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Siglo nuevo opinión Para verte y sentirte bien II Gaby Vargas D esde que te descalzas y tus pies sienten la madera del piso, el des- canso del yoga comienza. En ro- pa cómoda, tus brazos se estiran en todas direcciones, hacia arriba hasta tocar el cie- lo, hacia el frente y hacia atrás. Tu colum- na, se extiende y se tuerce. Tu cadera gira, rota en pequeños movimientos circulares. Así, poco a poco, tu cuerpo se desenvuelve en ejercicios que despiertan ese deseo na- tural de sentirte libre y que, junto con la respiración, te eleva a mundos mejores. Despreocúpate. No necesitas ser Ale- jandro Maldonado, del programa Hoy (o su versión femenina) ni tener su flexibili- dad y cuerpo para poder practicar esta disciplina milenaria (aunque sin duda, se- ría maravilloso). Con toda seguridad, él, como todos, algún día empezó a practicar yoga sintiéndose un palo de tieso como cualquier mortal. Lo único que necesitas es empezar y saber que cada movimiento y postura tiene un fin terapéutico de prevención y recuperación. ¿El principal? Sentirte bien. Pero no ese bien momentáneo que te puede proporcionar el degustar algún chocolate, sino ese bien prolongado que notas en alguien cuando irradia un brillo especial que viene de su piel, de la luz de sus ojos y de lo cómodo que se siente den- tro de su cuerpo. De una armonía especial de estar en contacto consigo mismo. Existen varios tipos de yoga diseña- dos para distintos fines, algunos muy vi- gorizantes para desarrollar fuerza, otros más tranquilos que se enfocan en la flexi- bilidad y relajación, como: Astanga yoga, Hatha yoga, Kundalini yoga o Mantra yo- ga y otros más. Sin importar el sistema que elijas, hay que recordar que cuando practiques las posturas o asanas, lo ha- gas con total conciencia de tu cuerpo y tu respiración. A eso se le llama estar en el momento. Estar presente. Si captas cuál es ese estado, lo puedes aplicar a tu vida diaria. Puedes hacer cualquier cosa en el mundo sin perder contacto con esa parte interior. En el día a día te invito a preguntarte, ¿qué es lo que más te estresa en la vida? y ¿qué haces para relajarte? Quizá te contes- tes “Ver televisión”, “Irme de vacaciones” “Tomar un trago”, o “Hacer ejercicio”. To- dos están bien, sin embargo, dentro de las bondades de cada opción, no hay una que sólo sea un banco de beneficios. Como sabes, cuerpo y mente están ín- timamente relacionados; por lo que las posturas de pie dan vitalidad, las postu- ras sentadas calman, las posturas acosta- das boca arriba relajan, bocabajo energe- tizan, las torsiones limpian los órganos, las posturas invertidas desarrollan fuer- za mental, las posturas de equilibrio dan una sensación de ligereza; las extensiones hacia atrás liberan las tensiones y los sal- tos desarrollan agilidad. Aquí menciono algunos pretextos que nos ponemos para hacer yoga: No tengo tiempo. Hacer ejercicio tiene que ser una prioridad. Si no tienes tiempo hoy para invertirle a tu salud y bienestar, seguramente mañana algún achaque te o- bligará a encontrarlo. Todavía no lo necesito. Entre más joven empiezas, más flexible y fuerte será tu cuerpo mañana. Ya es muy tarde para empezar. Puedes hacerlo a cualquier edad. Nunca es tarde para sentirte bien. No sé como. En todos lados hay clases, libros, DVD, videos y maestros. No me gusta. Ábrete. Date la oportuni- dad. Cuando lo pruebes, te va a gustar tanto que esperarás el día para volver a ha- cerlo. Te vas a sentir mejor física, mental y emocionalmente. ¡Ánimo! Te diré como me decía mi ma- má cuando yo no quería hacer la tarea: “No hay pretexto que valga”. Te invito a ha- cer yoga. § Correo-e: genioyfigura@gabyvargas.com

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Siglo nuevo

opinión

Para verte y sentirte bien IIGaby Vargas

Desde que te descalzas y tus pies sienten la madera del piso, el des- canso del yoga comienza. En ro-

pa cómoda, tus brazos se estiran en todas direcciones, hacia arriba hasta tocar el cie-lo, hacia el frente y hacia atrás. Tu colum-na, se extiende y se tuerce. Tu cadera gira, rota en pequeños movimientos circulares. Así, poco a poco, tu cuerpo se desenvuelve en ejercicios que despiertan ese deseo na-tural de sentirte libre y que, junto con la respiración, te eleva a mundos mejores.

Despreocúpate. No necesitas ser Ale-jandro Maldonado, del programa Hoy (o su versión femenina) ni tener su fl exibili- dad y cuerpo para poder practicar esta disciplina milenaria (aunque sin duda, se-ría maravilloso). Con toda seguridad, él, como todos, algún día empezó a practicar yoga sintiéndose un palo de tieso como cualquier mortal.

Lo único que necesitas es empezar y saber que cada movimiento y postura tiene un fin terapéutico de prevención y recuperación. ¿El principal? Sentirte bien. Pero no ese bien momentáneo que te puede proporcionar el degustar algún chocolate, sino ese bien prolongado que notas en alguien cuando irradia un brillo especial que viene de su piel, de la luz de sus ojos y de lo cómodo que se siente den-

tro de su cuerpo. De una armonía especial de estar en contacto consigo mismo.

Existen varios tipos de yoga diseña-dos para distintos fi nes, algunos muy vi-gorizantes para desarrollar fuerza, otros más tranquilos que se enfocan en la fl exi-bilidad y relajación, como: Astanga yoga, Hatha yoga, Kundalini yoga o Mantra yo- ga y otros más. Sin importar el sistema que elijas, hay que recordar que cuando practiques las posturas o asanas, lo ha-gas con total conciencia de tu cuerpo y tu respiración. A eso se le llama estar en el momento. Estar presente. Si captas cuál es ese estado, lo puedes aplicar a tu vida diaria. Puedes hacer cualquier cosa en el mundo sin perder contacto con esa parte interior.

En el día a día te invito a preguntarte, ¿qué es lo que más te estresa en la vida? y ¿qué haces para relajarte? Quizá te contes-tes “Ver televisión”, “Irme de vacaciones”

“Tomar un trago”, o “Hacer ejercicio”. To-dos están bien, sin embargo, dentro de las bondades de cada opción, no hay una que sólo sea un banco de benefi cios.

Como sabes, cuerpo y mente están ín-timamente relacionados; por lo que las posturas de pie dan vitalidad, las postu-ras sentadas calman, las posturas acosta-das boca arriba relajan, bocabajo energe-

tizan, las torsiones limpian los órganos, las posturas invertidas desarrollan fuer-za mental, las posturas de equilibrio dan una sensación de ligereza; las extensiones hacia atrás liberan las tensiones y los sal-tos desarrollan agilidad.

Aquí menciono algunos pretextos que nos ponemos para hacer yoga:

No tengo tiempo. Hacer ejercicio tiene que ser una prioridad. Si no tienes tiempo hoy para invertirle a tu salud y bienestar, seguramente mañana algún achaque te o-bligará a encontrarlo.

Todavía no lo necesito. Entre más joven empiezas, más flexible y fuerte será tu cuerpo mañana.

Ya es muy tarde para empezar. Puedes hacerlo a cualquier edad. Nunca es tarde para sentirte bien.

No sé como. En todos lados hay clases, libros, DVD, videos y maestros.

No me gusta. Ábrete. Date la oportuni- dad. Cuando lo pruebes, te va a gustar tanto que esperarás el día para volver a ha-cerlo. Te vas a sentir mejor física, mental y emocionalmente.

¡Ánimo! Te diré como me decía mi ma-má cuando yo no quería hacer la tarea:

“No hay pretexto que valga”. Te invito a ha-cer yoga. §Correo-e: genioyfi [email protected]