suplemento navideño 2012

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HISTORIA E IDENTIDAD SOCIAL EN LA NOCHEBUENA GUATEMALTECA La Nochebuena ha producido en Guatemala desde el siglo XVI hasta nuestros días, manifestaciones culturales muy fecundas y de intensa ternura para conmemorar el nacimiento de Cristo. Tradiciones con historia, únicas e irrepetibles, se han mantenido por más de quinientos años en nuestro suelo; continúan hoy frescas y lozanas en un siglo más y en un nuevo milenio. ¡Ojalá sepamos conservar esta herencia legada por la creatividad de nuestros antepasados! La Coordinación del Suplemento agradece a los académicos del Centro de Estudios Folklóricos y de la Escuela de Historia de la Universidad de San Carlos de Guatemala su espontánea y desinteresada colaboración. CELSO A. LARA FIGUEROA COORDINADOR DEL SUPLEMENTO UNIVERSIDAD DE SAN CARLOS DE GUATEMALA

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Suplemento Navideño 2012

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Page 1: Suplemento Navideño 2012

HISTORIA E IDENTIDAD SOCIAL EN LA NOCHEBUENA GUATEMALTECA

La Nochebuena ha producido en Guatemala desde el siglo XVI hasta nuestros días, manifestaciones culturales muy fecundas y de intensa ternura para conmemorar el nacimiento de Cristo. Tradiciones con historia, únicas e irrepetibles, se han mantenido por más de quinientos años en nuestro suelo; continúan hoy frescas y lozanas en un siglo más y en un nuevo milenio. ¡Ojalá sepamos conservar esta herencia legada por la creatividad de nuestros antepasados! La Coordinación del Suplemento agradece a los académicos del Centro de Estudios Folklóricos y de la Escuela de Historia de la Universidad de San Carlos de Guatemala su espontánea y desinteresada colaboración.

CELSO A. LARA FIGUEROACOORDINADOR DEL SUPLEMENTOUNIVERSIDAD DE SAN CARLOS DE GUATEMALA

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Desde los primeros siglos del cristianismo, pero con mayor énfasis durante la Edad Media, circularon a lo largo de toda Europa diversas leyendas sobre la

vida de una gran cantidad de santos y santas conocidos en esa época, éstas eran parte importante de la predica-ción y la enseñanza de la Iglesia du-rante este último periodo referido, ya que servían de ejemplo y modelo a se-guir. Dentro de ellas se tenían también relatos sobre la vida de Jesús y de la Virgen María, mismas que, además de lo señalado anteriormente, ejercían también la función de llenar los vacios que los Evangelios Canónicos dejaban en sus relatos. Estas leyendas fueron recopiladas

por el fraile dominico Santiago de la Vorágine, -personaje famoso por sus escritos durante el Medioevo-, en la obra más importante de este periodo, me refiero a “La Leyenda Dorada” o conocida también como “Legenda Áu-rea”, llamada así debido a la gran po-pularidad que tuvo. Esta compilación de historias data de alrededor del año 1264. El título original de la obra en latín es “Legendi di Sancti Vulgari Sto-riado”. Cabe mencionar que de la Vo-rágine llegó a ocupar la silla arzobispal de Génova, y hacia el año 1816, fue beatificado por el papa Pío VII. En su capítulo correspondiente a la

natividad de nuestro Señor Jesucristo, el religioso dominico toma como re-ferencia algunos escritos disponibles en ese momento dentro de los que menciona las “Crónicas” de Eusebio de Cesarea, la “Historia Escolástica”, la “Compilación” de San Bartolomé y el texto apócrifo al que únicamente se refiere como “Libro de la Infancia”, que según algunas opiniones sería el co-nocido como “Libro de la infancia del Salvador”, cuyo título original es “Liber de infantia Salvatoris”. Así en primer lugar Santiago de la

Vorágine presenta varias fechas posi-bles en cuanto a cuando pudo haber acontecido el nacimiento del Divino Infante. Apunta así el año 5228 des-pués de la formación de Adán, mien-tras que otros pensaban que había sino en el año 6000, fecha planteada por Metodio, -considerado como uno de los apóstoles de los eslavos-, y rebatida por de la Vorágíne ya que ex-presa que se basé en supuestos mís-ticos y no por criterios cronológicos. Asímismo hace mención de Eusebio de Cesarea, quien apunta que fue en el año 5199, siendo el Emperador de Roma Octavio. Dicho gobernante utilizaba este

n o m b r e cuando asu-

Según apuntan las leyendas medievales, el nacimiento del Niño Jesús tuvo lugar cerca de la media, noche de un día domingo. Nacimiento particular de la Ciudad de Guatemala. (Fotografía Julio R. Martínez, año 2011.)

LEYENDAS MEDIEVALES SOBRE EL NACIMIENTO DE CRISTO

mió el cargo, luego se hizo llamar Cé-sar en recuerdo de su tío Julio César, y posteriormente tomo el nombre de Augusto debido a la expansión y pros-peridad que tuvo el Imperio romano bajo su mando. Tomando después el título de Emperador, que era superior al de un rey. Debido a que César Au-gusto quería conocer todo el territorio que estaba bajo su poder, promulgó el edicto que ordenaba empadronarse a todos los que estaban considerados como cabezas de familia, en su lugar de origen, y además entregar al gober-nador de su provincia, un denario de plata, a manera de tributo, en nombre propio y de su familia, y como un tes-timonio de ser súbdito del emperador de Roma. Es interesante cómo de la Vorágine

deja asentada la forma en que se rea-lizaba este acto, ya que el proceso de dicho censo consistía en dos partes, la primera era la profesión de fidelidad al Imperio, y la segunda el empadrona-miento como tal. Dicho acto de fideli-dad se realizaba así, la persona cabeza de familia previo a entregar al presi-dente de la provincia el tributo, a título personal y de las otras personas que representaba, colocaba la moneda sobre su frente y en voz alta, delante de todo el pueblo, se declaraba como un súbdito del Imperio romano, para luego continuar con la parte del em-padronamiento en el que se anotaba en una lista el número de

personas al cual se representaba. Es así que José, quien vivía en Na-

zareth, pero que por descender de David, debía dirigirse hacia Belén para empadronarse, pero por acercarse ya el momento del parto de María, la llevó consigo, ya que no quería confiarle su cuidado a nadie más. Según una leyenda consignada

en este escrito medieval, cuando se aproximaban ya a Belén, María ad-virtió que una parte del pueblo estaba alegre, mientras que la otra lloraba, y que un ángel le explicó que esto era porque mientras una parte del pue-blo se regocijaba, porque recibirían la eterna bendición a través de la sangre de Abraham, la otra parte estaba así porque han merecido la reprobación divina. La primera estaba conforma-da por los gentiles y la segunda por los judíos. También se dice que cuando lle-

garon a Belén, no encontraron lugar donde alojarse, porque los lugares en donde lo hubieran podido hacer, debi-do a lo limitado de sus recursos, esta-ban ya ocupados, ya que mucha gente había llegado por el mismo motivo que ellos, por lo que tuvieron que cobijarse en un cobertizo público, que se encon-

traba, según se indica,

entre dos casas. Este era un alber-gue al que acudían las personas que habitaban en la ciudad, para divertirse en los días de fiesta, y que servía tam-bién para refugiarse cuando había mal tiempo y asimismo socializar. Otra leyenda apunta que tanto el

asno como el buey, fueron llevados por José en el viaje, y que el pesebre fue preparado por el santo varón, o bien ya se encontraba en el lugar, a disposición de los campesinos de la localidad, para cuando llevaban ani-males en los días de mercado, y poder así alimentarlos. Se consigna que fue un domingo

cuando José y María llegaron a la ciu-dad de Belén, siendo aquel mismo día, al filo de la medianoche en que tuvo lugar la llegada del Hijo de Dios, re-costándolo sobre el heno del pesebre, el cual fue respetado por el buey y el asno, ya que no comieron del mismo. Se cuenta también que posteriormen-te, dicho heno fue llevado a Roma por Santa Elena, a manera de reliquia. Por último se apunta una leyen-

da que busca demostrar la virgi-nidad perpetua de María, la cual entre otras maneras que son pre-

sentadas y explicadas debidamente por de la Vorágine, fue comprobada por dos comadronas que atendieron a la Santísima Virgen al momento de dar a luz. Estas llegaron al lugar, ya que al momento de presentarse los primeros síntomas del parto, José, apegándose a las costumbres de la época, requirió su asistencia, lo cual no quiere decir que dudara de que fuera el mismo Dios quien fuera a nacer de su espo-sa virgen. Los nombres de éstas eran Zabel

y Salomé. La primera de ellas luego de examinar cuidadosamente a Ma-ría, comprobó que aún luego de parir, conservaba integra su virginidad, ex-clamando: “¡Ha parido una virgen!”. Pero Salomé no lo creyó y quiso verifi-carlo por si misma mediante el tacto de su mano, pero al querer intentar-lo, el brazo se le secó. Luego se le apareció un ángel quien le in-dico que tocara al niño recién nacido con la mano seca, y al momento de tocarlo el brazo le sano enseguida.

Julio Rolando Martínez MansillaUniversidad de San Carlos de Guatemala

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Nueva Guatemala de la Asunción, 22 de diciembre de 2012

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LA QUEMA DEL DIABLO EN GUATEMALA

Una de las tradiciones más arraigadas en la población guatemalteca es la tradicio-nal “quema del diablo” que se realiza el siete de diciem-bre a las seis de la tarde. Es

una celebración mágico –religiosa.Su historia se remonta, según algunos

historiadores, al siglo XVI y en la época colonial se le denominaba “luminarias”. Se dice también que en la Nueva Gua-temala de la Asunción las fogatas que se prendían iluminaban el paso de la procesión de la virgen de Concepción, esto porque la luz de las calles era tenue y escasa.La procesión de la virgen de Concep-

ción es el inicio de las fiestas de la Nati-vidad en Guatemala y con la quema del diablo se purifican los hogares para re-cibir el advenimiento de Cristo “limpios y puros” espiritualmente hablando.Ha sido una tradición que días previos

a la quema del diablo se busca objetos en desuso, papeles, cartones, y todo tipo de materiales que puedan incinerar-se. Muchos recolectan paja, chiriviscos, ramas y hojas secas, cajas de cartón y otros materiales que van acumulando en algún lugar de sus casas para prenderles fuego el siete de diciembre.En años recientes se ha popularizado

la quema de “diablillos” que son elabo-rados en las piñaterías, los que se dis-tribuyen en todo el país para esta fiesta.

EL SIMBOLISMOComo toda tradición, la quema del dia-

blo está cargada de un fuerte simbolis-mo. Es una batalla entre el bien y el mal. El bien es el advenimiento de Jesucristo a través de la virgen de la Concepción quien hace su recorrido procesional el ocho de diciembre, y el mal personifica-do por el diablo. Esta batalla la gana el bien pues el diablo es “quemado y con-vertido en cenizas”.El fuego simboliza la luz de la virgen y

su victoria sobre el demonio, quemando la basura o la figura del diablo se aleja toda impureza del hogar acumulada du-rante todo el año. Por otro lado el fuego es “purificador”, a través de la quema se hace una limpia espiritual.Entre las creencias de la población se relataba que el diablo se escondía en-

tre las cosas viejas de los hogares, en los rincones de las casas por lo

que era necesario “sacarlo” para luego incinerarlo. Esto era

necesario para entrar a las festividades de la Navidad

con las casas limpias. De esta forma tam-

La quema del diablo en la Ciudad de Guatemala el 7 de diciembre (Fotografía de la autora)

La quema del diablo en la Ciudad de Guatemala el 7 de diciembre (Fotografía de la autora)

bién el pueblo rechaza el mal y espera la fiesta de la virgen de Concepción dig-namente. Debe uno despojarse de todo sentimiento negativo y de toda maldad albergada en el corazón.

LA POLÉMICAMuchas tradiciones han desaparecido

en Guatemala y la tradicional quema del diablo ha sido punto de discordia entre la población guatemalteca. Por un lado, grupo de ecologistas y ambienta-listas consideran la quema de basura como un foco de contaminación. Se han pronunciado en contra de la que-ma de materiales que dañan la salud como plásticos, llantas y otros mate-riales que generan gases tóxicos que provocan enfermedades respiratorias y de otro tipo.La cartera de salud también ha emi-

tido boletines donde hace recomen-daciones preventivas a los pobladores para evitar accidentes durante esta fiesta. De igual forma se hace con ex-pendedores y usuarios de fuegos pi-

rotécnicos. Los bomberos

también hacen llamados para no utilizar gasolina para prender los fogarones pues en esta época proliferan los acci-dentes por quemaduras.El Ministerio de Ambiente y Recursos

Naturales emprende campañas en los medios de comunicación escritos, ra-diales y televisivos para evitar acciden-tes. Por otra parte, existe un Acuerdo Ministerial No. 332-2004 en el que se prohíbe terminantemente la quema de llantas en lugares privados o públicos con multas que van de mil a cinco mil quetzales.Existen también grupos más radicales

que abogan por “ponerle fin a esta tra-dición” como sectas protestantes que vinculan esta celebración con la adora-ción al diablo.Podemos concluir que la celebración

de la quema del diablo es legendaria y que se arraigó en la población guate-malteca desde la época colonial. Que con el traslado a la Nueva Guatemala de la Asunción se vino también esta ce-lebración mágico-religiosa que actual-mente se celebra en toda la República. Que se observan cambios en las ce-lebraciones a través

Dalila Gaitán Lara Universidad de San Carlos de Guatemala

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Nueva Guatemala de la Asunción, 22 de diciembre de 2012

del tiempo, como la incorporación de diablitos de piñata a la quema, así como gran variedad de juegos pirotécnicos más sofisticados.

Creemos que mientras la población manifieste la religiosidad católica a tra-vés de la celebración de estas fiestas, las tradiciones seguirán existiendo.

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INMACuLADA CONCEpCION: AuRORA DE LA NOChEBuENA

Nueva Guatemala de la Asunción, 22 de diciembre de 2012

El 8 de diciembre la Iglesia cele-bra la fiesta de la Concepción de la Virgen María, fecha que guarda relación con los nueve meses que la separan de la Natividad de la Madre de Cris-

to, conmemoración que tiene lugar el 8 de septiembre.Ubicada justamente en el tiempo de

Adviento, el Misal Romano, segunda edición, presenta la solemnidad maria-na así: “Ya celebrada desde el siglo XI, esta solemnidad se inserta en el contexto del Adviento-Navidad, uniendo la espera mesiánica y el retorno glorioso de Cristo con la memoria admirada de la Madre. En este sentido este período litúrgico debe considerarse un tiempo particularmente apropiado para el culto a la Madre del Señor. María es toda santa, inmune de toda mancha de pecado, como plasma-da y hecha nueva criatura por el Espíritu Santo. Ya vislumbrada proféticamente en la promesa hecha a nuestros primeros padres de la victoria sobre la serpiente, María es la Virgen que concebirá y dará a luz un hijo cuyo nombre será Emanuel. El dogma de la Inmaculada Concepción fue proclamado por Pío IX en 1854”.Originalmente, en la iglesia Oriental se

hacía el recuerdo de un suceso relacio-nado con la Concepción de María en el seno de su madre. Esta fiesta era cele-brada desde el siglo VI y fue propagada al Occidente por Eadmero, discípulo de San Anselmo, arzobispo de Cantorbery. La fiesta fue aprobada en 1129 por un concilio celebrado en Londres y de Gran Bretaña pasó al continente, hasta que en el siglo XV el Concilio de Basilea y, espe-cialmente el Papa Sixto IV en 1476, la generalizaron. Sin embargo, ya en el año 431 el Concilio de Éfeso había definido la Maternidad Divina y en el año 649 el Concilio de Letrán lo había hecho con la Virginidad Perpetua.En el curso de los siglos esta fiesta se

propagó más y más, a pesar de que el dogma de la Inmaculada Concepción fue proclamado hasta el 8 de diciembre de 1854. En esta fecha Pío IX expuso: “La Beatísima Virgen María fue preserva-da inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su con-cepción por singular gracia y privilegio de Dios Omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús, Salvador del gé-nero humano”.Más reciente, el Concilio Vaticano II ha

proclamado que María “está unida, en la estirpe de Adán, con todos los hombres que necesitan de la salvación; fue redimi-da de modo eminente, en previsión de los méritos de su Hijo”. Así, dice el sacerdote Danilo M. Santor OSM, “con la exención de todo pecado en María, la obra salvífica

Cristo no es mutilada”.

Eduardo Díaz ReynaUniversidad de San Carlos de Guatemala

Rezado de la Virgen de Concepción de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de Guatemala. (Fotografía de archivo).

Extraordinaria talla de la Virgen de Concepción del Templo de San Francisco. Ciudad de Guatemala. (Fotografía de archivo).

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Así que no fue sino hasta después de un largo proceso histórico de reflexión en que la Iglesia llegó a formular el dogma de la Concepción Inmaculada de María, fiesta que como veremos más adelante, ha sido bastante compleja en su

desarrollo.

En Oriente A principios del siglo VIII está registra-

da la fiesta de la Concepción de Santa Ana, Madre de los Theotokos, la cual se celebra el 9 de diciembre justo a nueve meses de la fiesta del nacimiento de la Virgen. En Oriente esta fiesta no tiene por objeto la celebración del privilegio que eximió del pecado original a la Bien-aventurada Virgen María, sino más bien es la conmemoración del acontecimien-to que se narra en el Protoevangelio de Santiago según el cual Joaquín y Ana, padres de María, siempre estériles, por una intervención extraordinaria de Dios, pudieron concebir.La primera noticia de la fiesta de la

Concepción de Ana se encuentra en el Canon de San Andrés de Creta (+ 740 c.a.) y, por este mismo santo, se sabe que tal fiesta era considerada inferior a la Natividad, la Asunción, la Presentación y la Asunción de María; sin embargo, fue aceptada progresivamente y ya en el año 883 se encuentra incluida en el Nomo-canon de Focio, y en ese mismo siglo, introducida en el calendario de la Iglesia de Nápoles, en esa época bajo la influen-

cia bizantina. En el siglo X, León VI (846-903) la extendió a

todo el imperio y hacia

1166 se cuenta como una de las festivi-dades que deben celebrarse con absten-ción del trabajo.En la Iglesia bizantina esta fiesta no es

tan importante como otras festividades marianas, pues pone más su atención en Santa Ana que en la propia Virgen María, situación que no impedirá que los predicadores exalten la decencia de Ana como futura morada del Mesías.

En OccidenteEn la Iglesia occidental es hasta por el

año 1000 cuando se encuentra una fies-ta señalada por el 8 de diciembre con la denominación de Concepción de la Santísima Virgen María; esta celebra-ción, que se extiende a partir del siglo XII, tiene altibajos diversos y se fue di-fundiendo poco a poco hasta que en el ya mencionado Concilio de Basilea se generalizó, decretándose que dicha fies-ta se celebrará en todas las iglesias de la Cristiandad. Sin embargo, este acuer-do del año 1439 no tuvo efecto porque dicho concilio fue declarado cismático. Correspondió a Sixto IV, proveniente de los franciscanos, reconocer oficialmente la fiesta de la Inmaculada e introducirla en el calendario romano.

A partir de entonces se dieron una serie de modificaciones con relación a la fies-ta. Entre las más importantes destacan cuando en 1708 Clemente XI la fijó como fiesta de precepto y más tarde, en 1854, Pío IX proclama el dogma de la Concep-ción. A partir de 1863 la fiesta tuvo el títu-lo definitivo de Inmaculada Concepción de Santa María Virgen; en 1879 León XIII introdujo la vigilia de la fiesta y, finalmen-te, el Concilio Vaticano II considera este día como “solemnidad”, destacando así, con el máximo grado litúrgico, esta ver-dad dogmática sobre la Virgen María. En Guatemala, de gran devoción mariana, la Inmaculada Concepción es celebrada en toda la República e incluye diversas manifestaciones populares como ferias, bailes, comidas, loas, quema del diablo en víspera y los tradicionales rezados re-corren las calles de ciudades y peque-ñas poblaciones. Es con la víspera de la Concepción, 7 de diciembre, que en Guatemala se inicia el llamado Ciclo de Nochebuena que con-cluye el 2 de febrero, fiesta de Candelaria.

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NACIMIENTOS TRADICIONALES DE GuATEMALANueva Guatemala de la Asunción, 22 de diciembre de 2012

Nacimiento de inspiración bíblica, con imaginería colonial y contemporánea. Barrio San Sebastián. (Fotografía del autor).

Nacimiento popular guatemalteco del barrio de la Parroquia de la ciudad de Guatemala. (Fotografía del autor).

Los siguientes apuntes cons-tituyen una modesta intro-ducción al conocimiento de uno de los más interesantes aspectos del folklore navide-ño como son los nacimien-

tos –tradición introducida en el Nuevo Mundo por los españoles en el siglo XVI-, y enriquecida por las reinterpre-taciones regionales, que constituyen la nota característica de los nacimientos en general. Su presencia la encontra-mos en diferentes regiones de Europa, especialmente en Italia, Sur de Alema-nia y Francia, España, Portugal y en Latinoamérica, en donde se les llama: nacimientos, belenes, pesebres, según el área sociogeográfica.Nos limitaremos a intentar una clasi-

ficación de los tipos fundamentales de nacimientos actualmente existentes en la Nueva Guatemala de la Asunción. Para ello nos hemos basado en la ob-servación de nacimientos localizados en diferentes barrios de la ciudad.

Nacimiento popularSus características son: represen-

tación no realista, particularmente no observa proporciones; escenografía de inspiración regional o local; a excepción de las imágenes que integran el misterio litúrgico, sus personajes y las escenas son representación de la vida cotidia-na, particularmente no urbana; uso de ornamentos locales como por ejemplo: productos de artesanía folklórica artísti-ca de Nochebuena y plantas regionales o frutas decorativas de la región: hoja de pacaya, pie de gallo, musgos, man-zanilla, mandarina, melones, piñuelas, cacao, cidra, chichimecas y otras. El cielo se representa con nubes de tarla-tana y papel de china de colores, profu-sión de bombas que cuelgan de bricho y litografías de querubines y ángeles que asoman entre las nubes. Su criterio es histórico. Como ejemplos podemos mencionar los viejos Barrios de la Parro-quia; la Candelaria; la Ermita; la Reco-lección; y nuevos barrios populares de la periferia de la urbe.

Nacimientos Artísticos de Inspira-ción Bíblica

La representación es realista; observancia de principios de

arte académico; su esce-nografía y representación

de personajes son de inspiración bíblica con

uso de figuras de

Celso A. Lara Figueroa Universidad de San Carlos de Guatemala

imaginería no popular, particularmente uso de pastores importados de Europa o de fabricación industrial de modelos extranjeros; ausencia de ornamentos del nacimiento popular y su criterio es histórica.Es posible varios en casas de los ba-

rrios de Santa Catalina; la Recolección y nuevos como el Barrio Moderno. Nacimientos Artísticos de inspiración

RegionalPosee criterio histórico; su represen-

tación es realista; observa principios de arte académico; su escenografía y representación de personajes son de inspiración local rural, a excepción de la representación del misterio; usan pas-tores fabricados por artistas populares a encargo especial de los autores del nacimiento de acuerdo con las escenas identificables que van a reproducir; y hay una relativa ausencia de ornamen-tos del nacimiento popular. Por ejemplo el de la señora Rosa Pinto, del Barrio de Santa Catarina. A continuación, describire-

mos los aspectos más característicos de los diferentes tipos de nacimiento en consideración tomando como referencia

los ejemplos arriba mencionados.

El tamaño del nacimiento popular -aunque en el primer tercio del presente siglo ocupaban espacios considerables-, en la actualidad ocupa un área de 3x2 metros cuadrados aproximadamente, y así se considera monumental.Generalmente se construyen de me-

nores proporciones de acuerdo con los límites de espacio particularmente las

familias de escasos recursos construyen nacimientos muy reducidos, general-mente sobre una pequeña mesa de unos 60x40 centímetros cuadrados.Se construyen sobre cajones y mesas

o plataformas que permitan clavar ob-jetos. Generalmente se da a la estruc-tura una altura aproximada de 60x80

cms.; no obstante, en algunos casos se construye a la altura del piso. Con papel grueso y/o “embreyados” (lona encola-da), corrugados y cubiertos de musgo, aserrín de colores, plantas y flores natu-rales y artificiales se forma la topografía de paisajes que será el escenario de es-cenas de la vida cotidiana rural haciendo uso de la producción del arte y artesanía folklórica navideña: pastores de barro, tela y algodón, madera, etc.Como fondo se colocan los tradiciona-

les paisajes que reproducen escenas del campo local y algunas veces reproducen también de los lugares y personajes li-túrgicos. Es frecuente la aparición de los Reyes Magos junto a las pirámides de Egipto. Generalmente la producción de los artistas populares está inspirada en paisajes regionales. Se observan “rosarios” de manzanilla,

mandarinas, naranjas, melocotón, ca-cao y piñuelas. También otras frutas: limas, cidras, viscoyoles, chichimcas, y además plantas ornamentales: hoja de pacaya, pie de gallo; ramas de pino y ciprés. Todas estas frutas y plantas dan al nacimiento un agradable olor que resulta una relevante característica del mismo.El segundo tipo de nacimiento que

hemos mencionado se aparta del tradi-cional popular, ya que no representa la adoración de los pastores de la región ante la representación del misterio de la Navidad. Se trata en este caso de repre-sentar el hecho histórico del advenimien-to del Mesías, y por eso la escenografía y el conjunto de figuras se rige por la temática bíblica. De acuerdo con esta última, se incluye en la escena no solo el misterio del nacimiento, sino también el misterio de la anunciación. Y como una nota anacrónica se hace aparecer en la escena del nacimiento la figura de San Francisco de Asís, a quien se le reco-noce como iniciador de la tradición del nacimiento.En el tercer tipo encontramos una pro-

yección consciente del paisaje rural visto por personas citadinas, que generalmen-te se sienten apegadas a determinadas regiones las cuales reproducen. En ca-sos se identifica la hacienda o finca, sus trabajadores, la casa de los propietarios, el pueblo cercano con sus característi-cas geográficas, mostrando al mismo tiempo escenas de la vida cotidiana de sus moradores.,Nos encontramos ante obras de gran

tamaño que hacen gala de la calidad de los pastores especialmente cargados a connotados artistas populares; parti-cularmente las figuras del misterio son valiosas obras escultóricas de imaginería colonial, heren- cia de familia.

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ACERCA DEL NIÑO JESÚS DE BELÉN DE AMATITLÁNNueva Guatemala de la Asunción, 22 de diciembre de 2012

Inicialmente es pertinente indicar que al Niño de Belén de Amatitlán se le ha denominado de varios modos a lo largo de su historia conocida que arranca en el siglo XVII, el cronista don Francisco de Fuentes y Guzmán

quien escribiera por el año de 1689 le llama “Niño de Belén”, Domingo Juarros a finales del siglo XVIII le denomina “Niño Jesús”, el arzobispo don Pedro Cortes y Larráz cuando visitó el curato de Ama-titlán le llamó “Niño de Belén” a una hacienda que se hallaba cercana, nombre sin duda inspirado en la imagen, mien-tras que en los documentos de archivo le llaman “Niño Dios” o “Niño Dios de Belén”. En este trabajo se le denominará simplemente como Niño Jesús de Belén.En todas esas menciones se alude a

Jesucristo como niño de cortísima edad, siendo importante mencionar que aparte de los anteriormente citados cronistas y religioso, en el siglo XX escribió Ernes-to Chinchilla Aguilar su obra “Historia y tradiciones de la Ciudad de Amatitlán” (1961) , citando información precisamen-te de los cronistas Fuentes y Guzmán y Juarros quienes destacan la importancia de dicha imagen en su sede original del pequeño poblado de Pampichí, cercano al de San Juan Amatitlán, haciendo ver el mencionado Juarros que la imagen había sido trasladada de su sede antigua al de Amatitlán por el arzobispo don Cayetano Francos y Monroy en el año 1789, y que su fiesta principal era el 1º de mayo de cada año. Otro aporte entusiasta es el de Aracely Samayoa (2000) titulado “Amatit-lán (Tradiciones)”, el cual hace énfasis justamente en las tradiciones populares de Amatitlán y que alude al Niño como “Niño Dios de Amatitlán”, así como el úl-timo de los estudios conocidos pertenece al Dr. Fernando Urquizú (2011) titulado “El Niño de la Vera Cruz en Guatemala” publicado en la Revista Estudios de la Es-cuela de Historia de la Universidad de San Carlos, el cual aborda el conocimiento de esta imagen desde una perspectiva iconográfica, identificándola como una imagen de Niño de la Veracruz; aspecto que está basado fundamentalmente en los atributos iconográficos de esta obra escultórica. En esta ocasión este servidor propor-

ciona alguna información acerca de la imagen, cofradía y actividades devociona-les que no han sido abordadas con ante-rioridad. Se advierte al amable lector que algunos textos antiguos aparecen ligera-mente modernizados para su fácil lectura, aunque se ha dejado parte de la ortografía original para degustar esa antigua forma de escribir.Cuando se estudia las cofradías del Cu-

rato de Amatitlán a lo largo del tiempo es posible advertir que el surgimiento de la cofradía del Niño Jesús fue una realidad

en el lapso de tiempo 1734-1769; dado que es en este último año cuando está reportada en una visita pastoral una organización que velara por la devoción al Niño, dicha visita fue la

que llevó a cabo el arzobispo Pedro Cortes y Larráz. En el siguiente cuadro es posible observar la situación de las cofradías del curato de Amatitlán:En el cuadro “Cofradías del Curato de

Amatitlán siglo XVIII” es posible advertir que en la visita pastoral del obispo don Juan Bautista Álvarez de Toledo había una hermandad de la Veracruz la cual desaparece, dado que en la visita Pastoral del obispo don Juan Gómez de parada en 1734 ya no figura ni figurará más a lo lar-go del tiempo. La siguiente visita del año 1769 estuvo a cargo del arzobispo Pedro Cortes y Larráz mientras que las visitas de 1786 y 1791 lo fueron a cargo del arzo-bispo Cayetano Francos y Monroy y la del año 1813 fue llevada a cabo por el arzo-bispo Ramón Casaus y Torres.Por ejemplo, se conoce por medio de

un fragmento de un libro de limosnas del “Niño Santo de Belén”-otro nombre con que se le conoce- que comprende los años 1754-1757 que la cofradía en funciones -no necesariamente con orde-nanzas aprobadas- tenía misas meseras o sea una cada mes, algunos reparacio-nes de albañilería se consignan a las “ca-sas de Belén” así como celebraban con misas el día

de Finados, así como pagaban puntual-mente los derechos por la festividad del Niño (Archivo Histórico Arquidiocesano –AHA- Cofradías Caja 11). La imagen por este tiempo se hallaba en su templo de Pampichí al cual acudían los visitantes en crecido número al grado que las llama-das “casas de Belén” que en más de una ocasión fueron objeto de reparos, se cree eran lugares de resguardo de peregrinos.En el mismo año de 1765 Joseph Ber-

cián y Joseph Vicente Pérez procuraban obtener autorización para recaudar fon-dos a fin de reparar el templo del ” Niño Dios de Belén “ con sede en la población de Pampichí; decían los cofrades “…que ayándose la iglesia de dicho San-tuario tan deteriorada con la injuria de los terremotos que han ocurrido y demás que el tiempo ha ofrecido y asi mismo totalmente falto de todo lo necesario para el culto divino como son ornamentos caliz y misal de que carece dicho Santuario y al mismo tiempo la obra de el hospicio que se aya a medio construir…”(AGCA A1-48541-5777-1), se refería a los te-rremotos de 1751 y 1759 ocurridos unos años antes, la autoridad sin duda dio el permiso correspondiente dado que tiem-

po después se conoce que el

año de 1766 se libró despacho para hacer realidad la recolección de limosna y “…en efecto se juntaron un mil y tantos pesos y con ellos y la presente cuenta que se le dio por mí a el párroco del partido se procedió a el reparo del templo del Niño Dios y su correspon-diente sacristía…”En la visita pastoral del arzobispo Cortes

y Larráz del año 1769 es la primera vez que se consigna la cofradía del Niño Jesús de Belén entre las que en ese momento estaban activas en el Curato, junto a la de N. S. Del Rosario, San Juan, Santísimo Sacramento, Animas, Nombre de Jesús y las hermandades de Ánimas, Santa Rosa y San José (AHA Tomo 23). El terremoto del 29 de julio de 1773

que arruinó Santiago Capital del Reino sin duda hizo estragos en los templos de los pueblos de la comarca incluido el de Ama-titlán y el de Pampichí , por lo que en el año 1775 Joseph Bercián mayordomo del Santuario del Niño Dios de Belén del Cu-rato de Amatitlán hizo ver que “…la ruina que experimentamos el año de 73 me estimula a hacerle presente el reparo que necesita la susodicha iglesia del Niño Dios que habiéndole compre-hendido dicha ruina caio de plano su sacristía quedan- do

demolida y lastimada en manera el hospicio…”. Los cofrades solicitaban licencia para pedir limosna y acudir al re-paro del templo (AGCA A1-31360-4049).En el año 1781 el arzobispo Cayetano

Francos y Monroy visita el Curato de Ama-titlán y menciona al Niño Dios de Belén así: “…En el altar maior esta la ima-gen del Santo Niño, con corona de plata sobredorada y en ella una cam-panilla y un tecomatillo de perla…” (AHA Tomo 29 V.P. Arzobispo Cayetano Francos y Monroy); prosigue así “…mas una silla aforrada de plata y un res-plandor de cuerpo entero de plata sobredorado, en un trono nuevo de vidrieras y velo de brocato verde a los lados dos imágenes de bulto de Ma-ria Santisima y Señor San Josef…”Años después, en 1786 de nuevo el

arzobispo Cayetano Francos y Monroy visita el Curato de Amatitlán y en ese mo-

mento consigna entre las cofradías existentes la del Niño Jesús de Belén (AHA Tomo 32 V.P. Francos y Monroy)En nueva visita pasto-

ral del Arzobispo Cayetano

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ACERCA DEL NIÑO JESÚS DE BELÉN DE AMATITLÁNNueva Guatemala de la Asunción, 22 de diciembre de 2012

Mario Alfredo Ubico CalderónUniversidad de San Carlos de Guatemala

Francos y Monroy del año 1791 al Curato de Amatitlán se con-

signó el status del Niño Jesús de Belén en su nueva sede

del siguiente modo:“…Y porque la

traslación

que se hiso de la imagen del Niño Dios que con el nombre de Belen se bene-rava en la iglesia que tenia en el lu-gar de Pampichi perteneciente a este Curato, se hiso a la de este pueblo por justas causas que para ello tuvo su Ilustrisima manda que sobre esta traslación no haya la menor novedad

sino que permanesca y se perpetue en la iglesia de este pueblo sin permi-tir el Padre Cura que por ninguna cau-sa ni motivo sea restituido dicho Niño a su antigua iglesia…”(AHA Tomo 37 V.P. Arzobispo Cayetano Francos y Monroy Folio 399 v.). Hay que recordar que según

Niño Jesús de Amatitlán. (Fotografía de Walter Gutiérrez y Ricardo Andrade).

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Juarros el traslado se llevó a cabo el año de 1789.Para el año 1796 se conoce que el Vi-

cario de Amatitlán don Pedro Pablo Vivas menciona entre las cofradías activas de su jurisdicción “…La cofradía del Niño Dios de Belen, solamente tiene 12 pesos 6 reales de principal en dinero y como cien reses…”(AHA Vicaria Eclesiástica Saca-tepéquez No.2 1795-96); prosigue “…El mayordomo Bernardo Gonzáles, ladino electo por los indios principales del pue-blo, para que sirva el corriente año de-clara que ha 6 meses que lo nombraron y que no le entregaron ningún principal en dinero y que de las cortas limosnas que ha juntado en el Curato le ha dado seis pesos al sacristan que cuida de la lámpara del niño Dios y quatro reales que gastó en que cogieran las goteras y quatro pesos que ha gastado de azeyte de iguerio…” (Loc. Cit.)Pocos años después en 1813 nueva vi-

sita pastoral efectuada al Curato de Ama-titlán por el Arzobispo Casaus y Torres expone que la imagen del Niño. había sido trasladada al Calvario allí se describe así: “…Primeramente en la capilla del Calvario la imagen del Niño Dios co-locada en el altar mayor en su trono con su vidriera…” (AHA Tomo 42 V. P. Arzobispo Casaus y Torres)Se destaca que la imagen del Niño

poseyera corona, y resplandor de cuer-po entero, no sorprende que tuviera la silla de plata, sin embargo no existe una descripción minuciosa de la imagen del Niño para el siglo XVIII, siendo igualmente importante notar que en 1781 se le haya junto a las imágenes de Virgen María y San José formando la Sagrada Familia ocupando el altar mayor.Otro aspecto singular es que las imáge-

nes de Niño, tanto la titular en el templo, que no sale en procesión como la que se utiliza para efectuarla tengan atribu-tos iconográficos de Niño vinculado a la Veracruz con uno de los pies sobre una calavera. En la Colonia sólo se menciona una imagen de Niño, que se cree es la titular, siendo evidente que la otra surgió después. ¿Por qué el denominado Niño Dios

de Belén es iconográficamente una ima-gen de Jesús sedente con un pie en una calavera -lo que supone su triunfo sobre la muerte- y sobre un globo terráqueo -igualmente signo de su victoria sobre el mundo y sus iniquidades- que el Dr. Fer-nando Urquizú identifica como Niño de la Veracruz?, este asunto está por ser dilu-cidado, dado que desde el más antiguo

dato obtenido se conoce

la existencia del Niño de Belén en Pampi-chí y luego en Amatitlán, y todos los docu-mentos conocidos, aluden y mantienen el nombre de “Belén”, lo que supondría una imagen de Niño Dios que normalmente está colocada en un pesebre, y que la tra-dición sienta en una silla en el Año Nuevo; se debe estudiar igualmente la cofradía del Dulce Nombre de Jesús activa en 1714 e inclusive en 1769, por su eventual vinculación con estas festividades.En Santiago de Guatemala se conoce la

existencia documentada del Niño Jesús de la Veracruz situado en la capilla de Santa Ana de indígenas del barrio de San Francis-co, mas información es posible encontrarla en el trabajo de este servidor titulado “Da-tos Históricos de la imagen del Niño Jesús de la capilla de los naturales de Santa Ana en la Época Colonial” incluida en Apuntes Históricos del Ciclo Navideño en Guatemala publicado por el Consejo Nacional para la Protección de La Antigua Guatemala en 2007; mientras que en Candelaria igual-mente existió una imagen similar men-cionada a principios del siglo XIX ya en la Nueva Guatemala en el Libro de Inventarios de la Nueva Iglesia de Candelaria firmado originalmente por el religioso Manuel Ze-laya: “…un Niño Jesús con su diadema de plata, cruz de madera, dos tuniquitas la una muy vieja y la otra algo nueva y su so-guita…” como perteneciente a los bienes de Jesús Nazareno de Candelaria, y más explícito lo vertido en otro libro llamado “Materias Diversas” allí está expuesto en el año 1816 un “Inventario de los bienes pertenecientes al Niño Jesús de la Santa Veracruz de Candelaria” entregados por Ynes Antonia Oquendo Capitana a Juliana de Reymundo, en uno de los folios se lee: “…El Niño con resplandor y tres po-tencias, zapatos de plata y camisita de mezclin y la cruz de madera de cinco quartas…”. Por ser imágenes de Niño Jesús no es raro que se le rindiera venera-ción en el ciclo navideño.En el año 1777, en el templo mercedario

se menciona entre los bienes de la cofra-día de N. S. de la Esclavitud: “…un Niño Jesús que sale la Pasqua de navidad con su resplandor, sus sandalias, con su mundo en la mano y su cruz chica…” (AHA Cofradías 14), sin embar-go este Niño parece más vinculado a la festividad del Dulce Nombre de Jesús, lo cual tampoco fue obstáculo para que se le rindiera culto por este tiempo. Cualquiera que sea la razón realmente

poco importa al creyente que piadosa-mente se acerca a venerar la imagen del Niño suplicando por los suyos e imploran-do bendiciones.

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LOS pASTORCITOS DEL NACIMIENTO GuATEMALTECONueva Guatemala de la Asunción, 22 de diciembre de 2012

Los pastores de la antiquísima ciudad de Belén, aquellos que según lo recuerda San Lucas vinieron ante el pesebre donde dormía el recién nacido Niño Dios a adorarle, poseen una

imagen, sencilla y popular, evocada por los guatemaltecos en la adoración moderna que le profesan en los nacimientos.

Por qué pastoresEntre las fuentes doctrinales del catoli-

cismo, estos sencillos hombres del campo simbolizan entrega paternal. Representan al padre que cuida y protege una descenden-cia que, de manera figurada, es su rebaño. Hubo tiempo, también, en que fue muy vigoro sala medular afinidad de pastores y reyes. En una concepción social de gran antigüedad, un rey era considerado repre-sentante terrenal de Dios. Por eso, en lo místico, Dios, los pastores y los ineludibles corderos que los acompañan son figuras de elevado contenido simbólico. Poco a poco los pastores llegaron a rodearse de solemne dignidad, evidente en la conside-rable cantidad de alusión es que se hace de ellos en la tradición cristiana, escrita, oral e iconográfica.En el antiguo testamento se les prefigura

elevada jerarquía. Según el profeta Ezequiel, dijo “Yahveh: ¡Aquí estoy, soy yo! Vengo en busca de las ovejas, yo me ocuparé de ellas como el pastor que se ocupa de su rebaño el día en que se encuentre en medio de sus ovejas en libertad. Yo también me ocuparé de mis ovejas y las sacaré de todos los lu-gares por donde se dispersaron ese día de negras nubes y tinieblas”(Ez 34,11-12). Y la voz de Yahvéh revelada por el profeta Jeremías es: “les pondré pastores según mi corazón, que los alimenten con inteligencia y prudencia”(Jer 3,15). Así se anuncia que el Señor encomendará su pueblo a pastores que lo apacienten con saber y acierto. En Salmos se proclama al Señor como pastor, y a los que creen en él como ovejas de su redil: “Sepan que el Señor es Dios, él nos hizo y nosotros somos suyos, su pueblo y el rebaño de su pradera” (Sal 100,3).El Nuevo Testamento retoma la figura

pastoril nada menos que en Jesús. En San Juan consta su declaración:”Yo soy el Buen Pastor. El Buen Pastor da su vida por las ovejas” (Jn 10,11).Revelación de penetran-te dramatismo: Cristo, el pastor, se equipara además con una oveja del rebaño, y de ese modo llegará a ser oferente y víctima (es tiempo en que la costumbre judaica hacía sacrificar corderos en el Templo).Cristo insiste: “Yo soy el Buen Pastor y conozco a los míos como los míos me conocen a mí, lo mismo que el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre. Y doy mi vida por las ovejas” (Jn 10,14-15). En otro pasaje del evangelio según San Juan, San Juan Bautista hace prefigurar la función de Jesús como cordero que será sacrificado por la salvación del rebaño: “Al día siguien-te Juan vio a Jesús que venía a su encuentro y exclamó: Ahí

Los Pastorcitos de Nacimiento guate-maltecos han creado una verdadera escuela artesanal, profundamente tradicional, intensamente mística, ricamente identitaria. (Fotografía: Luis Villar Anleu).

Escena pastoril: En una representación popular de Nacimiento, la riqueza expre-siva de los elementos se olvida de las proporciones; lo importante es que haya Pastorcitos, ovejas, sacralizados. (Fotografía: Luis Villar Anleu).

Luis Villar AnleuUniversidad de San Carlos de Guatemala

viene el Cordero de Dios, el que carga con el pecado del mundo” (Jn 1,29). San Juan [Evangelista] recalca esa condición: “Al día siguiente, Juan [el Bautista] se encontraba de nuevo en el mismo lugar con dos de sus discípulos. Mientras Jesús pasaba, se fijó en él y dijo: Ese es el Cordero de Dios” (Jn 1,35-36).Jesús presentó su misión en la parábola

del Buen Pastor: “No he sido enviado sino a las ovejas perdidas del pueblo de Israel” (Mt 15,24). Mas San Juan hace ver que es el Buen Pastor que conduce a todas las ove-jas, aúna las que no son de su rebaño, a los no judíos: “Tengo otras ovejas que no son de este corral. A esas también las llevaré; escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño con un solo pastor” (Jn 10,16). El celo del pastor cuidando de su aprisco se refleja en la misión del Padre del Cielo que no quiere que se pierda ninguno de sus discípulos (Mt 18,14), como se manifiesta en la delicada parábola de la Oveja Perdida (Mt 18,12-14; Lc 15,4). Jesús resucitado, cuando se manifestó por tercera vez a sus discípulos, encomendó la función de pastor a San Pedro. Tres veces le dijo: “Apacienta mis corderos”, “Cuida de mis ovejas”, “Apa-cienta mis ovejas “ (Jn 21,15-17).La sublime imagen de los pastores se

evidencia en el hecho que son uno de los muy escogidos personajes a quienes se manifiestan los ángeles de Dios. Lo hicieron a María, la madre de Jesús, a José su espo-so, a Zacarías el padre de Juan el Bautista, a las mujeres que estuvieron con Jesús en su crucifixión y resucitación: María de San-tiago, María Magdalena y María Salomé; ¡y a los pastores!

Encarnación en la madre de JesúsEs tan elevado el simbolismo cristiano de

los pastores que se les encarna en la ma-dre de Jesús, la siempre Virgen María. La advocación como pastora celestial lleva a denominarla Divina Pastora, Divina Pastora de las Almas, Madre Divina Pastora o Madre del Buen Pastor. Según la tradición, la de-dicación se originó la noche del 24 de junio de 1703, cuando

la Virgen se manifestó al Padre Capuchino fray Isidoro de Sevilla vestida con atributos pastoriles y cuidando de un rebaño, que re-presentaba a la comunidad cristiana.El fraile escribió en 1705, en Sevilla, el

opúsculo La Pastora Coronada, donde ex-puso su idea predicable de la Divina Pasto-ra. En el afán de ilustrarla encargó al artista sevillano Alonso Miguel de Tovar un lienzo, señalándole los elementos iconográficos para una Virgen con título y atuendo de pastora. Sus instrucciones describen la vi-sión que tuvo: “En el centro y bajo la sombra de un árbol, la Virgen santísima sedente en una peña, irradiando de su rostro divino amor y ternura. La túnica roja, pero cu-bierto el busto hasta las rodillas, de blanco pellico ceñido a la cintura. Un manto azul, terciado al hombro izquierdo, envolverá el entorno de su cuerpo, y hacia el derecho en las espaldas, llevará el sombrero pastoril y junto a la diestra aparecerá el báculo de su poderío. En la mano izquierda sostendrá al Niño y posará la mano derecha sobre un cordero que se acoge a su regazo. Algunas ovejas rodearán a la Virgen, formando su rebaño y todas en sus boquitas llevarán sendas rosas, simbólicas del Ave María con que la veneran...”La nueva advocación mariana se vinculó a la

Orden Capuchina de frailes menores, quienes realizaron la primera procesión, con el lienzo de Miguel de Tovar, durante la fiesta de La Na-tividad de la Virgen, 8 de septiembre, del mis-mo año. La primera imagen de tamaño natural

fue esculpida por Francisco Ruiz Girón, también en

1705, y sacada en procesión en ese octu-bre. Una de las iníciales organizaciones laicas surgió en Andalucía, con título de Hermandad del Rebaño de María. En Guatemala, Santa María Olopa, Chiquimula, la tomó como su patrona y protectora; aquí, su fiesta titular se celebra del 13 al 15 de marzo.

Los pastores de BelénDe los cuatro evangelistas canónicos,

sólo San Lucas cuenta la visita de los pas-tores de Belén al pesebre del Niño Dios para adorarle. Él tenía el conocimiento más completo de la infancia de Jesús porque investigó en escritos que contenían hechos y milagros de Cristo, en relatos de los pri-meros discípulos del Maestro conservados en las iglesias más antiguas de Jerusalén y Cesárea, y dispuso de una fuente invalua-ble: datos que debió proporcionarle María, madre de Jesús (Nuevo Testamento. Cf. La Biblia; edición pastoral. 1995. Eds. San Pablo y Verbo Divino, Navarra, Esp. p125).Escribió San Lucas (Lc 2,8-20): “Cerca

de Belén había unos pastores que pasa-ban la noche en el campo cuidando sus ovejas. De pronto se les apareció un ángel del Señor, y la gloria del Señor brilló alrede-dor de ellos; y tuvieron mucho miedo. Pero el ángel les dijo: No tengan miedo, porque les traigo una buena noticia, que será mo-tivo de gran alegría para todos. Hoy les ha nacido en el pueblo de David un salvador, que es el Mesías, el Señor. Como señal, encontrarán ustedes al niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.“En aquel momento aparecieron, junto al

ángel, muchos otros ángeles del cielo, que alababan a Dios y decían: “¡Gloria a Dios en las alturas!

¡Paz en la tierra entre los hombres de bue-na voluntad!“- Vamos, pues, a Belén, a ver esto que

ha sucedido y que el Señor nos ha anun-ciado.“Fueron de prisa, y encontraron a María

y a José, y al niño acostado en el pesebre. Cuando lo vieron se pusieron a contar lo que el ángel les había dicho acerca del niño, y todos los que lo oyeron se admira-ban de lo que decían los pastores. María guardaba todo esto en su corazón, y lo tenía muy presente. Los pastores, por su parte, regresaron dando gloria y alabanza a dios por todo lo que habían visto y oído, pues todo sucedió como se les había dicho (Evangelio según San Lucas. Cf. San Lu-cas, Obra Completa; Y me seréis testigos. 1985. Sociedades Bíblicas Unidas, Méxi-co, DF. p8-10).

Miniaturísmo a 21 siglos de BelénLa celebración del alumbramiento de la

siempre Virgen María, madre de Jesús, recaptura cada fin de año el misterio del

pesebre en la gruta de Belén. Ya que la fe y la religiosidad popular lo permiten, cada pe-sebre de hogar guatemalteco lo transfigura en temporal Belén. Como en su tiempo lo fue, a la Sagrada Familia la acompañan en estos nacimientos los tres Magos de Oriente, ovejas, ángeles, el buey, la mula y pastores, las figuras iconográficas funda-mentales. La ambientación agrega piezas que considera de ocasión: la mítica estrella, estanques con patos, aves de corral, ani-males domésticos, gente.Encarnar el espíritu del pesebre requirió

reducir los tamaños de sus elementos. Ha sido la manera de evocar a Belén, cada Nochebuena, en un lugar especial dela casa. Las habilidades y el ingenio de los artesanos crearon réplicas a escalas con-venientes. Ellos se hicieron miniaturistas, y sus obras, de arte tiernamente popular, miniaturas de nacimiento. Empequeñecer engrandeció la personalidad de cada figu-rilla. Así, al hablar de pastorcitos, el término coloquial con el que se les identifica, capta-mos la grandeza que los rodea.Los pastorcitos de nacimiento más tradi-

cionales se elaboran de cibaque, alambre, tela, arcilla o madera. Recientemente, a la par de diversificarse la materia prima, tam-bién de duro por, resinas acrílicas y porcela-na. Y no necesariamente con las vestiduras, ornamentos y enseres propios de un pastor, sino que por lo general como representa-ciones de gente del campo, con la genti-lidad y sencillez que les son dados tener.Es un hecho que la humildad genuina

opaca la grandeza de quien la posee. Tal vez por ello no advertimos la inconmen-surable valía de los pastores en la esencia mística y en la iconografía cristiana. Tal vez por eso a los pastorcitos de nacimiento no los colocamos más cerca de la Sagrada Familia en los pesebres revividos. Si con manos sucias y olor a monte fueron escogi-dos por los ángeles para que fueran ante el Divino Niño a adorarlo, así, representando la presencia del pueblo en esa ancestral ado-ración, continúan haciéndolo en cada hogar que con primorosa devoción los coloca en los nacimientos de Nochebuena.La inconmensurable grandeza de los

pastorcitos, pocas veces reconocida en su cabal dimensión, impera con genuina mo-destia en algún rincón de un nacimiento elaborado entre expresiones de júbilo, fe y paz. Humildes y sencillos en sus efímeros iconos, rememoran lo que hicieron frente a la realidad de la Sacra Familia. Son, a no dudarlo, uno de los símbolos por ex-celencia de Nochebuena.

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pROCESIONES DEL CICLO NAVIDEÑO EN GuATEMALANueva Guatemala de la Asunción, 22 de diciembre de 2012

Desde la Época Colonial fue común actividad las mani-festaciones de fe pública a través de procesiones no solo en la Cuaresma y Semana Santa sino en las

fiestas de Navidad, es así como en di-ciembre se tuvo siempre como actividad de gran importancia la procesión solem-ne de N. S. de Concepción la cual, al igual que hoy día, sale del templo fran-ciscano el 8 de diciembre de cada año, en aquella época a recorrer las calles de la otrora Capital del Reino hoy La Anti-gua Guatemala y en el presente las de la Ciudad Capital.A los pocos días hay otra celebración

importante y es el 12 de diciembre fecha en la cual sale a recorrer las ca-lles pero de la Nueva Guatemala desde finales del siglo XVIII N. S. de Guada-lupe, efectivamente en el año 1794 se menciona no sólo la procesión sino la costumbre de vestir a los niños con tra-jes típicos imitando al Santo Juan Diego.Existen por este tiempo espontáneas

procesiones familiares y de vecinos lla-madas “posadas” las que fueron y son motivo para departir y estar de regocijo.Según el cronista franciscano Fray

Francisco Vázquez en su obra Vida y Virtudes del Hermano Pedro de San José Betancur del templo del hospital de Belén salía en “…la Nochebue-na un rezado del desamparo de la Virgen Santísima y San José donde salen los Hermanos Terceros y mu-cho concurso de gentes con infini-tas luces en las manos, rezando el Rosario de la Virgen Santísima con mucha devoción…” prosigue el cro-nista diciendo: “…Ponénse muchos altares en las ventanas con muchas luminarias, por todas las calles de esta ciudad de Guatemala….”; acti-vidad que sin duda fue un gran aconte-cimiento en aquel entonces.En el año 1777, se conoce que la co-

fradía de N. S. de la Esclavitud sacaba del templo mercedario “…un Niño Jesús que sale la Pasqua de navi-dad…” (AHA Cofradías 14 Exp.1). No se conoce realmente la forma en que

salía este Niño Jesús.Pasada esta celebración había otra procesión la víspera del día de Re-

yes, así la describe el citado cro-nista: “…La noche víspera

de Reyes vuelve a salir otro rezado de otro

barrio extendido, re-zando el Rosario

de la Virgen Santísima y caminan-do para Belén los Santos Reyes con una estrella de luces delante grande, con una vistosa invención, que se levanta y pone en las nubes, llegando este devoto rezado a Be-lén, lo salen a recibir muchos niños vestidos de pastores, con mucha alegría y contento.” No menciona el nombre del barrio, únicamente dice que

era numerosa la población que allí vivía.

En otras festividades como Año Nue-vo, Circuncisión, Dulce Nombre de Jesús y Candelaria no está reporta-da actividad devocional en las calles, aunque si en los templos donde había imágenes del Niño Jesús, es así como la festividad de la Circuncisión era celebrada en el templo de Capuchi-nas, el de Reyes –aparte del rezado antes mencionado sin duda hubo en el pueblito vecino de San Gaspar gran alegría por celebrar al patrón San Gaspar que

la tradición oral nombra como inte-grante de los Magos de Oriente, el Dulce Nombre en varios templos en-tre ellos Santo Domingo y Candelaria, mientras que la festividad que cie-rra el ciclo navideño tradicional es la fiesta de la Purificación o Candelaria que sin duda en el templo de esa ad-vocación en Santiago fue de especial significación al grado que el pueblo se congregaba para visitar a N. S. de

Candelaria y rendirle veneración. No está de más señalar que en el inte-rior del Reino habían poblaciones que tenían como patrona a N. S. de Con-cepción, otros a los Santos Inocentes como es el caso de Parramos, otros a San Gaspar o los Santos Reyes como Cuyotenango o San Gaspar Vivar, otros a N. S. de Candelaria como en Chiantla, en fin habían lugares muy le-janos que por esta época celebraban con devoción su santo titular.

Mario Alfredo Ubico CalderónUniversidad de San Carlos de Guatemala

Ruinas del templo de Nuestra Señora del Carmen después de los terremotos del siglo XVIII en La Ciudad de La Antigua Guatemala. (Fotografía de archivo).

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LOS TRES REYES MAGOS EN EL ARTE GuATEMALTECONueva Guatemala de la Asunción, 22 de diciembre de 2012

Novena para los reyes magos impresa en la ciudad de Guatemala a finales del siglo XVIII (Fotografía del autor).

Retablo de los tres santos reyes magos en un pueblo del occidente de Guate-mala. (Fotografía del autor).

Las tradiciones y devocio-nes populares dedicadas a los tres Santos Reyes Ma-gos tienen su origen en los procesos que se desa-rrollaron en torno a la pri-

mitiva evangelización en América, en la cual, el arte en todas sus manifes-taciones jugó un papel determinante. La producción artística procedente del periodo de la dominación hispánica, relacionada con el ciclo de la Natividad del Señor nos da los primeros indicios. Al hacer deducible el arte regional me-soamericano, en las ramas de la pintura y la escultura, dejando para otros es-tudios la vastedad de ejemplos en los campos de la música, las danzas y la literatura, podemos afirmar que las pri-meras representaciones plásticas con este tema fueron creadas para integrar los retablos coloniales en los templos y conventos, a partir de la segunda mitad del siglo XVI. A guisa de ejemplo, se citan las obras

que forman parte de las colecciones estatales de las iglesias y museos de Guatemala, las cuales son producto del intenso intercambio artístico en-tre el virreinato de La Nueva España y la Capitanía General de Santiago de Guatemala, realizadas por los pintores barrocos mexicanos, Cristóbal de Villal-pando, Pedro Ramírez, Juan Correa y Miguel Cabrera, por mencionar algunos nombres, las cuales aún se exponen en la Catedral Metropolitana y el Museo de Arte colonial de La Antigua Guatemala. En los retablos que se conservan en

los templos de las ciudades del valle central de México, cuyos habitantes llegaron a nuestro suelo formando par-te de los contingentes españoles que conquistaron y sojuzgaron la región, podemos apreciar, entre las escenas de la representación de la natividad de Je-sús, dos que son fundamentales, siendo éstas la Adoración de los Pastores, que se encuentra colocada, por orden cro-nológico, sobre la “calle” de la Epístola, es decir a la izquierda del mueble y en la “calle” del Evangelio, a la derecha, la Adoración de los Tres Santos Reyes Magos. Estas dos epifanías estuvieron siempre

presentes en los retablos que vistieron los templos de las ciudades europeas y las de las colonias españolas a ultra-mar, en el continente americano, parti-cularmente y con mayor énfasis, en las ciudades virreinales de México y el Perú. En Puebla de los Ángeles, México, or-nando una de las naves procesionales del templo del convento franciscano de San Miguel Arcángel de Huexotzingo, existe una obra que presenta la esce-na de la adoración de los tres Reyes magos, probablemente de finales del siglo XVI, atribuida al pintor Baltasar de Chávez Ório

Juan Alberto Sandoval AldanaUniversidad de San Carlos de Guatemala.

(1548-1620) llamado Echave “El viejo”, cuya observación directa del original mo-tivó este ensayo. Aparece también un trabajo de simila-

res características a la obra angelopoli-tana en el templo de San Bernardino de Xochimilco, cuya referencia se agradece a la periodista e investigadora mexicana Isabel Aquino Romero, vecina de la ciu-dad de San Luis Huamantla, Tlaxcala, quien amablemente compartió con el autor que, según referencias documen-tales del Instituto Nacional de Historia de México, la autoría de la obra se atribuye al artista Simón Pereyns, quien pudo haber-la realizado en el año de 1584. Ambas adoraciones o epifanías tienen

singular importancia en la celebración de los misterios relacionados con el na-cimiento del niño Jesús, tema central del ciclo de la natividad, la primera por ser la realizada por el pueblo judío significado en los pastores de Belén y la segunda, la de las naciones de la gentilidad, en clara alusión a la adoración de los Tres San-tos Reyes Magos procedentes de Asia, Europa y África, el mundo conocido en esa temporalidad, haciendo énfasis en el pensamiento teológico de la época, que gustaba de contraponer las dos manifes-taciones. En las obras pictóricas referi-das no hay ninguna novedad iconográfica ni alguna sutileza que las impregne de originalidad, como sucederá posterior-mente a partir del siglo XVII. Podemos inferir que esta situación obe-

dece a que el tribunal de la Inquisición no las hubiera permitido, agregado a que la mayoría de pintores mexicanos al igual que los santiaguinos en Guate-mala, tomaron como modelos, sin ser posible ninguna alteración, los dibujos y grabados europeos, los cuales llegaron a México y en consecuencia a

Guatemala,

para ser entregadas a los obispos quie-nes los distribuyeron entre los artistas locales residentes en sus prelaturas, sir-viendo estos diseños como la base para la producción de las obras de arte con temas religiosos relacionados con la vida de Jesús, la Virgen María y de los Santos. Ya en el siglo XVII, a pesar de la vigen-

cia de la real disposición vigilada por la iglesia y el Santo Oficio, los artistas sacan partido del carácter popular de la escena, de los contrastes que ofrecen las rusticas vestimentas de los pastores y lo ampu-loso de los atuendos de los Tres Santos Reyes Magos, el esplendor de sus finos brocados, la riqueza de sus joyas y de los presentes para el niño Dios encerra-dos en finos cofres, y sobre todo, el tipo aristocrático de los santos adoradores visitantes del recién nacido Rey de reyes, personalizando con ciertos detalles y ge-nialidades su trabajo.No se puede dejar de citar las dos mag-

níficas “Adoraciones”, obras de Cristóbal de Villalpando, realizadas en la segunda mitad del siglo XVII, que se encuentran expuestas en la pinacoteca de la Iglesia de San Diego, en México, y que forman parte de los catálogos del pintor, cuyo tra-bajo fue el más numeroso y prolijo en el intercambio entre ese país y Guatemala, siendo posible apreciar en el acervo del Museo de Arte Colonial de La Antigua Guatemala y el templo de San Francisco El Grande de la Nueva Guatemala de la Asunción, una muestra de su extraordi-naria calidad artística en las obras que integran la Serie de “La vida de San Fran-cisco”, piezas autógrafas y fechadas, la mayoría, en 1692. En beneficio del Maestro Villalpando,

debe mencionarse que una de las in-novaciones que imprime en su obra, consiste en incorporar en la composición de las pinturas relacionadas con la Nati-

vidad, un “foco” de luz que ilumina

devoción a los reyes magos en Guatemala y su presencia a través del arte plástico, en lo relacionado a las tradiciones populares de su día, el 6 de enero, según estudios realizados por el Licenciado Mario Ubico Calderón, profesor titular de la Escuela de Historia de la Universidad de San Carlos, sin duda alguna, el cambio de “Varas”, en los primeros días del año, es decir la entrega del Bastón que simboliza la au-toridad de los alcaldes y otros puestos de dirección local a las nuevas autoridades, fue motivo para vincular esta actividad a la festividad religiosa del día, la cual fue observada por el fraile dominico y viajero inglés Tomás Gage en la primera mitad del siglo XVII, según la descripción de su viaje por Guatemala contenida en su cró-nica de viajero, la cual refiere que “El día de los Santos Reyes, los alcaldes y todos los oficiales de justicia vienen también a rendir sus homenajes y a traer sus ofren-das a ejemplo de los santos reyes, porque ellos representan el poder y la autoridad del rey”. El Santo Hermano Pedro de San José

de Betancourth, en su testamento, men-ciona que a mediados del siglo XVII, en el reino de Guatemala, se celebraba con fervor la festividad en torno a los Santos Reyes Magos, con una solemne procesión: “La víspera de los reyes, en memoria de la adoración que hicieron al Verbo Divino, se traen las imágenes de los Santos Reyes desde el convento de la Merced a esta casa de Belén, repitiendo a coros el Rosario”. Como testimonio de la veneración del

Santo guatemalteco, de origen Canario, sobre el misterio de la encarnación, los hechos anteriores y posteriores, en el escudo de la Orden Bethlemita apare-cen representados los tres Santos Re-yes Magos por tres coronas ducales en formación bajo la estrella luminosa de Belén que los guió hasta el pesebre del niño Jesús. Las festividades del 6 de enero tuvieron

como principal sede la iglesia del pueblo de San Gaspar Vivar, que se encuentra a tres kilómetros de la ciudad de la Antigua Guatemala, ubicada en las faldas del vol-cán de Agua, cuya fachada y altar mayor es presidida por las imágenes de los tres Reyes magos, recibiendo en aquel lugar especial veneración desde mediados del siglo XVI hasta la fundación del pueblo nuevo de San Gaspar de Vi-var en la Nueva Guatemala de la Asunción, en el sector principal de la actual zona 8 de la ciu-dad capital.

al grupo de personajes, brotando los ra-yos del cuerpo del niño Jesús, irradiando un resplandor que delinea y enfatiza las figuras de la Virgen María y San José y saca de las sombras de la penumbra las siluetas de los pastores y los tres San-tos Reyes Magos. Este procedimiento empleado por Villalpando, impregna las obras de un carácter especial y les con-fiere un cierto encanto característico, el cual es tomado para la realización de uno de los cuadros más importantes sobre este tema, como lo es “El nacimiento”, obra maestra de grandes dimensiones (6x3 metros), del Pintor novohispano del siglo XVII, Pedro Ramírez, “El Mozo”, autor de las pinturas de la Serie “La vida de la Virgen María” que se expo-nen actualmente en la nave central de la Catedral Metropolitana de la ciudad de Guatemala. La obra maestra de Ramírez, fue en-

cargado para la Rectoría del Convento de Padres Bethlemitas, filial de la Orden hospitalaria fundada en Guatemala por el Santo Hermano Pedro de San José de Betancourth, cuya casa funcionó en el vi-rreinato de la Nueva España, con hospital anexo, conservándose en la actualidad, parte de sus ruinas en el crucero de las calles Tacuba y Bolívar de la ciudad de México, lugar del que irradió, entre otras virtudes y méritos que le corresponden a la Orden Betlehemita y a su fundador, la difusión de la tradición de las posadas guatemaltecas en la capital del vecino país y en consecuencia su irradiación a todo el territorio mexicano en sustitución de las misas de Aguinaldos. Conociendo la forma y los medios por

los que se introduce y se da a conocer la

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LOS ORIGENES DE LA CANDELARIA EN EL CICLO NAVIDEÑONueva Guatemala de la Asunción, 22 de diciembre de 2012

Ha llegado a nosotros nuevamente el mes de diciembre, y con él las fiestas y tradiciones de fin de año, celebra-ciones tan especiales que conforman parte de nuestra vida, más conocido como ciclo tradicional de la Nochebue-na, que en Guatemala se inicia el siete de diciembre a las dieciocho horas con la quema del diablo, actividad de las luminarias que tienen como objetivo iluminar el descenso de la Santísima Virgen María, del cielo al vientre de su madre Santa Ana en la tierra, siendo por lo tanto una advocación mariana no nacida.Se realizarán en este contexto tempo-

ral, las jornadas y procesiones de la In-maculada Concepción, de la Virgen de Guadalupe, las celebraciones de Nues-tra Señora de la Expectación del Parto, de la Esperanza o de la O, tendremos las posadas, las loas en honor a la Vir-gen María, las pastorelas, se realizarán los altares más conocidos como naci-mientos, las novenas del Niño y los ro-bos de éste, y tendremos igualmente la fiesta de la epifanía.El dos de febrero finaliza, desde el

ámbito de la tradición, el día que en la antigüedad, se le conocía como de la Purificación de la Santísima Virgen María, con base a lo que indica San Lucas en el capítulo 2 de su Evangelio.Aparte de lo indicado como refiere

Louis Réau, está también la Ley de Moisés (Éxodo 13:2) que obligaba a to-dos los judíos a consagrar a los primo-génitos al Señor en conmemoración y a redimirlos mediante un canon de cinco ciclos y el sacrificio del cordero “ … consagrarás a Yavé todo cuan-to abre la vulva; y de todo primer parto de los animales, el macho lo consagrarás a Yavé”, y el ritual del Levítico (12: 1 – 8) que indica que toda

parturienta se consideraba impura durante los siete días siguientes al

nacimiento de un varón y durante treinta y tres días se le vedaba

la entrada al templo, por lo que debía dejar pasar cua-

renta días para presentar a su hijo en el templo y

depositar la ofren-da.

Cumpliendo lo que indica la Ley, la Santísima Virgen María va al templo de Jerusalén, a los cuarenta días, luego del nacimiento de Jesús, ofreciendo su primogénito, cumpliendo de esa mane-ra con el rito de la purificación. En la actualidad a la celebración del

día dos de febrero de cada año, se le conoce como de la Presentación del Señor, de esta fiesta se tienen noticias en el siglo IV, la cual para ese entonces ya se realizaba en Jerusalén.Entre los años de 1960 y 1969 del

siglo pasado, se efectuó la actividad religiosa conocida como Reforma Li-túrgica, en la cual se le devuelve a la celebración en mención el nombre que tuvo originalmente de la presentación del Señor.Mario Sgarbossa y Luis Giovannini,

autores que me proporcionan datos, en los cuales me baso en parte para la redacción del presente artículo, indican que ésta es una situación de humildad por que Jesús y María no estaban obli-

gados a este acto de obediencia.Lou is Réau,

igualmente indica que la Virgen María no tenía que someterse a esta regla de la purificación, puesto que tuvo un par-to milagroso sin perder la virginidad, es decir sin mancha alguna.El mismo autor citado supra indica

que, para los teólogos ella da ejem-plo de humildad y de obediencia a la Ley, y que ella quiso someterse a esas prescripciones legales que para ella no tenían sentido. Ella redime al Niño Jesús ofreciendo

una pareja de tórtolas que era la ofren-da de los pobres, la de los ricos era un cordero.En relación a esta celebración, el em-

perador Justiniano decretó el 21 de febrero como día festivo en todo Orien-te, en Roma se adopta esta fiesta a mediados del siglo VII, y el Papa Sergio I (667 - 701) instituye la más antigua de las procesiones penitenciales roma-nas, dándose el rito de la bendición de las candelas, teniéndose testimonio de esta en el siglo X, derivándose de este rito el nombre popular de “Fiesta de la Candelaria”.

Tomás Parra Sánchez, en relación

a lo anterior nos indica que en el siglo X, los habitantes de las Galias, hoy Francia, organizan una procesión con velas y su respectiva bendición, lla-mándole posteriormente la tradición como “Candelaria”, que en latín sig-nifica velas. Tomás Parra Sánchez a su vez men-

ciona que en la antigüedad a esta fies-ta se le denominó Ypapanti, surgiendo en el siglo IV entre los cristianos de Oriente, con el sentido de la presenta-ción Jesús en el templo a los cuarenta días, asociándosele con la purificación de María Otro dato importante que hay que de-

jar plasmado en este artículo, es el que nos refiere Louis Réau, al indicarnos que las fiestas de la Santísima Virgen María, están en relación al culto de hi-perdulía que le profesa la iglesia, entre la latría específica para Dios y la dulía que les corresponde a los santos. Réau igualmente indica que al apa-

recer la bendición de las velas que ha dado su nombre a la fiesta de las candelas, ya que la procesión se hacía con

Gabriel Morales CastellanosUniversidad de San Carlos de Guatemala

Virgen de Candelaria en una de sus esplendorosas festividades. Celebra la misa Su Eminencia Monseñor Quezada Toruño, Cardenal Rodolfo (Q.E.P.D.) (Fotografía del autor).

Bendición de las velas sagradas de Candelaria y los Niños Dioses de nacimiento para la misa mayor del 2 de febrero. (Fotografía del autor).

cirios encendidos ofreciéndolos a la Madre de Dios, que esta actividad re-ligiosa tiene su origen en otra de tipo lustral pagano, el de la Katharsis, a la cual acudían con antorchas encen-didas para espantar a los espíritus de las tinieblas. Santiago de la Vorágine o de Vara-

zze, fraile de la orden de predicadores de Santo Domingo de Guzmán, de ori-gen genovés, y un sobresaliente escri-tor de la edad media, autor de la obra conocida como la Leyenda Dorada, escrita en latín hacia el año 1264 la cual es una compilación de numerosas historias, nos indica que la solemnidad de la Purificación de la Virgen María es conocida desde tiempos muy antiguos a través de tres nombres, siendo estos la de fiesta de la purificación, fiesta del Hipopante que quiere decir pre-sentación o Encuentro y fiesta de las candelas. Este fraile dominico nos aporta da-

tos en relación al por qué de la fiesta de la candelaria, en cuya misa los fieles portaban velas encendidas, indicando que un motivo responde al deseo de suplantar la costumbre pagana de los romanos, que en esa fecha cada cin-co años honraban a Februa, madre de Marte; dios de la guerra, iluminaban por la noche, las calles de la ciudad con una enorme cantidad de antorchas y teas. Honrando a Februa de esta manera,

pedían a Marte que por medio de los méritos de las honras ofrecidas a su madre, los hiciera victoriosos sobre los enemigos del Imperio, actividad que se realizaba cada lustro.

En honor de la piadosa MaríaLlevo esa candela en la mano mía.Representa esta cerala carne virginal verdaderade Cristo; y la llama, que ilumina, significa su persona divina;y la mecha en la cera encendida,el alma que a su cuerpo da vida. Fray Santiago de la Vorágine

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SIMBOLISMO DEL ABRAZO EN LAS FIESTAS DE NAVIDADNueva Guatemala de la Asunción, 22 de diciembre de 2012

El abrazo de Nochebuena simboliza la confraternidad de los cristianos en el orbe occidental. (Fotografía de archivo).

La solidaridad y la amistad se consolidan en los tiempos de Nochebuena y Año Nuevo dentro del mundo cristiano. (Fotografía del autor).

En Guatemala, dentro los espacios donde se cele-bran la Navidad y la llega-da del Año Nuevo, cada persona busca a otra para brindarle y al mismo tiem-po recibir un abrazo; y, por

lo general, se elige para dar el primer abrazo a la persona más importante para cada quien: la pareja, el hijo o la hija, la madre o el padre, el abuelo o la abuela, las y los hermanos, o tal vez el amor secreto o el amigo o la amiga incondicional a lo largo de la travesía anual.El abrazo no sólo se otorga sino que

también es recibido, en una reciproci-dad simbólica –pero, como todo sím-bolo, materializado y significado en esa materialidad- que representa el sentir de las tristezas, las alegrías, los triunfos, las caídas, las luchas y las esperanzas vividas a lo largo de todo ese año, o tal vez acumuladas durante mucho más tiempo. Es el momento propicio para decir “te amo”, “te quiero mucho”, “perdón”, “gracias por todo”, “gracias por estar aquí”, “bienvenida”, “todo va a estar bien”, y tantos etcéteras en el profundo y heterogéneo mundo de sen-timientos que coexisten entre el espíritu y la psiquis humana.Se abraza cuando el ser humano,

como individuo, tiene la necesidad de sentirse apreciado, querido o amado, pero también de tomar al otro y acer-carlo hasta donde pueda demostrarle el afecto o el deseo de apropiarse de su ser concreto y abstracto por un bre-ve lapso de tiempo. Por eso es que en las celebraciones más importantes y en los momentos más duros el abrazo se expresa con todas las emociones, entre el llanto, la risa, las palmadas fuertes o la caricia en la espalda, el apretón, la mano en la cabeza de quien se abra-za, el beso, las palabras de felicitación o confortamiento al oído y la duración de estar abrazados. En ese sentido, el abrazo puede ser empatía, más siem-pre socialización, que comienza por identificar a otro en las mismas circuns-tancias, o al menos en la búsqueda de colocarse a un mismo nivel.Cuando se reconoce a quien se abra-

za, también se reconoce, aunque sea por un breve instante, su contexto, y por eso es que se trasciende del yo al yo –él o ella, para transmitir un sentimiento y, tal vez, percibir lo que el otro, en su ello complejo, también siente.Para el mundo occidental, la celebra-

ción cristiana de la Navidad significa uno de los acontecimientos fundamen-tales de la cosmovisión estructurada desde la religión: el nacimiento del Me-sías, del Salvador espiritual del mundo, y quien viene a ofrecer la vida eterna como el mejor regalo y la mayor expec-

tativa para una

Mauricio ChaulónUniversidad de San Carlos de Guatemala

humanidad que mantiene un miedo per-manente a la muerte y sus incertidum-bres. Es por eso que el acontecimiento desborda de alegría a quienes realmente lo viven y lo creen con fe. Y se celebra, entonces, con los seres queridos, sim-bolizando ese triunfo sobre el mal y lo mundano a través de un abrazo, que por demás está decirlo es inclusivo. Quienes se abrazan a las doce de la noche en la transición de la Nochebuena -24 de diciembre- al día de Navidad -25 de di-ciembre- se incluyen en esa celebración, pero también en las múltiples aristas de sus sentimientos, porque si el naci-miento de Cristo fue y es una esperanza de acuerdo a los dogmas religiosos, se construye como la posibilidad de seguir teniendo la fe en el presente y en el futu-ro. De ahí que el abrazo de la Navidad y del Año Nuevo no sólo sea una tradición y una manifestación cultural colectiva, sino al mismo tiempo una necesidad de proyectar el yo hacia el otro o los otros que comparten la fiesta y, esencialmen-te, la vida.Por lo regular, el abrazo de las fiestas

de fin de año no se da ni se recibe en lo íntimo, porque es en el espacio abierto donde la tradición define la reunión: en la sala, al pie del nacimiento y ahora d e l árbol de

navidad, en la calle quemando los cohe-tillos o las foráneas luces de colores, en el comedor oliendo los tamales próximos a ser compartidos o en un área pequeña del trabajo del cual no puede prescindir-se y la cual se acondicionó para celebrar por un corto lapso de tiempo (puede ser el hospital, la fábrica, la cárcel, la funeraria, el parqueo de taxis, el bar, el hotel, el aeropuerto, etc.); únicamente quienes están imposibilitados de asistir a esos puntos de reunión, reciben y dan sus abrazos (si es que no están solos) en la intimidad de sus habitaciones o reclusorios.El abrazo de las fiestas de fin de año es

emotivo, con los buenos deseos o con la búsqueda del perdón, o con ambas necesidades de sentirse incluido y de in-cluir, porque hasta en las más complejas tradiciones el ser humano es gregario. Es su naturaleza. De ahí que el abrazo de fin de año sea parte culminante de la esperada fiesta tradicional, lo cual se evi-dencia en la pregunta “¿nos vemos para darnos el abrazo?”, o en la afirmación “paso a tu casa para darnos el abrazo”. Es por medio de la posibilidad de estar con el otro y acercarse a él o a ella de la manera más concreta que es posible en una celebración de esa índole que se busca y se da el abrazo.

En los nuevos convivios navide-ños que se llevan a

cabo en empresas, familias o cualquier centro de reunión social, las despedidas son con el abrazo que desea la feliz navi-dad y el próspero Año Nuevo, pero en sí el tipo de abrazo que se desea brindar y en la misma vía que se desea y necesita recibir, es el de aquel o aquella que más se quiere o que se ama. Sin embargo, la expresión ya quedó en la tradición, como una realidad de buen deseo –no importa si es momentánea, coyuntural o por cliché- al otro que está frente al yo celebrando lo mismo, o al menos en la misma sintonía.Si bien es cierto que las mayores críti-

cas que pueden hacerse a las fiestas de fin de año radican en el consumismo que las ha capturado y las reconfigura anual-mente, más allá de eso existe la enorme posibilidad de que quienes las celebra-mos, tengamos como objetivo central, en el consciente o en el inconsciente, ir a buscar el abrazo que nos enseñaron desde la temprana infancia, haciendo que el cuerpo y todos sus sentidos estén involucrados en la perenne socialización necesaria, manifestada en la entrega de los sentimientos al otro, por medio de un abrazo que en la intersubjetividad de la fiesta con sus melancolías y felicidades se representa con la idea de entregar, por un tiempo pequeño, el corazón.

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