tapatío 21 de enero

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Fundadores • Jesús Álvarez del Castillo V. • Jorge Álvarez del Castillo Z. • Editor-Director • Carlos Álvarez del Castillo G. Supervisor: Aimeé Muñiz / [email protected] Sábado 21 de enero de 2012 PÁGINA 7-B • Actuamente estos establecimientos destacan por las fórmulas de belleza que venden y productos para el cuidado de la piel, recomendados por dermatólogos. Boticas tapatías El Sol de la mañana pega directo en el mostrador de madera (pintado de gris) que ha visto desfilar generaciones de tapatíos en busca de su remedio par- ticular. Al día de hoy, a pesar de estar ubicada a dos locales de una farmacia tradicional, no pasan más de cinco mi- nutos sin que algún cliente llegue a la Botica Jalisciense para ser atendido por su personal. Como la señora Magdalena, quien llega a pedir su producto de siempre: tin- tura de castaña de indias en un frasco de vidrio con gotero, “útil para curar las he- morroides o disminuir las várices”, dice ella. Calcula que tiene entre 25 y 30 años que asiste a este local, y afirma preferir los remedios naturales sobre la alopatía: “Me gustan porque son menos perjudi- ciales; lo demás le cura a uno una cosa y le descompone otra”. La Botica Jalisciense fue fundada en 1893 por el químico fármaco biólo- go originario de Colima, Manuel Álva- rez Ramírez. Se dice que era tal la de- manda de su clientela, que incluso llegó a tener personas formadas a la vuelta de la cuadra. Cuando el señor Álvarez falleció, a mediados de la década de los cuarenta, se quedaron al frente de la so- ciedad sus dos hijos: Gregorio y Ma- nuel, por lo que durante ese tiempo cambió de nombre a botica Álvarez Hermanos. Después, Gregorio le com- pró su parte a Manuel, quedando éste como el único dueño. Cecilia Álvarez Sánchez-Aldana, hija de Gregorio, y una de las tres propie- tarias actuales, recuerda haber pasado su niñez en ese local, ya que su casa se encontraba en la planta superior: “Yo crecí conociendo olores, sabores y colo- res. Mi papá me regañaba porque llega- ba del colegio y me iba directo a la boti- ca a hacer travesuras y a tomar ácido tartárico con sal y chile. ¡Tomaba tanto que se me descarapelaba la lengua! “Mi papá y mi tío tuvieron tres o cua- tro empleados que se hicieron mayores ahí –continúa Cecilia–, por eso mucha gente la conoce como la botica de los vie- jitos. Incluso en la sucursal que abrimos en Chapalita, se le quedó ese nombre”. El boom de los productos de belleza Patricia Cisneros, viuda de Grego- rio Álvarez Sánchez Aldana, es tam- bién dueña de la botica de Pedro More- no; comenzó a trabajar ahí cuando se esposo enfermó, hace ya casi 15 años. “Desde entonces me puse a aprender todo y ahora hasta me gusta meterme al laboratorio para hacer los prepara- dos, que todavía se hacen a la antigüi- ta, en mortero”. Entre sus productos estrella, Pa- tricia pone en primer lugar al agua de rosas, “una loción hidratante, suavi- zante, refrescante y humectante”. Después está la loción de romero, pre- parada con éter, alcohol, alcanfor, ro- mero, cáscara de nuez y cáscara de plá- tano, que utilizan sobre todo las mujeres después de dar a luz, como reafirmante de la piel. “Tenemos tam- bién un tratamiento de belleza, que se vende bastante bien, que incluye cre- ma de día y de noche para cutis secos, grasosos o cutis jóvenes”. Su cuñada, Cecilia Álvarez, confir- ma que la botica ha tenido que dar un gi- ro en cuanto a su mercancía: “Ahora lo que más vendemos son productos de be- lleza, porque salubridad es cada vez más estricto con la cuestión de las recetas. Antes llegaba la gente a recetarse direc- tamente con el boticario, pero ahora es más complicado”. De entre los pocos médicos que aún mandan a sus pacientes a la botica que- dan los dermatólogos, quienes especifi- can los ingredientes de la fórmula para ser preparada ahí mismo. Algunas otras sustancias, como el azufre, han sido restringidas reciente- mente por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), ya que con él se pue- den fabricar las famosas bombas case- ras. “Antes sí se podían conseguir todos los productos libremente”, dice José Ma- nuel López de la botica de Santa Tere, y explica que el azufre se utilizaba, por ejemplo, para fabricar el licor de Hoffman, “muy bueno para secar los granitos y cerrar los poros”. Testigos del paso del tiempo Son reliquias de la ciudad. Sus loca- les, equipados con muebles antiguos so- bre los que descansan frascos de cerá- mica con el nombre de alguna sustancia, transportan a tiempos pasados. Nego- cios familiares –en algunos casos con más de 100 años—, que se han transmi- tido de generación en generación, para no dejar morir una tradición de antaño. Las boticas de Guadalajara, esos es- tablecimientos donde se sigue apostando por los remedios naturales, no entran en la lista de las cosas que se van multiplican- do con el paso del tiempo, a diferencia de la población, los autos o la propia ciudad. Sin embargo, las pocas que permanecen se enorgullecen de ofrecer productos he- chos en casa y sin efectos secundarios pa- ra el consumidor, como sucede regular- mente con las medicinas de patente. Entre sus múltiples fórmulas se po- drán encontrar curiosidades como acei- te de oso para el cabello maltratado, al- cohol alcanforado para las comezones, perlas de tiburón para las vías respirato- rias y bálsamo magistral para la artritis, reumatismos y dolores de ciática. Tintura de tronadora para la diabetes, de valeriana para el sistema nervioso y de boldo para estimular el hígado. Talcos, cre- mas, pomadas, cápsulas, lociones, extrac- tos, pastillas, geles, jarabes y demás prepa- rados, destinados a prevenir, aliviar, o complementar la receta del médico. “Es más bien medicina preventiva”, advierte José Manuel López, dueño y en- cargado de la Botica del Abuelo Longis, ubicada en el barrio de Santa Tere, “ya para ver problemas serios y curar de fon- do, hay que hacer una visita al doctor”. Ejemplo de ello, continúa, es la cre- ma y el espray de camote del cerro con gotitas de achicoria, que si bien no es su- ficiente para atacar la totalidad de sínto- mas de la menopausia, sí funciona como auxiliar para controlar el bochorno. “Estas fórmulas son viejísimas: del tiempo de María Canicas, tiempos de mi bisabuela o antes, y las boticas las hemos venido arrastrando”, dice. Las recetas de los abuelos En el libro colectivo Lecturas Histó- ricas de Jalisco, Leopoldo Orendáin re- cuerda algunas de las boticas que opera- ron en Guadalajara en el siglo XIX, entre ellas la de Ocampo Cortés (fundada en 1802), presumía ofrecer los precios más bajos de la plaza: “Sinapismos en papel a cuatro centavos la hoja; aceite de rici- no a seis centavos la onza; gránulos de Dioscórides a $2.75 la libra y 75 centavos la de pastillas de clorato de potasa”. Cuenta también que a espaldas de San Agustín quedaba la botica de Don Eustaquio Murillo, padre del Dr. Átl, “muy famosa por un jarabe de zarzapa- rrilla para la sangre”. Según el cronista Ildefonso Loza Márquez, una de las boticas más impor- tantes de principios del siglo pasado fue la del Seminario, que se llamó así porque estaba en la esquina del seminario ma- yor de Guadalajara (hoy Museo de Ar- queología del Occidente), en Liceo es- quina con Angulo. “El propietario era el doctor Abel Santoscoy, quien inventó y patentó fór- mulas como la meglina y la dolorina, una formulita que te la daban en sobres o cápsulas y en un ratito se te quitaba lo que trajeras”, cuenta el cronista. De entre los establecimientos de este tipo con mayor antigüedad, que hoy en día mantienen sus puertas abiertas al público, destacan la Botica del Hospicio —ubicada en la esquina de Dionisio Rodríguez y Ca- bañas—, y la Botica Jalisciense, en la calle Pedro Moreno casi esquina con Ocampo. La primera fue fundada por Emilia Es- coto a principios del siglo XX, y vendida a Narcisa Barajas y su hija Josefina en 1915. En 1956 la botica se cambió a la esquina de enfrente, por motivo de la construcción del nuevo mercado Libertad, mejor conocido como San Juan de Dios. Ambos establecimientos recibieron un reconocimiento del Gobierno Federal en diciembre de 2010, por sus más de 100 años de exitosa trayectoria empresarial. Algunos de estos establecimientos en la ciudad suman más de 100 años de subsistencia y sus propietarios aseguran que buscarán permanecer como antaño Botica Jalisciense o Antigua Botica de los Viejitos Pedro Moreno 516, casi esquina con Ocampo Botica del Hospicio Dionisio Rodríguez 152, esquina con Cabañas Botica Nueva Madero 347, entra Galeana y Colón Botica del Abuelo Longis Ramos Millán, casi esquina con Herrera y Cairo Botica del Ángel Esquina de Reforma y Santa Mónica Algunas direcciones PARA SABER • Algunas boticas lucen hoy casi como lo hacían hace más de cinco décadas. EL INFORMADOR • M. FREYRÍA EL INFORMADOR • ARCHIVO Entre pócimas y menjurges

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Tapatío 21 de enero

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Page 1: Tapatío 21 de enero

Fundadores • Jesús Álvarez del Castillo V. • Jorge Álvarez del Castillo Z. • Editor-Director • Carlos Álvarez del Castillo G.

Supervisor: Aimeé Muñiz / [email protected]

Sábado 21 de enero de 2012 PÁGINA 7-B

• Actuamente estos establecimientos destacan por las fórmulas de belleza que venden y productos para el cuidado de la piel,recomendados por dermatólogos.

Boticas tapatías

El Sol de la mañana pega directo enel mostrador de madera (pintado degris) que ha visto desfilar generacionesde tapatíos en busca de su remedio par-ticular. Al día de hoy, a pesar de estarubicada a dos locales de una farmaciatradicional, no pasan más de cinco mi-nutos sin que algún cliente llegue a laBotica Jalisciense para ser atendidopor su personal.

Como la señora Magdalena, quienllega a pedir su producto de siempre: tin-tura de castaña de indias en un frasco devidrio con gotero, “útil para curar las he-morroides o disminuir las várices”, diceella. Calcula que tiene entre 25 y 30 añosque asiste a este local, y afirma preferirlos remedios naturales sobre la alopatía:“Me gustan porque son menos perjudi-ciales; lo demás le cura a uno una cosa yle descompone otra”.

La Botica Jalisciense fue fundadaen 1893 por el químico fármaco biólo-go originario de Colima, Manuel Álva-rez Ramírez. Se dice que era tal la de-manda de su clientela, que incluso llegóa tener personas formadas a la vueltade la cuadra. Cuando el señor Álvarezfalleció, a mediados de la década de loscuarenta, se quedaron al frente de la so-ciedad sus dos hijos: Gregorio y Ma-nuel, por lo que durante ese tiempocambió de nombre a botica ÁlvarezHermanos. Después, Gregorio le com-pró su parte a Manuel, quedando éstecomo el único dueño.

Cecilia Álvarez Sánchez-Aldana,hija de Gregorio, y una de las tres propie-tarias actuales, recuerda haber pasadosu niñez en ese local, ya que su casa seencontraba en la planta superior: “Yocrecí conociendo olores, sabores y colo-res. Mi papá me regañaba porque llega-ba del colegio y me iba directo a la boti-ca a hacer travesuras y a tomar ácidotartárico con sal y chile. ¡Tomaba tantoque se me descarapelaba la lengua!

“Mipapáymi tío tuvierontresocua-tro empleados que se hicieron mayoresahí –continúa Cecilia–, por eso muchagente la conoce como la botica de los vie-jitos. Incluso en la sucursal que abrimosen Chapalita, se le quedó ese nombre”.

El boom de losproductos de belleza

Patricia Cisneros, viuda de Grego-rio Álvarez Sánchez Aldana, es tam-bién dueña de la botica de Pedro More-no; comenzó a trabajar ahí cuando seesposo enfermó, hace ya casi 15 años.“Desde entonces me puse a aprendertodo y ahora hasta me gusta metermeal laboratorio para hacer los prepara-dos, que todavía se hacen a la antigüi-ta, en mortero”.

Entre sus productos estrella, Pa-tricia pone en primer lugar al agua derosas, “una loción hidratante, suavi-zante, refrescante y humectante”.Después está la loción de romero, pre-parada con éter, alcohol, alcanfor, ro-mero, cáscara de nuez y cáscara de plá-tano, que utilizan sobre todo lasmujeres después de dar a luz, comoreafirmante de la piel. “Tenemos tam-bién un tratamiento de belleza, que sevende bastante bien, que incluye cre-ma de día y de noche para cutis secos,grasosos o cutis jóvenes”.

Su cuñada, Cecilia Álvarez, confir-ma que la botica ha tenido que dar un gi-ro en cuanto a su mercancía: “Ahora loque más vendemos son productos de be-lleza, porque salubridad es cada vez másestricto con la cuestión de las recetas.Antes llegaba la gente a recetarse direc-tamente con el boticario, pero ahora esmás complicado”.

De entre los pocos médicos que aúnmandan a sus pacientes a la botica que-dan los dermatólogos, quienes especifi-can los ingredientes de la fórmula paraser preparada ahí mismo.

Algunas otras sustancias, como elazufre, han sido restringidas reciente-mente por la Secretaría de la DefensaNacional (Sedena), ya que con él se pue-den fabricar las famosas bombas case-ras. “Antes sí se podían conseguir todoslos productos libremente”, dice José Ma-nuel López de la botica de Santa Tere, yexplica que el azufre se utilizaba, porejemplo, para fabricar el licor deHoffman, “muy bueno para secar losgranitos y cerrar los poros”.

Testigos del pasodel tiempo

Son reliquias de la ciudad. Sus loca-les, equipados con muebles antiguos so-bre los que descansan frascos de cerá-micacon elnombredealgunasustancia,transportan a tiempos pasados. Nego-cios familiares –en algunos casos conmás de 100 años—, que se han transmi-tido de generación en generación, parano dejar morir una tradición de antaño.

Las boticas de Guadalajara, esos es-tablecimientos donde se sigue apostandopor los remedios naturales, no entran enlalistadelascosasquesevanmultiplican-do con el paso del tiempo, a diferencia dela población, los autos o la propia ciudad.Sin embargo, las pocas que permanecense enorgullecen de ofrecer productos he-chosencasaysinefectossecundariospa-ra el consumidor, como sucede regular-mente con las medicinas de patente.

Entre sus múltiples fórmulas se po-drán encontrar curiosidades como acei-te de oso para el cabello maltratado, al-cohol alcanforado para las comezones,perlas de tiburón para las vías respirato-rias y bálsamo magistral para la artritis,reumatismos y dolores de ciática.

Tinturadetronadoraparaladiabetes,de valeriana para el sistema nervioso y deboldoparaestimularelhígado.Talcos,cre-mas, pomadas, cápsulas, lociones, extrac-tos,pastillas,geles,jarabesydemásprepa-rados, destinados a prevenir, aliviar, ocomplementar la receta del médico.

“Es más bien medicina preventiva”,advierte José Manuel López, dueño y en-cargado de la Botica del Abuelo Longis,ubicada en el barrio de Santa Tere, “yaparaverproblemasseriosycurarde fon-do, hay que hacer una visita al doctor”.

Ejemplo de ello, continúa, es la cre-ma y el espray de camote del cerro congotitas de achicoria, que si bien no es su-ficiente para atacar la totalidad de sínto-mas de la menopausia, sí funciona comoauxiliar para controlar el bochorno.

“Estas fórmulas son viejísimas: deltiempo de María Canicas, tiempos de mibisabuelaoantes,y lasboticas lashemosvenido arrastrando”, dice.

Las recetas de los abuelos

En el libro colectivo Lecturas Histó-ricas de Jalisco, Leopoldo Orendáin re-cuerda algunas de las boticas que opera-ron en Guadalajara en el siglo XIX, entreellas la de Ocampo Cortés (fundada en1802), presumía ofrecer los precios másbajos de la plaza: “Sinapismos en papela cuatro centavos la hoja; aceite de rici-no a seis centavos la onza; gránulos deDioscóridesa$2.75 la libray75centavosla de pastillas de clorato de potasa”.

Cuenta también que a espaldas deSan Agustín quedaba la botica de DonEustaquio Murillo, padre del Dr. Átl,“muy famosa por un jarabe de zarzapa-rrilla para la sangre”.

Según el cronista Ildefonso LozaMárquez, una de las boticas más impor-tantes de principios del siglo pasado fuela del Seminario, que se llamó así porqueestaba en la esquina del seminario ma-yor de Guadalajara (hoy Museo de Ar-queología del Occidente), en Liceo es-quina con Angulo.

“El propietario era el doctor Abel

Santoscoy, quien inventó y patentó fór-mulascomolameglinay ladolorina,unaformulita que te la daban en sobres ocápsulas y en un ratito se te quitaba loque trajeras”, cuenta el cronista.

De entre los establecimientos de estetipoconmayorantigüedad,quehoyendíamantienen sus puertas abiertas al público,destacan la Botica del Hospicio —ubicadaen la esquina de Dionisio Rodríguez y Ca-bañas—, y la Botica Jalisciense, en la callePedro Moreno casi esquina con Ocampo.

LaprimerafuefundadaporEmiliaEs-coto a principios del siglo XX, y vendida aNarcisa Barajas y su hija Josefina en 1915.En1956laboticasecambióalaesquinadeenfrente,pormotivodelaconstruccióndelnuevo mercado Libertad, mejor conocidocomo San Juan de Dios.

Ambos establecimientos recibieronunreconocimientodelGobiernoFederalendiciembrede2010,porsusmásde100años de exitosa trayectoria empresarial.

Algunos de estos establecimientos en la ciudad suman más de 100 años de subsistenciay sus propietarios aseguran que buscarán permanecer como antaño

◗ Botica Jalisciense o Antigua Boticade los ViejitosPedro Moreno 516, casi esquina con Ocampo

◗ Botica del HospicioDionisio Rodríguez 152, esquina con Cabañas

◗ Botica NuevaMadero 347, entra Galeana y Colón

◗ Botica del Abuelo LongisRamos Millán, casi esquina con Herrera y Cairo

◗ Botica del ÁngelEsquina de Reforma y Santa Mónica

Algunas direcciones

PARA SABER

• Algunas boticas lucen hoy casi como lo hacían hace más de cinco décadas.

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Entre pócimas y menjurges

Page 2: Tapatío 21 de enero

EL INFORMADOR

TAPATÍOPÁGINA 8-B Sábado 21 de enero de 2012

“¡Hola a todos! Le recordamosque hoy es el último día para ir a pa-tinar, no se la pierdan! Los espera-mos” (sic). Este mensaje publicadoen Facebook para promocionar lapista de hielo que estuvo instaladahasta el pasado 16 de enero en la ex-planada del Instituto Cultural Caba-ñas parecería bastante común, si noes porque aparece en la cuenta de laSecretaría de Cultura del Ayunta-miento de Guadalajara. ¿Qué tieneque hacer este organismo encar-gándose de atracciones como ésa yla exhibición de dinosaurios en laPlaza Liberación? Quizá lo mismoque cuando se le endosara la tareade amenizar con “talleres y espectá-culo de zanqueros” el fallido pro-yecto que convertía a la Glorieta Mi-nerva en zona peatonal los fines desemana. De esta manera se diluyensus recursos y capacidad de trabajo.

A pesar de esto, es justo decirque los únicos actos culturales en

Guadalajara que han involucrado ala música clásica en lo que va delaño, son los recitales de los “Jueves

de Música en Palacio” que iniciaronel pasado 12 de enero, aunque el úl-

timo estuviera dedicado a la músicade los espectáculos líricos de Broad-way.

Ahora bien, aquí vendría la bue-na noticia: el próximo viernes 27 ydomingo 29 de enero tendremosópera en Guadalajara con la Or-questa Filarmónica de Jalisco(OFJ), pero aunque es un esfuerzoque se agradece, resulta que se tra-ta otra vez de La flauta mágica deMozart, que se representó apenasen septiembre pasado. Además, re-sulta curiosa la acotación que inclu-ye la OFJ en el respectivo comunica-do de prensa: “Las partes habladasde la obra serán en español y las 21piezas que componen la obra duran-te más de dos horas se cantarán enalemán”... Bueno, sólo faltaría quecon ese afán de agradar a “nuevospúblicos” se llegara a trastocar unaobra como ésta traduciéndola (ya depor sí el asunto de presentar las par-tes habladas en español da para la

polémica).Por último, llama la atención

que el programa de “Martes Musica-les” no inicie todavía, cuando enaños anteriores lo hacía por lo me-nos en la última semana de enero.

En fin, que el año musical no hatomado ritmo todavía; ojalá que nopase mucho tiempo antes de que senormalice.

ClásicaPOR EDUARDO ESCOTO ([email protected])

Inicio de año

Diario deun espectador

Los árboles de cada enero despliegan susbanderas amarillas para prevenir a quien por ahípasa de que otra vuelta del tiempo está comple-ta. Y de que todo, al final de los giros, ha de lle-gar a su quietud. Por mientras, las primaverasvan encendiendo sus follajes por secciones, y asíalegran otra vez el comienzo del año. Ruedan lashojas sobre el enladrillado de la terraza y su mú-sica queda va diciendo algo que sin duda habráde permanecer.

**Una de tigres. Desde los helados montes Hi-

malaya hasta los manglares tropicales de India ydeBangladesh.Pantheratigris.Elmayorde los fe-linos. El secreto de su visión nocturna está en unamembrana que refleja toda la luz de la noche en laretina. Su rugido puede oírse a un kilómetro y me-dioyescapazdecorreramásde55kilómetrosporhora, aunque su especialidad está en los mortífe-ros movimientos en corto. Pero el silencio es suprincipal arma: el tigre se materializa del puro ai-re, y quienes han sobrevivido a su ataque coinci-den en decir: “Salió de la nada”. National Geogra-phic, la celebérrima y benemérita revista queempezó a publicarse el mismo año en que el trenllegó a estas tierras, en 1888, reporta que quedanmenos de cuatro mil tigres libres sobre el planeta.

Avistamiento.Pardeayladestartaladacamio-netaavanzabamboleándoseporelPeriférico.Conun movimiento repentino, el conductor enfila porla desviación al ITESO. Obligada a detenerse porla fila de coches, la camioneta permanece un mo-mento detenida; sin embargo, el bamboleo persis-te. Una visión más cercana permite entonces des-cubrir que la parte de atrás de la camioneta no esmásqueunajaulaendondedavueltassobresímis-mounmajestuosotigredeBengala.Elbrillode losojos del felino centellea en lo oscuro. El conductorparece hasta entonces darse cuenta de que no erael destino del tigre el campus universitario. Su te-rrible simetría no paseará su estampa por los pa-sillos y las aulas, y los jardines no verán su feroz,irreductible gracia. El vehículo realiza una seriede movimientos sincopados para corregir el rum-bo y retomar la ruta. Avanza a jalones, mientras eltigre se revuelve, incandescente, en su jaulatrashumante.

Tiger, tiger burning brightin the forests of the nightwhat immortal hand or eyecould frame thy fearful simmetry?

**La Alemana. Comparecen los amigos al lla-

mado del tequila y de la mesa abierta. El pianis-ta recolecta los óbolos y las peticiones, los bille-tes de lotería circulan, el estado de las huestesfutboleras se repasa, cruzan platos con ahoga-das y lo que venga. Con puntual insistencia eltango Por una cabeza resuena entre el mugidode los camiones. Don Adolfo se desempeña y laconversación oscila como las llamas de una lum-brada nuevamente aparecida.

**Desvanecer lo lejano. Este es el título de un li-

bro publicado por la fotógrafa Cecilia Hurtado, yqueventurosamenteapareciósobre lamesadees-teespectador.Laautoradeclaraenlaintroducciónquesusproyectos fotográficos“serefierena laau-sencia, a algo o a alguien que no está, al recuerdoy cómo vemos el pasado, a la melancolía de aque-lloquepareceperdido”.Lapalabraparece,sinem-bargo, es la clave: gracias al esfuerzo de Cecilia te-nemos ahora un testimonio real, tangible ysignificativo de una cultura en extinción. Se tratade los kiliwa, etnia originaria de Baja California yque formó parte del pueblo yumano. Quedan nomás de diez personas que ahora hablan esa len-gua. Las imágenes presentadas conforman unalarga serie de reflexiones sobre el olvido, la fragi-lidad de las cosas humanas, la persistencia de lavoluntad, la esperanza y la muerte. Pocos ensayosfotográficos contemporáneos tienen la sutil con-tundencia que ahora Cecilia Hurtado esgrime pa-ra dejar constancia del arduo destino de los últi-mos de cualquier raza. Hay una comoentresombra, una veladura esencial que recorremuchas de las imágenes, y que les da una calidadde sueño, de cosa nunca vista, a veces de milagro.Como el del arbusto dorado que cruza el aire ple-no de misterio bajo la presencia definitiva de la lu-na. Huellas, rastros, vestigios, el perfil de la sierracontra el cielo incierto, unas piedras en pie, un co-yote a lo lejos: gramática elemental de todo unmundo que se pierde. Una silla, el respaldo de unasillagastadayraspadaporlosaños,serecortacon-tra la textura de un muro: quién habrá que nuncase haya sentado en esta silla, visto estas cosas quese disuelven en el puro aire delgado.

**El reciente número de Artes de México, últi-

mo de la serie hasta ahora aparecida sobre laCompañía de Jesús, lleva por título Los jesuitasy la construcción de la nación mexicana. Y nadamenos a la explicación de esta fundamental y po-co frecuentada parte de la historia patria se de-dica una serie de artículos esclarecedores y, co-mo siempre, estupendamente ilustrados. Hay untexto extraordinario, e inédito, de Francisco Ja-vier Clavijero que de manera vívida y estremece-dora narra los pormenores de la expulsión de losjesuitas de nuestro país: Relación de los sucesosde la Provincia de México desde el día 25 de ju-nio de 1767. El número, copatrocinado muy ati-nadamente por el Iteso, debiera interesar a cuan-tos busquen las claves de la sensibilidad y laconciencia de este país. Dice Alfonso Alfaro, ar-tífice de la serie de entregas jesuíticas, en el ar-tículo inicial: “No es una de las menores parado-jas de este dramático periodo el que estosjesuitas, miembros de una institución cuya natu-raleza universalista aducían las Coronas comoelemento de radical incompatibilidad con la sa-cralizada razón de Estado (motivo suficiente pa-rabuscarsuaniquilación),hayanconsagradolosduros años del exilio donde encontrarían la ve-jez y la muerte a construir pacientemente una so-ciedad que habría de convertirse, en buena par-te gracias a sus esfuerzos, en una nación”.

**Tendría, pues, la intemperie por casa, por

reposo la fuga. A tanto así llegaba su noción delmundo cuando logró regresar de aquel naufra-gio. Los días furibundos, las noches alucinadas,cargadas de sueños como huracanes. Sobre eltenso muro de la vigilia una inscripción nítida ybreve revelaba el secreto del viaje: cuando in-tentó leerla ya era de aire.

POR JUAN PALOMAR([email protected])

Los únicos actos culturalesen Guadalajara que haninvolucrado a la música

clásica en lo que va del año,son los recitales de los“Jueves de Música enPalacio” que iniciaron

el pasado 12 de enero,aunque el último estuviera

dedicado a la músicade los espectáculos líricos

de Broadway

Sólo faltaría que con eseafán de agradar a “nuevos

públicos” se llegara atrastocar una obra como

ésta (La flauta mágica, deMozart) traduciéndola (ya depor sí el asunto de presentar

las partes habladas enespañol da para la polémica)