tapatío 5 de noviembre

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Fundadores • Jesús Álvarez del Castillo V. • Jorge Álvarez del Castillo Z. • Editor-Director • Carlos Álvarez del Castillo G. Supervisor: Aimeé Muñiz / [email protected] PÁGINA 10-B Sábado 5 de noviembre de 2011 La garganta ya está lista y Felipe también. Es imperdonable que la taza de café no esté en la mesa cinco minu- tos antes de marcharse rumbo al traba- jo. Así ha sido desde hace 30 años, ca- da mañana este hombre comienza su rutina: con un sorbo de café, “casero, pero a fin de cuentas café”. Felipe sabe, como muchas perso- nas lo aseguran, que el café es prácti- camente indispensable para iniciar el día… o para terminarlo con una buena charla entre amigos, con la familia o simplemente como remedio –eficaz para algunos– para dormir o no… pa- rece que el café se moldea a todo tipo de personalidad. Guadalajara es una tierra amante del café. Sus habitantes lo consumen y se ve reflejado en la cantidad de perso- nas que a diario se dan cita en las su- cursales de reconocidas cadenas co- merciales o en modestos negocios locales, donde el protagonista indiscu- tible es el café y sus derivados. Hay quienes no tienen ni la más mínima idea sobre cada una de las ca- racterísticas de esta bebida y dan rien- da suelta a su gusto con las sencillas bebidas calientes que se ofrecen en las tiendas de autoservicio, pero también están aquellos que cuentan con un pa- ladar adiestrado, experto en detectar la textura, calidad y sabor de cada ta- za preparada en las cafeterías más po- pulares de Guadalajara y no se confor- man con un clásico americano, van por el sorbo –considerado quizá– más ex- quisito y fino en la naturaleza del café: el espresso. Algunos baristas lo confirman y también los bebedores habitual –de hueso colorado, por decirlo de otra for- ma–, si el espresso es bueno, es seguro que el resto de las bebidas lo será, co- mo el capuccino, el late o el moka. Cu- al sea la elección, el intenso aroma a grano recién tostado y el notable sabor amargo deben sobresalir de cualquier manera. Que el corazón y la mente fluyan Partiendo desde el Centro Histórico de Guadalajara hasta Avenida de las Amé- ricas se contabilizan más de 100 cafete- rías, algunas tradicionales como la cade- na La Flor de Córdoba (Santa Mónica 100), el Madoka (Enrique González Mar- tínez 138) y el Café D’Val (Pedro Moreno 690), sitios con cuya afluencia parece no disminuir –ni cambiar– al paso de los años; así como otras más recientes, como La Cafetería (Libertad 1700), que cada vez está más poblada, y la Estación de Lulio (Libertad 1980), que no ha dejado de ser foco de atención para muchos, no obstan- te la cercanía de otros sitios también de gran atractivo para el paladar, como Za- guan Lambarri, La Nacional, El Sorbo, el Green Mug e incluso pequeño espacio de la librería José Luis Martínez del FCE, por mencionar algunas. Y aunque en muchos de estos sitios resulta cómodo sentarse a disfrutar de la una taza de café, ya sea en compañía o en solitario, hay algunos que destacan por la calidad de la bebida y se llevan –sin lugar a dudas– el aplauso de sus fieles vi- sitantes que hasta pueden extasiarse con el simple aroma del grano de tan delicio- sa bebida. Sigue la ruta Según algunos enamorados del café, la ruta del café necesariamente tienen que centrarse en cuatro cafete- rías que se encuentran en distintos puntos entre las avenidas Américas, México, La Paz y la calle Degollado; se- guramente hay más sitios donde se puede disfrutar lo mejor de esta bebi- da… al final de cuentas, en gustos se rompen géneros. *Café Caligari, para viajar en el tiempo y llegar en bicicleta: está ubi- cado en la calle Juan Manuel 1406, en- tre General Cornado y Clemente Oroz- co, a dos cuadras de Chapultepec. A primera vista ofrece un espacio acoge- dor refugiado en una pequeña casa an- tigua. Aquí la delicada textura y el to- no chocolatoso de los espressos enamoran al palar desde la puerta, que da la bienvenida al cliente con un con- cepto vintage, con artículos de decora- ción oldie. Ideal para celebrar entre amigos al terminar la jornada escolar o laboral entre los sillones de terciope- lo y sillas de madera. *Demetria, intimidad y sabor: acuñado en la terraza de este prestigia- do hotel boutique de la colonia Lafa- yette (Avenida La Paz 2219.), el café Demetria no tiene horarios para com- partir una buena taza de capuccino es- pumoso y ligero. Aunque no es una ca- fetería de especialidad, este sitio se convierte en un punto de reunión obli- gado para los tapatíos y turistas que buscan un lugar privado con toques de elegancia y privacidad. *Boutique Degollado, para observa- dores: la imponente arquitectura del Tea- tro Degollado comparte espacio con unas modestas sombrillas que a su vez cubren a los clientes –en su mayoría turistas– de los rayos del Sol durante el atardecer y que se dan cita para disfrutar de una de las estam- pas más clásicas de Guadalajara: la Plaza de la Liberación. Aquí el espresso reapare- ce para destacar que en México también se pueden encontrar exquisitos granos de ca- fé tostado. *La Fama, un rincón citadino: este café tiene poco tiempo de inaugurado en el Centro Histórico de la ciudad, pero sus cafés americanos y mokas se han gana- do el respeto de los apasionados a la be- bida caliente. La estadía en este sitio es perfecta para reuniones laborales y estu- diantiles, ya que cuenta con cómodos si- llones, mesas y conexiones de energía para trabajar (o no) de lleno en la com- putadora. Calle Liceo 130, zona Centro. Sorbos cotidianos Café... para todo • Con un estilo vintage el Café Caligari es una deliciosa opción para disfrutar de una buena taza de esta bebida, acompañada de una sabrosa charla entre amigos. EL INFORMADOR • M. FREYRÍA En gustos se rompen géneros; el buen café no está en todas partes, pero aquí proponemos una ruta corta para encontrarlo De paseo por el Parque Morelos Entre aromas y colores “Mi papá me regaló una máscara cuan- do yo tenía seis años; olían horrible porque las pegaban con el resistol llamado cola y que usaban los carpinteros… a mí me gus- taba”, dice Gustavo Zárate echando la mira- da hacia arriba, como seleccionando el re- cuerdo que tiene en su memoria desde hace más de seis décadas. “También aquí me compraron unos trompos de madera; hoy se usa el plásti- co y a los niños ya no les llaman la aten- ción estos juguetes de cartón”, añade al tiempo que echa un ojo a los puestos que se encuentran a su paso, en busca de la máscara ideal para su nieto y una cala- verita que regalará a su mujer. Con sus ojos de color caramelo en re- poso, don Gustavo observa las calaveritas elaboradas en chocolate. Luis Fernando Mosqueda, un hombre robusto sentado dentro de uno de los 196 puestos que con- forman la Feria del Cartón y del Juguete, si- tuada en el Parque Morelos, le dice: “Estas calaveritas están a 50; éstas (señala con su dedo índice) a 25 y las más chiquitas a 15 pe- sos, depende el tamaño”. Luis Fernando vende además paletas de ataúdes y diversas artesanías que en el mes de septiembre comienza a elaborar –desde hace 18 años– con ayuda de sus her- manos, esposa e hijos. Luego, a partir del 15 de octubre, se instala en el parque desde las nueve de la mañana y hasta que la luz natu- ral se ha ido totalmente. La jornada es larga y parece que éste no ha sido el mejor año. Y es que la verdad, di- ce el artesano, se esperaba tener una mayor y mejor afluencia durante los Juegos Pan- americanos, ya se veía él –como otros co- merciantes de la feria– colmado de clientes extranjeros… pero no fue así. “Las ventas disminuyeron hasta 40%, nosotros pensamos que iba a haber mayor auge y no fue así; pienso que la gente anda- ba metida en sus casas viendo los juegos y no nos hicieron caso. Yo vendía en esta tem- porada tres mil calaveras, pero si llego para finales de la feria a dos mil van a ser muchas; nos afectó mucho también que cerraran las escuelas”. Rubén Preciado Mora piensa igual, pe- ro sigue atendiendo su puesto con alegría y luciendo un mandil rojo y blanco. Los dul- ces que se encuentran sobre la mesa llaman la atención de los transeúntes: fruta cubier- ta de camote, chilacayote y membrillo; alfa- jor, rollos de guayaba, coco y miel. Pero el pan que este año ha llevado Ma- ría Luisa Navarro se ha ganado las fanfa- rrias. “Para darles algo nuevo a mis clientes hice con el pan figuras de cocodrilo y tortu- gas, todo el pan lleva jugo de naranja y man- tequilla. Son los más ricos. Los mejores es- tán aquí”, dice la mujer al tiempo que espanta a las moscas de sus delicias con un trapo que sacude con su mano. “Para mí es un placer regresar a la feria cada año”. Es un gozo andar sin prisa por la Fe- ria del Cartón y del Juguete, con el al- boroto de los niños que jalan las faldas de las abuelas pidiendo comprarles ca- laveras para el altar de muertos; con los adolescentes que ríen por los pasillos colmados de pan de huesitos dulces y flores de cempasúchil, y los adultos ma- yores que recorren el lugar y como por arte de magia regresan a su niñez, en- vueltos en aromas deliciosos y colores llamativos, en una ciudad que hoy es otra, pero todavía conserva la riqueza de sus tradiciones. • Dulces, panes, flores y juguetes se pueden encontrar en el Parque More- los hasta el próximo 15 de noviembre. EL INFORMADOR • A. GARCÍA ¿Cómo es un buen café? El gusto se rompe a cada sorbo, pero Ricardo Cárdenas, cam- peón barista 2010 de la Cafetería 5PM, de- talla que existen algunos elementos clave para decidir si un café es bueno o no. “En un buen café tenemos que basarnos en ciertas cosas: la dulzura, el cuerpo, el retro- gusto y la acidez”. El primer punto es detectar la calidad del sabor a través de la astringencia, esa sensa- ción amarga que queda en el paladar –quizá un poquito más atrás– después de cada tra- go. Posteriormente viene la dulzura, ese to- que delicado que está presente en el café sin necesidad endulzarlo. Algunos devotos al café aseguran que éste debe tomarse “caliente”, “amargo”, “fuerte” y “escaso”; será el gusto de cada persona lo que defina si hay que seguir al pie de la letra esta receta; lo cierto es que el café frío no es tan rico como el caliente, además de que la baja temperatura hace que éste pierda todas sus características; la amargura siempre es- tará, si no tal vez no sería café; lo fuerte se puede controlar hasta cierto punto, será qui- zá un asunto de resistencia, y lo escaso… bueno, eso no es para todos. Tómalo en cuenta PARA SABER

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Tapatío 5 de noviembre

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Page 1: Tapatío 5 de noviembre

Fundadores • Jesús Álvarez del Castillo V. • Jorge Álvarez del Castillo Z. • Editor-Director • Carlos Álvarez del Castillo G.

Supervisor: Aimeé Muñiz / [email protected]

PÁGINA 10-B Sábado 5 de noviembre de 2011

La garganta ya está lista y Felipetambién. Es imperdonable que la tazade café no esté en la mesa cinco minu-tos antes de marcharse rumbo al traba-jo. Así ha sido desde hace 30 años, ca-da mañana este hombre comienza surutina: con un sorbo de café, “casero,pero a fin de cuentas café”.

Felipe sabe, como muchas perso-nas lo aseguran, que el café es prácti-camente indispensable para iniciar eldía… o para terminarlo con una buenacharla entre amigos, con la familia osimplemente como remedio –eficazpara algunos– para dormir o no… pa-rece que el café se moldea a todo tipode personalidad.

Guadalajara es una tierra amantedel café. Sus habitantes lo consumen yse ve reflejado en la cantidad de perso-nas que a diario se dan cita en las su-cursales de reconocidas cadenas co-merciales o en modestos negocioslocales, donde el protagonista indiscu-tible es el café y sus derivados.

Hay quienes no tienen ni la másmínima idea sobre cada una de las ca-racterísticas de esta bebida y dan rien-da suelta a su gusto con las sencillasbebidas calientes que se ofrecen en lastiendas de autoservicio, pero tambiénestán aquellos que cuentan con un pa-ladar adiestrado, experto en detectarla textura, calidad y sabor de cada ta-za preparada en las cafeterías más po-pulares de Guadalajara y no se confor-man con un clásico americano, van porel sorbo –considerado quizá– más ex-quisito y fino en la naturaleza del café:el espresso.

Algunos baristas lo confirman ytambién los bebedores habitual –dehueso colorado, por decirlo de otra for-ma–, si el espresso es bueno, es seguroque el resto de las bebidas lo será, co-mo el capuccino, el late o el moka. Cu-al sea la elección, el intenso aroma agrano recién tostado y el notable saboramargo deben sobresalir de cualquiermanera.

Que el corazóny la mente fluyan

Partiendo desde el Centro HistóricodeGuadalajarahastaAvenidadelasAmé-ricas se contabilizan más de 100 cafete-rías, algunas tradicionales como la cade-na La Flor de Córdoba (Santa Mónica100), el Madoka (Enrique González Mar-tínez 138) y el Café D’Val (Pedro Moreno690), sitios con cuya afluencia parece nodisminuir –ni cambiar– al paso de losaños; así como otras más recientes, comoLaCafetería(Libertad1700),quecadavezestá más poblada, y la Estación de Lulio

(Libertad 1980), que no ha dejado de serfoco de atención para muchos, no obstan-te la cercanía de otros sitios también degran atractivo para el paladar, como Za-guan Lambarri, La Nacional, El Sorbo, elGreen Mug e incluso pequeño espacio dela libreríaJoséLuisMartínezdelFCE,pormencionar algunas.

Y aunque en muchos de estos sitiosresulta cómodo sentarse a disfrutar de launa taza de café, ya sea en compañía oen solitario, hay algunos que destacanpor lacalidadde labebidayse llevan–sinlugar a dudas– el aplauso de sus fieles vi-sitantesquehastapuedenextasiarseconel simple aroma del grano de tan delicio-sa bebida.

Sigue la ruta

Según algunos enamorados delcafé, la ruta del café necesariamentetienen que centrarse en cuatro cafete-rías que se encuentran en distintospuntos entre las avenidas Américas,México, La Paz y la calle Degollado; se-guramente hay más sitios donde sepuede disfrutar lo mejor de esta bebi-da… al final de cuentas, en gustos serompen géneros.

*Café Caligari, para viajar en eltiempo y llegar en bicicleta: está ubi-cado en la calle Juan Manuel 1406, en-tre General Cornado y Clemente Oroz-co, a dos cuadras de Chapultepec. Aprimera vista ofrece un espacio acoge-dor refugiado en una pequeña casa an-tigua. Aquí la delicada textura y el to-no chocolatoso de los espressosenamoran al palar desde la puerta, queda la bienvenida al cliente con un con-cepto vintage, con artículos de decora-ción oldie. Ideal para celebrar entreamigos al terminar la jornada escolaro laboral entre los sillones de terciope-lo y sillas de madera.

*Demetria, intimidad y sabor:acuñado en la terraza de este prestigia-do hotel boutique de la colonia Lafa-yette (Avenida La Paz 2219.), el caféDemetria no tiene horarios para com-partir una buena taza de capuccino es-pumoso y ligero. Aunque no es una ca-fetería de especialidad, este sitio seconvierte en un punto de reunión obli-gado para los tapatíos y turistas quebuscan un lugar privado con toques deelegancia y privacidad.

*Boutique Degollado, para observa-dores: la imponente arquitectura del Tea-tro Degollado comparte espacio con unasmodestas sombrillas que a su vez cubren alos clientes –en su mayoría turistas– de los

rayos del Sol durante el atardecer y que sedancitaparadisfrutardeunadelasestam-pas más clásicas de Guadalajara: la Plazade laLiberación.Aquíelespressoreapare-ceparadestacarqueenMéxicotambiénsepuedenencontrarexquisitosgranosdeca-fé tostado.

*La Fama, un rincón citadino: estecafé tiene poco tiempo de inaugurado enel Centro Histórico de la ciudad, pero suscafés americanos y mokas se han gana-do el respeto de los apasionados a la be-bida caliente. La estadía en este sitio esperfectaparareuniones laboralesyestu-diantiles, ya que cuenta con cómodos si-llones, mesas y conexiones de energíapara trabajar (o no) de lleno en la com-putadora. Calle Liceo 130, zona Centro.

Sorbos cotidianos

Café...para todo

• Con un estilo vintage el Café Caligari es una deliciosa opción para disfrutar de una buena taza de esta bebida, acompañadade una sabrosa charla entre amigos.

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En gustos se rompen géneros; el buen caféno está en todas partes, pero aquí proponemos

una ruta corta para encontrarlo

De paseo por el Parque Morelos

Entre aromas y colores“Mipapámeregalóunamáscaracuan-

do yo tenía seis años; olían horrible porquelas pegaban con el resistol llamado cola yque usaban los carpinteros… a mí me gus-taba”,diceGustavoZárateechandolamira-da hacia arriba, como seleccionando el re-cuerdoquetieneensumemoriadesdehacemás de seis décadas.

“También aquí me compraron unostrompos de madera; hoy se usa el plásti-co y a los niños ya no les llaman la aten-ción estos juguetes de cartón”, añade altiempo que echa un ojo a los puestos quese encuentran a su paso, en busca de lamáscara ideal para su nieto y una cala-verita que regalará a su mujer.

Con sus ojos de color caramelo en re-poso, don Gustavo observa las calaveritaselaboradas en chocolate. Luis FernandoMosqueda, un hombre robusto sentadodentro de uno de los 196 puestos que con-forman la Feria del Cartón y del Juguete, si-tuada en el Parque Morelos, le dice: “Estascalaveritas están a 50; éstas (señala con sudedoíndice)a25ylasmáschiquitasa15pe-sos, depende el tamaño”.

Luis Fernando vende además paletas

de ataúdes y diversas artesanías que en elmes de septiembre comienza a elaborar–desdehace18años–conayudadesusher-manos,esposaehijos.Luego,apartirdel15deoctubre, se instalaenelparquedesde lasnueve de la mañana y hasta que la luz natu-ral se ha ido totalmente.

Lajornadaeslargayparecequeéstenoha sido el mejor año. Y es que la verdad, di-ceelartesano,seesperabatenerunamayory mejor afluencia durante los Juegos Pan-americanos, ya se veía él –como otros co-merciantes de la feria– colmado de clientesextranjeros… pero no fue así.

“Las ventas disminuyeron hasta 40%,nosotros pensamos que iba a haber mayorauge y no fue así; pienso que la gente anda-ba metida en sus casas viendo los juegos ynonoshicieroncaso.Yovendíaenesta tem-porada tres mil calaveras, pero si llego parafinalesdelaferiaadosmilvanasermuchas;nos afectó mucho también que cerraran lasescuelas”.

RubénPreciadoMorapiensaigual,pe-ro sigue atendiendo su puesto con alegría yluciendo un mandil rojo y blanco. Los dul-cesqueseencuentransobrelamesallaman

la atención de los transeúntes: fruta cubier-tadecamote,chilacayoteymembrillo;alfa-jor, rollos de guayaba, coco y miel.

PeroelpanqueesteañohallevadoMa-ría Luisa Navarro se ha ganado las fanfa-rrias. “Para darles algo nuevo a mis clienteshice con el pan figuras de cocodrilo y tortu-gas, todoelpanllevajugodenaranjayman-tequilla. Son los más ricos. Los mejores es-tán aquí”, dice la mujer al tiempo queespanta a las moscas de sus delicias con untrapo que sacude con su mano. “Para mí esun placer regresar a la feria cada año”.

Es un gozo andar sin prisa por la Fe-ria del Cartón y del Juguete, con el al-boroto de los niños que jalan las faldasde las abuelas pidiendo comprarles ca-laveras para el altar de muertos; con losadolescentes que ríen por los pasilloscolmados de pan de huesitos dulces yflores de cempasúchil, y los adultos ma-yores que recorren el lugar y como porarte de magia regresan a su niñez, en-vueltos en aromas deliciosos y coloresllamativos, en una ciudad que hoy esotra, pero todavía conserva la riquezade sus tradiciones.

• Dulces, panes, flores y juguetes se pueden encontrar en el Parque More-los hasta el próximo 15 de noviembre.

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◗ ¿Cómo es un buen café? El gusto se rompea cada sorbo, pero Ricardo Cárdenas, cam-peón barista 2010 de la Cafetería 5PM, de-talla que existen algunos elementos clavepara decidir si un café es bueno o no.“En un buen café tenemos que basarnos enciertas cosas: la dulzura, el cuerpo, el retro-gusto y la acidez”.

◗ El primer punto es detectar la calidad delsabor a través de la astringencia, esa sensa-ción amarga que queda en el paladar –quizáun poquito más atrás– después de cada tra-go. Posteriormente viene la dulzura, ese to-

que delicado que está presente en el café sinnecesidad endulzarlo.Algunos devotos al café aseguran que éstedebe tomarse “caliente”, “amargo”, “fuerte”y “escaso”; será el gusto de cada persona loque defina si hay que seguir al pie de la letraesta receta; lo cierto es que el café frío no estan rico como el caliente, además de que labaja temperatura hace que éste pierda todassus características; la amargura siempre es-tará, si no tal vez no sería café; lo fuerte sepuede controlar hasta cierto punto, será qui-zá un asunto de resistencia, y lo escaso…bueno, eso no es para todos.

Tómalo en cuenta

PARA SABER

Page 2: Tapatío 5 de noviembre

EL INFORMADOR

TAPATÍOSábado 5 de noviembre de 2011 PÁGINA 11-B

por: David Izazaga

“Al paso que vamos, para el principio delsiglo 21 habrá más estatuas y monumentosquehabitantesenChina”.Laanterior frasesela debo al general don Antonio Silva Arangu-ren,aquiennoconocíperoquepudohabersi-domiabuelo, segúncorrespondenciaamoro-sa–para laépoca–y libretasdememoriasqueguardaba celosamente mi abuela, hasta quemelaspiñé.(Ojo:piñaresunverbonuevo,des-cubierto al mismo tiempo y por la misma per-sona que registró hace unos días el elemento121 de la Tabla Periódica: el Robalio. Dichoverbo aparecerá ya en la nueva edición delDiccionariodelaRealAcademiadelaLengua.Gracias.) La frase en cuestión, debo advertir,seencuentradentrodelcontextodeunaseriedereflexionesquehaceelgeneralSilvaentor-no a México. Y en torno a esa frase he tratadode imaginar el grado de inteligencia, habili-dad y visión que pudo haber caracterizado algeneral Silva Aranguren.

Una gran virtud y a la vez falta de tacto.La virtud: que el general Silva mostró visiónal pronosticar un acelerado incremento en laconstrucción y elaboración de estatuas y mo-numentos.Lafaltadetacto:elcálculoquerea-lizó. Para esto último surgen dos hipótesis: a)quedijoChinapordecircualquierlugar(yen-toncescabepensarenlugarescomoSingapur,Madagascar o Zacapu, sin que eso altere elsentido de la frase); o b) que en verdad creyóqueparaentonceshabríamilesdemillonesdeestatuasymonumentos.Mequedocon lapri-mera de las hipótesis.

La aseveración del general Silva con-cuerda con lo que dijo don Aníbal Kelly lanoche que visitó mi casa: “En ningún lu-gar de todos los que he visitado hay tantosmonumentos como en México”. Silenciosepulcral, pues nadie sabía del cosmopo-litismo de Kelly.

Sinembargo,aúnsin todo loanterior,es-toy consciente de que en México la gran in-dustria del monumento trabaja sin descansodía y noche. La cadena se inicia con el naci-mientodelpersonajeyterminaconelquefun-delaestatuaquehadejadodeserrelevanteenla ciudad –sea porque sus ideas ahora van encontradelespíritudelanaciónoporqueyana-die acude a dejarle flores en su aniversario–,o mejor: no termina jamás, pues con el metalfundido después harán llaves Alba que luegoel padre pedirá a los feligreses para hacerleuna estatua al señor Cardenal.

Porqueenestemismomomento,mein-forman, en distintos puntos de la repúblicase trabaja en 17 monumentos a Colosio, 12al Papa Juan Pablo, tres a Maquío, cuatro aVicente Fox y uno al zapatista desconocido.Todo esto sin contar los del medio artístico(tres a La Tigresa –dos a la nuestra y una ala de Oriente–, dos a Cantinflas, uno a Chafy Kely y uno a Corona y Arau). Y sin contartambién los 14 a Zedillo, que están deteni-dos en tanto no se decida si es mucho dis-

Fatiga Crónica

Una industria sinfín

• La estatua en honor al humanista Antonio Gómez Robledo (1908-1994) es uno de estos monumentos perdidos en la ciu-dad (en la confluencia de las avenidas México y Chapultepec) que prácticamente no lucen.

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Diario deun espectador

Temprano hay más luz, tem-prano está más oscuro. Así transi-tan los días primeros de noviembre.Las tardes se acortaron, las maña-nas dieron un paso atrás para tenermejor vuelo. La puerta del jardín secierra lentamente; quedan el júbiloy la gracia de los árboles serenosmientras la tarde sigue. Otras puer-tas se van abriendo al que camina.De arriba del aire baja el aire de unhuapango, un rasgueo de guitarra,un entrevero del día que se sabe ha-brá de durar por siempre. Instantá-neas noticias favorables. DiceCharlesTomlinson:Muypoco/sehadicho/ de la puerta, una de/ sus ca-ras vuelta hacia el/ vertido de la no-che y la otra/ hacia el brillo y parpa-deo del fuego del hogar.

**

Una pregunta de René Char:“¿Es vivir obstinarse en consumarun recuerdo?”

Y una afirmación: “En nues-tros jardines se preparan bos-ques”. Dos frases que resuenancontra una cita de Wallace Ste-vens, hallada al azar de la elusivapantalla: “La poesía es una res-puesta a la necesidad diaria dearreglar el mundo”. La entrada dehoy para este diario, piensa este es-pectador, es una misteriosa quími-ca de hallazgos y referencias quese anudan en los traqueteados cua-dernos de dibujo, en los librerosvagabundos, en las calles tran-seúntes y tornadizas. Unas revisi-tadas líneas de Jaime Gil de Bied-ma, lapidarias, casi un epitafio:“Más, cada vez más honda/ conmi-go vas, ciudad,/ como un amorhundido,/ irreparable”.

**

Eugenia Coppel Ochoa, ate-niéndonos a la evidencia, es dueñade un ojo privilegiado. Circula porla ciudad en bicicleta, esa máquinade apropiación urbana hasta ahorainigualada. Porque tras el manu-brio de un biciclo, es el equilibrioinasible e instantáneo la primeracondición para el viaje. Ese frágilbalance está hecho de muchas co-sas: el ánimo con que quien pedaleaemprende el trayecto, el aire quesostiene no sólo al ciclista sino a laciudad que a su alrededor transcu-rre, la cambiante catadura de pavi-mentosybanquetas, laminucia irri-tante de rajaduras y desniveles queacechan, los olores que mecen oatosigan, los pájaros en vuelo, losdemás. Todo contribuye a que elcontinuado milagro del equilibriopreparealojoparaeldescubrimien-to y la invención, en veces para elgozo o el lamento. Dueña, así, pro-pietariadelaciudad,Eugeniaciclis-ta establece su dominio con una mi-rada que insiste en ver más allá: através del espejo. Como a Alicia,maravillas y deslumbramientos laesperan. Los entrega ahora en su li-bro Ciclovista Guadalajara, descu-brir la ciudad en bicicleta, publica-do por la UdeG. Aprendizajeejemplar, recordatorio de que losprodigios esperan: la ciudad recibeel homenaje.

**

Kipling otra vez, así solo seapara corresponder a la caudalosaadmiración que Borges expresauna y otra vez por el escritor bri-tánico. Repasar sus poemas ape-nas envejecidos por el tráfago deltiempo y las veleidades de las mo-das. Un resonar de tambores leja-nos, inflexiones de marineros bo-rrachos, recuento de guerreros ybarcos, la ley de la jungla inscrita

en versos ceñidos y fantasiosos, elIf de tantos ensayos de traduccióne irreductible, más aventuras ybarcos, Gunga Din, los hijos deMartha, Mandalay…

Por el puro gusto, se reprodu-cen, seguidos de una traducciónmás que aproximativa, los últimosversos de Mandalay, su música ini-gualable y empecinada.

On the road to Mandalay,Where the old Flotilla lay,With our sick beneath the

awnings when we went to Manda-lay!

On the road to Mandalay,Where the flyin’-fishes play,An’ the dawn comes up like

thunder outer China ‘crost the bay!

En camino a Mandalay,/ Don-de la vieja Flotilla yace,/ ¡Connuestros enfermos bajo los toldosmientras íbamos a Mandalay!/ Encamino a Mandalay,/ donde jue-gan los peces voladores,/ ¡y la au-rora viene como el trueno desdeChina y a través de la bahía!

**

Peter Gabriel, probablemente,tiene una de las voces más recono-cibles de los tiempos del rock. Des-de sus iniciales incursiones con Ge-nesis y sus disfraces de flor y dedragón, a través de su ya larga ca-rrera individual, en sus giras, en laaudición desvelada de sus cancio-nes que han logrado ser la insigniade una generación o dos. Un discoreciente, sin guitarras ni tambores,al mando de la New Blood Orches-tra, confirma la vigencia del ague-rrido cantor de The lamb lies downon Broadway. Un suntuoso y muycuidado fondo de cuerdas y cornosconduce la dúctil avanzada de Ga-briel por territorios aparentementeconocidos, coros y silencios. Y lacanción no permanece igual. Reco-mendable.

**

Fragmentos, dispersos, fulgu-rantes, de T.S. Eliot, de sus Twelvepoems, escritos en 1920, año mag-nético. Y San Apolinar, tiesa y as-cética,/ Vieja fábrica desafecta deDios, mantiene todavía/ en sus pie-dras ruinosas la forma precisa deBizancio.// Se mostrará mi cenota-fio/ en las ardientes costas de Mo-zambique.// Señales que son toma-das por prodigios. “Veríamos unaseñal”./ El mundo dentro del mun-do, incapaz de decir palabra,/ Em-pañado de oscuridad. En la reno-vación del año/ vino Cristo eltigre.// Después de tal conocimien-to ¿cuál perdón?/ piensa ahora/ laHistoria tiene muchos pasajes as-tutos, retorcidos corredores/ y sali-das, engaña con susurrantes am-biciones,/ nos guía con vanidades.Piensa ahora.// Vi al pótamo tomarel vuelo/ ascendiendo desde las hú-medas sabanas/ y los ángeles a sualrededor cantaban/ la gloria delSeñor, en fuertes hosannas.// Eldueño con alguien indistinto/ con-versa en la puerta, aparte,/ los rui-señores cantan cerca/ del conven-to del Sagrado Corazón.

**

Destrucción de los jardines:avanzan las huestes crasas del ce-mento y el caucho y el aceite que-mado. Estrechan el cerco, acosan,tiñen de fealdad y de espesa vulga-ridad lo que tocan. Un pequeño jar-dín muerde el polvo y el imperiodel automóvil extiende sus ávidasfronteras. Temprano, el carretónde la basura se lleva las ramas ma-sacradas.

POR JUAN PALOMAR

pendio o no el ponerlo a caballo. To-da una industria, ni duda cabe.

**Análisis aparte merece la idea de

que no puede haber glorieta sin esta-tua o busto. Después estorba la glo-rieta y el prócer tiene que ser jubila-do, como le pasó al BelisarioDomínguez que estaba en una glorie-ta (Belisario Domínguez y Circunva-lación Dr. Átl) de la que ya nadie seacuerda y que me lo mandaron a unparque que sólo existe en la mente de12 tapatíos. Ni qué decir del “Témoc”que estaba frente al Expiatorio y lomandaron a hacerle compañía al Te-namaxtli (que estaba en el parque Al-calde y lo movieron también. ¡Uf!)Que está en Analco. Y está el caso,también, de aquellas que son coloca-das en donde de plano lo que se quie-re es que pasen desapercibidas: en lomás recóndito de un parque (como labailarina que está en el parquecito deJusto Sierra, entre Nelson y Lincoln),

o la estatua de Chopin que está en Al-calde y Avenida de Los Maestros, jus-to bajo unos árboles, escondidita.

Ya ni para qué le movemos con lasque están en la rotonda de los jaliscien-sesilustres,antesconocidacomodeloshombres ilustres: antes no cualquiera,peroahora,yasólofaltaqueponganahíladeElPirulíy ladelpróximodiputadoplurinominal del partido verde que fa-llezca.Al rato,alpasoquevamos,novaa haber rotonda, sino puras estatuas,una tras otra, juntitas, hasta ser mil.

Y propuestas para próximas es-tatuas no han de faltar, pero no quie-ro terminar sin dejar aquí asentada lamía: una estatua al líder del sindicato“patito” (sobrarán nombres), y colo-carla en Arcediano, en el punto másbajo de la barranca. Si al rato hay pre-sa y se llena todo de agua no faltaráparque que lo arrope o, en todo caso,fundidora que lo vuelva llaves.

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