sobre el ritmo en mozart - ebuah.uah.es
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SOBRE EL RITMO
EN MOZART * Humildemente dedicado a la memoria de Mozart y escrito para uno de sus m ás grandes admiradores, Erwin Panofsky: humanista, historiador del arte y extraordinario experto mozartiano.
Cuando Mozart se encontró por
primera vez en su vida con la música
de Bach en la residencia del Barón
van Swieten, escribió, bajo el impacto
de esta circunstancia, una fuga e n Do
mayor (K . 394, 1782). La obra mues
tra un extraordinario dominio d e la
técnica fugada con su respuesta tonal ,
su plan de modulación, sus episodios,
sus strettos, aumentaciones y dismi
nuciones. ¡Qué gran paradoja presen
ta la fuga! Posee toda la técnica de
Bach , pero nada en absoluto de su
estilo. La razón de esta paradoja estri
ba en que existen elementos de la
expresión musical que se encuentran
tan por debajo de la superficie de la
consciencia musical que el composi
tor , sin reparar en e llos , no puede
cambiarlos . El ritmo , la métrica , la
estructura de las frases: todos estos
elementos son naturaIes y, por tanto,
están tan al margen de la consciencia
como lo están el respirar, el hablar o
el andar.
El frecuente desplazanliento de la
m é trica y el acento , la irregularidad
natural del fraseo en una fuga de Bach
son r eemplazados en la fuga de
Mozart por una regularidad del diseño
métrico y una periodicidad en el fra
seo que resultan por completo ajenas
a Bach.
El sujeto tie n e una duració n d e
dos compases y e ntra , asimismo , a
intervalos de dos compases; el acento
cae sobre la primera y la tercera parte
de l compás, es inherente al contorno
* On Mozart's rbytbm . l11e Musical Quarterly, 46. ( 1959). Págs. 162 a 186. © Oxfotd University Press.
5 \ " ¡,
B,". .. QUODLIBET
EjempLo 1
Fuga en Do mayor para piano, K _ 394
melódico y se ve reforzado por un
contrapunto que es, de manera osten
sible , independiente pero que, en lo
relativo a su fraseo y acentuación,
está modelado en realidad estrecha
mente a partir del propio sujeto d e la
fuga . Las disonancias en la primera y
la tercera parte (c. 4 y 6) refuerzan la
sensación de acentuación. No parece
por ningún lado el sutil diseño poli
rrÍtmico y polimétrico que constitu
yen elementos esenciales de la conti
nuidad y la fluidez de la música d e
Bach. La periodicidad, la sime tría de
la estructura de las frases , la repeti
ción regular de la acentuación forman
parte de modo tan esencial del pensa
miento musical de Mozart que resulta
supe rfluo aportar ejemplos. Abramos
donde abramos una de sus p artituras,
6 , ,( 1
se e nc uentran presentes e n todos y
cada uno de los movimientos, casi e n
cada tema. Pero Mozart era de masia
do sen sible como para no p e rcibir
enseguida la valía artística de la libe r
tad de Bach e n relación con la acen
tuación y la frase ; como constructor
musical nato, se sintió también inca
paz de no experimentar con e Ua. En
el mismo año 1782, sólo unos pocos
m eses después d e escribir la fuga ,
Mozart compuso una Serenata e n Do
m e nor p a ra ocho instrume ntos d e
viento (K. 388), que más tarde arregló
p ara quinteto de cuerda (K. 406). El
primer movimiento presenta un dise
ño infrecuente en Mozart por su irre
gularidad e n la delimitación de las fra
ses y por su utilización de núme ros
impares. Las sección del primer tema
y el puente forman grupos d e nueve,
tres, c uatro , se is, se is, se is y sie t e
compases , mie ntras que el segundo
tema y el epílogo se divide n e n frases
de seis, seis, se is, siete, o cho, ocho,
cuatro, cuatro, cuatro y c uatro com
pases. En ambos casos, los sie te com
pases son una exte nsió n d e una uni
dad de seis c ompases: e n la secció n
de l prime r te ma la extensió n se pro
duce antes de la entrada del segundo
te m a, mie ntras que la segunda vez
aparece e n la última frase que coro na
e l segundo te m a. En o tras o bras d e
Mozart puede n e ncontrarse exte nsio
nes seme jantes, p o r e j., de frases d e
c ua tro a c inco c ompases, esp ecia l
mente antes d e la entrada del segun
do te ma. Aparte de las frases de sie te
compases, ex is t e una pro p o rc ió n
conc re ta d e ntro del apa re nte d esor
de n , así como una clara tende nc ia a
QUODL BET
volver la regularidad simétrica tras u n
comien zo irregular.
Un caso único de regularidad deli
be rada aparece en el último cuarteto
de Mozart, escrito en la tonalidad de
Fa m ayor (K. 590). El primer movi
miento arranca con un tema de tres
compases. La irregularidad de este
t e m a se ve realzada por el acento
sobre el compás 2, resaltado median
te un forte , en contraste con el piano
del compás 1, Y mediante la sorpren
d e nte interru pción sobre una parte
no acen tuada después de una escala
im petuosa. Pero la respuesta sin1étri
ca muestra la existencia de una fuerza
in t e r io r presente en la mente de
Mozart que restau ra de inmediato el
equilib rio perdido. Por otro lado, su
decisión de prescindir del mismo
refuerzo de intensidad en el segundo
com pás del consecuente (c. 5) que
Cuaneto de C uerda en Fa mayor, K. 590, l eL Movimiento
AlIcgro Moderato
" ~ =---
H..<I: oJ
P ~ .. -.; ~
P I ......
f
" ~
H'~-t
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f ~n P. /'"o-. fL ~ fL ••
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HIt
P f --= p
~ p /'"o-. . ,. . •• ~
p f p
7
Eje mP lo 2
=--
~
~
71 --' •
-
.
EjempLo 3
QUODLIBET
utilizó en el antecedente (c. 2) al indi
car un piano en la expresió n de toda
la segunda frase, introduce un ele
mento de asinletría dinántica y mues
tra una delicadeza en el tratamiento
de la acentuación que se encuentra
por completo ausente , por e jemplo,
en el fraseo de Johann Christian Bach
(véase Ej . 8) . La frase de tres compa
ses se p ercibe a lo largo d e todo el
movinliento, pero se encuentra equili
brada por m e dio d e la clara estructura
de frase del segundo tema, dividido
en dos frases de cuatro compases
cada una.
El Minuetto del mismo cuarteto
aparece dominado por el núme ro
siete . La prinlera parte consta de dos
frases de siete compases cada una. La
Cua rte to de C uerda en Fa mayor, K. 590, 3er. Mov imie nto, Minue llo
segunda parte consta de dos grupos
de catorce compases . El Trío del
Minuetto se vale del número impar
cinco, del que se había prescindido
hasta ahora. Su prinlera parte consta
de dos frases de cinco compases: (ver
ejemplo 4). La segunda parte comien
za con una frase de ocho compases y
continúa con tres frases de ci n co
compases.
Dos conclusiones parecen las más
evidentes: s i las frases de Mozart son
irregulares, lo son porque es así como
han s ido diseñadas. Pero incluso su
irregularidad es regular. No puede
zafarse de su ley interna. La genuina y
espontánea irregularidad de la estruc
tura d e frase que solemos encontrar
en Haydn r es ulta ajena a Mozart.
A llegretto
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8
SUI'
QUODLIBET
Cuarteto de Cuerda en Fa mayo r, K.. 590, 3cr. Movimiento , Trio .
A t t - "1 - "1
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J
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[[ - "1 - "1 - 7 - 7
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El comienzo d e la Sonata p ara pian o
en La be mo l mayor de Haydn (Ej. 5),
m o d e lad o e n frases d e tres , d os y
medio , d os y m e dio , cuatro y c inco
compases , ofrece un e je mplo de fra
ses que cambian libre m ente que no
sería fác il de e ncontrar e n Mozart. Un
símbo lo exte rno d el d eseo d e clar i
dad d e Mozart es la utilizac ió n d e
silenc ios no sólo a causa d e la artic u
lación , sino tambié n p ara clarificar y
delimitar una frase. El prime r tem a de
la Sonata para piano e n Re m ayor (K.
3 11 ), compuesta e n Mannhe im e n
1777, es carac te rístico d e e llo , esp e -
- "1 - "1 - "1 - I J i Jh Jr '"1 h ' "1 _t '-
I~I ~ ., ., ., ~
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t-~ -"L~ 10 _k:'l - 7 - - -- -
r~1 I ~ D .,
l. ~
........-----.
c ialme nte si se compara con Haydn:
(ver e jemplo s 5 y 6) .
Claridad y luc idez -que se mani
fiestan tambié n e n la textura tra ns
p a re n te , la estruc tura fo rmal c o nci
sa , la p redilecció n por los regis tros
cen trales- nos ofrecen sólo una cara
del ge n io d e Mozart. No pue d e n d a r
c u e n ta por s í so las d e la inme n sa
vitalid ad d e su arte . ¿Qué es lo que
o t orga a un t e m a moza rti a n o ese
brío ini m itab le , esa p e rson a lida d
que lo a le ja tanto d e Ditte rsd o rf o
Jo h ann Ch ristian Bac h co mo d e Sta
m itz y Haydn?
9
J-----!:: EjemPlo 4
~ I
~
~
QUODLIBET
EjemPlo 5 Haydn. Sonata para piano en La b mayor, ler movimiento.
_=&J ..
A1legro Moderalo .... ~ ....------.--.. l\ -.... ~ ~ fL J, r-J-," S ~ tr
~" ::CC-;I ca ( tri pmJ lI 5 L CEC;crr E[j 3. DI J=6f2JJJ D
EjemPlo 6 Sonata para piano en Re mayor, k. 311 , ler. movimiento.
AJlegro con spirilo
~ jI ji tr =i '11 r r EJ:f E 111 p ~ JI 'í F' r; ID' JI 'J D 'í
Observemos un tema típico de
Mozart , tomado de la Sonata para
piano en Si bemol mayor (K. 333):
(ver ej. 7).
Los acentos métricos, aunque apa
rentemente regulares, presentan en
realidad una naturaleza muy sutil y
casi esquiva. En los primeros cuatro
compases, el acento sobre la primera
parte va seguido de un acento más
ligero sobre la segunda negra con
puntillo; la elasticidad y la ligereza
que se consiguen de este modo que-
10 . J JI )(>t
t t F f I
tr
dan resaltadas por el acompañamien
to, que evita un acento sobre la pri
mera y la segunda nota al comen zar
en el intervalo de tie mpo exis tente
entre ambas; en e l compás 5 , los
acentos sobre la primera y la tercera
parte son más fuertes en virtud de su
carácter de apoyatura; en el compás
7, e l acento de la apoyatura cae sobre
cada una de las cuatro negras.
Rítmicamente> se observa una
gran diversidad de movimiento dis
puesto en modelos de simetría Libre :
Sonata para piano en Si ~ mayor, K. 333, I er. movimiento
Allegro
los compases 3 y 4 se c o rresponde n
con el 1 Y el 2 , aunque n o literalme n
te; los compases 7 y 8 se correspon
den con el 5 Y 6, pe ro la dife re nc ia es
aquÍ incluso mayor, mientras que los
compases 9 y 10 , qu e co ro n a n e l
tema completo , aparece n conectados
co n la fra se prece d e nte p e r o n o
empare jados, como sí lo esta ban los
dos prime ros grupos. Sime tría y varia
c ión , o rde n y libe rtad , sem e ja n za y
dife re n c ia se e n c ue ntran unidos e n
un modelo de gran sofi sticació n .
El grado de cambio y de variación
no es tá suj e to e n absoluto a l azar.
Desde el princ ipio has ta el fin a l, e l
te ma se d esenvue lve con un mov i
miento que aumenta de modo regular.
Para valo rar del todo el arte que impe
ra en este caso, resulta útil comparar
el tema de Mozart con un tema similar
de Johann Christian Bach, el comie n-
QUODLIBET
zo de la So nata Opus V, núm. 3: Sería
d ifícil e ncontrar en la música d el siglo
XVIII un te ma que sea a un tiempo tan
mozartiano e n su inspirac ión inicial y
tan absolutamente antimozartian o e n
su elaboració n . En lugar d e la varia
c ión de la acentuación lo qu e e ncon
t ramos es un fue rte acento uniforme
e n la prime ra p arte re forzado p or el
acompañamiento, que acentúa la p ri
me ra y la te rcera p arte e n una secue n
c ia regular y que ape nas resulta miti
gado por el ace nto muy ligero sobre
la segunda parte de los compases 1 ,
3, 5 y 6 ; e n vez del ligero tratamiento
d e la apoyatu ra , e n e l compás 2 la
e ncontram o s su b rayada m e diante el
ri tmo J J; e n vez de la sin1e tría lib re,
lo qu e h a ll a m os a qu í es sim etría
m e c á n ica (c . 1-2 = 3-4) ; e n vez de
variació n y evolució n mo tívicas (Ej . 7 ,
c .5-8) , lo q u e h a ll amos aqu í es el
11
EjemPlo 7
QUODLIBET
EjemPlo 8
John Ch,- Bach, Sonata para piano en Sol mayor, op. V, N"3, 1 er. movimiento
motivo inicial repetido incansable
mente una y otra vez (Ej. 8 , c. 5-6);
en vez de un movimiento gradual
mente creciente que genera un
aumento del interés, lo que
tenemos es un movimiento
uniforme que , aunado
como está con la repetición
y duplicación motívica del
modelo armónico (c. 1-4:
I-IV-V-I , c. 5-8: I-IV-IS -
V-I) , reduce en interés del oyente
hasta sumirlo en el aburrimiento. El
efecto de la ligera variación rítmica del
compás 7 queda suprimido de inmedia
to a causa de la repetición literal y echa
do a perder por la torpe conclusión,
que utiliza por quinta vez en ocho com
pase s el mod e lo rítmico : Jm.l Mozart habría salvado quizás este
pasaje mediante un movimiento ace-
12 ; ), ' ) t
lerado y mediante un deslizamiento
hacia e l fmal probablemente de este
modo:
EjemPlo 9
Para concluir con la descripción
del método compositivo de Johann
Christian Bach, podemos añadir algu
nas observaciones: los compases 9-12
continúan con una reexposición de
los compases 1-4 , con la excepción
de que los compases 11-12 modulan a
Re mayor; la sección de desarrollo
comienza con una reexposición lite
ral del primer te ma (c. 1-8) en la
dominante; el núsmo tema se arrastra
durante once compases más; el lugar
del segundo tema es ocupado por
unas escalas de senúcorcheas despro
vistas de carácter y que pecan incluso
de duplicación mecánica: la secuencia
literal ha dado lugar aquí a la repeti
ción literal ; la sección del segundo
tema, que consta de dieciséis compa
ses, aparece al final de la sonata en
una repetición exacta transportada de
la dominante a la tónica. A pesar de
todo, en comparación con algunos de
sus contemporáneos, Johann Christian
Bach parece sutil. Ditters von Ditters
dorf abre su Cuarteto de cuerda núm.
6 en La mayor con un tema de ocho
compases (Ej. 10). Aquí la idea origi
nal tiene tan sólo un compás de dura
ción. Todo aquello que pudiera tener
de frescura o de elegancia queda arrui-
QUODLIBET
nado por la repetición excesiva y la
ausencia total de variación. Los dos
motivos principales a y b aparecen en
tres ocasiones, a en forma de una
secuencia monótona, b en una repeti
ción literal. La misma monotonía se
apodera del panorama métrico: el
acento sobre la primera parte domina
por doquier sin la más mínima varia
ción. Si a todo ello añadimos el hecho
de que el motivo a reaparece en 27
ocasiones y el motivo b en 15 ocasio
nes en el curso ulterior del movimien
to , podemos calibrar el efecto devasta
dor que debe producir esta repetición
mecánica de un material no demasia
do interesante para empezar un movi
miento . Para demostrar que no es la
idea inicial sino el modo en que ésta
se elabora lo que distingue a Mozart
de Johann Christian Bach o Dittersdor,
D. von DittcTSdorf. Cuarteto de Cuerda e n La mayor. N°6 . ter. movimiento
13
EjemPlo l O
! -
EjemPlo 11
EjemPlo 12
QUODLIBET
observemos ahora cómo se resentma
su tema si se le aplicara un procedi
miento similar: (ver ejemplo 11).
Pero no hay necesidad de expurgar
a Mozart, ya que él mismo nos ofreció
un ejemplo perfectamente claro de
este tipo de composición en su broma
inmortal, Ein musikalischer Spass, el
sexteto con trompa en Fa mayor (1(.
522). En el primer tema del movimien
to inicial parodia a un compositor
incapaz de construir una frase como es
debido; el antecedente procede del
mismo modo que el consecuente, con
la consecuencia de que éste no es tal,
ni e l antecedente antecedente, y el
final idéntico al comienzo. ¡Y qué
monotonía y pesantez en los acentos y
en el ritmo! Si a todo ello se le añade
el esquema ótmico del tema inicial del
cuarto movimiento, no resulta necesa
rio decir nada más.
La comparación e ntre Johann
Christian Banch y Dittersdorf, por un
Sex teto de trompas en Fa mayor. K. 522, I er. movimiento, 2 trompas
Al legro
14
lado y Mozart, por otro, revela una
diferencia fundamental: el composi
tor menor derrocha su inventiva en
los primeros compases mientras que
el resto vienen a ser más o menos una
reiteración de lo anterior; e l tema
cuida de sí mismo por medio de téc
nicas de elaboración establecidas de
antemano. Se utiliza un mínimo de
invención con un máximo de repeti
ción. El gran compositor nunca abdi
ca en favor de una propagación auto
mática. Trabaja con idéntico denuedo
tanto en la continuación, el cIúnax y
el final de una frase o de toda una
composición, como en el principio, o
incluso con mayor aún . No existe nin
guna ruptura entre invención y elabo
ración que eche a perder su obra, ya
que se encuentra pertrechado perma
nentemente con todos sus poderes de
concentración e imaginación.
*
*
_ ... -~- -----" ---QU O DL I BET
Sexteto de tro mpas en Fa mayor, K.522, Último movimiento, Violín I Ejemplo 13 Presto
u a 1 'J UIO 'iU I E FLI ID U 1 P 'i U 10 L::::J
1 p
U =t+ F: r F F 14 1 'i
f
15
$?O u 1 P 'í bU 1
El genio rítmico de Mozart no fue
en absoluto un regalo dejado en la
cuna por una musa sonriente . Basta
con citar un tema de una obra escrita
en el verano de 1773, la Serenata en
Re mayor (K. 185): (ver ejemplo 14) .
El mismo Mozart que en 1773 compo
nía un tema que no había alcanzado
aún el nivel de un Johann Christian
Bach o incluso un Dittersdorf, escri
bió en 1778 la Sonata para piano en Si
bemol mayor (Ej . 7) y en 1785 el Con
cierto para piano en Re menor, en el
que la parte solista comienza con un
tema que no tiene igual en la literatu
ra musical por la maravillosa fusión
de un espressivo profundamente con
movedor con una gran vitalidad rítmi
ca. (ver ejemplo 15)
Aunque el carácter de este tema es
completamente diferente del que pre
sentaba el tema en Si bemol mayor,
E:
bp
10
E E F 1 O 'i:III:LD P 'i U 1 O f
'i bU
1 be e e e 1 o 'i "o 1 "o
p
observamos aqu í, a l igual que all í,
diversidad de movimiento , una sutil
variació n d e ace n tos p r ima r ios y
secunda rio s, un a di sp os ic ió n e n
modelos libre mente simé tricos que
nunca son del todo iguales , un incre
mento gradual del movimiento y ese
aumento de l ímpe tu cerca del final
que parece emplazar a todas las fuer
zas rítmicas y métricas en el preciso
momento en el que no rmalmente p re
valece la relajación de la te nsión. Y de
Serenata NI.'J. K. 185. JeT. movimiento. Vio lín sólo
Allcgro
'------' p
IL
j' U 1 e I e e 1
20
'i o 1 D 'i U 1
r : 1I
EjemPlo 14
$ J 'ipfCFUl r r 19[ 01 f ,vlbrr rn r f 1 FPIf,:11 f
15
R
QUODLIBET
EjemPlo 15 Concierto para piano en Re menor, K. 466, ter. movimiento. Piano solo, c .77-9 1
EjemPlo 16
.. ,~~ ~ ~ . ~ ~ ~
las fuerzas métricas, ya que la acu
mulación de acentos cerca del final ,
debido tanto a la figuración melódica
como al cambio armónico (observa
ble también en el Ej . 7), provoca un
efecto semejante al del incremento
del movimiento.
Es la conclusión la que manifiesta
la virilidad, el temperamento clásico
del genio de Mozart. Muchos compo
sitores románticos hubieran encontra-
16
do difícil resistirse a la tentación de
fmalizar el tema del mismo modo que
comenzó, reduciendo así el senti
miento al sentimentalismo y privando
al tema de su vertiginoso clímax: (ver
ejemplo 16).
El incremento del movimiento
afecta también a la estructura de la
frase . El tema comienza con un par
de frases simétricas de dos compases,
une las dos frases siguientes en una
unidad de c uatro compases por
medio de las síncopas y la tensión
armónica, y concluye sorprendente
mente con una unidad de siete com
pases. El cuarto compás de la frase
final presenta una elisión : es a un
tiempo el último compás de la frase
precedente y el primero de la siguien
te . Mozart contrae por medio de la eli
sión dos frases de cuatro compases en
una sola frase continua de siete com
pases. Observamos aquí de nuevo
cómo los silencios no se utilizan sólo
para la articulación, sino también para
clarificar la estructura de la frase : dos
compases, silencio - dos compases,
silencio - cuatro compases, silencio -
siete compases, silencio. El incremen
to del movimiento va imbricado con
la acumulación de acentos y la exten
sión creciente de las frases.
La asimetría que surge de una con
cepción perfectamente simétrica se
QUODLIBET
debe al incremento ininterrumpido
del movimiento. Se trata de una asi
metría tan profundamente incrustada
en la simetría que se siente siempre
como una deliciosa desviación provo
cada por un desbordamiento de vitali
dad. Observamos precisamente el
mismo fenómeno en dos temas h er
mosamente moldeados d e 13 y 11
compases, respectivamente, del Fina
le del mismo Concierto, que vamos a
citar para permitir al lector estudiar
con una yuxtaposición adecuada algu
nas de las in.fmitas variaciones con las
que Mozart aplica su principio rítmi
co. El primero de estos temas se
muestra en el Ej. 17. Si Mozart se
hubiera servido de la técnica de la
simetría mecánica que estaba de
moda en aquella época , su tem a
habría tenido la forma que se muestra
en el Ej. 18. El fuerte acento sobre la
primera parte hubiera quedado miti-
Concierto para piano en Re menor, K. 466, Último movimiento, Piano solo
Allegro assai
JI ~ ~ : ~. . ..
) .., • L..L-U ..... • UJ..J
! ~ ~. lti_ P. ~ ~ ! ~ , :
10 r fI ~ ~ ,.. ,..~ ....... ~ e ~ ,.. ,..~
) . - ---..
~ g J. d ~ ~ ~ t?-. J - -
Ejemplo 17
¡;¡: ~ . ."
~- p. b~
..
ti~ ,
EjemPlo 19
QUODLIBET
gado por el acento sobre la segunda
-uno de los recursos métricos
preferidos de Mozart- que tenemos
ahora en los compases 8 y 11 . Tam
poco habríamos conocido esa vigoro
sa aceleración de los compases 9 y
10 o la agradable sorpresa de quedar
desprovistos de la previsible regulari
dad de frase mediante el compás adi
cional 10, responsable de la exten
sión de doce a trece compases (ver
ejemplo 18).
Y, finalmente, una palabra sobre
ese maravilloso tema que se extiende
durante once compases (dos y dos y
dos y cinco, en donde cino consiste
en una contracción de dos y cuatro)
utilizado por Mozart como un nexo
de conexión dentro del Rondó. Esta
vez ofreceremos primero la solución
mecánica y, a continuación, la ver
sión de Mozart: (ver ejemplo 19).
En el ejemplo 19 hemos dejado los
ocho primeros compases intactos
para mostrar con más claridad cuán
decisivas son la aceleración del com
pás 8, así como la contracción y asi
metría resultantes, para lograr el efec
to fmal del tema. La estricta simetría
de los compases 9-12 en el ejemplo
19 suena con una repetición poco
convincente y obstaculiza el progreso
precisame nte en e l previsible
momento culminante de la frase . La
versión de Mozart revela, sin embar
go , que la reaparición del primer
motivo transportado a Sol menor se
encontraba claramente en la mente
QUODLIBET
Concierto para piano en Re menor, K. 466, Último movimiento, Piano solo
A1legro assai
1\ (9~
) f-II
oJ
1\
oJ v~
1\ -------=-------. ~
) oJ r
11
oJ
del compositor. ¿No podemos acaso
ver el motivo Re-Fa #-So l repartido
entre las dos manos en los compases
8-97 En vez de hacer un silencio de
tres negras de duración y comenzar el
motivo sobre la prime ra parte d e l
compás 9 en una repetición literal ,
Mozart se Limita a un silencio de una
corchea con puntillo y retoma el
motivo con una contracción rítmica y
un cambio m é trico seguido de la
sucesión más extensa de corcheas uti
lizada hasta entonces en el tema.
Mozart reserva de nuevo su mayor
sorpresa para el clímax de la frase e
irrumpe con un máximo de fuerza rít
mica según se aproxima al ftnal (ver
ejemplo 20).
No debería pasarse por alto la rela
ción entre este tema y el primer tema
del movimiento inicial . Se sitúan uno
a continuación del otro como dos
r
~
~----------~ f.fL~ • 5 "---"1 o --'l .la
3
j
--------- 1 ..,.. -
~IO .. • fL fL~ ~
:
retratos de un hombre que lo mues
tran primero en e l esplendor d e la
juventud con todo e l fuego y el
encanto del adolescente, y más tarde
como un hombre sere n o , resuelto ,
que ya no refleja sus emociones e n su
semblante o e n sus gestos p ara q ue
todo el mundo pueda leerlos. La ana
crusa emocional que eleva la melodía
a la octava superior ha desaparecido ,
al igual que las expresivas apoyaturas
del fmal de la frase y las exclamacio
nes retóricas del acompañamiento . El
tema queda reduc ido a su forma más
esencial.
* *
*
El principio de la animación c re
ciente está presente , creo, e n una u
otra forma, en casi todas las composi
ciones de madurez de Mozart. La ace-
19 '
EjemPlo 20
J>c_
IfS
-
------------.---.~-=-=-~~~~------.------=. ======~ QUODLIBET
leración puede darse no sólo en
forma de incremento de la velocidad,
sino también en el alargamiento de
las frases : el paso de unidades de
frase pequeñas a grandes creará una
impresión de mayor continuidad
(véase el Minuetto del Ej . 3), donde
las dos frases de siete compases se
dividen en unidades ·de tres y cuatro,
y dos y cinco compases, y donde la
aceleración se produce no sólo en el
seno de cada frase, sino también de
una frase a otra). El principio puede
aparecer en la secuencia de temas, así
como en su elaboración: en muchas
composiciones se encontrará el incre
mento del movimiento en la primera
sección de un allegro en forma sonata
hasta el momento en el que aparece
el segundo tema, que marca a su vez
e l inicio de una nueva oleada de
movimiento incrementado gradual
mente; de hecho, el trino mozartiano
que aparece con tanta frecuencia en
la conclusión de la sección del primer
tema, o al final de la reexposición
antes de la entrada de la coda, y que
se prolonga durante todo un compás,
constituye la consecuencia natural
del proceso de aceleración: es senci
lJamente el punto culminante de vita
lidad rítmica y debe tocarse como tal .
La aceleración puede manifestarse en
recursos polifónicos como la utiliza
ción de strettos en frases introducidas
20
anteriormente sin stretto; en este sen
tido, el primer movimiento del Quin
teto de cuerda en Do mayor (K. 515)
alberga hermosos ejemplos de este
procedimiento: y son muy pocas las
obras en las que no se manifiesta en
absoluto. También se verá cómo la
variación m é trica está casi siempre
presente dentro de las obras de madu
rez d e Mozart (una vez más , e l
Minuetto del Ej. 3 ofrece un e jemplo
esclarecedor de acumulación de acen
tos en los c. 4, 10, 11 , 12 Y 13, Y de
cambio de acentuación sin síncopas
en el c . 5 , por medio de una modifica
ción métrica del motivo de la viola en
el c. 12).
La situación es diferente en rela
ción con la asimetría . La ley de la
correspondencia simétrica constituye
una parte esencial del estilo rococó,
que fue la herencia que recibió
Mozart; se trata de un elemento inamo
vible de su propio modo de pensar.
Incluso allí donde encontrábamos asi
metría, estábamos sólo ante una modi
ficación de simetría . Pero auque
Mozart se vale de la simetría estricta,
ésta difiere de la de un Johann Chris
tian Bach o Dittersdorf, y lo hace de
manera radical. A veces crea una
correspondencia simétrica entre
pequeñas frases de uno o dos compa
ses, pero prefiere, y es así especial
mente en sus últimas obras, comenzar
• ga
QUODLIBET
con frases más largas y más interesan- Para demostrar la fusión que
tes. Un caso claro de ello es el Cuarte- Mozart realiza en los dos principio de
to de c uerda en La mayor (K. 464), simetría y de animación creciente que
compuesto e n 1785 y conocido con moldean conjuntamente no sólo una
en el núm. 5 de los seis cuartetos dedi
cados a Haydn.
Allcgro
frase , sino toda una sección , debemos
citar toda la exposición:
-O- ~ # ----------Violín I
tJ P -D- H
Vio lin 11
tJ P ~ o
~ n
Viola -ti<'
p ;. .
Vi oloncd lo
p
10 11 ~ H ,
" ~1 5
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11 ~ H
-.1 -.I~ • P
.., f~ ~~. ... ... .... ~. -~ - P' '----------.----.r
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20
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21
EjemPlo 21
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p ji! ji! . -
HE -=== P '-------
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23
QUODLIBET
Ninguno de los seis cuartetos se
abre con un tema más regular que el
que acabamos de citar. No obstante,
incluso aqui encontramos un tema de
dieciséis compases, divididos no en
dos parejas de frases cuatro-cuatro,
sino en un modelo de cuatro-cuatro,
dos-dos y una incomparable frase
fmal de cuatro. Si el principio de la
simetría domina los compases 1-8, el
del movimiento creciente se apodera
de los compases 9-16. Ambos princi
pios se funden perfectamente en los
compases 17-36. La elaboración poli
fónica del motivo inicial crea un con
tinuum de ocho compases , el más
amplio que hemos encontrado hasta
ahora, pero las entradas de las voces
están espaciadas con una proporción
perfecta en intervalos regulares de
dos compases . El motivo en Do
mayor que conecta el primer y el
segundo tema entre sí (e. 25 ss.)
constituye una hermosa demostración
de contracción motívica como conse
cuencia del culmen de movimiento
alcanzado antes de la entrada del
segundo t e ma : un motivo de dos
compases se contrae en uno de uno y
finalmente en un motivo de una
negra : el principio del movimiento
creciente es el responsable de la con
tracción motívica.
En la sección del segundo tema
(en la dominante) , el principio del
movimie nto creciente opera de dos
24 !" ¡¡ 1,-1
modos: no sólo es el responsable de
la aceleración dentro de esta sección,
sino que observamos además una
mayor animación en comparación
con la sección precedente. El movi
miento de tresillos constituye una
aceleración en comparación con el
movimiento de corcheas y en los e.
4 7-53 tenemos un continuo movi
miento de tresillos acompañados por
una acumulación de acentos: el acen
to predilecto de Mozart sobre la
segunda parte unido al de la primera.
Cuando los tresillos dan paso a cor
cheas a partir del compás 54 , tiene
lugar otra forma de ace leración
mediante el uso de un motivo de dos
negras que provoca la apariencia de
un cambio de 3/4 a 2/4 . Los cuatro
compases del motivo de 2/4 (e. 54-
57) están coronados por una frase
cadencial (e. 58-61) cuyo motivo prin
cipal aparece en una forma sucesiva
mente abreviada y contraída en la últi
ma aceleración previa a la entrada de
la coda. Pero incluso dentro de la
coda hallamos otra aceleración, que
alcanza su clímax en los e. 78-82. La
última frase de cuatro compases, per
fectamente s imétrica, con su clara
articulación de las dos mitades nos
permite fmalmente recuperar el alien
to y relajamos.
La sección de desarrollo está orga
nizada, asimismo, en oleadas sucesi
vas de una intensidad rítmica crecien-
"" .
QUODLIBET
Sinfonía en Sol menor, K.S50 , Ú ltimo movimiento, Violín J
Allegro assai ~
=@A ti} r t t Ir FnMctfütrtt p f p f
te segtúda por una oleada que va dis
minuyendo y aquietando las aguas
para un regreso del comienzo.
Otra forma de simetría estricta
puede ilustrarse por medio del
comienzo del FinaJe de la Sinfonía en
Sol menor (K. 550). Los ocho prime
ros compases del Cuarteto con piano
en Sol menor (K. 478) y de la Sonata
para piano en Do menor (K. 457) pro
porcionan ejemplos igualmente claros
deí mismo aspecto (ve r ejemplo 22).
Aquí se requiere la simetría estric
ta para equilibrar el impulso generado
por el conflicto de dos motivos fuer
temente contrastantes en el interior
de un tema. La secuencia de motivos
está determinada en cada caso por el
principio del movimiento acelerado.
*
*
De nues tra selección de ilustra
ciones podría deducirse que el prin
cipio de la animación crec iente
opera únicamente en los movimien
tos rápidos de las obras de Mozart . El
Andante en Si bemol de la Sonata
para piano en Fa mayor (K. 533) ,
compuesta en 1788, uno de los más
hermosos movimientos lentos escri
tos por Mozart , puede demostrar que
esto no es así e n absoluto. El princ i
pio de aceleración es de nuevo res
ponsable de la forma rítmica de cada
frase , de la secuencia rítmica de los
temas, de la extensión cambiante de
las frase s y de la fo rma d e to d o e l
conjunto (véase Ej. 23). La prime ra
acele ración tie ne lugar en el compás
3 seguida por un ligero respiro e n el
compás 4 . En los s igu ientes com pa
ses as is timos a un cont inuo in c re
mento de un movimiento constante:
una fr ase d e oc h o no t as q u e se
extie nde sobre casi d os com pases
des e mboca e n un a f rase qu e se
extiende sobre tres compases com
ple tos. La inte nsificació n rítmica va
estre cham e nte imbri cad a co n un
incre me nto d e la te ns ió n armó n ica ,
una ac umulac ió n de disonancias y un
alargamie nto de las frases de c uat ro a
seis co mpases. En la re pe tición subsi
guiente , sólo se reexp o n e n lite ra l
mente los ocho prime ros com pases.
En vez de l movimie nto declinante de
los compases 9- 10 , los compases
correspondientes del te m a re p e tido
25
Ejemplo 22
Ejemplo 23
QUODLIBET
incrementan el movimiento median- duce de nuevo hasta la tónica y a
te la introducción de semicorcheas y continuación construye un puente
extienden la frase de diez a doce que conduce a la sección del segun
compases. Como un medio adicional do te ma e n la dominante . Aquí se
de incrementar la tensión, i.e ., e l amalgaman e l te ma r e p e tido y el
movimiento interno, Mozart, de un puente. De hecho , e n ningún otro
modo que apenas puede hallarse en luga r de todo e l movimi e nto , ni
sus primeras o bras , deja e l t e ma siquie ra e n la reexposició n , e ncon
abierto. Generalme nte, si conduce tramos e l te ma coronado por una
un tema hasta la dominante, lo con- cadencia en la tó nica .
Sonata para piano en Si b mayor, K. 333, 2° movimiento.
" .f I I J ,J J - 111 1 1 10 J ---- J .. ~ -~ tr I
., I
J ---J '-.....-.
~ • I ,. ~ - ~ ~~ bJ .J J---r-- J J. ]l j .J 1 :
I ~ ¡
QUODLIBET
40
---- -=---- ~ -------.. ... ~ ~
.., =--= =' --= ~....----..~ ~ e
:
El motivo inic ial del prime r te ma
ap arece ahora di s fra zad o com o e l
segundo tema e n la m ano izquie rda ,
mientras que la mano de recha inc re
menta el movimie n to p o r me dio d e
un compás comple to de semicorc h e
as . Las sín cop as d e los s ig uie ntes
compases echan el fre n o . Lo mism o
sucede e n los d os próximos compa
ses, pe ro un g rado más agudo y con
el consiguiente inc re me nto de la te n
sión . Entonces se abre p aso el m ovi
miento de semicorc h eas y fluye s in
trabas durante los próximos c inco
compases hasta cade nc iar e n la do mi
nante . El inc re mento del movimiento
se corresp o nde nuevam e nte con e l
inc re m e nto d e la ex t e n s ió n d e la
frase , la tensió n armó nica, la disonan
cia, así como con una d esviac ió n cada
vez mayor del centro tonal.
~ól : . 0 ~.
La tercera secció n , la coda, mues
tra e n sí mi s m a n o só lo la mi s m a
c urva , sino tambi é n un in c re m e n to
adicion al del movimiento mediante la
adición orgánica de notas de duració n
aún m ás breve : seis illos de sem icor
c heas y fusas. La coda comienza re p o
sadamente con una frase de dos com
pases q ue alte rnan , a la manera típica
d e una coda, entre la dominante y la
tónica - con Fa como la nueva tó nica
y que subrayan la sensació n de fami
liaridad al basar la progresió n amló ni
ca sobre el pedal de la nueva tó nica .
Pero esta sensac ió n de calma se limita
a p receder al m o me n to c ulmi nante
d e intensidad rítmica y armó nica , ya
que la primera frase de dos compases
se ve ah o ra re spo ndida p o r la frase
m ás la rga d e la e xpos ic ió n e n un
m ovimien to continuo a lo la rgo de
27
c-.:>
-- --"""-
~ -J J .J • .J J bJ I
10 r---l
4 - 6 a
A 22
.--_ .. -QUODLIBET
once compases. El climax rítmico de
la exposición marca también el cenit
de la tensión armónica: la desviación
de Fa menor a La bemol mayor, el
regreso a Fa menor por medio de la
sexta napolitana, el paso subsiguiente
de Fa menor a Fa mayor a través de
una Línea cromática del bajo, la nueva
desviación a Re menor y la confirma
ción deftnitiva de Fa mayor; es aquí
donde se hallan los acontecimientos
armónicos más dramáticos de la
exposición. Junto con los elementos
rítmicos, otorgan a la coda una ten
sión interna y una perentoriedad que
buscaríamos en vano en una coda de
las obras juveniles de Mozart.
Una consecuencia del incremento
progresivo del movimiento a lo largo
de la exposición arroja un modelo
infrecuente de grupos de frases:
12 11 13 .-------. .-------. .-------. 4-8 4-7 2 - 11
a' b - b' e - e' ~ ~
B e 11 13
Cada frase consecuente dentro de
cada grupo supera a la anterior, mien
tras que los grupos de frases aumen
tan su extensión de tal modo que dos
frases de 10:12 se corresponden con
dos de 11 : 13 , de nuevo un agrupa
miento muy infrecuente en las obras
de Mozart.
28
,iIt'Ees
Pero con el instinto de un son ám
bulo, Mozart restaura el equilibrio al
establecer una correspondencia entre
frases asimétricas de un modo simétri
co. La sección de desarrollo aparece
conformada por dos grupos de 13
compases. La reexposición sustituye
la proporción 10:12 por 10:8 y la pro
porción 11 : 13 por 11 :21 , reservando
así la mayor extensión y animación
para la conclusión del movimiento.
* *
*
El ritmo de Mozart presenta una
peculiaridad inconfundible . Esto
queda claro c uando estudiamos la
obra del más grande de sus contem
poráneos, Haydn. Tomemos un tema
característico de una sonata para
piano de Haydn compuesta en 1773,
i.e . , antes de que Mozart ejerciera
influencia alguna sobre su estilo (ver
ejemplo 24) :
Este tema se desenvuelve con una
acentuación vigorosa y muy regular y
con un ritmo casi uniforme de fusas
con puntillo y apoyaturas de semicor
chea que se extiende no sólo durante
e l primer tema, sino también sobre e l
puente hasta la llegada del segundo
tema . Lo que puede predicarse del
trabajo temático de Haydn puede
predicarse asimismo de su organiza-
==
I-I aydn, Sonata para piano en Do mayor, ler. movimiento
ción rítmica : adora explotar tanto
una figura rítmica como una motívi
ca. Lo qu e hay de incremento del
movimi e nto se deb e a una frase
mayor o a una evitación de parones
más que a una genuina aceleración.
El ritmo de Haydn es impulsivo: se
mueve por m e dio de esfuerzos y
parones repentinos, adora la sorpre
sa, el sobresalto y el cambio abrupto.
Mientras que Mozart se esfuerza por
conseguir un cambio gradual y va de
un movimiento al siguiente grado de
velocidad, a Haydn le gusta cambiar
de un movimiento de negras a uno
de semicorcheas, o de corcheas a
fusas , e incluso de negras a fusas . La
Sonata para piano en Sol menor
QUODLIBET
20 ,..
publicada en 1785, pero compuesta
con anterioridad , muestra perfecta
mente estas ca racterís ticas que
Haydn aprendió a a mar en las obras
de Carl Philipp Emanuel Bach. (Véase
el Ej. 25) lndudable m e nte, la tenden
cia haci a e l movimiento continuo
que se e n c ue ntra e n ambos composi
tores constituye un legado del estilo
barroco, e n el que ambos se h allan
enraizados, mientras que el amor por
los contrd.Stes fue rtes es una manifes
tación del nuevo estilo y su d eseo de
superar la unifom1.idad del movinlien
to barroco m e diante la espontanei
dad y el cambio re pentino . Ambos
elementos se encuentran, sin embar
go, codo con codo.
29
EjemPlo 24
QUODLIBET
Haydn, Sonata para piano en Sol menor, ter. mov imiento
A pesar de que Mozart ejerció una
gran influencia sobre las últimas
obras de Haydn, una influencia que se
extiende al ritmo y a la estructura de
las frases, el vigor y la impulsividad
del ritmo de Haydn pueden sentirse
en todo momento. Un ejemplo claro
es la Gran Sonata en Mi bemol mayor
compuesta por Frau van Gezinger en
1789/90 (ver ejemplo 26).
El tema del movimiento inicial se
abre con un típico diseño rítmico,
enérgico y abrupto, y es contestado
de un modo más tranquilo pero tam
bién vigoroso; ambas frases se repiten
en una secuencia libre que va seguida
de un repentino estallido de semicor
cheas que se prolongan durante algo
más de un compás, mie ntras que el
tema requiere tres compases para lle
gar a una interrupción. Es fácil ca m-
30
-
EjemPlo 25
probar la inspiración popular de este
tema si lo presentamos desprovisto
de ornamentación, ya que su contor
no esencial revela los amplios interva
los y el carácter armónico de un Jod
ler austriaco (ver ejemplo 27).
Indudablemente , la acentuación
de los temas de Haydn debe una gran
parte de su vigor a la canción y las
danzas populares.
La diferencia de personalidad
entre Mozart y Haydn encuentra refle
jo en el contraste de su organización
rítmica. Se trata de un caso de diversi
dad frente a unidad , de animación
creciente frente a consistencia del
movimiento, de cambio gradual fren
te a cambio abrupto, de elegancia
sublime frente a vigor campechano,
de acentos ligeros y variados frente a
acentuación robusta y regular, de una
QUOD LIBET
Haydn, Sonata para piano en Mib mayor, 1er. movimiento.
estilización muy refinada y p e rsonal
frente a inspiración popular. Compu
sie ra o no Haydn sus temas con un
movimiento rítmico creciente -y no
hay duda de que sí lo hizo- , la natura
leza de ese movimiento difi e re e n
gran medida y en aspectos fundame n
tajes de la del utilizado por Mozart.
*
*
Somos conscientes de que he mos
d e jado fue ra de nuestro exam e n e l
estilo sinfónico de Mannheim . Una
comparación con el mismo podría
revelar que el nuevo dinamismo d e
ese es tilo s igue siendo un recurso
externo, aunque ciertamente e moc io
nante , mientras que la ley de la anima
ción creciente de Mozart constituye
un principio profundamente arraigado
que se apodera de la estructura musi
cal e n todos sus aspectos. La impor
tancia, la variabilidad y la evolució n
d e este princ ipio no puede tratarse
exhaustivamente, por supuesto, en un
breve e n sayo . Ni siqu iera h e m os
e ntrado a considerar las óperas d e
Mozart. El principio de la animació n
progresivamente creciente debe apli
carse ciertamente a una forma dramá
tica que se e ncuentra coronada p o r
un vigoroso ftnaJe en el que e l libre tis
ta y el compositor aportan la combina
c ión d e s us recursos . No obstante ,
¿quié n se atreve a afirmar si el princ i
pio fue extendido por Mozart a l
campo de la ópera, o si no tuvo preci
samente su origen en el instinto dra
mático de un genio operístico?
Traducción: Luis Carlos Gago
31
EjemPlo 26
EjemP lo 2 7