pretende identificar los factores característicos de las

sillas ubicadas en los espacios públicos de Palermo y Monserrat y su correlación en la

construcción de una imagen barrial. Del mismo modo, se plantean tres objetivos

específicos con los que se propone demostrar la hipótesis planteada, el primero hace

referencia a las características inherentes de las sillas en mención, el segundo se

relaciona con el proceso de significación y apropiación del espacio y el tercero refiere

específicamente al diseño industrial.

En el desarrollo del trabajo se realiza un recorrido teórico para sentar las bases de la

investigación. Se divide en cuatro capítulos basados en conceptos derivados de las

teorías del diseño y las ciencias sociales. Es así como en el primer capítulo se trata el

concepto general del contexto donde se instalan las sillas objeto de estudio, refiriendo al

paisaje urbano como gran contenedor del el espacio público presente en la ciudad, y

luego, el barrio trabajado como micro contexto. Continuando con la temática en el

segundo capítulo se desarrolla el barrio como territorio imaginado, en esta sección se

aborda la imagen y los imaginarios desde las teorías sociales y su relación con el diseño,

exponiendo los criterios dentro de los que se enmarca el imaginario porteño,

puntualizando en los barrios Palermo y Monserrat. Para el tercer capítulo se aborda el

objeto caso de estudio: El mobiliario urbano y las sillas de uso público, se indaga sobre

las características generales de este elemento y se relaciona directamente con el

contexto. Por último, en el capítulo final se desarrolla el planteo metodológico que

enmarca tres instrumentos de recolección y análisis de datos, por medio de los cuales se

busca lograr la comprobación de la hipótesis planteada.

En conclusión, se plantea como independiente a la transformación de los imaginarios

sucedida a la gentrificación de los barrios cada uno de los elementos estudiados se

corresponde con los imaginarios del barrio de pertenencia, sea por motivos inherentes al

objeto como por las intervenciones realizadas sobre los mismos.

CAPÍTULO I. PAISAJE URBANO: CIUDAD, ESPACIO PÚBLICO Y CIUDADANOS

Existen diferentes puntos de vista sobre el paisaje urbano; a través de la historia se ha

tratado desde un enfoque estético, artístico, y social, entre otros. Es de interés para el

presente estudio conocer el punto de vista, arquitectónico y del diseño, al igual que el de

las ciencias sociales, así mismo introducir al lector en los conceptos de espacio público,

ciudad y barrio, en la búsqueda de lograr una mirada general sobre el contexto en el que

se desarrolla el análisis. Llegar a interpretar los acontecimientos precedentes y de esta

manera, entender cómo afectan los cambios suscitados en cada uno de los barrios

analizados el proceso de significación que ocurre dentro de los mismos.

1.1 El paisaje urbano

En el siglo XX, durante el Congreso de Londres (1910) se emplea el término urbanismo

para nombrar una disciplina que relaciona conceptos como vialidad: redes de transporte,

redes de servicios, arbolado, entre otros, y habitabilidad: vivienda familiar, comercio,

barrio, plazas, lugares de juego y de paseo, entre otros, como principios básicos para

formar la ciudad. Para 1964 el arquitecto y diseñador urbano Gordon Cullen, en su libro

Townscape, se refería al concepto de paisaje urbano sentando las bases de la

planificación urbana en base a conceptos estéticos.

En El Paisaje Urbano, Gordon Cullen, precisa la facultad que tenemos de formarnos una idea del espacio urbano en conjunto, en el sentido de la simultaneidad de percibir lo que el presente ofrece, activando recuerdos y emociones, esta reacción provocada por el ambiente puede tener lugar, de acuerdo a Cullen, por tres caminos distintos: la óptica, el lugar y el contenido. (Lugo, s.f., p.10)

El concepto desarrollado por Cullen relaciona el urbanismo con la construcción de

imaginarios, el autor describe como al recorrer la ciudad, los escenarios se revelan al

transeúnte, mientras que con referencia al lugar, menciona la relación del ser humano con

el entorno planteando que las ciudades deben ser planeadas tanto para el peatón, como

para quienes se desplazan por sus vías. Respecto al contenido relaciona la construcción

de la urbe con el color, estilo, personalidad y unicidad, así como la mezcla de estilos

arquitectónicos presentes en la forma en que se transforma a través del tiempo, también

hace especial mención de las plazas, plazoletas y puntos centrales de la localidad.

De modo similar, Sánchez de Madariaga, I. (1999) aludiendo a las teorías de la

percepción considera como “El paisaje es el que se percibe, independientemente de la

belleza del entorno; es simplemente la percepción retenible y apropiable que el

observador puede tener de la imagen de una ciudad.” (Como se cita en Jornet Jovés,

Lluís, 2007, p.71). En otras palabras, el paisaje se considera como un componente más

de la imagen de la ciudad.

Por otra parte en su investigación Jornet Jovés (2007), expone como en la actualidad no

se percibe el paisaje de forma uniforme puesto que en las ciudades modernas no existe

un único paisaje, en estas se presentan tipologías fragmentadas con paisajes urbanos

distintos según la zona que se transite. Es así como aparecen los nombres de centro

histórico, barrio portuario, distrito de diseño, y todos ellos componen diferentes paisajes

derivados de la evolución histórica, económica y arquitectónica del lugar.

Existen fenómenos en los que se observa el paisaje como una convención con

significados variables según la cultura, es algo que se elabora a partir de lo que se

observa al contemplar un espacio, por tanto es subjetivo, no es lo que existe (Maderuelo,

2010, p.574). Esa lectura que el ciudadano hace del paisaje urbano está condicionada por

elementos culturales y sociales, donde según el autor, influye también el estado de ánimo

y las circunstancias en que el sitio es conocido, refiriéndose a las diferencias entre la

manera en la cual un habitante y un turista experimentan la ciudad, dichas situaciones

ayudan a comprobar el planteamiento de que la ciudad admite diferentes lecturas;

propone como ejemplo una plaza o lugar donde en el caso de un visitante que la recorre,

interesado en disfrutar del espacio, no tiene la misma relevancia que para los ciudadanos

que pasan por ellos a diario.

Por su parte Emil Taboada y Roberto Napoli, en su libro El Diseño Industrial (1977)

exponen que los objetos creados por el hombre, poseen características perceptuales que

sobrepasan la función primaria para la cual fueron concebidos, y responden a la

necesidad de expresión y comunicación del ser humano para con sus semejantes. Para

hacer efectivo este proceso el diseñador incluye, consciente o inconscientemente, signos

en sus creaciones que facilitarán la comprensión de la funcionalidad práctica y estética de

los objetos (68). Es así como el ciudadano, a manera de espectador, al dirigir su mirada

sobre un objeto lee de manera inmediata su forma exterior y los atributos de forma, color y

textura, quizás mucho antes que su finalidad funcional, asignándole un sentido al mismo.

La teoría soporta lo anteriormente expuesto con referencia a la lectura de la ciudad y será

retomada más adelante en el análisis del estudio que se abordará.

Por otro lado el antropólogo Marc Auge, en su teoría de los no lugares hace referencia a

los espacios y los territorios. “El lugar, tal como se lo define aquí, no es en absoluto el

lugar que Certau opone al espacio como la figura geométrica al movimiento…o el estado

al recorrido: es el lugar del sentido inscripto y simbolizado, el lugar antropológico”, acá se

expone como los lugares se transforman en espacios por medio de la vivencia y la

práctica y como al interior del mismo se pueden realizar diferentes lecturas, entendidas

como recorridos, generando una clara diferencia entre los espacios simbolizados o

apropiados y los no simbolizados o no lugares.

En relación al tema objeto de estudio es conocido el esfuerzo de las ciudades por

mantener una uniformidad en cuanto al diseño de mobiliario urbano, admitiendo la

instalación e implementación de modelos iguales para diferentes zonas, en capítulos

posteriores se indaga sobre la relación entre este y la imagen dl barrio.

En resume, el paisaje urbano representa la imagen de ciudad que se modifica de manera

constante a través de la historia y en paralelo con el desarrollo de la misma; hoy es

concebido como algo más que el espacio verde, la calle, las plazas, parques y el

mobiliario público; abarca también el uso del espacio público, el ambiente urbano

entendido como seguridad, la transmisión de significados, la utilización del patrimonio y

las experiencias que ocupan un espacio en la memoria, y permite un lugar para el

desarrollo ciudadano. (Borja, 2003, p.21). La transformación del paisaje urbano cualifica la

ciudad, a continuación se tratarán los conceptos de ciudad y espacio público con el fin de

ir contextualizando la investigación.

1.2 Espacio Público

El espacio público corresponde a zonas del paisaje urbano generadoras de encuentros

entre ciudadanos, bajo este nombre se encuentran agrupadas calles, plazas, parques y

los lugares de encuentro y con un uso común para los habitantes. Concibiendo el

escenario idóneo para la instalación de los elementos correspondientes al mobiliario

urbano, los cuales actúan como facilitadores en el desarrollo de las relaciones

interpersonales, sociales y culturales. El diseño de los mismos debe contemplar

soluciones tanto para las necesidades individuales como para las inherentes a la

comunidad en general. Como lo expresa Utrilla Cobos (s.f.) “El valor del espacio público

se expresa en la utilidad que presta y en su capacidad de dar respuesta a las demandas

que en él se generan, haciendo posible que adquiera un valor significativo para sus

usuarios” (p.6).

Por su parte Kevyn Lynch (1977) considera el espacio urbano como generador de

imágenes y percepciones vinculando de manera directa el sentido de pertenencia con el

sentido de lugar generado en sus habitantes.

Borja, Jordi (2000) expone como la regeneración de espacios públicos se da por

proyectos de tipo recuperación de centros históricos, reconversión de vías urbanas,

mejora de espacios existentes … esta última es la que mayor relación tiene con el tema

puesto que se realiza mediante la implantación de nuevo mobiliario, iluminación,

equipamiento y recuperación de andenes y espacios para tránsito de los ciudadanos. “El

hecho que el espacio público sea el elemento determinante de la forma de la ciudad ya es

razón suficiente para atribuirle el rol ordenador del urbanismo y en primer lugar de la

trama urbana.”(p.54).

CAPÍTULO III. LO LOCAL: MOBILIARIO URBANO

3.1 Mobiliario urbano

El mobiliario público, equipamiento o mobiliario urbano, se convierte en el objeto más

específico dentro del complejo sistema de relaciones entre el ciudadano y la ciudad,

refiriéndose al conjunto de piezas que dotan determinado espacio. Como parte del

conjunto de elementos urbanos, identifica la ciudad y nos permite conocerla y recordarla,

llegando a establecerse como una parte integral de la imagen local. Desde el diseño, el

mobiliario debe reconocer y adecuarse a los espacios, imaginarios y usos previstos.

Según el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (s.f.), al renovar el mobiliario se busca

cambiar la cara de la ciudad rejuveneciendo la fisionomía de la ciudad, sus calles y

avenidas, con la finalidad de mejorar la vida de los usuarios vernáculos y foráneos.

Michel Carmona (1985) plantea de manera intuitiva que el “mobiliario urbano es todo

aquello que amuebla la calle, todo lo que, en el interior de una ciudad o de una

aglomeración, se encuentra erigido en el borde de las vías, sobre las aceras, o sobre la

misma vía pública” (p. 5). No obstante otros autores opinan que el mobiliario, lejos de

adornar la ciudad, debe responder a unas necesidades urbanas elementales (Quintana,

1996, p. 6), es decir debe cumplir una o más funciones sociales y de servicio al

ciudadano, con la transformación y el crecimiento acelerado de las ciudades no tiene

sentido ocupar el espacio si no se cumple una serie de funciones, ”Todos los objetos o

equipamientos de pequeña escala, instalados en el espacio público que permiten un uso,

prestación de un servicio o que apoyan una actividad vinculada” ( Como se cita en Giraldo

Molina, M.C., 2012, p.22). Dentro de este contexto Quintana (1996) propone el término de

elementos urbanos vinculando los objetos que prestan alguna función al ciudadano con el

término paisaje urbano analizado en el primer capítulo de esta investigación, así mismo

estos elementos deben ser comprensibles para el ciudadano.

Desde el punto de vista conceptual, el concepto elementos urbanos refiere a estructuras

que pueden instalarse o desinstalarse en las calles con cierta facilidad, generando así una

idea aproximada de su tamaño, resistencia y durabilidad, e infiriendo en que deben

presentar una solidez constructiva por el hecho de estar instalados en la calle.

Resulta importante aclarar que esta investigación se centra en el papel que cumple las

sillas urbanas instaladas en el espacio público de los barrios Palermo y Monserrat,

podemos decir que la articulación de estos elementos con el entorno facilita la

configuración del espacio en relación al simbolismo presente en la imagen de los barrios

en cuestión, facilitando así su apropiación. Con el fin de aclarar la diferenciación entre

dichos elementos, se realiza a continuación una descripción de los elementos urbanos

básicos.

3.1.1 Características y clasificación

Al hablar de mobiliario urbano se tiende a pensar en elementos encontrados comúnmente

en los espacios transitados día a día como son sillas, tachos, luminarias, bolardos, entre

otros, no obstante existe un sinfín de elementos sometidos a transformaciones constantes

cuya evolución se percibe en los nuevos espacios. El concepto mismo de mobiliario

urbano actúa como indicador que las estructuras van emplazadas en el entorno público y

deben ser de fácil instalación. Mediante un reconocimiento del espacio es posible definir

con anticipación aspectos cómo cual será el tamaño máximo, la resistencia y durabilidad.

Según Carmona (1985), las características que debe poseer todo elemento de mobiliario

urbano vendrían resumidas por los conceptos de funcionalidad e idoneidad de instalación,

solidez y duración, facilidad de reparación y mantenimiento, y estética. La forma de

clasificación puede ser medida en relación a la funcionalidad, apareciendo términos como

andén, bolardo, lámpara, cabina telefónica, macetero, banca o silla, mesa, entre otros.

Algunos autores proponen una clasificación articulada según las tipologías de elementos;

la propuesta por Serra (1996) es la que mejor se ajusta con el objeto de estudio del

presente trabajo al separarlos de la siguiente manera:

Elementos de cierre, de limitación, de control de estacionamiento y de circulación: Paso

vehicular y de peatones, barreras fijas, desmontables, articuladas y/o mecanizadas, vallas

fijas o desmontables, barandillas, controladores de autorización horaria, entre otros.

Elementos de reposo: Bancos, banquillos, butacas, sillas, tumbonas, taburetes, apoyos

y reposeras.

Elementos de iluminación: Apliques, barreras, proyectores, farolas de pared, farolas de

pie, columnas, báculos.

Elementos de jardinería y de agua: Rejas lineales de desagüe y sumideros, alcorques,

protectores de árboles, límites para espacios verdes, jardineras y macetas, fuentes

ornamentales, fuentes de agua potable.

Elementos de comunicación: Astas de banderas, semáforos, señalización, hitos de

información, placas de calles, placas de monumentos, soportes de publicidad e

información municipal y cultural.

Elementos de servicio: Tapas de registro, pilotes de ventilación, armarios de servicios,

cabinas de teléfono, sanitarios públicos, marquesinas de transporte público, aparcamiento

de bicicletas, juegos, parquímetros, buzones.

Elementos comerciales: Quioscos de prensa y flores, quioscos comidas, cabinas de

información y/o de venta de entradas y billetes.

Elementos de limpieza: Papeleras, ceniceros, contenedores móviles, contenedores de

reciclaje, distribuidores de sacos para excrementos de animales, rejas protectoras.

En la descripción anterior se puede apreciar que las categorías están basadas en la

clasificación de objetos dentro de una función concreta, las agrupaciones planteadas

permiten acomodar diferentes sistemas donde se integran elementos urbanos para

facilitar una correcta adecuación del espacio público, estimulando la incorporación de

elementos con un alto contenido de innovación y diseño.

Acorde a lo enunciado en Giraldo Molina, M.C, 2012. Se puede decir que los objetos

listados no tienen la misma importancia, sus funciones les otorgan diferenciación en

cuanto al grado de uso y valor el cual es reconocido por los ciudadanos. De esta manera,

el objeto de estudio se enmarca dentro de la categoría elementos de reposo, el estudio de

la misma permitirá avanzar en cuestiones de diseño facilitando la optimización de los

elementos existentes o la creación de nuevos elementos como respuesta a las

necesidades puntuales de los pobladores.

3.1.2 Uso del mobiliario urbano

Las sillas, dentro del mobiliario público, son elementos de reposo proyectados para

cumplir con la función de servir de asiento a los ciudadanos que circulan alrededor del

sitio donde éste se ubica. Gehl (2004), analiza la calidad del espacio público proponiendo

la abundancia y calidad de las oportunidades para tomar asiento como uno de los

parámetros para medirla, haciendo énfasis en lo que significa un buen sitio para sentarse,

mencionando que una zona urbana que funciona correctamente es la que ofrece muchas

oportunidades para descansar y tomar asiento. También expone cómo las estancias de

larga duración en los espacios se determinan por la oportunidad para sentarse; cuando

las oportunidades se tornan escasas la gente pasa de largo, la estancia en la zona se

hace breve y las actividades complementarias quedan excluidas. Según los postulados

propuestos, un espacio en donde se observen actividades complementarias tales como

comer, leer, dormitar, jugar, tomar el sol, mirar la gente, charlar, entre otras, será un

espacio aceptado por los usuarios (p. 169).

3.2 Buenos Aires y mobiliario urbano

3.2.1 Diseño industrial y mobiliario

A finales de los treinta se produce en Buenos Aires el lanzamiento de la silla BKF que, a

juicio de Blanco (2011), marcaría el “nacimiento del diseño en la Argentina” convirtiéndose

en el ícono del diseño moderno. Para los creadores de ésta -los arquitectos Antonio

Bonet, Juan Kurchan y Jorge Ferrari Hardoy- fue concebida como una superficie amplia

de apoyo pensada para que al sentarse, la relación entre un material desestructurado y el

peso del cuerpo permitieran adoptar posturas variadas hasta experimentar la sensación

de estar en una hamaca impulsando al usuario a hundirse en el asiento y recostarse

cómodamente.

Llamada inicialmente Austral, como el nombre del colectivo de sus creadores, fue

presentada en la exposición de la Dirección de Cultura en 1941 bajo el nombre Austral

luego BKF, tomado de las iniciales de los diseñadores; obteniento el primer puesto en el

Salón de Artistas y Decoradores. Posteriormente, fue exportada a los Estados Unidos

adquiriendo el nombre de silla Butterfly debido al trazado de la silla visto en planta, que

remite a una mariposa por la analogía de las alas de la misma. Este fue el nombre

mediante el cual, en los años 50, fue fabricada de manera ilegal convirtiéndose en el

diseño más copiado a nivel mundial. “…en 1958 el Departamento de Diseño de la

Universidad de Illinois lo incluye entre los cien mejores diseños del mundo y forma parte

de la colección de diseño del Museo de Arte Moderno de Nueva York” (Gay et al., 2007,

p.196).

Ilustración 1. Sillón BKF. Fuente: Diseño Industrial Argentino (p. 13), por R. Blanco,

2011, Buenos Aires: Ediciones Franz Viegener.

La materialización mediante varilla de construcción y cuero es el resultante de los

imaginarios de la época, marcados por una búsqueda estética y la utilización de

materiales y técnicas existentes. En relación a esa dimensión estética, el diseño en

Argentina ha sido ampliamente influenciado por las corrientes internacionales. Blanco

(2011) expone con respecto al mobiliario, cómo se impuso primero la modernidad seguida

por la línea escandinava, luego la italiana y actualmente la búsqueda de lo autóctono.

Esta última línea considera al diseño industrial como una disciplina enmarcada en el

proyecto cultural, pasando desde una estética funcional de la modernidad hacia otra

simbólica referida a una comunicación íntima con el usuario (p. 8).

Respecto a la historia del mobiliario en Argentina, Blanco (2011) expone su punto de vista

de la siguiente manera:

El mobiliario es en la Argentina uno de los espacios [negrita en el original] del diseño que ya tiene su pequeña historia. Comenzando por las grandes mueblerías como Maple, sucursal de la homónima inglesa, o Nordiska, que fue una exiliada rusa, hasta Comte, donde se hicieron diseños propios de autores conocidos. Luego fueron los arquitectos, que no se contentaron con solo diseñar, sino que tuvieron que ser productores y comercializadores de sus propuestas, Six, Harpa, Buró, Stilka, Churba y varias boutiques. Entonces la industria entendió el criterio y comenzó a usar diseñadores… Los equipos apuestan a los autores, los productos son consecuencia de éstos, más que una marca se busca un ‘griffe’ y el diseño de autor es una evidencia (p.10).

3.2.2 Principales exponentes

En el diseño de mobiliario, Buenos Aires cuenta con el reconocimiento de una larga

trayectoria e importantes aportes a la profesión. A continuación enumeramos algunas de

las empresas, arquitectos y diseñadores destacados en el medio:

Estudio CH: El artista plástico Alberto Churba abre en 1960 el estudio para comercializar

sus diseños, el artista es reconocido no solo por sus diseños, sino por su naturaleza

emprendedora que lo lleva a viajar por países como Japón, Dinamarca y Finlandia de

donde trae varios referentes al país. El sillón Cinta, una de sus creaciones, se encuentra

entre las colecciones del MoMA de New York y el V&A Museum de Londres (Blanco,

2011).

Stilka: Empresa dedicada a la producción de muebles y equipamiento fundada en 1960

por los arquitectos Reinando Leiro y Celina Castro quien fue pionera en la implementación

del diseño Prêt-à-porter o elementos listos para ser entregados, creadora del laminado

plástico y de las primeras en experimentar con el multilaminado moldeado (Blanco, 2011).

Ricardo Blanco: Director de la Especialización en Diseño de Mobiliario de la Universidad

de Buenos Aires (UBA). Desde 1963 comenzó su labor como especialista en sillas, ha

creado más de 250 productos entre sillas y sillones. Docente hace 40 años, “Sus

conferencias y escritos brindan importantes aportes para la definición del rol del diseño y

del diseñador en el mundo actual” (Gay et al., 2007, p.199). Internacionalmente se

proyecta como uno de los principales referentes del diseño argentino gracias a su labor en

la docencia y el ámbito cultural.

Diana Cabeza: Su trabajo cuenta con varios reconocimientos nacionales e

internacionales entre los que se encuentra el del Ministerio de Industria de la Nación con

el premio al Buen Diseño 2012 en cuatro de sus líneas de productos y el premio obtenido

en el Concurso Nacional para el diseño de todos los elementos del Mobiliario Urbano y

Equipamiento de la Ciudad de Buenos Aires en el 2005. Comienza su actividad como

diseñadora de equipamiento y mobiliario urbano en 1988, se especializó en el diseño de

mobiliario para la vida en comunidad, su intención es proyectar muebles coherentes con

el hombre, en cuerpo, actitudes y simbolismos; utilizando materiales naturales para

plasmar en los objetos la identidad e historias del lugar (Gay et al., 2007, p.201).

Cabeza presenta un diseño que trasciende nacionalidades, sus creaciones se encuentran

en espacios públicos de Argentina, Norte América, Europa, Oriente y Oceanía.

Capítulo IV: MOBILIARIO PÚBLICO EN DOS BARRIOS PORTEÑOS

4.1 Metodología de investigación

Con la inclusión como Ciudad de Diseño por parte de la UNESCO en el 2005 y el

desarrollo de la industria del diseño, luego de la crisis del 2001 la ciudad comenzó a

presentar cambios en el espacio público como lo expresa en su página el Gobierno de la

Ciudad: "Renovar el mobiliario urbano es saber que el futuro pasa por acá... Es enaltecer

la fisonomía de la ciudad, de sus calles y avenidas pero, fundamentalmente, es mejorar la

vida de los porteños, de quienes trabajan aquí y de quienes nos visitan". En el año 2005

se realizó un concurso nacional para el diseño de todos los elementos de mobiliario

urbano y equipamiento de la ciudad de Buenos Aires. A partir de ese año, se implementan

de forma gradual la mejora o renovación del mobiliario, instalando un total de 25.974

elementos urbanos dentro de los que se cuentan 900 bancos y asientos. El diseño de este

mobiliario se realizó bajo las premisas de inclusión, cultura y valores.

Esta investigación analiza el nuevo mobiliario urbano de los barrios Palermo y Monserrat,

destacados por su tradición histórica, turística y cultural. Si bien ambos resultan

principales atractivos turísticos, representan imaginarios disímiles: El primero tiene una

marcada influencia del diseño debido a su formación y proceso de transformación a través

del tiempo y el segundo una mirada tradicionalista sobre sí mismo y de importancia

histórica, al ser Monserrat el primer barrio de Buenos Aires. A continuación se observa el

mobiliario emplazado durante el espacio temporal del estudio en los dos sectores

elegidos.

Tabla 1. Sillas emplazadas en el periodo 2005-2014 en dos barrios porteños. Elaboración

propia

La metodología presenta un enfoque cualitativo adecuado para el análisis individual de

dos casos de estudio, se propone un modelo de carácter exploratorio, descriptivo e

interpretativo de los datos recolectados a partir de la validación de tres técnicas

metodológicas, orientadas al análisis de contenidos, observación participante como

espectador y entrevistas en profundidad.

Población: El estudio se fundamentará en las sillas como parte del mobiliario urbano de

la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, capital de la República Argentina.

Como se menciona anteriormente, dentro del mobiliario urbano las sillas son elementos

que gozan de una alta visibilidad y son los principales actores dentro de la interacción

diaria con las personas. Haciendo referencia a lo anterior se selecciona para el análisis

las sillas presentes en espacios abiertos al público general que han sufrido

transformaciones importantes dentro del periodo en estudio (2008-2014) como lo es en la

Avenida Intendente Bullrich en Palermo, y Avenida De Mayo en Monserrat.

4.3 Percepción y apropiación del mobiliario urbano.

Para analizar el uso de las sillas, se recurre también a la teoría del Lector Modelo de

Umberto Eco (1993), quien propone el texto como un elemento que necesita de alguien

para poder funcionar; con el fin de acercar la teoría al diseño industrial se interpretará

como objeto. Así entonces el autor menciona que “está plagado de espacios en blanco,

de intersticios que hay que rellenar; quien lo emitió preveía que se los rellenaría y los dejó

en blanco por dos razones” (pág 76). La primera razón hace referencia al sentido que se

le dará a la propuesta y la segunda remite al hecho de dejar un margen interpretativo. Un

proyecto se produce para que alguien lo lea, lo actualice y lo interprete, aún si se

desconoce quién será el usuario final.

En las sillas objeto de este análisis, los creadores proponen desde su concepción que el

lector pueda adoptar varias posturas, así se deja abierta la posibilidad para que el usuario

disponga la posición más adecuada. Para que esta relación se lleve a cabo ambas partes

deben pertenecer a un mismo “universo de sentido”, otorgado por aspectos históricos,

sociológicos y culturales que hacen parte de los condicionantes de la lectura, puesto que

para un usuario o segundo actor, el hecho de no gozar del conocimiento del contexto será

impedimento para realizar la interpretación (p. 77).

Las teorías de Gehl (2004) y Eco (1993) se correlacionan dado que ambas se enfocan al

usuario para el análisis del objeto.