rojas, fernando - la celestina

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    La Celestina

    Fernando de Rojas

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    Introduccin

    Libro al parecer divi-si encubriera ms lo huma-.

    CERVANTES.

    El ao 1499 imprimiose en Burgos una obrita dramtica en diez y seis autos,intitulada Comedia de Calisto y Melibea, que ha reimpreso Foulch-Delbosc: en 1902del nico ejemplar que, hasta poco ha, tampoco conoca nadie. Su presente dueo, el

    benemrito hispanista Huntington, acaba de reproducirla con el esmero que suele.

    Describi minuciosamente este preciossimo ejemplar el sabio hispanfilo, Directorde la Revue Hispanique, en el tomo IX (ao 1902, Pgs. 185-190), aadiendo unas

    advertencias crticas de subido valor, las cuales, con otras del tomo VII, ha de leer antesque nada el que quiera enterarse de La Celestina, porque edicin y notas vuelcan detodo punto el problema o el [VIII] montn de problemas, que acerca de tan famosodrama se han despertado y todava no han tenido cumplida solucin. Hay que leerdespus el magnfico trabajo sobreLa Celestina escrito por Menndez y Pelayo, en eltomo III de los Orgenes de la Novela (1910), y el muy discreto y ms ceido del agudoy erudito Adolfo Bonilla, en susAnales de la Literatura espaola (1904).

    Por ahora, la edicin de Burgos de 1499 ha de tenerse por primera o princeps,aunque hubo de haber otra anterior, ya que en ella se lee: Con los argumentosnuevamente aadidos.

    En su primer estado, la obra no tena otro ttulo que el que sirvi de incipit a laedicin de Sevilla de 1501 y se ha conservado en las posteriores: Sguese la comediade Calisto y Melibea, compuesta en reprehensin de los locos enamorados, que,vencidos en su desordenado apetito, a sus amigas llaman e dizen ser su dios. Assmesmo fecha en aviso de los engaos de las alcahuetas e malos e lisongeros sirvientes.Acaso al fin iba un explicitcon la fecha y lugar de la impresin. No se conoce ejemplaralguno de esta edicin, y aun hay quien supone no la hubo.

    Vengamos al segundo estado de la obra, que es el que presenta el ejemplar llamadoHeber, [IX] por el nombre de quien antes lo posey, y es el reproducido por Foulch-

    Delbosc y Huntington, esto es, la edicin de Burgos de 1499. Su ttulo dice: Comediade Calisto y Melibea. Con sus argumentos nuevamente aadidos; la qual contienedems de su agradable y dulce estilo muchas sentencias filosofales e avisos muynecessarios para mancebos, mostrandoles los engaos que estn encerrados en sirvientesy alcahuetas. En este segundo estado, la obra lleva, adems del dicho ttulo, el incipit,que reproduce el ttulo del primer estado, el argumento general y un argumentodelante de cada uno de los 16 autos.

    En su tercer estado la obra lleva el mismo ttulo que en el segundo; pero, adems,una Carta de El autor a un su amigo, unos versos acrsticos, el incipit, el argumentogeneral y argumento de cada auto, y al fin lleva seis octavas del editor Alonso deProaza. Tenemos un ejemplar completo de una edicin que ofrece este tercer estado,hecha en Sevilla en 1501, naturalmente por dicho Alonso de Proaza, y reeditada por

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    Foulch-Delbosc en 1900, el cual cree se hizo esta edicin de 1501 sobre la de Burgosdel ao 1499. Acerca de Proaza vase laBiblioteca de Gallardo, I, nm. 457 y el trabajocitado de Menndez y Pelayo.

    Hasta aqu la obra se llam Comedia y tuvo 16 autos; pero otro cuarto estado nos

    ofrece la edicin de 1502, de Sevilla, con el nuevo ttulo de Tragicomedia de Calisto yMelibea, y que, adems de todo lo del tercer estado, contiene hasta 21 actos, unPrlogonuevo y tres nuevas octavas aadidas a las del final (Concluye el autor).

    El quinto estado de la obra lleva el ttulo y todo lo del anterior y 22 actos: el aadidoes el de Traso, que no trae la edicin de Valencia de 1514. Cito esta ltima edicin porser hoy la mejor tal como se halla reproducida por Eugenio Krapf, Vigo 1900: LaCelestina por Fernando de Rojas, conforme a la edicin de Valencia de 1514,reproduccin de la de Salamanca de 1500. Con una Introduccin del Doctor D. M.Menndez y Pelayo. [X]

    Nuestra presente edicin es reproduccin de esta de Vigo de 1900 y de Valencia de1514; pero como laprinceps de 1499, publicada por Foulch-Delbosc dos aos despus,el 1902, ofrece el estado ms autorizado de la obra, quisimos que aqu se reprodujesecon toda fidelidad, y as, hemos logrado juntar entrambas ediciones, poniendo en tipocomn la edicin dicha de Burgos de 1499, corregidas las erratas manifiestas ydescorregidas algunas pocas que [XI] no debi corregir el hispanista francs, y encursiva todo lo dems que se halla en la de Vigo y Valencia, aadido a aquella edicinde Burgos de 1499, la ms antigua que conocemos.

    A quin se deben todas esas sucesivas aadiduras, que hemos visto hallarse en losdiversos estados de la obra? Son del autor del primitivo estado o son de otros editoresy correctores?

    Lo primero que se ve aadido en el segundo estado son los argumentos que, porconsiguiente, no son del autor.

    En la Carta a un su amigo en el tercer estado, en que aparece por primera vez, no senombra aMena ni a Cota, que slo son nombrados en las ediciones de 21 autos, en lascuales la carta est retocada. En la de Sevilla de 1501 dcese nada ms: Vi que no teniasu firma del auctor, y era la causa que estava por acabar; pero quienquiera que fuesse...Tampoco se hallan estos nombres en los acrsticos de la edicin de Sevilla de 1501, y s

    en las de 21 autos. Dcese en aqulla:

    Si fin diera en esta su propia escripturacarta: un gran hombre y de mucho valer.

    En vez de:

    Cota e Mena con su gran saber.

    Dcese en la Carta que l (el que se da por autor[XII] de ella y de los acrsticos yPrlogo) hall en Salamanca el primer auto y que l continu y acab la comedia,

    aadindole otros quince, que compuso en quince das de vacaciones. Bonilla, con otrospocos, cree esto al pie de la letra y supone que la primitiva Comedia tuvo dos autores:

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    uno del primer auto, otro de los quince restantes. Por el contrario, Lorenzo Palmireno,Moratn, Blanco White, Gallardo, Germond de Lavigne, Wolf, Ticknor, Menndez yPelayo, Carolina Michaelis de Vasconcellos, opinan que esto que all se dice es unartificio del nico autor, el cual lo es de los diez y seis autos. Foulch-Delbosc es de

    parecer que la Carta no es del auto de la Comedia, sino de algn editor que ha

    inventado ese artificio, no menos que lo de haber compuesto en quince das los quinceautos restantes. Para m, nico es el autor de los diez y seis autos de la primitivaComedia, y la razn est en la unidad del plan, tan maravillosamente entablado en el

    primer auto, y en la unidad de caracteres, de estilo y lenguaje, que en los diez y seis soniguales. Ni vale lo que dice Bonilla que, no habiendo razn en contra, debemos darcrdito a lo que el autor dice en la Carta. Porque la Carta no parece ser del autor de laComedia, por lo menos est amaada, como dice Menndez y Pelayo. De hecho laCarta y los dems [XIII] preliminares estn llenos de contradicciones, muestran

    particular aficin a Juan de Mena, tomndole versos y palabras, lo cual no se halla en laComedia primitiva, y no estn escritos con la gallarda que ella, ni mucho menos con elingenio que en toda ella campea. Dirase que el autor, que supo escribir obra tan

    portentosa como la primitiva Celestina y los quince autos en quince das (!), no se supodar maa para escribir una Carta ni un Prlogo, que est tomado del Petrarca einfantilmente acomodado a su propsito, por no decir de una manera desapropositada yfuera de sazn. No puede, pues, darse crdito a cuanto en estos preliminares se dice ni

    puede contrarrestar ese dicho al hecho manifiesto de la unidad de plan, caracteres, estiloe ingenio, que se manifiesta en los diez y seis autos.

    Dice el autor de la Carta que quiso celar y encobrir su nombre, y con todo eso lopone luego en los versos acrsticos: El bachiller Fernando de Rojas acab la comediade Calysto y Melybea y fue nascido en la puebla de Montalbn.

    Y en la penltima octava de Proaza, corrector de la impresin, se declara elenigma de los acrsticos: [XIV]

    Por ende juntemos de cada renglnde sus onze coplas la letra primera,las quales descubren por sabia manerasu nombre, su tierra, su clara nacin.

    As en la primera edicin en que aparece por primera vez la Carta. Pudo el autorcaer en tamaa contradiccin, escribiendo la Carta y consintiendo se declarase lo que enella deca no querer declarar? Carta y versos parecen, pues, ser de Proaza; por lo menos

    no son, para m, del autor de la Comedia.

    Carta, versos acrsticos y octavas finales aparecen por primera vez en la mismaedicin de Sevilla de 1501. Las octavas finales son de Alonso de Proaza, que se da porcorrector de la edicin. El mismo corrector aadi en la edicin del ao siguiente de1502 otras tres octavas. A l, pues, han de achacarse los cambios que en la mismaedicin de 1502 hizo en la Carta y en los acrsticos, introduciendo a Cota y Mena. Yas como fue autor de los versos finales y los aument, as debi de serlo de la Carta yde los acrsticos, mudando en una y otros lo que le pareci, como en cosa propia. Tantoen la Carta, como en los acrsticos, como en los versos finales hay sentencias y

    palabras de Juan de Mena, al cual se muestra muy aficionado Alonso de Proaza,mientras que no [XV] hay apenas recuerdo de tal poeta en los 16 autos de la primitivaCelestina.

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    La edicin de Sevilla de 1502 fue preparada por el mismo Proaza, y en ella fuedonde aadi octavas finales y retoc Carta y acrsticos. Ahora bien: en esta edicin esdonde por primera vez se ve mudado el ttulo de Comedia en el de Tragicomedia y seaaden autos enteros, hasta llegar a 21 los primeros 16 y se ingieren trozos en losmismos 16 primitivos, y adems aparece unPrlogo, que alude a ese alargamiento de la

    primitiva Comedia. Quin no ve que el que todo esto hizo fue el mismo Proaza?Enviole el autor de la Comedia todas esas aadiduras o son de Proaza mismo?Realmente el que hizo elPrlogo fue el que alarg la obra, pues en l se da razn delalargarla.

    ElPrlogo es una mala acomodacin del que puso el Petrarca al libro segundo de suobraDe Remediis utriusque fortunae. La gran verdad filosfica, raz de las mudanzas dela fortuna, de que el Petrarca trata en su obra, proviene de que lucha es la vida delhombre sobre la tierra, como dijo Job, y que lucha es el vivir y el ser de toda lanaturaleza. Por eso el Petrarca desenvuelve en su Prlogo maravillosamente esta raz dela fortuna. ElPrlogo aadido aLa Celestina trae todo esto como grave [XVI] parto de

    los montes bramadores para parir el ridculo ratn, de que no es extrao haya habidodiversidad de opiniones acerca deLa Celestina. Es esto propio del excelso ingenio queescribi la Comedia? Por su cargo y aficiones literarias conoca Proaza el Tratado dePetrarca, y, hallando citas de l en la Comedia, endilg el Prlogo con otro del poetaitaliano para disimular la superchera; pero el plagio es tan fiero, la acomodacin tandesmaada, el estilo tan otro del de la Comedia, que mentira parece se le desmintiera aMenndez y Pelayo, a quien siguen otros crticos espaoles. Pero el sello de Proaza sehalla indeleble en medio del Prlogo. Como veremos, al llegar a cierta especie,acurdase de que la toca Juan de Mena, y dejando all a Petrarca, nos planta la cita quehall en la Glosa que hizo Hernn Nez a su poeta predilecto.

    De quin son los autos aadidos juntamente con elPrlogo, en el cual alude a ellosy por ellos se escribi? Todos los crticos espaoles, siguiendo a Menndez y Pelayo,opinan que son del mismo autor que compuso la primitiva Comedia. Lo dicho creo que

    bastaba para sospechar que fuesen del mismo Proaza. Y, efectivamente, el estudio de losactos aadidos y su cotejo con los 16 primitivos lo confirman de [XVII] tal manera, queredondamente digo no ser lo aadido del primitivo autor y ser probablemente obra deAlonso de Proaza.

    La forma en 16 actos es indiscutiblemente de mrito superior a la forma en 21. Nose necesita mucho sentido crtico para comprenderlo. Pero este argumento no puede

    servir para probar que el autor de las adiciones no es el autor de la obra, sino todo loms que las adiciones echaron a perder el texto Primitivo. As discurre, y muy bien elSr. Bonilla (Anal., pg. 19); pero el caso es juzgaren qu medida lo echaron a perder.Porque bien aade que Tamayo y otros fueron menos felices al retocar sus obras decuando por vez primera las escribieron. Pero es este el caso? Es cuestin de puraesttica y, adems, de estilo y de erudicin. Hasta dnde lleg a echarse a perder laComedia con las adiciones, lo ver el lector, y bsteme decir que no podr el Sr. Bonillatraer ejemplo semejante al que hallamos en el auto 14, donde el despeo del drama yconversin sbita de una comedia en tragedia, que el autor puso por portentoso golpe deingenio artstico y fue preparando con tanta destreza hasta aquel punto, desaparece en lasegunda redaccin con alargar la obra por varios actos intiles, episdicos, que nada

    tienen que ver con la accin principal y [XVIII] slo sirven para destruir el efecto mstrgico del drama, quebrndolo en el punto ms culminante. Eso no es aadir ni

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    corregir; es destruir, es partir por el eje toda la obra, es borrar y rechazar el mayor golpede ingenio el mismo autor que lo cre y lo fue paso a paso preparando por todo eldrama.

    Hay escritores que no saben divertirse nunca del propsito, y el buen dramaturgo ha

    de ser de esta laya. El autor de La Celestina lo es como el que ms, hasta el punto deque Menndez y Pelayo dice no darse en la primitiva redaccin ni un solo trozoepisdico, ni largo ni corto, sino que todo va siempre derecho al intento. Vienen lasadiciones, y en cinco actos aadidos comprende lo episdico..., pues los cinco actosenteros. Todos forman un episodio, desatado de la accin, y no slo desatado, sino que,

    por encajarse en medio de ella y en el mismo trance del nudo, destruye todo su efecto yla unidad de la obra. Alrgase por todo un mortal mes lo que haba de soltarse en unashoras. Qu cambio fue ese del autor en su manera de proceder? Si tal hubo, el autorenloqueci, perdi todo su ingenio y es verdaderamente digno de lstima, tan grandecreador primero corno desatinado corrector despus.

    Al autor le gustaba la erudicin humanstica; [XIX] pero era la corriente y tomada dePetrarca. El corrector no se contenta con seguir esta moda del Renacimiento, sino que

    busca erudiciones exquisitas y raras y las amontona donde peor pegan y enfran elmovimiento de la accin, que, sin duda, no sinti en lo hondo de su alma como lo habasentido el autor.

    Los pensamientos del autor siempre son propios de un pensador elevado, de uningenio sutil, de un muy maduro juicio, y entallan tan al justo a la accin como elvestido ms lindamente cortado; los del corrector se despegan de ella y no pocas vecesson livianos y aun frisan en verdaderas patochadas.

    A la delicadeza y propiedad de caracteres y sentimientos del autor sobrepone elcorrector pinceladas groseras y exageradas de pintor de brocha gorda, que avillanan lossentimientos y malean los caracteres de la primitiva Comedia.

    Trae puntualmente el autor los refranes y con comedida parsimonia; el corrector losensarta juntos por medias docenas, sin ton ni son, y casi nunca los cita con puntualidad.

    Tan a mentido trae el autor hondas y galanas sentencias de Petrarca como citas deMena trae el corrector.

    En el estilo, alguna vez le imita; pero las [XX] ms veces es muy otro. Y gracias queya no tiene que terciar Celestina, porque no hubiera podido hacerla decir el corrector niuna sola clusula a derechas.

    Acerca de las fuentes de la obra ha tratado largamente Menndez y Pelayo en eltomo III de los Orgenes de la Novela; pero creo sinceramente que su inmensa erudicin

    bibliogrfica le hace ver relaciones, que de hecho no hay entre muchas obras y LaCelestina. Cuanto haya de cierto o probable se dir en las notas.

    Las fuentes ciertas de la primitiva Comedia son elLibro de Buen Amor, de HITA, dequien tom toda la traza y el principal personaje, esto es, la vieja Celestina, cambiando

    la viuda Doa Endrina, ms a propsito para los amoros clericales, en doncella, que asu intento vena mejor; ensanchando la accin con la secundaria de los criados y

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    mujeres de la vida, y convirtindola al fin en tragedia, con la imitacin de la novelagriega de Hero y Leandro. De HITA toma el autor otras varias cosas, y, sobre todo,tiene siempre los ojos en l para beberle el espritu realista y popular y la manerasentenciosa.

    La segunda fuente es el Corvacho, que imita en varios pasajes de estilo enteramentevulgar y castizo. [XXI]

    La tercera es el PETRARCA, sobre todo en su libro De los Remedios contraprspera y adversa fortuna, que se tradujo y se ley mucho en todo el siglo XV, ytornolo a traducir galanamente Francisco de Madrid, Arcediano de Alcor, y fue impresoel ao de 1510 en Valladolid. El eruditsimo y benemrito hispanista italiano A.FARINELLI ha tratado Sulla fortuna del Petrarca in Ispagna en el Giornale storicodella letteratura ital. (t. 44, pg. 297), recordando cmo el Prlogo de La Celestinacomenzaba con la misma sentencia que el del segundo libro delDe Remediis, y notandotres lugares de la Comedia que a esta obra parecen aludir, bien que sin citar los pasajes

    de la del Petrarca. Yo he hallado otras muchas referencias, que se vern en las notas conla traduccin de Francisco de Madrid, edicin de Sevilla de 1524, Juan Varela, deSalamanca, la cual he estudiado minuciosamente, as como el texto original De

    Remediis utriusque fortunae en la edicin de Basilea, 1554 (Francisci PetrarchaeFlorentini, Philosophi, Oratoris et Poetae clarissimi... Opera quae extant omnia).

    El corrector conoci esta devocin del autor con las obras del Petrarca, y pudierahaberle imitado en no pocas de sus aadiduras; pero slo le tom lo que toca a lasriquezas, en el auto IV, [XXII] y alguna otra cosa que puntualizaremos, y le plagidesmaadamente en elPrlogo. En cambio sac cuanto pudo, erudicin y frases enterasde Juan de Mena, de quien el autor apenas para nada se acuerda.

    Hay que sealar en la primitiva Comedia una referencia alDilogo entre el Amor yun viejo, de Rodrigo de Cota; otra a la Crcel de Amor, otra al Tostado.

    Quin fue autor de la primitiva y verdadera Comedia de Calisto y Melibea? EnMena ni en Cota no hay que pensar. Lo fue Francisco de Rojas? Si no hubiera ms queel testimonio de Proaza y los acrsticos, sera para puesto en duda, porque un embuste o

    broma de ms entre tantas otras, bien poco montara. Las pruebas, si lo son, las haaportado el eruditsimo Serrano y Sanz, uno de los trabajadores ms sesudos, modestos,

    poco sonados y que ms debieran serlo de nuestros eruditos. El meritsimo Catedrtico

    de la Universidad de Zaragoza hall y estudi dos procesos de la Inquisicin de Toledoque probaban viva en 1518 y en 1525 un bachiller Fernando de Rojas, que parece ser elmismo puesto en los acrsticos (Rev. Arch., 1902). El primer proceso es de 1517 y1518, contra uno que viva en Talavera, y donde se presenta como testigo el dicho[XXIII] bachiller; el otro, de 1525 y 1526, contra lvaro de Montalvn, vezino de la

    puebla de Montalvn, acusado de judasmo y de edad de setenta aos. El 7 de junio de1525 declara el acusado tener cuatro hijos, entre ellos Leonor Alvares, muger del

    bachiller Rojas que conpuso a Melibea, veino de Talavera, y aade: aora XXXVaos, y que nombrava por su letrado al bachiller Fernando de Rojas, su yerno, veinode Talavera, que es converso. El Inquisidor le dixo que no ay lugar, e que nombre

    persona syn sospecha; e asy nombro al lieniado del Bonillo, e por procurador a

    Antonio Lopez. Si el padre de Rojas era judo, lo probable es que lo fuera su madre, ytal lo cree hoy el mismo Serrano y Sanz, aunque en su estudio opin lo contrario. El ao

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    1525 tena la mujer de Rojas treinta y cinco aos, y su marido cree Serrano y Sanztendra unos cincuenta, de modo que hubo de escribir la Comedia a los veinticuatroaos. Unos treinta y cinco aos antes del 1521 dice el documento que la escribi, estoes, el ao 1490, aunque veremos que probablemente fue despus de 1492.

    Foulch-Delbosc concluye: Tant qu'un tmoignage indiscutable ne l'attestera pas,nous nous refuserons reconnatre Rojas comme l'auteur de la Comedia. Si les versacrostiches [XXIV] en 1501, et son beau-pre en 1525, lui attribuent cette paternit,c'est probablement que lui-mme s'en targuait: nous venons d'exposer les raisons pourlesquelles cette prtention nous semble inadmisible. Loin de voir un insigne literato enFernando de Rojas, nous estimons qu'il se donna comme l'auteur d'un chef-d'oeuvrequ'un autre avait crit. (Rev. Hisp., 1902, pg. 185.)

    En mi opinin, el autor de la Comedia, en su primer estado, si no con certeza, es muyprobablemente el Fernando de Rojas que aparece en los acrsticos y en los citadosdocumentos. No hay pruebas hasta ahora para no admitir el testimonio de estos ltimos,

    y aunque sin ellos los acrsticos no merecieran crdito, los documentos se lo prestan alos acrsticos y los acrsticos corroboran el dicho de los documentos.

    Por declaracin del mismo Rojas y por testimonio de su suegro sabemos que eraabogado. Naturalizose en Talavera, pues ya aparece como vecino de aquella ciudad en1517, y a ella se refiere cuanto de l se sabe hasta el 1538. Ejerci aquel ao enTalavera, desde el 15 de Febrero al 21 de Marzo, el cargo de Alcalde mayor,sustituyndole el Dr. Nez de Durango, segn noticias comunicadas al Sr. Serrano porD. Luis Jimnez de la Llave y tomadas del Archivo municipal. [XXV]

    El autor del Len Prodigioso (1636), el Licenciado Cosme Gmez Tejada de losReyes, dice en la Historia de Talavera, que escribi y se conserva manuscrita en laBiblioteca Nacional (Ms. 2039): Fernando de Rojas, autor de la Celestina, fbula deCalixto y Melibea, naci en la Puebla de Montalbn, como l lo dize al principio de sulibro en unos versos de arte mayor acrsticos; pero hizo asiento en Talavera: aqu viviy muri y est enterrado en la iglesia del convento de monjas de la Madre de Dios. Fueabogado docto, y aun hizo algunos aos en Talavera oficio de Alcalde mayor.

    Naturalizose en esta villa y dej hijos en ella. Bien muestra la agudeza de su ingenio enaquella breve obra llena de donaires y graves sentencias, espejo en que se pueden mejormirar los ciegos amantes, que en los christalinos adonde tantas horas gastan riando susfemeniles guedejas... y lo que admira es que, siendo el primer auto de otro autor

    (entindese que Juan de Mena o Rodrigo de Cota) no solo parece que form todos losactos un ingenio, sino que es individuo (indivisible). Como se ve, a carga cerradaadmite este historiador cuanto en el Prlogo y acrsticos se dice; pero las noticias acercade Rojas no dejan de tener su peso y gravedad, cual la del historiador que nos lascomunica. [XXVI]

    El testamento de su cuada Constanza Nez, descubierto por Prez Pastor en elArchivo de Protocolos de Madrid, nos ha permitido conocer el nombre de la hija deRojas, que se llam Catalina Rojas, casada con su primo Luis Hurtado, hijo de Pedro deMontalbn.

    En el archivo de la Parroquia del Salvador, de Talavera, hllanse las partidas debautismo de 1544, 1550 y 1552, referentes a varios hijos de lvaro de Rojas y de

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    Francisco de Rojas, casado el ltimo con Catalina lvarez, patronmico que llevabatambin la mujer de Rojas. De su familia fueron, pues, lvaro y Francisco, si ya no eransus propios hijos.

    En las Relaciones geogrficas, que los pueblos de Castilla dieron a Felipe II desde

    1574 en adelante, y se hallan en El Escorial, contestando a la pregunta de que seespecificasen las personas sealadas en letras, armas y en otras cosas que haya en eldicho pueblo, o que hayan nacido o salido de l, el bachiller Ramrez Orejn, clrigo,que fue, en compaa de Juan Martnez, ponente, como hoy diramos, de esta Relacin,contesta que de la dicha villa (de la Puebla de Montalbn) fue natural el bachillerRojas, que compuso a Celestina.

    Hablemos ya de la obra, quiero decir de la Comedia de Calisto y Melibea, tal comola leemos [XXVII] en la edicin ms antigua de Burgos de 1499, pues de lo aadido porel corrector harto se dir en las notas y ya hemos dado antes el juicio que nos merece.

    Los amantes desapoderadamente apasionados, que nos pintan los novelistas, soncomo los aparecidos de que se atemorizan las viejas: todo el mundo habla de ellos ynadie los ha visto. Bonita frase de La Rochefoucauld; pero tan falsa como bonita. No

    pasa mes sin que leamos en los peridicos tragedias amorosas, amantes que se matan as mismos o que matan a sus amantes. Al da siguiente slo se acuerdan de ellas los

    jueces y abogados que entienden en los tribunales. Parece cosa de novela, solemosdecir al leerlas; parece cosa de realidad, deberamos decir al leer tales amores y sustristes fenecimientos en una buena novela. Porque los tribunales de justicia henchidosestn de sus causas judiciales y los manicomios ms llenos todava de sus tristesvctimas.

    Y hay casa, hay por ventura pecho donde el amor no est desenvolviendo su eternatragedia? No trae enlazados en sus doradas redes y distrados a los mozos, revueltos yalterados a los hombres, desasosegados a los mismos viejos? Quin se librar de susdulces asechanzas? Como se cobija en la ligera cabeza de la [XXVIII] mozuela, as, ysin otros miramientos, se cuela en la grave sesera del senador, del magistrado, delfilsofo. l mancilla y empaa las almas virginales, encizaa las familias, trueca lascondiciones, quebranta las amistades, desvela a los ms tranquilos, convierte enhomicidas a los mismos amantes, alborota los espritus, levanta guerras, asuelaciudades, revuelve el mundo. Acaso hay nada en l que no se haga por el amor?

    No es una niera, un lujo, un pasatiempo de desocupado; la vida de la humanidadcuelga de l. Dems estaran las ciudades, sobraran los ejrcitos, holgaran las tierras, sihombres no hubiese; pero si hay hombres es porque hay amor. Para tan grave cargo,como le encomend la naturaleza, hubo de dotarle de poderes no pensados: el amor esfuerte, furioso, loco. Que la vida de los hombres cuesta mucho y es menester el colmode la locura para escotarla. Sin esa titillatio, concomitante idea causae externae, como

    paradisacamente defini Espinosa el amor, el mundo se acababa, y es harto grave cosael mundo.

    Por muchas que sean, las vctimas del amor, por aciagos que sean los acaecimientosque ocasiona, por muertes, desolaciones, ruinas, que amontone sobre la haz de la tierra,

    ms necesita, [XXIX] ms se merece, ms se le debe, ms demanda, con nada de eso sepaga: a cambio de desastres, guerras, tragedias sin cuento, da lo que con nada de eso es

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    comparable, la vida de los hombres sobre la tierra. Y no es ello de tan menguado precio,que no haya permitido Dios, segn la doctrina catlica, hasta que el pecado entrase en elmundo y le seorease, y con l la muerte, y tras la muerte y el pecado, que la mismaDivinidad encarnase y fuese blanco de estos dos tiranos del mundo.

    El amar es luchar, sufrir y morir, no menos, antes mucho ms es vivir, de donde naceque vivir es morir, sufrir y luchar. El demonio del amor es el demonio de la muerte,pero eso por ser el demonio de la vida.

    Esta es la no s si llamarla tragedia o comedia del mundo y del vivir de los hombres.Sabalo, por lo menos, muy bien sabido el que compuso la Tragicomedia de Calisto y

    Melibea, cuando cifr toda esta filosofa del amor, de la vida y del mundo en el ltimoauto, donde exclama el viejo Pleberio, que de viejos es exprimir todo el sustancioso

    jugo de la vida: O vida de congoxas llena, de miserias acompaada! O mundo,mundo! Muchos de ti dixeron, muchos en tus qualidades metieron la mano. A diversascosas por oydas te compararon; yo [XXX] por triste esperiencia lo contar, como a

    quien las ventas y compras de tu engaosa feria no prsperamente sucedieron... Oamor, amor!, que no pens que tenas fuera ni poder de matar a tu subjetos!... Quien tedio tanto poder? Quin te puso nombre que no te conviene? Si amor fuesses, amaras atus sirvientes; si los amases, no les daras pena; si alegres viviesen, no se mataran,como agora mi amada hija... Alegra tu sonido, entristece tu trato. Bienaventurados losque no conociste o de los que no te curaste!

    He aqu la conclusin de la Tragicomedia, y he aqu la raz de la filosofaschopenhaueriana, del pesimismo de la vida y del amor. El cual en La Celestina es loque elAnanke o fatalidad en la tragedia griega, lo que levanta el drama, o, mejor dir, lohunde en la sima del espanto y terror con que atrae a los lectores o espectadores, leshiela el corazn y juntamente les encadena halageamente el gusto, les enhechiza yciega y, quieras que no, los arrastra y despea consigo en sus honduras lbregas einapeables. Y venturoso de aquel, que por este poder del arte trgico, hundido yensimismado en las lobregueces de s mismo, llegue a comprender lo que es el amor, elmundo y la vida en sus ms soterradas y filosficas races, amargas, s; pero, [XXXI]

    por lo mismo, empapadas en el sustancioso jugo de la ms alta sabidura.

    Ahora vendrn y se nos echarn encima todos los moralistas, pasados y presentes, ytambin los que an no son nacidos, y condenarn La Celestina como libro que esafrenta hasta el nombrarlo, y que debera mandarse por justicia que no se imprimiese ni

    menos se vendiese, porque su doctrina incita la sensualidad a pecar y relaja el espritu abienvivir.

    Sapientsimo seor Obispo de Mondoedo, Fr. Antonio de Guevara, discretsimomaestro Luis Vives y cuantos les hacis coro y se lo hicisteis desde que La Celestina seley! Guardaos esos vuestros discretsimos consejos para quienes no se compuso LaCelestina, quiero decir para monjitas y colegialas; que los que quieran conocer elmundo, el hombre, el vivir y su amarga y agridulce raz, el amor, en que consiste toda lasabidura, y por cuyo conocimiento fuisteis vosotros mismos sapientsimos varones ymaestros de la filosofa espaola, leern la Tragicomedia y aprendern y... no seescandalizarn...

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    Esto cuanto al intento y espritu de la obra; los medios de ejecucin ataen al literato.Pero de ellos, que pueden reducirse a los caracteres, la invencin y composicin de lafbula y, finalmente, al estilo y lenguaje, se ha dicho tanto y [XXXII] con tanto acierto,que duelo da el escoger, habiendo de dejar lo ms, y aun lo mejor escogido no cabra enesta Introduccin. Menndez y Pelayo llenar las medidas del curioso que desee

    enterarse (Orgenes de la Novela, t. III).

    Libro en mi entender divi-Si encubriera ms lo huma-.

    dijo Cervantes cuan breve y galanamente pudiera decirse. No volver a lo del encubrirlo humano, que el propio Cervantes se saba muy bien no fuera hacedero sin deshacer lodivino, que el libro encierra: que fuera hacer una sortija de oro sin oro.

    Quales personas os parecen que estn mejor exprimidas?, pregunta Martio en elDilogo de las lenguas. Y responde su autor, Juan de Valds: La Celestina est, a mi

    ver, perfetsima en todo quanto pertenece a una fina alcahueta. Tan es as, que elpueblo espaol, con certera crtica, hizo de Celestina un nombre apelativo, no a modode sustantivo, como de otros famosos personajes, por manera que decimos: Fulano esun Quijote, es un Sancho Panza, es un Tenorio; sino que celestina llamamos a todatrotaconventos, tercerona o alcahueta, sin ms cortapisas y como adjetivo corriente. Yque no tiene semejante. Porque no es la alcahueta comn, [XXXIII] sino la de diablico

    poder y satnica grandeza. Porque Celestina -dice Menndez y Pelayo- es el genio delmal encarnado en una criatura baja y plebeya, pero inteligentsima y astuta, que muestraen una intriga vulgar tan redomada y sutil filatera, tanto caudal de experienciamoderna, tan perversa y ejecutiva y dominante voluntad, que parece nacida paracorromper el mundo y arrastrarle encadenado y sumiso por la senda lbrica y tortuosa

    del placer. A las duras peas promover e provocar a luxuria, si quiere, diceSempronio.

    Hay en Celestina un positivo satanismo, es una hechicera y no una embaucadora. Esel sublime de mala voluntad, que su creador supo pintar como mujer odiosa, sin quellegase a ser nunca repugnante; es un abismo de perversidad, pero algo humano quedaen el fondo, y en esto lleva gran ventaja al Yago de Shakespeare, no menos que en otrascosas.

    Elicia y Areusa son figuras perfectamente dibujadas, discpulas de Celestina, noprostitutas de manceba o mozas del partido, sino mujeres enamoradas, como lasllamaban, que viven en sus casas, sin el sentimentalismo de las de Terencio ni el ansia ysed de ganancia de las de Plauto, ms verismiles que las primeras y menos abyectasque las segundas. Los criados [XXXIV] de Calisto son todava menos romanos y msespaoles; no esclavos, sino consejeros y confidentes, que le ayudan y acompaan,aunque avariciosos y cobardes.

    Calisto y Melibea han sido siempre comparados con Romeo y Julieta en lo infantiles,apasionados y candorosos. Mucho de Romeo y Julieta se halla en esta obra -diceGervinus (Histor. de la poes. alem.)-, y el espritu segn el cual est concebida yexpresada la pasin es el mismo. Y Menndez y Pelayo, a quien seguimos: Nunca

    antes de la poca romntica fueron adivinadas de un modo tan hondo las crisis de lapasin impetuosa y aguda, los sbitos encendimientos y desmayos, la lucha del pudor

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    con el deseo, la misteriosa llama que prende en el pecho de la incauta virgen, ellnguido abandono de las caricias matadoras, la brava arrogancia con que el almaenamorada se pone sola en medio del tumulto de la vida y reduce a su amor el universoy sucumbe gozosa, herida por las flechas del omnipotente Eros. Toda la psicologa delms universal de los sentimientos humanos puede extraerse de la tragicomedia. Por

    mucho que apreciemos el idealismo cortesano y caballeresco de D. Pedro Alarcn, qufros y qu artificiosos y amanerados parecen los galanes y damas de sus comedias allado [XXXV] del sencillo Calisto y de la ingenua Melibea, que tienen el vicio de la

    pedantera escolar, pero que nunca falsifican el sentimiento!

    Cuanto al arte de la composicin dramtica, la traza es sencillsima, clara y elegante,y ms de maravillar por la poca en que se compuso, antes de nacer el teatro moderno,

    puesto que es la primera madre de l La Celestina. Calisto, de noble linaje, entra,siguiendo a un halcn, en la huerta donde halla a Melibea. Enamorado de ella ydesdeado, acude a Celestina, que con sus arteras y hechizos prende el mismo fuego enel pecho de la virginal doncella, y con sus maas y mujeres se atrae la voluntad de los

    criados de Calisto. Pero la codicia la hace a ella no querer partir con ellos el collar quele haba regalado el galn tan bien servido, y a ellos que maten a la vieja, quedandomedio descalabrados al saltar por la ventana, huyendo de la justicia, y ahorcados porsta en la plaza. Slo al travs de la puerta se haban hablado los amantes, y, segn loconcertado, va de noche Calisto a la huerta de Melibea; pero despus de lograr tanapetecida dicha, al salir y saltar de la tapia, cae muerto el amante. Ella, al saberlo, comoherona del amor, hace que su padre la oiga al pie de la torre, en cuya azotea ella sola lecuenta su desgracia y luego se deja caer muerta a sus [XXXVI] pies. El triste ancianoendecha tan horrible desventura y las miserias del mundo, de la vida y del amor.

    El genio gusta de la sencillez, el ingenio gusta de las complicaciones -dice Lessingen suDramaturgia... -El genio no puede interesarse ms que por aventuras, que tienensu fundamento unas en otras, que se encadenan como causas y efectos. Hasta la muertede Celestina todo era comedia, la comedia del amor y de la vida; desde aquel punto seconvierte la accin en tragedia. Mueren ambos criados. Torna lo agradable con laescena de la huerta. Pero cuanto ms agradable, ms triste y terrible sintese ladesgracia inesperada de Calisto y la trgica muerte de Melibea. Este cambio repentinoes de efecto maravilloso. El despeo de la accin as preparado y ejecutado es lo msadmirable de la obra.

    Del estilo y lenguaje deLa Celestina la mayor alabanza que le cabe es haber casado

    en ella su autor el perodo y sintaxis, que vena fragundose por influjo humanista delRenacimiento y en que sobresalieron el Arcipreste de Talavera, Hernando de Pulgar,Fernn Prez de Guzmn, Diego de San Pedro y Mosn Diego de Valera, con la frase ymodismos, [XXXVII] refranes y voces del uso popular, que nadie hasta l habaempleado. El autor deLa Celestina llev el habla popular a la prosa, como el Arciprestede Hita la llev al verso.

    De aqu las dos corrientes de estilo y lenguaje, que cualquiera echa de ver en LaCelestina. El habla ampulosa del Renacimiento erudito la pone en los personajesaristocrticos, y a veces en los mismos criados, que remedan a su seor; el habla

    popular campea en la gente baja, sobre todo en Celestina; a veces, y siempre ms o

    menos, se mezclan y hacen un todo rimbombante, prosopopeico y abultado paranosotros, pero muy propio de la poca aquella. El Renacimiento -dice Menndez y

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    Pelayo- no fue un perodo de sobriedad acadmica, sino una fermentacin tumultuosa,una fiesta prdiga y despilfarrada de la inteligencia y de los sentidos. Ninguno de losgrandes escritores de aquella edad es sobrio ni poda serlo. Estamos todava lejos deaquel maravilloso prosista de los tiempos de Carlos V, Juan de Valds, cuyo principioestilstico ser eternamente el nico verdadero: Que digis lo que queris con las

    menos palabras que pudiredes, de tal manera que, esplicando bien el conceto devuestro nimo y dando a entender lo que queris dezir, de las palabras, que pusiredesen una clusula o razn, [XXXVIII] no se pueda quitar ninguna sin ofender o a lasentencia della o al encarecimiento o a la elegancia.

    Qu os parece del estilo?, le pregunta Torres, hablando de La Celestina. En elestilo, a la verdad, va bien acomodado a las personas que hablan. Es verdad que pecanen dos cosas, las cuales fcilmente se podran remediar...: la una es el amontonar devocablos algunas veces tan fuera de propsito, como magnificat a maytines; la otra esen que pone algunos vocablos tan latinos, que no se entienden en el castellano y en

    partes adonde podra poner propios castellanos, que los hay. Corregidas estas dos cosas

    en Celestina, soy de opinin que ningn libro hay escrito en castellano adonde la lenguaest ms natural, ms propia ni ms elegante.

    Tiene razn. Las voces latinas son pocas en comparacin con las que usaron Juan deMena, Juan de Lucena, para no hablar de otros renacentistas que haban perdido los

    pulsos, casi tanto como algunos mozos escritores de hoy, que creen escribir elegantecastellano, y dar a entender que saben latn y hasta griego empedrando su estilo devoces brbaras, pues brbaras para el castellano son las griegas y latinas. Pero Valds no

    poda ver estas barbaridades y hace bien en tachar las pocas deLa Celestina. [XXXIX]

    Pero es el primer libro donde se ve el habla popular y no mal casada con la erudita,y, aunque con alguna afectacin, hermosamente arreada a la latina cuanto a laconstruccin del perodo prosaico. Por eso era el libro ms natural y elegante escritohasta entonces, y en l y en lasEpstolas de Guevara y el Lazarillo, que vinieron mstarde, fue donde espaoles y extranjeros aprendan nuestro idioma.

    El Renacimiento espaol puede decirse que nace con La Celestina, y con ella nacenuestro teatro, pero tan maduro y acabado, tan humano y recio, tan reflexivo y artstico,y a la vez tan natural, que ningn otro drama de los posteriores se le puede comparar.

    EsLa Celestina para leda, ms bien que para representada, cabalmente por carecer

    de convencionalismos teatrales y no estar atada a otros fueros que a los de la libertad yde la vida, que la vida y la libertad no pueden encorralarse entre bastidores. Pero el almaes dramtica, dramticos los personajes, los lances, el desenvolvimiento interno y ellenguaje dialogado, tan diferente del lenguaje de Cervantes, como el drama lo es de lanovela. No es novela dramtica, porque toda novela es narracin; nipoema dramtico,

    porque no menos es narracin todo [XL] poema; es puro drama, y no representable portan puro drama como es y pura vida.

    El naturalismo o realismo, o como quiera llamarse al mirar derechamente a lanaturaleza, a los hombres, y quintaesenciar una y otros por el arte, es tan fuerte aqucomo en la obra del Arcipreste de Hita; aunque ya lo postizo del remedo humanista

    altere los personajes seoriles de Calisto y Melibea con la folla, que hasta en la vida realafectaban en el habla las personas cultas.

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    Tal es, en mi opinin, La Celestina primitiva, quiero decir la Comedia de Calisto yMelibea, que se imprimi en Burgos el ao de 1499.

    Ediciones a que se refieren algunas variantes:

    B. Burgos, 1499.

    S. Sevilla, 1502, reproducida en la de Venecia, 1534 segn dicen.

    R. Roma, 1506, traduccin italiana.

    Z. Zaragoza, 1507, edicin Gorchs, Barcelona, 1842.

    A. Madrid, 1822, editada por Len Amarita.

    O. Rouen, 1633, editada en casa de Carlos Osmont, con el texto castellano y

    traduccin francesa al lado.

    V. Valencia, 1514, reeditada por Krapf, Vigo, 1900.

    JULIO CEJADOR. [3]

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    El autor a vn su amigo

    (1)

    Suelen los que de sus tierras absentes(2) se hallan considerar de qu cosa aquellugar donde(3) [4] parten mayor inopia(4) o falta padezca, para con la tal seruir a losconterrneos, de quien en algn tiempo beneficio recebido tienen e, viendo que legtimaobligacin a inuestigar lo semejante me compelia para pagar las muchas mercedes devuestra libre liberalidad recebidas, assaz vezes retraydo en mi cmara, acostado sobremi propia mano, echando mis sentidos por ventores(5) e mi juyzio a bolar, me venia a lamemoria, no slo la necessidad que nuestra comn patria tiene de la presente obra, porla muchedumbre de galanes e enamorados mancebos que possee, pero aun en

    particular vuestra misma persona, cuya juventud de amor ser presa

    (6)

    se me representaauer visto y dl cruelmente lastimada, a causa de le faltar defensivas armas pararesistir sus fuegos, las quales hall esculpidas(7) en estos papeles; no fabricadas en las

    grandes herreras de Miln(8), mas en los claros ingenios de doctos varones(9)castellanos formadas. [5] E como mirasse su primor, sotil artificio, su fuerte e clarometal, su modo e manera de lauor, su estilo elegante, jams en nuestra castellanalengua visto ni oydo, leylo tres o quatro vezes. E tantas quantas ms lo leya, tanta msnecessidad me pona de releerlo, e tanto ms me agradaua, y en su processo nueuas

    sentencias(10) senta. Vi, no slo ser dulce en su principal hystoria(11), o ficin todajunta; pero avn de algunas sus particularidades salan deleytables fontezicas defilosofa, de otros agradables donayres, de otros auisos e consejos contra lisonjeros(12)

    e malos siruientes, e falsas mugeres hechiceras. Vi que no tena su firma del auctor, elqual, segn algunos dizen, fue Juan de Mena(13), e segn otros,[6] Rodrigo Cota; peroquien quier que fuesse, es digno de recordable memoria por la sotil inuencin, por la

    gran copia de sentencias entrexeridas, que so color de donayres tiene. Gran filsofoera! E pues l con temor de detractores e nocibles(14) lenguas, ms aparejadas areprehender que a saber inuentar, quiso celar e encubrir su nombre, no me culpeys, sien el fin baxo que lo pongo(15), no espressare el mo. Mayormente que, siendo jurista yo,avnque obra discreta(16), es agena de mi facultad e quien lo supiesse dira que no porrecreacin de mi principal estudio, del qual[7] yo ms me precio, como es la verdad, lohiziesse, antes distraydo de los derechos(17), en esta nueua labor me entremetiesse. Peroavnque no acierten, sera pago de mi osada. Assimesmo pensaran que no quinze

    das(18) de vnas vacaciones, mientra mis socios(19) en sus tierras, en acabarlo medetuuiesse, como es lo cierto; pero avn ms tiempo e menos acepto (20). Para desculpade lo qual todo, no solo a vos, pero a quantos lo leyeren, offrezco los siguientes metros.

    E porque conozcays dnde comienan mis maldoladas(21) razones, acord que todo lodel antiguo auctor fuesse sin diuisin en vn aucto o cena (22) incluso, [8] hasta el

    segundo aucto, donde dize: Hermanos mos, etc.. Uale.[9]

    http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htm
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    El autor

    Escusndose de su yerro en esta obra que escrivi, contra s arguye ecompara(23)

    El silencio escuda e suele encubrirLa falta de ingenio e torpeza de lenguas;Blasn que es contrario, publica sus menguasA quien mucho habla sin mucho sentir.Como hormiga que dexa de yr,Holgando por tierra, con la prouisin:J

    actose con alas de su perdicin:Lleuronla en alto, no sabe dnde yr.

    Prosigue.

    El ayre gozando ageno y estrao,Rapina es ya hecha de aues que buelanFuertes ms que ella, por ceuo la llieuan:En las nueuas alas estaua su dao.[10]Razn es que aplique a mi pluma este engao,No despreciando a los que me arguyen

    Ass, que a m mismo mis alas destruyen,Nublosas e flacas, nascidas de ogao.

    Prosigue.

    Donde esta gozar pensaua bolandoOyo de screuir cobrar mas honorDel vno y del otro nasci disfauor:Ella es comida e a m estn cortandoReproches, reuistas e tachas. CallandoObstara, e los daos de inuidia e murmuros

    Insisto remando, e los puertos seguros(24)Atrs quedan todos ya quanto ms ando.

    Prosigue.

    Si bien quereys ver mi limpio motiuo,A qul se enderea de aquestos estremos,Con qul participa, quin rige sus remos,Apollo, Diana o Cupido altiuo,Buscad bien el fin de aquesto que escriuo,Odel principio leedsu argumento:Leeldo, vereys que(25), avnque dulce cuento,Amantes, que os muestra salir de catiuo

    (26). [11]

    http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htmhttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/111115111705954435210575/notas.htm
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    Comparacin.

    Como el doliente que pldora amargaO la recela, o no puede tragar

    (27),

    Mtela dentro del dulce manjar;Engase el gusto, la salud se alarga:Desta manera mi pluma se embarga

    (28),Imponiendo dichos lasciuos, rientes,Atrae los oydos de penadas gentes

    (29):De grado escarmientan e arrojan su carga.

    Buelve a su propsito.

    Estando cercado de dubdas e antojos,Compuse tal fin que el principio desata;

    Acord dorar con oro de lata(30)Lo ms fino tibar

    (31)que vi con mis ojosYencima de rosas sembrar mill abrojos.Suplico, pues, suplan discretos mi falta.Teman grosseros y en obra tan altaOvean e callen o no den enojos.[12]

    Prosigue dando razones por que se mouio a acabar esta obra.

    Yo vi en Salamanca(32)la obra presente:

    Mouime acabarla por estas razones:Es la primera, que est en vacaciones,La otra imitar la persona prudente

    (33);Yes la final, ver la ms genteBuelta e mezclada en vicios de amor.Estos amantes les pornn temorA fiar de alcahueta, ni falso siruiente.

    Eass que esta obra en el procederFue tanto breue, quanto muy sotil,Vi que portaua sentencias dos mill

    (34)E

    n forro de gracias, labor de plazer.No hizo Ddalo cierto a mi verAlguna ms prima entretalladura

    (35),Si fin diera en esta su propia escripturaCota o Mena

    (36)con su gran saber.[13]

    Jams yo no vide en lengua romana,Despus que me acuerdo

    (37), ni nadie la vido,Obra de estilo tan alto e sobidoEn tusca, ni griega, ni en castellana.No trae sentencia, de donde no mana

    Loable a su auctor y eterna memoria,Al qual Jesucristo resciba en su gloria

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    Por su passin santa, que a todos nos sana.

    Amonesta a los que aman que siruan a Dios y dexen las malas cogitacion(e)se vicios de amor.

    Uos, los que amays, tomad este enxemplo,Este fino arns con que os defendays:Bolued ya las riendas, porque no os perdays;Load siempre a Dios visitando su templo.Andad sobre auiso; no seays d'exemploDe muertos e biuos y propios culpados:Estando en el mundo yazeys sepultados.Muy gran dolor siento quando esto contemplo.

    Fin.

    Odamas, matronas, mancebos, casados,Notad bien la vida que aquestos hizieron,Tened por espejo su fin qual ouieron:[14]A otro que amores dad vuestros cuydados(38),Limpiad ya los ojos, los ciegos errados,Virtudes sembrando con casto biuir,A todo correr deueys de huyr,No os lance Cupido sus tiros dorados.[15]

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    Prlogo

    (39)

    Todas las cosas ser criadas a manera de contienda o batalla, dize aquel gran sabioErclito[16] en este modo: Omnia secundum litem fiunt. Sentencia a mi ver digna deperpetua y recordable memoria. E como sea cierto que toda palabra del hombre scienteest preada, desta se puede dezir que de muy hinchada y llena quiere [17] rebentar,echando de s tan crescidos ramos y hojas, que del menor pimpollo se sacara harto

    fruto entre personas discretas. Pero como mi pobre saber no baste a mas de roer sussecas cortezas de los dichos de aquellos, que por claror de sus ingenios merescieron seraprouados, con lo poco que de all alcanare, satisfar al propsito deste perbreue

    prlogo. Hall esta sentencia corroborada por aquel gran orador e poeta laureado,Francisco Petrarcha, diziendo: Sine lite atque offensione nihil genuit natura parens:Sin lid e offensin ninguna cosa engendr la natura, madre de todo. Dize ms adelante:Sic est enim, et sic propemodum universa testantur: rapido stell obviant firmamento;contraria inuicem elementa confligunt; terr tremunt; maria fluctuant; aer quatitur;crepant flamm; bellum immortale venti gerunt; tempora temporibus concertant;

    secum singula nobiscum omnia. Que quiere dezir: En verdad ass es, e ass todas lascosas desto dan testimonio: las estrellas se encuentran en el arrebatado firmamento delcielo; los aduersos elementos vnos con otros rompen pelea, tremen las tierras, ondeanlos mares, el ayre se sacude, suenan las llamas, los vientos entre si traen perpetua

    guerra, los tiempos con tiempos contienden e litigan entre si, vno a vno e todos contra

    nosotros. El [18] verano vemos que nos aquexa con calor demasiado(40)

    , el inuiernocon fro y aspereza: ass que esto nos paresce reuolucin temporal, esto con que nossostenemos, esto con que nos criamos e biuimos, si comiena a ensoberuecerse ms delo acostumbrado, no es sino guerra. E quanto se ha de temer, manifistase por los

    grandes terromotos e toruellinos, por los naufragios y encendios, ass celestiales comoterrenales; por la fuera de los aguaduchos(41), por aquel bramar de truenos, por aqueltemeroso mpetu de rayos, aquellos cursos e recursos de las nuues, de cuyos abiertosmouimientos, para saber la secreta causa de que proceden, no es menor la dissensionde los[19] filsofos en las escuelas, que de las ondas en la mar.

    Pues entre los animales ningn gnero carece de guerra: pesces, fieras, aues,

    serpientes, de lo qual todo, vna especie a otra persigue. El len al lobo, el lobo lacabra, el perro la liebre e, si no paresciesse conseja (42) de tras el fuego, yo llegara msal cabo esta cuenta. El elefante, animal tan poderoso e fuerte, se espanta e huye de lavista de vnsuziuelo ratn, e avn de solo oyrle(43) toma gran temor. Entre las serpientesel basilisco(44) cri la natura tan ponooso e conquistador de todas las otras, que con

    su siluo las asombra e con su venida las ahuyenta e disparze, con su vista las mata. Labuora, reptilia o serpiente [20] enconada, al tiempo del concebir, por la boca de lahembra metida la cabea del macho y ella con el gran dulor apritale tanto que lemata e, quedando preada, el primer hijo rompe las yjares de la madre, por do todos

    salen y ella muerta queda y l quasi como vengador de la paterna muerte. Que mayorlid, que mayor conquista ni guerra que engendrar en su cuerpo quien coma susentraas?

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    Pues no menos dissensiones naturales creemos auer en los pescados; pues es cosacierta gozar la mar de tantas formas de pesces, quantas la tierra y el ayre cra de auese animalias e muchas ms. Aristtiles e Plinio cuentan marauillas de un pequeo pecellamado Echeneis(45), quanto sea apta su propriedad para diuersos gneros de lides.

    Especialmente tiene vna, que si [21] llega a vna nao o carraca, la detiene, que no se

    puede menear, avnque vaya muy rezio por las aguas; de lo qual haze Lucano mencin,diziendo:

    Non puppim retinens, Euro tendente rudentes,In mediis Echeneis aquis.

    No falta all el pece dicho Echeneis, que detiene las fustas, quando el viento Euroestiende las cuerdas en medio de la mar. O natural contienda, digna de admiracin;

    poder ms vn pequeo pece que vn gran nauo con toda su fuera de los vientos!

    Pues si discurrimos por las aues e por sus menudas enemistades, bien affirmaremos

    ser todas las cosas criadas a manera de contienda. Las mas biuen de rapina, comohalcones e guilas e gauilanes. Hasta los grosseros milanos insultan dentro en nuestrasmoradas los domsticos [22] pollos e debaxo las alas de sus madres los vienen acaar(46). De vna aue llamada rocho, que nace en el ndico mar de Oriente, se dize serde grandeza jams oyda e que lleva sobre su pico fasta las nuues, no solo vn hombre odiez, pero vn nauo cargado de todas sus xarcias e gente. E como los mserosnavegantes estn ass suspensos en el ayre, con el meneo de su buelo caen e recibencrueles muertes.

    Pues qu diremos entre los hombres a quien todo lo sobredicho es subjeto? Quinexplanar sus guerras, sus enemistades, sus embidias, sus aceleramientos emouimientos e descontentamientos? Aquel mudar de trajes, aquel derribar e renouaredificios, e otros muchos affectos diuersos e variedades que desta nuestra flacahumanidad nos prouienen?

    E pues es antigua querella e uisitada de largos [23] tiempos(47), no quieromarauillarme si esta presente obra ha seydo instrumento de lid o contienda a suslectores para ponerlos en differencias(48), dando cada vno sentencia sobre ella a saborde su voluntad. Unos dezan que era prolixa, otros breue, otros agradable, otrosescura; de manera que cortarla a medida de tantas e tan differentes condiciones a solo

    Dios pertenesce. Mayormente pues ella con todas las otras cosas que al mundo son, van

    debaxo de la vandera desta notable sentencia: que avn la mesma vida de loshombres(49), si bien lo miramos, desde la primera edad hasta que blanquean las canas,es batalla. Los nios con los juegos, los moos con las letras, los mancebos con losdeleytes, los viejos con mill especies de enfermedades pelean y estos papeles con todaslas edades. La primera los borra e rompe, la segunda no los sabe bien leer, la tercera,que es la alegre juventud y manceba,[24] discorda. Vnos les roen los huessos(50) queno tienen virtud, que es la hystoria toda junta, no aprouechndose de las

    particularidades, hazindola cuenta(51) de camino; otros pican(52) los donayres yrefranes comunes, londolos con toda atencin, dexando passar por alto lo que hazems al caso e vtilidad suya. Pero aquellos para cuyo verdadero plazer es todo,desechan el cuento de la hystoria para contar, coligen la suma para su prouecho, ren

    lo donoso, las sentencias e dichos de philosophos guardan en su memoria paratrasponer(53) en lugares conuenibles a sus autos(54) e propsitos. Ass que quando diez

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    personas(55) se juntaren a oyr esta comedia, en quien quepa esta differencia decondiciones, como [25] suele acaescer, quin negar que aya contienda en cosa quede tantas maneras se entienda? Que avn los impressores han dado sus punturas,

    poniendo rbricas o sumarios(56) al principio de cada aucto, narrando en breue lo quedentro contena: vna cosa bien escusada segn lo que los antiguos scriptores vsaron.

    Otros han litigado sobre el nombre, diziendo que no se aua de llamar comedia, puesacabaua en tristeza, sino que se llamase tragedia. El primer auctor(57) quiso darledenominacin del principio, que fue plazer, e llamla comedia. Yo viendo estasdiscordias, entre estos extremos part agora por medio la porfa, e llamlatragicomedia(58). Ass [26] que viendo estas contiendas, estos dissonos(59) e varios

    juyzios, mir a donde la mayor parte acostaua(60), e hall que queran que se alargasseen el processo de su deleyte destos amantes, sobre lo qual fuy muy importunado; demanera que acord, avnque contra mi voluntad, meter(61) segunda vez la pluma en tanestraa lauor e tan agena de mi facultad, hurtando algunos ratos a mi principalestudio, con otras horas destinadas para recreacin, puesto que no han de faltarnueuos detractores a la nueua adicin.[27]

    SGUESE

    La comedia o tragicomedia(62) de Calisto y Melibea, compuesta en reprehensin delos locos enamorados, que, vencidos en su desordenado apetito, a sus amigas llaman edizen ser su Dios. Ass mesmo fecha en auiso de los engaos de las alcahuetas e malos elisonjeros siruientes.

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    Argumento de toda la obra

    Calisto fue de noble linaje, de claro ingenio, de gentil disposicin, de linda criana,dotado de muchas gracias, [28] de estado mediano. Fue preso en el amor de Melibea,muger moa, muy generosa, de alta y serenssima sangre, sublimada en prspero estado,vna sola heredera a su padre Pleberio, y de su madre Alisa muy amada. Por solicitud del

    pungido Calisto, vencido el casto propsito della (entreueniendo Celestina, mala yastuta muger, con dos seruientes del vencido Calisto, engaados e por esta tornadosdesleales, presa su fidelidad con anzuelo de codicia y de deleyte), vinieron los amantes elos que les ministraron, en amargo y desastrado fin. Para comieno de lo cual dispuso eladuersa fortuna lugar oportuno, donde a la presencia de Calisto se present la desseadaMelibea. [29]

    Introdcense en esta tragi-comedia las personas siguientes(63)

    CALISTO Mancebo enamorado.MELIBEA Hija de Pleberio.PLEBERIO Padre de Melibea.ALISA Madre de Melibea.CELESTINA Alcahueta.

    PRMENO Criado de Calisto.SEMPRONIO Criado de Calisto.TRISTN Criado de Calisto.SOSIA Criado de Calisto.CRITO Putaero.LUCRECIA Criada de Pleberio.ELICIA Ramera.AREUSA Ramera.CENTURIO Rofin.

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    Aucto primero

    ARGUMENTO DEL PRIMER AUTO DESTA COMEDIA

    Entrando Calisto en una huerta emps de un falcn suyo, hall y a Melibea, de cuyoamor preso, comenole de hablar. De la qual rigorosamente despedido, fue para su casa

    muy sangustiado(64)

    . Habl con vn criado suyo llamado Sempronio, el qual, despus demuchas razones, le endere a vna vieja llamada Celestina, en cuya casa tena el mesmocriado vna enamorada llamada Elicia. La qual, viniendo Sempronio a casa de Celestinacon el negocio de su amo, tena a otro consigo, llamado Crito, al qual escondieron.Entretanto que Sempronio est negociando con Celestina, Calisto est razonando conotro criado suyo, por nombre Prmeno. El qual razonamiento dura hasta que llegaSempronio y Celestina a casa de Calisto. Prmeno fue conoscido de Celestina, la qualmucho le dize de los fechos e conoscimiento de su madre, induzindole a amor econcordia de Sempronio.

    PRMENO, CALISTO, MELIBEA, SEMPRONIO, CELESTINA, ELICIA, CRITO.

    CALISTO(65).- En esto veo, Melibea, la grandeza de Dios. [32]

    MELIBEA.- En qu, Calisto?

    CALISTO.- En dar poder a natura(66) que de tan perfeta hermosura te dotasse e facera m inmrito(67) tanta merced que verte alcanasse e en tan conueniente lugar, que misecreto dolor manifestarte pudiesse. Sin dubda encomparablemente(68) es mayor talgalardn, que el seruicio, sacrificio, deuocin e obras pas, que por este lugaralcanartengo yo a Dios offrescido, ni otro poder mi voluntad humana puede conplir(69). Quinvido en esta vida cuerpo glorificado de ningn hombre, [33] como agora el mo? Porcierto los gloriosos sanctos, que se deleytan en la visin diuina, no gozan mas que yoagora en el acatamiento tuyo. Ms o triste!, que en esto diferimos: que ellos puramentese glorifican sin temor de caer de tal bienauenturana e yo misto(70) me alegro conrecelo del esquiuo(71) tormento, que tu absencia me ha de causar.

    MELIBEA.- Por grand premio tienes esto, Calisto?

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    CALISTO.- Tngolo por tanto en verdad que, si Dios me diese en el cielo la sillasobre sus sanctos, no lo terna por tanta felicidad.

    MELIBEA.- Pues avn ms ygual galardn te dar yo, si perseueras.

    CALISTO.- O bienauenturadas orejas(72)

    mas, que indignamente tan gran palabrahaueys oydo!

    MELIBEA.- Mas desauenturadas(73) de que me acabes de oyr Porque la paga ser tanfiera, qual meresce tu loco atreuimiento. E el intento de [34] tus palabras, Calisto, haseydo(74) de ingenio(75) de tal hombre como t, hauer de salir para se perder en la virtudde tal muger como yo.Vete!, vete de ay, torpe! Que no puede mi paciencia tollerar queaya subido en coran humano(76) comigo el ylcito amor comunicar su deleyte.

    CALISTO.- Yr como aquel contra quien solamente la aduersa fortuna pone suestudio(77) con odio cruel.

    CALISTO.- Sempronio(78), Sempronio, Sempronio! Dnde est este maldito?

    SEMPRONIO.- Aqu soy, seor, curando(79) destos cauallos. [35]

    CALISTO.- Pues, cmo(80) sales de la sala?

    SEMPRONIO.- Abatiose(81) el girifalte e vnele a enderear en el alcndara(82).

    CALISTO.- Ass los diablos te ganen(83)! Ass por infortunio arrebatado perezcas operpetuo intollerable tormento consigas, el qual en grado incomparablemente a lapenosa e desastrada muerte, que espero, traspassa. Anda, anda, maluado! Abre lacmara e enderea la cama.

    SEMPRONIO.- Seor, luego hecho es(84).

    CALISTO.- Cierra la ventana e dexa la tiniebla acompaar al triste y al desdichadola ceguedad. Mis pensamientos tristes no son dignos de luz. O bienauenturada muerte

    aquella, que desseada a los afligidos viene! O si vinissedes agora, [36] Hipcrates eGaleno(85), mdicos, sentirades mi mal? O piedad de silencio(86), inspira en elPlebrico coran(87), porque sin esperana de salud no embe el espritu perdido con eldesastrado Pramo e de la desdichada Tisbe(88)! [37]

    SEMPRONIO.- Qu cosa es?

    CALISTO.- Vete de ay! No me fables; sino, qui ante(89) del tiempo de mi rabiosamuerte, mis manos causarn tu arrebatado fin.

    SEMPRONIO.- Yr, pues solo quieres padecer tu mal.

    CALISTO.- Ve con el diablo(90)!

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    SEMPRONIO.- No creo, segn pienso, yr comigo(91) el que contigo queda. Odesuentura! O sbito mal! Qul fue tan contrario acontescimiento, que ass tan prestorob el alegra deste hombre e, lo que peor es, junto con ella el seso? Dexarle he solo oentrar alla? Si le dexo, matarse ha; si entro alla, matarme ha. Qudese; no me curo.Ms vale que muera aquel, a quien es enojosa la vida, que no yo, que huelgo con ella.

    Avnque por al(92)

    no desseasse viuir, sino por ver mi Elicia, me deura guardar depeligros. Pero, si se mata sin otro testigo, yo quedo obligado [38] a dar cuenta de suvida. Quiero entrar. Mas, puesto que entre, no quiere consolacin ni consejo. Asaz esseal mortal no querer sanar(93). Con todo, quirole dexar vn poco desbraue(94), madure:que oydo he dezir que es peligro abrir o apremiar(95) las postemas duras, porque mas seenconan. Est vn poco. Dexemos llorar al que dolor tiene. Que las lgrimas e sospirosmucho desenconan el coran dolorido(96). E avn, si delante me tiene, ms comigo seencender. Que el sol ms arde donde puede reuerberar. La vista, a quien objeto no seantepone, cansa. E quando aquel es cerca, agzase. Por esso quirome sofrir vn poco. Sientretanto se matare, muera. Qui con algo me quedar que otro no lo sabe, con quemude el pelo malo(97). Avnque [39] malo es esperar salud en muerte agena(98). E qui

    me engaa el diablo. E si muere, matarme han e yrn all la soga e el caldern (99). Porotra parte dizen los sabios que es grande descanso a los affligidos tener con quien

    puedan sus cuytas llorar e que la llaga interior ms empece. Pues en estos estremos, enque estoy perplexo, lo ms sano es entrar e sofrirle e consolarle. Porque, si possible essanar sin arte ni aparejo, mas ligero es guarescer por arte e por cura(100).

    CALISTO.- Sempronio.

    SEMPRONIO.- Seor.

    CALISTO.- Dame ac el lad.

    SEMPRONIO.- Seor, vesle aqu.

    CALISTO.- Qual dolor puede ser tal

    que se yguale con mi mal?(101)

    SEMPRONIO.- Destemplado est esse lad.

    CALISTO.- Cmo templar el destemplado? Cmo sentir el armona aquel, que

    consigo est tan discorde? Aquel en quien la voluntad [40] a la razn no obedece?Quien tiene dentro del pecho aguijones, paz, guerra, tregua, amor, enemistad, injurias,pecados, sospechas, todo a vna causa(102)? Pero tae e canta la ms triste cancin, quesepas.

    SEMPRONIO.- Mira Nero de Tarpeyaa Roma cmo se arda:gritos dan nios e viejose el de nada se dola(103).

    CALISTO.- Mayor es mi fuego e menor la piedad de quien agora digo.

    SEMPRONIO.- No me engao yo, que loco est este mi amo.

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    CALISTO.- Qu ests murmurando, Sempronio?

    SEMPRONIO.- No digo nada.

    CALISTO.- Di lo que dizes, no temas.

    SEMPRONIO.- Digo que cmo puede ser mayor el fuego, que atormenta vn viuo,que el que quem tal cibdad e tanta multitud de gente?

    CALISTO.- Cmo? Yo te lo dir. Mayor es la llama que dura ochenta aos, que laque en vn da passa, y mayor la que mata vn nima, que la que quema cient millcuerpos. Como de la aparencia [41] a la existencia, como de lo viuo a lo pintado(104),como de la sombra a lo real, tanta diferencia ay del fuego, que dizes, al que me quema.Por cierto, si el del purgatorio es tal, mas querra que mi spritu fuesse con los de los

    brutos animales, que por medio de aquel yr a la gloria de los sanctos.

    SEMPRONIO.- Algo es lo que digo! A ms ha de yr este hecho! No basta loco,sino ereje(105).