taller padres de familia

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GRUPO 1 (TIEMPOS LITÚRGICOS) Inteligencia Viso-espacial (colorear y explicar los tiempos litúrgicos) El año litúrgico tiene estaciones especiales llamadas "tiempos". Adviento, Navidad, Cuaresma, Triduo, Tiempo de Pascua y el Tiempo Ordinario. Empieza el primer domingo de Adviento y termina con la fiesta de Cristo Rey. El propósito del año litúrgico no es marcar el paso del tiempo sino celebrar y entender con mayor claridad todo el misterio de Cristo, desde su encarnación y nacimiento hasta su ascensión, el día de Pentecostés y la espera de su regreso en gloria. Durante el curso del año, el misterio pascual, la pasión, muerte, resurrección y ascensión de Jesús, es vista desde diferentes ángulos y en diferentes luces. Los tiempos litúrgicos son (por orden de aparición en el año litúrgico, que comienza a fin de noviembre, principio de diciembre): -Adviento: cuatro semanas, su color original es el morado, el mismo morado de la Cuaresma. -Navidad: hasta el domingo siguiente a Epifanía, unas tres semanas, no tiene un color propio del tiempo, sino que en general predomina el blanco, de solemnidad, o el rojo, en las celebraciones de mártires (inocentes, san Esteban). -Tiempo ordinario: en total son unas 32 o 33 semanas, según el año, aunque siempre se numeran de 1 a 34, y las que se pierden quedan en medio. Su color propio es el verde, aunque en solemnidades o fiestas tienen el color que corresponda a la celebración (blanco o rojo); los domingos, aunque son solemnidad, se celebran con verde, para marcar cierta diferencia con los domingos pascuales. -Cuaresma: interrumpe el Tiempo ordinario en alguna de las semanas de la 6 a la 11, depende en cada año de cómo caiga la Pascua. Dura 40 días contados desde el miércoles de ceniza hasta el domingo de Ramos, los dos inclusive, es decir, casi 6 semanas, más la semana santa. El color es el morado/violeta, a salvo siempre las solemnidades, que se celebran en blanco en cualquier tiempo, o rojo si son solemnidades de martirio. -Pascua: siete semanas enteras, el color propio es el blanco. La primera semana tiene la peculiaridad de que se celebra todos los días como si fueran el mismo domingo de Pascua. Termina en Pentecostés, cuyo color es el rojo (que es el color del martirio y del Espíritu). Terminado el Tiempo pascual se retoma el ordinario en la semana que corresponda, perdiendo una o dos, según el año. El cálculo se hace tomando el inicio del siguiente Adviento y contando el domingo anterior como domingo 34, de allí para atrás, hasta Pentecostés. Resumiendo los colores: Blanco: solemnidades Rojo: martirio y Espíritu Santo Morado: penitencial (Cuaresma, Adviento, Difuntos) Verde: tiempo ordinario Hay un color litúrgico más, que es el azul-celeste, que se usa (optativamente) en celebraciones de la Virgen.

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  • GRUPO 1 (TIEMPOS LITRGICOS)

    Inteligencia Viso-espacial (colorear y explicar los tiempos litrgicos)

    El ao litrgico tiene estaciones especiales llamadas "tiempos". Adviento, Navidad, Cuaresma, Triduo, Tiempo de

    Pascua y el Tiempo Ordinario. Empieza el primer domingo de Adviento y termina con la fiesta de Cristo Rey.

    El propsito del ao litrgico no es marcar el paso del tiempo sino celebrar y entender con mayor claridad todo el

    misterio de Cristo, desde su encarnacin y nacimiento hasta su ascensin, el da de Pentecosts y la espera de su

    regreso en gloria. Durante el curso del ao, el misterio pascual, la pasin, muerte, resurreccin y ascensin de Jess, es

    vista desde diferentes ngulos y en diferentes luces. Los tiempos litrgicos son (por orden de aparicin en el ao

    litrgico, que comienza a fin de noviembre, principio de diciembre):

    -Adviento: cuatro semanas, su color original es el morado, el mismo morado de la Cuaresma.

    -Navidad: hasta el domingo siguiente a Epifana, unas tres semanas, no tiene un color propio del tiempo, sino que en

    general predomina el blanco, de solemnidad, o el rojo, en las celebraciones de mrtires (inocentes, san Esteban).

    -Tiempo ordinario: en total son unas 32 o 33 semanas, segn el ao, aunque siempre se numeran de 1 a 34, y las que

    se pierden quedan en medio. Su color propio es el verde, aunque en solemnidades o fiestas tienen el color que

    corresponda a la celebracin (blanco o rojo); los domingos, aunque son solemnidad, se celebran con verde, para marcar

    cierta diferencia con los domingos pascuales.

    -Cuaresma: interrumpe el Tiempo ordinario en alguna de las semanas de la 6 a la 11, depende en cada ao de cmo

    caiga la Pascua. Dura 40 das contados desde el mircoles de ceniza hasta el domingo de Ramos, los dos inclusive, es

    decir, casi 6 semanas, ms la semana santa. El color es el morado/violeta, a salvo siempre las solemnidades, que se

    celebran en blanco en cualquier tiempo, o rojo si son solemnidades de martirio.

    -Pascua: siete semanas enteras, el color propio es el blanco. La primera semana tiene la peculiaridad de que se celebra

    todos los das como si fueran el mismo domingo de Pascua. Termina en Pentecosts, cuyo color es el rojo (que es el

    color del martirio y del Espritu).

    Terminado el Tiempo pascual se retoma el ordinario en la semana que corresponda, perdiendo una o dos, segn el ao.

    El clculo se hace tomando el inicio del siguiente Adviento y contando el domingo anterior como domingo 34, de all para

    atrs, hasta Pentecosts.

    Resumiendo los colores:

    Blanco: solemnidades

    Rojo: martirio y Espritu Santo

    Morado: penitencial (Cuaresma, Adviento, Difuntos)

    Verde: tiempo ordinario

    Hay un color litrgico ms, que es el azul-celeste,

    que se usa (optativamente) en celebraciones de la

    Virgen.

  • GRUPO 2 (LA CUARESMA)

    I.Musical. (Componer unas coplas o cancin.)

    La Cuaresma es el tiempo litrgico de conversin, que marca la Iglesia para

    prepararnos a la gran fiesta de la Pascua. Es tiempo para arrepentirnos de nuestros

    pecados y de cambiar algo de nosotros para ser mejores y poder vivir ms cerca de

    Cristo.

    La Cuaresma dura 40 das; comienza el mircoles de ceniza y termina antes de la

    Misa de la Cena del Seor del Jueves Santo. A lo largo de este tiempo, sobre todo en

    la liturgia del domingo, hacemos un esfuerzo por recuperar el ritmo y estilo de

    verdaderos creyentes que debemos vivir como hijos de Dios.

    La Iglesia nos invita a vivir la Cuaresma como un camino hacia Jesucristo,

    escuchando la Palabra de Dios, orando, compartiendo con el prjimo y haciendo

    obras buenas. Nos invita a vivir una serie de actitudes cristianas que nos ayudan a parecernos ms a Jesucristo, ya que

    por accin de nuestro pecado, nos alejamos ms de Dios. Por ello, la Cuaresma es el tiempo del perdn y de la

    reconciliacin fraterna. Cada da, durante toda la vida, hemos de arrojar de nuestros corazones el odio, el rencor, la

    envidia, los celos que se oponen a nuestro amor a Dios y a los hermanos. En Cuaresma, aprendemos a conocer y

    apreciar la Cruz de Jess. Con esto aprendemos tambin a tomar nuestra cruz con alegra para alcanzar la gloria de la

    resurreccin.

    40 das

    La duracin de la Cuaresma est basada en el smbolo del nmero cuarenta en la Biblia. En sta, se habla de los

    cuarenta das del diluvio, de los cuarenta aos de la marcha del pueblo judo por el desierto, de los cuarenta das de

    Moiss y de Elas en la montaa, de los cuarenta das que pas Jess en el desierto antes de comenzar su vida pblica,

    de los 400 aos que dur la estancia de los judos en Egipto.

    En la Biblia, el nmero cuatro simboliza el universo material, seguido de ceros significa el tiempo de nuestra vida en la

    tierra, seguido de pruebas y dificultades.

  • GRUPO 3 Liturgia: Signos, gestos, Canciones

    Inteligencia Espacial y lingstica (Dibujar y explicar)

    La ceniza: Convertos a m de todo corazn (Jl 2,12).

    Nos recuerda nuestra condicin dbil y pecadora. Nos pone delante de nuestra fragilidad.

    Expresa la conversin, el deseo de liberarnos del mal: la desunin, la violencia, la insolidaridad, la indiferencia, que hay

    en nosotros y ponernos en el camino hacia la Pascua. Es un gesto de humildad y de splica ante el Dios de la Vida. Es

    un signo de comienzo. Con la ceniza comenzamos el camino hacia la Pascua. Nos recuerda que en la vida hay cruz,

    muerte, renuncia; pero a la vez nos asegura que el camino pascual es dejarse alcanzar por la Vida nueva y Gloriosa del

    Seor Jess. De las cenizas Dios saca vida, como el grano de trigo que se hunde en la tierra. Es smbolo de que

    participamos de la cruz de Cristo, para con El pasar a la Vida. Un signo pedaggico que nos recuerda nuestra debilidad y

    nuestro pecado para que dejemos a Dios actuar en nosotros, incorporarnos a la resurreccin de su Hijo y lavarnos con el

    agua bautismal de la Pascua. Nos recuerda que ser cristiano supone una lucha contra el mal que siempre est al acecho

    para robarnos la alegra de vivir resucitados.

    La Cruz: El que quiera seguirme, que se niegue a s mismo, cargue con su cruz cada da y se venga conmigo (Lc 9,

    23).

    Smbolo predilecto para representar a Cristo y su misterio de salvacin. Smbolo de la nueva y definitiva alianza

    realizada en la Pascua de Jess.

    Ilumina nuestra vida. Nos da esperanza. Nos ensea el camino. Nos asegura la victoria de Cristo. Nos compromete a

    seguir el mismo estilo de vida de Jess para llegar a la nueva existencia del resucitado. En la cruz est concentrada la

    Buena Noticia del Evangelio

    La seal de la Cruz. Gesto sencillo lleno de significado. Esta seal de la Cruz es una verdadera confesin de nuestra fe:

    Dios nos ha salvado en la Cruz de Cristo. Es un signo de pertenencia: al hacer sobre nuestra persona esta seal es

    como si dijramos: estoy bautizado, pertenezco a Cristo, El es mi Salvador, la Cruz de Cristo es el origen y la razn de

    ser de mi existencia cristiana. Desde el bautismo estamos signados con la Cruz de Cristo como seal de pertenencia,

    con el compromiso de conocerle y seguirle y como prueba de que Cristo nos fortalece con la seal de su victoria.

    Color morado recuerda que estamos en tiempo de cambio y reflexin.

    Cantos todos con contenido penitencial, conversin, arrepentimiento. No hay Aleluya, ni Gloria.

  • GRUPO 4 (COMPROMISOS CUARESMALES: AYUNO-ORACIN-LIMOSNA-PENITENCIA)

    Inteligencia Cenestsico corporal (representacin)

    El Ayuno solidario: Llegar un da en que se lleven al novio, y entonces ayunarn (Mt 9, 15).

    El ayuno consiste en hacer una sola comida fuerte al da. La abstinencia consiste en no comer carne. Son das de

    abstinencia y ayuno el Mircoles de Ceniza y el Viernes Santo.

    La abstinencia obliga a partir de los catorce aos y el ayuno de los dieciocho hasta los cincuenta y nueve aos de edad.

    Con estos sacrificios, se trata de que todo nuestro ser (espritu, alma y cuerpo) participe en un acto donde reconozca la

    necesidad de hacer obras con las que reparemos el dao ocasionado con nuestros pecados y para el bien de la Iglesia.

    El ayuno y la abstinencia se pueden cambiar por otro sacrificio, dependiendo de lo que dicten las Conferencias

    Episcopales de cada pas, pues ellas son las que tienen autoridad para determinar las diversas formas de penitencia

    cristiana.

    Por qu el Ayuno?

    Es necesario dar una respuesta profunda a esta pregunta, para que quede clara la relacin entre el ayuno y la

    conversin, esto es, la transformacin espiritual que acerca el hombre a Dios.

    El abstenerse de la comida y la bebida tienen como fin introducir en la existencia del hombre no slo el equilibrio

    necesario, sino tambin el desprendimiento de lo que se podra definir como "actitud consumstica".

    Tal actitud ha venido a ser en nuestro tiempo una de las caractersticas de Ia civilizacin occidental. El hombre, orientado

    hacia los bienes materiales, muy frecuentemente abusa de ellos. La civilizacin se mide entonces segn Ia cantidad y Ia

    calidad de las cosas que estn en condiciones de proveer al hombre y no se mide con el metro adecuado al hombre.

    Esta civilizacin de consumo suministra los bienes materiales no slo para que sirvan al hombre en orden a desarrollar

    las actividades creativas y tiles, sino cada vez ms para satisfacer los sentidos, Ia excitacin que se deriva de ellos, el

    placer, una multiplicacin de sensaciones cada vez mayor.

    El hombre de hoy debe abstenerse de muchos medios de consumo, de estmulos, de satisfaccin de los sentidos:

    ayunar significa abstenerse de algo. El hombre es l mismo slo cuando logra decirse a s mismo: No.

    No es Ia renuncia por Ia renuncia: sino para el mejor y ms equilibrado desarrollo de s mismo, para vivir mejor los

    valores superiores, para el dominio de s mismo.

    El ayuno es un medio adecuado para ir contra la absolutizacin del consumo y de la facilidad. Finalmente, como forma

    de cultivar los valores que deben fundamentar la vida, sea teniendo ms tiempo para orar o para leer o para hablar con

    los de casa, sea dedicando el dinero que no gast a alguna causa de servicio a los dems.

    ORACIN

    La oracin, el espacio de silencio ante Dios, es un elemento decisivo para reforzar por dentro la fe y la vida cristiana.

    Habra que buscar, en esta Cuaresma, momentos para hacer presente ante el Seor nuestras ansias y esperanzas de

    cada da, nuestra peticin de ayuda y de perdn, nuestro deseo de fidelidad al Evangelio. Depender de las

    posibilidades de tiempo y de tranquilidad de cada uno, pero en cualquier caso habra que esforzarse por encontrar esos

    espacios.

    Otra forma muy til de oracin consiste en la lectura de los evangelios, o de los salmos. Eso tambin depender, claro

    est, de las posibilidades de cada uno. Pero, por ejemplo, uno podra proponerse leer durante esta Cuaresma el

    evangelio de Marcos: se trata de un texto fcil de leer, gil y vivo, y constituye un buen acercamiento a la persona de

    Jess.

    Finalmente, otro buen propsito para este tiempo sera la participacin en la Eucarista diaria (todos los das o algunos).

    Leer y meditar el evangelio de cada da; Leer algn libro que me ayude a formarme en la fe; Llegar a misa con tiempo

    para prepararme a vivirla bien; Hacer oracin ante el Sagrario; Confesarme con transparencia y frecuencia; Decidirme

    por pedir el acompaamiento o direccin espiritual; Hacer examen de conciencia cada noche; Rezar el rosario cada da

    (al menos un misterio); Participar los viernes en el ejercicio del Va Crucis.

    LIMOSNA (compartir con el prjimo)

    La limosna es dar dinero a los que pasan necesidad.

    Lo cual sigue teniendo actualmente -y ms an en momentos de crisis econmica- todo su valor. Si bien la mendicidad

    de la calle provoca normalmente desconfianza, en cambio s que hay que plantearse seriamente, con motivo de la

    Cuaresma, nuestra propia aportacin a las acciones de servicio a los necesitados: Critas, Tercer mundo, o cualquier

  • otra. Teniendo en cuenta que, si es verdad que todos sufrimos las consecuencias de la crisis, tambin lo es que unos las

    sufren mucho ms que otros...

    La limosna tiene tambin otro nivel: la limosna de tiempo. Es decir, el dar una parte del propio tiempo como servicio para

    alguien que lo necesite: sea ayudando a una persona que vive sola, o visitando a un enfermo o a travs de alguna

    institucin que pida voluntariado. Y tambin, ayudando en campaas de sensibilizacin y otras actividades semejantes.

    Finalmente, est tambin un tercer nivel: el que se refiere a las causas de la pobreza y de la desigualdad social. Limosna

    ser tambin trabajar para que esta sociedad y este sistema cambien, de modo que no aumente cada vez ms la

    separacin entre los que tienen y los que no tienen. Lo que significa plantearse y actuar en la organizacin econmica,

    social, poltica. Por lo menos, si no hay otras posibilidades, permaneciendo atentos, informados, sensibilizados ante el

    tema.

    Ayuda econmica a los pobres, Critas, Manos Unidas; Dedicarle tiempo a (abuelos, hijos, enfermos); Escuchar

    con paciencia a (alguien que no nos sea simptico); Perdonar a; Ser amable con; Dominar mi carcter

    (especialmente con los que convivimos); No hablar mal de (cuidar nuestros comentarios y curiosidades); Colaborar

    ms en la pastoral de la Parroquia; Ayudar ms en las tareas del hogar.

    PENITENCIA Los Sacramentos son instrumentos que nos dej Jesucristo para ayudarnos a llegar al Cielo ms

    fcilmente.

    La Confesin o Reconciliacin es el Sacramento mediante el cual Dios nos perdona los pecados cometidos despus del

    Bautismo y recuperamos la vida de gracia, es decir, la amistad con Dios.

    Es la gran oportunidad que tenemos para acercarnos de nuevo a Dios que es nuestra verdadera felicidad.

    La confesin no es un sacramento de tristeza, sino de alegra, es el sacramento del hijo arrepentido que vuelve a los

    brazos de su Padre.

    No es el Sacramento del final de nuestra vida, sino el que nos da la oportunidad de empezar una nueva vida cerca de

    Dios.

    Cundo me debo confesar?

    Debemos confesarnos cada vez que caigamos en pecado grave o por lo menos una vez al ao durante el tiempo de

    Pascua. Pero es aconsejable confesarse cuando menos una vez al mes, ya que as fortalecemos nuestra alma para

    resistir la tentacin y nos acercamos ms a Dios.

    Qu es un pecado grave?

    Se comete un pecado grave cuando se cumple con tres caractersticas:

    1. Materia grave (lo que se va a hacer es algo importante)

    2. Pleno conocimiento (se sabe que es malo lo que se va a hacer)

    3. Pleno consentimiento (se elige libremente hacerlo)

    Habl Cristo de la confesin?

    Existen quienes piensan que el sacramento de la Reconciliacin no fue instituido por Cristo, sino que es un invento de la

    Iglesia. Cristo lo instituy cuando le dijo a los apstoles: Recibid el Espritu Santo. A quienes perdonis los pecados les

    sern perdonados, pero a quienes se los retengis les sern retenidos. (Jn. 20, 23; Mt. 18, 18; 16, 18-19). La Iglesia es

    la que posee el poder de perdonar los pecados y buscar la santificacin de sus miembros, a travs de la penitencia y de

    una renovacin interior.

    Cuando nos reconciliamos con alguien: esposa, esposo, hijos, amigos, despus de haber tenido un perodo de

    separacin a causa de una pelea, de un mal entendido o una ofensa, nos sentimos en paz, nos da una gran alegra. Con

    ms razn cuando nos reconciliamos con Dios a quien hemos ofendido con nuestros pecados. Cmo podemos darle la

    espalda a Aqul que nos ha dado todo?

    El sacramento de la Reconciliacin es algo maravilloso. En l encontraremos la paz que tanto buscamos. Perdamos el

    miedo a este sacramento y acerqumonos a l. Frecuentemente la Iglesia nos propone cinco pasos a seguir para hacer

    una buena confesin y aprovechar as al mximo las gracias de este maravilloso sacramento.

    Estos pasos expresan simplemente un camino hacia la conversin, que va desde el anlisis de nuestros actos, hasta la

    accin que demuestra el cambio que se ha realizado en nosotros.

  • 1. 1. Examen de Conciencia.

    Ponernos ante Dios que nos ama y quiere ayudarnos. Analizar nuestra vida y abrir nuestro corazn sin engaos. Puedes

    ayudarte de una gua para hacerlo bien.

    2. 2. Arrepentimiento. Sentir un dolor verdadero de haber pecado porque hemos lastimado al que ms nos quiere: Dios.

    3. 3. Propsito de no volver a pecar. Si verdaderamente amo, no puedo seguir lastimando al amado. De nada sirve

    confesarnos si no queremos mejorar. Podemos caer de nuevo por debilidad, pero lo importante es la lucha, no la cada.

    4. 4. Decir los pecados al confesor. El Sacerdote es un instrumento de Dios. Hagamos a un lado la vergenza o el

    orgullo y abramos nuestra alma, seguros de que es Dios quien nos escucha.

    5. 5. Recibir la absolucin y cumplir la penitencia. Es el momento ms hermoso, pues recibimos el perdn de Dios. La

    penitencia es un acto sencillo que representa nuestra reparacin por la falta que cometimos.

  • GRUPO 5 (IMPORTANCIA DE LA CUARESMA)

    Inteligencia lgico matemtica (acrstico)

    Por qu es importante la Cuaresma?

    La Cuaresma tiene, en primer lugar, una razn de ser y un sentido, no es simplemente un periodo de tiempo que se

    establece por establecerse. Estos 40 das nos recuerdan los 40 que pas Jess en el desierto antes de iniciar con su

    misin pblica, periodo en el que no comi ni bebi, fue tentado y se prepar para lo que vena.

    Pues bien, el primer punto importante de este tiempo de Cuaresma es que nosotros entremos a nuestro desierto, es

    decir, que estemos solos en el fondo de nuestro ser y reflexionemos sobre nuestra vida. Un desierto es incmodo, y as

    revisar lo que hemos hecho puede serlo tambin.

    S los 40 das de Jess en el desierto fueron para prepararse, la Cuaresma tiene el objetivo que nosotros nos

    preparemos para celebrar la fiesta de la Pascua, de la Resurreccin del Seor que constituye la celebracin ms

    importante y emotiva de toda la Iglesia, pues la resurreccin fue, y es, la garanta de que las puertas del Cielo se han

    abierto por medio de la muerte de Cristo.

    Cuando vamos a una fiesta muy importante, todos nosotros nos ponemos nuestra mejor ropa, nos baamos y afeitamos.

    En este caso es lo mismo: para participar en la gran fiesta de la resurreccin es necesario prepararse, lo que hacemos

    en el tiempo de Cuaresma.

    Cmo prepararnos? En primer lugar es un tiempo, como ya decamos, de reflexin, ver lo que est mal, darnos cuenta

    que hay cosas que debemos cambiar en nuestra vida. El segundo tiempo, cambiar de vida, lo que incluye una buena

    confesin. En tercero, la cuaresma es un tiempo ideal para hacer penitencia (que no son castigos), es decir, algunos

    pequeos sacrificios que nos ayudan a hacer ms fuerte nuestra fuerza de voluntad y, por si fuera poco, borran las

    manchas que ha dejado el pecado en el alma.

    La penitencia puede ser, por ejemplo, desde privarnos de algn postre que nos agrada, ayuno, abstinencia o hasta

    colocarnos alguna piedrita en el zapato para sentir un poquito de dolor fsico, que nos recuerde lo que, por nosotros,

    padeci Jess, y unir ese dolor al de l para que, con el cambio de nuestra vida, asemejarnos ms a l.

    As como Satans tent a Jess en el desierto, nosotros podemos ser tentados en este tiempo, ya que el enemigo no

    quiere que cambiemos de vida, ni que hagamos sacrificios cara a Dios. Lo importante es encomendarnos mucho a Dios

    para que nos de la fuerza para aguantar la tentacin, as como estar muy firmes en nuestros propsitos y con una

    voluntad inquebrantable.

  • GRUPO 6 (VIACRUCIS ESTACIONES 1 AL 4)

    I. lgico matemtico, lingstico, espacial (mapa mental: Nombrar, idea central, invitacin).

    El Va crucis es una devocin centrada en los Misterios dolorosos de Cristo, que se meditan y contemplan caminando y

    detenindose en las estaciones que, del Pretorio al Calvario, representan los episodios ms notables de la Pasin

    PRIMERA ESTACIN (Jess es condenado a muerte)

    El juez que cometi el crimen profesional ms monstruoso de toda la historia, no fue impulsado a ello por el tumulto de

    ninguna pasin ardiente. No lo ceg el odio ideolgico, ni la ambicin de nuevas riquezas, ni el deseo de complacer a

    ninguna Salom. Lo movi a condenar al Justo, el recelo de perder el cargo pareciendo poco celoso de las prerrogativas

    del Csar; el miedo de crearse para s complicaciones polticas, desagradando al populacho judo; el miedo instintivo de

    decir no, de hacer lo contrario de lo que se pide, de enfrentar al ambiente con actitudes y opiniones diferentes de las

    que en l imperan.

    Vos, Seor, lo mirasteis por largo tiempo con aquella mirada que, en un segundo, obr la salvacin de Pedro. Era una

    mirada en la que se transparentaba vuestra suprema perfeccin moral, vuestra infinita inocencia, y, sin embargo l Os

    conden.

    Oh Seor, cuntas veces imit a Pilatos! Cuntas veces por amor a mi carrera, dej que en mi presencia la integridad

    fuese perseguida, y me call! Cuntas veces presenci de brazos cruzados la lucha y el martirio de los que defienden

    vuestra Iglesia! Y no tuve siquiera el coraje de darles una palabra de apoyo, por la abominable pereza de enfrentar a los

    que me rodean, de decir no a los que forman mi ambiente, por el miedo de ser diferente de los otros. Como si me

    hubieseis creado, Seor, no para imitaros, sino para imitar servilmente a mis compaeros.

    En aquel instante doloroso de la condenacin, Vos sufristeis por todos los cobardes, por todos los blandos, por todos los

    tibios por m, Seor. Jess mo!, perdn y misericordia. Por la fortaleza de que me disteis ejemplo desafiando la

    impopularidad y enfrentando la sentencia del magistrado romano, curad en mi alma la llaga de la comodidad!

    SEGUNDA ESTACIN (Jess lleva la cruz a cuestas)

    Se inicia as, mi adorado Seor, vuestra peregrinacin hacia el lugar de la inmolacin. No quiso el Padre Celestial que

    fueseis muerto de un golpe fulminante. Vos habrais de enseamos en vuestra Pasin, no slo a morir, sino a enfrentar

    la muerte. Enfrentarla con serenidad, sin dudas ni flaquezas, caminando hacia ella con el paso resuelto del guerrero que

    avanza hacia el combate; he ah la admirable leccin que me dais.

    Frente al dolor, Dios mo, cunta es mi cobarda. Para tomar mi cruz; en muchas ocasiones retrocedo, traicionando el

    deber y cuando por fin, lo acepto, lo hago con tanto tedio que parezco odiar el fardo que vuestra voluntad me pone sobre

    los hombros.

    En otras ocasiones, cuntas veces cierro los ojos para no ver el dolor. Me ciego voluntariamente con un optimismo

    estpido, porque no tengo el coraje de enfrentar la prueba, y por eso me miento a m mismo: no es verdad que la

    renuncia a aquel placer se me impone para que no caiga en pecado; no es verdad que debo vencer aquel hbito que

    favorece mis ms arraigadas pasiones; no es verdad que debo abandonar aquel ambiente, aquella amistad, que minan y

    arruinan toda mi vida espiritual; no, nada de esto es verdad, cierro los ojos y dejo de lado mi cruz.

    Jess mo, perdonadme tanta pereza y debilidad por la llaga que la Cruz abri en vuestros hombros, curad, Padre de las

    Misericordias, la llaga horrible que en mi alma abr con aos enteros vividos en el relajamiento interior y en la

    condescendencia para conmigo.

    TERCERA ESTACIN (Jess cae por primera vez)

    Entonces, Seor? No os era lcito abandonar vuestra Cruz? Pues si la cargasteis hasta que todas vuestras fuerzas se

    agotaran, hasta que el peso insoportable del madero os lanzara por tierra, no estaba bien probado que Os era

    imposible proseguir? Estaba cumplido vuestro deber. Que los ngeles del Cielo llevasen ahora por Vos la Cruz. Vos

    habais sufrido en toda la medida de lo posible. Qu ms habrais de dar?

    Sin embargo, actuasteis de otro modo y disteis a mi cobarda una alta leccin. Agotadas vuestras fuerzas, no

    renunciasteis al fardo, sino que pedisteis ms fuerzas an, para cargar nuevamente la Cruz. Y las obtuvisteis.

    Es difcil hoy la vida del cristiano. Obligado a luchar sin tregua contra s mismo para mantenerse en la lnea de los

    Mandamientos, parece una excepcin extravagante en un mundo que se ufana en la lujuria, en la opulencia y en la

    alegra de vivir. Pesa en nuestros hombros la cruz de la fidelidad a vuestra ley, Seor. Y a veces las fuerzas parecen

    faltamos.

  • En estos instantes de prueba, comenzamos a hacer sofismas: ya hicimos cuanto estaba en nosotros. Al final, son tan

    limitadas las fuerzas del hombre! Dios tendr esto en cuenta Dejemos caer la cruz a la vera del camino y hundmonos

    suavemente en la vida del placer. Ah, cuntas cruces abandonadas a la vera de nuestros caminos, quiz a la vera de

    mis caminos!

    Dadme, Jess, la gracia de quedar abrazado a mi cruz, aun cuando yo desfallezca bajo el peso de ella. Dadme la gracia

    de erguirme de nuevo siempre que hubiese desfallecido. Dadme, Seor, la gracia suprema de nunca salir del camino por

    donde debo llegar a lo alto de mi propio calvario.

    CUARTA ESTACIN (Encuentro de Jess con su Madre)

    En su camino hacia el Calvario, Jess va envuelto por una multitud de soldados, jefes judos, pueblo, gentes de buenos

    sentimientos... Tambin se encuentra all Mara, que no aparta la vista de su Hijo, quien, a su vez, la ha entrevisto en la

    muchedumbre. Pero llega un momento en que sus miradas se encuentran, la de la Madre que ve al Hijo destrozado, la

    de Jess que ve a Mara triste y afligida, y en cada uno de ellos el dolor se hace mayor al contemplar el dolor del otro, a

    la vez que ambos se sienten consolados y confortados por el amor y la compasin que se transmiten.

    Y yo? Me acuerdo de mis pecados? Me acuerdo, por ejemplo, de mi primer pecado, o de mi pecado ms reciente?

    De la hora en que lo comet, del lugar, de las personas que me rodeaban, de los motivos que me llevaron a pecar? Si

    yo hubiese pensado en toda la ofensa que Os causa un pecado, habra osado desobedeceros, Seor?

    Oh, Madre ma, por el dolor del santo encuentro, obtenedme la gracia de tener siempre delante de los ojos a Jess

    sufriente y llagado, precisamente como lo visteis en este paso de la Pasin.

  • GRUPO 7 (VIACRUCIS- ESTACIONES 5 A LA 8)

    I. lgico matemtico, lingstico, espacial (mapa mental: Nombrar, idea central, invitacin).

    QUINTA ESTACIN (Jess es ayudado por el Cireneo a llevar la cruz)

    Jess sali del pretorio llevando a cuestas su cruz, camino del Calvario; pero su primera cada puso de manifiesto el

    agotamiento del reo. Temerosos los soldados de que la vctima sucumbiese antes de hora, pensaron en buscarle un

    sustituto. Entonces el centurin oblig a un tal Simn de Cirene, que vena del campo y pasaba por all, a que tomara la

    cruz sobre sus hombros y la llevara detrs de Jess. Tal vez Simn tom la cruz de mala gana y a la fuerza, pero luego,

    movido por el ejemplo de Cristo y tocado por la gracia, la abraz con resignacin y amor y fue para l y sus hijos el

    origen de su conversin.

    El Cireneo ha venido a ser como la imagen viviente de los discpulos de Jess, que toman su cruz y le siguen. Adems,

    el ejemplo de Simn nos invita a llevar los unos las cargas de los otros, como ensea San Pablo. En los que ms sufren

    hemos de ver a Cristo cargado con la cruz que requiere nuestra ayuda amorosa y desinteresada.

    SEXTA ESTACIN (La Vernica enjuga el rostro de Jess)

    Dirase a primera vista, que jams hubo mayor premio en la historia. En efecto, qu rey tuvo en las manos tejido ms

    precioso que aquel Velo? Qu general tuvo bandera ms augusta? Qu gesto de coraje y dedicacin fue

    recompensado con favor ms extraordinario?

    Sin embargo, hay una gracia que vale mucho ms que la de poseer milagrosamente estampada en un velo la Santa Faz

    del Salvador. En el velo, la representacin de la Faz divina fue hecha como en un cuadro. En la Santa Iglesia Catlica,

    Apostlica y Romana, Ella es hecha como en un espejo.

    En sus instituciones, en su doctrina, en sus leyes, en su unidad, en su universalidad, en su insuperable catolicidad, la

    Iglesia es un verdadero espejo en el cual se refleja nuestro Divino Salvador. Ms an, Ella es el propio Cuerpo Mstico

    de Cristo.

    Y nosotros, todos nosotros, tenemos la gracia de pertenecer a la Iglesia, de ser piedras vivas de la Iglesia!

    Cmo debemos agradecer este favor! No nos olvidemos, sin embargo, de que nobleza obliga. Pertenecer a la Iglesia

    es cosa muy alta y muy ardua. Debemos pensar como la Iglesia piensa, sentir como la Iglesia siente, actuar como la

    Iglesia quiere que procedamos en todas las circunstancias de nuestra vida. Esto supone un sentido catlico real, una

    pureza de costumbres autntica y completa, una piedad profunda y sincera. En otros trminos, supone el sacrificio de

    una existencia entera.

    Y cul es el premio? Christianus alter Christus. Yo ser de modo eximio una reproduccin del propio Cristo. La

    semejanza de Cristo se imprimir, viva y sagrada, en mi propia alma.

    Ah, Seor, si es grande la gracia concedida a la Vernica, cunto mayor es el favor que a m me prometis.

    Os pido fuerza y resolucin para, por medio de una fidelidad a toda prueba, alcanzarlo verdaderamente

    SPTIMA ESTACIN (Jess cae por segunda vez)

    Caer, estar tirado en el suelo, quedar a los pies de todos, dar pblica manifestacin de ya no tener fuerzas, son estas las

    humillaciones a que Vos Os quisisteis sujetar, Seor, para mi leccin. De Vos nadie se compadeci. Redoblaron las

    injurias y los malos tratos. Y mientras tanto, Vuestra gracia solicitaba en vano, en lo ntimo de aquellos corazones

    empedernidos, un movimiento de piedad.

    An en ese momento, quisisteis continuar vuestra Pasin para salvar a los hombres. Qu hombres? Todos. Inclusive

    los que all estaban aumentado de todas las formas vuestro dolor.

    En mi apostolado, Seor, deber continuar aun cuando todas mis obras estuviesen por el suelo, aun cuando todos se

    unieren para atacarme, aun cuando la ingratitud y la perversidad de aquellos a quienes quise hacer el bien se vuelvan

    contra m.

    No tendr la flaqueza de cambiar de camino para agradarlos. Mis vas slo pueden las vuestras, esto es, las vas de la

    ortodoxia, de la pureza, de la austeridad. Pero, en vuestros caminos, sufrir por ellos. Y unidos mis dolores imperfectos a

    vuestro dolor perfecto, a vuestro dolor infinitamente precioso, continuar hacindoles el bien. Para que se salven o para

    que las gracias rechazadas se acumulen sobre ellos como brasas ardientes, clamando por castigo. Fue lo que hicisteis

    con el pueblo deicida y con todos aquellos que hasta el fin Os rechazaron.

  • OCTAVA ESTACIN (Jess consuela a las hijas de Jerusaln)

    No faltaron entonces almas buenas que perciban la enormidad del pecado que se practicaba y teman la justicia divina.

    No presencio yo algn pecado as? Hoy en da, no es verdad que el Vicario de Cristo es desobedecido, abandonado,

    traicionado? No es verdad que las leyes, las instituciones, las costumbres son cada vez ms hostiles a Jesucristo? No

    es verdad que se construye todo un mundo, toda una civilizacin basada en la negacin de Jesucristo? No es verdad

    que Nuestra Seora habl en Ftima sealando todos estos pecados y pidiendo penitencia?

    Sin embargo, dnde est esa penitencia? Cuntos son los que realmente ven el pecado y procuran sealarlo,

    denunciarlo, combatirlo, disputarle paso a paso el terreno, levantar contra l toda una cruzada de ideas y de actos, de

    viva fuerza si fuera necesario? Cuntos son capaces de desplegar el estandarte de la ortodoxia absoluta y sin mancha,

    en los propios lugares donde impera la impiedad o la piedad falsa? Cuntos son los que viven en unin con la Iglesia

    este momento que es trgico, como trgica fue la Pasin, este momento crucial de la historia, en que una humanidad

    entera est optando por Cristo o contra Cristo?

    Ah, Dios mo, cuntos miopes que prefieren no ver ni presentir la realidad que les entra por los ojos! Cunta calma,

    cunto bienestar menudo, cunta pequea delicia rutinaria! Cunto sabroso plato de lentejas para comer!

    Dadme, Jess, la gracia de no ser de este nmero. La gracia de seguir vuestro consejo, esto es, de llorar por nosotros y

    por los nuestros. No con un llanto estril, sino con un llanto que se vierte a vuestros pies y que, fecundado por Vos, se

    transforma para nosotros en perdn, en energas de apostolado, de lucha y de intrepidez.

  • GRUPO 8 (VIACRUCIS ESTACIONES 9 AL 12)

    I. lgico matemtico, lingstico, espacial (mapa mental: Nombrar, idea central, invitacin).

    NOVENA ESTACIN (Jess cae por tercera vez)

    Estis, Seor mo, ms cansado, ms dbil, ms llagado, ms exange que nunca. Qu Os espera? Llegasteis al

    trmino? No, precisamente lo peor est por suceder. El crimen ms atroz an est por ser cometido. Los dolores

    mayores an estn por ser sufridos. Estis por tierra por tercera vez y, sin embargo, todo esto que qued atrs no es

    sino un prefacio. Y he aqu que Os veo nuevamente moviendo ese Cuerpo que es todo l una haga. Lo que pareca

    imposible se opera y una vez ms Os ponis de pie lentamente, aunque cada movimiento sea para Vos un dolor ms.

    Estis, Seor, de pie, una vez ms.., con vuestra Cruz. Supisteis encontrar nuevas fuerzas, nuevas energas y

    continuis. Tres cadas, tres lecciones iguales de perseverancia, cada una ms pungente y ms expresiva que la otra.

    Por qu tanta insistencia? Porque es insistente nuestra cobarda. Nos resolvemos a tomar nuestra cruz, pero la

    cobarda vuelve siempre a la carga. Y para que ella quedase sin pretextos en nuestra flaqueza, quisisteis Vos mismo

    repetir tres veces la leccin.

    S, nuestra flaqueza no puede servimos de pretexto. La gracia, que Dios nunca niega, puede lo que las fuerzas

    meramente naturales no podran.

    Dios quiere ser servido hasta el ltimo aliento, hasta la extenuacin de la ltima energa y multiplica nuestra capacidad

    de sufrir y de actuar, para que nuestra dedicacin llegue a los extremos de lo imprevisible, de lo inverosmil, de lo

    milagroso. La medida de amar a Dios consiste en amarlo sin medida, dice San Francisco de Sales. La medida de luchar

    por Dios consiste en luchar sin medida, diramos nosotros.

    Yo, sin embargo, cmo me canso de prisa! En mis obras de apostolado, el menor sacrificio me detiene, el menor

    esfuerzo me causa horror, la menor lucha me pone en fuga. Me gusta el apostolado, s. Un apostolado enteramente

    conforme con mis preferencias y fantasas, al que me entrego cuando quiero, como quiero y porque quiero. Y despus

    juzgo haber dado a Dios una inmensa limosna.

    Pero Dios no se contenta con esto. Para la Iglesia, l quiere toda mi vida, quiere organizacin, quiere sagacidad, quiere

    intrepidez, quiere la inocencia de la paloma, pero tambin la astucia de la serpiente; la dulzura de la oveja, mas la clera

    irresistible y avasalladora del len. Si fuera necesario sacrificar carrera, amistades, vnculos familiares, vanidades

    mezquinas, hbitos inveterados, para servir a Nuestro Seor, debo hacerlo. Pues este paso de la Pasin me ensea que

    a Dios debemos darle todo, absolutamente todo y despus de haberle dado todo, an debemos dar nuestra propia vida

    DCIMA ESTACIN (Jess es despojado de sus vestiduras)

    Todo, s, absolutamente todo! Hasta vergenza debemos sufrir por amor a Dios y por la salvacin de las almas.

    Ah est la prueba. El puro por excelencia fue desnudado y los impuros Lo escarnecieron en su pureza. Y Nuestro Seor

    resisti a las burlas de la impureza.

    No parece insignificante que resista a la burla, quien ya resisti a tantos tormentos? Sin embargo, esta otra leccin nos

    era necesaria. Por el desprecio de una criada, San Pedro Lo neg. Cuntos hombres habrn abandonado a Nuestro

    Seor por miedo al ridculo! Pues si hay gente que va a la guerra a exponerse a las balas y a la muerte para no ser

    escarnecida como cobarde, no es cierto que hay hombres que tienen ms miedo a una risa que a cualquier otra cosa?

    El Divino Maestro enfrent el ridculo. Y nos ense que nada es ridculo cuando est en la lnea de la virtud y del bien.

    Enseadme, Seor, a reflejar en mita majestad de vuestro Semblante y la fuerza de vuestra perseverancia, cuando los

    impos quieran manejar contra m el arma del ridculo.

    DCIMA PRIMERA ESTACIN (Jess es clavado en la cruz)

    La impiedad escogi para Vos, Seor mo, el peor de los tormentos finales. El peor, s, pues es el que hace morir

    lentamente, el que produce sufrimientos mayores, el que ms infamaba porque estaba reservado a los criminales ms

    abyectos. Todo fue aparejado por el infierno para haceros sufrir, tanto en el alma como en el cuerpo. Este odio inmenso,

    no contiene para m alguna leccin? Ay de m, que jams la comprender suficientemente, si no llegare a ser santo!

    Entre Vos y el demonio, entre el bien y el mal, entre la verdad y el error, hay un odio profundo, irreconciliable, eterno. Las

    tinieblas odian a la luz, los hijos de las tinieblas odian a los hijos de la luz, la lucha entre unos y otros durar hasta la

    consumacin de los siglos y jams habr paz entre la raza de la Mujer y la raza de la serpiente Para que se

    comprenda la extensin inconmensurable, la inmensidad de este odio, contmplese todo cuanto este odio os hacer.

    Ese! Hijo de Dios que all est, transformado, segn la frase de la Escritura, en un leproso en el cual nada existe de

    sano, en un ente que se retuerce como un gusano bajo la accin del dolor, detestado, abandonado, clavado en una cruz

  • entre dos vulgares ladrones. El Hijo de Dios! Qu grandeza infinita, inimaginable, absoluta, se encierra en estas

    palabras! He ah, sin embargo, lo que el odio os contra el Hijo de Dios!

    Y toda la historia del mundo, toda la historia de la Iglesia, no es sino esta lucha inexorable entre los que son de Dios y

    los que son del demonio, entre los que son de la Virgen y los que son de la serpiente. Lucha en la cual no hay apenas

    equvoco de la inteligencia, ni slo flaqueza, sino tambin maldad, maldad deliberada, culpable, pecaminosa, en las

    huestes anglicas y humanas que siguen a Satans.

    He ah lo que es necesario que sea dicho, comentado, recordado, acentuado, proclamado y, una vez ms, recordado a

    los pies de la Cruz. Pues somos tales y el liberalismo a tal punto nos desfigur que estamos siempre propensos a olvidar

    este aspecto imprescindible de la Pasin.

    Lo conoca bien la Virgen de las Vrgenes, la Madre de todos los dolores, quien junto a su Hijo participaba de la Pasin.

    Lo conoca bien el Apstol virgen que a los pies de la Cruz recibi a Mara como Madre, y con esto tuvo el mayor legado

    que jams fue dado a un hombre recibir. Porque hay ciertas verdades que Dios reserv para los puros, y niega a los

    impuros.

    Madre ma, en el momento en que hasta el buen ladrn mereci perdn, pedid que Jess me perdone toda la ceguera

    con que he considerado la obra de las tinieblas que se trama a mi alrededor.

    DCIMA SEGUNDA ESTACIN (Jess muere en la cruz)

    Lleg por el fin el pice de todos los dolores. Es un pice tan alto, que se envuelve en las nubes del misterio. Los

    padecimientos fsicos alcanzaron su extremo. Los sufrimientos morales alcanzaron su auge. Otro sufrimiento debera ser

    la cumbre de tan inexpresable dolor: Dios mo, Dios mo, por qu me abandonasteis? De un cierto modo misterioso, el

    propio Verbo Encamado fue afligido por la tortura espiritual del abandono en que el alma no tiene consolaciones de Dios.

    Y tal fue ese tormento, que El, de quien los evangelistas no registraron ni una sola palabra de dolor; profiri aquel grito

    lacerante: Dios mo, Dios mo, por qu me has abandonado?.

    S, por qu? Por qu, si El era la propia inocencia? Abandono terrible seguido de la muerte y de la perturbacin de

    toda la naturaleza. El sol se vel. El cielo perdi su esplendor. La tierra se estremeci. El velo del templo se rasg. La

    desolacin cubri todo el universo.

    Por qu? Para redimir al hombre. Para destruir el pecado. Para abrir las puertas del Cielo. El pice del sufrimiento fue

    el pice de la victoria. Estaba muerta la muerte. La tierra purificada era como un gran campo devastado para que sobre

    ella se edificase la Iglesia.

    Todo esto fue, pues, para salvar. Salvar a los hombres. Salvar a este hombre que soy yo. Mi salvacin cost todo este

    precio. Y yo no regatear ms sacrificio alguno para asegurar salvacin tan preciosa. Por el Agua y por la Sangre que

    vertieron de vuestro divino Costado, por los dolores de Mara Santsima, Jess, dadme fuerzas para desapegarme de las

    personas, de las cosas que me pueden apartar de Vos. Mueran hoy, clavados en la Cruz, todas las amistades, todos los

    afectos, todas las ambiciones, todos los deleites que de Vos me separaban.

  • GRUPO 9 (VIACRUCIS ESTACIONES DE 13 A 15)

    I. lgico matemtico, lingstico, espacial (mapa mental: Nombrar, idea central, invitacin).

    DCIMA TERCERA ESTACIN (Jess es bajado de la cruz)

    El reposo del Sepulcro Os aguarda, Seor. En las sombras de la muerte, abrs el Cielo a los justos del limbo, mientras en

    la tierra, en tomo de vuestra Madre, se renen unos pocos fieles para tributaros honras fnebres. Hay en el silencio de

    estos instantes una primera claridad de esperanza que nace. Estos primeros homenajes que Os son prestados son el

    marco inaugural de una serie de actos de amor de la humanidad redimida, que se prolongarn hasta el fin de los siglos.

    Cuadro de dolor, de desolacin, pero de mucha paz. Cuadro en que se presagia algo de triunfal en los cuidados

    indecibles con que Vuestro Divino Cuerpo es tratado. S, aquellas almas piadosas se condolan, pero algo en ellas les

    haca presentir en Vos al Triunfador glorioso.

    Pueda yo tambin, Seor, en las grandes desolaciones de la Iglesia, ser siempre fiel, estar presente en las horas ms

    tristes, conservando inquebrantable la certeza de que vuestra Esposa triunfar por la fidelidad de los buenos, puesto que

    la asiste vuestra proteccin.

    DCIMA CUARTA ESTACIN (Jess es colocado en el sepulcro)

    Se corri la piedra. Parece todo acabado, Es el momento en que todo comienza. Es el reagrupamiento de los Apstoles.

    Es el renacer de las dedicaciones, de las esperanzas. La Pascua se aproxima.

    Y al mismo tiempo, el odio de los enemigos ronda en torno del Sepulcro, y de Mara Santsima y de los Apstoles.

    Pero ellos no temen. Y dentro de poco tiempo rayar la maana de la Resurreccin. Pueda yo tambin, Seor Jess, no

    temer. No temer cuando todo parezca irremediablemente perdido. No temer cuando todas las fuerzas de la tierra

    parecieran puestas en manos de vuestros enemigos. No temer, porque estoy a los pies de Nuestra Seora, junto a la

    cual se reagruparn siempre, y siempre una vez ms, para nuevas victorias, los verdaderos seguidores de vuestra

    Iglesia.

    DCIMA QUINTA ESTACIN (Jess resucita de entre los muertos)

    PASCUA

    Es la celebracin ms importante de la Iglesia Cristiana, donde se conmemora la Resurreccin de Jesucristo al tercer da

    despus de haber sido crucificado, segn los evangelios cannicos. La Pascua forma parte de la Semana Santa donde

    en el "Viernes Santo" se celebra la crucifixin de Jess, y en el "Domingo de Pascua" se celebra la Resurreccin y su

    primera aparicin a sus discpulos.

    El "Domingo de Pascua" es una fiesta mvil, el da vara cada ao y no se fija en relacin al calendario civil, y sucede

    despus de la primera luna llena en el inicio de la primavera en el hemisferio Norte. La Pascua siempre se celebra entre

    el 22 de Marzo y el 25 de Abril. La Pascua se celebra en varios pases. Los portugueses la llaman Pscoa, los italianos

    la llaman Pasqua, y los franceses Pques.

    El trmino de Pascua remite principalmente a la fiesta de la Resurreccin, que tambin es llamada a veces Pascua

    florida, pero tambin se usa para referirse a otras tres celebraciones cristianas: la Navidad (25 de Diciembre), la Epifana

    o Adoracin de los Magos (6 de Enero) y Pentecosts, la venida del Espritu Santo (cincuenta das despus de la

    Resurreccin). La expresin "Felices Pascuas!" es una forma tradicional de felicitar la Navidad, el nacimiento de

    Jesucristo.

    Originalmente, la Pascua es la festividad juda que conmemora la salida del pueblo hebreo de Egipto, relatada en el libro

    bblico del xodo. El pueblo hebreo considera que este hecho marca el nacimiento del pueblo como tal.

    Los primeros cristianos, que eran judos, celebraban la Pascua de Resurreccin a la par cronolgica que la Pascua juda,

    hasta que en el Primer Concilio de Nicea (en el 325 d. C.) se separ la celebracin de la Pascua juda de la cristiana,

    quitando a esta los elementos hebreos. Pero dejaron el carcter mvil de la fiesta recordando que Cristo resucit en la

    Pascua hebrea.

    Segn las Sagradas Escrituras, Dios ha dado a los cristianos "un nuevo nacimiento a una esperanza viva por la

    resurreccin de Jesucristo de entre los muertos". Los cristianos, por la fe en el poder de Dios, han de discernir

    espiritualmente con Jess resucitado cmo se puede caminar en una nueva forma de vida.

  • GRUPO 10

    ITINERARIO PARA CULTIVAR MI FE Y TRANSMITIRLA A MI FAMILIA (I. Visual Espacial: dibujar)

    Declogo Cuaresmal

    El tiempo de Cuaresma es un momento de especial preparacin interior este declogo cuaresmal que puede ser una

    buena gua para cumplir con este propsito

    1. Rompers de una vez por todas con lo que t bien sabes que Dios no quiere, aunque te agrade mucho, aunque te

    cueste horrores dejarlo. Lo arrancars sin compasin como un cncer que te est matando. De qu le sirve al

    hombre ganar el mundo entero si arruina su vida? (Mc 8, 36)

    2. Compartirs tu pan con el hambriento, tus ropas con el desnudo, tus palabras con el que vive en soledad, tu tiempo

    y consuelo con el que sufre en el cuerpo o en el alma, tu sonrisa con el triste, tu caridad con TODOS. Examinars

    esto con cuidado cada noche. "En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos mos ms

    pequeos, a m me lo hicisteis." (Mt 25, 40)

    3. Dedicars un buen tiempo todos los das para estar a solas con Dios, para hablar con l de corazn a Corazn.

    Ser un tiempo de agradecer, de pedir perdn, de alabarle y adorarle, de suplicar por la salvacin de TODOS. Este

    tiempo no es negociable. Sucedi que por aquellos das se fue l al monte a orar, y se pas la noche en la oracin

    de Dios. (Lc 6, 12)

    4. Confiars en Dios a pesar de tus pecados y miserias. Creers que Dios es ms fuerte que todo el mal del mundo.

    No permitirs que ni dolor, ni pesar alguno, ni tu negra suerte, ni las injusticias y traiciones sufridas te hagan dudar

    ni por un momento del amor infinito que Dios te tiene. l ha muerto en cruz para salvarte de tus pecados. Aunque

    pase por valle tenebroso, ningn mal temer, porque t vas conmigo; tu vara y tu cayado, ellos me sosiegan. (Sal

    23, 4).

    5. Mirars slo a Dios y a tus hermanos. Mirarte tanto te hace dao, porque te envaneces viendo los dones que nos

    son tuyos o te desalientas viendo sin humildad tus miserias. Mira a Jess y habr paz en tu corazn. Mira las

    necesidades de tus hermanos y ya no tendrs tiempo de pensar en ti; te hars ms humana, ms cristiana. As

    pues, si habis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde est Cristo sentado a la diestra de Dios.

    Aspirad a las cosas de arriba, no a las de la tierra. (Col 3, 1-2)

    6. Ayunars de palabras vanas: sers benedicente. Ayunars de malos pensamientos: sers pura de corazn.

    Ayunars de acciones egostas: sers una mujer para los dems. Ayunars de toda hipocresa: sers veraz.

    Ayunars de lo superfluo: sers pobre de espritu. No ser ms bien este otro el ayuno que yo quiero: desatar los

    lazos de maldad, deshacer las coyundas del yugo, dar la libertad a los quebrantados, y arrancar todo yugo? (Is 58,

    6)

    7. Perdonars una y mil veces a quien te ha herido, con causa o sin ella, justa o injustamente, est arrepentido o no.

    Un perdn que no ser slo tolerar o soportar sino que ha de brotar del amor sincero y sobrenatural. Los

    perdonars uno por uno, primero en tu corazn y luego, si te es posible, tambin con tus palabras. No permitirs

    que el rencor ni el resentimiento envenenen tu corazn. Padre, perdnales, porque no saben lo que hacen (Lc 23,

    34).

    8. Ofrecers sacrificios agradables al Seor. Los hars en silencio, sin que nadie se d cuenta. Buscars con ello

    reparar por tus pecados y los de TODOS los hombres. Querrs con ello desprenderte de las cosas materiales, que

    tanto te agradan, para poder hacerte ms libre y ser una mujer para Dios. Pero sobre todo ejercers el sacrificio de

    vivir con perfeccin la caridad en todo momento con TODOS tus hermanos. No os olvidis de hacer el bien y de

    ayudaros mutuamente; sos son los sacrificios que agradan a Dios. (Heb 13, 16).

    9. Amars la humildad y procurars vivirla de la siguiente manera: reconocers tus pecados; considerars a los dems

    mejores que t; agradecers las humillaciones sin dejarte arrastrar por el amor propio; no buscars los honores, ni

    los puestos, ni el poder, ni la fama, que todo eso es de Dios; te hars servidora de todos. el que quiera llegar a ser

    grande entre vosotros, ser vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, ser esclavo de todos.

    (Mc 10, 43-44)

    10. Anunciars a los hombres la verdad del Evangelio. Les dirs sin temor que Dios los ama, que se ha hecho hombre

    por ellos y ha muerto en la cruz para salvarlos. Les mostrars que slo l los puede hacer plenamente felices. Les

    hars ver que la vida que tiene su origen en Dios, es muy corta, se pasa rpido y que Dios es su destino final; vivir

    por Dios, con Dios y en Dios es lo sensato y seguro. Y les dijo: Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva

    a toda la creacin (Mc 16, 15)

    Autor:Pedro Castaera, L.C. | Fuente: Catholic.net