TALLER PARA PADRESTALLER PARA PADRESTALLER PARA PADRESTALLER PARA PADRES

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APEGO

Todos nosotros tenemos la capacidad de formar,

mantener, crear y unir lazos emocionales

íntimos con personas significativas a lo largo

de la vida. Estos lazos tienen diversas formas y

matices, pero los mas intensos son aquellos que establecemos con las personas amadas.

A la formación de las primeras relaciones emocionales se les

denomina vínculo, a dicho establecimiento de vínculos afectivos que se forman con

personas significativas se les

conoce con el nombre de APEGO.

Esta es la relación esencial para la satisfacción de la necesidad de seguridad emocional, de bienestar,

de confianza, de pertenencia, de

reconocimiento y de confort.

El APEGO es: “aquel lazo afectivo que una persona forma entre él y una persona específica (figura de apego o figura de apoyo) lazo

que tiende a mantenerlos juntos en el espacio y perdura en el

tiempo” Ainsworth

Decir que un niño tiene apego a alguien significa que está

absolutamente dispuesto a buscar la proximidad y el contacto con una

persona que sea significativo para él, y hacerlo sobre todo en cualquier circunstancia que lo amerite a la relación que se establece con esa

persona que proporcione seguridad emocional.

Quienes formen una relación más estrecha con su figura de apego cimentada en la confianza y en

la seguridad, serán aquellos que disfruten de un mayor

número de relaciones con otros.

Entre las figuras de apoyo o figuras de apego se encuentran las tías, las

amas de casa, las abuelas, las hermanas, las vecinas etc. Estos

seres que nos dieron un día de calor y amparo, cuando la madre no

estaba física o psicológicamente disponible para nosotras, por una

serie de razones.

Lo que determina el apego que pueda tener un niño con otra

persona es: el tiempo que el niño pasa con la persona que lo cuida,

la calidad del cuidado que él recibe, el involucramiento

emocional de la persona adulta con él y la presencia repetida de tal persona a lo largo de la vida

del niño.

Bowlby nos dice que el periodo más sensible para el desarrollo del apego es el de

los primeros cinco años. Tiempo en el que se

proporcionan los cimientos de nuestra vida.

Y este atraviesa cuatro fases:

Primera fase Abarca del nacimiento a

los tres meses aproximadamente.

El bebe se encuentra en un estado de

indiferenciación , de fusión con la madre en que el “yo” aún no es

diferenciado del “no yo” y en el que el bebe es

totalmente dependiente de la madre.

Segunda fase: Abarca de los tres a

los seis meses aproximadamente.

En esta edad la conducta del bebe es más clara en relación con la figura materna que en relación

con otros. La experiencia del bebe va a estar basada en la

experiencia que le brinde la madre ya que el bebe empieza a ver, escuchar, sentir y crear su propio mundo usando usando el

mundo de su madre.

Tercera fase: Abarca entre los seis y

siete meses hasta después del primer

año.

La capacidad física de desplazarse permite, por un lado explorar y por otro la capacidad de mantenerse

cerca de la madre dando lugar así a la proximidad a través del uso de señales con el fin

de obtener seguridad emocional.

Cuarta fase:

Inicia de los tres años en adelante.

En esta fase, entre otras cosas, el niño obtiene las herramientas necesarias

para convertirse en un ser independiente, con la

habilidad suficiente para aceptar cosas y personas más allá de su madre e

iniciar relaciones con los demás.

Recuerda que compartir tus experiencias en el taller es muy enriquecedor, pero lo es más el que tengas tus

propias vivencias.

Por lo que te esperamos en la siguiente sesión.

Elaborado por:Ma. Teresa Bringas Sánchez

Psicóloga55 33 34 82 60

Karla V. Miranda Vásquez Psicóloga

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