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Torre HSBC, Escazú, de Multiplaza 100mts sur. Tel. (506) 2505-5005. San José, Costa Rica,
ofrece y conquistar su mer-
cado en las condiciones que
dicta la economía actual. En
Salirse de la multitud, Harari
demuestra que esto es posi-
ble. El libro comienza con
“El infierno de la estandari-
zación”, donde se describen
los diez errores más comu-
nes por los cuales una em-
presa acaba atrapada entre
la multitud indefinida.
En los siguientes capítulos,
se proponen las estrategias
En toda industria existe un
pequeño y selecto grupo de
empresas lo suficientemente
sólidas, dinámicas y adapta-
das a las condiciones del
mercado como para llevar la
delantera. A éstas les siguen
otras, casi tan excelentes
como ellas, y siempre a pun-
to de alcanzarlas. Por detrás
de estos dos grupos se mue-
ve una indiferenciada multi-
tud de empresas, de todo
tamaño y condición, que no
destaca por nada en especial
y sin relevancia como para
despertar la atención de
clientes e inversores.
Este último gran grupo se
esfuerza por permanecer en
la competición del mercado,
aunque se encuentra muy
por detrás en lo que se refie-
re a los márgenes de benefi-
cio, el valor de las acciones,
el flujo de efectivo, el impacto
de su marketing o la lealtad
de los clientes. Todo ello se
explica por las cada vez
mayores oportunidades que
el mercado libre ofrece: el
aumento de los mercados
lucrativos y con un rápido
crecimiento, los avances
tecnológicos, el aumento de
las posibilidades para formar
redes y alianzas entre em-
presas y una cantidad cre-
ciente de éstas que procede
de los más variados países.
Envueltas en este torbellino,
las empresas tienden a caer
presas de la “economía de
la imitación”, donde los pro-
ductos se estandarizan, los
servicios se imitan, caen las
barreras tradicionales para
la entrada a los mercados y
una empresa ya no se dis-
tingue de su competencia.
La carrera estratégica que
un líder debe afrontar hoy
es, por tanto, conseguir que
su empresa se imponga
sobre esa muchedumbre
gris que nada especial
EL AUTOR
Oren Harari ha sido seleccionado por el
periódico Financial Times y la editorial
Prentice Hall como “uno de los pensado-
res de gestión empresarial más impor-
tantes de la actualidad”. Su nombre tam-
bién aparece, junto a otras 39 personali-
dades relevantes, en el libro Mentes de
Negocios. Su libro Los Secretos del
Liderazgo de Colin Powell estuvo largo
tiempo en las listas de bestsellers. Otros
libros suyos son Beep! Beep! Competing
in the Age of the Roadrunner; Leapfrogging
the Competition: Five Giant Steps to
Becoming a Market Leader; y Jumping the
Curve: Innovation and Strategic Choice in
an Age of Transition.
Salirse de la Multitud
INFORMACION
SOBRE EL LIBRO
Título original del libro:
Break From the Pack
Autor: Oren Harari
Fecha de Publicación:
24 de Agosto 2006
Editorial: FT Press
Nº Páginas: 320
ISBN: 0131888633
INTRODUCCION
15 de Dic, 2012
Volumen 15-12
Contenido:
Introducción 1
El “infierno” de la
estandarización
2
Diez hábitos que hay
que evitar
4
Las estrategias
para “escapar de la
multitud”
6
Conclusión: doce
pasos para “salir de
la multitud” y liderar
10
Este es un resumen del
libro indicado. Estos
resúmenes, son enviados
sin costo, a las personas
inscritas a
Intesys Consulting
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para impedir las imitaciones
de la competencia, para do-
minar los mercados, aban-
donarlos cuando llega el
momento, movilizar con éxi-
to a clientes, empleados y
accionistas y crear sin tre-
gua unos productos atracti-
vos para el consumidor en
cualquier industria.
La última parte es un progra-
ma práctico, en doce pasos,
destinado a transformar el
comportamiento de los líde-
res empresariales y capaci-
tarlos para abanderar el
cambio que sus organizacio-
nes necesitan.
El “infierno” de la
estandarización
Según Sam Palmisano, di-
rector general de IBM, a las
empresas sólo les caben
dos alternativas: “Innovar o
acabar en el infierno de la
estandarización. Si hacen lo
mismo que los demás, su
negocio obtendrá un estre-
cho margen [de beneficio]”.
En esta “economía de la
imitación”, casi todas las
empresas tienen acceso a
los mismos recursos y talen-
to, Internet empieza a situar-
las a todas al mismo nivel y
el mercado lo rigen dos fuer-
zas principales: la imitación
y la estandarización.
La fatalidad consiste en que,
siendo capaces de ofrecer al
consumidor una extensa
gama de productos o servi-
cios donde elegir, éstos pro-
gresivamente van parecién-
dose más entre sí. La com-
pañía Vending Supply, Inc.,
por ejemplo, fue pionera en
el diseño, fabricación y dis-
tribución de adhesivos y
tatuajes lavables para niños.
Consiguió “salirse de la mul-
titud” gracias a que sus pro-
ductos, servicios y procesos
resultaban tan innovadores
que consiguieron confundir,
irritar e intrigar a su compe-
tencia, al tiempo que con-
quistaban una sólida base
de consumidores. Sin em-
bargo, tras unos años de
éxito ininterrumpido, sus
competidores empezaron a
acortar distancias a medida
que sus productos se fueron
estandarizando.
Cualquier empresa puede
verse acosada por este peli-
gro, incluso las consultoras:
IBM, por ejemplo, contempla
cómo sus competidoras
(Wipro, por ejemplo, ubicada
en la India) ofertan algunos
de sus mismos servicios por
un precio mucho menor. Los
fondos de inversión son otro
caso de estandarización,
algo inimaginable hace tan
sólo unos años. Hoy en día,
sin embargo, millones de
inversores tienen la oportu-
nidad de elegir entre miles
de fondos de inversión, co-
mo si de artículos de super-
mercado se tratara.
Las razones por las cuales
las empresas acaban aho-
gadas entre la multitud indi-
ferenciada son dos: el pro-
ceso inevitable de la imita-
ción constante y la estanda-
rización de todo producto.
Dos males que afectan a la
gran mayoría de los nego-
cios y que avanzan a un
ritmo acelerado. Para los
competidores que llevan
más tiempo en el mercado
es más fácil imitar a los líde-
res, mientras que los recién
llegados encuentran más
sencillo mejorar sus produc-
tos o servicios.
Los precios, los márgenes y
la lealtad del consumidor
decaen en la medida en que
este consumidor busca la
mejor oferta y, aunque algu-
nas marcas sean verdadera-
mente superiores a las de-
más, este hecho tiene esca-
sa relevancia si esas otras
también ofrecen una calidad
nada desdeñable.
Finalmente, los consumido-
res y los inversores acaban
apreciando pocas diferen-
cias entre la disponibilidad y
la calidad de los productos y
servicios que se ofertan, con
lo cual su único interés ter-
mina siendo encontrar el
precio más bajo.
Los factores que provocan
esta transformación del mer-
cado, y definen la “economía
de la imitación”, son seis:
1. la irrelevancia del tiempo y
la distancia;
2. la transparencia total;
3. los consumidores como
superpotencia;
4. una tecnología que abarata
los costos;
5. las multitudes de competi-
dores;
6. el espíritu de los tiempos de
la irreverencia.
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Volumen 15-12
“En esta
“economía de la
imitación”, casi
todas las em-
presas tienen
acceso a los
mismos
recursos y
talento,…”
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características hasta encon-
trar los mejores en calidad y
en precio. Tanto Sap, como
Siebel e IBM se vieron forza-
das a introducir cambios
radicales en sus sistemas,
servicios y fijación de pre-
cios a instancias de sus
clientes, que exigían mayor
libertad de elección en sus
sistemas de software y co-
nocían la existencia de alter-
nativas más flexibles y eco-
nómicas, como Littlesales-
force.com. En cuarto lugar,
las nuevas tecnologías per-
miten una reducción drástica
de los costos de producción
y un aumento extraordinario
de la efectividad operativa,
de modo que las barreras
para entrar en cualquier
mercado desaparecen para
los nuevos competidores
que, a su vez, fijan unos
precios iguales o inferiores
para unos mismos produc-
tos. JetBlue, Men’s
Wearhouse, Wal- Mart o
Ikea utilizan de una manera
agresiva la tecnología para
reducir sus costos y mante-
ner unos precios bajos.
El quinto factor es el enorme
aumento de los competido-
res como consecuencia de
la desregulación, globaliza-
ción y los avances tecnológi-
cos, y que buscan desespe-
radamente salir del anoni-
mato. En la actualidad, que-
dan pocos mercados domi-
nados por unos pocos, e
incluso gigantes como Dell o
Toyota se consideran satis-
fechos si logran alcanzar un
13% ó un 15% de sus res-
pectivos mercados.
Si se quiere impedir que una
organización acabe en el
anonimato causado por la
indiferenciación, el líder em-
presarial debe afrontarlos
mediante una mezcla de
humildad y urgencia.
El primer factor, la irrelevan-
cia del tiempo y la distancia,
significa que cualquier em-
presa, en cualquier parte del
mundo, puede combinar
condiciones locales
(salarios, impuestos, legisla-
ción, etc.) y nuevas tecnolo-
gías y alianzas para fabricar
una réplica de un producto o
servicio a un costo más bajo.
La piratería del software y
otro sinfín de productos en
China es una buena muestra
de ello.
El segundo factor, la trans-
parencia, es la consecuencia
de que hoy en día se tenga
fácil acceso a todo tipo de
información, con lo cual es
muy fácil copiar un producto,
un servicio, una campaña de
marketing o un proceso or-
ganizacional interno. De esa
manera, muchos nuevos
productos de GM o Apple,
por ejemplo, acaban desve-
lados en revistas o páginas
web mucho antes de su lan-
zamiento oficial o, más aún,
se copian sin autorización en
terceros países.
En tercer lugar está el con-
sumidor, que armado con las
últimas tecnologías (Internet)
y en un entorno cada vez
más transparente, llega in-
cluso a resistir los efectos de
la mejor campaña de publici-
dad. Puede comparar
los productos según sus
Por último, el sexto factor
tiene que ver con el “espíritu
de los tiempos”: la irreveren-
cia del consumidor hacia la
historia, la tradición y los
éxitos del pasado. Su lealtad
se obtiene con dificultades y
sólo a condición de propor-
cionarle muchas más opcio-
nes de compra a unos pre-
cios por debajo de los de la
competencia.
La cirugía cardiovascular en
EEUU, por ejemplo, ha visto
caer su negocio en un 20%,
ya que muchos cardiólogos
comienzan a tratar ellos mis-
mos a sus pacientes: con
nuevos medicamentos, nue-
vos regímenes alimenticios y
deportivos o mediante las
últimas técnicas en angio-
plastia y prótesis endovascu-
lares. De esa forma, no los
derivan a los cirujanos. Es-
tos tratamientos alternativos
son a menudo más eficaces
y más baratos que la cirugía
tradicional del corazón, de
ahí que atraigan cada vez
más a un mayor número de
pacientes. Para “escapar a
la multitud” y resistir el em-
bate de estos seis factores
de indiferenciación, las em-
presas deben ser inteligen-
tes y elegir estrategias que
su competencia no haya
ensayado con anterioridad.
El primer paso de una em-
presa decidida a convertirse
en una fuerza nueva y domi-
nante en su mercado tiene
que ser la erradicación de
los hábitos perniciosos que
la mantienen olvidada entre
la masa indiferenciada.
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“...las empresas
deben ser
inteligentes y
elegir
estrategias que
su competencia
no haya
ensayado con
anterioridad.”
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capacidad de producción
vayan a conseguir atraer
nuevo capital, dar un empuje
a la innovación y entusias-
mar lo suficiente a los em-
pleados como para diseñar,
fabricar y ofertar automóviles
de gran calidad, atractivos e
irresistibles para el compra-
dor y con un excelente servi-
cio de post-venta. Se trata
de una apuesta con pocas
garantías de acertar.
Otra acción desesperada
para intentar retener al clien-
te consiste en reducir los
precios. GM, Ford y Chrysler
recurren con regularidad a
esta táctica. A la larga, se
diezman los márgenes de
beneficio y se acostumbra a
los clientes a esperar la si-
guiente rebaja antes de
comprar. La peor conse-
cuencia, no obstante, es que
con ello admiten su derrota
frente a sus competidores,
Toyota y BMW: transmiten al
consumidor el mensaje de
que lo único con lo que pue-
den distinguirse en el merca-
do no es ni con la mejor cali-
dad, diseño ni servicio, sino
con el precio más bajo. En-
tran así en un círculo vicio-
so, en el que un margen de
beneficio progresivamente
estrecho impide la inversión
en el desarrollo de productos
y resulta insuficiente para
pagar la jubilación de sus
empleados.
La tercera acción compulsi-
va se manifiesta en el inten-
to de mejorar los productos y
servicios actuales. Es una
medida necesaria para man-
tener la cuota, los beneficios
Diez hábitos que
hay que evitar
Enfrentados a dos plagas, la
estandarización y la imita-
ción, los líderes empresaria-
les recurren instintivamente
a diez acciones que crean
una falsa ilusión de seguri-
dad, pero que en la realidad
les empujan aún más hacia
el fondo del “infierno de la
estandarización”. Estas ac-
ciones se han vuelto verda-
deramente compulsivas,
bien porque algunas de ellas
dieron resultados en el pasa-
do, bien porque parecen
reflejar el sentido común. Sin
embargo, su eficacia es más
que dudosa en las condicio-
nes de la “economía de la
imitación”.
La primera de ellas es redu-
cir costos de manera instinti-
va. Al intentar aumentar el
margen de beneficio, lo pri-
mero que hacen muchas
empresas es recortar los
presupuestos de sus depar-
tamentos, vender los acti-
vos, despedir a una parte de
sus empleados y buscar
proveedores más baratos.
Aunque estos esfuerzos
sean útiles y necesarios, su
principal defecto es ser
exactamente lo mismo que
hace la competencia.
A principios del año 2006,
Ford anunció su enésimo
gran plan de reestructura-
ción mediante el que impedir
la erosión de su cuota de
mercado. Sin embargo,
no está nada claro que los
despidos, los cierres de
plantas o la reducción de la
y la lealtad del consumidor a
corto plazo, pero insuficiente
a la larga, ya que la compe-
tencia tratará enseguida de
imitar esas mejoras. El
“incrementalismo”, es decir,
la tendencia a introducir lige-
ras mejoras en los productos
existentes sin acompañarla
de una estrategia de creci-
miento innovadora, puede
poner en peligro la supervi-
vencia de una organización
si no se abandona a tiempo.
Así fue como Motorola per-
dió miles de millones en be-
neficios frente a Nokia, al
continuar mejorando irracio-
nalmente su tecnología ana-
lógica y tardar demasiado en
pasar a la digital. Una cuarta
opción es centrarse en el
marketing y las ventas. Es
una táctica que ha dado sus
frutos en algunas empresas
que contaban con un buen
producto (iPod, Toyota
Prius) o uno mediocre (la
cerveza Budweiser, los se-
guros de coche Geico),
mientras que para otras ha
servido de poco (GM, Levi
Strauss, AOL). Ello demues-
tra que una inversión en
marketing y ventas, por más
sustanciosa que sea, no es
suficiente para mantener a
flote un producto que suscita
escaso interés o se estanda-
riza. Otros sienten la tenta-
ción de crecer, pero tal y
como demuestran los casos
de GM, Kodak o United
Airlines, el tamaño no es
garantía de permanencia en
el club de los mejores. Los
beneficios de ese tamaño
(economías de escala,
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“Enfrentados a
dos plagas, la
estandarización
y la imitación,
los líderes
empresariales
recurren
instintivamente
a diez
acciones…”
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decisiones clave.
Otro error más consiste en
preguntar al consumidor qué
es lo que quiere. Aunque en
principio útil y loable, esta
tendencia puede acabar fosi-
lizando a las organizaciones
y anulando su iniciativa.
“Salir de la multitud” exige
llevar al consumidor adonde
no ha pedido ir y a un lugar
cuya existencia ni siquiera
conoce. Fred Smith, funda-
dor de FedEx, no recurrió a
los grupos de muestra para
descubrir si existía una de-
manda de servicio postal
rápido o no. Tampoco lo
hicieron los inventores de
Palm o Blackberry. Howard
Schultz, fundador de
Starbucks, no intentó averi-
guar si alguien estaba dis-
puesto a pagar 4 dólares por
una taza de café antes de
lanzarla al mercado.
La octava tentación que de-
be evitarse es buscar solu-
ciones en las herramientas
de gestión empresarial de
moda: la “gestión de la cali-
dad total, diversión, conflic-
tos”, los “seis sigma”, etc.
Ninguna de ellas podrá su-
plir la inexistencia de unos
productos o servicios nove-
dosos. A una discográfica,
por ejemplo, los “seis sigma”
le pueden servir para mejo-
rar su productividad y la cali-
dad de los CDs; la diversi-
dad en las filas de sus em-
pleados puede resultarle útil
y la comunicación abierta
quizá facilite la toma de deci-
siones en sus equipos direc-
tivos. Sin embargo, nada de
todo esto conseguirá que su
alcance, sinergias, marke-
ting transversal) son múlti-
ples, pero su efecto se so-
brevalora a menudo, según
se ha visto en el caso de
AT&T: sus dimensiones y
escala solo sirvieron para
poder vender un poco más
baratos sus servicios, pero
ello no impidió unas pérdi-
das espectaculares.
La sexta acción sobre la
organización supone contro-
lar, centralizar y ejercer la
presión desde arriba. Aun-
que a primera vista muy pro-
fesional, esta táctica parte
de unas premisas erróneas y
anacrónicas, a saber: los
beneficios no están relacio-
nados con los recursos hu-
manos; un liderazgo fuerte
sólo puede ser un liderazgo
autoritario; delegar es bueno
mientras no interfiera en la
gestión del negocio, y los
directivos en la cima de la
pirámide jerárquica toman
mejores decisiones que los
empleados de primera fila.
Sin embargo, en las actuales
condiciones de la economía
de la imitación, el vigor com-
petitivo depende de la capa-
cidad que tiene un líder de
optimizar el capital intelec-
tual de sus empleados.
Maury Myers se propuso
llevar a cabo un cambio radi-
cal en su empresa, Waste
Management, en 2003. De-
claró entonces que su prime-
ra medida sería “recuperar la
confianza de los emplea-
dos”, para lo cual empezó a
compartir información confi-
dencial con ellos y a hacer-
les partícipes de la toma de
principal producto, el CD
convencional, recobre el
protagonismo que tuvo como
principal medio de consumo
de contenido audiovisual.
La novena tentación consis-
te en recurrir a la fuerza polí-
tica o legal para proteger un
negocio. El proteccionismo
de algunos estados con res-
pecto a algunas industrias
como (telecomunicaciones,
correos, transportes),
o la persecución legal de la
piratería que lleva a cabo la
industria del entretenimiento,
tan sólo enmascaran la falta
de una auténtica ventaja
competitiva.
Por último, la décima com-
pulsión que evitar es hacer
cualquier cosa mientras se
haga algo.
Las empresas llegan a creer
que, para triunfar en la
“economía de la imitación”,
lo importante es permanecer
activo y no parar de llevar a
cabo adquisiciones, desin-
versiones, reestructuracio-
nes, externalizaciones, en-
cuestas de consumidores,
campañas de publicidad,
etc. Todo esto no sirve de
nada si todas esas acciones
no son coherentes, discipli-
nadas y tienen un propósito
claro.
Las compañías que aceleran
el ritmo de tales actuaciones
no tardan en sufrir sus con-
secuencias, como sucedió
con Enron, Parmalat o
WorldCom.
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“Salir de la
multitud” exige
llevar al
consumidor
adonde no ha
pedido ir y a un
lugar cuya
existencia ni
siquiera
conoce.
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hace extraordinarios?
¿Interesa al consumidor?
¿Es revolucionario?
¿Será capaz de
evolucionar?
¿Son reales los beneficios
que aporta?
“Extraordinario” quiere decir
aquí que sea el consumidor
quien lo perciba como tal:
recuérdese el caso de Apple
con sus Macs e iPods.
Cualquier producto o servi-
cio extraordinario debe in-
teresar a los clientes y entu-
siasmarles. Ni HP ni
Microsoft han conseguido
aún lanzar al mercado un
producto o servicio semejan-
te, a pesar de su reputación
y del dinero que invierten en
investigación y desarrollo.
La acción que se contempla
debe ser algo revolucionario,
que no se ha logrado con
anterioridad, como la
“informática a la carta” de
IBM o ser el primero en colo-
car pantallas de televisión en
los asientos de los pasaje-
ros, como JetBlue.
El producto, además de ser
extraordinario, revolucionario
e interesar al consumidor,
tiene también que tener ca-
pacidad para evolucionar
permanentemente: es decir,
que sea posible añadirle
nuevas características, reno-
var su diseño, su presenta-
ción o mejorar su distribu-
ción. Queda por ver si los
productos de Apple serán
capaces de lograr todo esto
y que la compañía mantenga
Las estrategias
para “escapar de
la multitud”
Ser “curioso, genial y lo-
co”. A menos que el consu-
midor se sienta perplejo o
furioso ante la propuesta de
una empresa, y crea que sus
directivos están un poco
“locos”, habrá que admitir
que tal empresa no hace
mucho por abandonar el
círculo vicioso de la
“economía de la imitación”.
Lo consiguen, en cambio,
las organizaciones a las que
caracterizan estos tres ras-
gos: ser curiosas, geniales y
locas.
Ser “curioso” significa po-
seer una cultura corporativa
centrada en la observación,
siempre favorable a explorar
alternativas desconocidas,
poco ortodoxas o controver-
tidas. Por “genial” hay que
entender el ser una empresa
dispuesta a exhibir su lado
menos convencional, inno-
vador o desafiante y, por
último, una empresa “loca”
toma decisiones a primera
vista poco racionales, pero
que son resultado de una
disciplina calculada.
A los directivos que se deci-
dan a convertir sus organiza-
ciones en curiosas, geniales
y locas, les será de gran
ayuda lo que el autor llama
el “modelo ember”, o hacer-
se a sí mismos una serie de
preguntas sobre el producto
o servicio que ofertan:
¿El producto/servicio nos
su posición en el mercado
conforme aumentan las imi-
taciones del iPod.
Finalmente, el último requisi-
to para el éxito de un pro-
ducto son los beneficios que
aporta. Independientemente
de los criterios que se usen
para medirlos, éstos deben
ser reales y no aparentes
(aumento de ventas, cuota
de mercado). El beneficio
real es la esencia de la
“locura disciplinada”.
Dominar o abandonar. Pa-
ra poder “salir de la multi-
tud”, cualquier organización
necesita dominar algún seg-
mento destacado del merca-
do. En palabras de Colin
Powell, un ejército que quie-
ra ganar una batalla debe
“elegirla con sumo cuidado y
alzarse en ella con toda su
fuerza”. Los líderes de orga-
nizaciones prósperas, sean
militares o empresariales,
saben que para ganar nece-
sitan focalizar su alcance,
atención y prioridades hasta
obtener el peso suficiente
que les asegure la victoria.
En la “economía de la imita-
ción” actual, no hay organi-
zación que pueda ser la más
curiosa, genial y loca en mu-
chos sectores que quizá
desearía dominar, y sería un
disparate intentarlo.
En vez de ello, la sensatez
aconseja elegir los merca-
dos, productos y clientes con
todo cuidado y, una vez he-
cha la elección, abordarlos
con todo el ímpetu posible
hasta llegar a controlarlos
por completo. Esta recomen-
dación es válida siempre y
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“...Lo
consiguen, en
cambio, las
organizaciones
a las que
caracterizan
estos tres
rasgos: ser
curiosas,
geniales y
locas.”
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se hace el moldeo por inyec-
ción plástica”.
La clave del dominio de un
mercado no reside, por tan-
to, ni en el tamaño ni en la
capacidad de una empresa
para superar los resultados
de la competencia, sino en
el impacto que una empresa
provoca en el mercado, y
que resulta ser mayor de lo
que cabría esperar por su
tamaño. Estas empresas
sobresalen por su habilidad
para la innovación, su ímpe-
tu visible, su excelencia re-
conocida en la ejecución, su
reputación de “geniales”, sus
impresionantes beneficios y
su capacidad para atraer a
los mejores talentos.
Así sucede que Apple domi-
na el segmento del diseño y
la alta tecnología de las
computadoras, a pesar de
ser una compañía mucho
más pequeña que sus riva-
les Dell o Sony. Google im-
pera en las búsquedas en
Internet, mientras que su
rival Microsoft, aun siendo
un gigante y fabricando innu-
merables productos digitales
(servidores, vídeo juegos,
telefonía, fotografía, busca-
dores), lo que realmente
controla es el segmento de
los sistemas operativos, con
Windows, y el de las aplica-
ciones -con Office-. En la
“economía de la imitación”
es imposible comportarse
como “curioso, genial y loco”
ante demasiadas opciones.
Las empresas deben elegir
un objetivo y volcarse en
él con todo su empeño.
Independientemente de su
cuando la empresa entre en
un espacio en el que está
preparada para dominar y,
tras haber elegido el merca-
do, abandonar todos los de-
más. Estas reflexiones no
sonarán tan perturbadoras si
se tiene en cuenta que la
hegemonía no significa ser
el más grande: buenas hojas
de balance, un gran volumen
de ventas o titulares en los
periódicos no son garantía
alguna de dominio en un
mercado concreto, y los ca-
sos de United Airlines,
Kodak o GM así lo certifican.
Por su parte, Moldflow, un
pequeño proveedor de dise-
ño informático y software de
ingeniería, controla un pro-
ceso de producción esencial:
la simulación del moldeo por
inyección plástica. Su domi-
nio es tan indiscutible que en
los últimos años su creci-
miento real ha alcanzado
una tasa de entre el 30% y
el 50%, al tiempo que sus
beneficios se han cuadrupli-
cado.
La supremacía tampoco de-
pende de la victoria sobre
los competidores. Ford quizá
obtenga más beneficios que
GM, o American Airlines
más que Delta, pero estas
cuatro compañías compar-
ten una misma desventura:
la de encontrarse entre la
multitud de los perdedores.
En el polo opuesto está
Moldflow que, aunque vigila
los movimientos de su com-
petencia, no tiene interés en
destruirla, pues su principal
objetivo es “estar en cual-
quier parte del mundo donde
tamaño, ante todo deben
preocuparse por ofrecer, de
un modo imaginativo, pro-
ductos escogidos a unos
clientes selectos, que saben
apreciar el verdadero valor
del producto/servicio. Al mis-
mo tiempo, deben abando-
nar aquellas actividades,
mercados y clientes situados
fuera de su principal foco de
atención, aun cuando repor-
ten beneficios sustanciales.
Adoptar esta estrategia posi-
bilita el crecimiento orgánico
y exponencial de cualquier
negocio.
Establecer una causa su-
perior. Es necesario y bene-
ficioso que toda organiza-
ción disponga de una misión
y una visión claras, pero ello
no es suficiente para
“escapar a la multitud”. Para
lograrlo, se necesita algo
más profundo que la misión
y más amplio que la visión,
una “causa superior” o una
“idea central” que aglutine a
sus miembros.
El gran estratega prusiano
del siglo XIX, Carl von
Clausewitz, coincidía con
Jack Welch en que el éxito
estratégico de una empresa,
sea ésta militar o comercial,
no reside en intentar adivinar
las posibles contingencias
que puedan surgir y diseñar
la operación correspondiente
para acometerlas.
Por el contrario, consiste en
disponer de esa “idea cen-
tral”, alrededor de la cual
gira la organización al com-
pleto, y desarrollar en torno
a ella unos planes de acción
rápida en respuesta a las
Volumen 15-12
Página 7
“Las empresas
deben elegir un
objetivo y
volcarse en
él con todo su
empeño.”
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Torre HSBC, Escazú, de Multiplaza 100mts sur. Tel. (506) 2505-5005. San José, Costa Rica,
una gama de cafés y tés en
constante evolución. Los
establecimientos Starbucks
alcanzan en la actualidad
unos 10.000 en todo el mun-
do, y su proyección es dis-
poner de otros tantos para el
año 2010.
La autenticidad de la
“causa superior” garantiza la
verdadera identidad de una
compañía, su apuesta, sus
metas y su deseo de hacer-
se notar. La autenticidad no
es un eslogan publicitario ni
un programa de acción, sino
que debe ser real y existir
tanto a nivel personal como
a nivel institucional. Una
“causa superior” será, por
tanto, auténtica para un líder
empresarial cuando, en pa-
labras del conocido experto
en gestión empresarial Tom
Peters, “posea su alma,
inspire su comportamiento,
defina sus decisiones… y
sea capaz de mantenerle
despierto hasta las 4 de la
madrugada”.
Una “causa superior” es ins-
titucionalmente auténtica
cuando llega a definir cada
elemento de una organiza-
ción y es el criterio con el
que se miden todos sus es-
fuerzos. La cadena de su-
permercados Whole Foods,
por ejemplo, tiene dos
“causas superiores” y ambas
poseen autenticidad tanto
personal como institucional.
La primera causa es la crea-
ción de un ambiente en el
cual hacer la compra resulte
placentero, dado que el con-
sumidor norteamericano
no suele disfrutar con esta
oportunidades que aparez-
can sobre el terreno.
Una “causa superior” sólida,
actúa como una guía funda-
mental de orientación y co-
mo marca comercial; es el
“alma” de una organización.
Inspira todas las decisiones
estratégicas y operativas,
exige la excelencia y la cola-
boración en el rendimiento,
impulsa la innovación en los
productos y servicios, alienta
a los empleados para que
reinventen y mejoren conti-
nuamente la experiencia del
cliente y aumenta las posibi-
lidades de que la organiza-
ción deje un legado durade-
ro en su actividad y en el
mundo. Para que todo ello
se cumpla, una “causa supe-
rior” debe contar con tres
elementos: coherencia, au-
tenticidad y un carácter mi-
tad revolucionario, mitad
evolutivo.
La coherencia de la idea
central de una empresa la
hace clara, sencilla, innova-
dora, digna de ser exhibida y
capaz de inspirar curiosidad.
Así, y aunque parezca sor-
prendente, la “causa supe-
rior” de Starbucks no es
ofrecer un café auténtico a
sus clientes, sino crearles un
“refugio” en el que resguar-
darse del caos y las tribula-
ciones de un mundo exterior
hostil, un lugar tan seguro y
tranquilo que pueda rivalizar
con el propio hogar. Es esta
“causa superior” la que ha
inspirado el ambiente, los
aromas, la distribución del
mobiliario, el acceso Wi-Fi,
la música, los periódicos y
actividad. Para ello, Whole
Foods despliega en sus tien-
das una inmensa variedad
de colores y formas de fru-
tas, verduras, panes, etc., lo
que llevó en una ocasión a
la revista Forbes a caracteri-
zarla como una “pornografía
de la alimentación”. La otra
“causa superior” es “cambiar
los hábitos alimenticios de
los norteamericanos para
hacerlos más sanos”, para lo
cual se ofrecen al consumi-
dor únicamente alimentos
orgánicos e integrales. Sus
clientes saben que la com-
pañía pone sumo cuidado en
buscar y determinar sólo
aquello que es un alimento
verdaderamente orgánico.
Cualquier proveedor que
falle en proporcionarlo es
rechazado.
El carácter mitad revolu-
cionario, mitad evolutivo
de una “causa superior” lleva
a que ésta última desafíe el
pensamiento convencional y
perjudique el statu quo. A lo
largo de la historia empresa-
rial, las causas que se han
hecho notar siempre han
tenido unos rasgos clara-
mente revolucionarios e,
incluso, anárquicos.
La “causa superior” de la
CNN fue “hacer posible
que la gente tenga acceso a
la información cuando quie-
ra” y no cuando la CBS
estuviera dispuesta a pro-
porcionársela.
Una “causa superior” tam-
bién debe saber evolucionar,
dado que las condiciones
del mercado cambian cons-
tantemente y la causa tiene
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Página 8
“La coherencia
de la idea
central de una
empresa la
hace clara,
sencilla,
innovadora,
digna de ser
exhibida y
capaz de
inspirar
curiosidad.”
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y que transcienda cualquier
valor más débil que ofrezcan
los rivales. Carteras de pro-
ductos sólidos, renovables y
“desafiantes” han rejuveneci-
do a grandes empresas,
como Procter & Gamble, por
ejemplo. Durante años, esta
compañía ha sufrido un es-
caso margen de beneficio
por apoyarse en estrategias
de marketing que apuestan
por poner en el mercado
productos ya existentes pero
“mejorados”, como fue el
caso de Crest o Tide. Hoy
en día, sin embargo, Procter
& Gamble se concentra en
reforzar su gama de produc-
tos codiciables, nuevos y
“desafiantes”, como las mo-
pas Swiffer, aspiradoras sin
alimentación eléctrica, cafe-
teras domésticas o limpiado-
res secos para coches. Esta
estrategia ha tenido un im-
pacto determinante sobre los
ingresos, reputación y capi-
talización actuales de la
compañía. Una cartera de
productos “desafiante” per-
mite a las compañías estan-
cadas en mercados masivos
y congestionados diferen-
ciarse de sus rivales con
claridad. Puma AG repre-
senta uno de estos casos.
Su cartera incluye calzado
especial para conducción,
calzado inspirado en las za-
patillas de los boxeadores y
patinadores de los años 50,
prendas unisex para practi-
car artes marciales, etc.
Es gracias a una cartera de
estas características que
una compañía puede sobre-
vivir y hasta crecer en unas
que seguir siendo relevante
bajo las nuevas circunstan-
cias, incluso aunque se trate
de un valor duradero. En
IBM, bajo la dirección de Lou
Gerstner, la “causa superior”
evolucionó desde el énfasis
en el hardware a la atención
hacia el software y los servi-
cios. Con su sucesor, Sam
Palmisano, dio un nuevo
paso evolutivo hacia los pro-
ductos personalizados.
Todas estas causas han
tenido rasgos revoluciona-
rios y todas han sabido
transformarse para adaptar-
se a las oportunidades de
cada momento.
Crear una cartera de
productos “desafiante”.
Un gran producto ejerce un
inmenso poder de atracción
sobre el consumidor. Así lo
demuestran las listas de
espera para los Toyota
Prius, la popularidad del
iPod de Apple o los yogures
Activia y Actimel de Danone.
Sin embargo, lo que hace
que Toyota, Apple y Danone
dominen sus respectivos
mercados no es un único
producto estrella, que la
competencia podría copiar
en cualquier momento, sino
una cartera de productos en
incesante renovación,
“geniales”, atractivos y que
desafían al pensamiento
convencional. Esta última
característica es especial-
mente importante, pues para
“salir de la multitud” de orga-
nizaciones mediocres que
inundan el mercado, una
empresa precisa de una car-
tera de productos renovable
circunstancias de adversidad
extrema. Durante años, in-
cluso tras la vuelta de Steve
Jobs, Apple no consiguió
aumentar su cuota del 3%
en el mercado informático.
Las opiniones sobre su ban-
carrota o su irrelevancia em-
pezaron a oírse cada vez
con más frecuencia. Su su-
pervivencia y su triunfo se
deben exclusivamente a que
la compañía ha sabido pro-
porcionar, de manera cons-
tante, a su pequeña pero fiel
base de clientes unos pro-
ductos “geniales”, multicolor
y tecnológicamente excep-
cionales: Mac, iPod y el
software respectivo.
Llevar al cliente adonde
éste no se imagina. Para
establecer un vínculo con los
consumidores que le sepa-
ran de la multitud, una em-
presa debe conocer el poder
que tiene llevarles allí donde
no se lo esperan. El autor se
vale de la historia de un co-
nocido suyo, taxista de pro-
fesión, para ilustrar de ma-
nera gráfica el funcionamien-
to y la gran relevancia de
esta estrategia. El servicio
de taxi es uno de los más
estandarizados. El taxi tras-
lada a sus clientes del punto
A al punto B, ellos pagan el
servicio y aquí termina la
transacción económica. Na-
die espera que este servicio
sea algo más que rutinario y
correcto. Sin embargo, el
taxista Bob hace todo lo po-
sible para que no sea así:
coge el equipaje de sus
clientes y lo coloca cuidado-
samente en el maletero,
Volumen 15-12
“...una cartera
de productos en
incesante
renovación,
“geniales”,
atractivos y que
desafían al
pensamiento
convencional.”
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clientes preferentes son los
viajeros con destino o salida
en el aeropuerto, a los que
ha seleccionado con calma y
cuidado. Incluso ha sido ca-
paz de “despedir” a algunos
cuando su comportamiento o
valores no eran compatibles
con los suyos; entre ellos, al
propio autor del libro, por
haber dejado restos de co-
mida en el asiento en dema-
siadas ocasiones. Al propor-
cionar a sus clientes un nivel
de servicio que éstos no
esperaban, Bob consiguió
crear un negocio duradero
para sí mismo. Aun cuando
tuviera que competir en el
aeropuerto con otros taxistas
que rebajaban sus tarifas,
Bob no rebajaba su ya de
por sí elevado precio y su
negocio no se resentía en
absoluto por ello. Es un pro-
fesional que no sólo lleva a
sus clientes de ida y vuelta
al aeropuerto con una aten-
ción total a sus necesidades,
sino que les proporciona una
experiencia que un usuario
medio del servicio conside-
raría impensable.
Conclusión:
doce pasos para
“salir de la
multitud” y liderar
Las páginas previas se han
centrado en elementos parti-
culares del liderazgo estraté-
gico. El capítulo final ofrece
al lector una perspectiva
global sobre el liderazgo
personal que los directivos
deben mostrar para conducir
abre la puerta trasera cortés-
mente y ya una vez sentado,
le ofrece al viajero un perió-
dico. Bob es siempre puntual
con sus clientes, indepen-
dientemente de las condicio-
nes meteorológicas o
del tráfico, e incluso les es-
pera cuando su avión se
retrasa. También está dispo-
nible 24 horas al día para
ellos, pues ha aprendido a
ajustar su horario al de sus
necesidades.
Cuando adquirió un nuevo
taxi, el autor de este libro le
hizo notar que el asiento
trasero era demasiado duro
y además le hacía rozar la
cabeza con el techo. Bob lo
cambió, no tanto como favor
personal, como por ser
consciente de que otros
clientes podrían tener la mis-
ma queja. Culto, Bob puede
conversar con sus viajeros
sobre cualquier tema, pero
también sabe permanecer
en silencio cuando nota que
éstos lo necesitan.
Bob no se ve a sí mismo
como un trabajador explota-
do por la compañía de taxis,
sino como un empresario
que “alquila” su medio de
producción (el taxi) a la com-
pañía. Se considera parte de
un pujante mercado de ex-
ternalización en el cual la
compañía de taxis
“externaliza” en él las tareas
de administración, manteni-
miento, seguro, contabilidad,
licencias y tarificación. Igual
que si fuera director general
de una compañía, Bob es un
creador activo de su propio
mercado-nicho. Su base de
a su planilla a obtener unos
resultados extraordinarios y
conseguir, de esa forma,
que su organización se
“salga de la multitud”.
Para apoyarles en ese em-
peño, el autor ha diseñado
un programa en doce pasos.
1º Admitir que se está en
peligro de estandarización.
Igual que los productos o
servicios de su organización,
la carrera profesional de un
directivo también puede su-
frir de estandarización. Sus
competencias pueden imitar-
se, externalizarse o automa-
tizarse. Sus capacidades
requieren renovación y revi-
sión constantes para perma-
necer relevantes. Para evitar
caer presa de la estandari-
zación, un directivo debe
abandonar todo hábito que
se vuelva irrelevante y no
hacer gala de habilidades
que cualquiera puede po-
seer. Necesita buscar nue-
vos conocimientos, estén
donde estén, y hacerlo de
manera continua. Su impera-
tivo debe ser desestandari-
zar sus competencias y ha-
cer que sus capacidades
sean imposibles de imitar.
2º Lanzarse al riesgo. A
pesar de todo el afecto que
profesan hacia conceptos
como “innovación” o “espíritu
emprendedor”, la mayoría de
los directivos siente aversión
por el riesgo, incluso cuando
no están satisfechos con el
statu quo. Es, por tanto, im-
prescindible que reconside-
ren su noción del riesgo y
se lancen a él.
Volumen 15-12
Página 10
...el liderazgo per-
sonal que los di-
rectivos
deben mostrar pa-
ra conducir a su
planilla a
obtener unos
resultados
extraordinarios…”
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resulte sorprendente, esta
idea debe prevalecer por
encima de todas, ya que la
propia existencia de la orga-
nización depende del éxito
que ésta logre especialmen-
te con sus clientes.
5º Encontrar “maníacos”
con talento. “Salir de la mul-
titud” requiere que los líde-
res busquen un personal
obsesionado con cumplir los
objetivos y la misión de la
compañía, ya que éstos rin-
den infinitamente más que
los empleados ordinarios.
No se trata de disponer de
un personal que simplemen-
te sabe hacer el trabajo, sino
que son precisos aquellos
empleados dispuestos a
hacer lo imposible sin que se
les tenga que pedir expresa-
mente.
6º Poner en marcha a la
base de los empleados.
Reclutar y poner en marcha
a los “maníacos” con talento
es muy útil, pero debe acom-
pañarse de una movilización
de la base completa de em-
pleados. Existen tres actua-
ciones posibles para ello,
que deben simultanearse
para asegurar su éxito: “abrir
las ventanas”, “abrir las
puertas” y “empezar a
conducir”.
La primera consiste en que
el líder abra los ojos a sus
empleados a la realidad ex-
terior (los nuevos competido-
res, tecnologías, expectati-
vas del consumidor, etc.),
comparta la información con
ellos y la haga comprensible
para todos. La segunda es
Ser revolucionario e innova-
dor en los productos, los
servicios, el marketing o la
distribución es imposible sin
arriesgar.
3º Señalar una dirección.
Muchas organizaciones re-
bosan de planes, hojas de
cálculo, declaraciones de
misión y similares; aun así,
sus miembros no saben en
qué dirección se mueven ni
por qué eso debería impor-
tarles. Aquí se encuentra el
momento para los directivos
de indicar una dirección
clara, exacta, urgente y
estimulante para sus organi-
zaciones.
La dirección debe señalar el
camino y ayudar a crear un
ambiente que exprese los
valores y el “alma” de la or-
ganización. El camino res-
ponde a cuestiones básicas
como las prioridades, las
maneras de “apartarse de la
multitud”, el papel de cada
uno en ello o la importancia
de conseguirlo; en el am-
biente debe respirarse auda-
cia, agresividad positiva,
urgencia, esperanza y
optimismo.
4º Estar convencido de
que los clientes son más
importantes que los inver-
sores o los empleados.
Los líderes que buscan una
ventaja competitiva duradera
para su organización tienen
que saber transmitir a sus
subordinados esta idea: que
el principal objetivo de su
trabajo y de las inversiones
de la empresa es hacer feli-
ces a los clientes. Aunque
mantener transparentes e
integradoras al máximo sus
decisiones y su planificación
y la tercera, por último, es
hacerles subir al autobús o
bajar de él según sea mo-
mento de parar o de pisar el
acelerador.
7º Implicarse personal-
mente. Los mejores líderes
delegan ampliamente pero
permanecen implicados per-
sonalmente con sus emplea-
dos para conocer su punto
de vista y, en relación con
los asuntos de más impor-
tancia (productos, contrata-
ción, incentivos, planifica-
ción, productividad), para no
tomar decisiones en el
vacío. No micro gestionan ni
adivinan una situación, sino
que siempre están al tanto
de la misma.
8º “Liderar desde el inver-
nadero” Los líderes deben
hacer que sus acciones y
actitudes sean visibles para
todos los que los rodean y
se muestren acordes con
sus palabras. Lo que real-
mente interesa a los subordi-
nados es a qué presta aten-
ción el líder, y no sus pala-
bras. Cuando existe diso-
nancia entre la palabra y el
comportamiento de un líder,
los subordinados sacan sus
propias conclusiones sobre
las prioridades de la organi-
zación y la credibilidad del
líder en particular.
9º Tener un mínimo de
prioridades. Dado que los
recursos, la atención y la
energía necesarios para la
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realizar el resto.
12º Saber cuándo hay que
permanecer en el juego y
cuándo abandonarlo. Pre-
servar la posición de lideraz-
go requiere mucho tiempo,
energía e implicación, pero
un gran líder debe saber
cuándo continuar en el juego
y cuándo dejarlo, antes de
que los acontecimientos lo
hagan por él. Su decisión de
hacer lo uno o lo otro refleja-
rá su integridad personal y el
sentido de la realidad que
nunca debe descuidar, mien-
tras que su último criterio
habrá de ser siempre la pa-
sión por aquello que hace.
implicación personal y un
buen rendimiento son limita-
dos, cuantas menos priorida-
des tenga un directivo, en
mejores condiciones estará
para cumplirlas. Cualquier
plan de acción corporativo
que contenga más de cinco
prioridades suele acabar o
no cumpliendo ninguna, o
cumpliéndolas todas pero de
una manera mediocre.
10º Aprender de los demás
y colaborar con ellos. Para
introducir nuevas y eficaces
prácticas en la organización,
conviene no limitarse al pro-
pio mundo empresarial, sino
ir más allá: conocer y explo-
rar otras industrias, universi-
dades, estudios de diseño y
arte, grupos de expertos,
institutos de investigación,
ONGs y, en definitiva, todo
aquello que facilite contem-
plar el negocio desde nue-
vas perspectivas y tomar
decisiones poco convencio-
nales sobre el mismo.
11º Liderar desde el medio.
Incluso los directivos de ni-
vel medio pueden liderar su
empresa lejos de la medio-
cridad: si no esperan a escu-
char órdenes sino que po-
nen en marcha las solucio-
nes, si se fijan en las necesi-
dades de los clientes, hacen
lo necesario sin preguntar, si
consideran irrelevante la
aprobación de sus superio-
res y no abandonan sus co-
metidos incluso cuando se
les pide. Las dos primeras
actitudes, llevadas a cabo
con éxito, les concederán la
suficiente autoridad para
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