templarios y secta moon en el uritorco … · forman un acertijo gigante, un rompecabezas difícil...

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TEMPLARIOS Y SECTA MOON EN EL URITORCO MÁS ACÁ DE LOS OVNIS 36 POR JORGE CAMARASA. ILUSTRACIÓN DE PABLO ESTÉVEZ. Nuevas especies de esotéricos –ligadas al neocatolicismo y a ultraderechas– transforman el paisaje humano de Capilla del Monte y alrededores con sus asentamientos y merodeos en procura del Santo Grial.

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Page 1: TEMPLARIOS Y SECTA MOON EN EL URITORCO … · forman un acertijo gigante, un rompecabezas difícil de armar. Así que conviene ir por partes. ... de ser una organización secreta

TEMPLARIOS Y SECTA MOON EN EL URITORCO

MMÁÁSS AACCÁÁ DDEE LLOOSS OOVVNNIISS

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POR JORGE CAMARASA. ILUSTRACIÓN DE PABLO ESTÉVEZ. Nuevas especies de esotéricos –ligadas al neocatolicismoy a ultraderechas– transforman el paisaje humano de Capilla del Monte y alrededores consus asentamientos y merodeos en procura del Santo Grial.

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Todo cambia: Capilla del Montey el Uritorco ya no son lo queeran. Adiós al encanto de la on-

da new age, los cazadores de platosvoladores, los nuevos y viejos hippiesperfumados de hierbas, la paz de los fogo-nes y la elección del amor libre. De un tiempoa esta parte, las primeras avanzadas de extra-ños ejércitos han comenzado a desembarcaren el pueblo, y el encanto de la leyenda de laciudad intra-terrena de Erks empieza a haceragua.Los nuevos visitantes, a la manera de modernoscruzados, esgrimen la cruz como ariete o mili-tan en sectas que están bajo sospecha. Algunosson neocatólicos y otros ultraderechistas, pero atodos los mueve una oscura convicción mística:el Santo Grial, una de las improbables reliquiasde la cristiandad, estaría oculto en algún lugardel cerro o sus alrededores.Y allí van ellos, redivivos guerreros esotéricos, ala caza del trofeo, modificando lenta pero inexo-rablemente el paisaje bucólico del pueblo. Esque todo cambia y Capilla del Monte y el Uritor-co ya no son lo que fueron.En esta historia se cruzan hombres y mujeresque se reivindican como templarios, otros quese asumen miembros del novelesco Prioratode Sión, célebre tras el boom de El código DaVinci, y otros que militan en sectas apóstatasperseguidas en distintos países. Todos juntosforman un acertijo gigante, un rompecabezasdifícil de armar. Así que conviene ir por partes.

Una de templarios

Los templarios fueron una orden de caballeríafundada en el siglo XI, que defendió el Templode Jerusalén durante las Cruzadas y luego fuedisuelta y perseguida por el papado a princi-pios del 1300.La hipótesis de que sus miembros llegaron aestas tierras antes que los españoles y ocul-taron aquí sus tesoros, entre ellos el Grial, lacopa donde se habría recogido la sangre deCristo, fue expresada por primera vez por Jac-ques de Mahieu, un ex oficial francés de lasnazistas Waffen SS.Fugitivo de la justicia de su país, De Mahieu lle-gó a la Argentina a principios de los años 50,y aquí desarrolló su profesión de antropólogoy sociólogo. Trabajó en las universidades deBuenos Aires y Cuyo, y como profesor invita-do en la de Córdoba, donde enseñó ideas ra-

cistas a las que llama-ba “biopolítica”.

Tras años de investigación, en 1974 De Mahieuempezó a publicar una serie de trabajos dondeproponía la hipótesis de que los primeros en lle-gar a América antes del año 1000 habrían sidolos vikingos. Según él, se habrían asentado enCentroamérica, habrían bajado hasta la actualBolivia y habrían vuelto a Europa a comienzosdel siglo XII. Y en ese regreso los templarios leshabrían arrebatado sus mapas, con los que tam-bién ellos habrían llegado al continente, casi 250años antes que Colón.En América, según De Mahieu, los templarioshabrían explotado minas de plata con las quefinanciaban la construcción de catedrales enEuropa, y en 1314, cuando perdieron el favorpapal, habrían traído hasta aquí los tesoros quedos siglos antes habían rescatado del Templode Jerusalén, el Grial incluido en el paquete.Pasaron más de veinticinco años desde las pu-blicaciones del francés hasta que un grupo lla-mado Fundación Delphos encontró la manerade dar una vuelta de tuerca a sus hipótesis. Suspasos los llevaron a Córdoba, a donde llegaronsiguiendo las huellas de un místico llamadoGuillermo Terrera (ver aparte).¿Qué es Delphos? No está claro ni en supropia página web, donde dice que la funda-ción presidida por Carlos Fluguerto Martí sededica desde mayo de 2001 a “operar conoci-mientos, signos y ritos con el fin de viabilizar eltránsito de nuestro mundo hacia la próximaera”. Según sus miembros, el objetivo del gru-po es “estudiar, profundizar, desarrollar, di-fundir y actuar el Pensamiento Tradicional”.Un camino arduo, que empezó en 1977 enla Patagonia.En un principio, el grupo inició sus exploracio-nes en el golfo de San Matías, en la costa rio-negrina de San Antonio Oeste, donde inves-tigaban un paraje que viejos mapas llaman ElFuerte. Los delphos estaban convencidos deque el lugar había sido una fortaleza templa-ria y puerto de arribo del mítico Parsifal, un

caballero de la corte inglesa de fi-nes del siglo XII, a quien la leyenda atri-

buye el ocultamiento del Grial. Las expediciones al sitio se sucedieron desdeentonces, a veces hasta dos en el mismo año,y tantas visitas al sur acabaron por traerlos aCórdoba. Según los delphos, tras la llegada delos conquistadores españoles, los templariosse habrían desplazado hacia el norte buscan-do una “zona mágica”, y al final habrían arri-bado al pie del Uritorco, donde cinco siglos des-pués la Fundación rastrea sus huellas.La primera vez que los delphos llegaron a Ca-pilla del Monte fue en el invierno del 2000, yen su excursión, guiados por los dichos y losescritos de Terrera, recorrieron también Onga-mira, Los Terrones y Cerro Colorado. De creer-les, habrían llegado hasta un supuesto Templodel Sol de los comechingones, una cueva enel departamento de Tulumba, a la que no pu-dieron entrar “por no haber llevado elemen-tos de iluminación adecuados”. Fue el primer y poco previsor paseo del grupopor las Sierras, pero no fue el último ni les con-firió el título de pioneros: Para cuando llegarona Capilla del Monte, otros buscadores del Grialse les habían adelantado.

Una de neocatólicos

En la Semana Santa de 2000, dos meses antesque los miembros de la Fundación Delphos,habían andado por el pueblo los integran-tes de la Asociación Santa María de losBuenos Ayres, que hoy usan el nombre dePriorato General de Argentina de la Orden

Soberana y Militar del Templede Jerusalén.

El priorato, en suversión

Los nuevosvisitantes, a lamanera demodernos cruzados,esgrimen la cruz comoariete o militan en

sectas que están bajosospecha.

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tirado Emilio Nani, un veterano de la guerra su-cia en Tucumán, donde revistó a las órdenesdel condenado general Antonio Bussi.El capítulo argentino del priorato, cómo no, tie-ne su propia declaración de principios, y en ellaestablece que “atendiendo a la gravísima si-tuación por la que atraviesa la Argentina e in-vocando el sostén de la Divina Providencia,quiere manifestar el designio de dar curso asu acción reparadora (...). Es la tierra sagradade los argentinos la que al presente reclamala ardua reconquista que la ampare bajo losprincipios de una civilización auténticamentecristiana...”.Cuando la acción reparadora que proclamanlos llevó a Capilla del Monte, los expediciona-rios del priorato estuvieron conducidos porCarlos Menegazzo, fundador de la SociedadArgentina de Psicodrama y presidente de laFundación Vínculo. Sus cofrades cuentan queeste psiquiatra junguiano que ejerció como

senescal en la orden y actual-mente es su maestre realizó

la hazaña de ingresar auna “cueva de salaman-ca” en la ladera nor-te del Uritorco,

GGuuiilllleerrmmoo TTeerrrreerraa LE TOCÓ EL TOKI Al morir en Buenos Aires, a fines de 1998, Guillermo Alfredo Terrera se llevó a la tumba unas cuan-tas convicciones: que en las entrañas del Uritorco había una ciudad de otra dimensión; que el cerroescondía el secreto del Santo Grial, y que él en persona era el feliz poseedor de un objeto mágicoal que llamaba toki lítico. Parecía como si la leyenda hubiese encarnado en ese profesor universitario culto, doctor en derecho,sociólogo, historiador, antropólogo y lingüista, admirador del nazismo esotérico y estudioso de las tra-diciones gauchescas. A lo largo de los años había ido describiendo en sus libros la aureola mítica del ce-rro, y los pergaminos que exhibía parecían irrefutables: Terrera era el depositario del Bastón de Mando. Había sido una mañana de abril de 1948, cuando había recibido un extraño regalo. Un tal Orfelio Ulisesle había entregado ceremoniosamente un bastón de piedra negra, y con ello le había cambiado la vi-da. Orfelio era un metafísico que decía haber pasado algunos años en el Tíbet, y aseguraba quecon ayuda extra-sensorial había encontrado en el Uritorco la “piedra que habla”, mejor llamadaBastón de Mando. El objeto habría sido una herramienta de los dioses para unir y dar sabi-duría a los hombres y poder a quien lo tuviera. Terrera estimó su antigüedad en sietemil años. Si en la primera etapa de su producción intelectual el profesor se había interesado porla historia y el folclore, con el tiempo mudó de interés y empezó a escribir tratadosmetafísicos para explicar los poderes del Bastón y su aparición en el Uritorco. Para cuando murió en Buenos Aires, el Bastón presidió su velatorio y desató unaguerra por su sucesión, que todavía se disputan grupos y sectas de metafísicos.

original de Priorato de Sión, tuvo sus quince mi-nutos de fama tras la publicación de la novela“El código Da Vinci”. Hasta entonces presumíade ser una organización secreta y clandestina,custodia de portentosos secretos de la Iglesia,pero la notoriedad impensada arrasó con sumisterio y se llevó puesto también a su capítu-lo local.Desde entonces la gente vinculada al prioratoorganiza congresos nacionales a los que llama“encuentros templarios”, dicta cursos de “for-mación básica templaria”, y tiene una páginaen Internet que registra morosamente las soli-citudes de ingreso al club.El blanqueo también incluye contactos con gru-pos similares a los que denominan “concilios”y a los que asisten miembros provenientes deItalia, España, Colombia, Brasil, Paraguay, Uru-guay y Chile. No faltan los agasajos en el Cír-culo Militar, en Buenos Aires; y en noviembrede 2005 una bodega adhirió al festejo ofre-ciendo vinos con etiquetas ad hoc: una cruztemplaria roja sobre fondo blanco. La tesorera del grupo es “sor” Pilar Berenguer,quien en 2004 participó del Congreso de As-trología en el Uritorco con una ponencia titula-da “La carta astrológica de E. Bachs”. Otro delos participantes es el astrólogo Víctor Bassino,de Trelew, quien dirige el Centro de EstudiosPendragón y la Asociación Cultural Kirlios. Bassinoadhiere a la agrupación peronista Cuarta Ban-dera, a la que también suscribe el coronel re-

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por el camino a Ongamira, donde los lugare-ños más supersticiosos no se atreven. En la cueva, según los reportes de la organiza-ción, también se hallaron signos templarios,cruces, papeles y otros íconos que difícilmen-te podrían atribuirse a los comechingones ori-ginarios. Aquella vez Menegazzo, sin embargo,no entró solo a la cueva, sino que lo hizo conel guía cordobés Alfredo Francisco Lobo, hoyguardaparque en Cerro Colorado. “Pancho” Lo-bo, además, les mostró pinturas rupestres don-de los expedicionarios aseguraron habervisto círculos concéntricos, signos rúnicos,un sol de 20 rayos de dudosa autentici-dad, “una cruz esvástica originaria” y unacruz de tres travesaños, denominada cruzpapal, que -según el guía- los lugareños cono-cían y llamaban “pinito”.En la zona donde se encontraban las pinturas,además, se habrían encontrado piedras talla-das con forma de cabeza de pescado y pirámi-des escalonadas que tal vez se habían usadopara ceremonias rituales. Al decir de uno delos miembros de la expedición, “el hallazgo dela cruz es el más fuerte indicio de que el Tem-ple estuvo en esta zona bastante antes de queColón descubriera América”. Aquella excursión, la primera, entusiasmó a lostemplarios de la Asociación Buenos Ayres, quie-nes, al igual que sus primos de Delphos, vol-vieron al lugar. En los últimos años las expedi-ciones “antropo-arqueológicas” los mantuvie-ron ocupados, y entre los principios y objetivosde la organización, junto a “la defensa de lasantidad del individuo”, aún figura el de “con-tinuar los trabajos de campo en la zona deCapilla del Monte, en la provincia de Córdoba(...), cuya exacta identificación se mantiene enreserva por razones de seguridad”.

Una de moonies

Hay que decirlo de una vez: la iglesia parroquialde Capilla del Monte es una construcción en laque, con no mucho empeño, pueden advertir-se aires “templarios”. Tiene forma octogonal,baldosas con dibujos de esvásticas levógiras ycruces de cuatro aletas iguales incrustadas enlas paredes, que, con cierta imaginación, podrí-an parecerse al signo que la Orden utilizaba enla Alta Edad Media. Desde hace quince años, el padre Donato es

el párroco de esa iglesia, y es entusiastamen-te escéptico sobre todas las habladurías queremiten al misterio. Y sin embargo, recuerdalas visitas que los templa-rios le han hecho: “La pri-mera habrá sido haceunos cuatro años. Lleva-ban sus uniformes tem-

plarios con enormes cruces rojas, sus bande-ras y sus pancartas. Habían comprado un te-rreno en el pueblo y me llevaron para que lobendijera. Me pareció gente muy estructura-da y muy rara”. La segunda vez, hasta la iglesia de Donato lle-garon dos hombres solos. “Si no sefueran a ofender, diría que pare-cían ricos venidos a menos”, diceel cura. Cuenta que le hablaron delos templarios, se sorprendieron cuan-do les comentó que otros ya habían es-tado por allí, y antes de irse uno de ellosle dejó una tarjeta donde decía: “Mario RubénMacchiavello. Embajador para la Paz. Fede-ración Interreligiosa e Internacional para laPaz Mundial”.La Federación es uno de los sellos colateralesde la secta Moon, y fue fundada por el reve-rendo de ese apellido a principios de 1999. Lasecta es un grupo que se define como cristia-no, aunque mezcla elementos religiosos de esesello con otros de inspiración budista. En va-rios países del mundo se la persigue bajo car-gos que van desde tráfico de armas hasta es-clavitud y trata de personas. Su ca-pítulo argentino se inauguró enBuenos Aires en diciembre de2005, durante una fiesta en elSheraton presidida por la esposade Moon, Hak Ja Han. En primera fila de esa reunión es-taba sentado el ingeniero Juan Car-los Blumberg, quien había sido de-signado como Embajador para la Paz.Y allí cerca estaba también Pedro Romaniuk,uno de los más conocidos “cazadores de ov-nis” y frecuentador del Uritorco. El animador

de la velada era Ismael Rossi, conductor de losfestivales de Cosquín y Jesús María y también“embajador” de la Federación Moonie.Esta parafernalia de astrólogos, personas disfra-zadas de templarios, moonies y arqueólogosaficionados, es la nueva avanzada que ha ini-ciado el desembarco en Capilla del Monte y losaledaños del Uritorco. Hoy por hoy, conviven aduras penas con los veteranos platillistas, conlos viejos hippies devenidos new age, con los

contactistas que buscan la ciudadsubterránea de Erks (Encuentro delRemanente Kósmico Sideral) y con

los adoradores del Bastón de Mando,una piedra que juran que habla.Las cosas han empezado a cambiar para estepueblo bucólico del valle de Punilla, y al mitodel Uritorco sobrevolado por ovnis se le ha agre-gado la fe templaria que no reconoce límitestemporales. Una interna esotérica y sorda pa-rece desencadenada, y a místicos, neocatóli-cos y ultraderechistas, según los casos, sólo losunifica la convicción de una vida eterna y elconvencimiento de que el Santo Grial fue ocul-tado por templarios llegados antes que Colónentre los duros pliegues del mítico cerro.En estas sierras a las que los comechingonesllamaban Viaraba y Charaba, en el centro deun país que las crónicas medievales qui-zá nombraban como Argentum, las co-sas todavía están por verse. Esque todo cambia, y la versióncordobesa de “El código DaVinci” aún no tiene puesto supunto final.

Los templariostambién habríanllegada alcontinente, casi 250años antes que Colón,

guiados por mapas delos vikingos.

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