Teo. Del Tiempo y del Esp. Celebrativo II Carlos López Horta

TEMPLO DE SANTA ROSA DE VITERBO

Caminar por las hermosas calles del Centro Histórico de la ciudad de Querétaro resulta siempre ser un paseo a través de la historia viva, como si el ayer y el hoy se encontraran sin perder cada cual su identidad y esencia. Se pueden encontrar varios hermosos detalles y conjuntos de obras artísticas de ayer y hoy, como lo son las fuentes que durante mucho tiempo abastecieron del líquido vital a los habitantes de la zona, casas monumentales que dejan entrever el paso de mentes brillantes por tan ilustre ciudad, obras en general que dan cuenta de la sensibilidad y maestría de artistas y artesanos.

En esta ciudad podemos encontrar templos de una amplia gama de estilos y acabados, pero se yerguen con imponente majestuosidad templos que dan cuenta de lo que fue el esplendor del barroco mexicano, por lo que visitar la ciudad de Querétaro e ignorar sus hermosos templos se traduce en una grave omisión.

Existe un templo en particular que llama la atención de locales y visitantes; se trata del templo dedicado a Santa Rosa de Viterbo ubicado en Arteaga, esquina con Ezequiel Montes, a una cuadra de av. Zaragoza. Es un templo que de manera objetiva ha merecido el calificativo de “Joya del Barroco”.

El motivo de la elección de este templo para el presente trabajo resulta un poco complicado de delimitar. Pasear por la plazuela que se encuentra ubicada justo enfrente, desde donde se puede apreciar la hermosa fachada bien podría ser un motivo suficiente, pero no se puede ignorar el hecho de que al entrar en la nave de este recinto sacro, la experiencia se torna única. Pareciera como si el tiempo por un instante se detuviera, como si todo el arte contenido en su interior fuese el culmen de lo que la fachada anuncia, como si el lugar y sus espacios tiñeran de realidad palpable la necesidad de la interiorización y el contacto con lo divino. Por esto, y a la vez una mezcla de todo (si se me permite tal expresión), se pretende exponer esta “Joya del Barroco” bajo la visión de la Teología del Tiempo y del Espacio Celebrativo.

Un poco de historia1

El lugar en el que se encuentra ubicado perteneció a los señores Don Juan Alonso y Doña Antonia de Herrera, padres de Francisca de los Ángeles, Gertrudis de Jesús María y Clara de la Asunción, quienes fueron fundadoras del convento bajo el hábito franciscano de la tercera orden, para quienes posteriormente fue construido tan majestuoso templo, pero su primer capilla fue construida con la ayuda de Juan Caballero y Ocio. Para 1727 las instalaciones fueron reconocidas como el Real Colegio de Santa Rosa de Viterbo.

El proyecto del templo que hoy conocemos se debe al Arquitecto Ignacio Mariano de las Casas. Se comenzó a construir en el año de 1721, pero no fue bendecido sino hasta el año de 1752, año en que fue terminada dicha obra, mismo año en que se notó que los muros laterales estaban

1 Cfr. VON WABERER O´GORMAN Alejandro, Libro Segundo Templos y Capillas, CONACULTA Querétaro, México 2014 pp. 40-43

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sufriendo cierto deterioro provocado por el esfuerzo de la cúpula. La corrección de dicha falla corrió por cuenta del arquitecto Gudiño, quien colocó dos enormes contrafuertes con forma de arco invertido para lograr detener la falla. La construcción de estos contrafuertes han sido objeto incluso de leyenda, pues se afirma que, dada la complejidad y capricho de tal obra, esta no se mantendría en pie, sin embargo, el arquitecto Gudiño se empeñó en ello y, una vez lograda tal hazaña coloca al frente de cada arco invertido una máscara con aspecto burlesco, cuyos principales destinatarios serían aquellos que no creyeron posible tal ejecución.

El templo

En general el estilo del templo en cuanto inmueble no muestra variación con respecto al estilo usado en la época para los templos conventuales, cuya principal característica visible externa son sus dos portones laterales.

Fig. 1 Fotografía de fachada

El interior del templo se puede dividir horizontalmente en tres secciones. Al frente se encuentra ubicado el presbiterio. Ver fig. 2

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Fig. 2 Fotografía del presbiterio

Como se puede observar en la Fig. 2, el presbiterio se encuentra separado del espacio designado para los fieles (que llamaremos parte central) por un comulgatorio, elemento que además de su evidente función dentro del culto, sirve en este caso para marcar los límites entre la parte central y el presbiterio. Se puede apreciar que debido a que se trata de un templo antiguo se cuenta con dos altares. Actualmente solo es empleado para el culto el altar más cercano al comulgatorio, esto debido a las últimas disposiciones posconciliares, pero cabe destacar que el altar (refiriéndonos a ambos en este caso) es el centro del templo, haciéndose patente esto por su ubicación privilegiada tanto horizontal como verticalmente, ya que además de estar ubicado en centro en sentido axial, se encuentra elevado con respecto a la parte central, lo que posibilita al asistente al culto la constante visión de este y del ministro, ya que por la ubicación del altar el ministro permanece siempre de frente al pueblo congregado favoreciendo por completo la comunicación.

Detrás del altar se encuentra ubicado un ciprés, elemento común para la época en que el templo fue construido y que es en sí el lugar destinado para la colocación del santo a quien está dedicado el templo para su veneración; allí se puede apreciar una imagen de Santa Rosa de Viterbo.

La mayor parte de la extensión del templo está conformada por la parte central, espacio en el que se observan dos secciones de bancas contiguas en una disposición que favorece la relación espacio-movimiento dentro de la celebración ritual.

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La parte posterior del templo era utilizada como el lugar propio para las religiosas que asistían al desarrollo de la liturgia Eucarística, zona restringida a los laicos y delimitada con una baranda de hierro forjado. Ver Fig. 3

Fig. 3 Fotografía de la parte posterior del templo

Cabe destacar que en esta fotografía se pueden apreciar el coro y soto coro del templo, espacios propicios para la ejecución del canto litúrgico que permitió la polifonía, haciendo del canto una verdadera experiencia auditiva de este importantísimo elemento dentro de la liturgia.

Como se puede apreciar en el siguiente plano extraído de un proyecto de recimentación del exconvento de Santa Rosa de Viterbo, se trata de un templo en forma de paralelogramo, en específico, se trata de un rectángulo alargado con una cúpula que abarca gran parte del mismo. Ver Fig. 4

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Fig. 4 Plano de recimentación del exconvento Santa Rosa de Viterbo

Si se realiza una comparación entre el anterior plano y la siguiente fotografía del interior del templo, resulta apreciable el hecho de que la cúpula comienza desde el comulgatorio, abarcando gran parte de la nave central. Ver fig. 5

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Fig. 5 Fotografía de la parte central

La hermosa cúpula artísticamente decorada con pinturas en sus cuatro pechinas es prácticamente “tocada” por dos de los seis retablos que se encuentran en el interior del templo. Ver Fig. 6

Fig. 6 Fotografía de la cúpula del templo con sus cuatro pechinas.

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RECORRIDO VISUAL GENERAL POR LOS DETALLES ARTÍSTICOS

Retablo de Santa María de Guadalupe Retablo de San José

Retablo del Calvario Retablo menor

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Órgano Púlpito

Sacristía

CONCLUSIÓN

El templo de Santa Rosa de Viterbo es una de las máximas expresiones del arte barroco del siglo XVIII, lugar que verdaderamente invita a la contemplación de lo trascendente desde cada uno de los detalles que le conforman.

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