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38 Dos por cuatro. Se estrenó la versión teatral de Tango feroz yViva juntó a los protagonistas del musical con

los héroes de la peli. El amor sigue siendo más fuerte...

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-parejitas-Marianas: Cecilia Dopazo y Flor Otero. Tanguitos: Mirás y Fernando Dente.

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T odo no se compra, todo no se vende.” D e s d e l a p l a t e a , sentado en el medio de la fila de butacas, bastante cerca del

escenario, Fernán Mirás escucha la frase final. Y aplaude. Entre bamba-linas se oyen los murmullos y la exci-tación de saberlo entre el público (no más de diez personas) que asistió a uno de los últimos ensayos generales de Tango Feroz, la obra teatral que es-trenó los primeros días de enero Ariel Del Mastro, basada en la película que idearon Aída Bortnik y Marcelo Piñe-yro hace 20 años.

La mujer de Mirás lo abraza con dulzura y Santi, su hijo de cinco años (el mayor, porque hace pocos meses nacieron los mellizos de la pareja), pregunta si ese que se veía en escena era el personaje que “papá” hizo en el cine. Sobre tablas, el que hace un rato cantaba sin playback Me gusta ese tajo, en la escenografía mítica de La Cueva, es Fernando Dente. Entre el Tangui-to del celuloide y el del teatro pasaron dos décadas.

“Ah, pero vos querés hacerme sen-tir mal en serio eh”, se queja Mirás, simulando un llanto, cuando cae en

TexTo: Geraldine Mitelman (gmitelman@clarin.com)foTos: Emmanuel Fernández, Gabriel Reig y Archivo Clarín

-La peLicuLa-Opera prima de Marcelo Piñeyro. La leyenda de Tanguito rompió la taquilla: 1.700.000 entradas vendidas.

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-eL musicaL-Una escena de la obra que

Joaquín Bonet adaptó para el teatro.

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42 (risas). Espiritual, seguro, porque lo tomé con mucha alegría y responsabi-lidad, sólo quería estar a la altura de las circunstancias. Imaginate mi primer protagónico a los 22 años...Tango Fe-roz irrumpió en pleno menemismo, en un momento que se valorizaba como nunca el ‘tener’ versus el ‘ser’. Era el auge de la pizza y el champagne, hasta creo que se estrenó junto con Propues-ta indecente, un contrapunto total. Las películas se gritaban cosas completa-mente diferentes de un cine al otro. Florencia: En la obra el personaje de Mariana está más comprometido po-lítica y socialmente, porque ella lucha por armar un comedor en una villa, y creo que en ese sentido es más vigente ahora que hace 20 años, ¿no? Porque si bien no se cuenta ningún hecho en particular de la vida de Tanguito, que en la película era algo más poético, acá se desvió un poco, y se lo muestra más oscuro y pesado.

-La película del millón- Marcelo Piñeyro (Caballos salvajes, Plata quemada, Kamchatka, Las viu-das de los jueves) nunca imaginó que con su ópera prima haría historia en el cine argentino. Pero sucedió. En 1993 la película se convirtió en un bo-om que convocó sólo en nuestro país a 1.700.000 espectadores. Fue el pri-mero en superar la barrera del millón cuando –según datos del propio di-rector– fue el año en que menos cines abiertos hubo en la Argentina (poco más de 300) y sólo se estrenaron 13 pe-

lículas nacionales.El hombre que inspiró esa

exitosa película, que conmo-vió a toda una generación y que ahora tiene su versión en el teatro, se llamaba José Al-berto Iglesias, alias Tanguito (1945-1972), un músico ro-mántico, idealista, lanzado a vivir cada minuto de su vi-da como si fuese el último. Un pibe de Caseros, que se ganaba la vida tocando en clubes de barrio hasta que desembarcó en La Cueva (cuna del rock argentino), donde se convirtió en mi-to a la par de colegas como Moris, Litto Nebbia, Billy Bond y Pajarito Zaguri, entre muchos otros talen-tosos de la época, y más allá de la época también.

la cuenta de que su “otro yo” apenas arañaba los tres años de edad cuando se estrenó la película. El diálogo entre Fernando y Fernán, que pita intensa-mente un cigarrillo mientras su hijo le sopla el humo para que lo deje, sucede en el hall del Tabarís. “El recuerdo que tengo de la película es el de dos perso-nas desnudas (risas), un flash. Cuan-do Ariel me llamó para hacer la obra volví a verla con otros ojos y me pasó algo loco. Dije: ‘No la miro más’. Por-que aunque suene olfa, está tan bien hecha que inevitablemente te evoqué como punto de partida. Y me parecía desleal y berreta ir a lo seguro”, le con-fiesa Dente a Fernán.

Ahora la escena sucede detrás de los decorados. La que sube las escaleras, recién llegada de su casa de fin de se-mana en Pilar, es Cecilia Dopazo. Va hasta el pasillo, donde las puertas do-bles de los camarines, de madera anti-gua, están abiertas de par en par como en vaudeville. Un grupo de tres afina guitarras en el piso y repasa la letra, “pero el amor es más fuerteeeee”. Ella camina hasta el lugar donde el intenso aroma a incienso es inevitable. Ahí es-tá Florencia Otero, que comparte ca-marín con su marido Germán Tripel, a punto de convertirse en Mariana. “To-da esta ropa, qué recuerdos me trae”, le dice la protagonista de la peli a la del teatro. Cuelgan del perchero pantalo-nes oxford, camisas con estampados sesentosos, alguna bambula, zapatos abotinados de cuero. “Yo tenía 22 años cuando filmé la película, igual que vos ahora. ¡Mirá cuando estés haciendo la nota 20 años después con la re-posición de la obra!”, rompe el hielo Cecilia, que no conocía a Florencia pero había escu-chado (y visto) mucho sobre su trabajo: Casi Normales, Des-pertar de primavera y Rent, por mencionar los musicales más recientes donde se lució. ¿Por qué creen que la obra sobre Tanguito puede tener vigencia 20 años después?Cecilia: La película salió a jerar-quizar valores que estaban des-valorizados, y creo que eso puede suceder ahora también. A mí la gente me paraba en la calle para contarme que la película los ha-bía ayudado a cambiar de carrera o dejar a su novia, ¡imaginate! Pa-ra mí fue una experiencia “religio-sa”, como diría Enrique Iglesias

Es inédito que una película argentina llegue al teatro. Tardé seis años en

filmarla porque no la podía financiar. Tuve tres propuestas antes para llevarla al teatro y las rechacé. Esta vez acepté

ceder los derechos porque respeto mucho el trabajo de Ariel Del Mastro y porque además se cumplen 20 años del estreno de Tango Feroz. Es una

obra vigente porque habla del ansia de libertad de un individuo que choca contra estructuras muy sólidas del sistema. Es

algo que hasta lo podemos encontrar en las tragedias griegas, porque tiene que ver con el hombre y la búsqueda de la identidad. En esa época salir a decir “todo no se compra, todo no se vende”,

con Domingo Cavallo como ministro de Economía, era ir a contramano del

planeta. Nunca se editó en DVD, de hecho la estoy remasterizando en Londres para

que no se pierda, porque la única copia en el mundo que está en buen estado

la tiene la filmoteca del Museo de Arte Moderno de Nueva York.

Un éxito que se reeditará

Marcelo Piñeyro

Punto de vista

-eL hombre y eL mito-José Alberto Iglesias, Tanguito, vivió 26

años furiosos e intensos.

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-presente-La dupla que le vuelve a dar vida a una película

generacional.

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44 “Las canciones, la historia, el tra-bajo de Cecilia y Fernán; descubrí que esta película fue muy importante para mucha gente. Todos querían ser hip-pies, estar arriba de una terraza y hacer el amor”, cuenta Dente, que viene co-sechando las mejores críticas después de sus trabajos en Hairspry, La novicia rebelde, Despertar de primavera y Casi Normales, donde compartió cartel con su actual compañera, Otero.

Para Fernán, la obra es más cohe-rente ahora que cuando se estrenó la película: “Cuando la filmamos, vos te-nías plena conciencia de que el públi-co no sabía ni de qué se estaba hablan-do. Y eso sí lo siento como una dife-rencia con la obra de teatro, donde ves a los pibes en escena en la facultad, o hablando del centro de estudiantes, o cantando la Marcha de la bronca (de Pedro y Pablo) y te resulta más natu-ral. Nosotros éramos casi todos acto-res que rondábamos los 20 años y nos preguntábamos qué era militar”. Fernando: Ariel, el director, encon-tró en este material algo que resumía varias cosas que quería contar, y está buenísimo poder hacerlo con una pie-za nacional, intuyo que genera una em-patía instantánea esta historia, porque es nuestra. Cecilia: Me parece que la vida de Tan-guito fue la excusa para contar una historia de amor que pegó muy bien, enmarcada a principios de los ’70, pe-ro que en ningún momento intentó ser una biografía fiel. El hecho de decir que era “la leyenda”, aclaraba que era la mirada de Aída y Marcelo. Si el per-sonaje de Mariana en esta versión está más comprometido políticamente, seguramente funcionará como en la película el hecho de que Mariana fuera hija de un militar, el gran contrapunto de Tango. Por eso ella podía expresar toda la rebeldía y profundidad de su ser. Me acuerdo que en ese momen-to la polémica pasaba por si era o no la vida de Tanguito, y qué decían Litto Nebbia y Moris. Y todo el resto no po-día opinar. Se armó como una guerra que no tenía nada que ver con el hecho artístico.Fernán: La obra hace más hincapié en cierta cosa biográfica que la pe-lícula le escapaba. Creo que, Tango era un héroe romántico de ficción. Yo conocí a su madre, me acuerdo que vino al rodaje; entonces para mí la historia era el guión, y no quería saber nada más.

La escena de la película de carácter ineludible es aquella a la que Fernán y Cecilia deben remontarse cada vez que hay un micrófono cerca: velas, Malevaje sonando de fondo, pasos de dos por cuatro, y aquel inolvidable desnudo de ambos. El recuerdo de ellos, por supuesto, no tiene nada que ver. “A mí me dicen ‘escena mítica’ y yo no tengo ninguna conciencia (risas), sólo recuerdo que hacía frío. Y que te-nía al profesor de tango cerca retán-dome ‘¡así no se baila el tango!’, que me volvía loco a mí, porque soy el que lleva, y a Cecilia no le decía nada... La verdad es que no veo la película hace mucho, pero me trae recuerdos y casi todos relacionados con si hacía frío o calor”, dice Fernán y todos se ríen.

Para las chicas, el tema siempre es un poquito más complicado. Cecilia rescata el clima de las velas como una imagen fija. “Y después el tango –re-cuerda–, que es lo que más vértigo me dio. Repetimos la escena varias veces, lógicamente, porque nos tiramos de cabeza a hacer lo mejor que podíamos en cada toma. Y terminó siendo el pós-ter de la película. Y vos, Flor, ¿hiciste un desnudo alguna vez?”Florencia: No, sólo una escena medio jugada en Despertar de primavera.Cecilia: ¿Y tu marido qué dice?Florencia: Chequea que los técnicos no estén mirando (risas). Agradezco que esté acá porque me siento mucho más contenida. El desnudo en sí hoy está tan banalizado que hace que acá en la obra se valore y aprecie más. Es de un amor tan íntimo y puro que tiene otro concepto. Igual mis papás no me dejaron ver la película de chica por tu desnudo (risas).Cecilia: Los entiendo. Mis hijos ya empezaron a pedirme que la quieren ver y tampoco los dejo. Florencia: Pero ahora la tengo pre-sente todo el tiempo. Tu actuación, digo... Lo primero que pensaba era en encontrar el amor que se ve en Ma-riana en la película, poder encontrar la verdadera libertad de su expresión, que le importa lo escencial.Cecilia: Un consejo: relajate y gozá. Eso es lo lindo que tiene ser actriz, que uno puede vivir experiencias que no podría de otro modo. Te metés en esta ensoñación por dos horas y te termi-na contagiando un poco para tu vida. Después podés acudir a ese lugarcito cálido que te dejan determinados per-sonajes como éste._

TanTo denTe como oTero vieron la

pelicula, pero eviTaron usarla

como referencia de sus personajes.

un gran desafíoCon éxitos como Despertar de primavera, EVA, el gran musical Argentino, Cabaret,

y puestas en España (High School Musical) y Brasil (Peter Pan, todos podemos volar) entre otros países,

parecía lógico que el gran desafío de llevar a las tablas un exitazo de la pantalla grande como Tango Feroz

recayera en manos de Ariel Del Mastro. Con amplia experiencia como director y

diseñador de luces, recibió siete premios ACE, tres Trinidad Guevara y en 2012 fue galardonado con el Premio Hugo por su trabajo en Por amor a Sandro. El elenco

de Tango Feroz se completa con Federico Salles, Germán Tripel, Tony Lestingi, Eliseo Barrionuevo, Mariu Fernández, Sofía González Gil y Federico Llambi.

ariel del Mastro

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